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AÑOl Madrid 10 de Abril de 1921 Núm, 7

V_L
Redacción: Monteleón, 7, 3.'

R O E S Í Á
TR A - C R Í T I C A
Número suelto: 30 céntimos

- A R T E

"Creer-Crear"
LUIS G. DE URBINA
EN PRIMAVEIRA
Arco-iris benignos disparan la flecha del buen tiempo y ana legión de obreros azu-
Me ht ocupado poco de ser cronista de mis les enciende para un viaje nuevo, el hogar de las locomotoias primaverales. Las via-
sueños—Jugábamos a narrar nuestra crucifica- das del invierno secaron ya sus ojos pues ese rio corre colmado a su fin venturoso bajo
ción en cada hoja que caía del calendarlo—Cul- los puentes, único llanto de esos grandes ojos sin palpados que ahora ven en el redon-
tivemos los sueños,—creyendo-creando,—ale- dearse sus pupilas. Un clemente puñal derrite el hielo de las ventanas que miran al Sur;
jados de las rutas. y en todas partes, sonrisas jubilosas festejan la recuperación de ese azul perdido que sa-
Esferitas iluminadas multicolormente se agi- le de las pupilas ciegas. Los husos de los árboles tejen un traje verde para suplir a los
tan en el espacio—Pero una esfera morada-es- lutos antiguos y las acacias aprestan su algodón para esas heridas que tú ¡oh voz espe-
pejo de tísicos y de locos—se lia poiado en mi rada, has de abrir en mi pecho!
írente—Yo veo sus ondas, como un libro en Las alas dormidas resucitan ya y en los caminos brillan esas piedras lavadas, caí-
donde se leen todas las muertes—Esfera in- das del buche de los pájaros, con que en las tardes de fiesta, en que los arrabales esta-
tensa, color de lirio, miramos como tu luz va
caminando lejana—Presiento tu filosofía—Ya rán cercanos, iremos a despertar al último muerto del invierno, el silencio, nuestro her-
oigo tu voz que dice: Mírame.,, mírame,., mi mano, en el fondo de esas casas abandonadas, en las que se entrarla si no fuera por las
habitación es inacabable, venérame en la oscu- grandes rejas...
ridad de la selva, soy gemela de aquellos ojos R. CANSINOS-ASSENS.
d8 tu amigo el suicida.
Ya ha ascendido el cohete de mi laborato-
rio—Antes de emprender su carrera yo era un rvj O R T E Ll BRO
niño tímido y enfermo—Gracias hermano co-
hete—En el instante del trueno, cuando tus en-
trañas dieron a luz, grabé en mi corazón el Los carteles borrachos Tren melodioso
punto de una conferencia misteriosa—Ahora la saltan de las fachadas que cruza mil paisajes
visión del estallido del cohete me acompaña en y las proras enhiestas de las casas Forma color música
las marchas nocturnas. van talando los años
Los edificios caen sobre mis ojos El tren perfora el tiempo
ANTONIO M. CUBERO. agujero de luz
Me lapidan los muros
Arrecian muchedumbres con las aristas de sus hojas claras
con un motín en los brutales puños Forma color música
ESPECÍMENES Yo he de romper en mi rodilla
El alma viaja
el yugo de la noche que me unce
FRATERNIDAD JORGE-LUIS B O R G E S . En el reloj
las horas golondrinas
[Símbolo de las manos amputadas
han plegado las alas.
que préstanse mutuo apoyol
LUCIANO DE SAN-SAOR.
¿Quién fué el miope solitario
que a modo de inexperto cirujano 1422-M.
os introdujo en los corazones?
llgnorancia seníÍEnentalI red de miradas concéntricas tus besos embriagados
Para fraternizamos matrícula del automóvil rojo Para Guillermo de Jo-
en la interferencia de los colores rre—espíritu anténico y
todas las manos sobran acogedor de gestos re-
y en cambio se precisa giran falenas leticias del vértigo beldes -gran amigo.
un tierno cogollo de alas verticilo de senos astrales
DÍA para los sitibundos astrólogos Tus besos embriagados
ante los tranvías embarazados en el estanque de las horas
Eres una cuartilla los faroles saludan ebrios
donde no hay nada escrito oh las trayectorias perimundiales Los deseos como trenes
hasta el momento en que la salvadera de surgen maniquíes coritas pitando a lo lejos
(la tarde cruces de gestos en los auriculares poHfó- Una luna anémica
se vierte sobre tí (nicos despeinó tus caricias
y quedas preparado la gregjería jovializa el circuito
para ser leído por la noche Las plumas de mis sueños
en la yuxtaposición planista segando otoños melancólicos
sin que el lector se manche dinamismo curvilineal JOAQUÍN DE LA ESCOSURA-
CESAR A. COMET. se muItipHcan las diplopías
y en el vórtice nouménico
de cerebros y automóviles Los poemas ultrafstas 8on los arcos
VLTRA no tiene director. Se rige por una interrogación cygnea. voltaicos que alumbran la noche de
un comité directivo anónimo. GUILLERMO DE TORRE. las calles
VLtKA' .:1

