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CAMBIO CLIMÁTICO

PARA COMPRENDER EL CAMBIO CLIMÁTICO


• ¿Qué es el fenómeno del cambio climático?
• ¿Cómo se produce el cambio climático?

LAS BASES CIENTÍFICAS


• El cambio climático
• ¿Qué es el ciclo del carbono?
• ¿Qué es el efecto invernadero?
• Clima oceánico
• Los glaciares y el hielo de los polos
• Efectos y fuentes de contaminación del aire
• Fenómeno de “El Niño”

RESPUESTA DE LA COMUNIDAD INTERNACIONAL


• Respuesta de la comunidad internacional

MÁS PRONTO DE LO ESPERADO


• ¿Qué evidencias se tienen de que esta ocurriendo el
cambio climático?
• El caos del clima

VULNERABILIDAD Y ADAPATACIÓN
• ¿Qué es la vulnerabilidad?
• Vulnerabilidad

MÉXICO Y EL CAMBIO CLIMÁTICO


• El sector industrial y la generación de residuos
• Infraestructura y servicios disponibles
• Presenta México estrategia energética que amenaza el
clima
• Pilas mexicanas, más tóxicas y contaminantes que las
europeas.

MITIGACIÓN
• ¿Qué se está haciendo para mitigar el cambio
climático?
• ¿Qué podemos hacer para mitigar este fenómeno?
• Mitigación de emisiones de carbono y prioridades de
desarrollo nacional

PARA COMPRENDER EL CAMBIO CLIMÁTICO


¿Qué es el fenómeno del cambio climático?

Por “cambio climático” se entiende un cambio de clima


atribuido directa o indirectamente a la actividad humana
que altera la composición de la atmósfera mundial y que se
suma a la variabilidad natural del clima observada durante
períodos de tiempos comparables.
CONVENCIÓN MARCO DE LAS NACIONES UNIDAS SOBRE EL CAMBIO
CLIMÁTICO, ARTÍCULO 1.

De acuerdo a los científicos que han analizado el fenómeno


del cambio climático, cada vez tendremos climas más
extremos y fenómenos climáticos más intensos. En general,
los veranos serán más cálidos y los patrones de las lluvias
cambiarán, dando lugar así a lluvias con mayor intensidad
en algunas zonas y lluvias menos frecuentes en otras,
aumentando así las sequías.

Los estudiosos del fenómeno han concluido que el cambio


climático es producto principalmente, de la actividad
humana. Las dos principales fuentes de este problema son el
uso intensivo de combustibles fósiles (carbón, petróleo,
gasolinas, diesel, gas natural y los combustibles derivados
del petróleo) y la quema y pérdida de bosques.

Las anomalías del clima


experimentadas en el último siglo,
o por vivirse en las próximas
décadas, podrían incluir
alteraciones en las formas en como
actualmente experimentos la
variación inter-anual e inter-
decadal del clima. Fenómenos de “El
Niño” más frecuentes o intensos,
huracanes de mayor magnitud, ondas cálidas o frías más
pronuncias son algunas de las formas como la atmósfera
podría manifestar las alteraciones climáticas resultado de
la actividad humana. MAGAÑA, Rueda, Víctor. “El cambio
climático global: Comprender el problema”, México, México,
INE 2007, página 18.

También se teme que las capas de hielo que actualmente se


encuentran en las zonas más frías de la Tierra (en los
polos y en las montañas más altas) se vayan derritiendo y
provocando así un aumento en el nivel medio del mar,
inundando permanentemente amplias zonas costeras.

¿Cómo se produce el cambio climático?


El cambio climático ocurre por una extrema acción del
efecto invernadero, resultado del incremento de las
concentraciones de los gases de efecto invernadero, en
otras palabras, de la cantidad y variedad de algunos de los
gases que la componen.

La atmósfera es una mezcla de varios gases y aerosoles


(partículas sólidas y líquidas en suspensión). Su
composición es sorprendentemente homogénea, resultado de
procesos de mezcla que en ella
ocurren. El 50% de la masa de la
atmósfera está concentrado por
debajo de los 5 kilómetros sobre
el nivel del mar y donde
predominan dos gases: el
Nitrógeno (N2, 78%) y el Oxígeno
(O2, 21%). GARDUÑO, René. ¿Qué es
el efecto invernadero?. México,
México, 2004, pág. 31.

Como se mencionó de manera natural, la atmósfera está


compuesta en un 78.1% de Nitrógeno, un 20% de Oxígeno, y el
restante 1% por otros gases, entre los que se encuentran,
el Argón, el Helio, y algunos gases de efecto invernadero
como el bióxido de carbono (0.035%), el metano (0.00015%),
el óxido nitroso (0.0000016%) y el vapor de agua (0.7%).

Procedente de la actividad humana, una gran cantidad de


gases han sido emitidos a la atmósfera, lo que ha cambio
ligeramente la composición de esta y a la vez la
concentración de los gases de efecto invernadero se ha
incrementado.

En los últimos trescientos años la cantidad de bióxido de


carbono aumentó considerablemente de un 280 a 368 mg/m3 (o
partes por millón, ppm); la de metano de 0.7 a 1.75 ppm; y
la de óxido nitroso de 0.27 a 0.316 mg/m3. Esto significa
que en volumen, ahora el bióxido de carbono es el 0.046% de
la atmósfera en lugar del 0.035%; el metano ahora es el
0.00037% en lugar del 0.00015% y el óxido nitroso es el
0.00000187% en vez del 0.0000016%.

Aunque estas concentraciones son muy pequeñas comparadas


con las del oxígeno o el nitrógeno, el cambio en ellas
realmente esta afectando al planeta.
LAS BASES CIENTÍFICAS

El cambio climático

El clima depende de un gran número de factores que


interactúan de manera compleja. A diferencia del concepto
tradicional de clima, como el promedio de alguna variable,
hoy en día se piensa en éste como un estado cambiante de la
atmósfera, mediante sus interacciones con el mar y el
continente, en diversas escalas de tiempo y espacio. Cuando
un parámetro meteorológico como la precipitación o la
temperatura sale de su valor medio de muchos años, se habla
de una anomalía climática ocasionada por forzamientos
internos, como inestabilidad en la atmósfera y/o el océano;
o por forzamientos externos, como puede ser algún cambio en
la intensidad de la radiación solar recibida o incluso
cambios en las características del planeta (concentración
de gases de efecto invernadero, cambios en el uso del
suelo, etc.) resultado de la actividad humana. Las formas
de variabilidad del clima son muchas y, por lo tanto,
pronosticarlos a largo plazo no es fácil. Es por ello que
distinguir qué produce cambios en el clima de un año a
otro, o en escalas mayores de tiempo, constituye un reto
científico.

Saber que parte de la variabilidad del clima es predecible


abre la posibilidad de realizar predicciones útiles en
diversas actividades socio-económicas. Estas predicciones
estaciónales por ejemplo, ya se realizan para regiones
altamente afectadas por el fenómeno de “El Niño”. En ese
caso, la lenta respuesta térmica del océano constituye una
memoria útil para el clima. Hoy en día se sabe que la
humedad en el suelo también constituye un mecanismo de
memoria que puede afectar el clima. Es por ello que la
deforestación o la urbanización resultan en variabilidad o
cambio climático, al afectar la humedad que puede ser
retenida por el suelo.

La tierra absorbe radiación solar, principalmente en la


superficie, y la redistribuye por circulaciones
atmosféricas y oceánicas para intentar compensar los
contrastes térmicos, principalmente del ecuador a los
polos. La energía recibida es-remitida al espacio
(radiación de onda larga) para mantener en el largo plazo,
un balance entre energía recibida y re-emitida. Cualquier
proceso que altere tal balance, ya sea por cambios en la
radiación recibida o re-emitida, o en su distribución en la
Tierra, se reflejará como cambios en el clima. A tales
cambios en la disponibilidad de energía radiactiva se les
conoce como forzamientos radiactivos. Un enfriamiento se
producirá si el forzamiento radiactivo es negativo.

Los aumentos en la concentración en los famosos gases de


efecto invernadero reducen la eficiencia con la cual la
Tierra re-emite la energía recibida al espacio. Parte de la
radiación saliente de onda larga emitida por la Tierra al
espacio es re-emitida a la superficie por la presencia de
esos gases. Así, la temperatura de superficie se elevará
para emitir más energía, y aunque parte de ella quede
“atrapada”, suficiente energía saldrá al espacio para
alcanzar el balance radiactivo que mantiene relativamente
estable el clima. Si las concentraciones de gases de efecto
invernadero continúan aumentando, la temperatura de
superficie del planeta mantendrá una tendencia positiva.
Aun si las emisiones de estos gases se estabilizan, los
efectos del calentamiento perdurarán mucho tiempo, pues los
gases de este tipo tienden a permanecer por muchos años en
la atmósfera.

Por otra parte, los aerosoles de origen antropogénico


emitidos a la troposfera, como aquellos producidos por las
industrias o por la quema de bosques, pueden reflejar
radiación solar, constituyéndose en un forzante radiactivo
negativo que tiene a enfriar el sistema climático. Dado que
algunos aerosoles como el hollín de las fábricas, absorben
radiación solar, su presencia puede resultar también en
proclive al calentamiento. La presencia de los aerosoles
puede alterar la calidad y reflectividad de las nubes, por
lo que en promedio se estima que su efecto final es el de
enfriar el sistema climático. Los volcanes también pueden
aportar grandes cantidad de material sulfúrico en la
estratosfera que resulta en aerosoles. Su efecto es el de
enfriar la atmósfera baja por periodos de cuatro años.

El gas de efecto de invernadero más importante en la Tierra


es el vapor de agua. Aun cuando los diferentes estados del
agua pueden afectar el clima de diversas maneras, los
humanos no pueden, hasta el momento, controlar su
distribución o cambios de fase en la atmósfera de manera
consciente. El vapor de agua calienta la atmósfera actuando
como gas de efecto invernadero, y en el siglo pasado mostró
una tendencia positiva. Sin embargo, el hielo y el agua
líquida tienden a enfriarla, pues reflejan radiación solar.

¿Qué es el ciclo del carbono?

El carbono C es un elemento fundamental de los compuestos


orgánicos, en los que se combina con nitrógeno, fósforo,
azufre, oxígeno e hidrógeno para construir las moléculas
más importantes para la vida. Como sucede con todos los
elementos, la disponibilidad de C no es infinita en el
planeta y, por lo tanto, el C circula entre la materia
orgánica y el ambiente físico-químico de manera constante.
El movimiento del C ocurre a diferentes escalas espacio-
temporales, que van desde el nivel molecular, pasando por
el organísmico hasta el global (CO2), gas resultante de
procesos tanto geoquímicos como biológicos, y cuya
presencia en la atmósfera es fundamental en la regulación
de la temperatura del planeta debido a sus propiedades como
gas de invernadero.

El bióxido de carbono ha sido un componente importante de


nuestra atmósfera desde hace miles de millones de años,
cuando la gran actividad volcánica del planeta lo lanzaba a
la atmósfera. La atmósfera primitiva era más rica en
bióxido de carbono (aproximadamente una concentración de 3%
contra 0.036% en la actualidad) y evitaba la salida de la
radiación, produciendo, junto con el vapor de agua, un
calentamiento global en el planeta. La importancia del CO2
y el vapor de agua en la atmósfera para la regulación de la
temperatura del planeta es tal que sin su presencia la
temperatura promedio actual del planeta sería
aproximadamente 33ºC más fría y, por lo tanto, el planeta
estaría congelado.

El ciclo de carbono es el proceso cerrado de múltiples


transformaciones que tiene el elemento químico Carbono en
la biosfera terrestre.

El ciclo del carbono explica y describe


el flujo de carbono a través de la
atmósfera, de los organismos vivos de la
tierra (biosfera), de los suelos, rocas
y sedimentos (geósfera), de los
glaciares y cuerpos de agua (criósfera),
y de los océanos. El carbono que es
liberado por algún sistema es absorbido
o depositado en otro.
LOZANO GARCÍA, MA. SOCORRO, "EVIDENCIA
DE CAMBIO CLIMÁTICO: CAMBIOS EN EL
PAISAJE", EN CAMBIO CLIMÁTICO: UNA
VISIÓN DESDE MÉXICO, MÉXICO, INE, 2004

El carbono es uno de los elementos más abundantes en la


naturaleza. Al carbono lo podemos encontrar en los océanos,
en los suelos, en la atmósfera, en los seres vivos, y en
muchos otros elementos. Los tejidos de nuestro cuerpo
contienen carbono, así como los de plantas y animales. En
el siguiente dibujo se muestra de una forma más clara el
ciclo del carbono:
.

Grupo de compuestos orgánicos que


contienen principalmente carbono e
hidrógeno. Son los compuestos orgánicos
más simples y pueden ser considerados
como las sustancias principales de las
que se derivan todos los demás
compuestos orgánicos. Los hidrocarburos
más simples son gaseosos a la
temperatura ambiente, a medida que
aumenta su peso molecular se vuelven
líquidos y finalmente sólidos, sus tres
estados físicos están representados por
el gas natural, el petróleo crudo y el
asfalto.
SISTEMA DE INFORMACIÓN ENERGÉTICA,
GLOSARIO DE TÉRMINOS

Al quemar carbón, leña o combustibles, una parte del


carbono contenido en ellos reacciona y forma bióxido de
carbono, que es un gas, y se libera a la atmósfera, en
donde permanece hasta ser asimilado de nuevo por medio de
la fotosíntesis. Es decir, el carbono se encuentra en
circulación constante. Esta circulación es parte de lo que
se le llama ciclo del carbono.
¿Qué es el efecto invernadero?

Todos los cuerpos emiten radiación; estos rayos o fotones


son ondas electromagnéticas que no necesitan ningún medio
material para propagarse, más bien la materia dificulta su
avance. Como cualquier otra onda, las electromagnéticas se
caracterizan por su longitud de onda o por su frecuencia,
siendo ambas cantidades inversamente proporcionales: una
onda larga es de baja frecuencia y una corta es de alta
frecuencia. Se llama espectro electromagnético al conjunto
total de ondas de diversas frecuencias.

La luz visible es la radiación electromagnética más


conocida; abarca cierto intervalo del espectro y tiene
colores diversos que van del rojo al violeta conforme su
frecuencia va aumentando. Más allá del violeta siguen,
sucesivamente, según crece su frecuencia, la radiación
ultravioleta, los rayos X y los rayos gamma. Más cerca al
rojo están formadas, conforme disminuye su frecuencia, la
radiación infrarroja, las microondas y las de TV y de
radio.

La radiación emitida depende de la temperatura del cuerpo


emisor en dos aspectos: por un lado, la cantidad de
radiación aumenta considerablemente conforme lo hace la
temperatura, y, por otro, su longitud de onda disminuye
cuando la temperatura sube. En la atmósfera y el clima
actúan dos tipos de radiación claramente distintos: la luz
visible originada en el Sol y la radiación infrarroja
(invisible) emitida por la Tierra. La enorme diferencia
entre ellas se debe a la gran desigualdad de temperaturas:
el Sol emite su radiación como a 6 mil grados centigrados;
en cambio, los elementos de la Tierra como son el suelo, el
mar, los casquetes polares, las capas atmosféricas entre
otras, lo hacen a temperaturas que andan alrededor de 0ºC.
Por esta gran diferencia en su longitud de onda, a la
radiación solar se le llama onda corta, y a la terrestre,
de onda larga.

Por estar a una cierta distancia del Sol y tener un albedo


(blancura, capacidad de reflejar la radiación que le
llega), la Tierra debiera tener una temperatura
característica de equilibrio llamada efectiva. Si el
planeta estuviera más lejos del Sol sería más frío, y si
fuera más negro o mate sería mas caliente. Naturalmente, a
mayor distancia de la fuente se recibe menos radiación, y
un cuerpo más oscuro (o menos brilloso) absorbe más
radiación. La temperatura efectiva es el resultado neto del
balance entre la radiación solar (onda corta) absorbida por
el planeta Tierra y emitida (onda larga) por ella misma.
Los valores concretos del albedo planetario y de la
distancia del planeta a la estrella determinan para la
Tierra una temperatura efectiva de -18ºC, un valor muy
diferente a la temperatura que realmente tiene el planeta
en su superficie, cuyo valor promedio anual es de 33ºC.
Esta gran diferencia entre la temperatura efectiva y la
real se debe al famoso efecto invernadero (EI), que se da
en cualquier planeta o satélite natural que tenga
atmósfera. Es decir, si la Tierra no tuviera atmósfera
sería 33ºC más fría, siendo así un planeta helado.

El efecto invernadero resulta de que el aire es muy


transparente para la radiación de onda corta y muy opaco a
la de onda larga. Esto quiere decir que la atmósfera es un
filtro radiactivo, que deja pasar los rayos solares; unos
de ellos son absorbidos por la superficie terrestre , que
se calienta en consecuencia y entonces emite la radiación
terrestre, que es detenida por la atmósfera y las nubes.
Las capas atmosféricas y las nubes van sucesivamente
absorbiendo, calentándose y re-emitiendo hacia arriba y
hacia abajo, radiación térmica procedente de abajo.

