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Reformulaciones RIPS,

retóricas del realismo internacional:DerridaISSN


vs. L1577-239X.
aclau Vol. 8, núm. 2, 2009, 115-130
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Reformulaciones retóricas del realismo


internacional: Derrida vs. Laclau

Adrián Vázquez Fernández


Universidade de Vigo
Departamento de Socioloxía, Ciencia Política e da Administración e Filosofía

Resumen: Partiendo de la ineficacia de los sistemas políticos realistas, desarrollaremos


un estudio acerca los mecanismos retóricos como instrumentos de análisis político. Esto
nos conducirá de la mano de Derrida y Laclau, entre otros, a un examen de nuestras ca-
tegorías políticas clave (soberanía, libertad, hegemonía, ley). Al mismo tiempo, veremos
que nos proponen estas teorías y su relación con los recientes acontecimientos políticos
en EE.UU, el cambio de gobierno a favor de Obama.
Palabras clave: Hegemonía, política, vacío, retórica, responsabilidad, realismo.

Abstract: Departing from the inefficiency of the political realisms systems, we will de-
velop a study it brings the rhetorical mechanisms over as instruments of political analysis.
This will lead us of the hand of Derrida and Laclau, between others, to an examination of
our political key categories (sovereignty, freedom, hegemony, law). At the same time, we
will see that they propose these theories and the relation with the recent political events
in USA, the change of government in favour of Obama.
Key words: Hegemony, politics, emptiness, rhetoric, responsibility, realism.

I. Introducción nuestra realidad nos depara. Nosotros sos-


tenemos que la retórica y sus estrategias
Nuestra reflexión pretende ser simple
de significación pueden ser herramientas,
en sus críticas y en sus propuestas: a) parte
que aplicadas a este campo, nos faciliten
de un claro distanciamiento con los mode-
una comprensión flexible y más acertada
los realistas liberales que rigen nuestras re-
del fenómeno político; para ello haremos
laciones internacionales y que contradicto-
dialogar a dos autores, Derrida y Laclau.
riamente, en sus argumentaciones, chocan
Pero, antes de ello, deberíamos formular
de lleno con los orígenes y también con los
una pregunta básica, quizás la pregunta
presupuestos recogidos en las cartas cons-
que debiera de abrir cualquier curso de
titucionales de los países democráticos
Políticas o cualquier andadura de partido:
liberales; y b) a partir de esta crítica pre-
¿qué es la política?
tenderemos desarrollar una compresión
de los procesos significativos de nuestra Y, es que, si nos situáramos ante un
política, a través de la cual podamos dar auditorio en el que se recogiera una re-
respuesta a las demandas y desafíos que presentación porcentual de la población
Recibido: 05.06.2009. Aceptado: 15.09.2009
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de cualquier país democrático occiden- indebida del cálculo económico, tal y como
tal, y por que no mundial, preguntando, se ha venido haciendo desde la caída del
¿qué significa la sociedad?, ¿qué significa estado de bienestar a partir de la década
la política?; las respuestas serían probable- de los setenta del pasado siglo.
mente variopintas aunque de seguro se po-
Esta necesidad y esta lógica de estruc-
drían clasificar a partir de grandes bloques
tura retórica podemos observarla en la
que recogerían las tendencias principales
génesis misma de nuestra tradición libe-
que han sido protagonistas a lo largo de
ral. Concretamente, en la configuración
nuestra historia. Llegando, como no, a las
racional del contractualismo liberal de
respuestas consolidadas alrededor de po-
Hobbes (Hobbes 2002). El deja muy claro
sicionamientos ciudadanos múltiples que,
que es necesario el desarrollo de un mé-
en nuestra actualidad, parten de la crítica
todo que substituya las prácticas de poder
común a una política y a un sistema que
asentadas en una lógica de la verdad, en
en lugar de alternativas parece producir
su mayoría adscritas al oscurantismo reli-
apatía, ineficacia y hostilidad, ciudadanos
gioso. Esto es, describe la necesidad de un
con ideas pero en muchos casos hastiados
nuevo imaginario. Se trata por lo tanto de
de las ideologías.
un método, de una nueva narración que
Por lo tanto, lo que nos debería llamar proponga y defienda las necesidades que
la atención es que no podríamos despren- la sociedad emergente de su época enten-
der una definición esencial de los términos día como básicas, y que fueron recogidas
básicos de nuestro imaginario político a en un tríptico operativo: libertad, seguri-
partir de un ejercicio consultivo, y no por dad y propiedad. Su defensa, derivaría en
una falta de coraje o carencia intelectual, la formalización de un modelo democrá-
ya que tampoco lo podríamos hacer re- tico que denominaríamos posteriormente
uniendo en ese mismo auditorio a las men- protector (Held, 1993). Hobbes en todo
tes más lúcidas de las Ciencias Políticas. Y momento presenta una estrategia retó-
es que seguramente, acabaríamos estable- rica, desde la portada estudiada del Le-
ciendo luchas acerca de esos significados, viatán, hasta los principios constitutivos
apropiamientos estratégicos, o fidelidades del acuerdo; jamás habla de verdad ni de
históricas, pero en realidad no podríamos esencia, acaso de necesidad, pero como to-
definir la política, ni la sociedad, cualquier dos sabemos con ello no se refería a una
consenso respondería a una lógica eficien- necesidad natural e incuestionable, sino
temente retórica. Lo que parece despren- a un estado de necesidad que describía
derse de nuestro ejercicio imaginativo, es su época. Hobbes presenta el contrato,
la idea e imagen de estos campos como mediante un ejercicio de imaginación y
discutibles, están vacíos y su significado es equipara el momento constituyente a un
una clara muestra de un ejercicio retórico acto fundacional en el que su fuerza no se
mediante el que pretendemos copar o he- puede retrotraer a una realidad o esencia
gemonizar su vacío. Claro está, que quizá que lo defina; sino que su fuerza radica
este ejercicio sea ya una respuesta. La polí- en la aceptación de pequeñas metonimias
tica posee una base no apropiable, ni unas orientadas a la consolidación y aceptación
leyes esenciales, es como pretenderemos de una última metáfora que aceptemos
mostrar una práctica retórica, una narra- todos, la metáfora del Estado (tanto el de
ción. Esto no resta seriedad ni profundi- naturaleza como la organización de po-
dad, sino que otorga y demanda responsa- der). De hecho el consentimiento, piedra
bilidad, así como nuevos mecanismos que angular del liberalismo proto-democrático
permitan articular una política de resulta- surge como motor imprescindible de esta
dos y eficacia eficientemente democráti- estrategia; consentimos nuestra metáfora
cos, no definibles mediante la apropiación convirtiéndonos en padres fundadores, en