NOCTURNO
Pora EUodoro Puche

La Tierra se viste de novia


bajo Is lluvia de azahar de la luna
Olí novia blanca sumergida
en un reipiandor profundo de lago
Todís las voces del silencio
tienen una tenue cadencia nupcial
La brisa despierta con sus pisadas
el epitalamio dormido del follaje
y los ecos golpean la noche
con el bronce sonámbulo de sus pénduloi
Oh noche desposada
con los enigmas fugitivos
de antes y después
El poeta conoce
tus galerías y tus subterráneos
Los suefios sa acurrucan en la sombra
salpicada de pupilas luminosas
De la garganta de los violines nocturnos
salen sollozos perdidos entre las tinieblas
Estás en nosotros y estamos dentro de ti
oh noche amada de los dos misterios
La noche es alma
y el alma será noche
cuando giren los goznes invisibles
y nuestra barca naufrague
en las aguas oscuras del último puerto

HUMBERTO RIVAS.

Hemos descubierto la cuadratura


(Gt abado de Barradas) del circulo.

RAMONISMO corrección, alguna falta. Parecía que leía en mi


pase mi vida de rebeldías constantes, y que me
jefe—, yo lo que le digo es que le falta una re-
vista y que no se le puede dar la absoluta por
EL PASE DE QUINTAS las Iba a reprochar. eso.
Una mancha de grasa se mostraba descarada —Pero señor, mire usted... Yo le juro que
Ya tenia arrugado, medio roto, viejo como el con el jefe porque con el pase un poco le- aflo tras aflo, el 31 de Diciembre he pasado la
de un descuidado, mi pase de quintas y eso que vantado sobre el aire, daba luz a la mancha que revista... Quería entrar en el aflo nuevo, libre
lo habia querido salvar al cortapapeles del tiem- se convertía en un cristal esmerilado. del terrible, del pesado pecado de no haberla
po que lo» corta todos por su» dobleces, me- Yo tenia la falsa, la insultante humildad que pasado.
tiéndole en sobres nuevos d« vez en cuando. se toma en esas oficinas. El seguía buscando la —Bueno; pues lo que yo le digo—me dijo
Estaba rondando la absoluta esc momento tara del pase. Tomó una pluma y fué apuntando resumiendo el jefe—es que no hay licencia ab-
medio triste, medio alegre. Por lo menos re- eu su papel los aflos Incrustados en los sellos soluta hasta que no pase esa revista retrospec-
sulta en ese momento que eso está arreglado y de caucho. tiva.
nos hemos quitado un deber de encima. Ya, — ¡Fáltala revista del aflo qulncel—dijo por —¿Pero, cómo, si ya está perdido el sello de
como no haya una guerra entre la tierra y la lu- fin. aquel aflo?
na, no seremos llamados a filas. («jA la iilal Una nube de cólera y de Impaciencia pasó —Naciendo otra vez.
(Póngase usted en la filal») por mis ojos y se rae llenaron de los mosquitos —¿Pero cómo voy a nacer en el mismo
iMI pase roto aún en mi poder, y aunque Ha- luminosos de los arrebato». tiempo?
dase con la absoluta, era una vergüenza de mi —No, no... No puede ser verdad—dije—. Yo —No quiero decif eso... Quiero decir que n a
bolsillo cuando me lo tenia que echar en el, y he pasado todas las revistas, estoy seguro, com- ciendo otra vez como nuevo recluta, que en-
por él me asemejaba a uno de esos paletos que pletamente seguro... Me he dirigido durante tonces cuidará de pasar todas sus revistas.
sscan, la» cartas así de rotas. muchos aflos en una maflana cuartelera como —¡Pero si las he pasado! Eso es extraftisimo
—¿Cómo me trae usted el pase en cuartero- ésta y dominada por la figura de una gran ga- ¿Me quiere usted dejar ver el pase?
nes?—me preguntó el jefe de la zona, cuando rita y un centinela muy erguido y derecho, ha- Me lo alargó y me puse a contar los sellos y
fui por la absoluta. cia este mismo cuartel... Por cierto que des- los aflos. Sf. Faltaba el quince
—No seflor, en onza» es como se lo traigo— pués no sabia lo que hacer con el resto de la —Me lo han robado—. Tenga usted la cem-
le contesté. El veterano militar me miró aira- maflana, donde gur.rdarla, donde gastarla, donde pleta seguridad de que me lo han robado...
do. - ¿Aún no habla pasado el límite militar tirarla... —Eso usted verá... Yo no tengo nada que
y ya me portaba asi? -Yo no le pregunto qué pensaba usted ha- ver con e s o . . . No hay absoluta. Y éstas últi-
Buscaba en mi pase alguna nota, alguna in- cer con la maflana—me dijo dtsabrldamtnte el mas palabras me la« dijo de manera tan abstlu-
VLTRA

