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Miguel Lupián
Y los mares grises cantan,
y las blancas colinas se sumergen,
y yo estoy muriendo en todo mi esplendor,
muriendo, muriendo, muriendo.
William Hope Hodgson
En las afueras de Lukasa el distante técnico “semilla de la hazaña” sobre un armazón de madera, Con entusiasmo pasa a explicar-
rugido de un león no se diferen- (cuatro alegres jóvenes negros decoradas con la bandera de nos (o eso entiendo) la finalidad
cia del bramido de los cohetes que se mueven al unísono, en Zambia). Nos observan dos ga- de los gatos, que con caras de
en Cabo Cañaveral. Con su que- shorts y zapatos de un charol im- tos negros y la cosmo- fastidio se dejan encerrar
pí de explorador y una capa púr- pecable), nos pasea por el centro nauta, que luce un en cajas de madera la-
pura, Edward Makuka Nikoloso, de entrenamiento que consta de orgulloso y moreno bradas con imágenes
fundador de la Zambia National un tambo vacío que agitan para embarazo de siete estelares. Nosotros
Academy of Science, Space Re- preparar a los cosmonautas para meses. Recupe- no les disparamos,
search and Philosophy nos re- las tormentas de polvo cósmico; ro el micrófo- nos tranquiliza
cibe con una alegría que sólo un columpio que fortalece las no de manos Makuka Nikolo-
puede ser otra estrategia de su extremidades ante las extrañas de Makuka so, ¡Es una bar-
fraude. posturas a las que obliga la gra- Nikoloso y baridad!, pero
Desde hace meses envía te- vedad cero y una charca con cai- le espeto usamos dos
legramas a la BBC anunciando manes imperturbables en donde que no pue- para aumen-
que la expedición a Marte ha si- —nos cuenta— la astronauta de haber tar el número
do un éxito, y que la cosmonauta Mwambwa fue arrojada una y existido un de universos
Matha Mwambwa y su tripula- otra vez para entrenarla en el viaje “allá” posibles (otra
ción de dos gatos negros nos es- duro acuatizaje. Insiste en que o “acá” si expresión que
peran para narrar los detalles de interpretamos mal al Programa ni siquiera debe ser fruto
su llegada “allá”. Él se refiere a Espacial de Zambia, y que el via- hay cohe- de su limitado
la Tierra, es evidente que no do- je no era a Marte, sino “allá”. Y te alguno. inglés).
mina el idioma inglés. De todos al decir “allá” señala a su alre- Es evidente, La astro-
modos, el director de la cade- dedor: las ceibas, el suelo y los además, que nauta abre am-
na nos envió al Centro Espacial corrales con gallinas (que se su- la cosmonau- bas cajas, un
zambiense para desmentirlo y ponen valiosísimas para evaluar ta no irá a nin- gato sale, el otro
ver si así se callaba de una la falta de oxígeno). Lo corrijo: gún lugar en ese no, y ella aplaude y
vez. señalo el cielo y le digo “allá”, estado. mira a la cámara co-
Tras arrebatar- él se ríe con dientes brillantes. Martha Mwam- mo si todo fuera muy
me el micrófo- “Llegamos allá”, insiste, y señala bwa me pone una mano obvio.
no, Makuka la tierra bajo sus pies. tibia y cálida en el hombro Basta de parloteo científi-
Nikoloso Al final del recorrido llega- y me dice que para llegar “allá” co, sentencia Makuka Nikoloso,
nos pre- mos a un taller con techo de (y señala también el suelo) al- ¡Estoy seguro de que se mueren
senta al palma en el que los técnicos guien tiene que fracasar “aquí” Continúa en la página 15
equipo ensamblan el cohete (láminas (y señala de nuevo el suelo).
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viene de la página 11 de la cosmonauta nos invita a
entrar.
por entrevistar a Martha! Y se- Es ella, desde luego, con sus
ñala una cabaña en el extre- dos gatos en el regazo, aunque
mo del campo. La cosmonauta más delgada y cansada. Tiene
embarazada se despide: Yo me arrugas y el cabello gris (el viaje
quedó aquí mientras hablan con- hasta allá debe ser largo, espan-
migo… es mejor no arriesgarse a tosamente largo) pero sonríe
una anomalía. con sinceridad.
