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SUÁREZ Y EL
DESTINO DE LA
METAFÍSICA
De Avicena a Heidegger
ESTUDIOSYENSAYOS
BAC
FILOSOFÍA Y CIENCIAS
Págs.
Prólogo .......................................................................................... XV
Selección bibliográfica sobre Suárez ..................................... XXIII
Siglas y abreviaturas..................................................................... IL
Capítulo I. La metafísica de Suárez hoy................................... 3
PRIMERA PARTE
INTRODUCCIÓN
Capítulo II. Vida y pensamiento de Suárez.............................. 17
1. Infancia y primeros estudios: Granada y Salamanca
(1548-1564)....................................................................... 17
2. Los años de formación: Medina del Campo y Salamanca
(1564-1571)....................................................................... 21
3. Profesor en los Colegios de Segovia, Avila y Valladolid
(1571-1580). Contradicciones académicas...................... 29
4. Profesor en el Colegio Romano (1580-1585). Impugna
ciones contra la Compañía de Jesús.................................. 35
5. Retorno a España y magisterio en Alcalá (1585-1593).
Comienzo de las publicaciones: De Verbo Incamato
(1590) y De Mysteriis vitae Christi (1592)....................... 40
6. La estancia en Salamanca (1593-1597). Otras publica
ciones: De Sacramentis y Disputationes metaphysicarum... 45
a) El tratado De Sacramentis.......................................... 46
b) Las Disputationes metaphysicarum............................. 47
7. Catedrático de prima en Coimbra (1597-1617). Nuevas
publicaciones: De Deo uno et trino, De Censuris, De im-
munitate ecclesiastica a Venetis violata................................ 57
8. Suárez y la disputa de auxiliis: libertad y gracia en el
obrar humano (1581-1607).............................................. 60
9. Últimas publicaciones teológicas: De poenitentia (1602),
De Censuris (1603), De Deo uno et trino (1606), De im-
munitate ecclesiastica a Venetis violata (1607)................... 69
10. K1 Tractatus ele legibus ac Deo legislatore (1612)............... 74
11. La Defensiofidei (1613)...................................................... 80
X ÍNDICE GENERAL
Págs.
a) El contexto de la obra................................................ 81
b) La Defensio fidei y la política de Suárez: soberanía
popular, democracia y lucha contra el absolutismo.. 85
c) El origen del poder: la soberanía popular................ 88
d) El ejercicio del poder: la democracia......................... 91
12. Últimos días y muerte de Suárez...................................... 94
13. Apéndice: Tabla cronológica de la vida y obra de Suárez. 97
C a p ít u l o III. Suárez y la metafísica: encuadramiento general. 101
1. «Francisco Suárez: este es el hombre».................................. 101
2. Un primer acercamiento a la obra filosófica de Francisco
Suárez.................................................................................. 106
3. Una comparación entre Suárez y Tomás de Aquino........ 110
a) La teoría del conocimiento de Suárez: el conoci
miento intelectual directo de lo singular y sus presu
puestos metafísicos...................................................... 111
b) Las principales tesis de la metafísica de Suárez: el
concepto de ser, materia y forma, sustancia y acci
dentes, el principio de individuación........................ 115
C a p ít u l o IV. La recepción de Suárez en el siglo XX................ 129
1. Étienne Gilson.................................................................... 129
2. Martin Heidegger............................................................... 133
3. Gustav Siewerth................................................................. 138
4. Ludger Honnefelder........................................................... 140
5. Jean François Courtine..................................................... 144
SEGUNDA PARTE
SUÁREZ EN LA HISTORIA
C a p ít u l o V. Precedentes históricos de Suárez en primera y
segunda escolástica..................................................................... 153
1. Avicena: la metafísica de la esencia................................... 153
2. Algunos precedentes de Suarez de la primera escolástica .. 161
a) El agustinismomedieval.............................................. 163
b) Enrique de Gante........................................................ 166
c) Juan Duns Escoto....................................................... 168
d) Egidio Romano........................................................... 172
e) En síntesis.................................................................... 174
3. Algunos precedentes de Suárez de la segunda escolástica .. 175
a) El ambiente filosófico de la segunda escolástica...... 175
b) Las diversas generaciones de la segunda escolástica.. 182
ÍNDICE GENERAL XI
Pàgs.
c) La segunda escolástica española y su influjo más allá
de nuestras fronteras.................................................. 183
d) La cuestión de la composición de esse y essentia en el
contexto de la segunda escolástica.............................. 185
4. Algunos aspectos de teoría del conocimiento tardóme-
dieval y su incidencia en Suárez........................................ 188
a) La doctrina de Escoto sobre la notitia intuitiva y la
notitia asbtractiva........................................................ 188
b) Aureolo y la teología de laomnipotencia divina....... 192
c) Ockham, la omnipotencia divina y la intuición del
objeto no existente...................... ................................. 195
d) El esse objectivum: un nuevo concepto de realidad y
verdad.......................................................................... 203
Capítulo VI. Suárez y la metafísica escolástica en los siglos
XVI-XVII.................................................................................. 209
1. Los nuevos aires de la filosofía moderna.......................... 209
2. El Concilio de Trento y la renovación escolástica............ 211
3. La situación de la filosofía escolástica en la Alemania
protestante............... 218
a) La consolidación del aristotelismo............................ 220
b) Los manuales de metafísica inspirados en el aristote
lismo............................................................................ 221
c) La manualistica de metafísica alemana independiente.. 226
Capítulo VII Suárez y la filosofía moderna............................ 237
1. El papel de Suárez en la transición de la filosofía antigua
a la nueva según Heidegger............................................... 237
2. René Descartes................................................................... 240
a) La realitas objectiva de la idea.................................... 240
b) La cuestión de la esencia y la existencia...................... 243
3. Baruch Spinoza................................................................... 246
4. Gottfried Wilhelm Leibniz............................................... 247
5. Christian WòlfF...................I.............................................. 253
6. Immanuel Kant.................................................................. 258
TERCERA PARTE
LA SISTEM ÁTICA FILOSÓFICA DE SUÁREZ
Capítulo VIII. Un nuevo concepto de materia y de accidente.. 265
1. La disputa entre Descoqs y Fabro sobre el tomismo y el
suarecismo ......................................................................... 266
XII ÍNDICE GENERAL
Pdgs.
2. Una nueva teoría de la materia: la problemática en la
composición sustancial (materia prima y forma sustan
cial) ..................................................................................... 270
a) La atribución de un acto entitativo a la materia y
sus consecuencias: la sustancialización de la materia
prima y consiguiente unión accidental con la forma
sustancial...................................................................... 270
b) La precaria unión de materia y forma debe ser refor
zada recurriendo al modo deunión sustancial............. 271
c) Extrinsicismo de materia yforma y tendencia al dua
lismo: hacia la resextensacartesiana............................ 272
d) Inhesión inmediata del accidente cantidad en la ma
teria............................................................................. 273
3. Una nueva teoría del accidente: la problemática en la
composición accidental (sustancia y accidentes)............. 274
a) Sustancialización del accidente y unión extrínseca
con la sustancia........................................................... 274
b) La precaria unión entre sustancia y accidente obliga a
recurrir al modo de unión accidental.......................... 276
c) El accidente extrínsecamente unido a la sustancia no
la manifiesta: hacia el fenomenismo moderno........... 277
d) Heidegger y el destino de la metafísica....................... 279
e) Superación no de la metafísica, sino del fenomenis
mo: el nuevo horizonte que la Fides et ratio abre a la
metafísica..................................................................... 280
C a p ít u l o IX . Un nuevo concepto de realidad y de potencia... 283
1. Una nueva teoría de la realidad: la problemática de la
composición de esencia y ser............................................. 283
a) la existencia es el estado de actualidad de la esencia... 283
b) La esencia es el estado de simple posibilidad, que en
cuanto tal es una nada, pero una nada apta para ser
producida (o creada)................................................... 284
c) Un importante principio de Suárez: «El ente en acto
(existencia) y el ente en potencia (esencia) se distin
guen como el ente y el no-ente en absoluto»............ 285
d) La esencia en acto añade a la esencia en potencia una
simple adición de razón.............................................. 286
e) La existencia es el ser en virtud del cual la esencia es
formalmente constimida en acto fuera de sus causas.. 287
f) La distinción entre esencia y existencia no puede ser
real................................................................................ 287
g) Algunas consideraciones de interés añadidas por el
«Doctor Eximio»......................................................... 290
ÍNDICE GENERAL XIII
Págs-
2. La problemática en la composición de acto y potencia:
potencia predicamental y potencia transcendental.............. 293
a) La potencia predicamental........................................ 294
b) La potencia trascendental........................................... 298
3. Consideraciones conclusivas: actualismo y racionalismo
suarecianos.......................................................................... 301
a) El actualismo de Suárez............................................... 302
b) El racionalismo de Suárez............................................ 302
Capítulo X. Res, aliquid y nihil en la doctrina suareciana de
los transcendentales.................................................................. 307
1. Naturaleza de las propiedades transcendentales según
Suárez.................................................................................. 310
2. El número de los transcendentales. La interpretación
esencialista del ente y reducción a tres de los transcen
dentales (unum, verum, bonum)....................................... 313
a) Ens y res....................................................................... 318
b) Ens y aliquid............................................................... 320
3. Deducción de los primeros principios a partir de los trans
cendentales......................................................................... 321
4. Ens y res a lo largo de la historia: Avicena, Tomás de Aqui
no, Enrique de Gante, Escoto y Suárez.............................. 325
5. Ens y aliquid en la historia: Kant, Baumgarten, Wolff,
Clauberg............................................................................. 330
C a p ít u l o XI. Una reflexión final................................................ 339
Í n d ic e o n o m á s t ic o ......................................................................... 351
PRÓLOGO
1. Bibliografía general
Baciero, C., «Suárez y sus Disputation.es metaphysicae. Importan
cia y significado histórico»: Arbor 159 (1998) 451-471.
