Sie sind auf Seite 1von 114

1

Plantilla Créditos

Este es un trabajo de equipo y sin ánimo de lucro de personas


totalmente independientes. Nuestro trabajo es enteramente
para hacer llegar a todos ustedes los magníficos trabajos de
Autoras de Literatura Homoerotica en lengua no hispana con
una sola finalidad. Disfrutar de una buena lectura.
Agradecemos por este libro a LYNN HAGEN por su gran
trabajo y a las personas que han hecho posible esta traducción.
2
Gracias Staff
CREDITOS

TRADUCTOR CORRECTOR

ChibiNeko Haruka
Nunadina

DISEÑO & FORMATO

Clau & Alana


Cazando el peligro

Villa Brac 27

Lynn Hagen 3
Sinopsis
Maximus Brisco se ha estado escondiendo durante más de veinte
años, aterrorizado que Taren Haynes le encuentre.
Hace dos años el sheriff de Villa Brac encontró a Max y le dio un
hogar a lo que él pensaba era un pastor alemán normal. Pero el secreto
de Max sale a la luz, y ahora debe convencer a su pareja que no estaba
engañando a nadie a propósito. Una pena que Dillon saliese corriendo
la noche de su descubrimiento y no haya regresado.
El ayudante Dillon Sloan está aturdido al descubrir que el perro de
su jefe es realmente su pareja. Cuando descubre que Max tiene
problemas sobre sus talones, deja de lado su ira por ser engañado y
decide ayudar a Max. Pero la poción de enmascaramiento que Max ha
estado utilizando durante años para esconder su aroma está teniendo 4
un efecto adverso en él. Peor, Taren ha descubierto dónde está Max y el
demonio viene a por él. Dillon debe encontrar una cura para Max
mientras intenta salvarle de un demonio empeñado en la venganza.
Capítulo Uno
El ayudante Dillon Sloan terminó su informe y luego se alejó de su
escritorio, estirándose. No le importaba la parte de trabajo preliminar
de su trabajo. Era el papeleo lo que detestaba. Sus dedos estaban
acalambrados, y le dolía la espalda por estar sentado durante más de
una hora mientras escribía con ambos dedos índice.
—Hey —dijo el ayudante Vincent Stransky cuando se sentó en la
esquina del escritorio de Dillon—. Escuché que los padres de Newt aún
están en la ciudad y la familia del jefe viene a cenar para conocer y
saludar. ¿Quieres ir allí y ver si se desarrolla poco a poco el desastre?
Normalmente, Dillon hubiese estado a favor de eso, aunque dudaba
que la cena estallase en caos. Había conocido a la familia del Sheriff
Werth y eran gente agradable. La madre de Newt era un poco extrema, 5
pero el Sr. y la Sra. Bradley habían estado preocupados acerca de su
hijo cuando pistoleros habían asaltado la estación y matado a dos
ayudantes.
—Paso. —Dillon había amado al perro del sheriff, había disfrutado
acariciando y jugando con el pastor alemán cada vez que se acercaba, e
incluso había bromeado una vez con Werth acerca de robarle a Max.
De manera que la mente de Dillon había estado suficientemente
sorprendida cuando había entrado en la casa de su jefe para descubrir
que Max no sólo era un shifter si no su pareja.
Hablando acerca de ser golpeado por algo inesperado, Dillon aún
estaba intentando resolver toda la mierda en su cabeza. No, no quería ir
allí con Vince. No hasta que Dillon descubriera cómo iba a manejar la
situación.
—¿Desde cuándo pasas de una oportunidad para ver a nuestro jefe
avergonzarse? —preguntó Vince.
Por otro lado, quizás Dillon debería ir. Quería respuestas. Max los
había engañado a todos y Dillon quería saber por qué. Debería darle a
su pareja el beneficio de la duda, pero si no le gustaban las razones de
Max, Dillon saldría de allí.
No le gustaba ser engañado.
Dillon simplemente podría haberle preguntado al sheriff qué estaba
pasando, ya que era el dueño de Max, pero Dillon había estado
evitando a su jefe de manera activa desde esa noche. ¿El sheriff sabía
acerca de Max todo este tiempo? ¿Sabía que Max era la pareja de
Dillon y no había dicho una palabra? Eso no parecía algo que Werth
hiciese, pero Dillon ya no estaba tan seguro.
Empujó su silla hacia atrás, se puso en pie y asintió.
—Vamos a arruinar una cena.
Vince sonrió. —Ese es el espíritu.
6
En lugar de tomar su propio coche, Dillon se metió en el SUV de
Vince. Vince habló todo el viaje, pero todo lo que Dillon hizo fue
asentir y fingir que estaba escuchando.
¿Cómo cojones, en todo el tiempo que había estado vivo, nunca
había escuchado de los shifters perro? Pensó acerca del pequeño
jovencito que había estado de pie en la entrada del pasillo de Werth esa
noche y la pantera de Dillon maulló. El chico había sido
pecaminosamente sexy, hasta que había visto al hombre cambiar a
Max, el perro que Dillon había llegado a amar.
Sorprendido no comenzaba a describir cómo se había sentido. Cómo
se sentía aún.
Cuando Vince se detuvo en el camino de entrada del Sheriff Werth,
Dillon comenzó a tener segundos pensamientos. Se sentó en el asiento
del pasajero y miró fijamente hacia la casa, preguntándose si debería
entrar o alejarse.
Su elección le fue quitada cuando Newt salió, sonriéndoles, Max
también salió corriendo por la puerta detrás de él en su forma de perro.
Max se detuvo y miró fijamente a Dillon a través del parabrisas.
Habían pasado dos semanas desde aquella noche, y en todo lo que
Dillon había pensado era acerca de su pareja. Y ahí estaba, su hermoso
abrigo de pelaje brillando bajo la poniente luz del sol.
Max dio un paso hacia atrás, como si no estuviese seguro qué
debería hacer cuando Vince salió y le dio a Newt un rápido abrazo.
Newt miró en la dirección de Dillon e inclinó la cabeza. Le dijo algo a
Vince, y Vince entró mientras Newt se acercaba al asiento del pasajero.
—No es asunto mío —dijo Newt cuando Dillon abrió la puerta—, y
Orlando me mataría si supiera que dije algo, pero para que lo sepas, ha
sido imposible vivir con Max desde que te fuiste. Todo lo que hace es
estar deprimido e incluso le he escuchado llorar en el estudio varias
veces. —Puso su mano sobre la rodilla de Dillon—. Sólo dale una
oportunidad para explicarse. 7
Mejor que las razones de Max fuesen malditamente buenas porque
Dillon no podía pensar en nada que le hubiese impedido contarle a Max
que eran pareja.
A decir verdad, Dillon estaba más herido que enojado. ¿No era
suficientemente bueno para Max? ¿Su pareja no le quería? La única
razón por la que Dillon había descubierto a Max fue porque
accidentalmente tropezó con su pareja cambiando. ¿Qué pasaría si no
lo hubiese hecho? ¿Su pareja habría continuado escondiendo quién era
a Dillon?
Miró a Max a través del parabrisas, que estaba sentado en sus
cuartos traseros junto a la puerta principal, y su pecho se apretó con
fuerza. Dillon había estado mintiéndose cuando dijo que se alejaría si
no le gustaba lo que Max tuviese que decir. Se sentía como un
completo idiota, pero Dillon se quedaría. Los shifters sólo tenían una
oportunidad de felicidad, dado sólo una pareja, y… Dillon se pasó una
mano por la cabeza, inseguro qué hacer.
—¿Por qué lo haría? —Dillon apartó la mirada del pastor alemán y
miró fijamente su regazo.
—Eso es algo que vosotros dos deberíais hablar —dijo Newt
mientras apretaba el brazo de Dillon—. Pero te diré que tiene un chico
malo tras él.
La pantera de Dillon gruñó cuando levantó la mirada y miró hacia
Max.
—Pero eso es todo lo que voy a decir. —Newt le dio al brazo de
Dillon un último apretón antes de alejarse. Acarició a Max en la cabeza
y entró.
Con un suspiro, Dillon salió del SUV y cerró la puerta. Metió las
manos en los bolsillos frontales y rodeó el vehículo, dirigiéndose hacia
el gran árbol en el patio. —Cambia de manera que podamos hablar.
Max cambió a su forma humana, y el corazón de Dillon pateó de
manera salvaje detrás de sus costillas. Max era realmente hermoso, con 8
puntiagudo cabello oscuro y asombrosos ojos color amarillo verdoso.
Dillon tuvo que detenerse de ir hacia su pareja y tirar del hombre
desnudo a sus brazos.
No te atrevas a ceder tan rápidamente. Deja que primero se explique.
Mordiéndose el labio inferior, Max redujo la distancia y levantó la
mano. Dillon notó como temblaba ligeramente. A pesar de estar
enojado con su pareja, algo de la ira de Dillon se drenó.
—Hola, soy Maximus Brisco. Soy un shifter perro, un idiota y un
gallina.
Dillon evitó que la comisura de su boca se curvase hacia arriba.
Deslizó su mano sobre la de Max y la estrechó gentilmente. —Soy el
Ayudante Dillon Sloan. Soy un shifter pantera negra, no me gusta ser
engañado por mi pareja y estoy dispuesto a escuchar.
Max sacudió levemente la cabeza, y cerró los ojos durante un breve
segundo cuando sus hombros se desplomaron. —¿Te importaría si me
pongo algo de ropa de manera que podamos hablar?
Dillon no quería que Max cubriese su hermoso cuerpo, pero asintió.
Max cambió y entró. Momentos más tarde regresó en su forma
humana, vestido con unos pantalones de gimnasia y una camiseta
blanca, pero sus pies estaban desnudos.
El sheriff no tenía porche delantero o escalones que pudieran utilizar
para sentarse. La puerta principal estaba a ras de la calzada. Pero tenía
un banco bajo el gran roble en su jardín delantero, de manera que
Dillon se acercó y sentó.
Max se unió a él.
—Primero, quiero decir cuánto lo siento por no contarte quién era.
—Max metió las manos entre sus rodillas y miró fijamente el suelo—.
Quise hacerlo. Hubo muchas veces durante los pasados dos años que
quise arriesgarme y ponerme al descubierto.
—Así que, ¿por qué no lo hiciste? —El brazo de Dillon estaba sobre
el respaldo del banco, y tuvo que enroscar los dedos para evitar tocar a
Max. Sería demasiado fácil tirar del pequeño hombre a su regazo y
9
acariciarle hasta que ambos se volviesen locos de lujuria.
Cálmate y escucha lo que tenga que decir.
El corazón de Dillon se apretó cuando Max se secó una lágrima
perdida antes de volver a meter la mano entre las rodillas. —Mis padres
son muy anticuados. Cuando me negué a casarme con el chico que
habían elegido para mí, me echaron. No tenía ningún lugar al que ir,
sin comida ni dinero. Una noche, cuando estaba mendigando en la
calle, este demonio se me acercó. Quería que trabajara para él.
Desesperado, le dije que sí.
—¿Un demonio? —Incluso Dillon sabía que eso eran malas noticias.
Aparte de los guerreros demonio que vigilaban el reino de los
demonios. Dillon aún no conocía a uno de su clase que no intentara
hacer de las suyas.
Lo que le hizo pensar en Myers. Era trágica la manera en que había
muerto, pero todo el mundo en la estación sabía que había sido un
policía corrupto. Con discreción, el Detective Keating había estado
reuniendo pruebas para que no sólo Myers fuese expulsado del cuerpo,
si no que fuese enviado al inframundo. Myers había tenido mucho trato
en callejones con demonios, vampiros y todo tipo de personajes
corruptos.
La voz de Max sacó a Dillon de sus pensamientos.
—Me pagaron bien por hacer recados y trabajos ocasionales —dijo
Max—, pero una noche le escuché decir que iba a comenzar una guerra
con los guerreros demonio. No podía permitir que eso sucediera.
Conozco a uno de ellos, Phoenix. Él realmente es un chico dulce. De
manera que me colé en la habitación en la que Taren Haynes dormía y
robé la llave de su portal para que no pudiera entrar al reino de los
demonios. Taren ha estado detrás de mí desde entonces.
Dillon reflexionó cada palabra que dijo Max, y las meditó en su
mente.
—Pero podrías haberme contado todo esto cuando nos encontramos
la primera vez y te hubiera ayudado.
10

Max le dio una tambaleante sonrisa mientras se limpiaba otra


lágrima perdida.
—Eso es lo mismo que dijo Orlando cuando descubrió acerca de mí.
—¿Y cuándo fue eso?
—La noche cuando ese tipo irrumpió —dijo Max.
Al menos ahora Dillon sabía que su jefe no le había escondido el
hecho acerca de Max. Werth sólo lo había descubierto hacía dos
semanas. Y ya que Dillon había estado sanando de una herida de bala,
su jefe no había tenido tiempo para contárselo.
Aunque dudaba que el sheriff lo hiciese. Werth o bien se habría
mantenido fuera del asunto o dicho a Max que rectificase las cosas con
él. Dillon apoyó los codos sobre las rodillas y apoyó la barbilla en sus
manos.
—Entenderé si no quieres tener nada que ver conmigo —dijo Max.
¿El chico hablaba en serio? Aunque Dillon estaba enojado debido a
que su pareja había escondido su aroma durante tanto tiempo, ahora
entendía el por qué. Esto no tenía nada que ver con Max no
queriéndolo, o acerca de Max rechazando su acoplamiento.
Giró la cabeza y lanzó una mirada asesina a Max.
—Si alguna vez me escondes algo de nuevo…
—¡No lo haré! —Max cruzó su corazón con el dedo—. Lo prometo.
Dillon aún estaba luchando con el hecho que el perro que amaba
estaba sentado justo a su lado. —¿Sabes lo ridículo que me siento por
preguntarte quién es un buen chico?
Max sonrió con la boca cerrada. —¿Sabes lo mucho que amaba ser
acariciado por ti? —Su sonrisa se ensanchó—. Y para que conste, soy
un chico muy bueno1.
Dillon frunció el ceño. 11
—¿Demasiado pronto? —preguntó Max cuando su sonrisa se
deslizó.
—Demasiado pronto —dijo Dillon.
—Podría cambiar.
—No lo hagas. —Dillon suspiró—. Sólo dale a mi cerebro tiempo
para aceptar el hecho que el perro que amaba y el chico sentado a mi
lado son lo mismo.
Las oscuras cejas de Max se dispararon hacia arriba. —¿Me amabas?
—Al perro —corrigió Dillon—. No conozco al hombre.
—Entiendo. —Max se levantó y dio un paso hacia la casa.
—¿A dónde vas? —Dillon tiró de Max hacia abajo.
—Iba a entrar y darte el tiempo que necesitabas.

1 Sabemos con qué tipo de intención Max dijo esto.


Max se inclinó hacia él y lo olfateó, se echó para atrás cuando Dillon
frunció el ceño.
—Lo siento simplemente amo como hueles.
Maldición. Max no estaba ayudándole a permanecer, enojado con
él. Dillon sonrió con suficiencia.
—¿Quién es un buen chico?
Max lanzó la cabeza hacia atrás y se rio. El sonido fue mágico e hizo
que el corazón de Dillon latiese más rápido.
—Yo —dijo Max con un poco de humor en su tono de voz—. Así
que, ¿quieres acariciarme ahora? —Levantó su camiseta blanca para
mostrar su vientre plano—. Podría decantarme por un frotamiento de
barriga.
Un aullido vibró en la garganta de Dillon cuando su cuerpo se tensó.
—Y podría decantarme por un… —Su mirara se dirigió de golpe hacia 12
la ventana delantera, donde Newt estaba intentando, pero fallando,
espiarles.
Max entrecerró los ojos mientras miraba hacia la ventana. —¡Deja
de ser un entrometido!
Newt se movió hacia un lado, y la cortina cayó de nuevo en su
lugar.
—Va a seguir espiándonos —dijo Max—. Quiere asegurarse que
solucionamos esto.
—Realmente se preocupa por ti. —Incapaz de aguantar más, Dillon
acarició la nuca de Max. Necesitaba conectarse con Max, y maldita sea
si su piel no era tan suave como la seda. Frotó la nuca de Max con la
almohadilla de su pulgar, observando mientras su pareja gemía y sus
párpados revoloteaban cerrándose.
—Newt es mi mejor amigo —dijo Max mientras jadeaba
ligeramente—, lo que es un milagro considerando que le aterrorizan los
perros.
—Mi jefe va a matarme por robarle a su perro. —Dillon estaba
hipnotizado por la mirada de puro éxtasis en el rostro de Max. Deslizó
los dedos desde la nuca de su pareja hasta su hombro, y luego sobre su
cuello de cisne. Su polla estaba jodidamente dura cuando su mirada se
deslizó hacia los labios separados de Max.
Max tembló cuando abrió los ojos. Cuando habló, su tono de voz
estaba sin aliento y tembloroso.
—Si sigues así, voy a arrastrarme a tu regazo y tener mi malvado
camino contigo.
La mirada entrecerrada de Dillon se deslizó sobre el compacto
cuerpo de Max.
—¿Eso es así?
Su ira y dolor por ser engañado se habían desvanecido, y ahora todo
lo que Dillon pensaba era en inclinar a Max sobre el banco y
reclamarle. 13
—Si no tuviésemos audiencia, lo haría. —Max miró hacia la casa y
Dillon siguió su mirada. Vince y Werth estaban de pie justo fuera de la
puerta. ¿Cómo Dillon no les había visto salir?
—Recibimos una llamada —dijo Vince mientras se alejaba del
sheriff—. Ya que aún estamos de servicio, tenemos que irnos.
Dillon odiaba el mal momento. —Volveré —le dijo a Max.
—Aquí estaré. —Max le dio una sonrisa de infarto antes que se
levantase de un salto y corriese hacia la casa.
Una de las cejas de Vince se arqueó. —¿Qué fue eso, y quién era ese
chico?
Dillon confiaba en Vince. Había conocido al hombre durante años,
pero ya que Max se estaba escondiendo, no quería que nadie más
supiese lo que estaba pasando.
—¿No te gustaría saber? —Le guiñó un ojo a su compañero.
Vince rodó los ojos. —Vamos, Romeo. Puedes perseguir su culo más
tarde.
Dillon planeaba regresar, y cuando lo hiciera, lo retomaría donde lo
habían dejado.

Taren Haynes se había mantenido a favor del viento mientras se


aferraba a las sombras, observando mientras los ayudantes salían a toda
velocidad en el SUV plateado y Maximus entraba en la casa. Después
de dos décadas, finalmente había alcanzado al pequeño cabrón que le
había robado lo que había necesitado para entrar en el reino de los
demonios.
Una pena que hubiera una casa llena en este momento o Taren
14
habría entrado y causado estragos. Normalmente, no se habría
preocupado acerca de matar shifters y humanos, pero Taren no era
idiota. Olía a Panahasi. El líder demonio estaba acechando por aquí en
alguna parte, sin duda manteniendo un ojo en el lugar.
Eso estaba bien. Taren tenía paciencia. Había esperado todo este
tiempo por su venganza. Podía esperar otro día o dos, o incluso un mes
o dos ahora que sabía dónde estaba Maximus.
—¿Estás seguro que no quieres entrar? —preguntó Valtrin—. Sería
tan fácil matarlos.
Taren se movió más profundo en las sombras. —Todo es cuestión de
tiempo.
Creía en el rumor que Panahasi poseía el orbe. Taren estaba enojado
porque el único medio para que volviera al reino de los demonios le
había sido robado, pero ya que el líder demonio estaba jugando al perro
guardián, eso facilitaría mucho la necesidad de venganza de Taren, con
Panahasi en la parte superior.
—Estaba esperando un derramamiento de sangre —dijo Valtrin—.
No he tenido una buena pelea en un tiempo.
Taren estaba comenzando a lamentar haber traído al idiota con él. A
decir verdad, había planeado utilizar al lacayo como carne de cañón si
las cosas se hubieran puesto peligrosas. Había una horda de demonios
dispuestos a seguir a Taren, enojados porque ellos también habían sido
expulsados del reino de los demonios y forzados a vivir en este reino
humano dejado de la mano de Dios.
Una pena que Taren no pudiese regresar a Remtin, la peor ciudad
que el reino de los demonios tenía para ofrecer. Había gobernado allí
hasta que los guerreros demonio le capturaron y expulsaron por orden
de Panahasi.
Caminó de regreso a través de los bosques que bordeaban la casa del
sheriff y salió a 1,5 km de distancia donde tenía un coche esperando.
No sólo el líder demonio le había desterrado, sino que había despojado
a Taren de sus poderes. Ahora tenía que confiar en pociones y hechizos 15
para sobrevivir.
Era francamente cruel que tuviese que conducir a cualquier parte
que necesitase ir en lugar de utilizar sus poderes para simplemente
viajar a través de las sombras. Cuando alcanzó la puerta del conductor,
miró por encima del techo a Valtrin.
—Puedes reunirte conmigo de regreso en la casa.
Valtrin pareció aliviado de no tener que entrar en el coche. Con un
asentimiento, desapareció.
El policía rubio se había visto muy acogedor con Maximus. Nunca
hacía daño tener ventaja en caso que lo necesitara. Seguiría al ayudante
y vería si podía conseguir más información sobre el hombre.
Taren entró e intentó poner en marcha el coche, pero simplemente
renqueó. Lo intentó de nuevo, pero esta vez, el motor no hizo ningún
sonido.
Eso es lo que conseguía por robar un coche de mierda. Con un
gruñido de frustración, Taren salió y cerró la puerta de golpe. Ya que
no podía seguir al ayudante, caminó el resto del camino a casa.