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libertadores y nos encaminamos hacia la miento de que es la forma más acertada


comunidad de ciudadanos. de defender sus propios intereses.
Pero en realidad tal y como señala El agente, en el realismo contemporá-
Horkheimer (Horkheimer, 1982) la metá- neo se identifica con la figura del Estado y
fora, la estrategia misma, fue naturalizada la defensa de sus intereses frente a ame-
y esencializada por aquellos que habían nazas como todo tipo de organizaciones y
protagonizado un ejercicio de ficción. El poderes que puedan desplazar la centrali-
liberalismo y los liberales en el transcurso dad del Estado.
de los siglos han efectuado estrategias di-
¿Cuáles son las premisas centrales con
versas que en muchos casos han operado
las que opera del realismo? Según Jack
procesos de esencialización; ya que en
Donnelly (Donnelly 1992) serían cuatro:
realidad han operado una hipóstasis entre
(1) Primacía del poder y la seguridad en el
política, verdad y naturaleza. No queremos
campo de lo político; (2) una descripción
decir que el liberalismo no haya alcanzado
de la “naturaleza humana” en términos de
cuotas de desarrollo democrático inigua-
egoismo e interés personal; (3) relaciones
lables, ya que negarlo solo denotaría des-
internacionales condicionadas por el pa-
conocimiento y quizá cierta obcecación. Es
radigma de la anarquía internacional1; (4)
más, nuestro estudio parte desde el com-
derivado de ello se defiende la exención
promiso profundo con la tradición liberal
de las relaciones internacionales del domi-
democrática; pero como pretenderemos
nio de los principios morales universales
mostrar, el liberalismo ha traicionado sus
propias bases. Estos cuatro presupuestos del realismo
fueron duramente atacados a raíz de uno
Llegados a este punto deberemos hacer-
de los conflictos más mentados en el siglo
nos cargo del realismo, solo tres pregunta
XX y que puso en tela de juicio la “inta-
antes de ello. ¿Podemos tolerar sistemas y
chable razón” del pueblo americano y
lecturas políticas como el realismo? ¿Cómo
su política en pro de la paz y libertad, y
justificarlas?, ¿cuáles han sido las lógicas
sobre todo el modelo que los guiaba en
tradicionales que han operado sobre con-
sus políticas internacionales, esto es el rea-
ceptos como soberanía y pertenencia? Ve-
lismo y el conflicto al que nos referimos, la
remos que esto nos hará reflexionar sobre
guerra de Vietnam. Como consecuencia de
la relación y alcance de dos conceptos; au-
esta crisis, se pusieron en tela de juicio las
toridad y potestad. Pero ahora hablemos
bases y optimidad del sistema realista. De
del realismo, eso si hagámoslo sabiendo
la mano del Habermas de Conocimiento e
que en ello nos estamos jugando la vida,…
interés (1982) , Richard Ashley presentará
económica y socialmente hablando.
cuatro tesis principales como crítica al rea-
lismo en su obra The poverty of Neorea-
lism: (a) la negación de la historia como
II. Realismo político: Soberanía y
un proceso indeterminado a favor de una
narración.
historia singular universalizada; (b) la ne-
El realismo político pretende agrupar gación de la práctica social a favor de una
aquellos puntos de vista que observan las realidad sociopolítica esencializada, asen-
relaciones entre agentes internacionales al tada sobre la conducta de un homo eco-
margen de las dimensiones normativas, y nomicus idealizado; (c) una compresión
reduciendo sus conductas a la maximiza- del poder estrecha e interesada reducida
ción de su poder, hegemonía o influencia. al cálculo de medios; (d) una comprensión
Según esta teoría, compartida por autores de la política inadecuada, reduciéndola a
como Tucídides, Maquiavelo o Hobbes sal- una lucha utilitarista y representada como
vando sus diferencias, parte del convenci- el ser estructural del mundo.

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Este tipo de análisis abrió los análisis les estaban dispuestas a asumir, la caída del
académicos a enfoques más interpretati- bloque soviético finaliza con la era de las
vos y post-estructuralistas. políticas amigo-enemigo y desde enton-
ces “el jurado ya no está fuera”(Halliday
Sin embargo y a pesar de las duras crí-
1993); por lo que las políticas occidentales
ticas al realismo, defensores de esta visión
se vuelven claramente neoliberales dilu-
como Robert Tucker o Stephen Krasner
yendo las estrategias de contención como
(Krasner 1983), argumentan que la histo-
el estado de bienestar en una política eco-
ria avala su teoría, por lo que defenderán
nómica en la que el Estado queda reducido
que dos de los presupuestos defendidos
a mínimos, y el Imperio de la Ley a una
por su teoría son invariables: 1) sistema
función mediadora bastante sospechosa.
internacional anárquico, 2) el derecho de
Mientras la democracia pierde su función
autoayuda, esto es, el derecho de un es-
constitutiva de sentido, autores “bien pa-
tado a determinar cuando sus intereses le-
gados” como Fukuyama (Fukuyama 1992)
gítimos están amenazados. A esto habría
se apresuran a enterrar espectros como los
que sumar, que según Krasner la natura-
de Marx, eso si para anunciar el fin de la
leza de las relaciones internacionales es no
historia. Y es que cualquier alternativa a la
cooperativa2. Claro que esta afirmación se
lectura mayoritaria era tachada de utópica,
realiza de manera acrítica, y asumiendo
al mismo tiempo que su defensor lo era de
curiosamente como esencial una descrip-
nostálgico.
ción, o una narrativa, cuya retórica quiere
ser descrita como contrastación y prueba Como vemos, asistimos a la configu-
empírica. Ante esto Jim George replicará ración, ya desde finales de los setenta, de
que las visiones realistas operan desde una una nueva narración que aplica categorías
codificación de nuestra realidad en la que contingentes a la economía a la vez que
los procesos dialógicos de interacción hu- asume como natural esa anarquía de la
mana son observados con extrañeza o “es- economía o de nuestras relaciones inter-
tratégicamente olvidados”. nacionales. Se ha “naturalizado” el re-
sultado de un ordenamiento económico
global que se muestra ingobernable, pero
--Soberanía y narración. nadie se ha hecho responsable de las deci-
siones tomadas ni de la sospechosa tran-
Lo que observamos es la asunción de
sigencia de la mayoría de gobiernos, que
una meta narración en la que se produce
apresuradamente subscribieron tratados e
una inflexión semántica a partir de seis
ideas mediante las cuales el libre mercado
términos: naturaleza-cultura; civilización-
en su traducción neoliberal se mostraba
soberanía, narración-verdad. Con ello ten-
como condición necesaria para el estable-
dríamos civilizaciones asentadas en una
cimiento y consolidación de las democra-
naturaleza propia y estanca; y claro está, si
cias.
acudimos a los análisis de Huntington (Hun-
tington 1997, 1994) estas civilizaciones se Y es que, como Bobbio sostiene, puede
establecerían desde su vinculación con una ser verdad que la democracia haya supe-
base místico-religiosa, lo que ya de por si rado el desafío del comunismo histórico,
nos conduciría, según el, hacia la necesidad “¿Pero qué medios y qué ideales tiene para
de salvaguardar aquellos modos de vida co- hacer frente a esos mismos problemas de
rrectos y óptimos, o lo que es lo mismo, las los que surgió el desafío comunista?” (Bo-
democracias liberales occidentales. Esto se bbio 1993). Para poder responder a esta
observa perfectamente, como se radicaliza pregunta nos haremos eco de las reflexio-
a partir de 1989. Esta fecha puso “fin” a la nes de Raymond Aron, recogidas por Que-
vital y radical discusión en torno al tipo de sada en la introducción su estudio Sendas
civilización que las democracias occidenta- de Democracia (Quesada 2008), sobre “la

