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ESCUELA DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS

CARRERA DE DERECHO

TEMA
SISTEMA PENITENCIARIO EN REPÚBLICA DOMINICANA Y EL NUEVO
MODELO DE GESTIÓN PENITENCIARIA

PRESENTADO POR
JENIFER RAMOS JIMÉNEZ

MATRICULA
10-4558

FACILITADORA
MENA COLON

ASIGNATURA
PENOLOGÍA Y DERECHO PENITENCIARIO

SANTIAGO DE LOS CABALLEROS


REPÚBLICA DOMINICANA
FEBRERO 2020
Introducción

El Régimen legal Penitenciario en nuestro país a través de la Constitución y la ley


224 del 26 junio de 1984, crea el régimen penitenciario. Un régimen que armoniza
las penas privativas de libertad y los derechos fundamentales.

El contenido de la presente exposición versa sobre el Sistema Penitenciario


Dominicano, el mismo consta de cinco capítulos en los que se destacan
definiciones, aspectos históricos, la legislación, organismos y los recintos
y modelos carcelarios del Sistema Penitenciario.
1- Rinda un informe del espacio que le sea necesario del contenido de la
unidad No. 7, del programa de la asignatura.

Sistema Penitenciario en República Dominicana y el Nuevo Modelo de


Gestión Penitenciaria

7.1 Antecedentes Históricos.

La llegada de los españoles a nuestra Isla en 1492, marca el inicio de los


acontecimientos sociales, económicos y jurídicos. En este caso se puede afirmar
que lo referente a los establecimientos carcelarios también tuvo su iniciación a
partir de la llegada de los españoles.

Las Capitulaciones de Santa Fe, fue el contrato firmado por los monarcas


españoles y el navegante Cristóbal Colón, en el cual se establecían las ventajas
de ambas partes, en ese documento se le concedía al conquistador la autorización
de "impartir justicia tanto en el mar durante la travesía como en tierra, con la
facultad de delegar esos derechos".

Un primer antecede, lo constituye la construcción del Fuerte o Fortaleza


La Navidad, construido por Cristóbal Colon, con los restos de la nave naufragada
llamada Santa Maria. En dicho fuerte, había destinada un área para alojar los
detenidos y a los sentenciados o condenados. Luego se construyeron otros
recintos para la guarnición de los soldados, de los armamentos y las municiones,
así como pabellones para alojar a los que eran arrestados.

La monarquía española mediante Reales Cédulas y Ordenanzas disponía sobre la


creación de tribunales, encomiendas de vigilancia de funcionarios y sobre los
presidios y las cárceles, así como instrucciones para los encargados de los
recintos carcelarios, respecto a la vigilancia y el trato que debían tener para con
los presos.

La Real Cédula, que encomendaba a los funcionarios para vigilar el cumplimiento


de las condenas privativas de libertad y la ejecución plena de las disposiciones de
los tribunales, sobre todo cuando tenían sanciones, así como la creación de la
Real Audiencia de Santo Domingo, considerado el Primer Tribunal Colegiado
formado en las nuevas tierras.

En la misma se le encomendaba a los jueces que integraban el referido tribunal,


que a los menos dos de ellos visiten el sábado de cada semana, la cárcel o
cárceles de la ciudad o villa o lugar donde residan y sepan cómo se hace y se
administra la justicia a las personas que estuvieren presas en ellas y provean y
remedien como la justicia se administra a los dichos brevemente y no se les haga
agravio alguno.

A partir del reinado del Rey Felipe II, comienzan a tomarse en cuenta factores
humanos con respecto a la situación de los presos. En Real Cédula dada en el
Prado el 2 de diciembre del 1582, se ordena que en todos pueblos de Indias, sean
construidas cárceles para custodiar a los delincuentes, con habitaciones divididas
para hombres y mujeres.

En 1563, fue dictada la Ordenanza 292, rec. Ley 3, establecía que en las cárceles
debían existir una capilla y un Capellán para que oficiara una misa a los presos.

