Sie sind auf Seite 1von 47

Módulo IV Salud Mental Comunitaria

SALUD MENTAL COMUNTIARIA

ÍNDICE
SALUD MENTAL................................................................................................................................... 3
PROBLEMAS MUY SEVEROS PARA LA PERSONA Y LA SOCIEDAD ..................................................... 3
UNA MIRADA A LA SALUD MENTAL DE NUESTRO PAÍS .................................................................. 14
ESTIGMA CONTRA LAS ENFERMEDADES MENTALES .................................................................... 18
SALUD MENTAL EN LA VIDA COTIDIANA DE LA POBLACIÓN ....................................................... 20
SALUD MENTAL Y VIOLENCIA FAMILIAR ..................................................................................... 20
LOS TRASTORNOS MÁS FRECUENTES: ANSIEDAD Y DEPRESIÓN EN LA POBLACIÓN .................. 23
a) SALUD MENTAL Y ADICCIONES........................................................................................... 24
b) SALUD MENTAL Y EL ADULTO MAYOR ............................................................................... 26
c) SALUD MENTAL E INDICADORES SUICIDAS ........................................................................ 29
d) SALUD MENTAL Y CALIDAD DE VIDA ................................................................................. 30
e) SALUD MENTAL Y TRASTORNOS CON DISCAPACIDAD ..................................................... 31
f) SALUD MENTAL Y POBREZA .............................................................................................. 32
g) SALUD MENTAL Y EVENTOS DE VIDA ................................................................................ 33
h) SALUD MENTAL Y ASPECTOS SOCIO CULTURALES ........................................................... 34
i) SALUD MENTAL Y DISCRIMINACIÓN ................................................................................. 35
j) SALUD MENTAL Y DESARROLLO HUMANO ....................................................................... 36
k) SALUD MENTAL Y VIOLENCIA EN GENERAL ....................................................................... 38
VISIÓN Y PERSPECTIVAS DE LA SALUD MENTAL COMUNITARIA EN LATINOAMERICA.................. 39
EL PROBLEMA: NECESIDADES, DEMANDAS, RECURSOS ................................................................. 41
POSIBLES SOLUCIONES AL PROBLEMA ............................................................................................ 43
BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................................................... 46
CUESTIONARIO IV ............................................................................................................................. 47

MODULO IV 2
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

SALUD MENTAL

PROBLEMAS MUY SEVEROS PARA LA PERSONA Y LA SOCIEDAD

La celebración del 10 de octubre como el Día Mundial de la Salud Mental puede


servir como ocasión propicia para tener un momento de reflexión sobre los
principales problemas de la salud mental, de tal manera que podamos adquirir
conciencia de su dimensión, así como revisar diversas recomendaciones
propuestas por organismos internacionales con el propósito de lograr mejorías en
este campo.

No cabe duda que los trastornos mentales, también denominados


neuropsiquiátricos y del comportamiento, se han convertido en verdadera
preocupación para las personas que los padecen, para sus familiares, para los
prestadores de servicios y para todas las personas e instituciones involucradas en
este campo.

De acuerdo con la OMS (2003 al 2015) se calcula que 650 millones de personas en
el mundo padecen alguna forma de trastorno mental, que les genera sufrimiento e
incapacidad. Aproximadamente de 160 a 250 millones de ellos sufren depresión;
entre 70 y 90 millones padecen trastornos por el abuso de alcohol o diversas drogas;
de 24 a 25 millones sufren esquizofrenia; 37 millones tienen demencia, un millón de
personas se suicidan cada año y entre 10 y 20 millones intentan suicidarse. Una de
cada 4 personas se verá afectada por algún trastorno mental en su vida según
estadísticas de la OMS, publicadas en 2001.

Se calcula que una de cada 4 familias en el mundo tiene un miembro con algún
trastorno mental (Saraceno, 2004). De acuerdo a la información disponible se
presentan algunos datos que permiten conocer de manera muy resumida la
situación en México. De acuerdo a la Secretaría de Salud, se estima que alrededor
de 15 millones de personas padecen algún trastorno mental. Los resultados de la
última Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica (ENEP) indican que el
28.6% de la población presentó alguno de los 23 trastornos de la Clasificación

MODULO IV 3
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

Internacional de Enfermedades (CIE-10) alguna vez en su vida y que solamente uno


de cada 10 pacientes recibe atención especializada (Medina-Mora y cols., 2003).

La prevalencia de trastornos mentales severos, según el DSM-IV, realizado durante


12 meses, fue del 12.1% y el uso de los servicios de salud mental fue solamente del
24% (Medina-Mora y cols., 2005).

La búsqueda de atención puede tardar de 8 a 15 años y el 15% de las personas con


trastornos mentales prefiere automedicarse (Vitela, 2006). Entre niños y
adolescentes de 4 a 16 años de la Ciudad de México, se estimó que 16% podría
tener algún tipo de trastorno; la mitad de ellos presentó algún síntoma, pero la
necesidad de atención se consideró únicamente para el 25% de quienes tenían
alguna sintomatología, mientras que la búsqueda de atención sólo se reportó para
el 13% de los niños y adolescentes, de acuerdo con lo reportado por la madre o el
padre entrevistado, con quien vivían (Caraveo y cols., 2002).

En otro estudio se encontró que 2% de niños y adolescentes de hasta 18 años, lo


que equivale a dos millones de personas, ha padecido un episodio de depresión
mayor con un promedio de siete episodios a lo largo de su vida (Benjet y cols.,
2004). Estos datos apoyan los registros de los trastornos mentales que ocupan el
quinto lugar como carga de enfermedad, entre las 10 enfermedades más
incapacitantes y 4 de ellas son trastornos mentales: la esquizofrenia, la depresión,
la obsesión-compulsión y el alcoholismo (Frenk y cols., 1999).

Los trastornos mentales actualmente no se pueden explicar si se consideran


únicamente los síntomas y signos de la enfermedad; el otro componente importante
es la discapacidad que ocasionan, misma que afecta a una tercera parte de los
pacientes. En trastornos neuropsiquiátricos y del comportamiento, la discapacidad
a nivel mundial llega hasta 31%. Esta varía en diversas regiones del mundo, siendo
África la más baja, con 18% y Europa una de las más altas, así como el continente
americano con 43% (OMS, 2001).

Estos trastornos representan actualmente alrededor de 13% del total de la carga de


morbilidad y discapacidad global que causan estas enfermedades, carga que para

MODULO IV 4
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

el año 2020 se estima se incrementará al 15% de la discapacidad ajustada a los


años perdidos por la enfermedad. Actualmente esta carga conforma 31% de los
años vividos con discapacidad y representa 6 de las 10 causas principales de
discapacidad en el mundo; la esquizofrenia ocupa el séptimo lugar (OMS, 2001) y
se estima que la depresión llegará a ser la segunda causa de discapacidad a nivel
mundial en el 2020 (Murray & López, 1996), convirtiéndose así en un problema de
salud pública.

Los trastornos mentales ocasionan costos económicos, sociales, familiares,


emocionales y personales para quienes los padecen. Por cuestiones de espacio se
mencionan solamente dos ejemplos de índole económico: en los Estados Unidos
se ha reportado en 148 billones de dólares el costo directo de los tratamientos, esto
representa 2.5% del producto nacional bruto. Los costos indirectos en los países
desarrollados son de 2 a 6 veces superiores en comparación con los que se
registran en los países en vías de desarrollo, donde los costos son bajos
generalmente (OMS, 2005). Otro ejemplo es Chile, donde los costos directos del
tratamiento de los trastornos mentales es aproximado a los 74 millones de dólares,
lo que representa la mitad del presupuesto total de salud mental de ese país (Araya
y cols., 2001).

Los costos sociales también pueden ser significativos e incuantificables en términos


del rechazo social, estigmatización, discriminación y ausencia de oportunidades de
trabajo para las personas con trastornos mentales. Las familias también deben lidiar
con varios aspectos como la carga emocional de cuidar al enfermo si está
discapacitado y apoyarlo económicamente si no trabaja, cubrir los costos de los
tratamientos como consultas, hospitalizaciones, terapias, medicamentos,
transportación a los lugares de atención, etc.

Asimismo deben considerarse el tiempo que algunos familiares tienen que dejar de
trabajar y no percibir ingresos por tener que llevar al paciente a sus consultas y
tratamiento; las repercusiones en la disminución de la calidad de vida en la familia,
el estrés ocasionado por la enfermedad y como consecuencia la presencia de
trastornos mentales y problemas emocionales en los familiares del paciente, como

MODULO IV 5
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

la depresión y el abuso del alcohol; la discriminación ejercida por otras familias o


por la comunidad sobre la familia por tener un enfermo mental en el hogar, e incluso
el desgaste emocional en casos en que la discriminación intrafamiliar ocurre cuando
algún integrante no acepta al enfermo, lo rechaza y lo discrimina negando así el
apoyo emocional tan necesario para el paciente.

De todas las personas afectadas, una gran proporción no recibe atención


especializada debido a las limitaciones que existen en la mayoría de los países del
mundo en infraestructura de servicios de salud mental; la demanda de atención es
muy grande y existe un reducido número de especialistas y personal de salud
mental.

Pensemos que aproximadamente al 70% de la población mundial le corresponde


menos de un psiquiatra por cada 100,000 habitantes (OMS, 2001). Asimismo,
alrededor de casi dos terceras partes de personas con algún trastorno mental, no
asisten nunca a un servicio o con un especialista en salud mental. Aun en
situaciones en que se demostró la disponibilidad de un servicio de salud mental
donde era posible recibir atención, sólo 35% de personas afectadas por un trastorno
mental acudió a consulta con un especialista en salud mental (OMS, 2001). Si bien
se ha encontrado que los servicios comunitarios son más eficaces que los
hospitalarios, en los hospitales psiquiátrico 65% de las camas están disponibles
para los enfermos mentales (OMS, 2003).

Sin embargo, la tendencia es incrementar la atención de los pacientes en centros


comunitarios y reservar el hospital psiquiátrico para los casos más graves que
ameriten hospitalización. En otros casos y por diversidad de razones como no saber
dónde buscar atención, desinformación o desconocimiento de la enfermedad
mental, el tiempo que tarda un paciente con esquizofrenia en llegar a un servicio de
salud mental puede ser de hasta dos años, lo que complica la evolución de la
enfermedad al no ser tratada oportunamente (Valencia, 1996, 2002, 2004).

Se ha pronosticado también el incremento de la carga de los trastornos mentales,


sobre todo en países con sistemas de salud mental poco desarrollados. Entre las
razones de este pronóstico se mencionan a la rápida urbanización, los cambios

MODULO IV 6
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

macroeconómicos, los desastres naturales, los conflictos bélicos, así como la


pobreza en que viven la personas sin hogar o en hacinamiento, con mayores niveles
de contaminación, sin ningún tipo de apoyo social y con problemas en las relaciones
familiares. También debe considerarse que es mayor el número de personas en el
mundo que viven en situaciones de tensión social y/o conflictos armados, que
provocan situaciones de crisis como la pérdida de sus hogares, la muerte de
familiares, la hospitalización de familiares heridos y la discapacidad permanente, los
desplazamientos geográficos, las repercusiones emocionales del conflicto, etc.