li, qiif. me ('eipedl y nif niatchí como un m


fallido, como un esperanzado que hi perdido
MUSEOS
la esperanza, como un crisiiano sin absolución, A Isabelita Ruiz. Viólenla lluvia que peina ios humos
como un condenüd) ,i a'.go eterno.
I Cuerdas
—¡iMe han robado ese sello! ¡Me li hnn ro-
bado!—me íul llorando como un nitlu, como
Cuerdas tejidas
Azules recogidos en la copa del día
un ser de alyún modo infantil porque ine con- como mi sangre en ti—Cristal Cables submarinos
denaba a una minoridad perpetua el n.j tener de sol Torres de Babel cunvertidas en puentes
\i absoluta. ¡Oh! aquel cielo anudado de luceros Arañas-Ponli fices
EL TIRÓN dentro de la distancia donde estamos Todos los enamorados que un sólo lazo ha
Cuando tire de la cadena la ola inipulsiva. Todo este mundo diminuto (unido
«umenló, creció, rebasó los csuces, inundo la Otros lazos más tenues
casa. está glorificado por tu aroma Blancos rayos de luz
Yo estaba asustado, turulato, anonadado Yo Lejos Cuerdas y Concordias
habia provocado la hemorragia del mundo, yo no está ni cerca vive Escribo solamente para exaltaros
por haber lirado demasiado fuerte. —Somos tú y yo y estamos Oh sentidos Oh sentidos queridos
Los vecinos bajaban por las escaleras como dentro Enemigos del recuerdo
por una caicada, empujados por la corriente. La Enemifios del deseo
puerta de la calle era como la puerta de un pon- 11
Enemigos de la pena
tón abierto. Borboteaba el agua y empujaba Tú eres yo mismo hora
por la espalda a todos, porque el agua corria
Enemigos de las lágrimas
que nunca lUga —Yo soy tu misma
a empujones. rosa eterna
Enemigos de todo lo que amo aún
Iba cargada de las banastas de los fruteros t\ El baflo tibio del consuelo GuiLLER.MO APOLINAIRl.
agua inundante e interminable. También lleva- de ni perderte para no perderme (José de Ciña y Escalante, tradujo)
ba pescado muerto, como si unos pescadoras me hizo encontrar la clave
hubie»»n jugado a los prohibidos en el agua, ¡Oh! si—Envoltura
cazando los peces con dinamita. ¿Si no, cómo
tantos besugos, tantas sardin.is y tantos salmo-
mfa o yo tuya— mundos de cristal
Continente De las cen zas del sol irradia una noche de
netes muertos, flotantes, haciendo estrellas de
y contenido plomo.
cadáveres?
¿Como cortar la liemorragia? El bombero Todas las horas resbal indo cerca —Es mucha primavera para nuestra carne can-
más valiente subió a la casa, chorreante, re- sin encontrar el nudo que nos ata a los siglos sada.
blandecida, ya como de papel mojado y arre- —Mi cabeza en la nube descansarla,.. ¡Ayl..
III Me aburro.
gló el flotador del depósito? Todo se contuvo
entonces Estaba salvada la ciudad. Se le dió He aquí h paz hallada —Tú tienes siempre razón.
un premio al bombero y se le dejó gastar una La selva de la ciudad erislaliza en la sombra.
—Este museo de mi alma— Los mares cuelgan del vacio y extraftas estelas
plum I en el casco.
EL PLUMÍiRO La llave del silencio y el polvo de la sombra cruzan el cabrilleo casi imperceptible. Al ho-
El plumero es el pájaro que tiene cortado el Y los recuerdos como arañas rizonte un taro... Y una voz:
