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Universidad Abierta Para Adultos

Participante:

Esmailyn Yolanda Hernández Batista

Asignatura

Derecho Penal General

Tema:

Tarea III

Matricula:

2018-10291

Facilitador:

Mena Colon

Santiago de los Caballeros


Introducción

El término fuente (del Derecho) tiene varias acepciones. Una hace referencia


al sujeto del que emanan las normas jurídicas. En este sentido, fuente lo es el
Estado, a través de sus órganos legislativos; pero también, la comunidad popular,
que produce el Derecho consuetudinario; o incluso la comunidad internacional, de
la que dimanan los tratados y convenios. Otra acepción –la que aquí interesa–,
entiende por fuente del Derecho los modos o formas de manifestación de éste (vg.
la ley, la costumbre, etc.).
1- Elabore un ensayo de no más de dos páginas, acerca de las fuentes
del Derecho Penal, destacando su orden jerárquico.

La fuente del Derecho penal es aquella de donde en sí misma emana el


conocimiento y alcance de la expectativa punitiva del Estado y la Sociedad.
Cuando se habla de fuente desde el punto de vista jurídico y específicamente
aplicado al derecho penal, se alude al origen de éste de donde emana.

La única fuente del Derecho penal en los sistemas en los que impera el principio
de legalidad penal es la Ley, de la cual emana el poder que determina el alcance
de su conocimiento y aplicación, por lo tanto, sólo la ley penal puede ser la
creadora del conocimiento y alcance social de su contención, por eso se dice que
es fuente directa del Derecho penal.

La fuente del Derecho es aquello de donde el mismo deriva, dónde y cómo se


produce la norma jurídica. Entonces, la única fuente del Derecho penal en los
sistemas en los que impera el principio de legalidad es la Ley, de la cual emana el
poder para la formación de las demás normas y su respectiva aplicación, por lo
tanto, solo esta puede ser la creadora y fuente directa del Derecho penal.

Costumbre: la costumbre no es fuente del Derecho penal —ni en su vertiente


positiva ni como desuetudo— en los sistemas penales denominados continentales,
es decir, en aquellos en los que impera el principio de legalidad, aunque pueda
serlo de otras ramas del derecho.

Otra cosa sucede en los sistemas penales del Derecho anglosajón —o en la Corte
Penal Internacional—. Para estos sistemas penales el «antecedente judicial» es
fuente de derecho, aunque son cada vez más, por razones de seguridad jurídica,
los estados que adoptan el modelo del «sistema maestro» o codificación.
Inglaterra, que necesitaba un Derecho en constante evolución por ser un país
marítimo y no poder esperar la creación de leyes para adecuarlas a su comercio,
adoptó la costumbre como fuente del Derecho; en Derecho penal, por lo tanto la
costumbre no puede operar como creadora de delitos y penas.
A pesar de lo anteriormente dicho, algunos autores admiten la adecuación
social como causa de exclusión de la tipicidad. Según este argumento se afirma
que en determinados casos, una conducta que pareciera típica, sin embargo, por
fuerza de la actividad social se la considera «atípica» o permitida. Sin embargo,
otros autores se posicionan francamente en contra, por entender que admitir la
adecuación social es aceptar la desurtido como fuente del derecho (de la Cuesta
Aguado). El caso típico que se pretende permitir con base en la adecuación social
es el de los pequeños regalos a los funcionarios, conductas que entran de lleno en
delitos de corrupción, conductas gravísimas incluso en sus más leves
manifestaciones que afectan a las propias bases del sistema social y lo convierten
en injusto.

Jurisprudencia: Fuente clásica en el derecho anglosajón (Common law). La


jurisprudencia es la reiteración de decisiones sobre un mismo asunto de forma
similar, no es una sola decisión, tiene que ver con una actividad plural de
decisiones que consolidan una tendencia para la solución de un caso. No solo en
Estados Unidos o en Inglaterra la jurisprudencia es utilizada para la toma de
decisiones, sino que todos los abogados tienden a buscar precedentes
jurisprudenciales porque son los que le indican cómo interpretan los tribunales una
determinada norma. Ahora bien, en los sistemas penales continentales la
jurisprudencia no es fuente de derecho, así como tampoco lo es la analogía.

