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EN
LA MÚSICA PUERTORRIQUEÑA
Desde la llegada de los españoles al presente, nos encontramos frente a una realidad
histórica: A pesar del tradicional prejuicio de raza y clase que impuso y sigue imponiendo
la hegemonía blanca en las dos Américas, Puerto Rico cierra el Siglo XX emergiendo
como una de las nuevas culturas producto de la amalgama de grupos étnicos y culturas
diversas que caracteriza los pueblos del Nuevo Mundo. Y en esa amalgama de grupos
étnicos-culturales que forman la cultura puertorriqueña, la presencia negro-africana pudo
filtrarse e integrarse a la música puertorriqueña como uno de los elementos
fundamentales que añaden chispa, expresión, dinamismo, y vitalidad rítmica a nuestro
lenguaje musical.
Este trabajo intenta a luz de mis investigaciones pasadas, reseñar cuáles son algunos de
los elementos esenciales de la cultura negro-africana, y como se ha integrado ésta con
elementos indígenas, e hispanoárabes, entre otros elementos que forman la cultura
musical puertorriqueña. Sin embargo, lo más importante de este trabajo es que por
primera vez presento una tesis sobre la ley rítmica que gobierna la música
puertorriqueña en donde exista una presencia africana. Esa ley establece que: existe un
ordenamiento rítmico dominado por una sintaxis rítmico-musical gobernada por unas
claves o patrones rítmicos de origen negro-africano. Son estas claves responsables de
ordenar no solo el lenguaje rítmico musical de factura negroide, sino que estas claves
proveen un metro que organiza el vocabulario rítmico de ascendencia indoamericana e
hispanoárabe, entre otros. Esta ley abre las puertas para entender que la música de una
cultura opera como un idioma con un ABC rítmico, armónico, y melódico; y sobretodo
opera con unas leyes de sintaxis que ordenan el vocabulario musical de un país. Abre las
puertas para entender las fuerza que genera el orden de las claves africanas dentro de lo
que parece ser otro orden a estudiar mas adelante: Las leyes que rigen la sintaxis
musical de la claves africanas; claves que no solo organizan la música, sino que generan
voces rítmicas, y a la vez generan una retórica musical que produce un frenesí rítmico
gobernado por las mismas claves.
Las culturas del mundo muestran unas características musicales que las distinguen. Estas
características musicales confeccionan un léxico particular que contiene varios elementos
idiomáticos. El mas importante de estos elementos idiomáticos es el lenguaje rítmico;
luego sigue el lenguaje armónico y el lenguaje melódico. A estos elementos idiomáticos
se añade el elemento tímbrico y otros elementos de expresión como son las formas o
estructuras musicales y la retórica o estilo de canto, elementos que completan el
mensaje final del idioma musical.
Las estructuras musicales son importantes así como la retórica del canto de éstas.
Muchas veces estas estructuras guardan una íntima relación con las estructuras poéticas
como las décimas en el seis, la decimilla en el aguinaldo, la seguidilla en las cadenas, y la
copla octosílaba del caballo. Sin embargo las estructuras poéticas pueden engañar
visualmente y esconder otras influencias musicales como las que señalaremos mas
adelante en este trabajo.
