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Clase 4 :
Juventudes y sexualidades
Jesica Baez
Curso: Educación Sexual Integral para estudiantes de profesorados universitarios
Índice
Jóvenes, sexualidades y educación 3
Imágenes para abrir el debate 4
La construcción social de las juventudes 7
Presentación de la clase
En esta Clase focalizaremos la mirada sobre lxs jóvenes y las formas de transitar la escuela secundaria.
Concretamente abriremos el debate respecto de las formas en que lxs jóvenes viven el cuerpo sexuado en la
escuela secundaria, indagando dos cuestiones: por un lado, cómo la escuela moderna contribuye en la
construcción sexo-génericas y por otro lado, cómo las nuevas expresiones juveniles de las sexualidades
interpelan al formato de la escuela.
Será parte de este recorrido, recuperar algunos elementos que nos permitan analizar las características que
asumió el formato de la escuela secundaria en Argentina y cómo esto se vincula con un formato escolar en el
que se entrama la heteronormatividad y el cis sexismo. Para luego problematizar el lugar del curriculum oculto
en la construcción del cuerpo sexuado, pensando específicamente el lugar del lenguaje. Finalmente, les
proponemos indagar sobre las expresiones juveniles contemporáneas en el marco de la escuela.
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Imagen 3. Evolución del porcentaje de nacidos vivos de madres adolescentes según año.
Argentina 1980-2011
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Fuente: Dirección de Estadísticas e Información en Salud del Ministerio de Salud de la Nación
Las tres imágenes organizan, por un lado los sentidos más fuerte del discurso en torno a la necesidad de
incluir la educación sexual en la escuela en clave de prevención biomédica. Y por el otro, y en un sentido
“más vedado” delinean el sujeto que debe recibir “esa educación sexual”: jóvenes heterosexuales, varones
que deben “prevenir la homosexualidad” y mujeres que deben “prevenir el embarazo”. La selección de estas
imágenes, lejos de ser azarosa nos permite reponer algunos nudos significativos que entrelazan el discurso
hegemónico en torno a lxs jóvenes, la escuela y la sexualidad.
La imagen 1 muestra dos jóvenes desnudos en un festival de rock en Estados Unidos. La década de los ’70
inaugura nuevas formas de vivir el cuerpo sexuado. La revolución de la pastilla anticonceptiva, que
permitió con mayor eficacia desvincular la reproducción del placer en el acto sexual coital heterosexual, el
estallido del movimiento hippie, los repudios a la guerra en Vietman son hitos que marcaron estas nuevas
formas. La “liberación sexual” es un término asociado a este momento particular. La imagen 2, en cambio,
nos introduce en los efectos de la expansión del VIH. Se trata de una fotografía que corresponde a una serie
más amplia en la que se retrata a un joven con VIH. La foto escogida de la serie muestra al joven internado
en un hospital. “Peste rosa”, “el club de las H” fueron los primeros nombres que recibió esta enfermedad y
que se asoció, linealmente, a los varones homosexuales. Pronto el crecimiento de esta enfermedad recibió el
mote de epidemia, y diversos estudios y políticas la tomaron como objeto. Finalmente, la tercera imagen es
un gráfico. Más allá de los datos específicos que se presentan, resultan interesante detenerse sobre las formas
de conceptualización y percepción del embarazo en la adolescencia como “problema a atender”.
Como vimos en las clases anteriores, el modelo biomédico hegemonizó el abordaje de la sexualidad en la
escuela. Estas imágenes dan cuenta, en parte, de esos sentidos. Tras la liberación sexual, las enfermedades de
trasmisión sexual (y la homosexualidad) y el embarazo en la adolescencia fueron conceptualizados como
“efectos no deseados” y cómo tales necesario de prevenir.
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Estas imágenes, sin embargo, invisibilizan una diversidad de situaciones que atraviesan los y las jóvenes en
relación a la sexualidad. Jóvenes feministas, jóvenes militantes, jóvenes desaparecidos, jóvenes apáticos,
jóvenes trabajadorxs, jóvenes “raros”. La lista podría continuar, lo interesante es reflexionar sobre cómo
estas imágenes nos interpelan a cada uno de nosotrxs y a las instituciones –en particular a la escuela
secundaria.
Para pensar…
Antes de continuar con la lectura de la clase lxs invitamos a tomarse unos minutos para
pensar: ¿Qué imágenes de lxs jóvenes prevalecen en la escuela secundaria? ¿Qué
imágenes de jóvenes son invisibilizadas? ¿Qué fotos sumarían?