16
Capítulo Dos
Dillon y Vince se detuvieron en la acera frente a una casa blanca con
adornos verdes y salieron. La luz en la sala de estar estaba encendida,
pero las cortinas estaban cerradas. La llamada había sido acerca de un
disturbio, pero hasta ahora, todo estaba tranquilo.
Dillon avanzó por la pasarela a través de un césped bien cuidado
hasta la puerta principal, flanqueada por parterres2. Golpeó la puerta
con los nudillos, anunciando que eran la policía.
La puerta principal se abrió de golpe, y una mujer con un florido
vestido de verano lucía un ceño fruncido mientras les miraba.
—Sólo estábamos teniendo un desacuerdo —dijo lo suficientemente
alto para que los vecinos la escuchasen—. ¡La policía no tenía que ser 17
llamada!
Ella tenía el cabello rubio, que estaba por todo el lugar, y tenía unos
profundos ojos azules. Estaba un poco gordita, pero también era
hermosa.
—¿Podemos llevar esto dentro, señora? —Dillon enganchó sus
pulgares en su cinturón de herramientas.
Con un bufido, se alejó furiosa, dejando a Dillon y Vince para que
entraran detrás de ella. Inmediatamente Dillon divisó el vaso roto en el
suelo, un agujero en la pared del tamaño de un puño y al marido
~Dillon asumió que era el marido, pero podría haberse equivocado~ de pie al
otro lado de la habitación, respirando intensamente mientras les
fulminaba con la mirada.
El tipo medía alrededor de 1,80 metros, delgado, tenía el cabello
castaño rebelde, oscuros ojos y llevaba vaqueros y una camisa roja con

2
Es un jardín a nivel de la superficie del terreno que consiste en plantar lechos de flores o de hierbas
delimitados por arriates de plantas perennes o por piedras afiladas acopladas firmemente, y paseos o
sendas de grava dispuestas con un diseño generalmente simétrico.
botones. En opinión de Dillon, era un poco guapo, de una manera
robusta.
Dillon caminó hacia el hombre y le pidió que se uniera a él en la
cocina mientras Vince hablaba con la mujer.
Tomó nota de la información del hombre, escribiendo su nombre,
fecha de nacimiento y su número de seguridad social en su bloc de
notas. También preguntó por el nombre de la mujer.
—¿Puede decirme qué está pasando? —preguntó Dillon. Parecía que
el “desacuerdo” había tenido lugar en la sala de estar, porque la cocina
estaba inmaculada. No vio una mota de suciedad en ningún lado ni un
solo plato en el fregadero. El fogón estaba impecablemente limpio y los
electrodomésticos de la encimera estaban perfectamente alineados. Ni
siquiera había una mancha de polvo en los armarios.
—Todo lo que dije fue que su hermana estaba buena —dijo Hal
Grossman en un fuerte tono de voz—. Si no quería la verdad, no
debería haber preguntado.
18

Dillon hizo una mueca. Incluso él sabía que ese había sido un
movimiento descabellado.
—¿Su esposa es la de allí?
Hal frunció el ceño. —Infiernos, no. Es mi novia. O lo era. He
terminado con esta locura. Sólo estaba intentando reunir mis cosas para
irme cuando se volvió malditamente loca y comenzó a lanzarme cosas
y gritándome algunos nombres muy vulgares.
Dillon olió sangre. Miró más cuidadosamente el cuero cabelludo de
Hal notó un pequeño rastro.
—¿Necesita una ambulancia, señor?
—¿Qué? —Hal frunció el ceño—. ¿Por qué necesitaría una?
Dillon asintió hacia la cabeza del hombre. —Está sangrando.
Hal se tocó su cuero cabelludo y jadeó cuando alejó la mano para
ver sangre en sus dedos.
—Esa puta me cortó en la cabeza con una de sus feas figuritas, pero
no pensé que la herida estuviera sangrando.
—¿Necesita asistencia médica, Sr. Grossman? —repitió Dillon.
—No, no. Estoy bien. Sólo quiero recoger mis cosas e irme.
Sacudió la cabeza. —Ella comenzó de maravilla, ¿sabe? Parecía la
mujer perfecta, hasta que llegué a conocerla mejor. —Agitó una mano
para abarcar la cocina—. Puedo lidiar con su neurótica necesidad de
mantener una casa tan limpia, pero con lo que no puedo lidiar son con
sus inseguridades, sus celos por la mierda que ni siquiera he hecho y su
absoluta locura.
—¿Quiere presentar cargos contra ella por asalto?
Hal abrió los ojos como platos. —No quiero que sea arrestada.
—Espere aquí. —Dillon entró en la sala de estar donde Vince aún
estaba intentando tranquilizar a Desiree Cook. 19
—Ni siquiera tiene trabajo —se quejó ella mientras su boca se
apretaba—. No contribuye a nada por aquí, pero quiere que le sirva y
por encima de todo eso quiere que lidie con sus trampas.
—¿Le agredió con una figurita? —preguntó Dillon.
Sus ojos se entrecerraron en pequeñas rendijas. —Después que hizo
un agujero en mi pared de un puñetazo.
Esos dos claramente no necesitaban estar juntos. Dillon no estaba
seguro quién estaba diciendo la verdad y quién estaba mintiendo, pero
necesitaban permanecer permanentemente separados. La parte triste
era que, la mayor parte del tiempo, las parejas que experimentaban esto
volvían a estar juntas. Era un ciclo interminable.
—Sólo quiere reunir sus cosas. ¿Le importaría conseguir algo que le
pertenezca a él? —preguntó Dillon.
Durante los siguientes treinta minutos Dillon y Vince lidiaron con
los dos gritándose uno al otro desde habitaciones separadas, Desiree
llorando mientras empacaba sus cosas, y más gritos.
Para el momento que Hal se alejó conduciendo, Dillon tenía un
sólido dolor de cabeza.
—Gracias a Dios que no hubo niños involucrados —dijo Vince
mientras se apartaba de la acera.
—Tienes razón.
Tomaron dos llamadas más. Una era acerca de un coche robado del
camino de entrada de un anciano, y otra era acerca de un ruido que la
Sra. O’Reilly había escuchado en su patio trasero, que resultó ser sus
carrillones3.
Para el momento que Dillon había regresado a la estación y
rellenado sus informes, estaba agotado. Comprobó la hora en su
teléfono e hizo una mueca. Eran más de las dos de la madrugada. El
sheriff Werth le mataría si se dejaba caer para ver a Max a esa hora. El
turno de Dillon aún no había terminado, pero todo en Villa Brac estaba
tranquilo.
20
Dos ayudantes estaban fuera de patrulla, y aparte de él y Vince, la
única persona en la sala del escuadrón era el emisor, Pat. Dillon ni
siquiera estaba seguro que Pat tuviera un hogar porque el shifter zorro
siempre estaba en la estación.
—Voy a dar un paseo —le dijo a Vince, cuando se levantó de su
escritorio.
—Grita si me necesitas.
Vince asintió, viéndose sólo medio despierto. Pat sonrió a Dillon
cuando salió por la puerta principal.
Werth no iba a estar satisfecho con él, pero Dillon quería ver a su
pareja. No sólo quería comprobar a Max para asegurarse que todo
estuviese bien, sino que quería tocarle y hablar con él, ver esos
hermosos ojos amarillo verdosos y escuchar su voz.

3
Fuera en el aparcamiento, Dillon sintió ojos sobre él. Escaneó sus
alrededores, pero no vio a nadie en la calle o sentado en un coche
aparcado. Aun así, la sensación no desapareció.
Se deslizó en su camioneta y salió del aparcamiento, dirigiéndose
hacia la casa de Max, comprobando constantemente los espejos.
Cuando no vio ningún faro en los retrovisores y la sensación de ser
observado desapareció Dillon condujo hacia la casa.

Después de cenar, los padres de Newt condujeron a casa. Max les


había amado y odió verles marchar, pero estuvo eufórico cuando
Orlando le ofreció el dormitorio de invitados. Desafortunadamente, tan
suave como era la cama, todo lo que Max había hecho toda la noche 21
fue dar vueltas en la cama.
Pensamientos de Dillon le atormentaban. Su oscuro cabello rubio,
esos ojos azules de ensueño y su trabajado cuerpo, que amaría explorar
con su lengua. —Deja de pensar acerca de tener sexo con él —gimió
Max—, nunca conseguirás dormir.
Fulminó con la mirada el reloj en la mesita de noche y gimió de
nuevo. Eran las dos y media de la madrugada y Max no tenía ni un
poco de sueño. Una pena que hubiese olvidado conseguir el número de
teléfono de Dillon o habría llamado a su pareja para ver qué estaba
haciendo. Dillon había prometido regresar, pero viviendo con Orlando
durante tantos años, Max conocía la vida de un policía. Sin duda su
pareja había atendido varias llamadas y no había manera de saber
cuándo aparecería.
Por supuesto, Max podría ir a la habitación de Orlando y Newt y
agarrar el móvil de Orlando de manera que pudiese conseguir el
número de teléfono de Dillon, pero no disfrutaría tener sus pelotas
arrancadas a través de su garganta si Orlando despertaba y le
encontraba ahí.
El shifter lobo podía ponerse realmente irritable algunas veces.
Max levantó la cabeza cuando su audición sobrenatural atrapó la
lenta rotación de neumáticos arrastrándose por el camino de entrada.
Ningún faro inundó sus ventanas. Eso nunca era una buena señal.
Pensó en ir a buscar a Orlando, pero decidió mirar primero por la
ventana. Su habitación estaba bañada en la oscuridad, y quienquiera
que fuera no le vería mirando.
Separando las cortinas ligeramente, Max echó un vistazo fuera y vio
un coche de policía ahí parado. Su corazón saltó con emoción cuando
divisó a Dillon detrás del volante.
Y estaba solo.
Max se puso las zapatillas de estar en casa ~cortesía de Newt ya que
Max no tenía nada de ropa~ y salió corriendo de su habitación. Se 22
aseguró ser silencioso de manera que no despertara a nadie mientras
corría hacia la puerta y la abrió.
Dillon aún estaba sentado en el coche, pero cuando vio a Max
saliendo de la casa, salió y se dirigió hacia el banco. Max quiso chillar
de alegría, pero presionó los labios mientras corría hacia su pareja y se
lanzaba a los brazos de Dillon.
Dillon se rio entre dientes. —Alguien está feliz de verme.
Max sintió su rostro enrojecer mientras sonreía como un idiota.
—Ese sería yo.
Max no esperó una invitación. Consumió los labios de Dillon en un
beso abrasador, saboreando a su pareja por primera vez. Y el beso valió
la pena la espera. Dillon sabía cómo a café y mentas, y Max se comió
esos sabores mientras gruñía, presionando su cuerpo en el de Dillon.
Cuando un ronroneo retumbó en el pecho de Dillon, Max casi se
desmayó por el sonido. Quería escucharlo de nuevo cuando Dillon le
reclamara. Cuando se apartaron, Max se sintió mareado y aturdido.
—Vamos dentro. —Tiró de la mano de Dillon, pero su pareja no se
movió.
—Me considero muchas cosas, pero suicida no es una de ellas —dijo
Dillon—. El jefe me disparará en las pelotas si se despierta y me
encuentra en medio del pasillo teniendo sexo.
El corazón de Max se desplomó. Había estado esperando
emparejarse con Dillon, pero entendía su vacilación. —No podemos
tenerte perdiendo las pelotas. Así que, ¿qué quieres hacer?
—Hasta que mi turno termine, podemos pasar el tiempo.
—¿Y cuándo tu turno haya terminado? —preguntó Max cuando la
esperanza floreció en su interior.
23
Dillon deslizó sus brazos alrededor de Max y le acercó, deslizando
imperceptiblemente sus labios sobre los de Max. —Entonces
regresaremos a mi casa.
El pensamiento de ir a casa de Dillon tuvo a Max zumbando por la
emoción. —¿Cuándo sales del trabajo?
—En unas cuatro horas.
Max no estaba seguro que sobreviviría a todo ese tiempo. Estaba
duro y preparado, y todo lo que podían hacer era acariciarse y besarse
en el banco. Quizás Dillon le hiciera una paja si suplicaba. Aunque no
estaba por encima de la mendicidad.
—Pero estoy seguro que podemos encontrar maneras para ocupar
nuestro tiempo —susurró su pareja, con un tono de voz irregular, más
profundo de lo habitual.
Llevó a Max hacia el banco, se sentó y luego dio palmaditas en sus
musculosos muslos. Max se sentó a horcajadas en la cintura de Dillon,
sus rodillas apretadas contra el cuerpo de su pareja mientras deslizaba
sus brazos alrededor de sus hombros.
—Encajas perfectamente contra mí. —Dillon sonrió, su tono de voz
permaneciendo profundo mientras hablaba en un ligero susurro.
Deslizó sus brazos hacia arriba por la espalda de Max, sus dedos
trazando su columna vertebral.
—¿Ahora qué? —Max se mordió el labio inferior.
Dillon deslizó la mano sobre la nuca de Max y luego tiró de él más
cerca para otro beso a fuego lento que encendió un fuego en su interior.
Max estaría feliz de morir por asfixia porque no quería que el beso
terminase.
Aunque Dillon se echó hacia atrás por aire, sus labios se cernieron
cerca de los de Max. Tan cerca del rostro de su pareja que Max vio
pequeñas motas verdes alrededor de las pupilas. Dillon tenía los más
asombrosos ojos azul oscuro que Max había visto.
24
Dillon le guiñó un ojo. —Sigue mirándome de esa manera y voy a
comenzar a pensar que tengo algo mal en mi rostro.
Max deslizó la mano desde el hombro de Dillon hasta su rostro,
alrededor de su fuerte mandíbula y sobre su cuello.
—Tus rasgos son una obra de arte. —Max dejó salir una pequeña
sonrisita—. Dios, sueno penoso.
—Suenas perfecto.
Max siseó cuando Dillon metió la mano en sus pantalones de pijama
y agarró su polla en un puño. Su pareja le dio un voraz beso con la boca
abierta mientras acariciaba su mano lentamente, bombeando la polla de
Max, y Max estaba comenzando a creer que Dillon no tenía prisa por
hacer que se corriese. Su mano se movía lentamente, lo que estaba
volviendo loco a Max. No había tenido sexo desde que descubrió que
Dillon era su pareja, y Max estaba desesperado por su liberación.
—Me estás torturando —lloriqueó mientras arqueaba la espalda,
siseando ante el placer que Dillon le estaba dando—. Tienes que mover
la mano más rápido.
Quizás estuviera intentando vengarse de Max por la mentira, y su
castigo fuese pelotas azules. Bueno, la broma estaba en Dillon porque
Max ya las tenía.
—No voy a apresurar esto. —Dillon mordisqueó el labio inferior de
Max, lo que hizo gemir a Max—. Quiero tomarme mi tiempo y
disfrutarte. Quiero que esto dure el mayor tiempo posible.
Cada caricia de su mano enviaba ondas de calor directamente a la
polla de Max. Placer estalló hasta sus terminaciones nerviosas cuando
Max inclinó la espalda, respiraciones rápidas y superficiales estallaban
en su pecho mientras clavaba las uñas en los hombros de Dillon.
Tanto por hacer que esto dure. Las exquisitas caricias de Dillon
tuvieron a Max gritando, cuando cuerdas de semen hicieron erupción
desde su polla. Con un gruñido, Dillon se puso en pie, manteniendo a
25
Max atrapado contra él mientras se movía hacia el grupo de árboles en
el lateral de la casa.
Max se sintió un poco tonto por ser llevado, pero también disfrutó la
sensación de los duros músculos de Dillon debajo de su cuerpo.
—No seré capaz de aguantar durante cuatro horas.
Claramente Dillon estaba igual de necesitado que Max. Su piel se
sentía caliente al tacto, y Max sintió la dura polla de su pareja
presionando contra los pantalones de su uniforme.
Cuando llegaron al lateral de la casa, tumbó a Max en la suave
hierba antes que su pareja arrancase los pantalones de pijama de Max y
los lanzara a un lado. Max hizo un trabajo rápido con los pantalones de
Dillon, desabrochando, el botón y bajando la cremallera hasta que fue
capaz de bajar los pantalones de su pareja por sus… wow, sus muslos
eran musculosos. Se dejó caer de rodillas y se tomó un momento para
apreciarlos, pasando los dedos por la rígida carne.
Dillon simplemente se quedó ahí de pie, observando, sus párpados
bajaron, sus manos en puños a ambos lados. Su cuerpo se estremeció
cuando Max deslizó la mano hacia arriba y rozaron los testículos de
Dillon. Max hundió los dientes en su labio inferior, su mirada fija,
mientras lo hacía de nuevo.
Dos podían jugar el juego de la tortura. Desafortunadamente, Max
también se estaba torturando a sí mismo, pero le gustó la seductora
mirada en los ojos azules de Dillon, y el calor de necesidad que los
atravesaban. Su pareja se veía como si apenas estuviese conteniendo la
bestia salvaje en su interior.
Y Max amaba que él fuera el que hacía que Dillon se viera de esa
manera.
—O chupas mi polla o te pones sobre tus manos y rodillas. —El
tono de voz de Dillon había salido profundo, penetrante y se deslizó
sobre Max.
Tanto como Max habría amado saborear a Dillon, necesitaba,
26
ansiaba, no, estaba desesperado por sentir la polla de Dillon golpeando
en su culo.
Incluso así, Max lamió la punta de la polla de Dillon, tomando un
poco de pre-semen antes de alejarse y que se dejara caer sobre sus
manos y rodillas.
—Jodidamente provocador. —Dillon descendió detrás de Max.
Max echó un vistazo sobre su hombro. Su corazón galopó ante la
vista de su pareja detrás de él, su dura polla sobresaliendo delante de él.
—¿Qué vas a hacer acerca de eso?
Una malvada sonrisa curvó la comisura de la boca de Dillon.
—Voy a follarte hasta que grites mi nombre —susurró.
Oh infiernos. Los brazos de Max se tambalearon y se sintió mareado
cuando Dillon sacó un paquete de lubricante de reducido tamaño.
Hablando acerca de estar preparado. Comenzó a acusar a su pareja de
planear esto, pero Max no quería romper la magia que parecía estar en
el aire entre ellos.
Arañó la hierba mientras Dillon preparaba su agujero, añadiendo un
dedo a la vez hasta que Max estuvo estirado hasta el límite. Separó los
labios, su respiración saliendo en agitados jadeos, ansioso por que
Dillon ya le follase.
—Si no te das prisa, voy a…
Dillon sacó los dedos y empujó su polla profundo en el interior de
Max antes que Max pudiese terminar su amenaza. Gritó cuando dejó
caer sus hombros al suelo, lo que hizo que elevara sus caderas más alto.
Su pareja le agarró por los hombros, golpeando sus caderas hacia
adelante y hacia atrás, volviendo a Max tan loco que no pensó que
sobreviviría a esto.
Justo cuando el orgasmo de Max comenzaba a acumularse, Dillon
desaceleró, besando la espalda de Max mientras giraba sus caderas,
llevando su momento de follar a hacer el amor. El fuego en el interior
27
de Max disminuyó, pero no mucho. Sus terminaciones nerviosas aún se
sentían en carne viva, y su cuerpo aún pulsaba con necesidad.
—Estoy intentando hacer que esto dure —murmuró Dillon—, pero
tu cuerpo está envuelto con tanta fuerza alrededor de mi polla que me
temo que no duraré demasiado.
Max había abierto la boca para responder cuando un punzante dolor
le atravesó el hombro. Dillon había hundido sus caninos en él. Pero el
dolor duró sólo un segundo y luego se transformó en un éxtasis para el
que Max no había estado preparado.
Gritó, corcoveándose debajo de Dillon cuando Dillon se movió más
rápido, empujando su polla fuerte y profundo en el culo de Max hasta
que Max llegó al clímax por segunda vez.
—Mío —gruñó Dillon cuando sacó sus afilados dientes y lamió la
herida.
Max sintió sus almas uniéndose y sus corazones sincronizándose.
—Tuyo. —Max lanzó un corto y agudo grito. Se sentía intoxicado,
drogado, cuando Dillon se enterró en él y se corrió.
Cuando Dillon salió de él, Max se derrumbó, respirando
entrecortadamente mientras su pareja se dejaba caer a su lado,
poniendo una mano sobre la cadera desnuda de Max.
—Eso fue…
—Increíble —terminó Max. Se dio la vuelta y se acurrucó junto a su
pareja, deseando poder quedarse dormido. Pero Dillon aún estaba de
servicio y Max tenía que regresar al interior. No se había tomado su
poción para enmascarar su olor porque había querido que Dillon
sintiera su conexión.
Era algo peligroso de hacer, pero maldita sea, Max estaba cansado
de esconder quién era y de beber esa asquerosa mierda. Taren no le
había encontrado en dos años. Quizás, sólo quizás, el demonio había
renunciado a buscarle.
28
Max deseaba tener tanta suerte.
Dillon gimió cuando el micrófono conectado a su hombro chilló.
—Hora de regresar al trabajo —dijo Dillon mientras se daba la
vuelta y se ponía en pie, arreglando sus pantalones. Ayudó a Max a
ponerse en pie y recuperó sus pantalones de pijama, entregándoselos.
—¿Vendrás cuando termine tu turno? —Fue egoísta por parte de
Max preguntar ya que Dillon probablemente estaría más que agotado
por el trabajo, pero quería ver a Dillon de nuevo, y no quería esperar
más tiempo del necesario.
Dillon acunó su rostro y le dio un beso conmovedor. —Te traeré
algo para desayunar.
Max sonrió. —Filete y huevos. —Ese era su nuevo desayuno
favorito.
—Eso se oye delicioso. —Dillon se rio entre dientes.
Max se puso los pantalones, caminó con su pareja hacia su coche. Se
besaron unas pocas veces más antes que Dillon insistiera a Max para
que entrara antes de que se fuera.
Apresurándose por el pasillo, Max corrió hacia la ventana de su
dormitorio y observó mientras Dillon se alejaba conduciendo,
sintiéndose mareado y sonriendo mientras suspiraba. Dio un pequeño
chillido y luego se cubrió la boca con las manos de manera que no
despertara a nadie con su euforia.
Se dejó caer sobre la cama, sonriendo como un idiota. —Mi pareja
me reclamó —le susurró al ventilador de techo mientras rotaba
lentamente.
Esta había sido la mejor noche de su vida.