El nombre de efecto de invernadero proviene de su similitud


con las instalaciones construidas para cultivar plantas en
un ambiente más cálido que el exterior; dado que el techo
de un invernadero tiene la misma propiedad de dejar entrar
la radiación solar y bloquear la terrestre generada en su
interior. Algunos autores dicen que el nombre efecto
invernadero no es el más adecuado, pues un invernadero se
calienta más por impedir la convección que por atrapar la
radiación, y sugieren que se le llame más bien efecto
atmósfera. Podemos ver reflejado el efecto invernadero en
la siguiente ilustración:

De acuerdo con la Convención Marco de las Naciones Unidas


sobre el Cambio Climático (CMNUCC): "Por gases de efecto
invernadero se entiende aquellos componentes gaseosos de la
atmósfera, tanto naturales como antropógenos (de origen
humano), que absorben y re-emiten radiación infrarroja"
(Artículo 1 de la CMNUCC, 1992).

Los gases de efecto invernadero naturales son los


responsables de la existencia del efecto invernadero,
fenómeno que mantiene la temperatura de la Tierra y que
permite la presencia de vida en el planeta.

Los gases de efecto invernadero son:

· Vapor de agua (H2O)


· Bióxido de carbono (CO2)
· Metano (CH4)
· Óxido nitroso (N2O)
· Ozono (O3)

Por su parte, los gases de efecto invernadero generados por


las actividades del hombre son:

· Bióxido de carbono (CO2)


· Metano (CH4)
· Óxido nitroso (N2O)
· Perfluorometano (CF4) y perfluoroetano (C2F6)
· Hidrofluorocarbonos (nombres comerciales: HFC-23, HFCS-
134a, HFC-152a)
· Hexafluoruro de azufre (SF6)

Los gases previamente mencionados están regulados por la


Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio
Climático (CMNUCC) y por su Protocolo de Kioto.

Existen otros gases que además de destruir la capa de


ozono, también tienen la capacidad de retener el calor
emitido por la Tierra. Aunque estos gases son cubiertos por
la Convención de Viena para la Protección de la Capa de
Ozono y por el Protocolo de Montreal, y no están cubiertos
por el Protocolo de Kioto, también se consideran como gases
de efecto invernadero.

Estos gases son:

· Clorofluorocarbonos (nombres comerciales: CFC-11, CFC-12,


CFC-113, CFC-114, etc.)
· Halones (nombres comerciales: Halon-1211, Halon-1301,
Halon-2402, Halon-1202)
· Clorocarbonos: bromuro de metilo (CH3Br), tetracloruro de
carbono (CCl4) metil cloroformo (CH3CCl3)
· Hidroclorofluorocarbonos (nombres comerciales: HCFC-22,
HCFC-141b)

Estos gases tienen diferentes potenciales de retención de


calor, es decir, algunos tienen una mayor capacidad que
otros para detener la radiación de onda larga emitida por
la Tierra, a dicha capacidad se le ha llamado Potencial de
Calentamiento Global.

Estudios científicos han identificado el potencial de


calentamiento global que tienen diversos gases, es decir,
la medida en que éstos tienen impactos en el efecto
invernadero que provoca el cambio climático. Para
establecer este potencial, se utiliza como referencia para
el análisis el bióxido de carbono, el gas predominante en
el efecto invernadero.
Por otro lado, este potencial de calentamiento global
considera el tiempo de vida en la atmósfera de los gases
que se estudian, y entonces se establece el potencial,
contemplando un horizonte de tiempo de 20, 100 y 500 años,
considerando los efectos directos o indirectos que pudiese
tener un gas determinado en el calentamiento global de la
atmósfera. El carácter directo o indirecto de un gas de
efecto invernadero se da por el hecho de que influya
directamente en ocasionar el fenómeno o porque afecta el
tiempo que otros gases permanecen en la atmósfera.

La siguiente tabla muestra los gases de efecto invernadero


que han sido mejor identificados como causantes del
fenómeno, sus potenciales de calentamiento global en 20,
100 y 500 años y su tiempo de vida en la atmósfera.

Potenciales de calentamiento global (en una base másica) en


relación
con el bióxido de carbono para algunos gases cuyas vidas
medias
han sido bien caracterizadas

Potencial de Calentamiento
Vida Media Global
GAS Horizonte Temporal
(Años)
20 AÑOS 100 AÑOS 500 AÑOS
Bióxido de
CO2 1 1 1
carbono
Metano CH4 12 72 25 7.6
Óxido Nitroso N2O 114 289 298 153
CFC – 12 CCl2F2 100 11, 0200 10, 900 5,200
HCFC - 22 CHClF2 12 5,160 1,810 549
Fuente: Cuarto Informe de Evaluación, IPCC, 2007. Grupo I

La tabla muestra, además del bióxido de carbono, otros


gases como el metano y el óxido nitroso, los cuales tienen
también un efecto importante en el cambio climático global,
por el potencial de calentamiento global que tienen y el
periodo que permanecen en la atmósfera.

También existen los que se llaman gases de efecto


invernadero indirecto y se le considera así por que tienen
la capacidad de influir en la concentración atmosférica de
otros gases de efecto invernadero. Estos gases son:

· Óxidos de nitrógeno (NOx). Este es un


gas que es producto, principalmente, de
la combustión.
· Monóxido de carbono (CO). Este es un gas que es producto,
principalmente, de la combustión.
· Bióxido de azufre. Este es un gas que es producto,
principalmente, de la combustión de combustibles con alto
contenido de azufre.
· Compuestos orgánicos volátiles no metánicos (COVNM).

Aunque apenas representa una fracción del volumen de la


atmósfera (0.0035%) el bióxido de carbono es el gas más
importante para el cambio climático.

Desde 1889, el físico sueco Svante Arrhenius advirtió que


las emisiones de dióxido de carbono resultado de
actividades humanas podrían llevar a un cambio en el clima
al aumentar la capacidad de la atmósfera para absorber
radiación infrarroja y romperse el equilibrio entre la
energía que entra y la que sale del planeta.

El problema es que la actividad humana ha alterado el ciclo


del carbono al reducir la capacidad de absorción de carbono
(al eliminar bosques) y al liberar a la atmósfera una gran
cantidad de carbono acumulado por miles de años en los
llamados hidrocarburos.

5.2.1 Las emisiones de gases de efecto invernadero

La actividad humana ha alterado el volumen y la proporción


de los gases de efecto invernadero en la atmósfera. En
particular, el volumen de estos gases ha ido aumentando
cada vez de manera más acelerada y, por lo mismo, el efecto
también.

Debido a la relación entre los gases de efecto invernadero


y el cambio climático, es importante identificar los
sectores emisores de dichos gases y las cantidades que
liberan. Lo anterior, permite conocer los sectores con
mayor responsabilidad en la emisión de gases de efecto
invernadero, y sirve de base para el diseño de políticas y
acciones de captura o reducción de emisiones.

Las causas del incremento de las concentraciones de dióxido


de carbono en la atmósfera están bien identificadas. Estas
son el uso industrial y doméstico
de combustibles que contienen
carbono (petróleo, carbón, gas
natural y leña), la deforestación
que provoca la descomposición de
la materia orgánica y la quema de
la biomasa vegetal. En el caso
del metano son la agricultura
(p.ej.. cultivo de arroz), el uso de gas natural, los
rellenos sanitarios, el aumento del hato ganadero, y la
quema de la biomasa vegetal. Sin embargo, es el uso
indiscriminado e ineficiente de los combustibles el
principal generador de la tendencia actual.
JARAMILLO, VÍCTOR J., "EL CICLO GLOBAL DEL CARBONO", EN
CAMBIO CLIMÁTICO: UNA VISIÓN DESDE MÉXICO, MÉXICO, INE,
2004, PÁG. 81

Los porcentajes y períodos de aumento en las cantidades de


carbono y metano indican que la transferencia de carbono
hacia la atmósfera no responde a procesos naturales, sino
más bien a formas de organización social y productiva.
Estos aumentos en la cantidad de gases de efecto
invernadero, resultado de actividades humanas, han
ocasionado que un fenómeno benéfico para la vida como lo es
el efecto invernadero, se torne en un tema de preocupación
para los científicos, los políticos, y para la sociedad que
se encuentra expuesta a las consecuencias de un cambio en
el clima.

Unas tres cuartas partes de las emisiones antropógenas de


CO2 en la atmósfera durante los últimos 120 años se deben a
la quema de combustibles de origen fósil. El resto se debe
principalmente a cambios en el uso de la tierra,
especialmente la deforestación.
GreenFacts.org CONSENSO CIENTÍFICO SOBRE EL CAMBIO
CLIMÁTICO Y EL CALENTAMIENTO DEL PLANETA

Las emisiones de gases de efecto invernadero se estiman en


6 categorías contempladas por el Protocolo de Kioto:

- Energía(Consumo de combustibles fósiles y Emisiones


fugitivas de metano)
- Procesos Industriales
- Solventes
- Agricultura
- Uso de Suelo, Cambio de Uso de Suelo y Silvicultura
(USCUSS)
- Desechos

De acuerdo al Inventario Nacional de Emisiones de Gases de


Efecto Invernadero 1990 -2002 (INEGEI), las emisiones en
México en el año 2002, son de 553,329 g de CO2eq., lo que
representa un incremento del 30% con respecto a 1990.

En el 2002, las emisiones totales de gases de efecto


invernadero fueron:
Cantidad
Sector total Fuente de emisiones
emitida
389,497
Energía CO2 89%, CH4 10% y N2O 1%
Gg
Procesos
47,069 Gg CO2 90%
industriales
Solventes con 29%, esmaltes 21%, tintas de
Solventes 220.5 Gg
impresión 11% y adhesivos 10%
Emisiones provenientes de actividades
agrícolas (cultivos y manejo de suelos) y
Agricultura 46,146 Gg pecuarias (fermentación entérica y manejo
de estiércol). Sus principales gases son
el CH4 y el N2O.
Combustión y descomposición de biomasa
Uso de Suelo,
aérea asociada a los procesos de
Cambio de Uso de
conversión de bosques a otros usos,
Suelo y 86,877 Gg
emisiones derivadas de los suelos
Silvicultura
minerales y áreas agrícolas y emisión en
(USCUSS)
bosques manejados.
Emisiones de CH4 generadas a partir de
residuos sólidos municipales y aguas
residuales municipales e industriales, así
como emisiones de N2O emitidas por aguas
Desechos 65,584 Gg
residuales municipales y emisiones de CO2 y

N2O generadas por la incineración de


residuos peligrosos.

A nivel internacional, las emisiones globales de CO2 por la


quema de combustibles fósiles en el 2003 fueron de
24,221.63 millones de toneladas, excluyendo las emisiones
provenientes de la aviación y la navegación
internacionales.

De acuerdo a las cifras reportadas, México ocupa el lugar


12 a nivel mundial en emisiones de CO2, con una
contribución total del 374.25 millones de toneladas, lo que
corresponde al 1.5%.
CLIMA OCEÁNICO

Ha transcurrido poco más de un siglo desde las primeras


advertencias sobre el aumento en la concentración de
bióxido de carbono atmosférico CO2, debido a la quema de
combustibles fósiles pudiera alterar las propiedades
ópticas de la atmósfera.

En la década de 1950, algunos científicos entro los que


destacaron Carl Gustav Rossby y Roger Revelle revivieron el
tema de la creciente concentración del CO2 y alentaron la
realización de estudios analíticos que condujeron a las
primeras estimaciones detalladas de este problema. Tales
trabajos germinales estimularon una línea de investigación
geofísica de suprema importancia y de contundente
actualidad el estudio del clima terrestre y del cambio
climático global con lo que al paso del tiempo se constata
que la enérgica actividad desarrollista del conglomerado
humano perturba la “evolución natural” de la atmósfera, del
mar y de la tierra, a tal grado que pone en riesgo su
propia supervivencia en éste nuestro planeta.

La Tierra, durante el último millón de años, ha completado


ocho ciclos glaciares, oscilando de manera irregular entre
un periodo “glaciar primordial”, cuando las condiciones
ambientales promedio del planeta son de frío, sequedad o
lluvias escasas, gran extensión de los hielos polares y
glaciares y el consecuente descenso del nivel del mar, y un
periodo “interglaciar húmedo”, caracterizado por
condiciones ambientales medidas de gran humedad y
precipitación intensa, calor persistente, ausencia o
presencia escasa de hielo polar y glaciar y un elevado
nivel del mar. El clima actual se encuentra entre tales
condiciones externas, pero de manera inexorable avanza
hacia alguna de ellas. Supuestas sobre estas milenarias
oscilaciones de escala global, existen otras fluctuaciones
climáticas de mucha más corta duración y de menor extensión
geográfica.

El ciclo hidrológico de la Tierra se sustenta en la


capacidad del océano para almacenar, transportar y liberar
enormes cantidades de calor, y debido a esta virtud tiene
una influencia determinante en el clima y su variabilidad.
Sin embargo, el océano se subordina a los cambios que
ocurren en la atmósfera, particularmente a las
fluctuaciones en el régimen de vientos sobre la superficie
del mar, a los procesos de evaporación-precipitación marina
y a la radiación neta sobre el océano. Este hecho nos
permite indagar sobre las condiciones oceánicas que
prevalecerían en una Tierra más caliente si se conocen con
un nivel razonable de certidumbre la distribución
geográfica y la intensidad media de los vientos dominantes,
régimen de precipitación-evaporación y radiación neta sobre
la superficie de nuestro planeta.

Diversos estudios sobre paleoclima y sobre el clima


reciente proporcionan elementos para reconstruir de manera
razonable la distribución geográfica de vientos dominantes,
evaporación, precipitación, radiación neta y presión
atmosférica a nivel del mar, bajo condiciones típicas de
una Tierra más caliente, lo mismo que de una más fría. Bajo
esta premisa se puede intentar entonces la descripción de
la circulación oceánica en las condiciones ambientales
imaginadas. Circunscribimos nuestro interés en la
circulación del océano en una Tierra más caliente, en
virtud del inminente calentamiento global.

Así, los resultados de las reconstrucciones sugieren que


en una Tierra con temperatura ambiental promedio más alta:

• El calentamiento en verano sobres los continentes es


más pronunciado, lo cual es causa a su vez de que las
presiones atmosféricas a nivel del mar sean más bajas
que las actuales, la radiación neta sea mayor, la
evado-transpiración mas intensa, y ocurra una
intensificación en las circulaciones tipo monzón entre
tierra y mar, en la troposfera baja. Además, aumenta
el contraste entre las condiciones meteorológicas
promedio sobre tierra y sobre mar, que se traduce en
una mayor precipitación a lo largo de la franja
costera y, consecuentemente, decrece la precipitación
tierra adentro.
• Durante los veranos, los gradientes térmicos y de
presión atmosférica a nivel del mar entre tierra y mar
son mucho más acentuados que los que se desarrollan
durante el invierno. Así, la interacción entre centros
de alta y baja presión atmosférica resulta en una
conversión de energía potencial disponible a energía
cinética más violenta y efectiva. Este proceso se
manifiesta en la intensificación de los vientos
dominantes y, consecuentemente, se ejerce un mayor
esfuerzo del viento sobre el océano.
• Los inviernos muestran una diferencia muy débil entre
los centros semi-permanentes de alta y baja presión
atmosférica (a nivel del mar). Los mecanismos que
mantienen la circulación atmosférica se tornan laxos y
la radiación neta estimula movimientos convectivos
endebles. En consecuencia, los desplazamientos
relativos latitudinales de masa de aire húmedo
tropical y de aire seco sub-tropical provocan ciclones
y anti-ciclones en latitudes medias que inducen
débiles vientos dominantes.

En la suposición de tales condiciones atmosféricas típicas


de una Tierra más caliente, la circulación del océano, por
lo menos de un estrato superficial (0-1000 m), debe
responder a un reforzamiento atmosférico con fuertes
contrastes entre viento y verano. Pero la inercia dinámica
y térmica del océano hace que éste responda al
reforzamiento con un retraso de dos a cuatro meses. Así,
los impulsos atmosféricos de verano se manifiestan en el
océano plenamente hasta mediados o fines de otoño y su
señal persiste hasta la primavera o principios del verano
siguiente, según la magnitud del flujo de energía que la
atmósfera haya cedido al océano principalmente por efecto
del viento el verano anterior. De esta manera, un invierno
suave no establecería condiciones propicias para la
disipación de la energía cinética de las corrientes marinas
de superficie, y el reforzamiento atmosférico del verano
siguiente sería más eficaz que el anterior. Por el
contrario, si se da un invierno crudo y prolongado, la
disipación de las corrientes marinas superficiales sería
más drásticas y el reforzamiento del verano siguiente
tendría condiciones iniciales poco favorables para el
restablecimiento de corrientes superficiales de magnitud
similar al verano anterior. Esta línea de pensamiento
conduce a proponer escenarios posibles de la circulación
oceánica en una Tierra más calientes.