Baert, E., Aufstieg imd Untergang der Ontologie (Universitätsver
lag Rasch, Osnabrück 1997).
Bauer, E. J., «Francisco Suárez. Scholastik nach dem Humanis
mus», en P. R. Blum (ed.), Philosophen der Renaissance (Wis
senschaftliche Buchgesellschaft, Darmstadt 1999) 206-221.
C astellote C ubells, S., «Der Stand der heutigen Suárez - For
schung auf Grund der neu gefundenen Handschriften»: Phi
losophisches Jahrbuch 87 (1980) 134-142.
— «La libertad en Francisco Suárez. Dos versiones inéditas sobre la
libertad. Estudio comparativo»: Anales Valentinos 21 (1985) 31-60.
— «Posibilidad de la antropología como ciencia, según Francisco
Suárez», en Homenaje a D. Ignacio Valls (Facultad de Teología,
Valencia 1998) 167-188.
— Tractatus una cum quaestionibus Aristotelis De Anima. Edi-
tio critica. Bilingüe: texto latino y castellano. Introducción de
X. Zubiri, 3 vols. (Labor, Madrid 1992) [Estudio comparativo
de los 12 primeros capítulos de la edición parisina de Vives y
la del manuscrito de Salamanca, editado por Salvador Caste
llote, Tractatus De Anima].
— «Un manuscrito inédito De Anima»: Anales Valentinos 40
(1994) 250-346.
C eñal Llórente, R., «Los fundamentos metafísicos de la moral
según Suárez»: Revista de Filosofía 7 (1948) 721-735-
Coujou, J.-R, Le vocabulaire de Suárez (Ellipses, París 2001).
C ourtine , J.-E, «Ontologie ou métaphysique?»: Giornale di me-
tafisica 7 (1985) 3-24.
— Suárez et le Systeme de la métaphysique (PUF [Epiméthée], París
1990).
C ross, R., «Duns Scotus and Suárez at the Origins of Moder-
nity», en W. J. H ankey- D. H edley (eds.), Deconstructing
XXIV BIBLIOGRAFÌA
b) Suárez en la historia
Bacierò, C., «Presencia de Suárez en la metafisica de X. Zubi-
ri»: Cuadernos Salmantinos de Filosofia! (1980) 235-246.
Brufau P rats, J., «Influencia de Suárez en la Ilustración»: Cua
dernos Salmantinos de Filosofìa 7 (1980) 65-80.
C aputo, J., Heidegger and Aquinas: an Essay on Overcoming Meta
physics (Fordham University Press, Nueva York 1982).
C arraud, V, Causa sive ratio. La raison de la cause de Suárez à
Leibniz (PUF, París 2002).
C astellote C ubells, S., «La posición de Suárez en la historia»:
Anales del Seminario de Valencia 2 (1962) 5-120.
C onill, J., «Suárez desde Ortega y Zubiri», en J. Schmutz (ed.),
Francisco Suárez: Der ist der Mann (Edicep, Valencia 2004)
69-88.
BIBLIOGRAFÍA XXIX
c) Teoríajurídica de Suárez
Abril C astello, V, «Suárez, padre de los derechos humanos»:
Cuadernos Salmantinos de Filosofía 7 (1980) 43-52.
Ákerlund, E., «Suárez’s Ideas on Natural Law in the Light of
His Philosophical Anthropology and Moral Psychology», en
V. M arinen (ed.), 7he Nature of Rights: Moral and Political
Aspects of Rights in Late Medieval and Early Modern Philosophy
(Acta Philosophica Fennica [87], Helsinki 2010) 165-196.
Bastit, M., «Interprétation analogique de la loi et analogie de
l’être chez Suárez: de la similitude à l’identité»: Les Etudes Phi
losophiques AA (1989) 429-443.
— Naissance de la loi moderne. La pensée de la loi de saint Thomas
à Suarez (PUF, Paris 1990).
Brieskorn, N., «Lex aeterna. Zu Francisco Suárez’ Tractatus de
legibus ac Deo Legislatore», en F. G runert - K. Seelmann
(eds.), Die Ordnung der Praxis. Neue Studien zur spanischen
Spätscholastik (Niemeyer, Tubinga 2001) 49-74.
C arpintero, E, Justicia y ley natural: Tomas de Aquino y los otros
escolásticos (Servicio de Publicaciones, 28; Universidad Com
plutense-Facultad de Derecho, Madrid 2004) 318-347.
Coujou, J.- P., «La reformulation de la question de la loi naturelle
chez Suárez», en J. Schmutz , (ed.), Francisco Suárez: Der ist
der Mann (Facultad de Teología San Vicente Ferrer, Valencia
2004) 105-132.
C ourtine , J.- E, Nature et empire de la loi. Etudes Suáreziennes
(Vrin, París 1999).
— «Vitoria, Suárez et la naissance du droit naturel moderne», en
A. Renaut (ed.), Flistoire de la philosophie politique, II: Nais
sance de la modernité (Calmann-Lévy, Paris 1999) 127-181.
D oyle, J., «Francisco Suárez on The Law of Nations», en M. W.
Janis - C. Evans (eds.), Religion and International Law (Black
well, Londres 1999).
XXXIV BIBLIOGRAFÍA
El interés por la obra de Suárez está hoy más vivo que nun
ca. Asistimos a una rica y variada floración de escritos sobre la
filosofía de Suárez, tanto de metafísica y filosofía en general,
como de teoría jurídica y política. Los últimos repertorios bi
bliográficos sobre Suárez (el de Ceferino Santos-Escudero, de
1948 a 19801, y el de Jacob Schmutz, de 1976 a 201012) dejan
clara constancia de este fenómeno. El primero presenta 754 tra
bajos; el segundo, 287. En total, más de mil trabajos científicos
sobre el pensamiento de Suárez, fundamentalmente monogra
fías y artículos, escritos en un período de tiempo de aproxima
damente sesenta años. El hecho reviste sobrada importancia y
es digno de atención y estudio para el interesado en la filosofía.
En los estudios sobre Suárez realizados en España se ad
vierten dos etapas claramente diferenciadas: hasta finales de
la década de 1970 los estudios sobre la filosofía de Suárez
procedían en gran parte de autores de la Compañía de Je
sús (J. I. Alcorta, E. Elorduy, J. Gómez Caffarena, J. Hellín,
J. Roig Gironella, etc.) o de aquellos otros vinculados de algún
modo a la investigación y enseñanza de la filosofía en uni
versidades de corte suarista. Pero a partir de 1980 se observa
una ampliación del interés a autores de una procedencia más
diversificada, procedentes de áreas como la filosofía de Zubiri,
el estudio de la filosofía medieval, los orígenes tardomedieva-
les de la filosofía moderna. Entre ellos destacan S. Castellote
Cubells, S. Fernández Burillo, V. Sanz, C. Baciero, M. Álvarez
Gómez, J. Martínez Gómez y otros3.
S -E
1 Cf. C. antos scudero , «Bibliografía suarecia de a
1948 1980», a.c.
S ,
2 Cf. J. chmutz «Bibliographie generale sur Francisco Suárez, SJ», a.c.
3 D e todos estos autores y de sus escritos se da debida cuenta en el capítulo
dedicado a la bibliografía.