De igual forma, existen otros factores comunes a la pobreza mundial como vivir en
situaciones extremas de estrés psicosocial, pobreza, marginación, desilusión,
desesperanza y con dificultades para recibir atención respecto a su salud mental.
Cada vez es mayor el número de personas expuestas a la violencia al ser víctimas
de asaltos, robos, secuestros e inseguridad; lo que incrementa su vulnerabilidad a
padecer trastornos mentales como el trastorno de estrés post-traumático, la
depresión, algún tipo de adicción o incrementa el riesgo de intentos de suicidio. Los
trastornos mentales impactan de una manera considerable en los adultos jóvenes
que son la parte más productiva de la población.

Sin embargo, los niños también se ven afectados cuando presentan problemas de
aprendizaje por déficit de atención con hiperactividad e impulsividad, de ansiedad
por separación, de desempeño escolar, de conducta o emocionales, lo que implica
su asistencia a consulta con un especialista, el uso de psicofármacos si es
necesario, así como recibir apoyo terapéutico, escolar y familiar.

Respecto a los recursos financieros y a las políticas de salud mental se puede


comentar que más de una cuarta parte de los países, es decir 28%, carecen de
presupuestos específicos para la salud mental y que de los países con asignación
de recursos para este rubro, 37% gasta menos del 1% de ese presupuesto. En todo
caso, los gastos en salud mental equivalen a menos del 1% del presupuesto global,
en 62% de los países en vías de desarrollo y en 16% de los países desarrollados.
El 25% de las naciones no tienen acceso a los psicofármacos básicos de atención
primaria, y 37% de los países carecen de servicios de salud mental comunitarios.

MODULO IV 7
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

El problema se agrava si se considera que 30% de los países no tiene un programa


nacional de salud mental, que 40% carece más de una política de salud mental y
que 25% de los países con políticas públicas para atención psiquiátrica no se les
asigna ningún presupuesto. En México, se destina sólo 1% del presupuesto a la
salud mental cuando la OMS recomienda que se asigne 10% (OMS, 2001, 2003,
2005).

Las causas de los trastornos mentales incluyen una combinación de factores


biológicos, genéticos, psicológicos, emocionales, psicosociales, cognitivos,
ambientales y sociales. El modelo de abordaje que actualmente se utiliza es el
biopsicosocial que incluye factores biológicos y psicosociales.

El componente biológico incluye alteraciones en algunas áreas del cerebro y el


componente psicosocial, alteraciones en el funcionamiento interpersonal.
Afortunadamente, el tratamiento de los trastornos mentales ha presentado cambios
considerables ya que, hace más de 50 años, la única opción para una persona con
una enfermedad mental era su reclusión en alguna institución mental, hecho que
varió con la aparición de los medicamentos neurolépticos, única forma de
tratamiento que inició el proceso de la desinstitucionalización, lo que implicó la
salida de los pacientes a la comunidad.

Esto obligó a buscar opciones de intervención y apoyo en la comunidad como las


casas de medio camino, los servicios de hospitalización parcial, las comunidades
terapéuticas, las familias sustitutas, etc (Ryan y cols., 1982). Dicho tratamiento no
sólo consistió en lograr el control y la estabilidad de los síntomas de la enfermedad
(componente biológico), también se consideró el funcionamiento del paciente en la
comunidad (el componente psicosocial).

La exclusividad del tratamiento farmacológico se modificó debido a la aparición de


otras alternativas terapéuticas, que existen desde hace 60 años (Malm, 1990), en
combinación con los psicofármacos. Esto cambió la perspectiva de los trastornos
mentales antes conceptualizados únicamente como enfermedades médicas, es
decir unifactoriales, para entenderlas como enfermedades multifactoriales que
incluyen el componente biológico y el psicosocial. Actualmente existe una gran

MODULO IV 8
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

variedad de tratamientos para los trastornos mentales que generalmente combinan


el uso de psicofármacos con la psicoterapia en sus distintas modalidades: individual,
grupal, familiar, etc., así como programas de cursos psicoeducativos para los
pacientes y sus familiares. Los tratamientos integrales para los trastornos mentales
como la depresión, la esquizofrenia, el trastorno bipolar y los relacionados con el
consumo de alcohol y drogas, por mencionar algunos, han demostrado su
efectividad.

Esta se encuentra registrada en el Informe Mundial de la Salud del 2001, así como
en libros y revistas científicas de todo el mundo. En el Informe del 2001, se
mencionan sólo 4 ejemplos:

1.- La depresión se puede tratar de manera exitosa mediante el uso de


medicamentos antidepresivos en combinación con intervenciones psicosociales;

2.- El tratamiento psicosocial, la terapia familiar y los medicamentos antipsicóticos


en conjunto, pueden reducir los porcentajes de recaídas de 50% a 10%, en
pacientes con esquizofrenia;

3.- El tratamiento para control del uso de drogas es efectivo al reducir el consumo
entre 40-60%, y

4.- Cuando se utilizan las intervenciones breves dirigidas a bebedores en riesgo, se


puede reducir el consumo de alcohol 30%. El tratamiento integral indica que los
psicofármacos son generalmente el abordaje inicial, estos, generalmente deben ser
acompañados en alguna forma de la intervención psicosocial para el paciente, así
como la terapia para la familia.

En este sentido, las intervenciones, los tratamientos, las terapias o las psicoterapias
psicosociales de los trastornos mentales, han demostrado su efectividad desde
hace más de 50 años (Paul y Lenz, 1997; APA, 1993; Valencia y Ortega, 2001). Un
ejemplo muy claro es lo que ha ocurrido en México, país en vía de desarrollo, donde
se han probado modelos innovatorios de intervención en pacientes con
esquizofrenia, mediante la combinación del manejo de los medicamentos
antipsicóticos con diversas modalidades de tratamiento psicosocial en los

MODULO IV 9
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

pacientes, así como terapia a sus familiares, y se ha demostrado la efectividad de


este tipo de intervenciones, como ayuda considerable y significativa para reducir la
sintomatología psicótica, mejorar el funcionamiento psicosocial, reducir los niveles
de recaídas y rehospitalizaciones, mayor cumplimiento con los antipsicóticos y
mayor adhesión terapéutica (Valencia, 1996, 2001, 2002, 2003, 2004). Algunos de
estos datos se encuentran incluidos en el documento denominado Guía
Latinoamericana para el Tratamiento de las Personas con Esquizofrenia,
patrocinado y coordinado por la Asociación Psiquiátrica de América Latina (APAL)
y la Asociación Psiquiátrica Mexicana (APM), cuya aparición será en noviembre del
2007 y servirá como lineamiento para el tratamiento integral de pacientes con
esquizofrenia y sus familias en Latinoamérica.

Se han desarrollado diversas estrategias y recomendaciones para mejorar la salud


mental de la población en el mundo, entre estas se encuentran las 10 propuestas
de la OMS (2003) que resumimos de la siguiente manera:

1.- Proporcionar tratamiento en los servicios de atención primaria.

2.-Hacer accesibles los psicofármacos.

3.-Proporcionar atención comunitaria.

4.- Promover la educación sanitaria.

5.-Involucrar a las comunidades, a las familias y a los usuarios.

6.-Establecer políticas, programas y legislaciones a escala nacional.

7.-Desarrollo de los recursos humanos.

8.- Establecer vínculos con otros sectores.

9.-Evaluar la salud mental comunitaria y

10.- Destinar mayor apoyo a la investigación.

Sin embargo, el abordaje de los trastornos mentales no es la única forma de


entender la salud mental, sobre todo si consideramos que la mayoría de la población
no padece ningún trastorno mental y por lo tanto no tiene un diagnóstico psiquiátrico,
MODULO IV 10
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

no necesita tomar psicofármacos, no necesita internamiento, ni amerita atención


psiquiátrica especializada, pero puede llegar a tener problemas de salud mental con
afectaciones en su salud emocional que implicará la necesidad de buscar
alternativas terapéuticas como algún tipo de psicoterapia, sin necesidad de tomar
psicofármacos.

Debido a que los seres humanos generalmente tenemos la necesidad de hablar y


que alguien escuche nuestros problemas, esto puede ayudar para sentirnos mejor.
Existe un grupo de personas más reservadas e introvertidas que prefieren no hablar
de sus problemas, se los guardan, y luego tienen conductas agresivas e
inconveniente para quienes les rodean.

Lo anterior es común cuando no hay posibilidad de hablar sobre nuestros problemas


y no tenemos con quien hacerlo, ya que existen personas que no les gusta escuchar
los problemas de los demás, y el ritmo de vida impide que los padres escuchen a
sus hijos. En este sentido, el principio básico de la psicoterapia consiste en que la
persona pueda tener un espacio para hablar de sus dificultades y conflictos, con un
profesional debidamente entrenado en las técnicas de la psicoterapia.

Las personas con problemas emocionales necesitan ser escuchadas y la


psicoterapia puede ofrecer un excelente espacio que sirva para intentar la
resolución de estos problemas. Existen diversas modalidades terapéuticas por
medio de las cuales las personas pueden recibir ayuda en el nivel individual, grupal,
de pareja o familiar, entre otros.

Enlistar los problemas de salud mental puede ser interminable ya que éstos tienen
que ver con dificultades que se pueden convertir en conflictos de distinta magnitud
entre padres e hijos, entre hermanos, en las relaciones de pareja, en las relaciones
laborales, entre maestros y alumnos, entre vecinos, entre familias, y pueden generar
diversas formas de maltrato emocional, acoso y abuso sexual, e incluso el síndrome
del burnout, etc.

De esta forma, la salud mental se puede entender como un proceso dinámico que,
generalmente, ocurre en un continuo salud-enfermedad mental, aunque en la

MODULO IV 11
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

mayoría de los casos no se llega necesariamente a la enfermedad y estas personas


pueden mantener su salud mental con variaciones dependientes de diversas
circunstancias. Las personas que no padecen trastornos mentales pueden
presentar otro tipo de problemas de salud mental que pueden afectar su bienestar
emocional, así como problemas psicosociales que afectan su funcionamiento y por
ende su vida cotidiana.

De ahí que la salud mental condicione las actividades que realizan las personas y
las habilidades psicosociales que tienen para enfrentarse a los problemas de la vida
cotidiana. Cuando las personas no han adquirido las habilidades psicosociales
necesarias, tendrán dificultades para desempeñarse satisfactoriamente en las
diversas áreas de sus funciones por lo que pueden presentar problemas en una
ocupación o trabajo, en el manejo de sus ingresos económicos, en sus relaciones
sociales, en sus relaciones de pareja, incluido su componente sexual y en sus
relaciones familiares.

Los recursos emocionales son otro aspecto importante en la salud mental de los
individuos: una persona que desde niño no tuvo la posibilidad de aprenderlos no
tendrá la capacidad emocional para enfrentarse de una manera sana a los
problemas de la vida cotidiana y podrá ser insegura, agresiva, conflictiva, con un
bajo nivel de autoestima, con una necesidad muy grande de tener la aprobación
permanente de los demás, depresiva e inmadura.

Por lo tanto vivirá una situación muy diferente a la de otra persona que tuvo el
acompañamiento emocional de sus padres y adquirió recursos emocionales que le
permiten tener seguridad, buen nivel de autoestima y sobre todo madurez,
entendida ésta como la construcción de la identidad, con independencia física,
económica y emocional de la familia de origen, así como la capacidad de asumir
responsabilidades, planificar, ser productivo, respetar las opiniones de los demás,
poder intimar consigo mismo y con otros seres humanos, que lo lleve a establecer
vínculos afectivos y amorosos profundos que impliquen capacidad de compromiso,
conocerse a sí mismo y tener autocrítica.