El punto que se debe enfatizar es que en una Tierra más


caliente, la variabilidad de la circulación superficial del
océano es básicamente el resultado de la magnitud y rapidez
con que se den los cambios verano-invierno en el
forzamiento atmosférico, así como de su extensión y
ubicación geográfica. Tales cambios: (1) determinar la
posición, rapidez y dirección de las corrientes marinas
superficiales; (2) establecen la localización, extensión y
frecuencia de episodios de surgencia eólica; (3) definen la
localización, extensión y frecuencia de episodios de
sedimentación-erosión y de inundación costera; (4)
controlan la magnitud y variabilidad de los transporte de
volumen, masa y calor a través de estrechos, pasos y
canales entre cuencas oceánicas, y (5) gobiernan la
generación, desplazamiento y disipación de los movimientos
de mesoescala en el océano (anillos, vórtices, filamentos,
ondas largas,etc.).
LOS GLACIARES Y EL HIELO DE LOS POLOS

A mediados del siglo XIX, algunos naturalistas europeos que


realizaban observaciones en la región de los Alpes notaron
que existían huellas de una extensión de los glaciares
mucho mayor a la de entonces. Bloques de roca de grandes
dimensiones situados lejos de su lugar de origen, extensos
depósitos sedimentarios formados por mezclas caóticas de
rocas de todos tamaños, y una variedad de formas de relieve
muy características, sugerían la presencia de masas de
hielo en movimiento (glaciares) en sitios para entonces
cubiertos por bosques, prados, campos de cultivo y
poblados. Este descubrimiento, que tardó varias décadas en
ser plenamente aceptado por la comunidad científica,
representó una revolución en las ciencias naturales, pues
implicaba que el paisaje había sufrido cambios dramáticos
en épocas geológicas relativamente recientes. A finales del
siglo XIX ya habían sido identificadas en los Alpes y en el
norte de Europa huella de cuatro etapas de avance de los
hielos, llamados genéricamente glaciaciones, separadas por
periodos de clima más cálido o interglaciares. Muy pronto
ese mismo patrón se detectó en las montañas y zonas
boreales de Norteamérica y gradualmente en otras zonas del
planeta.

Tal vez la consecuencia más importante del descubrimiento


de las glaciaciones fue la idea de que el clima terrestre
había variado significativamente en tiempos recientes, ya
que la presencia de extensos glaciares era incompatible con
el clima temprano vigente en las latitudes medias del
planeta. Así, desde fines del siglo XIX se estableció la
noción de que el clima del planeta está sujeto a
fluctuaciones mayores con una periodicidad de cientos de
miles de años. Con esta idea en mente, los geólogos
subdividieron la era Cenozoica (últimos 60 millones de
años) en dos períodos: Terciario y Cuaternario, el último
de los cuales se inició hace unos dos millones de años y se
caracteriza fundamentalmente por las glaciaciones. A su
vez, el Cuaternario se subdividió en dos épocas: el
Pleistoceno, que consiste en varias fases glaciales e
interglaciales, y el Holoceno, que se inició hace unos 10
mil años al finalizar la más reciente de las glaciaciones y
que continúa hasta hoy. Vivimos entonces en una fase
interglacial que tarde o temprano dará paso a un nuevo
período frío.

Acerca de las causas de estas fluctuaciones climáticas de


largo periodo se han formulado diversas hipótesis. La más
aceptada se refiere a las variaciones en la radiación solar
que llega a la Tierra como resultado de cambios cíclicos en
la órbita del planeta en relación con el Sol. Éstos
incluyen cambios graduales en la forma de la órbita
(variando de un círculo a una elipse); cambios en la
inclinación del eje terrestre, y cambios en el puerto de la
órbita en que ocurren los equinoccios y solsticios. Estos
tres tipos de variaciones tienen ciclos de diferente
duración y ocurren simultáneamente, produciendo un patrón
muy complejo.

En las dos décadas pasadas se han hecho descubrimientos de


gran trascendencia sobre la naturaleza de los cambios
climáticos. Por un lado, se ha detectado que dentro de las
fases glaciales e interglaciales existen fluctuaciones
climáticas muy pronunciadas con duración de mil-dos mil
años hasta unos cuantos siglos, y que en muchos casos el
tránsito de un estado del clima hacia otro radicalmente
diferente puede ocurrir en unas cuantas décadas o incluso
en pocos años, es decir de manera abrupta.

Otro descubrimiento reciente de gran importancia es que las


zonas intertropicales no han permanecido con la idea hace
poco dominante de que habían sido climáticamente estables.
Si bien los avances de los glaciares en los trópicos se
limitaron a montañas de gran altitud, los climas
pleistocénicos intertropicales fueron significativamente
más fríos y generalmente más secos que los actuales. Más
aún, inspirados en los recientes descubrimientos sobre el
fenómeno de El Niño, los científicos han comenzado a
explorar la posibilidad de que el cambio climático global
está controlado en gran medida por lo que ocurre en los
trópicos, en especial por las fluctuaciones térmicas de los
océanos tropicales.

Las fluctuaciones de los glaciares como indicadores de


cambios climáticos

Los glaciares son masas de hielo formadas por la


acumulación de nieve y su transformación en hielo. Estas
masas se deforman y desplazan lentamente por efecto de la
gravedad sobre las laderas y en ocasiones simplemente por
su propio peso. De manera general se conocen dos tipos de
glaciares: los casquetes de hielo, como los de Groenlandia
y la Antártida (o los ya desaparecidos de Norteamérica y
norte de Europa), que se forman a manera de domos sobre
grandes extensiones continentales en latitudes altas y
pueden alcanzar hasta miles de metros de espesor; y los
glaciares de montaña o alpinos, asociados a climas fríos y
topografías abruptas propias de las altas montañas del
mundo a cualquier latitud, que normalmente tienen varias
decenas de metros de espesor y longitudes entre algunos
cientos de metros y varios kilómetros.
En los glaciares se distingue un sector superior donde
predomina la acumulación neta de nieve y hielo, y un sector
inferior donde el clima es menos frío y por consiguiente
predomina la ablación o pérdida de masa por fusión y
sublimación. Estas dos zonas están separadas por una franja
estrecha denominada línea de equilibrio, que en los
glaciares de montaña corresponde aproximadamente con una
temperatura media de verano de 0ºC. Cuando el clima se
torna más frío y/o aumenta la precipitación en forma de
nieve, la zona de acumulación se expande ladera abajo. En
otras palabras, la línea de equilibrio desciende en
altitud, lo que significa que el frente del glaciar puede
alcanzar cotas más bajas, produciéndose entonces un avance
glacial. Cuando, por el contrario, la línea de equilibrio
asciende en altitud y el frente del glaciar migra hacia
cotas cada vez más altas, lo cual se denomina retroceso
glacial.

Se sabe entonces que la temperatura de una región y, en


menor medida la precipitación sólida (nieve o granizo),
controlan la expansión y la retracción de ambos tipos de
glaciares. Por ello al reconstruir la extensión de
glaciares del pasado es posible reconstruir de manera
indirecta las fluctuaciones del clima.

EFECTOS Y FUENTES DE LA CONTAMINACIÓN


DEL AIRE
La contaminación del aire forma parte de la vida moderna.
Es la consecuencia de la manera como se construyen nuestras
ciudades, la contaminación del aire es un residuo de los
métodos como se producen nuestras mercancías, las
transportamos junto con nosotros y generamos la energía
para calentar e iluminar los lugares donde vivimos, nos
divertimos y trabajamos. La causa principal de toda la
contaminación del aire es la combustión, y ésta es
indispensable para el hombre. Cuando ocurre la combustión
perfecta o teórica: el hidrógeno y el carbono del
combustible se combinan con el oxígeno del aire para
producir calor, luz, dióxido de azufre y vapor de agua. Sin
embargo, las impurezas del combustible, una incorrecta
relación entre el combustible y el aire, o temperaturas de
combustión demasiado altas o demasiado bajas son causa de
la formación de productos secundarios, tales como monóxido
de carbono, óxidos de azufre, óxidos de nitrógeno, cenizas
finas e hidrocarburos no quemados, todos estos son
contaminantes del aire.

La contaminación del aire no es un fenómeno reciente. En


1272, el Rey Eduardo I de Inglaterra trató de despejar los
cielos llenos de humo sobre Londres, al prohibir el uso del
“carbón marítimo” (así llamado porque se transportaba por
vía marítima). El Parlamento Británico ordenó torturar y
ahorcar a un hombre que vendía y consumía dicho carbón.
Durante el mandado de Ricardo II (1377-1399) y más tarde el
reinado de Enrique V (1413-1422), se tomaron medidas en
Inglaterra para reglamentar y restringir el uso del carbón.
El uso del carbón para generar energía fue un importante
factor en la Revolución Industrial, que formó la base de
nuestra sociedad tecnológica actual. Lamentablemente, la
contaminación y degradación del ambiente está estrechamente
asociada con los beneficios de la sociedad tecnológica.

Procesos naturales, como por ejemplo incendios forestales,


descomposición de la vegetación, tormentas de polvo y
erupciones volcánicas siempre han contaminado el aire. A
pesar de que la producción mundial total de muchos de los
gases y materias particuladas, reconocidos como
contaminantes es mucho mayor cuando procede de fuentes
naturales que cuando procede de fuentes producidas por el
hombre, la distribución y dispersión globales de dichos
contaminantes resultan en concentraciones promedio de un
bajo valor. Mediante la precipitación, oxidación y
absorción en los océanos y el suelo, la atmósfera se puede
limpiar por sí sola si se le da el tiempo suficiente.
Además, los contaminantes producidos por el hombre se
concentran por lo general en regiones geográficas de poca
extensión; por tanto, la mayor parte de la contaminación
del aire la provoca el hombre. Solamente en Estados Unidos
se descarga anualmente a la atmósfera más de 200 millones
de toneladas de residuos gaseosos, sólidos y líquidos.

Casos graves de contaminación del aire

Aunque ya en 1272 se observó una limitada contaminación, es


sólo en años relativamente recientes que ha llegado a ser
un problema serio, considerando la historia total de la
humanidad. En diciembre de 1930, una región altamente
industrializada del valle del Meuse, en Bélgica, se cubrió
durante 3 días de una espesa niebla, por lo que cientos de
personas enfermaron y 60 murieron (más de 10 veces el
número normal). Poco después, una espesa niebla, cubrió el
área de Manchester y Salford en Inglaterra durante 9 días,
en enero de 1931, murieron 592 personas. En 1948, en
Donora, Pennsylvania, un pequeño pueblo en donde había
plantas químicas y acererías se cubrió por una niebla
durante 4 días, y enfermó casi la mitad de sus 14,000
habitantes. Murieron veinte personas. Diez años después,
los residentes de Donora que habían estado gravemente
enfermos durante aquel episodio mostraron una tasas más
alta de enfermedad y morían antes que el promedio de todos
los habitantes. En 1873, una niebla cubrió Londres y causó
268 muertes por bronquitis. No fue hasta que una gran capa
de niebla cubrió Londres en 1952 cuando se hizo totalmente
evidente el siniestro potencial de la contaminación del
aire. La niebla duró desde el 5 de diciembre hasta el 8 del
mismo mes, y 10 días después se supo que el número total de
muertes en la región principal de Londres sobrepasaba en
4,000 al promedio. Las estadísticas indicaron que casi
todos los que habían muerto inesperadamente tenían
antecedentes clínicos de bronquitis, enfisema o trastornos
cardiacos, y que las personas clasificadas en la última
categoría, eran las más vulnerables. Nuevamente en enero de
1956, se produjeron 1,000 muertes más debido a una extensa
niebla. Este año, el Parlamento promulgó una Ley de Aire
Puro y Gran Berta inició un programa para reducir la
combustión de carbón.

El uso indebido de los recursos del aire en Rusia no


difiere mucho de los Estados Unidos. A pesar de que la
producción anual actual de automóviles en Rusia es la
décima parte de la de los Estados Unidos, la mayoría de las
ciudades en Rusia experimentan grados variables de
contaminación ambiental. Las ciudades situadas en valles o
en regiones montañosas son especialmente propensas a
experimentar peligrosos niveles de contaminación ambiental.
Por ejemplo, en ciudades de Armenia, construidas sobre
terrenos accidentados, las normas establecidas de
salubridad para el monóxido de carbono a menudo de
infringen. De igual manera, Magnitogorsk, Alma Ato y
Cheliabinsk, con sus industrias metalúrgicas, están
frecuentemente cubiertas de una neblina azul oscuro.

Definición y lista general de los contaminantes del aire.

En la tabla se muestra la composición química del aire


atmosférico seco, que se encuentra usualmente en las áreas
urbanas y sobre el océano, lejos de las masas de terreno.
El aire atmosférico contiene también de 1 a 3 por ciento en
volumen de vapor de agua, y trazas de dióxido de azufre,
formaldehído, yodo, cloruro de sodio, amoniaco, monóxido de
carbono, metano y un poco de polvo y polen.

Sustancia Volumen(por Concentración


ciento) (ppm)
Nitrógeno 78.084±0.004 780,900
Oxígeno 20.946±0.002 209,400
Argón 0.934±0.001 9,300
Dióxido de carbono 0.033±0.001 315
Neón 18
Helio 5.2
Metano 1.2
Criptón 0.5
Hidrógeno 0.5
Xenón 0.08
Dióxido de nitrógeno 0.02
Ozono 0.01-0.01

En la actualidad, ni el dióxido de carbono ni el vapor de


agua no combinado se considera como contaminante. Esta
situación podría cambiar, puesto que la descarga a la
atmósfera de cualquiera de estas sustancias en cantidades
cada vez mayores, podría resultar en un cambio
significativo de la temperatura atmosférica global. De
igual manera, ciertos olores que ahora se consideran
molestias más bien que contaminantes pueden considerarse
como contaminantes.

La materia particulada o partículas

Partícula es un término que se emplea para describir las


materias sólidas y líquidas, dispersas y arrastradas por el
aire, mayores que las moléculas individuales (las moléculas
miden aproximadamente 0.0002 µm de diámetro) pero menores
de 500 µm (1 µm=1 micrón=10-4 cm).Las partículas en este
rango de tamañó tienen una vida media en suspensión que
varía desde unos cuantos segundos hasta varios meses. Las
partículas menores de 0.1 µm experimentan movimientos
brownianos aleatorios resultantes de la colisión con las
moléculas inviduales. Las particulas entre 0.1 y 1 µm
tienen velocidades de asentamiento en el aire estático que,
aunque finitas, son pequeñas comparadas con las velocidades
del viento. Las partículas mayores de 1 µm tienen
velocidades de asentamiento significativas, pero pequeñas.
Las partículas por encima de aproximadamente 20 µm, tienen
grandes velocidades de asentamiento y se eliminan en el
aire por gravedad y otros procesos de inercia.

Una porción de las partículas introducidas en la atmósfera


por las actividades humanas sirven como núcleos de
condensación que influyen en la formación de nubes, lluvia
y nieve. Algunas ciudades presentan una precipitación
mínima definida, los domingos cuando las concentraciones de
partículas son muy bajas. Se ha observado que la baja
precipitación en la Porte, Indiana, es significativamente
mayor que la de South Bend y Valparaíso, Indiana. Estas dos
últimas ciudades están considerablemente más al este que la
región de fuertes emisiones de partículas a lo largo de la
orilla sur del lago Michigan.

Efectos de las partículas en el aire sobre la salud humana.

Las partículas, solas o en combinación con otros


contaminantes representan un peligro muy grave para la
salud. Los contaminantes entran principalmente al cuerpo
humano por las vías respiratorios. Los daños a los órganos
respiratorios pueden presentarse directamente, ya que se ha
estimado que más de 50 por ciento de las partículas entre
0.01 y 0.1 µm que penetran a las cavidades pulmonares se
depositarán allí.

Las partículas pueden tener un efecto tóxico de una o más


de las tres maneras siguientes:

1. La partícula puede ser intrínsecamente tóxica debido a


sus características inherentes químicas y/o físicas.
2. La partícula puede interferir con uno o más de los
mecanismos que despejan usualmente el aparato
respiratorio.
3. La partícula puede actuar como un conductor a una
sustancia tóxica absorbida.

Es extremadamente difícil obtener una relación directa


entre la exposición a varias concentraciones de partículas
y los efectos resultantes sobre la salud del hombre. La
longitud del tiempo de exposición es importante. Se ha
observado en algunos casos que la exposición a las
partículas en combinación con otros contaminantes, como el
SO2, produce un mayor deterioro de la salud que la
exposición separada a cada contaminante. Además, es difícil
reproducir en el laboratorio las condiciones exactas que
prevalecen en la atmósfera ambiental.

MONOXIDO DE CARBONO

El monóxido de carbono (CO) es un gas incoloro e inodoro,


Es muy estable y tiene una vida media en la atmósfera de 2
a 4 meses. Las emisiones globales del monóxido de carbono
son grandes, y aproximadamente el 20 por ciento de estas
son obra de la actividad humana. El monóxido de carbono no
parece tener efectos perjudiciales sobre la superficie de
los materiales. Los resultados de numerosos experimentos
han mostrado que el CO (monóxido de carbono) no produce
efectos dañinos de ninguna clase en las formas superiores
de vida de las plantas a concentraciones por debajo de 100
ppm, durante exposiciones de 1 a 3 semanas.

Existen muchos estudios que estudios que demuestran que las


altas concentraciones de monóxido de carbono pueden causar
cambios fisiológicos y patológicos, y finalmente, la
muerte. El monóxido de carbono es un veneno que inhalado
priva a los tejidos del cuerpo del oxígeno necesario.

Desde hace mucho tiempo se sabe que el monóxido de carbono


puede causar la muerte cuando se encuentra expuesto a una
alta concentración (mayor a 750 ppm). En la tabla siguiente
se muestran los efectos del monóxido de carbono sobre la
salud humana.