29
Capítulo Tres
Max despertó con la brillante luz del sol quemando sus ojos. Se
protegió con la mano frente a su rostro y gimió. El sol estaba
demasiado alto para ser la mañana. ¿Había dormido durante la visita de
Dillon y se había perdido el desayuno? Tendría que llamar a su pareja y
disculparse después que vaciase la vejiga.
—¡Está despierto!
Max giró la cabeza para ver a Newt sentado justo al lado de la cama
en una silla de cocina. —Sé que somos mejores amigos y todo eso, pero
trazo la línea en ti observándome dormir.
Lágrimas no derramadas llenaban los ojos de Newt. ¿Qué demonios
pasaba con el pequeño humano? Max comenzó a lanzar las mantas 30
hacia atrás, pero hizo una mueca y gimió. Su cuerpo se sentía dolorido
y su cabeza comenzó a latir con fuerza.
Cuando bajó la mirada hacia su cuerpo, notó una intravenosa en su
brazo. ¿Qué cojones? Su mirada se dirigió hacia Newt cuando Orlando
entró corriendo en la habitación. Detrás de él estaba un extraño con un
estetoscopio alrededor de su cuello, y cerrando la marcha estaba un
Dillon de aspecto demacrado.
—¿Qué está pasando? —¿Por qué la garganta de Max se sentía tan
seca? Señaló hacia su brazo—. ¿Esto es alguna clase de broma?
Si lo era, Max no se estaba riendo. Odiaba las agujas. Comenzó a
arrancarla, pero el extraño, que claramente era un médico, corrió hacia
adelante y le detuvo.
—Necesitas mantenerte hidratado.
—¿Por qué? —Max sacudió lentamente la cabeza mientras fruncía el
ceño. —¿Qué está pasando? —repitió.
Dillon se sentó a un lado de la cama, su expresión sombría cuando
tomó una de las manos de Max en las suyas. —Has estado inconsciente
durante dos días.
—¿Cómo dices? —Max se había quedado dormido, pero no por dos
jodidos días. —¿Qué estás fumando?
Dillon le dio una suave sonrisa. —Nada. Cuando vine con tu filete y
huevos, no pude despertarte. Después de varios intentos, llamé al Dr.
Fargo para que viniera a revisarte.
Max miró al médico mientras su corazón se aceleraba.
—¿Realmente estuve inconsciente durante dos días?
El médico asintió mientras se movía al otro lado de la cama.
—Saqué sangre e hice algunas pruebas.
—¿Y? —Max parpadeó rápidamente mientras miraba del médico a
Dillon y luego de nuevo al Dr. Fargo. 31
El médico tomó asiento al pie de la cama y dio una palmadita en la
pierna de Max. —Tuve que consultar con el Dr. Sheehan y el Dr.
McNeal porque no pude entender tus resultados.
—¿Me lo podrías contar todo de una vez en lugar de prolongar esto?
—Max no podía soportar el suspenso. Su estómago se estaba
retorciendo y las palmas de sus manos estaban sudando mientras
esperaba que el Dr. Fargo le dijera qué estaba mal con él.
—Newt me dio la botella de la tabla del suelo —dijo el Dr. Fargo —
Analicé el contenido de la poción. Dijo que eso era lo que estabas
tomando para enmascarar tu aroma, pero hay un compuesto en el
líquido que nos tiene desconcertados.
Max de repente se sintió como si estuviese bajo el microscopio
cuando todo el mundo en la habitación le miró fijamente. —Bueno, no
lo estaba tomando para drogarme, si eso es lo que piensas.
Sacó su mano de la de Dillon, horrorizado que su pareja pensase eso
de él. Le dolía que Orlando también pensara eso de él.
—Eso no es lo que estoy diciendo. —El Dr. Fargo apretó la pierna
de Max—. Sé por qué lo estabas tomando. Simplemente no puedo
descubrir la composición química. No se parece a nada que haya visto
antes.
—Incluso hicimos que Panahasi echase un vistazo —añadió
Orlando—. Está perplejo.
—¿Qué estás diciendo? —El pecho de Max se sintió apretado por la
mirada triste y lastimera en los ojos de todo el mundo—. Sólo era una
poción para enmascarar mi aroma. Eso es todo.
—¿Cuál es el nombre de la persona que te la vendió? —preguntó
Orlando.
—Chuck —dijo Max—. No sé su apellido. Me reunía con él una vez
al mes detrás del restaurante.
—¿Cuándo tienes previsto verle de nuevo? —preguntó Dillon.
32
—La semana pasada —dijo Max—. Pero no fui. No quería que mi
aroma estuviese enmascarado contigo.
El rostro de Dillon cayó, como si fuese su culpa que Max estuviese
pasando por esto. —¿Dejaste de tomar esto por mí?
—Creo que tu cuerpo está teniendo una reacción adversa porque
dejaste de tomarlo de golpe —dijo el Dr. Fargo—. Aunque no podamos
descubrir la composición química de la poción, no creo que sea fatal o
ya estarías muerto, pero has estado tomado eso durante tanto tiempo
que dejarlo de la manera en que lo hiciste es claramente perjudicial.
—Así que, ¿mi cuerpo se enferma porque me detuve? —Max agitó la
mano hacia su garganta.
—¿Cómo podemos ponernos en contacto en este tipo Chuck? —
preguntó Orlando.
Max sacudió la cabeza. —No lo sé. Nunca antes me he perdido una
reunión.
—Necesitaremos una descripción de él —dijo Dillon—. Tantos
detalles como puedas recordar.
—¿Por qué? —Max no entendía por qué querían encontrar a Chuck.
¿Para arrestarle? La poción no era ilegal. No que Max lo supiera.
—Porque necesitamos que reintroduzca el agente enmascarante de
nuevo en tu sistema y luego lentamente desintoxicarte —dijo el Dr.
Fargo.
—Piensa en ello como un alcohólico rehabilitándose. Abandonarlo
repentinamente probablemente sea lo que te mate
—¡Voy a morir! —Max intentó levantarse, pero sus brazos dolían
tembló mientras se esforzaba por sentarse.
—Whoa. —Dillon presionó la palma de su mano en el pecho de
Max—. Tómalo con tranquilidad.
—¿Tomarlo con tranquilidad? —Max jadeó—. ¿Cómo puedes decir 33
eso cuando prácticamente me suicidé? Si hubiese sabido lo que esa
poción me haría, nunca la habría dejado de manera tan repentina.
—Eso es en retrospectiva —dijo el Dr. Fargo—. Por ahora, tenemos
que rastrear a tu distribuidor.
—¿Mi distribuidor? —Max gritó las palabras—. No lo hagas sonar
como si fuera un maldito drogadicto.
—Pobre elección de palabras. —El Dr. Fargo le miró
disculpándose—. Pero tenemos que encontrarle.
—¿Y si no lo hacemos? —Esto era una jodida pesadilla de la que
Max quería despertar desesperadamente.
El Dr. Fargo se encogió de hombros. —Honestamente no puedo
decirlo. Estamos lidiando con algo que nunca antes he visto. No puedo
decirte lo que pueda o no pueda suceder, pero me temo que sólo
empeorarás.
—¿Incluso si cambio? —preguntó Max—. Cambiar siempre nos
sana.
—Estuviste en tu forma de perro durante todo el tiempo que
estuviste inconsciente —dijo Newt—. Sólo cambiaste de nuevo a tu
forma humana momentos antes que despertaras.
Sin embargo, Max aún se sentía como si hubiese sido atropellado.
—No estoy enfermo —dijo, negándose a aceptar nada de lo que
estaba diciendo el médico—. No voy a empeorar. Nada está mal
conmigo, no puedo explicar por qué he estado inconsciente durante dos
días, pero nada está mal conmigo, maldita sea.
El Dr. Fargo, Orlando y Newt salieron de la habitación. Max
fulminó con la mirada la pared, su cerebro rechazando la idea que algo
estuviera mal con él.
—Estoy adolorido y me duele la cabeza. Eso es todo.
Dillon se metió en la cama y se acurrucó con Max. —Cualquier cosa
que esté pasando, lucharemos contra ello.
34
—No hay nada contra lo que luchar.
—Aunque creo en el pensamiento positivo, tu negación a creer que
estás enfermo no va a sanarte mágicamente. —Besó la sien de Max—.
Vamos a encontrar a Chuck y luego lo tomaremos desde ahí.
El problema era que Max no tenía idea cómo rastrear a Chuck.

Dos días habían pasado desde que Max había despertado de su


coma. Hasta el momento, su pareja parecía bien, aparte de su falta de
apetito, lo que preocupaba a Dillon. Si los médicos y Panahasi no
podían descubrir lo que había en esa mezcla… Dillon no quería pensar
acerca de ello. Sólo quería disfrutar su tiempo con Max antes de que
tuviera que dirigirse a la estación para su turno.
Había pasado por la casa del Sheriff Werth y recogió a su pareja,
decidiendo pasar tiempo en casa con Max. Pasar el rato en la casa de su
jefe estaba bien, pero Dillon no quería seguir interrumpiendo. Newt
mantenía un ojo en Max, lo cual era de agradecer. Newt se había
convertido en la pequeña niñera, pero la desventaja era que dejaba a
Max y Dillon sin privacidad.
—Este lugar es asombroso —dijo Max cuando caminó a través de la
puerta principal.
—Siéntete libre de mirar alrededor. —Dillon fue a la cocina para
hacerles el almuerzo. Estaba preocupado con la salud de Max. En los
últimos dos días el apetito de Max había disminuido, y quería
asegurarse que Max comía algo hoy. Normalmente los shifters no se
preocupaban acerca de su dieta, pero en el caso de Max, Dillon quería
que comiese algo saludable.
Sacó algo de salmón salvaje4 del congelador y lo puso a un lado.
Normalmente no descongelaba rápidamente la comida, pero hoy haría 35
una excepción.
—¡Tienes un jacuzzi en el cuarto de baño! —gritó Max desde la otra
habitación.
Dillon se rio entre dientes. Se alegraba que alguien además de sí
mismo apreciara su hogar. Había tenido su parte justa de aventuras de
una noche, pero nunca había traído a nadie aquí. O tenían relaciones
sexuales en la casa del chico al azar o se decidían por otros lugares.
Este era el santuario de Dillon, y le gustaba su privacidad.
—Tienes el dormitorio más grande que he visto. ¿Construiste la casa
alrededor de tu cama? —preguntó Max mientras deambulaba en la
cocina—. Podrían encajar diez como yo en ella.
—Eso es porque eres tan bajito y delgado. —Dillon calentó algo de
aceite en una sartén de hierro fundido—. Quizás podrían encajar tres
como yo, pero no más.

4 Se refiere a salmón que no es de piscifactoría


—¿Qué estás cocinando? —Max se movió detrás de Dillon y miró
alrededor de él. Dillon presionó una mano en la cadera de Max,
amando cómo se sentía tener a su pareja en su casa. No, la casa de
ambos. Le gustaba su privacidad, pero no tenía problemas cediéndola
por su pareja.
—Estoy haciendo salmón para almorzar.
Max arrugó la nariz. —No me gusta el pescado.
—No has probado el mío. —Le dio a Max un rápido beso—. Vas a
intentarlo.
—No voy a hacerlo. —Max deambuló alrededor de la cocina
mientras hablaba, abriendo armarios y la despensa e incluso la nevera.
—El pescado es para fanáticos de la salud y shifters oso, y la última
vez que lo comprobé, no era ninguno de ellos. ¿No tienes algún filete?
—Esto no es un restaurante. —Dillon repitió las palabras que su 36
madre solía decirle todo el tiempo cuando estaba creciendo—. No
puedes elegir algo de un menú. Tendremos salmón.
Max se enderezó de la nevera y le fulminó con la mirada. —Bien, Sr.
Marimandón.
Para el momento que Dillon hubo terminado de cocinar, sirvió
salmón espolvoreado con zumo de lima y brócoli al vapor extra suave.
—Hoy no has comido, así que quiero ver el plato limpio.
Puso los platos en la mesa y agarró dos botellas de agua de la nevera
antes de tomar asiento al lado de Max. Su pareja removió el brócoli,
arrugando la nariz.
—No puedes decir que no te gusta si no lo intentas. —Dillon
también habría preferido un filete, pero ya que estaba intentando
ayudar a Max, comió su comida.
Max clavó su tenedor en el salmón, suspiró y tomó un bocado. Sus
ojos giraron hacia la parte posterior de su cabeza, y en cuestión de
segundos, su plato estuvo limpio.
—Aún no me gusta el pescado. —Pasó el dedo por el zumo restante
y lo lamió para limpiarlo.
Dillon se rio entre dientes. —Mantendré eso en mente.
Después de lavar los platos, se acomodaron en el sofá en la sala de
estar. Max se acurrucó contra él mientras Dillon utilizaba el mando a
distancia para intentar encontrar algo para ver. Era raro que viera la
televisión. Dillon o estaba en la estación o fuera en su garaje trabajando
con sus herramientas. La mayor parte de la carpintería en su casa la
había hecho él mismo.
—Esto es agradable —dijo Max—. Me encantan las tardes relajadas.
—A mí también. —Dillon pasó la mano por la espalda de Max. Y
ahora que tenía a su pareja para compartirlo, eso lo hacía aún más
especial.
Olió al demonio demasiado tarde. Max rodó fuera de él mientras
Dillon luchaba por sacar el cable de su cuello. Estaba siendo levantado 37
sobre el respaldo del sofá mientras daba patadas y mantenía los dedos
enroscados alrededor del cable para evitar que le cortase el cuello,
aunque estaba cortando sus dedos.
—¡Taren! —Max cambió a su pastor alemán y ladró furiosamente.
Este era el tipo que iba tras su pareja.
Dillon se retorció, manteniendo un tenso agarre en el cable y se las
apañó para tirarlo por encima de su cabeza. Saltó del sofá, enfrentando
a su atacante. ¿Por qué cojones un demonio utilizaba tácticas humanas
para intentar someterle? Eso no tenía ningún sentido.
También divisó un arma en la pretina de Taren. Taren la sacó
cuando Dillon se movió para quedar de pie delante de su pareja, que
aún estaba ladrando como loco. Le habría dicho a Max que huyera,
pero Dillon no podía estar seguro de que Taren estaba solo.
—No tengo nada contra ti, gato. Pero pondré una bala en tu cabeza si
no sales de mi camino.
Dillon vio una sombra a su izquierda. Había tenido razón. Taren no
había venido solo. Simplemente no sabía cuántos hombres había traído
con él.
—¿Crees que te dejaré cerca de mi pareja?
Sorpresa llenó los ojos de Taren sólo durante un breve momento
antes que la malicia en ellos regresara. Dillon se dejó caer y rodó
segundos antes que Taren disparase el arma. El tipo continuó
disparando cuando Dillon cambió a su pantera, rodeó el sofá y atacó.
Se aferró al brazo sosteniendo el arma e intentó arrancar la maldita
cosa.
Taren aulló mientras golpeaba a Dillon en la cabeza con la culata del
arma. —Suéltame, gato sarnoso.
Dillon lo soltó, pero fue a por la garganta de Taren. El tipo esquivó
el ataque y disparó el arma de nuevo, pero no había estado apuntando a
Dillon. Simplemente disparaba la cosa sin orden ni concierto. El otro
tipo corrió hacia Dillon, derribándole, pero Dillon era fuerte en su
38
forma de felino y mordió el rostro del tipo. El recién llegado aulló
mientras caía hacia atrás, agarrándose el rostro, sangre goteando entre
sus dedos.
Max corrió sobre el sofá, lanzándose hacia Taren. Derribó al
demonio, gruñendo y mordiendo mientras sacudía la cabeza hacia atrás
y hacia adelante.
Y entonces Max se derrumbó, sin moverse.
Taren se levantó y sacó el culo por la puerta de atrás, su compañero
corriendo detrás de él. Dillon comenzó la persecución, pero pensó en
Max. Cambió y se arrodilló al lado de su pareja. —Max, ¿puedes
oírme?
Max cambió repentinamente, el rápido movimiento alarmando a
Dillon. —¿Se han ido?
Max cambió de nuevo a su forma de perro y luego de nuevo a su
forma humana. Era como si no pudiese controlarlo.
Dillon agarró el teléfono de su bolsillo y llamó a su compañero.
—Te necesito aquí —dijo y le contó a Vince lo que acababa de
suceder.
—Estoy en camino —dijo Vince—. Llevaré a Jacoby conmigo.
Dillon terminó la llamada y luego marcó al Dr. Fargo. —Ahora
tiene un cambio incontrolable.
—¿Algo más? —preguntó el Dr. Fargo.
Dillon explicó lo que había sucedido y le contó al médico acerca de
Max desmayándose durante un breve momento. —¿Es esto lo peor de
lo que estabas hablando?
—Como dije, no puedo estar seguro qué sucederá. Por ahora, si
crees que es seguro en tu casa, haz que descanse.
Dillon acunó a Max en sus brazos. Max parecía totalmente ido,
como si los cambios le estuviesen pasando factura. Había permanecido 39
en su forma humana desde el último cambio y tenía los ojos cerrados.
—Le haré descansar.
Después de colgar, Dillon dejó el teléfono a un lado, agarró a Max y
le llevó a su dormitorio. Puso a su pareja en la cama y caminó por la
habitación, pasándose las manos por el cabello. El color se había
drenado del rostro de Max, y parecía muerto.
Justo antes que Vince y Jacoby llegaran, la respiración de Max se
estabilizó y comenzó a roncar ligeramente. Dillon se encontró con sus
amigos en la sala de estar, cerrando la puerta de la habitación de
manera que no molestase a Max.
—¿Se han ido? —preguntó Vince mientras miraba alrededor.
—Salieron disparados por la puerta de atrás. —Dillon apretó los
puños a los costados—. Mordí a uno de ellos en el rostro. El tipo olía a
humano, de manera que estará buscando atención médica.
—Llamaré a la clínica —dijo Jacob—. También alertaré a los de
Desire y Pride Pack Valley.
Dillon asintió su agradecimiento.
—¿Te importaría decirme qué está pasando por aquí? —preguntó
Vince—. ¿Esto tiene algo que ver con Newt?
Newt había tenido sicarios contratados tras él por un orbe que
poseía. Newt había pensado que era una simple canica, pero la pequeña
bola resultó ser un pasaje al reino de los demonios.
—Sí y no.
—¿Qué significa eso? —preguntó Vince mientras Jacoby hablaba por
teléfono.
—Todo tiene que ver con ese maldito orbe —explicó Dillon—. El
propietario original, Taren Haynes, lo tuvo hace veinte años. Max lo
robó para asegurar que Taren no pudiera comenzar una guerra con los 40
demonios guerrero. Taren está enojado con Max por frustrar sus
planes, de manera que quiere venganza.
—¿Estás hablando acerca de ese tipo con el que estabas coqueteando
fuera de la casa de nuestro jefe? —preguntó Vince—. ¿Y no se llamaba
Max el perro del Sheriff Werth?
—Son lo mismo —dijo Dillon.
Las oscuras cejas de Vince se dispararon hacia arriba. —¿Te
emparejaste a su perro?
—Deja de hacerlo sonar repugnante —gruñó Dillon—. Max es un
shifter.
—Obviamente —dijo Vince con una sonrisa de suficiencia—.
¿Werth ha intentado arrancarte las pelotas por robarle a su perro? Ama
a su pastor alemán. Me sorprende que no estés cojeando.
También Dillon. —Deja el jodido tema —advirtió.
—Alerté a todas las clínicas cercanas —dijo Jacoby cuando se unió a
ellos. Por la risa en sus ojos, el bastardo había escuchado su
conversación. Afortunadamente, fue lo suficientemente inteligente para
mantener la boca cerrada.
—Haremos un barrido perimetral. —Vince había pasado de una
amistosa charla a modo policía.
—Si aún están alrededor, les encontraremos.
Dillon les observó salir por la puerta principal antes de que regresara
de nuevo a su dormitorio. Max seguía profundamente dormido. Quería
arrastrarse a la cama y acurrucarse alrededor de su pareja, pero Dillon
necesitaba permanecer alerta. No podía evitar sentir parte de culpa en
esto. Si Max no hubiera dejado de tomar la poción, no se habría sentido
enfermo. Dillon tenía que encontrar a Chuck.
Se frotó el cuello, maldiciendo que Taren hubiera caído sobre él. No
había pensado poner la alarma de su casa, pero Dillon no cometería ese
error de nuevo. Y la próxima vez que se encontrara con Taren, el
41
bastardo no llegaría lejos.
Capítulo Cuatro
Max abrió los ojos y rezó para que no hubiese dormido durante dos
días. Parpadeó ante la oscuridad y luego se bajó de la cama. No estaba
dolorido, de manera que quizás hubiese dormido durante solo una
decente cantidad de tiempo.
Encontró a Dillon en la sala de estar mirando a través de algunos
archivos.
—¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?
Dillon levantó la mirada y le dio una cálida sonrisa. —Sólo unas
horas.
—Bueno, eso es un alivio. —Tomó asiento en el sofá al lado de su
pareja—. ¿En qué estás trabajando? 42
—El sheriff me dio algo de tiempo libre para lidiar con todo lo que
está pasando, pero quise mirar los casos abiertos en los que he estado
trabajando.
—Lamento estar haciéndote perder el trabajo. —Max agarró un
expediente y lo abrió, sólo para curiosear.
—¿Estás bromeando? —Dillon le dio un besito en la mejilla—.
Necesitaba un descanso.
El hombre estaba mintiendo, pero Max no discutió. Frunció el ceño
cuando miró el expediente en su mano. —Conozco a esta mujer.
Dillon se inclinó y echó un vistazo al papeleo. —Sra. O’Reilly. Ha
sido un caso abierto durante algunos años. Desde que perdió a su
marido ha estado llamando a la policía al menos una vez al mes por
cosas triviales. Mantenemos un expediente sobre ella de manera que
podamos hacer un seguimiento de lo que está pasando.
—Esa pobre mujer. —Max dejó el expediente—. Newt trabaja en el
hogar de ancianos. Quizás puedan convencerla
—El Sheriff Werth lo ha intentado muchas veces, pero se niega a ir.
Max giró la cabeza cuando escuchó un ruido en la cocina. Miró a
Dillon, pero su pareja no parecía preocupado. —¿Tenemos un invitado,
además de mí?
—¿Dónde está la mayonesa? —preguntó Newt cuando entró en la
sala de estar, un sándwich en su mano—. ¿Y no tienes pepinillos?
Max frunció el ceño.
—Werth preguntó si Newt podía pasar el rato aquí en sus días libres
y cuando el jefe tenga que estar en el trabajo. Se siente mejor cuando su
pareja tiene a alguien alrededor.
—Oh. —Max sonrió, hasta que vio a Baby Girl pasarle corriendo.
—Tienes que estar tomándome jodidamente el pelo. Esa gata es una 43
amenaza.
—Bueno, no podía dejarla sola en la casa —argumentó Newt.
—Los gatos están perfectamente bien por su cuenta —regresó el
argumento Max—. Ella sólo romperá la mierda y hará que parezca que
lo hice yo.
—¿Mayonesa? —preguntó Newt de nuevo.
—Revisa la despensa —dijo Dillon—. Si no está ahí, entonces no
tengo.
—¿Cómo puedes tener embutido y no mayonesa? —gruñó Newt
mientras regresaba de nuevo a la cocina.
—Porque la mostaza es más saludable —gritó Dillon sin darse la
vuelta. Estaba estudiando uno de sus expedientes atentamente.
—¿De qué se trata? —Max se deslizó un poco más cerca, inhalando
el aroma de su pareja. Y maldita sea si Dillon no olía oscuro y a
madera. Max quería empujar la nariz en su cuello, pero se abstuvo de
molestar a su pareja.
—Serie de coches robados sin ninguna pista. —Dillon dejó el
expediente y agarró otro.
—¿Y ese?
—Allanamientos.
—Wow, y aquí pensaba que Villa Brac era un lugar seguro para
vivir. —La ciudad parecía tan pintoresca, y Max se había enamorado.
Durante los pasados dos años, mientras Orlando había estado en el
trabajo y ya que Max no podía ser detectado, se había escapado y
explorado. No podía contar cuántas veces se había detenido frente a la
panadería o restaurante y lloriqueó ante los deliciosos aromas.
Ahora que podía ir a la ciudad en su forma humana, Max quería
visitar algunos lugares, como la panadería y la cafetería, y le encantaría
cenar en el Lucky Clover. 44
Dillon asintió. —Es un lugar seguro. Esas rachas comenzaron
aproximadamente hace un mes. Jacoby y yo sospechamos que están
relacionados. Quizás algunos adolescentes rebeldes, pero no estamos
seguros.
—¿Algunos de los coches han sido encontrados? —preguntó Max.
—Hasta el momento, sólo un puñado han sido recuperados.
Sin nada más que hacer en casa, Max había visto mucha televisión.
—¿Son caros algunos coches? Quizás fueron robados para piezas. Ya
sabes… un desguace.
—Ojalá fuese tan fácil. La mayor parte de los coches son modelos
antiguos. No puedo imaginar que tengan ningún valor, incluso para
piezas.
Max estaba intentando ayudar a Dillon. Le gustaba intentar resolver
misterios, pero parecía que ser un detective no era tan fácil como lo
hacían ver la televisión.
—No tengo nada más —dijo Max—. Probablemente tengas razón en
la teoría de los adolescentes.
Dillon se inclinó y besó su mejilla de nuevo. —Un par de ojos
frescos nunca hace daño.
—Encontré la mayonesa —anunció Newt con un feliz tono de voz—
. ¿Quién quiere comer?
Max no tenía hambre. El pescado en el almuerzo le había llenado.
—Yo no, pero podría ir por una soda.
—Agua —dijo Dillon—. No necesitas esa bebida azucarada.
Max frunció el ceño. —Deja de pensar en ponerme a dieta. ¿Parece
que necesito perder algunos kilos?
—Agua será —dijo Newt mientras se daba la vuelta y regresaba a la
cocina. Un momento más tarde le entregó a Max una botella de agua y
le dio a Dillon un plato con un sándwich junto con unas patatas fritas. 45
—Gracias —dijo Dillon.
Max se recostó en el sofá mientras su pareja se comía su comida y
Newt se acomodaba en el alfombrado suelo, encendiendo la televisión.
Baby Girl no estaba por ninguna parte y permanecería escondida si
sabía lo que era bueno para ella.
La puerta principal se abrió y Orlando entró. —¿Preparado para salir
a la carretera?
Newt se levantó y llevó su plato a la cocina, regresando un momento
más tarde.
—Tengo que levantarme temprano para trabajar. —Le dio a Max un
rápido abrazo y luego atrapó a Baby Girl.
La gata fulminó con la mirada a Max mientras Newt la llevaba hacia
la puerta. Max le sacó la lengua. Dillon se rio entre dientes. —Ella se
frotó contra mí y me dio lametones cuando llegó aquí.
—Eso es porque ambos sois felinos —dijo Max.
—¿Estás seguro que ella no es un shifter? —Orlando miró al gato
blanco acurrucado en los brazos de Newt.
—Seguro —dijo Max—. Sólo es desagradable.
Baby Girl le siseó. Max le sacó el dedo medio.
—En ese sentido —dijo Orlando—, gracias por mantener un ojo en
ellos.
Dillon asintió. —Sin problema.
Max se acurrucó en el sofá cuando Orlando y Newt salieron. Un
segundo estaba comprobando el perfil de su pareja, preguntándose si
Dillon estaba listo para perder el tiempo, y al siguiente, cambió.
Max ladró, asustado que hubiese cambiado sin previo aviso.
—Tómalo con calma. —Dillon pasó la mano por el pelaje de Max— 46
. Lo resolveremos.
Max así lo esperaba, porque si no podían encontrar a Chuck,
simplemente podría estar condenado.