Nota: Observen cómo en el juego de frases cortas en la segunda bomba, se cuela una
seguidilla en Una vieja en camisa/ se levantó, y el rabo de un cometa, se la llevó. Aunque
de inmediato asociamos la seguidilla con la cultura española lo cierto es que la seguidilla,
según Menéndez Pidal, es una estructura poética de origen árabe ya que alterna versos
largos con versos cortos. Este verso corto alternado con otros versos largos lo
encontramos en muchas estructuras moras. Esta combinación de seguidilla con su coro
se la llevó, de estructura negra, crea una combinación afro-hispanoárabe. Estas
combinaciones afro-hispanoárabe se dan con regularidad en combinaciones musicales en
el Continente Africano; muchas de estas combinaciones y otras afro-árabes han viajado a
América y se encuentran mezcladas en nuestra música.[Nota 2]
Decíamos que las voces rítmicas tienden a tener una duración específica dentro de un
metro; todo se mide en pulsaciones. Estas pulsaciones se calculan a base de los valores o
duraciones de notas y silencios. Estas notas o silencios se escriben con una especie de
abecedario (ABC) de figuras con valores rítmicos, como las del esquema de figuras
musicales que aparece mas adelante. Los valores, desde cuatro pulsaciones hasta una
pulsación, están indicados debajo de las notas y silencios. Nótese que las figuras con un
puntillo son iguales a tres (3); las que tienen una doble barra son iguales a una (1)
pulsación; y las que tienen una barra sencilla son iguales a dos (2); y que solamente hay
una nota y un silencio de cuatro pulsaciones (4): la negra y el silencio de negra
( )( ):
Aunque esta explicación de valores o pulsaciones resulte muy técnica para los no
músicos, la idea fundamental es explicar como surgen las combinaciones matemáticas de
muchas de estas voces negras. Estas voces o motivos rítmicos surgen de la clave. La
clave es patrón rítmico de sonidos y silencios conteniendo unas dieciséis pulsaciones en
total. Veámosla:
Esta clave es la más popular en Puerto Rico y muy común en el área de Angola y el
Congo (ahora Zaire) de África. La clave es prácticamente un sonido nacional boricua y
está presente en el Caribe, Brasil, y se escucha en casi todos los rincones de América
Latina y poco a poco ha ido penetrando la América del Norte. Todo el mundo parece
responder al Tac tac tac / tac tac / del sonido de la clave.
[Nota 3]
Esta clave se subdivide en: a) un grupo de sonidos de tres; y b) otro grupo de sonidos de
y dos, se denomina folklóricamente como la clave tres-dos. (a)Tac tac tac; y b) tac tac.
Lo interesante es que esta clave tres-dos opera como un patrón sonoro que funciona
además como sintaxis musical. Esta sintaxis musical rítmica, crea una fórmula fija de tres
sonidos, que genera voces rítmicas dentro del Tac tac tac, con pulsaciones de 3 3 2,
seguida de una fórmula variable de ocho pulsaciones que genera motivos rítmicos
variables dentro de su tac tac; ambas fórmulas sumando el total de las dieciseis
pulsaciones de la clave. Veamos la clave y sus dos fórmulas y luego explicaremos como
se generan los motivos rítmicos correspondientes a cada fórmula. Esas fórmulas rítmicas
las denominaremos aquí como fórmula a) y fórmula b). Creando dos fórmulas que
generan dos tipos de motivos rítmicos; esa sintaxis rítmica dominada por la clave,
gobierna literalmente el discurso del lenguaje de origen africano: (Para revisar: véase
Pág. 33 "Esa sintaxis...:)
Otras veces los ritmos se repiten tanto melódicamente como rítmicamente en uno de los
tambores de bomba, como el siguiente canto-juego de baquiné, que hace unos años
recopilé en Loíza Aldea, Puerto Rico. Dicho canto es conocido como "Remenéalo casco 'e
juey". El canto repite un coro formando uno de los tantos ritmos que aparecen en
melodías y toques de bomba y que aquí se identifica con la siguiente voz rítmica-poética
de "remenéalo, remenéalo, etc.":[Nota 4]
Otro vocablo rítmico encontrado en las zonas negras es este otro ritmo de bomba
puertorriqueña. Observen que es muy parecido al anterior ("remenéalo"), diferenciándolo
únicamente el cambio de posición de las primeras dos notas: (Para ser ilustrado con
grabación o toque de tambor). Observen que ambos ritmos encontrados en la bomba
puertorriqueña, en la plena, y en otros géneros muy populares en Puerto Rico contiene
cinco notas. Curiosamente, a pesar de que estos ritmos se encuentran diseminados en
todos los grupos negros del Caribe, incluyendo zonas afro-haitianas como la tumba
francesa, así como en Brasil y en el África oriental, los cubanos no se percataron de esto
y decidieron denominarlo como cinquillo cubano; este error es común con respecto a la
clave tres-dos que también la denominan como la clave cubana tal como he podido
apreciar en mis viajes a Cuba, y como se ha generalizado entre músicos populares en
Puerto Rico. Pero veamos estos cinquillos de origen africano:
Hasta ahora los ejemplos de lenguaje rítmico guardan una íntima relación con la fórmula
de la clave en donde la fórmula a) de apertura mantiene siempre combinaciones estables
de 3 3 2 estableciendo una conducta rítmica negra predecible. Pero hay que aclarar que
en una pieza musical existen elementos musicales con funciones rítmicas distintas. Estos
elementos son los que forman parte del idioma musical, y que ya mencionáramos como:
el lenguaje melódico, el lenguaje armónico, y el lenguaje rítmico.