Monóxido de carbono
Condiciones ambientales Efectos
9 ppm con 8 h de exposición Norma sobre la calidad del
aire ambiente
50 ppm con 6 semanas de Cambios estructurales en el
exposición corazón y cerebro de los
animales
50 ppm con 50 min de Cambios en el umbral de la
exposición luminosidad relativa y la
agudeza visual
50 ppm con exposición de 8 a Impedimentos en el
12 h para los no fumadores funcionamiento de las
pruebas psicomotoras

La lluvia ácida

Las pequeñas gotas de agua formadas por condensación en la


atmósfera deben tener normalmente un pH cercano a 7. Sin
embargo, la disolución del CO2 atmosférico en el agua de
lluvia tienden a bajar el pH debido a la formación de ácido
carbónico. Este ácido es muy débil y en el equilibro con el
CO2 el pH de agua de lluvia debe tener un valor cercano a
5.65. No obstante, en estudios efectuados se mundo con
promedios anuales entre 4 y 5. Se detectaron así,
concentraciones ácidas de 10 a 10,000 veces mayores que las
que se pudieran esperar de las fuentes naturales.
Mediciones efectuadas en Gander, Terranova, desde 1975,
indican valores de pH de 4.0 a 4.5 en dicha región sobre
una base anual. Valores similares son válidos para la mitad
oriental de Estados Unidos. Estos bajos valores se deben a
la transformación del SO2 y el NOx en ácidos, al ser
absorbidos por el agua de las nubes y las gotas de lluvia.
Una reacción típica podría ser

2SO2 + SO2 ----> 2SO3


SO3 + H2O ----> 2H+ + SO4+
Estos aerosoles ácidos se depositan luego en cantidades
significativas sobre la superficie del suelo y de las masas
de agua. Este fenómeno es el llamado lluvia ácida.

La presencia creciente de estos ácidos se atribuye al


aumento en las emisiones de SO2 y NOx que han ocurrido desde
La Revolución Industrial con el mayor uso de combustibles
fósiles en los países industrializados. Una alta proporción
de derivados del ácido nítrico indica que las fuentes
móviles son responsables, mientras que un alta proporción
de derivados del ácido sulfúrico sugiere que son fuentes
estacionarias. Con frecuencia las concentraciones de
sulfatos y nitratos formados en la atmósfera son bajas,
pero el efecto de deposición es acumulativo. La relación
entre las emisiones de SO2 y la acidificación está bien
establecida; la contribución debida al NOx es algo menos
conocida.

Dichos contaminantes viajan en los 2 kilómetros más bajos


de la atmósfera y son arrastrados a menudo cientos de
kilómetros de su fuente. Su presencia se ha observado en un
sentido cualitativo por el extraordinario aumento de la
neblina de verano en regiones de países industrializados.
La lluvia ácido ha afectado áreas de Suiza, la parte sur de
los países escandinavos y especialmente la mitad noreste de
Norteamérica. En este último caso, las mediciones indican
un serio problema en las provincias atlánticas de Canadá y
en la región de las montañas de Adirondack de Estados
Unidos, por ejemplo. Este fenómeno ha estado en estudio en
Europa desde principios de 1950.

Hay varios efectos de la lluvia ácida que son inquietantes


Primero, existe una acidificación de las fuentes naturales
de agua. Esto puede tener un efecto devastador sobe la vida
de los peces. La trucha y el salmón son especialmente
sensibles a un pH bajo. La reproducción de muchos peces se
detiene ante un pH con un valor menor de 5.5. También se ha
observado una disminución en el plancton y la fauna del
fondo, lo que reduce el suministro de alimento de los
peces. En segundo lugar, tiene lugar una lixiviación de
los nutrientes del suelo. Esta desmineralización puede
llegar a una pérdida de productividad de las cosechas y los
bosques, o un cambio en la vegetación natural. La
vegetación misma puede verse directamente dañada, y se
observa un aumento en la corrosión de los materiales. La
severidad del daño a las tierras y las extensiones de agua
está parcialmente determinada por los minerales en el
terreno de una región determinada. Aquellas áreas que
contienen rocas como carbonato de calcio o minerales
similares se ven protegidas por los mismos contra el ataque
de la lluvia ácida.

Los daños a las plantas causados por la contaminación del


aire, ocurren por lo general en la estructura de la hoja,
ya que éste contiene los mecanismos de construcción de toda
la planta. Una hoja se puede dividir en tres regiones. La
epidermis forma una capa protectora en el exterior. EL
mesofilo es la sección central de la hoja, y contiene dos
capas, denominadas la empalizada y el parénquima esponjoso.
Además, una densa red de venas atraviesa toda la hoja desde
su base o pedúnculo. Las venas suministran el sistema de
transporte del agua y de otros productos quimicos que se
transfieren a otras partes de la planta. Son de especial
interés en los estudios de contaminación del aire, las
aberturas desde la epidermis hasta el mesolifo, llamados
estomas. Los gases y vapores entran y salen de la
estructura de la hoja a través de los estomas, cada uno de
los cuales está rodeado por células de defensa que abren o
cierran los estomas.

Entre los gases tóxico a la vegetación y que se encuentran


con mayor frecuencia, están el dióxido de azufre, ozono,
NPA, fluoruro de hidrógeno, etileno, cloruro de hidrógeno,
cloro, sulfuro de hidrógeno y amoniaco.

Dióxido de azufre

El efecto sobre las hojas por exceso de SO2 (dióxido de


azufre) en la atmósfera aparece como una lesión celular en
el área esponjosa del parénquima en el mesofilo, seguido
por lesiones en la región de palizada. Durante el ataque
inicial la hoja parece empapada de agua. Al secarse aparece
un color blanquizco o de marfil en las áreas afectadas.
Existe aparentemente un valor de umbral por debajo del que
la hoja es capaz de consumir el gas sin causar daños. Un
valor citado de umbral es para una exposición de 0.3 ppm,
sostenida durante 8 horas. Concentraciones de 0.3 a 0.5 ppm
durante varios días conducen a lesiones crónicas en las
plantas sensible. El SO2 entra directamente a las estomas y
las células de la planta en el mesofilo lo convierten en
sulfito y luego en sulfato. Al parecer, cuando existe un
exceso de SO2, las células son incapaces de convertir el
sulfito en sulfato con suficiente rapidez, y comienza la
ruptura de la célula. La espinaca, la lechuga y otros
vegetales con hojas son los más sensibles, como lo son el
algodón y la alfalfa. Las agujas de los pinos se ven
también afectadas, y ya sea la punta de las agujas o todas
ellas, se vuelven pardas y quebradizas.

Ozono

Los efectos del ozono en la vegetación se observaron por


primera vez a fines de la década de los años 50. Ataca
primero la región de la empalizada en el mesofilo. La
estructura de la célula falla y aparece una pigmentación
punteada, color pardo rojizo en la superficie superior. Las
puntas de las agujas de las coníferas se vuelven pardas y
necróticas. Las espinacas, los frijoles pintos, los tomates
y los pinos blancos son especialmente sensibles. Parece ser
que una gran cantidad de pinos en algunos de los estados
del oeste norteamericano se están muriendo como resultado
de la prolongada exposición a los oxidantes fotoquímicos.
El umbral de daño ha sido estimado en alrededor de 0.03 ppm
para una exposición de 4 horas. El daño a las plantas
mencionadas con anterioridad se han observado a
concentraciones de 0.1 ppm o menos para períodos de
exposición de 1 a 8 horas. Una concentración de 0.06 ppm
por 3 ó 4 horas perjudica a la alfalfa. El retardo en el
crecimiento de los cítricos ha sido atribuido también al
ozono.

NPA

El nitrato de peroxiacetilo ataca las células del


parénquima esponjoso que rodean el espacio de aire en el
que se abren los estomas. El principal efecto visible es el
plateado o bronceado del área inferior de la hoja. La
concentración para producir daños se estima en 0.01 ppm
para una exposición de 6 horas, a pesar de que las petunias
han sido afectadas a 0.005 ppm para una exposición de 8
horas. Las hojas más jóvenes, en términos de madurez, son
más sensibles.
Fluoruro de hidrógeno

Los fluoruros se comportan como venenos acumulativos para


las plantas. Aun cuando estén expuestas a concentraciones
extremadamente bajas, las plantas acumularán una cantidad
suficiente para dañar el tejido de las hojas. El efecto más
inmediato será la aparición de quemaduras en la punta y el
borde. Parece que el fluoruro entra por los estomas y el
flujo normal del agua lo conduce a la punta y el borde.
Finalmente, las células interiores se deshacen. AL fallar y
secarse las células, el área dañada adquiere un color pardo
oscuro o café. Una estrecha línea de color pardo rojizo,
formada por tejido muerto separa claramente la región
necrótica del área saludable. Se ha encontrado que
duraznos, uvas y gladiolos son muy sensibles a los
fluoruros. El umbral de daño puede ser tan bajo como 0.1
ppm durante un período de 4 a 5 semanas. LAS
concentraciones del orden de 1 ppm pueden ser
significativas.

Etileno

Entre los hidrocarburos más comunes, el etileno parecer ser


el único que causa daños a las plantas a niveles
ambientales conocidos. Las concentraciones de etileno de
0.001 a 0.005 ppm han causado daños a las plantas
sensibles. Los efectos del etileno incluyen la caída de las
flores ya alteraciones en la abertura apropiada de la hoja.
Se han establecido los daños a las orquídeas y el algodón.
Se ha reportado como pauta un umbral de daño de 0.005 ppm
para una exposición de 6 horas.

Otros gases y vapores, tales como el cloruro de hidrógeno,


cloro, sulfuro de hidrógeno y amoniaco, entre otros, pueden
ser causa de una dramática alteración del tejido de la hoja
cuando se expone la planta a niveles mayores de 1 ppm.
Afortunadamente, estos niveles no se alcanzan por lo
general sólo cuando hay derramas accidentales.

Después de haber conocido algunas sustancias y haberlas


señalado como contaminantes del aire, es necesario conocer
las principales fuentes de dichas sustancias. Las
partículas sólidas que existen en la atmósfera son
generadas por la combustión de combustibles tales como el
carbón y el combustóleo en hornos estacionarios y de la
gasolina, aceite diesel y combustible para motores de
turbina en fuentes móviles. Los procesos de fabricación
como el molido, fundición, trituración y molienda de granos
también contribuyen a la contaminación del aire. La
principal fuente de de los óxidos de azufre proviene del
consumo de combustibles que contengan azufre. Sin embargo,
algunos compuestos de azufre son liberados en la atmósfera
durante el procesamiento de minerales y de los procesos de
fabricación que utilicen ácido sulfúrico.

El monóxido de carbono es generado principalmente por la


combustión incompleta de los combustibles carbonáceos en
motores de automóviles y unidades de calefacción. Los
hidrocarburos no quemados son el resultado de la combustión
incompleta de los combustibles y durante la refinación del
petróleo. Una porción relativamente pequeña proviene de
otras operaciones como la limpieza en seco, la evaporación
de capas industriales y la limpieza de las piezas
manufacturadas. Los óxidos de nitrógeno se forman en un
proceso de combustión cuando el nitrógeno del aire o en el
combustible se combina con el oxígeno a elevadas
temperaturas. Una muy pequeña cantidad de los óxidos es
liberada en las plantas que emplean o fabrican ácido
nítrico.

FENÓMENO DE “EL NIÑO”.


“El Niño” Es un fenómeno climático cíclico que provoca estragos a nivel mundial,
siendo las más afectadas América del Sur y las zonas entre Indonesia y Australia,
provocando con ello el calentamiento de las aguas sur Americanas.

Su nombre se refiere al niño Jesús, porque el fenómeno ocurre aproximadamente en el


tiempo de Navidad en el Océano Pacífico, por la costa oste del Sur de América. El
nombre del fenómeno es Oscilación del Sur El Niño, ENSO por sus siglas en inglés. Es
un síndrome con más de 7 milenios de ocurrencia.

En el océano Pacífico tropical "El Niño" es detectado mediante diferentes métodos, que
van desde satélites y boyas flotantes hasta análisis del nivel del mar, obteniendo
importantes datos sobre las condiciones en la superficie del océano. Por ejemplo, las
boyas miden la temperatura, las corrientes y los vientos en la banda ecuatorial, toda esta
información la transmiten a los investigadores de todo el mundo. En los dibujos
siguientes podemos ver de una forma más visual como se produce tal fenómeno:
El fenómeno se inicia en el Océano Pacífico tropical, cerca de Australia e Indonesia,
alterándose con ello la presión atmosférica en zonas muy distantes entre sí, hay cambios
en la dirección y en la velocidad de los vientos, asi como el desplazamiento de las zonas
de lluvia a la región tropical.

En condiciones normales, también llamadas condiciones No-Niño, los vientos Alisios


(que soplan de este a oeste) apilan una gran cantidad de agua y calor en la parte
occidental de este océano. El nivel superficial del mar es, en consecuencia,
aproximadamente medio metro más alto en Indonesia que frente a las costas del Perú y
Ecuador. Además, la diferencia en la temperatura superficial del mar es de alrededor de
8ºC entre ambas zonas del Pacífico.

Las temperaturas frías se presentan en América del Sur por que suben las aguas
profundas y producen una agua rica en nutrientes que mantiene el ecosistema marino.
En condiciones No-Niño las zonas relativamente húmedas y lluviosas se localizan al
sureste asiático, mientras que en América del Sur es relativamente seco.

En cambio durante el fenómeno de El Niño los vientos alisios se debilitan o dejan de


soplar, la máxima temperatura marina se desplaza hacia la Corriente de Perú que es
relativamente fría y la mínima temperatura marina se desplaza hacia el Sureste Asiático.
Esto provoca el aumento de la presión atmosférica en el sureste asiático y la
disminución en América del Sur. Todo este cambio ocurre en un intervalo de seis
meses, aproximadamente desde junio a noviembre.

Consecuencias del fenómeno del niño a nivel global

• Cambio de la circulación atmosférica.


• Calentamiento global del planeta y aumento en la temperatura de las aguas
costeras durante las últimas décadas.
• Existen especies que no sobreviven al cambio de temperatura y mueren,
generando pérdida económica en actividades primarias
• Surgen enfermedades como el cólera, que en ocasiones se tranfoman en
epidemias muy dificiles de erradicar.

Consecuencias para el sureste asiático

• Lluvias escasas.
• Enfriamiento del océano.
• Baja formación de nubes.
• Periodos muy secos.
• Alta presión atmosférica.

Consecuencias del fenómeno del niño para América del Sur

• Lluvias intensas.
• Calentamiento de la Corriente de Humboldt o Corriente del Perú.
• Pérdidas pesqueras.
• Intensa formación de nubes.
• Periodos muy húmedos.
• Baja presión atmosférica.

En nuestro país el fenómeno de El Niño, ocasiona importantes cambios en el clima,


provocando calentamiento del mar, condiciones de sequía en el centro de México,
lluvias intensas en secciones del país e inviernos generalmente húmedos.

RESPUESTA DE LA COMUNIDAD
INTERNACIONAL
El panel intergubernamental de cambio climático y la
convención marco de las naciones unidas sobre cambio
climático

La preocupación mundial acerca de los efectos del


desarrollo económico sobre el clima inició una nueva fase
en 1988 en Canadá, con la conferencia de Toronto sobre
Cambio en la Atmósfera: Implicaciones para la Seguridad
Global. Ese mismo año, el Programa de las Naciones Unidades
para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización
Meteorológica Mundial (OMN) constituyeron el Panel
Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus
siglas en Inglés). En la tabla 1.3 se pueden observar
algunos eventos relevantes en la construcción del régimen
climático internacional.
Desde su Primer Reporte de Evaluación, el IPCC reconoció
que el patrón de calentamiento global no podía explicarse
sólo por causas naturales, siendo el factor humano
determinante. Este reconocimiento se ha fortalecido con
cada Reporte de Evaluación del IPCC, en los que además se
ha documentado que el cambio climático tiene y tendrá
efectos muy significativos sobre los ecosistemas en todas
las regiones biogeográficas.

En 1992, en el marco de la Cumbre de la Tierra de Río de


Janeiro, se adoptó la Convención Marcos de las Naciones
Unidades sobre Cambio Climático (CMNUCC), que entró en
vigor en 1994 y a la fecha ha sido ratificada por 189
países. En la tabla siguiente se muestran algunas
actividades realizadas por la comunidad internacional
acerca del problema del cambio climático.

1988 PNUMA Y OMM establecen el IPCC, que desde entonces


produce regularmente información científica y
tecnológica sobre el cambio climático
1992 La Convención de Marco de las Naciones Unidas sobre
Cambio Climático es adoptada en la Cumbre de la
Tierra en Río de Janeiro.
1994 El 21 de marzo entre en vigor La Convención
1995 El segundo Reporte de Evaluación (SAR) del IPCC
concluye que la evidencia sugiere una influencia
humana decisiva en el cambio global
1997 Se adopta el Protocolo de Kyoto
2001 El Tercer Reporte de Evaluación (TAR) del IPCC
difunde mayores evidencias de la influencia humana en
el clima Global. Estados Unidos de América anuncia
que no ratificará el Protocolo de Kyoto, mientras que
otros países signatarios acuerdan una seria de reglas
para la implementación del Procolo: los <<Acuerdos de
Marrakech>>.
2004 En noviembre, la Federación Rusa anuncia que ratifica
el Protocolo de Kyoto, el cual entrará en vigor de 90
días después.
2005 El 16 de febrero entre en vigor el Protocolo de Kyoto
2005 XI Conferencia de las Partes, en Montreal, Canadá y
Primera Reunión de las Partes del Protocolo de Kyoto.
2006 XII Conferencia de las Partes, en Nairobi, Kenia y
Segunda Reunión de las Partes del Protocolo de Kyoto
2007 El Cuarto Informe de Evaluación del IPCC refuerza las
certidumbres científicas en relación con el cambio
climático.

