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Revista de Psicopatología y Psicología Clínica © Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología (AEPCP)

1998, Volumen 3. Número 1, pp. 55-72 ISSN 1136-5420/98

PARA UNA HISTORIA DEL PIR O LA PSICOLOGÍA CLÍNICA


COMO ESPECIALIDAD SANITARIA:
EL PROCESO DE INSTITUCIONALIZACIÓN
BEGOÑA OLABARRÍA
Instituto Médico Municipal Fabiola de Mora y Aragón, Ayuntamiento de Madrid
Presidenta de la Comisión Nacional Promotora de la Especialidad de Psicología Clínica
(Recibido e¡ 14 de enero de 1998)
Se presenta el proceso de construcción de la Psicología Clínica como especialidad sani-
taria en el contexto de la transformación de la Sanidad pública en España.
Palabras clave: Psicología clínica, especialidad sanitaria, sanidad pública, reforma psi-
quiátrica, formación postgraduada.
CUnical Psychology as a sanitary speciality: the process for institutionalization
In this article the building of Clinical Psychology appear as a sanitary speciality in the
context of the transformation of the Public Health Service in Spain.
Key words: Clinical Psychology, sanitary speciality, public health care, psychiatric
reform, postgraduated formation.

«El pasado sólo importa desde y para Culminará con ello una etapa de nues-
el futuro». tra historia moderna y se abrirá otra: No
J. Ortega y Gasset. me cabe la menor duda. Acabará una eta-
pa cargada de empuje, decisiones y tam-
bién de improvisaciones. Un período
A MODO DE JUSTIFICACIÓN repleto de acontecimientos y de trabajo
frenético. En ella, los psicólogos partici-
Es posible que próximamente se publi- pamos en los procesos de reforma de los
que el decreto que otorgará carta de natu- modos de atención sanitaria, mientras
raleza oficial con categoría de especiali- crecían nuestras facultades y se desarro-
dad sanitaria de la Psicología, a la llaba la Ley de Reforma Universitaria.
Psicología Clínica. Será el final de una Con ello se abrieron campos y técnicas
etapa que recuerdo haber parodiado en de intervención, líneas de investigación
1988 como «larga marcha», creyendo y también los caminos para el PIR y la
entonces de manera ignorante, que no era institucionalización de la Psicología Clí-
posible acrecentar su duración. Han sido nica como especialidad sanitaria. Creo no
hasta la fecha (si fijamos como inicio del errar al decir que los psicólogos colecti-
proceso de institucionalización 1983, vamente somos, como es natural, prota-
comienzo del primer programa PIR (psi- gonistas principales de nuestro proceso;
cólogos internos residentes), con carácter pero no únicos, a mi juicio. Otros profe-
autonómico en Asturias) 15 años carga- sionales han resultado claves con su
dos de días difíciles, pero también de generosa apertura de miras. Y a ellos me
satisfacciones. referiré más adelante, porque creo que
procede ahora iniciar un camino para el
reconocimiento. Un reconocimiento que
Correspondencia: Begoña Olabarría González, c/
Francisco de Diego, 3 - 1 . " A. 28040 Madrid. nuestra comunidad científico-profesional
56 Begoña Olabarría

de la Psicología Clínica puede y a mi proceso seguido por incluir anécdotas


modo de ver, debe, hacer. engañosas que culminan en una especie
De esa etapa básicamente voy a hablar- de culto folclórico de la Psicología Clíni-
les. De esa etapa, aún no finalizada, que ca como especialidad sanitaria.
contó con objetivos y desarrollos, y cuyos Se trata de un tipo de miedos que han
resultados futuros, próximos, podrían no estado presentes —y continúan estándo-
ser concordantes con los esperados, e lo a mi juicio—: Miedos de pequeños
incluso, fracasar. Hasta la fecha los frutos grupos de nuestra propia colectividad a
han sido aceptablemente buenos aún con perder poder en este proceso. Confun-
nuevos perfiles de problemas como diendo el ser con el ocupar, han provo-
corresponde a la dinámica de los aconte- cado en ocasiones conflictos locales, en
cimientos: Pero, sobre todo, «nuevos». definitiva, pequeños desastres. Porque el
Tras la finalización de esta etapa se abre miedo de pequeños, pero influyentes,
ante nosotros la posibilidad de edificar grupos ante sí mismos y ante los demás
más o menos pausadamente la que confi- desembocó muchas veces en formas sote-
gura la siguiente fase en la institucionali- rradas de violencia que podrían haber lle-
zación de nuestro saber. gado a dañar el objetivo supuestamente
Es habitual que en cualquier enumera- compartido unánimemente de la institu-
ción de los diferentes rasgos del saber cionalización del PIR y de la Psicología
aplicado de la Psicología Clínica falten Clínica como especialidad sanitaria.
dos elementos específicos: La descrip- Así, el miedo no solamente afecta al
ción del contexto de articulación que futuro, sino también al pasado. Diría
dota de significado al saber de que se tra- incluso que ambos temores tienen un sin-
te (un cierto modo de valor histórico a- gular modo de entrelazarse, pues quien
científico) y la capacidad de percepción teme afrontar su propio pasado, igual-
de las propias carencias y las subsecuen- mente teme al futuro. Tan es así que es ese
tes amenazas. temor al pasado el que tal vez origine esas
Pero es comprensible que ello haya modalidades de ocultación o falseamien-
sido así para la Psicología Clínica y el to que, a su vez, se protege y tapa con nue-
PIR. Hoy consideramos «natural» que los vas mentiras y ocultaciones. Pero los que
avances de nuestro quehacer teórico/téc- falsean la historia de su comunidad cien-
nico se entretejieran en y con las estruc- tífico-profesional, no la protegen, sino que
turas públicas sanitarias complejas y la amenazan. La suposición de que, sin
diversificadas desde el punto de vista conocer los hechos pasados que confor-
técnico, teórico, conceptual y, porqué no maron nuestro presente, podemos desa-
decirlo, social e ideológico que surgieron rrollar responsablemente desde un punto
a partir de los años 80. Y, por tanto, es de vista social —como señala Kuhn—
natural que para muchos exista una ten- nuestro cometido en el futuro, figura entre
tación de huida, de evitar conocer la los tradicionales errores de quienes sólo
construcción de este proceso y reflexio- buscan con el olvido (o la mentira) facili-
nar sobre ello para el futuro. tar manipulaciones futuras. Conocer nues-
También existe (y eso además de tro propio proceso permite identificar
menos natural, es peor, a mi modo de nuestros errores y abordar la tarea de la
ver) la tendencia a oscurecer la historia reflexión responsable y colectiva sobre
del proceso, empequeñeciéndola al darle nuestro futuro, construyéndole.
bien una presentación idílica de unidad Fijemos entonces la mirada en nuestro
mítica en la construcción de un proyecto pasado inmediato para saber mirar nues-
común o bien al modificar el sentido del tra cara: Nuestro pasado, nuestro presen-
El PIR y la psicología clínica 57