En el año 1596, se dicta la Ordenanza 317, donde se le instruye a los Alcaides y


carcelarios para que no injurien ni ofendan a los presos; otra Ordenanza prohibía
que éstos recibieran ¨Dones en dinero ni en especie de los presos".

La Ordenanza 309 Rec., Ley 11, ordenaba la obligatoriedad para los alcaides y
carceleros de visitar los presos todas las noches, revisar las prisiones, las puertas
y cerraduras de toda la prisión.

En la época de la Colonia, además de los lugares destinados para la reclusión de


aquellos que violaran a las normas y reglas existentes, también se implementó la
multa, la confiscación, el cepo, los azotes, argolla, las marcas de hierro candente,
la mutilación, el descuartizamiento y la muerte por ahorcamiento, sanciones y
castigos que dependían, no tanto del acto cometido, sino de la persona, pues solo
se aplicaba la multa cuando se trataba de un Caballero. La esclavitud fue abolida
en la República Dominicana el 1ro. de marzo de 1844.
7.2 Normativas que regulan el Sistema Penitenciario.

 En la República Dominicana, está en vigencia la Ley 224 del 26 de junio del año
1984, sobre Régimen Penitenciario, en virtud de la cual se tiene los fundamentos
del sistema progresivo en lo que al tratamiento penitenciario se refiere, pero
solamente desde el punto de vista legislativo, porque en la práctica, es una ley
muerta, por la ausencia de una política penitenciaria eficaz.

Esta ley es bastante amplia consta de 27 capítulos y 107 artículos, y era muy
avanzada para la época en que fue puesta en vigencia, sobre todo si se toma en
consideración que la misma recoge, casi en su totalidad, los proyectos del Dr.
Jaime del Vale Allende, elaborados alrededor del 1962, los cuales contemplan
gran parte de las llamadas reglas mínimas para el tratamiento penitenciario,
aprobadas en el congreso de la Organización de las Naciones Unidas de 1955.

La referida legislación divide los establecimientos penitenciarios en:

 a) Penitenciarias: Aquí cumplirán condena los reclusos sujetos a penas de


privación por encima de dos años.

 b) Presidios: En estos establecimientos sólo deben estar los condenados a


penas inferiores a dos años.

 c) Las Cárceles: En estos establecimientos deben estar las personas que


aun no han sido condenados, es decir, presos preventivos.

 d) Institutos Especiales: Estos fueron creados para condenados con


características especiales como enfermos mentales, reclusos primarios o que
se encuentren en periodos de prueba.

Además, esta legislación específica que el régimen penitenciario tendrá carácter


progresivo y constará de tres períodos:

 a)  De observación.- En el cual el recluso se mantendrá entre 10 y 30 días


en observación y apartado o separado del resto de la población penal que se
encuentre en otra fase del tratamiento. Este período requiere un estudio de
la personalidad del recluso, su medio social y de sus antecedentes, a los fines
de determinar el tratamiento conveniente.

 b) De tratamiento.- En el cual se intentará la rehabilitación del recluso


mediante la instrucción, el trabajo, la disciplina, y actividades recreativas.

 c) Período de prueba.- Se aplicará tomando en cuenta si la pena es


superior o inferior a cinco años. En el primer caso, el recluso debe haber
cumplido un tercio de la pena, y en el segundo, debe haber cumplido un cuarto
de la pena. No obstante, cualquier otro recluso que no caiga dentro de estas
disposiciones, podrá aplicársele el período de prueba a discreción de la
comisión de vigilancia, evaluación y sanción. Entre las medidas de prueba, se
contemplan:

 a) Salidas temporales.

 b) Alojamiento en instituciones especiales.

 c) Libertad Condicional.

7.3 Establecimientos penitenciarios. Clasificación.

Las 19 cárceles de modelo penitenciario tradicional son las más sobrepobladas del
país, en las que impera una tasa de hacinamiento de un 262.5 por ciento.