El objetivo último de La Convención, de acuerdo con el


artículo 2 consiste en:
» «lograr, de conformidad con las disposiciones
pertinentes de la Convención, la estabilización de las
concentraciones de gases de efecto invernadero en
la atmósfera a un nivel que impida interferencias
antropógenas peligrosas en el sistema climático.
Ese nivel debería lograrse en un plazo suficiente para
permitir que los ecosistemas se adapten naturalmente al
cambio climático, asegurar que la producción de alimentos
no se vea amenazada y permitir que el desarrollo
económico prosiga de manera sostenible».

Lograr la estabilización de las concentraciones de GEI


(gases de efecto invernadero) en la atmósfera implica un
inmenso esfuerzo multilateral de mitigación de emisiones;
lograrlo a tiempo para permitir que los sistemas
socioambientales se adapten constituye un desafío de
magnitud planetaria que la humanidad apenas empieza a
enfrentar.
Considerando todos los GEI, el Informe Stern estima que los
riesgos de los mayores impactos adversos del cambio
climático podrían reducirse sustancialmente si la humanidad
lograra estabilizar las concentraciones de GEI en la
atmósfera entre 450 y 550 ppm de CO2e. Más allá de 550ppm de
CO2 los riesgos y los costos se incrementan de manera
exponencial. Considerando que el nivel actual de estos gases
es de 430 ppm y que sus concentraciones se
incrementan a razón de 2 ppm por año, para lograr
una estabilización en este rango se requeriría
lograr en 2050, emisiones globales
entre 20 y 70% inferiores a las actuales.

El Informe Stern hace énfasis en que los beneficios de una acción temprana y a fondo sobrepasan con
mucho los costos futuros que derivarían de la inacción en el presente: «la mitigación es una inversión
altamente productiva». Con base en análisis económicos formales se estima que, si el mundo no actúa
pronto y de manera eficaz, los costos totales de los riesgos derivados del cambio climático «equivaldrán a
una pérdida de al menos 5% del PIB mundial cada año»; y si se toma en cuenta todo el abanico de
riesgos y costos asociados, especialmente en los países menos desarrollados «esta carga puede
ascender al 20% del PIB o más». En contraste, los costos de la acción inmediata — reducción de
emisiones y acciones de adaptación— «podrían limitarse a sólo el 1% del PIB global por año».

Enfrentar el cambio climático es una inversión que garantiza un crecimiento para el largo plazo y puede
realizarse sin poner un límite a las aspiraciones de crecimiento económico y mejoramiento de la calidad
de vida, especialmente en los países en desarrollo.
MAS PRONTO DE LO ESPERADO
¿Qué evidencias se tienen de que está ocurriendo el cambio
climático?

La principal evidencia es el aumento de la temperatura


promedio de la atmósfera terrestre. Sin embargo, existen
evidencias relacionadas con el nivel del mar, las capas de
hielo en las zonas del ártico, la frecuencia e intensidad
de los fenómenos meteorológicos y algunos cambios en los
ecosistemas.

I. El aumento de la temperatura promedio de la atmósfera


terrestre

Está demostrado por el análisis realizado a muestras de


capas de hielo profundas, a fósiles de troncos de árboles y
de los registros de temperatura que se tienen de hace más
de un siglo.

Observaciones instrumentales por 150 años en el pasado,


muestran que las temperaturas en la superficie se han
elevado globalmente con importantes variaciones regionales.
Para el promedio global, el calentamiento en el último
siglo ha ocurrido en dos fases: de la década de 1910 a la
de 1940 (0.35ºC) y más drásticamente de 1970 al presente
(0.55ºC). Un rango de incremento se ha visto en los últimos
25 años, y 11 de los 12 años más calientes en registro han
ocurrido en últimos años. Arriba de la superficie, las
observaciones globales desde 1950 muestran que la
tropósfera (arriba de los 10 km) se ha calentado
ligeramente más que la superficie, mientras que la
estratósfera (de los 10 a los 30 km) se ha enfriado desde
1979. Esto confirma que el calentamiento global proviene
del aumento de la temperatura en los océanos, aumentando el
nivel del mar, el derretimiento de los glaciares y la
disminución de la capa de hielo en el Hemisferio Norte. En
los gráficos que se presentan a continuación se puede
observar la comparación del incremento de temperatura en el
milenio 1900-2000 con la simulada por la emisión de GEI y
posteriormente se muestra otra gráfica representando las
variaciones en la temperatura de la superficie de la Tierra
durante los últimos 140 años:

Comparación del incremento de temperatura en el milenio


1900-2000 observada (negro) con la simulada por la emisión
de GEI por causas antropogénicas (amarillo) y causas
naturales (azul).
Variaciones en la temperatura de la superficie de la Tierra

durante los últimos 140 años

Desde finales de los años cincuenta, época en la que se


efectúan observaciones adecuadas mediante globos
meteorológicos, el aumento de la temperatura mundial
general en los 8 kilómetros inferiores de la atmósfera y en
la temperatura de la superficie ha sido similar a 0.1°C por
decenio.
GreenFacts.org consenso científico sobre el cambio
climático y calentamiento del planeta

Las lluvias y tormentas más intensas y las sequías


prolongadas que se presentan en la actualidad son ya parte
de la evidencia de que el cambio climático está ocurriendo.
Las concentraciones de gases de efecto invernadero se han
incrementado rápidamente y ahora son mucho más altas de lo
que han sido en los últimos 420 mil años. Las temperaturas
promedio globales exceden lo visto en los últimos mil años.
La evidencia es irrevocable de que esos cambios son
consecuencia de las actividades humanas, pero son
subyacentes a las variaciones naturales.

Otras evidencias del cambio climático son la disminución en


la extensión del hielo y de la capa de nieve sobre la
superficie terrestre. La temperatura promedio del ártico,
en el aire que corre cerca de la superficie del suelo, ha
aumentado; en los últimos treinta años la extensión de la
capa de hielo que flota sobre la superficie del mar se ha
reducido en un 8% y su grosor se ha reducido en un 10 a
15%.

Los glaciares de las montañas y la


capa de nieve han disminuido en
promedio en ambos hemisferios. En
general, la disminución de glaciares y
capas de hielo han contribuido al
aumento del nivel del mar.

· Datos de satélites muestran que es muy probable que haya


habido disminuciones de un 10 % en la extensión de la capa
de nieve desde finales de los años 60.

· Ha habido una recesión generalizada de los glaciares de


montaña en las regiones no polares durante el siglo XX.

· La extensión del hielo marino en primavera y verano en el


hemisferio norte ha disminuido de 10 a 15 % desde los años
cincuenta.

Una más de las evidencias del cambio climático es que el


nivel medio del mar en todo el mundo ha subido y el
contenido de calor de los océanos ha aumentado.

El promedio global del nivel del mar


se incrementó en un rango promedio
de 1.8 mm por año de 1961 al 2003.
El rango fue más rápido de 1993 al
2003 con 3.1 mm por año.
· Los datos de los mareógrafos muestran que el nivel medio
del mar en el mundo subió entre 0.1 y 0.2 metros durante el
siglo XX.

· El contenido de calor mundial de los océanos ha aumentado


desde finales de los años cincuenta, período para el que se
dispone de observaciones adecuadas de las temperaturas
submarinas.

· Las temperaturas medias globales se han incrementado durante el último milenio al


igual que la concentración de los gases de efecto invernadero. Tales cambios son
consecuencia de la actividad humana pero éstos están superpuestos o subyacentes a las
variaciones naturales.

Otra evidencia del cambio climático son


los cambios en el comportamiento y
distribución sobre la Tierra de algunas
especies animales y vegetales.

· En los Alpes, algunas especies vegetales se han


desplazado de su hábitat original y ahora pueden
encontrarse en zonas más altas (se desplazan 4 metros por
arriba de su localización original cada decenio), donde
habitualmente no existían, y algunas plantas que
anteriormente se encontraban sólo en las cumbres de las
montañas han desaparecido.

· En Europa, el apareamiento y la puesta de huevos de


algunas aves se ha adelantado algunos días dentro de la
estación correspondiente.

· En toda Europa, las mariposas, libélulas, polillas,


escarabajos y otros insectos viven ahora en latitudes y
alturas superiores, donde anteriormente hacía demasiado
frío para que pudieran sobrevivir.

· Los científicos han observado cambios inducidos al menos


en 420 procesos físicos y comunidades o especies
biológicas.
“El caos del clima”
30 de abril del 2009

Se desprendió la plataforma de Wilkins,


equivalente al tamaño de Nueva York. Esto
tras el hundimiento de un puente de hielo
que unía a Wilkins con la Antártida apenas
hace un par de meses, como consecuencia
evidente del calentamiento global

Con relación al desprendimiento de la


plataforma de Wilkins, equiparable al
tamaño de Nueva York y más grande que
Singapur o Bahrein, la organización ambientalista Greenpeace reitera la urgencia de
tomar acciones concretas a la brevedad para evitar el cambio climático fuera de control.
De acuerdo con expertos de la Universidad de Münster, Alemania, el desprendimiento
formó diferentes icebergs este mes tras el hundimiento de un puente de hielo que unía a
Wilkins con la Antártida apenas hace un par de meses, como consecuencia evidente del
calentamiento global.

El deshielo general y colapso de las capas de hielo en la Antártida están asociados al


incremento acelerado de la temperatura de la región de 2.5 a 3 °C de acuerdo con los
registros de los últimos 50 años, y se espera que Wilkins podría perder un total de entre
800 y 3 kilómetros cuadrados más tras el hundimiento del puente de hielo en febrero
pasado.

De acuerdo con los expertos, el bloque Wilkins cuyo espesor revela que tardó cientos de
años en formarse, ya ha perdido aproximadamente la tercera parte de su superficie
inicial, de 16 mil kilómetros cuadrados.

"La realidad y el ritmo del cambio climático es algo que supera lo que se había pensado
anteriormente. Somos testigos de cambios en el medio ambiente, incluyendo el rápido
deshielo de los casquetes polares, dejando claro que la amenaza de una catástrofe es
mucho más inmediata que lo que nadie imaginaba. La única manera de revertir esto es
reducir las emisiones ahora", señaló María José Cárdenas, Coordinadora de la Campaña
de Cambio Climático y Energía de Greenpeace México.

“Hemos pasado abruptamente de la incertidumbre de los efectos del cambio climático a


la certeza, y ahora corresponde preguntarnos cuánto tiempo más falta para que el nivel
de los océanos se incremente desmesuradamente debido al derretimiento de los polos y
empecemos a ser testigos de los efectos catastróficos del calentamiento global que, sin
duda, se manifestarán antes de lo previsto”, agregó.

La organización ambientalista ha alertado en reiteradas ocasiones que el aumento de la


concentración de gases de efecto invernadero y, por ende, de la temperatura global,
deben detenerse y revertirse en una tendencia decreciente tan pronto como sea posible.
"A la luz de la evidencia científica más reciente, la reducción de emisiones debe ser más
ambiciosa y rápida que lo previamente acordado. El crecimiento de las emisiones
globales debe alcanzar su pico para el año 2015, y descender drásticamente antes de
2020 para acercase lo más posible a cero en 2050”, añadió Cárdenas.

Greenpeace hace un llamado urgente a los líderes del mundo para involucrarse de forma
personal en las negociaciones internacionales que en la Cumbre de Naciones Unidas
sobre el Clima en Copenhague en diciembre de este año, garanticen un acuerdo de
protección al clima fortalecido, obligatorio y justo.

Un acuerdo justo en Copenhague requerirá:

1. Que los países industrializados, como grupo, reduzcan sus emisiones en por lo
menos 40% para 2020 respecto a los niveles de 1990. Al menos un tercio de estas
reducciones deberá realizarse a través de medidas locales.

2. Con el fin de impulsar la acción global gradual, incluyente y fortalecida, los países
en desarrollo deberán reducir paulatinamente sus emisiones proyectadas de 15% a 30%
para 2020, con ayuda de los países desarrollados.
3. Establecer un mecanismo de financiamiento para detener la deforestación y las
emisiones asociadas en todos los países en desarrollo para 2020. Los países
industrializados tendrán que comprometerse a proveer aproximadamente $140 mil
millones de dólares anuales para facilitar la transición de los países en desarrollo hacia
tecnologías limpias, reducir de manera inmediata la pérdida de bosques y selvas, y
adaptarse a los impactos del cambio climático.

— Greenpeace México

VULNERABILIDAD Y ADAPTACIÓN
¿Qué es la vulnerabilidad?

La vulnerabilidad se refiere al hecho de que podemos ser


sujetos de los efectos negativos del cambio climático, ya
sea como individuos, como miembros de una comunidad, como
ciudadanos de un país o como parte de la humanidad en
general.

El Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio


Climático define a la vulnerabilidad como “el grado hasta
el cual un sistema es susceptible o incapaz de enfrentarse
a efectos adversos del cambio climático, incluidos la
variabilidad y los extremos del clima”. La vulnerabilidad
es función del carácter, magnitud y rapidez del cambio
climático y de la variación a la que un sistema está
expuesto, de su sensibilidad y de su capacidad de
adaptación.

Asimismo, sensibilidad se define como el grado hasta el que


está afectado un sistema, en sentido perjudicial o en
sentido beneficioso, por razón de estímulos relacionados
con el clima. El efecto puede ser directo (por ejemplo, un
cambio del rendimiento de cosechas en repuesta a un cambio
del valor medio de la variabilidad de la temperatura)o
indirecto (por ejemplo, daños causados por un aumento de la
frecuencia de inundaciones en la costa por razón de una
subida del nivel del mar).

Y la capacidad de adaptación se define como la habilidad de


un sistema de ajustarse al cambio climático (incluida la
variabilidad del clima y sus extremos) para moderar daños
posibles, aprovecharse de oportunidades o enfrentarse a las
consecuencias.

3.1 VULNERABILIDAD

Otro concepto de de vulnerabilidad dice que es la


probabilidad de que una comunidad expuesta a una amenaza
natural, pueda sufrir daños humanos y materiales según el
grado de fragilidad de sus elementos: infraestructura,
vivienda, actividades productivas, organización, sistemas
de alerta y desarrollo político-institucional. La magnitud
de esos daños, también está relacionada con el grado de
vulnerabilidad. Esta condición no está determinada por la
posible ocurrencia de fenómenos peligrosos, sino por la
forma en que las sociedades se desarrollan, se preparan o
no para enfrentar el riesgo o para recuperarse de los
desastres. Es entonces una condición que se manifiesta
durante el desastre, cuando no se ha invertido suficiente
en el diseño y la instrumentación de medidas preventivas y
se ha aceptado un nivel de riesgo demasiado elevado116.

El riesgo es resultado de una amenaza y de la


vulnerabilidad. Los eventos hidrometeorológicos extremos en
sí mismos no siempre representan una amenaza, la verdadera
amenaza se presenta cuando existe la posibilidad de que un
evento tenga la capacidad de afectar a un sector social.
Entendiendo de esta manera el riesgo, gran parte de la
responsabilidad de los desastres está en la estructura
socioeconómica de un país o región.

La vulnerabilidad frente a la variabilidad natural del


clima y a los efectos del cambio climático está relacionada
con factores como el crecimiento poblacional, la pobreza,
las condiciones de salud pública, la proliferación de
asentamientos en lugares de alto riesgo, la intensificación
industrial, el deterioro y las carencias de infraestructura
o equipamiento territorial; y con los efectos locales
acumulados por los procesos de deterioro ambiental117.

Los eventos hidrometeorológicos extremos constituyen


amenazas o peligros que pueden convertirse en factores
desencadenantes de un desastre. El riesgo de que
efectivamente se produzca un desastre está determinado
también y sobre todo por la concurrencia de diversos
factores de exposición y vulnerabilidad118, todos ellos de
índole social y por ende susceptibles de modificarse
mediante políticas públicas, en un sentido de mitigación o
agravamiento. Estos factores de exposición y de
vulnerabilidad son los que determinan que un mismo evento
peligroso pueda ocurrir sin generar prácticamente daños o
bien desencadenar un desastre de grandes proporciones. En
el dibujo siguiente se muestran los daños
hidrometeorológicos en todo el planeta:

El tamaño del círculo indica el grado del daño. Los colores


indican las causas, el rojo: geológicas; verde:
hidrometeoro lógicas; azul: inundaciones; amarillo: altas
temperaturas, deslizamientos de tierras y avalanchas.

Las compañías aseguradoras han empezado a reconocer que la


intensificación de los impactos derivados de eventos
hidrometeorológicos en diversas partes del mundo está
vinculada con el calentamiento global. Durante 2005 se
registraron 650 catástrofes mundiales vinculadas con
eventos extremos que tuvieron importantes impactos que
resultaron en pérdidas de vidas e infraestructura y altos
costos financieros. De acuerdo con información del Munich
Re Group, una de las grandes compañías que ofrecen seguros
por riesgos ante “desastres naturales” y pionera
internacional en ofrecer seguros ante algunos de los
impactos asociados con el cambio climático119; los cinco
eventos extremos de origen hidrometeorológico requirieron
en 2005 el pago de más de 80 mil millones de dólares por
las aseguradoras.

En la región de América Latina y el Caribe (ALC) la presión


del crecimiento demográfico sobre los sistemas naturales
constituye una de las más importantes fuerzas conductoras
del deterioro ambiental. Las estimaciones sobre el grado de
vulnerabilidad de ALC ante el cambio climático aún son
imprecisas, pero sin duda los ecosistemas, las especies de
distribución restringida, los recursos hídricos, la
producción agropecuaria, los recursos forestales, los
asentamientos humanos, las zonas costeras, así como la
salud humana, se cuentan entre los componentes más
vulnerables.