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clausura de los tiempos” y “el fin de las expresión en las políticas imperialistas del
ideologías” vertidas en la revista Commen- último gobierno republicano en USA defi-
taire. Allí Aron sostendrá que la crítica al nida por la creación de una nueva verdad
marxismo acarrea la “insana” valoración que se presenta en un texto, la “Carta de
negativa del término “ideología” y su con- América” y la supuesta consolidación de
tenido. Sin embargo Aron, defenderá que Estados Unidos como “demos universal
esos mismos ideales liberales, como la li- legitimado” y la democracia como la “reli-
bertad, la igualdad o la felicidad deberían gión civil” que se debe abrazar.
entenderse como ideología, aplicando a
2) A su vez, desde el “instrumentalismo
este término un sentido crítico positivo y
político socio-económico” que tendría en
de prospección social.
Giddens a uno de sus mayores represen-
Pero como sabemos, lo que ha suce- tantes, se nos anuncia la quiebra de la fi-
dido es todo lo contrario. Frente a las losofía y de los paradigmas que habían re-
irracionalidades producidas por el sistema presentado el momento emancipatorio. Es
liberal (nos referimos a todos sus aspec- necesario que los gobiernos recuperen su
tos), no se ha ejercitado un análisis de los función, que es la de guiar a la sociedad,
resultados que estas prácticas estaban pro- la de dar respuesta ante un mundo desbo-
duciendo, lo que contradice sus “políticas cado. Para ello la democracia ya no se pro-
eslogan de eficacia y resultados3”. Por la pone como un sistema de institución de
contra, lo que se ha planteado, frente al sentido en común, sino como un sistema
clima de hostilidad generado por el propio de contención, análisis y satisfacción de las
sistema en la sociedad y economía global necesidades de nuestra sociedad. Esto no
interdependiente, es una contra-narrativa4 se lograría desde una epistemología socio-
panóptica asentada en un mito fundacio- lógica, que nos ayudaría a conocer las di-
nal que encuentra su expresión y unidad ferentes partes que componen el complejo
en los atentados del 11S en USA. A la vez, espacio de la globalización, sirviendo de
que articula un cálculo de pertenencia fra- este modo como guía para una sociedad.
ternalista5, como definitorio en la demar- Giddens reviste con rostro humano al ca-
cación de la soberanía y su conjunto social. pitalismo, pero no se plantea la idoneidad
Sin olvidarnos de la eugenesia civilizatoria de un modelo económico como el actual.
propuesta por la política de ejes en el go- Nos gustaría escuchar respuestas ante la
bierno de G.W. Bush. presente crisis.
Por lo tanto nos encontramos con la ¿Es efectiva esta política? Teniendo
configuración de un imaginario-sociopo- todo ello en cuenta, lo que estamos, es
lítico, cuya base se sigue asentando en la asistiendo a la construcción de una meta-
lectura realista de nuestra política; imagi- narración que no puede encontrar justifi-
nario que estría determinado por cuatro cación más allá de un ejercicio de potes-
factores principales, tal y como señala Ma- tad política, militar y económica. Ante ello
nuel Castells: a) el capitalismo industrial, deberíamos de responder a muchas cues-
b) la postmodernidad, c) la revolución de tiones: ¿Acaso las justicia esta de nuestro
las comunicaciones y d) la democracia. lado?, ¿nuestro sistema socio-económico
no posee una relación directa con el mo-
Ante este panorama se han adoptado
delo de hostilidad imperante en las relacio-
tres posturas teórico políticas principales:
nes internacionales? Y al responder a estas
1) Respecto a la primera, el monismo cuestiones objetivamente, y si admitimos
civilizatorio, solo diremos que recoge la un basamento retórico de nuestras cons-
postura que hemos definido con anteriori- trucciones políticas, que puede ser descrito
dad como producto de la caída del bloque a lo largo de la historia, ¿cuál debería ser
comunista y que ha encontrado su mayor la función de la política? Estas preguntas

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nos deberían invitar a la reflexión, no solo culturales puede ser descifrado y explicado
desde el punto de vista moral. Hemos in- como campo retórico, y desde la analogía
dicado que los modelos político-hegemó- con términos propios como discurso, me-
nicos encuentran su justificación en última táfora o metonimia. Esta es la visión que
instancia en un ejercicio de potestad, lo Ernesto Laclau defiende en sus estudios
que por otra parte choca con nuestra bien- (Laclau, 1985; 2005; 2007), entre los que
querida democracia. Ante esto, pensemos: cabe destacar uno de sus últimos trabajos
si efectivamente porcentajes amplios de expuestos, nos referimos a “Articulation
nuestra praxis política se establecen de and the limits of metaphor”, donde de la
un ejercicio de poder, ¿podemos efecti- mano de Jackobson, Gennette o Saussure,
vamente mantener nuestra hegemonía?, desarrolla los mecanismos de significación
¿es ilimitado nuestro poder?, es más, ¿es y resignificación política, lo que como ve-
rentable desde cualquier punto de vista? remos nos llevará a la noción de hegemo-
Serán estos planteamientos los que nos si- nía.
túan en la esfera crítica de la tercera pos-
La política, junto a lo social, en este
tura antes mencionada.
análisis no responden a ninguna defini-
3) La corriente representada por las ción verdadera ni es un campo que pueda
“políticas de la amistad” nos conduce nece- ser descifrado de una vez por todas, pues
sariamente a la necesidad de concretar, de como afirma Connolly (Connolly, 1988),
establecer, y de inventar nuevos imagina- la política es un término esencialmente
rios para nuestra sociedad. En esta postura discutible, prevaleciendo el elemento ins-
nosotros localizamos una plataforma idó- tituyente polemos sobre el elemento ins-
nea a la hora de replantear los paradigmas tituido polis. Esto será recogido por Iñaki
clásicos con los que opera nuestra política. Martínez de Albéniz (Albéniz, 2005), en
Para ello, acudiremos a dos autores, que si cuyo estudio, y de la mano de Laclau, Zi-
bien comparten la crítica antihegemónica zek y Jankelevitch entre otros, se nos dirá
articulan lecturas que nos abren prácticas que ni las vertientes descriptivistas, ni las
político-sociales diferentes. Eso si, ambos antidescriptivistas aciertan en su visión de
parten de la aplicación común del campo lo político, ya que ninguna observaría el
retórico al análisis político. Este análisis re- antagonismo inscrito en la noción de lo
tórico no permite reformular las grandes político. Y es que si para los primeros (des-
categorías con las que opera el realismo y criptivistas) existe un significado, un conte-
toda nuestra política. nido cierto que debemos descubrir, siendo
erróneas todas aquellas lecturas que olvi-
den este contenido correcto6; para los se-
III. Reformulaciones retóricas del gundos (nominalismo/antidescriptivismo)
realismo internacional realmente el término política no remite a
referente alguno, la lucha en torno a su
a. El irónico olvido de lo político. Reto-
significado surge de una confusión episte-
ricidad constitutiva.
mológica y se apacigua y neutraliza en la
Tanto Laclau como Derrida defende- coexistencia de una pluralidad de signifi-
rán que la política puede ser descifrada cados. Sin embargo, nos dice Zizek (Zizek
a partir de la reglas de la retórica, por lo 1992), “Lo que ambas perspectivas no ven
que ambos sostendrían que la política po- es que la lucha por la hegemonía , la lucha
see una retoricidad constitutiva, pero… por el contenido particular que funciona
¿A qué nos referimos al hablar de una como contenido universal de lo político,
retoricidad constitutiva? Con ello quere- no tiene ninguna base; es lo Real que no
mos señalar que el campo sobre el que puede fundamentarse en una estructura
se asientan todas nuestras construcciones ontológica. De ahí que toda ontología,