Doctrina: No es fuente del Derecho penal aunque cumple importantes funciones


de cara a la creación e interpretación de la ley penal.

Principios generales del Derecho: Tampoco pueden ser considerados fuente del
Derecho penal, aunque cumplen otras funciones al orientar y limitar la actividad
legislativa; la interpretación o la aplicación de la ley penal.

2- Realice un informe de lectura acerca de la unidad No 6, del programa


de la asignatura.
Las Teorías del Delito y su Evolución.

6.1 Concepto de Teoría del delito.

La teoría del delito se fundamenta en aspectos teóricos que le permiten


desarrollarse plenamente en el campo practico, al determinar con precisión si
existen o no elementos constitutivos del tipo penal en los comportamientos
humanos gestados en la sociedad.

Al respecto, Zaffaroni señala en su obra:”La teoría del delito atiende al


cumplimiento de un cometido esencialmente practico, consistente en la facilitación
de la averiguación de la presencia o ausencia del delito en cada caso concreto”.

6.1.1 Fundamentos.

La mayoría de los países de la tradición jurídica de Derecho continental utilizan la


teoría finalista del delito. A partir de los años 90, en Alemania, Italia y España,
aunque parece imponerse en la doctrina y jurisprudencia la estructura finalista del
concepto de delito, se ha iniciado el abandono del concepto de injusto personal,
propio de la teoría finalista, para introducirse paulatinamente las aportaciones
política criminal|político-criminales de un concepto funcionalista del delito
orientado a sus consecuencias. Quizá la aportación más significativa a la teoría de
delito del funcionalismo moderado sea la denominada teoría de la
imputación objetiva, que introduce el concepto de riesgo en la tipicidad, buscando
la moderación, en unos casos, de la amplitud de las conductas inicialmente
susceptibles de ser consideradas como causa y en otros, la fundamentación de la
tipicidad sobre la base de criterios normativos en aquellos supuestos en los que
ésta no puede fundamentarse en la causalidad (como sucede en los delitos de
omisión, algunas modalidades de delitos de peligro, entre otros).
6.1.2 Componentes del delito.

Los elementos del delito son los componentes y características, no


independientes, que constituyen el concepto del delito.

"Estudiemos analíticamente el delito para comprender bien la gran síntesis en que


consiste la acción u omisión que las leyes sancionan. Solo así escaparemos, a la
par, del confusionismo dogmático y de la tiranía política."

A partir de la definición usual de delito (conducta típica, antijurídica, culpable y


punible), se ha estructurado la teoría del delito, correspondiéndole a cada uno de
los elementos de aquella un capítulo en esta. Así se divide esta teoría general en:
tipos de sujeto (pasivo o activo) , acción o acto, omisión o
conducta, tipicidad, antijuridicidad, imputabilidad, culpabilidad y la punibilidad. No
obstante, aunque hay un cierto acuerdo respecto de tal definición, no todos le
atribuyen el mismo contenido. Así son especialmente debatidas las relaciones
entre sus diversos elementos y los componentes de cada uno de ellos.

6.2 Evolución histórica.

El delito en los tiempos antiguos tenía una denominación que se aplicaba en los
mismos efectos tanto para el derecho público y el derecho privado, es decir no
había una clara distinción entre ambas instituciones. Esta denominación fue la de
noxa o noxia; La primera era la forma antigua, pero el uso fue haciendo que
predominara la segunda. Como el valor de ambas expresiones era el mismo,
ambas abarcaban los delitos de las dos esferas referidas, en cuanto el daño
cometido hacia el Estado como a los particulares.

Prescindiendo de las expresiones ajenas a la lengua jurídica, podemos decir que


para denominar el delito había dos palabras con alguna pretensión de valor
técnico, y que a la vez eran de uso y de una aplicación generales, dichas palabras
eran crimen y delictum.
Crimen representa aquí la inculpación de una injusticia; es pues una voz procesal;
es el asunto que se presentaba ante el juez para que lo resuelva. Nunca se aplico
la palabra crimen a la acción o demanda de carácter puramente patrimonial, sino
que se concretó a la esfera de los delitos, tanto como públicos y privados. Con
este carácter de generalidad se sirvió de ella la ciencia jurídica de la época
Imperial.