te y el diseño de nuestro futuro. Intente- ción de psicólogos a labores clínicas,


mos extraer de nuestro inmediato pasado públicas y privadas y, junto a ello, el ini-
la confianza colectiva de los que no cio en los ochenta del proceso de reforma
temen asumir sus intereses y responsabi- y transformación de la sanidad pública
lidades con direccionalidad en un medio hacia la construcción del Sistema Nacio-
social dinámico, y asomémonos con ello nal de Salud, la Reforma Psiquiátrica tan-
al horizonte del momento actual marca- to en lo que se refiere a la estructura como
do por el inmediato futuro de institucio- al modelo de atención, el establecimiento
nalización de la Especialidad a partir de de nuevas concepciones y normativas
la publicación en BOE del Decreto. acerca de la formación de especialistas en
Ahora, cuando el derecho nos lo otor- Medicina (todo ello en el marco de los
gue este Decreto, habremos de abordar profundos y amplios cambios producidos
unos límites nuevos y desconocidos, por en el país por el paso de un régimen auto-
tanto, un nuevo modo de realidad. Situa- ritario a otro democrático), los datos apor-
ción inesperada, y no sólo en España: La tados por la epidemiología en torno a la
mayoría de los países de la Unión Euro- importancia de los comportamientos en el
pea (UE) no tienen reconocida la Psicolo- proceso salud/enfermedad, la Declaración
gía Clínica como Especialidad Sanitaria. de Alma Ata (OMS) en torno a la salud
Iniciamos ahora una revisión de nues- integral, etc., han confluido en un con-
tro trayecto hacia la especialización. Y junto de transformaciones realizadas
vamos a ello, puesto que uno no puede —algunas de ellas aún en curso— donde
saber quién es, si no sabe de dónde viene. la participación de los psicólogos es un
hecho incontrovertible.
Todo esto ha establecido en lo que a la
INTRODUCCIÓN Psicología Clínica se refiere, una configu-
ración del quehacer tanto en la formación
Kuhn (1975) entre otros destaca la nece- de especialistas como en sus desarrollos
sidad de conocer el marco de condiciones aplicados, principalmente —aunque no
socio-culturales y el sistema de relaciones sólo— en la Sanidad Pública española.
entre ideas, conceptos, necesidades, con- Sánchez Ron (1992) presenta la profe-
vicciones colectivas y prácticas en que sionalización especializada como una
surge una determinada ciencia o paradig- vertiente del modelo de desarrollo cien-
ma, para intentar comprender sus alcan- tífico occidental, que se ha convertido
ces y significados. Y seguramente ello es hasta el presente en un instrumento de
así también para la Psicología clínica poder social aún al margen de las inten-
española, que ha manifestado un potente ciones de sus protagonistas. De hecho, no
desarrollo en los veinte últimos años. sólo el desarrollo científico, sino la insti-
Diversos aconteceres internos y extemos tucionalización de la aplicación científi-
a la disciplina considerados como ciencia ca a través de las profesiones, ha modifi-
y profesión, han confluido para ello. Así, cado durante este siglo y particularmente
la intervención de los primeros profesio- tras cada una de las dos guerras mundia-
nales de la psicología con título específi- les, la vida social y cotidiana de las
co desde la mitad de los años setenta, poblaciones, los modos colectivos de
(Hernández, 1984) el rápido crecimiento mirar y afrontar los problemas: La orga-
y desarrollo en el Estado de Facultades de nización pública de la asistencia sanita-
Psicología (tres en 1970, más de veinte ria en escalones vertebrados (atención
hoy, una de ellas de ámbito estatal, la primaria, secundaria y terciaria, OMS,
UNED), la rápida y progresiva incorpora- 1994), es buen ejemplo de ello.
58 Begoña Olabarría

Por ello los científicos y profesionales consenso a múltiples niveles (Olabarría,


son hoy percibidos como agentes de en prensa). En el ámbito sanitario, los
influencia en las sociedades de las que debates y espacios de participación se
participan, contando con una relevancia multiplicaban y en ellos se buscaba perfi-
social impensable hace sólo un siglo. De lar una nueva estructura pública de ser-
este modo no puede ya resultar sorpren- vicios desde nuevas concepciones de
dente el esfuerzo hacia la profesionaliza- modelos de atención vinculados a los
ción especializada de cada disciplina datos que la epidemiología aportaba sobre
científica ni tampoco la concurrencia de la salud y la enfermedad y que rompían
patrimonialismos corporativistas resis- concepciones anteriores, introduciendo
tentes que pueden en ocasiones revertir significativamente la importancia para la
en condicionar los modos de conocer y salud del comportamiento humano en un
las aportaciones profesionales de una u contexto dado. Se hace patente la crisis
otra disciplina científica al medio social de concepciones y prácticas sanitarias
que las reclama. con el agotamiento de los modelos asis-
tencialistas centrados en la enfermedad y
fundamentados en un reduccionismo teó-
ANTECEDENTES INMEDIATOS DEL PIR rico-práctico. (Belloch y Olabarría, 1993).
Muy pocos profesionales de la Psico-
Como ya he dicho en otro lugar (Ola- logía encontraban marco institucionali-
barría, 1995), los orígenes de la incorpo- zado en Servicios Sanitarios Públicos
ración de la Psicología a España desde para su ejercicio profesional. En 1976
finales del siglo pasado parecen expresar menos de diez trabajaban en todo el Esta-
ó componer una especie de tradición que do, y ello en servicios de psiquiatría de
implica a la Psicología como conoci- hospitales públicos casi siempre manico-
miento y aplicación en objetivos de cam- mios, y vinculados exclusivamente al
bio social. psicodiagnóstico. Más tarde los centros
En nuestro caso específico, el inicio de del AISNA (Ministerio de Sanidad) para
la transición democrática de la segunda diagnóstico de niños y adolescentes
mitad de los setenta, confluyó con la apa- incorporan psicólogos, pero se trataba de
rición de los primeros licenciados forma- una red marginal y limitada en sus pres-
dos en Psicología con curriculum especí- taciones a la evaluación clínica. Muchos
fico. Profesionales jóvenes, sensibles de los profesionales de la medicina lle-
desde su paso por la facultad en la bús- garon a considerar la psicología como
queda de cambios, con instrumentos pro- una disciplina auxiliar, de carácter mera-
pios de su disciplina (Hernández, 1984), mente (y sólo parcialmente) psicodiag-
procurando su incorporación en campos nóstico. Pero se trataba de las primeras
de intervención que se habían configura- incorporaciones de prestaciones de la
do de maneras oscurantistas y patrimo- Psicología Clínica.
nialistas, generadoras de discursos exclu- No existía una formación especializa-
yentes. Y eso también en la Sanidad da, reglada, y cada cual buscaba con sus
Pública y, desde luego, en el campo de la propios medios su perfil formativo para
salud mental, que entonces se denomi- denominarse psicólogo clínico. Sin
naba de la Psiquiatría. embargo la participación de psicólogos
El final de los años setenta y comienzo en espacios de debate sanitarios, junto al
de los ochenta están marcados social- reconocimiento de las potencialidades de
mente por la transición democrática con la disciplina en el marco de la ola de
la búsqueda de cambios y espacios de transformaciones democráticas con nue-
El PIR y la psicología clínica 59