Mientras caminamos hacia la Al verla siento la extrañeza
cabaña, Makuka Nikoloso insiste que produce alguien sin una ma-
en la necesidad de que presen- no o una pierna, pero es como si
temos la filmación a la UNESCO todo cuando la rodea le faltase.
para obtener más fondos. Habla Los gatos, gordos y viejos, vis-
de millones de cajas, de millones ten pequeños trajes de astronau-
de gatos. Toca a la puerta de la tas. Son unos presumidos, dice
cabaña y desde el interior la voz Makuka Nikoloso. t
Inversión
camino a algún lado, Zak vio que El otro se presentó como Kaz y
se acercaba otro neutrino, y se confesó haber pensado que por
Adrián “Pok” Manero veía era exactamente igual a él. fin se había topado con su anti-
Ambos tenían la misma estatura, neutrino. Zak sonrió al admitir
Zak era un neutrino común y co- su posible aniquilación. Zak se la misma vestimenta, el mismo que había pensado lo mismo y le
rriente. Le gustaba divertirse imaginaba que su antineutrino peso, la misma sonrisa inicial, extendió la mano. Al estrechar-
y vestir a la moda, con ropa de sería completamente opuesto que fue sustituida por la misma la, ambos desaparecieron en un
colores llamativos, y llevaba un a él. Que sería viejo, aburrido y mirada desconfiada. Se contem- destello de luz.
gran copete. Pero, al igual que de traje y corbata; con portafo- plaron con recelo, se quitaron Si pudiera, Zak le diría a todos
el resto de su especie, temía en- lios en lugar de patineta volado- las gafas al tiempo que se explo- los neutrinos que las antipartí-
contrarse con su antineutrino. ra, lentes de fondo de botella en raban de arriba abajo. Pero Zak, culas son muy reales. Y que son
Algunos decían que eran sólo vez de radicales gafas oscuras; siendo tan sociable, decidió ini- idénticos a ellos, es más, ellos
cuentos inventados por las ma- que sería calvo a diferencia de él, ciar la conversación. mismos se piensan neutrinos.
dres neutrinas: “si te portas mal, quien adoraba su pelo morado. Grande fue su sorpresa, la Lo único que los diferencia es su
va a venir tu antineutrino y te va También imaginaba que no sería de ambos, cuando saludaron al carga. Pero Zak ya no existe, así
a aniquilar”. ¡Patrañas! pero aun nada amigable: y él era el neutri- mismo tiempo. Se echaron a reír que muchos neutrinos, quarks y
si descartaba esas habladurías, no más sociable de todos. y, ya más relajado, Zak decidió electrones incautos seguirán co-
Zak sentía miedo ante la idea de Un día, mientras flotaba de invitar a su doble a una fiesta. metiendo el mismo error. t
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DE CAMINO amable de su parte. Además, lo más probable es
que la cámara funcione bien y sea su naturale-
za insomne el único desperfecto. Según los
Francisco de León cálculos de Juan, el sexto mes de viaje debe
haber comenzado.
Seis meses despierto. “Debe ser un
récord”, intenta consolarse, pero no lo
Unas luces que destellan sin cesar. logra.
Juan abre los ojos; el constante Marte debe estar ya muy cerca; tal
titilar de las luces de la cabina lo vez ahí sí pueda dormir.
distrae desde que inició el reco- Cierra los ojos. t
rrido. Incluso con los ojos cerra-
dos puede “ver” esos inquietos
destellos.