pico. Eso desde luego. Pasemos a otra cosa. dormidas—Y un pájaro de luz —¡¡¡Cuidado, celestes marineros!!!
El plumero es el pájaro escopeta. Tiene ade- picoteando horas de esperanza
manes de escopeta y de flecha. Su gran deseo Unus liiaziis se desperezan al ritmo de un bos-
Por si abro mi cristal el tiempo trajo tezo... Un grito, después.
serla dispararse por entero. canciones olvidadas —Ya te dije que no abrieras los ojos, morena
Yo tengo amaestrado mi plumero. Le digo
(Hueco de pétalos roja. Tu hermana, la luna, se maquilla ante el
ven y da un salto hacia mi, con el mango por
en el cálido nido de la almohada espejo como una jovenzuela que soflara en el
delante siempre.
novio.
Le llamo cariflosamenle plumerin y atiinde Tu cabecita sembró el surco
por ese nombre tan parecido a Javierin. —Es cursi romanticismo... a tus aflos... Me
y se evadió en la noche como un ala)
aburro.
—iPlumerinl Mira que este rincón está muy
Huella de aquellos sueflos —Tu siempre tienes razón.
luclO'-le digo—y plumerin acude en un vuelo.
—entre recuerdos como encajes - ELIODORO PUCHE.
Siempre he pensado que la caza de plumeros
siento las humedades de tus lágrimas
debe ser magnifica, porque es la caza de los
Tartarines modestos, de los que se contentan Y hay algo de tu frente aquí en mi mano
con que caiga en su poder el pájiro que no tie- iluminada
Conferencia de parez-Domfinech
ne carne ni pescado, el pájaro de la humildad. Mas vino el mediodía sobre tu pausa rota Nuestro querido compañero acaba de
Dios parece que premiará t.n el paraíso l.i ca- dar en el Ateneo una conferencia sobre
y me cargó lus ujos con pólvora de brisas
za del plumero, asi como los Ayuntamientos
ultraísmo. Fué desarrollada con mucho
premian la caza del águila. Y premiará esa ca. Y la primavera que cantaba
ca porque es algo asi como la caza de la peni ¡ohl sinfonía del retorno acierto, y muy aplaudido el conferen-
tencla, puesto que vale más el cartucho que el en los vlolines de las almas ciante.
pijaro. ERNESTO LÓPEZ i'ARRA Al final de los poemas ultraistas hubo
La caza del plumero es csza a la que se nie- aplausos para unos, silencio para otros
gan los perros, resistiéndose a salir con el ca- risas para los demás, e incomprensión ha-
lador cuando t^it persigue una bandada de plu-
meros.
Un poema de Apolllnaire lagadora para todos.
lüh alegría de no vernos aceptados aún
¡Oran animal domestico, que mueve su plu- (INÉDITO EN CASTELLANO) como esasgalasjácilmente asequibles de
maje asentándose sola las cosas como cuando (De *Calli^rammes>) los mercados!
el perro mueve el rabo al sentirse alegre y ha-
lagüeño frente a su amo! LAZOS
Yo tengo disecado un plumero <n un búcaro
de mi cuarto, un plumero lindo como una co-
torra y un colibrí, un plumero que alegra mi
Cuerdas hechas de gritos
Sonidos de campanas a través de Europa
ORO DEL RHIN
vida con el recuerdo de cuando aquella mujer Siglos ahorcados CERUECERfA CAFÉ Y RESTAURAIIT
jugaba con él por las maflanas. Rieles que atan a las naciones
RAMÓN O O M E Z DE LA SERNA. No tomos mis que dos o tres hombres PlazadeSantaflnajO
VLTRA