La clave pertenece al lenguaje rítmico y volvemos a reiterar que ésta funciona como un
metro que se mantiene sonando sin variar de principio a fin con su fórmula a) y b) de Tac
tac tac/ tac tac. La clave se asigna casi siempre a los palitos; o a un instrumento
denominado clave que consiste en una cajita ahuecada que se golpea con un palo; o
simplemente se ejecuta con las palmas, o de alguna otra forma. La clave en algunos
géneros, como en la danza puertorriqueña, se puede suprimir, pero aunque no se oiga, sí
existen sus pulsaciones formando como dije antes, un metro silente. Eso es lo que yo
llamo el espíritu de la clave. Pero cuando una danza se ejecuta popularmente con
muchos instrumentos, ese espíritu de la clave se convierte en realidad sonora ya sea por
la presencia de estas al tocar con las palmas de la mano, o al introducir la clave
(instrumento) o los palitos.
En la sección de percusión la clave tiene esa exclusiva función de metro pero a los demás
instrumentos de percusión tienen funciones distintas. Las congas funcionan como los
tambores de bombas. Ambos instrumentos se utilizan en pareja o en combinados de tres
o más. A uno de ellos se les asigna la función percusiva de definir el ritmo característico
del género, como ya señaláramos con el ritmo de bomba Bambulaé sea ya; mientras que
a los demás se le asigna la función de repiquetear. Estas funciones distintas crean al
menos tres capas rítmicas en la sección de percusión: la función métrica; la función de
definición rítmica del género, que hace que el género se llame bomba, o plena,
guaguancó etc.; y la función del repiqueteo que adorna o florea con improvisaciones toda
la pieza. En las descargas rítmicas le corresponden a los instrumentos de esta última
función (repiqueteo), como la bomba requinto (primo o subidor), o el pandero requinto,
destacarse con improvisaciones llenas de virtuosismo. Es precisamente dentro de esta
función que se siente las improvisaciones sobre las dos fórmulas de la clave. Estas
improvisaciones mantiene combinaciones improvisadas, pero sin alterar la fórmula a) de
pulsaciones) 3 3 2 con improvisaciones de la fórmula b) que resulta mas rica en
combinaciones por ser mas libre.
Cuando se añaden los bongoes, estos hacen un despliegue rítmico increíble coqueteando
con los ritmos de las tres funciones, pero mayormente improvisando repiqueteos que
forman un tejido rítmico utilizando la clave como metro. Veamos este ejemplo de tres
capas rítmicas operando en la bomba:
En las secciones melódicas y armónicas de una pieza musical los lenguajes armónicos y
melódicos tienen funciones parecidas a las de los tambores de bomba, las congas y
bongoes. Por ejemplo, una guitarra tiende en su lenguaje armónico a definir el ritmo del
género y su armonía. Esto es, si el género es un aguinaldo la guitarra define que tipo de
aguinaldo es, sea este Aguinaldo Cagüeno, Aguinaldo Orocoveño, o Aguinaldo Jíbaro, con
su particular ritmo armónico del género; lo mismo ocurre con un seis como el Seis
Chorrea'o. En este sentido la guitarra coincide en funciones rítmicas con una de las
congas o bombas. Sin embargo, un cuatro tiene unas funciones melódicas con un
lenguaje rítmico parecido al de los instrumentos de repiqueteo; y también tienen sus
descargas rítmico-melódicas improvisadas montadas sobre la clave. [Nota 5]
Otras claves:
Si bien ya dijimos que en Puerto Rico sobresale la clave tres-dos con su característica
apertura rítmica de 3 3 2, existen otras claves de dieciséis pulsaciones de origen africano
como las siguientes:
Aunque de distinta organización rítmica, estas claves poseen en común una misma
longitud con combinaciones de tres, dos, y hasta cuatro pulsaciones sumando siempre 16
pulsaciones. Estas combinaciones rítmicas de variedad pulsativa son muy comunes en la
música del oeste africano resultando ser unas de las características fundamentales de la
música negra con acentos fuertes marcados en cada primera pulsación de los grupos de
dos, tres, o cuatro pulsaciones. Es esta característica especial de variedad de