Estos recintos tienen en conjunto una capacidad para albergar a 4,587 reos, pero
allí guardan prisión 16,630, lo que significa que hay 12,043 mucho más de los que
pueden recibir. 

Mientras, en los 22 centros de corrección y rehabilitación del Nuevo Modelo de


Gestión Penitenciario, hay internos 9,217, estando por debajo de su capacidad,
que es de 9,632. 

Los centros del modelo tradicional, que administra la Dirección de Prisiones, son
menos que los del nuevo modelo, sin embargo, allí han sido enviados más
imputados, lo cual genera más hacinamiento.
Según el reporte de la Dirección General de Prisiones, hasta  el 30 de noviembre
del 2018 estaban privados de libertad en los 41 centros 25,847 personas,  con una
capacidad en conjunto para 14,219.

El informe sobre la población penitenciaria está publicado en la página web de la


Procuraduría General de la República. De acuerdo con ese reporte,  15,584 están
en calidad de preventivos, el 60.3 por ciento, y 10,263 están condenados, el 39.7
por ciento.

El 92 por ciento de los reos son dominicanos, con un total de 23,767,  el ocho por
ciento extranjeros, que en total son 2,080.

El mayor nivel de hacinamiento en los recintos tradicionales lo presenta la cárcel


La Victoria, ubicada en el distrito municipal del mismo nombre, del municipio Santo
Domingo Norte, donde el pasado viernes murió un recluso y dos resultaron heridos
por electrocución, producto de un cortocircuito

La tasa de hacinamiento allí se sitúa en un 275.5 por ciento, al alojar a 7,553


privados de libertad, que representan 5,542 más de su capacidad, que es de
2,011.  

7.4 Sanciones por casos de torturas.

La tortura está condenada en el artículo 5 de la Declaración Universal de


los Derechos Humanos.

Articulo No. 5 de la declaración universal de los derechos humanos "Nadie será


sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes."

Otras normas jurídicas de derecho internacional que recogen la tortura son el


Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Convenio Europeo para la
Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales.

La tipificación del delito varía según la regulación de cada país, pero en conjunto y
de manera genérica se considera tortura a efectos penales a
las acciones cometidas por funcionarios o autoridades, o al consentimiento
explícito o implícito por parte de las mismas para que terceros las ejecuten, con el
objetivo de obtener una confesión o información de una persona, así como el
castigo físico o psíquico que suponga sufrimiento y suprima o disminuya las
facultades del torturado o de cualquier manera afecten a su integridad moral.

A partir de la modificación de la ley 24-97 al código penal, que introduce


modificaciones al art. 303, consagra lo que es la tortura o actos de barbarie en sus
modalidades, sea simple o agravada. Hay unos 5 párrafos que hablan sobre este
nuevo tipo penal.

Es necesario resaltar sobre las condiciones especiales necesarias para que un


juez condene como coautor de tortura o actos de barbarie.

7.5 Ejecución de las penas. Objetivos.

El nuevo Código Procesal Penal, trae una innovación muy importante, al


establecer la creación de órganos judiciales encargados de la fase ejecutiva de la
pena. éstos son los jueces de ejecución. Al comparar esta instauración con los
nuevos códigos de los sistemas judiciales latinoamericanos, comprobamos que
entre ellos existe una gran similitud. Esta medida ya había sido establecida, en el
ámbito internacional, en la Justicia, y con mucha antelación, en paises europeos,
como España e Italia.

En el libro cuarto: Ejecución, del Código Procesal Penal del 2 de julio del 2002, ley
76-02, se desarrolla la figura del juez de ejecución, otorgándole como
competencia: Ejecutar las resoluciones judiciales, y en el ejercicio de su
competencia tendrá las funciones de conocer: En las cuestiones relativas a la
ejecución de la pena, en la solicitud de libertad condicional (art. 444 de este
código), en las cuestiones referidas a la observancia de todas las garantías
incluidas en la Constitución de la Nación y en los Tratados Internacionales, con
relación al trato a brindarse a las personas privadas de su libertad, sean
imputadas, procesadas o condenadas; conocer en los incidentes, (art.442 de este
código), y cuestiones suscitadas en la etapa de ejecución; conocer en
los recursos contra sanciones disciplinarias, las medidas de seguridad aplicadas a
mayores de 18 años de edad; conocer en cuestiones derivadas de la extinción o
modificación de la pena, con motivo de la vigencia de una ley penal más benigna;
conocer de la determinación de las condiciones para la prisión domiciliaria,
promover la reeducación de los victimarios.  