Lo que sucedió con la palabra crimen en épocas posteriores y de un modo


incompleto, sucedió desde luego y con mejor resultado la palabra delictum. La
cual indica propiamente el acto de resbalar, la comisión de una falta y, puesto que
la encontramos frecuentemente empleada ya por Plauto, sin relación a un hecho
penal concreto que conmueva todos los fundamentos de la moralidad común, y
con un valor ético, es perfectamente adecuada para designar en el Derecho Penal
el delito como tal. Parece que desde el momento en que ocuparon un lugar en el
Derecho Civil las acciones penales, se empleó esta palabra genérica para
designarlas, y desde entonces se formó sin mayores complicaciones la
denominación común de delicta privata. En el uso de la palabra tenemos ya la
prueba de que se había sentido el carácter unitario del Derecho Penal largo
tiempo antes de que se verificase esta unión exterior. El término correlativo del
delito es el de su retribución ordenada y ejecutada por el Estado, ó sea la pena

6.2.1 Causalismo.

Con esta expresión se alude al principio de la causalidad aplicado en


materia jurídico-penal. Se trata de un principio mayormente teórico y de escasa
trascendencia práctica. Según el mismo, conviene establecer una relación de
causa a efecto entre un antecedente y su consecuente, siendo ambos
determinados. La imposibilidad de señalar condiciones específicas que pudieran
valorarse como causas determinadas de consecuencias concretas, ha conducido
a la doctrina a admitir que todas las condiciones son iguales y, por tanto, que
pueden ser causa del resultado en cuestión. De ahí que, siguiendo
esta teoría generalizadora, se formulen reglas como la de la equivalencia de las
condiciones o de la condictio sine qua non, y la de la causalidad adecuada. Según
la doctrina de la equivalencia de las condiciones una condición es causa cuando,
suprimida mentalmente, hacemos desaparecer el resultado o efecto. La regla de
que el que es causa de la causa, es causa del mar causado, se inscribe en el
contexto teórico de la referida doctrina. En definitiva, se trata de señalar
una condición imprescindible o condictio sine qua non para obtener un
determinado resultado. Según la doctrina de la causalidad adecuada, es causa
la condición que, según la experiencia, es idónea para provocar
el resultado producido.

6.2.2 Finalismo.

La idea fundamental de la teoría de la acción finalista es lograr averiguar los


elementos estructurales de la acción humana con relevancia en el plano penal.

Ese postulado estructuralista de la doctrina que nos ocupa es, innegablemente, de


una profunda raíz filosófica.

La dirección finalista del acontecer causal es una concepción en virtud de la cual


se entiende que el hombre, como sujeto de una conducta, estructura, consciente
de su finalidad, las obras de su vida de relación civilizada y, como tal, es
indiferente al valor, es decir, que puede se empleada lo mismo para la concreción
de objetivos socialmente positivos, como para el alcance de objetivos
socialmente negativos.

A fines del siglo pasado, bajo la influencia del peso extraordinario que en todos
los órdenes ejercía el mecanicismo, penetró también en el campo de
las disciplinas penales, la teoría que procedió a dividir la acción en
dos partes constitutivas, fundamentalmente distintas una de la otra: el proceso
causal exterior, por un lado, y el contenido puramente subjetivo de la realidad, por
el otro.
6.2.3 Funcionalismo.