vas demandas y necesidades, también en movimiento estudiantil adquiriendo en


lo sanitario, a las que se quería hacer el marco del final de franquismo impor-
frente, hicieron posible la incorporación tante notoriedad no exenta de medidas
de psicólogos a nuevos servicios sanita- represivas a sus líderes. (González de
rios públicos, significativamente desde el Chávez, 1970).
inicio de los años ochenta. Para intentar La Psiquiatría oficial de entonces igno-
comprender la rapidez con la que el dis- ró todos estos movimientos vinculados a
curso de la Psicología se incorpora al la realidad asistencial y su modificación,
sanitario marcada durante cuarenta años que apuntaba «la superación de la cadu-
por un profundo oscurantismo y prácti- ca estructura institucional... los cambios
cas cerradas, es preciso tener en cuenta se fueron logrando al modificar el habi-
que especialmente durante la primera tat de los centros, promoviendo lugares
mitad de los años setenta, (mientras esta- de encuentro y debate, abriendo sus
ban aún en las facultades como estudian- puertas, restableciendo las relaciones
tes los que serían los primeros profesio- interrumpidas con la familia y sociedad
nales de la Psicología en la segunda circundante e indagando el sentido de
mitad de los setenta) se producen en las conductas» (García, 1980).
España una serie de conflictos. Estos «nuevos médicos»: González de
En el ámbito universitario, los estu- Chávez, Valentín Corees, José García
diantes de las Facultades de Filosofía y González, Sergio García Reyes, Carmen F.
Letras, Sección Psicología, junto a reivin- Rojero, Carmen Sáez, T. Suárez, Enrique
dicaciones democráticas confluyentes con Rivas, Onésimo González, M. Desviat, F.
otros sectores sociales, establecíamos otras Torres, J. Espinosa, A. Espino, F. Menén-
específicas: Por una psicología científica dez, A. Roig, F. Márquez, entre otros y la
alejada de la escolástica, por un colegio siguiente generación: Javier Pérez Mon-
profesional propio (Hernández, 1984). toro, Víctor Aparicio, T. Angosto, M. Her-
Paralelamente, en el ámbito asistencial nández, A. Fernández Liria y tantos
surgen conflictos psiquiátricos que pre- otros, consolidan su posición en la Aso-
sionan para conseguir el cambio de las ciación Española de Neuropsiquiatría
condiciones de carácter laboral y/o con- (AEN) en 1973. Asociación que empuja
tractual de los MIR, así como de los entonces de nuevo con aires de renova-
modos de atención a los pacientes y usua- ción la situación asistencial, abriéndose
rios y de las estructuras asistenciales. a otros profesionales, principalmente psi-
El primero de éstos fue el Hospital Psi- cólogos, al finalizar los años 70.
quiátrico de Oviedo al final de los seten- En 1980 se alcanza una reivindicación
ta, extendiéndose más tarde: en 1971 Clí- ampliamente sentida en el mundillo de
nicas Psiquiátricas de Ibiza, del Hospital la Psicología: « la creación del Colegio
Francisco Franco de Madrid; Instituto Oficial de Psicólogos (COP), que plantea
Mental de la Sta. Cruz de Barcelona en su andadura con líderes provenientes de
1973; en 1974 dimisión del Director del aquel movimiento estudiantil, dotando al
Hospital Psiquiátrico de Bermeo en Viz- COP de objetivos de contribución de la
caya, Hospital de Salt de Gerona; 1975 Psicología a metas de cambio social».
Hospital Psiquiátrico de Huelva y Sana- La calamitosa asistencia psiquiátrica
torio Psiquiátrico de Conxo en Santiago existente se había puesto de manifiesto
de Compostela y en 1978 el Hospital Psi- oficialmente desde 1975, en que se crea
quiátrico de Valladolid. Estos conflictos una Comisión Interministerial para la ela-
protagonizados por los «nuevos médi- boración de un informe para la reforma
cos» estaban a su vez relacionados con el sanitaria y en él se establece la asistencia
60 Begoña Olabarría