Después de dejar a Max en la Guarida, Dillon fue a cazar. Encontrar


a Chuck estaba tomando demasiado tiempo, y las largas horas de sueño
de Max y los cambios aleatorios estaban empeorando. Durante la
semana pasada, Max había dormido más de lo que había hecho Dillon
en un mes.
De acuerdo, quizás eso fue una exageración, pero Max pasaba más
tiempo en la cama que fuera de ella.
—¿Tienes una descripción del tipo? —preguntó el Detective Lewis
Keating.
Dillon envió un mensaje de texto con el boceto al teléfono de Lewis
cuando se metieron en la camioneta de Dillon y condujeron por las
calles. —¿Cuán difícil puede ser encontrar a un tipo?
—No es humano —dijo Lewis—. De manera que podría ser casi
malditamente imposible.
—Gracias por mantener las cosas en positivo.
—Lo siento, pero, ¿quieres que te cuente mierdas o que te diga la
verdad?
Por mucho que Dillon odiara que le mintieran, habría preferido una
versión recubierta de caramelo en este caso.
No tuvieron suerte encontrando a Chuck, pero se encontraron con
un tipo de aspecto sombrío acechando en el camino de entrada de 47
alguien. Dillon redujo la velocidad y se detuvo en la acera, observando
mientras el extraño miraba alrededor.
—¿Crees que es el que ha estado robando coches? —preguntó Lewis.
—No haría daño preguntarle. —Dillon abrió la puerta de su
camioneta y salió, Lewis a su lado. El extraño abrió la puerta del coche
y entró. Segundos más tarde, estaba dando marcha atrás por el camino
de entrada, malditamente cerca de atropellar a Dillon. Dillon intentó
detenerle agitando una mano, pero el tipo salió disparado.
La casa de la que había sido tomado el coche se iluminó, y luego la
luz del porche se encendió. Un tipo con barriga y cabello despeinado
agitó los brazos. —¡Mi coche acaba de ser robado!
Dillon y Lewis corrieron de nuevo hacia la camioneta y saltaron al
interior, comenzaron la persecución. Lewis avisó de la persecución
mientras Dillon cogió la curva demasiado cerca, casi chocando contra
un SUV que estaba aparcado en la acera.
—Intenta no matarme —dijo Lewis—. Mi pareja frunciría el ceño
ante mi fallecimiento.
Eso sería una mierda. Evan mataría a Dillon de manera lenta y
tortuosa si algo le sucediera a su pareja. Sería afortunado por una
muerte rápida.
Para un coche compacto, el sedán tenía potencia. Se deslizaba por la
calle a gran velocidad, poniendo más y más distancia entre ellos.
—¿Necesito conducir? —preguntó Lewis.
—Estoy conduciendo rápido —dijo Dillon—, pero también estoy
intentando no chocar o golpear a alguien.
Dillon maldijo cuando un coche dio marcha atrás desde su camino
de entrada. Tuvo que desviarse para no pegarle a la parte de atrás, pero
el contra movimiento le hizo disminuir la velocidad y estuvo cerca de
chocar contra un árbol y una fila de cubos de basura en el césped de
alguien. Enderezó el volante, pero el coche no estaba a la vista. 48
—¿En serio le perdimos? —preguntó Lewis.
Dillon gruñó.
—¿Conseguiste una buena mirada de él?
—No. —El camino de entrada había estado demasiado oscuro, y
todo lo que Dillon vio fue un perfil de sombras. Si el propietario
hubiera mantenido la luz de su porche encendida todo el tiempo,
Dillon podría haber visto al ladrón de coches.
Pasaron los siguientes cuarenta minutos buscando, pero el tipo y el
coche desaparecieron hace mucho tiempo.
Max no podía creer cuánta diversión estaba teniendo. Mientras
estaba en su forma de pastor alemán, persiguió a Keata, que estaba en
su forma de tigre, por la multitud de largos pasillos en la mansión.
Entonces el hermano de Keata, Kyoshi, apareció a la vuelta de la
esquina, y los dos tigres fueron tras Max.
Bajó corriendo las escaleras y salió disparado hacia la cocina
mientras Johnny corría, intentando mantener el ritmo, gritando para
que Max le llevase en su espalda. Su pastor alemán era grande, pero no
lo suficiente para soportar a una persona montando sobre él.
¿Qué pensaba Johnny, que era un caballo en miniatura?
Max estuvo a punto de atropellar a algunas personas pero las
esquivó a tiempo, mientras los tigres le perseguían ardientemente. Si
Max hubiera sabido que la Guarida era tan divertida, la habría visitado
hace mucho tiempo. Incluso si él apareciendo había sido incómodo
porque Dillon no le había presentado, Max había sido un completo
extraño pidiendo entrar y jugar. 49
Demasiado tarde Max divisó a Maverick saliendo de su oficina.
Intentó detenerse pero terminó corriendo hacia el Alfa. Maverick cayó
hacia atrás al suelo mientras Max rodaba sobre él.
—Ahora estás en problemas —dijo Johnny con voz cantarina—.
Deberías haberme dado un paseo.
¿Qué tenía que ver un paseo con correr a toda velocidad hacia
Maverick? Max lamió el rostro de Maverick, su manera de decir que lo
sentía. Maverick sólo se quedó ahí, mirando fijamente al techo. Max
rezó para que el hombre no le matase por esto.
En lugar de estar enojado como Johnny había predicho, Maverick
acarició la cabeza de Max. —Se más cuidadoso.
Max había conocido antes a Maverick. Había ido a la casa de
Orlando. Incluso así, cada vez que veía al alto hombre, Max tenía el
impulso de mostrar su vientre.
Sin ningún aviso, Max cambió. Miró fijamente a Maverick con los
ojos como platos y luego se alejó gateando, avergonzado que hubiera
estado lamiendo el rostro de hombre cuando había cambiado.
Maverick arqueó una oscura ceja cuando se puso en pie.
—Nunca vamos a hablar de esto… a nadie.
Una pena que Johnny estuviera ahí de pie jadeando ante ellos, pero
Max no señaló el hecho que no estaban solos.
Se cubrió su desnuda ingle con las manos. —Trato.
Desafortunadamente, Max cambió varias veces más entre sus formas
antes que se derrumbase en el suelo del pasillo en su forma de perro,
sintiendo como si lo hubiesen vuelto del revés.
—¿Qué está mal con él? —preguntó Johnny.
—Sólo necesita algo de descanso. —Maverick agarró a Max y le
llevó a su oficina, poniéndole sobre el sofá de cuero—. ¿Por qué no me 50
traes al Dr. Sheehan?
Johnny asintió y salió disparado.
Max lloriqueó.
Maverick se agachó frente a él y acarició el costado de Max.
—Tu pareja me dijo lo que está pasando contigo. Estamos
intentando descubrirlo.
Aunque Max agradecía los esfuerzos de todo el mundo, estaba
cansado de escuchar cómo todo el mundo lo estaba intentando. Su
cuerpo se sentía como un choque de trenes cada vez que entraba en
incontrolables cambios.
—Sólo descansa un poco. —Maverick se enderezó y dirigió hacia su
escritorio. Los tigres asomaron la cabeza, y Keata ~al menos Max pensó
que era él~ fue hacia el sofá y le lamió el rostro.
—Muy bien, chicos —dijo el Dr. Sheehan cuando entró—. Dadle a
Max algo de espacio.
Los tigres salieron disparados. Johnny regresó con un cuenco de
agua, lo puso en el suelo al lado del sofá, dio una palmadita en la
cabeza de Max y luego se fue.
Max intentó cambiar a voluntad a su forma humana, pero nada
sucedió. Quería a su pareja. Quería pedirle al médico que llamara a
Dillon. Max estaba asustado y quería estar envuelto en los brazos de su
pareja.
—Realmente no hay nada que pueda hacer —le dijo el Dr. Sheehan
a Maverick—. Puedo extraer algo de sangre para ver si hay algún
cambio, pero todo lo que puedo recomendar es descanso tras un
cambio incontrolable.
La cola de Max se balanceó de un lado a otro cuando Dillon entró
en la oficina de Maverick. Si no estuviera tan agotado, habría saltado
del sofá para saludar a su pareja.
Intentó mantener los ojos abiertos, escuchar de qué estaban
hablando los hombres, pero Max estaba tan cansado. Finalmente se
51
rindió y permitió que el sueño le llevase.

Maltese desvió la mirada sobre el hombre acercándose. El tipo olía


como a demonio, pero había algo raro en él.
—¿Qué quieres? —dijo en un tono de voz que no era tentador.
Unos cuantos coches pasaban por el callejón donde estaba Maltese,
sus faros iluminando el área durante un rápido momento antes de
desaparecer.
—Escuché que eres un hombre muy popular —dijo el tipo—. O
debería decir Chuck es popular.
Maltese nunca utilizaba su verdadero nombre. Las calles podían ser
peligrosas, y cuantas menos personas supiesen quién era realmente,
mejor.
—¿Cuál es tu punto?
Este tipo tenía baboso escrito sobre él, desde su jodido corte de
cabello hasta sus codiciosos ojos y todo el camino desde sus ajustados
vaqueros hasta sus mocasines baratos.
—Estoy bastante seguro que el Ultionem querrá hablar contigo
cuando les cuente que no eres más que un traficante de drogas que
vende basura letal —dijo el tipo.
Maltese entrecerró los ojos. —¿Eso es una amenaza?
Deslizando las manos en el bolsillo de sus pantalones, el tipo se
encogió de hombros. —Piensa en ello como una propuesta.
—Estoy escuchando. —Miró más allá del extraño para asegurarse 52
que aún estuvieran solos. Si el tipo dijera cualquier cosa que a Maltese
no le gustara, Maltese estaría terminando con el idiota.
—Tú quieres mantener tu secreto, y yo quiero entrar en el reino de
los demonios.
Aunque Maltese había sido despojado de sus poderes hace años, aún
había mantenido la habilidad de entrar en el reino de los demonios. Era
la única habilidad que su padre le había permitido mantener. ¿No fue
eso tan amable del bastardo? Pero claramente este demonio no era
capaz de hacerlo, y a Maltese no le gustó las vibraciones que estaba
recibiendo de este tipo.
Estudió al extraño más de cerca. —Te conozco. ¿Acaso Panahasi no
te prohibió regresar?
—Semántica.
No mucho asustaba a Maltese, pero ir contra el líder de los
demonios terminaría con él en el inframundo, y prefería tener sus
pelotas arrancadas a través de su culo que pasar un minuto encerrado
en una celda donde reviviría sus peores pesadillas una y otra vez. —Lo
siento, pero tienes que seguir adelante.
Maltese sintió una presencia detrás de él. Miró sobre su hombro para
ver a tres hombres del tamaño de un mariscal de campo ahí de pie. Con
una sonrisa de suficiencia, se dio la vuelta de nuevo hacia el idiota. Oh
mierda.
Los tres hombres le agarraron, sosteniendo a Maltese en el lugar
mientras el demonio le golpeaba en el estómago, sacando el aire de los
pulmones.
—Ahora que dejamos eso de lado… —El extraño se movió tan cerca
que sus narices estuvieron cerca de tocarse—. Me llevarás al reino de
los demonios, o voy a dejar que mis amigos te destrocen.
Maltese escupió en el rostro del hombre. —Jódete.
Gritos hicieron eco en el callejón cuando Maltese sintió y escuchó
sus huesos rompiéndose. 53
Capítulo Cinco
Max no estaba atrapado en su forma de perro, de por sí, pero se
estaba volviendo cada vez más difícil volver a su forma humana, y eso
le asustaba muchísimo. Estaba sentado en el asiento del pasajero de la
camioneta de Dillon en su camino de regreso a casa. Orlando había
llamado momentos antes, diciendo que estaba dejando a Newt y Baby
Girl.
Afortunadamente, por ahora, Max estaba en su forma humana,
llevando ropa prestada de uno de los chicos de la Guarida.
—¿Cómo va tu búsqueda? —preguntó Max mientras ataba y
desataba los cordones de sus pantalones de chándal, metió las manos
entre las rodillas y regresó a juguetear con los cordones.
54
—Ha sido un fracaso. —Dillon se oía frustrado.
Max sabía cómo se sentía. Pero no era culpa de Dillon que no
pudiese encontrar al esquivo Chuck. Ojalá Max pudiese regresar en el
tiempo y evitar reunirse con el tipo y comprar la poción. Pero en ese
momento, había estado desesperado, aterrorizado por su vida, y había
sentido que el agente de enmascaramiento había sido su mejor apuesta.
Max no pensaba que el Dr. Fargo hubiera tenido razón. No pensaba
que la poción fuera a matarle. Lo que él pensaba era que cambiaría a su
forma de pastor alemán y nunca sería capaz de volverse humano de
nuevo.
Ese pensamiento era más aterrador que morir. Al menos morir sería
el final. Si Max no pudiese convertirse en humano, probablemente se
volviese salvaje.
La imagen de su perro atacando a Dillon le horrorizaba.
—¿En qué estás pensando? —Dillon extendió la mano y entrelazó
sus dedos con los de Max.
—Estoy temiendo la visita de Baby Girl —mintió—. Ella es un dolor
en el culo.
Quizás Max debería cazar a Chuck. Aunque había dado una
descripción del tipo, Max también debería ser capaz de olerle. Sabía a
qué olía el demonio. Había tratado con Chuck durante los pasados
veinte años.
Simplemente no pensaba que Dillon aceptase la idea. De hecho,
sabía que Dillon estaría en contra de ello.
—Ella es linda y mimosa —dijo Dillon—. No veo el por qué no os
lleváis bien.
—¿Por qué no nos llevamos bien? —Max soltó un bufido—. Juro
que ella fue una malvada emperatriz en una de sus nueve vidas. Una de
sus frases favoritas debió haber sido ¡Cortadle la cabeza!
Dillon se rio, y el sonido derritió el corazón de Max. Fue incapaz de
evitar sonreír como un imbécil. Una pena que su pareja estuviese 55
conduciendo o Max se hubiera arrastrado a su regazo y lamido de la
cabeza a los dedos de los pies, principalmente concentrándose en su polla,
por supuesto.
Con suerte tendrían tiempo para tontear antes que Orlando y Newt
aparecieran. Max podría estar cansado, pero también estaba cachondo.
No habían tenido sexo desde que Dillon le había reclamado, y Max
quería saltar a los huesos de su pareja.
Cuando se detuvieron en el camino de entrada y entraron, Max
cerró la puerta y empujó a Dillon contra ella. —Necesito saborearte.
—No deberíamos hacer esto —protestó Dillon—. Estás enfermo.
Tenemos que preocuparnos acerca de...
Max se dejó caer sobre sus rodillas y desabrochó los pantalones de
Dillon, pescando su endurecida polla. Los labios de Dillon podrían
estar protestando, pero su polla estaba feliz de que jugaran con ella.
Antes de que Dillon pudiera protestar más, Max tomó su duro eje
por la garganta.
—Oh, mierda. —Dillon inclinó la cabeza hacia atrás mientras
siseaba. Sus manos se cerraron en puños a sus costados cuando los
músculos en su cuello se pusieron tensos.
Max lamió un largo camino hacia arriba en la polla de Dillon y
luego la tragó de nuevo, utilizando los músculos de su garganta para
traer placer a su pareja. Esa era una de las cosas que Max había echado
de menos mientras huía. Sexo. No es que no se hubiera escapado a
veces y hubiera encontrado un tipo al azar dispuesto a tenerlo, pero los
actos eran pocos y lejanos.
Había perdido el tiempo para compensar, y aprovechó el tiempo
perdido en la polla de Dillon, devorando la dura y caliente carne,
utilizando su lengua y labios, gimiendo y poniéndose duro él mismo
cuando las manos de Dillon sujetaron la cabeza de Max.
Con la otra mano, Max bajó los pantalones y ropa interior de Dillon
a mitad de camino por sus muslos. Acunó el pesado saco de Dillon,
tirando mientras lamía con su lengua la ranura en la cabeza de la polla 56
de su pareja.
—¡Joder! —Dillon se puso rígido cuando se corrió en la garganta de
Max. Max se comió el sabor, lamiendo hasta la última gota antes de
retirarse.
Con un gruñido, Dillon agarró a Max por debajo de sus brazos y le
levantó, llevándole a la alfombra frente a la televisión y poniendo a
Max sobre sus manos y rodillas.
—No te muevas —advirtió antes de desaparecer.
Max no iba a ninguna parte, especialmente sabiendo que estaba a
punto de ser follado.
Cuando Dillon regresó, estaba desnudo y sosteniendo una botella de
lubricante en su mano. El corazón de Max se aceleró cuando se dio la
vuelta, dando una palmada a su erección y acariciándose él mismo.
Los ojos de Dillon se deslizaron a media asta. —Joder, te ves
hermoso.
Max meneó los dedos, y Dillon le tendió el lubricante. Después de
humedecer sus dedos, Max insertó dos en su culo, gimiendo mientras
miraba fijamente a su pareja.
La manera en que Dillon lo miró fijamente, como si Max fuera el
chico más sexy del planeta, solidificó la resolución de Max de cazar a
Chuck. No había manera que permaneciese en su forma shifter para
siempre. No cuando se perdería momentos como este.
Dillon se dejó caer sobre sus rodillas y se acomodó entre las piernas
de Max, engullendo su polla mientras Max se estiraba él mismo. Gritó
ante el placer, meneando el culo mientras Dillon le chupaba.
Pero se detuvo antes de que Max pudiera correrse. En su lugar,
Dillon se arrodilló, bañó su polla en lubricante y luego alejó la mano de
Max. Con una rápida inspiración de aire, Max fue empalado en el largo
y grueso eje de Dillon.
Gimieron al mismo tiempo y se alcanzaron uno al otro, tocándose,
besándose, acariciándose mientras Dillon golpeaba sus caderas hacia
57
adelante, llevando su polla incluso más profundo.
—Significas el mundo para mí, Max. —Dillon acunó el rostro de
Max, apoyándose sobre su antebrazo derecho—. Sólo quiero que sepas
que cualquier cosa que suceda, siempre me quedaré a tu lado.
—¿Incluso si nunca soy capaz de cambiar de nuevo a mi forma
humana? —Max expresó su miedo.
—Vamos a rezar para que eso nunca suceda. —Dillon le dio un
suave y conmovedor beso—. Pero si eso sucede, lidiaremos con ello.
Max arqueó la espalda, gimiendo cuando Dillon empujó sus rodillas
y le folló tan rápido y duro que el cerebro de Max debería haberse
sacudido.
—¡Dillon! —Max se corrió, cuerdas de semen blanco perla
disparando entre ellos.
Dillon desnudó sus caninos, ronroneando cuando embistió unas
pocas veces más y luego se puso rígido, su polla palpitando
considerablemente en el culo de Max.
El timbre de la puerta sonó. Max estuvo agradecido porque hubiera
bloqueado la puerta.
—Parad de tener sexo y dejadme entrar —dijo Newt desde el otro
lado.
—No digas eso —discutió Orlando—. No sabes lo que podrían estar
haciendo.
—No me importa si está trenzando el cabello de Dillon. Estoy
cansado, y está comenzando a lloviznar aquí —se quejó Newt.
Con un suspiro, Dillon salió del cuerpo de Max. —El peor momento
de todos.
Max se puso la mano en la boca para ocultar su risita. Rodó hacia 58
un lado y alcanzó su ropa, vistiéndose rápidamente. Dillon hizo lo
mismo, y luego su pareja abrió la puerta mientras Max entraba en la
cocina.
—Huele a puro semen aquí —dijo Newt.
—Nunca habló abiertamente sobre sexo hasta que nos apareamos —
dijo Orlando desde la sala de estar—. Creo que he creado un monstruo.
Max se rio entre dientes mientras agarraba una botella de agua de la
nevera. Consideraba a Newt y Orlando su familia y amaba cada parte
de ellos, pero no tanto como amaba a Dillon.
Max había estado enamorado de su pareja durante algún tiempo, y
la próxima vez que estuviera solos, le diría a Dillon cómo se sentía
realmente.
Max esperó hasta que Dillon estuvo dormido antes de escaparse por
la puerta de atrás, determinado a cazar a Chuck y conseguir algo más
de poción.
Y venganza.
Pero principalmente conseguir algo más de agente de
enmascaramiento. Si el Dr. Fargo tenía razón, la poción debería ayudar
a Max a regresar a la normalidad, y luego lentamente podría
desengancharse de la cosa.
Después de cambiar a su forma de perro, se movió rápidamente por
el camino de entrada y se dirigió hacia la ciudad, inseguro de dónde
debería mirar. No era como si Chuck pasara el rato detrás del
restaurante todo el tiempo. Si ese fuera el caso, habría sido encontrado
a estas alturas.
Max se pegó a las sombras tanto como pudo, temeroso que alguien
denunciase un perro suelto. No necesitaba a nadie añadiendo
problemas a sus problemas.
59