Referencia fotográfica: Marcha A favor de la legalización del aborto, 13 de junio de 2018, Buenos Aires. Fuente: La tinta Foto:
Colectivo Manifiesto / Joven adolescente trabajando en su casa. Fuente: Grupo/ Joven adolescente trabajando en un
supermercado. Fuente: Estrella Arica Redes /Jóvenes de la Escuela ILSE. Fuente: La Nación
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Desde otras corrientes, posiciones teóricas o bien, marcos conceptuales, la “juventud”, “adolescencia” o
“infancia” son categorías que se interpretan en tanto construcciones históricas, sociales y culturales,
discutiendo los sesgos de universalización etaria y uniformidad de las vivencias que traen consigo las
definiciones clásicas.
Por ejemplo, Ana María Fernández (1999), analiza en la producción de la infancia y la adolescencia, y cómo
en esta construcción participa la modernidad. La autora, también parte de la producción del campo de la
psicología propone otras claves de interpretación de este momento de la vida: la categoría adolescencia
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como producto del proceso histórico –que estando íntimamente ligado a los proceso de formación de la
familia nuclear- acontece en torno a la revolución industrial y los cambios en los modos de producción y
reproducción. La escolarización en “un segundo ciclo”, será fundamental, según esta autora como
dispositivo de construcción de la noción de adolescente (de adolescente varón). Para las niñas, en cambio,
ingresan a esta categoría avanzado el siglo XX. Con fines diferentes, la escolarización llegará para las mujeres
a partir de la diferenciación entre pubertad y nubilidad.
En el contexto europeo, esta autora marca las diferencias entre las niñas de sectores burgueses de aquellas
nacidas en familias populares, para ellas la infancia se cortará “rápido” con el ingreso al mundo del trabajo.
Siguiendo los trabajos de Donzelot, la autora avanza en analizar los vínculos entre “adolescencia” y
“estrategias de familiarización”. Así encuentra que para los varones burgueses se propicia una escolarización
en aras de fomentar la autonomía desde la creación de un período de tiempo caracterizado por cierta
“liberación protegida”, mientras que a los varones de familias populares se los alienta desde una “libertad
vigilada”. La escuela, los oficios aparecen entonces como medida estratégica para luchar contra el alcohol, y
los malos vicios que lo alejan del ideal de “buen obrero”. En cambio, para las mujeres burguesas se estimula
el aprendizaje como esposas y madres en el marco de un tutelaje jurídico y subjetivo que vira del paterno al
conyugal; para las mujeres populares la explotación laboral y doméstica junto con la desprotección sexual
serán parte de su cotidiano. Esta interpretación permite problematizar los vínculos entre la configuración
socio-histórica de la noción adolescencia en tanto sexo atribuido al nacer y sector socioeconómico de
pertenencia. Sin embargo, no visibiliza la matriz heteronormativa y cisexista de este proceso.
Para continuar profundizando lxs invitamos a leer el texto de Ana María Fernández:
“La invención de la niña” (Unicef Argentina). En este texto podrán profundizar
cómo el sexo atribuido y la clase configuraron la categoría de adolescencia/juventud.
Para quienes quieran seguir explorando imágenes, lxs invitamos a conocer algunas de
las producciones de Grete Stern y Tetsuya Ishida. En las fotografías de Stern podrán
ver la crítica a lo esperado de las jóvenes en tanto “mujeres y esposas”, mientras que
en las pinturas de Tetsuya Ishida, desde una lectura analítica de la sociedad actual
japonesa podrán ver su mirada de los jóvenes.