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toda ontología de la política, sea en esen- A. Gramsci principalmente, se buscaba en-


cia una (onto)política”. contrar una estrategia que modulase un
nuevo imaginario socialista que pudiera
Laclau, a su vez, sostendrá que lo po-
aglutinar y satisfacer las demandas de una
lítico es la articulación de elementos he-
sociedad compuesta y compleja. Para ello
terogéneos, y que cada una de de estas
reformula las categorías políticas dentro
articulaciones es esencialmente tropoló-
de un análisis de vertiente retórica. Así
gica, lo que presupone la dualidad entre
la política se muestra como un concepto
institución y subversión de posiciones dife- vacío, al igual que sus categorías clave. La
renciales. De este modo nosotros podemos hegemonía se presenta como una descrip-
definir esto, como una intervención retó- ción de los procesos de asignación y signi-
rica, a través de la combinación de dife- ficación política, por las que un particular
rentes metonimias que siempre tenderán (concepto, significado) asume la tarea im-
a constituir una metáfora, esto es una uni- posible de representación universal; lo que
dad de sentido que aglutine particularida- se deriva de su descripción de la estructura
des identificadas en ese significante vacío social y política como contingente, y dis-
bajo una operación de equivalencia, esto locada; haciendo imposible (para ello se
será la estrategia de la hegemonía, como sirve de la teoría psicoanalítica) una sutura
veremos. Laclau, usando la distinción efec- final del sistema.
tuada por Husserl, defenderá que lo social
es equivalente al orden sedimentado (la De este modo, la política adquiere sig-
metáfora instituida), mientras lo político nificados diversos siempre mediados por
conllevaría el momento de reactivación7. procesos de apropiamiento de ese vacío
Sin embargo, el argentino mantendrá constitutivo. Así, cuando las demandas de
junto a Chantal Mouffe (Mouffe 2006) que una sociedad no son satisfechas por un
las formas contemporáneas de tecnocracia sistema y su geometría de significación,
presentes en la política oficial, estarían di- se inician procesos de equivalencia por los
luyendo lo político, entendido como este que en principio se conformarían signifi-
campo de construcción y reactivación per- cantes flotantes alrededor de los cuales se
manente. La política actual ha convertido unificarían grupos y personas de índole e
el gobierno en una mera cuestión de ex- ideología diferente, hasta que al final, y
pertos. Veamos algunos de los paradigmas tras un proceso de identificación, la con-
principales en los que se asientan. tingencia primitiva queda estructurada
como una nueva hegemonía política. Por
Pero antes de seguir, presentaremos es- lo tanto surgirán significados flotantes
quemáticamente a Derrida y Laclau: (lógicas metonímicas) que al final cons-
tituirán un nuevo concepto político (es-
tructuración metafórica); en sus estudios
a.1 Laclau: hegemonía. se propondrá el ejemplo del movimiento
Solidaridad en Polonia.
La teoría de la hegemonía, fue desarro-
llada por Laclau a mediados de los ochenta Laclau, desarrollará esta teoría me-
del siglo pasado, completándose con sus diante sus estudios del populismo, como
estudios posteriores sobre la génesis y ló- ejemplificación clara de esta arquitectura.
gica de los procesos populistas. Con ello, Según su punto de vista la política siem-
pretendía enfrentarse a las lecturas orgá- pre ha obedecido a esta lógica, y su teoría
nicas del socialismo y marxismo ortodoxo, buscaría la finalidad práctica de estructu-
que buscaban la unidad y esencia política rar un nuevo proyecto que nos condujese
en una piedra angular como era la perte- a una nueva hegemonía, que tuviera pre-
nencia de clase. A partir de sus estudios, y sente sus fundamentos retóricos, esto es su
apoyándose en los trabajos de G. Sorel, y clara vocación democrática.

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a.2. Derrida: deconstrucción a nuestra herencia, leyendo y buscando


en su origen este principio de diferencia,
El mencionado término, fue acuñado
esto es su contingencia como seres finitos
por el pensador francés Jacques Derrida
abiertos a la repetición. Esta contingencia
en la década de los sesenta del pasado
estructural, era denominada por Derrida
siglo. Este término se generó a raíz de
como archiescritura, definiendo con ello el
sus trabajos sobre lingüística. En estos, se
pretendía examinar las técnicas de la lin- carácter esencialmente retórico de nuestra
güística sausseriana desde la perspectiva cultura, ya que cualquier identidad se en-
de las ciencias humanas, lo que ya supo- contraba abierta a la diferencia misma que
nía un planteamiento novedoso. La fina- portaba su nombre, su significado, ya que
lidad de estos trabajos no era otra que la en su origen estaba la posibilidad misma
de examinar y someter a una crítica an- de lo diferente. La reglas mismas del len-
tiimperialista y antihegemónica los prin- guaje operaban una especie de juego que
cipios que rigen nuestra metafísica, cien- nos abre a la repetición de la identidad a
cia y política (en realidad toda la cultura través de la diferencia.
occidental). Con ello no se buscaba una Derrida pretendía reflexionar hacién-
disolución, o vaciamiento de sentido, no dose cargo de nuestra herencia y tradición
se perseguía una destrucción nihilista de tratando de profundizar en el significado
nuestra tradición desde un principio de de sus conceptos clave: responsabilidad,
ignota finalidad (tal y como algunos han igualdad, justicia, ley, poder, soberanía,
querido señalar). La principal orientación
democracia, verdad, etc. Como resultado
de sus estudios podríamos decir, recogía lo
de ello, la responsabilidad y la justicia se
que el pensador alemán Heidegger había
deberían ejercitar desde la indecidibilidad.
denominado como Destruktion (no en-
No se trataba de hacer imposible la deci-
tendida como destrucción, sino como una
sión, la norma o la ley, sino de abrirla a la
des-estructuración para deshacer algunas
necesidad de re-estructuraciones y modifi-
etapas estructurales dentro del sistema) y
caciones, más allá de una supuesta nece-
como Abbau, que en el mismo sentido se
sidad o verdad. El derecho debe de orien-
centra en deshacer una edificación (en sus
primeros estudios, centrándose en la lin- tarse a la aporía de la justicia y no desde la
güística y metafísica) para ver como está realidad de su fuerza. La responsabilidad
constituida. Mediante el análisis de textos jurídica debería partir del análisis de sus
(literarios, históricos, jurídicos), pretendía principios y no desde un supuesto ordena-
mostrar como la supuesta orientación de miento jurídico originario (Derrida, 1997;
nuestra cultura hacia, o desde un principio 1984; 1998; 1999; 1998; 1997).
superior escondía una tergiversación de sus De este modo, es erróneo hablar de
principios. Esto suponía una crítica al esen- un giro político en la obra derridiana, ya
cialismo y una apuesta por una lectura que que las lecturas y repercusiones políticas
se asentaba en una realidad contingente y estaban presentes desde su primera obra,
abierta a re-estructuraciones y diferencias si bien esta orientación se acentuará con
que se mostraban constitutivas. el paso de los años. Así, sus últimas obras
Por lo tanto, la deconstrucción no era ni constituirán un valiosísimo análisis de tér-
un sistema, ni un método, y en cierto sen- minos como justicia, ley, fuerza, poder,
tido deberíamos hablar de deconstruccio- constitución, o democracia. Todo ello,
nes, ya que estas operaban en diferentes desde el análisis de las gramáticas cons-
textos y campos de estudio, desde el arte a titutivas de nuestras instituciones, ope-
la arquitectura, pasando por el derecho y rando de este modo, una vinculación di-
sus fuentes. Se trataba de deconstruir nues- recta entre responsabilidad y procesos de
tra realidad, y para ello deberíamos acudir hostilidad-hospitalidad.