combinaciones pulsativas y de acentuaciones fuertes continuas, la que distingue los
ritmos africanos de otras culturas, denominándose estos ritmos como ritmos o patrones
aditivos. Las claves generan, en base de sus estructuras, motivos rítmicos, o se utilizan
con variaciones de combinaciones al igual que la clave tres-dos. Estas claves sirven para
enriquecer la presencia africana con cambios rítmicos-melódicos contrastantes dentro de
una pieza. Observen como la intercalación de la clave 3 3 3 3 2 2 en el lenguaje rítmico
de la melodía de este canto de bomba Bambulaé sea yá rompe con las voces rítmicas de
ocho pulsaciones de las fórmulas a) y b) generadas por la clave tres-dos. De esta manera
la nueva clave impone un orden rítmico distinto como contraste para cerrar el tema de la
bomba, al mismo tiempo que enriquece la presencia africana con dos claves simultáneas,
una como metro melódico de contraste sobre la otra clave tres-dos , que sigue operando
ordenando la rítmica definitoria del género:
Este mismo patrón de cambio de intercalación de otra clave en el cierre temático ocurre
también en la plena, como en el caso de estas dos plenas que son muy parecidas,
Tintorera del Mar, y Que Bonita Bandera . En este caso la clave que rompe el patrón
rítmico-melódico en la última frase de ambas plenas, es la clave de samba. Obsérvense
los motivos rítmicos num. 4. en Tintorera del mar, y 3. En Que bonita bandera, además
de la clave de samba escondida imponiendo una sintaxis rítmica de cierre:
Noten la clave de Samba escondida en el cierre del tema de estas plenas:
Es muy lógico encontrar motivos rítmicos africanos dentro de las zonas negras de Puerto
Rico, el Caribe, Brasil, entre otras comunidades negras. Es también común encontrar,
instrumentos musicales y bailes parecidos a los africanos, así como conceptos religiosos
sincretizados con la religión católica asociados con estos bailes, así como la utilización de
vestimenta europea como se observa en algunos espectáculos de bomba y la vestimenta
de corte francés que se observa en la tumba francesa afro-haitiana y en Cuba. Sin
embargo, luego de haber trascrito estos ejemplos, y luego de presentar estas voces
rítmicas con sus características particulares de culturas negras del oeste africano (y de
hecho hay muchas mas), procede investigar si esa presencia viva de la música negra ha
trascendido mas allá de la bomba y la plena.
Al transcribir esta melodía popular de La Borinqueña, que data de 1867, nos
encontramos con el siguiente fenómeno: Ya desde el comienzo del canto, La Borinqueña
muestra en su melodía voces rítmicas de ascendencia negra. Noten ustedes las
indicaciones de los motivos rítmicos 1. y 4. y la indicación de las fórmulas a) y b) que
mocionáramos en el análisis de la clave tres-dos que aparecen rítmicamente idénticas en
la bomba Bambulaé sea yá , así como la presencia de la clave operando como sintaxis
melódica:[Nota 7]
Curiosamente muchos de estos ritmos disimulaban la presencia negro-africana en con la
escritura musical de tresillos al estilo europeo, pero al interpretarse esta escritura por un
extranjero y escucharse el motivo distinto, nunca se pensó en un ritmo nuevo, ni siquiera
se sospechó de una presencia negra en la música. Este fenómeno de falsa escritura a la
europea (falsa ya que estos vocablos negros no existen dentro de la tradición culta
europea), crea el mito de tresillos elásticos, esto es, una escritura que no corresponde
con la realidad sonora de la composición afro-caribeña:
Son estas combinaciones las que van a definir muchos ritmos característicos de la danza,
especialmente en el acompañamiento armónico; ritmos que se asignan a un instrumento
específico sea una guitarra, o la mano izquierda del piano, o cualquier grupo de
instrumentos armónicos que acompañen la melodía, o en el acompañamiento
contrapuntístico de una segunda melodía, tal y como le correspondía hacer al
bombardino en las danzas desde Juan Morel Campos hasta prácticamente el primer tercio
del Siglo XX.