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Grete Stern:
http://laciudaddelasdiosas.blogspot.com/2018/08/grete-stern-feminismo-y-fotomo
ntajes.html
Tetsuya Ishida: http://elhurgador.blogspot.com/2014/08/tetsuya-ishida-pintura.htm
La escuela secundaria y la construcción “juventud”
Para desandar los interrogantes que planteamos en el apartado anterior, lxs proponemos revisar algunos de
los pilares que configuraron la escuela secundaria en Argentina. Estos aportes nos permitirán situar el lugar
de la escuela secundaria y a quienes pasaban por allí para luego, poder interrogarnos respecto cómo las
características del formato escolar moderno interpelan a sus estudiantes en tanto jóvenes. Nos referimos a
formato escolar como las marcas que organizan y producen las formas de hacer en la escuela que
contribuyen fuertemente a determinar el significado de la experiencia de quienes por allí transitan (Flavia
Terigi:2006). Estas sedimentaciones organizan también una forma de ser mujer y ser varón “normal”
esperada por la institución escolar
Distintxs investigadorxs que han historizado la constitución del sistema educativo argentino han señalado
la pretensión de igualdad que impregnó tal proceso con la instauración de la educación básica (Puiggrós,
1990; Pineau, 1996; Southwell, 2006; Tiramonti, 2004). La ley Nro. 1420 instituyó una igualdad civil
formal que pone en el mismo punto de partida a “todos” los habitantes del suelo argentino en aras de ser
sujetos plausibles de educar mediante la instauración de la educación básica común, pública y obligatoria.
Sin embargo, “existe una desigualdad que es social, que tiene que ver con que muchos sujetos miembros de
esa sociedad están en desiguales posiciones frente a los bienes como la salud, la educación, el trabajo, o
bienes materiales como la vivienda, etc.” (Southwell, 2006:50)
El nivel medio, en cambio, surge con otra impronta. La creación del Colegio Nacional en 1863 resultó en el
tiempo una marca constitutiva en el formato de la escolar de la escuela secundaria. Con una grilla de
contenidos enciclopedista que preparaba a “la juventud” el ingreso a la universidad, el Colegio Nacional
fijó los cimientos de la expansión del nivel: juventud entendida por Estado exclusivamente como varones
de la elite.
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Para pensar…
Les proponemos detenernos unos minutos sobre una serie de fotografías de estudiantes
entre 1890 y 1930
Foto1. Bachilleres egresados del Colegio Nacional de Buenos Aires en 1927. 3era división de
6to. año
Foto 2. Egresadas y profesoras de la Escuela Nacional de Profesoras Nro. 1 “Roque Sáenz
Peña” (año aproximado: 1907/1890)
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Foto 5. Estudiantes del taller de mecánica de la EscuelA Industrial de la Nación. Septiembre
de 1900
¿Qué características tienen estxs estudiantes? ¿En qué se diferencian? ¿En qué se
igualan? ¿Qué marcas de género encontramos en ellos? ¿Qué posturas, miradas se
manifiestan en las fotografías?
Felicitas Acostas señala que la constitución del nivel medio en Argentina “es producto del cruce de dos
tendencias frente a la masificación: la continuidad del modelo institucional tradicional junto con el
sostenimiento de una estructura unitaria (apoyada sobre ese modelo institucional) que permitió la
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masificación –incorporación de matrícula constante- y la segmentación –expulsión de matrícula y
formación de circuitos de calidad educativa diferenciada (2008)”. Siguiendo la hipótesis de la fuerte
influencia que ejercieron “como modelo” los colegios nacionales para el resto de las escuelas “post
primaria” esta autora avanza en el análisis ya inaugurado por Inés Dussel (1997) en su tesis de maestría. La
creación del Colegio Nacional, tal como señalamos al inicio de este apartado en es una marca constitutiva
en el formato escolar de la escuela secundaria.
Este nivel surge así con la finalidad de producir una enseñanza preparatoria para habilitar el ingreso a los
grados universitarios (Dussel, 1997:19). El surgimiento de otras ofertas escolares, ya cuando el consenso de
ampliación de la misma hacia orientaciones profesionales resultaba evidente, se motorizaron con la creación
de otras instituciones: Escuela de Comercio (1890) y Escuela Industrial de la Nación (1897). Los Liceos de
Señoritas, Escuelas de Comercio de Mujeres y Escuelas Profesionales de Mujeres y las Escuelas Normales de
Mujeres conformaron los espacios educativos destinados para lxs jóvenes interpretados por el Estado bajo la
categoría “mujer/señorita”.
La configuración del nivel, como vemos, se encuentra atravesada por la variable de clase y sexo.
Entendiendo al sexo como categoría estatal asignada al nacer en clave dicotómica de varones y mujeres .
Cada una de estas instituciones esperaba/anhelaba jóvenes distintxs.
Para pensar…
Antes de continuar con la lectura de la clase lxs invitamos a tomarse unos minutos para volver
sobre cada una de las fotografías y listar las características de jóven anheladas para cada una
de ellas.
“normalidad” en clave heterosexual y cisexista. En definitiva se trata de abrir la reflexión sobre cómo la
escuela contemporánea interpela los cuerpos sexuados juveniles.
