José Roberto González Casas nació el 13 de abril de
1998 en la ciudad de Torreón, Coah. Siempre fue un niño alegre, extrovertido y carismático. Desde los tres años de edad mostró aptitudes para el dibujo y la elaboración de objetos en papel maché. Curso educación inicial en el CENDI y sus estudios de preescolar hasta secundaria en el Colegio Miguel Ángel (De formación católica). En primaria, las maestras le pedían que les hiciera dibujos, le gustaba investigar acerca de los insectos y los coleccionaba. Desde muy pequeño tomó clases de Kung Fu; en el colegio participó en el equipo de basquetbol y en clases de guitarra acústica y posteriormente tomó clases de guitarra eléctrica en la academia de música Gonher. Le gustaba mucho jugar con los bloques de construcción LEGO sobre todo los que eran de movimiento y de ahí le surgió el gustó por la electrónica, así que cuando tenía doce años insistió en inscribirse en la Escuela de Electrónica Práctica ECTTI- RAYTEL, A. C. la cual era para adultos y Roberto era el único niño que asistía.
Desde los cuatro hasta los doce años tomó clases de
natación por lo que era un excelente nadador; también practicó el atletismo en salto de longitud en la Unidad Deportiva y participó en carreras infantiles de la 5K Nocturna, y en varias 10 K Victoria. Por invitación de un tío participó en tres carreras ciclistas de 42 km y una de 50km. Llamada “Reto Multimedios”. Otros de sus pasatiempos era armar rompecabezas, el último que realizó fue de cinco mil piezas, jugar ajedrez, armar cubos de diferente diseño, dibujar a lápiz, arreglar aparatos electrodomésticos e ir al gimnasio y leer. A los quince años concluyó el Programa de Inglés de Adolescentes en el Centro de Idiomas (UAC). Cuando tenía 16 años cursaba el primer año en la preparatoria Luzac, le entusiasmó mucho la idea de irse a otro país de intercambio por el Club Rotario Torreón Laguna, por tal motivo asistió a un curso de preparación de diez meses impartido por el Sr. Ricardo Marcos. Posteriormente, se fue un año a la ciudad de Uruguaiana del Estado Río Grande del Sur en Brasil. (De Julio del 2014 a Julio del 2015) Ahí curso el segundo año de preparatoria en la Escuela Marista Sant’ana; en donde hizo amistad con varios de sus compañeros ya que era sencillo y tenía un gran sentido del humor. Asistió a clases de portugués donde aprendió el idioma. Participó en un equipo de futbol de esa escuela; pues era el deporte que más practicaban. Allá tuvo la oportunidad de realizar viajes con otros jóvenes Intercambistas para conocer algunos lugares de Brasil, visitó el Amazonas y las principales playas del nordeste, Sao Paulo, Porto Alegre, Capao Da Canoa, Santa María, Gramado y Canela. Además fue a Argentina y a Uruguay en dichos viajes conoció a intercambistas de muchos países y con los cuales tenía comunicación pues le gustaba hacer amigos, los cuales tenían planeado volver a reunirse en Islandia en 2017. Regresó a Torreón cuando tenía 17 años y se integró a la preparatoria Luzac a continuar sus estudios de preparatoria. Realizaba Crossfit y pertenecía a un equipo de fut-bol soccer de la línea verde. Estaba estudiando para presentar examen para Ingeniería Mecatrónica o Ingeniería en Física. Era su deseo continuar sus estudios en la UNAM. Le gustaba mucho leer sobre todo libros de Stephen Hawking . Su sueño era conocer El Gran Colisionador de Hadrones en Suiza. Otra de las características que siempre distinguió a Roberto, fue la vocación de ayuda a toda persona que requería; sin importar el esfuerzo que había que realizar, igual era regalar su tiempo para charlar con cualquier persona, igual era hacer un servicio, pero con la misma solidaridad se desperendía de sus cosas para obsequiarlas a quién las necesitara; sin importar que fuera su jueguete favorito, su ropa nueva, todo en el afán de ayudar a sus semejantes; tan es así que, aún en sus últimos suspiros cedió parte de él para prolongar la vida en otros. Por eso, El día 22 de diciembre del 2016 Roberto se convirtió en un ángel y en su último gesto de caridad, a través de su familia, regaló a dos jóvenes la oportunidad de salvar su vida, con la donación de un riñón para cada uno de ellos. Además de los jóvenes, dos adultos también fueron favoorecidos por vocación altruista de Roberto y ellos recibieron una cornea (cada uno) acción que mejoró la condición de estas personas. Por eso, hoy a dos años de su partida, seguimos lamentando la ausencia de Roberto, seguras de que, en vida estaría realizando más obras en beneficio de su prójimo, porque seguras estamos que aún tenía mucho que compartir. Pero Roberto seguirá presente en nuestros corazones, estará presente por sus actos, por su entusiasmo, por sus ganas de hacer cosas nuevas y por su sonrisa que siempre lo distinguió.
y concedió el milagro a dos jóvenes de que les
donarán un riñón salvándoles la vida y a dos adultos de recuperar la vista mejorándoles su calidad de vida. Aún a pesar del dolor familiar se decidió donar sus órganos: riñones y córneas, con los cuales se beneficiaron cuatro personas que mejoraron su salud y su calidad de vida. Roberto dejó huella en las personas que lo conocieron y siempre será recordado por su hermosa sonrisa.