Detesta esas luces que parpa-
dean sin tener una razón clara bien Temporada de cosecha
para hacerlo. Le inquietan desde des-
que era niño: en Navidad, mien- pués de
tras sus hermanos dormían al- una noche Ana Paula Romualdo Flores
rededor del árbol, acompañados entera sin
por el botín de juguetes recién dormir (así de
obtenidos, Juan permanecía des- tonto como sue-
pierto, aunque fingía dormir. Lo na)… Juan pierde la mi- Aquella mañana, Valentina antes de la crisis energética.
mismo hace ahora. El cielo estre- rada en el espacio “infinito”. Ya se despidió de Antonio con un Una dulce voz interrumpió
llado, lejano de tan cerca. Juan no siente consuelo. Piensa que beso que alargó unos segundos sus recuerdos.
no sabe por qué se acomoda bo- tal vez no fue tan buena idea más. Sabía que era el último. —¿Está segura de que quiere
ca arriba. Es la posición que más ofrecerse para la misión. Algo Anduvo por el desolado realizar el procedimiento?
le impide dormir. Sólo hace falta llena su estómago, su hambre y camino hasta llegar a su trabajo, —Sí.
que pierda la vista en un punto su sed quedan saciadas sin que donde se encontró con los ros- —Vea a la cámara. Listo. Feli-
para que pase horas despierto. por su boca haya pasado ningún tros famélicos que veía a diario. cidades, es la mejor decisión que
Juan piensa que allí la noche es sabor (¿tenía hambre o sed?). Durante su primer descanso se pudo haber tomado. Ahora pase
muy distinta, ¿se valdrá llamarle Ahora piensa que al me- dirigió con pasos lentos a la ofi- del lado izquierdo, por favor.
noche? Ahí está: esa sola pregun- nos debió haber hablado de cina de reclutamiento. Ahí la re- Aquella tarde, junto con
ta podría mantenerlo despierto su insomnio. Tuvo muchas cibió un sonriente recepcionista los que habían elegido la mis-
por años. oportunidades: las entrevistas que le recordó todos los benefi- ma suerte, comió los manjares
Juan suspira. Se consuela pen- iniciales, los entrenamientos, cios que sus familiares directos que desde hacía una década es-
sando que, por lo menos ahora no el lanzamiento. Vaya, al menos obtendrían, mientras la condu- taban reservados para la clase
serán los rayos del sol los que le pudo haber advertido al per- cía a una amplia sala decorada timócrata.
molesten, los que le hagan levan- sonal de Tierra que su cámara con colores suaves y arreglos de Al terminar, se incorporó a
tarse enojado y encaminarse a la de hibernación no funcionaba antracitas, cuyo aroma le recor- una larga fila que avanzaba rá-
ducha para tratar de despertarse bien. Pero eso hubiera sido poco dó la edad de oro de la ciudad pidamente por un pasillo que
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parecía interminable y que los
condujo a los vehículos que los
ligera sensación de calor y miró
por las enormes ventanas que
Apunte sobre la nota
llevarían a la zona de despegue.
Codo a codo con los cuerpos
rodeaban la aeronave. Con que
así se veían de lejos los mundos
del doctor ArcheR
marchitos de sus compañeros de hechos de materia. Ella, antima-
resignación, atravesó un desier- teriana desde la creación, nunca
M. F. Wlathe
to, en cuyo extremo se encon- imaginó que un planeta de mate-
traba una flotilla de aeronaves ria fuera tan similar al suyo. A petición de la Universidad, in- semanas, era imposible adivinar
esperando ser abordada. En ese extraño lugar, donde formo lo poco que sé sobre el lo que traía en mente. Se encon-
Sería un viaje largo, pero le el curso de los ríos fluía hacia el trágico suceso ocurrido en el la- traba frente a uno de los más
aseguraron que no percibiría el sur, nadie sospechaba que una boratorio de partículas la sema- grandes avances en la física mo-
paso del tiempo. flotilla de aeronaves cosechado- na pasada. Debo aclarar que mi derna, era lógico que se negara
Antes de caer en un profundo ras de energía estaba por liberar trato con el doctor Archer era a participar en eventos y consu-
sueño, pensó en el gusto que le a Valentina y a sus hermanos de únicamente académico y que miera la mayor parte de su tiem-
daría a Antonio saber que sería desgracia sobre su superficie. nunca nos prestamos a conver- po en el laboratorio. La euforia
transferido a la parte de la ciu- De pronto el terror, la coli- saciones fuera de este ámbito, que lo invadía al
dad donde había luz artificial de sión, el aniquilamiento. Al fi- por lo que desconozco sus mo- Hablar del tema, su único te-
noche y agua caliente todos los nal, el espacio vacío que dejó la tivos para haberme hecho llegar, ma, era comprensible pues todo
días. Pensó también en la abulia Tierra. lo que después sería considera- el mundo creía que esa investi-
que la orilló a hacerlo, en el pa- Las aeronaves recolectoras da, su nota suicida. Fue en esta gación le valdría el Nobel.