Rodeó la parte de atrás del restaurante, pero todo lo que olió fue
comida desechada, el bosque circundante, y… Max dio un paso hacia
atrás. ¿Alguien había vomitado aquí?
Arrugó el hocico y se movió antes que el olor le hiciera vomitar.
Max se sumergió en cada nicho, buscó en cada callejón y se sintió
frustrado cuando no pudo captar el aroma de Chuck. Por todo lo que
sabía, Chuck sólo vino a Villa Brac para reunirse con Max una vez al
mes y pasaba el resto de su tiempo en algún lugar más.
Ese pensamiento no ayudó a su estado de ánimo.
Max echó un vistazo por la oscura ventana de la panadería y luego
se movió hacia la ventana de la tienda de caramelos. Después que esto
terminara y Max estuviera curado, iba a suplicarle a Dillon que le
llevara a la ciudad de manera que pudiera visitar estas tiendas en forma
humana. Durante demasiado tiempo el delicioso aroma de los rollos de
canela había salido de la panadería, tentando a Max, y quería una caja
llena de ellos.
Estaba tan ocupado pensando acerca de pasteles que apenas había
notado la pequeña camioneta hasta que se hubo detenido en la acera.
Max gruñó cuando sintió un lazo alrededor de su cuello.
—Te tengo —dijo el tipo desde detrás de él.
Max se retorció para liberarse, su corazón latiendo con fuerza contra
sus costillas mientras sacudía la cabeza hacia atrás y hacia adelante sin
resultado.
Su estómago cayó cuando vio las palabras en el lateral de la blanca
camioneta. ¿En serio? ¿Acababa de ser atrapado por un perrero? Este
tenía que ser el momento más mortificante de su vida. Pero el tipo olía
a humano, de manera que Max no podía cambiar y explicarse.
Y el humano era fuerte. Levantó a Max y le metió en una jaula en la
parte de atrás de su camioneta antes de cerrar las puertas de golpe.
Un gato negro le siseó, y un pequeño perro marrón tostado aulló. Si
Max pudiera rodar los ojos, lo habría hecho. Deseaba poder decirle al 60
mordedor de tobillos que se callara. El ladrido le estaba poniendo
nervioso.
La camioneta se balanceó y aceleró. La jaula era demasiado
pequeña para que Max cambiara y abriera las puertas. Estaba atrapado
ahí mientras la camioneta deambulaba por el camino.
Mentalmente frunció el ceño cuando notó que el viaje estaba
tomando demasiado tiempo. No había ventanas en la parte de atrás, de
manera que Max no podía ver a dónde estaban yendo, pero estaba
bastante seguro que la perrera no estaba tan lejos.
Cuando el viaje se volvió lleno de baches, Max se preparó mientras
era empujado. Su revuelto estómago estuvo agradecido cuando el viaje
finalmente se detuvo.
El gato maulló y el mordedor de tobillos lloriqueó. Max metió la
pata por la jaula e intentó consolar al perro, que temblaba como loco.
El gato hizo un patético ruido. Con un suspiro mental, Max se dio la
vuelta y puso la pata entre los barrotes, apoyándola en el negro cuello
del gato.
Retiró la pata de la jaula del gato cuando las puertas traseras se
abrieron de golpe. La camioneta había retrocedido hasta un pequeño
edificio de ladrillo.
—Ahora no me des ningún problema —le dijo el corpulento hombre
a Max—. Simplemente estoy haciendo mi trabajo. Esto no es nada
personal.
Max gruñó cuando el hombre intentó abrir su jaula.
—No me hagas coger el arma tranquilizante —amenazó—.
Preferiría no drogarte. —Levantó la mano hacia la jaula, como si
quisiera que Max le oliera.
—No soy un chico malo. Lo prometo. Pero no podemos tener
animales callejeros corriendo sueltos.
Max se había olvidado de ponerse de nuevo el collar. Estaba oculto
en el vestidor. No le habría hecho ningún bien. Todo lo que estaba en la
placa era su nombre. 61
—Eres un buen perro —dijo el tipo—. No tengo dudas que serás
adoptado por una buena familia una vez que Doc te revise para
asegurarse que estás sano y luego te castre.
Max gruñó de nuevo. No había manera que estuviera permitiendo
que nadie le cortase las pelotas.
—No te preocupes —dijo el tipo—. No te quitará las pelotas por
completo. Simplemente las abrirá y retirará los testículos del interior.
Es muy humano, aunque después tus pelotas se verán como pequeñas
pasas.
Max tenía que salir de ahí antes que tuviera nueces con pasas. Esta
vez, cuando el tipo intentó abrir su jaula, se lo permitió. Fingió ser
dócil, incluso yendo tan lejos como para lamer la mano del extraño.
—Ahora ese es un buen perro.
Cuando la puerta fue abierta por completo, Max intentó hacerse un
hueco, pero el humano fue rápido, enrollando el lazo alrededor de su
cuello antes que Max pudiera hacer una limpia escapada.
—He estado haciendo esto durante demasiado maldito tiempo para
que puedas ganarme. —Acarició la cabeza de Max—. Ahora
compórtate de manera que podamos ir adentro.
Max clavó las patas en el cemento, intentando evitar que el humano
le llevase al interior.
—Maldición —gruñó el hombre—. Deja de ser tan terco.
Max se mareó. Se tambaleó hacia la izquierda y luego se derrumbó.
Su respiración era desigual, y se sintió exhausto. Su cuerpo dolía y su
cabeza giró cuando el humano le levantó con un sustancioso gruñido y
le llevó al interior.
Los perros ladraron mientras el tipo caminaba por un largo pasillo y
puso a Max en una jaula de gran tamaño. Acarició de nuevo la cabeza 62
de Max antes de dar un paso hacia atrás y cerró la puerta.
Max temía desmayarse durante los próximos días y cuando
despertara, sus pelotas estuviesen masacradas. Tenía que intentar salir
de aquí. Una pena que su pelaje no viniera con bolsillos, porque se
habría llevado su móvil con él y habría sido capaz de llamar a Dillon
por ayuda.
El tipo trajo al gato y al mordedor de tobillos, poniéndoles en jaulas
antes que saliera del área de espera, apagara la luz y cerrara la puerta.
Max intentó cambiar, pero su forma humana no emergía.
Estaba muy jodido y no había nada que pudiera hacer acerca de ello.
¿Por qué demonios seguía tomando decisiones descabelladas? Max
luchó por levantar la cabeza, luchando contra su creciente fatiga.
Intentó cambiar una vez más, pero estaba demasiado débil.
El perro en la jaula al lado de la suya ladró. Era el mordedor de
tobillos. Lloriqueó y metió la nariz a través de los barrotes, también
empujando su pata más allá. Max extendió la pata y la puso sobre la
del pequeño perro.
Si soy rescatado, te llevaré conmigo, campeón. A medida que la
somnolencia se hacía cargo, Max rezó para que Dillon le encontrara a
tiempo para mantener su promesa y salvar su hombría.

63
Capítulo Seis
Lo primero que Dillon pensó cuando despertó y no pudo encontrar a
Max en ninguna parte fue que Taren había forzado la entrada y le
secuestró, pero no había aroma de demonio en la casa.
Ahora estaba caminando por las calles, siguiendo el aroma de su
pareja mientras intentaba descubrir a dónde había ido Max. ¿Por qué
había estado ahí fuera? ¿Había dejado la casa a propósito? Si lo hizo,
Dillon iba a poner a Max sobre sus rodillas y azotar su lindo culito.
Pero necesitaba encontrarle primero.
Siguió el aroma de su pareja, pero se desvaneció en la panadería.
Dillon se dio la vuelta, mirando alrededor y divisó las cámaras que
Maverick había instalado alrededor de la ciudad. Se suponía que eran 64
utilizadas para mantener un ojo en personas no deseadas que se
infiltraban en la ciudad, pero Dillon las necesitaba para descubrir qué le
había sucedido a su pareja.
Sacó su teléfono y llamó al alfa, explicando su dilema.
—Me tomo la privacidad de esas cámaras en serio —dijo
Maverick—. Pero tendré a Nero sacando las imágenes. Si hay algo
concerniente a Max, te lo haré saber.
—Lo agradezco. —Dillon colgó. No había nada más que pudiera
hacer excepto esperar, pero a medida que pasaban los minutos,
comenzaba a perder los nervios.
Un coche de policía se detuvo en la acera, y Vince salió. Caminó
hacia la acera y se quedó de pie al lado de Dillon. —Pensé que estabas
de vacaciones.
—Excedencia es más exacto. —Dillon comprobó su teléfono,
aunque no había sonado.
—¿Qué está pasando, Dillon?
Dillon suspiró y le contó a su compañero acerca de la desaparición
de Max.
—¿Y no me llamaste para ayudar? —El hombre se veía
genuinamente herido—. Soy la primera persona a la que llamar cuando
tú o tu pareja estáis en problemas. No pensé que tuviese que decirte
esto.
—Mira, simplemente sucedió, ¿de acuerdo? —A decir verdad,
Dillon estaba comenzando a sentirse agotado. La constante
preocupación acerca de su pareja, intentar lidiar con sus incontrolables
cambios y el pensamiento de Max quedándose en su forma de perro
para siempre, o peor, estaba pasando factura. Se mantenía fuerte y
positivo para Max porque tenía que hacerlo. El chico era su pareja, y
Dillon haría cualquier cosa, lo que fuese necesario para protegerle, pero
eso no quería decir que toda la situación no le pesara demasiado.
Quería encontrar a Chuck para conseguir algo más de poción, pero
también para envolver sus manos alrededor del cuello del hijo de puta y 65
exprimirle la vida por vender a Max esa mierda en primer lugar.
Dillon lo entendía. Max tenía que esconder quién era para poder
sobrevivir, pero componentes en la poción estaban haciendo esto a
Max, y por eso, Chuck tenía que ser sacado del negocio.
Cuando su teléfono sonó, Dillon se estremeció. Vince lo miró
mientras Dillon respondía su teléfono. —¿Tienes algo?
—Fue recogido por un perrero.
Dillon frunció el ceño. —¿Tenemos algo así en Villa Brac?
—No —dijo Maverick—. Hice que Nero siguiera el nombre en el
lateral de la camioneta. El lugar cerró hace meses, pero te enviaré un
mensaje de texto con la dirección.
—Si el lugar ya no está en funcionamiento, ¿qué cojones está
pasando?
Vince frunció el ceño.
—¿Necesitas respaldo? —preguntó Maverick.
—Agradezco la oferta, pero tengo a mi compañero conmigo.
—Llama si necesitas ayuda —dijo Maverick—. Y algunos de mis
lobos visitarán este lugar. Necesita ser cerrado.
Después de colgar, Dillon miró a Vince. —Llama al jefe y déjale
saber a dónde nos estamos dirigiendo. —No se molestó en decirle a
Vince lo que Maverick le había dicho. Sabía que su compañero había
escuchado ambos lados de la conversación.
Con un asentimiento, Vince sacó su móvil y marcó mientras Dillon
se deslizaba en el asiento de pasajero del coche de policía.

66
Max no tenía idea cuánto tiempo había pasado mientras había
estado durmiendo, pero cuando despertó, tenía un cuenco de comida y
uno de agua en su jaula. Quería algo de agua desesperadamente, pero
todo su cuerpo dolía, y no podía manejar empujarse para levantarse.
El mordedor de tobillos a su lado se levantó de un salto tan pronto
como vio que Max estaba despierto. Lamió la jaula, moviendo su
pequeña cola. Max deslizó su pata cerca de la jaula, y el perro la lamió
a través de los barrotes.
Giró la cabeza cuando escucho pesadas pisadas justo fuera de la
puerta principal. Por favor, no dejes que sea el médico que está aquí para
revisarme.
Incluso el mordedor de tobillos retrocedió, lloriqueando. El área de
espera quedó en silencio cuando el pomo de la puerta se sacudió. Max
no era una persona violenta, pero mordería a cualquiera que abriera su
jaula. Infiernos si iba a permitir que alguien le quitase su hombría.
Desnudó sus caninos, preparado para luchar… entonces cambió
cuando la puerta se abrió. ¡Oh infiernos! ¿Cómo iba a explicar cómo
había llegado allí? Max yacía ahí con el culo desnudo en el frío suelo,
parpadeando rápidamente.
¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!
Alcanzó el pestillo, preparado para huir, pero en lugar de sus dedos
empujando a través de la jaula, su pata lo golpeó. Max había cambiado
de nuevo justo cuando el hombre corpulento entró.
Si este rápido cambio continuaba, Max podría quedar atrapado entre
el hombre y el perro, y esa era una espantosa imagen en la que nunca
quería volver a pensar.
El tipo se detuvo frente a la jaula del mordedor de tobillos. —De
acuerdo, vamos a llevarte con Doc y que te revise.
Max gruñó y arremetió contra su jaula pero fue incapaz de llegar al
hombre. ¡Mantén las malditas manos lejos de él! El pequeño perro lloriqueó 67
y gruñó, retrocediendo tanto como pudo.
El tipo entrecerró los ojos a Max. Desapareció la mirada de disculpa
en sus ojos. —¿No te dije que te comportases? No me hagas sedarte.
Eso no impidió que Max ladrase como loco, desesperado por salvar
al pequeño.
El extraño golpeó la jaula de Max con la palma de su mano.
—Ladra todo lo que quieras. Todos están siendo vendidos a varias
compañías por sus cosméticos o cualquier prueba. Ya tengo un
comprador preparado para ti.
Max estaba aturdido. ¿Qué sucedió con este tipo siendo
humanitario? ¿Qué sucedió con él queriendo ayudar a la población
animal? No que hubiera querido sus pelotas recortadas, pero esto era
mucho más cruel, y no podía permitir que el tipo se llevara al mordedor
de tobillos.
El extraño abrió la jaula, y con una mano gruesamente enguantada,
metió la mano y agarró al pequeño perro por el cuello. Max se volvió
loco, embistiendo la jaula con su cuerpo, ladrando y gruñendo, pero no
pudo evitar que el tipo tomara a su nuevo amigo.
—No te muevas.
El corazón de Max saltó de alegría cuando Dillon y Vince entraron
en la habitación, Vince sosteniendo su arma frente a él mientras Dillon
corría hacia la jaula de Max.
—¡Vosotros dos no tenéis permitido estar aquí! —El extraño lanzó al
pequeño perro de nuevo a su jaula y la bloqueó antes de darse la vuelta
para enfrentar a los ayudantes—. ¡No tenéis derecho a estar aquí!
Dillon abrió la jaula de Max, y Max se lanzó a los brazos de su
pareja, lamiendo su rostro y golpeando a Dillon en el culo cuando se
empujó en él.
Su pareja le dio una ligera sonrisita mientras acariciaba a Max y 68
luego hizo que se tranquilizase.
—¿Qué demonios está pasando aquí? —exigió Dillon—. Este refugio
de animales fue cerrado hace meses.
—¡No puedes detener a la ciencia! —El tipo se dio la vuelta y corrió
hacia la puerta en el lado contrario de la habitación.
Max fue tras él y saltó, empujando sus patas delanteras en la espalda
del hombre y tirándole al piso. Agarró el dobladillo de sus pantalones e
intentó arrastrarle hacia atrás, pero el bastardo pesaba una tonelada.
Todo lo que Max se las apañó para hacer fue rasgar sus pantalones.
Y entonces Max cambió. El material aún estaba atrapado entre sus
dientes. Lo dejó ir y se revolvió hacia atrás, diciéndole a Dillon cuáles
eran las verdaderas intenciones del tipo mientras se movía detrás de su
pareja para cubrir su desnudez.
—¿Pruebas en animales? —Vince frunció el ceño—. ¿Estás hablando
jodidamente en serio?
Mientras Vince sacaba al tipo gritón, Dillon se quitó la camiseta y se
la dio a Max, quien se la puso por la cabeza. Una vez sus partes y
piezas estuvieron cubiertas, abrió la jaula del mordedor de tobillos y
tiró del pequeño perro tembloroso a sus brazos.
—Está bien. —Acarició la cabeza del perro—. Eso quiere decir que
el viejo no va a hacerte daño.
—Deja en tus manos el hacer un amigo en prisión —dijo Dillon.
Estiró la mano para acariciar la cabeza del perro, pero el mordedor de
tobillos gruñó.
—No, Ankle Biter5 —le reprendió Max—. Tienes que ser agradable
con este gato. Es especial.
—¿Ankle Biter?
Max se encogió de hombros. —Eso es lo que seguía pensando de él,
de manera que supongo que ese es su nombre.
69
Ankle Biter lamió la mano de Max. Max miró a Dillon. —¿Podemos
quedárnoslo, por favor?
—¿Qué pasa si pertenece a alguien? —Dillon frunció el ceño—. ¿Me
está mirando mal?
—Compórtate —dijo Max—. ¿Cómo voy a pelear por ti si no estás
siendo agradable? Estoy viviendo en su casa, de manera que tienes que
hacerle la pelota.
—Nuestra casa. —Dillon puso el brazo alrededor de la cintura de
Max y le condujo hacia fuera.
Max miró sobre su hombro. Había al menos seis o siete animales
enjaulados más. —¿Qué pasa con los otros?
—Ya que no estoy aquí de manera oficial, dejaremos que Vince se
ocupe de ellos. —Llevó a Max fuera, el pequeño perro aún metido en
sus brazos—. Y cuando lleguemos a casa, vas a contarme cómo te
metiste en este lío en primer lugar.

5 Mordedor de Tobillos Se deja el original porque es como llama al perro.


Max prefería regresar a su jaula que enfrentar la ira de Dillon, pero
eso no era una opción. Dos camionetas se detuvieron, y Max reconoció
a algunos lobos de la Guarida.
—¿Te importa llevarnos? —le preguntó Dillon a Remi.
Max no estaba deseando ir a casa. —Creo que caminaré.
Dillon sacudió la cabeza. —No vas a salir de esto tan fácilmente.
—Prometo que trotaré.
—Meterás el culo en la camioneta —dijo Dillon.
Condujeron a casa en silencio, o parcialmente en silencio ya que
Remi estaba al teléfono con su pareja. A pesar que sabía que Dillon
estaba molesto con él, Max apoyó la cabeza en el hombro de su pareja.
Dillon deslizó la mano sobre la rodilla de Max y la mantuvo ahí
hasta que Remi se detuvo en su camino de entrada.
70
—Te enviaré la factura. —Remi les guiñó el ojo en su espejo
retrovisor.
—Agradezco el viaje —dijo Dillon cuando salió y esperó que Max
saliera de la camioneta. Cuando entraron en la casa, Max bajó a Ankle
Biter.
—Ahora, ¿cómo demonios te las apañaste para ser atrapado por un
falso perrero? —exigió Dillon cuando cerró la puerta—. ¿Por qué
incluso estabas en la ciudad?
—¿Conseguir algo de aire fresco? —Max se mordió el labio inferior
mientras el pequeño perro deambulaba alrededor olisqueando todo.
—Inténtalo de nuevo.
—¡No! —Max corrió hacia el perro cuando Ankle Biter levantó la
pata para hacer pis al lado del sofá—. Hacemos pipí fuera.
Max corrió hacia la puerta de atrás, aliviado que fuera capaz de
esquivar las preguntas de Dillon. Puso al perro en la hierba y se dio la
vuelta cuando escuchó a su pareja siguiéndole.
Tanto por un respiro.
Dillon apuntó con el dedo al perro. —Será mejor que esté
domesticado.
—Creo que simplemente estaba intentando marcar su territorio ya
que el aroma de tu gato está por todo el lugar.
—Ankle Biter… de acuerdo, no puedo comprender ese nombre.
Piensa en otra cosa. —Dillon cruzó los brazos y observó al perro
deambular alrededor, buscando el lugar perfecto para hacer pis.
¿Eso significaba que Dillon iba a dejar que Max se quedara con él?
Así lo esperaba. Habían pasado una situación aterradora juntos y Max
había sentido pena por el pequeño.
—¿Qué tal Duke of Wellington? —preguntó—. ¿Un gran nombre
para un pequeño guerrero?
—Duke. —Dillon inclinó la cabeza hacia un lado—. Me gusta. 71
Bueno, al menos eso fue resuelto.
—Tu primer acto oficial como su propietario temporal es limpiar la
pila de mierda que acaba de dejar.
—¿Temporal? —preguntó Max.
—Tenemos que hacer un esfuerzo para encontrar a su dueño, Max.
Una familia podría estar echándole de menos.
Max irrumpió en la casa como un niño petulante y agarró algunas
toallas de papel y una bolsa de plástico. Limpió el desastre de Duke y
tiró la bolsa al cubo de la basura en el lateral de la casa antes de entrar y
lavarse las manos. Cuando regresó al patio trasero, Dillon estaba
sentado sobre su culo, jugando con Duke.
Max sonrió. Su pareja bufaba y resoplaba mucho, pero era un gran
blandengue. —Estaba desesperado —dijo Max—. Quise ver si podría
rastrear a Chuck.
Dillon dio una palmadita en la hierba al lado de él. Max se sentó y
cruzó las piernas, recogiendo algunas briznas.
—¿Sabes lo arriesgado que fue eso? —preguntó Dillon—. No puedes
ir a cazar el peligro, Max. Tus cambios son inestables, ¿y qué pasa si
Taren te hubiese atrapado? No tenías armas ni respaldo. ¿Qué pasa si te
hubieras desmayado de nuevo?
De acuerdo, de manera que quizás Max no había pensado bien las
cosas. Dillon tenía razón. Había salido por su propia cuenta con un
único enfoque. Algo mucho peor podría haberle sucedido.
Aunque no podía pensar en nada peor que conseguir sus pelotas
cortadas o ser vendido como animal de prueba. —Tienes razón, y lo
siento.
Dillon acunó su mandíbula y Max se extasió cuando inhaló el
aroma de su pareja y miró fijamente sus hermosos ojos. —Promete que
no harás nada como eso de nuevo. Te encontré por pura suerte, pero
eso podría no suceder una segunda vez. Tu seguridad y felicidad lo son
72
todo para mí.
Tanto como Max quería darle a su pareja lo que quería, no estaba a
punto de mentirle. —No puedo hacer una promesa que podría no
mantener.
Dillon le miró de manera incrédula. —Después de lo que acabas de
pasar, ¿vas a regresar ahí fuera?
Max se puso de pie y se limpió el trasero. —Esto no te está
sucediendo a ti —argumentó—. Soy el único en peligro. El Dr. Fargo
puede suponer lo que sucederá, pero nadie lo sabe seguro. Podría
cambiar de manera permanente a perro, o podría estar muriendo.
Preferiría no quedarme esperando y descubrir cuál es mi destino.
—Pero no puedes ir corriendo por ahí tú solo. —Dillon se puso de
pie, su rostro una máscara de ira—. ¿Qué pasa si la próxima vez es
Taren quién te encuentra? Entonces, ¿qué?
—Entonces cruzaré ese puente cuando llegue a él. —Max se fue.
—No me arrojes un maldito cliché y te vayas. —Dillon fue tras él—.
No dejarás esta casa de nuevo hasta que esta situación esté resuelta.
—¡Oh, Dios mío! —Max se dio la vuelta y fulminó con la mirada a
Dillon—. Acabas de sonar como mi padre. Me dijo lo mismo, pero
estaba hablando acerca de mí casándome con algún tipo rico al que
nunca había conocido. Infiernos, ni siquiera sabía su primer nombre.
Su padre también había actuado como si fueran ricos, que no lo
eran. Max nunca entendería como su padre vivía esa clase de estilo de
vida mientras estaba en quiebra. Tenía que estar involucrado en todo
tipo de estafas, y esa era otra razón por la que Max se había ido.
No quería que los usureros o personas que habían invertido en algo
falso lo buscaran cuando su padre no pudiera reembolsarles.
—Los shifters no se casan.
—¿Eso es lo que sacaste de esto? —gritó Max—. Te casas cuando
eres forzado por tus codiciosos padres. Me alejé de ellos, y les amaba 73
con todo mi corazón. No hagas que me aleje de esto.
Max lamentó sus palabras tan pronto como las dijo. La afligida
mirada en el rostro de Dillon desgarró el corazón de Max.
—No...
—No. —Dillon levantó una mano—. Simplemente… no.
Pasó junto a Max y entró. Nunca dejaría a Dillon, sin importar lo
enojado que estuviera. Y después de que Dillon prometió que nunca se
apartaría del lado de Max, las palabras de Max tuvieron que ser un
duro golpe.
Pateándose el culo, Max corrió al interior, preparado para suplicar a
Dillon que le perdonase. Se detuvo en seco cuando vio a su pareja con
su uniforme en las manos.
—¿Vas a trabajar?
—Necesito algo de aire fresco. —Dillon se dirigió hacia la puerta
principal—. Cierra detrás de mí y pon la alarma.
Max le observó salir, impotente para detenerle. Bajó la mirada hacia
Duke. —Ahora, ¿cómo salgo de ésta?
Duke ladró.
—No eres de ayuda. —Max se dejó caer en el sofá, sintiendo como
si fuese a llorar. Tenía que encontrar una manera de arreglar las cosas
entre ellos, pero nunca había visto a Dillon tan enojado y se preguntó
cuán estrepitosamente la había jodido.