El funcionalismo es caracterizado por el utilitarismo otorgado a las acciones que


deben sostener el orden establecido en las sociedades. Es una corriente teórica
surgida en Inglaterra en el año 1930 en las ciencias sociales, especialmente en
sociología y antropología social. La teoría está asociada a Émile Durkheim y, más
recientemente, a Talcott Parsons, además de muchos otros autores como Herbert
Spencer, Bronislaw Malinowski y Robert Merton. El funcionalismo se caracteriza
por un enfoque empirista que preconiza las ventajas del trabajo de campo. En este
sentido, los teóricos funcionalistas identifican en sus textos comunicación
con comunicación de masas, porque esa es la realidad de la sociedad moderna.
Hasta el siglo XIX, la mayoría de las labores se realizaban en un gabinete,
mediante relatos sesgados de viajeros. El funcionalismo abrió el camino de la
antropología científica, desarrollándose luego con gran éxito en Estados Unidos.
La corriente funcionalista es la escuela más extendida; se ha llegado a naturalizar
y estudiar el paradigma de las ciencias de la comunicación. Esta circunstancia se
ha entendido como lógica porque es la perspectiva que mejor se identifica con la
dinámica y los intereses del sistema audiovisual.

6.2.4 -Teorías de la causalidad.

Para ésta teoría, la causa es sólo aquella condición que al suprimirla mentalmente
conduce a la desaparición del resultado, sólo en cuanto este último sea entendido
como categoría jurídica. Mezguer considera que el derecho penal sólo le interesan
las causas que sean adecuadas para producir el resultado, empero para él, la
determinación de la adecuación de la causa opera en un plano estrictamente
jurídico, basándose en los tipos penales. Para Mezguer la equivalencia causal de
todas las condiciones no implica su equivalencia jurídica; separándose así los
fenómenos de la causalidad y la responsabilidad. (Vargas González et al, op.cit, p.
48).
La responsabilidad penal así descansará sobre tres requisitos:

 1. Nexo causal entre acción y resultado.

 2. Relevancia del nexo causal.

 3. Culpabilidad.

Nexo causal entre acción y resultado

La existencia del nexo se determina mediante la misma fórmula planteada por la


teoría de la equivalencia. La acción del autor debe ser conditio sine qua non del
resultado. Debe existir este primer supuesto de la imputación objetiva, se pasa a
analizar el segundo.

Relevancia del nexo causal

Tal relevancia se determina desde el plano de la tipicidad. Se requiere que la


acción del sujeto que operó como conditio sine qua non y el resultado producido
sean típicos, como además que el curso causal dado entre uno y otro sea
"relevante" conforme al tipo. Para dictaminar el carácter relevante se asume el
criterio de la adecuación propio de la teoría de la causa adecuada. El carácter de
la adecuación se determina desde el tipo penal, el cual nos señala los cursos
causales relevantes o apropiados.

6.2.5 Teoría de la imputación objetiva.

La imputación objetiva es la atribución de una acción a un resultado, cuando esa


acción crea un peligro no permitido o jurídicamente desaprobado, siendo dicho
resultado correlato lógico del riesgo creado, es decir, de la concreción de dicho
peligro. En virtud de esto, sólo puede imputarse objetivamente un resultado
delictivo a una acción que crea un riesgo que se encuentra al menos
potencialmente dentro de la esfera de la acción realizada (vgr. si una persona
empuja a otra levemente y por encontrarse el suelo mojado se cae y muere al
darse contra el suelo, el resultado de muerte no es objetivamente imputable a la
acción de empujar levemente; por el contrario, la muerte si sería un resultado
imputable objetivamente a una acción que consistiera en un fortísimo empujón en
la cabeza de otra persona para golpearle contra una pared).

La Jurisprudencia reiterada del Tribunal Supremo sostiene que la relación entre la


acción y el resultado en delitos de lesión no debe limitarse, únicamente, al estudio
de la causalidad natural de acuerdo a la teoría de la conditio sine qua non (lo que
es causa de la causa es causa del mal causado), sino que depende de la
posibilidad de la imputación objetiva del resultado de la acción llevada a cabo por
el sujeto. En este sentido, sin causalidad no puede afirmarse la imputación
objetiva.
Conclusión

Las fuentes del Conocimiento son los materiales necesarios para la reconstrucción


del pasado histórico-jurídico. Dice García Gallo que la evolución del Derecho, por
haberse operado en tiempos pasados, no puede ser observada directamente por
nosotros; para conocerla necesitamos acudir a las leyes, escrito u objetos del
pasado que nos facilitan dados sobre cual era el Derecho en otros tiempos; por
ello se designa a todo esto como "Fuentes Del Derecho"

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