tetismo de su vida diaria. El suyo atraparon de un bocado toda la nota donde me enteré, con sor- El día de su muerte me crucé
no había sido un acto de bondad energía creada y regresaron a presa, de la existencia de su es- con él, justo antes de que entrara
pura, sin embargo así sería re- Deimos, donde una nueva floti- posa Clara. al laboratorio, iba en exceso ali-
cordada por él. lla despegaba hacia otro extraño Pero no quisiera adelantarme. ñado y feliz. Por un momento se
Despertó invadida por una planeta. t Todo empezó con los intentos consideró la posibilidad de que
iniciales de la Universidad de fuera un accidente, que de algún
producir antimateria. El doctor modo no previsto hubiese entra-
Archer fue uno de los primeros do en contacto con la antipartí-
en lograrlo, aunque por periodos cula. Nadie supuso que estuviera
muy breves. Hasta hace tres se- convencido de un pacto de amor
manas, cuando logró contener suicida o de un beso capaz de
una antipartícula, aparentemen- desintegrarlo.
te por tiempo indefinido, en lo Me di cuenta hasta que entré
que muy pronto se conocerá a en mi oficina, horas después, y
nivel internacional como Cá- encontré la nota firmada por él
mara de Archer. Si bien es cier- que decía: “Me enamoré de una
to que la conducta de Archer antipartícula. Por favor, avísele a
fue un poco extraña las últimas mi esposa”. t
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Tresenrama
Alberto Chimal
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Otra vez me saludó como si me Me saludó como si me conociera
Me saludó como si me conociera conociera de siempre, aunque dijo de siempre.
de siempre. también: —Ha visto a mis otros yo, ¿ver-
—Mucho gusto. dad? Mis otras opciones.
No me sorprendió que otra vez
No podría precisar cómo era su Supe que era el hombre del día an-
fuera y no fuera él. Me pre-
cara: recuerdo facciones borrosas, terior y a la vez no lo era. Sus fac-
gunté qué sería realmente el
cambiantes. ciones borrosas eran otras.
Tresenrama.
Luego me explicó su doctrina: que Luego me explicó su doctrina: yo Lo dejé repetir su doctrina: era la
cada persona y cada cosa son exac- estaba tan asombrado que no le di- misma pero los tres (noté) la de-
tamente tres, ni menos ni más. je que ya la conocía. cían de modo vagamente distinto.
—¿Positiva?
—Lo que pudo ser refuerza el Dijo mucho más sobre el error, el Salí de allí. Me pregunté por los
valor de lo real. arrepentimiento, la amargura. otros dos ‘yo’ que se preguntaban
Dije que volvería. Salí del Dije que volvería. Salí de allí. sobre mí, y que no conocería.
despacho.
Y anoté todo, como siempre, en el cuaderno.
Esos datos tenían que enviarse de in-
El cálculo correcto mediato a la Tierra, la humanidad debía
enterarse. Sin embargo, Hipnos no pu-
do enviar el mensaje. En cuanto se dio
cuenta, el capitán se empeñó en ave-
David Venegas riguar qué ocurría.
Todo parecía estar en orden, los
La expedición de Hipnos era el pro- El mundo entero se maravilló sistemas funcionaban a la perfec-
yecto científico más ambicioso con el desempeño de la Hipnos ción. Sin embargo, había un error
que se había desarrollado hasta en el estudio de una superno- y no era de la nave.
el momento. Para su sola pla- va. El casco de la nave resistió Alguien, en algún momento,
neación fue necesario recopilar el impacto directo de la onda tal vez cientos de años atrás, se
y conjugar siglos de ciencia y de choque, y los datos que la había equivocado al calcular el
tecnología. tripulación cuántica recopiló y tamaño de ese agujero negro.
