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En casa de Mariché

Doce poemas de Mercedes Calvo


ilustrados por María José Capeche
Mercedes Calvo nació en Salto
(Uruguay) y trabajó como
maestra muchos años. Un día
escribió un libro que se llamó
Los espejos de Anaclara y gustó
tanto que le dieron el Premio
Hispanoamericano de Poesía
para Niños. Desde entonces
siguió escribiendo para niños y
grandes y descubrió que escribir
está buenísimo. Eso, y ser la
mamá de la ilustradora, son las
cosas que le dan más felicidad.
María José Capeche (Mariché)
también es salteña. Le gusta
cuidar sus plantas, pasear a su
perra Luna y cantar en la murga
Comodines. Ilustró este libro y
como le gusta mucho dibujar
también hizo los retratos para
esta solapa.
Ambas están muy contentas
con que este libro salga por ahí
a buscar lectores y agradecen
a Alejandra y Sebastián que
ayudaron a hacerlo posible.
Textos: Mercedes Calvo
Ilustraciones: María José Capeche
Diagramación de tapa e interiores: Sebastián Santana
Tipografía: Rufina (© Martín Sommaruga)

Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción


de esta obra por cualquier medio sin la previa autorización
de los titulares del Copyright.

La Gran Nilson
Facebook/lagrannilson

En casa de Mariché
Calvo Astiazarán, María Mercedes
María Mercedes Calvo Astiazarán. - 1ª edición especial - Buenos Aires: La Gran Nilson, 2017.
Doce poemas de Mercedes Calvo
40 p. ; 15 x 20 cm. - (La Pequeña Gran Nilson / Magistratti, María Julia; Correa, Alejandra) ilustrados por María José Capeche
ISBN 978-987-45998-6-5

1. Poesía Infantil y Juvenil Uruguaya. I. Título.

CDD U863.9282

© La Gran Nilson Editora


Buenos Aires, Argentina
Noviembre, 2017
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723
Impreso en Argentina
ISBN 978-987-45998-6-5
A la abuela, que también vive en esta casa
¿Adónde duermen los gatos ¿Quién se esconde en la cocina
en casa de Mariché? en casa de Mariché?
¿En la cama? ¿Un fantasma?
¿En el armario? ¿La vecina?
Es un misterio Es un misterio
No sé No sé

¿Por qué se abren las ventanas


en casa de Mariché?
¿Por el viento? ¿Cuándo se abrirá la puerta
¿Por las hadas? en casa de Mariché?
Es un misterio ¡Cuando llegues!
No sé ¡Cuando vengas!
¡Eso sí que yo lo sé!
Mariché enciende el fuego
- ramitas, piñas-
asustando al invierno
saltan las chispas.
Y el braserío
relumbra y da calor
al verso mío.

En el sillón de mimbre
puedes sentarte
contar historias viejas
o adormilarte.
El humo sube
y se duerme en los brazos
de aquella nube.
Una música antigua
sonando bajo
un libro de poemas
en el regazo.
¡Qué noche tibia!
Las horas del reloj
van en puntillas.
En la cocina juegan
los dos ratones
en camisones
mientras bailan alegres
las cacerolas
sobre las olas

La leche se derrama Cuando se abre la puerta


muerta de risa Todo es jolgorio y canto ¡qué de corridas
sobre la pizza en la cocina. y sacudidas!
y patina en un plato Nadie se anima Con el ceño fruncido
una aceituna a mirar quien se acerca y cara de fiera
como ninguna. por el pasillo. ¡la cocinera!
Tiembla el cuchillo.
Aquí la almohada
no cuenta nada
está callada
mas sabe bien
si el sueño se aleja
Cuando la aurora
y el alma se queja
dulce y sonora
y una pena vieja
tiña la hora
no deja dormir.
de plenitud
Mariché dormida
Guarda el secreto
las penas olvida
como un discreto
sonriendo a la vida
mensaje quieto
su sueño de luz.
sobre un cristal
mas sopla un consejo
muy sabio y muy viejo
que llega de lejos
a hacernos soñar.
¡Eran pequeñas
las dos bolitas,
la tiza verde
y la monedita!
Muy preocupado
busca mi dedo
y sólo encuentra
En el armario un agujero.
de Mariché ¡Cuando lo vea
¡cuántos milagros hoy Mariché,
se pueden ver! con hilo fuerte
Los pantalones lo irá a coser!
tienen dos nidos
aunque alguien crea
que son bolsillos.
En el izquierdo,
abrigaditos,
hay tres botones
y un lapicito.
Duerme un carozo
y un caramelo
endulza el borde
de algún pañuelo.
A la derecha
¡no encuentro nada!
¿Habrá volado
ya la nidada?
En la casa hay un mar
mar y una playa
donde mueren las olas
en las toallas.