La audiencia de formalización de la instrucción y la audiencia intermedia estarán 


presididas por el Juez de la instrucción.

El Nuevo Código Procesal Penal en su art. 442, sobre los incidentes, precisa cómo
deberán tramitarse los incidentes, lo que deberá resolver el Juez de ejecución.

La fase de la ejecución de la pena privativa de libertad, es  la fase más dura del
proceso penal, y posiblemente no se ha establecido cambio alguno sobre el
particular, en la práctica, entre el Código Criminal y el Código Procesal Penal.

La fase de la ejecución de la pena, es la última fase del proceso penal. Aqui el art.
443 establece condiciones especiales de ejecución en los casos en que la
sentencia incluye un régimen especial de cumplimiento de la pena, el juez de la
ejecución velará porque se cumpla satisfactoriamente y tomará en cuenta,
además, el art. 342, de este Código Procesal Penal.

Ahora bien, sentada la  posición respecto de la ubicación de la etapa ejecutiva en


el proceso penal,  se debe reconocer, que como tal, ésta, deberá estar rodeada
por las amplias garantías propuestas para el proceso, con excepción del principio
de inocencia (art. 14) del nuevo Código Procesal Penal, que quedará desvirtuado
por una sentencia condenatoria que adquiera la autoridad de cosa juzgada. Todos
los derechos que se le asignan al imputado (procesado), deberán estar vigentes
hasta el momento que éste deje de estar sujeto a dicho proceso, es decir, con el
cumplimiento total de la sentencia condenatoria o hasta su absolución
o sobreseimiento.  Tal criterio estaba contemplado en el Código de Procedimiento
Criminal.

A modo de enumeración, el condenado deberá gozar del derecho de defensa, lo


que incluye una defensa técnica, obligatoria en materia penal, como lo establece
el nuevo Código Procesal Penal; deberá asegurarle la vigencia del principio de
contradicción, el derecho a la doble instancia, el derecho a ofrecer pruebas, etc. El
más importante derecho de los condenados, en cuanto a su defensa, será el de
contar, desde el inicio del incidente, con asistencia técnica de un abogado, según
lo establece el art. 18 del nuevo Código Procesal Penal.

7.6 La Dirección General de Prisiones.

La Comisión de Cárceles es un órgano integrado por defensores públicos, creado


mediante la Resolución 4/2007, dictada por el Consejo Nacional de la Defensa
Publica, cuya función principal es velar por el respeto de los derechos
fundamentales de las personas detenidas y las internas en los centros
penitenciarios, así como verificar el cumplimiento efectivo de los estándares
mínimos de detención y prisión establecidos en la normativa nacional e
internacional en las distintas unidades carcelarias del país.

Estará integrada por un mínimo de tres miembros y máximo de cinco, según


propuesta presenta por la Dirección de la institución, por un periodo de un año y
pudiendo ser reelectos.

 Funciones

1. Servir de enlace con las demás instituciones ligadas a la problemática


carcelaria;

2. Evaluar las condiciones de alojamiento de los establecimientos


penitenciarios y otras dependencias donde se encuentren personas recluidas;

3. Promover el cumplimiento de estándares mínimos de detención


establecidos nacional e internacionalmente;
4. Interponer todo recurso o medida necesarias para hacer efectivos los
mismos;

5. Brindar a las personas privadas de su libertad un servicio de consulta y


comunicación con instituciones y con la Oficina Nacional de la Defensa Pública
en los casos de reclamos individuales que no prosperaron;

6. Representar a la Dirección General de la Oficina Nacional de la Defensa


Pública en todo lo relativo a la problemática carcelaria.

