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^.Í^-J"'l.
AÑO I Madrid, 10 de Mayo de 1921 Nüm 10
REDACCIÓN:
Monteleón, 7, 3 " d e r e c h a V L ADMLMSTRACIÓN;
J u a n e l o , 13 15, 2." i z q u i e r d a .
N ú m e r o suelto, 30 c é n t i m o s . T RA N ú m e r o a t r a s a d o , 60 c é n t i m o s .
POEMAS
EL ÍDOLO Y EL REVÓLVER
CULTURALES-PANTOMÍMICOS
Oh el ídolo, todo por el ídolo, todo por esa figura deslumbrante y suficiente
La música de un f]aqueleto-Violinista oficia en sí misma, nimbo de todo lo demás—imagen, metáfora, mujer—que resplan-
silfiucio.sa e iiivi.siblomentG por las calles dece aislada y completa sobre un fondo que retrocede y se eclipsa. ¿Qué im-
de la ciudad.
porta toda otra cosa—argumento, episodio, historia—comparado con esa
.1 Humberto Hirax. imagen. ídolo, Icono, que refulge aislada recogiendo en sí misma—diurno ple-
nilunio—toda la luz de una noche, imantando dichosamente nuestros ojos,
I—lAY unos seres invisibles para la gcw- dictándonos la actitud glosuflexa, las plegarlas, el Incienso y todos los ritos
* * t e - d i c e Wunt-Kamalach en su 7'íí-
r.ologln de los cadáveres—que se pase^an que un ídolo inspira?
incesantemente, importunándome lamen- Droga, catalepsia o simplemente cañón de revólver apuntando, ¿qué Ini
tablemente, ante mis pobres ojos histé-
ricos»—Como Wunt-Kamalach ¿seré yo porta si realiza el prodigio de convertir en una fijara extática a la criatura fu-
un enfermo? ¿Mi imaffinación ultraiznda gitiva, de fijarla en un instante efímero y perdurable, reteniéndola en esa actl
y deliciosamente morbosa, tendrá «ntc
ñas demoníacas? - Ni el régimen de mi tud de ídolo con que se ofrece a las cámaras fotográficas? Revólver apuntando
doctor-duchas, baftos de sol, visitas a
panoramas primaverales cuajados de flo- al pecho, semejante a una linterna sorda, opaca y eficaz, un instrumento artís-
res - me retornan a las visiones norma- tico eres cuando detienes por un momento la vida vertiginosa de un cuerpo
les—El sabio alienista me visita con un
miedo que le hace vibrar, y siempre juvenil y exaltas, en una videncia de rayo, quietos y fijos, concentrando todo
observo cómo prepara sus manos, diría- su fulgor, La llama de unos ojos que sustituye al relámpago que se espera ve'-
mos garras, para sujetarme —¡Pobre hom-
bre! No sabe que somos Inofensivos — salir de ti.
«Doctor—le decimos alegremente, lleno» R. CANSINOS-ASSENS
de gozo—, ¿no ha visto usted al Esque-
leto-Violinista?»—¿Por qué me sonreirá
Detrá?
con gestos tan piadosos?—Yo le veo mu-
chas veces —Bí, señor, esto es induda-
CAMINOS DE HIERRO el último vagón
ble—parado en las insoportables aceras engendra de nuevo el espacio
fllisteas de la ciudad -Lo confleso: me Nidos de locomotoras
extasía..., me extasía profundamente su las estaciones RAFAEL L A S S O DE LA VEGA
visión—Algunas voces baila, agitando
su malla ósea..., amarilla..., sus cuencas libran los tránsitos (Carlos España tradujo.)
semejantes a roeaa otoñales — Ningún
guardia puede prohibir su música: es un Arcos
artista antimunicipal, libre—¡Claro que puertas de las ciudades
a este extraño violinista nadie le ha como el cielo
JUSTICIA
visto en ninguna ciudad del Nomenclá-
tor—Pero en mi imaginación está gráfl- palpitantes a todas horas Fría
camento dibujado: es un sujeto tangible, en los centros bajo las humaredas
Tu esposo llega
plástico, como para los demás ciudada-
nos un boticario o el cacharrero ¿Por Belleza del esfuerzo Tu esposo Castigo
qué acercará el violín a su ya descarnada llanto ordeña
oreja?—¿Será el hábito... una tara de su He aquí la velocidad bien encauzada Fría
vida carnal cuando se desesperara nnte hija de la voluntad
la incomprensión de los públicos?—f^Cuán - Entabla el divorcio
tos días hace, acaso años, que transita Quema el crimen
por las calles de la ciudad este Esque- Adioses Bienvenidas
Lágrimas Alegría y evapora el foro
leto-Violinista?— ¡Quién sabe..., quién
sabe! Pero nosotros desde, que le cono- Y también Fffa
cemos—y esto es lo importante—corre- la indiferencia muda que rueda y rueda Arroja el cerebro
mos ansiosos buscándole por las rutas de
la ciudad—¿Qué nos importará nuestra en los días al vacío claro
cura?—«Este específico, el Piklnto, tónico sobre ios caminos y asiéntate el corazón
chino—nos receta el sabio doctor, mirán- sobre los hombros.
donos impertinentemente con sus lentes, Todo va a alguna parte
espejuelos eruditos—le devolverá la sa- CÉSAR A. COMET
lud» — Gracias..., gracias—asentimos
¿pero para qué querré yo la salud? El tiempo desfila
vestido de todos los paisajes
todas las ciudades del mundo A n u n c i o : G r a n «stock» p r i m a v e -
ANTONIO M . CUBERO r a l de p o e m a s u l t r a i s t a s . Noveda-
Es la flecha del tren d e s s i n c o m p e t e n c i a . Garantiza-
nVltra» no tiene director. Se rige que se dirige m o s la alta calidad de n u e s t r o s
por un Comité directivo anónimo fuerte sobre su fin. géneros.