MODULO IV 12
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

La Organización Mundial de la Salud (1960) define a la salud como: “Estado de


completo bienestar mental, físico y social, y no meramente la ausencia de
enfermedad o dolencia”. En este concepto, el bienestar mental aparece como un
componente importante de la salud integral. Sin embargo, pueden existir preguntas
difíciles de contestar sobre este aspecto como: ¿qué tan posible es definir e
identificar a una persona con salud mental?, o bien, ¿existen personas que toda su
vida tengan salud mental? y la más difícil, ¿cómo diferenciar la normalidad de la
anormalidad en el mundo tan convulsionado actualmente?.

Parece que la vida de las personas tiene que ver con las ocasiones en que existen
momentos de salud mental y otras situaciones en las que debido al estrés emocional
o psicosocial, la salud mental se ve afectada. Por lo anterior concluimos que todos
en algún momento tenemos problemas con nuestra salud mental.

La salud mental puede asociarse con palabras como: tranquilidad, estabilidad,


equilibrio, prudencia, tolerancia, madurez, sensatez y búsqueda de la felicidad. Una
definición final que podría ayudar a entender, de manera más precisa, el concepto
de salud mental es la que propone el doctor Ahmed Okasha (2005), Presidente de
la Asociación Mundial de Psiquiatría, quien considera a la salud mental como “un
estado de bienestar en el cual los individuos reconocen sus habilidades, son
capaces de enfrentarse con los estresantes normales de la vida, pueden trabajar de
una manera productiva y fructífera y hacer contribuciones en sus comunidades”. Un
cambio importante que ha ocurrido en los últimos años, es que el manejo de la
información respecto a los trastornos mentales y a la salud mental no es algo
exclusivo de los especialistas.

Actualmente la información se encuentra disponible para todos los interesados:


pacientes, familiares y público en general. Las familias de personas con trastornos
mentales merecen un comentario especial. El cambio ha consistido en una
participación más activa e importante de las familias, en el proceso de la
enfermedad, durante el tratamiento, en el proceso de recuperación y en el apoyo
emocional al paciente.

MODULO IV 13
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

La aparición en los últimos años de diversas asociaciones de familiares, es una


prueba de ello, ya que ahora se cuenta con el apoyo de familiares quienes, a través
de terapias y cursos psicoeducativos, tienen un amplio conocimiento de la
enfermedad y cuentan con las herramientas necesarias para enfrentarse a
situaciones de crisis, así como resolver problemas y tener una alianza con los
especialistas en beneficio del paciente.

Finalmente, la difusión de la salud mental es importante, por lo que se propone que


la información disponible en este campo trascienda al personal de la salud mental
de manera que pueda ser ampliamente difundida y se encuentre disponible para el
público en general, con el propósito de que sea de utilidad para prevenir, promover
y fomentar la búsqueda de la salud mental de todos los ciudadanos. Sin duda, es
mejor tener a la población debidamente informada para que se puedan evitar
estigmas, prejuicios, discriminación, y promover el respeto a los derechos humanos
de las personas que padecen trastornos mentales.

UNA MIRADA A LA SALUD MENTAL DE NUESTRO PAÍS

Dentro del concepto de salud mental consideramos aspectos, tanto relacionados a


los trastornos psiquiátricos específicos como a diversos problemas psicosociales
que perturban la vida cotidiana, producen sufrimiento y menor calidad de vida y
bienestar; lo cual con frecuencia afecta la productividad del individuo.

Esto involucra comportamientos desviados o desadaptados, no necesariamente


catalogados como categorías diagnósticas en las clasificaciones psiquiátricas
vigentes. Estudios internacionales han confirmado que sólo alrededor de la mitad
de aquellos que buscan atención por problemas de salud mental tienen problemas
psiquiátricos y algunos autores han señalado que no forzosamente existe
correspondencia entre la ausencia de patología y una buena salud mental.

Asimismo, Corin señala que el lugar de partida del estudio de los problemas de
salud mental ya no se sitúa en el individuo solamente, sino en la interacción

MODULO IV 14
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

constante entre la persona y su entorno, habiéndose identificado determinantes


biológicos, psicológicos y sociales de salud mental.

La epidemiología social apoya especialmente la comprensión de la influencia de


procesos sociales como la educación, el empleo y las condiciones de trabajo, el
ingreso económico, la clase y la exclusión social (étnica, racial, de género,
generacional, por discapacidad, por clase social o por sexualidad), el desarrollo del
niño, los estilos de vida, las redes sociales y los entornos físicos entre otros, en la
salud de las personas y las poblaciones.

De esta manera, se ha propiciado el desarrollo de la promoción de la salud, la cual


lleva a la definición de metas sobre salud en términos de condiciones de vida,
oportunidad de las personas de disfrutar de más años con calidad de vida, la
percepción y conciencia de los problemas al igual que de la posibilidad de la
participación colectiva en la solución de los mismos.

Desde esta perspectiva, los estudios epidemiológicos realizados por el INSM en


Lima, la sierra, la selva y fronteras han mostrado que el principal problema del país
percibido por la población, tanto hombres como mujeres, era el desempleo (en
alrededor del 50% de la población), seguida en menor proporción por la pobreza.
Asimismo, es considerada la corrupción, la violencia y la inestabilidad política, pero
en cantidades menores.

Es generalizada en las ciudades estudiadas la gran desconfianza hacia las


autoridades políticas (alrededor del 90%) y las autoridades policiales (alrededor de
60% en Lima y la Selva, 67,8% en fronteras), esto último particularmente en la sierra
(71,4%). El sentimiento de desprotección del Estado es alto, siendo 76,0% para
Lima, 79,9% para la sierra, 72,4% para la Selva y 77,5% en fronteras.1,2,3,4 Es
llamativo el nivel de desconfianza en los vecinos en fronteras (50,2%), la sierra
(60,9%) y la selva (63,1%), lo que revela de alguna forma una situación crítica si
consideramos la confianza como eje del desarrollo de las comunidades andinas y
selváticas.

MODULO IV 15
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

En el caso de Ayacucho el nivel de desconfianza frente a los vecinos pudo haber


sido influenciado por la situación política y la polarización entre los grupos en
conflicto. Con respecto a los estados anímicos negativos prevalentes Lima reveló
un porcentaje más elevado en comparación con las otras ciudades, siendo
llamativos los estados de tensión. Estos estudios han encontrado que las
situaciones que generaban los niveles más altos de estrés en el ambiente familiar,
tanto en hombres como en mujeres, estaban relacionadas principalmente con el
aspecto económico para Lima, y la salud en la sierra, la selva y fronteras.

El estrés ambiental se encontró alto en todas las ciudades particularmente en la


selva: 45,7% para Lima, 43,3% en la sierra, 54,8% en la selva y 47,2% en fronteras
(aunque se eleva a 60,8% si consideramos el polvo). Estos resultados han sido más
elevados que los encontrados en los estudios en adolescentes realizados por
Perales y colaboradores en 1996.

Asimismo, era importante la proporción de personas insatisfechas con sus estudios


(29,5% para Lima, 33,4% para la sierra, 34,5% para la selva y 28,3% para fronteras)
y con sus relaciones sociales (alrededor del 15%). Con relación a la satisfacción
laboral, la satisfacción con la remuneración fue baja en una gran proporción de las
poblaciones estudiadas (46,3% en Lima, 43,5% en la sierra, 35,4% en la selva y
35,7% para fronteras).

La insatisfacción en el reconocimiento o trato que recibe de sus jefes en su centro


laboral llegó a 23,2% en Lima, 16,7% en la sierra, 13,0% en la selva y 15,7% en
fronteras. Respecto a los factores protectores de la salud mental en las poblaciones
estudiadas de Lima, la sierra, la selva y fronteras la familia ha sido la principal fuente
de soporte psicosocial (alrededor del 70,0%). También se observó que para la
población, la religión constituyó un recurso importante para enfrentar los problemas
cotidianos.

Los estudios en la sierra y la selva mostraron que la percepción de discriminación,


“alguna vez en su vida” la más importante fue sobre el aspecto socioeconómico y el
nivel educativo: alrededor de 11% y cerca del 10% respectivamente. En fronteras la
presencia alguna vez en la vida de discriminación sobre la condición económica o

MODULO IV 16
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

social fue del 16,1%, mientras que el nivel educativo alcanzó el 11,9%. Por otro
lado, en el último mes, entre el 10% y el 30% de las poblaciones había percibido
significativamente sentimientos anímicos negativos.

La violencia política que afectó al Perú en el periodo 1980–2000 dejó un saldo


doloroso de víctimas fatales, particularmente en los sectores menos favorecidos.*
Un estudio de salud mental realizado en poblaciones altoandinas de Huanta en
Ayacucho, evaluando el impacto de la violencia política en la población, encontró
una prevalencia general de trastornos mentales del 73% mientras que el 24,8% de
la población mayor de 14 años había sufrido de estrés post-traumático.

Los estresores relacionados con estos resultados no sólo se derivan de la


exposición diferencial a la violencia política, sino de la estructura de la sociedad,
como la desigualdad social y la exclusión, la extrema pobreza, y la discriminación
racial y étnica. Los estudios epidemiológicos de salud mental realizados en la sierra
en el 2003 y en la selva en el 2004 encontraron que las poblaciones con porcentajes
más altos de haber perdido algún familiar en situaciones directamente relacionadas
con la violencia política, ya sea por fallecimiento o por desaparición, fueron las
ciudades de Ayacucho con el 52,8%, Pucallpa con el 20,6% y Tarapoto con el
18,0%.

En el caso de Huaraz, Iquitos y Cajamarca, esta cifra de pérdidas personales se


encontró en 12,2%, 8,8% y 7,1% respectivamente. En las ciudades de fronteras se
encontró 7,9% para la ciudad de Bagua Grande, 8,3% para Puerto Maldonado, 5,3%
para Puno, 4,3% para Tacna y 4,4% para Tumbes. Estas experiencias se han
asociado con un incremento en la morbilidad psiquiátrica en estas personas.

MODULO IV 17
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

ESTIGMA CONTRA LAS ENFERMEDADES MENTALES

A pesar de los programas que luchan contra el estigma hacia las personas con
problemas de salud mental y las conductas discriminatorias asociadas, hay
evidencia de que el trabajo, en la práctica, es todavía insuficiente. El estigma afecta
a la persona con problemas de trastornos mentales y a sus familiares. El
entendimiento de cómo afecta a los miembros de la familia, en términos de su
respuesta psicológica a la persona enferma y su contacto con los servicios
psiquiátricos, podría mejorar las intervenciones dirigidas a los familiares.

Uno de los usos de los resultados del presente estudio debe ser sentar las bases
para la introducción de proyectos de intervención que reduzcan los efectos
negativos de los factores psicológicos relacionados con el estigma hacia personas
con problemas mentales y sus familiares.

Como se mencionó, el estigma en esquizofrenia va dirigido no sólo a los pacientes,


sino también a los familiares, profesionales de la salud, hospitales psiquiátricos,
medicamentos antipsicóticos y otras terapias. El estigma contra las personas con
esquizofrenia se sustenta en los mitos de que estas personas:

Son violentas y peligrosas.

• Pueden contagiar a otros con su enfermedad.

• Están locas.

• No pueden tomar decisiones.

. Son impredecibles.

• No pueden trabajar.

• Deben permanecer hospitalizadas o presas.

• No tienen esperanza de recuperación.

• Son retardadas mentales.

MODULO IV 18
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

• Están enfermas debido a una brujería o maleficio.

• Fueron mal cuidadas en la niñez.