7. Párrafo: Estas funciones no son limitativas, sino que podrá tener a su cargo
todas las funciones que la Dirección determine; así como los proyectos
especiales que le sean asignados.

7.8 Segregación de los reclusos. Clasificaciones de los reclusos.

Las 19 cárceles de modelo penitenciario tradicional son las más sobrepobladas del
país, en las que impera una tasa de hacinamiento de un 262.5 por ciento.

Estos recintos tienen en conjunto una capacidad para albergar a 4,587 reos, pero
allí guardan prisión 16,630, lo que significa que hay 12,043 mucho más de los que
pueden recibir.

Mientras, en los 22 centros de corrección y rehabilitación del Nuevo Modelo de


Gestión Penitenciario, hay internos 9,217, estando por debajo de su capacidad,
que es de 9,632.

Los centros del modelo tradicional, que administra la Dirección de Prisiones, son
menos que los del nuevo modelo, sin embargo, allí han sido enviados más
imputados, lo cual genera más hacinamiento.

Según el reporte de la Dirección General de Prisiones, hasta el 30 de noviembre


del 2018 estaban privados de libertad en los 41 centros 25,847 personas, con una
capacidad en conjunto para 14,219.
El informe sobre la población penitenciaria está publicado en la página web de la
Procuraduría General de la República. De acuerdo con ese reporte, 15,584 están
en calidad de preventivos, el 60.3 por ciento, y 10,263 están condenados, el 39.7
por ciento.

El 92 por ciento de los reos son dominicanos, con un total de 23,767, el ocho por
ciento extranjeros, que en total son 2,080.

El mayor nivel de hacinamiento en los recintos tradicionales lo presenta la cárcel


La Victoria, ubicada en el distrito municipal del mismo nombre, del municipio Santo
Domingo Norte, donde el pasado viernes murió un recluso y dos resultaron heridos
por electrocución, producto de un cortocircuito

La tasa de hacinamiento allí se sitúa en un 275.5 por ciento, al alojar a 7,553


privados de libertad, que representan 5,542 más de su capacidad, que es de
2,011.

7.9 Periodos progresivos de régimen penitenciario.

La pena privativa de la libertad, y como corolario la cárcel son instituciones


modernas a pesar de estar petrificadas en nuestra conciencia como ancestrales.
Si bien se reconoce la existencia de antecedentes de la institución carcelaria
desde el año 248 antes de Jesucristo1, la cárcel (en sentido moderno) surge a
mediados del siglo XVI y comienzos del siglo XVII con el auge de las "casas de
corrección". No obstante el consenso respecto a la pena privativa de la libertad
como "la pena por excelencia" y la cárcel como su sustento necesario, la
modalidad de cumplimiento o ejecución de la pena privativa de la libertad ha sido
objeto de mutaciones a lo largo de la historia, fundamentalmente basadas en un
discurso humanizador, resocializador, reeducador del delincuente. El régimen
penitenciario, pude ser definido como "el conjunto de normas dictadas por el
Poder Legislativo o las autoridades administrativas con el objeto de organizar el
cumplimiento de las penas privativas o restrictivas de la libertad y la ejecución de
las medidas de seguridad, se sostiene además que la finalidad del régimen
penitenciario es procurar la enmienda del condenado" (Henri Capitant). El
diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales M. Ossorio define al régimen
penitenciario como "el conjuntos de normas legislativas o administrativas
encaminadas a determinar los diferentes sistemas adoptados para que los
penados cumplan sus penas. Este encamina a obtener la mayor eficacia en la
custodia o en la readaptación social de los delincuentes..."

7.10 Higiene, Alojamiento, vestimenta, Alimentación y recreo, derecho de


participación, Visitas y correspondencias.

