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El Congreso del SITUAM cerró toda posibilidad de reforma democrática.

Después de la larga huelga que vivimos en la UAM, de febrero a abril, un grupo


importante de académicos nos dimos cita en el auditorio de la Rectoría General de
nuestra Universidad para intercambiar puntos de vista sobre la situación que dejó
la huelga y las perspectivas de nuestra representación sindical como docentes. En
dicha reunión prevaleció el punto de vista de impulsar, en el congreso que se
avecinaba, una reforma democrática del SITUAM que asegure mayores garantías
de democracia en su vida interna, como es que las decisiones de ir a, o levantar
una huelga se tomen a través del voto universal, directo y secreto; así como que,
existiendo de facto una seccional administrativa, se forme una seccional
académica en la que los docentes pudiéramos desarrollar nuestra vida político
sindical.

Un grupo de académicos nos dimos a la tarea de preparar a conciencia la


participación en el congreso, presentamos iniciativas que abrieran el debate, amén
de propuestas para una reforma de los estatutos. En ese tenor contribuimos con
ocho documentos (que fueron publicados en un Correo Sindical): 1.- Garantías
para desarrollar un Congreso democrático, 2.- El SITUAM ante la universidad
pública, 3.- Vida democrática y civilidad política, 4.- Transparencia y rendición de
cuentas, 5.- El SITUAM y sus secciones administrativa y académica, 6.- Nuevas
estrategias de lucha sindical, 7.- ¿Todo vale? Convivencia y civilidad en el
SITUAM, y 8.- Propuesta de modificación estatutaria.

A la par tuvimos reuniones con los dirigentes de algunas corrientes del sindicato
(los que creíamos podrían abrir más sus oídos políticos a la reforma) para
intercambiar puntos de vista sobre los posibles cambios. La respuesta que nos
dieron fue un no rotundo a cualquier reforma que alterara el statu quo en que
mantienen al sindicato. Para ellos todo debe seguir igual.

Con ese antecedente inmediato ya no fue sorpresa la respuesta que las corrientes
nos dieron en el congreso. Creyendo ver un peligro sobre el control y manejo que
tienen del SITUAM se reagruparon y cerraron filas. El Congreso estaba convocado
para los días 19, 20 y 21 de junio, al concluir este plazo aún no se entraba a
discutir los puntos esenciales del mismo. Lo que si se discutió y definió, entre otros
aspectos, fue la orden del día, y en ese momento se rechazó tajantemente aceptar
no sólo cualquier reforma, sino siquiera discutir las propuestas que presentamos.

Lo que se traslució a lo largo de las sesiones del congreso fue el interés


desbordado de los dirigentes de las corrientes, tal como lo hicieron durante la
huelga, de destituir a la secretaria general, para retomar el control del sindicato.
Ese era su objetivo en el congreso, todo lo demás, como el interés de los afiliados,
ocupó un lugar muy secundario. Hubo intento tras intento de destitución, hasta que
finalmente en la tercera semana se aliaron y votaron llamar a nuevas elecciones
de comité ejecutivo y secretario general.
Sin embargo, en el congreso se logró aprobar el acuerdo de acotar la
manipulación que las corrientes acostumbran de tomar acuerdos con el voto de un
número irrisorio de delegados, estableciéndose que para sesionar y decidir se
requería la mayoría (mitad más uno) de los delegados registrados (aunque
legalmente debía ser en base a los delegados que correspondan al total de
afiliados). Esa mayoría necesaria fue de 189. Las bandas insistieron en que el
quórum se estableciera con la mayoría de delegados presentes en el momento de
una determinada votación, o sea si hubiera treinta, con diez y seis se aprobaría
cualquier cosa. Con toda la frustración tuvieron que acatar esta determinación.

Con la respuesta a nuestras iniciativas en el congreso se evidenció, de nueva


cuenta, la imposibilidad de transformar al SITUAM para que retome sus principios
democráticos que le dieron origen. La burocracia con sus grupos de interés se
impusieron, el mensaje que nos dieron fue muy claro: si los académicos queremos
continuar en el SITUAM es bajo la condición de aceptar el papel de convidados de
piedra, y que lo que más se aprecia de nosotros son nuestras cuotas sindicales,
que se calcula representan el 50% del total que actualmente por ese rubro entra a
las arcas del sindicato. Además un sindicato mixto le da prestigio a la burocracia
sindical y le asegura mejores condiciones para traficar políticamente con sus
intereses, tanto en foros sindicales como sociales. La burocracia lo que más desea
de los docentes es que estén afiliados pero ausentes de toda posibilidad de incidir
en las decisiones.

No obstante lo sucedido, cumplimos con el mandato de la reunión de académicos


mencionada al inicio del presente escrito, de buscar una reforma democrática en
el SITUAM. Ante los resultados obtenidos lo que queda es que los académicos
reflexionemos sobre cuáles son los pasos que debemos seguir para contar con
una representación sindical que realmente nos represente, y que vele por nuestros
intereses laborales. Pesa decirlo, pero hay que hacer conciencia que esa
perspectiva ya no se encuentra en el SITUAM.

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