Las consecuencias del estigma podemos resumirlas en la siguiente forma:

. Aislamiento social.

• Desesperanza.

• Temor hacia los pacientes con esquizofrenia.

• Desprecio y rechazo.

• Menores oportunidades de empleo.

• Tratamientos inadecuados.

El estigma se combate con el incremento de la calidad de vida, a través de las


siguientes medidas:

. Reducir los síntomas que la persona experimenta con el uso de un tratamiento


farmacológico.

• Reducir las consecuencias adversas de la enfermedad.

• Mejorar la competencia social del individuo.

• Incrementar el soporte familiar y social en las áreas de empleo, labores hogareñas,


socialización

y recreación.

MODULO IV 19
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

SALUD MENTAL EN LA VIDA COTIDIANA DE LA POBLACIÓN

SALUD MENTAL Y VIOLENCIA FAMILIAR

A pesar de la alta prevalencia de violencia familiar en nuestro país, aún carecemos


de una adecuada infraestructura, particularmente en medios rurales, donde los
costos y procedimientos tanto médicos como judiciales, aunados a las creencias y
mitos sociales, impiden que las mujeres víctimas de violencia reciban ayuda
adecuada.

Un estudio de violencia contra la mujer en el ámbito de Lima Metropolitana realizado


en 1999 dio cuenta que la tasa de violencia en general era del 20% en la pareja;
siendo el agresor, en más del 80% de los casos, el conviviente o esposo y, la casa,
escenario de la conducta violenta. La Encuesta Demográfica y de Salud Familiar
(2000) encontró que el 34% de las mujeres vive o ha vivido situaciones de control,
el 48% vive o ha vivido situaciones humillantes, el 25% vive o ha vivido situaciones
de amenaza, el 41% de mujeres ha sido empujado, golpeado o agredido físicamente
por su esposo o compañero.

La mayor incidencia de maltrato infantil se registra en lugares de mayor pobreza y


exclusión social. Asimismo, se relaciona con el bajo grado de instrucción de los
padres, donde los factores de riesgo que propician situaciones de maltrato, no sólo
están relacionados con los efectos de la difícil situación económica de las familias y
el desempleo, sino también con la tolerancia que existe en nuestra cultura frente al
castigo corporal. Una investigación en el año 2002 reportó que una mayoría de
varones adultos, en Lima Metropolitana (51%) y en el departamento de Cusco
(69%), ejercía violencia contra sus parejas.

La Oficina General de Epidemiología del Ministerio de Salud, a través del Sistema


de Vigilancia Epidemiológica de la violencia familiar en 8 ciudades del país, encontró
en el año 2000 que 84,7% de las víctimas fueron mujeres, frente al 15,2% en
varones, y que el porcentaje de niños (menores de 15 años) afectados por la
violencia familiar era del 61%. En lo referente al agresor, en el 24,9% de los casos

MODULO IV 20
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

fue el esposo y en el 34,7% fue el conviviente; según grupos de edad, el 87% de los
agresores estaba entre los 15 y 49 años; el 72,7% refería violencia física y el 12,6%
psicológica, y los motivos para la agresión fueron los celos en el 26,2%, problemas
familiares en el 38,9% y problemas económicos en el 11,9%; el 4,5% reportaba
agresión sexual. El 59,3% de los encuestados estaba ecuánime al momento de la
agresión, 35,6% había ingerido alcohol y el 4,6% alcohol y otras drogas. Esto
confirma los reportes de estudios que han asociado el abuso de sustancias con la
conducta violenta.

El alcohol y las otras drogas pueden estar asociados con la violencia debido a
factores farmacológicos, psicológicos y sociológicos que pueden modificar la
expresión de conducta intoxicada o agresiva. Las implicancias de esto en la sierra
y la selva son notables debido al alto consumo de alcohol en dichas regiones.

Con respecto a la violencia en la mujer, el Estudio Epidemiológico Metropolitano de


Salud Mental del año 2002 incluyó como indicadores: intentos o actos sexuales
inapropiados, agresiones físicas, verbales o situaciones de abandono, el haber sido
objeto de estos alguna vez en su vida y en el último año.

En general las mujeres casadas o convivientes sufren considerablemente más


problemas de salud mental que los hombres, convirtiéndose de por sí en un grupo
vulnerable, más aún la mujer maltratada. El 65,8% de las entrevistadas refirieron
haber sido objeto de algún tipo de abuso en su vida, es decir, dos de cada tres
mujeres; siendo el más frecuente la violencia psicológica. Se encontró que el
maltrato en la mujer está generado por celos, actitudes machistas, pareja
controladora y arranques de violencia. La prevalencia de vida de algún tipo de abuso
por parte de la pareja actual fue de 47,0%.

Sin embargo, una de cada cinco mujeres actualmente unidas es maltratada


sistemáticamente, es decir, sufre diversas agresiones con una frecuencia de por lo
menos una a dos veces por mes.

En general, la mujer maltratada tiene alrededor de dos veces el riesgo de padecer


de algún trastorno psiquiátrico, incluyendo conductas suicidas en comparación con

MODULO IV 21
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

la que no son maltratadas. Mientras que el 15,4% de las mujeres unidas sufre de
algún episodio depresivo en los últimos 6 meses, esta cifra se eleva a 27,4% en el
caso de las mujeres sistemáticamente maltratadas (una o 2 veces al mes).

Un hallazgo importante es que en muchos casos estas características de maltrato


o violencia se habían iniciado desde el periodo de enamoramientos con sus parejas,
siendo las más prevalentes los celos de la pareja (50%), arranques de violencia
(11,3%) y de cualquier tipo de maltrato el 69%. En la población de mujeres
maltratadas en forma sistemática y la presencia de algún tipo de maltrato durante el
periodo de enamoramiento asciende en estas mujeres a un 85,3%.

Lo mismo se ha podido constatar en los estudios epidemiológicos posteriores


realizados por el INSM. La prevalencia de vida de maltratos a la mujer por la pareja
actual reportados en Lima, Cajamarca y Huaraz se encuentra entre 40,0 y 47,0%.
Sin embargo, en Ayacucho, Iquitos, Pucallpa y Tarapoto las cifras son
considerablemente mayores, encontrándose una prevalencia de vida de algún tipo
de abuso por parte de la pareja actual que va desde el 59,1% al 63,8%. Cifras
similares a estas últimas se encontraron en la ciudades de Bagua Grande (54,5%),
Puerto Maldonado (60,4%), Puno (65,3%), Tacna (58,8%) y Tumbes (54,3%). A
pesar de esto las prevalencias de violencia sistemática son mayores en Lima
(21,2%) en comparación con la sierra y la selva, siendo una causa hipotética el nivel
de estrés que se vive en la gran metrópoli. Resaltan las prevalencias de abuso
sistemático en Puerto Maldonado (14,2%) y Tumbes (13,6%).

Actualmente reportes del MIMP con respecto a la violencia familiar (violencia


contra la mujer y los integrantes del grupo familiar), menciona el incremento de
la violencia en todas sus formas y muchos de los casos terminaron en
feminicidio, situación que agrava la salud mental de los deudos y de los hijos
que directamente son afectados ante la ausencia de la madre y el impacto del
hecho traumático. Se reporta en promedio de 10 a 12 feminicidios al mes, lo cual
es alarmante y hace que la salud mental se agrave para las próximas
generaciones sino hay políticas sociales importantes al respecto.

MODULO IV 22
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

LOS TRASTORNOS MÁS FRECUENTES: ANSIEDAD Y DEPRESIÓN EN LA


POBLACIÓN
Uno de los primeros estudios epidemiológicos psiquiátricos se realizó en el distrito
de Lince (Lima) en el año de 1969; a través de 2 901 encuestas se encontró una
prevalencia de trastornos psiquiátricos del 18,75%, siendo para psiconeurosis como
un todo el 5,48% y para alcoholismo el 1,76%. El más frecuente de estos problemas
fue la neurosis de angustia con el 1,79% (a su vez la más frecuente de todas las
patologías), la reacción ansiosa el 1,45% y la reacción depresiva del 0,97%.

Luego, en 1983, en el distrito de Independencia (Lima), Minobe y colaboradores,


sobre un total de 814 individuos, utilizando el DIS/DSM-III,28 encontraron una
prevalencia de vida y a seis meses de algún desorden psiquiátrico en un 32,1% y
22,9% respectivamente.32,33 Después de los problemas con el uso de alcohol, le
seguían en frecuencia los trastornos afectivos (depresión mayor y menor) con una
prevalencia de vida de 13,2% y una prevalencia a seis meses de 8,6% (2,2%
varones y 6,4% mujeres) y los trastornos de ansiedad con una prevalencia de vida
de 11,1% y una prevalencia a seis meses de 8,1%. Además, este estudio encontró
prevalencias para el trastorno de personalidad antisocial del 3,1%, para deterioro
cognitivo severo del 1,5%, y para esquizofrenia y trastorno esquizofreniforme del
0,6%. Después de este estudio no se realizaron investigaciones de esta naturaleza
sino hasta el año 2002.

En 1993, Colareta realiza una investigación sobre prevalencia de enfermedades


psiquiátricas en una comunidad rural (Santa Lucía de Pacaraos-Huaral) y encontró
una prevalencia global puntual de 32% de enfermedades psiquiátricas, ocupando el
primer lugar los trastornos de ansiedad (9,1% descontando síndrome de
abstinencia), seguido por los trastornos depresivos (8,0% de la muestra
descontando duelo no complicado y el trastorno de adaptación), el alcoholismo
(8,6% de la muestra).

De los trastornos de ansiedad, el más frecuente fue el trastorno de ansiedad no


especificado en otra parte (4,6% de la muestra), el trastorno de ansiedad
generalizada (2,9% de la muestra) de los casos, el trastorno de pánico (0,6% de la

MODULO IV 23
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

muestra), y la fobia social (0,6% de la muestra). De los trastornos depresivos, el


trastorno depresivo no especificado en otra parte fue el más frecuente (3,4% de la
muestra) seguido por la depresión mayor (2,3% de la muestra) y la distimia (2,3%
de la muestra).

El Estudio Epidemiológico Metropolitano en Salud Mental 2002, realizado en el 2002


por el Instituto Especializado de Salud Mental “Honorio Delgado – Hideyo Noguchi”
en 43 distritos de Lima y Callao, en una población de 2077 personas adultas,
encontró una prevalencia actual y una prevalencia de vida de cualquier trastorno
psiquiátrico de 23,5% y 37,3% respectivamente correspondiendo una prevalencia
de vida de 18,2% al episodio depresivo, 9,9% al trastorno de ansiedad generalizada,
7,9% a la fobia social, 6,0% al trastorno de estrés postraumático, 3,7% al trastorno
de pánico, 3,4% a la agorafobia sin trastorno de pánico, 1,6% al trastorno obsesivo-
compulsivo, 1,2% a la distimia, 1,1% a la agorafobia con trastorno de pánico, 1,0%
a los trastornos psicóticos y 0,1% al episodio maníaco.1

Los estudios epidemiológicos de salud mental en la sierra (2003), la selva (2004) y


fronteras (2005) encontraron una prevalencia de vida en cualquier trastorno
psiquiátrico de 37,3%, 39,3% y 34,7% respectivamente; sin embargo, estos
trastornos se hallaron en 50,0% de la población para el caso de la ciudad de
Ayacucho y 48,0% en Puerto Maldonado.

