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PLAN QUINQUENAL DIOCESANO

DE RENOVACIÓN PASTORAL
PARROQUIAL

“Discípulos misioneros de Jesucristo


y de la Iglesia en comunidades
parroquiales al servicio de la familia”
Plan de renovación pastoral parroquial (2ª edición)
Diócesis de Zipaquirá
Curia diocesana - Coordinación de pastoral
Calle 5 # 7-20 Zipaquirá
Tel. (091) 8522607
Zipaquirá- Cundinamarca
Colombia

Diagramación:
Mónica Melo G

Impresión:
Editorial

1
SIGLAS
CD Christus Dominus, Decreto sobre los Obispos del Concilio Vaticano II (1965)
CEC Catechismus Ecclesiae Catolicae, Catecismo de la Iglesia Católica (1992)
Cfr Confrontar
ChL Chistifideles Laici. Exhortación Apostólica de Juan Pablo II (1988)
CIC Codex Iuris Canónici. Código de Derecho Canónico (1983)
CT Catechesi Tradendae. Exhortación apostólica, (16 octubre 1979)
DA Documento de Aparecida (2007)
DEP Delegaciones Episcopales de Pastoral
DGC Directorio General para la Catequesis (1997)
DI Discurso Inaugural del Papa Benedicto XVI en la V Conferencia Aparecida
DNPP Directorio Nacional de Pastoral Parroquial.
DNPF Directorio Nacional de Pastoral Familiar
DP Documento de Puebla (1979)
DSD Documento de Santo Domingo, (1993)
EA Ecclesia in America. Exhortación apostólica de Juan Pablo II (1999)
EFE Escuelas de Formación: Familias Evangelizadas y Evangelizadoras
EN Evangelii Nuntiandi. Exhortación apostólica de Pablo VI (1975)
FC Familiaris Consortio. Carta encíclica de Juan Pablo II sobre la familia (1994)
GS Gaudium et spes. Documento sobre la Iglesia en el mundo. Concilio Vaticano II.
MTD Marco teórico sobre el discipulado- Diócesis de Zipaquirá
NMI Novo Millennio Ineunte. Carta apostólica del papa Juan Pablo II (2001)
PDP Plan diocesano de pastoral 2003-2013- diócesis de Zipaquirá
PRP Plan de renovación de la vida y la pastoral parroquial 2007-2013 – Zipaquirá
RICA Ritual de Iniciación Cristiana de Adultos (1972)
RMi Redemptoris Missio. Carta encíclica de Juan Pablo II (1990)
SC Sacrosanctum Concilium. Constitución sobre la liturgia, Concilio Vaticano II
TMDP El Tercer milenio como desafío pastoral, informe CELAM 2000
TR Tobón Restrepo Ricardo- Obispo. Conferencia a presbiterio de Zipaquirá, Agosto
15 de 2007.

2
INDICE

Presentación
INTRODUCCIÓN GENERAL (1-14)

CAPÍTULO UNO

LA RENOVACIÓN DE NUESTRO SER DE DISCÍPULOS MISIONEROS


DE JESUCRISTO Y DE LA IGLESIA

PRIMERA PARTE
UNA MIRADA A LA VIDA DE LOS LLAMADOS
A SER DISCÍPULOS MISIONEROS HOY (Ver)

1.1. Luces de la realidad social en la que vivimos los discípulos misioneros (15-26)
1.2. Retos que nos presenta la realidad social a los discípulos misioneros (27-37)
1.3. Luces de la realidad eclesial en la que vivimos los discípulos misioneros (38-43)
1.4. Retos que nos presenta la realidad eclesial a los discípulos misioneros (44-59)

SEGUNDA PARTE
LO QUE IDENTIFICA A UN DISCÍPULO MISIONERO
DE JESUCRISTO Y DE LA IGLESIA (Juzgar)

2.1. ¿Qué tipo de discípulo misionero quiere Jesucristo y necesita la Iglesia hoy? (60-63)
2.2. ¿Qué dice la Palabra de Dios a su Iglesia hoy? (Mt 28, 16-20) (63-67)
 “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra” (64)
 “Vayan, pues, y hagan discípulos” (65)
 “Enseñándoles a guardar todo lo que yo les he mandado” (66)
 “Y he aquí que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (67)

TERCERA PARTE
RENOVAMOS NUESTRO SER Y QUEHACER DE DISCÍPULOS MISIONEROS (Actuar)

3.1. ¿De qué renovación se trata y a quiénes va dirigida? (68-70)


3.2. Grandes decisiones de vida (71-113)
a. Acoger el llamado que hace Jesús a seguirlo (72-77)
b. Dar la respuesta de fe a través de la conversión (78-84)
c. Configurarnos con Cristo (85-91)
d. Enriquecernos con la vida comunitaria y ministerial (92-100)
e. Formarnos en la escuela de Jesús (101-107)
e. Asumir un fuerte compromiso misionero (108-113)

3
CAPITULO DOS
LA PARROQUIA COMO CASA Y ESCUELA DE LOS DISCÍPULOS MISIONEROS
DE JESUCRISTO Y DE LA IGLESIA
PRIMERA PARTE
UNA MIRADA A LA VIDA DE NUESTRAS PARROQUIAS HOY (Ver)
1.1. Características generales de nuestras parroquias (114-119)
1.2. Realidad de la parroquia rural (120-122)
1.3. Realidad de la parroquia urbana (123-125)

SEGUNDA PARTE
EL DESIGNIO DE DIOS SOBRE LA PARROQUIA (Juzgar)
2.1. ¿Qué es la parroquia y qué compete al párroco? (126-127)
2.2. ¿Qué dice la Palabra de Dios a la parroquia? (Hechos 2, 42-47) (128)
 Siguiendo las huellas de la primera comunidad cristiana (129)
 “Se reunían frecuentemente para escuchar la enseñanza de los apóstoles” (130)
 “Se reunían para participar en la vida común” (131)
 “Se reunían para participar en la fracción del pan y en las oraciones” (132)
 “Vendían bienes y posesiones y las repartían según la necesidad de cada uno” (133)
2.3. La Parroquia hace visible el Reino de Dios (134-137)

TERCERA PARTE
PARA QUE NAZCAN, VIVAN Y SE FORMEN LOS DISCÍPULOS (Actuar)
3.1. Decálogo de principios para la renovación de una parroquia ( 139)
3.2. La parroquia necesita un párroco que sea discípulo y pastor (140-143)
3.3. Para que la parroquia sea casa donde nacen los discípulos se requiere… (144-159)
a. Anuncio misionero permanente (144-146)
b. La orientación de la piedad popular (147-149)
c. El proceso de iniciación cristiana (150-153)
d. Un Itinerario catequístico y sacramental (154-159)
3.4. Para que la parroquia sea casa donde viven los discípulos se requiere… (160-174)
a. Un proceso de acompañamiento y seguimiento a los iniciados (160-161)
b. Crear un ambiente de familia parroquial (162-163)
c. Experiencia de comunión y fraternidad (164-165)
d. Alimentar y celebrar la fe con la Palabra y la Eucaristía (166-168)
e. Conformar comunidades que reflejen el amor de Dios (169)
f. Promover carismas y ministerios al servicio de la comunión y la misión (170-171)
g. Compromiso misionero y solidario (172-174)
3.5. Para que la parroquia sea escuela donde se forman los discípulos se requiere… (175-188)
a. Asumir los criterios generales para la formación (175-180)
b. Formación básica cristiana y Catequesis (181-184)
c. Formación especializada, pastoral y misionera (185-186)
d. Especial atención al CPP y los agentes de pastoral (187-188)
3.6. Para que la parroquia tenga un compromiso misionero se requiere… (189-192)
4
a. Vivir la pastoral diaria en clave de misión (189)
b. Promover multiplicadores del anuncio misionero (190-191)
c. Ponerse al servicio de la vida plena en todas sus dimensiones (192)

CAPITULO TRES
“LA FAMILIA COMO CASA Y ESCUELA DE DISCÍPULOS MISIONEROS
DE JESUCRISTO Y DE LA IGLESIA”
PRIMERA PARTE
UNA MIRADA AL MATRIMONIO, LA FAMILIA Y LA PASTORAL FAMILIAR
EN LAS PARROQUIAS DE LA DIOCESIS DE ZIPAQUIRA (Ver)

1.1. Luces de la realidad del matrimonio y la familia (193-199)


1.2. Sombras de la realidad del matrimonio y la familia (200-214)
1.3. Luces de la realidad de la pastoral familiar (215-218)
1.4. Sombras de la realidad de la pastoral familiar (219-229)

SEGUNDA PARTE
LA BUENA NUEVA SOBRE EL MATRIMONIO Y LA FAMILIA (Juzgar)
2.1. La Buena nueva (230-253)
a. El ser humano imagen de Dios amor (232-234)
b. El matrimonio y la familia en el plan de Dios (235-238)
c. El sacramento del matrimonio (239-241)
d. Los bienes y las exigencias del amor conyugal (242-245)
e. La familia cristiana como “Iglesia doméstica” (246-248)
f. La misión de la familia cristiana (249-253)
2.2. ¿Qué dice la Palabra de Dios al matrimonio y a la familia? (Efesios 3-5) (254-257)
 “Doblo las rodillas delante del Padre” (254)
 “Comprendan cuán ancho es el amor de Cristo” (255)
 Amarse mutuamente en Cristo (256)
 Ser comunión de personas (257)

TERCERA PARTE
LA PASTORAL FAMILIAR HOY EN LA PARROQUIA (Actuar)
3.1. ¿Qué es pastoral familiar? (258-259)
3.2. Elementos esenciales de la pastoral familiar en la parroquia (260-264)
a. Principios que orientan la acción de la pastoral familiar (260)
b. La pastoral familiar como eje transversal de la pastoral parroquial (261-264)
3.3. La familia como “hogar” de discípulos misioneros (265-273)
a. Para que nazcan familias “hogar” se requiere…
- Un proceso de preparación integral y gradual al matrimonio (265-267)
- Una educación en el amor, la afectividad y la sexualidad (268-269)
b. Para que sean familias “hogar” se requiere…

5
- Atención especial a la celebración y acompañamiento de los matrimonios (270-271)
- Asesoría matrimonial y familiar (272)
- Catequesis y evangelización de la familia (273)
3.4. La familia como “escuela” de discípulos misioneros (274-278)
a. ¿Qué significa que la familia sea “escuela”? (274)
b. Para que la familia sea “escuela” de discípulos misioneros de requiere…
- Promover la educación integral de los miembros de la familia (275)
- Promover la acción evangelizadora de la familia a través de la “EFE” (276-278)
3.5. Formación de agentes de pastoral familiar (279-281)
3.6. Coordinación con otras instituciones (282)

Conclusión
Vocabulario para una mejor comprensión del plan de renovación
Bibliografía general

6
PRESENTACIÓN
Presentamos con gozo profundo e ilusión de Pastor el texto del “Plan Quinquenal
Diocesano de Renovación Pastoral Parroquial” – PRP – destinado a guiar nuestra vida
diocesana y parroquial en la misión evangelizadora durante los próximos cinco años para
llevar a cabo el Plan Diocesano de Pastoral 2003 – 2013.
El presente documento es fruto del discernimiento de muchos hermanos en nuestra diócesis
en la fidelidad a la guía del Pastor de esta Iglesia particular. En este texto se encuentran los
aportes de tantos fieles que han dado su opinión en los encuentros de grupos menores
parroquiales, de parroquias y de vicarías foráneas, además de las valiosas contribuciones
recogidas en los congresos y otros eventos a lo largo de dos años.
La riqueza de este gran esfuerzo de atención a la realidad, de escucha del querer del Señor y
la proyección de la acción al futuro, desarrollada por los sacerdotes, agentes de pastoral,
religiosos y laicos cercanos o alejados de la vida eclesial han contribuido al resultado de un
documento serio, profundo y maduro que se convierte en un punto de llegada para la
Asamblea de 2008 y a su vez abre el horizonte a sucesivas profundizaciones y
enriquecimientos que seguramente contribuirán al desarrollo de nuestra existencia cristiana de
discípulos y misioneros y a la realización fiel de nuestra tarea evangelizadora y de
construcción de la comunidad y de la familia como “casa” y “escuela”.
Como Obispo de Zipaquirá asumo pastoralmente y presento oficialmente a toda la comunidad
diocesana de Zipaquirá este texto del Plan Quinquenal Diocesano de Renovación Pastoral
Parroquia “ Discípulos misioneros de Jesucristo y de la Iglesia en comunidades
parroquiales al servicio de la familia”
Ciertamente el presente documento no es y no ha querido ser, la obra exclusiva del pastor; él
contiene la riqueza de los aportes de todos bajo la guía de las orientaciones del Obispo
diocesano. Pongo, por tanto, en manos de cada uno y de todas las comunidades el presente
Plan Quinquenal e invoco de cada uno, en virtud de los lazos de fe y comunión cristiana que
nos unen, el reconocimiento y la aceptación, la lectura, interiorización y la apropiación del
mismo como expresión y realización concreta de la tarea magisterial y pastoral que se me ha
confiado como Obispo de Zipaquirá. Este documento quiere ser luz y alimento para la vida de
discípulos a la que estamos llamados y la ruta a seguir para toda acción y servicio pastoral de
los diferentes agentes y estructuras parroquiales diocesanas.
En la docilidad al Espíritu Santo, en profunda comunión con la Iglesia y con la reciente
Asamblea del Episcopado Latinoamericano y del Caribe en Aparecida, y bajo la protección y
compañía de Nuestra Señora de la Asunción, continuemos con ánimo renovado y empeño
firme el caminar de nuestra Diócesis y de cada uno de nosotros en ella.

7
INTRODUCCIÓN GENERAL

Respondiendo al mandato evangelizador:


1. Nuestro Señor Jesucristo, antes de ascender a los cielos, encomendó a su Iglesia la tarea
de evangelizar a todos los pueblos:
“Jesús se acercó a ellos y les habló así: Me ha sido dado todo poder en el cielo y
en la tierra, vayan, pues, y hagan discípulos a todas las gentes bautizándolos en
el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo y enséñenles a guardar todo lo
que yo les he mandado. Y he aquí que yo estoy con ustedes hasta el final del
mundo.” (Mt 28, 16-20)
2. Para cumplir este mandato del Señor en nuestra diócesis de Zipaquirá nos hemos
propuesto:
“Proclamar con la fuerza y el entusiasmo del Espíritu, la Palabra de Salvación en
esta primavera del Evangelio y al inicio del tercer milenio para que todos en la
Diócesis, a ejemplo de María, tengamos un encuentro con Jesucristo vivo que
nos encienda con su amor y nos comprometa a formar comunidades de
auténticos discípulos que alienten la esperanza de nuestro pueblo”.1
El Plan diocesano de pastoral y su plan operativo “PRP”
3. Para lograr este objetivo del plan diocesano de pastoral 2003-2013 contamos con el poder
del Resucitado y la fuerza de su Espíritu que nos mueve a la conversión y llena de ardor e
impulso evangelizador a nuestros sacerdotes, consagrados y laicos. El Espíritu Santo y
nosotros deseamos que cada habitante de nuestra diócesis se haga discípulo misionero de
Jesucristo, que cada familia y parroquia sea casa y escuela de discípulos misioneros del
único Maestro. Pero bien sabemos que este “nuevo modelo de Iglesia que se inició en el
Vaticano II, y que estamos construyendo, exige un cambio de acción pastoral a través de:
una nueva evangelización, una conversión personal y pastoral y una reforma institucional”2.
Por esta razón recurrimos a un Plan operativo de renovación de la vida y la pastoral
parroquial (identificado con la sigla “PRP”) que se desarrolla entre los años 2007-2013 y
cuyo propósito es llegar a concretar aquellos aspectos de conversión personal, pastoral y
estructural que todos necesitamos para que los grandes objetivos del Plan diocesano de
pastoral se hagan realidad.
4. El objetivo del “PRP” es: “impulsar el Plan diocesano de pastoral haciendo de la
parroquia, Casa y Escuela de discípulos y misioneros de Jesucristo en la Iglesia,
mediante la animación y adecuación de su pastoral, priorizando la atención a la familia”3.
Con este impulso que el “PRP” quiere poner a nuestro “Plan diocesano de pastoral” se busca
entonces renovar en todos los bautizados y en todos los llamados por Dios los rasgos que
definen la identidad de un discípulo misionero de Jesucristo y de Iglesia (primera meta).
1
DIÓCESIS DE ZIPAQUIRÁ, Objetivo del Plan diocesano de pastoral 2003-2013, editorial Kimpres, Ltda., p. 215, 219.
2
TOBÓN RESTREPO, Ricardo (Obispo de Sonsón- Ríonegro), Conferencia al presbiterio de la diócesis de Zipaquirá-
agosto 15 de 2007, folleto publicado por Pastoral de pastores, p. 18-19.
3
DIÓCESIS DE ZIPAQUIRÁ, Plan de renovación de la vida y de la pastoral parroquial (PRP), Folleto publicado en marzo
de 2007, p. 4.
8
Para lograr esto, la parroquia requiere adecuar sus estructuras y sus procesos pastorales de
tal manera que llegue a ser la casa y escuela de discípulos misioneros (segunda meta)
que tenga como prioridad y eje transversal la pastoral familiar (tercera etapa).

Desarrollo del Plan operativo de renovación “PRP”

5. Este Plan operativo de renovación “PRP” se desarrolla en tres etapas:

ETAPA DE PREPARACIÓN PRESENTACIÓN DEL PLAN ETAPA DE APLICACIÓN Y


QUINQUENAL DIOCESANO EJECUCIÓN DEL PLAN
QUINQUENAL
(Asamblea diocesana de
(2007- 2008) noviembre de 2008) (2009-2013)

Para el desarrollo de estas tres etapas del “PRP” se ha tenido en cuenta una metodología
participativa que ha partido de la base que es la parroquia y que culmina en ella misma en la
etapa de aplicación.

2.
1.
VICARÍA
PARROQUIA
FORÁNEA

3.
DIÓCESIS

El proceso ha arrancado en cada una de nuestras 73 parroquias donde se ha llevado a cabo


un trabajo de diálogo con el mayor número de fieles para encontrar entre todos unas líneas de
acción renovadoras para la vida del discípulo misionero, para la parroquia y la familia. Estos
aportes han sido recogidos, analizados y complementados en vicaría foránea para entregarlos
finalmente al equipo central diocesano del “PRP” encabezado por el Sr. Obispo. Este equipo
ha sintetizado y organizado todo el material y el Sr. Obispo lo ha concretado en un “Plan
quinquenal de renovación pastoral parroquial” que se presenta en la Asamblea diocesana
de noviembre de 2008 para ser estudiado y aplicado al nivel de parroquia, vicaría foránea, de
pastoral de pastores y Seminario Mayor.

¿Quiénes han aportado en la elaboración de este Plan quinquenal diocesano?


6. Este “Plan quinquenal de renovación pastoral parroquial”, que recoge todo el
proceso de la etapa de preparación del “PRP”, se ha enriquecido con varias fuentes (28
documentos bibliográficos y 369 notas de pié de página) entre las cuales destacamos:
9
- El Plan diocesano de pastoral 2003-2013 (60 citas de pié de página), los
“Documentos Marco” sobre discipulado, la parroquia y la familia 4, Los tres itinerarios
sobre el “Camino del Discípulo”, la conferencia de Monseñor Ricardo Tobón al
presbiterio de Zipaquirá el 15 de agosto de 2007 5 y las charlas del Padre Carlos
Álvarez, cjm., en los retiros espirituales (todas agrupan un número de 23 citaciones).
- De manera especial el Plan quinquenal ha recogido los valiosos aportes que han
dado las siete vicarías foráneas (114 citas de pié de página) y el Seminario Mayor
(18 citaciones) dentro del proceso del Plan de renovación de la vida y la pastoral
parroquial (PRP) en sus tres etapas preparatorias, a esto se añaden las
conclusiones de los Congresos diocesanos sobre discipulado misionero e iniciación
cristiana y las conclusiones de los Congresos vicariales sobre familia (32 citaciones).
- Este Plan quinquenal también está alimentado de la experiencia del caminar
evangelizador de estos 56 años de vida diocesana, de la Doctrina del Concilio
Vaticano II y el Catecismo de la Iglesia católica (15 citas de pié de página) y de los
aportes que nos brindan las Conferencias episcopales latinoamericanas,
especialmente la última reunida en Aparecida- Brasil (80 notas de pié de página).
Como se puede percibir, este documento diocesano cuenta con una alta participación y
colaboración en su autoría. Por todo ello, el equipo diocesano encargado de recoger,
sintetizar y organizar en los tres capítulos el material aportado por parroquias, Vicarías,
Seminario Mayor y delegaciones episcopales, agradece a todos este inmenso esfuerzo.
¿Cuál es el contenido del Plan quinquenal diocesano?
7. El Plan quinquenal consta de tres grandes capítulos – según las tres metas antes
expuestas –: El discipulado misionero, la parroquia y la familia como casa y escuela de
discípulos misioneros de Jesucristo y de la Iglesia. Estos tres capítulos se articulan
esencialmente bajo el lema: “Discípulos misioneros de Jesucristo y de la Iglesia en
comunidades parroquiales al servicio de la familia”.
8. En el primer capítulo sobre discipulado misionero, el Plan quinquenal presenta la
“espiritualidad de la renovación” que está dirigida al SER, es decir, a lo que nos debe
identificar como discípulos, por eso hablamos de “grandes decisiones de vida”. Bien
sabemos que de un discípulo misionero renovado en su identidad o en su “ser” surgirá
inevitablemente un nuevo “hacer”.
9. En el segundo capítulo sobre parroquia, el Plan quinquenal nos presenta los elementos
indispensables que ha de tener una parroquia para que ella sea CASA donde nacen y
viven los discípulos misioneros y sea ESCUELA donde se forman y envían. En este
capítulo se enfatiza la figura del párroco discípulo y pastor que requiere una parroquia
“casa y escuela” y el decálogo de principios generales para la renovación de una
parroquia.

4
DIÓCESIS DE ZIPAQUIRÁ, Marco teórico sobre el discipulado, publicado en marzo de 2007, 36 p. Marco teórico sobre
la parroquia, publicado en septiembre de 2007. Marco teórico sobre la familia como casa y escuela de discípulos y
misioneros DE JESUCRISTO Y DE LA IGLESIA, publicado en junio de 2008.
5
TOBÓN RESTREPO, Ricardo (Obispo de Sonsón – Ríonegro), Conferencia al presbiterio de Zipaquirá, Folleto
publicado por la pastoral de pastores en septiembre de 2007, 32 p.
10
10. En el tercer capítulo sobre la familia como “casa y escuela de discípulos misioneros” se
plantean las líneas de acción que harán de la pastoral familiar EL EJE TRANSVERSAL
DE TODA LA PASTORAL PARROQUIAL para que cada hogar llegue a convertirse en
verdadera comunidad de amor y vida y pueda así desempeñar la misión que el Creador
le ha confiado de “custodiar, revelar y comunicar el amor” 6.

¿A quiénes va dirigido este Plan quinquenal diocesano?


11. Los destinatarios somos todos los bautizados y no bautizados, en sus diversas edades y
culturas, que conformamos esta porción del pueblo de Dios que es la diócesis de
Zipaquirá. Esta totalidad desea incluir de manera especial a los alejados, los indiferentes,
los no creyentes7, los detenidos en las cárceles, los alzados en armas, los pobres e
indigentes, los que viven en las calles de nuestras zonas urbanas, los migrantes, los adicto
dependientes, las familias y parejas que viven en situación irregular, los jóvenes que son
víctimas de los vicios, los que se han ido a sectas y a diversas corrientes de espiritualidad
y todos los enfermos en el alma o en el cuerpo. 8

12. Pero en primer lugar este Plan quinquenal va dirigido a los discípulos que son sacerdotes,
pues la renovación comienza por la cabeza de la Iglesia. Así lo manifestaba el Obispo de
Sonsón hablándole al presbiterio de Zipaquirá: “Si nosotros mismos no empezamos a ser
discípulos y misioneros, no nos ilusionemos con un plan de pastoral, con una renovación
de nuestra Iglesia”9.

¿Quiénes son los responsables de llevar adelante este Plan quinquenal?

13. Los primeros llamados a asumir y hacer operativo este Plan quinquenal son los ministros
consagrados: Obispo, presbíteros y diáconos. De manera especial los párrocos tienen un
protagonismo en la renovación de las comunidades a ellos encomendadas. Esta
responsabilidad también la comparten los religiosos y religiosas, los ministros laicos y
agentes de pastoral, los catequistas, los misioneros, las familias católicas y los jóvenes
que se preparan para el sacerdocio en nuestro Seminario Mayor.

¿Qué frutos esperamos obtener de este Plan quinquenal?

14. El Sr. Obispo, su presbiterio y todos los agentes de pastoral anhelamos con este Plan
quinquenal de renovación pastoral parroquial que en cada parroquia se haga realidad el
objetivo de nuestro plan diocesano de pastoral 2003-2013, de tal manera que todos los
bautizados tengamos mayor profundidad en nuestro encuentro con Jesucristo vivo que nos
lleve a dar signos claros de renovación en nuestra vida personal y familiar, y, a partir de
allí, surjan auténticas comunidades de discípulos que conozcan, sigan y celebren su fe en

6
Cfr. Directorio Nacional de Pastoral familiar, N 97.
7
Cfr. Aportes de las Vicarías Jesucristo Sacerdote, Santo Cristo y Santísima Trinidad sobre la etapa del discipulado,
octubre de 2007.
8
Cfr. DA, 407-430. Jesús es el médico que ha venido no por los sanos sino por los enfermos (Lc 5, 31).
9
T.R., op. cit., p. 23.
11
Jesucristo muerto y resucitado para que lo anuncien con fuerte e intenso ardor misionero a
quienes están lejos de Él o aún no lo conocen 10.

10
Cfr. DA 177, 210, 478, 505.
12
CAPÍTULO UNO

“LA RENOVACIÓN
DE NUESTRO SER DE
DISCIPULOS MISIONEROS
DE JESUCRISTO Y DE LA IGLESIA”

13
CAPÍTULO UNO

LA RENOVACIÓN DE NUESTRO SER DE DISCÍPULOS MISIONEROS


DE JESUCRISTO Y DE LA IGLESIA

PRIMERA PARTE
UNA MIRADA A LA VIDA DE LOS LLAMADOS
A SER DISCÍPULOS MISIONEROS HOY
(VER)

15. En esta primera parte miraremos aquellos aspectos que marcan o influyen de manera
más radical en la vida de los hombres y mujeres, los jóvenes y niños, los sacerdotes,
religiosas, religiosos y laicos llamados a ser discípulos misioneros de Jesucristo y de la
Iglesia. Este panorama, con sus luces y sombras, abarca la realidad social en la que se
desenvuelven todos los individuos de comienzos de este siglo XXI, pero también analiza
la realidad eclesial donde se pueden detectar más de cerca las causas por la cuales se
da una falta de convicción, coherencia, fortaleza y testimonio de un gran número de
bautizados y que, en palabras del Papa Benedicto XVI, manifiestan una “fuerte debilidad
en la vida cristiana”11.

1.1. Luces de la realidad social en la que vivimos los discípulos

Dentro de la realidad en la que nos desenvolvemos los discípulos misioneros de Jesucristo en


este comienzo del tercer milenio podemos constatar varias LUCES que nos ayudan a percibir
la mano providente de Dios que lleva su creación:

a. Nueva manera de percibirnos y estar en el mundo:

16. Hoy percibimos un mayor reconocimiento del valor fundamental de la persona, de su


conciencia y experiencia, la búsqueda del sentido de la vida y un ansia de
espiritualidad12. También ponemos un énfasis en la experiencia personal y lo vivencial
que nos lleva a considerar el testimonio como un componente clave en la vivencia de la
fe. Los hechos los valoramos en cuanto que son significativos para nosotros.
17. Sentimos hoy más la necesidad de construir el propio destino y el anhelo de encontrar
razones para vivir, por eso se despierta en nosotros un fuerte deseo de encontrarnos con
los otros y compartir lo vivido. Resaltamos los gestos y actitudes de acogida, de apertura,
de reconocimiento, de valoración y de escucha 13. A su vez, tenemos una conciencia más

11
Cfr. BENEDICTO XVI, discurso inaugural en Aparecida.
12
Cfr. DA 52, 53. Cfr. CELAM, El Tercer milenio como desafío pastoral - informe CELAM 2000 (TMDP), Bogotá, D.C.
1998, p. 43-45.
13
Cfr. Conclusiones del CONGRESO SOBRE DISCIPULADO MISIONERO, Junio 25 y 26 de 2007.
14
viva de la libertad personal y esto desencadena la necesidad de cuestionarnos en
profundidad las propias convicciones y opciones.
18. Por la influencia de la sociedad que nos rodea tenemos una conciencia contraria a toda
discriminación, por ello nos interesa promover más los derechos de las minorías y de los
niños y damos mayor interés a la participación y promoción de la mujer 14.
b. Influenciados por las tecnologías
19. Gracias a las tecnologías, hoy nos beneficiamos de una comunicación mundial en forma
instantánea y en tiempo real a través de la cual se ha enriquecido nuestro saber y se ha
facilitado el intercambio de conocimientos 15. Esta misma cultura que vive cambios tan
rápidos ha generado en la mayoría de nosotros una capacidad a la adaptación y a los
cambios de paradigmas.
20. Dentro de este progreso tecnológico los discípulos de Jesucristo estamos influenciados
por una nueva arquitectura social que tiene su máxima expresión en la red globalizada
llamada “la Internet” que está abierta al que desee conectarse y cuenta con una
estructura interactiva. Esto ha hecho que nos sintamos cada vez más miembros de
variados públicos y como parte de redes de diverso tipo 16.
21. Debido a la cultura envolvente de la imagen que pesa mucho más que la palabra, los
individuos privilegiamos el ejemplo y los hechos concretos más que los discursos 17,
somos más instantáneos que procesuales, más sensitivos e intuitivos que reflexivos y
analíticos, más informatizados que comunicados, más dinámicos y proyectados hacia lo
nuevo y cada vez más desarraigados de nuestro entorno porque asumimos una cultura
global.
22. También percibimos que más allá del capital y el trabajo, que parecían ser los únicos
factores del progreso de la economía, hoy gravita el desarrollo de la economía en torno a
la información, la comunicación y el conocimiento. Por eso mismo valoramos mucho más
el “capital humano”.
c. Nueva visión de la naturaleza

23. Vivimos ahora un cambio positivo en relación con la naturaleza. Nunca como hoy hemos
tenido tal conciencia de la interrelación e interdependencia de los seres creados entre sí,
ni de la necesidad de observar el ordenamiento de la naturaleza 18. Los hombres y
mujeres del siglo XXI comprendemos mejor que el medioambiente no es un mero
recurso, también es la casa que debemos respetar. Por esta razón relacionamos cada
vez más nuestra salud sicológica y espiritual y de la sociedad con nuestro entorno físico,
social y espiritual.
d. Con la riqueza de nuestra cultura colombiana y rural

14
Ibidem.
15
Cfr. TMDP, p. 46-47.
16
Ibidem, p. 44-45
17
Ibid., p. 58
18
Cfr. Aportes del Seminario Mayor diocesano al PRP en la etapa de discipulado misionero, octubre de 2007.
15
24. Nuestro espíritu colombiano hace que, en medio de las dificultades, tengamos una
voluntad intensa de progresar, un espíritu trabajador que nos lleva a empeñarnos en
salir adelante por el bien propio y de nuestra familia.
25. Nuestra identidad de cundinamarqueses se ve enriquecida por las diversas culturas
mestizas, campesinas, afroamericanas, urbanas y suburbanas. Gracias a ello valoramos
la pluralidad cultural y étnica, estamos en interacción permanente entre sí y con las
diferentes propuestas culturales19.
26. Un buen número de habitantes de la diócesis de Zipaquirá viven en medio de las culturas
rurales en las que se percibe fuertemente la “cultura de gratuidad”. De manera paradójica
allí, en ambientes de escasez y pobreza, los alcances de la solidaridad no tienen límites.
Sigue estando muy arraigada en nosotros la hospitalidad y la generosidad para brindar
acogida a los otros y compartir con los demás nuestros bienes. Igualmente en nuestro
ambiente campesino se da un amor especial por la tierra de la cual recibimos el
sustento.20
1.2. Retos que nos presenta la realidad social a los discípulos

También percibimos varios RETOS que proceden de la nueva cultura y estructura social que
configura en gran medida la vida de quienes estamos llamados a ser discípulos misioneros de
Jesucristo. Entre estos retos destacamos las siguientes:

a. La cultura intrascendente
27. Los discípulos misioneros cada vez nos vemos más influenciados por la mentalidad de
que lo real sólo es lo que se percibe con los sentidos, lo valioso sólo es lo que procura
algunos beneficios en cualquiera de los órdenes de la vida humana y que lo bueno es lo
que procura o aumenta el placer y el gozo. A nuestro alrededor se percibe una pérdida
gradual de valores morales y religiosos 21, por esto las realidades trascendentes o del
espíritu para muchos de nosotros dejan de tener vigencia y aceptación y pasan a ser
insignificantes y carentes de todo interés y valor. Prevalece en nosotros la cultura de lo
práctico y útil22.