74
Capítulo Siete
Gah, Dillon tenía que ser el tonto más grande, porque lo más lejos
que llegó fue a su camino de entrada. Odiaba discutir, especialmente
con su pareja. Simplemente estaba abatido que Max pudiera alejarse
tan fácilmente de su relación, y Dillon estaba dispuesto a hacer lo que
fuera necesario para cuidar a su pareja.
Realmente eres el tonto más grande. Con un gruñido de frustración,
entró de nuevo, siendo tomado por sorpresa cuando Max se lanzó a sus
brazos.
—Lo siento mucho. No quise decir lo que dije —lloró—. No estés
enojado conmigo. No hay manera que alguna vez pudiera alejarme de
ti.
75
Dillon sonrió mientras deslizaba sus brazos alrededor de Max.
Tonto. —Estás perdonado.
Max salpicó su rostro de besos mientras Duke ladraba a su lado. El
maldito perro trotó sobre el sofá, ladeó la pata e hizo pis. —¡No, perro
malo!
—¿Qué? —Max se echó hacia atrás, una mirada de sorpresa en su
rostro—. ¿Qué hice?
—Tú no. —Dillon liberó a Max y fue tras Duke, pero el perro corrió
alrededor del sofá, esquivándole.
—¿Por qué le estás regañando? —Max agarró a Duke tiró a la
pequeña mierda en sus brazos—. ¿Por qué estás siendo tan malo?
—No estoy siendo malo. —Dillon apuntó con un dedo la húmeda
mancha—. Simplemente tuvo una fuga.
Max se quedó boquiabierto. —No, Duke. No puedes hacer pipí en la
casa.
Dillon tuvo la sensación de que Duke iba a hacer su vida un
infierno. Por eso no tenía ninguna mascota propia. Eran trabajo duro y
tercos. Sus entrañas le dijeron que Duke había hecho eso a propósito.
—Llévale fuera. —Dillon fue al armario del pasillo y agarró un cubo
de plástico, un cepillo y llenó el cubo con agua jabonosa, dudando que
fuese capaz de sacar el olor.
Cuando Duke comenzó a ladrar, Dillon dejó caer todo y corrió por
la puerta trasera.
Dillon salió corriendo para encontrar al pastor alemán tumbado en
la hierba, sin moverse, con Duke dando vueltas a su alrededor, aún
ladrando. Maldita sea. El corazón de Dillon no podía soportar esto
más. Si no encontraban a Chuck, y pronto, Dillon temía que lo peor
sucedería más temprano que tarde.
Levantó al perro y le llevó a su camioneta. Duke siguió tras él.
Dillon puso a Max en el lado del pasajero, permitiendo que Duke
entrara antes de cerrar la puerta.
76

Mientras se retiraba de su camino de entrada, llamó a su jefe,


diciéndole a Werth lo había sucedido y que estaba en camino. Dillon
podía haberse quedado en casa con Max, pero ya no quería estar solo
en esta lucha. Werth no le había hecho ninguna pregunta. Simplemente
dijo que estaría esperando por ellos. Dillon no se molestó en llamar al
médico. No había nada que el Dr. Fargo pudiera hacer por él.
—Siento mucho que esto te esté sucediendo. —Lágrimas brotaron
de los ojos de Dillon mientras pasaba la mano por el pelaje de Max—.
No te mereces nada de esto, y no voy a dejar de buscar a Chuck. Te lo
juro.
Werth estaba esperando en el camino de entrada cuando llegaron. —
Preparé el dormitorio de invitados. Llévale ahí.
Dillon asintió cuando abrió la puerta de la camioneta y sacó a Max.
Una de las cejas de Werth se elevó cuando Duke saltó fuera.
—¿Otro shifter?
—Sólo un dolor en mi culo, pero Max parece amarle. —Y Dillon no
quiso dejar a Duke encerrado en su casa. No sabía qué haría el terror en
miniatura mientras él no estuviera. Al menos con Duke al lado de Max
podría mantener un ojo en la amenaza.
—¿Hay algo que necesites que haga? —preguntó Newt cuando
Dillon entró. Duke divisó a Baby Girl y salió disparado tras ella.
—Sí, mantén un ojo en Duke por mí y asegúrate que no destroza tu
casa.
Baby Girl siseó desde la cocina, y Duke ladró.
—¡Duke! —Newt corrió tras el perro—. ¡Deja de perseguir a la
gatita!
Dillon fue por el pasillo hacia el dormitorio de invitados, poniendo
gentilmente a Max en la cama.
—Me desgarra verle así —dijo Werth—. He llegado a amarle a lo 77
largo de los años.
También Dillon. Simplemente no en la manera en que las parejas se
amaban. Había pensado que Max era un gran perro antes que hubiese
sabido que era un shifter, y a veces, aún era extraño para él intentar
conciliar a los dos.
—Sólo… —Dillon se pasó la mano por su dolorido pecho—. No sé
qué hacer. No he tenido la primera pista de dónde buscar a este tipo
Chuck, y Max sólo está empeorando.
—Hey. —Werth puso la mano en el hombro de Dillon—. Tienes
ayuda. Haremos todo lo que podamos para mantenerle cómodo.
Eso le sonó a Dillon demasiado parecido a los cuidados paliativos.
Se negaba a aceptar el hecho que podría perder a su pareja. Podría
haber estado alrededor de Max durante dos años, pero acababa de
encontrar a su pareja, y no había una jodida manera de que fuera a
sentarse sobre su culo y observar al hombre marchitarse.
O nunca regresara a su forma humana. Nadie tenía la primera idea
de cuál sería el resultado de Max.
—Gracias.
—Os dejaré solos —dijo Werth—. Grita si necesitas algo.
Ya se sentía un poco mejor sabiendo que Werth y Newt estaban en
algún lugar en la casa.
Cuando Werth salió, Dillon cerró la puerta y apagó la luz. Era un
hombre desesperado y estaba dispuesto a deber cualquier favor para
salvar la vida de su pareja.
Cerrando los ojos con fuerza, Dillon gritó el nombre de Panahasi.
No sabía dónde más recurrir.
—¿Cómo está?
Dillon abrió los ojos para encontrar al líder demonio de pie al lado
de la cama, mirando fijamente a Max. 78
—Empeorando. —Un ardiente bulto se formó en la garganta de
Dillon cuando encendió la luz.
Panahasi se sentó a un lado de la cama y pasó las manos a través del
pelaje de Max.
—Realmente es un perro hermoso. —Se giró y miró a Dillon con
esos ojos color whisky—. He estado buscando a este elusivo Chuck,
pero hasta ahora, no le he encontrado.
—¿Hay algo que puedas hacer? —preguntó Dillon—. ¿Puede
Christian salvar a Max con su sangre?
A Dillon no le importaba si Max se volvía un pastor alemán
vampiro. Tomaría a Max de todos los modos que pudiera tenerle,
siempre y cuando no le perdiera.
—Utilizaría eso como un último recurso —advirtió Panahasi. Puso
la mano en el pecho de Max y cerró los ojos. Dillon contuvo la
respiración y esperó, aunque no tenía idea de qué estaba haciendo el
líder demonio—. No se está muriendo —dijo Panahasi.
—¿Cómo lo sabes?
El hombre abrió los ojos y miró a Dillon. —Lo sé.
Eso fue jodidamente críptico. —Así que, ¿qué pasa con él?
Panahasi sacudió la cabeza. —Puedo sentir al animal y hombre en
guerra uno con el otro. —Se puso de pie—. ¿Te importa si tomo algo de
sangre? Quiero estudiarla y ver si puedo descubrir qué había en esa
poción.
—Haz lo que tengas que hacer.
—Prométeme que no recurrirás a Christian hasta que yo te diga que
esa vía es necesaria.
Dillon asintió. —Siempre y cuando prometas que me lo harás sabes
antes que… —Dillon tragó con fuerza. 79
—Mantendré un ojo en él. —Panahasi levantó la mano, y un vial
apareció de la nada. Dillon observó con los ojos como platos mientras
el vial se llenaba con sangre. No había utilizado una aguja para
extraerla. El hombre no había ido a ningún lugar cerca de Max.
—Exactamente, ¿qué eres? —No había manera que simplemente
fuera el líder demonio. Había más en Panahasi. Dillon sentía el poder
emanando del guerrero cada vez que estaba cerca. Nunca había
cuestionado la sensación de poder antes porque Dillon simplemente
asumió que Panahasi tenía que estar al mando para hacer funcionar el
reino de los demonios.
Panahasi le guiñó un ojo y se alejó, dejando a Dillon despistado. La
única razón por la que confiaba en el hombre de manera implícita era el
hecho que Panahasi era parte del ~Ultionem~ los líderes que presidían
el mundo sobrenatural.
Dillon abrió la puerta cuando un suave golpe sonó. Werth estaba de
pie al otro lado. —Sé que es tu decisión, pero yo lo pensaría mucho
antes que fueses a Christian.
Maldita audición shifter. Sin duda, Werth había escuchado toda la
conversación.
—Y habla de esto con Max. —Su jefe se alejó.
Dillon rodó los ojos cuando escuchó a Newt gritando a Duke que
dejase de gruñir a Baby Girl. Si continuaba siendo una amenaza, Duke
se convertiría en un perro de exterior.
Cerró la puerta y se arrastró en la cama, acurrucándose alrededor de
su pareja. Max cambió y lloriqueó cuando se dio la vuelta y miró a
Dillon. —Sucedió de nuevo.
—Lo sé. —Retiró el cabello de los ojos de Max, tirando de su
pequeña pareja a sus brazos. Dillon quería contarle a Max acerca de su
conversación con Panahasi pero temía que Max insistiera en llamar a 80
Christian, y ya que el líder demonio había dicho que Max no se estaba
muriendo, Dillon quiso esperar hasta que la conversación fuera
absolutamente necesaria.
La sangre vampiro podía limpiar la droga del sistema de Max, pero
el coste sería un cambio de vida. Por ahora, sostuvo a su pareja y
esperaba que las cosas no llegaran a eso.
—Te amo —dijo Dillon.
Max se echó hacia atrás lo suficiente para mirar a Dillon a los ojos.
—También te amo.
Dillon sonrió. —¿Quién es un buen chico?
Max se rio entre dientes. —Yo lo soy.
—Tienes razón. —Dillon presionó un beso en el cabello de su
pareja, contento que Max estuviese en su forma humana de manera que
pudiesen hablar.
Y lo hicieron, hasta las primeras horas de la mañana, conociéndose
mientras se acariciaban y besaban. Para el momento que el sol
comenzó a elevarse, Dillon estaba incluso más enamorado de Max que
antes.

Taren retorció el cuchillo de sierra en el costado de Maltese. —Me


llevarás a través de Black River.
Maltese preferiría morir que ayudar a este pedazo de mierda. Apretó
los dientes y jadeó, sudor cayendo por su cuero cabelludo mientras
fulminaba con la mirada a Taren.
—Haz lo peor que puedas, pero no te llevaré allí.
81
—¿Por qué eres tan protector con el reino de los demonios?
Taren rodeó la silla mientras daba golpecitos con la hoja de otro
cuchillo contra la palma de su mano.
—Ambos somos demonios, ambos considerados escoria a los ojos de
los guerreros. Deberíamos estar en el mismo equipo, no discutiendo
con el otro.
—¿Discutir? ¿Así es como llamas a esto? —argumentó Maltese—.
Me golpeas el culo hasta que mis huesos se rompen, me secuestras y en
este momento me estás torturando. Yo diría que es más que una
discusión.
Taren gruñó cuando hundió el segundo cuchillo en el muslo
izquierdo de Maltese. Gritó cuando el bastardo lo retorció. Sangre
brotó, y Maltese no estaba seguro cuánto más podría durar antes de
desmayarse.
—¡No te llevaré allí!
No es que tuviera ningún amor por los guerreros demonio. Taren
había tenido razón. Veían a Maltese como escoria porque se ganaba la
vida vendiendo pociones. No era nada más que un traficante de drogas
a sus ojos, incluso si eso estaba lejos de la verdad.
No estaba reclamando ser un santo. Había cosas que Maltese había
hecho que eran jodidamente sombrías ~como el haber follado a Max como
pago~ pero nunca había tenido sexo con un chico contra su voluntad.
Podría ser considerado un bastardo de rango, pero tenía moral.
Generalmente.
—Esto sólo va a empeorar —amenazó Taren.
Maltese escuchó algo pitar.
Taren suspiró y rodó los ojos. —Volveré. Tengo que sacar el guisado
del horno.
¿Este tipo hablaba en serio? ¿Estaba cocinando un jodido guisado 82
mientras estaba torturando a Maltese?
Cuando Taren salió de la habitación, Maltese luchó con las cuerdas
que le ataban los brazos a la espalda. La silla en la que estaba sentado
se deslizó alrededor, arañando el suelo mientras tiraba y retorcía los
brazos, pero fue en vano. Taren podría ser un inepto gilipollas, pero el
tipo sabía cómo atar un nudo.
Taren regresó y sonrió con suficiencia. —Ahora, ¿dónde estábamos?

—Tengo una pista sobre Chuck —dijo Maverick cuando Dillon


respondió al teléfono—. He estado revisando los vídeos de los últimos
meses.
Dillon frunció el ceño.
—¿Los guardas tanto tiempo? —Nero debía tener numerosos discos
duros y enormes archivos de las imágenes de vigilancia. Dillon no
quería el trabajo de Nero.
—Tienes suerte que no borré ninguno de ellos —dijo Maverick—.
De todos modos, me di cuenta después de revisar toda esa mierda que
no tuve que retroceder mucho. Un hombre que parece encajar con la
descripción de Chuck, si ese es su verdadero nombre, estuvo en un
callejón hace unos días. Fue golpeado y llevado por unos matones.
Panahasi identificó a uno de los tipos como Taren. Estoy seguro que
ese nombre te suena.
Dillon maldijo. —Y nadie sabe dónde está escondido Taren.
—Fui capaz de buscar entre varios vídeos y seguirles dejando la
ciudad, pero les perdí después de eso.
—¿En qué dirección fueron? —Dillon salió de la habitación. No
quería molestar a Max mientras dormía. Eso era todo lo que Max
parecía hacer últimamente, y aunque Panahasi dijo que no se estaba
83
muriendo, eso no evitó que Dillon se preocupara por su pareja.
—Hacia Desire, pero dudo que sea allí donde está. Mi hermano
tiene a sus hombres vigilando por Taren y Chuck, y hasta el momento,
nadie ha divisado a ninguno de ellos.
Había muchos kilómetros entre Villa Brac y Desire, con una gran
cantidad de granjas donde Taren podría esconderse en un granero, y
también había muchas casas abandonadas, demasiadas. Por todo lo que
Dillon sabía, Taren podría haber pasado Desire y dirigido hacia Pride
Pack Valley. Había demasiada distancia para cubrir.
—También alerté a Zeus. Está revisando su ciudad. Envié a algunos
de mis chicos para revisar lugares en medio, pero...
—Es como buscar una aguja en un pajar —dijo Dillon.
—Exactamente.
—Gracias por el aviso —dijo Dillon.
—Te mantendré informado.
—Te debo una.
—No, no me debes —dijo Maverick—. Parte de mi trabajo es
proteger a las parejas. Soy un tonto para los desvalidos. Encontraremos
a Taren, y cuando lo hagamos, le haré pagar por hacer que Max tuviera
que tomar la poción en primer lugar.
Maverick tendría que ponerse a la cola. No sólo Dillon quería
partirle en dos, sino que estaba bastante seguro que Panahasi querría
retorcer el cuello del bastardo.
Pero, ¿qué pasa si Taren nunca hubiera dejado la ciudad? ¿Qué pasa
si supiera acerca de las cámaras y permitió que lo vieran marchándose,
pero encontrara alguna manera de regresar sobre sus pasos sin ser
grabado?
Después de colgar con Maverick, Dillon llamó a Vince. —Tengo un
trabajo para ti y Jacoby. 84
—Cuéntamelo todo, hermano.
Dillon sonrió. Por eso Vince era su mejor amigo. No hacía preguntas
cuando se trataba de ayudarle. Le contó a su compañero acerca de su
conversación con Maverick y luego sus sospechas.
—Así que, ¿crees que está en algún lugar en la ciudad? —preguntó
Vince.
—Posiblemente.
—Reuniré a algunos chicos y buscaremos en edificios y casas vacías.
Si Taren está en algún lugar en Villa Brac, le encontraremos.
Por primera vez desde que averiguó que Max estaba enfermo, Dillon
sintió la esperanza florecer en su interior.
Capítulo Ocho
Max despertó en una habitación vacía y una silenciosa casa. Había
esperado encontrar a Dillon tumbado a su lado. ¿Había ido a la cocina
por algo, o estaría utilizando el cuarto de baño?
Con un gemido, Max se levantó de la cama y se tambaleó en el
pasillo. —¿Dillon?
Nadie respondió. Eso fue extraño considerando que Orlando y Newt
deberían haber estado en casa. Ni siquiera escuchaba ladrar a Duke, y
todo lo que el pequeño parecía hacer era ladrar la mayor parte del
tiempo. El silencio de Duke envió un escalofrío por la columna
vertebral de Max mientras presionaba una mano en la pared para
estabilizarse y se dirigió hacia el comedor.
85
Se desvió hacia la derecha y entró en la cocina, haciendo una mueca
por lo dolorido que se sentía su cuerpo. Le dolían las articulaciones y
estaba sudando estrepitosamente. Max quería darse la vuelta y regresar
a la cama, pero cuanto más buscaba a su pareja, más se preocupaba. —
¿Dillon?
La cocina estaba vacía. Ni siquiera Baby Girl estaba alrededor.
Entonces lo escuchó. El ladrido de Duke. Se oía distante, como si
estuviera fuera. Max se dio la vuelta y salió de la cocina, caminó
lentamente a través del comedor y se dirigió hacia el estudio, aún
utilizando las paredes como apoyo.
Sus cejas se dispararon hacia arriba cuando vio a Newt atado con
una mordaza en la boca. Orlando estaba fuera de combate en el suelo, y
había sangre en su cabeza. Baby Girl yacía al lado de Orlando, pero
ella no se estaba moviendo.
Newt sacudió la cabeza, sus ojos abiertos como platos. Estaba
murmurando algo, pero Max no podía entender lo que estaba diciendo.
Su cabeza le daba vueltas mareado mientras intentaba recuperar el
aliento. Max vio movimiento por el rabillo del ojo un poco demasiado
tarde.
Fue agarrado desde detrás y levantado del suelo, pero Max estaba
demasiado débil para luchar contra el agarre.
—Tengo a alguien que quiere verte —gruñó el extraño en su oído.
Olía como un demonio—. Debe quererte terriblemente mal porque me
pagó generosamente para que viniera a buscarte.
¿Dónde demonios estaba Dillon? ¿Por qué no estaba aquí su pareja?
Max se retorció para liberarse, pero sus intentos fueron patéticos.
Apenas podía levantar los brazos y piernas y se agotó rápidamente.
Max colgaba como un fideo flácido en los brazos del tipo mientras el
hombre salía por la puerta principal.
Max jadeó cuando vio a Dillon yaciendo en el suelo. El demonio
debió haberle atrapado por sorpresa. Al igual que Orlando, había
sangre en la cabeza de su pareja, y Dillon no se estaba moviendo.
86
Duke estaba lamiendo el rostro de Dillon, pero cuando vio a Max,
corrió hacia él.
—¡No! —Max luchó por la fuerza para liberarse. Intentó cambiar,
pero nada sucedió—. No —lloriqueó cuando las lágrimas inundaron
sus ojos y bajaron por su rostro.
Duke fue a por la pernera del demonio, pero el demonio le dio una
patada. Duke grito y cayó, pero luchó por volver a levantarse. Se
derrumbó al lado de Dillon.
—¡No hagas daño a mi perro!
—No debería haber intentado detenerme —dijo el demonio.
El tipo lanzó a Max sobre su hombro y atravesó los bosques,
evitando las carreteras principales mientras llevaba a Max como un
saco de patatas.
Cuanto más era empujado, más se sentía Max como si fuera a
vomitar en cualquier momento. Su estómago dolía por donde estaba
presionado en el hombro del demonio, y el mundo aún giraba de
manera salvaje.
No estaba seguro cuánto tiempo había pasado mientras estaba ahí
colgado, pensando acerca de su pareja y rezando para que Dillon no
estuviera muerto. Max suplicó a los dioses que nadie en la casa
estuviera muerto. Amaba a Orlando como una figura paterna, se
preocupaba profundamente por Newt, y a pesar que Baby Girl le ponía
de los nervios, ella no se merecía morir. Y Duke, ¿cuán gravemente
estaría herido?
Llegaron a un pequeño claro. El demonio bajó a Max de su hombro
y le puso de pie, pero las piernas de Max cedieron. Se desplomó en el
suelo y miró fijamente una pequeña cabaña. El demonio le levantó y le
llevó al interior antes de depositarle en el suelo.
—¿Max?
Max giró la cabeza y miró fijamente a los ojos de Chuck.
87
—¿Qué demonios estás haciendo aquí? —susurró Chuck cuando una
mirada de sorpresa entró en sus ojos.
—Tú… bastardo… —jadeó Max—. Yo… confié… en ti.
Sollozos sacudieron a Max cuando Taren entró en la habitación.
Max quería a su pareja. Quería sentir los brazos de Dillon envueltos a
su alrededor. Quería sentirse a salvo y amado, no tumbado en el suelo a
merced de Taren.
—¿Por qué demonios le trajiste aquí? —gritó Chuck.
Max miró más al chico. Chuck estaba sangrando no sólo por su
cabeza sino por su costado y muslo. Su rostro estaba amoratado, y sus
brazos estaban detrás de él, atados, pero estaban en un ángulo extraño,
como si estuviesen rotos.
El chico se veía como una mierda.
Taren levantó a Max del suelo por el cabello. Max gritó cuando fue
lanzado al sofá. —Porque él es quién comenzó todo esto. Si no me
hubiese robado, no estaría forzado a vivir como un maldito carroñero.
La habitación giró. ¡No, no te desmayes! Si Max lo hiciera, no se sabía
qué le haría Taren. No que ya no estuviera en problemas. Quizás
desmayarse fuera lo mejor. Entonces Max no sentiría el dolor que
estaba seguro Taren le infligiría.
¿Por qué Max olía guisado de atún? ¿Por qué le importaba? Levantó
la cabeza de los cojines y fulminó con la mirada a Chuck.
—Gracias por envenenarme, cabrón gilipollas. Espero que entiendas
lo que te espera.
El extraño que había secuestrado a Max salió de la casa y cerró la
puerta detrás de él.
Chuck se veía genuinamente confuso. —¿De qué estás hablando? No
te envenené. 88
—Mentiroso pedazo de mierda —gruñó Max. Apoyó la cabeza de
nuevo en el cojín, demasiado cansado para mantenerla en alto—. Odio
el día en que nos conocimos.
—Ahora que tu reunión está fuera del camino —Taren retorció el
cuchillo en el costado de Chuck—, me llevarás a Black River, o mataré
a Max.
—Vas a matarme de todos modos —dijo Max. Su voz se había
vuelto áspera mientras luchaba por respirar. Era como si tuviera el peso
de un elefante aplastando su cuerpo. Pelaje brotó a lo largo de sus
brazos y luego desapareció. Sintió descender sus caninos y luego se
retrajeron.
—¿Qué demonios está pasando contigo? —preguntó Chuck.
—Deberías estar más preocupado acerca de lo que voy a hacerte a ti
si continúas negándote a llevarme, Maltese. —Taren le dio un revés a
Chuck.
¿Maltese? ¿De qué estaba hablando Taren? Max se dio cuenta que
Chuck había sido un nombre falso. ¿O era Maltese un nombre falso?
¿Realmente a Max le importaba cómo se llamaba el chico?
Taren sacó el cuchillo del muslo de Chuck y caminó hacia el sofá.
Max intentó retroceder, pero no tenía a dónde ir. Agarró a Max por el
cabello y pegó la hoja contra su garganta. —Llévame o le mataré.
—¡De acuerdo! —Chuck cerró los ojos con fuerza mientras jadeaba
por aire—. Sólo… sólo no hagas daño a Max.
—¿Por qué te importa? —discutió Max—. Me envenenaste.
—¡No lo hice! —gritó Chuck cuando sus ojos se abrieron de golpe y
miró fijamente a Max con los ojos como platos—. No tengo maldita
idea de lo que estás hablando.
Max comenzó a llamar a Chuck por cada infame nombre que pudo
pensar, pero sus ojos se pusieron en blanco y se desmayó.
89