VLTRA
AMANECER FIESTA
A Wladyslaw Jahl. Los evónimos se han recortado las barbas.
En el amanecer Pájaros de luz
todos los gallos buscan entre las ramas su nido.
desenrollan sus cintas melancólicas El baile y el champán
Cintas descoloridas como las que penden de acuerdo desnudan a los concurrentes.
de los muros derruidos
Tango.
Junto a los campanarios Los espejos equivocan las parejas.
tiemblan de vez en vez Los monóculos caen en los descotes de las
mis sueños corrientes [mujeres.
como viejos mendigos
El día abre como un carifio Tregua.
Como tus distantes ojos nevados Los surtidores alargan la mano
montañas a lo lejos a las estrellas.
sobre las que se abandonan todos los desmayos. Artificios románticos
J. RivAS PANEDAS decoran las glorietas alejadas.
ILUSIÓN
Para José M.* Teijeiro, acró-
bata del Circo Ilusión.
Hablabas
Rosario de estrellas
en el cáliz de mi noche
Mi pensamiento
trenzaba los colores
del iris de tu voz
Dulzura de las palomas
que encendían los sonidos
en mi pagoda
nevando sus canciones
El azul se me entró por los ojos
y uno a uno desgarré mis días
La bayadera en mis sueños
y el ritmo de su danza
en mi corazón
JoAQvlN DE LA ESCOSVRA
KI-KI-Rl-KI ATMOSFERA
Nubes gimnásticas
sobre el trapecio atmosférico
A la Real Academia Española. En las arterias pleonéxicas
fluyen los glóbulos ortales
Ki-kl-ri-ki Se arrodillan las cumbres anténicas
Ki-ki-ri-ki ante el vértigo zodiacal
Ki-ki-ri-ki ESTAJVIPA DEL SIGLO XX
La gallina más joven ha puesto un huevo
7 el gallo del día Absorto ante un facistol
yo admiro el lirismo del voltámetro
mella la sombra
Focos Impulsos
con los dientes de su cresta La pleamar multitudinaria
Se incendian las vidrieras abraza con sus tentáculos
de la mañana la vida sádica
Los poetas matutinos Entre las frondosas dínamos
pautan sus notas se forjan los espasmos
en la falsilla telegráfica hiperespaciales
Ki-ki-ri-ki Con la brújula del Sol en mi mano
Un nuevo Oriente descubro trayectorias inauditas
se ciñe el turbante de oro Eva Porvenirista
y la noche cae decapitada tejida de copos atmosféricos
En tus senos siderales
en la guillotina del crepúsculo
yo vendimio los besos del horario
En la pista del reloj
Y en el horizonte paróxico
danzan alegres las horas al ritmo perpendicular
vestidas con el lino de las anunciaciones frutece eurytmicamente
El suelo invertido la poma plenisoiar
está lleno de alas y de faros
GUILLERMO DE TORRE
para los caminantes extraviados
Ki-ki-ri-ki
Todo se desquicia
en los desvanes
de los amanuenses multicopistas
La aguja de la luz no enhebra los sotabancos
ni zurce las ropas apolilladas
de los viejos armarios
En las ramas del sol
se ahorcan los ecos
y las cabezas de calcomanía
Ki-ki-ri-ki
Los saltamontes se ríen de las orugas
y cabalgan sobre las sillas de las tortugas
La palabra ya es libre
Los que no monten en su lomo
cegarán bajo sus crines incandescentes
Se venden zancos
para los cortos de estatura
y hay antídotos
para todos los narcóticos
Los metros de los horteras
y los cosméticos de las calvas
se tuestan en la hoguera maximalista
El gallo viene en aeroplano
de las estepas encendidas
Trae en su garganta el collar de la aurora
y en su plumaje el arco iris
Kl-ki-ri-ki
Desnudo (madera).—1917.
HUMBERTO RIVAS
WLADYSLAW JAHL
PUBLICACIONES
A PKNKA S. K RAFAEL CARO RAGGIO
EDITOR
APARTADO, 644
0 MADRID
AMOS DE E S C A L A N T E . - C o s í a s y m,ontañas.
SOR TERESA DE J E S Ú S M A R T A . - 0 6 m s completas,
RICARDO LEÓN.—La voz ds la sangre.
MIGUEL DE UNAMUNO, —La tía fula (novela).
A n d a n z a s y visiones por E s p a ñ a .
Esta Editorial tiene las obras completas de J a c i n t o Ve-
navente, Ricardo León, Amos de Escalante, Concha Espina
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Imprenta de Félix Moliner,—Leganitos, 54, Madrid.