Distintxs investigadorxs han dado cuenta de cómo por medio del curriculum oculto se propicia la
construcción de determinado cuerpo sexuado. Guacira Lopes Louro, por ejemplo, señala cómo “la
embestida más profunda” para los y las jóvenes acontece en los múltiples señalamientos que la
escolarización realiza sobre su conducta en relación a la norma deseada. Esas marcas profundas, cotidianas y
–más de las veces- sutiles, son para esta autora, las que moldean la experiencia de estudiantes. El curriculum
oculto se pone en marcha configurando la cotidianidad del aula y la escuela pero al no estar explicitadas ni
reconocidas logran hacer mella naturalizando lo social.
El curriculum oculto se expresa en la escuela bajo distintas modalidades: el lenguaje, las expectativas, la
vestimenta, las formas de tratar, entre otras. Incorporar la perspectiva de género, implica, problematizar y
desnaturalizar las sexualidades que el curriculum oculto instala. La perspectiva de género contribuye, en
este sentido, a la compresión de la realidad social en la medida que considera al “ser hombre y ser mujer
como fenómenos socialmente construidos en la que el nacer puede ser el punto de partida para la
enseñanza y la imposición de roles de género preestablecidos histórica y culturalmente que, en casos como
nuestro país, adscriben a los sujetos en posiciones de desigualdad social según género”
Los aportes de la pedagoga Roberta Connell, quien plantea tres principios en pos de construir un modelo
de justicia curricular, constituyen una herramienta posible para volver sobre el curriculum. La autora
propone:
1. Primacía de los intereses de los menos favorecidos. Por ejemplo, si se plantean temas
económicos, se propone hacerlo desde las miradas de los sectores vulnerables.
2. Participación y escolarización común para todos/as.
3. La igualdad es una producción histórica
Estos principios nos permiten ampliar las postulaciones clásicas de la teoría curricular; avanzando sobre los
posibles puentes con las teorizaciones desde “el género”. Veamos entonces algunos ejemplos donde el
curriculum oculto se materializa: el lenguaje
El uso del lenguaje oral, de manera más sutil e invisible, también conforma el curriculum oculto cotidiano.
Tomemos como ejemplo la clase de Educación Física, seguramente hemos tenido oportunidad de escuchar
alguna de las siguientes frases:
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- “chicos, ese ejercicio lo puede hacer cualquier chica”, “se mueve como una nena” “¡no te quejes
que te pareces a una mujer!” (comentarios dirigidos a varones)
- “esa mina es una machona”, “las pibas no pueden jugar a nada”, “las minas son de madera”
(comentarios dirigidos a mujeres)
En una investigación realizada por Ángela Aisesntein y Pablo Scharagrosky se indagó en el modo en que la
Educación Física contribuye a construir un tipo de masculinidad y un tipo de feminidad, abonando a
instalar estereotipos. El autor y la autora afirman que “el lenguaje y los términos utilizados durante las
clases supone una jerarquía, donde lo masculino se convierte en norma y modelado de qué es lo que hay
que hacer y de cómo hay que hacerlo. La utilización sistemática de ciertos atributos ligados
imaginariamente a lo femenino refuerzan dicha situación. A la inversa, ciertos valores y atributos ligados
imaginariamente a lo femenino refuerzan su carácter negativo. En ambos casos, posibilitando e
imposibilitando ciertos comportamientos, g estos y actitudes" (2006:300).
El lenguaje no es ingenuo, en tanto producto social e históricamente construido es parte de la trama de
poder que una sociedad sostiene. En esta dirección, la acción de nombrar trae consigo las desigualdades
sociales. En este apartado nos detendremos sobre las etiquetas que se utilizan en la escuela secundaria
como forma de nombrar al otro/a. Concretamente, en las etiquetas “puto” y “puta”.
Aquí analizaremos dos etiquetas que se utilizan de forma recurrente en la escuela de manera muy
frecuente. El nombrar no sólo describe sino que, prescribe. En este sentido, nombrar a los/as/xs
estudiantes implica describir diferencias pero también prescribirlas en un destino. Las maneras de
“llamar”, “nombrar”, “enunciar” al otro organizan clasificaciones que con mayor o menor grado de
institucionalización actúan sobre los sujetos violentándolos. Esta violencia emerge en dos sentidos: por un
lado la violencia como fruto de encuadrar en una nominación específica y por el otro, la violencia que este
escenario despliega. El lenguaje por medio de sus reglas dan cuenta de relaciones de poder que organizan
las formas de ver el mundo.