4 SUÁREZ Y EL DESTINO DE LA METAFÍSICA
INTRODUCCIÓN
C a p ít u l o II
VIDA Y PENSAMIENTO DE SUÁREZ
Patio
m enor
Calle Pavaneras
a) El contexto de la obra
En 1603, Jacobo VI, hijo de María Estuardo y rey de Es
cocia, asciende al trono de Inglaterra a la muerte de Isabel I.
Tomará el nombre de Jacobo I. Isabel había impuesto a todos
sus súbditos un juramento de fidelidad en el que se reconocía
su absoluta supremacía temporal y espiritual con exclusión de
cualquier autoridad extranjera. La fórmula decía:
Yo N.N., testifico y declaro en mi conciencia que la rei
na sola es suprema gobernadora del reino de Inglaterra y de
los demás señoríos y estados sujetos a su majestad, no me
nos en las cosas espirituales y eclesiásticas que en las tempo
rales y civiles; y que ningún príncipe extranjero —-persona,
prelado, estado o potentado— de hecho ni de derecho tiene
alguna jurisdicción, potestad, superioridad, preeminencia o
autoridad eclesiástica o espiritual en este reino. Por tanto,
renuncio y repudio enteramente todas las tales jurisdiccio
nes, potestades, superioridades y autoridades80.
Esta fórmula, llena de insolencia para cualquier cristiano
de juicio, fue sustituida en julio de 1605 por Jacobo I por
otra más suave en apariencia, porque no tenía otro fin que
afirmar y defender la autoridad temporal del rey, pero en rea
lidad ocultaba veladamente una anulación del poder del Papa.
La fórmula de juramento arbitrada por el rey Jacobo imponía
con un lenguaje sumamente solemne («Yo, N. N., verdadera
y sinceramente en mi conciencia delante de Dios y de todo el
mundo reconozco, profeso y testifico que [...]») el reconoci
miento de las siguientes cinco obligaciones: 1.a Que Jacobo
era el rey legítimo y supremo señor del reino; 2.a Que ni el
Papa ni la Iglesia romana tenían poder alguno para deponerlo,
estorbar su dominio de cualquier modo que fuese ni absolver
H O S P E S I N H O C T U M U L O S U N T M IR A C U L A :
M U N D I N A M S I I U D I C I O S A E C U L A S T A R E V E L IN T ,
H I C E S T E U R O P A E , A T Q U E A S IA E , M U N D I Q U E M A G IS T E R H I C
E S T , O C C I D U A E G L O R IA S U M M A T O G A E :
H I C E S T , D U M T R IA D IS T R A C T A T S U B L IM IA , T H O M A S J I N T I
M A D U M S O P H IA E P A N D I T , A R IS T O T E L E S ; H A E R E S E O S D U M
M O N S T R A P O T E N S F E R IT , A U G U S T IN U S ;
S C R IP T U R A H IE R O N Y M U S , E L O Q U I O A M B R O S IU S ;
D U M F I D E I T R A C T A T C A U S A S , A T H A N A S IU S H I C E S T , D U M P IA
B E R N A R D U S , D U M SA C R A G R E G O R IU S .
H I C T A M E N E S T M U N D O P A R IL L E , S U A R IU S ; A T S I
IU D IC IU M IP S E S U U M P R O M E R E T , H IC N IH IL E S T .
P A T R I F R A N C IS C O S U A R E Z
E S O C IE T A T E J E S U , E X I M I O I N T H E O L O G I A D O C T O R I
E P IT A P H I U M
T U M U L O E IU S U L Y S S IP O N E I N C I S U M 102
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Carta de Suárez de 2 dejulio de 1579 al General Mercurián
sobre su doctrina y el modo de exponerla.
C apítulo III
SUÁREZ Y LA METAFÍSICA:
ENCUADRAMIENTO GENERAL
Sic igitur ipsum universale per en los que entiende las especies
speciem intelligibilem directe inte- inteligibles, como se dice en III
lligit; indirecte autem singularia, De Anima. De modo que, nuestro
quorum sunt phantasmata [...] entendimiento, conoce en virtud
Ad tertium dicendmn quod sin de las especies inteligibles direc
gulare non répugnât intelligibili- tamente lo universal; e indirecta
tati inquantum est singulare, sed mente, en virtud de losfantasmas,
inquantum est materiale, quia lo singular [...] En tercer lugar es
nihil intelligitur nisi immateriali- menester decir que lo singular es
ter Et ideo si sit aliquod singulare ininteligible no en cuanto singu
immateriale, sicut est intellectus, lar, sino en cuanto que es material,
hoc non répugnât intelligibilitati ya que nada es entendido si no es
(STh, I, q.86, a.l, co). inmaterialmente. Por lo tanto, si
hay algún ser inmaterialy singu
lar, como es el entendimiento, esto
no se opone a su inteligibilidad
(STh, I, q.86, a.l, co).
Suárez, en cambio, siguiendo unos principios en parte es-
coristas, en parte nominalistas, admite un conocimiento inte
lectual directo de lo singular. Pero, puesto que es del máximo
interés para la comprensión de las divergencias entre Suárez y
Tomás de Aquino, preguntémonos: ¿de qué modo es posible
esta tesis? ¿qué nuevo principio sustenta la gnoseología de Suá
rez? Unicamente una nueva noción de materia prima. Según
Suárez, que en este aspecto se muestra fiel discípulo de Esco
to, la materia prima no es pura potencia, sino algo que posee
una actualidad propia, que, aunque inferior a la que aporta la
forma, sin embargo es suficiente para que el entendimiento
pueda acceder a ella; y pueda hacerlo directa o intuitivamente,
no abstractivamente, dado que se trata un acto cognoscitivo
intelectual inmediato. Para Suárez el entendimiento encuen
tra en las cosas materiales inmediatamente un aspecto pro
porcionado a su propio acto. La abstracción deja así de ser
necesaria. Toda la filosofía moderna, dominada por la idea del
intuicionismo (sea intelectual en el racionalismo, sea sensible
en el empirismo), se deriva de este nuevo principio escotista-
ockhamista-suareciano.
C .3 . EN CUADRAM IEN TO G EN ERAL 115
— Materia y forma
Como ya se ha visto a propósito de la teoría del conoci
miento, la relación entre materia y forma depende de la con
cepción previa que se tenga de la materia prima. Toda la cues
tión descansa en saber si la materia, llamada prima, carece o
no de un acto formal y entitativo propio. Mientras para los
tomistas la materia prima es pura potencia tanto en el orden
esencial como en el existencial, para Suárez, en cambio, se
guidor en este aspecto de Escoto, la materia es potencia so
lamente en el orden esencial, pero no en el de la existencia,
puesto que posee un acto entitativo propio por medio del cual
es puesta fuera de sus causas y hecha apta para subsistir, de tal
suerte que, al menos apelando a la potentia Dei absoluta, po
dría subsistir sin la forma. Pero, ¿qué sentido tiene atribuir a la
materia prima la existencia?
Santo Tomás adopta al respecto una posición nítida. En el
compuesto no hay más que un único acto de ser, en virtud del
cual existen tanto la materia como la forma.
Nihil enim est simpliciter Nada es propiamente uno
unum nisi per formam unam, per sino por la forma, mediante la
quam habet res esse, ab eodem cual la cosa [material] adquie
enim habet res quod sit ens et re el ser y por lo mismo la cosa
quodsituna (STh, I, q.76, a.3, co). viene tanto a ser ente como a
ser una (STh, I, q.76, a.3, co).
A su vez, la materia no está ordenada inmediatamente a la
existencia, sino a la forma, de la que recibe el ser.
Talis autem invenitur habitu- Tal es, pues, la relación de
do materiae et formae, quia forma la materia a la forma, porque la
dat esse materiae. Et ideo impos forma da el ser a la cosa material.
sibile est esse materiam sine aliqua Y por tanto es imposible que la
forma. Tarnen non est impossibile materia esté [o exista] sin forma
esse aliquam formam sine materia alguna. Por el contrario no es
(De ente et essentia, 3). imposible que la forma sea sin
materia (De ente et essentia, 3).
C .3 . EN CUADRAM IEN TO G EN ER A L 121
— Sustancia y accidentes
La problemática de la unidad del compuesto se reproduce
también en la relación entre la sustancia y los accidentes, dada
13 D M 6, 4, 16: «Materia et form a proprie ac form aliter revera non sunt unum ,
sed com ponunt unum».