28. Los hombres y mujeres de hoy nos concentramos en vivir intensamente cada día,
valoramos lo subjetivo, el sentimiento, la sensibilidad, lo pasajero, lo vivencial, lo
particular, lo relativo, lo consensual, lo estético y lo simbólico 23. Esto ha traído como
consecuencia que nuestros jóvenes y los adultos jóvenes vayan experimentando
sensaciones de ansiedad, de vacío y de frustración por la falta de sentido 24.

b. La influencia de la cultura urbana

19
Cfr. PDP, p. 130-131. Aporte del Seminario Mayor al PRP en su etapa de discipulado misionero. También en
“Conclusiones del CONGRESO SOBRE DISCIPULADO MISIONERO”, Junio 25 y 26 de 2007.
20
Cfr. PDP p. 141.
21
Cfr. PDP, p. 131. T.R., op. cit., p- 10-11.
22
Cfr. DA. 43.
23
Cfr. MTD, p. 6-7.
24
Cfr. DA 43-50; Cfr. NNP, op. cit., p. 19-20
16
29. Domina fuertemente en las personas del ambiente urbano del siglo XXI una cultura de la
diversión y el placer a través de la cual recurrimos al olvido de nuestra propia conciencia
para evitar el cuestionamiento que nos causa nuestra propia realidad 25. Contamos con
multiplicidad de recursos y medios de diversión pero a la vez nos invade la pérdida del
sentido de la vida y al afán neurótico de llenar los espacios vacíos que deja el trabajo.
Por esta razón sentimos una pérdida de identidad, una despersonalización y
desmoralización donde la vida se reduce a un juego. Somos presa de la superficialidad y
la frivolidad que desarrolla en nosotros una mentalidad irreal frente a los valores
fundamentales como la vida, el matrimonio, el amor, la dignidad de la persona. A su vez,
sentimos una gradual pérdida del sentido del pecado y de la capacidad de sacrificio, de
disponibilidad y entrega26.

30. Como habitantes de pueblos en crecimiento percibimos la fuerza de una cultura


incluyente donde todas las personas, creencias, valoraciones, modelos de personas,
formas diversas de vida, ideologías y comportamientos son admitidos como igualmente
válidos27. Esta pluralidad nos está llevando a un relativismo y a una pérdida de identidad
cultural28. Nos mueve un pensamiento sincretista que acoge todo, acepta todo, escoge
entre todo lo que propone. Esto hace que reconozcamos no solamente que todos
tenemos derechos, sino que todo es permitido y cualquiera, con lo que quiera hacer,
debe caber en nuestra sociedad. Los principios y valores los estamos remitiendo al
mundo de las creencias y los hacemos depender del parecer, los gustos y nuestras
preferencias. La verdad la reducimos a opinión o preferencia en un grupo determinado y
esto ocasiona un autismo colectivo que nos hace creer que en el fondo todo da lo mismo.
31. Es muy marcado en los sectores urbanos el espíritu individualista y competitivo, centrado
en la búsqueda de sí mismos, de nuestros propios intereses. Prima nuestro propio
pensamiento, la protección del propio territorio y el deseo de escalar cada vez más alto
en la sociedad. En nuestros pueblos y barrios es casi nulo el espíritu de participación en
juntas de acción comunal, en proyectos cívicos y jornadas comunitarias 29. Esto nos está
ocasionando la obsesión por la propia persona y la calidad de vida, el cultivo al máximo
del deseo, el predominio de nuestra vida privada y de la intimidad sin normas ni
imperativos morales30, el debilitamiento en nuestra compasión hacia los pobres, la
incapacidad para llevar una vida fraterna y solidaria, la resistencia para compromisos
estables y la carencia de proyectos históricos.
c. Influencias en el ambiente rural
32. En algunos ambientes rurales que son marcados por la pobreza, los niños y jóvenes
sienten muy poco interés por la educación y la promoción humana. Por adquirir algún
dinero, un buen número de niños desertan de las escuelas. Igualmente en el mundo
25
T.R., op. cit., p. 11.
26
Cfr. Aporte de las Vicarías Santísima trinidad y Ntra. Señora del Rosario a la primera etapa del PRP sobre discípulos
misioneros.
27
T.R., op. cit., p. 11.
28
Cfr. PDP p. 131; DA 46 – nueva colonización cultural.
29
Dato constatado en las Visitas pastorales a las Vicarías Santísima Trinidad y Jesucristo Sacerdote en los años 2007-2008.
30
Cfr. DA 44.
17
agrario y de minería se repite una tradición centenaria marcada por el machismo 31, el
vicio del alcohol y el poco interés por la superación. Esto hace que nuestros niños y
jóvenes busquen sólo subsistir y entren en el círculo destructivo de trabajar intensamente
unos días para gastar el dinero en cerveza los fines de semana.

33. Últimamente es notorio cómo un gran número de nuestros jóvenes campesinos migran
para las ciudades en busca de mejores condiciones económicas dejando nuestros
pueblos sin la fuerza vital del trabajo y el desarrollo 32.

d. Efectos en el ambiente laboral y económico


34. Crece de forma injusta el número de familias que viven en pobreza y marginalidad. Y,
paradójicamente avanza una cultura del consumo, del tener y poseer al servicio de la
cual está desarrollándose la economía actual33. Como discípulos vemos que una enorme
cantidad de cosas se han puesto a disposición de nuestros deseos y esto trae como
resultado el afán de posesión que genera la ambición, que a su vez trae la injusticia
social y la creciente pobreza 34, y ésta, finalmente, la guerra y la violencia. Por este motivo
privilegiamos la relación con las cosas que resultan más importantes que las personas,
buscamos el confort, nos creamos múltiples necesidades ficticias 35, nos sentimos
insatisfechos con lo que poseemos y nos encerramos en la tendencia a considerar todo
como pasajero y desechable.
e. Las tecnologías y el ambiente educativo
35. A todos los nacidos después de la segunda mitad del siglo XX nos ha determinado la
cultura de los medios de comunicación social (MCS) ahora llamados “tecnologías de
información y comunicación” (TIC). Estas son, para la mayoría de nosotros, el principal
instrumento informativo y formativo, de orientación e inspiración para los
comportamientos individuales, familiares y sociales 36. Las TIC han creado nuevos
“modelos” que nos inspiran y nos han dado un nuevo lenguaje lúdico o de imagen que
reemplazó a la palabra escrita y analizada 37.
36. Debido a la fuerte influencia de los medios de comunicación sentimos que cada vez más
somos presa de una cultura hedonista donde el sexo, y el placer que conlleva, son el
valor supremo, por esta razón, tanto hombres como mujeres, absolutizamos el cuerpo y
la belleza física.
37. Todos estos factores antes mencionados están presentes en nuestro sistema educativo.
Estas actitudes se refuerzan a través del aprendizaje y la convivencia diaria en los
colegios, escuelas y universidades. La educación que la sociedad actual está ofreciendo,

31
Cfr. PDP p. 131 - El machismo como tradición cultural. Cfr. Conclusiones del CONGRESO SOBRE DISCÍPULADO
MISIONERO, Junio 25 y 26 de 2007.
32
Cfr. PDP p. 126, 131, 134-136 – condiciones de vida de la población – p. 141- aspecto demográfico.
33
Cfr. MTD p. 7; PDP p. 132; TMDP p. 40.
34
Cfr. TMDP p. 42; La situación grave de pobreza y de injusticia social que crea el sistema económico vigente (PDP p. 126)
35
Cfr. DA 50- 51
36
Cfr. PDP p. 132.
37
Cfr. DA 46; cfr. TMDP p. 35-39.
18
tanto a nivel oficial como a nivel privado se rige por una nueva escala de valores y no
responde a las expectativas de nuestra juventud ni a las necesidades de nuestra patria 38.
Un buen número de nuestros profesores no brinda una formación integral y, amparados
en el precepto constitucional de la libertad de cultos, han descartado la formación
religiosa y moral39.

1.3. Luces de la realidad eclesial en la que vivimos los discípulos

Nuestra diócesis de Zipaquirá comparte con un buen número de Iglesias latinoamericanas


múltiples LUCES que brotan de la fecunda, dinámica e inconmensurable riqueza del
Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo.

38. Nuestra fe en Dios y la devoción Mariana pertenecen al patrimonio del pueblo. Cerca de
un 90% de sus habitantes creen en Dios, y un alto porcentaje asegura que Dios es
importante para su vida. Vemos como un porcentaje alto de nuestra población participa
en las celebraciones de la Semana Santa y de la Navidad, así como en las fiestas
patronales. Abundan las manifestaciones de la piedad popular, del amor a la Santísima
Virgen y a los santos40.

39. En estos 56 años de historia diocesana, los discípulos de Jesucristo en la iglesia vemos
grandes signos de madurez manifestados en el testimonio 41 de un buen número de
sacerdotes, religiosos y laicos que han entregado su vida en bien de sus hermanos.
Destacamos de manera especial el testimonio de un gran número de mujeres que, en
diversas vocaciones, entregan con generosidad sus mejores energías al servicio de la
evangelización.

40. Igualmente percibimos los frutos cosechados por la Misión Permanente que llevó a todos
los rincones la Palabra de Dios con el método de Lectura Santa, el esfuerzo de las
delegaciones episcopales en su trabajo profético, litúrgico, social, vocacional, ministerial,
sacerdotal, con educadores, con ministros laicos, con niños, jóvenes y medios de
comunicación social42. Representan también una luz para los discípulos de Jesús, los
importantes resultados en la pastoral de comunión con el Plan de pastoral que fortaleció
a las comisiones pastorales, el trabajo vicarial y parroquial con sus consejos y equipos y
la vida misma del Seminario Mayor.

41. Esta Iglesia particular ha sido bendecida con la riqueza de varios movimientos eclesiales
y asociaciones de laicos que son verdaderas escuelas del discipulado. Igualmente las
comunidades religiosas masculinas y femeninas nos dan testimonio de entrega y servicio

38
Cfr. Conclusiones del CONGRESO SOBRE DISCÍPULADO MISIONERO, Junio 25 y 26 de 2007.
39
Cfr. PDP p. 134.
40
Cfr. DA 21; cfr. Homilía del Papa Benedicto XVI en la inauguración de la V Conferencia en Aparecida, p. 283- el rico
tesoro del continente latinoamericano.
41
Cfr. DA 21; cfr. Homilía del Papa Benedicto XVI en la inauguración de la V Conferencia en Aparecida, p. 283- el rico
tesoro del continente latinoamericano.
42
Cfr. PDP, p. 149. Cfr. Conclusiones del CONGRESO SOBRE DISCÍPULADO MISIONERO, Junio 25 y 26 de 2007.
19
en medio del mundo del dolor, en los campos de la educación, el apostolado familiar,
social y caritativo, la oración contemplativa y la promoción integral de la mujer 43.

42. En nuestra diócesis contamos con varios frentes de formación básica cristiana y
especializada que ayudan de manera especial al laico para que ejerza su misión de cara
al mundo en medio de la familia, el trabajo, la cultura y la sociedad 44. También se brinda
formación permanente a los sacerdotes a través de la pastoral de pastores que busca
además el bienestar humano y la atención al presbítero enfermo o anciano 45.

43. En un buen número de parroquias ha crecido el amor a la Palabra de Dios, y la


Eucaristía tiene un lugar central. Se cuenta con laicos comprometidos en la edificación
de la Iglesia y en su misión evangelizadora, entre los que se destacan los catequistas y
misioneros, los ministros de la Palabra y ministros extraordinarios de la comunión; todos
ellos empeñados en adquirir una buena formación 46. Así mismo se hace el esfuerzo por
despertar en los laicos el espíritu de comunión, participación y corresponsabilidad a
través de los consejos pastorales y económicos y los diversos equipos especializados de
pastoral47.

1.4. Retos que nos presenta la realidad eclesial a los discípulos

Percibimos varios RETOS provenientes de los diversos fenómenos de la cultura actual


(mencionados en numerales 27-37) que han debilitado la identidad de nuestros bautizados,
pero también hay otros retos provenientes del interior mismo de la Iglesia 48. Estos últimos los
podemos diferenciar en dos campos:
a. Debilidades en la vida cristiana:
44. Los discípulos nos vemos influenciados por un fuerte proceso de secularización que
penetra más las clases medias y altas 49 y que trae como consecuencias un
“debilitamiento de la vida cristiana en la sociedad, la falta de sentido de pertenencia a la
Iglesia, de compromiso en la gente, de un camino espiritual, de transformación de la
sociedad desde los valores del Evangelio.
45. Para un gran número de bautizados el cristianismo sin compromiso ha resultado cómodo
porque pueden ir adoptando las costumbres, la mentalidad, la vida de la cultura de hoy, y

43
Cfr. PDP p. 147-161 – resalta la tarea evangelizadora de presbíteros, religiosas y laicos –; p. 161-171 – describe la labor
de las 16 delegaciones episcopales de pastoral.
44
Cfr. Estatutos del Instituto para formación laical “Sal Terræ” de la diócesis de Zipaquirá.
45
Cfr. PDP p. 155.
46
Cfr. Reconocimiento que hacen las vicarías foráneas en la primera etapa del PRP sobre el discipulado misionero.
47
Cfr. DA 99; PDP p. 147-149, 157-159.
48
Cfr. DA 100 – expone varias sombras en la realidad eclesial: escasas vocaciones, eclesiología y espiritualidad contrarias al
Vaticano II con ausencia de vivencia de consejos evangélicos, escaso acompañamiento espiritual y pastoral, poco ardor
evangelizador, individualismo y relativismo, poca valoración del laico, dificultad en la transmisión de la fe, poca presencia
de la Iglesia en la cultura, en las universidades y en los MCS; sin espíritu misionero, con dificultades en sostenimiento
económico de las obras pastorales, gran vacío en la pastoral penitenciaria; movimientos que no se integran, abandono de la
fe católica, pluralismo religioso, falta de valentía y docilidad a la gracia (Cfr. NNP, op. cit.,p. 24)
49
Cfr. PDP p. 136-137; cfr. TMDP 73.
20
eso se integra sin problema con el bautismo de los hijos, el casarse, el enterrar los
muertos, el ir a misa los domingos”50.
46. Nuestra piedad como discípulos misioneros, por lo general, se fundamenta menos en lo
dogmático y en lo doctrinal y más en lo afectivo y en lo ritualista. Esta característica nos
hace muy vulnerables al sincretismo, con una desvinculación entre moral y dogma que
produce un tipo de discípulo que vive la fe a su modo, empleando sólo algunos aspectos
de la religiosidad51.
47. Un número creciente de bautizados no se identifican con la Iglesia jerárquica y su
magisterio. Son discípulos sin Iglesia para quienes el cristianismo pasa a ser más un
grupo de referencia que uno de pertenencia 52.

48. Crece el número de discípulos sin conciencia de su misión. Incluso la gente de los
grupos apostólicos, a la hora de pedir que tengan tiempo y dinero para una obra de
evangelización, no asumen su papel 53. Así mismo percibimos una carencia grande de
líderes católicos en el campo científico y médico, la cultura, la televisión, el cine, la
política, la economía, el arte, la educación, la legislación, la abogacía y la jurisprudencia,
la empresa y el comercio y varios campos más. Esto debido a la poca conciencia que
tenemos de ser fermento en la masa para construir una ciudad temporal que esté de
acuerdo con el Plan de Dios54.

49. En los discípulos, especialmente de sectores populares, se percibe un anhelo de


experiencias específicamente religiosas, hasta “místicas” (lo que ofrecen algunas
sectas), fomentando así un individualismo y el desconocimiento de las exigencias
sociales del cristianismo55.
50. Entre los jóvenes y adultos profesionales es notorio el fenómeno de la indiferencia
religiosa, algunos llegan a vivir un ateísmo práctico 56. La mayoría de los jóvenes están
actuando de manera desconcertante, y ellos a su vez están también desconcertados por
la manera de actuar de los adultos. El anhelo de muchos jóvenes de experiencias de
tipo “místico”, visiones o revelaciones sobrenaturales los lleva a una separación entre fe
y vida57.
51. Se constata entre los ambientes en que vivimos los discípulos, una gran difusión de
sectas y nuevos movimientos religiosos que acogen incluso a personas que, participando
activamente en la Iglesia católica, no han encontrado en ella una satisfacción a sus
anhelos religiosos. El fenómeno de la “New Age” o espiritualidad sin Dios se presenta

50
Cfr. T.R., op. cit., p. 13-14. Cfr. DA 12: “Nuestra mayor amenaza es el gris pragmatismo de la vida cotidiana de la
Iglesia en el cual aparentemente todo procede con normalidad, pero en realidad la fe se va desgastando y degenerando en
mezquindad”.
51
Cfr. PDP, p. 163; Cfr. TMDP 77.
52
Cfr. TMDP, 79.
53
Cfr. T.R., op. cit., p. 14.
54
Ibid., p. 15; Cfr. DA 501-505. Cfr. Conclusiones del CONGRESO SOBRE DISCÍPULADO, Junio 25 y 26 de 2007.
55
Cfr. TMDP 80
56
Cfr. PDP, p. 138.
57
Cfr. PDP p. 137.
21
como una “religión planetaria” con pretensión de dar respuesta a todos los enigmas
humanos58.

52. También existe entre nuestras comunidades una proliferación de espiritismo y


hechicería, de cultos satánicos, de doctrinas esotéricas, del uso de amuletos, talismanes,
agüeros, cultos de sanación, etc. En todos estos hechos se constata que en la vida de
los discípulos hay una gran ignorancia religiosa y una falta de compromiso político y
social59.

b. Debilidades en la evangelización:

53. Los sacerdotes, los consagrados y los laicos comprometidos percibimos que el nuevo
paradigma o nuevo modelo de iglesia que esboza el Concilio Vaticano II y que nuestra
diócesis hace más de 45 años está tratando de construir, nos está costando mucho.
Primero porque no sabemos cómo hacerlo; segundo porque nos exige dejar elementos y
estructuras a los que estamos muy apegados y, en tercer lugar, porque encontramos
muchas resistencias60.

54. Junto con los agentes de pastoral de muchas diócesis latinoamericanas percibimos que
desde hace siglos se ha implantado un tipo de cristianismo “cultural” muy cómodo, donde
por tradición se es bautizado pero no por convicción 61. También ha existido un tipo de
pastoral que favorece este estado de cosas62.
55. Este tipo de evangelización “de época de cristiandad”, en la que viven y se mantienen
muchos discípulos, nos ha llevado a descuidar el auténtico nacimiento a la fe y los
procesos de iniciación cristiana, así mismo nos ha anquilosado en una pastoral de
“graduación sacramental” antecedida de cursos teóricos que no llevan a la conversión 63.
También nos ha centrado en una piedad popular poco orientada, de corte individualista e
intimista y ha dejado de lado la formación laical con una sólida espiritualidad y vivencia
comunitaria de la fe que lo lleve al discípulo a ser fermento en medio de la sociedad 64.

56. Los discípulos evangelizadores no hemos prestado mayor atención al anuncio


testimoniado y permanente del Kerigma y hemos descuidado la liturgia, la Eucaristía y la
Palabra de Dios como lugares de encuentro con Jesucristo Vivo. Nuestro lenguaje es
poco significativo para la cultura actual, y en particular para los jóvenes que viven
inmersos en el mundo de la imagen. Nuestros métodos evangelizadores se basan más
58
Cfr. TMDP 86. Cfr. Conclusiones del CONGRESO SOBRE DISCÍPULADO, Junio 25 y 26 de 2007.
59
Ibid., 75, 83-87Cfr. Cfr. PDP p. 137-138.
60
Cfr. T.R., op. cit., p. 9.
61
Cfr. DA 12: “una fe católica reducida a bagaje, a elenco de algunas normas y prohibiciones, a prácticas de devoción
fragmentadas, a adhesiones selectivas y parciales de las verdades de la fe, a una participación ocasional en algunos
sacramentos, a la repetición de principios doctrinales, a moralismos blandos o momentáneos que no convierten la vida de
los bautizados”.
62
Ibid., p. 19 – pastoral de cristiandad –. Cfr. PDP p. 147 – evangelización sacramentalista –
63
Cfr. Aporte de la Vicaría Santísima Trinidad al PRP en la etapa del discipulado, p. 3.
64
Cfr. TMDP 227-228. Cfr. PDP p. 159-160: La formación de los laicos es muy limitada, la falta de identidad laical y
cristiana es muy honda. En muchas ocasiones es notorio que todavía no se ha dado la conversión que posibilite un serio
seguimiento de Jesucristo. La incoherencia entre fe y vida, la inversión de los valores y la falta de testimonio en la vida
familiar, económica, política y social hacen que la evangelización de nuestra sociedad sea muy frágil.
22
en discursos teóricos que en la vivencia de actos concretos de servicio gratuito y
experiencias transformadoras del amor de Dios que sabe acoger, perdonar y levantar.

57. En varios presbíteros se percibe poco ardor y entusiasmo 65, se sienten poco
comprometidos con su comunidad y se desempeñan como meros funcionarios 66, otros
contemporizan con la mentalidad del mundo y se dejan llevar por el afán de la imagen,
del tener y la comodidad.

58. Algunos discípulos sacerdotes poseen rezagos de una mentalidad clericalista en la que
no se le reconoce al laico el protagonismo que hoy día exige la Iglesia. No faltan
tampoco aquellos que hacen centrar la actividad pastoral en el protagonismo personal y
prestan poco interés por la reflexión y profundización en la Teología pastoral.

59. A un número significativo de discípulos desanima la imagen de unos agentes de pastoral


que se sienten derrotados por las fuerzas del mundo y expresan su nostalgia por un
pasado más claro y ordenado, cuando se está viviendo en un tiempo de cambios
profundos e irreversibles67. Unido a esta actitud temerosa se percibe al interior del
presbiterio una débil vivencia de la comunión y corresponsabilidad que impide trabajar
con criterios conjuntos y proyectos formadores continuados.

65
Cfr. T.R., op. cit., p. 31 “No nos duele la gente, no nos duele que las almas se pierdan, no nos duele que la gente esté
como ovejas sin pastor… no nos duele que a la juventud la esté pastoreando la droga, el sexo, que a las familias la esté
pastoreando una vida vacía”.
66
Ibid., p. 14.
67
Cfr. TMDP 231-232. Cfr. PDP p. 154-155 – anhelo de una pastoral de conjunto que se expresa en el Plan de pastoral –.
23
SEGUNDA PARTE

LO QUE IDENTIFICA A UN DISCÍPULO MISIONERO


DE JESUCRISTO Y DE LA IGLESIA
(JUZGAR)

2.1. ¿QUÉ TIPO DE DISCÍPULO MISIONERO QUIERE JESUCRISTO Y NECESITA LA


IGLESIA HOY?
60. Con base en los aportes de las parroquias y del documento de Aparecida 68, podemos
definir seis grandes características que identifican a un discípulo misionero de Jesucristo:
I. Tiene la experiencia de sentirse amado69 y llamado70 por Dios:
A partir de la experiencia gratuita del amor de Dios que acoge, perdona y levanta y
de la escucha liberadora de la Buena Nueva del Evangelio 71, el individuo siente que
está llamado por Alguien y para Alguien, es decir, para vincularse íntimamente a
Jesucristo como amigo que ingresa a su Vida, haciéndola propia y como hermano,
miembro de la comunidad de discípulos.
II. Da una respuesta de fe a través del proceso de conversión 72:
El discípulo descubre a Jesús como su único Salvador que lo invita a la conversión
(Mc 1, 15), por eso le responde con una actitud de fe sincera que se manifiesta en el
reconocimiento del propio pecado y el deseo de una vida nueva. Este proceso de
conversión tiene como fruto un cambio de mentalidad, de criterios, de opciones, de
afectos, de prioridades, de relaciones y de manejo de los bienes. El discípulo
experimenta una nueva forma de vivir, una profunda libertad interior, una alegría y
una paz que nadie le puede quitar.
III. Se va configurando con Cristo:
Gracias a la acción del Espíritu Santo que transforma el corazón del discípulo, éste
va asumiendo las características de Cristo: su norma vital es el mandamiento del
amor (cfr. Jn 13, 35), su espíritu es el de las bienaventuranzas (cfr. Mt 5, 1-12), su
compromiso es trabajar por la unidad (cfr. Jn 17, 21), aceptar y abrazar la cruz (cfr.
Lc 9, 23) y compartir el destino de su Maestro. Esta configuración, de la cual es

68
Cfr. DA 120-153 (cinco elementos que marcan la identidad del discípulo misionero), 278 (cinco aspectos del proceso de
formación del discípulo misionero). Cfr. NNP, p. 32-33.
69
Cfr. DA 240-242. La experiencia del amor Trinitario. Dios Padre que nos atrae por medio de la entrega eucarística de su
Hijo (cfr. Jn 6, 44), don de amor con el que salió al encuentro de sus hijos. Es vivir la experiencia del Dios que va tras la
oveja perdida, tras la humanidad doliente y extraviada, la experiencia del padre que sale al encuentro de su hijo pródigo y
lo abraza. Cfr. PDP p. 176.
70
Cfr. DA 129-134: El discípulo es llamado a participar de la vida de Dios, a la santidad.
71
Cfr. DA 278 a: El anuncio del Kerigma, que no sólo es una etapa, sino el hilo conductor de un proceso que culmina en la
madurez del discípulo de Jesucristo. Sin el Kerigma, los demás aspectos de este proceso están condenados a la
esterilidad, sin corazones convertidos verdaderamente al Señor.
72
Cfr. PDP 178-179. El proceso de conversión es el de “dejarse configurar con Cristo”. Cfr. Conclusiones Congreso sobre
discipulado, 25-27 de junio de 2007, p. 2 ss.
24
modelo la Virgen María, se obra a través de la escucha orante de la Palabra 73 (cfr. Dt
15, 5), la participación activa en la Eucaristía y en los sacramentos, la oración
personal y comunitaria74 y la entrega solidaria a los hermanos 75, al estilo del Buen
Samaritano (cfr. Lc 10, 29-37).
IV. Forma comunidad viva en torno a Cristo:
El discípulo vive una doble comunión: con Dios, a través del seguimiento de
Jesucristo (dimensión vertical), y con los hermanos (dimensión horizontal) 76. Para el
discípulo no puede haber vida cristiana sino en comunidad: en las familias, las
parroquias, las comunidades de vida consagrada, las comunidades de base, otras
pequeñas comunidades y movimientos. En estos diversos niveles de comunión el
discípulo madura en el sentido de pertenencia, en la corresponsabilidad, el
compromiso y la entrega, vive la ministerialidad, participa en la vida de la Iglesia y en
el encuentro con los hermanos, viviendo el amor de Cristo en la vida fraterna
solidaria77.
V. Se va formando en la escuela del único Maestro:
El discípulo, a medida que se configura con Cristo y forma comunidad, va llevando
un proceso formativo que le permite profundizar en el conocimiento de la Palabra, en
los contenidos de la fe, en los principios morales, en la doctrina católica y en la vida
espiritual78. Este proceso formativo fomenta el crecimiento humano-comunitario,
espiritual, intelectual, pastoral y misionero 79 y brinda al discípulo los elementos
básicos para tener un recto discernimiento frente a las diversas situaciones que vive
al interior de la Iglesia y de cara al mundo.
VI. Tiene un profundo celo pastoral y misionero:
El discípulo, a medida que conoce y ama a su Señor y a su Iglesia, experimenta la
necesidad de ser misionero, de compartir con otros su alegría de ser enviado, de ir al
mundo a anunciar a Jesucristo, muerto y resucitado, y hacer realidad el amor y el
servicio en la persona de los más necesitados. 80 Pero a su vez tiene un mayor
compromiso de ser “sal de la tierra y luz del mundo” (Mt 5, 13-16) en medio de la
familia, el trabajo, la cultura y la sociedad81 siendo signo de vida, de lo nuevo y de lo
definitivo. El discípulo de Jesucristo es, en medio de la sociedad, signo de
contradicción, pero a la vez de opción, alternativa y contraste frente al actuar del
mundo. Él, como Cristo, ha de ser signo de esperanza en algo nuevo y diferente.

73
Cfr. Conclusiones del CONGRESO SOBRE DISCÍPULADO, Junio 25 y 26 de 2007. Cfr. PDP p. 179-180 – el discípulo
que vive a la escucha de la Palabra de Dios –.
74
DA 255. Cfr. PDP p. 181-183
75
Cfr. EL CAMINO DEL DISCÍPULO, segundo itinerario. Año 2005. - El discípulo ha de asumir la compasión de Cristo
Pastor que sacia toda hambre (Mc 6, 34-44) -.
76
Cfr. PDP p. 183. La Iglesia llamada a la comunión.
77
DA 278 d.
78
Cfr. DA 276-285 – El proceso de formación de los discípulos misioneros. Cfr. NNP, op. cit., p.9-12.
79
Cfr. DA 280.
80
Cfr. DA 278 e. cfr. PDP p. 200-207 – en una Iglesia misionera –.
81
Cfr. DA 110, 224, 543 – hacer de Latinoamérica el continente de la esperanza y del amor –.
25
61. En este camino del discipulado se ha de contar siempre con la gracia del Espíritu Santo
que acompañó a Jesús y hoy sigue acompañando a su Iglesia y a cada discípulo. Es el
Espíritu Santo el maestro interior quien conduce al conocimiento de la Verdad y nos
comunica la vida de Dios a través de la Palabra y los sacramentos. Es Él el que construye
la comunidad y la llena de carismas y ministerios.

62. Igualmente, quien sigue a Jesús en la Iglesia también ha de saber contemplar e imitar a
la Virgen María como primera discípula y como madre de los discípulos 82. Ella nos
encamina hacia Jesús y nos enseña a ser discípulos de la Iglesia teniendo sus mismas
actitudes desde la Anunciación hasta la venida de Pentecostés 83. La Virgen María enseña
al discípulo a amar la Iglesia y servir en ella 84 teniendo los mismos sentimientos de Cristo
(cfr. Fil 2, 5) quien, sabiendo por anticipado la debilidad humana de sus apóstoles, no
dudó en entregarse y dar la vida por su Iglesia (cfr. Ef 5, 25-27).

2.2. ¿QUÉ DICE LA PALABRA DE DIOS A SU IGLESIA HOY?

63. Ayer como hoy, el Señor nos habla a través del mensaje que dirigió a sus apóstoles
antes de ascender al cielo:

“Por su parte, los once discípulos marcharon a Galilea, al monte que Jesús les
había indicado. Y al verle le adoraron; algunos sin embargo dudaron. Jesús se
acercó a ellos y les habló así: “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la
tierra. Vayan, pues, y hagan discípulos a todas las gentes bautizándolas en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo
lo que yo les he mandado. Y he aquí que yo estoy con ustedes todos los días
hasta el fin del mundo”.” (Mateo 28, 16-20)

64. “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra”

Jesucristo nos invita a mirar con esperanza y valentía los retos que estamos
enfrentando: La gran certeza que hemos de tener es esta: quien nos ha llamado a ser
sus discípulos misioneros tiene “todo poder en el cielo y en la tierra”. Somos entonces
seguidores del que ha vencido todo poder enemigo, de manera especial el poder del
pecado y la muerte y gracias a nuestra fe en él, somos también partícipes en su misma
omnipotencia divina. El mismo Jesús nos ha dicho: “en el mundo tendrán tribulaciones;
pero confíen: yo he vencido al mundo!” (Jn 16, 33). Por ello el autor de la carta a los
hebreos nos anima diciendo: “Nuestra mirada ha de estar fija en Jesús, que es el que
inicia y consuma la fe para poder correr con fortaleza la prueba que se nos propone” (Hb
12,1-4).

82
Cfr. Aporte de la Vicaría Ntra. Sra. de la Paz al PRP en la etapa del discipulado, octubre de 2007. Cfr. PDP p. 211.212, -
el discípulo que tiene a María por madre y modelo -. Cfr. CONGRESO SOBRE DISCIPULADO, Aportes Vicaríales.
83
Cfr. DIÓCESIS DE ZIPAQUIRÁ, El camino de la Iglesia (3 Tomos), Años 2001 a 2003. Presentan a la Virgen María
como modelo y madre de la Iglesia.
84
Cfr. PDP p. 192-200 – en una Iglesia ministerial o servidora –
26
Gracias a esta gozosa esperanza 85 los discípulos del Señor Resucitado sabemos que el
camino de la historia lo lleva nuestro Creador y el poder del Espíritu Santo 86. Aunque
haya turbulencias, el vuelo va hacia su destino. Tenemos la firme convicción que el
mundo no camina hacia atrás, es decir, que el plan de Dios no tiene reversa 87. Por eso al
futuro no le tenemos miedo, al contrario, le tenemos ganas, porque el futuro es el
espacio donde hemos de construir el Reino de Dios 88.

