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La Evaluación

Entre los cambios que se han evidenciado en relación a la evaluación de los


aprendizajes consiste en determinar la importancia del rol del estudiante como sujeto
activo. Otro aspecto necesario mencionar radica en la utilización, por parte del docente
diversidad de técnicas e instrumentos, tanto cuantitativos y cualitativos que permite
registrar la mayor cantidad de información en relación al aprendizaje, habilidades,
potencialidades, debilidades, etc. del estudiante. Todo esto conlleva a erradicar la
percepción errónea que tenemos los docentes al considerar de forma aislada los
procesos de enseñanza y aprendizaje como darle un peso sobrevalorado a la evaluación
cuantitativa centrado en otorgar una calificación/nota a los estudiantes (Reyes, Carrillo
y Zapata, 2015). Además, la evaluación debe colocarse en el punto central de los
procesos de enseñanza y de aprendizaje, pues dicha evaluación permite volver la
mirada a los procesos desarrollados en el diseño y ejecución de clase.

En este sentido, la evaluación de los aprendizajes de los estudiantes debe articularse


con todos los procesos de enseñanza y de aprendizaje, lo que involucra considerar los
elementos del diseño como: destrezas, objetivos, metodología, recursos, contexto, etc.

Sin embargo generalmente la evaluación se ve como un instrumento que lleva al


estudiante a rendir cuentas de lo que aprendió, cuando debe convertirse en un
instrumento de acción pedagógica, de tal manera que permita al docente considerar las
potencialidades y puntos débiles de cada uno de los estudiantes, a partir de ello
considerarlos para el proceso de enseñanza y de aprendizaje y por otro lado determinar
si se ha conseguido o no desarrollar en los estudiantes los objetivos propuestos (Castillo
y Cabrerizo, 2009). Entonces requiere una serie de valores, habilidades y sobre todo un
cambio de actitud, del docente hacia la evaluación, empezando por no reducir
únicamente a una calificación final convirtiéndolo en un elemento sancionador.

SOBRE LOS TIPOS DE EVALUACIÓN

La literatura académica expone diferentes tipos de evaluación que a su vez responden


a diferentes criterios (Ory y Ruiz, 2011):

1. De acuerdo al momento

a. Evaluación Inicial sirve para obtener información previa el inicio de un proceso


formativo.
b. Evaluación Procesual se da durante el desarrollo del proceso de enseñanza y
de aprendizaje.
c. Evaluación Final sirve para valorar los resultados obtenidos al final del proceso
de enseñanza y de aprendizaje.

2. De acuerdo a la funcionalidad

a. Evaluación diagnóstica se realiza al inicio de un proceso educativo, esta puede


ser cuando se da apertura a un año escolar, unidad didáctica o una clase. Con
los datos que se obtenga de ella, el docente podrá realizar los ajustes oportunos
a la planificación.

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En muchos de los casos, dicha evaluación diagnóstica queda plasmada en el
reactivo/papel trascritas a una matriz para ser presentada a los directivos. Es
decir, no cumple con el propósito de la toma de decisiones por parte del docente
considerando las diferencias individuales (fortalezas y debilidades).

b. Evaluación formativa, este tipo de evaluación tiene un carácter regulador y


valorativo para corregir errores durante el proceso educativo, lograr los objetivos
y desarrollar sus competencias. Se puede decir que “la evaluación formativa
tiene como finalidad corregir errores, modificar aspectos pedagógicos y valorar
los aciertos” (Reyes, et al., 2015, p. 38).

En este sentido, la evaluación formativa no siempre debe tener una calificación,


debe prestar mayor interés al proceso y no al resultado final. Puede ser está
regulación interactiva, inmediata, luego de una actividad o tarea realizada, utiliza
la observación, el dialogo o la interpretación de lo que hizo el estudiante y
regulación retroactiva, crea oportunidades después de una medición puntual,
reforzando lo que no se ha aprendido de manera oportuna.

La comunicación sobre los avances o dificultades que presenta el estudiante


debe ser informado oportunamente, tanto al estudiante como a los padres de
familia y sobre todo deben ser consideradas por el propio docente.

El profesor debe instalar la cultura evaluadora diferente, partiendo desde nuevos


enfoques y concepciones más formativas de la evaluación, sin embargo no es
una tarea fácil por lo que requiere de una preparación para elaborar una serie de
recursos e instrumentos que les faciliten la práctica evaluadora con el fin de que
los estudiantes puedan desarrollar las destrezas y cumplir con los objetivos.

c. Evaluación Sumativa es aquella que se aplica al término de un largo proceso


académico (fin de unidad, quimestral, anual, etc.), sin embargo ésta evaluación
es la más empleada para medir los aprendizajes de los estudiantes y muchas de
las veces llega a sustituir a la evaluación formativa.

La aplicación de las evaluaciones de acuerdo a la finalidad de manera superficial


imposibilita profundizar en los aspectos esenciales y necesarios que demuestra
el estudiante al inicio de un proceso de nuevos aprendizajes (diagnóstica).
Aplicar evaluaciones durante el proceso de enseñanza y de aprendizaje
(formativa) para obtener resultados cuantitativos no favorece al aprendizaje,
pues no permite comprender las fortalezas que debemos potenciar ni las
debilidades que debemos superarlas de acuerdo al estudiante.