Según lo establecido por las reglas mínimas para el tratamiento de los reclusos y
la ley 224 de 1984, encontramos como derechos de los reclusos:

• A un trato igualitario.

• A su integridad física, quedando prohibido ejercer contra ellos torturas, maltratos,


vejaciones o humillaciones

• A su seguridad individual quedando, en consecuencia, prohibido al personal de


vigilancia el uso de la fuerza o de la violencia, salvo en los casos en que
circunstancias específicas en la ley lo permitan (para evitar daños a si mismos,
daños a propiedades o a terceras personas).

• Todo recluso tiene derecho de interponer sus quejas ante el alcalde o quien haga
sus veces cada vez que se considere que ha habido víctima de una arbitrariedad y
de no ser atendía a presentarla ante la Dirección General de Prisiones.

• Derecho a salida luego del cumplimiento de un tercio de la pena y sujeto a las


condiciones en la ley.

• Derecho a que en el establecimiento penitenciario haya un ambiente de higiene


que le permita conservar y mejorar la salud física y mental.

• Al aseo personal, para lo que deberán existir instalaciones adecuadas para tales
fines.
• A un alojamiento o dormitorio dentro del establecimiento penitenciario

• A vestimenta uniforme sin que en ningún caso sea degradante o humillante.


Fuera del establecimiento el recluso usara sus ropas personales y en caso de no
tener, deberá proporcionárseles.

• A recibir alimentación adecuada en cantidad y calidad para el mantenimiento de


la salud. • A salir diariamente al patio o dependencias al aire libre por un plazo no
inferior de una hora.

• A que se le sean devueltos a su egreso, el dinero, objetos de valor, ropas, y otras


pertenencias que quedaron en el depósito a su ingreso al establecimiento.

• Derecho de todo recluso a que se le mantenga debidamente informado de los


acontecimientos más importantes de la vida nacional e internacional, permitiendo
la circulación de periódicos, libros, revistas, así como a través de charlas,
conferencias, programas de radio y televisión.

• A formular y dirigir peticiones y quejas a la dirección del establecimiento,


autoridades administrativas y judiciales.

• A recibir visitas de sus parientes, abogado, amigos con la frecuencia que


dispongan los reglamentos.

• A despachar y recibir correspondencia

• A que se de aviso a sus familiares o a la persona que indique, de su ingreso,


traslado o egreso de un establecimiento penitenciario.

• A ser escuchado previo a la aplicación de una medida disciplinaria en su contra.

• A comunicarse y mantener contactos con representantes de su religión, pudiendo


pre emitírseles participar en los servicios religiosos organizados en el
establecimiento, y tener libros piadosos y de instrucción religiosa.

7.11 El trabajo, educación y vida religiosa, asistencia social, sistema de


salud.
La salud en las cárceles forma parte de la salud pública y las cárceles son parte
de nuestra sociedad. Cuando un estado priva a las personas de su libertad, debe
brindarles la mejor atención posible. El reconocimiento de los derechos humanos
fundamentales de las y los presos, como miembros de la sociedad, es un primer
paso crucial para promover la implementación a gran escala de las intervenciones
mencionadas anteriormente. Finalmente, a nivel sociopolítico, las sociedades más
equitativas tienen mejor capacidad para abordar los determinantes sociales que
llevan a las personas a la cárcel.

Los entornos penitenciarios representan un desafío difícil y, a la vez, una


oportunidad para abordar las necesidades complejas de las poblaciones
vulnerables y desatendidas, con una atención médica adaptada y equitativa. Para
hacer frente a la carga de enfermedades infecciosas en las cárceles, la
Organización Mundial de la Salud (OMS) ha propuesto un paquete integral de
intervenciones. Desafortunadamente, a pesar de los numerosos estudios que
confirman la efectividad de estas intervenciones para reducir la propagación y las
consecuencias negativas de las enfermedades infecciosas, sigue existiendo una
enorme brecha en la implementación de estos servicios en las cárceles.