Pero la verdadera realidad es que el trasplante de todos estos ritmos a América, produjo
variantes de culturas nacionales, y una de ellas es Puerto Rico; otra es Cuba ambas
formando parte de un hermoso cuerpo musical del mundo latinoamericano y caribeño.
Todos estos ritmos, incluyendo ritmos comunes a las comunidades indoamericanas como
el próximo ejemplo, aparecen en la danza puertorriqueña ordenados por la clave.
No solo es la danza el primer género en donde aparece esta presencia negra que define
la sintaxis musical caribeña de nuestra música, sino que es la danza el género que se
convierte en el símbolo de identidad cultural del puertorriqueño a partir de la segunda
mitad del Siglo XIX. Pero este no es nada nuevo durante esta época ya que fue parte de
un periodo histórico de la Europa y la América del Siglo XIX. Durante esa época, como
consecuencia de la Revolución Francesa hay una búsqueda de un nuevo orden político-
social. En ese nuevo orden social los países europeos tratan de despertar el orgullo
nacional de su gente patrocinando los valores de sus raíces culturales que debían
encontrarse de forma pura en las comunidades campesinas. La gente del campo que
vivía en sociedades aisladas de la contaminación urbana, tenían que poseer elementos de
una pureza ancestral en sus mitos y tradiciones. Los alemanes fueron los primeros en
identificarse con la grandiosidad de elementos o fragmentos de mitos de la Raza Aria
depositado en cuentos y leyendas de las tradiciones orales campesinas. Ya en el 1812 y
en 1815, los hermanos Jakob y Ludvig Karl Grimn publican sus primeros dos volúmenes
de cuentos folklóricos (Kinder und Hausmärchen) de donde surgen luego las teorías del
origen Indo-Europeo de la mitología alemana, teoría que da paso para la especulación del
origen del idiomas germánicos. De este movimiento de base nacionalista es que surgen
los estudios del Folklore como disciplina. [Nota 8]
El orgullo nacional hay que buscarlo en todas sus raíces culturales. Chopin es un pionero
en esta búsqueda y su obra se inspira en las danzas nacionales polacas como la mazurka,
la polonesa y el vals. Los compositores rebuscan sus danzas folklóricas para demostrar el
caudal de orgullo nacional que existe en sus danzas. Los ingleses popularizaron sus
country dances, luego traducidas al español como contradanzas. (Nota) De aquí que
todos los pueblos rebusquen hasta encontrar sus contradanzas que se convierten en
sinónimos de identidad y orgullo nacional. Las contradanzas alemanas, las contradanzas
francesas, y las contradanzas españolas se ponen de moda. En Puerto Rico se ponen de
moda estas danzas francesas por la influencia misma de la Revolución, y se baila el
Cotillón francés, el Rigodón, el Minué, el Gallop, y la Contradanza española ya conocida
en singular.[Nota 9]
Todo este embrollo histórico del movimiento romántico-nacionalista explica el por qué se
hizo tan famosa la Borinqueña en Puerto Rico y Latinoamérica. No solo se convierte La
Borinqueña en símbolo de identidad romántico-nacionalista sino que al folklorizarse por
sus cualidades multiculturales comunes a los países latinoamericanos, muchos de estos
países quieren reclamarla como suya. De aquí que se produzcan muchas versiones de La
Borinqueña como peruana, dominicana, cubana, brasileña, y venezolana, entre otras
posibles versiones quizá escondidas en otros pueblos de Latinoamérica.