C.3. ENCUADRAMIENTO GENERAL 125
— El principio de individuación
Finalmente, con la doctrina del principio de individuación
se trata de dar razón de la multiplicación numérica (es de
cir, en diversos individuos) de una perfección específicamente
idéntica. Siguiendo el principio de que el acto no puede ser
midtiplicado más que por la potencia, Tomás de Aquino sos
tenía que la multiplicación numérica en diversos individuos
de una misma naturaleza no podía provenir más que de la
materia, que recibía, limitaba, multiplicaba e individualizaba
(o determinaba in concreto) la forma (y la naturaleza), que, en
cuanto común a muchos, es algo de naturaleza universal.
C.3. ENCUADRAMIENTO GENERAL 127
1. Étienne Gilson
En la Introducción del Index scolastico-cartésien, cuya pri
mera edición apareció en 1913, escribía Gilson: «Por mucho
tiempo se ha pensado que el motivo principal de la gloria de
Bacon y de Descartes radicó en el hecho de que estos autores
habrían dado origen a una filosofía radicalmente desligada de
todas las filosofías precedentes y que habrían construido un
edificio completamente nuevo»1. Contra este difundido modo
de pensar, sin embargo, ya alzó su voz Freudenthal, quien puso
de manifiesto decididamente el error de esta opinión.
Desde el inicio en su célebre obra sobre Spinozay la Es
colástica12 [...] hacía notar este autor que en rigor semejante
concepción del cartesianismo se podía sostener únicamente
en consideración a la física, pero que la psicología, la doctri
na del conocimiento, la moral y la metafísica de Descartes
están saturadas de elementos tomados en préstamo de la
Escolástica. La doctrina del tiempo, de los accidentes, de los
elementos y de las cualidades de los cuerpos, de Dios y de
sus atributos, de las pruebas de su existencia, de la creación
y de la conservación del mundo, de la sustancia y de sus re
laciones con los accidentes, de las ideas innatas y de nuestro
1 É. G ilson , Index scolastico-cartésien (Vrin, París 1979) I.
2 Cf. J. Freudenthal, «Spinoza und die Scholastik», o.c.
130 R I. INTRODUCCIÓN
2. Martin Heidegger
Ya nos hemos referido a la afirmación fundamental de
Heidegger sobre Suárez, que considera a este como el punto
de transición de la metafísica griega a la filosofía moderna. Las
Disputaciones metafísicas — dice Heidegger— han permitido
el transvase de la vieja ontología griega a la filosofía moderna
11 Ibid., 155-156.
12 C h . W olff, Ontologia, o.c., 134: «Ens dicitur quod existere potest, conse
q u e n ts cui existentia non repugnat».
134 R I. IN T R O D U C C IÓ N
3. Gustav Siewerth
Las opiniones de Gilson y Heidegger ejercerán un influjo
manifiesto en la obra de Gustav Siewerth, El destino de la me
tafísica desde Tomás hasta Heidegger (Das Schiksal der Metaphy
sik von Thomas bis Heidegger)26. De Gilson la obra de Siewerth
toma la idea de la pérdida progresiva del acto de ser tomista en
un proceso de esencialización que caracteriza en realidad toda
la historia del pensamiento moderno. De Heidegger se toma,
a su vez, la idea de la historia como un progresivo olvido del
ser. Al igual que Gilson y Heidegger, también Siewerth cree
ver en Suárez el momento fundamental de la transición de la
metafísica medieval a la moderna. Las Disputaciones metafísi
cas, última obra de la Escolástica, son el punto en el que se ve
con mayor claridad el origen del pensamiento moderno «en
el espado de la metafísica teológica, al cual este debe el funda
mento mismo de su posibilidad»27, y de otro lado el proceso
de naturalización de la teología revelada.
21 D M 3 1 ,2 ,1 .
25 Cf. M . H eidegger, Die Grundprobleme der Phänomenologie, o.c., 109 y 169-
170.
26 Cf. G. Siewerth , Das Schiksal der Metaphysik von Thomas bis Heidegger, o.c.
27 Ibid., 185.
C.4. LA RECEPCIÓN DE SUÁREZ EN EL SIGLO XX 139
28 Ibíd., 185.
29 Ibíd., 205.
140 P. I. IN T R O D U C C IÓ N
4. Ludger Honnefelder
Ludger Honnefelder es autor de una obra que, a lo que
parece, está ejerciendo un influjo profundo en una nueva in
terpretación de la historia del pensamiento medieval y mo
30 Cf. ibíd., 249-250.
C .4 . LA R EC EP C IÓ N DE SUÁREZ EN EL SIG LO XX 141
SUÁREZ E N LA HISTORIA
C apítulo V
PRECEDENTES HISTÓRICOS
DE SUÁREZ EN LA «PRIMERA» Y
«SEGUNDA ESCOLÁSTICA»
sí misma goza de una prioridad sobre los otros estados, pues está
totalmente separada del ser. Ni es en la cosa, ni en el concepto.
Es tan solo la identidad y su misma posibilidad. Posibilidad que
es la ausencia de contradicción intrínseca, que puede ser cosa sin
reclamar el ser ni oponerse a él como algo imposible, y que pue
de ser concepto sin exigir un intelecto que la piense ni se oponga
a él como lo impensable.
La consideración de la esencia como un tertium genus, irreal
y neutro, diferente tanto del ser real de la cosa como del ser
intencional del concepto, fue prontamente acogida por Enri
que de Gante, Escoto, Herveus Natalis, etc., y por medio de
ellos pasó a la escolástica posterior, (en especial a Suárez, con su
noción de essentia realis) y al pensamiento moderno (Descartes,
Leibniz, Wolff, Husserl, etc.) bajo diversos nombres: concepto
objetivo, ente ideal, objeto puro, etc. Aveces esta esencia absoluta
se ha dado en llamar universal ante rem o simplemente especie
universal6. Pero lo que nos interesa ahora es que, ya en Avicena,
aparece planteada la extraña modalidad de la esencia (después
retomada por Escoto y los escolásticos tardíos), entendida como
un esse objectivum, intermedio entre el ser real de la cosa y el ser
psíquico del concepto, que no es ni individuo como aquél ni uni
versal como este. La esencia, así entendida, es una suerte de ser
intermedio entre los dos términos referidos7.
Tras este inicio, en parte lógico, en parte metafísico, Avi
cena se adentra ulteriormente en el campo propio de la meta
física. De todos los objetos inteligibles el primero es llamado
por Avicena algo que es. Ser hombre no es ser caballo ni ser
6 Cf. E. H u sser l , Investigaciones lógicas (Revista de Occidente, M adrid 1967)
4 1 9 ss.
7 A v ic e n a , «Sifa», V, 1, en M . H o r t e n , D ie M etaphysik Avicennas (M inerva
Verlag, Francfort 1960): «Ergo universale ex hoc quod est universale est quiddam ,
et ex hoc quod est quiddam cui accidit universalitas est quiddam aliud... Definido
enim equinitas est praeter definitionem universalitatis, nec universalitas contine-
tur in definitione equinitatis. Equinitas enim habet definitionem quae non eget
universalitate. Sed est cui accidit universalitas. Unde ipsa equinitas non est aliquid
nisi equinitas tantum . Ipsa enim ex se nec est m ulta nec unum nec est existens in
his sensibilibus nec in anima, nec est aliquod horum potentia vel effectu, ita ut
contineatur intra essentia equinitatis».
C.5. PRECEDENTES EN LA PRIMERA Y SEGUNDA ESCOLÁSTICA 157
14 Ibíd., I, 6 y 7.
C.5. PRECEDENTES EN LA PRIMERA Y SEGUNDA ESCOLÁSTICA 161
i'....;
platonismo. j. ciónos
tifim i tialism o .
a) El agustinismo medieval
Aunque a siglos de distancia, las doctrinas conocidas con
el nombre de agustinismo filosófico, perduraban todavía vigoro
samente en el ambiente filosófico cuando Suárez comenzó sus
estudios y su posterior magisterio teológico y filosófico. Este
hecho era posible porque el agustinismo filosófico, ya presente
en la obra de Guillermo de Alvernia y después en la de Enri
que de Gante, fue recibido en buena medida en los escritos
de Duns Escoto y de Guillermo de Ockham, quienes aprove
charon de estos autores tanto las ideas fundamentales como la
terminología.
Es, por otra parte, bien sabido hasta qué punto la atmós
fera filosófica del siglo xvi, en cuyo ambiente fue formado
Suárez, estaba impregnada por las ideas de Escoto y Ockham.