La esperanza cristiana nos invita a los discípulos de Jesús a saber percatarnos de la


realidad presente - vista en la primera parte - , pero nos enseña a la vez a no quedarnos
en una mera reacción ante los hechos consumados, sino que hay que prever y
acompañar estos procesos de cambio y a influir para que signifiquen una mayor y
auténtica realización de la persona como discípulos de Jesús en medio de la sociedad 89.
Como discípulos necesitamos descubrir los brotes nuevos que Dios hace germinar en el
desierto (cfr. Is 43, 14-21).

65. “Vayan, pues, y hagan discípulos”

La Palabra de Dios nos llama a evangelizar con fuerte entusiasmo y celo


apostólico: Los discípulos que somos agentes de pastoral estamos llamados por el
Señor a renovar nuestro espíritu de entrega, de celo pastoral que se expresa en
inmensas ganas de evangelizar: hacer que los cristianos sientan la alegría de serlo y que
los que no lo son, sientan la alegría de empezar a serlo 90. Ya “El camino del discípulo”91
nos recordaba que los seguidores del Maestro hemos de asumir la compasión de Cristo
Pastor (Mc 6,34-44), lo cual implica saber percibir cuáles son las necesidades de la
multitud, presentarlas ante Dios y sentirse partícipes de la solución.

Este compromiso evangelizador le pide a nuestra Iglesia hacerse discípula, es decir,


crecer en la fe y en el testimonio de Dios, porque el gran Protagonista en la labor
evangelizadora es Dios92, quien actúa también en medio de nuestras limitaciones 93,
alimentarse de la Palabra y la Eucaristía. Así podrá ser formadora de discípulos a través
de la promoción de la dimensión de comunión, la cercanía, el acompañamiento y la
valoración de cada persona, la atención cuidadosa a las etapas evangelizadoras desde
el primer anuncio y la iniciación cristiana, teniendo énfasis en la oración.

A su vez, el celo apostólico de discípulos ha de traducirse en el empuje misionero de


salir a buscar como pescadores que “bogan mar adentro” (cfr. Lc 5, 4) con el fin de
difundir la caridad de Cristo para que los seres humanos y los pueblos “tengan vida y la

85
Cfr. DA 14, 29, 101, 558, etc., nos hablan de la “alegría” como distintivo del discípulo misionero.
86
Cfr. BENEDICTO XVI, encíclica Spe salvi. Cfr. T.R., op. cit., p. 15 – mirar el cambio con esperanza - .
87
Cfr. CONCLIO VATICANO II, Const. Gaudium et spes.
88
T.R., op. cit., p. 16.
89
Cfr. TMDP, 217-218.
90
Cfr. DA 14, 29.
91
Cfr. DIÓCESIS DE ZIPAQUIRÁ, El camino del discípulo, Tomo 2, catequesis 2. Año 2005.
92
Cfr. JUAN PABLO II, Tertio milennio adveniente, 45 – primacía de la gracia –; cfr. DA 149-153 – discípulos animados
por el Espíritu Santo.
93
Cfr. 2 Cor 4, 7 – llevamos este tesoro en recipientes de barro –. Ver también Rm 8, 26, 1 Cor 1, 26-31, Heb 4, 15.
27
tengan en abundancia” (Jn 10,10). La nueva evangelización pide a la Iglesia vivir en
Misión Permanente con una actitud de búsqueda de aquellos discípulos alejados y los
que poco o nada conocen a Jesús94.

66. “Enseñándoles a guardar todo lo que yo les he mandado”

La Palabra de Dios nos invita a unir fe y vida, palabras y obras: Lo que el Señor nos
ha mandado guardar a sus discípulos es el depósito de la fe proclamada en el Credo 95.
Este credo nos identifica como discípulos de Jesús, pues la fe no es meramente algo
nocional o de solas ideas, sino que se expresa en una forma de vida 96. El término
“guardar” en el Evangelio hace referencia precisamente a esa actitud de acogida y
puesta en práctica del Evangelio, haciendo de él nuestra norma de vida. En este mismo
sentido la Biblia nos dice que “María guardaba todas estas cosas en su corazón” (Lc 2,
51).

Jesucristo nos ha dejado los fundamentos sobre los que necesitamos construir nuestra
vida cristiana como son: el Evangelio, el Credo 97, los mandamientos, las
bienaventuranzas y las normas básicas de la oración, la vida moral, familiar y social.
Todo este tesoro lo hemos de “guardar”, junto con lo transmitido por la Iglesia a través de
los siglos y que se consigna en la enseñanza transmitida por los Concilios, los dogmas,
el Magisterio de los Pontífices, los Sínodos y las Conferencias episcopales.

67. “Y he aquí que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”

La Palabra de Dios nos asegura esta promesa: no estamos solos, Jesucristo va


delante de sus discípulos, va con nosotros y va detrás de nosotros. Su presencia en
medio de su pueblo nos garantiza que todo lo que hagamos en su nombre no quedará
en el vacío.

¿Dónde percibimos los discípulos esta presencia del Señor Resucitado? En nuestra
propia vida a través del bautismo; en su Iglesia98 que es a la vez su cuerpo místico; en
sus pastores que nos apacientan en nombre de Cristo. Dentro de la Iglesia descubrimos
la presencia del Señor en la Palabra99 que, al practicarla, genera vida y nos hace
semejantes a Él en cada momento; en los sacramentos, de manera especial, en la
Eucaristía100 que nos hace entrar en comunión Dios y con todos los hombres, por esta
razón la Eucaristía realiza y construye la Iglesia.

94
Cfr. DA, mensaje final, p. 273-277.
95
Cfr. Cfr. DA, discurso inaugural del Papa Benedicto XVI, numeral 3, p. 260: - El Papa invita a recurrir al estudio del
Catecismo de la Iglesia católica, instrumento valioso para la transmisión de la fe y del mensaje de Cristo -.
96
Cfr. CONCILIO VATICANO II, Const. Dei Verbum 5: “Por la fe el hombre se entrega entera y libremente a Dios, le
ofrece el homenaje total de su entendimiento y voluntad asintiendo libremente a lo que Dios revela”.
97
Cfr. CREDO DEL PUEBLO DE DIOS, Profesión de fe del Papa Pablo VI, 30 de junio de 1968.
98
Cfr. DA, discurso inaugural del Papa Benedicto XVI, numeral 3, p. 259.
99
Ibid., – El pan de la Palabra –.
100
Ibid., numeral 4, p. 261 – El Evangelio sobre los discípulos de Emaús –.
28
Así mismo descubrimos por la fe que Jesús está “entre nosotros y con nosotros” en
cada prójimo101, especialmente en el pobre y el desposeído, e incluso en el pecador,
pues Él mismo se hizo pecado (cfr. 2 Cor 5, 21) para que todos viniéramos a ser
justificados por Dios. Esto implica para todo discípulo saber amar a Jesús en cada ser
humano, incluso en el que nos causa dolor y muerte.

101
Ibid., numeral 4, p. 262 – Cristo es el Viviente que camina a nuestro lado –.
29
TERCERA PARTE
RENOVAMOS NUESTRO SER Y QUEHACER
DE DISCÍPULOS MISIONEROS
(ACTUAR)

68. Para encontrar líneas de acción a esta etapa del PRP nos hicimos la pregunta:

¿Qué haremos para renovar nuestro ser y quehacer de discípulos y misioneros de


Jesucristo y de la Iglesia a nivel personal, familiar, de grupo y de pequeñas
comunidades?

Las respuestas dadas por las vicarías foráneas, las delegaciones episcopales, el
Congreso diocesano y el Seminario Mayor fueron recogidas en este “Plan quinquenal de
renovación pastoral parroquial” y han dado como resultado esta propuesta de renovación
de nuestro ser y quehacer de discípulos misioneros.

3.1. ¿DE QUÉ RENOVACIÓN SE TRATA Y A QUIÉNES VA DIRIGIDA?

69. Si hablamos de renovación nos referimos al corazón, al ser mismo, a aquello que nos
identifica como discípulos. Bien decía el Papa Juan Pablo II: “Tenemos que ser antes
que hacer”102, porque de un discípulo renovado en su identidad o en su “ser” surgirá
inevitablemente un nuevo “hacer”. Para asumir esta renovación estamos llamados a
hacer seis “grandes opciones de vida” (cfr. numerales 60-62), cada una de las cuales
conlleva unas exigencias y nos asegura varios frutos.

70. Este llamado a la renovación está dirigido a todos los bautizados, e incluso a quienes
aún no conocen a Cristo o no forman parte de su Iglesia. Pero, de manera especial, el
llamado está dirigido al obispo, a los presbíteros, a los diáconos y consagrados, porque
los que han de tomar la delantera en esta transformación son aquellos que tienen un
servicio de capitalidad en nuestra Iglesia. De ellos depende en gran medida la
renovación de los fieles laicos y las parroquias 103.

3.2. GRANDES DECISIONES DE VIDA

71. ¿Por qué afirmamos que todo ser humano ha de tomar grandes decisiones de vida?
Porque el Padre amoroso que nos ha creado tiene, desde toda la eternidad, un plan de
salvación y felicidad para con nosotros sus hijos e hijas. Él desea que todos seamos
imagen viva de su Hijo predilecto Jesucristo y nuestra existencia sea una ofrenda por él,
con él y en él a Dios Padre en el Espíritu 104. Dios nos hizo para Él y, por ello, el corazón
de todo ser humano no se satisface con algo menos que Dios. Por tanto, nuestra vida va
unida de forma inseparable a este proyecto de amor, al cual hemos de dar una respuesta
libre y consciente, sabiendo por anticipado que su gracia y su poder son las que nos
102
Cfr. NMI 15.
103
Cfr. DA 201. Cfr. Conclusiones del CONGRESO SOBRE DISCÍPULADO MISIONERO, Junio 25 y 26 de 2007.
104
Cfr. CONCILIO VATICANO II, Gaudium et spes 22. cfr. Compendio del Catecismo de la Iglesia católica, 67.
30
animan y sostienen en esta decisión y en este caminar. “Si en esta única vida no
tomamos decisiones radicales nos exponemos a vivir una vida mediocre y una vida
mediocre es una tortura”105.

A. ACOGER EL LLAMADO QUE NOS HACE JESÚS A SEGUIRLO:

72. Esta es la primera y fundamental decisión que acompaña toda la vida del discípulo
misionero. Jesús ha dicho a sus discípulos: “No me escogieron ustedes a mí, sino que
yo los he escogido a ustedes y los he destinado para que vayan y den mucho fruto” (Jn
15, 16). Igualmente Él los ha llamado, no para ser admiradores, partidarios o
simpatizantes de un movimiento o para adherirse a una doctrina, sino para que
“estuvieran con Él y para enviarlos a predicar” (Mc. 3, 14), para que lo siguieran con la
finalidad de “ser de Él”, formar parte “de los suyos” y participar de su misión 106. Por esta
razón, todos los discípulos, sean sacerdotes, consagrados o laicos, necesitamos que
nuestra primera y principal decisión sea acoger esta llamada básica que nos hace el
Señor: ser sus discípulos en la Iglesia católica. Decimos que es la más grande decisión
de nuestra vida porque de ella depende no sólo la realización de nuestra vida presente
sino de la vida eterna.

73. El llamado que nos hace Jesús no ocurre un solo momento en la vida sino que se repite
de variadas formas y distintas etapas de la vida con el fin de ayudarnos a recobrar el
amor primero y tomar nuevo impulso cuando nos volvemos tibios o hemos declinado. Por
eso los discípulos necesitamos tener esta actitud de acogida de manera permanente,
sabiendo siempre que Jesús no nos escoge por nuestros méritos ni nos rechaza por
nuestros pecados. ¡No hay que temer! ¡necesitamos abrir de par en par las puertas a
Cristo!

¿Qué exigencias conlleva acoger el llamado de Jesús?

74. Somos llamados por Alguien y para Alguien, por tanto se trata de una decisión radical.
Es mucho más que el aprendizaje de una doctrina, la repetición de un Credo o un
discipulado hecho a nuestra corta medida. Es la invitación a "vender todo", a "dejar todo"
para seguir a Jesús. Cualquier cosa que se oponga a este seguimiento debe quedar
relegada. Ha de ser lo primero y más importante en nuestra vida, si no es así, finalmente
serán otras cosas las que ocupen este lugar y terminaremos siguiendo a otros señores.
Y bien sabemos que esta radicalidad no es sólo para algunos: es la radicalidad a la que
invita Jesús a todos sus discípulos.

75. Para acoger la llamada se requiere una capacidad de escucha y obediencia a la


Palabra de Dios107 tanto escrita como transmitida por los apóstoles y sus sucesores.
Esto exige a todos los que queremos ser discípulos fieles del Señor, imitar a la Virgen

105
Cfr. Doctrina espiritual de San Juan de la Cruz en su obra “Subida al monte Carmelo”.
106
Cfr. DA 131.
107
El documento de Aparecida aborda de diferentes maneras esta actitud primordial de la “escucha de la Palabra” y de la
“enseñanza de los apóstoles”, propia de las primeras comunidades cristianas. Cfr. DA 103, 132,142, 158,191, 231, 279,
308.
31
María que es la mujer que escucha, guarda y obedece la Palabra de Dios 108. Esta
Palabra leída en Iglesia nos invita a revisar nuestras motivaciones 109, a salir de sí
mismos, de nuestras propias seguridades y puntos de vista para que dejemos que sea
Dios quien nos interpele, nos oriente y nos corrija. La actitud de escucha hacia nuestros
semejantes es el termómetro que nos ayuda a descubrir qué tanto escuchamos a Dios o
nos escuchamos a sí mismos. Quien es capaz de escuchar y dejarse corregir por su
hermano a quien ve puede decir que escucha y se deja moldear por Dios a quien no ve
(cfr. 1 Jn 4, 20).

76. Obedecer a la palabra de Dios es la actitud genuina de quien está dispuesto a cumplir lo
que reza diariamente en el Padre nuestro “hágase, Señor, tu voluntad”. Esta obediencia
nos pide: discernimiento frente a cuál es el querer de Dios, confianza en que Él nos lleva
de su mano, actitud de humildad sincera, reconocimiento de nuestra condición de
simples creaturas ante la grandeza de Dios, disposición y generosidad para entregar
nuestra libertad, voluntad al servicio del Plan divino, aún cuando esto cueste sacrificio, y
empeño en llevar adelante lo que el Señor quiere de nosotros en su Iglesia y el mundo.

¿Qué frutos se obtienen de esta acogida?

77. El llamado de Jesús replantea nuestro proyecto de vida porque nos ayuda a
cuestionarnos ¿Qué buscamos conseguir en nuestra existencia? ¿A qué entregamos
todas nuestras energías?110 Este seguimiento invade toda nuestra existencia, todo lo que
hacemos como discípulos, todo lo que somos queda tocado y reorientado por el
seguimiento. Nada queda igual. Es la dirección y la orientación completa de nuestra vida
lo que cambia: todo se ve afectado y encuentra un nuevo sentido desde este
acontecimiento del encuentro con Jesús111.

B. DAR LA RESPUESTA DE FE A TRAVÉS DE LA CONVERSIÓN

78. A quienes Jesús ha llamado al seguimiento les pide dar signos de conversión: “El tiempo
se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; conviértanse y crean en la Buena Nueva”
(Mc 1, 14). La conversión es la respuesta inicial de quien ha escuchado al Señor con
admiración, cree en Él y se decide a seguirlo cambiando su forma de pensar y de vivir,

108
Cfr. DA 271: “María nos enseña el primado de la escucha de la Palabra en la vida del discípulo y misionero. El
Magnificat “está enteramente tejido por los hilos de la Sagrada Escritura, los hilos tomados de la Palabra de Dios. Así, se
revela que en Ella la Palabra de Dios se encuentra de verdad en su casa, de donde sale y entra con naturalidad. Ella habla y
piensa con la Palabra de Dios; la Palabra de Dios se le hace su palabra, y su palabra nace de la Palabra de Dios. Además,
así se revela que sus pensamientos están en sintonía con los pensamientos de Dios, que su querer es un querer junto con
Dios. Estando íntimamente penetrada por la Palabra de Dios, Ella puede llegar a ser madre de la Palabra encarnada” ( Deus
cáritas est 41)
109
Cfr. Aportes del Seminario Mayor diocesano al PRP en la etapa sobre discipulado, agosto de 2007.
110
Cfr. CAMINO DEL DISCÍPULO, itinerario 2, p. 77
111
Cfr. ALVAREZ, Carlos, cjm., Retiro espiritual sobre discipulado al presbiterio de Zipaquirá, enero de 2007, cap. IV
Exigencias del discipulado, p. 13.
32
consciente de que morir al pecado es alcanzar la vida 112. Por ello necesitamos vivir esta
pascua día a día, pues nuestro discipulado se renueva en la medida en que demos
pasos concretos de cambio y conversión 113 en los que obra conjuntamente la gracia de
Dios y la colaboración o apertura del ser humano.

¿Qué exigencias conlleva la conversión?

79. La primera exigencia de la conversión es el reconocimiento del propio pecado y sus


consecuencias, pues para poder experimentar una vida nueva es indispensable
sentirse necesitado de salvación y reconocerse pecador ante Dios a través del
sacramento de la Reconciliación que actualiza para nosotros la redención de Cristo 114.
Bien sabemos que lo que provoca conversión en nosotros no es el sentimiento de culpa
sino la experiencia de que Dios nos ama, nos perdona, nos acoge y nos propone un
nuevo camino. Esta luz nueva nos permite cambiar de vida.

80. La conversión implica un cambio de mentalidad, de criterios, de opciones, de afectos, de


prioridades, de relaciones y de manejo de los bienes. Pues “para amar lo infinito con
pasión se debe dejar de amar desordenadamente lo finito” 115. Toda conversión exige
salir de una realidad de muerte, de apego y esclavitud que nos impide ser fieles al
seguimiento de Jesús hasta la cruz. Igualmente la conversión nos compromete a
abandonar todas aquellas ocasiones, personas o situaciones que nos pueden colocar en
riesgo de caída y muerte.

81. Para dar pasos firmes en el proceso de conversión es indispensable que el discípulo
tenga apertura a la gracia de Dios. Ella tiene un primado absoluto en la vida cristiana y
en la superación de toda limitación humana. Por eso san Pablo llega a afirmar: “ Por la
gracia de Dios soy lo que soy” (1Cor 15, 10)116. Los discípulos necesitamos avanzar
mucho más en la confianza en el poder de Dios. Si él nos llama en el seguimiento de
Cristo, Él mismo nos asegura la ayuda y protección de su gracia que nos transforma, nos
sostiene, nos anima y nos hace crecer117.

¿Cómo se alimenta el discípulo en este proceso de conversión?

82. Nuestra apertura a la gracia se obtiene con el poder de la oración118 , de manera


especial el Santo Rosario119, con el ayuno120, la mortificación y el aprovechamiento

112
Cfr. DA 278 b.
113
Cfr. PDP, p. 178-179.
114
Cfr. DA 278 b.
115
Cfr. Doctrina espiritual de Santa Teresa de Ávila en su obra “Castillo interior”.
116
Cfr. DA 348.
117
Ibid. 382.
118
Cfr. DA 255: “La oración personal y comunitaria es el lugar donde el discípulo cultiva una relación de profunda amistad
con Jesucristo y procura asumir la voluntad del Padre (NMI 33). Cfr. PDP, p. 181-183.
119
Cfr. DA 271: “Mediante el Rosario, el creyente obtiene abundantes gracias, como recibiéndolas de las mismas manos de
la madre del Redentor” (Rosarium Virginis Mariæ 1)
120
Cfr. DA 149.
33
espiritual de los sacramentos de nuestra Iglesia, entre los que se destacan la
reconciliación y la Eucaristía121.

83. Los discípulos que están unidos por el sacramento del matrimonio, los que son
investidos del orden sacerdotal y los consagrados (religiosos o laicos) se convierten y
santifican día a día con las gracias específicas que les otorga su estado de vida en la
medida en que sean dóciles a esta acción divina. De igual manera, el discípulo que
desea responder de forma decidida a la gracia de Dios a través de una auténtica
conversión ha de estar dispuesto a dejarse guiar con la ayuda de un director espiritual 122
y un proyecto personal de vida.

¿Qué frutos nos trae la conversión?

84. La conversión nos abre a una nueva forma de vivir, una profunda libertad interior, una
alegría y una paz que nadie nos puede quitar. El discípulo va aprendiendo que, en la
medida en que se van eliminando los obstáculos a la gracia de Dios se va dando una
progresiva transformación o configuración con Cristo. La capacidad de renuncia y
desprendimiento que nos exige la conversión nos permiten descubrir dónde está el
verdadero “tesoro” (cfr. Mt 13, 44) que le da sentido a la vida y a poner en él nuestro
corazón (cfr. Lc 12, 34). Gracias al don de la conversión el discípulo misionero de
Jesucristo experimenta una nueva mirada (cfr. Lc 11, 34-36) para sí mismo, para los
demás, para las cosas y bienes que le rodean, unos nuevos sentimientos que son los de
Cristo (cfr. Fil. 2, 5-8) y una nueva manera de obrar y relacionarse orientada por la
escala de valores del Evangelio (cfr. Gal. 5, 22-23). Así, “todas las fuerzas se abarcan,
se unifican e integran para encausarlas hacia Dios” 123.

C. CONFIGURARNOS CON CRISTO

85. Jesucristo llama a sus discípulos por su nombre (cfr. Jn 10, 3) y su mirada de amor
busca suscitar una respuesta consciente y libre desde lo más íntimo del corazón del
discípulo. El “sí” del que ha sido llamado es una respuesta de amor a quien lo amó
primero “hasta el extremo” (cfr. Jn 13, 1). Es un “sí” que conlleva apertura y
disponibilidad a una total transformación. San Pablo lo experimentó a tal punto que pudo
llegar a decir: “ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí” (Gal. 2, 20). ¿Quién hace
posible tan misteriosa y profunda configuración? El Espíritu Santo, que el Padre nos
regala. Él nos configura progresivamente con Cristo, de manera especial, a través de los
sacramentos. Por eso se hace necesario que los discípulos tomemos la decisión de
entrar en un proceso de crecimiento 124 en el que vamos haciendo propios los
pensamientos e ideales, la escala de valores, las actitudes y principios de Jesús para
que, de esta manera, amemos a Dios como Él quiere ser amado.

121
Cfr. DA 446 c, 142, 175, 177. Cfr. Aportes de las Vicarías Santísima Trinidad, Espíritu Santo, Divino Salvador y Santo
Cristo a la etapa de discipulado, octubre de 2007.
122
Cfr. DA 446 c.
123
Cfr. Doctrina espiritual de Santo Bernardo, sermón 3.
124
Cfr. DA 137.
34
¿Qué exigencias conlleva la configuración con Jesús?

86. Si estamos dispuestos a permitir esta configuración con Jesús hemos de asumir la
centralidad del mandamiento del amor que Jesús quiso llamar suyo y nuevo: “Ámense
los unos a los otros, como yo los he amado” (Jn 15, 12). Este amor, asumido con la
medida de Jesús, de total entrega de sí, es el distintivo del discípulo y de la Iglesia,
comunidad de discípulos125, pues el mismo Señor dijo: “En esto reconocerán todos que
son discípulos míos” (Jn 13, 35).

87. De la vivencia del mandamiento del amor surge la unidad en la Iglesia y en toda la
humanidad126. Todo discípulo ha de cumplir la voluntad última de Jesucristo: “Que todos
sean uno, lo mismo que lo somos tú y yo, Padre y que también ellos vivan unidos a
nosotros para que el mundo crea que tú me has enviado” (Jn 17, 21). Si verdaderamente
el discípulo se mueve por el dinamismo del amor, inevitablemente promoverá el diálogo
para disminuir distancias, derribar barreras, trabajar por la unidad con las otras religiones
y credos e integrar fuerzas por un mundo mejor.

88. Igualmente los discípulos de Jesús necesitamos interiorizar el espíritu de las


bienaventuranzas del Reino (cfr. Mt 5, 3-12) que definen el estilo de vida del mismo
Jesucristo: su amor y obediencia filial al Padre, su compasión entrañable ante el dolor
humano, su cercanía a los pobres y a los pequeños, su fidelidad a la misión
encomendada, su amor servicial hasta el don de su vida.

89. Para identificarnos con Jesucristo necesitamos también compartir su destino: “Donde
yo esté estará también el que me sirve” (Jn 12, 26). Los discípulos corremos la misma
suerte del Señor, incluso hasta la cruz: “Si alguno quiere venir detrás de mí, que
renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y que me siga” (Mc 8, 34). Negarse a sí
mismo implica dejar planes propios y la propia vida y ponerse a disposición de quien va
delante; negar que uno mismo sea el motor y la meta de su propia vida. Sólo así, “vacíos
de sí mismos” podremos llenarnos de Dios y seguir con libertad a Jesús. La cruz que Él
nos invita a cargar es la que Dios ha querido para cada uno (cfr. Mc. 8, 31-33), no es la
que cada uno quiera imponerse, por eso el discípulo que sigue más de cerca de Jesús
es aquel que acepta el querer de Dios como “muerte” de sí.

¿Cómo se alimenta el discípulo en este proceso de configuración?


90. La configuración con el Señor la encontramos a través de la escucha orante de la
Palabra, de la recepción de su perdón en el Sacramento de la Reconciliación, y su vida
en la celebración de la Eucaristía y de los demás sacramentos, en la entrega solidaria a
los hermanos más necesitados y en la vida de muchas comunidades que reconocen con
gozo al Señor en medio de ellos. De manera especial la adoración frecuente de Jesús
Eucaristía127 hace que se reproduzcan en nosotros las mismas actitudes del Señor.

125
Cfr. DA 138.
126
Sólo el amor nos hace uno en Cristo (cfr. Col, 2, 19)
127
Cfr. Aporte unánime de las Vicarías foráneas al PRP en la etapa sobre discipulado misionero, octubre de 2007.
35
¿Qué frutos trae la configuración con Jesús?
91. El discípulo que se configura con Jesús se llena de gozo, ve con claridad, ama con
limpieza, es fuerte en el combate contra el poder del mal, tiene paz abundante y un celo
ardiente por el Reino. Se hace profeta de Dios a través de sus palabras y obras que
interpelan y llaman a la conversión, ejerce el sacerdocio de Cristo al santificarlo todo en
el diario vivir y se hace imitador de Cristo Rey al colocarse al servicio del prójimo sin
distinción de credo, raza, edad o condición. En síntesis, es “otro Cristo” en medio de sus
hermanos.

D. ENRIQUECERNOS CON LA VIDA COMUNITARIA Y MINISTERIAL

92. Jesús, al inicio de su ministerio, elige a los doce para vivir en comunión con Él (cf. Mc 3,
14) y con el Padre (1Jn 1, 3) en el Espíritu Santo (2 Cor 13, 13). El misterio de la Trinidad
es la fuente, el modelo y la meta del misterio de la Iglesia: “un pueblo reunido por la
unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. Esta Iglesia ha de ser, en Cristo, “como
un sacramento, o signo e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad de todo
el género humano”128. Por tal razón nuestra vocación al discipulado misionero es con-
vocación a la comunión en su Iglesia. Sin comunión no es posible el discipulado.

93. La diversidad de carismas, ministerios y servicios, abre el horizonte para el ejercicio


cotidiano de la comunión en la Iglesia, a través de la cual los dones del Espíritu son
puestos a disposición de los demás para que circule la caridad (cf. 1 Cor 12, 4-12). Cada
discípulo es portador de dones que debe desarrollar en unidad y complementariedad con
los de los otros, a fin de formar el único Cuerpo de Cristo, entregado para la vida del
mundo. El reconocimiento práctico de la unidad orgánica y la diversidad de funciones
asegurará mayor vitalidad misionera y será signo e instrumento de reconciliación y paz
para nuestras comunidades, las cuales están llamadas a descubrir e integrar los talentos
escondidos y silenciosos que el Espíritu regala a los fieles 129.

¿Qué exigencias conlleva vivir la fe en comunidad ministerial?

94. Para todo discípulo de Jesús, el Reino de Dios se debe hacer concreto y significativo en
unas relaciones nuevas, de hermanos, hijos del mismo Padre, de allí que necesitemos
vivir nuestro discipulado “en Iglesia” 130, Cuerpo de Cristo, comunidad de seguidores de
Jesús que se concretiza primeramente en el matrimonio y la familia como Iglesia
doméstica131 y se va ampliando progresivamente en los grupos, pequeñas comunidades,
movimientos eclesiales132, en la vida parroquial, en la diócesis y en la Iglesia universal.
95. Como discípulos misioneros de Jesucristo y de la Iglesia nos ha de caracterizar un
profundo sentido de pertenencia a nuestra diócesis y a nuestra comunidad parroquial 133

128
Cfr. LG 1
129
Cfr. DA 162
130
Cfr. PDP, p. 183-191: Iglesia comunión. cfr. MTD, p. 14.
131
Cfr. Aporte unánime de todas las vicarías foráneas al PRP sobre el discipulado misionero, octubre de 2007: “el discípulo
nace y crece en una familia evangelizada”.
132
Cfr. Aporte de la Vicaría Santo Cristo al PRP en la etapa del discipulado misionero, octubre de 2007.
133
Cfr. Aportes de las Vicarías Espíritu Santo, Ntra. Sra. de la Paz y Santo Cristo a la etapa de discipulado, octubre de 2007.
36
porque es a través de ella que conocemos, recibimos, celebramos y anunciamos la Vida
nueva que nos trae el Señor Resucitado. Junto con este sentido de pertenencia
reconocemos que todos los miembros de la Iglesia somos necesarios y hemos de ser
activos si queremos ser coherentes con la misión recibida en el bautismo y la
confirmación. Por ello nos sentimos corresponsables en la tarea encomendada por
Cristo a su Iglesia, sabiendo que esta corresponsabilidad nos señala que nadie puede
ser suplantado en sus responsabilidades, que todos somos complementarios y hemos de
estar unidos en el servicio del Reino de Dios.
96. Junto con este “sentido de Iglesia” necesitamos fortalecer la comunión con nuestros
pastores: el Papa, nuestro Obispo, nuestro párroco y los sacerdotes. Ellos actúan en
nombre de Cristo, son principio de unidad y nos comunican la vida misma de Dios. Así
mismo se ha de acrecentar la comunión con los hermanos, en pequeñas comunidades
que tengan como fundamento la fe y la esperanza en Cristo, como ley el mandamiento
nuevo del amor134, como tarea el cumplimiento de la voluntad de Dios y como identidad la
misericordia y el servicio mutuo. Esta vivencia fraterna es camino de formación, de
corrección fraterna, de purificación en el amor y de fortaleza para poder llevar la propia
cruz.

97. Los discípulos que son llamados a ejercer ministerios en la Iglesia han de preocuparse
por dar testimonio de humildad, fraternidad y unidad. Han de tener clara conciencia que
ejercen el ministerio en nombre de la Iglesia y no para beneficio propio. Por ello han de
formarse convenientemente y estar en comunión con sus pastores y con sus hermanos
en ministerio. Igualmente los que reciben carismas o prestan servicios en la Iglesia lo
han de hacer en estrecha unión y acatamiento de la doctrina y los principios de la fe
católica y siempre bajo la autoridad del Obispo quien es principio de unidad en la Iglesia.

¿Cómo se alimenta la comunidad de discípulos de Jesús?


98. Los discípulos que vivimos en pequeñas comunidades eclesiales necesitamos
alimentarnos espiritualmente de la Palabra de Dios, de manera especial a través del
método de la Lectio Divina135, que nos permite encarnarla y transformar nuestras
relaciones fraternas. Así mismo, hemos de nutrirnos de los sacramentos por medio de
los cuales Jesús mismo nos consagra, nos sana, nos santifica y nos libera. El
sacramento de la reconciliación celebrado de manera frecuente nos lleva a perdonar
de corazón al hermano136. Pero, entre todos los sacramentos, la Eucaristía137 es lugar
privilegiado de encuentro porque nos lleva a integrar las tres dimensiones de nuestra
vocación cristiana: creer, celebrar y vivir el misterio de Jesucristo. En cada domingo la
comunidad ha de reunirse en torno a la Eucaristía porque ella está en el centro, en el
134
Cfr. DA 138.
135
Cfr. DA 446c y 249: “la Lectio divina o ejercicio de lectura orante de la Sagrada Escritura conduce al encuentro con
Jesús-Maestro. Con sus cuatro momentos (lectura, meditación, oración, contemplación), la lectura orante favorece el
encuentro personal con Jesucristo”
136
Cfr. DA 254.
137
Aporte unánime de todas las vicarías foráneas al PRP sobre el discipulado, octubre de 2007. También lo mencionan las
conclusiones del CONGRESO SOBRE DISCIPULADO, junio de 2007.
37
corazón de Jesús138. Equipada de tal manera la comunidad cristiana ha de proyectarse en
un servicio de promoción humana y ayuda social que lleve la luz de la caridad y la
solidaridad de Cristo a todos los ambientes.

¿Qué frutos trae formar comunidad ministerial en torno a Jesús?