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Reformulaciones retóricas del realismo internacional: Derrida vs. Laclau 123

b) Refutaciones lógicas, diferencias sería más consecuente decir: olvidemos las


prácticas: deconstrucción VS hegemonía: aporías y seamos pragmáticos, hagamos lo
que hay que hacer, pues el resto es una es-
b.1- Refutaciones lógicas
pecie de metafísica política?”
Laclau, defenderá una lectura de la
Derrida responde: Lo que denomina
deconstrucción, en la cual su mayor pro-
“una especie de metafísica política, pre-
blema y aportación, será el de la produc-
cisamente sería, para mi, el olvido incluso
ción político-discursiva de la sociedad. El
de las aporías, algo que a menudo inten-
centralizará esta aportación en el estudio
tamos hacer. Pero la aporía no se deja ol-
de dos fenómenos políticos: la hegemonía
vidar ¿Qué sería de una “pragmática” que
y la democracia.
consistiera en evitar las contradicciones,
La hegemonía hace referencia a la re- los problemas aparentemente sin solución,
lación por la cual un elemento particular etc.?...¿No cree que esta supuesta “prag-
asume la tarea imposible de representa- mática” realista o empirista sería una es-
ción universal. Así, la misma experiencia pecie de ensoñación metafísica, en el sen-
de la contingencia de lo social es lo que tido más irrealista e imaginario que puede
proporciona a la deconstrucción las con- darse a estas palabras? Derrida (1999).
diciones de su aceptación como discurso
teórico, y permite a la lógica hegemónica Por ello, nos atrevemos a decir que De-
desarrollar enteramente su potencial de rrida se muestra como un autor más prag-
dislocación y reconstrucción. mático que el propio pragmatismo, ya que
no se pliega a lo dado, como si tratase si
De esto se desprende para Laclau, que de un naturalismo conformista, sino que
a pesar de que la “democracia” no tiene reformula nuestra realidad a partir de su
porque ser el destino manifiesto de la propia esencia contingente (Derrida, La-
deconstrucción, sin embargo, es posible clau E., Critchley S., Mouffe, 1996).
mostrar cómo, si se parte de la teoría de-
mocrática actual, la deconstrucción ayuda Sin embargo y a pesar de los puntos en
a radicalizar algunas tendencias y debates común, las interpretaciones y sobre todo
contemporáneos. Y es que como hemos la aplicación de sus teorías suponen refor-
dicho, volvemos a decir y diremos; la in- mulaciones dispares de nuestra realidad
decibilidad y decisión son (como Tucídides socio-política.
había establecido en su reflexión acerca Podemos observar como Derrida dis-
de la tensión democrática) nombres de esa pone la contingencia, y la indecibilidad
tensión inerradicable y constitutiva que de la estructura como cláusulas de acción
hace posible la sociedad política. y ejercicio del poder, no pretende única-
De este modo, tanto la deconstrucción mente una descripción de los procesos
como la teoría de la hegemonía se pre- políticos destinada a una posible alterna-
sentan como teorías enfrentadas a aque- tiva política, sino una normatividad de la
llas lecturas orgánicas de la política, pero acción y poder, determinada por su estruc-
también a desarrollos acomodaticios con tura misma, esto es por su alteridad consti-
una realidad dada, con supuestos sentidos tutiva. En este punto radicarían algunas de
pragmáticos y correctos de lo político, por la diferencias de estos dos autores:
lo tanto son teorías que se enfrentan a la
a) Laclau afirmará, que definitivamente
pretendida “necesidad natural” de las des-
está en contra de las corrientes con-
cripciones realistas.
temporáneas que tienden a una eti-
Así ante la afirmación de un ambiguo zación8 (Laclau, 1996) de niveles on-
Rorty: “Si todo compromiso político corre tológicos; ya que, según su opinión
el riesgo de sucumbir ante las aporías, ¿no no existen principios éticos o normas

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124 Adrián Vázquez Fernández

cuya validez sea independiente de Cuando abandona la simple des-


todo espacio comunitario. Lo que se cripción histórica de unos hechos,
persigue es la configuración de una la propuesta es ético-política, y lo es
nueva hegemonía, sin presupuestos por la propia constitución del hecho
éticos, sino como proceso político de y necesidad apuntada. Pues, el pro-
satisfacción de demandas. yecto es traducido en los términos
de la contingencia, se quiers instau-
b) La teoría de Laclau pretende equi-
rar un sistema de democracia socia-
parar la deconstrucción con las teo-
lista que contemple esta descripción
rías de Deleuze y su noción de “lí-
de lo político, y ante todo no se
neas de fuga” (Deleuze, 2005), y con
quiere un régimen de universali-
los trabajos de Hardt y Negri con su
dad, sino de multipolaridad. Y esto
noción de “mallas de poder” (Hardt
es, claramente un posicionamiento
y Negri, 2004), al mismo tiempo que
político, pero su decisión es ética, y
con la noción de acontecimiento en
lo es siguiendo la propia descripción
Badieu. Según el argentino todas
del acontecimiento político en su es-
ellas supondrían articulaciones pre-
tudio.
vias o inmaduras de la teoría de la
hegemonía. Nosotros, sin embargo d) Por otra parte, la puesta en práctica
tenemos otra opinión, que pasare- de la hegemonía como proyecto (no
mos a exponer. como mera descripción) es dificul-
tosa y nos llevaría a estructurar una
c) Si la hegemonía, se desarrolla como
tipología hegemónica en su aspecto
lógica descriptiva y como posibilidad
práctico. En principio como vemos,
de proyecto para alcanzar un poder
podría producir cualquier tipo de
que se enfrente a una hegemonía
estructuración, pero como ya hemos
neoliberal; esto es política pero
señalado su propósito es otro. De
también es la operatividad de un
esta manera, nos encontramos con
concepto ético. Derrida, como no-
la ausencia de un programa, una es-
sotros interpretamos, no podría ser
tructura, y un modelo en todos los
criticado por su compromiso ético,
estudios de Laclau. Curiosamente,
ya que está diciendo algo muy dife-
cuando lo que critica a la decons-
rente a una lógica descriptiva como
trucción es precisamente el no que-
la hegemonía. No por ello, se pierde
rer instaurar una nueva hegemonía,
fuerza de análisis. Si queremos crear
lo que hace a su juicio inviable una
una propuesta tendremos que pro-
práctica política. Pero lo más pre-
poner algo, esto es una visión del
ocupante, es que cabría observar
mundo, sino estaríamos en la misma
como en sus estudios se hipoteca la
formalidad que se le pretende criti-
función de los sujetos políticos, de
car al liberalismo de Rawls y herede-
su responsabilidad y de su (no nos
ros. En definitiva aquí la hegemonía
referimos al sujeto pleno y cerrado
aunque no lo quiera está “a priori”
de la antropología metafísica) de-
decidida desde un compromiso
cisión, ya que simplemente respon-
ético; y ello en términos kantianos,
derían como actores involuntarios a
ya que las condiciones de posibi-
los menús más apetecibles que nos
lidad inherentes al propio análisis
propusieran los gurús de turno, o las
ontológico de la política se descifran
movilizaciones sociales más diversas
en su lectura (no como una tiranía
(esto por lo menos llevando su ló-
que pudiera ser) sino como un pos-
gica al extremo).
tulado de razón cuya formalidad
se descifra en una instancia ética.

