ORIGEN DEL CONFLICTO: DIFERENTES PERSPECTIVAS 1

DIFERENTES PERSPECTIVAS

GISELLA ANDREA VILLA – 000564419 – 15777

MARIA CAMILA PATIÑO MONTOYA – 000564694- 15777

Profesor:
CARLOS ALBERTO QUINTERO

Asignatura:
RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS

CORPORACIÓN UNIVERSITARIA MINUTO DE DIOS

UNIMINUTO – SECCIONAL BELLO
FACULTAD DE EDUCACION
ADMINISTRACION EN SALUD OCUPACIONAL
BELLO, COLOMBIA
2020
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ORIGEN DEL CONFLICTO: DIFERENTES PERSPECTIVAS

INTRODUCCIÓN

Ideas preconcebidas acerca de lo que es un conflicto o cuáles son sus orígenes son el primer
escollo que debemos sortear para llegar a un entendimiento real de cómo funcionan las
interacciones humanas y como éstas pueden devenir en rupturas, resquebrajamientos
económicos, pérdidas de oportunidades laborales, alienaciones, guerras, etc.

Comprender como el mundo está lleno de diferentes posiciones acerca de lo que está bien o mal,
desde la ética, la moral, lo profesional, o entender que para llegar a la meta nos trazamos
caminos diferentes y nos servimos de herramientas diversas que no siempre agradan a otros;
asimilando que es inmanente al ser humano y por lo tanto que fallaremos en nuestro intento de
homogeneizar el pensamiento, es el primer paso para abordar los conflictos en cada esfera de la
vida, especialmente cuando la diversidad no solo se nutre de diferentes contextos sino también
de diferentes personalidades y caracteres forjados a través de la crianza, la genética y el sistema.
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ORIGEN DEL CONFLICTO: DIFERENTES PERSPECTIVAS

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Cuando se habla de conflicto, generalmente se asocia con una imagen negativa, existe una
creencia generalizada de que éste debe evitarse y que la panacea para los males del mundo es su
inexistencia, pero por ejemplo Suarez (citado en Ruiz), piensa que “es un proceso vinculante,
interaccional y coconstruido, las partes (mínimo dos) aportan a la situación sus percepciones de
la realidad, sus necesidades y motivaciones, así como los valores que guían sus particulares
comportamientos. Se concluye, además, que los conflictos son históricos, esto es, irrepetibles,
únicos, singulares y específicos” (pp.6). Por eso es que aunque los conflictos son a menudo, el
motivo de intranquilidad del ser humano, debemos entenderlo como una respuesta normal ante el
feedback que presupone entablar comunicación con otras personas, máxime cuando las
relaciones se vuelven complejas e intrincadas en un nivel en el que las ambiciones, intereses,
posturas y metas resquebrajan el hielo glacial por el que debemos transitar no sin antes escoger si
lo haremos primero nosotros u otros.

Además, dado que el conflicto se ha abordado de diferente forma según las diferentes ciencias
sociales, y no es lo mismo hablar de conflicto en economía, sociología, psicología y
antropología, no resulta extraño que hayamos colegido ciertas ideas erradas y/o variadas acerca
de ello, por ejemplo: Marx habla de un conflicto social, la lucha de las clases sociales, el
oprimido y el opresor, y esto nos transporta a una imagen donde la oligarquía se erige avasallante
e irrespetuosa sobre los menos afortunados o más perezosos y mediocres(dependiendo de la lente
desde la cual se vea el éxito y los medios y aptitudes para lograrlo), es fácil asociar esta
fotografía con la palabra conflicto de una forma negativa.

Durkheim (1885 – 1917) a su vez, introduce el concepto de una solidaridad social imbuida por el
acervo cultural y la crianza y también habla de su opuesto o una situación anómica como la falta
de normas e inseguridad que conduce a la fuerza y violencia asociando este estado con
relaciones de conflicto.
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Por su parte, Simmel (citado en Suarez), dice que “una sociedad sin conflictos, es más, sería una
contradicción. Para él, la existencia humana es por definición dualista y contradictoria, en la
medida que combina permanentemente elementos opuestos, tales como la colaboración y el
conflicto, la conformidad y la inconformidad, la persistencia y el cambio”

Incluso Max Weber (citado en Suarez), definió el conflicto como un “tipo de relación social de
lucha, en la que la acción social se orienta a tratar de imponer la voluntad de un actor contra la
resistencia de la otra u otras, lo que implica un esfuerzo deliberado y consciente de oponerse,
resistir y coartar la voluntad de algunos a fin de neutralizarlos, perjudicarlos o, aún más,
eliminarlos”. Esta visión le atribuye al hombre atributos de lobo y asocia el conflicto con lucha
que busca silenciar la voz de nuestra contraparte, dejando como válida únicamente la nuestra.