psiquiátrica como objetivo prioritario jero Juan Luis Vigil pone en marcha el
para los años 76-79. Pero los documentos primer programa de formación especiali-
no producen cambio alguno. En 1980 el zada de psicólogos clínicos (PIR) con el
Congreso de los Diputados aprueba el respaldo de la AEN presidida por J. Gar-
Documento Básico para la Reforma Sani- cía González y con una Junta Directiva
taria que incluye principios básicos para que contaba por primera vez con una psi-
la Psiquiatría. Pero todo este reconoci- cóloga clínica, yo misma, en la Secretaría
miento oficial no se traduce en cambio general.
alguno en la situación asistencial (Gon- En 1985 se publica el Informe de la
zález de Chávez, 1980). Comisión Ministerial para la Reforma
A finales de los setenta y comienzos de Psiquiátrica (Ministerio de Sanidad,
los ochenta algunas administraciones 1985) que pronto es apoyado por al AEN
locales, municipales y flamantes Comu- y el COP. Informe clave porque marca las
nidades Autónomas, abordan aspectos líneas y establece un modelo alcanzando
parciales de carácter ejemplificador acer- alta significación y respaldo. Y en este
ca del cómo hacer, con la creación de ser- Informe por primera vez se establece la
vicios sanitarios nuevos con nuevas ide- prioridad de la formación clínica espe-
as, nuevos modos de atención y nuevos cializada para los psicólogos, así como la
profesionales. Y ahí es donde se produce necesaria incorporación de psicólogos
la primera incorporación significativa de clínicos a los servicios públicos de aten-
psicólogos a servicios sanitarios públicos ción. Esta incorporación significativa en
que se suman con sus aportaciones al los años 80 implicó:
nuevo discurso de la Salud Mental con-
siderada como un campo de intervención 1) La llegada de nuevos enfoques teó-
interdisciplinario desde una visión inte- ricos.
gral de atención. 2) Desarrollo de las técnicas y prácti-
Algunas Comunidades Autónomas ini- cas clínicas.
cian de manera pionera el comenzar los 3) El auge de modelos comunitarios.
ochenta sus reformas psiquiátricas. Esta- 4) La apertura de nuevos ámbitos de
blecen como denominadores comunes la investigación, hasta entonces reducidos
construcción de una red de servicios básicamente a la Academia, incorporan-
territorializados de Salud Mental y equi- do el caudal de investigación de los pro-
pos interdisciplinarios para la atención. fesionales.
Son sólo unas pocas las Comunidades 5) La apertura de nuevas posibilida-
Autónomas pioneras, pero muy signifi- des de intervención confrontando a la
cativas: Asturias, Andalucía, Madrid, Psicología con demandas sólo posibles
después Navarra, Murcia, Galicia en los servicios públicos desde una ópti-
cobrando muy pronto un papel de lide- ca de continuidad de cuidados.
razgo en el impulso transformador. 6) La contrastación de la utilidad de
En 1983 el Ministerio de Sanidad crea los instrumentos clínicos del psicólogo,
la Comisión Ministerial para la Reforma generándose otros muchos.
psiquiátrica con: V. Corees, A. Espino, F. 7) La ruptura de la obsoleta concep-
Menéndez, J. Guimón,}. García González, ción de la Psicología Clínica como disci-
F. Torres y Rayo (psiquiatras), Mercé plina que únicamente afronta la enfer-
Pérez (psicóloga) y en ese mismo año la medad abriéndose hacia todos los
Comunidad Autónoma de Asturias desde procesos de salud-enfermedad en los tres
su Dirección Regional de Salud Mental niveles de prevención: primario, secun-
con José García González, siendo Conse- dario y terciario.
El PIR y la psicología clínica 61

8) Incorporó al psicólogo clínico a quiatra. En 1987, en Navarra con Javier


intervenciones comunitarias, llevándolo Pérez Montoto, Director Regional de
a beber teóricamente también de la Psi- Salud Mental, psiquiatra. En Madrid
cología Social y obligándolo a la relación (1989) Consejero: Pedro Sabando, siendo
con distintos servicios sanitarios y otros personas claves Fernando La Mata
compañeros especialistas. Con ello se (Director General de Formación y Psi-
redujo la tendencia a la fragmentación, al quiatra, que instaura la «Comisión de
cerrado «especialismo» en la disciplina. Seguimiento» presidida por Miguel
9) La construcción práctica del dis- Carrasco, especialista en Salud Pública.
curso interdisciplinario al confrontar al En esa «Comisión de Seguimiento» par-
psicólogo clínico al trabajo en equipo con ticipan junto a profesionales y académi-
otros profesionales, rompiéndose el indi- cos psicólogos, dos psiquiatras que apos-
vidualismo interventor y abriéndose nue- taron por el proceso: Francisco Montilla
vos y complejos retos en áreas diversas, y J. Casco. En Galicia (1990) Consejero:
desde la deontológica a la técnica. Romay, Técnico clave: Fernando Már-
10) El PIR como modelo de forma- quez, Jefe del Servicio de Salud Mental y
ción de especialistas en Psicología Clíni- psiquiatra.
ca, puesto en marcha en comunidades Pero estos importantísimos y avanza-
autónomas (CA) como vía de acceso a dos Programas PIR no contaban con el
una futura especialidad sanitaria (García refrendo de los dos ministerios con com-
Álvarez y Olabarría, 1993). petencias en la aprobación de especiali-
dades sanitarias y sus programas de for-
En 1986 se publica la Ley General de mación: El Ministerio de Sanidad y el
Sanidad (Ley 14/1986) creándose el Sis- Ministerio de Educación.
tema Nacional de Salud, iniciándose la Muchas resistencias internas y, sobre
reforma sanitaria global. El Sistema todo, externas a nuestro colectivo cientí-
Nacional de Salud introduce como nue- fico-profesional se ponen en juego. Por
vo eje organizativo las comunidades eso el valor de todos los participantes en
autónomas del Estado y contribuye a este proyecto solidario. Particularmente
favorecer no sólo reformas estructurales de quienes, no siendo psicólogos, aporta-
y de financiación sino también nuevos ron su decisión e influencia para su desa-
modos de atención tanto en la atención rrollo e implantación hacia la institucio-
primaria como en la especializada con un nalización. Su valor es enorme y creo
carácter más integral y por tanto favore- merece nuestro reconocimiento, al menos
cedor de la apertura de servicios especia- el de la comunidad científico-profesional
lizados a la Psicología (planificación de la Psicología, que recoge ahora el fru-
familiar, salud mental, unidades de dolor, to de sus propios trabajos y del apoyo
etc.), proceso que aún perdura en parte obtenido del exterior.
del Estado (territorio INSALUD). La Asociación Española de Neuropsi-
El Programa PIR de formación especia- quiatría desde 1983 y el Colegio Oficial
lizada para psicólogos clínicos se inicia de Psicólogos desde 1986 respaldan, apo-
en Asturias en 1983, siendo Consejero el yan e impulsan el PIR con múltiples
Sr. Vigil y Director Regional de Salud actuaciones. Diversos documentos con-
Mental José García González; en 1986 en tribuyen a delimitar su elaboración teóri-
Andalucía, Viceconsejero Patxi Cuberta; ca y contrastación práctica (COP, 1990).
Técnicos que fueron claves desde sus Es preciso trabajar durante 10 años hasta
puestos de responsabilidad: Ladislao que en 1993 el Ministerio de Sanidad
Lara, psiquiatra; Marcelino López, psi- realiza la primera convocatoria PIR de
62 Begoña Olabarría