Dillon respiró hondo varias veces mientras escuchaba la voz de


Vince.
—Vamos, abre los ojos para mí. Has recibido palizas más duras que
esta.
Se le encogió el estómago, y su cabeza giró mientras se sacudía,
lamentando el rápido movimiento apoyó una mano en su cabeza. Hizo
una mueca cuando alejó la mano y vio sangre.
Le tomó algunos intentos para recordar lo que había sucedido. Algo
duro había golpeado su cabeza, y se había desmayado. —¡Max!
—Hey, hey. —Vince le empujó de nuevo hacia abajo cuando Dillon
intentó levantarse—. ¿Por qué no te orientas primero? No has
cambiado para sanar, y ese bulto en tu cabeza se ve bastante serio.
—Dónde… agh. —Dillon presionó el talón de su mano contra su ojo
izquierdo. Tenía una migraña del infierno intentando abrirle el
cráneo—. ¿Dónde está Max?
—Necesitas cambiar, o serás inútil.
—No haré una jodida cosa hasta que respondas mi pregunta —
espetó Dillon.
Intentó sentarse de nuevo, pero el mundo se inclinó hacia los lados,
y se derrumbó de nuevo en el suelo. —Respóndeme, maldita sea.
—No está en la casa —dijo Vince—. Encontré a Werth fuera de
combate, y Newt estaba atado. Jacoby llevó a Duke y Baby Girl al
veterinario. Ambos parecían haber sufrido heridas.
El pecho de Dillon se apretó mientras intentaba levantarse una vez
más. Esta vez Vince le ayudó. El mundo se volvió loco por un segundo,
pero Dillon tomó varias respiraciones profundas y el mareo disminuyó.
90
—¿Newt vio qué sucedió? —El sonido de sirenas distantes podían
ser oídas. Vince debió haber llamado por respaldo. Su compañero le
guio hacia el banco en el patio delantero, y Dillon fue, dejándose caer
mientras intentaba reconstruir todo.
—Dijo que algún extraño irrumpió y derribó a Werth. El tipo tenía
que ser un profesional porque neutralizó a nuestro jefe en segundos, y
ambos sabemos que Werth no es un hombre fácil de derribar.
El sheriff Werth era tan duro como parecía. Vince tenía razón. Si su
jefe fue incapacitado tan rápidamente, estaban lidiando con un
profesional.
—Ató a Newt y pateó a la gata cuando ella siseó y le golpeó con una
garra. —Vince frunció el ceño—. ¿Cómo puede alguien hacerle daño a
un animal? Este tipo tiene que ser pura maldad.
Dillon estuvo de acuerdo. —Necesito encontrar a Max.
—Newt dijo que Max estaba débil cuando entró en el estudio. El
extraño le agarró y salió disparado.
La puerta principal se abrió, y Newt salió, una bolsa de verdura
congelada en la mano. Presionó la bolsa contra la cabeza de Dillon.
—Lamento mucho no haber sido capaz de evitar que se llevaran a
Max.
Dillon hizo una mueca. La bolsa tocando su cabeza dolía. —¿Por
qué no te dejó fuera de combate?
Newt se encogió de hombros. —No era una amenaza como vosotros
lo sois chicos.
Werth salió, viéndose un poco inestable cuando se unió a ellos.
—El tipo que se llevó a Max olía como un demonio. Pero no era
Taren o Chuck. Memoricé sus fotos, y este hombre era diferente.
Dos coches de policía se detuvieron en el camino de entrada. En la
acera, una camioneta se detuvo. Tres ayudantes y Maverick se unieron
a ellos. 91
Dillon, Werth y Vince explicaron lo que estaba pasando.
Maverick se giró hacia los ayudantes. —Patrullad la ciudad y ved si
divisáis a Max.
Los chicos asistieron. Regresaron a sus coches y salieron disparados.
Maverick sacó su teléfono, marcó y luego dijo: —Hawk, necesito a
algunos hombres en la casa del Sheriff Werth. Asegúrate que Cody sea
uno de ellos. Tenemos que rastrear a un demonio y la pareja de Dillon.
Dillon intentó ponerse de pie, pero se dejó caer de nuevo sobre el
banco. Dios, ojalá su cabeza dejara de dolerle.
—Tienes que cambiar —dijo Maverick—. Uno, eso te ayudará a
sanar. Dos, puedes rastrear a tu pareja mejor en tu forma de pantera. —
Miró al sheriff—. Quiero que tú y el Ayudante Stransky os quedéis
atrás por si acaso.
—Tonterías —discutió Werth—. Voy a ayudarte a rastrear al hijo de
puta.
Maverick suspiró. —Bien, pero Stransky se quedará atrás para
vigilar a Newt.
Vince no parecía feliz acerca de la decisión, pero simplemente
asintió. Los hombres de Maverick no tardaron en aparecer. Ya estaban
en sus formas de lobo y se veían tan mortales cuando seis lobos
emergieron del bosque al otro lado de la casa.
—Newt, ¿puedes conseguirme algo de Max? —preguntó Maverick.
—Su aroma nos ayudará a rastrearle mejor.
Newt pareció aliviado por tener algo que hacer. Salió disparado y
regresó con un par de pantalones de chándal de Max. Maverick sostuvo
el material, y cada lobo lo olfateó.
Salieron disparados mientras Dillon cambiaba e iba tras ellos.
Cuando miró por encima de su hombro, no sólo estaba el lobo de
Werth detrás de él sino también el de Maverick.
92
Y el lobo de Maverick era la bestia más grande que Dillon había
visto. Se veía como si perteneciera a un reino mítico en lugar de correr
junto a ellos.
Dillon devoraba la distancia, corriendo a toda velocidad mientras
esquivaba árboles y saltaba sobre troncos caídos, corriendo para salvar
a su pareja de Taren. No había otra explicación de por qué Max fue
llevado. El demonio parecía empeñado en su venganza, pero Dillon
estaba igual de determinado a terminar con la vida de Taren.
Aullidos desgarraron el aire. Dillon y los otros atraparon a los otros
lobos, que estaban de pie fuera de una cabaña asentada en medio de un
pequeño claro. El aroma de Max era fuerte aquí.
Dillon cambió y corrió hacia la puerta principal. En cuanto la abrió
y entró, los lobos inundaron la habitación. Dillon divisó una silla, y
sangre empapaba la alfombra a su alrededor, pero no pertenecía a Max.
—El lugar está vacío —dijo Hawk cuando salió de la cocina.
—Huelo a demonio y un guisado de atún.
—Tienen que acabar de marcharse —dijo Dillon—. El aroma de
Max aún es fuerte.
Maverick lanzó la cabeza hacia atrás y gritó: —¡Panahasi!
Cuando el líder demonio entró en la habitación por una puerta fuera
de la sala de estar, miró a todo el mundo.
—Taren tiene a Max, y huelo la presencia de otro demonio —dijo
Maverick.
Panahasi olió el aire antes que frunciese el ceño. —Maltese.
—¿Quién? —preguntó Dillon.
—El vendedor ambulante de drogas que has estado buscando —
dijo—. Taren debe haber convencido al pequeño bastardo para que le
ayude a entrar en el reino de los demonios.
Dillon señaló hacia la sangre en el suelo. —No por elección.
93
—Llévanos al reino de los demonios —dijo Maverick.
Con un movimiento de su mano, Panahasi vistió a Dillon. —La
pantera es el único que necesita ir.
—¿Estás seguro? —Maverick sonrió con suficiencia—. Realmente
podría utilizar una pelea en este momento.
Panahasi gruñó y se dirigió hacia la puerta que había atravesado.
Dillon le siguió al armario, y lo siguiente que supo fue que estaba en
caída libre. Aterrizó sobre la hierba con un fuerte golpe, el aire saliendo
de sus pulmones. Dillon se tomó un segundo para intentar evitar
vomitar antes que se pusiera en pie.
Estaban de pie en un gran montículo de hierba, y por el centro corría
un río negro. Panahasi señaló hacia el agua. —Si Maltese le ayudó a
llegar hasta aquí, tendrían que haberlo atravesado.
Dillon miró alrededor. Había escuchado del reino de los demonios,
pero nunca había estado aquí. A su derecha había un pequeño parque
con una cancha de baloncesto. Al otro lado de la calle justo frente a
Dillon había una hilera de tiendas; Jake’s Java, The Melting Pot, y en
la esquina a su izquierda, Diablo’s. Al otro lado del pequeño parque
había un alto edificio de apartamentos.
Parecía como una ciudad normal, aunque afuera estaba oscuro.
Tampoco vio ningún coche en la calle. Todo el mundo parecía estar
caminando.
La puerta principal del edificio de apartamentos se abrió
repentinamente y hombres salieron en fila. Dillon reconoció a unos
pocos. Eran los demonios guerreros.
—Taren torturó a Maltese para que le ayudara a regresar aquí —dijo
Panahasi a los guerreros cuando se acercaron—. Encontrad a ese
bastardo. Aseguraos que Taren no llegue a las fronteras. Tengo la
sensación que se está dirigiendo a Remtin. —Se giró hacia Hondo—.
Ayuda a Dillon en la búsqueda. Taren tiene un rehén con él, y Max es
la pareja de Dillon.
Hondo miró a Dillon y asintió. Dillon había conocido una vez al
94
guerrero, y jodidas gracias que había estado en buenos términos,
porque Dillon nunca querría ponerse en el lado malo de cualquiera de
ellos.
—¿Qué es Remtin? —le preguntó Dillon a Hondo mientras Panahasi
se unía a los otros guerreros.
—Una ciudad hecha de pesadillas. —Hondo le condujo por la calle.
Tan fascinado como estaba Dillon con este reino, su único objetivo era
encontrar a Max.
Mientras pasaban el edificio de apartamentos, un agudo sonido
rasgó el aire.
—¿Qué es eso? —Dillon se llevó las manos a los oídos.
—Las balizas6 que nos dicen cuándo se han traspasado las fronteras
—contestó Hondo—. Parece que Taren ha llegado a Remtin.

6
La baliza es un objeto señalizador, utilizado para indicar un lugar geográfico o una situación de peligro
potencial.
—Entonces tenemos que mover el culo. —Si Remtin era una ciudad
hecha de pesadillas, Dillon necesitaba sacar a su pareja de ahí tan
rápido como fuera posible.

95
Capítulo Nueve
Max despertó ante el sonido de voces amortiguadas. En realidad, fue
más como recuperar la conciencia cuando abrió los ojos. Estaba
tumbado en un duro y polvoriento suelo, y si no hubiese sido un shifter,
no habría sido capaz de ver en la oscuridad.
—¿Cómo te sientes?
Ante el sonido de la voz, Max giró la cabeza y vio a Chuck sentado
con la espalda en la pared. Ya no estaba atado, pero se veía como una
mierda.
—No hablaré contigo. —Max giró la cabeza y miró alrededor de la
vacía habitación.
—¿En serio te envenené? —preguntó Chuck—. Juro que no lo sabía. 96
—¿Y por qué debería creerte? —Con gran esfuerzo, Max cambió a
una posición sentada. Tiró de sus piernas hacia su pecho y envolvió sus
brazos alrededor de ellas. La habitación no tenía ventanas, sin embargo
sintió una fría brisa viniendo de algún lugar.
—Esta habitación está mágicamente sellada —dijo Chuck—. Por eso
ninguno de nosotros está atado. Hay una puerta, pero no podemos
abrirla desde el interior.
No había manera que Dillon fuera capaz de encontrarle, y eso era si
su pareja incluso estaba vivo. Pero Max se negó a llorar. Tenía que
descubrir una manera de salir de esto, y luego se permitiría
desmoronarse.
—Así que, ¿cuál es tu verdadero nombre? —preguntó Max. —
¿Chuck, Maltese o Gilipollas?
Chuck cerró los ojos y apoyó la cabeza contra la pared. Se había
puesto mucho más pálido desde que estuvo atado a la silla. Max olía
sangre, pero había pensado que era de la sangre seca en la ropa del
chico.
—Mi nombre es Maltese. —Se lamió los labios—. Sólo estaba
intentando ayudarte, Max. Si la poción que te di estaba envenenada,
¿cómo has vivido durante tanto tiempo? —Abrió los ojos y miró
fijamente a Max—. La has estado tomando durante veinte años.
—¿Tienes alguna contigo?
Maltese sacudió la cabeza.
Tanto como Max quería que Maltese pagase por lo que había hecho,
se acercó más, preocupado por lo mal que se veía el chico. Sus heridas
no se habían cerrado, y aún estaba sangrando por su costado y muslo.
Max se quitó la camiseta y rasgó el material. Puso la mitad alrededor
del muslo del demonio y lo ató tan fuerte como pudo. La otra mitad la
presionó contra su costado, Maltese observándole todo el tiempo.
97
—Si piensas que te envenené, ¿por qué me estás ayudando?
—Porque no soy una mala persona como tú. En realidad, no quiero
que mueras. —Max quería que pagara por lo que había hecho por estar
encerrado. La muerte sería una justicia demasiado rápida para él.
Maltese agarró su muñeca en un débil agarre. —Te lo juro. No tenía
ni idea. —Liberó a Max—. Además, ¿por qué intentaría matarte? —
Una lenta y triste sonrisa curvó sus labios—. Se suponía que íbamos a
casarnos.
Max se echó hacia atrás mientras se quedaba boquiabierto.
—No fue mi idea. —Maltese gruñó mientras un sólido brillo de
sudor cubrió su rostro—. Nuestros padres intentaron forzarnos.
Max frunció el ceño. —Pero no eres rico. Si lo eres, ¿por qué estás
vendiendo esa mierda?
La triste sonrisa murió en los labios de Maltese. —Porque, al igual
que tú, me negué a casarme con alguien que ni siquiera conocía.
Max golpeó a Maltese y luego se arrepintió, pero no lo suficiente
para disculparse. —¡Tuve sexo contigo!
—Nunca te forcé —argumentó Maltese mientras se echaba hacia
atrás para apoyarse contra la pared—. Y si lo piensas de nuevo, fuiste
tú quien se ofreció, no yo. Y no tuvimos sexo cada vez. Infiernos,
prácticamente te di la mayor parte de la poción gratis.
Con toda honestidad, Max no podía recordar quien había iniciado el
sexo. Había pasado tanto tiempo desde que se llegó a ese acuerdo. —
En aquel entonces podrías haberme dicho quién eras.
—Nadie sabía mi verdadera identidad. Ni siquiera estoy seguro
cómo lo descubrió Taren. —Maltese hizo una mueca y jadeó—. Me
repudiaron cuando me negué a casarme contigo. Vendo las pociones
para sobrevivir, pero te juro que no sabía que te harían daño.
No iba a sentir pena por el gilipollas, incluso si Maltese había huido
por el mismo motivo que lo hizo Max. —Dejé de tomar la poción —
confesó—. Encontré a mi pareja y no quise que la conexión entre
98
nosotros estuviese enmascarada.
Maltese parpadeó varias veces antes de mirar de manera incrédula a
Max. —¡No se suponía que lo dejaras de golpe!
—¿Pusiste una puta etiqueta de advertencia en la botella? —
Devolvió la discusión Max—. ¿Me dijiste que lo dejaras poco a poco en
lugar de tirar mi reserva por el inodoro?
Maltese entrecerró los ojos cuando su respiración empeoró. —Pensé
que te lo dije. De hecho, sé que lo hice.
—Creo que habría recordado algo tan importante. —Max agarró a
Maltese y le hizo acostarse—. ¿Cómo sana un demonio?
—Al igual que Taren, me quitaron mis poderes. Mi padre me llamó
desagradables nombres cuando le dije que no me iba a casar contigo, y
luego realizó un hechizo y mis poderes mermaron.
Max miró por encima de su hombro a la puerta cuando las
acaloradas voces al otro lado se hicieron más fuertes. Se oía como si
Taren estuviese discutiendo con alguien.
—Estamos en Remtin. —Maltese jadeó las palabras—. Es una
ciudad peor que cualquier cosa que puedas imaginar. Si eres sacado de
esta habitación, reza para que tengas una muerte rápida.
—¿Cómo sabes acerca de este lugar? —Max revisó la rasgada
camiseta embutida contra el costado de Maltese. Estaba saturada con
su sangre.
—Porque mi padre me atrapó y me arrojó a este infierno. Tuve que
luchar para salir de aquí. Los demonios guerreros me atraparon
cruzando las fronteras y vinieron tras de mí para llevarme de nuevo a
Remtin, pero llegué a Black River a tiempo y escapé.
—Tu padre suena como un ganador.
Maltese puso la mano sobre la de Max. —No somos ricos. Mi padre 99
dijo esa mentira para llegar al dinero de tus padres.
Max frunció el ceño. —Mis padres tampoco son ricos. —Aunque
habían fingido serlo, viviendo mucho más allá de sus posibilidades.
Max nunca había entendido como siempre estaban en quiebra, pero de
alguna manera, su padre siempre les había hecho verse como si fuesen
una parte de la élite.
—Entonces ambos estaban mintiendo. —Maltese soltó una risa
suave y sin humor—. Pero ahora eso no importa. —Le dijo a Max
dónde guardaba el recipiente para el agente de enmascaramiento.
—Déjalo poco a poco y ten una buena vida, Max. Te lo mereces.
Max frunció el ceño. —No te atrevas a rendirte, bastardo. Ambos
vamos a salir de esta.
Maltese le dio una mirada que decía que Max era demasiado
ingenuo. Eso podría ser cierto, pero se negaba a creer que el destino le
daría a Dillon y luego arrebatarle esa felicidad.
La puerta de la habitación se abrió de golpe. Max se lanzó sobre
Maltese. Pero no fue Taren quien estaba de pie en la puerta.
Era Dillon.