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Reformulaciones retóricas del realismo internacional: Derrida vs. Laclau 125

e) Por la contra la deconstrucción pre- tancial elevado a origen, sino por la


tende ejercer la praxis política desde infinitud del margen, de la aporía
el compromiso con la acción contin- que no posee final; lo hace desde
gente pero justa de la sociedad, y ello una certeza, la que nos dice en Es-
desde el principio de “iterabilidad” pectros de Marx (Derrida 1995), que
(apertura a través de la repetición) “quiero aprender a vivir”, la que se
que opera en toda nuestra realidad pregunta en El otro cabo (Derrida
y nos abre desde la incertidumbre 1991) siguiendo la sombra de Valery
a la responsabilidad. Derrida ante “qu`allez-vous faire aujourd`hui?”,
el fenómeno Obama, estamos se- o la misma con la que Blanchot en-
guros que sonreiría (no queremos deuda toda la obra de Derrida, nos
decir que no compartiese puntos de referimos a aquella que se hace eco
vista), ya que observaría en esta pro- de la “locura del día”en Políticas
puesta, los procesos más clásicos de de la amistad (Derrida 1998). De-
populismo, y mesianismo. La volun- rrida dice “no” desde la necesidad
tad sometida de nuevo a una forma- de responder con responsabilidad
lización que no necesariamente se a esta “locura del día”, a esta ne-
hace cargo de una lógica política, cesidad de alcanzar una gramática
sino populista. Curiosamente cree- posible, que formule una necesaria
mos que Laclau, en su respuesta a reforma de nuestras leyes, y modos
¿qué es la política?, se olvida de la de representar la vida. Recordemos
pregunta. Y es que, la libertad quizá sus escritos sobre la noción de hos-
es una invención por ello cabe ima- pitalidad (tan ligada y diferente de
ginarla no solo hegemonizarla, y en Kant, tan próxima a Arendt), de la
esta imaginación cabe una emanci- “nueva Internacional”, una Inter-
pación desde un estrato no apropia- nacional de hombres y mujeres que
tivo, esta es la diferencia de Derrida saben conjugar “universalismo y co-
al efectuar una relectura de Hegel munitarismo” mediante la noción
y la modernidad. Si se comprende presocrática y moderna (en otro
esto, se verá que si se quiere respe- momento nos gustaría hablar del
tar la sola descripción política de la germen posmoderno en Kant) de
ontología hegemónica, entonces “perfectibilidad”(Derrida y Roudi-
esto requiere de una decisión moral nesco, 1996)
y política. Ya que “dejar ser” de esta
f) Y curiosamente aquí, Laclau nos dirá
manera a la política (o existe Dios o)
que la mejor forma política a la que
es una decisión que antecede a esa
podemos aspirar es la de una “locura
política, y como no, toda decisión es
regulada”, y Derrida nos dirá que
de por si un compromiso de acción,
aquella en la que nos hagamos cargo
y por lo tanto ética. Ya que, si una
de la “locura del día”. Por ello tam-
política contingente parte de un su-
poco compartimos las críticas estable-
ceso, “estoy vivo” surge en seguida
cidas a Derrida en “Emancipation(s)”
una necesidad “vivir”, y de esta se-
por Laclau (Laclau 2007). El carácter
guramente una cuestión “¿cómo
del por venir parte de la contingen-
puedo aprender a vivir?”, y esta es
cia, pero establece un lectura ética
la cuestión, ética y política más radi-
como compromiso a partir de una
cal. Esta es la pregunta que Derrida
pregunta; ¿cómo aprender a vivir?,
pretende responder en toda su obra,
es aquí cuando la emancipación es
por ello reclama un derecho a la jus-
recuperada como “por venir”. Se
ticia, a una justicia no mediada o
trata, no de abrirse a cualquier otro
anquilosada por el derecho circuns-

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126 Adrián Vázquez Fernández

inconcreto (esto es la crítica de De- ple: 1) distanciarnos de los modelos realis-


rrida a Levinas), es (siguiendo las tas, y 2) mostrar como se desarrollan los
presentaciones más clásicas de la au- procesos significativos de nuestra política,
sencia, y el doble texto) de introducir para de este modo presentar un nuevo
lo otro en lo mismo, lo que es una modelo político tangible que satisfaga los
cláusula de indecibilidad, el quien desafíos y demandas que nuestra realidad
o la promesa (la Zusage heidegge- actual nos formula.
riana), no operan como estructuras
totalizadoras, pero tampoco como En este apartado conectaremos de
simples moralidades extrapoladas. Y nuevo con esta doble pretensión, pero
ni mucho menos la solución es llevar centrándonos en la propuesta y respuesta
la estructura del por venir derridiano política que se formula desde una lectura
a una lectura hegemónica; pues esta como la de Derrida; una propuesta que no
es todo lo contrario de lo que De- solo modificaría nuestro imaginario po-
rrida está diciendo. Pues no se trata, lítico actual, permitiendo la constitución
de permitir la apertura contingente de una nueva hegemonía en términos de
de otro concreto, de pequeñas aper- Laclau, sino que supondría un verdadero
turas particulares que resignifiquen salto cualitativo en el significado y práctica
la realidad (esto es un multicultura- de la política.
lismo reformado, que por supuesto
Y ello, desde el claro convencimiento
es necesario). Es la apertura de un
de que la obra derridiana supone, no una
particular, no a un REAL inconmen-
mera disolución de los patrones clásicos
surable, sino a la propia finitud y
del metarelato político occidental, sino
a la propia relación con lo vital, y
que presenta una posibilidad novedosa de
esto desde un carácter narrativo,
interpretar los procesos emancipatorios
metafórico e irónico. No se trata de
y significativos que se producen en la so-
“dar cancha” (también), sino de ins-
ciedad. Somos conscientes de que la obra
taurar un sistema que posibilite el
cambio sin un conflicto apropiativo posmoderna en general y la derridiana en
constante que desembocaría en una particular, han suscitado críticas de lo más
nueva suerte de neorrealismo; y esto diverso, incluso contradictorias en sus ar-
es ética y como no, clarísimamente gumentos. Claro ejemplo de ello es la crí-
política. Es responsabilidad, valentía, tica del feminismo igualitarista liberal que
y su mesianismo, sobrevive sin nin- entiende que la postmodernidad supone
gún tipo de “estrato” ilustrado, es un claro desafío para las luchas emancipa-
una reformulación de esa tradición, torias de la mujer al no proponer un nuevo
lo mismo que su lectura en la Grama- imperativo político-moral que estructurase
tología no dejaba de ser una filosofía nuestra convivencia; pero al mismo tiempo
de la presencia, sino una lectura que hemos visto como Laclau lo acusa de lo
mostraba como la diferencia era la contrario, esto es de caer en una etización
que conformaba la presencia; esto es de la política, si bien compartirá con la po-
una de las diferencias con Deleuze. sición anterior que la deconstrucción es in-
capaz de proponer una alternativa política
al negarse establecer nuevas hegemonías,
b.2- Diferencias y conclusiones prácti- que según Laclau, es la esencia de cual-
cas: constitución de un “cosmopolitismo quier política emancipatoria.
efectivo”.
Nosotros sostenemos lo contrario, y
Al comienzo de este estudio habíamos creemos que la deconstrucción formula
señalado que nuestro propósito era sim- una lectura y práctica política desde su ge-