99. Vivir en Iglesia nos ayuda a salir de una fe individualista o intimista para abrirnos a la
experiencia de comunidad y fraternidad 139 donde aprendemos – muchas veces de
manera dolorosa – que la fe se hace auténtica cuando nos hacemos uno con el otro.
Ante la tentación, muy presente en la cultura actual, de ser cristianos sin Iglesia y las
nuevas búsquedas espirituales individualistas, afirmamos que la fe en Jesucristo nos
llegó a través de la comunidad eclesial y ella “nos da una familia, la familia universal de
Dios en la Iglesia Católica. La fe nos libera del aislamiento del yo, porque nos lleva a la
comunión”140. Vivir nuestra fe en comunidad nos ayuda a comprender que no nos
salvamos solos ni aisladamente sino que todos nos ayudamos mutuamente a llevar
nuestras cargas (cfr. Ga 6, 2).
100. La riqueza de los ministerios, carismas y servicios dentro de la comunidad eclesial nos
permite construir una Iglesia viva y corresponsable que sabe vivir la unidad en medio de
la diversidad. La ministerialidad rectamente entendida permite que cada cual en la Iglesia
ejerza todo y sólo aquello que le corresponde, al estilo de una orquesta sinfónica en la
que hay un director y un gran número de músicos, cada cual con su oficio propio, pero
confluyendo todos en la armonía y belleza de una única pieza musical.

D. FORMARNOS EN LA ESCUELA DE JESÚS


101. Jesucristo, ante la inquietud de sus primeros discípulos por saber dónde vivía, les
responde “vengan y vean” (Jn 1, 39). Así mismo, antes de la Pascua y al despedirse de
sus discípulos les afirma “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14, 6). Así se
dibuja el rostro de Jesús, el Maestro que formó personalmente a sus discípulos con
perseverante paciencia y sabiduría y con un método muy claro de convivencia y
acompañamiento permanente. Por esto vemos que la vocación y el compromiso de ser
hoy discípulos misioneros de Jesucristo requieren una clara decisión por la formación.
Todos necesitamos entrar a la “escuela de Jesús” para configurarnos con Él 141. Esta
decisión se hace apremiante ante el alto porcentaje de católicos que aún viven sin
conciencia de su misión de ser sal y fermento en el mundo, con una identidad cristiana
débil y vulnerable.142

¿Qué exigencias conlleva formar parte de la escuela de Jesús?


102. Para todo discípulo y comunidad de discípulos se hace necesario asumir un proceso
serio de crecimiento y madurez en la fe que abarque todas las dimensiones: humana,
138
Cfr. PDP, p. 179- 183. cfr. DA 251-253.
139
Cfr. Aporte unánime de todas las vicarías foráneas al PRP sobre el discipulado misionero, octubre de 2007. También lo
mencionan las conclusiones del CONGRESO SOBRE DISCIPULADO, junio de 2007.
140
DI 3
141
Cfr. DA, 136-142, 279.
142
Cfr. DA 286. Cfr. Aportes de las Vicarías al PRP en la etapa de discipulado, octubre de 2007.
38
comunitaria, intelectual, espiritual y apostólica. Esto implica cambiar nuestro esquema
mental que identificaba el ser cristiano con una mínima formación recibida en la infancia,
una asistencia esporádica a misa de domingo, una vivencia de fe pegada sólo a
“eventos” y una participación esporádica en ciertos actos de piedad. Si deseamos tomar
en serio nuestra condición de discípulos de Jesucristo hemos de entrar en un
catecumenado que nos brinde acompañamiento 143 y madurez en la fe144.

103. Este proceso ha de arrancar desde el inicio de nuestra vida como discípulos145 y necesita
irse afianzando cada vez más por etapas que acompañen nuestra niñez, nuestra
juventud, nuestra edad adulta y la de adulto mayor. A través de este proceso vamos
conociendo mejor a Jesús para que estemos dispuestos a seguirlo y también a
anunciarlo a los demás como único camino de salvación. Dentro de este proceso de
crecimiento en la fe necesitamos estar dispuestos a la evaluación146, la confrontación
con el querer de Dios, la corrección mutua147 y la renovación constante de los
compromisos que hemos asumido desde nuestro bautismo.

104. Como todo proceso de formación, este camino implica esfuerzo, tiempo, perseverancia y
dedicación personal para aprender a reconocer, acoger, interiorizar y desarrollar la
experiencia y los valores que constituyen la propia identidad cristiana y la misión cristiana
en el mundo. Los discípulos necesitamos una formación propia para cada estado de vida
en la Iglesia, respetuosa de los procesos personales y de los ritmos comunitarios (con
pedagogías dinámicas, activas y abiertas) que contemple el acompañamiento y que
brinde sólidas bases en la espiritualidad de la acción misionera. 148
105. Es indispensable que nos interesemos en tener una formación en espiritualidad
cristiana y mariana porque a través de ella valoramos, orientamos las expresiones de la
piedad popular149, crecemos en la espiritualidad de comunión 150, colocamos las bases que
den un sentido a nuestro vivir y clarificamos, para cada estado de vida, un camino
concreto para poder hacer nuestra peregrinación por el mundo. Como discípulos
necesitamos formarnos en una espiritualidad seria a partir de la Palabra de Dios, vivida
en la liturgia, creando comunión y llevando al compromiso 151.

¿Qué frutos trae formarnos en la escuela de Jesús?

106. Este proceso de formación nos permite crecer y madurar hasta la estatura de Cristo (Cfr.
Ef. 4, 13-16) desarrollando las potencialidades que están en cada persona y
143
Cfr. Aporte de las Vicarías Jesucristo Sacerdote, Ntra. Sra. del Rosario y Espíritu Santo al PRP sobre discipulado, oct./07.
144
Aporte unánime de todas las Vicarías foráneas al PRP en la etapa sobre el discipulado, octubre de 2007. Cfr. DA 276-285,
145
Aporte unánime de todas las Vicarías foráneas al PRP respecto a la necesidad de procesos de iniciación cristiana.
146
Cfr. MTD, p. 21.
147
Cfr. Aporte reiterado del Seminario Mayor diocesano al PRP sobre discipulado, agosto de 2007.
148
Ibid. 279-284.
149
Ibid. 258-265. “En la piedad popular, se contiene y expresa un intenso sentido de la trascendencia, una capacidad
espontánea de apoyarse en Dios y una verdadera experiencia de amor teologal. Es también una expresión de sabiduría
sobrenatural, porque la sabiduría del amor no depende directamente de la ilustración de la mente sino de la acción interna
de la gracia. Por eso, la llamamos espiritualidad popular” (263)
150
Cfr. DA 203 y 368. “Sin este camino espiritual de poco servirían los instrumentos externos de la comunión” (NMI 43)
151
Cfr. Aporte unánime de las Vicarías al PRP en la etapa de discipulado misionero, octubre de 2007.
39
brindándoles razones para su fe y su esperanza. La formación en la escuela de Jesús
nos brinda una capacidad de discernimiento frente a lo que esta nueva cultura nos
propone, para saber dónde está el camino de la verdad y la vida. A su vez, nos lleva a
las fuentes de la Palabra, la liturgia y la espiritualidad – el gran sueño del Concilio
Vaticano II152 – que nos permite hacer un diálogo con la cultura y el hombre actual para
poner a su disposición la gracia que recibimos de Cristo para salvar la persona humana y
edificar la humana sociedad153.

107. Un proceso formativo purifica nuestra imagen de Dios154 porque nos lleva a encontrar el
su verdadero rostro a través de Jesús, el revelador del Padre. Purifica también nuestra
imagen de la Iglesia para poderla descubrir como la comunidad en la que se encarna
Jesucristo y a través de la cual se prolonga su misión salvadora. Y purifica nuestra
imagen del ser humano porque nos aclara los principios sobre la dignidad de toda
persona, su dimensión corpóreo-espiritual, la dignidad de la inteligencia, de la conciencia
moral, la grandeza de la libertad, el misterio del pecado y de la muerte.

E. ASUMIR UN FUERTE COMPROMISO MISIONERO


108. Jesucristo Resucitado, al presentarse ante sus discípulos, pronuncia estas palabras:
“Como el Padre me envió a mí, así los envío yo también. Dicho esto, sopló sobre ellos y
les dijo: “Reciban el Espíritu Santo”.” (Jn 20, 21-22). Por tanto, ser discípulo es ser
misionero. Estas son como las dos caras de una misma moneda: cuando los discípulos
estamos enamorados de Cristo, no podemos dejar de anunciar al mundo que sólo Él nos
salva (cfr. Hch 4, 12)155. Bien sabemos que sin Cristo no hay luz, no hay esperanza, no
hay amor, no hay futuro.156
¿Qué exigencias conlleva el compromiso misionero?
109. Ser discípulos misioneros implica ante todo ser fermento, ser “sal y la luz” del Evangelio
(Mt 5, 13-16) en los diversos ambientes en los que nos desenvolvemos: la familia, el
trabajo, la cultura, los medios de comunicación, la política, la economía y la sociedad 157.
Nuestro primer compromiso es ayudar a gestar una sociedad que en todo sea favorable
a la vida de los hombres y de las mujeres y a su inalienable dignidad. Por eso hemos de
velar por la vida integral de todo ser humano, que incluye la salud, la educación, la paz,
su derecho a dar culto a Dios con plena libertad. Debemos comprometernos por los
derechos humanos, la defensa de la vida y la promoción de la mujer. 158

110. Este compromiso en medio de nuestro propio ambiente no deja de lado el anuncio a los
no creyentes. El alma del misionero debe amar intensamente a Dios y al ser humano,
especialmente a los más olvidados por todos, a los alejados e indiferentes. El misionero
152
Cfr. G.S. 4-10.
153
Ibid. 3
154
Ibid. 19. Conclusiones del CONGRESO SOBRE DISCÍPULADO MISIONERO, Junio 25 y 26 de 2007.
155
Cfr. DA, discurso inaugural del Papa Benedicto XVI, numeral 3, p. 260.
156
Cfr. PDP, p. 200-203 – Iglesia misionera. Este es el gran acento de todo el documento de Aparecida.
157
Cfr. CONCILIO VATICANO II, Decreto Apostolicam actuositatem sobre el apostolado de los seglares, Capítulo 3, los
diversos campos del apostolado.
158
Cfr. PDP, p. 203-204. Cfr. Aportes del CONGRESO DIOCESANO SOBRE DISCIPULADO, 25 y 26 de junio de 2007.
40
es un “pescador de hombres” (cfr. Mc 1, 17) que va “mar adentro” (cfr. Lc 5, 4) porque
está poseído y guiado por un gran ideal que le da fuerzas para llevar a Cristo a todos. La
bandera del misionero es la cruz, nunca podrá prescindir de ella; como consecuencia, su
ley es el sacrificio. Ser misionero implica tener un corazón libre y desprendido de bienes,
de familia carnal y de su propia cultura porque el llamado de su Señor es a ser servidor
de una civilización que supera todo confín geográfico, cultural y económico.

111. Un principio básico del discipulado es que la medida del amor es directamente
proporcional al ímpetu misionero, por ello, el discípulo ha de ser una persona “que arde
en caridad y que hace arder por donde pasa; que desea eficazmente y procura, por
todos los medios, encender a todo el mundo en el fuego del divino amor. Nada le
arredra; se goza en las privaciones; aborda los trabajos; abraza los sacrificios; se
complace en las calumnias y se alegra en los tormentos. No piensa sino cómo seguirá e
imitará a Jesucristo en trabajar, sufrir y en procurar siempre y únicamente la mayor gloria
de Dios y la salvación de las almas”.159

112. El discípulo misionero ha de poseer la misma compasión de Jesús hacia la


muchedumbre que caminaba como ovejas sin pastor (cfr. Mc 6, 34-44); esas mismas
multitudes que hoy necesitan quién les lleve a Jesús, su palabra y su pan. Al igual que
Jesús, el discípulo necesita estar preparado para responder a esta demanda espiritual.
En primer lugar, el misionero ha de anunciar la Palabra y dar la formación para pasar
luego a proveer el pan y el alimento, pues él ha aprendido en la escuela de Jesús que la
formación humana y cristiana de las gentes no pueden ser desplazadas por la acción
social160.

¿Qué frutos trae un compromiso misionero?


113. La satisfacción del discípulo que es misionero en su ambiente propio consiste en llevar
signos de vida, de lo nuevo y de lo definitivo, ser, en medio de la sociedad y el trabajo,
como signo de contradicción, pero a la vez de opción, alternativa y contraste frente al
actuar del mundo. En definitiva, su gran fruto es encarnar a Cristo. Pero igualmente el
misionero que va a buscar a los alejados para anunciarles a Cristo cosecha abundantes
bendiciones porque ayuda a cargar los dolores de muchas personas, enjuga las lágrimas
de tantos que sufren, alimenta las esperanzas de los que caminan desanimados y
eterniza las alegrías de los hombres y mujeres.

159
Cfr. De las Obras de San Antonio María Claret, obispo. Autobiografía, cap. 34.
160
Crfr. EL CAMINO DEL DISCÍPULO, Itinerario 2, p. 62-63.
41
CAPITULO DOS

LA PARROQUIA COMO
CASA Y ESCUELA DE LOS
DISCÍPULOS MISIONEROS
DE JESUCRISTO Y DE LA IGLESIA

42
CAPITULO DOS

LA PARROQUIA COMO
CASA Y ESCUELA DE LOS DISCÍPULOS MISIONEROS
DE JESUCRISTO Y DE LA IGLESIA

PRIMERA PARTE
UNA MIRADA A LA VIDA DE NUESTRAS PARROQUIAS HOY
(VER)

En esta primera parte haremos un recorrido por la realidad social y eclesial de nuestras
parroquias de la diócesis de Zipaquirá para detectar sus luces y sombras con el fin de percibir
en qué medida la estructura parroquial está ofreciendo cauces a través de los cuales nacen,
viven y se forman los discípulos misioneros de Jesucristo.

1.1. Características generales de nuestras parroquias


114. Nuestra Diócesis cuenta actualmente con 73 parroquias, de las cuales el 60% son
consideradas parroquias rurales y el 40% urbanas (periféricas). A partir del Plan
Diocesano de Pastoral 2003-2013, se han ido dando pasos en la definición del perfil que
debe tener toda parroquia, acorde con las necesidades de los fieles. Se nota cada vez la
dinamización de las estructuras participativas donde los laicos puedan colaborar de una
manera más directa. En un buen número de parroquias cuentan con el consejo pastoral
parroquial, el Consejo de asuntos Económicos y algunos comités o comisiones de
servicio que tienen que ver con la Palabra, con la liturgia o con la caridad. Sin embargo
todavía existe desintegración en algunas parroquias y muchos laicos no tienen sentido
de pertenencia a la comunidad parroquial, a veces los párrocos no propician la
colaboración de los laicos. Una de las causas que más se mencionan con respecto a
esta problemática es la falta de conciencia de lo que es la parroquia y también la falta
de preparación que tienen los laicos y los religiosos para comprometerse en la animación
de la misma.

115. Aún no se ha logrado un sano equilibrio entre las Delegaciones episcopales de pastoral
(DEP) y las parroquias. En algunas parroquias no se cuenta ni se valora el material y los
servicios que ofrecen las DEP y, de otra parte, algunos párrocos se quejan de la
multiplicidad y cruce de actividades programadas por varias de estas delegaciones, de
su baja calidad formativa o incumplimiento en actividades programadas. De otra parte,
aunque se siguen haciendo esfuerzos en una pastoral de conjunto que busque atender a
todos los fieles, algunas parroquias se colocan al margen del Plan y siguen de manera
exclusiva a un movimiento eclesial, otras simplemente no organizan una pastoral por
objetivos y continúan realizando acciones aisladas de acuerdo al gusto del párroco de

43
turno. En el fondo se percibe la falta de una visión más objetiva y equilibrada de los
planes de pastoral161 y por eso se perciben como una imposición desde la autoridad.

116. La creación de nuevas parroquias ha sido una buena oportunidad para el compromiso de
los laicos y la cercanía a las familias, lo anterior sin embargo es matizado con el hecho
de que hay fieles que no aceptan ir a las nuevas parroquias y prefieren seguir
“vinculados” a su parroquia de origen. En casi todas las parroquias existe alguna
atención a los más pobres de tipo más asistencial y solo unas pocas cuentan con
COPPAS y desarrollan un trabajo de promoción social integral. En el campo de la
pastoral profética y de la pastoral litúrgica la atención es mayor, pues los catequistas y
los ministros laicos son el principal grupo de base de la mayoría de parroquias 162.
117. En nuestras parroquias en los últimos diez años, bajo la guía del Plan pastoral
diocesano, se ha buscado conformar pequeñas comunidades de Lectura Santa a través
de la siembra de la Misión Permanente, pero muchas de ellas se extinguen fácilmente
por falta de acompañamiento de los sacerdotes y agentes de pastoral, otras se
convierten en círculos bíblicos y un buen número no cuentan con líderes constantes que
las formen y sostengan espiritualmente. En un porcentaje significativo de nuestras
parroquias el sacerdote sigue centrando su actividad y su tiempo en actividades de tipo
cultual dirigidas a un gran número de asistentes no comprometidos. La parroquia es para
estas personas como una estación de servicios donde esperan una atención cuidadosa y
una respuesta inmediata a sus peticiones. Su vinculación parroquial sólo ocurre en
acontecimientos sociales de la vida cotidiana: un nuevo nacimiento, un matrimonio, una
primera comunión, un funeral.

118. Como las personas carecen de una fe viva y su vida cristiana se reduce a un mínimo
cumplimiento, las limosnas y colectas, también reducidas al mínimo, son insuficientes
para los gastos normales de la parroquia. Existe entonces la necesidad de multiplicar
misas particulares y realizar, peregrinaciones, bazares, bingos y rifas para resolver el
problema económico. Esto ocasiona que la tarea del párroco se centre más en las obras
materiales que en la evangelización.

119. En general hay en nuestras parroquias un porcentaje pequeño de laicos que pertenecen
a algunas Asociaciones o Movimientos eclesiales y que reciben allí cierta formación
doctrinal, una vida de grupo, algún crecimiento espiritual y participan de determinado
apostolado. A estos pequeños grupos el sacerdote dedica un buen tiempo y atención
llegando a suceder lo contrario de la parábola de la oveja perdida: la parroquia trabaja y
programa su actividad para la oveja fiel y no para las 99 que están fuera, las cuales no
tienen posibilidad de entrar a una estructura parroquial que no ha sido pensada para
ellas.
1.2. Realidad de la parroquia rural

161
Cfr. T.R., p. 17. “Bien sabemos que “un plan de pastoral no evangeliza, pero sin plan de pastoral tampoco se puede
evangelizar. El Plan de pastoral es una ayuda, un esquema que hay que ponerle espíritu. El cántaro sin agua no sirve para
nada, y el agua sin el cántaro se derrama”. Sin esta visión el Plan pastoral se percibirá como una imposición desde la
autoridad y no en una realidad que se asume con libertad y que desde la gracia del Espíritu Santo se es capaz de poner en
marcha allí donde el Señor nos ha plantado”
162
Cfr. PDP, pp. 147-149
44
120. “Es importante saber fortalecer la fe sencilla de nuestros fieles del campo e integrarlos,
con sus líderes y sanas costumbres, en el dinamismo de la Nueva Evangelización.
Promover al campesino no significa prometerle bienestar abandonando su campo…” 163
La parroquia rural goza de un espacio para la pastoral favorecido por la actitud de las
personas que viven con alegría en medio de las dificultades. La pobreza alcanza límites
insospechados, esto repercute en la educación, la salud, la promoción humana en todos
los aspectos. En su mayoría son católicos con una tradición religiosa muy marcada y
sostenida por la oración del rosario y algunas otras prácticas piadosas.

a. Luces sobre la parroquia rural

121. Se detectan varias actitudes que manifiestan un pueblo que aun cree y espera, son como
luces que iluminan el camino para que el Evangelio todavía deba ser predicado:
▪ La parroquia rural mantiene tradiciones de gran valor cristiano.
▪ Es una instancia donde se defiende y favorece la vida.
▪ El compromiso de los agentes de pastoral, aunque con grandes sacrificios, es
constante.
▪ El ministerio sacerdotal crece y se fortalece entre la gente sencilla, entre los pobres y
alejados.
▪ La humildad, sencillez y amabilidad de la gente las hace más receptivas, solidarias y
desinteresadas.
▪ El ambiente ayuda para que haya más cercanía familiaridad entre el párroco y la
comunidad.
▪ La pastoral es más personalizada, y los sacerdotes conocen a las personas por su
nombre. pues hay estabilidad, al menos en las personas adultas, que aun no
emigran a la ciudad.
▪ Hay solidaridad ante el sufrimiento humano. Aun existen familias como aquellas en
las que pensó el Concilio “escuela de virtudes de humanismo y de fe”.
▪ Las veredas se visitan con frecuencia y el acompañamiento en las diferentes
situaciones es más eficaz en las diversas situaciones.
▪ La acogida que se brinda al sacerdote es siempre sincera.
▪ Las emisoras comunitarias son un gran potencial evangelizador.
▪ La integración de los sacerdotes y constancia en los encuentros programados en
cada Vicaría.

b. Retos de la parroquia rural

122. Se perciben grandes retos en la vida de nuestras parroquias rurales:


▪ La falta de posibilidades para la actualización en todos los aspectos, pues los
recursos materiales y económicos son siempre una limitación.
▪ Las difíciles vías de comunicación con muchas veredas.
▪ La formación más sistemática y continuada de los agentes de pastoral, también en
este aspecto está la limitación de los desplazamientos tan costosos.
▪ En muchas veredas han penetrado diferentes sectas.
163
Cfr. PDP, p. 207.

45
▪ En general la avanzada edad de los agentes de pastoral.
▪ Actitudes bastante pesimistas frente a lo moderno.
▪ Un buen número de los agentes de pastoral tiene dificultad para acceder a la
educación superior.
▪ Las graves secuelas dejadas por la situación de violencia.
▪ Se siente fuertemente la emigración de los jóvenes hacia la ciudad. Con frecuencia
se encuentran los ancianos solos y enfermos en sus casas.
▪ No se ha aprovechado la buena disponibilidad de los campesinos para adelantar un
proyecto serio de catequesis.
▪ El gobierno ha llegado con el control de la natalidad fuertemente hasta las veredas
más lejanas. Se han cerrado muchas escuelas porque ya no hay niños 164.
▪ El alcoholismo está comenzando a afectar desde muy temprana edad,
especialmente en los ambientes mineros.
▪ La violencia intrafamiliar ligada al machismo y al alcoholismo.

1.3. Realidad de la parroquia urbana


123. “La ciudad se ha convertido en el lugar propio de las nuevas culturas que se están
gestando e imponiendo, con un nuevo lenguaje y una nueva simbología. Esta mentalidad
urbana se extiende, también, al mismo mundo rural”165. La Parroquia urbana se encuentra
en un contexto propio donde hay diversidad de culturas que se van gestando e
imponiendo con un nuevo lenguaje y simbología. “En el mundo urbano, acontecen
complejas transformaciones socioeconómicas, culturales, políticas y religiosas que
hacen impactos en todas las dimensiones de la vida. Está compuesto de ciudades
satélites y de barrios periféricos”166. Encontramos desde las mejores urbanizaciones con
todas las comodidades y también los sectores de pobreza. Conviven diferentes
categorías sociales, coexisten binomios que la desafían cotidianamente: tradición
-modernidad; globalidad-particularidad; inclusión-exclusión; personalización-
despersonalización; lenguaje secular-lenguaje religioso; homogeneidad-pluralidad 167.

a. Luces sobre la parroquia urbana


124. Estas son algunas de las luces que percibimos en nuestras parroquias de la Sabana:
▪ El plan de ordenamiento territorial (POT), permite vislumbrar el desarrollo urbanístico
de la ciudad con toda la pluralidad que este proyecto aporta al bien de la comunidad
como son las zonas de expansión urbana, zonas de granjas, zonas de interés social
entre otros factores que nos ayuda a ver la configuración de la población en
urbanizaciones, condominios, parcelas, conjuntos residenciales, centros comerciales
y fincas. Que van sugiriendo nuevas estructuras de pastoral.
▪ Los medios de comunicación: canales de televisión, emisoras, internet, prensa a que
ayudan hacer cercano el Evangelio a las multitudes, grupos e instituciones.
▪ El potencial de sacerdotes jóvenes que infunden un fuerte dinamismo en la
evangelización.

164
Cfr. PDP p. 207.
165
DA 510
166
DA 511
167
Cfr. Ibidem, 512.
46
▪ La creación de nuevas parroquias y la proyección según el POT de centros de culto
que va creando una atmósfera de cercanía y de comunidad eclesial para vivir la fe.
▪ La piedad popular aparece como el alma de los pueblos y es un espacio privilegiado
para el encuentro con Jesucristo.
▪ La presencia de numerosos jóvenes en las instituciones educativas son una riqueza
para la Iglesia y el desarrollo de los pueblos.
▪ Un gran número de personas que profesan la fe católica son una puerta para entrar
a procesos de una auténtica vida cristiana.
▪ Buen número cualificado de agentes de pastoral.
▪ La cercanía geográfica e integración de las parroquias.
▪ Buenas oportunidades y facilidad para acceder a la educación superior.
▪ Más facilidad para desarrollar procesos formativos y de pastoral.

b. Retos de la parroquia urbana


125. En estas parroquias cercanas a la capital también se perciben varios retos:
▪ La proliferación de sectas crea un ambiente de confusión y de apatía a lo religioso en
la ciudad.
▪ La ausencia de un plan de pastoral propio en sintonía con el plan diocesano para
una pastoral urbana.
▪ La falta de procesos serios en la pastoral hace que aumente la realización de
acciones pastorales fragmentadas.
▪ El miedo de salir de una pastoral de conservación a una pastoral misionera propia de
la cultura urbana.
▪ La presencia de periferias de pobreza por el desplazamiento y la violencia crea
realidades de sufrimiento.
▪ Algunos evangelizadores con mentalidad de límites, cerrados e individualistas
debilitan la estrategia en la cual la parroquia urbana “debe ser más abierta, flexible y
misionera, permitiendo una acción pastoral transparroquial y supraparroquial” 168.
▪ Falta potenciar la ciudad como lugar privilegiado de misión donde se incultura el
evangelio.
▪ Son pocos los laicos misioneros para la pastoral urbana con formación bíblica y
espiritual.
▪ La velocidad de la vida, el anonimato, hacen difícil el sentido de pertenencia a la
Iglesia.
▪ La falta de un compromiso más constante entre los laicos.

168
SD, 257.
47
SEGUNDA PARTE

EL DESIGNIO DE DIOS SOBRE LA PARROQUIA


(JUZGAR)

2.1. ¿Qué es la parroquia y qué compete al párroco?

126. “La Parroquia es una determinada comunidad de fieles constituida de modo estable en la
Iglesia particular, cuya cura pastoral, bajo la autoridad el Obispo diocesano, se
encomienda a un párroco, como a su pastor propio” 169. El documento Iglesia en América
presenta la parroquia como “un lugar privilegiado en que los fieles pueden tener una
experiencia concreta de la Iglesia. Hoy en América, como en otras partes del mundo, la
parroquia encuentra a veces dificultades en el cumplimiento de su misión. La parroquia
debe renovarse continuamente, partiendo del principio fundamental de que « la
parroquia tiene que seguir siendo primariamente comunidad eucarística » 170.

127. “Reconozca y promueva el párroco la función propia que compete a los fieles laicos en la
misión de la Iglesia, fomentando sus asociaciones para fines religiosos. Coopere con el
Obispo propio y con el Presbiterio Diocesano, esforzándose también para que los fieles
vivan la comunión parroquial y se sientan a la vez miembros de la Diócesis y de la Iglesia
Universal, y tomen parte en las iniciativas que miren a fomentar esa comunión y la
consoliden”171.

2.2. ¿Qué dice la Palabra de Dios a la parroquia?

128. Guiándonos por la Palabra de Dios en los Hechos de los Apóstoles encontramos el texto
que es paradigma de la primera comunidad cristiana:

“Se reunían frecuentemente para escuchar la enseñanza de los apóstoles, y participar


en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones.   Ante los prodigios y señales
que hacían los apóstoles, un sentido de reverencia se apoderó de todos. Los creyentes
estaban todos unidos y poseían todo en común.   Vendían bienes y posesiones y las
repartían según la necesidad de cada uno.   A diario acudían fielmente e íntimamente
unidos al templo; en sus casas partían el pan, compartían la comida con alegría y
sencillez sincera.  Alababan a Dios y todo el mundo los estimaba. El Señor iba
incorporando a la comunidad a cuantos se iban salvando” (Hch 2,42-47).

129. Siguiendo las huellas de la primera comunidad cristiana

San Lucas en el texto “Hechos 2,42-47” nos presenta brevemente la vida interna de la
primera comunidad de Jerusalén como efecto inmediato del don del Espíritu. El escritor
sagrado describe las actitudes y prácticas que expresan y mantienen esa vida, las cuales
han de estar presentes en toda parroquia:
169
Cfr. CIC, c 515.1
170
EA, 41.
171
CIC, c 529.2.
48
▪ La escucha asidua de las enseñanzas de los apóstoles,
▪ La «fracción del pan» y la oración,
▪ La participación en la vida comunitaria
▪ La experiencia de la comunión de bienes

130. “Se reunían frecuentemente para escuchar la enseñanza de los apóstoles…”

El texto nos describe la vida de la primera comunidad cristiana que ha vivido la


experiencia del Señor Resucitado. Una de sus características básicas es la de ser
asiduos en la enseñanza de los apóstoles para recordar y poner en práctica la
enseñanza de Jesús172 y así permanecer unidos a Él: “Si se mantienen en mi palabra,
serán verdaderamente mis discípulos, y conocerán la verdad y la verdad los hará
libres” (Jn 8, 31).

Cada parroquia está llamada a ser el espacio donde se escucha la Palabra de Dios,
tanto aquella contenida en la Biblia como la que transmite la Iglesia a través de los
apóstoles y de sus sucesores que son los Obispos 173: “Quien a ustedes los escucha, a
mí me escucha; y quien a ustedes los rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a
mí, rechaza al que me ha enviado” (Lc 10,16). En esta escucha de la Palabra la Virgen
María es modelo para el discípulo, pues ella guarda esta Palabra y la obedece 174.

131. “Se reunían…para participar en la vida común”

"Quiso el Señor santificar y salvar a los seres humanos no individualmente y aislados


entre sí, sino constituirlos en un pueblo"175. Desde el comienzo de la historia de la
salvación, Dios eligió a los hombres y mujeres no sólo en cuanto individuos, sino también
en cuanto miembros de una determinada comunidad. Por ello Jesús en su predicación
encargó a sus discípulos que se comportaran entre sí como hermanos y en su oración
rogó "que todos fueran uno"(Jn 17). A sus Apóstoles les mandó predicar a todas las
gentes el mensaje evangélico para que el género humano se convirtiera en familia de
Dios en la que la plenitud de la ley fuera el amor 176.

Parroquia y comunión son dos realidades que se implican mutuamente en el seguimiento


de Jesús. La comunión es la que da sentido a la comunidad, al mismo tiempo la
comunión se hace visible gracias a la comunidad. La comunidad cristiana no tiene otro
camino que el de la comunión177. Su proyecto, su tarea permanente, ha de ser construir
la comunión apoyada en el proyecto de Dios. Ha de caminar, pues, en una referencia
constante a Dios: buscando la unidad en la oración, en la escucha y la comunicación de
la Palabra, en la celebración de la Eucaristía, en la apertura al Espíritu para discernir los
acontecimientos, también ha de caminar en la referencia a los hermanos, en el servicio

172
Cfr. P. SAÚL JUAN CARLOS RODRÍGUEZ, aporte para la segunda etapa del PRP, 2007.
173
Cfr. DA 158.
174
Cfr. DA 271.
175
Ibidem, 11.
176
PDP, p. 184.
177
Cfr. NMI, 42.
49
fraterno, en el compartir la vida y los bienes, en la atención a los necesitados, en la
aceptación de la pluralidad.

Participar de la vida común les exige a los discípulos vivir en comunión de mente y
corazón con sus pastores que presiden la comunidad en nombre de Cristo. Así mismo
implica aceptar y asumir las mediaciones humanas en las cuales se encarna la
comunión: la diversidad de carismas y estados de vida, las estructuras e instituciones
que en cada tiempo y lugar pueden contribuir a desarrollarla, y, sobre todo, la
ministerialidad, como dimensión eclesial que favorece la corresponsabilidad de todos en
la comunión y la misión de la comunidad.

La Parroquia, “Iglesia de Cristo en pequeño”178, es el primer sacramento o signo visible


de la comunión del ser humano con Dios y de las personas entre sí. Por eso ella está
llamada a ser una casa de familia, “fraterna y acogedora”179, comunidad de los fieles,
comunidad eucarística, comunidad de fe y comunidad orgánica 180.