3. De acuerdo al agente evaluador


a. Autoevaluación es aquella que realizan los mismos sujetos que realizan la
acción, esto debe permitir analizar críticamente su trabajo reconociendo las
fortalezas y debilidades. Por lo cual, el rol del docente es fundamental para guiar
la reflexión y autorregulación. Este tipo de evaluación puede ser aplicada desde
los primeros años de escolaridad, pues conlleva a desarrollar procesos de
metacognición.
b. Coevaluación es aquella en el cual los sujetos se evalúan mutuamente, es decir
de forma recíproca. Esta evaluación permite la reflexión crítica entre el grupo de
compañeros mediante el trabajado colaborativo.

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c. Heteroevaluación en esta evaluación intervienen agentes distintas a las
personas evaluadas. Para el desarrollo de esta evaluación se debe considerar
el análisis

Centrarnos en la evaluación Sumativa podría llevarnos a:

• Perder el foco de interés de la educación, que consiste que los estudiantes


desarrollen destrezas que les permitan desenvolverse en cualquier ámbito de
sus vidas. No siendo el interés principal que ellos obtengan buenas calificaciones
o simplemente pasen el año lectivo.
• Considerar que estudiar es clave y fundamental únicamente para los exámenes.
• Que los estudiantes sean simples receptores, memorista de datos y conceptos
que serán depositados en la lección o examen y que en un tiempo determinado
esos “aprendizajes” son olvidados.

Diferencia entre evaluar, medir o calificar


Ahora conviene analizar lo que implica evaluar, medir o calificar ya que generalmente
produce confusión. Para ello se presenta un extracto de autores que exponen con
claridad dichas conceptualizaciones.

Evaluar según Lafourcade (1972) menciona que es “una etapa del proceso educacional
que tiene por fin comprobar de modo sistemático en qué medida se han logrado los
resultados previstos en los objetivos que se hubieran especificado con antelación” (p.
21)

Medir es averiguar la cantidad de una cosa, de un fenómeno, de una característica o de


un producto (Olea, 2008). Desde este punto de vista, medir implica otorgar un valor
numérico al producto lo que implica otorgar una calificación para registrar la
consistencia de un criterio predeterminado.

De acuerdo a lo tratado en los párrafos precedentes, es conveniente, como docentes


volvamos la mirada hacia nuestra práctica para comprender si estamos evaluando o
midiendo conocimientos que los estudiantes han “adquirido”.

Retroalimentación
Generalmente cuando los estudiantes se equivocan en alguna pregunta o un proceso
en medio de su proceso formativo, generalmente el docente, se limita a marcar una X y
a colocar la calificación que se ha hecho merecedor, sin ningún feedback de vuelta. Por
ello cuando se habla del proceso de evaluación implica tomar decisiones y
retroalimentar.

Wiggins (1998) (citado en Ravela, Leymonié, Viñas y Haretche, 2014) distingue tres
conceptos diferentes, como parte de la retroalimentación: devolución, orientación y
valoración. Normalmente los docentes “valoran” el trabajo de sus alumnos: los felicitan,
les dicen si está bien o mal, les asignan una calificación, sin embargo esto no es
suficiente se requiere del siguiente proceso.

La devolución. Generalmente el docente califica los trabajos de los estudiantes, ya


sean lecciones, deberes, tareas, entre otros; limitándose únicamente a colocar una

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calificación cualitativamente o cuantitativa. Los estudiantes que obtuvieron altas notas
no tendrían inconveniente, pero aquellos que obtuvieron bajas calificaciones, se
preguntan ¿En qué fallé? O simplemente puede desmotivarles.

Una devolución cabal implica analizar de manera individual o grupal con los estudiantes
a que comprendan, dónde está su error, qué fue lo que se solicitó, en que proceso
fallaron, de tal manera que los estudiantes reflexionen sobre su error y lo que se debe
potenciar o reforzar. Esto servirá para la orientación.

La orientación. Una vez que los estudiantes conocen y reflexionan sobre su error, con
la ayuda del docente, se traza la ruta que se va a seguir para que comprenda mejor y
desarrollen la destreza que se quiere trabajar.

Entonces, ¿qué no implica la evaluación?

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Figura 1. Evaluación educativa de aprendizajes y competencias. (Castillo y Cabrerizo,
2010 p.22)

Referencias

Castillo, S., y Cabrerizo, J. (2010). Evaluación educativa de aprendizajes y


competencias. Madrid: Editorial Pearson Educación. Recuperado de:
https://es.slideshare.net/magemonipag/evaluacicn-
educativadeaprendizajesycompetencias1

Ory, M. y Ruiz, V. (2011). La evaluación en el aula de primaria. Factor clave para el


aprendizaje de las ciencias y las matemáticas, Revista Eureka sobre Enseñanza y
Divulgación de las Ciencias, 8(2), 212-220. Recuperado de:
https://pdfs.semanticscholar.org/242d/295dbe6fd4aa2df28ca924968a758768b5ab.p
df

Ravela, P., Leymonié, J., Viñas, J. y Haretche, C. (2014). La evaluación en las aulas de
secundaria básica en cuatro países de América Latina, Propuesta Educativa, 41(23),
20-45. Recuperado de:
http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1995-
77852014000100004

Reyes, C., y Carrillo, S. y Zapata, R. (2015). Evaluación educativa, nuevas perspectivas.


Machala: Ediciones UTMACH. Recuperado de:
http://repositorio.utmachala.edu.ec/bitstream/48000/6924/1/127%20EVALUACION
%20EDUCATIVA%20NUEVAS%20PERSPECTIVAS.pdf

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