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Reformulaciones retóricas del realismo internacional: Derrida vs. Laclau 127

nealogía acerca del poder, y de la génesis las paternalistas; y, cómo no, la asunción
política, semántica y sintácticamente. acrítica de una noción de soberanía, y de-
cisiones económicas transnacionales irres-
De este modo, nosotros hemos optado
ponsables. No, lo que ha fallado, es: edu-
por un modelo político al que denomina-
cación, sistemas económicos racionales,
mos “cosmopolitismo efectivo”, mediante
decisiones, y consensos no estratégicos;
este concepto creemos poder unificar la
ha fallado aquello mismo que defendía
vertiente formalista hebermasiana, con
el sistema liberal, y la gente es prioritaria-
las lecturas ético-política antihegemó-
mente lo que reprocha, por ello los brazos
nicas derridianas. El formalismo, es una
abiertos a Obama y su retórica acerca del
herramienta con posibilidades múltiples:
esfuerzo, ilusión o libertad. La poliarquía,
reproductor de una hegemonía vigente,
homogenizador de significados, pero tam- el consenso, la hegemonía, tienen los mis-
bién posibilitador de una apertura cosmo- mos problemas y creemos, buscan las mis-
polita que operase acuerdos, significados, mas salidas. Estamos en una encrucijada
verdades, pero no una mera emancipación de-constructivista de lo político; y aquí las
hegemónica en la que reflejarnos. Debe- ontologías lacanianas se muestran como
mos de entender que tenemos una herra- criterios descriptivos, y en ocasiones su
mienta óptima, que a nuestro juicio no se “pseudo-positivismo” parece traicionar,
ha utilizado de modo acertado, es necesa- como criticaba Derrida, la posibilidad de
rio dar otra dirección y otro ritmo. Esto es, una comprensión de aquello mismo que
otra política. ellos determinan.

Laclau sostenía, como hemos señalado, Teniendo en cuenta estas diferencias,


que la mejor forma política a la que po- sostenemos que los medios apropiados se-
demos aspirar es la de una “locura regu- rían: 1) implementación de las descentrali-
lada”, y Derrida nos dirá que aquella en zaciones estatales persiguiendo cercanía y
nos hagamos cargo de la “locura del día”. transparencia, lo que ya está contemplado
Pero esta locura regulada, ¿cómo se al- como criterio prioritario de la UE; 2) siste-
canza?, creemos que solo mediante polí- mas de asociación y deliberación en crite-
ticas consensuales e inclusivas de amplio rios de deslegitimación como: economía,
espectro; y el sistema liberal las posee. Es- cultura, comercio, y política institucional,
tamos de acuerdo con la necesidad de su esto se lograría, a través de sistemas de
implementación, y creemos que en esto governance que hagan de la ciudad un
estamos diciendo lo mismo, tanto Derrida, centro neurálgico de lo político, con hori-
Laclau o Habermas9. Un ejemplo claro se- zontes transacionales y cosmopolitas (no
ría la U.Europea y la necesidad de trans- telos), políticas horizontales, transversales
formar sus formalidades en criterios ope- y dinámicas 3) aplicación de un sistema de
rativos transformacionales. Pero, también, “fuerza legislativa estatal” a las decisio-
creemos que interpretar todo acceso de nes mixtas (comites de ciudad, asambleas
populismo como un fracaso del sistema es de distrito, comisión política, y comisión
demasiado pretencioso. Accesos como los de representación económica”, lo que do-
de Haider en Austria, o las extremas dere- taría a las políticas macroestatales de un
chas en Francia; creemos son mucho más freno alternativo a la “única alternativa”
complejos, responden a muchas más va- de sistemas legislativos tan pobres como
riables (no podemos entrar ahora en ello) las comisiones internacionales (estudios
que los derivados de una interpretación estadísticos, y posibilidad de un ministerio
lacaniana, que por supuesto puede operar supra-y-nacional de inclusión, deliberación
buenas lecturas. Curiosamente tendríamos y opinión pública) 4) un programa para
involucrados: la deslegitimidad de esos sis- implementar lazos culturales y económi-
temas de representación, de esas fórmu- cos mediante estudios de viabilidad entre

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128 Adrián Vázquez Fernández

zonas desiguales (ciudades de Africa-Eu- contingentes, y no hegemónicos. Se trata


ropa; Asia-Sudamérica, etc), potenciación de establecer posturas de sujeto diferen-
de mercados regulados, cercanos y no solo ciadas desde sujetos situados, en un sis-
macroeconómicos, “lógicas contactuales”; tema de apertura a la diferencia, y con-
4) códigos éticos que regulen las políticas senso (indecidibles). No se busca por lo
de los países involucrados de acuerdo a tanto una equivalencia, lo que nos parece
esta noción de política contingente. A es- poco prometedor para un proyecto polí-
tos 5 puntos se los englobaría dentro de lo tico, en nuestras sociedades contemporá-
que hemos denominado “cosmopolitismo neas. Por supuesto como ya hemos dicho
efectivo”, en el que se perseguiría esta- la lógica de la equivalencia, diferencia, y
blecer: la funcionalidad contingente de la populismo, nos parecen herramientas muy
política con el acceso a su producción dis- útiles desde un plano heurístico, pero in-
cursiva, siendo transformadas de esta ma- suficientes. De este modo la política po-
nera el sujeto y la soberanía10, en la que dría ser reformulada desde un imperativo
la noción de gobierno se transforma en la ético-político, que permitiera las luchas
de pilotaje y se diferencia totalmente de particulares desde un compromiso univer-
cualquier posibilidad de una noción clásica sal con lo particular, actitudinal y operati-
de hegemonía: solo se conservaría su ope- vamente. Y es que sostenemos que:
ratividad, o si entendemos por hegemo- Quizá el ser humano sea inmortal, pero
nía, el estructurar ahora lo político de otra solo cuando se reinventa.
manera11. Al mismo tiempo el “comopoli- W. Allen
tismo efectivo” (sería ética+efectividad y
resultados políticos; y vendría a potenciar
la “justicia democrática” de Shapiro (Rubio BIBLIOGRAFÍA
Carracedo, 2005), estructuraría la necesi- N. Bobbio: “La utopía al revés” en R. Black-
dad de una sistema de transnacionalidad burn, Después de la caída, Crítica, Bar-
porosa (Benhabib, 2005) que dotara a este celona, 1993
ejercicio de un marco global, permitiendo W. Connolly, The terms of political dicour-
establecer una conexión de la hostilidad- se, Blackwell, Londres, 1988
hospitalidad, que tendría como resultado Deleuze, G.: “Repetición y diferencia”, en
(supuesto) la contención de procesos de FOUCAULT, M. y DELEUZE, G.: Thea-
inestabilidad no productiva. Para ello se trum Philosophicum / Repetición y di-
operaría (derivado de todo este proceso) ferencia, Anagrama, Barcelona, 2005.
interviniendo en las categorías de: sobe- Pp. 50-101.
ranía, ciudadanía, y por lo tanto pueblo Derrida J., Laclau E., Critchley S., Mouffe:
(esto es ESTADO), aunando realmente las Deconstruction and pragmatism, Rout-
concepciones mecanicistas y organicistas ledge, New York, 1996
de lo político, en una reformulación del J. Derrida: “Hoy en día”, entrevista reali-
gobierno democrático, llevada a cabo por zada por Thomas Assheuer, en No escri-
los elementos anteriores bo sin luz artificial, Cuatro, Valladolid,
Creemos, que de esta manera la noción 1999, p.122
de “Internacional” en Derrida (Derrida J. Derrida: L`autre cap, Minuit, 1991, p.79
1995) podría ser incorporada a sistemas J. Derrida y Élisabeth Roudinesco: y maña-
liberales políticos, que serían una plas- na que…, Fondo de Cultura Económi-
mación de la Internacional, como proceso ca, Buenos Aires, 2001, pp.29-42
de constitución permanente, solo guiada J. Derrida Le monolinguisme d`l autre, Ga-
por una noción de apertura emancipativa, lilée, 1996.
desde el sustrato de instituciones ilustra- J.Derrida: Spectres de Marx, Paris, Galilée
das pero con componentes actitudinales