132. “Se reunían frecuentemente para participar… en la fracción del pan y en las
oraciones”

Desde los tiempos de los apóstoles, la Eucaristía ha sido siempre considerada el eje vital
de la comunidad cristiana porque ella nos hace miembros del mismo Cuerpo (Cfr. 1 Cor
10, 17), es fuente y culmen de la vida cristiana 181, su expresión más perfecta y el alimento
de la vida en comunión. En la Eucaristía se nutren las nuevas relaciones evangélicas
que surgen de ser hijos e hijas del Padre y hermanos y hermanas en Cristo. La Iglesia
que la celebra es “casa y escuela de comunión” 182 donde los discípulos comparten la
misma fe, esperanza y amor al servicio de la misión evangelizadora. “La unidad de los
fieles que constituyen un solo cuerpo en Cristo, está representada y se realiza por el
sacramento del pan eucarístico (Cfr. 1 Cor 10, 17)”183.

En la Eucaristía dominical, la parroquia encuentra la plenitud de su vida comunitaria, de


su esencia eclesial. “En la parroquia hay, o puede haber, muchos grupos
evangelizadores, distintos en sus objetivos y opciones. En la misa dominical, en cambio,
todos deben juntarse para ofrecer sus actividades y recibir de nuevo el impulso del
Espíritu. Hay en la parroquia diferentes niveles de fe, desde los que se están iniciando
hasta los cristianos más maduros. En la Eucaristía del domingo, por el contrario, todos
deben unirse para compartir la fe y enriquecerse con el testimonio mutuo. “Se entiende
así la gran importancia del precepto dominical, del “vivir según el domingo”, como una
necesidad interior del creyente, de la familia cristiana, de la comunidad parroquial. Sin
una participación activa en la celebración eucarística dominical y en las fiestas de

178
FLORISTÁN, C. La parroquia, comunidad eucarística. Ensayo de una Teología Pastoral de la Parroquia. Madrid: Ed.
Marova, S.L. p. 97
179
CT, 67.
180
Cfr. ChL. Nº 26.
181
Cfr. LG 11
182
NMI 43
183
LG, 3
50
precepto no habrá un discípulo misionero maduro. Cada gran reforma en la Iglesia está
vinculada al redescubrimiento de la fe en la Eucaristía (cfr. SC, 6) 184”.

“La oración personal es el lugar donde el discípulo, alimentado por la Palabra y la


Eucaristía, cultiva una relación de profunda amistad con Jesucristo y procura asumir la
voluntad del Padre. La oración diaria es un signo del primado de la gracia en el itinerario
del discípulo misionero. Por eso “es necesario aprender a orar, volviendo siempre de
nuevo a aprender este arte de los labios del Maestro 185”. Pero Jesús invita también a sus
discípulos a una oración común: “Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí
estoy yo en medio de ellos” (Mt 18, 20). Tanto la oración personal como la comunitaria
se enriquecen más si están basadas en la misma palabra de Dios leída con el método de
la lectura Santa para que el Evangelio se haga norma de vida.

133. “Vendían bienes y posesiones y las repartían según la necesidad de cada uno”

La consecuencia lógica en una comunidad de discípulos que se alimenta de la Palabra y la


Eucaristía es la solidaridad. Quien se alimenta de Cristo Eucaristía, participa de sus
mismos sentimientos de misericordia y compasión. La caridad es el motor de todas las
acciones del discípulo, y a su vez, como miembro de la comunidad parroquial hace que la
Parroquia se convierta en la verdadera samaritana, a ejemplo de Jesús Maestro 186.

Al respecto el Papa Juan Pablo II dijo: la “caridad se abre por su naturaleza al servicio
universal, proyectándonos hacia la práctica de un amor activo y concreto con cada ser
humano. Este es un ámbito que caracteriza de manera decisiva la vida cristiana [...]. Si
verdaderamente hemos partido de la contemplación de Cristo, tenemos que saberlo
descubrir sobre todo en aquellos con los que él mismo ha querido identificarse: «tuve
hambre, y me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; era un extraño, y me
hospedaron; estaba desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; en la cárcel, y
fueron a verme» (Mt 25,35-36). Esta página no es una simple invitación a la caridad: es
una página de cristología, que ilumina el misterio de Cristo. Sobre esta página, la Iglesia
comprueba su fidelidad como Esposa de Cristo” 187.

2.3. La Parroquia hace visible el Reino de Dios

134. De todo lo que el texto de Hechos 2,42-47 le dice hoy a la parroquia, podemos resumir
diciendo que ella ha de exponer la enseñanza de los apóstoles a través del anuncio
misionero, la catequesis y la predicación evangélica 188; ha de propiciar a todo nivel la
comunión con Dios y con los hermanos a través de la oración, la vida sacramental y la
184
DA, 252.
185
DA, 255.
186
Cfr. DA 176.
187
NMI, 43
188
Cfr. PDP n. 5.3.3. p. 188.
51
experiencia fraterna y corresponsable; ha de tener la Eucaristía como centro y culmen de
la vida cristiana de la cual brota la solidaridad y el impulso misionero.

135. La parroquia, porción esencial de la gran parroquia que es la Diócesis, debe trabajar
para que “El ideal del Reino se haga visible en el mundo por medio de cuatro formas
fundamentales de visibilidad eclesial:
▪ como Reino realizado en el amor y en el servicio fraterno
▪ como Reino vivido en la fraternidad y en la comunión
▪ como Reino proclamado en el anuncio salvífico del Evangelio
▪ como Reino celebrado en ritos festivos y liberadores”189.

136. A través de estos signos evangelizadores la Iglesia hace visible el Reino de Dios 190. Para
que estos «signos evangelizadores» sean auténticos sacramentos de salvación que
impacten y se constituyan en fuego que encienda los corazones, es necesario trabajar
intensamente en la formación de verdaderas comunidades cristianas que den testimonio
de Iglesia. Estas serán una realidad si se adelanta un proceso evangelizador
“estructurado en etapas o «momentos esenciales»:
▪ la acción misionera para los no creyentes y para los que viven en la indiferencia
religiosa;
▪ la acción catequético-iniciatoria para los que optan por el Evangelio y para los que
necesitan completar o reestructurar su iniciación; y
▪ la acción pastoral para los fieles cristianos ya maduros, en el seno de la comunidad
cristiana”191.

137. Como podemos ver, en el proceso evangelizador alrededor del cual gira toda la vida de
la parroquia, existe una pastoral de multitudes marcada por la participación masiva en
los actos litúrgicos ordinarios y la vivencia de una piedad popular orientada por una sana
evangelización, pero existe también un núcleo cada vez mayor que va entrando en un
proceso evangelizador que incluye formación de pequeñas comunidades y participación
en ministerios diversos. Ambas tareas se realizan a título de la parroquia misma y no de
un determinado grupo o movimiento. Hay una evangelización parroquial común a todos,
una iniciación cristiana parroquial, una catequesis parroquial, comunidades parroquiales
y acción social parroquial, independientemente de que algún movimiento eclesial tenga
también evangelización, comunidades o acción social 192.
TERCERA PARTE

PARA QUE NAZCAN, VIVAN Y SE FORMEN LOS DISCÍPULOS


(ACTUAR)

138. Para encontrar líneas de acción a esta etapa del PRP nos hicimos la pregunta:
¿Qué necesitamos hacer en nuestra parroquia para que en ella nazcan,
vivan y se formen los discípulos misioneros de Jesucristo que respondan al
189
E. ALBERICH, Catequesis Evangelizadora. Manual de Catequética fundamental. Quito: Abya-yala, 2003, pp. 32 – 33
190
Ibidem.
191
DGC, 49
192
Cfr. Mensaje del Cardenal Ernesto Corripio Ahumana en la Conferencia de Puebla. 1979.
52
querer de Dios y a los desafíos actuales de la Iglesia y del mundo en nuestra
diócesis de Zipaquirá?193

Las respuestas dadas por las vicarías foráneas, las delegaciones episcopales, el Congreso
diocesano de Iniciación cristiana y el Seminario Mayor fueron recogidas en este “Plan
quinquenal de renovación pastoral parroquial” y han dado como resultado unos principios
generales de renovación de la parroquia y del párroco y, en segundo lugar, cuatro grandes
aspectos que permiten que la parroquia sea cauce donde nazcan, vivan, se formen y sean
enviados los discípulos misioneros de Jesucristo en la Iglesia.

3.1. Decálogo de principios para la renovación de una parroquia

139. Con los diversos aportes se ha llegado a concretar un DECÁLOGO de principios básicos
sobre los cuales se construye la renovación de nuestras parroquias:

I. Impulsar la renovación de los sacerdotes:


La renovación de la parroquia brota, casi de manera definitiva, de la renovación de la
vida y misión de los párrocos y los sacerdotes que están a su servicio 194. De allí
surgirá indudablemente un deseo de llegar personalmente 195 a todos y buscar
especialmente a los más alejados e indiferentes, de ser y estar más presentes,
cercanos, acogedores y acompañantes de los fieles que tanto reclaman estas
actitudes de sus pastores196.
II. Tomar el texto de Hechos 2, 42-47 como paradigma para la parroquia:
El texto de Hechos de los Apóstoles 2, 42-47 ha de ser para la parroquia el
paradigma de permanente referencia y confrontación. En la medida en que cada
parroquia asuma como propio este ideal de comunidad cristiana donde nacen,
crecen, viven y se forman los discípulos misioneros de Jesucristo en la Iglesia, en
esa misma medida se renovará la vida de los sacerdotes, de los agentes de pastoral
y de todos los fieles de la diócesis.

III. Tener equilibrio y compaginación entre el nivel diocesano y parroquial:


Las instituciones diocesanas y las delegaciones episcopales están al servicio de la
pastoral de la parroquia, especialmente en el campo formativo de agentes de
pastoral. Para que la parroquia desarrolle todo un impulso evangelizador se requiere
llegar a un sano equilibrio y compaginación entre las necesidades y
responsabilidades de las parroquias y la tarea de los organismos diocesanos y
vicariales.
193
Cfr. Guía para la segunda etapa del PRP: Parroquia casa y escuela de los discípulos misioneros.
194
Cfr. DA 201
195
El documento de Aparecida le plantea a la parroquia una recristianización, pero ella empieza por la propia, por la de cada
una ¿Cómo hacerlo? Como lo hicieron los Apóstoles, como lo hicieron los primeros cristianos: personalmente. Vivieron
en un ambiente lleno de idolatría y de corrupción y no comenzaron intentando echar abajo instituciones y escuelas de
pensamiento, empezaron cambiando los corazones, y esos corazones fueron luego cambiando muchas cosas. No
pretendamos recetas técnicas para lo que es obra de espíritu, de libertad y de gracia de Dios (cfr. Aporte de todas las
Vicarías al PRP, segunda etapa: Parroquia casa y escuela).
196
Cfr. EA, 41.
53
IV. Vivir el espíritu de comunión:
El párroco, los vicarios parroquiales y agentes de pastoral han de ser los primeros en
vivir el espíritu de comunión con su Obispo y trabajar en sintonía con la pastoral
diocesana197. Es imprescindible esta doble comunión para que florezcan auténticas
comunidades de discípulos. Una consecuencia que brota de este principio es que
toda nueva experiencia eclesial, formativa y/o evangelizadora que llegue a la
parroquia ha de pasar en primer lugar por el conocimiento, discernimiento y
aprobación del Obispo diocesano.
V. Valorar la integración sin absolutización:
Bajo el criterio de “eclesialidad”, la parroquia ha de saber discernir, valorar, integrar,
impulsar y atender a todos los movimientos, asociaciones y caminos
evangelizadores, sin absolutizar a ninguno y destacando el aporte que cada uno de
ellos hace a la construcción de la Iglesia. A su vez, todo auténtico movimiento
eclesial no puede encerrarse sobre sí mismo sino que debe abrirse para atender a
todos los fieles.
VI. Lograr unidad de criterios evangelizadores:
La unidad de criterios en la acción evangelizadora, la unidad en la fe y en los
contenidos doctrinales y morales por parte de los sacerdotes y agentes de pastoral
constituye un pilar que da solidez y continuidad a todo el quehacer de la parroquia,
de la vicaría y de la diócesis 198. Sin detrimento del principio de unidad también se ha
de contar con la diversidad en los métodos, casos particulares y acentos propios
para cada zona o parroquia.
VII. Integrar la comunión y la misión:
La parroquia ha de saber integrar la comunión y la misión, ellas son dos dimensiones
inseparables. Si estamos llamados a ser Iglesia reunida, convocada y realidad
profunda de comunión es para ser enviados, diseminados para testimoniar ante el
mundo el amor y la salvación de Dios traída en Jesucristo. Si consideramos sólo la
comunión nos arriesgamos a ser gueto, grupo cerrado o secta. Si nos quedamos
sólo con la misión nos reducimos a puro activismo, promoción humana, ONG de tipo
social.
VIII. Promover la unidad y la corresponsabilidad:
Una parroquia renovada es aquella que busca ser comunidad unida y
corresponsable, promueve los carismas y ministerios, valora los diferentes estados
de vida, es decir, que comprende y asume la realidad de que todos los miembros
son necesarios y han de ser activos si quieren ser coherentes con la misión recibida
en el bautismo y la confirmación. El Consejo pastoral parroquial (CPP) es motor
primordial en la construcción de una parroquia unida y corresponsable 199, igualmente
es imprescindible que exista en cada parroquia la EFCCA (escuela de formación

197
Cfr. PDP, 186.
198
Cfr. Aporte de las Vicarías foráneas Santísima Trinidad, Jesucristo Sacerdote y Divino Salvador al PRP, etapa de
parroquia.
199
Cfr. Aporte de las Vicarías foráneas Espíritu Santo y Divino Salvador al PRP, etapa de parroquia.
54
cristiana y catequística), la EFE (familias evangelizadas y evangelizadoras), el
COPPAS (consejo parroquial de pastoral social) y los diversos equipos parroquiales
que coordinan campos de pastoral especializada.
IX. Trabajar con una pastoral por objetivos:
La parroquia, si desea renovarse, debe procurar que su acción pastoral sea una
acción programada, coordinada y evaluada constantemente. La parroquia de hoy
necesita una pastoral por objetivos que comienza por una apreciación realista y
crítica (con capacidad de discernimiento) de todo lo que se hace, de cómo se hace y
para qué se hace. Esto exige el seguimiento fiel del modelo de Iglesia que presenta
nuestro Plan diocesano de pastoral y que está inspirado en el Concilio Vaticano II: un
modelo de Iglesia fraterna, orante, evangelizada y evangelizadora 200.
X. Impulsar la sectorización y la pastoral familiar:
Un punto de arranque de la planeación pastoral es la sectorización de barrios y
veredas, conjuntos, condominios y zonas 201 y el eje transversal de toda la acción
pastoral es la familia. Ella ha de ser el objetivo de un proceso evangelizador porque
la familia es el espacio natural donde ha de nacer y formarse el ser humano y el ser
cristiano.202

3.2. La parroquia renovada necesita un párroco que sea discípulo y pastor

140. Entre la diversidad de dones y ministerios que existen en la comunidad parroquial, el


presbítero ocupa un lugar relevante, pues es él “el pastor propio de la parroquia que se
le confía, y ejerce la cura pastoral de la comunidad que le está encomendada bajo la
autoridad del obispo diocesano, en cuyo ministerio de Cristo ha sido llamado a participar,
para que en esa misma comunidad cumpla las funciones de enseñar, santificar y regir,
con la cooperación también de otros presbíteros o diáconos, y con la ayuda de fieles
laicos, conforme a la norma del derecho. Por su solicitud con todos los miembros de la
parroquia, el párroco debe testimoniar que el título de padre con que los fieles lo
identifican y honran corresponde a una realidad. Como a padre le corresponde dar
unidad y coherencia a toda la actividad apostólica y pastoral en la parroquia 203”.

141. “La parroquia renovada requiere la figura de un pastor que, en primer lugar, tenga una
profunda experiencia de Cristo Vivo, espíritu misionero, corazón paterno, que sea
animador de la vida espiritual y evangelizador capaz de promover la participación” 204. Es
decir, el párroco ha de ser el primero en la parroquia que por su ser, actuar, decir y
pensar se constituye en auténtico discípulo de Cristo y formador de discípulos, en testigo
capaz de convencer a otros desde su experiencia de fe en el Señor, a imitación de los
mártires y santos de los primeros años de la Iglesia 205.
200
Cfr. PDP, 189
201
Cfr. Aporte de la Vicaría foránea Jesucristo Sacerdote al PRP en la segunda etapa: Parroquia casa y escuela.
202
Cfr. Aporte de las Vicarías foráneas al PRP en la segunda etapa: Parroquia casa y escuela.
203
DNPP, 734.
204
EA, 41.
205
Aporte unánime de las Vicarías foráneas al PRP en la segunda etapa: Parroquia casa y escuela.

55
142. Nuestras comunidades necesitan párrocos que se identifiquen como el «pastor propio»,
es decir, que tengan espíritu de entrega, de presencia y permanencia en la sede
parroquial, su celo pastoral, su interés por todos, el acompañamiento a sus feligreses por
el camino de la santidad en obediencia a la voz de Dios Padre. El párroco es pastor al
estilo de Cristo cuando celebra la Eucaristía como el centro y cumbre de la vida de la
comunidad cristiana206; conoce a sus feligreses (Cfr. Jn 10,14), los trata con amor,
imparcialidad, amabilidad, tolerancia, sinceridad y consideración, en una palabra, con
misericordia (Cfr. Lc 6,36); mantiene con los demás presbíteros relaciones de verdaderos
hermanos en la fe (Cfr. Jn 13,35); vive su vocación con fidelidad y humildad siguiendo el
ejemplo de Jesucristo (Cfr. Fil 2,5-6); contagia la alegría del Señor resucitado, mostrando
la bondad de su corazón (Cfr. Fil 4,4), para que todo el que se acerque a la parroquia
sienta de verdad el amor de Dios; dirige, vigila, evalúa, estimula y agradece la labor que
desempeñan todos y cada uno de los discípulos y discípulas que viven y actúan en la
parroquia (Cfr. Mc 6,30). Está al día en los sucesos cotidianos del país y del mundo para
analizarlos a la luz del Evangelio y así orientar a los feligreses hacia la verdad 207.

143. Los laicos anhelan párrocos que formen comunidad en torno a Cristo y que estén en
comunión con su propio Obispo y con sus hermanos presbíteros. La comunión en la
misma fe, la obediencia a su Pastor diocesano, la unidad en la caridad y en la misión son
principios sobre los cuales el presbítero construye una parroquia unida y en comunión.
Su tarea de presidencia está al servicio de la corresponsabilidad, de la animación de la
ministerialidad y la promoción vocacional. Su acción pastoral requiere atender con
predilección a la familia y, dentro de ella, a los niños, los jóvenes, los adultos mayores y
los enfermos.

3.3. Para que la parroquia sea casa donde nacen los discípulos se requiere…

a. Anuncio misionero permanente

144. Para que en la parroquia nazcan verdaderos discípulos de Jesucristo se hace necesario
considerar y entender la parroquia en su dimensión misionera. La primera dimensión de
la misión es «hacia dentro», es decir, anunciar la Buena Nueva del Evangelio a los que
conviven con nosotros en el mismo pueblo o ciudad, en la misma vereda o barrio para
que en ellos se suscite la fe y la primera adhesión sincera y de corazón a Jesucristo 208.

145. Este anuncio misionero, que asegura la conversión del simpatizante, requiere por parte
de quienes lo hacen un espíritu de búsqueda de los alejados, de los indiferentes y de los
no bautizados, una actitud de acogida y, ante todo, un testimonio claro y transparente de
haber sido transformados por Cristo Salvador209.

206
Cfr. CD, 30.
207
Cfr. DA. 201-204.
208
Cfr. Aporte de las Vicarías foráneas Santísima Trinidad, Santo Cristo y Divino Salvador al PRP, etapa de parroquia “casa
y escuela”.
209
Cfr. Aporte del Seminario Mayor al PRP en la segunda etapa: Parroquia casa y escuela.
56
146. El anuncio misionero pide a la parroquia una «conversión pastoral»: salir de la actitud de
esperar que la gente venga hacia el evangelizador y pasar a la actitud del pescador que
va «mar adentro»; salir de la obsesión por la «eficacia» (hacer cosas) a la preocupación
por la pedagogía y los procesos (educar y formar discípulos); salir de la prisa por el éxito
a la paciencia del sembrador. La institucionalización del anuncio misionero 210 exige darle
un nuevo rostro a la Pastoral Misionera, para que ésta tenga como su principal objetivo el
primer anuncio de la Buena Nueva de Cristo muerto y resucitado que llama a la
conversión y a la primera adhesión a Él por la fe 211.

b. La orientación de la piedad popular

147. La piedad popular es un imprescindible punto de partida para conseguir que la fe del
pueblo madure y se haga más fecunda 212. Por eso, el discípulo misionero tiene que ser
sensible a ella, saber percibir sus dimensiones interiores y sus valores innegables. Ella
contiene y expresa un intenso sentido de la trascendencia, una capacidad espontánea
de apoyarse en Dios y una verdadera experiencia de amor teologal 213. Pero a su vez hay
que tener presente que estas expresiones prolongan la vida litúrgica de la Iglesia pero no
la sustituyen, por tanto, conviene que estos ejercicios se organicen teniendo en cuenta
los tiempos litúrgicos para que estén de acuerdo con la sagrada liturgia, deriven de cierto
modo de ella y conduzcan al pueblo a ella, ya que la liturgia, por su naturaleza, está muy
por encima de ellos.214

148. Cuando afirmamos que hay que evangelizar la piedad popular, no queremos decir que
esté privada de riqueza evangélica. “Simplemente, deseamos que todos los miembros
del pueblo fiel, reconociendo el testimonio de María y también de los santos, traten de
imitarles cada día más. Así procurarán un contacto más directo con la Biblia y una mayor
participación en los sacramentos, llegarán a disfrutar de la celebración dominical de la
Eucaristía, y vivirán mejor todavía el servicio del amor solidario. Por este camino, se
podrá aprovechar todavía más el rico potencial de santidad y de justicia social que
encierra la mística popular”215.

149. Una sana orientación de la piedad popular tendrá como fruto una imagen más
transparente de Dios y de su misterio, de la Iglesia, del ser humano y del mundo. En este
sentido la parroquia ha de hacer un gran esfuerzo para brindar los elementos básicos de
la auténtica fe a través de pedagogías muy sencillas y materiales visuales o escritos que
permitan a la gente con poco acceso a estudios superiores, una comprensión clara del
misterio cristiano para distinguirlo de elementos de magia, hechicería, superstición y
falsas corrientes espirituales. De otra parte, la parroquia requiere en su anuncio
misionero y su orientación de la piedad popular saber llegar con la verdad del Evangelio
a todas aquellas personas, aún de estratos altos de la sociedad y con estudios
210
Cfr. DGC, 62.
211
Cfr. Aporte del Seminario Mayor al PRP en la segunda etapa: Parroquia casa y escuela.
212
Cfr. Aporte de las Vicarías foráneas Divino Salvador y Ntra. Sra. del Rosario al PRP en la segunda etapa: Parroquia casa
y escuela.
213
Cfr. DA, 263
214
Cfr. S.C. 13
215
DA 262
57
superiores, que están influenciadas por la Nueva Era, el esoterismo, las corrientes
metafísicas y gnósticas, entre muchas otras216.

c. El proceso de iniciación cristiana

150. Teniendo como base el anuncio misionero, la parroquia hoy está llamada a recuperar
paulatina y pedagógicamente el proceso de iniciación cristiana. Este es, sin duda, el
medio más privilegiado para que en la parroquia nazcan muchos discípulos para
Jesucristo217. Pero, para que este camino se pueda poner en ejecución, se requiere
contar con “una modalidad operativa de iniciación cristiana que además de marcar el
qué, dé también elementos para el quién, el cómo y el dónde se realiza.” 218

151. El documento de Aparecida ofrece los criterios de orientación sobre la iniciación cristiana
para ser tenidos en cuenta a la hora de pensar las acciones pastorales con miras a hacer
de la Parroquia la casa y escuela de los discípulos de Jesucristo y de la Iglesia. Este
mismo documento nos presenta los rasgos del discípulo-animador de la iniciación
cristiana219 y los cinco (5) aspectos fundamentales en el proceso formativo del discípulo 220
que aparecen en cada etapa del camino, se compenetran y se alimentan entre sí:

▪ Encuentro con Jesucristo vivo (anuncio misionero)


▪ La conversión (inicial, fundamental y permanente)
▪ El discipulado: (catequesis permanente, vida sacramental).
▪ La comunión: (familia, movimientos, asociaciones, parroquia, comunidad).
▪ La misión: (inseparable de la vida).

152. El objetivo de este proceso de iniciación cristiana es llevar al discípulo a una experiencia
de encuentro con el amor de Dios y con su llamado a la santidad, hacer posible la
conversión fundamental que estructura la personalidad del creyente y lo introduce
paulatinamente en el proceso de «cristificación» a través de los sacramentos del
bautismo, la Penitencia, la Confirmación y la Eucaristía. En todo este caminar el discípulo
vive una experiencia de transformación en sus diversas dimensiones 221: humana y
comunitaria, espiritual, intelectual, pastoral y misionera 222.

153. Dentro de los procesos diversificados de iniciación cristiana la catequesis desempeña


una función básica, siempre y cuando ella sea entendida y asumida como la
consecuencia de un anuncio misionero. De manera especial se requiere implementar en
nuestras parroquias la catequesis a las familias, a través de visitas donde no sólo se les
comunique los contenidos de la fe, sino que se les conduzca a la práctica de la oración

216
Cfr. Aporte de las Vicarías Foráneas al PRP en la segunda etapa: Parroquia casa y escuela.
217
Cfr. Aporte unánime de las Vicarías foráneas al PRP en la segunda etapa: Parroquia casa y escuela.
218
Cfr. DA 287.
219
Cfr. DA 100 d; 212; 226; 248; 252; 292.
220
Cfr. DA 278-279
221
Cfr. DA 280
222
Cfr. Aporte del Seminario Mayor al PRP en la segunda etapa: Parroquia casa y escuela.
58
familiar, a la lectura orante de la Palabra de Dios y al desarrollo de las virtudes
evangélicas, que las consoliden como iglesias domésticas” 223.

d. Un Itinerario catequístico y sacramental

154. La iniciación cristiana se configura como un itinerario progresivo y extendido en el


tiempo, que culmina en la celebración de los sacramentos del Bautismo, la confirmación
y la Eucaristía. El Concilio Vaticano II dispuso que se restableciera el catecumenado de
adultos y la Santa Sede elaboró y promulgó para ello el Ritual de la Iniciación Cristiana
de Adultos (RICA), que actualiza una antigua y hermosa tradición catequética de la
Iglesia.

155. Es un itinerario catequístico y sacramental que presenta la catequesis de inspiración


catecumenal, y que debe respetarse aun cuando quienes piden los sacramentos se
presentan aisladamente, es decir, sin ninguna vinculación a la vida eclesial. Esto exige
no descuidar la incorporación a la vida de la comunidad parroquial, respetar los tiempos
necesarios para la preparación y el ritmo del año litúrgico, según una prudente
apreciación pastoral y sin ceder a urgencias que a la postre no dejan nada consistente ni
en la vida personal ni en la vida comunitaria eclesial.

156. El itinerario trazado en el RICA ofrece sugerencias pastorales adaptadas a una variedad
de situaciones, entre ellas algunas que se verifican con frecuencia en nuestra Diócesis,
como, por ejemplo, la preparación de niños mayorcitos para el Bautismo, la preparación
para la Confirmación y la Eucaristía de los adultos bautizados en la infancia que no han
recibido una catequesis sistemática; a esta situación puede asimilarse el caso de
muchos adolescentes y jóvenes. Las etapas graduales y sucesivas se estructuran
determinando tiempos en los que se concreta la conversión y va madurando la fe.

157. Pero no hemos de olvidar que la Iniciación Cristiana, no es solamente catequesis, pues
el aspecto litúrgico-celebrativo de la Iniciación juega un papel muy importante, ya que la
fe que no se celebra se vuelve estéril. Los ritos en el proceso de iniciación no son
solamente lindas ceremonias sino momentos esenciales en el camino de la fe. Su
lenguaje simbólico nos habla de los misterios de nuestra fe y fortifica la nueva relación
que se manifiesta en la vida del cristiano224.

158. Los Ritos reflejan el misterio que la comunidad cristiana vive y celebra en la Liturgia
eucarística, que es la fuente y la cumbre de nuestra vida de fe 225. Durante la celebración
de los Ritos, los miembros de la comunidad dan testimonio de su fe a través de su
presencia y de su participación, y los candidatos testimonian su deseo y su intención de
iniciación a través de su participación y de sus respuestas. Los Ritos hacen pública la
acción de Dios como también la respuesta del ser humano. Significan el hecho que la
conversión no es una cuestión privada, sino un acontecimiento eclesial donde participa
toda la comunidad cristiana. Cuando son bien preparados, los Ritos tienen un impacto

223
Cfr. DA 300
224
Cfr. Aporte de las Vicarías Foráneas al PRP en la segunda etapa: Parroquia casa y escuela.
225
Cfr. LG 11
59
profundo sobre la consolidación de la comunidad misma, siendo un canal para la
renovación de su misma fe.

159. Celebrar los sacramentos de iniciación es tan natural, que no tienen necesidad de ser
puestos en evidencia como un elemento esencial del proceso de iniciación. Cuanto éstos
no se celebran dentro del proceso iniciatorio, se corre el riesgo de convertirlos en
acontecimientos de la vida social que nada dice y nada aporta a la vida de la Iglesia.

3.4. Para que la parroquia sea casa donde viven los discípulos se requiere…

a. Un proceso de acompañamiento y seguimiento a los iniciados

160. La renovación de nuestras parroquias tiene su fundamento en un proceso que nace con
el anuncio misionero, la orientación de la piedad popular y la iniciación cristiana que
fueron expuestos anteriormente. Pero el camino continúa, y así como ocurre con los hijos
que pasan de niños a adolescentes y jóvenes, se requiere un acompañamiento por parte
de los sacerdotes y agentes de pastoral. Este seguimiento ha de ser personalizado y
paciente, respetando los ritmos propios de las personas y teniendo en cuenta los
ambientes que lo rodean. El acompañamiento en su crecimiento personal y en su
inserción comunitaria le ayuda al discípulo a desarrollar una actitud de convencida
identificación con su vocación cristiana y de discernimiento evangélico ante el pluralismo
cultural y religioso226.

161. El acompañamiento se extiende a las personas más vulnerables por su condición de


fragilidad o pecado, a las familias, a los jóvenes y a los fieles laicos en sus tareas de
servicio a la sociedad, particularmente cuando asumen responsabilidades en las diversas
estructuras del orden temporal.

b. Crear un ambiente de “familia parroquial”

162. Una parroquia que sea “casa y familia” cuida especialmente de todos los detalles de
cercanía y acogida227, de celebración, de ayuda y apoyo mutuo, de interés comunitario,
de escucha atenta de los otros, de corrección fraterna, de múltiples encuentros para
agradecer, felicitar, motivar, celebrar la fe y anunciar la Buena Nueva. La “parroquia
familia” cuida mucho la atención en el despacho parroquial y las demás oficinas, el
recibimiento de niños y jóvenes a catequesis, la acogida en la puerta de los templos al
entrar y la despedida al salir de las Eucaristías, la visita frecuente a los hogares,
hospitales y ancianatos, a las cárceles a los que pasan por situaciones de dolor,
desempleo, pérdida, enfermedad y también a los que celebran y agradecen la llegada de
un nuevo hijo, el cumpleaños, el aniversario, la graduación o el regreso del viaje.
163. El ambiente de parroquia como familia se manifiesta igualmente en el recibimiento y
presentación ante la comunidad de quienes llegan o están de visita, de las nuevas
226
Cfr. Aporte de las Vicarías Foráneas al PRP en la segunda etapa: Parroquia casa y escuela.
227
Cfr. DA 397-398 nos hablan de actitudes concretas de cercanía y acogida para que la “opción por los pobres” no se
quede en un plano teórico o meramente emotivo, sin verdadera incidencia en nuestros comportamientos y decisiones.
60
familias, de los niños y niñas que se preparan para recibir sacramentos, de los nuevos
esposos, de quienes celebran aniversario. También se hace familia al favorecer una
liturgia más participativa en los cantos, la celebración de sacramentos donde toda la
comunidad sea invitada, los aniversarios matrimoniales y de ordenación y se viva con
alegría el aniversario parroquial. Se construye hogar al abrir espacios de integración
para el sano esparcimiento y la diversión, hacer a los padres partícipes en la formación
de sus hijos, fomentar encuentros para mutuo conocimiento y amistad entre agentes de
pastoral, entre vecinos, entre personas de edades semejantes, entre profesionales y sus
diversas ramas. Se demuestra el calor de hermanos cuando estamos atentos a las
necesidades de las personas y sus familias para brindarles un apoyo de parte de la
parroquia, cuando se respaldan las iniciativas que buscan fomentar la unidad y la
integración comunitaria.

c. Experiencia de comunión y fraternidad

164. Jesús, al inicio de su ministerio, elige a los doce para vivir en comunión con Él (Cfr. Mc 3,
14). Por eso podemos afirmar que “No hay discipulado sin comunión. Ante la tentación,
muy presente en la cultura actual de ser cristianos sin Iglesia y las nuevas búsquedas
espirituales individualistas, afirmamos que la fe en Jesucristo nos llegó a través de la
comunidad eclesial y ella “nos da una familia, la familia universal de Dios en la Iglesia
Católica. La fe nos libera del aislamiento del yo, porque nos lleva a la comunión” 228. Esto
significa que una dimensión constitutiva del acontecimiento cristiano es la pertenencia a
una comunidad concreta en la que podamos vivir una experiencia permanente de
discipulado y de comunión con los sucesores de los Apóstoles y el Papa” 229.