Entre los fenómenos recientes atribuibles al cambio


climático en ALC pueden mencionarse la intensificación de
la Zona Anticiclónica del Atlántico Sur; el desplazamiento
hacia el sur de los vientos alisios subtropicales de
América del Sur; el derretimiento y retroceso de los
glaciares en los Andes; así como cambios en la distribución
y la abundancia de la precipitación anual.

La situación geográfica de México, las condiciones


climáticas, orográficas e hidrológicas, entre otros
factores; contribuyen a que nuestro país esté expuesto a
eventos hidrometeorológicos que pueden llegar a situaciones
de desastre y cuyos efectos se verán exacerbados por el
cambio climático. Los impactos adversos derivan de
huracanes, lluvias torrenciales, heladas, sequías,
inundaciones, ondas de calor o de frío y oscilaciones
extremas en la humedad de suelos y atmósfera. Estos
impactos frenan temporalmente, o incluso hacen retroceder
el desarrollo socioeconómico en las regiones afectadas, ya
que implican, la destrucción material y el deterioro de los
recursos naturales, cuya situación actual es ya crítica. El
96.98% del suelo del país es susceptible a afectaciones por
al menos alguno de los procesos de degradación de suelos y
las zonas áridas son altamente vulnerables a la
desertificación120.
En México, tanto los factores de exposición como los de
vulnerabilidad frente a eventos hidrometeorológicos
extremos han aumentado. Durante los últimos años se
registró un incremento en la precipitación media anual en
la zona noroeste, un aumento en la frecuencia y la
severidad de las sequías en el centro-norte del país; un
aumento en el número de depresiones tropicales en la región
caribeña y del golfo de México, así como una
intensificación en la fuerza de los huracanes. La temporada
de huracanes del año 2004 fue la tercera más activa desde
1950 y la temporada de 2005 la más activa jamás registrada.

El grado de vulnerabilidad a huracanes se expresa de manera


diferencial en las costas mexicanas.

La SEGOB reconoce que mientras el número de eventos


extremos de origen geofísico, como los sismos, ha
permanecido constante, la ocurrencia de desastres de origen
hidrometeorológico se ha más que duplicado en las últimas
décadas; durante la década de los años noventa más del 90%
de las personas que fallecieron por los efectos de
fenómenos naturales perdieron la vida en huracanes,
sequías, tormentas e inundaciones. Otras cifras
relacionadas con la vulnerabilidad nacional son:

1. Alrededor de 20 millones de personas habitan áreas


susceptibles el impacto de huracanes (alrededor de 800
mil km2 del país);
2. Anualmente se producen daños por 270 millones de dólares
en promedio debido a la erosión de los márgenes de los
ríos;
3. Las presas pierden 1.1 billones de metros cúbicos de
capacidades debido al azolve cada año;
4. Se dragan al año alrededor de 300 millones de metros
cúbicos en ríos y puertos.

En México los riesgos de condiciones extremas en el clima


se suman a los derivados de la inequidad prevaleciente en
el acceso a bienes públicos y a servicios ambientales de
los ecosistemas. El 64% de los hogares viven con menos de
cuatro salarios mínimos equivalentes y el 86.8 · con menos
de 3.

El cambio climático tendrá impactos adversos sobre las


poblaciones y las actividades económicas. Aunque sea maneja
mucha incertidumbre sobre la frecuencia, la intensidad y la
distribución de los efectos, la aplicación de políticas
ante cambio climático no debe detenerse por no contrar con
altos niveles de certeza.

Para disponer de información precisa sobre los impactos


del cambio climático en nuestro territorio, se requiere,
sistematizar la información climática, geofísica y
oceánica que han generado los científicos mexicanos, y
desarrollar nuevos estudios del clima a escalas nacional y
regional. También hace falta mayor y mejor información
científica sobre algunos procesos ecológicos claves que
determinarán el comportamiento de los ecosistemas
naturales como resultado del cambio climático,
especialmente sobre capacidades de carga y capacidades de
renovación y resistencia ante invasiones de especies
exóticas. Es urgente que México habilite una base de datos
que se pueda consultar en tiempo real a fin de fortalecer
la toma de dediciones en la materia y que inicie la
formulación de políticas y la concertación de esfuerzos
para desarrollar capacidades de respuesta ante los
impactos previsibles del cambio climático.

El cambio climático es un problema de seguridad estratégica


que tiene que ver con la integridad de las personas y de
sus bienes materiales y culturales, con la conservación de
los ecosistemas y sus servicios ambientales, con el
mantenimiento de las infraestructuras, y que
particularmente afecta la seguridad de los asentamientos
humanos muchos de los cuales se encuentran ya expuestos a
riesgos por la variabilidad climática.

En este contexto todo desarrollo económico y social que no


se planifique bajo un enfoque de ordenamiento territorial o
planeación de la evolución espacial de la economía y los
asentamientos humanos, tienen altas probabilidades de
incrementar, en vez de reducir, la vulnerabilidad. Es
necesario fomentar la transversalidad de las políticas
públicas con una perspectiva de planeación especial de la
economía, coordinar acciones entre los tres órdenes de
gobierno y sumar esfuerzos con la iniciativa privada, las
organizaciones de la sociedad civil y las instituciones de
investigación.

IMPACTOS DE LA VARIABILIDAD CLIMÁTICA Y EFECTOS ESPERADOS


DEL CAMBIO CLIMÁTICO EN MÉXICO

Durante las últimas dos décadas del siglo veinte por efecto
de eventos hidrometeorológicos extremos se registraron
cerca de 3 mil muertes y daños totales por 4 mil 400
millones de dólares, además de los costos indirectos
derivados de la interrupción de bienes y servicios, que se
estiman en no menos de 145 millones de dólares; a lo que
habría que sumar los daños a ecosistemas y la pérdida de
capital natural. Los más recientes eventos de El Niño han
afectado ecosistemas que albergan especies de interés
comercial, dañando la productividad de sistemas pesqueros,
agropecuarios y forestales.

Entre 1970 y 2005, impactaron las costas 154 ciclones


tropicales, de los cuales 59 tuvieron intensidad de huracán
al llegar a tierra. En promedio, cada año 4.2 de estos
fenómenos impactan al país, de los cuales 1.6 se presentan
en las costas del golfo de México y el Caribe, y 2.6 en las
del Pacífico.

Existe una tendencia creciente en los costos asociados a


los impactos de fenómenos meteorológicos extremos sobre
territorio. Sólo por los huracanes Isidoro y Kenna en 2002
y Stan y Wilma en 2005 los daños documentados superan los 4
mil millones de dólares. Las altas temperaturas de 1988
asociadas con “El Niño” incrementaron el número y la
magnitud de los incendios forestales, que sumaron más de 14
mil y afectaron cerca de un millón de hectáreas. Los costos
de estos daños, aunque difíciles de cuantificar, se
estimaron en no menos de 1 mil 600 millones de dólares.

Bajo condiciones de cambio climático los fenómenos que


forman parte de la variabilidad natural del clima, como la
oscilación del Sur <<El Niño-La Niña>>, podrán
intensificarse y acrecentar las anomalías sobre territorio
mexicano, incrementado a su vez el riesgo de asentamientos
humanos e infraestructuras. Además las zonas costeras se
encontrarán expuestas a mayores riesgos derivados de la
progresiva elevación del nivel del mar, estimada entre 20 y
60 cm para el 2100.

En el caso de la agricultura, la producción de maíz de


temporal los modelos indican que las zonas aptas para su
cultivo en México observarán una reducción neta por efectos
del cambio climático. Se espera igualmente pérdida de
biodiversidad en maíces criollos y otras especies
asociadas.

Las consecuencias de eventos hidrometeorológicos extremos


sobre las principales variables macroeconómicas del país
empiezan a ser significativas, ya que la fracción asegurada
de la población y de la infraestructura es muy reducida y
apenas inicia el desarrollo de instrumentos financieros
para proteger a las personas y a sus bienes frente a los
riesgos incrementales derivados del cambio climático.
Prácticamente no existe sólo un sector de la economía,
población, o región de México que quede liberada de los
impactos del cambio climático. Los riesgos son
incrementales para la seguridad de los asentamientos
humanos, la industria turística costera, la salud pública,
la producción de alimentos, la disponibilidad y la calidad
del agua, la integridad de los ecosistemas, la
infraestructura petrolera y de generación y suministro de
energía. Son particularmente relevantes las afectaciones al
ciclo hidrológico, ya que los cambios sobre los recursos
hídricos afectarán a todos los sectores sociales y
productivos. Los impactos serán entonces de carácter
social, económico y ambiental y podrán adquirir dimensiones
significativas al grado de frenar el desarrollo del país.

Es fundamental entender que, de no iniciarse un proceso de


adaptación, la vulnerabilidad puede ir en aumento, ya que
obedece a un proceso dinámico, por lo que resulta
prioritario crear una verdadera cultura preventiva en
todos los proyectos económicos y de desarrollo; esto
requiere voluntad política y corresponsabilidad social.
Igualmente importante es la distribución y el manejo de
información oportuna y transparente para la sociedad.
MITIGACIÓN
¿Qué se está haciendo para mitigar el cambio climático?

I. LA CONVENCIÓN MARCO DE LAS NACIONES UNIDAS SOBRE EL


CAMBIO CLIMÁTICO

La creciente preocupación sobre el cambio climático ha llevado a que la comunidad


internacional realice, poco a poco, iniciativas para enfrentarlo.

Esto ha ocurrido en varias etapas que se inician con la integración de la evidencia


científica y han llegado al establecimiento de obligaciones de reducción de emisiones de
gases de efecto invernadero para los países más desarrollados.

Los estudios realizados por diversos grupos científicos durante varios años llevaron a la
Primera Conferencia Mundial sobre el Clima, realizada en Estocolmo, Suecia, en 1979.
En esta reunión la comunidad internacional manifestó su creciente preocupación por el
cambio climático.
Esta fue la primera de un conjunto de
reuniones internacionales que se fueron
celebrando con el objeto de analizar el
tema y llevar a los acuerdos que hoy
día permiten hacer frente al fenómeno.

Las investigaciones desarrolladas por científicos de todo el mundo, reunidos en el


Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, IPCC (por sus siglas en inglés)
apuntan que los cambios en el clima pronosticados pueden llevar a transformaciones
negativas e irreversibles en los sistemas de la tierra.

Las estimaciones probables sobre el calentamiento de la superficie global para finales


del siglo 21 muestran que para el escenario más bajo se proyecta un aumento de 1.8º y
para el más alto un aumento de 4.0ºC (proyecciones hechas con 6 escenarios de
emisiones SRES, siendo el más bajo el B1 y el más alto A1FI).
IPCC, CUARTO INFORME DE EVALUACIÓN

Estos esfuerzos iniciales culminan en 1992, cuando, en ocasión de la celebración de la


Cumbre de la Tierra, en Río de Janeiro, Brasil, se adoptó la llamada Convención Marco
de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, instrumento que establece
compromisos por país frente al cambio climático. En esa ocasión, un total de 155 países
firmaron el documento de la Convención, mostrando con ello su adherencia y simpatía
por los compromisos en ella planteados. Para México, esta Convención entró en vigor el
21 de marzo de 1994.

La Convención Marco sobre el Cambio Climático establece una estructura general para los
esfuerzos intergubernamentales encaminados a resolver el desafío del cambio climático.
Reconoce que el sistema climático es un recurso compartido cuya estabilidad puede verse
afectada por actividades industriales y de otro tipo que emiten dióxido de carbono y otros
gases que retienen el calor.

En el lenguaje de la Convención, los países desarrollados son conocidos como “Anexo


1” y los países en desarrollo como “No Anexo 1”.
La Convención establece compromisos de reducción
de emisiones únicamente para los países Anexo 1.
Los niveles asignados de reducción de GEI (gases de
efectos de invernadero) varían de país a país, pero en
general, la comisión establece que los países
desarrollados disminuyan sus emisiones en 5% con respecto a los niveles de 1990. Esto
deben lograrlo durante el primer período de compromiso, entre los años 2008 y 2012.

Los países desarrollo como México no tienen compromisos de reducción de emisiones.


Sus compromisos ante la Convención son: el desarrollo de inventarios de GEI (gases de
efecto de invernadero) y la publicación de Comunicaciones Nacionales.

II. MECANISMOS FLEXIBLES

Para cumplir con los compromisos establecidos para los países Anexo I, el Protocolo de
Kioto establece 3 mecanismos, denominados mecanismos flexibles:

· Implementación conjunta
· Mecanismo de Desarrollo Limpio
· Comercio de emisiones

El Protocolo de Kioto incluye tres mecanismos (artículos 6, 12 y 17) diseñados para


incrementar la costo-efectividad de la mitigación del cambio climático, al crear
opciones para que las Partes Anexo I puedan reducir sus emisiones, o aumentar sus
sumideros de carbono de una manera más económica. Aunque el costo de limitar
emisiones o expandir la captura varía mucho entre las regiones, el efecto en la atmósfera
es el mismo, sin importar donde se lleven a cabo dichas acciones.

Los tres mecanismos son:

1. Implementación conjunta: El Artículo 6 señala que todas las Partes Anexo I podrán transferir a cualqui
Parte incluida en el mismo Anexo, o adquirir de ella, las Unidades de Reducción de Emisiones (ERUs, p
siglas en inglés) resultantes de proyectos encaminados a reducir las emisiones antropogénicas de GEIs p
fuentes ó incrementar la absorción antropogénica por los sumideros. Las ERUs podrán ser utilizadas por
Partes que inviertan en dichos proyectos para cumplir sus metas de reducción.
2. Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL): El Artículo 12 funciona de manera similar al de Instrumenta
Conjunta, a diferencia que Partes no Anexo I serán los huéspedes de proyectos de mitigación. La estruct
institucional del MDL es más compleja ya que incluye un Consejo Ejecutivo que guiará y supervisará lo
arreglos prácticos del MDL. El Consejo opera bajo la autoridad de la Conferencia de las Partes. Los pro
de monitoreo son más estrictos para garantizar que no se generen Certificados de Reducción de Emision
(CERs, por sus siglas en inglés) ficticios, dado que algunos países en desarrollo carecen de la capacidad
técnica necesaria para realizar un monitoreo preciso de sus emisiones. Las Unidades de Remoción (RMU
sus siglas en inglés), son las que se obtienen de las actividades de captura de carbono.

3. Comercio de emisiones: El artículo 17 del Protocolo de Kioto establece que las partes del Anexo I podr
participar en actividades de comercio de “Certificados de emisión de gases de efecto invernadero”. Las
actividades del comercio de emisiones serán suplementarias a las medidas nacionales que se adopten pa
cumplir los compromisos cuantitativos de limitación y reducción de emisiones.
Con los denominados mecanismos flexibles se pretende contribuir a que las soluciones
técnicas para cumplir con los objetivos de Kioto sean costo-efectivas mediante
esquemas de mercado.

El Mecanismo para el Desarrollo Limpio es el esquema más importante para nuestro


país. Este mecanismo tiene el propósito de ayudar a las partes no incluidas en el Anexo
I a lograr un desarrollo sustentable y contribuir al objetivo último de la Convención, así
como ayudar a las partes incluidas en el Anexo I a dar cumplimiento a sus compromisos
cuantificados de limitación y reducción de emisiones contraídos en virtud del artículo 3.
De tal forma, los países en desarrollo pueden vender un servicio ambiental global.

¿Qué podemos hacer para mitigar el cambio climático?

Hay muchas cosas que, como individuos y en el contexto de nuestro hogar, nuestra
familia, nuestra comunidad y nuestro país podemos hacer para colaborar en evitar este
problema planetario.

Día con día, tomamos decisiones que se reflejan en la forma en


la que realizamos nuestras labores domésticas, cómo nos
transportamos al trabajo y cómo pasamos nuestros ratos de ocio,
entre otras muchas cosas.

Todas estas actividades resultan, en mayor o menor medida, en


la emisión a la atmósfera de gases de efecto invernadero y, por
tanto, contribuyen al cambio climático.

Emitimos gases de efecto de invernadero de manera directa cuando hacemos uso de


combustibles. Al quemar leña, gas o gasolina estamos liberando el carbono de esos
combustibles y convirtiéndolo, junto con otros gases, en bióxido de carbono, principal
gas de efecto de invernadero.

Es cierto que una parte de las emisiones de gases de efecto invernadero son resultado de
actividades sobre las que tenemos poca influencia directa e inmediata, como lo pueden
ser las que realiza la industria. Sin embargo, una porción considerable de las emisiones
de gases de efecto de invernadero está directamente relacionado a nuestras actividades
cotidianas.
Por cada tres litros de gasolina que quemamos se emite cerca de un kilo de
bióxido de carbono. Un litro de gasolina nos alcanza para, en promedio,
recorrer diez kilómetros. Si recorremos 50 kilómetros diarios estamos
emitiendo cerca de 15 kilos de bióxido de carbono por día (además de otros
contaminantes).

El utilizar electricidad también resulta en emisiones de gases de efecto de invernadero,


esto porque un alto porcentaje de la electricidad se genera a partir de hidrocarburos
como el petróleo, el carbón y el gas natural. En México, cerca del 80% de la generación
de electricidad se realiza quemando hidrocarburos.

