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Resumen
En el presente artículo tratamos el aprendizaje deportivo como en otras ocasiones (Viciana, J. 1999 y Viciana, J. y
Delgado, M.A. 1999), pero abarcando ahora una perspectiva diferente, esto es, el aprendizaje deportivo como una
realidad en las clases de EF. Para ello hace falta tener en cuenta una serie de factores para que los alumnos
progresen en sus capacidades de juego, aquí tratamos estos factores que deben ir unidos a la motivación en el aula,
ya que sin ésta el aprendizaje difícilmente será positivo. Por último tratamos el aprendizaje deportivo desde el punto
de vista de la salud y hábitos, relacionado con el tema actitudinal del currículo de EF. En definitiva, cuál es el papel
que el docente de EF debe desempeñar en las clases para que manipule los factores en el sentido correcto para
proporcionar este aprendizaje motor y favorecer la actitud positiva hacia la EF y Deportiva en sus horas extralectivas.
Palabras clave: Aprendizaje deportivo. Factores de progresión en las capacidades de juego. La motivación en el
aprendizaje. La continuidad de la práctica deportiva.
1. Introducción
El bloque de contenidos de Juegos y Deportes en la etapa de Educación Secundaria Obligatoria
es un contenido donde los progresos del alumnado en la ejecución de habilidades específicas ya
se ha comprobado, es decir, presenta una posibilidad manifiesta de aprendizaje motor (Viciana,
J., 1998), con lo cual el esencial apartado de procedimientos en Educación Física se puede
cubrir incluso sólo con las horas docentes estipuladas. Esto nos permite en esta ocasión abordar
tres variables determinantes para facilitar en el docente su labor de enseñanza-aprendizaje en
el deporte escolar, estas variables a las que nos referimos son:
a. Los factores a tener en cuenta para progresar en las capacidades de juego de los
alumnos.
En nuestro ejemplo, el voleibol utiliza elementos como el bote previo a la acción técnica, el
acompañamiento en el toque o incluso coger el balón, el toque control, o posiblemente
modificar elementos externos como la altura de la red para dar más tiempo de situarse y así
facilitar la acción técnica.
La progresión en este sentido irá encaminada a aplicar cuantas rutinas o elementos de ayuda
sean necesarios para que el juego sea provechoso, continuo y que en definitiva, cumpla los
objetivos marcados, de forma que vayamos suprimiendo estos elementos totalmente y que, por
tanto, lleven al alumno o jugador a la ejecución correcta y reglamentaria de las habilidades
técnicas.
Quizás lo más importante de este factor sea cumplir la siguiente máxima: "Todos los alumnos
deben empezar jugando, independientemente de la modalidad deportiva, por lo que la
complejidad en la ejecución técnica debe estar reducida sólo hasta el límite que sea necesario".
En el voleibol podemos utilizar como directrices para progresar en este factor, el número de
jugadores, común para todos los deportes colectivos (fundamentalmente comenzaremos por el
1 con 1 y 1 contra 1, hasta el 3x3), la utilización de diferentes campos en tamaño (aunque esto
implica también al factor de trabajo físico) y en forma, por ejemplo campos alargados y
estrechos, campos en diagonal, campos anchos y cortos con profundidad, etc., así como por
ejemplo la utilización aislada de un elemento técnico (sólo pase de dedos) o conjunta de
diversos elementos (saque, antebrazos y dedos), número de toques permitidos, etc.
Lo más importante del trabajo de este factor táctico es priorizar elementos tácticos
fundamentales en el deporte a aprender, tanto individuales como colectivos, e introducirlos
poco a poco en las tareas planteadas. De esta forma el alumno va tomando conciencia de cada
aspecto táctico al tiempo que juega, siendo el propio diseño del juego el que condiciona el
ritmo de asimilación de estos aspectos.