Lxs invitamos a detener la mirada sobre el uso de algunas palabras que funcionan como etiquetas.
Las etiquetas resultan eficaces en tanto en el acto de nominar se plasman determinadas
coordenadas de poder, que además, produce de manera incesante determinadas corporalidades.
“Puto”, “putas”
“Puto”, “maricón” como otras expresiones son utilizadas a diario entre compañeros/as. En ocasiones bajo
el formato de la broma o el chiste, en otras como forma de insulto explícito y vergonzante. Esta etiqueta
pone en evidencia la producción de la masculinidad en la escuela. Pablo Scharagrosdsky (2007) señala
diversas modalidades en que se construye la masculinidad en la escuela, entre ellas:
● “La masculinidad asociada a la heterosexualidad”
● “La masculinidad como forma de organización de la homofobia”.
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En la primera modalidad, la masculinidad se define en la distinción de “varones verdaderos” frente a
“varones peligrosos”. No ser identificado como “puto” es una de las características centrales según
Scharagrosdsky. En torno a este término, el autor señala como además de ser una ofensa y humillación, es
también, una forma de afirmación positiva para quien lo enuncia. Con fuerte vinculación, en la segunda
modalidad la masculinidad se organiza en función de la homofobia. El temor a “ser avergonzados o
humillados delante de otros hombres o de ser dominados por hombres más fuertes” (Scharagrosdsky,
2007a:272) contribuye a la instalación de la necesidad de una aprobación homosocial de la masculinidad.
Es decir, “la mayoría de los varones, en el ámbito escolar, se convierten en verdaderos agentes de policía
generizada sobre el resto de sus compañeros” (Scharagrosdsky, 2007a:277).
Ambas dinámicas resultan interesantes para reflexionar sobre los usos de esta etiqueta y sobre las formas de
violencia que se instituyen en el lenguaje. Ser varón en la escuela, en parte, es no ser calificado como puto.
Esto marcará la experiencia cotidiana juvenil más allá de los modos de vivir el cuerpo sexuado. Para las
jóvenes, en cambio, la etiqueta “puta” regula la experiencia cotidiana. Ser llamada “trola”, “gato”,
“rapidita” es una marca que clasifica no solo el vestir sino también la disposición del cuerpo. Exhibir el
cuerpo en “exceso”, aproximarse en “demasía” a los varones son algunos de los sutiles indicadores que
evidencias como en el discurso escolar hay una continuidad con la norma de un cuerpo femenino vigilado,
donde algunos cuerpos femeninos son sospechados de inmorales (Zattara, Baez, 2007).
La construcción de la imagen de la “puta” no solo acontece desde la descripción e identificación de rasgos,
sino también por la prescripción de modelos socialmente aceptados. Estar arregladas suele ser valorado, sin
embargo, su exageración puede ser señalada negativamente. Comprender el punto que lo diferencia, es un
aprendizaje meticuloso que se enseña en las interacciones cotidianas.
Estas etiquetas así como las formas de habla en general se encuentran hoy en debate: ¿Qué
entendemos por lenguaje inclusivo? Lxs invitamos a continuar reflexionando a partir de la
siguiente esta noticia : El "lenguaje inclusivo" no podrá ser enseñado en las aulas de
Corrientes
En la provincia de Corrientes, hace unos días se “prohibió el uso del lenguaje inclusivo” ¿Qué
sentidos ven allí? ¿Qué tensiones despierta el lenguaje en el sistema escolar?