165. La parroquia está precisamente para formar comunidad, para llevar a los discípulos de
Jesucristo a descubrirlo a Él presente en su Iglesia 230. Esto implica, tanto para sacerdotes
como agentes de pastoral y laicos en general, salir del culto al “yo” a la devoción por la
fraternidad y la comunidad; de la comodidad que impide comprometernos a la ascética
de aceptar el compromiso y mantenerlo fielmente; de la incomunicación de pensamientos
y sentimientos a la apertura y receptividad hacia los otros; del egoísmo de conservar lo
que es mío a la generosidad de compartirlo todo; de la enemistad, la envidia, el recelo y
la confrontación a la aproximación, la estima y la confianza hacia los hermanos; de la
amargura de la crítica sistemática a la corrección fraterna ponderada y amable; del
protagonismo personal al servicio callado y desapercibido 231.

d. Alimentar y celebrar la fe con la Palabra y la Eucaristía

166. La parroquia lleva al discípulo a experimentar la “vida de Dios” a través del encuentro
con la Palabra y la Eucaristía. Como lo veíamos en el texto de Hechos de los Apóstoles
(2, 42-47), la Eucaristía fue siempre considerada como el centro vital de la comunidad
cristiana. El discípulo crece en la medida en que se integra a la comunidad eucarística

228
DI 3.
229
DA, 156.
230
Cfr. Aporte unánime de las Vicarías foráneas al PRP en la segunda etapa: Parroquia casa y escuela.
231
Cfr. BESTARD, Joan, op. cit., p. 91.
61
que acoge la palabra de Dios, la contempla, la celebra según el designio de Jesucristo, la
comparte y la testifica ante el mundo232.

167. La comunión de la Iglesia se nutre con el Pan de la Palabra de Dios. La escucha


obediente de la Palabra y el ejercicio de la Lectura Santa que hace de cada texto una
oración diaria permiten que el poder de la Escritura Revelada por Dios obre con toda su
fuerza en el corazón de las personas y las transforme en un terreno que dé fruto
abundante.

168. La comunión se alimenta de manera insigne a través de la participación de todos en el


mismo Pan de Vida y en el mismo Cáliz de Salvación, que nos hace miembros del mismo
Cuerpo (Cfr. 1Cor 10, 17). La Eucaristía es fuente y culmen de la vida cristiana, su
expresión más perfecta y el alimento de la vida en comunión. En la Eucaristía, se nutren
las nuevas relaciones evangélicas que surgen de ser hijos e hijas del Padre y hermanos
y hermanas en Cristo. La Iglesia que la celebra es “casa y escuela de comunión”, donde
los discípulos comparten la misma fe, esperanza y amor al servicio de la misión
evangelizadora233.

e. Conformar comunidades que reflejen el amor de Dios

169. La Iglesia, y por ende la parroquia, es comunión en el amor. Esta es su esencia y el


signo por la cual está llamada a ser reconocida como seguidora de Cristo y servidora de
la humanidad. El nuevo mandamiento es lo que une a los discípulos entre sí,
reconociéndose como hermanos y hermanas, obedientes al mismo Maestro, miembros
unidos a la misma Cabeza y, por ello, llamados a cuidarse los unos a los otros (1Cor 13;
Col 3, 12-14)234. “Ante un mundo en el que todo se mide en réditos y adquisición de
poder… el cristianismo tiene que proclamar que nada puede ni debe ser creído si no es
el amor. Sólo en la libertad del amor encuentra su plenitud la libertad. El Amor es “lo
cristiano del cristianismo” porque es la palabra definitiva de Dios sobre sí y, por tanto,
también sobre el mundo.”235

f. Promover carismas y ministerios al servicio de la comunión y la misión 236

170. En la parroquia la diversidad de carismas, ministerios y servicios, abre el horizonte para


el ejercicio cotidiano de la comunión, a través de la cual los dones del Espíritu son
puestos a disposición de los demás para que circule la caridad (Cfr. 1 Cor 12, 4-12).
Cada discípulo, en efecto, es portador de dones que debe desarrollar en unidad y
complementariedad con los de los otros, a fin de formar el único Cuerpo de Cristo,
entregado para la vida del mundo.237

232
Cfr. Aporte de las Vicarías Foráneas al PRP en la segunda etapa: Parroquia casa y escuela.
233
DA 158
234
Cfr. DA 161.
235
Cfr. VON BALTHASAR, Hans Urs., Sólo el amor es digno de fe. Colección Verdad e imagen Minor 8, Edic. Sígueme,
Salamanca 1999. p. 129.
236
Cfr. DA 162.
237
DA 162
62
171. La parroquia es el espacio de comunión en el que pueden participar todos los carismas y
el instrumento pastoral más adecuado para que los ministerios (clericales y laicales)
puedan cumplir su misión en la corresponsabilidad y la participación. Por ello es
necesario que las parroquias cuenten y se guíen por una normativa diocesana que defina
el ser y quehacer de cada uno de los ministerios laicales, su preparación, las condiciones
para ejercerlos, los requisitos para poder ser renovados, el plan de formación
permanente para ministros y las causales por la cuales un ministro laico no puede seguir
ejerciendo su ministerio238.

g. Compromiso misionero y solidario

172. En el pueblo de Dios, “la comunión y la misión están profundamente unidas entre sí… La
comunión es misionera y la misión es para la comunión” 239. De la parroquia que vive en
comunión inevitablemente surgen los discípulos misioneros y solidarios.

173. La parroquia renovada forma discípulos con espíritu solidario, pues “la vida nueva de
Jesucristo toca al ser humano entero y desarrolla en plenitud la existencia humana en su
dimensión personal, familiar, social y cultural. Para ello, hace falta entrar en un proceso
de cambio que transfigure los variados aspectos de la propia vida. Sólo así, se hará
posible percibir que Jesucristo es nuestro salvador en todos los sentidos de la palabra” 240.

174. El discípulo que vive en su parroquia la experiencia de “casa” se apropia de los mismos
sentimientos de Cristo, quien, “siendo rico, por nosotros se hizo pobre a fin de
enriquecernos con su pobreza” (Cfr. 2 Cor 8, 9). El discípulo de Jesús sabe que la vida
se acrecienta dándola y se debilita en el aislamiento y la comodidad y que la vida se
alcanza y madura a medida que se la entrega para dar vida a los otros. Eso es en
definitiva la misión241.

3.5. Para que la parroquia sea escuela donde se forman los discípulos se requiere…

a. Asumir los criterios generales para la formación

175. Una formación integral, kerygmática y permanente: Misión principal de la formación es


ayudar a los miembros de la Iglesia a encontrarse siempre con Cristo, y así reconocer,
acoger, interiorizar y desarrollar la experiencia y los valores que constituyen la propia
identidad y misión cristiana en el mundo. Por eso, la formación obedece a un proceso
integral, es decir, que comprende variadas dimensiones, todas armonizadas entre sí en
unidad vital. En la base de estas dimensiones está la fuerza del anuncio misionero.

238
Aporte de varias vicarías foráneas al PRP. Hay gran inquietud acerca de la identidad, formación y misión que han de
tener los ministros laicos en nuestra diócesis y la necesidad de nuevos ministerios de tipo social y familiar.
239
DA 163
240
DA 356
241
Cfr. DA 360
63
176. Un “Plan orgánico de formación”: Es necesario que nuestra pastoral diocesana llegue a
integrar en un Plan orgánico de formación los diversos esfuerzos de capacitación de los
agentes de pastoral, ministros y misioneros con el fin de no multiplicar innecesariamente
ni repetir contenidos en los diversos encuentros y cursos 242. Este Plan orgánico
fortalecerá un proceso de formación pastoral en tres niveles: a) inicial, b) básico, c)
especializado. 243

177. Una formación atenta a diversas dimensiones que deberán ser integradas
armónicamente a lo largo de todo el proceso formativo. Se trata de la dimensión humana,
espiritual, intelectual, comunitaria y pastoral-misionera 244.

178. Una formación respetuosa de los procesos, pues llegar a la estatura de la vida nueva en
Cristo, identificándose profundamente con Él 245 y su misión, es un camino largo, que
requiere itinerarios diversificados, respetuosos de los procesos personales y de los
ritmos comunitarios, continuos y graduales. También aquí hay que contar con el respeto
y consideración a los horarios propios de nuestros laicos, especialmente en el campo
urbano.

179. Una formación que contempla el acompañamiento de los discípulos: Cada sector del
Pueblo de Dios pide ser acompañado y formado de acuerdo con la peculiar vocación y
ministerio al que ha sido llamado. Destacamos que la formación de los laicos y laicas
debe contribuir ante todo a una actuación como discípulos misioneros en el mundo, en la
perspectiva del diálogo y de la transformación de la sociedad 246.

180. Una formación que tiene en cuenta todo el proceso del discipulado: el encuentro con
Jesucristo Vivo, la conversión, el seguimiento, la comunión y la misión 247.

b. Formación básica cristiana y Catequesis

181. La formación en la fe a través de la catequesis ha de continuarse en todas nuestras


parroquias, pero dentro del proceso de formación de discípulos misioneros de Jesucristo.
Esto le da un carácter especial a toda la preparación hacia los sacramentos, pues el
objetivo es buscar que cada niño, joven o adulto se identifique como discípulo, se integre
a las pequeñas comunidades, tenga sentido de pertenencia a su parroquia y a su Iglesia
y comparta su fe en cada uno de los ambientes en que se desenvuelve: la familia, el
trabajo, la cultura y la sociedad248.

242
Cfr. Aporte de las Vicarías foráneas Espíritu Santo, Santo Cristo, Jesucristo Sacerdote al PRP en la segunda etapa:
Parroquia casa y escuela.
243
Cfr. Aporte de las delegaciones episcopales de pastoral al PRP y el Congreso sobre parroquia casa y escuela.
244
Este aporte del Seminario Mayor diocesano al PRP en su etapa sobre parroquia se ve respaldado por el documento de
Aparecida 280.
245
Cfr. EN 19
246
Cfr. Aporte de las Vicarías Foráneas al PRP en la segunda etapa: Parroquia casa y escuela.
247
Cfr. DA, 278.
248
Cfr. Aporte de las Vicarías foráneas Ntra. Sra. de la Paz, Santo Cristo y Divino Salvador al PRP en la segunda etapa:
Parroquia casa y escuela.
64
182. Es necesario que las catequesis preparatorias a los sacramentos busquen integrar la
vida y la fe y lleven un equilibrio entre experiencia y doctrina, entre comunicación de
contenidos y compartir de vivencias, entre el lenguaje de la palabra y de la imagen. En
este sentido pueden surgir muchas iniciativas que enriquezcan esta formación en la fe y
en la vida moral. En este sentido es valioso el aporte que pueden brindar los diversos
movimientos eclesiales presentes en cada parroquia y vicaría foránea 249.

183. En todas nuestras parroquias se requiere difundir a todo nivel una formación inicial y
básica cristiana que refuerce los principios doctrinales y morales que identifican a un
discípulo de Jesucristo en la Iglesia. Para esta formación se puede contar con los
itinerarios de Misión Permanente, los eventos de piedad popular, la homilía, los
programas radiales, el periódico diocesano, el material catequético que promueva cada
parroquia o delegación episcopal, la formación brindada por el Instituto Sal Terræ.

184. Con laicos y laicas sólidamente formados en los principios del Evangelio y del Magisterio,
se podrán afrontar los desafíos que en estos inicios del Tercer Milenio cristiano se nos
están haciendo desde la familia, la educación, la política, la economía, la cultura, la
política y en general desde la sociedad actual. Cada vez se hace más urgente
testimoniar a Jesucristo y los ideales del Reino en el vasto mundo de los nuevos
areópagos250 socioculturales que se imponen cada vez con más fuerza en la sociedad.

c. Formación especializada, pastoral y misionera

185. Se requiere también una formación especializada en los campos propios en los que se
desempeña y se mueve el laico: la formación socio-política, de liderazgo empresarial, de
economía solidaria y de comunión, de valores humanos, culturales, artísticos, etc. En
esta formación contribuyen a las parroquias las delegaciones episcopales de laicos, de
educación, de comunicaciones, de juventud, de salud, social, etc., y el Instituto Sal Terræ
que fue creado con esta misión en nuestra diócesis 251.

186. Para todos los sacerdotes, agentes de pastoral y laicos que quieran integrarse a una
labor evangelizadora se requiere una continua formación pastoral y misionera que brinde
fundamentos sobre formación de discípulos misioneros (anuncio misionero, iniciación
cristiana, orientación de la piedad popular), en planeación y programación pastoral, en la
inculturación del Evangelio en los diversos ambientes, en la pastoral urbana, en la
conformación y formación de grupos de Lectura Santa, en las pastorales con migrantes y
desplazados, en el trabajo de acompañamiento con familias irregulares.

d. Especial atención al CPP y los agentes de pastoral

187. Es prioritario, en todo el proceso formativo de los discípulos, la atención a los consejos
parroquiales de pastoral y a los agentes de pastoral, pues sobre ellos descansa la
responsabilidad de promover el dinamismo evangelizador. Los integrantes del CPP han
249
Cfr. Aporte de las Vicarías Foráneas al PRP en la segunda etapa: Parroquia casa y escuela.
250
Cfr. RMi, 37.
251
Cfr. Aporte de las Vicarías foráneas que han tenido la experiencia formativa del Instituto “Sal Terræ” al PRP en la
segunda etapa: Parroquia casa y escuela.
65
de ser debidamente escogidos, atendidos, formados, reunidos y escuchados para que
este consejo sea un motor que impulse la creación y desarrollo de una auténtica
comunidad parroquial evangelizada y evangelizadora, anime y coordine las fuerzas vivas
de la parroquia para mejorar de manera integral el servicio pastoral y logre que se
convierta en una verdadera comunidad de comunidades. 252

188. En esta formación se requiere tener en cuenta la dimensión espiritual de los agentes de
pastoral, porque de allí brota la fortaleza para enfrentar sus propias debilidades y las
crisis que se presentan en el apostolado.

3.6. Para que la parroquia tenga un compromiso misionero se requiere…

a. Vivir la pastoral diaria en clave de misión

189. El Papa Benedicto XVI dice: "Las parroquias deben asumir un comportamiento más
misionero en la pastoral diaria y abrirse a una colaboración más intensa con todas las
fuerzas vivas de que dispone hoy la Iglesia" 253. Al hablar de la dimensión misionera de la
parroquia, el mismo Pontífice afirma que ella se debe manifestar en la pastoral diaria y
no sólo en la perspectiva misionera en sentido clásico, es decir, en todo lo que la
parroquia realiza.

b. Promover multiplicadores de la misión Permanente

190. En la línea de la afirmación de que la Iglesia, comunidad de los fieles, es el verdadero


sujeto de la misión que Cristo le confió, la parroquia ha de tener, en sus expresiones
fundamentales, la Misión Permanente. Esta tarea es primordial, pues sólo una
comunidad evangelizada puede ser evangelizadora, y porque es el anuncio misionero el
que asegura la conversión inicial y el primer paso en la vida de todo creyente.

191. El campo principal de este anuncio misionero pasa por la presencia consciente y
coherente de los cristianos maduros en todos los ambientes: en el trabajo, en la familia,
en las organizaciones de la sociedad civil. Acompañar a los laicos cristianos y motivarlos
a considerar esta como una misión específica, es deber de la parroquia misionera 254.
Esta etapa en el proceso evangelizador no carece de dificultades, pero cada vez se hace
más necesaria en la medida en que la sociedad misma ha dejado de ser sociedad
cristiana por el progreso de la descristianización en que vivimos. “La realidad indica que
el ambiente en que se educa en la fe no es ya el de la sociedad de “cristiandad”, sino un
contexto totalmente diferente y explícitamente misionero. No hemos de olvidar que la
acción misionera es la primera etapa y el punto de arranque de la Evangelización que no
se puede dar por descontada”255.

252
BESTARD, Joan, Corresponsabilidad y participación en la parroquia. P. 167- 168.
253
BENEDICTO XVI, en Vida Católica, 21, 2005, p. 153,
254
Cfr. Aporte de las Vicarías foráneas urbanas al PRP en la segunda etapa: Parroquia casa y escuela.
255
INSTITUTO CATEQUÍSTICO DE ZIPAQUIRÁ, La Catequesis de Iniciación Cristiana, p.5.
66
c. Ponerse al servicio de la vida plena en todas sus dimensiones
192. La misión de la parroquia está al servicio de la vida plena que Jesús quiere comunicar a
todo ser humano. Esta vida plena se hace realidad en la promoción de la dignidad
humana256, en la promoción integral de la familia y de la vida 257 y en los diversos
ambientes de la cultura, la educación, la comunicación social, los nuevos areópagos y
centros de decisión, la vida pública, la pastoral urbana, el trabajo por la unidad, la
fraternidad, la reconciliación y la solidaridad.

256
Cfr. DA 380-430: La justicia social y la caridad cristiana, la opción por los pobres y excluidos, la pastoral social y la
globalización de la solidaridad y la justicia.
257
Ibid. 431-475: El matrimonio y la familia, los niños, los adolescentes y jóvenes, los ancianos, las mujeres, los varones y
padres de familia, la cultura de la vida y el medio ambiente.
67
TERCER CAPITULO

LA FAMILIA COMO CASA Y ESCUELA


DE DISCIPULOS MISIONEROS DE
JESUCRISTO Y DE LA IGLESIA

68
CAPÍTULO TRES

LA FAMILIA
COMO CASA Y ESCUELA DE DISCÍPULOS MISIONEROS
DE JESUCRISTO Y DE LA IGLESIA

PRIMERA PARTE

UNA MIRADA AL MATRIMONIO, LA FAMILIA Y LA PASTORAL FAMILIAR


EN LAS PARROQUIAS DE LA DIOCESIS DE ZIPAQUIRA

193. En esta primera parte presentamos una mirada de la realidad, bajo la óptica de la fe
cristiana258, del matrimonio y la familia. No pretendemos abarcar toda la problemática
social, cultural, económica, política y legislativa sobre la familia, que es tan amplia y
compleja, pues nuestro interés se centra en analizar en qué medida las familias de
nuestros pueblos son el espacio vital donde se transmite la fe 259, donde viven y se forman
los discípulos misioneros de Jesucristo. Para ello nos basamos en la mirada que ofrecen
las vicarías foráneas en la etapa sobre familia. Entre estos aportes se destaca un estudio
de tipologías de familias en las Vicarías de Nuestra Señora del Rosario y Jesucristo
Sacerdote260.

1.1 Luces de la realidad del matrimonio y la familia

194. Por gracia de Dios, aún encontramos en nuestra diócesis muchas familias que dan
testimonio de unidad y armonía manifestado en su entrega y amor, en el acercamiento
y respeto mutuos, en la comunicación y corrección fraterna. Un buen número de parejas
consideran el sacramento del matrimonio algo sagrado, digno de respeto, con
exigencias morales especiales y portador de bendiciones divinas 261. En gran medida esto
se ha logrado gracias al testimonio de parejas mayores – especialmente en el sector
rural –, a la acción evangelizadora de nuestras parroquias y a la labor de algunos
movimientos apostólicos262.

258
Cfr. DI 3
259
Cfr. DA 36
260
Cfr. Documento Marco Sobre Familia. Tipologías Familiares Actuales. P 10-11. Documento de Aportes Vicariales a la
tercera etapa del PRP en su etapa sobre la familia: Vicaría Ntra. Sra. del Rosario y Jesucristo Sacerdote, hacen énfasis de
las tipologías familiares. P 89.
261
Documento de Aportes Vicariales a la Tercera etapa del PRP en su etapa sobre la familia: Vicaría Santísima Trinidad,
Santo Cristo y Jesucristo Sacerdote.
262
Cfr. Aporte Vicarías del Divino Salvador, Ntra. Sra. de la Paz, Santísima Trinidad, Jesucristo Sacerdote, Espíritu Santo,
Ntra. Sra. el Rosario al PRP en la etapa de familia, Septiembre 2008. DIOCESIS DE ZIPAQUIRA, Plan diocesano de
pastoral 2003-2013 p 138.
69
195. El respeto al valor de la vida se mantiene en un buen número de familias. En ellas, los
hijos se consideran como una bendición de Dios y se asume con alegría su nacimiento.
También se tiene cuidado y atención a los enfermos, a los discapacitados y
especialmente a los abuelos, quienes han venido a desempeñar un papel determinante
en la formación de los nietos, debido a la ocupación laboral de los padres, al
madresolterismo y a la desintegración de parejas jóvenes 263.

196. La mujer cobra cada vez más una mayor importancia en nuestra sociedad y en la
familia, hay una mayor conciencia sobre su valor, su dignidad, su igualdad y se le
reconoce una mayor participación en todos los campos: educativo, político, social,
cultural y laboral. En la gran mayoría de hogares es la mujer – madre de familia – la que
transmite y educa a sus hijos en la fe y la que tiene mayor participación en las
actividades y grupos de la parroquia. En la creación de esta nueva mentalidad ha
contribuido la promoción de los derechos humanos y la misma evangelización 264.

197. En las familias de nuestra diócesis hay gran variedad cultural, étnica y económica. En el
ambiente popular se perciben unos lazos muy fuertes de pertenencia y sentido de
colaboración a la familia265. Un buen número de hijos busca ayudar con su trabajo y por
diferentes medios para que sus padres y los hermanos vivan en mejores condiciones 266.

198. Un buen número de padres de familia tienen interés por la educación integral de sus
hijos. Para ello hacen grandes sacrificios de orden económico. A pesar de los pocos
estímulos oficiales, las familias buscan sacar adelante la educación secundaria y
superior de sus hijos267.

199. En un buen número de hogares con herencia católica existe el interés y preocupación de
los padres por dar el bautismo a sus hijos y brindarles una formación ética y religiosa.
Les dan la oportunidad de prepararse para los sacramentos de iniciación cristiana y
celebran juntos estos momentos de encuentro con Dios. En los colegios hay un grupo de
padres de familia que sacan el tiempo en medio de sus actividades para acompañar a
sus hijos, evaluar su desempeño y estimularlo en su desarrollo integral 268.
1.2 Retos de la realidad del matrimonio y la familia

La familia es una de las instituciones en que más ha influido el proceso de cambio de los
últimos tiempos. Desafortunadamente, muchos de esos ellos la afectan negativamente:

200. En muchas familias repercuten los resultados más negativos del subdesarrollo: la
insalubridad, pobreza y aún la miseria, la ignorancia y el analfabetismo, condiciones

263
Cfr. Aporte de la Vicaría del Divino Salvador y el Santo Cristo al PRP en la etapa de familia. PDP p 139.
264
Cfr. Aporte de las Vicarías Nuestra Sra. del Rosario, Santísima Trinidad y Jesucristo Sacerdote al PRP en la etapa de
familia. PDP p 139.
265
Cfr. Aporte de la Vicaría del Espíritu Santo al PRP en la etapa de familia.
266
Cfr. Aporte de la Vicaría del Santo Cristo al PRP en la etapa de familia. Cfr. PDP p. 159.
267
Cfr. Aporte de las Vicarías del Divino Salvador, Santo Cristo y Santísima Trinidad al PRP en la etapa de familia, PDP p
140.
268
Cfr. Aporte de la Vicaría Nuestra Sra. del Rosario al PRP en la etapa de familia. DNPF 128.
70
inhumanas de vivienda, desnutrición, etc. En muchos hogares faltan los medios
fundamentales para la supervivencia como son el alimento, el trabajo, la vivienda y las
medicinas269.

201. La estabilidad de la familia también se ve afectada por problemas sociales y


económicos como son: el desempleo, el alto costo de la vida, la remuneración injusta,
los inquilinatos, los hacinamientos, la ocupación laboral de ambos padres y la soledad de
los hijos270, las migraciones desordenadas y los desplazamientos forzados. Hay poco
apoyo de alcaldías, comisarías de familia y entidades oficiales y de policía que, a su vez,
se ven desbordadas por la violencia intra-familiar y el maltrato infantil, fenómenos que
generan niños y jóvenes desadaptados y con graves traumas sicológicos. A la falta de
afecto y amor se agrega la escasa formación para la vida de familia y para la convivencia
en pareja.271

202. En nuestros ambientes urbanos crece el número de conjuntos cerrados, de parcelas y


condominios para familias de estrato alto. La búsqueda de privacidad total y de
independencia respecto al resto de la comunidad hace que estos espacios sean casi
impenetrables para la acción evangelizadora y para las organizaciones cívicas y
comunales, pues estos grupos familiares - conformados en su mayoría por parejas
jóvenes con uno o dos hijos - tienen una mínima integración con los habitantes raizales.
Es preocupante el fenómeno de expansión de este tipo de conjuntos y la implantación de
su estilo familiar de privacidad individualista. Uno de los primeros efectos sociales que ya
se percibe es que, debido a los grandes intereses económicos de las constructoras, la
tierra y los servicios públicos se encarecen a tal punto que van desplazando poco a poco
a los campesinos, quienes se ven forzados a vender sus fincas a las que estuvieron
unidos por varias generaciones272.

203. Las familias se ven afectadas por la fuerte influencia secularista que avanza más a
causa de la ignorancia religiosa en que viven muchos católicos respecto a los principios
de la fe, la moral y la doctrina sobre el matrimonio. “Muchos fenómenos negativos que
se lamentan hoy en la vida familiar derivan del hecho de que, en las nuevas situaciones,
los jóvenes no solo pierden de vista la justa jerarquía de valores, sino que, al no poseer
ya criterios seguros de comportamiento, no saben cómo afrontar y resolver las nuevas
dificultades”273.

204. Unido al fenómeno secularista, nuestras familias sufren las consecuencias de una
evangelización de tipo tradicional dedicada más a atender pequeños y selectos
grupos que a la mayoría de población; centrada más en la celebración sacramental que
269
Cfr F.C 6. Aporte de la Vicaría Nuestra Sra. del Rosario al PRP en la etapa de familia. DNPF 129. DP 571.
270
Cfr. Aporte de las Vicarías Divino Salvador y Espíritu Santo, al PRP en la etapa de familia Cfr. F.C. 6, 77, 81,145. En los
sectores populares, la crónica y generalizada situación de desempleo afecta la estabilidad familiar, ya que la necesidad de
trabajo obliga al ausentismo de los padres y a la dispersión de los hijos (cfr. DP 576).
271
Cfr. Aporte de las Vicarías de La Paz, Santísima Trinidad y Jesucristo sacerdote al PRP en la etapa de familia. PDP p 139
272
Cfr. Aporte de las Vicarías del Divino Salvador, La Paz y Jesucristo Sacerdote al PRP en la etapa de familia. F.C. 7,8.
DNPF 138.
273
Cfr. Aporte de las Vicarías de la Santísima Trinidad, Santo Cristo y Jesucristo Sacerdote al PRP en la etapa de familia.
PDF p 140. DNPF 130. F.C 66.
71
en el anuncio testimoniado y la experiencia de encuentro con Jesucristo Vivo. Una
evangelización interesada mucho más en mantener una religiosidad popular 274 y
actividades de tipo económico que en la formación cristiana y la conformación de
comunidades de fe y caridad. Es triste constatar que son pocas las familias donde los
padres transmiten de manera viva la fe en Cristo a sus hijos y nietos. Casi no se percibe
la vivencia de los valores del Evangelio, los principios morales y religiosos. “No se
profesa una fe que determine el estilo de vida, igualmente muchas parejas que no viven
en gracia de Dios piden para sus hijos el sacramento del bautismo motivados más por
razones de tipo social y por ideas mezcladas con sincretismo religioso” 275. Esto acarrea
que un gran número de familias jóvenes no comprenda los valores de la vida cristiana y
mucho menos los del sacramento del matrimonio 276.

205. Se percibe una falta de preparación y la actitud de inmadurez en un gran número de


parejas para asumir el vínculo conyugal. Hay mínima capacitación para afrontar los
grandes deberes del matrimonio277.

206. Los medios de comunicación social fomentan la idolatría del poder, la riqueza y el
sexo y, a su vez, propagan el divorcio, la infidelidad conyugal, el aborto, las uniones
homosexuales, el lesbianismo, la aceptación del amor libre de compromisos y las
relaciones pre-matrimoniales278.

207. En nuestras comunidades parroquiales preocupa el alto índice de embarazos en


adolescentes279. Varias familias sufren situaciones de adulterio, respaldado muchas
veces por una concepción “machista” que se expresa en ocasiones bajo la forma de una
situación poligámica de hecho 280. Los vicios dentro del núcleo familiar son muy comunes:
el alcoholismo, la drogadicción, la promiscuidad, el incesto, la corrupción moral, la
pornografía, la prostitución, que están atentando gravemente contra la vida y la
estabilidad familiar.

208. Nuestros matrimonios se separan y desintegran por los conflictos permanentes, la


incapacidad de abrirse a las relaciones interpersonales, la embriaguez, el descuido de
los deberes familiares, la violencia intrafamiliar física y psicológica, la infidelidad, los
vicios y el descuido en la vida espiritual 281. Estas separaciones acarrean frustración y
sufrimiento para esposos pero también para los hijos 282 quienes llegan a la adultez con
274
El término “religiosidad popular” hace referencia a las manifestaciones no cristianas de religiosidad, a diferencia del
término “piedad popular” que se utiliza para definir las diversas expresiones de espiritualidad del pueblo católico.
275
Cfr. Aporte de la Vicaría del Santo Cristo al PRP en la etapa de familia.
276
Cfr. Aporte unánime de las Vicarías foráneas respecto a la problemática familiar que tiene sus raíces en un tipo de
evangelización que requiere una conversión pastoral.
277
Cfr. Aporte de la Vicaría del Santo Cristo al PRP en la etapa de familia.
278
Cfr. Aporte de las Vicarías de la Santísima Trinidad y Santo Cristo al PRP en la etapa de familia. DNPF 137. DP 573.
279
Ibid.
280
Cfr. Aporte de la Vicaría de La Paz. DNPF 132.
281
Cfr. Aporte de las Vicarías de La Paz y Jesucristo Sacerdote, Espíritu Santo, al PRP en la etapa de familia. PDP p 138-
139
282
Cfr. Aporte de las Vicarías Jesucristo sacerdote, La Paz y Ntra. Sra. del Rosario al PRP en la etapa de familia. Cfr.
F.C.83. DNPF 134.
72
un sinnúmero de traumas, desviaciones sexuales, odios profundos, violencia y
agresividad desenfrenadas y hasta un hastío por la vida. Igualmente, la falta de calor
humano, ternura, hábitos de reconciliación, respeto mutuo y solidaridad en las familias
de origen ocasiona que los jóvenes vean con gran pesimismo la vida matrimonial y la
consideren como un compromiso que ocasiona tensiones y angustias 283.

209. Los problemas que atentan directamente contra la dignidad de la mujer todavía son
muy grandes: el madre-solterismo, la prostitución, la explotación laboral, la consideración
de la mujer solamente como un objeto sexual, la pornografía, la permisividad en el
campo sexual, entre otros284. De otra parte se percibe un falso feminismo, que surge
como reacción extrema contra el machismo que destruye el sentido de pareja humana.
Una falsa liberación sexual, que propone el sexo como valor absoluto, y el desenfreno
como signo de que la mujer accedió a condiciones de igualdad con el varón 285.

210. Muchas familias ya no son “el santuario de la vida”. El aborto, ahora despenalizado por
la ley, es un crimen frecuente286. Es grande la ignorancia en el campo de la regulación
de la fertilidad y la falta de educación en el amor y la vida sexual. Hay un
desconocimiento casi total del plan de Dios sobre el ser humano, sobre la santidad del
cuerpo y de la sexualidad y sobre el valor de la castidad 287. Las campañas antinatalistas
oficiales y privadas crean una pésima imagen de los métodos naturales de regulación de
la fertilidad.

211. Existe en nuestras parroquias, en su mayoría rurales, un grupo significativo de adultos


mayores abandonados por sus hijos y sin ninguna seguridad social y de salud. Unas
causas son el desplazamiento de los hijos hacia las ciudades y lugares donde se
consigue empleo y la valoración exagerada que se hace hoy de la persona por su
capacidad de producción o su posición social 288.

212. La situación de los niños plantea desafíos e interrogantes. Cada vez hay más niños
abandonados. Muchos son obligados a trabajar desde una edad muy temprana y
terminan abandonando sus estudios, como el caso de los municipios donde hay minas
de carbón. Con frecuencia se escucha hablar de niños maltratados, víctimas de violencia
física y sexual289.

