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Nicholas Cook

Podemos definir la música como sonidos generados por seres humanos que son agradables de escucha y
que lo son por sí mismos y no por el mensaje que transmiten. Pero la música es mucho más que esto. La
música y sus asociaciones varias sustancialmente de un lugar a otro, por lo que funciona como un
símbolo de identidad nacional o regional. También constituyó la identidad de la cultura juvenil y otras
subculturas. Cuando hablamos de música hablamos de una multiplicidad de actividades y experiencias

La autenticidad en la música

La idea de autenticidad está profundamente arraigada en nuestra imagen de la música. La idea de


autenticidad en la música popular no gira en torno a la contraposición de está y la música clásica, sino
que tiene que ver con lo ético. El libro hace referencia a la autenticidad del rock, relacionado con la
actuación en vivo, la composición de temas propios de y y la independencia de sus decisiones
contraponiéndolo al pop, relacionado con las empresas musicales, con canciones hechas por alguien
más, con su destino en las masas. En este caso se habla de falta de autenticidad. En cuanto a la música
clásica, lo que se vende es la visión interpretativa de músico excepcional, es decir se comercializa con los
intérpretes ,al igual que en la música pop. Se los comercializa como si fuesen los compositores, no como
reproductores de música, por lo que se preserva la autenticidad. En los libros, se menciona a los
compositores y sus obras, y no hay intento de mención sobre los imterpretes.

En conclusión en nuestra cultura hay un sistema de valores que coloca la innovación sobre la tradición, la
creación sobre la reproducción, la expresión personal sobre el mercado. La música debe ser auténtica.

Palabras y música

Las palabras no se limitan a reflejar como son las cosas, sino que utilizamos las palabras para cambiar las
cosas y para construir la realidad. Por lo que los lenguajes de la música ayudan a determinar lo que es la
música. Ej: los valores que encierra la autenticidad existen en la música gracias al modo en el que
pensamos en la música, por lo que también nuestra forma de pensar cambia la forma d e hacer música.
Esta continuidad en la reflexión sobre las cosas genera tradiciones.

Antiguamente “se conocía como música” a la tradición culta europea y este Concepto estaba relacionado
con las obras musicales, en un tiempo y lugar específicos. La palabra “obras no solo refleja la cultural
occidental en el siglo anterior a la Primera Guerra Mundial. Este concepto también hace referencia a su
economía industrial clásica basada en la producción de bienes que luego eran distribuidos y consumidos
por el público. Así también se pensaba que la música se basaba en la producción de composiciones que
luego eran interpretadas y degustaras. Es decir que el proceso tenía un valor jerárquico de componer/
interés prestar y “evaluar”.La obra musical le otorgó a la música una forma permanente ya que mientras
haya interpretaciones, la obra como tal perdura. De esta forma la música se transformó en en algo
acumulable, como “capital estético”.

En conclusión podemos decir qué hay un nexo de suposiciones Interrelacionadas que forman parte del
lenguaje que utilizamos de la música, como que las personal clave de la cultura musical son los
compositores; que los intérpretes son solo intermediarios y que los oyentes son consumidores pasivos
en el proceso cultural. Estas suposiciones se incorporaron a nuestro lenguaje, pero todo se trata de
construcciones humanas, producto de la cultura, por lo que varían según la época y el lugar.

Capítulo 2

En las primeras décadas del siglo XlX, época industrial en en centro de Europa, en las artes la innovación
más importante fue la construcción de la subjetividad burguesa. Es decir, se empezó a explorar el mundo
interior del sentimiento y de la emoción, la música comenzó a ocuparse de la expresión personal. La
música instrumental pasó a ocupar un lugar importante en el Romanticismo porque podía expresar
sentimiento y emoción directamente .

