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Nada se destruye, todo se transforma; pero incluso más allá de esto, todo tarde o
temprano retorna a su condición original. ¿Pero cual es la condición original del
hombre? Según el hermetismo el hombre es parte del cosmos, que es una deidad
secundaria (un animal divino para Platón). El cosmos existe en y tiene su sustento en
Dios; el hombre existe en y tiene su sustento en el cosmos. Así el hombre regresará a ser
el cosmos en su naturaleza más simple y éste retornará a la divinidad en su estado
absoluto. Somos polvo de estrellas, pero las estrellas son polvo divino.
Hermes Trismegisto explica que lo que llamamos muerte es “aniquilación pero nada hay
en el cosmos que sea aniquilado. En efecto, el cosmos es un segundo dios y un ser vivo
inmortal y es por tanto imposible que muera parte alguna de este viviente inmortal, pues
todo lo que existe es parte del cosmos y privilegiadamente el hombre, el ser vivo
raciona”. (CH VIII, 1, versión de Xavier Renau Nebot).
Mucho se ha dicho de las fuentes del Corpus Hermeticum y si tiene influencia cristiana,
platónica, gnóstica, egipcia e incluso budista o hinduista. Y al parecer las tiene todas
aunque las últimas son discutibles. Este concepto de apocatástasis lo defendió
notablemente Orígenes, uno de los grandes teólogos de la Iglesia que curiosamente
vivió más o menos en la misma época en la que se cree que se escribió la versión del
Corpus Hermeticum que conocemos. Orígenes considera que las almas humanas, siendo
la primera manifestación o comunicación del Logos como parte del mundo espiritual,
fueron creadas ab aeterno, y por lo tanto deberán de retorna a Dios, que es su
perfección. Así Orígenes mantiene que todos los espíritus regresarán a Dios y serán
salvados y glorificados, si bien algunos tendrán que sufrir un fuego purificador. Este es
el verdadero sentido del eterno retorno, la apocatástasis, la regeneración del alma, la
culminación de la evolución que es siempre un retorno hacia la Causa.
Ahora bien, en este afán de unir las tradiciones y encontrar la unidad que creemos es la
realidad esencial del misterio, podemos encontrar un paralelo a esta noción de
la apocatástasis en la noción hinduista de la existencia cíclica en la que el universo
entero es reabsorbido por Brahma, Vishnu o Shiva, según las diferentes creencias. El
universo entero es digerido y regresa a su condición original que no es más que la
conciencia de la deidad ; este proceso llamado pralaya (el estado de descanso o
disolución en el que cesa la manifestación) es un eterno proceso –junto con la
manifestación o manvantara— que se describe como una inhalación y una exhalación,
noche y día.