ámbito estatal; en 1994 la segunda, esta — Centro de Salud Mental Comunita-


vez conjuntamente con el Ministerio de rio (que debe contar con unidad o pro-
Educación y Ciencia, la tercera en 1995 y grama específico de salud mental infan-
desde entonces, anual. to-juvenil).
Tengamos en cuenta que la bondad de — Unidad de agudos en hospital gene-
los Programas PIR había quedado demos- ral (que debe incluir al menos, además de
trada con el desarrollo de los Programas camas de corta estancia, programas o acti-
PIR autonómicos, constituyendo éstos el vidades de interconsulta y de interven-
Corpus documental (junto a los trabajos ción en/con otros servicios del hospital).
del COP, principalmente), y de experien- — Unidad de rehabilitación de cróni-
cia fundamental para el Pr. PIR estatal. cos (y especialmente dispositivos inter-
La primera convocatoria pública en medios como hospitales de día, pisos
BOE (1993) expresa la necesidad de la protegidos, etc.) con programas de reha-
formación de especialistas en Psicología bilitación.
Clínica por las necesidades abiertas en el 4) La idea de que este aprendizaje
Sistema Nacional de Salud. Es decir, se debe realizarse bajo la figura de un tutor,
establece por primera vez un compromi- psicólogo del equipo del servicio acredi-
so en cuanto a la definitiva oficialización tado para la formación.
de la Psicología Clínica como especiali-
dad sanitaria, poniendo en marcha el Todo ello teniendo como base y refe-
programa de formación vinculado como rente el Programa de formación aprobado
había quedado ya marcado en los PIR por los Ministerios de Sanidad y Educa-
desarrollados en las CA apoyados por el ción (Ministerio de Sanidad, 1996).
COP y la AEN a los servicios territoriali-
zados de Salud Mental acreditados a tal
fin y de acuerdo a un Programa de for- EL PROCESO DE CONSTRUCCIÓN
mación. DEL PIR
El PIR ha aportado con todos sus pro-
blemas, una concepción que incorporaba En ocasiones anteriores (Olabarría y
valores como: Escudero, 1990) tuve ocasión de señalar
esquemáticamente la significación que en
1) La idea de que el profesional espe- torno al proceso del PIR tuvo el Informe
cialista ha de aprender en servicios de la Comisión Ministerial para la Refor-
públicos acreditados a tal fin, donde se ma Psiquiátrica (1985) por cuanto desde
contrastan las demandas sociales en una óptica de continuidad de cuidados:
materia sanitaria.
2) La idea de que se trata de un 1) Propugnó el paso de un modelo de
aprendizaje de profesionales que trabajan atención con referente central de inter-
y aprenden, estableciendo progresivas vención en el hospital psiquiátrico, a una
cotas de responsabilidad sanitaria y asis- red de servicios diversificados de salud
tenciales de manera tutorizada. mental, sobre un territorio definido e
3) La idea de que una sola institución integrado en el sistema Nacional de
o servicio no es suficiente para garantizar Salud como Servicios especializados de
suficientes vertientes y modos de inter- segundo y tercer nivel.
vención para el profesional en formación, 2) Propugnó el establecimiento de un
de ahí la importancia de las rotaciones modelo de prestaciones basadas en una
por distintos servicios sanitarios especia- concepción interdisciplinaria y comuni-
lizados y territorializados; como mínimo: taria.
El PIR y la psicología clínica 63

3) Mencionó en varias de sus «Reco- 1987 el Documento-Base para el PIR. Se


mendaciones» la incorporación de la Psi- trata de un documento ampliamente con-
cología Clínica a la red de Salud Mental. sensuado y que permite aglutinar en su
4) Propugnó una especial atención a derredor iniciativas y voluntades múlti-
la necesaria «regulación de la formación ples (COP-1990).
postgraduada de los psicólogos» ...acor- Sólo un año después se establece un
de con las necesidades que se despren- acuerdo COP-Asociación Española de
den del modelo propuesto y vinculada a Neuropsiquiatría (AEN) con la elabora-
la red pública de servicios. ción del «Documento Base acerca de la
Formación de Especialistas en Psicología
La Ley General de Sanidad (1986) con Clínica a través de un Sistema PIR»
la creación del Sistema Nacional de (COP-1990).
Salud establece un camino hacia la inte- Y en 1989 el COP y seis CA del Estado
gración de recursos y redes sanitarias (Asturias, Andalucía, Castilla-León, Gali-
hasta entonces dispersos (INSALUD, cia, Madrid y Navarra) elaboran conjun-
diputaciones, ayuntamientos, etc.), bajo tamente el «Documento Marco sobre ¡a
una única administración autonómica, la Formación Postgraduada en Psicología
territorialización de servicios a través de Clínica a través de un Sistema PIR»
las áreas sanitarias, la reforma y poten- (COP-1990).
ciación de la Atención Primaria, la for- Si los dos primeros documentos esta-
mación del personal sanitario. blecían el modelo formativo del PIR,
Es decir, en los ochenta se establecen acorde con el modelo sanitario a impul-
las condiciones (académicas, profesiona- sar, el tercero no solamente lo suscribía
les, de reforma sanitaria y cambios en básicamente sino que también enunciaba
modelos de atención) para abordar la ins- nuevos propósitos:
titucionalización de la Psicología Clínica
como Especialidad Sanitaria en el marco 1) Estimular el desarrollo de nuevos
de un proceso de transformaciones múl- programas de formación postgraduada en
tiples. Psicología Clínica siguiendo un modelo
De hecho y, siguiendo la iniciativa y el PIR.
modelo del Programa PIR de la Comuni- 2) Favorecer unas bases comunes a
dad Autónoma de Asturias, en 1986 lo todos ellos, de manera que al tiempo den
hace Andalucía, luego Navarra, Madrid y cabida a las especificidades propias de
Galicia, como ya antes quedó dicho. Pero los lugares de aplicación. Dicho de otra
son iniciativas sin el respaldo de los manera, favorecer una homologación
Ministerios de Sanidad y Educación. Ini- entre los distintos programas aplicados
ciativas de algunas CA que, desde su pro- en distintas comunidades autónomas del
cesó de reforma sanitaria y más específi- Estado.
camente de Salud Mental, apostando por 3) Facilitar a las altas instancias com-
el modelo definido por la Comisión petentes un programa seriamente elabo-
Ministerial ya mencionado, dan pasos rado y contrastado por la experiencia que
adelante con el apoyo de asociaciones agilice y favorezca la inclusión de la
científicas y profesionales, afrontando especialidad de Psicología Clínica a tra-
duras resistencias, casi siempre ocultas, vés de un sistema PIR en el marco del
intra e inter disciplinas y también en las futuro Decreto regulador de las especiali-
estructuras sanitarias y académicas. dades en ciencias de la salud.
En esta situación de inestabilidad, el 4) Equiparar la formación especiali-
Colegio Oficial de Psicólogos elabora en zada del psicólogo que trabaja en el cam-
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po de la salud a la que reciben otros pro- porque aparecen profesionales vincula-