213. Existen problemas grandes en el campo de la educación a nivel de las familias. Aunque
la Constitución deja claro que la educación es un derecho y que los padres de familia

283
Cfr. F.C.81. DNPF 135.
284
Cfr. Aporte de las Vicarías Nuestra Sra. del Rosario, Santísima Trinidad y Jesucristo sacerdote, Espíritu Santo, al PRP en
la etapa de familia. PDP p 139
285
Cfr. Aporte de las Vicarías Nuestra Sra. del Rosario, Jesucristo Sacerdote y Santísima Trinidad, al PRP en la etapa de
familia,. F.C. 11,22,23,24. DNPF 141-142
286
Cfr. Aporte de las Vicarías del Santo Cristo, Divino Salvador, Nuestra Sra. del Rosario, La Paz, al PRP en la etapa de
familia. PDP p 139.
287
Cfr. Aporte de las Vicarías Santísima Trinidad, La Paz y Espíritu Santo, al PRP en la etapa de familia. Cfr PDP p 139.
288
Cfr. Aporte de las Vicarías Jesucristo Sacerdote y Espíritu Santo al PRP en la etapa de familia. PDP p 140.
289
Cfr. Aporte de las Vicarías Jesucristo Sacerdote y Santísima Trinidad, Ntra. Sra. de La paz, al PRP en la etapa de familia.
Cfr. PDP p 140.
73
son los que deciden cuál es el tipo de educación deben recibir, sin embargo vemos a un
Estado poco respetuoso de este derecho 290. La gran mayoría de los hogares descarga la
responsabilidad de la educación única y exclusivamente en la madre y las instituciones
educativas291. Igualmente se percibe que son mínimos los espacios o lugares donde se
atiende y escucha a los esposos y las familias en sus situaciones difíciles para poder
encontrar una solución a su problemática.

214. En la gran mayoría de las parroquias nuestros jóvenes optan por uniones de hecho.
Las parejas creen que, para poder conocerse, deben vivir juntos por algún tiempo. A
veces se trata de desconocimiento de lo que es el sacramento del matrimonio, pero en
muchos otros casos es consecuencia de la problemática mencionada en los anteriores
numerales, el ambiente secularista y la cultura de lo pasajero que crea una actitud
despectiva o de inseguridad frente al compromiso y la estabilidad 292. Se ha perdido la
credibilidad en la indisolubilidad del matrimonio. Así mismo crece el número de
separados con nuevas uniones, esto ocasiona que se vea con normalidad un caso
atípico de familia donde se reúnen los hijos de las anteriores uniones y los de la última
unión: “los míos, los tuyos y los nuestros”.

1.3. Luces de la realidad de la Pastoral familiar

215. Nuestra diócesis de Zipaquirá, desde sus comienzos, ha evangelizado a la familia a


través de los métodos propios de cada época. En este caminar han prestado una ayuda
muy especial los movimientos eclesiales como “encuentros matrimoniales”, los
“Cursillos de cristiandad”, las “Escuelas de padres”, los “Equipos de Nuestra Señora”,
etc. Últimamente, ante los inmensos y profundos cambios de las familias, nuestra
diócesis vive un momento de discernimiento importante a partir del PRP para llegar a
hacer de la familia el eje transversal de la pastoral parroquial.

216. En nuestras parroquias, desde hace varios años, hay un creciente interés por la
preparación matrimonial, por eso existen centros vicariales que ofrecen cursos lo más
completos posibles para la preparación inmediata al sacramento. Últimamente se han
tenido experiencias con pequeños encuentros llamados “hagámosle mantenimiento al
amor” para acompañar a los esposos en sus diversas etapas matrimoniales y varios
agentes de pastoral desean investigar más seriamente las implicaciones sociales,
familiares y religiosas del matrimonio293.

217. Reconocemos muchos esfuerzos que se están haciendo en cada una de las parroquias
a favor del matrimonio y de la familia: equipos de pastoral familiar, familias bien
constituidas, catequesis con padres de familia de quienes se preparan para los
sacramentos de iniciación cristiana, grupos de esposos evangelizados, catequesis

290
Cfr. Aporte de la Vicaría del Santo Cristo al PRP en la etapa de familia.
291
Cfr. Aporte de las Vicarías Divino Salvador, Ntra. Sra. de la paz, al PRP en la etapa de familia. Cfr. PDP p 140.
292
Cfr. Aporte de las Vicarías Santo Cristo, Espíritu Santo, Jesucristo Sacerdote, Ntra. Sra. de la Paz al PRP en la etapa de
familia. Cfr. PDP p 140.
293
Cfr. Aporte de las Vicarías Santo Cristo, Santísima Trinidad, Jesucristo Sacerdote y Nuestra Sra. del Rosario al PRP en la
etapa de familia. DNPF 128.
74
familiar, celebraciones y jornadas para las familias, cursos prematrimoniales y formación
de agentes294. Destacamos la presencia de la Congregación de “Hijos de la Sagrada
familia” que están al frente de la parroquia del mismo nombre en la ciudad de Chía.

218. Entre toda esta riqueza en pastoral familiar en nuestra diócesis se cuenta con una
“Delegación episcopal de Pastoral Familiar” cuyo programa bandera son las EFE –
escuelas de familias evangelizadas y evangelizadoras – que se ha ido propagando en
algunos sectores. La Delegación cuenta con el apoyo de medios de comunicación
locales como las emisoras y el periódico y el apoyo de las hermanas del Famulato
Cristiano quienes con su centro de Pastoral contribuyen al desarrollo de la EFE, cursos
prematrimoniales y asesoría familiar295.
1.4. Retos de la realidad de la Pastoral familiar

Sin desconocer los esfuerzos y la inmensa siembra evangelizadora en nuestras familias a lo


largo de estos 56 años de vida diocesana, hemos de aceptar con sinceridad y humildad que
tenemos grandes vacíos y retos que nos exigen una conversión pastoral:

219. A algunos agentes de pastoral - ministros consagrados y laicos comprometidos - les


hace falta una mayor sensibilidad hacia las familias, vivir los problemas y la realidad de
ellas. No se ha sabido trabajar como prioridad la pastoral familiar y se ha dejado en
manos de unos pocos la responsabilidad de impulsarla 296.

220. Algunos sacerdotes y agentes de pastoral no tienen claridad respecto a qué es la


pastoral familiar y cómo ella se convierte en eje transversal en nuestras parroquias.
Esta dimensión transversal tampoco se percibe en el trabajo que desarrollan las
delegaciones episcopales, pues cada pastoral hace su trabajo por aparte 297.
221. Para algunos sacerdotes y agentes laicos la pastoral familiar sólo se trabaja con familias
bien constituidas, dejando de lado todas aquellas que están alejadas, indiferentes o en
situaciones difíciles. Otros pretenden que todas las familias sean iguales.
222. Falta una adecuada formación en pastoral familiar en sacerdotes, consagrados,
seminaristas y laicos. Por ello no se percibe la importancia de una pastoral pre-
matrimonial y una pastoral de acompañamiento y asesoría a parejas. Tampoco hay
claridad respecto a la orientación que se ha de brindar a las parejas en situación
irregular298. No pocas veces, la desorientación de las conciencias de los esposos se debe
a la falta de unidad de criterios entre los sacerdotes y la poca aplicación que hacen de la
doctrina pontificia acerca de importantes aspectos de la moral familiar, sexual y social 299.
223. No se cuenta con centros de pastoral familiar en las parroquias y vicarías que sirvan
para prestar servicios de atención a la familia y logren desarrollar programas formativos y
294
Cfr. Aporte de las Vicarías del Divino Salvador y Ntra. Sra. del Rosario, al PRP en la etapa de familia.
295
Cfr. Aporte de las Vicarías del Ntra. Sra. de La Paz, Santísima Trinidad, Jesucristo Sacerdote, al PRP en la etapa de
familia.
296
Cfr. Aporte de las Vicarías del Ntra. Sra. del Rosario, Ntra. Sra. de La Paz, Espíritu Santo, al PRP en la etapa de familia.
F.C. 65
297
Cfr. Aporte de las Vicarías de Santísima Trinidad y Jesucristo Sacerdote, al PRP en la etapa de familia.
298
Cfr. Aporte de comisión diocesana de pastoral al PRP en la etapa de familia. Septiembre de 2008.
299
Cfr. DP 574.
75
de asesoría300. Esto va unido a la falta de acompañamiento post-matrimonial de los
esposos, por ello sus crisis generalmente terminan en separación 301.
224. Los padres de familia no están preparados para educar a sus hijos en el amor, la
sexualidad y la afectividad, esto impide que haya madurez emocional, intelectual y
afectiva, necesaria para tomar decisiones importantes en la vida como es la decisión por
el sacramento del matrimonio302.
225. En varias parroquias no se cuenta con agentes ni equipos de pastoral familiar
cualificados. Una posible causa es que no se ha brindado acogida, interés y
acompañamiento a los esposos que iniciaron la EFE, pues varias no pudieron terminar
el proceso de formación, otras terminaron pero no llegaron a conformar equipos
parroquiales y, por ende, no se concretaron programas de pastoral familiar 303.
226. En este momento en nuestras parroquias sólo hacemos una preparación inmediata al
matrimonio, olvidando que se requiere hacer procesos desde la niñez y la juventud 304.
227. En algunas parroquias falta presencia y acompañamiento a los colegios en los procesos
formativos, esto dificulta el discernimiento en los jóvenes y la capacidad de acogida de
las realidades familiares305.
228. Es muy débil la integración de los equipos parroquiales y el párroco con las personas
que trabajan en oficinas y asociaciones e instituciones civiles en pro de la familia. Esto
impide el desarrollo de tareas conjuntas en beneficio de los integrantes de las familias 306.
229. En algunas parroquias la pastoral familiar se delega totalmente en manos de los esposos
que pertenecen a movimientos eclesiales - Encuentro matrimonial, Equipos de Nuestra
Señora, entre otros -, olvidando que la parroquia debe asumir este compromiso 307.

300
Cfr. Aporte de las Vicarías Santo Cristo, Jesucristo Sacerdote, Divino Salvador y Ntra. Sra. del Rosario, al PRP en la
etapa de familia.
301
Cfr. Aporte de la Vicaría del Divino Salvador, al PRP en la etapa de familia.
302
Cfr. Aporte de comisión diocesana de pastoral al PRP en la etapa de familia. Septiembre de 2008. Aporte de la Vicaría de
Jesucristo Sacerdote, al PRP en la etapa de familia.
303
Cfr. Aporte de las Vicarías de Jesucristo Sacerdote y Espíritu Santo, al PRP en la etapa de familia.
304
Cfr. Aporte de la Vicaría Santo Cristo al PRP en la etapa de familia.
305
Cfr. Aporte de las Vicarías del Espíritu Santo y Ntra. Sra. del Rosario, al PRP en la etapa de familia.
306
Cfr. Aporte de la Vicaría de Jesucristo Sacerdote, al PRP en la etapa de familia.
307
Cfr. Aporte de la Vicaría de Santísima Trinidad, al PRP en la etapa de familia.
76
SEGUNDA PARTE

LA BUENA NUEVA
SOBRE EL MATRIMONIO Y LA FAMILIA

230. El Papa Juan Pablo II en la exhortación Familiaris Consortio nos invitaba a todos los
discípulos de Jesucristo a “anunciar con alegría y convicción la “buena nueva” sobre la
familia, que tiene absoluta necesidad de escuchar siempre de nuevo y de entender cada
vez mejor las palabras auténticas que le revelan su identidad, sus recursos interiores, la
importancia de su misión en la Ciudad de los hombres y en la de Dios” 308. Animados con
este espíritu resumimos en esta segunda parte del capítulo en qué consiste esa “buena
nueva” sobre el matrimonio y la familia.
2.1. La “buena nueva”
231. Desde las primeras páginas de la Biblia y en diversos documentos del Magisterio
podemos descubrir lo que Dios, en su sabiduría y amor, ha querido desde el principio
para el matrimonio y la familia. La Iglesia anuncia esta Verdad divina inscrita en la
naturaleza misma del hombre y de la mujer, con la certeza de que sólo viviendo el
proyecto originario de Dios, el ser humano puede alcanzar su plenitud, la verdadera
felicidad: “El matrimonio y la familia no son, en realidad, una construcción sociológica
casual, fruto de situaciones históricas y económicas particulares. Al contrario, la cuestión
de la correcta relación entre el hombre y la mujer hunde sus raíces en la esencia más
profunda del ser humano y sólo a partir de ella puede encontrar su respuesta 309.
a. El ser humano imagen de Dios amor
232. Dios crea al ser humano por amor y para el amor. Toda persona lleva inscrito en su
corazón la capacidad de amar, por lo tanto ésta llamado al amor, en la totalidad de su
ser. Esta es la vocación fundamental e innata de todo ser humano, y “es lo que hace que
el hombre sea la auténtica imagen de Dios. El hombre es semejante a Dios en la medida
en que ama”310.
233. El amor recíproco entre el hombre y la mujer se convierte “en imagen del amor absoluto
y perfecto con que Dios ama al ser humano. Este amor es bueno, muy bueno, a los ojos
del Creador (cfr. Gn 1, 31), y, este amor que Dios bendice es destinado a ser fecundo y a
realizarse en la obra común del cuidado de la creación. “Y los bendijo Dios y les dijo:
“sean fecundos y multiplíquense, y llenen la tierra y sométanla” (Gn 1, 28)”311.
234. La sexualidad, mediante la cual el varón y la mujer se dan uno a otro, no es algo
puramente biológico, es la donación de toda la persona y se realiza de modo
verdaderamente humano cuando es fruto del amor con el que el hombre y la mujer se

308
FC 86.
309
Benedicto XVI. El Significado del matrimonio y la familia en el plan de Dios. Fundamento antropológico. Discurso 6 de
junio de 2005.
310
Ibid.
311
CEC 1604
77
comprometen totalmente entre sí hasta la muerte. El único ‘’lugar” que hace posible esta
donación total es el matrimonio, es decir, el pacto de amor conyugal o elección
consciente y libre, con la que el hombre y la mujer aceptan la comunidad íntima de vida y
amor, querida por Dios mismo312.
b. El matrimonio y la familia en el plan de Dios
235. Desde el inicio hasta el final, la Sagrada Escritura habla del matrimonio y su “misterio”,
de su institución y del sentido que Dios le dio, de su origen y de su fin, de sus
realizaciones diversas a lo largo de la historia de la salvación, de sus dificultades nacidas
del pecado y de su renovación “en el Señor”, todo ello en la perspectiva de la Nueva
alianza de Cristo y de la Iglesia313.
236. En los primeros capítulos del Génesis, se encuentra que el hombre y la mujer fueron
creados el uno para el otro. Se presenta Dios que dice: “No es bueno que el hombre
esté solo” y crea a la mujer “carne de su carne”; la criatura más semejante al hombre
mismo, le es dada por Dios como su ayuda más adecuada, como su “auxilio”, “por eso el
hombre abandona padre y madre, se une a su mujer y se hacen una sola carne” (Gn 2,
18-24). Esta Verdad, la ratifica Jesús cuando le recuerda a los fariseos lo que Dios,
Padre Creador ha querido desde el principio (Mt 19, 4-6) 314.
237. Respondiendo a sus propias leyes, la “íntima comunidad de vida y amor” se establece
sobre la alianza de los cónyuges, es decir sobre su consentimiento personal e
irrevocable, que es “la voluntad expresada por un hombre y una mujer, de entregarse
mutua y definitivamente, con el fin de vivir una alianza de amor fiel y fecundo” 315.
238. La institución matrimonial es una exigencia del pacto de amor, entre un hombre y una
mujer que se confirma públicamente como único y exclusivo, para vivir así el designio de
Dios Creador. Este vínculo o pacto de amor, se convierte en imagen y símbolo de la
alianza que une a Dios con su pueblo, que tiene su máxima y definitiva expresión en la
ofrenda de la cruz de su Hijo a la humanidad. Los esposos son el recuerdo permanente
de lo que sucedió en la cruz: son el uno para el otro y, para los hijos, testigos de la
salvación316.
c. El sacramento del matrimonio
239. “La alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio
de toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la
generación y educación de la prole, fue elevada por Cristo Señor a la dignidad de
sacramento entre bautizados. Por tanto entre bautizados, no puede haber contrato
matrimonial válido que no sea por eso mismo sacramento.” 317

312
FC 11
313
Cfr. CEC 1602
314
Ibid.
315
Compendio del CEC 344
316
Cfr. FC 12-13
317
CIC, c. 1055
78
240. En esta definición se engloban los elementos principales que caracterizan la unión
matrimonial
 Pareja humana heterosexual (varón y mujer)
 Unida de manera única y peculiar
 Sus fines son: el bien de los cónyuges, la generación y educación de los hijos

241. El matrimonio no es cualquier tipo de unión entre varón y mujer, “El marido y la mujer
(…) por el pacto conyugal ya no son dos sino una sola carne (Mt 19,6)”318. Esta expresión
(una carne), apunta precisamente a la esencia del matrimonio.
d. Los bienes y las exigencias del amor conyugal 319
242. El amor conyugal implica la entrega total de cuerpo y alma. Esta íntima unión de los
esposos y el bien de los hijos, exigen la fidelidad y la indisolubilidad, y se abre a la
fecundidad.
243. Unidad e indisolubilidad del matrimonio:
Los cónyuges “ya no son dos, sino una sola carne”. (Mt 19, 6; Cfr. Gn 2, 24). La
exclusividad del amor conyugal es una consecuencia de la profunda unidad del
matrimonio.
La unidad implica que el vinculo conyugal sólo puede ser único, es decir de un varón
con una mujer, (uno con una) manteniéndose así mientras el vínculo permanezca, por lo
que podemos decir que la unidad del matrimonio exige la monogamia y la fidelidad,
que deben ser mantenidas de manera igualitaria por varón y mujer, ya que su dignidad
personal, su valor en cuanto persona, es igual 320.
La indisolubilidad significa que, por la propia naturaleza de la unión matrimonial, los
cónyuges quedan vinculados mientras los dos vivan. La entrega total de los dos implica
que al ser una sola carne, la disolubilidad (rompimiento) se oponga a la esencia del
matrimonio321.
244. La fidelidad del amor conyugal:
La fidelidad inviolable en el matrimonio, es consecuencia del don de sí mismos que se
hacen mutuamente los esposos. El auténtico amor tiende por sí mismo a ser algo
definitivo. El motivo más profundo es la fidelidad de Dios a su alianza, de Cristo a su
Iglesia, y el sacramento del matrimonio da la gracia para testimoniar esta fidelidad.

245. La apertura a la fecundidad


El amor que se profesan los esposos no se agota en su relación de pareja sino que los
hace capaces de la máxima donación por la cual se convierten en cooperadores de Dios
en el dar la vida a un nuevo ser humano. “De este modo, los cónyuges a la vez que se

318
Cfr. GS 48
319
Cfr. CEC 1643-1654
320
CIC., c. 1056
321
Ibid.
79
dan entre sí, dan más allá de sí mismos la realidad del hijo, reflejo viviente de su amor,
signo permanente de la unidad conyugal y síntesis viva e inseparable del padre y de la
madre”.322
La fecundidad del amor conyugal se extiende a los frutos de la vida moral, espiritual, y
sobrenatural que los padres transmiten a sus hijos por medio de la educación. Los
padres son los principales y primeros educadores de sus hijos. Los esposos a los que
Dios no ha concedido tener hijos pueden llevar una vida plena de sentido, humana y
cristianamente. Su matrimonio puede irradiar una fecundidad de caridad, de acogida y de
sacrificio.
e. La familia cristiana como “Iglesia doméstica”

246. La familia cristiana unida en matrimonio sacramento, es manifestación y realización de la


“Iglesia doméstica”. En ella se vive la fe, la esperanza y la caridad, virtudes propias de
toda comunidad eclesial.
247. La familia cristiana es una común - unión de personas, a imagen de las tres personas de
la Santísima Trinidad: con la actividad procreadora y educadora reflejan la obra creadora
de Dios Padre, al renunciar al egoísmo, tomar la cruz y al seguirlo, participan en el
sacrificio de Jesucristo, y, con la oración diaria, la participación en los sacramentos, la
lectura de la Palabra de Dios y la vivencia de la caridad fortalecen el Espíritu de Amor.

248. Las relaciones en la familia están constituidas por los mutuos sentimientos, afectos e
intereses basados en el respeto como personas. La familia cristiana es la primera
comunidad del cristiano llamada a realizar un “propósito común de los esposos y una
cooperación diligente de los padres en la educación de los hijos”323.

f. La misión de la familia cristiana324

249. La familia encuentra su identidad y su misión en el designio creador de Dios, en el


descubre lo que es, y lo que puede y debe hacer. Fue Dios mismo quien la constituyó
como íntima comunidad de vida y amor325. En el amor, la familia encuentra su fin último,
por tanto es su misión custodiar, revelar y comunicar el amor, el cual es reflejo del amor
de Dios por la humanidad y del amor de Cristo por su iglesia. En esta perspectiva la
familia tiene cuatro tareas fundamentales:
250. Formación de una comunidad de personas: Fundada en el amor, la familia tiene como
principal tarea vivir la comunión, que se inicia con el pacto conyugal y, sobre este, se
fundamenta en los otros niveles de relación familiar, donde cada uno tiene la
responsabilidad de hacer de la familia una “escuela de humanidad”, en la que se
manifieste el cuidado y la atención por los más débiles.
251. Servicio a la vida y educación de la prole: Dios ha querido llamar a los esposos a una
especial participación de su amor y de su poder de Creador y Padre, mediante su
322
Cfr. FC 14
323
GS. 52, 1
324
Cfr. FC 17-64
325
Cfr. GS 48
80
cooperación libre y responsable del don de la vida humana. Por tal razón, los esposos
están llamados a conocer la doctrina acerca de la regulación de la natalidad,
fundamentada en la visión integral del hombre y de su vocación, en la cual la moral está
determinada con criterios objetivos, tomados de la naturaleza de la persona y de sus
actos. Esta misión de servicio a la vida no se agota en la procreación sino que se amplía
y fortalece con la educación. Los padres los primeros y principales educadores de sus
hijos, en un ambiente caracterizado por el amor, que favorezca la educación íntegra
personal y social de los hijos.
252. Participación en el desarrollo social: La familia es “célula primera y vital de la
sociedad”, por las siguientes funciones: a) Procreadora y educativa: de la familia nacen
los ciudadanos, y en ella se transmiten los valores y virtudes y se vive la experiencia de
comunión y participación y es el lugar natural y el instrumento más eficaz de
humanización y de personalización de la sociedad. b) Social y política: Solas o
asociadas, las familias pueden y deben dedicarse a muchas obras de servicio social,
especialmente a favor de los pobres y marginados. También deben ser las primeras en
procurar que las leyes y las instituciones del estado no sólo no ofendan, sino que
sostengan y defiendan positivamente los derechos y los deberes de la familia. La familia
y la sociedad tienen una función complementaria en la defensa y en la promoción del
bien de todos los seres humanos, por lo tanto, la familia debe realizar aquellas funciones
que le son propias, y la sociedad y el estado deben aceptarla y promoverla,
asegurándole todas aquellas ayudas que garanticen el cumplimiento de sus
responsabilidades.
253. Participación en la vida y misión de la Iglesia: La familia es la célula básica de la
Iglesia y la parroquia. La familia necesita de los servicios de la parroquia, pero la
parroquia necesita de la vida, vivencia, experiencia y manifestación de la salvación y del
compromiso por el Reino tal y como se da en la familia. La familia debe “sentirse Iglesia”,
realizarse, expresarse y actuar como Iglesia. Sólo esta experiencia eclesial de la familia,
tendrá verdadero sentido la celebración dominical eucarística. La familia es partícipe de
la misión de la Iglesia y no simple consumidora de servicios parroquiales, por ello urge
que la parroquia sea más familia y que la familia sea más parroquial.

2.2. ¿Qué dice la Palabra de Dios al matrimonio y a la familia?


A través de la carta del apóstol San Pablo a los Efesios, Dios nos expresa su querer sobre el
matrimonio y la familia326:

254. “Por eso doblo mis rodillas delante del Padre, de quien recibe su nombre toda
familia, tanto en el cielo como en la tierra. Pido al Padre que de su gloriosa riqueza
les dé a ustedes, interiormente, poder y fuerza por medio del Espíritu de Dios, que
Cristo viva en sus corazones por la fe, y que el amor sea la raíz y el fundamento de
sus vidas.” (Ef. 3, 14-16)

Este hermoso texto bíblico le dice hoy a nuestras familias: “Familia, sé lo que eres”. ¡Sé
la familia que Dios quiere, sé la familia que ustedes mismos necesitan ser y que la
Iglesia y la sociedad necesitan que seas!
326
Cfr. Catequesis del Papa Juan Pablo II sobre la carta a los Efesios. Agosto de 1983 a marzo de 1984.
81
Para ello necesitamos buscar las raíces de la propia identidad, remontarnos al “principio”
del gesto creador de Dios327. Por eso: “doblo mis rodillas delante del Padre, de quien
recibe su nombre toda familia”. Al igual que el hombre y la mujer tienen su “verdad
interior”, así también la familia. Para descubrir esa verdad la familia necesita “doblar las
rodillas ante el Padre”, porque sólo en la oración, en la meditación, en la acogida de la
Palabra de Dios, podremos descubrir los planes y proyectos de Dios sobre nuestros
hogares.

Además se necesita que cada uno “sea vigorosamente fortalecido por la acción del
Espíritu Santo”, la única capaz de hacernos ver y comprender la realidad de la familia no
desde nuestras pequeñas verdades, sino desde la verdad total de Dios.

255. “Y que así puedan comprender con todo el pueblo santo cuán ancho, largo, alto y
profundo es el amor de Cristo. Pido, pues, que conozcan ese amor, que es mucho
más grande que todo cuanto podemos conocer, para que lleguen a colmarse de la
plenitud total de Dios.” (Ef. 3, 17-19)

Por encima de tantos amores fáciles e inútiles que surten el mercado de la oferta, cada
familia puede redescubrir el verdadero amor, el único capaz de dar vida y reconstruir
desde dentro a las familias.”El principio interior, la fuerza permanente y la meta última de
tal cometido es el amor. Así como sin el amor la familia no es una comunidad de
personas, así también sin el amor, la familia no puede vivir, crecer y perfeccionarse
como comunidad de personas”328.

Pero, bien sabemos que la fuente del amor no está en nosotros sino en Dios. Nosotros
nos amamos porque primero “Dios nos ama” (cfr. 1 Jn 4, 19). La pareja y la familia
necesitan amarse a la luz de ese amor que Dios nos ha revelado que nos hace capaces
de amar “en la alegría y en el dolor, salud y enfermedad, riqueza y pobreza” y eso “todos
los días de nuestra vida”. Para experimentar esa clase de amor en pareja se requiere el
sacramento del matrimonio que otorga la “gracia del vínculo conyugal”.

Este texto bíblico nos invita también a redescubrir la familia como espacio de la
experiencia de Dios. Nuestras familias no son tan sólo un espacio humano, sicológico y
sociológico primario de la experiencia de vida. Son también el espacio primario de la
experiencia de Dios y esta experiencia es sin duda alguna la mejor catequesis religiosa.

La familia es “el camino de la Iglesia” 329. Dios entra a la historia de cada persona a través
de la familia. Pues, si Dios entró en la historia de los hombres a través de la familia,
igualmente el ser humano entra en la historia de Dios a través de la familia. Los padres
de familia son los primeros sacerdotes para sus hijos, por ello requieren recordarse
mutuamente la gracia sacramental que se administraron el día de su boda, fortalecer los
espacios de oración, leer con asiduidad la Palabra de Dios, participar juntos en la liturgia

327
Cfr. FC 17.
328
Ibid. 18.
329
Cfr. Juan Pablo II, Carta a las familias, 1994.
82
dominical parroquial y, en lo posible, renovar en los aniversarios de matrimonio, su
compromiso matrimonial en presencia de sus hijos, haciéndolos testigos y padrinos de
su renovación.

256. “Las mujeres estén sujetas a sus maridos, como al Señor. Porque el marido es
cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza de la Iglesia, el salvador del cuerpo…
Maridos amen a sus mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo
por ella, para santificarla… Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se
unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne. Gran misterio es este, lo digo
respecto a Cristo y la Iglesia.” (Ef 5, 21-30)

Para un matrimonio y una familia cristiana, Cristo es el modelo de amor conyugal y


familiar. En su pasión y muerte se ha manifestado hasta dónde llega el amor de Dios por
su esposa que es la Iglesia. Por esta razón, la cruz es para los esposos, no una especie
de aguafiestas de su amor y de su intimidad, sino el lugar y el espacio donde se
descubre lo que es el amor y sus exigencias.

La sumisión y entrega de la que habla la carta a los Efesios brota del misterio de
obediencia y entrega libre de Cristo en la Cruz. Su cuerpo entregado y su sangre
derramada son la forma como Dios sella su alianza de amor donde vale la pena “dar la
vida por el otro”. Los esposos están llamados a vivir no un amor cualquiera y barato sino
la misma caridad de Cristo que se dona a sí mismo sobre la cruz.

De igual manera, la Palabra de Dios nos invita a redescubrir la familia como el ámbito de
la sexualidad. Hoy, cuando la sexualidad se ha ido convirtiendo en un producto de
consumo extramatrimonial y extra hogar, las familias han de recuperar esta dimensión
como un don y una manifestación del ámbito del hogar, recuperar el carácter esponsal,
el carácter de alianza y entrega definitiva de la intimidad sexual. Y para lograr ello, la
familia, ante todo, debe ofrecer un verdadero espacio de amor, de acogida y de relación.
También será necesaria una educación de los hijos en los valores esenciales de la vida
humana330, pues sin ellos, cualquier orientación de la sexualidad carece de base personal
y una formación en el verdadero sentido del amor como preocupación y servicio
desinteresado hacia los demás.

Sin caer en el engaño de la sociedad actual que, en el campo de la educación sexual,


quiere sólo enseñar a evitar consecuencias, los padres de familia cristianos han de
buscar educar a sus hijos en la “castidad” que es la virtud “que desarrolla la auténtica
madurez de la persona y la hace capaz de respetar y promover el significado esponsal
del cuerpo”331.

257. “Que cada uno ame a su mujer como a sí mismo; y la mujer que respete al marido.
Hijos, obedezcan a sus padres en el Señor; porque esto es justo. Honra a tu padre
y a tu madre... Padres, no exasperen a sus hijos, sino fórmenlos más bien
mediante la instrucción y la exhortación según el Señor.” (Ef. 5, 33 - 6, 4)

330
Cfr. FC 37
331
Ibid.
83
Este texto clásico de la carta a los Efesios nos recuerda que las familias están llamadas
a ser una “comunión de personas”. Esta comunión significa en primer lugar considerarse
los unos a los otros, no como cosas que se usan o de las cuales se dispone, sino como
personas, cada uno con su propia identidad, personalidad y dignidad. En segundo lugar,
es el espacio social donde nos sentimos amados, acogidos y aceptados como somos,
cada uno con nuestras limitaciones y deficiencias. Y en tercer lugar, es el espacio en el
que no sólo estamos juntos, sino que estamos en comunión espiritual, en comunión de
sentimientos, de afectos y de almas. La familia, por tanto, es el espacio en el que cada
uno, sin dejar de ser “yo”, “tú”, “él”, sin embargo, formamos un “nosotros”. Se exige
entonces una profunda conversión del individualismo al sentido del “nosotros”, al sentido
de “comunidad”. Conversión del “amor-tener” al “amor-dar-compartir”. Conversión del
egoísmo y el interés económico a la “gratuidad”. Conversión del “servirnos de los otros”
al “servir a los demás”.

La comunión de la que habla la carta a los Efesios sólo es posible si la familia se mueve
en el campo de las relaciones más que en el campo de las funciones. Estas últimas son
delegables pero las relaciones no lo son, sin embargo, es costumbre que las relaciones
afectivas y educativas de padres a hijos se deleguen a los abuelos, a la empleada, a las
tías, al colegio o al grupo de amigos de los hijos. En los casos más graves se delegan al
internet, al televisor o los juegos inter-activos.

Es preocupante que, debido al empeño de los padres de familia por buscar el sustento
para su hogar, esto los lleva a una excesiva entrega al trabajo y a las ocupaciones fuera
del hogar. Por ello es un gran reto poder rescatar el encuentro de los padres con los
hijos, la presencia, el tiempo y la dedicación personal que se les deben, hacer que las
personas sean más importantes que las amistades y los compromisos e incluso más que
ciertos trabajos que tantas veces son una fuga de la familia. Sin este clima relacional
personal vamos perdiendo poco a poco el sentido de pertenencia a la familia y los hijos
pasarán a sentirse que pertenecen más a la calle que a la familia.

84
TERCERA PARTE

LA PASTORAL FAMILIAR HOY EN LA PARROQUIA


(Actuar)
258. Para encontrar líneas de acción a esta tercera etapa del PRP nos hicimos la pregunta:

¿Qué líneas de acción de pastoral familiar se necesitan en nuestras parroquias


para que la familia llegue a ser casa y escuela de discípulos misioneros de
Jesucristo y de la Iglesia?