La nave podía resistir impac- analizó le valieron al capitán el No parecía un error muy gran-
tos de varios cientos de tonela- Premio Nobel por sus avances de, unos cuantos kilómetros de
das y contaba con un aislante de en astrofísica, rayos cósmicos ul- más no figuraban para nada en
amplio espectro contra la radia- traenergéticos, dinámica de los distancias astronómicas. Pe-
ción. Tenía también un reactor flujos interestelares, etcétera. ro debido a este error, Hipnos
de fusión nuclear de cuarta ge- Ahora se dirigía al sitio ideal había cruzado el horizonte de
neración, una estrella en minia- para estudiar la gravedad y las eventos. Ni la nave ni el mensa-
tura, para abastecer de energía a distorsiones en el espacio-tiem- je del descubrimiento absoluto
todos sus sistemas. po. Se encontraba ya en las in- podían viajar a la velocidad ne-
La tripulación estaba com- mediaciones del agujero negro cesaria para escapar de la gra-
puesta por entidades cuánticas en el centro de la Vía Láctea. vedad del agujero negro, así que
computacionales, que represen- El Soñador realizó los cálcu- estaban completamente perdi-
taban el pináculo en el desarro- los de la distancia mínima pru- dos para siempre.
llo de la inteligencia artificial. dente para acercarse e inició su El capitán sintió nauseas, des-
El capitán (a quien todos co- tarea. Los sensores comenza- esperación y ganas de arrancarse
nocían como el Soñador) era el ron a recibir un alud de datos los cabellos.
único humano a bordo y líder del y, casi a la misma velocidad, los El Soñador despertó. La luz de
proyecto desde su planeación. analistas cuánticos arrojaban media tarde entraba por la ventana
Lo habían sometido a tratamien- resultados. y anunciaba que la hora de la siesta
tos médicos genético espaciales, Al combinar lo que ya se sabía había terminado. Se incorporó un,
gracias a los cuales se alimentaba con lo que se descubría en ese poco torcido por haberse dormido en
por fotosíntesis, era capaz de so- momento todo cobró sentido: la silla, y miró su pizarrón abarrotado
portar aceleraciones de hasta 10 la cuántica con la relatividad, el con números que describen el Universo,
G sin despeinarse y su esperan- origen y destino del Universo, la su forma, su historia. Se concentró en los
za de vida era de varios cientos vida con la antimateria, las estre- huecos donde el entramado matemático aún
de años. Irónicamente, ya no re- llas y la materia oscura, todo en- no era suficiente para arrojar respuestas.
quería dormir. cajaba en un conjunto perfecto. Era hora de trabajar. t
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Contenido
Integrantes
del Cúmulo de Tesla: El Mar de Dirac sueña con mi muerte 1
Miguel Lupián Soto
La puerta de Oort 2
• Amílcar Amaya Amílcar Amaya López
• José Alejandro Ayala Fragmento de Historia 4
• Libia Brenda de las nuevas colonias:
• Raquel Castro las gemelas Noche y Día
• Alberto Chimal Gabriela Damián Miravete
• Gabriela Damián Desplazamiento perpendicular 7
• Gabriela Frías Libia Brenda
Villegas Espejo negro de antimateria 9
• Aline Guevara Enrique Urbina
Villegas
La astronauta de Zambia 10
• Alejandra Espino
Óscar Luviano
• Mario F. Wlathe
Relámpagos de laboratorio 12
• Eduardo Huchin Sosa
Alejandra Espino
• Francisco de León
Inversión 14
• José I. Jiménez Mier
y Terán Adrian “Pok” Manero
• Miguel Lupián Soto De camino 15
• Óscar Luviano Francisco Javier de león
• Adrian “Pok” Manero Temporada de cosecha 16
• José Luis Ramírez Ana Paula Rumualdo
• Martha Riva Palacio Apunte sobre la nota 19
• Ana Paula Romualdo del doctor Archer
• Enrique Urbina Mario F. Wlathe
• Arturo Vallejo Tresenrama 20
• David Venegas Alberto Chimal
• Rafael Villegas El cálculo correcto 22
David Venegas