ORTOS Poemarlo de Prlmavero


A Callos Rivero.
(Les Naissances) Gtáce des moavements
VLTRA abrió sus páginas
Ciracia de los movimientos y surgió el arco-iris de la Primavera.
Juego vivo de las formas gentiles Encienden sus lámparas
Alegrías Fragancias todos ios rosales,
A WLADYSLAWJAHL y desfilan los almendros
de todos los colores
vestidos de novias.
Touíes ¡es alliés Ingenuamente
Hay un hervor de tierra
Todos los paseos Ved que cuece los frutos para el verano.
Su cintura cifle la vida Los ríos, las montañas,
Impulsos rítmicos de olas sobre el mundo descubren sus pechos
Cantando La brisa y se saturan de brisa.
proclama todos los secretos Las horas prenden en su ojal
Nada falta Por cada razón AUumant des étoiles una flor.
Y las lagaitijas,
hay la vida Encendiendo estrellas en la mitad del día hablan por muchos poetas
Signos Señales Rumbos Enlazando guirnaldas de balcón a balcón De las iglesias
Abriendo surtidores sobretodos los sueños no quedan más que los menhires
¡Qué hermoso todo para jugar! de las torres.
Henos aquí
Los entusiasmos saltan como niños nacientes Las Academias
y volando reestañan sus utensilios dt cocina.
los dos juntos ¿Cuando beberemos
en las flores de los conventos?
dos alas de un misterio
Todas mis canciones
A RIVAS PANEDAS bajo el arco
para el pájaro inválido.
RAFAEL LASSO DE LA VEGA.
PÉREZ-DOMÉNECH.
Prolongements des fáciles sentiers

Prolongaciones de senderos fáciles PRÓXIMAMENTE DON DEL POEMA


Lanzamientos inéditos planean I Aquí te traigo el hijo de una noche idumeal
inadvertidos y presentes y desplumada con su ala que sangra y que negrea
Los sentidos
reflexionando en la dinámica Lfl NOVELA NDEOA en los cistales, da oro y aromas abrasados
en los tristes aún ¡ayl vidrios empañados
cayó, sobre la lámpara angélica, la aurora
Tabla de materias Cuando de la reliquia se ha hecho portadora,
para hojear el libro hermético PUBLICACIÓN SEMANAL para el padre que adveisas sonrisas ha ensayada
la soledad azul y estéril ha temblado.
de paso
|Ay, acoge la cuna con tu hija y la Inocencia
La punta del bastón juega en el agua
Ediciones OLTIIA d« vuestros pies helados una horrible nacencial
¿con tu voz elaricordio y viola Imitarás
y con marchita mano el seno apretarás
donde la mujer se ha hecho sibilina blancura
POEMA DEL. ESPEJO para labios que de aire azul quieren hartura?

El espejo inclinado para el retrato lírico EsTÉFANo MALLARMÉ,


nos amenaza por la fijeza de su post (Trad. de Mauricio Bacarisse.)
con remover sus aguas heladas
que caerían sobre nosotros
ARENA
El es el borracho de la luz
En su vientre de gran gastrónomo Olas
que se ha tragado muchas habitaciones de la casa Almohadas de sueños de niñas
se nos brinda el interminable pasillo descendente Olas
que perfora la tierra y que conduce
Lechos de miradas
adonde se ahogaron nuestros amores
para los desvelos
Oh ese retrato naufrago sobre el espejo de los nautas
como el cadáver acartonado de mi amor muertol
Olas
Oh horizonte suyo imposible Lomo de horizontes en flor
como todo lo que ya no tengo
El sol
{Cuando nos muramos nos iremos por los espejosl se abre en la playa
Al terminar mi poema ante el espejo como un fruto en sazón
él, en su actitud reverenciosa de fiel servidor JOSÉ DE CIRIA Y ESCALANTE,
me advierte:
—Dígame, mi señor, ¿ya me muevo? AMMtrM a lu pifiRU dt VLTRA es alonarse «
j . RIVAS PANEDAS. lo* iiaÍMBe* del iafioito.
P U B
Rafael Gano Raggio A T
EDITOR rS/IADRID
AP>ARXADO,e44
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glés por Miguel Medina. Ilustraciones de Ángel Cabrera.—dos
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I ^ i»|| i ^ t ^ , ^ |,„; ^ i i , , . ^ ^ - 1 ^ . 1 « T » ,1 y . . 1 1 ^ • I . T . . i i ^ i . . ^^F> ^ ' O O O O O O

VENTA DE ERITANA DE SEVILLA


Para formarse una idea perfecta de la belleza de Sevilla, es necesario visitar la
deliciosa VENTA DE ERITAÑA
El que saborea unas cafias de manzanilla dorada en uno de sus mererideros, que re-
producen el puente de Triana o la Torre del Oro, se hace la ilusión de vivir en un
ameno Paraíso.
Si gustáis, podéis comer sus exquisitos platos andaluces o entreteneros con los innu-
merables recreos que alli existen.
Allí se siente el rumor del Guadalquivir y el aroma de los naranjos en flor, de los
tempranos cltveleí y de las rosas.

íLo "Uenífl de Eritufin", es, sin dudo, lo más hermoso de Seolllo!


Ettabl«ciml8nto tipográfic© de Antenio Corbí, Santa María, 26, Madrid."

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