Un kilowatt-hora es lo que consume un foco de 100 Watts en 10


horas. Un kilowatt-hora de electricidad requiere de un tercio de litro
de petróleo para ser generado. Quemar un litro de petróleo implica
emitir cerca de un kilo de bióxido de carbono. Por lo tanto, el uso
de un foco de 100 Watts por 100 horas resulta en la emisión de
hasta tres kilos de bióxido de carbono.

Cuidar el agua

Para evitar la vulnerabilidad por falta de agua y su impacto en la sociedad y en la


naturaleza, como individuos podemos contribuir a conservar la misma mediante un
buen uso de la misma y evitando el desperdicio.

Recomendaciones para cuidar el agua:

• Mientras te bañas, cierra la llave mientras te enjabonas.


• Cierra la llave cuando te estés cepillando los dientes o afeitando.
• Revisa periódicamente las tuberías de tu hogar, especialmente de los sanitarios.
• Revisa que el empaque de las llaves para evitar fugas.
• Usa accesorios ahorradores de agua en el sanitario, lavabo y ducha.
• Cambia el sanitario por uno cde bajo consumo.
• Al lavar los trastes, cierra la llave del agua mientras los enjabonas.
• Recicla el agua de la lavadora. Con ella puedes lavar patios y banquetas.
• Al lavar el coche, usa la cubeta de agua en lugar de una manguera.
• Riega las plantas por las tardes o en la noche para aprovechar la absorción del agua.

Mejorar nuestros hábitos de uso de energía en el hogar

Muchas veces nuestros hábitos cotidianos son resultado de la costumbre y los


desarrollamos sin pensar en sus implicaciones Sin embargo, acciones tales como la
manera de utilizar la luz y el agua, el medio de transporte que usamos, e incluso la
forma en que cocinamos nuestros alimentos tienen un impacto sobre el ambiente.
En el hogar hacemos uso de diversos instrumentos y aparatos que se han
vuelto parte de nuestra vida diaria. Algunos de ellos cubren necesidades
básicas y otros incrementan la comodidad y confort del hogar. Para su
funcionamiento, requerimos fuentes de energía tales como la electricidad y
el gas L.P. o el gas natural.

Como individuos tomamos decisiones que afectan la forma y la cantidad en la que, por
nuestras actividades, se consume energía y, por lo tanto, se emiten gases de efecto de
invernadero. Algunas de estas decisiones son cotidianas y tienen que ver con la forma
en que operamos los dispositivos que consumen energía. Aquí nuestros hábitos
determinan si desperdiciamos o no energía.

A continuación enumeramos una serie de consejos para hacer un mejor uso


de la energía. El aplicarlos, para todos aquellos que se preocupen de
nuestro medio ambiente, será una muestra de solidaridad con el resto de la
humanidad. Para los demás, puede ser una forma de cuidar su economía.

Mitigación de emisiones de carbono y prioridades de


desarrollo nacional
México contribuye con cerca de 2% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero
(GEI), representando el decimotercero país que emite más bióxido de carbono, por quema de
combustibles fósiles, a la atmósfera del planeta. De seguir la tendencia actual del consumo de
energía, y en un escenario de PIB de 6.0%, se estima que para el año 2010, México estará
emitiendo cerca del doble de lo actual.

La mitigación de los efectos negativos de un cambio potencial en el clima de la Tierra requerirá


de acciones precisas y coordinadas por la comunidad internacional, de acuerdo con sus
responsabilidades “comunes pero diferenciadas” (UN 1992).

El análisis de las opciones de mitigación para México es relevante por diversas razones.
Primero, México se encuentra dentro de los 20 países con la mayor emisión de GEI en el mundo.
Segundo, desde 1994 México se convirtió en miembro tanto de la OCDE como del Tratado de
Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y ha sido sujeto de presiones para poner un
límite a sus emisiones futuras de GEI o al crecimiento de las mismas. Sin embargo, al mismo
tiempo México es evidentemente un país en desarrollo en términos de su ingreso promedio per
cápita, la carencia de servicios básicos para una porción muy importante de su población, y la
cantidad de emisiones per cápita. Finalmente, el país no tiene todo el capital necesario para
realizar inversiones incrementales en las opciones de mitigación para reducir las emisiones de
GEI. Bajo este marco es particularmente importante analizar las tendencias potenciales en las
emisiones de GEI, identificar las fuerzas que guían los cambios en las mismas y evaluar las
opciones de mitigación que contribuyan en el avance de las prioridades para el desarrollo del
país. En este trabajo se examinaron escenarios futuros de mitigación de emisiones de carbono
para un conjunto seleccionado de opciones energéticas y forestales en México.
Como un país exportador de petróleo, México depende fuertemente de los combustibles fósiles
para satisfacer sus necesidades energéticas. Cerca de 96% de la energía primaria proviene de los
hidrocarburos. Las emisiones de CO2 relacionadas con el uso de la energía pasaron de 150
millones de toneladas de CO2 en 1975 a 297 en 1990 y a 340 en 1996 (Sheinbaum et
al. 1999, IEA 1998). México tiene 49 millones de hectáreas (ha) de bosques naturales; además
existen 21 millones de ha clasificadas como tierras forestales degradadas. La deforestación y la
degradación de los bosques en el país han sido muy graves en las últimas dos décadas, con una
pérdida estimada de 670,000 ha por año a principios de los noventa (Masera et al. 1997).
Aproximadamente se emiten cada año 191 millones de toneladas de CO2 (52 millones de
toneladas de C) por deforestación (Masera y Ordoñez 1997).

En la actualidad, varias actividades en el país cuyo objetivo es atender las prioridades


nacionales de desarrollo, simultáneamente ayudan a reducir la tasa actual de crecimiento de las
emisiones de GEI. Estas actividades incluyen, dentro del sector energético, mejoras en la
eficiencia energética del sector industrial, transporte, comercial y residencial; cambio a
combustibles menos intensivos en la emisión de carbono, y la creación de estándares para
nuevos equipos. Dentro del sector forestal, la adecuada conservación y manejo de los bosques
naturales, las alternativas para disminuir la deforestación, así como la reforestación de las tierras
degradadas y deforestadas y el fomento de los sistemas agroforestales son también acciones que
al cumplir prioridades de conservación forestal, también a mitigar las emisiones de GEI.

MÉXICO Y EL CAMBIO CLIMÁTICO


EL SECTOR INDUSTRIAL Y LA
GENERACIÓN DE RESIDUOS
La industria reviste una enorme importancia para México. Ha
sido en gran medida la impulsora de la urbanización del
país, ha favorecido el surgimiento de una sector de
servicios que ha consolidado a las metrópolis y ciudades
medias, y en la actualidad represente uno de los
principales elementos, dinamizadores del desarrollo. No
obstante, ello le exige superar sus límites y responder a
los nuevos retos que le plantea la apertura externa y el
nuevo contexto internacional, así como las demandas de la
sociedad por un ambiente y una economía sanos, capaces de
sostener niveles de bienestar creciente.

La industria utiliza materias primas, energía capital y


trabajo humano para generar bienes socialmente deseables,
pero también, sus procesos productivos arrojan al ambiente
subproductos indeseables para los cuales, generalmente, no
hay precios positivos ni mercados. Entre ellos están las
emisiones de contaminantes a la atmósfera, las descargas de
aguas residuales y los residuos peligrosos y no peligrosos.

En etapas incipientes del proceso de industrialización, el


volumen de generación de residuos peligrosos es
relativamente pequeño y permite que éste sea asimilado
dentro de las capacidades de cargas de suelos, cuerpos de
agua y drenajes urbanos. Sin embargo, al avanzar el
proceso, el volumen desborda las capacidades biofísicas de
asimilación y manejo, convirtiéndose en un reto enorme de
gestión industrial y de política ambiental.

En México, se sabe que hasta 1970 prácticamente no se


aplicó ningún criterio ambiental para el desarrollo
industrial, aunque había indicios de impactos crecientes,
particularmente en términos de contaminación atmosférica y
la generación de desechos. Se estima que entre 1950 y 1960
estos efectos se incrementaron conforme la industria fue
recomponiéndose, aumentando la presencia de ciertas ramas y
tecnologías más contaminantes. Adicionalmente, las
afectaciones ambientales derivadas de la industria eran
asumidas como efectos locales y eran percibidas a una
escala que, se pensaba, no ameritaba una preocupación
mayor. En cuanto al uso de recursos naturales, predominaba
la idea de su explotación como fuente inagotable y, por
tanto, sin necesidad de imponerle restricciones.
La promulgación de la Ley Federal para Prevenir y Controlar
la Contaminación Ambiental, en 1971, marca el surgimiento
de una normatividad que, aunque estaba más orientada por
criterios de salud, incorporaba elementos para el control
de emisiones, lo que comprometía a la industria en el logro
de procesos cada vez más limpios. Posteriormente, la
aparición de un nuevo Código Sanitario, en 1973, introdujo
normas más específicas relacionadas con emisiones y
descargas industriales y la generación de residuos
peligrosos. Se expidieron también reglamentos para la
prevención y control de la contaminación atmosférica por
humos y polvos, de control de la contaminación de aguas, de
prevención y control de la contaminación del mar por
desechos y otros ordenamientos que directa o indirectamente
se relacionaba con la industria.

Repercusiones ambientales

Uno de los riesgos ambientales asociado al crecimiento


industrial es el uso intensivo de productos químicos que
son precursores de residuos peligrosos alguno de los cuales
tienen características de peligrosidad para la salud humana
y la de los ecosistemas. El daño que estas sustancias
pueden causar depende en primera instancia de su grado de
toxicidad, pero también de que los volúmenes de generación
y su persistencia propicien que alcancen concentraciones
suficientes para causar efectos nocivos. En este contexto,
la preocupación de las sustancias químicas potencialmente
tóxicas se centra en aquellas que sean que poseen
propiedades de alta toxicidad, de persistencia ambiental o
de bioacumulación y que son generadas por las actividades
productivas.

Se ha hecho evidente que toda sustancia química puede


encerrar peligros para la salud y seguridad de los seres
vivos y el ambiente, si alcanza una concentración dada y la
exposición se prolonga el tiempo suficiente para que ejerza
sus efectos. De acuerdo con los principios esgrimidos por
la Agenda 21, cada sociedad debe decidir qué riesgos
considera excesivos o inaceptables y, con base en ello,
decir sus marcos regulatorios y de gestión se sustancias
químicas. En particular, se hace necesario considerar los
siguientes aspectos:

• Impactos ecológicos en los ecosistemas

Una vez en el ambiente los contaminantes tóxicos pueden ser


ingeridos y retenidos en altas concentraciones por los
organismos vivos, ocasionándoles serios trastornos, incluso
la muerte. Si se encuentran en bajas concentraciones,
causan efectos subletales, como la reducción de tiempo de
vida de ciertas especies o el incremento de la
susceptibilidad a enfermedades o bien pueden causar efectos
mutagénicos y teratogénicos.

La presencia de compuestos químicos extraños para los


ciclos naturales, pueden también interferir con la
movilidad de otros compuestos que son importantes para los
procesos biológicos. Los organismos poseen una resistencia
variable a los contaminantes, según el grado de
aclimatación al tóxico. Por ejemplo, algunas especies de
animales son capaces de acoplar y de disminuir o anular la
toxicidad de algunos metales pesados incorporándolos en
proteínas; sin embargo, otros compuestos, como los
organoclorados, pueden dar lugar a metabolitos de mayor
toxicidad que el compuesto que los genera.

En México existen pocas experiencias de estudios


sistemáticos sobre el efecto al ambiente causado por
residuos peligrosos, su tiempo de residencia en los
ecosistemas, sus flujos y destino final y sus posibles
impactos sobre la biota y la salud humana. Cabe resaltar
que en la cuenca del río Coatzacoalcos se ha documentado la
presencia de metales en sedimentos y organismos en
concentraciones que exceden con mucho a los niveles
naturales y por ende, al balance geoquímica de dichos
elementos. Igualmente, la presencia de hidrocarburos
fósiles en sedimentos y organismos en concentraciones
elevadas muestran el alto impacto de las actividades
petroleros sobre la región. En esta zona se ha resaltado la
presencia de hidrocarburos aromáticos poli cíclicos en
especies comestibles, lo cual representa un riesgo para la
salud humana por sus propiedades carcinogénicas.

Los ecosistemas mantienen capacidades de carga limitadas


para asimilar sustancias. La presencia y cantidad de las
sustancias introducidas puede representar un riesgo de
desequilibrio para ellos, con las consecuencias de
degeneración de los ciclos naturales de materiales y
agotamiento de recursos.

Algunos de los procesos naturales mas relevantes en el


movimiento de sustancias tóxicas y de residuos peligrosos
en el ambiente, son:

 la lixiviación
 la absorción-desorción
 la volatización
 la bioacumulación
La lixiviación es la transferencia de un componen soluble
de un sólido a una disolvente adecuado.

La absorción es el proceso mediante el cual una sustancia


se transfiere de un fluido (líquido o gas) a un líquido o
sólido absorbente quedando disuelta en él. La desorción es
el proceso inverso, es decir la transferencia de un
componente en un sólido o líquido a un gas. Un proceso de
absorción crítico en la estabilidad climática del planeta
es el del bióxido de carbono que al ser absorbido por el
agua del mar puede ser capturado por el plancton. Este
proceso es el mismo para contaminantes tales como los
orgánicos persistentes que han acumulado en los océanos y
la atmósfera, imponiendo riesgos para los organismos que
los habitan.

La volatilización consiste en la evaporación de parte de un


componente, el que genera o se incorpora a una fase
gaseosa; en este proceso ocurre una concentración de
componentes tanto en al fase líquida como en la fase
gaseosa. La volatilidad de compuestos orgánicos en residuos
del manejo de combustibles y otros derivados del petróleo
impone riesgos de inhalación de sustancias tóxicas.

La bioacumulación describe la tendencia de ciertas


sustancias a acumularse en los tejidos de organismos vivos.
La tendencia de una sustancia a bioacumulación se relaciona
con las características hdrofóbicas o lipofílicas, por lo
que la preocupación de algunos valores de bioconcentración
se basan en el coeficiente octanol/agua y otras
características fisico-químicas. Ciertos plaguicidas como
el DDT, el aldrín y el endrín mantienen un elevado grado de
bioacumulación.

• Impactos en recursos hídricos

Sin lugar a dudas, una de las consecuencias más graves y de


mayor preocupación que pueden generar las malas prácticas
para la disposición de los residuos peligrosos, es la
afectación de los recursos hídricos superficiales y
subterráneos. En el primer caso la contaminación se produce
al infiltrase el agua de lluvia a través de los residuos
depositados en barrancas, cauces de ríos, laderas, grietas,
circulando posteriormente con su carga contaminante hacia
los cuerpos de agua ubicados en la vertiente. En el caso de
los recursos hídricos subterráneos, la contaminación se da
mediante un proceso similar, ya que durante y después de
los episodios de precipitación pluvial, el agua que se hace
percolador los desechos y que contiene una alta carga
contaminante, puede migrar a un acuífero y afectar su
calidad.
Pueden intervenir factores que en algunos casos llegan a
mitigar esta afectación, como son los siguientes:

 Presencia de acuíferos de tipo libre pero con niveles


piezométricos más profundos, que presentan una zona
no saturada potente, en la cual una gran parte de la
carga contaminante puede quedar retenida.
 Presencia de acuíferos de tipo confinado o
semiconfinado, en los cuales el material que almacena
y hace que se transmite el agua, es cubierto por un
horizontes prácticamente impermeables o muy poco
permeables respectivamente, por lo que los fluidos
contaminantes no llegan al acuífero.

Sin embargo, en otros casos, el acuífero se encuentra muy


somero o está constituido por materiales fracturados, lo
que incrementa su vulnerabilidad a la contaminación. Este
último caso, que es frecuente en el territorio nacional,
implica la contaminación de los recursos hídricos, la
afectación de las cadenas tróficas y en un contexto muy
general, el deterioro de los recursos naturales y de la
calidad de vida.

De los diversos compuestos químicos encontrados en aguas


subterráneas, los orgánicos son los que representan el
mayor riesgo por sus efectos en el ambiente y en la salud
humana. Dentro de este grupo de compuestos, los disolventes
industriales y los hidrocarburos aromáticos derivados del
petróleo son los más comunes. Muchos de los problemas de
contaminación ocurren por fugas, derrames y disposición de
líquidos orgánicos inmiscibles en la superficie del agua,
los cuales se inscriben dentro de fases líquidas no
acuosas. Estos fluidos inmiscibles pueden clasificarse en
dos categorías: aquellos cuya densidad es mayor que la del
agua, que incluyen a los solventes percloroetileno y
tricloroetileno, sustancias como la creosota, ciertos
compuestos orgánicos poli clorados y algunos plaguicidas, y
otros más ligeros que el agua, donde se incluyen compuestos
como el benceno, tolueno, etilbenceno y xileno.

Los compuestos cuya densidad es mayor que la del agua se


utilizan comúnmente en tintorerías, preservación de madera,
industria electrónica y eléctrica, maquinado, talleres de
impresión, producción y reparación automotriz, asfaltado y
aviación. Estas sustancias se transforman en forma
descendente y aun cuando presentan una baja solubilidad,
las concentraciones detectadas en varias regiones
sobrepasan las normas de calidad de agua potable. Los
sitios contaminados son sustancias cuya densidad es mayor
que la del agua pueden representar también una fuente
significativa de contaminación a largo plazo.