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Reformulaciones retóricas del realismo internacional: Derrida vs. Laclau 129

Donnelly, J: Twentieth-Century Realism; en Quesada, F.: Sendas de la democracia:


Ferry Nardin y David Mapel, (eds) Tradi- entre la violencia y la globalización,
tions in International Ethics, Cambrid- Trotta, Madrid, 2008, p.20
ge University Press, 1992, pp. 85-110 S. Zizek, El sublime objeto de la ideología,
Fukuyama, Francis: El fin de la historia y S. XXI, México, 1992, p. 96
el último hombre, Trd. P. Elías, Planeta,
Barcelona, 1992
Habermas, J: Conocimiento e interés, Ma- Notas
drid, Taurus, 1982. 1 Mediante el concepto “anarquía in-
Habermas, J: Conciencia moral y acción co- ternacional”, los realistas pretenden describir
municativa, Ediciones península, Barce- el hecho y la imposibilidad de que exista una
lona, 1985 instancia de orden y gobierno internacional. De
F. Halliday: “Los finales de la guerra fría”, ello derivaran que las relaciones entre naciones
siempre se sitúan el margen del mundo norma-
en R. Blackburn, Después de la caida,
tivo de la moral.
Crítica, Barcelona, 1993, pp. 87, 121- 2 A pesar de su peso teórico, no desarro-
121 llaremos las lecturas del legalismo internacio-
Hardt, M. y Negri, A: Multitud, Ed. Debate, nal. Nos interesan especialmente los estudios de
Barcelona, 2004 Walzer, si bien sus problemas internos deriva-
Held, David: Modelos de democracia. dos de su analogía doméstica así como los de la
Alianza Universidad, Madrid, 1993, articulación entre principio de autodetermina-
Hobbes, T. 2002: Leviatán o la materia for- ción, y la norma de no-intervención (principio
ma y poder de una estado eclesiástico de agresión), esconden graves problemas como
y civil. Tr. Carlos Mellizo, Alianza Edito- son la definición de soberanía o frontera en re-
rial, Madrid. lación con la agencia del ciudadano. Sus refor-
mulaciones posteriores, a partir de Esferas de
Horkheimer, Max: Historia, Metafísica y es-
la justicia, hasta On toleration: a) limitación de
cepticismo. Tr. María del Rosario Zurro.
la analogía, b) la crítica a la posibilidad de una
Ed.Alianza 1982, Madrid. estado global, c) derivado desde el compromiso
S.P. Huntington: La tercera ola. La demo- con las comunidades concretas, d) y la necesi-
cratización a finales del siglo XX, Pai- dad de unos mínimos compartidos; nos pare-
dós, Barcelona, 1994. cen todas ellas muy interesantes y creemos que
S.P. Huntington: El choque de civilizaciones son una buena respuesta a los presupuestas del
y la reconfiguración de orden mundial, neorrealismo, y a su vez pensamos que podrían
Paidós, Barcelona, 1997. ser integrados en una lectura deconstructiva de
Krasner, S: “Structural Causes and Regime la democracia en su vertiente internacionalista.
Consecuencies: Regimes as Intervening Ahora caminaremos hacia esta visión que como
veremos se produce en respuesta a los procesos
Variables.” En International Regimes,
de integrismo (de todo tipo) que han surgido
S. Krasner (ed), Ithaca, Cornell Univer-
en los últimos tiempos, y que han definido una
sity Press, 1983, p.10 panorama gobernado, como sostiene Virilio
Laclau, Ernesto: por las políticas del miedo. De todos modos
. Hegemonía y estrategia socialista, tendríamos que debatir la función del multi-
FCE, Buenos Aires, 2006 culturalismo liberal con lecturas postmarxistas y
. On pupulist reason, Verso, London, democrático inclusivas que entienden este tipo
2007 de multiculturalismo como un reproductor he-
. Emancipation(s), Verso, London 2007 gemónico; nos referimos principalmente a los
Martínez de Albeniz, I. “Usar la palabra estudios de Chantal Mouffe.
política en vano. Blasfemia, parodia e 3 Con este concepto nos queremos seña-
lar que la mayoría de los gobiernos liberales de
ironía como reapropiaciones de lo polí-
occidente han llevado a cabo políticas publicita-
tico”, Foro Interno, 2005, 5, 13-35
rias vacías, sin contenido ni prospección política
Mouffe, Chantal: On the political, Rout- de alcance social.
ledge, New York, 2006

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130 Adrián Vázquez Fernández

4 A. Etzioni, F. Fukuyama, S. Huntington. principio éticos”. Según el, autores como Ha-
5 Se radicalizan las políticas de pertenen- bermas, y Derrida efectuarían esta operación.
cia, conmigo o contra mi; los diferentes y los 9 Está claro, que entre ellos existen dife-
iguales. La política parece querer alimentarse rencias substanciales, sin embargo más de for-
en esta época mediante un régimen de exclu- ma que de contenido. Respecto a la carencia de
sión. un principio o imperativo ético-político, cree-
6 En ciertos aspectos, autores represen- mos que Derrida lo formula claramente, esto es
tantes de las corrientes dialógicas como Haber- la indecibilidad traducida como lógica política
mas han sido acusados de defender posturas tangible y contingente.
de este tipo, siendo catalogados como “apolí- 10 Sería una soberanía fluida, pero con-
neos”. Desde estas críticas a las políticas consen- creta en la que se contemplarían los tres presu-
suales se recalca el excesivo empeño de unificar puestos operativos presentes en la deliberación
y acelerar procesos de acuerdo lo que según es- y señalados por Habermas: reciprocidad, rever-
tos pensadores, hace que se acreciente el poder sibilidad y universalidad.
de las capas mayoritarias. Este tipo de críticas, 11 A pesar de que al establecer conexiones
entre ellas cabría destacar a autores tan dife- lógicas entre autores, y más aún entre discipli-
rentes como Zizek, Laclau o Moueffe; les llevan nas, se corre el riesgo de ser reduccionista; nos
a proponer modelos alternativos al mayoritario, gustaría mencionar algunos estudios que cree-
lo que hace que sus lecturas articulen propues- mos están claramente relacionados con nuestra
tas democráticas inclusivas frente a la estructura lectura. Así la lectura democrática propuesta
deliberativa, que desde su punto de vista des- está cercana a la noción de “obra en proceso”
cuida aspectos distributivos. tal y como señala Char Davies. Podríamos rela-
7 Esto se observa en los acontecimientos cionar hegemonía con las corrientes de desen-
revolucionarios donde se aglutinan diferentes canto posrománticas: positiva y negativamente.
grupos bajo un mismo estandarte, se constru- Aquí Turkle hablaría de la necesidad de una
yen nuevas metáforas donde la diversidad en- educación apara complejidad y la pluralidad.
cuentra una nueva identidad). Son muy interesantes al respecto los trabajos de
8 Término utilizado por Laclau para refe- Bruce Sterling sobre el aburrimiento y la necesi-
rirse a las teorías políticas que pretenden articu- dad de que el mundo sea más interesante.
lar una práctica política a partir de “supuestos

RIPS, ISSN 1577-239X. Vol. 8, núm. 2, 2009, 115-130

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