En trozos de jabón
florecen islas
y hay cascadas de luz
en las canillas.

Salpicando canciones
sobre la arena
se baña en las mañanas
una sirena.

Y la espía el espejo
del botiquín
de modo que a estos versos
pongamos fin.
Que no
Cuatro ventanas abiertas
en casa de Mariché. Por una se ven estrellas
Por unas veo hacia afuera por otra se ve la mar
por las otras, al revés. por otra se ve el camino
por el que tú has de llegar.
¿Qué se ve?
¿Qué no se ve
por la ventana secreta
de casa de Mariché?
El balcón en las sombras
está callado.
El mundo quieto
se ovilla entre las ramas
con su secreto.

Hacen ronda en el cielo


las estrellitas.
Duerme la luna
En los brazos del viento
sueña en su cuna.

Y los grillos la llaman


quedo, muy quedo.
En el patio, la luna
Sólo un latido.
sin prisa baja
Que no despierte el mundo
por la glicina
que se ha dormido.
Y entre las hojas secas
suave camina.
Y con su luz
el canto de los grillos
se vuelve azul.
Cuando canta el gallo
sale Mariché.
El día redondo
quiere florecer.

A buscar carnada
con caña y anzuelo Todas las lombrices
va llegando el sol serán para ti
hasta el gallinero. –dice el gallo negro-
¡qui quiri qui qui!

La gallina blanca
contesta que no:
¡co coro co co!

Este gusanito
tan gordito es mío
-advierte un pollito-
¡pío, pío, pío! Y tres huevos tibios
lleva Mariché
Ya se aleja el sol para hacer torrejas
desde el gallinero. con miel y café
Una pluma negra
lleva en el sombrero.
Donde el jardín estalla
la luz se abre
ni un trozo de silencio
queda en el aire.

Mariché va soñando
flores y andares
y el canto de los pájaros
llena la tarde.

Las matitas de menta Gritan alto los teros


y de romero en lejanía
aromando el camino y el corazón se ensancha
dicen te quiero. con alegría.

Toda la dicha cabe


en la tarde quieta.
¿Qué importa que el jardín
sean tres macetas?
Aromas frescos, Alegre baño Cuando florezcan
jugos, colores. Son muy pequeñas
las lechuguitas fresco milagro las ensaladas
Tomates rojos, ¡aún sin nubes sonrisa plena
verde laurel. pero ya anuncian
que tienen sed puede llover! sobre el mantel
El limonero Boquitas verdes ¡qué olor intenso
prende sus soles cuando se acerca
muy presurosa agradecidas a tierra mojada
acá en la huerta por el regalo habrá en el alma
de Mariché. la regadera
de Mariché. de Mariché. de Mariché!
Voy a cerrar despacito
la puerta de Mariché
pero no cierro del todo
por si tú quieres volver.

Siempre el fuego está encendido


siempre empieza a amanecer
siempre en el mantel a cuadros
hay torrejas con café.

Empuja la puerta y entra


cuando quieras, otra vez
que no tiene cerraduras
la casa de Mariché.
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Maneras de ver morir a un pájaro


Alejandra Correa

hebra
Se terminó de imprimir en Montevideo, Uruguay
Marisa Negri
durante noviembre 2017 en la imprenta
Tradinco.
En una casa podemos soñar, acurrucarnos, tejer recuerdos.
Pero también es posible crecer, volar, abrir ventanas.
Puedes pasar, si gustas.
En esta casa se construye la alegría

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