[Nota 11]
Tal vez Lola Rodríguez de Tió al cambiarle el texto de La Borinqueña por un texto
revolucionario, no conocía ese espíritu nacionalista-musical puertorriqueño que era parte
del movimiento socio-político europeo impulsado por la revolución francesa. Ese espíritu
de definición romántico-nacionalista lo hereda el pueblo puertorriqueño buscando definir
su orgullo nacional a través del folklore. De aquí es que surge el interés de Manuel Alonso
por escribir El Gíbaro en donde le da particular énfasis a las danzas o bailes
puertorriqueños que el clasifica como bailes de garabato, refiriéndose a los bailes jíbaros,
y bailes de sociedad a los bailes de salón. Pero el prejuicio blanco no lo hizo considerar
los demás; otros bailes que no debían incluirse en su trabajo, como el mismo menciona.
Esos otros bailes eran los bailes de bomba, bailes en donde estaban depositadas otras
raíces ancestrales que ningún intelectual quería explorar ni apreciar ya que no eran
depósitos culturales como para realzar el orgullo nacional que se estaba buscando. De ahí
el desprecio que se desprende del simple comentario de Manuel Alonso. [Nota 12]
Pero la historia, sin embargo va a contradecir a Manuel Alonso. Cuando él, Alonso,
publica su Gíbaro, aunque fuera cierto que estos bailes no se hubiesen generalizado en el
país, ya la música de estos bailes negro-africanos habían dejado su huella en la cultura
musical del país debido a que la música no muestra su color cultural para el oído
convencional al filtrarse rítmicamente en instrumentos de orígenes blancos como son el
violín, la flauta, el clarinete, el bombardino, el bajo, el violonchelo, la guitarra, y el cuatro
entre otros. El prejuicio negro solo se capta por la asociación popular de negro y tambor.
Este prejuicio establece que donde hay algo negro tiene que haber un tambor. Sin
embargo al influir los ritmos en el resto de la música del país, ese mismo camuflaje
musical fue el logró que no se discriminara contra una música de alto poder expresivo,
gran fuerza rítmica, y sobretodo, un gran espíritu ordenador. La contradanza, género
precursor de la danza, el danzón, el rag time, el merengue, y el bolero, entre otros, fue
sin lugar a dudas la comenzó a criollizar vocablos rítmicos africanos conjuntamente con
los demás motivos que hemos señalados en este trabajo. Pero es la danza puertorriqueña
la que definitivamente deja establecida una música nacional con un lenguaje rítmico que
intercala los motivos y la clave africana como elemento ordenador de la sintaxis rítmica y
musical. Este lenguaje extraordinariamente se esparce por todos los rincones de Puerto
Rico, el Caribe, y Latinoamérica. En Puerto Rico lo vamos encontrar en todos los géneros
rítmicos en donde se puedan colar las claves africanas. Y estos géneros son la gran
mayoría de nuestro repertorio tradicional popular y folklórico: Danzas, boleros, danzones,
guarachas y rumbas, sambas y bossa novas, tangos, bombas, plenas; así como una
inmensa cantidad de aguinaldos y seises, y sobretodo el extraordinario género de nuestro
momento histórico: la salsa; todos integrando el poderoso lenguaje rítmico negro-
africano, lenguaje que con su fuerza y poder pudo infiltrarse desde los bailes de sociedad
hasta los bailes de garabato complementando la música puertorriqueña con una
tremenda riqueza rítmica que pone a bailar a todos sin importar raza, afiliación política, o
color. En ese sentido ha sido la música con su extraordinario poder unitario, la
responsable de haber logrado amalgamar esa presencia negra por encima del prejuicio
de clase y raza que engendraron las sociedades europeas.
