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Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 28, 16-20. 30-31
Salmo
Sal 10, 4. 5 y 7 R/. Los buenos verán tu rostro, Señor
El señor escoge a sus discípulos y los escogidos deben seguirlo sin mirar
a los lados, no es nuestra función juzgar el buen actuar del Señor ni
reclamar por sus decisiones, en cambio debemos sentirnos agradecidos
eternamente porque nos eligió para ser pastoreados por El, El es el más
grande, así que fijémonos en nuestros propios errores, antes de ver los
de los demás, dediquemos extenuantemente nuestro tiempo a conocer a
Dios y permitámosle cambiar quien somos para rediseñar nuestras
vidas, la envidia puede ser un veneno para el alma, puede hacer que
cambie nuestra forma de ser y nuestros pensamientos que a su vez se
verán reflejados y Dios lo notara inminentemente, sintámonos
agradecidos de todo lo que podamos lograr por que no lo hicimos por
nuestra voluntad sino por la voluntad de Dios padre creador, quien se
encarga de que seamos y existamos, pidamos perdón a Dios por nuestro
sentir que no este alineado al comportamiento requerido para seguirlo a
El en este camino y no lo traicionemos mas, que el no espera eso de
nosotros, como reprocharle algo al mas grande, si el ni siquiera mira
nuestro pecado.
En esta mañana quiero darte gracias Señor por la vida y por mis
pensamientos, por ser mi primer pensamiento por estar presente en mi
vida y por hacer de ella un mundo mejor, quiero ser como tu, tu eres
todo lo que quiero ser, permite llegar a tal perfección y conocer la
verdadera vida.
Primera lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pedro 3, 12-15a. 17-18
Queridos hermanos:
¡Esperáis y apresuráis la llegada del Día de Dios! Ese día los cielos se
disolverán incendiados y los elementos se derretirán abrasados.
Pero nosotros, según su promesa, esperamos unos cielos nuevos y una
tierra nueva en los que habite la justicia, por eso, queridos míos,
mientras esperáis estos acontecimientos, procurad que Dios os
encuentre en paz con él, intachables e irreprochables, y considerad que
la paciencia de nuestro Señor es nuestra salvación.
Así pues, queridos míos, ya que estáis prevenidos, estad en guardia
para que no os arrastre el error de esa gente sin principios ni decaiga
vuestra firmeza. Por el contrario, creced en la gracia y en el
conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él la gloria
ahora y hasta el día eterno. Amén.
Salmo
Sal 89, 2. 3-4. 10. 14 y 16
Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.