Para poner un ejemplo, se puede decir que en este momento
en las grandes universidades españolas, como la de Salamanca,
donde estudió Suárez, la filosofía era enseñada siguiendo tres
escuelas: la escuela tomista, la escotista y la nominal (u ockha-
mista). En este contexto incluso un buen número de domini
cos tomistas se hicieron sostenedores de una extraña síntesis de
tomismo y escotismo.
El agustinismo filosófico fue una reacción en defensa de la fe
ante el peligro que se intuía en la recepción del aristotelismo
físico y metafísico. No era, hablando propiamente, una es
164 R II. SUÁREZ EN LA HISTORIA
b) Enrique de Gante
Enrique de Gante (1217-1293) ha sido, probablemente,
el personaje más representativo de aquel agustinismo avice-
niano, ya representado por la figura de Guillermo de Alvernia,
así como de aquella hostilidad, característica del clero secular
de la Universidad de París, hacia la escolástica aristotélica y,
particularmente, hacia Tomás de Aquino. En el momento de
la llegada de los mendicantes (franciscanos y dominicos) a la
Universidad de París, Enrique de Gante era uno de los pocos
maestros seculares que aún permanecían en la Universidad.
C.5. PRECEDENTES EN LA PRIMERA Y SEGUNDA ESCOLÁSTICA 167
c) Duns Escoto
La obra fundamental de Duns Escoto (1266-1308), el
Doctor subtilis, es el Commentum in librum Sententiarum, tam
bién llamado Ordinatio u Opus oxoniense. Escribió, además,
unas Quaestiones in metaphysicam, unas Quaestiones quodlibe-
19 Cf. V. Sanz , «La doctrina escolástica del esse essentiae y el principio de razón
suficiente del racionalismo»: Anuario Filosófico 19 (1986) 217-225.
20 Cf. E. de G ante , Quodlibetum, III, 9.
C .5 . PRECED EN TES EN LA PRIMERA Y SE G U N D A ESC O LÁ STIC A 169
d) Egidio Romano
Gil de Roma o Egidio Romano (1247-1316) parece haber
sido discípulo de Tomás de Aquino. Es autor de un libro titu
lado Líber contra gradas et pluralitate formarum, escrito en el
ambiente posterior a las condenas del 1277. Algunos afirman
que su filosofía se apoya enteramente sobre los fundamentos
del sistema aristotélico-tomista. Gilson observa al respecto,
agudamente, que tal cosa no es imposible, pero que la única
conclusión que parece recabarse de ello es que se pueden cons
truir diversos tipos de edificios sobre los mismos fundamen
tos28. Para otros historiadores, en cambio, Egidio Romano es
un antitomista.
Como Tomás, también Egidio Romano sostiene la distin
ción real de esencia y ser en algunas de sus obras, como son los
Theoremata de esse et essentia y las Quaestiones de esse et essen-
tia. Se muestra, consecuentemente, contrario a la opinión de
26 Ibid., IV, d.13, q .l, n.38, D SO , V ili, 807: «Ad prim um dico de ilio ordi
ne essentiae, esse et potentiae, quod simpliciter falsum est quod esse sit aliud ab
essentia».
27 Ibid., Il, d.16, q .l, n.10, D SO , VL2, 763: «Dico quod m aior propositio est
falsa, sicut se habet esse ad essentiam, ita operari ad potentiam , quia esse est idem
realiter cum essentia ».
28 Cf. E. G il s o n , La filosofia en la E dad M edia, o.c., 508.
C.5. PRECEDENTES EN LA PRIMERA Y SEGUNDA ESCOLÁSTICA 173
e) En síntesis
Se puede decir, a modo de síntesis, que las principales
ideas que el agustinismo filosófico transmitió a Suárez son las
siguientes:
a) De Enrique de Gante y Escoto, Suárez ha recibido el
planteamiento esencialista que pone el peso ontológico
del ente en la esencia, entendida como una idea divina
puesta fuera de la esencia creadora al serle añadida la
existencia. El añadido de la existencia determina lógi
camente el carácter contingente, no necesario, de la
existencia de las criaturas. Por ello, Suárez, siguiendo a
estos dos autores, elabora un concepto máximamente
abstracto del ser (como esencia real), cuya primera divi
sión es el ente finito-infinito (contingente-necesario).
b) Con Escoto, Suárez explica que la división primera
del ente (la división entre ente bnito y ente infinito)
precede a la división del ente en las diez categorías,
que, en realidad, son propias solamente del ente fini
to, es decir, de la criatura. Este planteamiento inicial,
de tal manera abstracto, aleja cualquier acercamiento
físico-natural al conocimiento de la realidad, que sería
de naturaleza ascendente, y privilegia un acercamien
to descendente que consiste en ser una metafísica de
la creación. De este escotismo tomará Suárez el mo
tivo para eliminar de su metafísica las pruebas físicas
de Dios, concentrándose exclusivamente en aquellas
pruebas metafísicas, eliminando el movimiento y li
mitándose a la causalidad. El principio aristotélico
quidquid movetur ab alio movetur se transforma en el
suareciano omne quodfit ex aliquo fit.
c) Con Enrique de Gante Suárez admite la validez del
desdoblamiento, consecuencia del esencialismo, de los
principios del ente (que de los principios de essentia y
esse, pasan abora a ser esse essentiae y esse existentiae), lo
C .5 . PRECED EN TES EN LA PRIMERA Y S E G U N D A ESC O LÁ STIC A 175
51 Ibid., II, d.3, q.9, n.6, D S O , VI. 1 ,4 5 3 : «Potest enim aliquaesse cognitio ob-
jecti, secundum quod astrahit ab omni existentia actuali, et potest esse aliqua ejus,
secundum quod existens, et secundum quod praesens in aliqua existentia actuali
[...] et ut brevius utar verbis, primam voco asbtractivam , quae est ipsius quiddita-
tis secundum quod abstrahitur ab existentia actuali et non existentia. Secundam
scilicet quae est quidditatis rei secundum ejus existentiam actualem, vel quae est
praesentis secundum talem existentiam, voco cognitionem intuitivam, non prout
intuitiva distinguitur contra discursivam, quia sic aliqua abstractiva esset intuitiva,
sed simpliciter intuitiva, eo m odo quo dicimur intueri rem, sicut in se est».
52 F. S uärez , «Tractatus de anima», FSO , III, I, 5: «N am inter potentias co-
gnoscentes, quaedam cognoscunt intuitive, id est, objecta sibi praesentia, ut sensu
externi, aliae cognoscunt abstractive, id est, objecta absentia».
192 R II. SUÁREZ EN LA HISTORIA
A ,
54 P. ureolus «Scriptum super priraum Sententiarum», proemium, sect. 2,
B
art. 2, n. 52, en: E. M . uytaert (ed.), Petri Aureoli Scriptum super prim um Sen
tentiarum, I (Franciscan Institute Publications, Nueva York 1952) 191: «Est enim
intuitiva notitia, quae concernit rei praesentialitatem et existentiam, et terminatur
ad rem ut in se existentem. Abstractio vero dicitur quae abstrahit ab esse et non esse,
existere et non existere, et a praesentialite; quem adm dum rosatn intueor duna eam
praesentem condpio, abstractive vero dutn ejus quidditatem et naturam considero».
55 Ibíd., proemium, sect. 2, art. 2, n. 53, o.c., 191: «Deus potest facere sola vol
úntate, quidquid facere potest mediante sua essentia; sed mediante essentia movet
intellectum beati ad suam notitiam claram ct nudam, quae quidam est intuitiva,
pro eo quod terminatur ad eam, ut praesentem realiter et existentem, quoniam ut
sic movet. Ergo sola volúntate poterit movere intellectum ad notitiam suae essen-
tiae nudae et clarae. Certum est enim quod tabs notitia sub illa ratione terminatur
ad divinam essentiam, sub qua ratione intellectus movetur ad eam; non movetur
autem per praesentialitatem et existentiam essentiae divinae, sed per imperium
onnipotentis voluntatis. Ergo nec terminabitur talis notitia ad essentiam ut exi
stentem et praesentem, sed ad essentiam mere abstrahendo ab existentia et prasen-
tialitate et per consequens non erit intuitiva, sed potius asbtractiva».
194 R II. SUÁREZ EN LA HISTORIA
83 C£ ibíd., 31, 2, 1.
H¿INpQVIBVS
^ ; f AETt VYt?NI IfVERS.