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Escena escolar 1
Escena escolar 2
Escena escolar 3
Durante el 2012, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) en convenio con el Instituto
Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) realizaron de forma conjunta la
Primer Encuesta sobre Población Trans con el objeto de contar con información sociodemográfica de una
población “notablemente vulnerada, tanto desde el punto de vista social como del ejercicio de los derechos
ciudadanos” (documento de presentación: 2012: 2) a nivel nacional, desde un organismo gubernamental y
con apoyo de las organizaciones de personas Trans del Municipio de La Matanza (Putos Peronistas,
Amazonas del Oeste, MISER-Movimiento Integración Sexual Étnica y Religiosa- y MAL -Movimiento
Antidiscriminatorio de Liberación-), el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y la Secretaría de Salud
Pública de la Municipalidad de La Matanza. Identificando como “población trans” a aquellas personas que
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se auto-perciban como “travestis, transgénero y transexuales” según la definición técnica brindada en el
informe. En su prueba piloto, la encuesta por ejemplo da cuenta del máximo nivel escolar alcanzado por
esta población:
Máximo nivel escolar alcanzado
Frecuencia Porcentaje
1
Informe completo :
https://www.indec.gov.ar/micro_sitios/WebEncuestaTrans/pp_encuesta_trans_set2012.pdf
El recorrido por estas tres escenas nos habilita a preguntarnos sobre las características que habitualmente se
le adjudica a procesos como la inclusión educativa y el análisis de los procesos de desigualdad educativa. En
una escuela secundaria –que al menos desde la legislación educativa- se presenta como obligatoria, implica
la revisión de aquellos parámetros por sobre los cuales esa obligatoriedad se construye. Cada uno de los
casos, da cuenta de experiencias escolares disímiles que nos exigen revisar los modos no dichos de la escuela.
En el caso 1 nos muestra un estudiante que encuentra en la escuela la posibilidad de enunciar la voz propia,
donde el encuentro con otrx– amigxs, docentes- constituyeron forma de andar juntos que fortalecieron el
estar allí. Aparece la escuela como lugar posible de andamiaje identitario. En el caso 2, por otra parte,
podemos ver resistencias que emergen en las instituciones. Lxs jóvenes, en este ejemplo, construyen una
acción de visibilización que sobrepasa el aula, avanza sobre la institución y cobra estado público a partir de
1
Son antecedentes ineludibles: Cumbia, copeteo y lágrimas: informe nacional sobre la situación de las travestis, transexuales y
transgéneros / coordinación e investigación Renata Hiller, Aluminé Moreno, Ana Mallimaci ; compiladora Lohana Berkins.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Ediciones Madres de Plaza de Mayo, [2015]
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la viralización en redes sociales. Finalmente, el caso 3, da cuenta de las dificultades que atraviesan varones y
mujeres trans para acceder al derecho educación (entre otros).
En síntesis...
Actividad (obligatoria)
Para esta actividad les proponemos recuperar una de las tres escenas o casos
presentadas anteriormente para elaborar un texto ensayístico breve (hasta 500
palabras) en el que plasmen sus reflexiones en torno a la siguiente afirmación:
“El dispositivo escolar construye los cuerpos sexuados juveniles y a su vez los
cuerpos sexuados juveniles disputan sentidos con el formato de la escuela”.
Esta texto deberá incluir una imagen ( foto, dibujo u otro formato) que a su criterio
acompañe, amplíe o profundice el sentido de sus reflexiones.
Para profundizar sobre la lectura de las escenas que elijan, lxs invitamos a leer los
siguientes artículos, que están subidos a “Material de lectura” :
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Escena 1:
Baez, Jesica (2013) 'Y
o soy', posibilidad de enunciación de las sexualidades en la
escuela; Universidad de Lujan. Departamento de Educación; Polifonias; 2; 4-2013;
114-126
Escena 2:
González del Cerro, Catalina (2017) Del #Niunamenos a la regulación de la vestimenta
escolar: nuevos estilos de participación política juvenil. En: La educación como espacio
de disputa. Miradas y experiencias de los/las investigadores/as en formación. Editorial
de la Facultad de Filosofía y letras Universidad de Buenos Aires.
Escena 3
Baez, Jesica (2017). Identidad de género: desafíos y límites a las políticas de inclusión en
la escuela secundaria de la Ciudad de Buenos Aires, Argentina.Revista Punto Género,
(7), pp. 69-90. doi:10.5354/0719-0417.2017.46265
Cómo citar este material
Baez, Jesica (2018) “Clase 4: Juventudes y sexualidades” en Curso virtual: Educación Sexual Integral para
estudiantes de profesorados universitarios. Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras Universidad de
Buenos Aires, 2018.
Libro digital, EPUB ISBN 978-987-4923-28-8
Revisión didácticaa cargo de Vannina Trentin y Catalina González del Cerro
Esta obra está bajo una licencia Creative Commons
Atribución no comercial - CompartirIgual 4.0
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Bibliografía utilizada
Baez, J. (2017). Identidad de género: desafíos y límites a las políticas de inclusión en la escuela secundaria de
la Ciudad de Buenos Aires, Argentina.Revista Punto Género, (7), pp. 69-90.
doi:10.5354/0719-0417.2017.46265
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