El trastorno psiquiátrico más frecuente en la sierra, la selva y fronteras ha sido el


episodio depresivo con 16,2%, 21,4% y 17,1% respectivamente, seguido del
trastorno de estrés postraumático con el 12,8%, 8,9% y 6,7% respectivamente.

a) SALUD MENTAL Y ADICCIONES


Las adicciones generan graves problemas sociales, afectan a una gran
población y son altamente costosos. Los costos humanos y económicos
relacionados con la morbilidad y mortalidad ocasionadas por las drogas
neutralizan cualquier ganancia monetaria que los gobiernos puedan obtener
mediante impuestos y otras medidas económicas en ese campo.

MODULO IV 24
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

El Informe sobre la Salud en el Mundo 2002, señaló que el 8,9% de la carga


total de morbilidad se debe al consumo de sustancias psicoactivas.31 Las
adicciones, sin embargo, incluyen no sólo el consumo de sustancias
psicoactivas, sino todo acto consciente que involucra cambios en la conciencia,
humor, pensamiento y conducta para continuar realizando un acto que produce
efectos nocivos en la salud física y mental del sujeto y su entorno.

El problema de las adicciones se viene arrastrando desde hace décadas. El


estudio de Independencia realizado hace 20 años encontró que el problema
más importante era el relacionado al abuso y dependencia al alcohol,
especialmente en el género masculino, con una prevalencia de vida en la
población del 18,6% y una prevalencia a seis meses del 6,9%.

Tal situación ha sido confirmada ampliamente en los estudios nacionales


realizados desde 1988 hasta 1998; siendo los últimos generados por el mismo
gobierno peruano. En el estudio de 1998, la cifra de dependientes a 30 días
oscilaba en alrededor del millón de peruanos. En el 2002, el Estudio
Epidemiológico Metropolitano de Salud Mental, reveló que la prevalencia de
vida del consumo de sustancias no alcohólicas legales se encontraba en 71,6%,
mientras que con las sustancias no alcohólicas ilegales se encontraba en un
7,8%. La sustancia no alcohólica legal más consumida alguna vez era el tabaco
(69,5%), mientras que la sustancia ilegal más consumida alguna vez era la
marihuana (6,3%), seguida de la cocaína con el 3,9%.

El consumo actual (en la última semana) de sustancias no alcohólicas legales


e ilegales se halló en un 22,0% y 0,2% respectivamente. La prevalencia anual
de uso perjudicial o dependencia a alcohol se encontró en 5,3%.1 Según la II
Encuesta Nacional Sobre la Prevención y Consumo de Drogas 2002 por
DEVIDA, la prevalencia de vida de alcohol y tabaco era de 94,2% y 68%
respectivamente, por lo que se concluía que más de once millones de peruanos
habían probado alcohol y más de ocho habían consumido tabaco.

Los estudios epidemiológicos de la sierra (2003), la selva (2004) y fronteras


(2005) realizados por el INSM con respecto a los trastornos por el uso de alcohol

MODULO IV 25
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

encontraron cifras muy preocupantes. La prevalencia anual de abuso o


dependencia a alcohol hallada fue de 10,5% para las ciudades de la sierra, 8,8%
para la selva y 9,0% para fronteras.2,3,4 En la población de Ayacucho dicha
prevalencia fue del 15,0% en general y 27,8% en el caso de los varones.

En el caso de Tumbes y Puerto Maldonado la prevalencia a 12 meses fue de


14,3% y 14,1% respectivamente.

b) SALUD MENTAL Y EL ADULTO MAYOR


El envejecimiento de las poblaciones tendrá un impacto notable en las primeras
décadas de este milenio. En el Perú, en el año 2007, los adultos mayores
constituían el 9,1% de la población total (2 486 866). Si bien, en los últimos 35
años, la población en su conjunto ha crecido con una tasa promedio anual de
2,0%, durante ese mismo período, los adultos mayores, han presentado una
mayor velocidad de crecimiento (3,3% anual).

El envejecimiento es un proceso progresivo, irreversible e innato al ser humano.


Por ello es necesario evaluar al adulto mayor desde una perspectiva integral, ya
que en esta etapa confluyen factores biológicos, psíquicos y sociales que
determinarán no sólo el alargamiento de la vida sino también la calidad de ella.

Asimismo, es necesario resaltar que en esta edad es frecuente la patología


múltiple y la presencia de enfermedades crónicas, degenerativas. Con relación
a salud mental cabe destacar el predominio de alteraciones cognoscitivas,
depresión y suicidios consumados.

En la primera Asamblea Mundial del Envejecimiento, realizada en 1982, y en la


última realizada en marzo del 2003, se resaltó la necesidad de la investigación
en geriatría, para proporcionar a las autoridades, información útil en la
planificación de servicios que permitan mejores condiciones de vida.

En el área de salud mental, las investigaciones van desde los aspectos sociales
hasta los propiamente psiquiátricos. Así tenemos, por ejemplo, que la literatura
foránea informa que la violencia es un problema frecuente en la adultez mayor.

MODULO IV 26
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

Diversos estudios señalan una prevalencia de 32/1000 y describen que ésta


ocurre física, verbalmente y por negligencia. Estos datos pueden ser
comparados en nuestro medio con los resultados de los estudios realizados en
Lima, en la Sierra, en la Selva y en fronteras.

En Lima Metropolitana y Callao, se encontró una alta prevalencia anual de


maltrato hacia el adulto mayor, de 24,5%. En Ayacucho, Cajamarca y Huaraz
fue de 9,2%. En Iquitos, Tarapoto y Pucallpa fue de 8,8%. En Bagua, Puerto
Maldonado, Puno, Tacna y Tumbes (fronteras) fue de 11,5%.

En todas las ciudades mencionadas se encontró que los maltratos más


frecuentes eran las agresiones verbales, insultos u ofensas; su prevalencia
anual, más alta en Lima, fue del 20,9%; en las ciudades de la Sierra, 6%. En las
de la Selva, las agresiones verbales, insultos u ofensas fueron del 6,1%. En las
ciudades de frontera, estas llegaron al 9,1%.

Les siguieron las agresiones físicas, golpes, puñetes, o empujones con un 9,6%,
en Lima; mientras que en las ciudades de la Sierra, la situación de abandono
ocupó el segundo lugar, con una prevalencia anual de 2,5%. En las ciudades
de la Selva, el segundo lugar también fue para la situación de abandono, con
un 2,9%. En las ciudades de frontera el segundo lugar fue para chantajes,
manipulaciones o humillación, con el 4,7%.

Con respecto a la patología mental, se señala que en esta etapa de la vida los
trastornos mentales más frecuentes son la depresión y la demencia. Trabajos
realizados en el ámbito comunitario señalan que la prevalencia de síntomas
depresivos significativos en el adulto mayor fluctúa entre el 4% y 25%. Los
estudios comunitarios reportan prevalencias para depresión que oscilan entre
el 1% al 3%.

El Estudio Epidemiológico Metropolitano de Salud Mental en Lima y Callao


arrojó una prevalencia actual de episodio depresivo moderado a severo de
9,8%, con predominio del sexo femenino y en las personas por encima de los
75 años.

MODULO IV 27
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

El Estudio Epidemiológico de Salud Mental en la Sierra 2003 encontró una


prevalencia actual del episodio depresivo moderado a severo de 3,9%. En las
tres ciudades de la Selva fue del 2,4% y, en las ciudades de frontera del 6,1%.

Con respecto al deterioro cognoscitivo, se sabe que a mayor edad hay mayor
riesgo de desarrollarlo. Hasta antes del Estudio Metropolitano sólo teníamos las
referencias internacionales y algunos estudios limitados en su proyección en el
ámbito nacional. Dicho Estudio encontró que el 21,5% de adultos mayores
presentaba deterioro cognoscitivo, existiendo importantes diferencias en
relación al sexo, nivel educativo y presencia de depresión.

En las tres ciudades de la Sierra se encontró que el 39,5% de los adultos


mayores con menos de ocho años de estudios tenía deterioro cognoscitivo,
medido con el Mini Mental de Folstein, y sólo el 7,7% de los que tenían ocho
años de estudios o más presentó deterioro cognoscitivo. En las tres ciudades
de la Selva, el deterioro cognoscitivo de los que tenían menos de ocho años de
instrucción fue de 48,7%. En los que tenían ocho años o más de estudios fue
del 16,1%.

En las cinco ciudades de frontera, el 40,5% de los que tenían menos de ocho
años de instrucción tuvo deterioro cognoscitivo, mientras que sólo el 14,5% de
los que tenían ocho años o más de instrucción lo presentó. Con respecto a
discapacidad o inhabilidad, el 37% de los adultos mayores de Lima
Metropolitana presentó al menos alguna discapacidad o inhabilidad, con
predominio del género femenino (39,3%).

En las ciudades de la Sierra, el 44,9% de sus adultos mayores la tuvo, con


predominio del género masculino (47,4%). En la Selva, el 28,5% tuvo alguna
discapacidad o inhabilidad, con predominio del género femenino (29,2%). En
las ciudades de frontera, el 18,7% tuvo al menos alguna discapacidad o
inhabilidad, con predominio del sexo femenino (19,7%).

En cuanto a indicadores suicidas, aunque el 27,8% de los adultos mayores de


Lima Metropolitana y Callao alguna vez en su vida tuvo pensamientos suicidas,

MODULO IV 28
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

el 0,3% de ellos intentó suicidarse en el último año y 0% lo intentó en el último


mes. En Ayacucho, Cajamarca y Huaraz, si bien el 7,3% de ellos alguna vez en
su vida tuvo pensamientos suicidas, ninguno lo intentó en el último año ni en el
último mes.

En Iquitos, Tarapoto y Pucallpa, si bien el 6,1% alguna vez en su vida tuvo


pensamientos suicidas, ninguno hizo el intento en el último mes ni en el último
año. En Bagua, Puerto Maldonado, Puno, Tacna y Tumbes, si bien el 10,8%
alguna vez en su vida tuvo pensamientos suicidas, el 0,6% lo intentó en el último
año y el 0,5% lo intentó en el último mes.

c) SALUD MENTAL E INDICADORES SUICIDAS


La OMS en el “Informe sobre Salud en el Mundo 2001” puso un especial énfasis
en la necesidad de implementar políticas dirigidas a la prevención del suicidio
en los países miembros.

Los estudios realizados por Perales y colaboradores en 1995 y 1996 en el


Rimac10 y Magdalena11 mostraban cifras preocupantes, las cuales fueron
confirmadas por el Estudio Epidemiológico Metropolitano realizado en Lima y
Callao sobre indicadores suicidas. Asimismo existiría una tendencia
generacional a un incremento en los indicadores suicidas: la prevalencia de vida
de deseos de morir en el adulto, el adolescente y el adulto mayor se encontró
en un 30,3%, 29,1% y 27,8% respectivamente, lo que sugiere que, si en la
actualidad la prevalencia de vida del adolescente es similar a la del adulto y
superior a la del adulto mayor, estamos ante un incremento sustantivo de estas
tendencias. Asimismo, la prevalencia anual de deseos de morir se encuentra
más alta en los adolescentes (15,3%) en comparación con los adultos (8,5%) y
los adultos mayores (12,2%).

Los adolescentes que han presentado deseos de morir en el último año acusan
como motivo principal los problemas con los padres, mientras que los adultos
los relacionan principalmente a problemas con la pareja. Estos hallazgos son
coherentes con las prevalencias puntuales del episodio depresivo moderado a

MODULO IV 29
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

severo que en el adolescente asciende a 8,6%, mientras que en el adulto se


sitúa en el 6,6%.

