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Edwin Chan Renoj

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Resumen del Genocidio de Ruanda Congo

La existencia de recursos naturales en una zona puede suponer el


desencadenante principal de conflictos armados en ella, aumentando
exponencialmente dicha posibilidad cuando se trata de un país subdesarrollado o
en vías de desarrollo Los costes de este tipo de conflictos son numerosos y de
naturaleza variada. Por un lado, generan un elevado impacto humano y social.
Muertes, violaciones y desplazamientos forzados son las principales
consecuencias en este ámbito. Por ejemplo, el expolio de los recursos que ha
sufrido la República Democrática del Congo desde el año 1998 ha generado una
cifra de mortandad. Por otra parte, las consecuencias de estos conflictos generan
también un elevado impacto económico, tanto a nivel nacional como a nivel
personal. Dictadores autoritarios, gobiernos corruptos, traficantes de armas y
multinacionales se enriquecen y arman constantemente con el dinero obtenido de
estos recursos. Además, estos conflictos suponen para muchas personas una vida
rota y su empobrecimiento.

Pero, si hay un mineral que ha condicionado durante los últimos años la violación
sistemática de derechos humanos en la zona y captado el interés de numerosas
empresas multinacionales, ese es, sin duda, el coltán. Distintos estudios ubican
alrededor del 80% del coltán mundial en territorio congoleño. Aunque tanto el
nombre que da lugar a este trabajo como el sobrenombre que ha recibido el
conflicto que sacude al pueblo congoleño ha pasado a la historia como “la guerra
del coltán”, es preciso matizar que una referencia más adecuada sería “la guerra
de los minerales”, ya que el coltán no es el recurso más valioso, ni siquiera el más
abundante, de los existentes en la región.

A pesar de no ser lo único en el conflicto de Ruanda, la cima de esta tragedia se


encuentra en el genocidio de abril de 1994. Se estima que 800,000 tutsis fueron
asesinados por hutus en menos de cuatro semanas, y alrededor de dos millones
de ruandeses tuvieron, que abandonar sus hogares para buscar refugio. Fue un
genocidio fruto de un proceso organizado por el Estado, una política deliberada
que se apoyó en odios raciales, pero actuando al servicio de una causa política.
Edwin Chan Renoj
1608217

Algo tremendamente significativo de este genocidio fue que no solo fue el Estado
quien participó en esta matanza, sino que también los civiles fueron entrenados
para exterminar al grupo étnico enemigo. De hecho, en el genocidio participaron
militares, paramilitares y gente ordinaria, de la calle. Vecinos matando a vecinos o
incluso familiares matando a algún miembro de su familia, incluso a veces a sus
propios hijos por ser fruto de familias mixtas. Además, la violencia sexual durante
el genocidio fue sistematizada y generalizada, tanto, que la violencia contra las
mujeres tutsis fue declarada por el Tribunal Criminal Internacional para Ruanda
como una forma de genocidio

Los innumerables informes de diversas ONG o de la propia ONU que iban


saliendo a la luz, y que acusaban a Ruanda y Uganda del expolio de las riquezas
minerales del Congo, permitieron una cierta presión internacional y el
establecimiento de listas negras de empresas que operaban en la zona. Así 34
empresas fueron acusadas de importar coltán y casiterita y se consiguió que la
compañía aérea belga Sabena suspendiese el transporte del mineral que
realizaba desde Kigali (capital de Ruanda) a Bruselas. Sin embargo, otras rutas
alternativas siguieron funcionando, y un considerable porcentaje del coltán
congoleño siguió saliendo al mercado camuflado como procedente de Brasil o
Tailandia. Las medidas tomadas resultaron muy poco efectivas y en el Consejo de
Seguridad no se llegó a ningún acuerdo para adoptar otras más influyentes. En
realidad, ni el Gobierno de EE UU ni los de la Unión Europea mostraron una
voluntad política real para acabar con el conflicto en detrimento de sus intereses
particulares. Más bien al contrario: muchos países occidentales siguieron
ayudando a Uganda y Ruanda tanto militarmente como a través de cuantiosas
‘ayudas al desarrollo’.

El genocidio y la guerra civil concluyeron el 4 de julio, con el triunfo del Frente


Patriótico Ruandés, liderado por Paul Kagame, que nunca más dejó el poder. Un
cuarto de siglo después, Ruanda es un país relativamente estable, que viene de
un largo período de crecimiento económico, pero todavía se esfuerza por digerir
las secuelas de la mayor limpieza étnica en la historia moderna de África. Kagame
Edwin Chan Renoj
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dio por terminados los diálogos de paz y lideró una serie de ataques selectivos. De
a poco, fue capturando ciudades de distinta envergadura, y se fue acercando a
Kigali. A su paso, sumaba cada vez más reclutas entre los sobrevivientes, que
encontraban en el FPR el único refugio de una muerte segura. En ese período,
también se produjeron matanzas indiscriminadas de tutsis contra hutus.

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