W . N A T V K A L J S T H E O L O O l A O REM-
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los peripatéticos sin discusión, cuya doctrina todas las academias del orbe de la
tierra asumen, cultivan y admiran, y que todos los eruditos, principalmente los que
desean poseer una sólida y verdadera teología y filosofía, imitan asiduamente. Pues
este es el único de cuyas obras, en cierto modo infinitas, referidas a todas las partes
de la filosofía divina y humana, como río fecundísimo, se riegan todas las escuelas
de filósofos y palestras de teólogos. Quien abraza su doctrina de una sola vez queda
siempre libre de toda sospecha de error, y algunos Sum os Pontífices enseñan, como
Juan X X II, que es infusa por inspiración divina; Urbano V, verídica y católica; y
Pío V, regla certísima de la doctrina cristiana».
Las cursivas son mías.
214 R II. SUÁREZ EN LA HISTORIA
4 I d ., «Die M etaphysik als Geschichte des Seins», en Nietzsche II, GA, 6.2 (Vi
ttorio Klostermann, Francfort del M enol997).
240 R II. SUÁREZ EN LA HISTORIA
2. René Descartes
Descartes se formó en el principal colegio jesuíta de Fran
cia, La Flèche. Allí, todavía en vida de Suárez, ya se hacía sen
tir su influjo en la enseñanza de la filosofía. Descartes recibió
toda su formación académica en filosofía en aquel lugar. Es
normal, entonces, que entre la filosofía suareciana y determi
nados aspectos de fondo de la filosofía de Descartes existan
nexos de unión.
Dos son las cuestiones principales en que encontramos la
presencia del pensamiento de Suárez en la filosofía de Descar
tes: la reeditas objectiva de las ideas del cogito y la cuestión de la
esencia y la existencia.
3. Baruch Spinoza
En el capítulo segundo de la primera parte de los Cogitata
metaphysica, una obra escrita en forma de apéndice a los Princi
pios de la filosofía de Descartes, se pregunta Spinoza por el ser de
la esencia (esse essentiae) y el ser de la existencia (esse existentiae).
Llama la atención, ante todo, el uso de la terminología. No se
pregunta qué es la esencia y qué es la existencia, sino qué es el ser
de la esencia y el ser de la existencia. Como sabemos, la termi
nología en realidad no es nueva. Procede de Enrique de Gante,
y denota el oscurecimiento de la mejor metafísica, en la que la
esencia y existencia son principios reales, y diferentes entre sí,
que componen metafísicamente el ente, pero no son entes.
Dicho esto conviene ir a las nociones expuestas por el pro
pio Spinoza. «El ser de la esencia no es otra cosa que el modo en
que las cosas creadas están comprendidas en los atributos divi
nos [...] El ser de la existencia, en cambio, es la misma esencia
de las cosas fuera de Dios, considerada en sí, y es atribuida a
las cosas una vez que han sido creadas por Dios»14. La relación
que se encuentra, pues, entre esencia y existencia es la de dos
estados de la cosa puesta en relación con la acción creadora de
Dios: la res ante creationem, que es una pura esencia, un pen
samiento divino que no se ha hecho manifiesto en el tiempo;
y res post creationem, o la cosa pasada del pensamiento divino
a su existencia efectiva. En realidad, dice Spinoza, la distin
ción de esencia y existencia no puede convenir más que a la
ebriis siepe contingit; atque si quando Philosophi, non dico essentiam ab existentia
distinguane quia non solent aliam inter ista duo distinctionem supponere, quam
revera est, sed in eodem corpore materiam, formam et varia accidentia, tanquam
totidem res a se m utuo diversas concipiant, tunc facile, ex perceptionis obscuritate
ac confusione, ipsam non tantum a positiva facultate, sed edam ab alicujus facul-
tatis defectu oriri deprehendent, si diligentius attendentes animadvertant, se non
habere piane diversas ideas eorum, quae sic diversa esse supponunt».
14 B. Spinoza Opera
B. S p in o z a , «Cogitata metphysica», I, 2, en (ed. C. G e
bhardt) (BSO ) I, 237: «Primum enim esse essentiae,
scilket nihil est aliud quam
modus ille, quo res creatae in attributis Dei comprehenduntur [...] Esse denique
existentiae est ipsa rerum essetia extra Deum , et in se considerata, tribuiturque
rebus, postquam a D eo creatae sunt».
C.7. SUÁREZ Y LA FILOSOFIA MODERNA 247
5. Christian WolfF
Christian WolfF es el representante más cualificado de la
escolástica racionalista de Alemania.
En el curso completo de filosofía elaborado por WolfF, el
primer lugar le corresponde a la Ontología, a la que, como
Göckel y sus discípulos, también llama filosofa primera, cuyo
objeto es el tratamiento con método científico de los principios
de todo el conocimiento humano25.
Una de las características más llamativas de la filosofía
wolffiana es justamente el estilo sistemático, es decir, la apli
cación del método científico que tan buena acogida hallará en
Kant. El estilo sistemático en filosofía, que había sido introdu
cido en la metafísica por Suárez y los autores de los Cursusphi-
losophici, fue cultivado como nadie hasta entonces por WolfF,
de quien llegó a Kant a través de sus maestros de Königsberg,
sobre todo de Schultz y Baumgarten. Educado en el wolffis-
mo, Kant siempre vio en la filosofía un edificio ordenado y
sistemáticamente trazado según las prescripciones de lo que
él mismo llamó el arte arquitectónico. La arquitectónica filo
sófica se caracteriza según Kant por ser el tratamiento unitario
25 Cf. C. W olff, Philosophia prima sive Ontologia método scientífico pertractata
qua omnis cognitionis humanae principia continentur (in Officina libraría Rengeria-
na, Francofurti et Lipsaiae 1736, repr. Olms, Hildesheim 2009), en Christian W olff
gesammelte Werke (ed. de J. Ecole-H. W Arndt) (WW) II, 3.
254 R II. SUÁREZ EN LA HISTORIA
6. Immanuel Kant
Pero, aunque Kant había sido formado en la escuela de
Wolff, el impacto que la lectura de Hume representó en su
formación filosófica alteró profundamente su adhesión desde
entonces a la filosofía dogmática. En El único argumento posible
para la demostración de la existencia de Dios (1763), se pregun
42 C. W olff, Ontologia, 169, WW, II, 3, 455.
43 I. Kant, KrV, B XXXVI, prefacio a la segunda edición.
C.7. SUÁREZ Y LA FILOSOFÍA MODERNA 259
14 Cf. Principia Philosophiæ, I, 53, A.T., V ili a, 25: «Et quidem ex quolibet
attributo substantia cognoscitur; sed una tarnen est cujusque substantiæ præcipua
proprietas, quæ ipsius naturam essentiamque constituit, et ad quam aliæ omnes
referuntur. Nempe extensio in longum, latum et profundum, substantite corpore*
naturam constituit».
15 Cf. DM, 14 y 32.
C.8. NUEVO CONCEPTO DE «MATERIA» Y «ACCIDENTE! 275
C O M M VN I
Ë X C O M A i V N I C A < T t O 2sT E i S V S*
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Additus ad Tettiam Parcem D . Thomæ,
Aurhore P .D .F RA N C is c o .£>v a We z G ranatene, ¿S od erate t %i v ¿ ¡icrx
Thcologîse, in celebri Conimbriccnfi A cadem ia,Pniñario Profeíforc.
6 Ibíd., 31, 2, 2: «Atque hoc etiam modo dicitur tails essentia, antequam fiat,
realis, non propria ac vera realitate quam in se actu habeat, sed quia fieri potest
realis, recipiendo veram entitatem a sua causa, quae possibilitas (ut statim latius
dicam) exparte illius solum dicit non repugnantiam utfiat; ex parte vero extrinsecae
causae dicit virtutem ad illam efficiendam».
7 Ibíd., 31, 2, 2: «Atque eodem modo et ratione, esse quod appellant essentiae,
ante effecdonem seu creationem divinam, solum est essepotentiate obiectivum (ut
multi loquuntur, de quo statim), seu per denominationem extrinsecam a potentia
Dei et non repugnantiam exparte essentiae creabilis». Las curivas son mías.
286 R III. LA SISTEMÁTICA FILOSÓFICA DE SUÁREZ
a) La potencia predicamental
Como hemos visto en este proemio, Suárez considera que
la potencia en sentido predicamental «pertenece a la segunda
especie de las cualidades». En este sentido es habitual con
siderar la potencia — continúa Suárez— como «el principio
próximo y connatural al agente creado para hacer algo, y en
tal acepción la potencia es siempre un accidente»25. La poten
cia predicamental «dice siempre relación a la cualidad, porque
solamente las cualidades son principios próximos de acción en
las creaturas»26. Esta potencia, como segunda especie de cuali
dad, se distingue ulteriormente en activa y pasiva.