Para abordar los problemas de salud en las prisiones, los sistemas de justicia


penal y de salud pública deberían coordinarse y cooperar. Para evitar la
reincidencia de los expresos, se les debería proporcionar una buena asistencia –
dando acceso a servicios como vivienda, empleo, tratamiento y apoyo
psicológico– para facilitar su reintegración en la comunidad. Además, para reducir
los encarcelamientos en masa de personas particularmente vulnerables y
marginadas y su exposición a infecciones potencialmente mortales en prisión, son
cruciales las reformas legislativas para despenalizar el uso de drogas y los
comportamientos sexuales.

7.12 Asistencia post penitenciaria


La materia del Medio Libre es asunto de la post-pena, que sin duda debe
entenderse como una función fundamental de la administración carcelaria; la
prisión preventiva y la condena –desde que la pena de prisión pasó de ser una
institución penal a una procesal–, les pertenece a los jueces de ejecución de pena.

El principio penológico de la existencia del Medio Libre fundamenta su razón en


que el servicio de prisiones debe organizar y conducir las actividades de asistencia
post-penitenciaria y de ejecución de “penas limitativas” de derechos de los
liberados de los establecimientos penitenciarios.

A diferencia de nuestro país, este beneficio penal en Argentina, en Perú, por


ejemplo, se desarrolla muy bien, porque ellos cuentan con una ley de ejecución de
pena, y nosotros carecemos de un marco legal apropiado para dividir el proceso
de la prisión.

Ese es el paso que no ha podido dar el sistema penitenciario dominicano: cambiar


la ley penitenciaria e integrar un sinnúmero de instituciones penitenciarias y extra
penitenciarias.

Si aprovechamos para incluir otras formas de liberación post-penitenciaria o penas


limitativas, tienen derecho a ser citadas la libertad condicional y la semi-libertad, la
prestación de servicios a la comunidad y la limitación de días libres.

En todas ellas es necesario un órgano que las pueda ejecutar.

Tenemos jueces de ejecución de pena, pero lo que no tenemos es una ley central
para ciertas funciones ejecutivas penales.

Desde 1918 existe la función post-penitenciaria en América Latina. Surgieron


como patronatos de liberados, luego fueron Juntas estaduales de indulto o de
paroles, formaron red de organizaciones post-penitenciaria, hasta insertarse en las
leyes de ejecución de pena de hoy.
De manera que el Medio Libre no es por sí solo un desafío para un servicio de
prisiones como el nuestro, que carece una base legal adecuada, que ha preferido
la línea más fácil, la de forzar un nuevo modelo en oposición al modelo tradicional,
sino que, en realidad, no representa nada en concreto, sino una falsa alternativa.

Los que estén de acuerdo con el Medio Libre, y a los que no les guste lo que se
pueda hacer con este beneficio, sencillamente no encontrarán ninguna norma
penitenciara que les indique lo que eso va a regular, la forma de aplicarlo.

Como excusa se les dirá que el Medio Libre es un mecanismo de reinserción,


reeducación o readaptación social. Para mí, es sólo cumplimiento de sentencia, en
la forma de asistencia post-penitenciaria. Es preparar a los internos para la
libertad, sin abandonar la condena. Porque en el esquema tradicional de nuestros
condenados nadie puede prepararse para la libertad estando tan mal preso como
lo está, sin duda.

7.13 Aspectos generales del Nuevo Modelo de Gestión Penitenciaria.


Organización de los Centros de Corrección y Rehabilitación. Actores del
Nuevo Modelo Penitenciario.

El Nuevo Modelo de Gestión Penitenciaria constituye una mudanza de paradigma


del tratamiento de los privados de libertad, en el cual se tienen en cuenta sus
derechos ciudadanos fundamentales, a pesar de que estén en conflicto con la ley
y la justicia penal.