Las respuestas dadas por las parroquias en las mesas de trabajo y por los congresos
vicariales han sido sintetizadas en estas propuestas de pastoral familiar parroquial.
3.1. ¿Qué es pastoral familiar?

259. Es la acción evangelizadora de la Iglesia que busca promover integralmente a la familia


para que llegue a convertirse en verdadera comunidad de amor y vida y pueda así
desempeñar la misión que el Creador le ha confiado de “custodiar, revelar y comunicar el
amor” y realizar así en la sociedad y en la Iglesia sus funciones básicas o cometidos
propios de “formación de una comunidad de personas, servicio a la vida, participación en
el desarrollo de la sociedad y participación en la vida y misión de la Iglesia” .332
3.2. Elementos esenciales de la pastoral familiar en la parroquia
a. Principios que orientan la acción de la pastoral familiar
260. Estos principios los sintetizamos en el siguiente DECÁLOGO:
I. La pastoral familiar es una acción pastoral de la Iglesia:
Nuestra pastoral familiar es una acción pastoral de la Iglesia, ella es su “sujeto
operativo y su protagonista responsable” 333. No es, por tanto, una tarea exclusiva de
ciertos movimientos o grupos eclesiales. Nuestra diócesis y cada una de sus
parroquias demuestran esta solicitud pastoral hacia la familia a través de sus
estructuras de servicio y sus agentes debidamente formados. Dichos agentes son: la
comunidad eclesial, el obispo, los sacerdotes, diáconos, los religiosos y religiosas,
los seminaristas, los laicos formados en pastoral, los profesionales y comunicadores
sociales.
II. La pastoral familiar requiere agentes cualificados:
La pastoral familiar requiere, de parte de sus agentes, una gran sensibilidad, interés
y dedicación, vivir los problemas y la realidad de las familias sin perder nunca de
vista una visión positiva de la belleza de la familia 334. Los agentes de pastoral familiar,
de manera especial los ministros ordenados, deben tener una unidad de criterios
332
DNPF 97.
333
Ibid 111
334
Aportes del P. Celemente Sobrado, cp., Lima- Perú. Experto en Pastoral familiar a nivel Latinoamericano y autor de
numerosos textos orientadores sobre la familia y su pastoral.
85
pastorales, morales, de formación en la fe y los valores, en el amor y la sexualidad
basados en el Evangelio y la doctrina pontificia con el fin de formar rectamente las
conciencias335. En cuanto a contenidos básicos se necesita que el agente de pastoral
familiar tenga un conocimiento al menos suficientemente general de la familia como
valor y sus realidades.
III. La pastoral familiar no es una pastoral especializada:
La pastoral familiar no es una pastoral especializada, aunque tenga problemas que
requieren especialización. Esto evita considerar la pastoral familiar como un trabajo
de pequeños grupos que, de ordinario, quedan reducidos a los esposos, pero que no
atienden el grupo familiar. De este tipo de trabajo obtendremos una pastoral
conyugal pero no familiar336.
IV. La pastoral familiar es una pastoral prioritaria:
“La pastoral familiar es una pastoral prioritaria por naturaleza. La necesidad de
otorgar un primer puesto a la familia en la pastoral de conjunto deriva del ser y
misión de la comunidad familiar, pero, a su vez, es prioridad de coyuntura, debido a
la situación de deterioro y crisis en que se encuentra” 337. “Dado que la familia es el
valor más querido por nuestros pueblos, creemos que debe asumirse la
preocupación por ella como uno de los ejes transversales de toda la acción
evangelizadora de la Iglesia. En toda diócesis se requiere una pastoral familiar
“intensa y vigorosa” 338.
V. La pastoral familiar ha de estar presente en el entramado de la pastoral:
“La pastoral familiar es un componente obligado de todos los sectores pastorales” 339,
es decir, tiene que estar presente en el entramado de la pastoral de catequesis,
juvenil, educativa, de salud, de adolescentes, etc., por tanto se requiere
“comprometer de una manera integral y orgánica a las otras pastorales, los
movimientos y asociaciones matrimoniales y familiares a favor de las familias” 340.
VI. Los destinatarios de la pastoral familiar parroquial son todas las familias:
“Los destinatarios de la pastoral familiar parroquial son todas las familias, y
particularmente, las que más lo necesitan” 341. La pastoral familiar no puede reducirse
a las familias amigas ni sólo a las cristianas, sino a todas 342. Por ello no se puede
marginar de nuestros cuidados a las familias rotas y divorciadas. La tarea es
ayudarles a ser, desde su realidad, las mejores familias 343.
VII. La pastoral familiar busca ayudar a ser “la familia posible”:

335
Cfr. DP 574.
336
Ibid.
337
Ibid 114
338
DA 435
339
DNPF 113. Cfr. Aporte de las Vicarías foráneas de Santo Cristo y Ntra. Sra. del Rosario al PRP en la etapa de familia.
340
DA 437 a
341
FC 65. Cfr. Aporte de las Vicarías foráneas de Santísima Trinidad y Divino Salvador al PRP en la etapa de familia.
342
Cfr. FC 65
343
Cfr. Aportes de P. Clemente Sobrado, cp.
86
La pastoral familiar no puede pretender que todas las familias sean iguales. Cada
familia vive situaciones diferentes, entonces de lo que se trata es ayudarles a ser “la
familia posible”344.
VIII. La pastoral familiar ha de ser progresiva e inculturada:
“La pastoral familiar ha de ser progresiva, debe seguir a la familia, acompañándola
paso a paso en las diversas etapas de su formación y de su desarrollo” 345. De igual
manera, la pastoral familiar debe adaptarse a los ambientes y culturas. “Para lograr
esta adaptación es indispensable desarrollar mejores modelos metodológicos para
lograr sus objetivos”346.
IX. La pastoral familiar ha de concretarse en planes adecuados:
“La pastoral familiar ha de concretarse en planes adecuados con estructuras y
equipos parroquiales de agentes de pastoral que permitan su continuidad y su
progreso y tengan una evaluación periódica” 347. “Una tarea primordial de estos
equipos es la de reflexionar acerca de las causas de las crisis familiares para
afrontarlas en todos sus factores” 348.
X. La pastoral de los “Movimientos Familiares” ha de ser abierta:
Los “Movimientos Familiares” no han de encerrarse sobre sí mismos sino que deben
abrirse, no tanto para lograr aumentar el grupo sino para dedicarse a todas las
familias y brindar sus servicios según sean requeridos 349.

b. La pastoral familiar como eje transversal de la pastoral parroquial

261. Si la parroquia es la comunidad que tiene “un solo Padre: el del cielo” (cfr. Mt 23, 9) y
donde todos somos “madre, hermanos, y hermanas” de Jesús (cfr. Mc 3, 34-35), es
decir, discípulos suyos, ella debe reflejar los rasgos propios de una familia.

262. La vida parroquial se hace vida familiar principalmente cuando a los sacerdotes, los
agentes de pastoral y las familias en general los sostiene una fuerte espiritualidad de
comunión que nos lleva a tener:
- Una mirada del corazón sobre todo hacia el misterio de la Trinidad que habita en
nosotros, y cuya luz ha de ser reconocida también en el rostro de los hermanos
que están a nuestro lado.
- Capacidad de sentir al hermano de fe en la unidad profunda del Cuerpo Místico y
por lo tanto como uno que me pertenece, para saber compartir sus alegrías y sus
sufrimientos, para intuir sus deseos y atender a sus necesidades, para ofrecerle
una verdadera y profunda amistad.

344
Ibid.
345
Ibid 65.
346
DNPF 116.
347
Ibid 117.
348
DA 437 h.
349
Cfr. Aporte del P. Clemente Sobrado, cp. Especialista en pastoral familiar.
87
- Capacidad de ver ante todo lo que hay de positivo en el otro, para acogerlo y
valorarlo como regalo de Dios: un don para mí, además de ser un don para el
hermano que lo ha recibido directamente.
- Saber “dar espacio” al hermano, llevando mutuamente la carga de los otros y
rechazando las tentaciones egoístas que continuamente nos asechan y
engendran competitividad, ganas de hacer carrera, desconfianza y envidias. 350

263. Otro aspecto que hace de la pastoral familiar el eje transversal de la parroquia es saberla
colocar dentro del entramado de todas las pastorales, comprometiendo a todos los
agentes de pastoral para que cada uno actúe desde su propio campo en pro de la
familia: una pastoral social en clave de familia atendiendo a los hogares que viven
condiciones sociales difíciles; una pastoral vocacional que promueva familias de
evangelizadores; una pastoral litúrgica que destaque el sentido de celebración y
participación en familia; una pastoral juvenil que tenga en cuenta la familia de cada
joven; una pastoral catequética que involucre a la familia; una pastoral educativa que
integre a los hijos con sus padres y maestros; una pastoral de comunicaciones que
ayude a la familia al diálogo y coloque las nuevas tecnologías al servicio de la
integración del hogar; una pastoral de infancia que comprometa a la familia en el
desarrollo integral de sus hijos; una pastoral misionera que promueva familias
misioneras; una pastoral de animación bíblica que promueva en todos los hogares la
Lectura Santa; una pastoral de laicos que impulse la ministerialidad de todos los
miembros de la familia; unos consejos de pastoral parroquial enriquecidos con el aporte
de familias evangelizadas y evangelizadoras.

264. Como podemos ver, hacer pastoral familiar en la parroquia consiste propiamente en
renovar el criterio con el que hacemos lo que hacemos. La conversión pastoral que
hoy nos pide la Iglesia nos exige desechar esas ideas que conciben la pastoral familiar
como una multiplicación de actividades o como una tarea que se limita meramente a los
cursos de preparación inmediata de parejas para el matrimonio.

3.3. La familia como “hogar” de discípulos misioneros

a. Para que nazcan familias “hogar” se requiere…

- Un proceso de preparación integral y gradual al matrimonio

La preparación al matrimonio ha de ser vista y actuada como un proceso gradual y continuo


en el que están implicadas las diversas pastorales en una parroquia. Este proceso implica tres
etapas351:

265. La preparación remota: que corresponde a la formación que por la palabra y el ejemplo
han de impartir los padres de familia a sus hijos sobre principios, valores y virtudes que

350
Cfr. NMI 43. Citado en PDP p. 184-185.
351
Cfr. Documento de Aportes Vicariales a la Tercera etapa del PRP en su etapa sobre la familia. Vicarías Ntra. Sra. de La
Paz, Jesucristo Sacerdote, Ntra. Sra. del Rosario, Espíritu Santo.
88
los habiliten para enfrentar los retos que les plantea la cultura y la sociedad actual para
que puedan asumir con serenidad y criterios claros los cambios anatómico-biológicos y
psicológicos de la pubertad, con un gran acento en la educación del amor y en la
educación sexual. Esta formación de los padres puede ser apoyada desde la pastoral
Infantil.

266. La preparación próxima; que consistirá en la formación de los adolescentes en el


manejo de las cuatro relaciones humanas básicas: El compañerismo, la amistad, el
noviazgo y el matrimonio, de modo que asuman el manejo de cada tipo de relación
dentro de las fronteras morales que le son propias, desde luego también con la
profundización gradual de la educación para el amor y la sexualidad. Esta preparación
ha de estar incluida dentro del proceso de formación a los sacramentos con la ayuda de
la Pastoral de Catequesis y la Misión Joven.

267. La preparación inmediata Que estará constituida por los cursos prematrimoniales, con
énfasis en el matrimonio como vocación, el matrimonio como sacramento, el amor y la
sexualidad conyugal, la regulación natural de la fertilidad, la paternidad y maternidad
responsable, con la ayuda de pastoral educativa, Misión Joven, pastoral vocacional y
familiar.

- Una educación en el amor, la afectividad y la sexualidad


268. El proceso integral de preparación al matrimonio incluye, por parte de todos los agentes
de pastoral, una educación en el amor, en la afectividad y en la sexualidad que ayuda al
niño, al joven y al adulto a estructurarse éticamente, a adquirir un equilibrio emocional y
una madurez afectiva. También le permite asumir su sexualidad y lograr el dominio de sí
mismo, aprender a ejercer la libertad, jerarquizar lo valores, buscar, vivir y comunicar la
verdad. Educar en el amor es, en otras palabras, educar en el Plan de Dios, en la verdad
del ser humano y sólo esa verdad nos hace libres (cfr. Jn 8, 32).
269. Los primeros que han de ser formados son los padres de familia para que ellos a su vez
ofrezcan a sus hijos una educación sexual clara y delicada. Esta formación ha de ser
verdadera y plenamente personal, es decir, que abarque todas las dimensiones del ser
humano y ayude a comprender que la sexualidad tiene un significado íntimo de llevar a
la persona hacia el don de sí misma en el amor 352. Solo así se hará frente a la cultura
actual que banaliza, reduce y empobrece la sexualidad, relacionándola únicamente con
el cuerpo y el placer egoísta.

b. Para que sean familias “hogar” se requiere…

- Atención especial a la celebración y acompañamiento de los matrimonios.


270. Que la parroquia cuente con una conveniente celebración en la que los agentes de
pastoral familiar tengan en cuenta que el sacramento supone la fe, que es de libre
opción y requiere interés y relación pastoral 353.

352
Cfr. FC 37.
353
Cfr. Aporte Vicaría Santísima Trinidad al PRP en la etapa de familia.
89
271. La parroquia, a su vez, necesita desarrollar una pastoral matrimonial que brinde a los
esposos en las sucesivas etapas del matrimonio un acompañamiento que les afiance en
la espiritualidad conyugal, en su vocación apostólica y en la integración a movimientos
apostólicos y de pastoral familiar354.

- Asesoría matrimonial y familiar.


272. Es necesario institucionalizar, en el nivel vicarial o parroquial, una asesoría matrimonial y
familiar para que los agentes de pastoral familiar brinden a los matrimonios consejería
en sus conflictos matrimoniales y familiares con miras a preservar la unidad matrimonial
y familiar355.

- Catequesis y evangelización de la familia.


273. Es urgente implementar la catequesis en torno a la vida familiar, que alimente a los
hogares con la Palabra y la Eucaristía, y promueva la vivencia de la caridad y el
surgimiento y acogida de los carismas y ministerios al servicio de otras familias 356. En la
catequesis pre-sacramental para los hijos se ha de involucrar a los padres. Igualmente la
parroquia ha de enfocar todos los esfuerzos de la Misión Permanente hacia la familia
para que ella sea la primera evangelizada con el anuncio misionero y la Lectura Santa a
lo largo de las diversas etapas del año litúrgico.

3.4. La familia como “escuela” de discípulos misioneros

a. ¿Qué significa que la familia es “escuela”?


274. La familia ha de ser el lugar primero y privilegiado donde, tanto padres como hijos, se
formen como discípulos misioneros de Jesucristo (ver numerales 102-107). Todos han
de contar con una formación humana, cristiana, moral, intelectual, comunitaria y pastoral
que les permita desempeñar la misión de formar una comunidad de personas, prestar el
servicio a la vida y la educación de la prole, participar en el desarrollo social, en la vida y
en la misión de la Iglesia.

b. Para que la familia sea “escuela” de discípulos misioneros se requiere…

- Promover la educación integral de los miembros de la familia.


275. Esta educación se dirige especialmente a los que están en situaciones difíciles,
incluyendo la dimensión del amor y la sexualidad, estableciendo programas de
formación, atención y acompañamiento para la paternidad y la maternidad responsable,
la procreación y formación de los hijos en los valores de la vida, el noviazgo, la
sexualidad y la familia357.

354
Cfr. Aporte Vicarías Jesucristo Sacerdote y comisión Diocesana de Pastoral Familiar al PRP en la etapa de familia.
355
Cfr. Aporte Vicarías Ntra. Sra. del Rosario y Divino Salvador al PRP en la etapa de familia.
356
Cfr. Aporte Vicarías Santo Cristo, Ntra. Sra. de la Paz, Jesucristo Sacerdote al PRP en la etapa de familia.
357
Cfr. Aporte Comisión Diocesana de Pastoral Familiar. Aporte Vicaría Jesucristo Sacerdote al PRP en la etapa de familia.
90
- Promover la acción evangelizadora de la familia a través de la “EFE”
276. La pastoral familiar ha de promover familias evangelizadas y evangelizadoras que a su
vez lleguen a conformar los equipos parroquiales de pastoral familiar. Estos equipos
han de tener una motivación y acompañamiento por parte del párroco, quien ha de
servirse de personas especializadas para la formación permanente, doctrinal y
pedagógica de estos agentes358. A su vez, estos equipos requieren diseñar e impulsar un
trabajo apostólico en bien de las familias y parejas que están en situaciones irregulares y
en condiciones de vida difíciles359.

277. La familia que ha sido evangelizada en la parroquia se hace más consciente del llamado
a ser familia misionera en su propio ambiente siendo fermento de una sociedad nueva.
Esta misión consistirá básicamente en llegar a ser el lugar natural y el instrumento más
eficaz de humanización y de personalización de la sociedad para que colabore de
manera original y profunda en la construcción del mundo haciendo posible una vida
plenamente humana, en particular custodiando y transmitiendo las virtudes y los
valores360.

278. Las familias misioneras descubren que, tanto solas como asociadas, puedan dedicarse a
muchas obras de servicio social, especialmente a favor de los pobres y de todas
aquellas personas y situaciones a las que no logra llegar la organización de previsión y
asistencia de las autoridades públicas361.

3.5. Formación de agentes de pastoral familiar

279. Se requiere una formación para agentes de pastoral familiar – sacerdotes, consagrados,
seminaristas y laicos – que atiendan integralmente a las familias. Ellos también han de
brindar una atención espiritual y pastoral a matrimonios en situaciones difíciles e
irregulares y familias incompletas362 siguiendo las orientaciones del Magisterio 363.
280. Un campo privilegiado para los agentes de pastoral familiar se podrá encontrar en los
centros parroquiales y/o vicariales de pastoral familiar, donde se preste atención
integral a la familia, especialmente a aquellas que están en situaciones difíciles: madres
adolescentes y solteras, viudas y viudos, personas de la tercera edad y niños
abandonados. 364. Desde estos centros también se desarrollarán visitas a familias para

358
Cfr. Aporte Vicarías Santísima Trinidad y Jesucristo Sacerdote al PRP en la etapa de familia. Cfr. DA. 437 i
359
Cfr. Aporte Vicaría Espíritu Santo al PRP en la etapa de familia. DA. 437 j
360
Cfr. FC 43.
361
Cfr. FC 45.
362
Cfr. Aporte Vicarías Ntra. Sra. de La Paz y Jesucristo Sacerdote al PRP en la etapa de familia DNPF 270-283.
363
DA 437 j.
364
Cfr. Aporte Vicarías Santísima Trinidad, Divino Salvador y Jesucristo Sacerdote al PRP en la etapa de familia. DA 437 f.
91
brindar promoción de la cultura de la vida 365, acompañamiento a adultos mayores y
viudas que viven en desamparo y soledad366.

281. Con el apoyo y formación de estos agentes de pastoral familiar, pueden organizarse
centros especiales de atención de mujeres embarazadas que se han abocado a la
perspectiva del aborto, para que se les ofrezca acogida, consuelo, orientación y
formación moral y psicológica.

3.6. Coordinación con otras instituciones

282. Es urgente que las parroquias, a través de sus agentes de pastoral familiar, desarrollen
un trabajo de integración con asociaciones, grupos y redes inter-institucionales que
ayuden a que los derechos de las familias sean reconocidos y respetados 367. Esta
integración también permitirá el trabajo conjunto con Instituciones, fundaciones y obras
que buscan crear posibilidades para que las niñas y niños huérfanos, niños maltratados y
abandonados logren, por la caridad cristiana, condiciones de acogida y adopción, y
puedan vivir en familia368. También aquí se abren posibilidades para organizar casas de
acogida y un acompañamiento específico para acudir con compasión y solidaridad a las
niñas y adolescentes embarazadas, a las madres “solteras”, a los hogares incompletos,
a los ancianos abandonados, entre otros369.

365
Cfr. Aporte Vicarías Divino Salvador y Ntra. Sra. del Rosario al PRP en la etapa de familia. DA 435.
366
Cfr. Aporte Vicarías Jesucristo Sacerdote al PRP en la etapa de familia DA 437 n.
367
Cfr. Aporte Vicarías Jesucristo Sacerdote, Santísima Trinidad al PRP en la etapa de familia. DA 435.
368
Cfr. Aporte Vicarías Ntra. Sra. del Rosario, Espíritu Santo al PRP en la etapa de familia. DA 437 l.
369
Cfr. Aporte Vicarías Espíritu Santo, Jesucristo Sacerdote, Ntra. Sra. del Rosario al PRP en la etapa de familia. DA 437 m.
92
CONCLUSIÓN

Al hacer la lectura completa de este “Plan quinquenal diocesano de renovación pastoral


parroquial” se puede constatar que el PRP es un plan de dinamización del Plan diocesano de
pastoral, no es suplantación ni cambio de rumbo. Al contrario, cada uno de los tres capítulos –
en los cuales aparecen 62 citaciones del Plan diocesano – busca concretar los grandes
planteamientos del Plan 2003-2013 en la vida de las personas llamadas a ser discípulos
misioneros (capítulo uno), en la vida de la parroquia (capítulo dos) y en la vida de cada
familia (capítulo tres).

Así mismo se comprueba en todo el “Plan quinquenal” la centralidad de la parroquia y la


integración de sus tres capítulos. Una unidad que va en consonancia con en el mismo
objetivo trazado por nuestro Obispo al presentar al presbiterio el PRP en enero de 2007:
“hacer de la parroquia “casa y escuela” de discípulos misioneros de Jesucristo mediante la
animación y adecuación de su pastoral, priorizando la atención a la familia”.

Con la promulgación de este “Plan quinquenal” se ha culminado una etapa de “preparación”


(2007-2008) que ha pretendido que en pequeños grupos se miren y analicen las estructuras,
programas, servicios y actividades de la pastoral parroquial a la luz de “hacer y formar
discípulos y misioneros” con el fin de animar y adecuar los diversos elementos que impulsan
el Plan diocesano de pastoral. Ahora, a partir de la XVI Asamblea diocesana de pastoral, inicia
una segunda etapa, la de aplicación y ejecución que ha de llevar, Dios mediante, a
impulsar importantes procesos de formación de discípulos misioneros desde nuestras
parroquias y con gran protagonismo de la pastoral familiar.

93
VOCABULARIO PARA UNA MEJOR COMPRENSIÓN DEL PLAN
DE RENOVACIÓN
1. AUTISMO COLECTIVO: Actitud de un grupo de personas que se cierran en su mundo
interior y se desinteresan por lo que le puede suceder a los demás (cfr. Nº 30).

2. BANALIZAR: Tomar las cosas como triviales o de poca importancia (cfr. Nº 269)

3. CATECUMENADO: Proceso o camino a través del cual una persona o un grupo recibe
formación en la doctrina católica para ser bautizados. Este término también se aplica al
camino formativo de personas ya bautizadas con el fin de fortalecer su fe y compromiso
misionero (cfr. Nº 102 y 154)

4. CLERICALISTA: Mentalidad que hace depender toda la acción evangelizadora de la


autoridad del sacerdote (cfr. Nº 58)

5. COMPAGINACIÓN: Acción de poner en buen orden aquellas cosas que tienen


conexión o relación mutua (cfr. Nº 139 - III)

6. COMPLEMENTARIEDAD: Condición que permite agregar algo a una cosa para


completarla (cfr. Nº 93 y 170)

7. CONFIGURACIÓN: Proceso que lleva a una persona a parecerse en todo a otra,


asimilando las mismas características, actitudes, criterios y prioridades (cfr. Nº 60-III,
84-85)

8. CONSENSUAL: Dícese del contrato que se perfecciona por el sólo consentimiento. Es


el caso de quienes quieren vivir juntos sin casarse (cfr. Nº 28)

9. CONSONANCIA: Relación de igualdad o conformidad que tienen algunas cosas entre


sí (cfr. Conclusión del Plan)

10. CONTEXTO: Ambiente o medio que rodea a una persona, un objeto, un episodio, una
parte de un escrito, etc., sobre los que influye íntimamente (cfr. Nº 123 y 191)

11. CONVERSIÓN PASTORAL: Desafío que plantea los pastores de la Iglesia un cambio
profundo de mentalidad, de actitudes, métodos y prioridades en su evangelización (cfr.
Nº 146, 218, 264)

12. CRISTIFICACIÓN: Proceso de transformación que experimenta un cristiano en su


identidad y misión y lo va llevando progresivamente a la estatura de Cristo (cfr. Nº 154)

13. DELEGACIONES EPISCOPALES: Responsabilidades que da el Sr. Obispo a algunas


personas para coordinar en su nombre y bajo su autoridad, los diversos frentes de la

94
tarea pastoral diocesana. Ejemplo: delegación de catequesis, de familia, de salud. (Cfr.
Nº 42, 68, 115)

14. DESAPERCIBIDO: Pasar sin ser notado ni tenido en cuenta (cfr. Nº 165)

15. DESPERSONALIZACIÓN: Acción que lleva a hacer perder las características que
identifican a una persona, sus valores y su cultura (cfr. Nº 29, 123)

16. DISCERNIMIENTO: Distinción que se hace de una cosa respecto a otra (cfr. Nº 139 –
IV y IX; 160)

17. DOGMA: doctrina en la que la Iglesia, mediante el Magisterio del Papa o del Concilio,
propone de manera definitiva una verdad revelada por Dios para ser creída por todo el
pueblo cristiano (cfr. Nº 46, 66)

18. ENIGMAS: Palabras, cosas o situaciones que difícilmente pueden entenderse o


interpretarse (cfr. Nº 51)

19. ESOTERISMO: Corriente de falsa espiritualidad que promueve el gusto y la afición por
lo oculto, lo mágico o del mundo de los astros, dando poderes sobrenaturales a
elementos de la naturaleza o del cosmos (cfr. Nº 149)

20. ESPONSAL: Término que hace referencia a la mutua promesa de casarse que se
hacen y aceptan el varón y la mujer (cfr. Nº 256)

21. ESTÉTICO: Dícese de aquello que tiene belleza, armonía y arte (cfr. Nº 28)

22. HEDONISTA: Término que se aplica a la persona que busca con afán el bienestar
propio, identifica el bien con el placer y evita todo dolor o sacrificio por el otro (cfr. Nº
36)

23. IMPRESCINDIBLE: Dícese de aquello que no puede faltar (cfr. Nº 139 – IV y VIII; 147)

24. INCULTURACIÓN: Acción que consiste en sembrar el evangelio en toda cultura para
transformarla desde dentro (cfr. Nº 186)

25. INDISOLUBILIDAD: Característica propia del matrimonio católico que consiste en que
no se puede romper ni disolver hasta la muerte de uno de los cónyuges (cfr. Nº 214,
242, 243)

26. ÍNDOLE: Condición e inclinación natural propia de cada uno. Naturaleza y condición de
las cosas (cfr. Nº 239)

27. INTIMISTA: Tendencia religiosa que lleva a las personas a vivir de manera íntima e
individualista su relación con Dios y no sienten necesidad de vivir su fe en comunidad o
preocupándose por ayudar a otros en su salvación (cfr. Nº 56, 99)
95
28. INTRASCENDENTE: Que se le da poca importancia. El término también hace
referencia a la cultura actual que se desconecta de su relación con Dios y con la vida
espiritual (cfr. Nº 27)

29. IRREVERSIBLE: Que no tiene cambio o transformación alguna (cfr. Nº 59)

30. ITINERARIO: Camino que tiene varias etapas o lugares por donde se ha de transitar.
En la pastoral el itinerario hace referencia a un ciclo completo de formación en la fe y
que posee varias etapas (cfr. Nº 132, 154, 155)

31. KERIGMA: Anuncio claro y explícito que hace la Iglesia de Cristo muerto y resucitado
por nuestra salvación (cfr. Nº 56)

32. MEDIOCRE: Dícese de aquello que es de calidad muy baja. Bastante malo (cfr. Nº 71)

33. MINISTERIALIDAD: Dimensión de la Iglesia que consiste en recibir ministerios y


servicios que provienen del Espíritu Santo para ejercerlos en bien del pueblo de Dios y
de su santificación (cfr. Nº 60-IV; 100,131)

34. OBSESIÓN: Dícese de toda palabra, idea o imagen que se impone a la conciencia de
manera constante (cfr. Nº 31, 146)

35. PARADIGMA: Término que se utiliza para designar algo que se convierte en modelo o
ejemplo a seguir para una multitud de personas (cfr. Nº 19, 53, 128)

36. PERCATAR: Advertir, darse cuenta clara de algo, tomar conciencia de ello (cfr. Nº 64)

37. PIEDAD POPULAR: Término que designa aquellas diversas manifestaciones de culto a
Dios, ya sean privadas o comunitarias, que en el campo de la fe cristiana se expresan
principalmente, no con los modos de la Sagrada Liturgia, sino con las formas propias
que brotan del genio de un pueblo, raza o cultura (cfr. Nº 38, 54, 105, 147)

38. PLURALISMO: Característica cultural que acentúa las diferencias y variedad de


opiniones y creencias, las cuales no pueden reducirse a la unidad (cfr. Nº 160)

39. POLIGAMIA: Régimen familiar en el que una persona, de uno u otro sexo, está unida
a más de un cónyuge (cfr. Nº 207)

40. PONDERAR: Determinar el peso de una cosa, examinar con cuidado algún asunto (cfr.
Nº 165)

41. PRETENSIÓN: Aspiración, solicitud para conseguir una cosa que de desea (cfr. Nº 51)

42. PREVALECER: Sobresalir una persona o cosa, tener una superioridad o ventaja entre
los otros (cfr. Nº 27)

96
43. PROCESO: camino, serie de pasos o etapas en la evangelización que busca preparar,
formar y acompañar a las personas y comunidades hasta llegar a la madurez en la fe
(cfr. Nº 4, 5, 44, 55, 102)

44. PROTAGONISMO: Desempeño del personaje principal de una acción (cfr. Nº 13, 58,
165)

45. RELIGIOSIDAD POPULAR: Término que refiere al hecho de que en toda persona,
como en la cultura de todo pueblo y en sus manifestaciones colectivas, está siempre
presente una manifestación religiosa. La religiosidad popular no tiene necesariamente
relación con la revelación cristiana (cfr. Nº 204)

46. REZAGOS: Dícese de las cosas que han quedado atrás pero no se han olvidado o
dejado del todo (cfr. Nº 58)

47. SIMBOLOGÍA: Estudio de los símbolos o figuras con que se representa un concepto
por alguna semejanza que el entendimiento percibe entre ambos. La bandera es
símbolo de la patria (cfr. Nº 123)

48. SÍNODO: Reunión de obispos para tratar un tema disciplinar, doctrinal, pastoral o moral
en la Iglesia (cfr. Nº 66)

49. SISTEMÁTICA: El término hace referencia a algo que procede por principios y tiene un
orden estricto. También se aplica a una situación repetitiva (cfr. Nº 122, 156, 165)

50. VULNERABLE: Que puede ser herido o recibir lesión, física o moralmente (cfr. Nº 46,
101, 161)

BIBLIOGRAFÍA

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de 2007
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TOBÓN RESTREPO, Ricardo (Obispo de Sonsón – Ríonegro), Conferencia al presbiterio de


Zipaquirá, Folleto publicado por la pastoral de pastores en septiembre de 2007.

OREMOS POR LA RENOVACIÓN


DE NUESTRA VIDA
Y DE LA PASTORAL PARROQUIAL

Dios Padre de la gran familia humana, te alabamos


99
porque, en tu plan de amor, has querido salvarnos en
comunidad través de tu Iglesia y, en ella, nos has
llamado a ser discípulos de tu Hijo, comunicándonos
tu vida y tu gracia por medio del Espíritu Santo.

Te pedimos por nuestras parroquias para que,


a ejemplo de la primera comunidad cristiana, sean
auténticas casas y escuelas donde nacen, viven y se
forman discípulos que se alimentan de la escucha de
tu Palabra y de la Eucaristía, trabajan en unidad y
concordia y tienen como ideal vivir la caridad
y la solidaridad que brotan del corazón de Cristo.

Regálanos la fuerza que inundó a tu Iglesia en


Pentecostés para que los sacerdotes, los consagrados y
los laicos renovemos día a día nuestro ser y quehacer
de discípulos misioneros de Jesucristo y así hagamos
de nuestras parroquias comunidades de fe, esperanza
y amor, escuelas vivas de apostolado, defensa de los
oprimidos, invitación a los alejados y activo fermento
de transformación en la verdad y la justicia.

Acompaña, Padre bondadoso, a nuestras familias para


que su amor sea sellado con el don del Espíritu de tu Hijo.
Despierta en el corazón de padres e hijos un vivo
amor a la Virgen María, madre y modelo de
discípulos, para que, al imitarla, cada hogar sea fuente
de renovación para la vida y la pastoral parroquial.

Amén.

100

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