Además, en el proemio citado la potencia predicamental es
llamada también potencia real. Ahora, de ello se sigue que si la
potencia predicamental es real, el otro tipo de potencia, la po
tencia transcendental, no lo es. Por esto no se puede admitir la
potencia objetiva (que es una potencia lógica y no real) dentro
de la potencia predicamental. En efecto, como ya sabemos, la
potencia objetiva o bien transcendental consiste en aquel estado
irreal (y por ello en aquella nada) que pertenece a la esencia
antes de ser creada.
En suma, Suárez distingue en la potencia predicamental
«una doble potencia, una puramente activa y otra que es recep
tiva o pasiva»27. A la primera corresponde la operación o bien
el acto segundo; a la segunda, en cambio, el acto primero. Se
24 D M , 43, proemio.
25 Ibíd.,42,3, 10.
26 Ibíd., 42, 3, 10.
27 Ibíd., 43, 3, 2.
C.9. NUEVO CONCEPTO DE «REALIDAD» Y DE «POTENCIA» 295
b) La potencia trascendental
Hemos visto ya qué suerte le cabe en Suárez a la potencia
predicamental o real, sea activa o pasiva. Nos queda todavía
por ver qué tratamiento reserva nuestro autor a la potencia
transcendental.
La distinción entre potencia predicamental y potencia trans
cendental es para Suárez idéntica a la que se da entre potencia
real y potencia irreal. Por ello, la potencia transcendental es
llamada por Suárez también potencia lógica o potencia objetiva.
En el capítulo noveno del Index locupletissimus, cuando
Suárez propone la división del ente en acto y potencia, afirma
que «no se trata de una división de entes esencialmente dis
tintos, sino de diversos estados del mismo ente por razón de
su existencia»33. Y en el mismo sentido en la Disputa XXXI se
presenta el texto principal sobre la potencia transcendental,
diciendo:
En las cosas creadas el ente en potencia y el ente en acto
se distinguen inmediata y formalmente como el ente y el no
ente absoluto. Algunos llaman a esta distinción real negativa,
por el hecho de que uno de los extremos es verdadera realidad
y el otro no; otros, en cambio, la llaman distinción de razón,
puesto que no son dos realidades, sino una sola, a la que el
entendimiento concibe y compara como si fueran dos34.
33 DM, Index locupletissimus, 9, proemium: «Dividere ens in ens in potentia
vel in actu [...] non est divisio in ernia essentialiter diversa, sed in diversos status
ejusdem entis secundum rationem existendi». Las cursivas son mias.
34 DM, 31, 3, 1: «In rebus creatis ens in potentìa et in actu immediate ac
formaliter distingui tamquam ens et non ens simpliciter. Quae distinccio ab ali-
quibus vocatur realis negativa, quia unum extremum est vera res, et non aliud;
ab aliis vero vocatur distinctio rationis, quia non sunt duae res, sed una tantum,
quae per intcllcctum concipitur et comparatur ac si essent duae. F.t hoc principium
receptum communiter est etiam in schola D. Thom., ut patet ex Soncinate, IX
Metaph., q.3, et aliis».
C.9. NUEVO CONCEPTO DE «REALIDAD» Y DE «POTENCIA) 299
3. Consideraciones conclusivas:
actualismo y racionalismo suarecianos
Es momento de recapitular. Después de constatar la desa
parición de la potencia en sentido propio en Suárez, su filoso
fía se encamina al actualismo y, en último análisis, al raciona
lismo. Veámoslo.
Sabemos ya que la noción de potencia es dividida por Suá
rez en dos sentidos, a ninguno de los cuales corresponde en
rigor el título de potencia: a la potencia predicamental, porque
se identifica con el acto y a la potencia objetiva o trascenden
tal, porque se asimila a la posibilidad puramente lógica que se
inscribe en el plano intencional, en el cual no se puede hablar
propiamente de ser real. En breve, en la metafísica de Suá
rez falta la noción decisiva de verdadera potencia, entendida
como un término medio entre el acto y la nada, como ya hi
cieron las metafísicas de Platón (el me-on en sentido relativo),
3 02 R III. LA SISTEMÁTICA FILOSÓFICA DE SUÁREZ
a) El «actualismo» de Suárez
La exclusión de la potencia en la filosofía de Suárez puede
llamarse también actualismo. El actualismo de Suárez, que a
partir de él acaba por imponerse en la filosofía racionalista,
hace pensar en Parménides. La rigidez del ser suareciano, que
no encuentra espacio más que en el ser plenamente realizado
y perfecto del acto, pone en riesgo lo que la experiencia con
tinuamente nos muestra: un mundo en el que la naturaleza
es principio del movimiento, precisamente porque es incom
pleta y potencial, y por ello tiende hacia su perfección, que es
su fin. La filosofía de Suárez, de este modo, pone en sordina
aquella nota decisiva para la comprensión del mundo físico,
que es aquella característica inestabilidad que constituye in
ternamente todo lo que no es el principio absoluto, el Acto
puro, Dios.
b) El «racionalismo» de Suárez
¿Por qué Suárez se ha encaminado por la dirección del ac
tualismo? Quizás por aquella excesiva importancia puesta en la
teoría del conocimiento, como, de otro lado, hicieron tantos
otros pensadores al final de la Edad media, incluidos muchos
de los pertenecientes a la llamada segunda escolástica.
Ahora bien, en primer lugar, la esencia es lo que en el ente
se encuentra en una especial relación con el entendimiento.
Además, y en segundo lugar, lo que es inteligible lo es en la
40 T. de A q u in o , In I Pbys., lect. IX, 60: «Ens autem in potentia est quasi m e
dium inter purum non ens et ens in actu».
C.9. NUEVO CONCEPTO DE «REALIDAD» Y DE «POTENCIA» 303
'OrbisCatliolicosRegcs,acPrincipes.
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Saine Thnìo^iie in ceklri Catiìmbricnift Academia Primaria Proftjfora',
AD SERENISSIMOS TOTIV S C H R I S. T I A JS l X
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a) «Ens» y «res»
Con el antetítulo de Solución de la cuestión se expone la
doctrina suareciana del número de los transcendentales en los
siguientes términos2122.
Comienza el n. 3 afirmando en su encabezado que Las pa
siones del ente son solo tres (Passiones entis tres tantum). «Hay que
afirmar brevemente que las pasiones propias del ente son tres:
unidad, verdad y bondad»23. Las razones por las que estas tres
propiedades son consideradas verdaderos transcendentales ya
las conocemos. Son las expuestas en la sección I. En definitiva:
se trata de propiedades distintas entre sí, no con distinción
real, sino de razón. Significan siempre el mismo ente, pero
bajo formalidades o nociones distintas. El unum expresa con
una negación (de división) la entidad, mientras que el verum
y el bonum expresan la misma entidad por medio de una re
lación de conveniencia sea al intelecto, sea a la voluntad (o al
apetito en general), respectivamente. La identidad real junto
con la distinción de razón asegura que «cada uno de estos tres
atributos conviene a todo ente y se convierten con él»24.
El n. 4 se dedica a la res y los nn. 5-6 al aliquid. Veámos-
los. Dice nuestro autor: «Cosa y ente se emplean comúnmente
como sinónimos» (res et ens iuxta communem usum tamquam
synonyma usurpantur)25. Ahora bien, si ambas nociones son
21 DM , 3 ,2 , 1: «Similiter aliquid, cum distinguatur immediate contra nihil,
nihil aliud formalissime significare videtur quam ipsummet ens; perinde enim dic-
tum videtur aliquid ac habens aliquam quidditatem; haec autem formalis significa
do coincidit cum significatione rei et entis».
22 Cf. ibíd., III, 2, 3-9.
23 Ibíd., 3, 2, 3: «Breviter dicendum est [...] tres tantum esse proprias passiones
entis, scilicet unum, verum et bonum».
24 Ibíd., 3, 2, 3: «[...] quodlibet istorum attributorum convenire omni enti
atque ita convertí cum ente».