fesionales con ejercicio en el mismo dos a funciones docentes, sino también
campo, favoreciendo a la vez una mayor porque al estudiante de la especialidad se
identidad e interdisciplinariedad profe- le reconocerá el ejercicio profesional que
sional (Pág. 65). realiza al tiempo que su formación, a tra-
vés de un contrato laboral.
Al tiempo, comprometía a las CA que 3) Posibilita y favorece una mayor
lo suscribían y que no contaban aún con identidad profesional tanto internamen-
Pr. PIR, a su inmediata puesta en marcha, te como en relación a otros colectivos
lo que así ocurrió, excepción hecha de la profesionales de distintas disciplinas que
Comunidad Autónoma de Castilla-León realicen funciones en campos de inter-
que se «descolgó» del proceso. vención común, así como en relación a
Esta convergencia de distintas institu- los ciudadanos que demandan sus servi-
ciones en tomo a objetivos y modelo con- cios como especialistas.
sensuados sobre el «cómo» del PIR y él 4) Contribuye al reconocimiento de la
«hacia dónde», favoreció una mayor ver- Psicología Clínica como Profesión Sani-
tebración del mundo científico-profesio- taria en el marco de la Sanidad española,
nal de la Psicología Clínica, aún no ofi- de acuerdo a la Ley General de Sanidad
cializada, (ver Conclusiones de la Jomada y al Informe de la Comisión Ministerial
de Trabajo sobre La Psicología Clínica en para la Reforma Psiquiátrica.
España como área científica y profesio- 5) Permitirá una homologación de
nal: realidad y perspectivas, en COP derecho de los Psicólogos especialistas
1990) de los apoyos de otros profesiona- con relación a los titulados superiores de
les colindantes (la Comisión Nacional de otras disciplinas vinculadas al campo de
Psiquiatría desde finales de 1988 mayo- la salud (p. 59).
ritariamente ha expresado su apoyo al
PIR en distintas ocasiones) y de algunas Dicho de otro modo, en el marco de
CA cuyo liderazgo en los procesos de un modelo de atención que prima lo
transformación en Salud Mental era un comunitario y lo interdisciplinario des-
hecho. de una óptica de atención integral y de
Ya en el Documento Base del COP continuidad de cuidados, la opción de la
acerca del PIR y en su Introducción se formación PIR resulta central, pues defi-
expresaba en torno a éste: ne el perfil profesional y una reproduc-
ción al menos parcial del mismo en su
1) Está directamente vinculado a los futuro quehacer especializado, contribu-
Servicios Especializados de la red sanita- yendo al desarrollo del corpus teórico-
ria, de atención de un territorio, lo que técnico de la Psicología Clínica con for-
permite el establecimiento de un equili- mulaciones imprescindibles y acordes
brio entre la investigación básica y la con los objetivos de atención que el
investigación aplicada, en relación todo modelo y la comunidad demandan. De
ello a las necesidades que la demanda esta manera el PIR responde no sólo a
social en los servicios públicos plantea. una necesidad científico-profesional,
Ello habrá de permitir además una mejor sino también a una construcción episte-
y/o mayor adecuación de los instrumen- mológica según la cual el cómo de la
tos del psicólogo al campo de interven- adquisición del conocimiento por el pro-
ción. fesional resulta decisivo para un enfoque
2) Vincula la Formación Postgradua- integrador de la Psicología Clínica y su
da al ejercicio profesional y ello no sólo incorporación en campos complejos de
El PIR y la psicología clínica 65

intervención que precisan abordajes fecha. Estos trabajos son la base de la pri-
interdisciplinarios. mera convocatoria PIR estatal.
Implantado el Programa PIR en cinco En Octubre de 1993 el Ministerio de
CA del Estado, el COP decidió realizar en Sanidad realiza la Primera Convocatoria
1991 una valoración o evaluación de cada PIR (BOE n.° 254 del 23 de Octubre de
uno de ellos en orden a establecer la ade- 1993), siendo figura clave de este proce-
cuación de éstos al acuerdo establecido en so y hasta hoy la Dra. E. Sánchez-Cha-
el Programa-Marco elaborado conjunta- morro, Subdirectora General de Forma-
mente en 1989. De dicha evaluación que- ción Sanitaria del Ministerio de Sanidad.
dó publicado un Informe (1991) y una Esta convocatoria estatal supone el cie-
valoración posterior (Olabarría et al., rre de una etapa y el comienzo de otra
1993). Lo que significó un nuevo impulso nueva: El cierre de los PIR autonómicos,
ante la administración sanitaria educativa. en que desde el compromiso de transfor-
El resultado de dicha evaluación fue maciones sanitarias lideradas en su direc-
en todos los casos altamente satisfactorio ción y gestión por las CA ya citadas, se
obteniéndose elementos informativos incluía un programa PIR que, al tiempo
relativos a algunas carencias que fueron que procuraba una formación especiali-
objeto de recomendaciones específicas, zada no reconocida oficialmente por los
para la mejora de cada Programa PIR. ministerios implicados, sentaba las bases
Cabe aquí decir que fueron estos Progra- de su necesidad y del modelo del progra-
mas PIR autonómicos los que, señalando ma de formación.
la bondad de su hacer, sirvieron de base Y el inicio de la asunción por la Admi-
y referente para la modificación de otros nistración Central competente en materia
Programas de formación de otras espe- de especialidades sanitarias del PIR
cialidades. como modo y modelo para la formación
Quedó ratificada la existencia de un de especialistas sanitarios en Psicología
Corpus, un status y un grado de implan- Clínica. Si en Octubre de 1993 el Minis-
tación del modelo PIR con un alto grado terio de Sanidad publica en BOE la pri-
de homologación interna de los distintos mera convocatoria PIR, cada año hasta
programas autonómicos y ello sirvió de hoy podemos expresar un avance.
base para arreciar desde instancias oficia- En 1994 la convocatoria es conjunta de
les (CA) y científico-profesionales (COP, los dos Ministerios implicados en la
AEN) las solicitudes hacia los Ministerios regulación de especialidades sanitarias:
de Sanidad y Educación respecto a la Sanidad y Educación, por lo que se con-
asunción por parte de los mismos del PIR. voca en BOE como Orden de Presidencia
Un paso más hacia la insütucionalización de Gobierno, y con ello la posibilidad de
de la especialidad sanitaria. la continuidad anual de las convocatorias
t)e hecho y por vez primera en 1992 el PIR.
Ministerio de Sanidad constituye un gru- En Julio de 1995 se crea la Comisión
po de expertos (M. Anxo García, M. Nacional Promotora de la Especialidad
Labiana, F. Vallejo, M. Berdullas, A. de Psicología Clínica (CNPEPC) a imagen
Ávila y yo misma) para la elaboración del y semejanza del resto de Comisiones
Programa de Formación PIR estatal y el Nacionales de Especialidades y con simi-
estudio del proceso de acreditación de lar composición: Tres miembros designa-
unidades docentes (servicios sanitarios), dos por el Ministerio de Sanidad entre
cuyos referentes son los Programas PIR profesionales vinculados a servicios sani-
autonómicos y los sucesivos documentos tarios públicos, tres miembros designa-
elaborados por el COP y la AEN hasta esa dos por el Ministerio de Educación de
66 Begoña Olabarría