En el caso de la sierra, la selva y fronteras las cifras de vida de deseos de morir


alguna vez en la vida es de 34,2%, 32,5% y 33,7% respectivamente; en el caso
del adulto mayor es 24,3%, 33,3% y 33,0% respectivamente; mientras que para
el adolescente se halló en 29,6%, 25,4% y 25,6% respectivamente. Los intentos
suicidas han sido mayores en Lima (5,2%) en comparación con la sierra (2,9%),
la selva (3,6%) y fronteras (3,2%). No ha habido estudios sobre indicadores
suicidas en el ámbito geográfico rural. Así como en los últimos estudios, se
incluyó como indicador suicida, no sólo los deseos de morir y el intento suicida,
sino también la presencia de pensamientos activamente suicidas, con la
intención de profundizar aún más en la conducta suicida.

d) SALUD MENTAL Y CALIDAD DE VIDA


El conocimiento de la calidad de vida y su evaluación a nivel individual y de
grupos ha devenido en factor importante para identificar las necesidades de las
personas y sus niveles de satisfacción, comprender las causas y consecuencias
de las diferencias observadas, evaluar el impacto de las condiciones sociales y
ambientales, evaluar la eficiencia y eficacia de intervenciones y servicios, y
mejorar las decisiones políticas. Se han utilizado diferentes indicadores para
evaluar la calidad de vida, entre ellos la calidad de vida relacionada con la salud
que se refiere a la percepción de los efectos de las enfermedades y tratamientos
y a la percepción de los aspectos positivos de la salud en el sentido de
bienestar.45 Utilizando el Índice de Calidad de Vida de Mezzich y
colaboradores,46 que evalúa diez áreas para determinar la calidad de vida,
empleando una escala de 10 puntos, la media para el grupo adulto fue de 7,63
para el estudio de Lima Metropolitana, 7,80 para el estudio de la Sierra, 7,6 para
el estudio de la Selva y 7,3 para el estudio de Fronteras.

En el Estudio Epidemiológico de Salud Mental de Lima Metropolitana se


encuentra una valoración consistentemente más alta en el funcionamiento
ocupacional y más baja en el apoyo comunitario. Asimismo, se encuentra una

MODULO IV 30
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

relación directa y significativa entre la valoración de la calidad de vida y el nivel


educativo. Las relaciones también son significativas al considerar el sexo, el
estado civil, la edad y el nivel de pobreza.

e) SALUD MENTAL Y TRASTORNOS CON DISCAPACIDAD


Según la OMS, la discapacidad psiquiátrica ocurre por encima de los dos
quintos de toda la discapacidad en el mundo, afecta especialmente a la
población joven, mostrando asimismo, el más bajo porcentaje para la
recuperación de la total capacidad social y del trabajo. Según esta misma
información, la población discapacitada en el Perú ascendería alrededor de
1’500000 a 2’000000 de personas, de las cuales aproximadamente 500000 a
600000 serían niños y adolescentes.

Esta población suele ser discriminada y excluida de determinadas esferas


sociales, generando dificultades en el desarrollo personal y en la integración
social. En el campo de la salud mental, observamos la tendencia de los
trastornos mentales hacia la cronicidad y, producir secuelas en las personas
que los padecen, a pesar de los avances en el tratamiento.

Así, por razones diversas, el avance en la rehabilitación de estos trastornos no


se ha desarrollado paralelamente al tratamiento biológico. En el campo de la
salud mental, observamos la tendencia de los trastornos mentales hacia la
cronicidad y a la producción de secuelas en las personas que los padecen, a
pesar de los avances en el tratamiento.

Así, por razones diversas, no se le ha dado importancia al avance de la


rehabilitación de estos trastornos de la misma manera que al tratamiento
biológico. En Lima, la presencia de algún grado de discapacidad o inhabilidad
se encontró en un 26,5%, mientras que en la sierra fue de 21,2%.

En la selva y fronteras la presencia de algún grado de discapacidad o inhabilidad


fue de 8,5% y 11,1% respectivamente. No se han desarrollado estudios de esta
naturaleza en las poblaciones objetivo.

MODULO IV 31
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

f) SALUD MENTAL Y POBREZA


La OMS, en su informe anual de salud del año 2001, enfatizó la relación entre
la pobreza y la salud mental, en especial con el episodio depresivo. La relación
entre la pobreza y la salud mental crea un círculo vicioso: por un lado, la pobreza
y sus condiciones afectan la salud psicológica o mental de las personas, y estos
a su vez influyen en la economía de las familias –costos y producción.

En América Latina, un estudio sobre prevalencia de trastornos mentales,


realizado en Santiago de Chile, confirmó una mayor prevalencia de trastornos
entre las personas de un nivel social bajo. Un re-análisis de estudios
comunitarios de varias ciudades americanas demostró que el estado
socioeconómico bajo duplicaba los riesgos para la depresión en niños. Esta
investigación también halló una gran variabilidad en la asociación de pobreza y
la presencia de disturbios emocionales severos en los distintos lugares
estudiados, lo que confirma la necesidad de realizar estudios por regiones.

En nuestro medio, el Estudio Epidemiológico Metropolitano de Salud Mental


realizado en la ciudad de Lima y Callao en el año 2002 encontró una importante
asociación entre indicadores de pobreza y los trastornos ansiosos y depresivos,
tanto en la percepción de la capacidad de cobertura de las necesidades básicas
con los ingresos familiares como con la medición a través de necesidades
básicas insatisfechas. De esta manera, la prevalencia a 6 meses de trastornos
depresivos (episodio depresivo o distimia) se encontraba en 6,6% entre las
personas que manifestaron que podían satisfacer sus necesidades básicas y
otras necesidades con sus ingresos familiares, mientras que dicha prevalencia
se encontraba en 19,5% entre las personas que no podían satisfacer sus
necesidades básicas nutricionales (pobres extremos).

En el caso de la sierra, esta asociación no ha sido tan clara, por lo menos para
la percepción de la capacidad de cobertura de las necesidades básicas con los
ingresos familiares. Una explicación posible es que en la interacción entre la
pobreza y la salud mental participen otras variables particulares a la experiencia
de la pobreza en cada región, como un mayor estrés en la población de Lima.

MODULO IV 32
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

Asimismo, no se descarta problemas de adecuación de los indicadores a


distintas regiones. En el caso de la selva la relación entre la pobreza y la salud
mental se presentó en forma similar a la de Lima, la prevalencia anual de
cualquier trastorno psiquiátrico se encontraba en 41,8% entre los más pobres
frente a 15,8% entre los menos pobres.

En el caso de fronteras la prevalencia actual de cualquier trastorno psiquiátrico


se encontró en el 30,2% de aquellas personas que no podían cubrir sus
necesidades básicas de alimentación con sus ingresos familiares (pobres
extremos) frente a una prevalencia de 15,7% entre aquellas que podían
satisfacer sus necesidades básicas y otras necesidades.

g) SALUD MENTAL Y EVENTOS DE VIDA


Se indaga sobre los estilos de crianza y las experiencias adversas tempranas,
cuyos resultados nos ofrecerán datos relacionados con los estilos parentales,
como sobreprotección, indiferencia, trato afectuoso, etc., y con eventos
adversos como abandono, fallecimiento de los padres, abuso y violencia social
experimentados durante la infancia y adolescencia.

La distribución de frecuencias obtenidas, útiles por sí mismas, se relacionaron


con resultados en otras áreas como violencia, depresión, ansiedad, etc., en la
adultez. Diversos estudios demostrarían, por ejemplo, la hipótesis de que la
separación de los padres, las amenazas de éstos a sus niños con abandonarlos,
el excesivo control y el descuido en la atención a los mismos, entre otras
situaciones, provocarían disturbios emocionales en la adultez.

Respecto a la relación de los niños con sus padres y sus consecuencias en la


adultez, Bowlby (1969, 1973, 1980), referido por Henderson, realiza estudios
que le permiten elaborar la clásica Teoría del Vínculo. Kaplan, Sadock y Grebb
(1994) suponen que experiencias infantiles adversas -como abuso sexual y
físico, la pobre relación entre padres e hijos, la discordia y divorcio entre los
padres- son factores de riesgo para sufrir trastorno depresivo en la adultez, pero
el factor de riesgo más importante es la pérdida de uno o de ambos padres
antes de los once años de edad.

MODULO IV 33
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

Otras hipótesis relacionadas al proceso de la pérdida parental en la niñez y


depresión plantean que la pérdida temprana del objeto agrava la depresión que
se desarrolla además de privar al hijo de modelos para hacer frente a
dificultades en la edad adulta.62 Colleen L. Johnson, Barbara M. Barer (2002),
mostraron que quienes perdieron a uno de los padres por muerte o abandono
estaban menos integrados a la familia y tenían pobres recursos sociales en
general.

En los estudios realizados en tres ciudades de la Sierra también se han


encontrado relaciones entre las experiencias de abuso físico y sexual,
abandono, sobreprotección con una más alta probabilidad de trastornos
ansiosos y depresivos.

h) SALUD MENTAL Y ASPECTOS SOCIO CULTURALES


En el Perú las necesidades de salud de nuestra población vienen siendo, desde
antaño, satisfechas por 2 sistemas paralelos: el de la medicina oficial o
académica y el de la medicina popular o tradicional. En estudios de morbilidad
en poblaciones abiertas y de las experiencias acumuladas por distintos
investigadores en el mundo se señala que una significativa mayoría (del 70% al
80%) de los episodios de enfermedad reportados se maneja por fuera de los
sistemas de atención médica oficial, recurriendo a otros sistemas alternativos
como los que ofrece entre otros la medicina tradicional o popular.

La bibliografía peruana es rica en calidad, cantidad y variedad en esta área


gracias a estudios realizados por científicos peruanos y extranjeros en los
últimos 50 años. Por otro lado, los estudios de orden social, médico y folklórico
sobre medicina tradicional o popular no han sido programados con un rigor
metodológico que permita una sistematización de ellos; así tampoco se había
realizado antes un estudio epidemiológico en que se intente explorar no sólo los
síndromes socioculturales, sino también los agentes que los resuelven, sus
estrategias diagnósticas y de tratamiento; también se ha explorado, aunque en
forma incipiente, sobre espiritualidad y religiosidad popular, pero como espacio
de resistencia e identidad a la vez que de integración y de solidaridad.

MODULO IV 34
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

El estudio epidemiológico de salud mental en la sierra 2003 encontró que los


síndromes folklóricos descritos desde antaño por los investigadores en
medicina tradicional en el área de psiquiatría folklórica tienen vigencia y son
identificados y reconocidos por la población encuestada; los más frecuentes son
el susto y el aire. Las personas que consultaron por alguno de estos síndromes
en algún momento de su vida presentaron: un episodio depresivo, algún
trastorno de ansiedad, o síntomas paranoides con mayor frecuencia que la
población general, con excepción del chucaque.

Así como en los estudios epidemiológicos de la sierra, la selva, y las ciudades


de fronteras, se ha pretendido explorar en el ámbito rural de las provincias del
departamento de Lima aspectos en relación a la Medicina Tradicional y
Psiquiatría Folklórica investigando variables importantes como: los agentes de
la Medicina Tradicional, los Síndromes Clínicos Populares o Folklóricos y los
métodos diagnósticos, los métodos terapéuticos y la correlación entre síntomas
y signos clínicos con los de los Síndromes Populares o Folklóricos.

i) SALUD MENTAL Y DISCRIMINACIÓN


En la relación entre discriminación y salud mental, la primera es considerada
como un estresor psicosocial secundario, generalmente asociado a estresores
mayores, como la pérdida de trabajo o el sufrimiento de violencia. Entre los
motivos de discriminación, para los cuales se ha hallado relación con la salud
mental, se encuentran el género, la orientación sexual, el racismo, el etnicismo,
el status social e incluso la condición de salud mental en sí misma, sin
considerar formas más sutiles como la belleza física, la edad, etc.