25 Ibíd., 3, 2, 4.
C .l 0. «RES», «ALIQUID» Y «NIHIL» EN LA DOCTRINA... 319
b) «Ens» y «aliquid»
En los nn. 5-6 de la sección que venimos analizando estu
dia Suárez el aliquid. Admite nuestro autor que el aliquid tiene
dos significaciones: 1.a) algo es lo que, como opuesto a la nada,
es algo; 2.a) algo es también lo que, dividido de los demás,
es principio de la multiplicidad, según el significado clásico
de aliquid como aliud quid. Pues bien, el aliquid en el primer
sentido, que es, sin duda, el decisivo para Suárez, es sinónimo
de ente y, como tal, al igual que la res, no es una propiedad
transcendental. Lo opuesto a la nada, en efecto, es el ente, que
para Suárez es la esencia, «lo que tiene alguna quididad»1*. La
expresión alguna quididad (alia quidditas) hace pensar en la
noción escotista de aliquitas, que veremos más adelante. Dice
así Suárez: «Por lo que respecta al aliquid es susceptible de una
doble etimología o interpretación. Una consiste en ponerlo
como idéntico a lo que tiene alguna quididad; sea o no esta
la primera derivación de la palabra, parece que comúnmente
se toma ya en este sentido. Se estima, en efecto, que hay una
oposición contradictoria o privativa entre algo y nada. Ahora
bien, nada significa lo mismo que no-ente, o sea, lo que no
posee entidad alguna. Consiguientemente, algo es idéntico a lo
que tiene alguna entidad o quididad»2829. Interpretada la entidad
como res o quidditas, resulta necesario admitir que ens y aliquid
son sinónimos; y que, por tanto, aliquid no es un transcenden
tal del ente. O como dice Suárez: «Resulta, pues, evidente que
según esta significación, algo no es pasión, sino sinónimo del
ente. Por eso se juzga que, atendiendo a la razón formal y al
28 D M 3, 2, 5.
29 Ibíd., 3, 2, 5.
C .l 0. «RES», «ALIQUID» Y «NIHIL» EN LA DOCTRINA... 321
latió dicitur ratitudo, sive quiditas cuiuslibet entis creati, dans cuilibet esse ratum,
scilicet, esse verum est».
56 Z ,
X . ubiri «Sobre el
problema de la filosofía»: Revista de Occidente
115
(1933) 118. También cf. Í .,
d L os problemasfundamentales de metafísica occidental
la
(Alianza Editorial-Fundación Xavier Zubiri, M adrid 1994) 34-37.
C .10. «RES», «ALIQUID» Y «NIHIL» EN LA DOCTRINA... 331
W
61 Cf. C . olff , Ontologia, 72, WW, II, 3, 429: «Impossibile dicitur quicquid
contradicionem involvit».
62 Cf. Ontologia,
ibid., 85, WW, II, 3, 434: «Possibile est, quod nullam contra-
dictionem involvit, seu, quod non est impossibile».
63 Cf. ibid., 101-103, WW, II, 3, 438-439: «Impossibile est nihilum.Enimvero
earn experimur mentis nostrae naturam, ut, dum ea judicat aliquid esse, simul
judicare nequeat, idem non esse [...] Impossibile igitur sibi repraesentare nequit,
consequenter nulla ejus datur notio. - E contrario Possibilesemper est aliquid,
eidemque Semper notio respond «. —Similiter, Id, cui aliqua respondet notio, pos
sibile est».
64 C f ibid., 134-135, WW, II, 3, 447:«Ens dicitur, quod existere potest, con
sequenter cui existentia non repugnat. —Quoniam illud existere potest, quod pos
sibile est [...] est ens».
334 R III. LA SISTEMÁTICA FILOSÓFICA DE SUÁREZ
que eran, en el sistema escolástico, las propiedades transcendentes del ser [...] En
otras palabras, Geulincx ha introducido con cien años de anticipación la revolución
copernicana de Kant». La traducción es mía.
69 J . C L a u b e r g , Metaphysica de ente, quae rectius Ontosophia (Elzevier, Ams
terdam 1664) 4: «Entis initio statina distinguendae tres significationes. Nam vel
denotat quod cogitan potest (distinctionis causa nonnullis vocatur Intelligibile) et
huic non potest opponi quicquam; vel notat id, quod revera Aliqtiid est, nemine
etiam cogitante, cui opponitur Nihil; vel significai Rem, quae per se existit, ut
Substantia, cui solent ooponi Accidentia».
70 Ibid., o.c., 6: «Quod a amigo Res et Aliquid, a dialecticis Thema, a philosophis
etiam Ens appellatur, vocibus hisce in latissima significatione sumptis, illud ita
describi potest: Ens est quicquid quovis modo est, cogitan ac dici potest. (Alles war nur
gedacht und gesagt werden kann). Ita dico nihil, et cum dico, cogito, et cum cogito
est illud in intellectu meo».
71 Cf. ]. C lauberg , Metaphysica de ente..., o.c., 7-8: Ǥ 7: Aio omne ens posse
dici, hoc est nominari, voce viva vel scripta enuntiari. Hinc Sache — res— a sagen,
dicere [...] Ipsum: res, si non a reor, est a peco, loquor | ...].§ 8: Praeterea, omne ens
potest cogitan sea intelligi, ideoque Cogitabile et Intelligibile appelatur [...] Germ.
Ding, res, et denken. cogitare, ejusdem sunt originis».
338 R III. LA SISTEMÁTICA FILOSÓFICA DE SUÁREZ
1 Cf. DM 2, 4, 15: «Nam res dicitur a quidditatem, auqtenus est aliquid fir
mimi et ratum, id est, non fictum».
2 Cf. J. D uns E scoto, Ordinatio, I, d.36, q.unica, nn.7-10, DSO, V.2, 1267-
1269. El título de la cuestión es el siguiente: «Utrum creatura inquantum est fim-
damentum relationis aeterna ad Deum ut cognoscentem, habeat vere esse essen
tiae, ex hoc quod est sub tali respectu».
3 Cf. D M 31 ,2 , 1.
4 Ibid., 31,2, 1: «Et thomistae graviter reprehendunt Scotum, quod asseruerit
creaturas habere quoddam esse aeternum, quod est esse diminutum earum, scilicet
esse obiectivum seu essentiae in esse cognito, ut videre licet in Caietano et aliis recen-
tioribus».
5 En sentido contrario al nominalismo de Suárez, cf. S. R àbade R omeo , «Intro
ducción» a Disputationes metafísicas, I (Colección Hispánica de Filosofia; Gredos,
Madrid 1960) 14-15, donde este autor hace causa común con J. Iturrioz , Estudios
sobre la metafisica de Suárez, o.c„ 276-277 y J. M. Alejandro , La gnoseologia del
Doctor Eximio y la acusación nominalista (Miscelánea Comillas, Santander 1948).
C.11. UNA REFLEXION FINAL 341
cretamente como cosas singulares. Más aún, como cosas que son
objeto directo e inmediato de aprehensión intelectual.
* * *
Pero, en última instancia, ¿qué sostiene el nominalismo? El
nominalismo sostiene que las cosas son absolutamente individua
les, o, de otro modo, que son individuos absolutos, desligados
entre sí. En cuanto tales, los individuos estarían metafísicam-
ente aislados, sin participación o comunidad recíproca alguna.
No participarían de aspectos comunes entre sí, sino que, como
quiere Leibniz, las cosas serían unidades perfectamente cerradas
y aisladas las unas de las otras, carentes de algo común entre el
las. Es a lo que Leibniz llama la incomunicación de las sustancias,
de lo que se sigue que toda causalidad entre ellas es imposible.
Ahora, esta absoluta individualidad que el nominalismo
postula en las cosas no es otra cosa que absoluta unidad. Por
otro lado, algo que es perfectamente uno es simple, incom
puesto, y por tanto, inmutable. Sin embargo, nuestra expe
riencia de las cosas nos indica más bien lo contrario. Desde
luego nos demuestra que están sometidas a un continuo cam
bio, que son mutables. Por eso, partiendo de un realismo epis
temológico fundamental, en virtud del cual contra facta non
sunt argumenta, tenemos que estudiar por qué el nominalismo
no hace justicia a la realidad. Sabemos, pues, que el nominalis
mo está en un error. Ahora tenemos que preguntarnos porqué.
La experiencia y la razón responden a esta pregunta.
Por un lado, la experiencia nos indica, como hemos dicho,
que las cosas son mutables, que cambian, que se mueven; en
definitiva que oscilan en todas las dimensiones de su realidad.
En términos metafísicos se puede decir que el ente es mutable.
Ahora bien, dicha mutabilidad solo es posible, como la razón
indica, dando por supuesto que las cosas tienen un modo de
ser compuesto (de, al menos, dos principios). Si las cosas no
estuvieran compuestas, es decir, si fueran perfectamente indi
viduos; es decir, si fueran algo perfectamente uno (o simple),
serían inmutables. Ahora bien, la perfecta unidad (simplicidad
sin composición) e inmutabilidad son prerrogativas que Dios
346 R III. LA SISTEMÁTICA FILOSÓFICA DE SUÁREZ