entre los catedráticos y profesores titula- Presidenta:


res del Área de Conocimiento relaciona- Begoña Olabarría González (por la Aso-
da con la especialidad en las Facultades ciación Española de Neuropsiquiatría
de Psicología del Estado, dos represen- (AEN)
tantes de sendas sociedades científicas
relacionadas con la especialidad, un En 1996 los ministerios implicados
representante del Colegio profesional y aprueban el Programa de la Especialidad
por último dos representantes elegidos de Psicología Clínica (Ministerio de Sani-
por y entre los PIR que se incorporarían dad, 1996) que fue propuesto por la
oficialmente en 1997 a la Comisión CNPEPC, estableciéndose a partir de ese
Nacional (los PIR tuvieron presencia no momento la asunción de la responsabili-
oficial en esta Comisión Nacional con dad de informar y valorar, como asesores
Carmen Sta. María y Maite Jordán, que de los Ministerios de Sanidad y de Edu-
realizaron un excelente trabajo, en espe- cación, acerca de los servicios que solici-
ra la incorporación de sus representantes tan su acreditación como Unidades
tras las elecciones que el Ministerio de Docentes en materia de Psicología Clíni-
Sanidad promovió de manera reglada ca, así como en otros múltiples aspectos,
durante el año 1996). como el resto de Comisiones Especiali-
Como en cualquier otra comisión de dades ya oficializadas.
especialidad, la estructura interna se De hecho la creciente homologación de
estableció por votación en la primera reu- la Psicología Clínica como especialidad
nión quedando como sigue: sanitaria alcanza su inclusión en la publi-
cación del Ministerio de Sanidad y del
Vocales: Ministerio de Educación de los Progra-
Miguel Anxo García Alvarez {por el mas de las Especialidades Sanitarias
Ministerio de Sanidad). vigentes (Guía de Formación de Especia-
Margarita Labiana (por el Ministerio de listas, 1996), aún cuando todavía está en
Sanidad). fase de Proyecto el Real Decreto que
José Leal (por el Ministerio de Sanidad). habrá de culminar el proceso de «crea-
Alejandro Ávila (por el Ministerio de ción oficial» de la Especialidad.
Educación). 1997 ha sido el año de elaboración del
Amparo Belloch (por el Ministerio de borrador y proyecto de Decreto de crea-
Educación). ción de la especialidad, así como de su
Serafín Lemos (por el Ministerio de Edu- tramitación oficial. Esperamos que 1998
cación). sea el de la terminación del proceso.
Isidro Carbonero (por el Colegio Oficial Es mucho el terreno avanzado, muchas
de Psicólogos). las resistencias corporativas intra e inter-
grupos profesionales cercanos, y también
Incorporándose en 1996 oficialmente y muchos los caminos andados, los apoyos
como representantes de los PIR: externos a las fuerzas de la disciplina, las
complicidades, los objetivos comparti-
Alfonso Ladrón. dos, lo madurado también.
M.* José Márquez.

Secretario: CONCLUYENDO
Felipe Vallejo (por la Asociación Espa-
ñola de Psicología Clínica y Psicopato- El pleno reconocimiento de la Psicolo-
logía). gía Clínica como especialidad sanitaria es
El PIR y la psicología clínica 67

un objetivo y una necesidad que se for- lécticamente unido a cambios sociales


mulan en España cuando sus desarrollos que se tradujeron en cambios de discur-
tanto académicos como profesionales sos, sistemas de formación y de atención
contienen los elementos en la dimensión y modelos de intervención en el campo
formal y lógica de los códigos científicos sanitario que pretenden incorporar la
en los términos de Kuhn, habiéndose integralidad de lo biopsicosocial y de
generado la comunidad científica y la modo parejo la complejidad de lo inter-
masa crítica que apoyan este reconoci- profesional como modo de abordar la cri-
miento. Y ello en un momento cuyo tra- sis de concepciones y prácticas sanitarias
yecto anterior aporta una dimensión hasta entonces vigentes en los servicios
explicativo-definitoria, en tanto la natu- públicos de atención, con el agotamiento
raleza de lo surgido no viene definida de los modelos de atención centrados en
únicamente por sus condiciones internas, el aislacionismo y fundamentados en el
sino también por el contexto del que for- reduccionismo teórico/práctico.
ma parte. Es decir, en un momento histó- Para hablar de la Psicología Clínica
rico de maduración suficiente de la dis- como especialidad sanitaria y su modo
ciplina en nuestro contexto, de las de acceso o vía de aprendizaje, el PIR
demandas y necesidades sociales y de las (Psicólogos Internos Residentes), creo
concepciones y respuestas a las mismas. que conviene referirse antes de terminar
Remite el PIR a una construcción a la epistemología que subyace al Pr. PIR
colectiva y solidaria (por cuanto no ha Definir cómo el profesional que inicia
sido sólo de la comunidad científico-pro- una formación especializada aprende,
fesional de la Psicología; por ello, para conoce y decide, seguramente constituye
expresarles públicamente un reconoci- un elemento central de la formación de
miento que en justicia merecen quienes especialistas, en tanto de dicho «cómo»
no siendo psicólogos hicieron una apues- va a devenir el perfil profesional y una
ta generosa y de riesgo, buscando con reproducción en el quehacer especializa-
ello bien la mejora de las estructuras asis- do, como ya antes he señalado.
tenciales en la que estaban trabajando No recuerdo dónde leí la afirmación de
desde su responsabilidad pública, bien la Bateson «es imposible no tener episte-
mejora de los modos de atención e inter- mología, pues quien no tiene epistemo-
vención, por ello —decía—, he mencio- logía sólo tiene una mala epistemología».
nado antes algunos de sus nombres) por Y, al fin y al cabo, una mala epistemolo-
el crecimiento de la Psicología Clínica en gía es causa de confusión y ambigüedad
un doble sentido: profundización por en lo que se hace.
especialización (de un modo específico El Pr. PIR toma posición epistemológi-
del que luego hablaré) y crecimiento por ca desde su elaboración teórica y desde
los avances en su reconocimiento oficial su organización práctica en la Comuni-
por la Administración Pública compe- dad Autónoma de Asturias en 1983, posi-
tente para ello: El Ministerio de Sanidad ción que apuesta por la complejidad ver-
y el Ministerio de Educación. sus las soluciones simples. Y ello porque
No creo abusivo decir que el PIR forma introduce la consideración básica de que
ya parte de la historia de la Psicología en el futuro especialista precisa para la
España en el marco del avance y la con- obtención de una formación suficiente,
solidación del conocimiento. El renacer de su inclusión práctica en distintos
de la Psicología y con ella de la Psicolo- equipos interdisciplinares que realizan
gía Clínica, en el período de los últimos sus tareas de manera diversificada y arti-
veinte años en España, se produce dia- culada entre sí con responsabilidad sani-
68 Begoña Olabarría