APENDICE:
El primer ejemplo muestra motivos rítmicos del merengue, motivos derivados de las
fórmulas a) y b) de la clave tres-dos. Nótese la similitud de estos motivos en el Seis
Milonga:
El próximo ejemplo muestra la interrelación rítmica que existe extraordinariamente entre
la bomba Bambulae se yá y el Seis Fajardeño:
En los siguientes ejemplos se nota la influencia de los cinquillos o voces rítmicas negro-
africanas en el Aguinaldo Cagüeno y en el Aguinaldo Jíbaro:
El siguiente ejemplo es un muestrario de ritmos que podrían aparecer dentro de
diferentes géneros, algunos melódicamente, otros en la armonía o definiendo algún
género, o simplemente en un soneo de bongoes, cuatro, congas, gúiro, o bomba:
1 Estas bombas y plenas son de la tradición oral. Para mas información sobre su
estructura poética relacionada con las estructuras negro-africanas, ver mi trabajo African
Heritage of Puerto Rican Folk Music Poetic Structure, Archive of Traditional Music, Indiana
University, 1979. En el mismo hay recopilaciones de diferentes géneros parecidos
recopilados del Archive of Traditional Music en Indiana University, Bloomington, Indiana.
El ejemplo de Camerún es sacado de Martín Samuel Eno Belinga, Decourert des
Chantefables, (beti-bulu-fanga du Cameroun) Paris, 1970. Para mas información ver
"Los sones de la bomba en la tradición popular de la costa sur de Puerto Rico", Revista
del Instituto de Cultura de Puerto Rico, octubre-diciembre, 1963, San Juan, Puerto Rico;
Francisco López Cruz, La Música Folklórica de Puerto Rico, Sharon Connecticut: Troutman
Press, 1967; Manuel Álvarez Nazario, El Elemento Afro negroide del Español en Puerto
Rico, San Juan Puerto Rico, 1961, p. 298-314; Cesáreo Rosa-Nieves, Voz Folklórica,
Troutman Press, 1967.
2 Para mas información sobre las estructuras de origen árabe ver Menéndez Pidal,
Poesía Árabe y Poesía Europea, Espasa-Calpe, España, 1963; y Adolfo E. Jiménez
Benítez, La Lírica Arábigo española y las Jarchas Mozárabes, Ediciones Zoé, San Juan,
Puerto Rico; en mi artículo "La música navideña: Testimonio de nuestro presente y
pasado histórico," publicado por la Revista Musical Puertorriqueña, en dos números, num.
3 y num. 4, enero-junio y julio-diciembre de 1988, hay análisis sobre la presencia
escondida de la estructura del zejel árabe operando en algunos seises puertorriqueños.
3 Existen otros patrones de claves de doce pulsaciones, algunos de origen Yoruba; otros
de Ghana y de otros lugares de África y organizados en claves tres-dos, y dos-tres. ( e e
e. e e. ; e. e. e e e ). Para mas información sobre esta música leer: J.H. Kwabena
Nketia, Folk Songs of Ghana, Ghana University Press, Vol. I y II, 1973 y del mismo autor
African Music in Ghana, Northwestern University Press, 1963; J. O. Ajibola, Orin Yoruba
(Yoruba Songs), University of Ife Press, Nigeria, 1974; "Structural Levels of Rhythm and
Forma in African Music, with particular reference to the West Coast", por Laz, E. N.
Ekueme, African Music Society Journal, vol. 5, 1975-76, num. 4; "Employment of the
'Standard Pattern' in Yoruba Music", por Anthony King, African Music Society Journal, vol.
2, 1960, num. 3.
4 Recopilada en Loíza Aldea cantada por el grupo Mayombe dirigido por Gladys Rivera en
mayo de 1983.
6 Trascripción del disco Música Folklórica nacional de Don Rafael Cepeda Atiles. (Los
discos no tienen fecha de publicación)
8 Para mas información sobre este tema leer el primer capítulo de: Stith Thompson, The
Folktale, The Dryden Press, 1946, New York; Richard M. Dorson, Folklore and Folklife,
The Universtity of Chicago Press, Chicago and London, 1972, The University of Chicago;
Alan Dundes, The Study of Folklore, Prentice Hall, Inc., 1965, Englewood Cliffs, N. J.
9 Sobre este tema hay una magnifica introducción sobre La Contradanza en el libro de:
Hilario Manuel Saumell, Contradanzas, Editorial Letras, Cubanas, Ciudad de la Habana,
Cuba, 1980.
10 El lector interesado en descubrir estos motivos como los cinquillos originados por la
clave tres-dos, yo lo invito a repasar el repertorio de estos géneros en cualquier colección
accesible de danzas y contradanzas.