Los productos químicos encontrados en aguas subterráneas se


originan principalmente en actividades en zonas urbanas e
industriales. Por lo tanto, generalmente las aguas
subterráneas contaminadas se localizan cerca de áreas
industrializada o densamente pobladas, circunstancia que
incrementa la posibilidad de exposición humana.

Algunos de los contaminantes orgánicos que se han detectado


en aguas subterráneas representan un severo riesgo para la
salud. Sustancias como el percloroetileno y tricloroetileno
producen represión del sistema nervioso central o afectan
el funcionamiento del hígado y riñón, en tanto que el
tetracloruro de carbono, el cloroformo y el benceno son
agentes cancerígenos.

Una buen parte de los contaminantes que hacen a un residuo


peligroso se encuentran en forma líquida o disuelta, por lo
que una vez en el ambiente emigran en fase acuosa
interactuando a su paso con las partículas del suelo.
Además existen un gran cantidad de desechos en estado
sólido que producen lixiviados al descomponerse e
infiltrarse el agua de lluvia a través de ellos.

En México es aún escaso el seguimiento a problemas de


contaminación de recursos hídricos. Destaca el trabajo
sobre las posibles implicaciones ambientales del mal manejo
de residuos peligrosos llevado a cabo por el Centro de
Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM), el cual evalúa el potencial de contaminación de
acuíferos en compuestos orgánicos vertidos al drenaje del
Valle de México. A pesar de que se cuenta con algunos
estudios de afectación ocasionada por residuos peligrosos
de la industria maquiladora y estudios de impacto ambiental
asociados a diversas actividades y proyectos de manejo de
residuos peligrosos, aún no se dispone de un banco de
información o sistema actualizado en la materia.

 Riesgos de salud ambiental (tóxicos)

La toxicidad de una sustancia que se deterjan de acuerdo


con los efectos letales, crónicos o subcrónicos que pueden
presentarse en diferentes organismos o en blancos
ambientales. Sin embargo, generalmente se resaltan los
efectos adversos potenciales de las sustancias sobre la
salud humana. Entre los parámetros de toxicidad comúnmente
evaluados se destacan los siguientes:

 Letalidad aguda
 Efectos subletales en especies no mamíferas
 Efectos subletales en plantas
 Efectos subletales en mamíferos
 Teratogenicidad
 Genotoxicidad/Muganecididad
 Carcinogenicidad

Como se mencionó anteriormente, el daño que puede sufrir


una comunidad por la emisión de sustancias peligrosas no
depende únicamente de las características tóxicas, sino
también del hecho de que las sustancias puedan entrar en
contacto con la población. Si bien las rutas de exposición
pueden variar entre sustancias y depender de las
características del ambiente, su persistencia y
bioacumulación determinan el riesgo implícito.

La persistencia ambiental se relaciona con la tendencia de


una sustancia química a permanecer en el ambiente debido a
su resistencia a la degradación química o biológica
asociada a los procesos naturales. Una vida media corte
(pocos días) generalmente no produce una acumulación
significativa en el ambiente. Contrario a esto, una
sustancia con una vida media mayor puede resultar en una
exposición o acumulación sustancial en la cadena
alimenticia. Algunos compuestos organoclorados como los BPC
´s y metales pesados como el plomo, el cadmio y el
mercurio, son ejemplos típicos de contaminantes con elevada
persistencia ambiental.

 Riesgos por accidentes o contingencias

Otros riesgos derivados del inadecuado manejo de los


residuos peligrosos, son incendios, explosiones, fugas o
derrames de sustancias tóxicas o inflamables. Estos riesgo
se presentan con frecuencia durante las operaciones de
transporte o transferencia, procesos de tratamiento físico-
químico, almacenamiento de residuos incompatibles, o a
causa de una inadecuada utilización de envases para el
almacenamiento de los residuos. La falta de capacitación
del personal encargado del manejo de los residuos
peligrosos, puede provocar accidentes que en algunos pueden
alcanzar a receptores sensibles tales como población o
ecosistemas.
INFRAESTRUCTURA Y SERVICIOS
DISPONIBLES
MINIMIZACIÓN DE RESIDUOS EN EMPRESAS INDUSTRIALES

Se entiende por minimización de residuos en una industria a


un proceso de adopción de medidas organizativas y
operativas que permitan disminuir, hasta niveles económica
y técnicamente factibles, la cantidad y peligrosidad de los
subproductos generados que precisan un tratamiento o
eliminación final. Esto se consigue por medio de la
reducción en su origen y. cuando ésta no es posible, a
través del reciclaje o la recuperación de materiales
secundarios.

La minimización constituye una opción ambientalmente


prioritaria para resolver los problemas a los residuos y
también una prometedora oportunidad macroeconómica, para
reducir costos de producción y aumentar la competitividad
de las empresas.

Frente al aumento en los costos de tratamiento y


eliminación de los residuos, la minimización supone ahorros
importantes en costos de manejo y en el consumo de
materiales. Las inversiones tendientes a la minimización
pueden ser con frecuencia rentables. Independientemente, la
minimización puede reportarle a las empresas una mucho
mejor imagen entre sus consumidores y mejoras en la calidad
de sus productos y en el ambiente de trabajo. La
minimización es una filosofía y una práctica de calidad
ambiental total a través de la optimización de procesos,
que trasciende las decisiones tradicionales postproductivas
o al final del tubo, que sólo intentan resolver problemas
una vez que éstos se han generado.

La industria mexicana está sometida a una regulación


ambiental cada vez más amplia y profunda, y las
preocupaciones ambientales sobre la industria mexicana
trascienden su ámbito inmediato de repercusión y alcanzan a
incidir en los procesos comerciales y políticos tanto a
nivel lateral como bilateral.

La minimización requiere de incentivos y de recursos


humanos y técnico que permitan sustituir el manejo
relativamente primitivo y que hoy se hace de ellos por
prácticas eficientes de reducción, reciclaje y
recuperación.

Aunque la minimización constituye una alternativa


prioritaria para atender los problemas planteados por los
residuos peligrosos, es importante señalar que no es una
panacea, y que no puede abarcar a todas las corrientes de
residuos generados en la industria. Siempre habrá una
proporción importante de residuos que requerirán un manejo
al final del proceso.

FORTALECIMIENTO DEL MARCO JURÍDICO Y NORMATIVO

La normatividad y el marco jurídico constituyen


instrumentos de regulación estratégicos para adecuar
conductas productivas, minimizar o evitar riesgos
ambientales, inducir el manejo adecuado de los residuos y
ofrecer certidumbre a la inversión en la infraestructura y
los bienes de capital necesarios.

 Nueva normatividad
o Disposición final de envases y recipientes que
contuvieron residuos peligrosos.
o Secuencias de manejo de residuos peligrosos en
donde se obligue a la estabilización y
neutralización antes del confinamiento, se
prohíba que residuos en estado líquido sean
confinados, y se privilegien las oportunidades
para el reciclaje y aprovechamiento.
o Manejo de sustancias químicas precursoras de
residuos peligrosos prioritarios.
o Estandarización de técnicas de muestreo para el
análisis de residuos peligrosos
o Requisitos y especificaciones para el manejo de
lubricantes gastados
o Tratamiento térmico de todo tipo de residuos
o Procedimiento para el reciclaje de solventes
gastados
o Procedimientos para la remediación de suelos
contaminados

 Revisión a normas existentes

Al tiempo que es necesario desarrollar y complementar el


marco normativo, es preciso revisar y adecuar normas
existentes para adaptarlas a nuevas necesidades o para
potenciar su eficacia. En este aso se cuentan las
siguientes:

o NOM-052-ECOL-93, que establece las


características de los residuos peligrosos, el
listado de los mismos y los límites que hacen
a un residuo peligroso por su toxicidad al
ambiente. Es necesaria la revisión de esta
norma para adecuarla a criterios
internacionales, diferenciando los residuos
por su peligrosidad y por sus necesidades de
manejo en función de cantidades,
concentraciones, volúmenes y condiciones
físicas.
o NOM-055-ECOL-93, que establece los requisitos
que deben reunir los sitios destinados al
confinamiento de residuos peligrosos. Resulta
fundamental su revisión, en particular para
otorgarle un mayor nivel de protección a los
acuíferos subterráneos y cuerpos de aguas
superficiales, así como para redefinir
criterios de ubicación a partir de
consideraciones eficientes de riesgo.
o NOM 506,507 y 058 ECOL-93, que establecen los
requisitos para el diseño, construcción y
operación de obras complementarias, celdas,
instalaciones de confinamiento. En esta caso
se requiere su revisión para adecuarlas a las
revisiones a la ley y al reglamento.

Presenta México estrategia energética que amenaza el clima

07 de mayo de 2009

DF, México — Carbón y


nuclear son las energías
que se aprobarían para
generar electricidad, de
acuerdo con el Programa de
Obras e Inversiones del
Sector Eléctrico 2009-2018
de la CFE

México se niega a combatir


el cambio climático y
apuesta nuevamente a la
generación de electricidad
con tecnologías obsoletas y
sucias como el carbón, así
lo demuestra un informe
recientemente publicado por
la Comisión Federal de
Electricidad (CFE), denunció Greenpeace.

En un análisis que realizó la organización ambientalista


sobre el Programa de Obras e Inversiones del Sector
Eléctrico 2009-2018 (POISE 2009-2018), publicado por la
CFE, se señala que la segunda tecnología para la generación
de electricidad en el país será el carbón, con 2 mil 78
megawatts de capacidad adicional para los próximos años, lo
que demuestra nuevamente la incongruencia del gobierno
federal en materia de políticas sobre energía y en los
esfuerzos para revertir los efectos del cambio climático.

Cabe destacar que este programa es el instrumento de


planeación que sirve como base para el desarrollo futuro de
la industria eléctrica nacional, mismo que es actualizado y
publicado cada año.

El POISE 2009-2018 contempla la generación de 17,942 MW de


capacidad adicional para el servicio público, con la
siguiente composición: 2,930 MW en plantas hidroeléctricas,
geotermoeléctricas y eoloeléctricas; 2,079 MW en
carboeléctricas; 522 MW en unidades de turbogás y de
combustión interna; 8,795 MW en centrales de ciclo
combinado a gas natural, así como 2,368 MW cuya tecnología
ni energético primario han sido definidos, pero que podrían
desarrollarse a partir de carbón y energía nuclear, de
acuerdo con el documento.

“Aun cuando el presidente Calderón se ha comprometido a


reducir a la mitad las emisiones de gases de efecto
invernadero (GEI) para mediados de siglo, el sector
energético que contribuye con el 27.3 por ciento de dichas
emisiones, planea seguir invirtiendo en tecnologías sucias
y peligrosas en lugar de aprovechar el gran potencial de
México en energías limpias como la solar, la eólica, la
biomasa, las pequeñas hidroeléctricas y la geotermia. Sin
embargo, su mensaje al mundo es incongruente con las
políticas y acciones domésticas y no muestra señales claras
de su compromiso para evitar el cambio climático
catastrófico”, señaló María José Cárdenas, coordinadora de
la campaña de Cambio climático y energía.

Si bien el POISE contempla en su estrategia la inclusión de


las energías renovables para la generación de electricidad,
se mantiene la presencia de combustibles fósiles como el
carbón y se prevé que el precio de este combustible caerá
abruptamente con el desmantelamiento de este tipo de
centrales por parte de Estados Unidos –uno de los
principales productores y consumidores de carbón-. Una
justificación adicional es que el precio de este
combustible es menos volátili respecto a otros energéticos.
Lázaro Cárdenas, Michoacán, así como las regiones de
recursos potenciales de carbón en Coahuila, son los sitios
considerados para las futuras centrales incluidas en el
plan de expansión del POISE.

Asimismo, el programa indica que debido a la desaceleración


del crecimiento de la demanda y a los periodos de
licitación, construcción y desarrollo de la infraestructura
para este tipo de proyectos, se ha considerado que a partir
de 2017 será posible reactivar la instalación de centrales
carboeléctricas y la tecnología nuclear podría ser una
opción factible después de 2018.

“Para Greenpeace la energía nuclear es incompatible con un


modelo energético sostenible ya que no cumple ninguna de
sus premisas: no es económicamente eficiente, ni
socialmente justa, ni medioambientalmente aceptable. La
energía nuclear ha demostrado ser un fracaso económico,
tecnológico, medioambiental y social, que ha causado ya
graves problemas a la salud pública y al medio ambiente; el
ejemplo más claro lo tenemos en casa y se llama Laguna
Verde. En el mundo la energía nuclear sólo ha dejado
accidentes por radiación y generación de residuos
imposibles de eliminar; además contribuye a la
proliferación de armas nucleares”, añadió Cárdenas.

El informe de Greenpeace “Revolución Energética: Una


perspectiva de energía sustentable para México” demuestra
que México tiene el potencial necesario para aprovechar al
máximo las fuentes de energía renovables para reducir las
emisiones de gases de efecto invernadero de nuestro país y
de este modo evitar las peores consecuencias del cambio
climático, mediante cinco principios clave:

1. Retiro paulatino de energía sucia e insostenible


2. Desacoplar crecimiento económico del uso de los
combustibles fósiles
3. Instrumentar soluciones renovables, eficiencia
energética y descentralizar los sistemas energéticos
4. Respeto a los límites naturales
5. Equidad y justicia

Cabe señalar que a fines de este año se llevará a cabo la


Cumbre de Naciones Unidas sobre el Clima en Copenhague y el
acuerdo alcanzado en dicha reunión necesita reactivar una
economía de energías limpias para el futuro, conservar los
bosques del mundo, proteger a los más vulnerables y
encaminarnos hacia la disminución de las emisiones globales
que garantice que la temperatura global no rebase un
aumento de 1.5 grados centígrados.
Para ello, los países industrializados tendrán que reducir
sus emisiones de GEI en 40 por ciento para 2020, pero para
lograr una acción global progresiva, profunda y
fortalecida, los países en desarrollo deben reducir el
aumento de sus emisiones proyectadas de 15 a 30 por ciento
para el año 2020, si queremos tener alguna oportunidad de
evitar los efectos catastróficos del cambio climático.

“En lugar de invertir en energía nuclear y plantas de


carbón, el gobierno federal debería darle prioridad a
medidas de eficiencia y ahorro energético, así como
incentivos para detonar las energías renovables en el país.
Seguir generando electricidad con combustibles fósiles
producirá más cambio climático y gases de efecto
invernadero en nuestro país. Lo México necesita es una
Revolución Energética ¡ahora!”, finalizó Cárdenas.

— Greenpeace México

Pilas mexicanas, más tóxicas y


contaminantes que las europeas
17 abril 2009

DF, México — El Instituto Nacional de Ecología dio a


conocer su reciente estudio sobre pilas en México que
demuestra que estos productos rebasan los límites
máximos permisibles establecidos en las regulaciones de
países desarrollados y que es necesario contar con normas
oficiales para su uso y distribución

El Instituto Nacional de Ecología (INE) publicó en marzo de 2009 (1) la


versión más reciente de su documento “Las pilas en México: Un
diagnóstico ambiental” en el que habla de la necesidad de contar con
normas oficiales para su uso y distribución y de que es necesario
avanzar hacia el desarrollo de un programa integral de manejo ambientalmente sustentable de las pilas,
para que en México se comercialicen pilas con un contenido de mercurio y cadmio por debajo de los
límites máximos permisibles establecidos en las regulaciones de países desarrollados y, también, para
que se prohíba la comercialización de pilas de óxido de mercurio.

En sus estudios previos, de 2007 y 2008, los números arrojaron que las pilas en México sobrepasan los
valores límite establecidos por la Directiva Europea para mercurio y cadmio (DOUE, 2006).

"Para Greenpeace sigue siendo una prioridad que los fabricantes retiren los compuestos tóxicos de
las pilas, y como siempre lo ha pedido nuestra organización es urgente que, al mismo tiempo, se hagan
cargo del desecho de sus productos", señaló Patricia Ramos, coordinadora de la campaña de Tóxicos.
Las pilas son fabricadas con elementos químicos considerados como tóxicos, de hecho, 30 por ciento de
su contenido son materiales que causan daños a la salud y el medio ambiente. Existen estudios
publicados que muestran que el 35 por ciento de la contaminación por mercurio es ocasionada por las
baterías que se incineran con la basura doméstica.

Para tener una dimensión mayor del problema, basta saber que una sola pila (como las que utilizan los
relojes) puede contaminar 6.5 millones de litros de agua, la misma cantidad que tiene la alberca
universitaria de la UNAM. La contaminación se ha agravado con la venta de pilas piratas, que tienen
una duración mucho menor que una alcalina convencional. En promedio, casi la mitad del consumo en
México corresponde a pilas piratas, sobre todo de origen chino.

"Por ello, lo que se necesita en nuestro país es un programa integral de manejo ambientalmente
adecuado de las pilas, que en particular contenga estos elementos fundamentales: promover que los
fabricantes de pilas retiren los compuestos tóxicos de estos productos; evitar el vertido de pilas y baterías
en basureros municipales; aplicar planes de manejo especial para estos productos y desarrollar una
normatividad específica; promover que fabricantes, importadores y distribuidores de pilas se hagan
cargo de estos productos al final de su vida útil; promover el acopio y reciclado; y que las pilas se
sujeten a la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos", enfatizó Ramos.

Cada mexicano consume:

• En 1996: 5.2 pilas.


• En 2002: 7 pilas.
• En 2007: 12.6 pilas (excluyendo pilas de óxido de mercurio).

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