taria sobre la población de un territorio dad por sí misma para propiciar una foi;-
definido. mación suficiente y adecuada.
Hoy son al menos tres los servicios o 3) La consideración de que es en los
dispositivos asistenciales por los que el servicios públicos de atención, que cubren
PIR habrá de rotar a lo largo de los tres en nuestro país el 98 % de la población,
años de duración del Programa de For- donde se producen las demandas sociales
mación: contrastadas en materia de Psicología Clí-
nica y donde, por ende, cabe la realiza-
1) Centro de Salud Mental (CSM) ción de un aprendizaje, especializado,
comunitario, de Atención Secundaria, suficiente y adecuado a la complejidad de
entendido como eje primordial del cir- las necesidades contrastadas de la pobla-
cuito de rotación, articulador del circui- ción en materia de Psicología Clínica y de
to de las rotaciones. De acuerdo al vigen- la Salud.
te Pr., los CSM, para poder ser 4) La consideración de que la incor-
acreditados para la formación deberán poración de la Psicología Clínica de
cubrir labores asistenciales a través de manera progresiva y aún no suficiente al
programas de atención infanto-juvenil de Sistema Nacional de Salud en todas sus
adultos y tercera edad, Cobertura a la vertientes, implica no sólo una consoli-
Atención Primaria y coordinación con dación de la mayor entidad e identidad
otras redes y servicios de la Comunidad profesional, sino también una específica
(psicopedagógicos, servicios sociales, jus- contribución a necesarias reformas tanto
ticia, etc.). estructurales como de concepciones en la
2) Servicios de Salud Mental en Hos- atención (integralidad, interdisciplina-
pital General, de Atención Terciaria, con riedad).
camas de agudos y programas de inter-
consulta y de enlace con otros servicios Nos encontramos en un momento de
del hospital. ese movimiento tan antiguo como el
3) Centros y unidades de rehabilita- conocimiento en el que las potencialida-
ción de crónicos con programas específi- des de nuestra disciplina pugnan con las
cos y de coordinación con servicios barreras resistentes que este momento
sociales del territorio. histórico impone —transitoriamente— a
su desarrollo: concepciones caducas
Y todo ello de manera tutorizada, que (reduccionismos explicativos justificado-
permita tanto el establecimiento de pro- res de intervenciones simplistas, causa-
gresivas cotas de responsabilidad asis- lismos lineales, consideraciones acientí-
tencial y de intervención, como el cum- ficas y dogmáticas sobre la iimiutabilidad
plimiento de los objetivos programados del saber y sus aplicaciones, etc.); intere-
en el aprendizaje ses creados (como las resistencias corpo-
Dicho de otra manera, aspectos centra- rativistas patrimonialistas y excluyentes
les del Pr. PIR son: de grupos intra y extra-comunidad cien-
tífico/profesional de la Psicología Clínica)
1) La consideración de que el profe- y estructuras y normas públicas sanitarias
sional ha de especializarse desde la refle- obsoletas (como el vigente Estatuto Mar-
xión que aporta la práctica progresiva y co de Personal sanitario del INSALUD)
tutorizada. imposibilitadoras del desarrollo de accio-
2) La consideración de que en mate- nes sanitarias acordes con el saber que
ria de Psicología Clínica y de la Salud no hoy poseemos desde distintas disciplinas
existe una única institución con capaci- convergentes en campos complejos y
El PIR y la psicología clínica 69

comunes de intervención. El futuro remi- Ministerio de Sanidad, el Consejo de


te de manera inmediata a mi juicio al Especialidades y aguarda a fecha de hoy
menos a la configuración de dos nuevos el cierre de la llamada Fase de Audiencia
objetivos: La ampliación de la duración Pública para las propuestas de incorpo-
del Programa a un año más y el estableci- ración de enmiendas de la comunidad
miento de áreas de capacitación específi- científico-profesional y sus organizacio-
ca en Psicología Clínica del niño y del nes. Finalizada ésta y, visto por el Conse-
adolescente, neuropsicología, psicotera- jo de Estado, pasaría al Consejo de Minis-
pia y otras. Naturalmente estos objetivos tros para su aprobación.
son interdependientes con la mayor pre- Que los nuevos límites de la nueva rea-
sencia (y por lo tanto la apertura) de psi- lidad que el Decreto propiciará, contri-
cólogos clínicos en nuevas unidades y buyan a dar nuevo impulso para el per-
servicios que permitan la ampliación de feccionamiento y adecuación de nuestros
las rotaciones del Programa PIR. Nuevos instrumentos clínicos e investigaciones
empujes generacionales llegan y la defen- en beneficio de la población objeto de
sa y mejora de los instrumentos clíni- nuestras intervenciones y contribuya
co/asistenciales y sus estructuras sanita- además a una adecuada articulación de la
rias son imprencindibles. Y también atención interdisciplinar para un cuida-
elementos teóricos construidos para la do más integral de los sujetos en su con-
reflexión y el debate de nuestra comuni- texto.
dad científico/profesional.
La Psicología Clínica como especiali-
dad sanitaria parece apostar por una REFERENCIAS
construcción epistemológica en la com-
plejidad, pretendiendo responder con Angosto, T. (1990). El sistema PIR como espe-
instrumentos psicológicos a la integrali- cialidad en Psicología Clínica: Reflexiones.
dad del sujeto en su contexto y, en lo que Revista del Colegio Oficial de Psicólogos,
a la sanidad pública se refiere, en el mar- 43, 41-47.
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Esta complejidad epistemológica se V. Aparicio Basauri (Eds.), Nuevos Siste-
traduce en el programa de formación de mas en atención en Salud Mental. Evalua-
la especialidad (PIR) cuya situación ción e investigación (pp. 57-81). Oviedo:
administrativa esperamos se vea ultima- Servicio de Publicaciones del Principado
da en breve a través de la publicación en de Asturias.
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70 Begoña Olabarría

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