Las medidas de salud mental empleadas para medir los efectos de la


discriminación han sido el distrés psicológico, la satisfacción de vida, el
sentimiento de felicidad y los síntomas de ansiedad o depresivos. Según un
estudio epidemiológico realizado en los EE.UU la gran mayoría de las personas
ha experimentado algún tipo de discriminación mayor en su vida, y un tercio
considera experimentarla en algún momento en el día a día.

MODULO IV 35
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

En el Estudio Epidemiológico de Salud Mental de la Sierra Peruana, en el año


2003, se introdujo el estudio de la discriminación y la salud mental,
encontrándose que en las diez condiciones de discriminación exploradas, la
prevalencia de vida de experiencias de discriminación fluctuó entre 2,4% para
el color de la piel y 11,5% para la condición económica o social; el segundo tipo
de discriminación más frecuente fue el nivel educativo. La experiencia de ser
discriminado en el último año se reduce al 1,4% en el caso de la condición
económica o social, siendo menor para los otros tipos. Ambas categorías,
condición económica o social y nivel educativo, figuran como causa de
discriminación prevalente en los estudios de la Selva y de Fronteras, siendo
igualmente consistente la condición económica o social como causa de
discriminación en el último año.

Como se aprecia en la exploración de la satisfacción personal dentro de los


mismos Estudios, tanto la condición económica o social como el nivel educativo
son los aspectos con mayores porcentajes de insatisfacción.

j) SALUD MENTAL Y DESARROLLO HUMANO


El desarrollo humano puede enfocarse desde diferentes ángulos. Puede
referirse al proceso de desarrollo biológico del ser humano, al desarrollo pleno
de las funciones psicológicas, cognitivas, emocionales, sociales y psicomotrices
en el individuo; al proceso evolutivo de la humanidad; al desarrollo espiritual y
trascendencia en el ser humano entre otros.

El Informe sobre Desarrollo Humano 2002, encargado por el Programa de las


Naciones Unidas para el Desarrollo, ofrece un análisis oportuno y de gran
impacto acerca del papel que la política desempeña en el logro del desarrollo
humano. Se subraya la importancia de las libertades políticas como objetivo de
desarrollo humano, y se examinan los posibles modos en que las instituciones
democráticas pueden ayudar al fomento del progreso social y el crecimiento
económico equitativos.

Las capacidades más elementales del desarrollo humano son tener una vida
larga y en salud, recibir enseñanza, tener acceso a los recursos necesarios para

MODULO IV 36
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

alcanzar un nivel de vida aceptable y poder participar en la vida de la comunidad


a la que se pertenece.

El desarrollo humano trata de las personas y de ampliar sus alternativas para


que puedan tener un nivel de vida que aprecien. Para ampliar la gama de
alternativas humanas es fundamental desarrollar las capacidades humanas: la
gama de cosas que la gente puede llegar a ser o a hacer.

Nosotros estamos enfocando el desarrollo humano desde la perspectiva de la


Salud Mental a nivel individual. Aplicamos el Modelo Integrado de las
Consecuencias de la Enfermedad y la Salud, el cual propone la evaluación del
desarrollo humano a través de tres dimensiones: la capacidad funcional
indemne o recuperada (funciones intelectuales), el nivel de habilidades y
autonomía alcanzado y la integración social. Con respecto a la salud mental, en
estas dimensiones están implícitos elementos de promoción.

La promoción de la salud mental requiere el desarrollo de las habilidades de


afronte de problemas, el manejo del estrés y tensión, desarrollo de la propia
identidad, la autoestima, la autonomía, habilidades para el cambio personal y el
soporte social. Si bien el Desarrollo Humano puede ser afrontado desde
diferentes perspectivas, le corresponde a la Salud Mental la construcción de
estilos positivos en la manera de pensar, sentir y actuar como parte del
desarrollo personal; la adquisición de recursos psicológicos y habilidades para
una vida significativa, exitosa y productiva, integrada al contexto social y
económico del individuo; el desarrollo de las dimensiones o condiciones propias
de la salud mental a nivel individual, familiar, en la relación de pareja, y en el
desempeño grupal.

Desde esta perspectiva el Desarrollo Humano se convierte en un indicador del


nivel de salud mental alcanzado, brinda los medios y recursos para el desarrollo
de la salud mental a nivel individual, de pareja, grupal y familiar.

MODULO IV 37
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

k) SALUD MENTAL Y VIOLENCIA EN GENERAL


La violencia se ha convertido en un fenómeno ubicuo en nuestras sociedades,
y particularmente en el Perú la violencia terrorista ha cobrado más de 69280
muertes en las últimas dos décadas (1980-2000). A su vez, la violencia es un
fenómeno que ha secularmente a nuestras sociedades, marcando no sólo la
historia social, sino también la historia de familias e individuos.

Si bien la violencia es un fenómeno muy complejo y abarca desde la violencia


terrorista, hasta la violencia doméstica, en las últimas décadas han emergido
junto con la modernidad nuevas formas de violencia fundadas en la
desestructuración de la familia y la sociedad. Partiendo de los aspectos
conceptuales, hoy en día la violencia hace referencia al uso de la fuerza para
producir daño. Implica una forma de ejercicio del poder mediante el empleo de
alguna forma de fuerza (sea verbal, física, política, económica, etc.) y presupone
la existencia de un “arriba” y un “abajo”, reales o simbólicos, que adoptan
habitualmente la forma de roles complementarios: padre/hijo, hombre/mujer,
jefe/ empleado, general/soldado etc. A su vez, según los sociólogos
contemporáneos, el poder suele ser de tres tipos.

• Fuerza. La fuerza es la coerción física o la amenaza de hacer uso de ella. El


uso de la fuerza se opone a gran parte de nuestros valores fundamentales,
como la igualdad, la libertad y la importancia de la personalidad individual.

• Autoridad. Un segundo tipo, la autoridad se basa en el concepto de legitimidad,


“la justificación de la conducta con base en normas y valores culturales o
subculturales”. La autoridad es un poder legítimo, es decir, basado en normas
y valores.

• Influencia. Este tercer elemento se define como la capacidad para controlar la


conducta de los otros más allá de lo que puede hacer cualquier otro tipo de
autoridad.

Finalmente desde la perspectiva macrosocial, la violencia puede tipificarse en


cuatro grandes categorías. De un lado, se halla la violencia internacional, donde

MODULO IV 38
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

destacan las guerras y los conflictos, la globalización, los medios de


comunicación, el terrorismo y el tráfico ilícito de drogas.

En segunda instancia tenemos la violencia nacional, donde se ubican la


pobreza, la corrupción, la delincuencia y el tráfico ilícito de drogas.

En el tercer rubro se haya la violencia comunitaria, donde resaltan la violencia


juvenil, los niños(as) de la calle, la violencia sexual, la prostitución, y la
microcomercialización de drogas, para finalmente tener a la violencia doméstica
o familiar, donde tenemos a la violencia familiar y en especial el maltrato infantil.
Bajo este marco, la violencia relacionada al alcohol y otras drogas en los
diversos escenarios va a tener características diferenciadas y la aparición de la
misma va a ser el resultado de una interacción compleja entre el individuo y los
factores ambientales, sociales e incluso culturales ya sea en el sentido que
promuevan o inhiban los actos violentos.

Los hallazgos de numerosos estudios implican una serie de variables que


incluyen factores de personalidad, expectativas individuales, elementos
situacionales e influencias socioculturales, que pueden interactuar con los
efectos farmacológicos de una droga determinada.

VISIÓN Y PERSPECTIVAS DE LA SALUD MENTAL COMUNITARIA EN


LATINOAMERICA

En el momento actual, en la mayoría de los países latinoamericanos, se advierte un


proceso gradual en el sentido de reconocer la necesidad de adoptar medidas para
la promoción y cuidado de la salud mental de sus habitantes. Aunque los esfuerzos
por el saneamiento ambiental y la lucha contra las enfermedades infectocontagiosas
continúan siendo una de las prioridades de salud, ya empiezan a esbozarse planes
y programas para el tratamiento, prevención y rehabilitación de los trastornos
mentales; se advierte también cierta disposición a sustituir el estricto modelo médico

MODULO IV 39
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

de prestación de servicios por un modelo de salud pública, así como la búsqueda


de medios específicos para llevarlo a la práctica.

Más aún, del énfasis sobre la enfermedad mental, se está pasando a la


preocupación por la salud mental y su correlación con las circunstancias sociales,
políticas, económicas, geográficas y ecológicas, es decir, con todo lo que contribuye
al bienestar y la mejoría de la calidad de vida de los pueblos. Para realizar un trabajo
adecuado que enfoque en forma objetiva la salud mental comunitaria en América
Latina, sería necesario disponer de información fidedigna y actualizada sobre cada
uno de los países, en cuanto a sus condiciones demográficas, culturales, sociales,
económicas y políticas, así como también de datos acerca de la prevalencia y otros
aspectos epidemiológicos del trastorno mental y una estimación aproximada de la
cantidad y grado de preparación del personal disponible para desempeñar
funciones en este campo.

Por otra parte, sería necesario disponer de información sobre los fondos que cada
país destina para tareas de salud general y salud mental y sobre los sistemas y
entidades que intervienen en la prestación y financiación de los servicios.
Finalmente, sería indispensable conocer las disposiciones legales, planes y
programas en operación 0 en proyecto, relacionados con la salud mental. Solo así
podría tenerse una visión de conjunto que permitiese una evaluación y análisis
objetivos de la situación.

Probablemente, la mejor manera de realizar esta labor sería a través de un proyecto


que incluyera visitas sistemáticas y contactos personales con las fuentes locales de
información en cada país. Con objeto de sentar algunas bases para este tipo de
acción, y en vista de que las publicaciones pertinentes en órganos de amplia
difusión y fácil acceso son muy escasas, en septiembre de 1974 el autor solicitó a
45 colegas de 18 países latinoamericanos, que colaboraran mediante el envío de
documentos y publicaciones, o bien de referencias bibliográficas sobre salud mental
comunitaria y, especialmente, sobre planes y programas vigentes.
Desafortunadamente, al cabo de seis meses solo se obtuvieron 14 respuestas,
algunas de las cuales contenían datos bastante incompletos.

MODULO IV 40
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

Ante la imposibilidad de obtener informes suficientes sobre la situación real, este


trabajo estará orientado, obligatoriamente, hacia la formulación de nociones
generales, impresiones y extrapolaciones, hechas sobre la base de algunos
documentos y como resultado del intercambio de ideas e información con un selecto
grupo de colegas.

EL PROBLEMA: NECESIDADES, DEMANDAS, RECURSOS

Existen factores que impiden, de una u otra manera, la iniciación o el incremento de


actividades orientadas a introducir cambios en las condiciones de salud de los
países latinoamericanos en desarrollo; entre esos factores hay dos que parecen
representar un papel esencial.