Con la fundación de la Escuela Nacional Penitenciaria desde el 30 de julio de


2003, la formación de Agentes de Vigilancia y Tratamiento Penitenciario (VTPs),
de profesionales y técnicos, permitieron viabilizar la apertura, en el año 2004, del
primer Centro de Corrección y Rehabilitación (CCR), iniciando el funcionamiento
del gran Nuevo Modelo de Gestión Penitenciaria de la República Dominicana.
Tras un año de formación intensiva, los Agentes VTPs se incorporan al personal
que desarrolla funciones en los Centros de Corrección y Rehabilitación (CCRs).
Así, existe toda una distinción no solo conceptual, sino también terminológica,
entre el viejo sistema y el nuevo, ya que en el primero se habla de cárceles (o
prisiones) y de guardias, mientras que en el segundo existen centros de corrección
y rehabilitación y personal de vigilancia y tratamiento.

Actualmente, la reforma penitenciaria dominicana se encamina a abarcar cada vez


más proporción del sistema, a través de la voluntad política, del reconocimiento
externo y también de la afirmación en cuanto a modelo penitenciario óptimo para
los países vecinos.

El sistema penitenciario dominicano cuenta con cuarenta y un (41) recintos, de los


cuales veintidós (22) corresponden al Nuevo Modelo de Gestión Penitenciaria y
cuya seguridad está a cargo de los Agentes de Vigilancia y Tratamiento
Penitenciario. Las cárceles del modelo tradicional están a cargo de la Policía y del
Ejército Nacional.

Nuestro personal (los agentes VTP) es reclutado desde la sociedad civil, y luego
es especializado, capacitado y formado durante un año en la Escuela Nacional
Penitenciaria, con una batería de formación jurídica, psicológica, de tratamiento de
personas.

El entrenamiento se lleva a cabo, de manera regular, en la Escuela Nacional


Penitenciaria, en régimen de internado y pasantía en los centros de corrección y
rehabilitación. Los agentes de VTP y todos los servidores, según las funciones y
jerarquías que desempeñan, reciben educación continua (actualización) para
implementar mejoras y contribuir a mantener la excelencia. También le
proporcionamos una formación personalizada a una parte de ese personal en el
Comando contra Terrorismo del Ministerio de Defensa y en el Comando de
Fuerzas Especiales de la Fuerza Aérea, a quienes agradecemos enormemente
ese apoyo que nos han dado. Tenemos un personal con la calidad para responder
en cualquier circunstancia.

En los centros de corrección y rehabilitación del nuevo modelo se respetan todos


los derechos fundamentales establecidos en la Constitución de la República
Dominicana, que en su artículo 40, numeral 16, establece: “Las penas privativas
de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y
reinserción social de la persona condenada y no podrán consistir en trabajos
forzados”, aspecto que cumplimos plenamente, así como los de la Ley 224-84
sobre Régimen Penitenciario, tratados, convenios y pactos en materia de
derechos humanos concernientes a personas privadas de libertad, firmados y
ratificados por el Estado dominicano.

Cuando se ingresa a una persona privada de libertad al nuevo sistema se le


colecta toda la información jurídica, se le hace una analítica médica, un
levantamiento social, y de su nivel educativo; con toda esa información creamos
un protocolo al que llamamos el protocolo unificado de tratamiento y éste se
determinará también en función de su condición médica y jurídica, ya que cada
privado de libertad necesita de un tratamiento personalizado en función de su
situación.
Conclusión

Este estudio ha logrado plasmar conocimientos claros y precisos con relación al


sistema carcelario en el país, en el entendido de su normativa,
las instituciones que tienen la responsabilidad de dirigir y velar por el cumplimiento
de la Ley que rige el sistema, y la transformación que se está suscitando en
relación a la estructura física de los recintos, la dirección a cargo de civiles y sobre
todo el objetivo principal que es la educación y rehabilitación del recluso.
Bibliografías

Constitución de la República Dominicana,

República Dominicana, Ley 224 del 26 de junio de 1984

República Dominicana, Código Procesal Penal


y Normas Complementarias, Edición preparada por Guillermo Moreno Santo
Domingo, Noviembre 2004.

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