Es importante resaltar que nunca debemos incrementar el factor físico hasta el punto de
disminuir la eficacia de las acciones, o lo que es lo mismo, interrumpir la continuidad del juego
o tarea que se está realizando. Es evidente que debemos ir incrementando las condiciones del
terreno y del juego en general hasta llegar a las condiciones de juego real, pero en los centros
escolares esto quizás tiene menos importancia, siendo la concienciación del alumno ante las
condiciones de competición o la aplicación del trabajo de condición física al propio juego
deportivo los contenidos importantes (las unidades didácticas integradas son un buen ejemplo).
Resumidamente podemos decir que, al diseñar dos tareas en progresión, de menor y mayor
complejidad, estamos influyendo inconscientemente en estas tres fases e incidiendo en algún
aspecto de ellas para añadir ese incremento de complejidad. Por ello es muy importante tener
en cuenta cada uno de estos aspectos que componen cada fase motriz en una tarea concreta
para poder ir diseñando la progresión en el sentido en que queramos.
Por la extensión que supone desarrollar todos estos aspectos para cada fase de la tarea motriz,
nos remitimos al capítulo 10 del libro ya citado (Sánchez Bañuelos, F., 1990) y al breve ejemplo
que observamos en la tabla 1 para el deporte del voleibol:
Ejemplo de dos tareas de voleibol en progresión y los cambios sufridos en cada fase de las mismas.
3. La motivación en el aprendizaje deportivo
La motivación es una variable que nosotros consideramos fundamental para que se produzca
un clima de clase adecuado para el aprendizaje, cuestión que en algunos momentos se ha
llevado al límite, sacrificando el propio aprendizaje motor frente a una simple diversión, sin
mucho sentido, del alumnado en clase.
El proceso educativo es intencional por definición, debiendo ser esta intención necesariamente
aportada tanto por el profesor que enseña como por parte del alumno que aprende. Si alguno
de estos dos protagonistas de la educación no muestra dicha intención, el aprendizaje no podrá
llevarse a cabo. Lógicamente suponemos que el factor variable en este compromiso es el
alumnado, puesto que el profesor se prevé empático desde el primer momento que llega a la
clase de Educación Física.
Por otro lado, encontramos la perspectiva del aprendizaje tradicional (mediante la técnica de
enseñanza de instrucción directa, aprendizaje unido a planteamientos de tareas analíticas que
producen una motivación prácticamente nula y que provoca la huida de la práctica deportiva
por parte del alumnado) frente a la utilización de una técnica de indagación (que por el
contrario, hace al alumno reflexivo en su práctica, utiliza planteamientos globales y asegura en
cierta medida el éxito en la motivación de los mismos). (Viciana, J. en prensa).
De forma general, afirmamos que el aprendizaje deportivo es más eficaz y motivante desarrollando las
clases de Educación Física mediante una técnica de enseñanza de indagación, pero cuáles son las
características que las tareas destinadas a este fin deben poseer para asegurar la motivación, ya que ésta es
el ingrediente esencial en el ambiente de clase para que se produzca un aprendizaje efectivo. Veamos ahora
cuáles son estas características o claves para la motivación en el aprendizaje deportivo.
9) Competir.
La competición comienza a no ser ya objeto de debate entre los profesionales de la Educación Física, parece
ser que hemos consensuado que la competición no es perjudicial siempre y cuando no posea ciertas
connotaciones negativas y siempre y cuando se ADAPTE al alumno.
Esta es precisamente la llamada de atención que hacemos en este punto, el competir es necesario para que
la motivación del alumnado sea alta (esto lo hemos comprobado todos innumerables veces), por tanto
debemos tener cuidado en su diseño, trabajar la competición en su medida justa y con las condiciones
adecuadas. Estas son las claves para que consigamos los objetivos deseables y para evitar los atributos
negativos de la misma.
Veamos a continuación qué características deben tener las competiciones dentro del centro escolar para no
dejar de ser educativas, es decir, cuáles son los requisitos que deben reunir las "Actividades Físico-
Deportivas Extracurriculares o Extralectivas" (AFDE).