Carl Dalhus, el musiólogo aleman, afirmaba que los comienzos del siglo XlX son época de Beethoven y
Rossini. Beethoven escribía la música que quería cuando la quería escribir. En su música se podía percibir
su constante subversión de las expectativas convencionales, en la lucha por conseguir un efecto heroico
o apasionado. Los oyentes distinguían la brusquedad, la discontinuidad, la contradicción entre
momentos, algunos lo definían como la “música de un loco” o la música de un gran compositor cuya
sordera desequilibró su mente. Pero Beethoven ya era muy reconocido, y el público intentaba apreciar y
entender su lenguaje. Muchos críticos afirmaban que las propiedades grotescas de sus obras se
relacionaban con la compleja personalidad de Beethoven. Por ejemplo se pensaba el primer movimiento
la novena sinfonía, como la lucha para superar el golpe de su sordera.

Del lado de Los Ángeles

En a cultura de la música clásica, el culto a Beethoven es un pilar fundamental.

En cuanto a las relaciones de autoridad en la cultura musical podemos decir que en primer lugar, está el
compositor como autor. Este tiene la autoridad completa sobre su obra, la autoridad de la interpretación
o de la edición es un reflejo de la autoridad del compositor). Tanto en el siglo XlX como actualmente, los
intérpretes son reconocidos por su capacidad de abstraer su personalidad de la obra , como si los
mejores interpretes fueran aquellos de los que ni reparamos. Es decir, en nuestro modo de pensar en la
música, asignamos al intérprete un estatus de subordinación, reflejando una estructura de poder
autoritario en la cultura musical. En cuanto a la instancia de “evaluar” podemos decir que el
autoritarismo es más notorio, más que nada en la educación musical en escuelas, conservatorios y
universidades. Por ejemplo el modo de escuchar música pasó a ser cada vez más restringido, para poder
escuchar hay que tener el conocimiento adecuado. Sometido a la autoridad del educador musical, el
oyen te está en lo más bajo de la jerarquía musical

En cuanto al poder de la música para trascender las fronteras espaciales y temporales, podemos
comenzar hablando de Beethoven. Su sordera ocupó un papel importante ya que actuó como un
símbolo de la independencia o alejamiento de Beethoven respecto de la sociedad, dejó de lado la
búsqueda del éxito social para dedicarse a su música. Sin embargo hay varias distorsiones que
conforman el mito de Beethoven, como la que afirma que fue un genio incomprendido cuya música no
fue valorada en su época. Esta distorsión cumple dos papales en la labor cultural; el primero es que el
descontento del público refleja la autenticidad de Beethoven al negarse a satisfacer los gustos populares.
El segundo se relaciona con un punto de vista privilegiado en el que reconocemos lo que las audiencias
de su época no pudieron ver: que la música de Beethoven fue escrita para todos los tiempos.

La idea de capital estético es esencial al mito de Beethoven; el fue uno de los Primeros compositores que
pensó en el papel que su música podría desempeñar tras su muerte. A pesar de que no existe un “museo
musical”, esta idea ayudó a la a música a ocupar un lugar en el patrimonio cultural. Los músicos clásicos
llaman “el repertorio” a la música seleccionada para ser incluida en “el museo musical”. Estas obras que
fueron importantes en la historia de la música pasaron a llamarse “música clásica”.

El reino del espíritu

Heinrich Schenker fue reconocido en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial por su sistema
de análisis musical. Schenker mostró como la mayoría de las composiciones clásicas tradicionales
estaban basadas en un modelo de una sola frase musical que se expande por una serie de elaboraciones
de la misma. El afirma que la música de los grandes compositores representa una especie de substancia
más elevada en el mundo. Los compositores de genio son como un medio, en ellos “la fuerza superior de
la verdad” (de la naturaleza) incide en su consciencia e influye en su obra. Por lo tanto la autoridad del
compositor es un reflejo de un autor superior, ya que el valor de la música radica en la elevación del
espíritu. Esto lo podemos relacionar con las ideas de E.T.A Hoffmann que hablaba de la música como el
“reino del espíritu”.

Este poder de la música se puede percibir al escuchar discos y evitar el mundo del espíritu, pero en la
sala de conciertos se puede apreciar mejor.

La música proporciona una ruta alternativa hacia el consuelo espiritual. Esto se relaciona con la
musicalidad de los elementos éticos que le da autenticidad a la obra. También se empezó a relacionar la
pureza con la música, no como un acompañamiento del texto, sino como pura por sí sola. La belleza y el
significado de la música no dependía de las palabras.

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