Dillon corrió hacia la habitación y tiró de Max a sus brazos, tan


contento de haber encontrado a su pareja que lágrimas brotaron de sus
ojos. Nunca querría dejar ir a Max de nuevo. Se echó hacia atrás y
acunó el rostro de su pareja. —¿Estás bien? ¿Te hicieron daño?
—No. Estoy bien. —Max lanzó los brazos alrededor del cuello de
Dillon—. Pensé que estabas muerto. —Su pareja se estremeció
mientras lloraba, y Dillon simplemente le sostuvo, agradeciendo al
destino que no le hubiesen hecho daño.
100

—¡Maltese! —Max se escabulló de los brazos de Dillon y se dio la


vuelta hacia el hombre tumbado en el suelo, sangrando por varias
heridas diferentes. Max miró a Panahasi, que había entrado en la
habitación detrás de Dillon.
—Tienes que salvarle.
Panahasi curvó su labio. —Es un matón, Max. ¿Por qué debería
salvarle?
—¿Quién es? —preguntó Dillon.
—Chuck —contestó Max.
—Deja que se desangre. —Infiernos si Dillon fuera a permitir que el
bastardo fuese salvado después de lo que le había hecho a Max. Estaba
sorprendido que su pareja quisiera que el chico fuese salvado.
—Es una víctima, al igual que lo fui yo —argumentó Max—.
Maltese fue forzado a esta vida porque su padre le repudió y lo lanzó a
esta ciudad olvidada de Dios. ¡Ahora sálvale, maldita sea!
Cuando Panahasi dio un paso hacia Max, Max retrocedió, haciendo
gruñir a Dillon.
—Relájate, pantera —dijo Panahasi—. No voy a hacer daño a Max
por hablarme de esa manera. Ya conozco la historia de Maltese. Sólo
quería que Max me dijera por qué debería ser salvado.
—¿Sabías que Maltese no era un matón? —Max se veía sorprendido,
y luego su expresión se convirtió en ira.
—Lo sabía. —Panahasi no parecía arrepentido—. Todos tenemos
caminos difíciles por recorrer.
Dillon no tenía idea de lo que eso significaba. —¿Vas a salvarle?
Sip, era un tonto, pero sólo por Max. Si su pareja sentía que Maltese
necesitaba ser salvado, entonces Dillon también lucharía por la vida del
demonio. Sólo esperaba no vivir para arrepentirse.
—Tenemos que irnos —dijo Panahasi—. Mis guerreros están 101
vigilando este edificio, pero no sólo Taren se las ha apañado para
escapar, sino que tiene bastantes seguidores fanáticos. Los demonios
están descendiendo sobre esta calle incluso mientras hablamos.
El líder demonio alzó a Maltese en sus brazos y salió de la
habitación. Dillon y Max le siguieron. Max apretó su mano con tanta
fuerza que Dillon temió que su circulación fuese interrumpida.
—¿Cómo me encontraste? —susurró Max mientras bajaban
rápidamente las escaleras.
—Trabajo en equipo. —Dillon besó la mano de su pareja y se las
apañó para conseguir que Max aflojase su agarre—. Los chicos con los
que trabajo, Maverick y sus hombres, Panahasi y sus demonios
guerreros.
Max parpadeó ante él. —¿Todos esos hombres me estaban
buscando?
Tanto como Dillon quería dejar que Max pensara que era tan
especial ~y era tan especial para Dillon~ dijo la verdad.
—Creo que se trató más de rastrear a Taren.
—Bueno, gracias a Dios que tantas personas quisieran poner sus
manos sobre él, o yo nunca habría sido encontrado.
Dillon tiró a Max detrás de él cuando salieron del edificio. Panahasi
no había estado mintiendo. Hordas de demonios les rodeaban, y Dillon
no estaba seguro cómo saldrían de ésta con vida.
Un demonio se movió a través de la multitud y luego se detuvo
cuando despejó a los hombres.
—Panahasi. Tú y tus guerreros no pertenecéis aquí.
Panahasi entregó Maltese a Dillon. El líder demonio puso la palma
de su mano en el pecho de Maltese, y la mano brilló azul. Maltese
jadeó cuando abrió los ojos, y luego Panahasi se giró para enfrentar la
multitud.
—Este es mi reino —dijo con un tranquilo tono de voz—. Iré donde 102
me plazca.
—Respuesta equivocada —se burló el tipo—. ¡Atrapadlo!
Dillon dio un paso hacia atrás en la puerta del edificio, asegurándose
que Max estuviese detrás de él mientras los demonios guerreros y la
horda de demonios combatían.
Dillon puso a Maltese de pie y empujó al chico detrás de él, pero no
antes de decir.
—Trataré contigo más tarde.
Cuando uno de los demonios corrió hacia él, Dillon cambió y atacó
pero se aseguró de no alejarse demasiado de la puerta. Hundió sus
caninos en la garganta del bastardo y la arrancó antes de correr de
nuevo hacia su pareja.
Otro atacó, y Dillon también lo mató. Esto continuó durante algún
tiempo antes que el último de los demonios, derrotado, se fuera
corriendo. Los demonios guerreros parecían vencidos, pero sin daños.
Dillon estaba agotado y quería dormir durante la próxima semana.
Tiró de Max a sus brazos y abrazó a su pareja, sin importarle que
estuviera desnudo y ensangrentado.
—Vamos a tu casa. —Panahasi extendió el brazo y apareció un
remolino negro. Con la mano de Max en la suya, Dillon entró. Estaban
en el camino de entrada de Werth.
—Supongo que ahora me iré.
Dillon se dio la vuelta y gruñó cuando vio a Maltese detrás de ellos.
—Debería romperte el maldito cuello.
Agarró a Maltese por la parte delantera de su camiseta.
—¡Pero puedo ayudar! —chilló Maltese. Ahora que estaba de pie y
parecía haber sanado, Dillon notó lo bajo que era la pequeña mierda.
Lo liberó y dio un paso hacia atrás, diciéndose a sí mismo que no
terminaría con la vida del chico. Al menos no hasta que Max tuviera
algo más del agente de enmascaramiento.
103
—Ve a ayudar, ahora.
Maltese asintió. —Tengo que ir a conseguir la receta.
Dillon sacudió la cabeza. —No soy idiota. Enviaré a mi compañero
contigo en caso que tengas alguna idea de huir. —Dio un paso más
cerca, pero tuvo que inclinarse para meterse en el rostro de Maltese—.
Y si intentas escabullirte, no habrá un lugar en la tierra o en el reino
demonio que puedas esconderte.
—O el reino de las hadas oscuras. —Maltese curvó los labios—.
Entiendo el punto.
Dillon envió un rápido mensaje de texto a Vince. Ya que Werth no
había venido con Dillon, asumió que su jefe se había dirigido a casa, lo
que significaba que no se sabía dónde estaba Vince.
—¿Lo recuperaste? —preguntó Vince cuando llamó segundos más
tarde.
—Sí, pero tengo un trabajo para ti.
Vince se rio entre dientes. —Estoy comenzando a sentir que eres mi
nuevo jefe.
Dillon también estaba comenzando a sentirse de esa manera.
—Sólo trae tu culo a casa de Werth.
—Ya estoy aquí. —Vince salió mientras guardaba su teléfono—.
¿Qué está pasando?
Dillon asintió hacia Maltese. —Necesito que lo lleves para recoger
unos papeles. No dejes que el escurridizo bastardo salga de tu vista, y
tráelo de regreso aquí cuando los tenga.
Vince miró por encima a Maltese. —Creo que puedo apañármelas
para mantenerle a raya. —Dio una palmadita al arma en su funda—.
¿Puedo dispararle si intenta escapar?
—Siempre y cuando me traigas los papeles, será mi invitado. —
Dillon agarró la mano de Max y tiró de él al interior de la casa. Tan 104
pronto como entraron, Newt se lanzó a los brazos de Max, lágrimas en
sus ojos.
—Estaba tan preocupado por ti. Lamento mucho que no pudiera
salvarte.
Werth estaba de pie detrás de su pareja, dándole a Dillon un
asentimiento de aprobación.
—Lo salvaste —señaló Dillon—. Nos dijiste qué sucedió y eso llevó
a su rescate. —No directamente, pero tenía que eliminar esa triste
mirada en el rostro de Newt.
—Estoy bien. —Max dio una palmadita en la espalda de Newt—.
Pero voy a tener un par de huesos rotos si no dejas de apretarme.
—Lo siento. —Newt liberó a Max—. ¿Se terminó? ¿Atrapasteis a
Taren?
Dillon sacudió la cabeza. —Se escapó.
—Maverick ya tiene a algunos de sus centinelas patrullando el
bosque y la casa. Si Taren o cualquiera de sus matones intenta venir
aquí, se arrepentirán de su decisión —dijo Werth.
—¿Qué pasa con Duke y Baby Girl? —preguntó Max.
—El veterinario llamó —dijo Newt—. Estarán bien. Sólo tienen
moretones, y Baby Girl no dejará de sisear al Dr. Beckett.
Dillon tendría que enviar al veterinario una cesta de agradecimiento
por lidiar con ella y correr a la clínica para ayudar a los animales
heridos. Duke podría ser un dolor en el culo, pero si Max le amaba,
entonces Dillon también lo haría.
—¿Dillon? —Max lo miró con miedo en los ojos. Al siguiente
segundo, cambió a su perro y se quedó sin fuerzas.

105
Capítulo Diez
—No es como preparar una tanda de galletas —se quejó Maltese
mientras trabajaba en la cocina de Werth—. Recetas delicadas como
ésta llevan tiempo.
—No tenemos mucho tiempo —argumentó Dillon.
La manera en que Max lo había mirado justo antes que cambiara y
se desmayara había hecho que el corazón de Dillon se congelara. Fue
como si Max supiera que no regresaría a su forma humana, como si
decir el nombre de Dillon fuera su manera de despedirse.
El pecho de Dillon se sentía como si se estuviese retumbando, y
encontró difícil el respirar. —¿Cuánto tiempo va a tomar esto?
—No puedo meterlo en el microondas para que vaya más rápido — 106
se quejó Maltese—. Por lo menos, una hora para que se mezcle, y eso si
el líquido se vuelve rojo. Si no lo hace, tendremos que darle más
tiempo. Si Max toma esta poción antes de que esté preparada, no
funcionará, y lo más probable es que termine vomitando.
Dillon aún tenía que descubrir una manera para dársela a su pareja,
teniendo en cuenta que Max estaba en su forma de perro e
inconsciente.
Newt arrugó la nariz cuando se quedó de pie al lado de Maltese y le
observaba trabajar. —Eso apesta.
—Ve al estudio, Newt —dijo Werth mientras fulminaba con la
mirada a Maltese.
—No va a hacer nada —discutió Newt—. No con vosotros dos aquí.
—No voy a hacer nada en absoluto —dijo Maltese—. No soy el
chico malo que todo el mundo está haciendo que parezca. Le dije a
Max al principio que no lo dejara de repente sino poco a poco, y no
escuchó. Si yo lo supiera lo habría estado comprobado.
—Pero se perdió su última reunión contigo —señaló Dillon.
—Pensé que lo estaba dejando poco a poco —se defendió Maltese.
Suspiró—. Mira, aceptaré ser el enemigo, y me iré una vez Max tome la
poción. No voy a continuar defendiéndome.
Dillon miró hacia la puerta de la cocina. Vince estaba ahí de pie con
los brazos cruzados, estudiando a Maltese. Por la expresión intencional
en el rostro de su compañero, Dillon no estaba seguro si Vince quería
ahogar a Maltese o follarle.
Vince miró a Dillon y luego se alejó.
—Ahora esperaremos. —Maltese cubrió el cuenco con un trapo de
cocina—. Cualquier cosa que hagáis, no lo toquéis. —También salió de
la habitación.
Newt abrió la puerta de atrás. —Tengo que ventilar este lugar. Huele
a mierda aquí.
107
Cuando Dillon miró más allá de Newt, vio a un lobo caminando a
través del patio trasero. Era uno de los lobos de Maverick. El lobo se
detuvo y los miró fijamente, como si estuviera esperando para ver si
había problemas. Dillon asintió, dejándole saber que estaban bien, y el
lobo siguió adelante.
Se quedó ahí de pie mirando fijamente hacia el patio trasero,
escaneando, aunque los lobos tenían las cosas cubiertas. Incluso así,
Dillon se movió hacia la puerta y dio un paso afuera, inhalando el aire
de la noche mientras observaba la brisa revolver las hojas en los árboles
circundantes. Las nubes se deslizaban lentamente, revelando la luna
antes que fuera cubierta de nuevo.
La noche se sentía… inquietante. Un escalofrío hizo que Dillon se
estremeciese ligeramente.
—¿Qué pasa? —preguntó Werth cuando se unió a Dillon—. ¿Huele
a problemas?
—No lo sé. —Dillon miró a su jefe—. Tengo esta extraña sensación
en mis entrañas, y no sé por qué.
—Taren no tiene poder —dijo Werth—. Simplemente no puede
aparecer aquí. Si viene, lo hará a pie.
—A menos que uno de sus fanáticos le ayude. —Dillon miró por
encima de su hombro—. ¿Por qué llevaste a Taren a través de Black
River?
Maltese levantó el trapo para comprobar la poción. Aún no había
pasado casi una hora, de manera que lo había hecho para evitar mirar a
Dillon.
—Taren tenía un cuchillo en la garganta de Max. Amenazó con
cortarla si no lo llevaba.
La sangre de Dillon hirvió caliente ante la imagen que entró en su
mente. Max había estado tan cerca de morir a manos de Taren.
—¿Por qué no los mató a ambos cuando consiguió lo que quería?
Aún no confiaba en Maltese, sin importar cuánto lo hiciera Max. 108
Dillon había comenzado a darse cuenta que Max era un poco
demasiado confiado cuando debería ser mucho más cauteloso.
—Honestamente no lo sé, y no me molesté en preguntar —dijo
Maltese—. Simplemente estuve agradecido que no lo hiciera.
Dillon podía entender por qué Taren había mantenido a Max con
vida. El demonio había querido su venganza, y claramente había
querido tomarse su tiempo. Mantener a Max en el apartamento le dio
el seguro que podría torturar a Max más tarde.
Pero, ¿por qué mantener a Maltese? Una vez Taren había atravesado
el reino de los demonios, Maltese no habría sido útil.
—¿Hay algo que no me estés contando? —exigió Dillon—. Justo
ahora sería un buen momento para confesar.
Uno de los lobos afuera aulló.
Y luego otro.
Maltese miró hacia la puerta mientras tragaba con fuerza. —Voy a
contarte la verdad. No sé por qué no me mató una vez consiguió lo que
quería de mí.
Vince regresó a la cocina y miró fijamente entre Maltese y Dillon,
pero permaneció en silencio.
Werth cerró la puerta de la cocina y la bloqueó mientras los lobos
continuaban aullando. Dillon salió de la cocina y corrió por el pasillo
para revisar a Max.
Entró en el dormitorio para encontrar a su pareja aún dormido, pero
la ventana del dormitorio de invitados estaba abierta, las cortinas
meciéndose con la brisa.
Dillon no había abierto esa ventana. Se dio la vuelta, y en la puerta
del dormitorio cerrada Taren le fulminaba con la mirada, su mano aún
apoyada en la manija.
—Un grito a tus amigos y destriparé a tu pareja. 109
Ahí fue cuando Dillon vio el cuchillo de sierra que Taren agarraba
en su mano. El metal brillaba bajo la luz del dormitorio mientras lo
giraba una y otra vez con los dedos.
—¿Por qué estás tan obsesionado con Max? —preguntó Dillon,
ganando tiempo mientras intentaba descubrir cómo alejar el cuchillo de
él.
Taren estaba más cerca de la cama y podía llegar a Max antes que
Dillon pudiera detenerle. En el debilitado estado de Max, podría no
sobrevivir a la puñalada, especialmente si Taren había sumergido la
hoja en plata o veneno.
No dejaría pasar al demonio para que hiciera algo como eso.
—¿Por qué? —La piel bajo el ojo derecho de Taren tembló—.
Arruinó mis planes. Los demonios guerreros piensan que son tan
perfectos, piensan que están por encima de todo el mundo. ¿Quiénes
son ellos para expulsarme de mi propia casa? Se merecen ser
destronados, y soy el que va a hacerlo.
Dillon escuchó a uno de los lobos moverse más allá de la ventana.
—¿Por qué te expulsarían?
Taren debió haber querido su venganza contra Max porque había
conseguido lo que había querido, estar en el reino de los demonios,
pero estaba aquí de pie, preparado para terminar con la vida de Max.
Este era un tonto y retorcido hijo de puta. Dillon vio la locura en sus
ojos, vio el temblor continuar bajo el ojo de Taren, y supo que tenía
razón.
Taren estaba mal de la cabeza.
—Eso no importa. Hay muchos hombres que se sienten de la misma
manera que yo. Están preparados para unirse a mi causa. Sólo tengo
que regresar allí, y tú tienes la llave que necesito.
—Maltese.
—Temía que algo como esto sucediera. Por eso no corté su patética 110
garganta cuando llegamos al reino de los demonios. —Taren se veía
engreído, como si fuera más inteligente que Dillon.
—Estás loco si piensas que puedes derribar a los guerreros. —Otro
lobo pasó bajo la ventana.
—¡No estoy loco! —Taren se arañó la sien—. Mataré a Max, me
llevaré a Maltese y terminaré lo que comencé. Los hombres que los
demonios guerreros derrotaron sólo eran un puñado de mis seguidores.
Tengo muchos más de donde ellos vinieron. Pero no voy a comenzar
mi guerra hasta que Max sea eliminado. Lo habría matado en el reino
de los demonios, pero simplemente tenías que interferir.
El corazón de Dillon golpeó salvajemente cuando Taren dio un paso
hacia la cama. Sus nudillos estaban blancos mientras agarraba el
cuchillo.
—No voy a permitir que hagas algo —advirtió Dillon—. Aléjate de
él.
Max se agitó pero no abrió los ojos, inconsciente del peligro en el
que estaba.
Taren elevó el cuchillo, y Dillon le derribó justo cuando la puerta del
dormitorio se abrió de golpe. Golpeó a Taren repetidamente,
desquitando su ira y frustración con el demonio. Pelearon por el
cuchillo, Dillon asegurándose que la hoja no le tocara.
Golpeó con la rodilla a Taren en las pelotas y luego le arrebató el
cuchillo, hundiéndolo hasta la empuñadura en el pecho de Taren.
—¡No! —Los ojos de Taren se abrieron como platos mientras
jadeaba en busca de aire.
Los hombres desnudos estaban de pie en la puerta, observando, pero
no interfiriendo. Se apartaron cuando Panahasi entró en el dormitorio.
—Me lo llevaré de aquí —dijo. Puso una mano en el hombro de
Dillon—. Permanecerá en el Inframundo durante el resto de su
existencia. 111
Las palabras del líder demonio penetraron en la mente de Dillon.
Bajó la mirada, esperando ver los ojos de Taren vidriosos, pero el
demonio lo estaba fulminando con tanto odio en sus ojos que Dillon
debería haber ardido en llamas por el mal abrasador en ellos.
—¿Cómo? —preguntó Dillon mientras se levantaba y daba un paso
hacia atrás.
—Se ha convertido en un experto en pociones —dijo Panahasi
mientras ponía a Taren de pie—. Mi suposición es que tomó algo que le
protegería de la muerte.
Un brillo de malicia entró en los ojos de Panahasi. —Buena cosa que
la Muerte y yo estemos en buenos términos.
—Pero es mío para lidiar con él —gruñó Dillon—. No tienes idea de
lo que ha pasado Max. Tiene que pagar por lo que hizo, y una
eternidad en el inframundo no es lo suficientemente bueno.
—Sé más de lo que piensas. —Panahasi lo fulminó con la mirada.
Sacó el cuchillo del pecho de Taren y lo levantó.
—¿Sugerirías una muerte rápida? ¿Eso es lo que se merece?
Dillon estaba hirviendo, pero sabía que el líder demonio tenía razón.
La muerte sería un castigo fácil para Taren. Sin embargo, quería
destrozar al hijo de puta.
—No —dijo finalmente Dillon.
—Confía en mí cuando te digo que este es el peor castigo que
cualquiera podría sufrir.
Panahasi abrió un vórtice y entró, llevando a Taren con él. Dillon se
sintió despojado de su venganza. Por otro lado, la venganza no era su
estilo. Pero cuando se trataba de Max, Dillon mataría a todos los
demonios que incluso pensaran acercarse a su pareja.

112

—¿Estás seguro que te sientes bien?


Max ni siquiera estaba adolorido. Se sentía como un hombre nuevo.
No estaba seguro cómo Maltese había alterado la poción, pero la
conexión entre él y su pareja no se había atenuado. De hecho, se sentía
más fuerte que nunca.
—Si me preguntas eso una vez más —dijo Max en advertencia
mientras Dillon aparcaba en el camino de entrada. Acababan de
regresar de cenar en Lucky Clover, y Max se sentía como si estuviera
caminando sobre las nubes. Acababa de ir a su primera cita.
—No puedo evitarlo. —Dillon le sonrió—. Simplemente no puedo
creer que esto haya terminado.
Max agarró su caja de rollitos de canela, que habían comprado en la
panadería, y su bolsa de caramelos de la tienda de caramelos. Se dijo a
sí mismo que no se comería todos los dulces de una sentada, pero eso
sería una mentira.
Tan pronto como entraron en la casa, Duke corrió hacia ellos,
ladrando. Dillon gruñó mientras Max se llevaba una mano a la boca.
No estaba seguro de qué papeles se había apoderado Duke, pero
estaban destrozados por todo el suelo de la sala de estar.
—¡Maldita sea, Duke! —gritó Dillon.
Duke salió corriendo hacia la cocina y no dudó en correr por la
pequeña puerta que Dillon había instalado.
—Deja de gritarle —discutió Max—. Lo estás asustando.
—Ese perro no tiene miedo de nada. —Dillon se inclinó y recogió
los restos. Max dejó la caja y bolsa en la mesita de café y ayudó.
Después de tirarlos, se derrumbaron en el sofá, y Dillon alcanzó el
mando a distancia.
113
Antes de que pudiera encender la televisión, Max se arrastró sobre
su regazo. —Gracias por la noche más maravillosa de mi vida.
Dillon apoyó las manos en las caderas de Max y lo miró fijamente.
—Fue un placer.
Con Dillon regresando al trabajo y Max encontrando un trabajo de
medio tiempo, sus vidas estaban ocupadas, pero su pareja le había
prometido una cita cada viernes por la noche, y Max iba a asegurarse
que eso sucediera.
Finalmente era libre para vivir su vida como quisiera, y Dillon era la
manera que quería las cosas. Presionó un beso en los labios de Dillon
para mostrarle a su pareja su apreciación, pero con un profundo y
retumbante ronroneo, Dillon lo tumbó sobre los cojines, poniendo a
Max sobre su espalda.
—Nuestra cita no ha terminado —dijo Dillon.
—¿No? —bromeó Max.
—Aún tienes que agradecerlo. —Dillon meneó sus cejas.
—Lo acabo de hacer —dijo Max con una risa—. Te di un beso.
—Podemos hacer algo mejor que eso. —Dillon besó a lo largo de la
mandíbula de Max, haciendo que los ojos de Max se pusieran en
blanco.
—¿Quién es un buen chico?
Una carcajada escapó de Max.
—En eso tienes razón. —Dillon retrocedió y desnudó a Max y luego
se desvistió él mismo. Antes de que pudiera regresar al sofá, alcanzó el
cajón de la mesita de café y agarró la botella de lubricante.
Después de estirarle, Dillon se condujo profundamente dentro de
Max, haciendo que los dedos de sus pies se curvaran y su corazón se
acelerara.
—Te amo —gritó Max mientras arqueaba su espalda. 114
—También te amo, Max. —Su pareja le mordió el hombro,
enviando a Max al borde mientras se corría.
Más tarde, se sentaron en la cocina, compartiendo los rollitos de
canela de Max ~que eran los mejores que había probado~ mientras
hablaron toda la noche, riendo, compartiendo historias, y
alimentándose uno al otro del resto de dulces mientras Duke dormía
debajo de la mesa.
No estaba seguro si alguna noche podría superar a esta, pero Max
estaba esperando pasar toda una vida descubriéndolo.

Fin

Das könnte Ihnen auch gefallen