Todo lo anterior nos delimita al contexto y a la creencia generalizada de que el conflicto es malo
en sí mismo, pero como hemos visto y como se menciona en varias bibliografías, los conflictos
son a menudo nutridos, disipados o manejados inteligentemente según factores disposicionales,
situacionales e intrínsecos. Según lo precedente, que pasa con el temperamento, la personalidad,
el carácter y cómo influyen estos en las decisiones que tomamos cuando las situaciones y el
sistema son una amenaza o se convierten en un verdugo? Por qué el conflicto a veces degenera
en actos atroces de violencia, crueldad, sadismo?, Pues la construcción de la personalidad, la
inteligencia emocional o ausencia de ésta, las inclinaciones al bien o al mal, la resiliencia, juegan
un papel fundamental a la hora de encarar los conflictos.

Al respecto y en sus estudios sobre el origen del mal por ejemplo, Zimbardo (citado en prensa
libre,2015), menciona como el sistema crea las situaciones que según la personalidad van a
derivar en un conflicto tergiversado, oscurecido y corrupto con consecuencias como ir a la
cárcel, perder una familia, morir. Imaginemos a una mujer que ha sido ultrajada sexualmente, su
personalidad marcada genéticamente y fusionada con el temperamento que es esa materia prima
con la aquel se moldea, posiblemente la llevaran a tener un carácter débil, pusilánime y
melancólico y a no hacer nada frente al abuso en una primera instancia. Si el evento se repite una
y otra vez y el sistema es ineficiente porque no hay leyes o funcionarios que la protejan,
eventualmente podrá generarse una situación en la que va a evitar las relaciones, se sumirá en
aislamiento o incluso aquella situación en la que mate a la próxima persona que intente
sobrepasarse con ella; el camino a la oscuridad es gradual y el mal anidado en el corazón y la
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mente de las personas puede ser una de las causas para que los conflictos dejen de ser conflictos
y escalen a cosas mucho peores.

Si miramos varios puntos de vista, que en nuestra opinión es lo más acertado, podemos ver que
la maldad, la falta de valores morales, la ausencia de educación, de un carácter mal forjado y la
inadecuada gestión de conflictos que los mismos generan, afecta de muchas formas a la sociedad,
por ejemplo, en el caso político las disputas (por territorio, los recursos naturales, entre otros),
afectan la economía y demás beneficios que podemos tener si éstas no se producen y en lugar de
ello, llegamos a tomar conciencia para hacer una mediación, tener una vista más amplia de las
decisiones que debo tomar y así, penetrar en la complejidad del conflicto para persuadirlo o en el
mejor de los casos evitarlo y que ambas partes salgan beneficiadas.

De cualquier forma, e independientemente de las razones que originen una degradación de los
conflictos, la búsqueda de alternativas de solución, es la mejor opción para evitar que estos
escalen y vale la pena destacar la educación que recibimos como personas, debido a que mientras
exista intolerancia e incomprensión, la guerra y la maldad seguirá “triunfando” y no va a cesar.
La educación es el factor principal para que las personas aprendan a aceptar las diferencias, los
puntos de vista y la diversidad; comprender que el otro también puede tener la razón, que se
puede llegar a un mutuo acuerdo si se conoce bien al otro y negociar sin necesidad de aplastar las
iniciativas de los demás.
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CONCLUSIÓN

Los conflictos son inherentes al ser humano y a su necesidad de asociación; pretender

erradicarlos es equiparable a querer destruir la esencia de las personas o pretender alienarlas
como si fuera posible prescindir de la vida en sociedad. Tal y como señala Jaime Ruiz Restrepo
en su trabajo elementos para una teoría del conflicto, éste no es en sí mismo negativo, lo
encontraremos en todas las esferas de la sociedad, surgiendo siempre como resultado de la
diferencia de temperamentos, personalidades y carácteres, querrá escalar y derivar en roces,
distanciamientos y guerras por nuestra idiosincrasia, por nuestras ambiciones, por nuestra
intolerancia, por nuestro degradamiento como seres humanos, por las circunstancias, por la vida;
pero debemos asimilar que no debemos prepararnos para evitarlos sino para afrontarlos y
manejarlos de la mejor manera posible, a través de un ejercicio de conocimiento acerca de
nosotros mismos, de nuestras debilidades y fortalezas, a través de un entrenamiento mental que
nos lleve a razonar de manera inteligente, porqué ser inteligente es saber vivir y las
consecuencias de un conflicto mal gestionado hacen que todos inexorablemente perdamos algo.
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BIBLIOGRAFÍA

Ruiz, J. Elementos para una teoría del conflicto. Recuperado de

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%20Teor%C3%ADa%20del%20Conflicto%20de%20Jaime%20Ru%C3%ADz%20Restrepo.pdf

Prensa libre. (24 de febrero de 2020). El efecto Lucifer, el porqué de la maldad. Recuperado de
https://www.prensalibre.com/revista-d/el-porque-de-la-maldad/