El primero consiste en la concurrencia simultánea y apremiante del amplio espectro


de problemas de salud; por ejemplo, una alta prevalencia de trastornos infecciosos,
parasitarios y carenciales coexiste con un índice igualmente alto de trastornos
crónicos (incluyendo trastornos mentales); la falta de saneamiento ambiental, va
acompañada de un incremento progresivo de la contaminación ambiental
(especialmente en las áreas urbanas); de la misma manera, las deficiencias en los
servicios públicos y la vivienda concurren con la explosión demográfica y la
migración masiva de las áreas rurales a las urbanas.

El segundo factor radica en la incapacidad de los países en desarrollo para medir


sus problemas, necesidades y recursos, de lo que deriva su incompetencia o
ineficacia para la planificación del cambio requerido. Estas características, que
afectan de modo singular el campo de la salud, guardan una relación de círculo
vicioso con otros problemas culturales, sociales, demográficos, económicos,
educativos, administrativos y políticos, entre los cuales cabe señalar los siguientes:

El índice de crecimiento anual de la población latinoamericana es de 3.1%, uno de


los más altos del mundo. Aproximadamente un 40% de la población está por debajo
de los 40 años y solo un 5% por encima de los 60 años.

MODULO IV 41
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

En cuanto a salud mental, el promedio de psiquiatras por habitante es de 1.5 por


100,000, con un margen de 0.08 a 8.0. El problema se complica por la concentración
de personal y recursos en áreas reducidas lo cual deja vastas extensiones
territoriales sin cobertura.

La falta de personal de enfermería y paramédico parece ser más grave aún, si bien
mucho más difícil de medir.

Aunque hay evidencia de una mayor concentración de problemas de salud ‘mental


en los grupos de bajo ingreso económico, las personas que tienen acceso más
rápido a los servicios están en los grupos de alto ingreso y el costo de las drogas
psiquiátricas está muy por encima del alcance de los recursos económicos del
paciente promedio.

El personal entrenado tiene una distribución geográfica no uniforme, con tendencia


a concentrarse en áreas metropolitanas; sin embargo, si bien la migración del
campo a la ciudad es notable, los tipos de problemas que genera no son
precisamente aquellos cuya solución esté en manos de profesionales entrenados
por sistemas convencionales.

El personal médico y paramédico ha recibido, de preferencia, adiestramiento clfnico,


pero no tiene experiencia para el trabajo de salud pública. Es, pues, necesario un
nuevo enfoque en el adiestramiento y un sistema de supervisión que ofrezca
continuo respaldo en este sentido. Por lo general, las actividades de salud mental
se practican en forma aislada y tienen una orientación curativa, sin tocar los
aspectos preventivos y de rehabilitación, ni apoyarse en esfuerzos cooperativos con
otras instituciones comunitarias: escuelas, grupos cívicos, asociaciones laborales.

Aún en la actualidad, en varios países, el único servicio público de salud mental es


el hospital psiquiátrico, alejado de los centros urbanos y carente de personal y
recursos. En cuanto al público, este no tiene prácticamente ninguna injerencia sobre
las decisiones acerca del tipo de servicios que se le ofrece y, por razones del bajo
nivel educativo y la falta de poder político, en la mayoría de los casos se limita a ser
un receptor pasivo o un espectador apático y marginado.

MODULO IV 42
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

POSIBLES SOLUCIONES AL PROBLEMA

La atención psiquiátrica comunitaria, trata de brindar la mayor cobertura posible a


la población mediante la localización estratégica de servicios, la delegación de
funciones diagnósticas y terapéuticas a diversas personas e instituciones, la
continuidad en la prestación de servicios y la descongestión de los centros
especializados de tratamiento.

Para realizar estas tareas de una manera eficaz, son indispensables las actividades
de planificación, evaluación y coordinación administrativa. En cuanto al
planeamiento, la primera etapa debe consistir en la recolección de toda la
información posible sobre la población que se va a servir y sobre los recursos con
que se cuenta para prestar estos servicios.

Los datos básicos relativos a la población se refieren a las características


demográficas, número de habitantes, condiciones sociales y económicas,
educación, condiciones de salud general, saneamiento ambiental, vivienda,
organización social y política.

En segundo lugar, son necesarios los datos relativos a la prevalencia de los


trastornos mentales y, si es posible, a su incidencia. Se necesita conocer la
demanda de servicios, las necesidades expresadas, las necesidades sentidas y
aquellas cuya presencia se infiere, pero de las cuales la comunidad no ha tomado
conciencia. Se deben identificar las fuentes de conflicto y “stress,” para poder
incorporarlas, en un marco de referencia, a la teoría de las crisis y de su correlativo
terapéutico: la intervención en crisis.

Se debe, por métodos epidemiológicos, determinar cuál es la población con más


alto riesgo de sufrir trastornos, para asignarle la debida prioridad dentro del
esquema de prestación de servicios. Es sabido que las poblaciones expuestas a
riesgo varían mucho de una cultura a otra y, en lugar de guiamos por
extrapolaciones, se debe determinar en la medida de lo posible cuál es la verdadera
situación local.

MODULO IV 43
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

En tercer lugar, se necesita un censo actualizado de todo el personal que posea


alguna preparación en el campo de la salud mental: psiquiatras, psicólogos,
enfermeras psiquiátricas, enfermeras de salud pública, auxiliares de enfermería,
promotores de salud, médicos generales, estudiantes de medicina, trabajadores
sociales, consejeros psicológicos, voluntarios, etc., para tener una estimación total
de los recursos humanos.

Finalmente, dentro de este esquema general, es preciso *tener un conocimiento


claro de las instituciones y su dotación, así como del presupuesto o recursos
financieros con que cuenta la región para prestar los servicios. Una vez que se
enfoca el área de trabajo, debe hacerse un esfuerzo para identificar, con la mayor
precisión posible, el grupo de problemas que reclaman solución más urgente, ya
que se trata de un punto en el que se centren principalmente las actividades.

Luego que se identifican las necesidades y las demandas, los interrogantes que
surgen de inmediato son: de qué manera se puede responder a las necesidades
con los recursos existentes, o bien qué tipo de modificaciones o incrementos son
necesarios. El primer intento de respuesta y el punto de partida de todos los
esfuerzos, radica en el balance que se efectúe entre los recursos ideales y los
reales.

En nuestra realidad latinoamericana, la deficiencia más destacada en el área de los


recursos es el limitado número de personas que desempeñan labores profesionales
en el campo de la salud mental y, por consiguiente, la primera iniciativa que se
impone es la necesidad de multiplicar este número y potenciar su eficiencia.

También se nota con frecuencia una mala utilización de los recursos debido a fallas
en la planificación y a una falta de integración o coordinación de los servicios. El
explosivo desarrollo tecnológico y científico del mundo moderno ha sorprendido a la
mayoría de los países latinoamericanos sin la suficiente infraestructura
administrativo-institucional capaz de brindar tratamiento a los individuos ya
afectados por la enfermedad mental, ni mucho menos aún, con la capacidad para
poder realizar una labor preventiva o de rehabilitación.

MODULO IV 44
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

Sin embargo, este hecho, a pesar de todas sus concomitancias negativas, puede
tener una profunda influencia positiva sobre la planificación de programas, pues
permite, en cierto modo, evitar que perduren defectos, tradicionales en el sistema
de asistencia psiquiátrica (tal como el de los grandes hospitales estatales) y los
modelos rígidos de prestación de servicios, favoreciendo, de tal manera, la
innovación en métodos y sistemas.

No podemos responder de inmediato al interrogante que se plantea acerca de cuál


es el mejor sistema para brindar más servicios al mayor número de personas en la
comunidad, con un mínimo de gastos y de personal. Para ofrecer una respuesta
adecuada, sería menester construir modelos experimentales y crear un sistema de
evaluación de su eficiencia en términos de esfuerzo-resultado o costo-beneficio; de
esa manera, de acuerdo con los resultados del experimento, se podría luego
proceder definitivamente en la práctica.

He ahí el papel de la investigación operacional y del análisis de sistemas dentro de


una adecuada planeación. Las actividades de evaluación deben realizarse en forma
longitudinal mediante mediciones que precedan a la iniciación del funcionamiento
de los servicios y que continúen efectuándose de manera sistemática.

La investigación operacional y el análisis de sistemas con modelos experimentales,


permiten medir la eficacia de las distintas alternativas y constituyen un elemento
invalorable para el proceso de toma de decisiones. La coordinación administrativa
estaría encaminada a lograr una mejor utilización del personal, instalaciones y
recursos financieros, aparte de mejorar la organización y marcha de los servicios.

Esta coordinación debe involucrar los diferentes sectores de la comunidad cuyas


actividades se relacionen con la salud mental: escuelas, instituciones judiciales,
cívicas, religiosas, políticas, laborales, de beneficencia, etc.

En este punto debe destacarse la necesidad de asegurar la participación de líderes


comunales y de, todas aquellas personas que tengan cierto control sobre el
comportamiento colectivo y especialmente, de quienes manejen los medios e
instrumentos necesarios para ejercer influencia sobre la opinión pública.

MODULO IV 45
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

BIBLIOGRAFÍA
AMERICAN PSYCHIATRIC ASSOCIATION: Psychosocial Treatment Research in
Psychiatry. A Task Force Report of The American Psychiatric Association, primera
edición, Washington, 1993.

ARAYA R: Common mental disorders in Santiago, Chile: Prevalence and


sociodemographic correlates. British Journal of Psychiatry, 178: 228-233, 2001.
ASOCIACION PSIQUIATRICA DE AMERICA LATINA (APAL). Guía
latinoamericana para el tratamiento de las personas con esquizofrenia, 2007.

ASOCIACION PSIQUIATRICA MEXICANA (APM). Guía latinoamericana para el


tratamiento de las personas con esquizofrenia, 2007.

BENJET C, BORGES G, MEDINA-MORA ME, FLEIZ-BAUTISTA C, ZAMBRANO J:


La depresión con inicio temprano: prevalencia, curso natural y latencia para buscar
tratamiento. Salud Pública de México, 46(5):417-424, 2004.

CARAVEO J, COLMENARES E, MARTINEZ NA: Síntomas, percepción y demanda


de atención en salud mental en niños y adolescentes de la Ciudad de México. Salud
Pública de México, 44:492-498, 2002.

MODULO IV 46
SALUD MENTAL COMUNTIARIA

PROGRAMA DE ACTUALIZACIÓN PROFESIONAL

Desarrolle el siguiente cuestionario y entréguelo a nuestras


coordinadoras académicas o envíelo a nuestras oficinas de enlace
académico a nivel nacional o al correo: administracion@acis.org.pe
Pagina Web: www.acis.org.pe/ACIS/PV/

CUESTIONARIO IV

1. Realice un análisis acerca de por qué los problemas de salud mental son graves
para la persona y la sociedad.

2. ¿Cuál es su opinión acerca de la Salud Mental en las diferentes regiones de nuestro


país? Luego identifique diferencias significativas entre ellas.

3. ¿Por qué los costos en Salud Mental son muy altos? Explique.

4. ¿Considera ud. que los presupuestos en Salud Mental para nuestros país es
coherente con la realidad en que vivimos? ¿Por qué sí? Y ¿Por qué no?

5. ¿Qué efectos produce la estigmatización en el individuo y la familia? Proponga


cómo se puede prevenir la estigmatización.

6. Después de la lectura: ¿Ud. está de acuerdo que en todo espacio y momento de


nuestra vida cotidiana está presente la salud mental? Explique.

7. Elabore un cuadro comparativo de todos los aspectos relacionados con la salud


mental y proponga alternativas desde su punto de vista para fortalecerlo.

MODULO IV 47

Das könnte Ihnen auch gefallen