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Aportes en ingeniería hidrológica de zonas áridas.

Casos aplicados a la vertiente del Pacífico peruano


Pedro Rau Lavado
Universidad de Ingeniería y Tecnología UTEC, Lima. Perú / prau@utec.edu.pe

1. Resumen
El presente artículo representa una revisión y un complemento de la literatura existente, así como una
motivación para el estudio de las zonas áridas en un contexto ingenieril y de solución de problemas
comunes en hidrología e hidráulica. Se plantean las recomendaciones y criterios para el análisis
hidrológico en este tipo de regiones, que no han sido suficientemente estudiadas, sabiendo que la
mayor parte de la normativa internacional y local se basan en teorías y experimentaciones en regiones
húmedas. Se proponen métodos actuales para el tratamiento de información hidrometeorológica
escasa y la predicción de caudales en cuencas sin medición, a través de casos aplicados a la vertiente
del Pacífico peruano.

2. Introducción
La infraestructura localizada en las regiones áridas de todo el mundo experimenta escenarios de sobre
población y agotamiento de recursos. En el Perú, más del 50% de la población habita en regiones
áridas, trayendo como consecuencia problemas de escasez de agua, así como la falta de planificación
frente al gran impacto de la variabilidad climática como el Fenómeno El Niño (FEN), reflejado en el
colapso de esta infraestructura frente a eventos extremos como inundaciones o sequías. La costa, así
como gran parte de los Andes en sus dos vertientes hacia el Pacífico, el Amazonas y la hoya del
Titicaca, se encuentran en un contexto de aridez global creciente, donde la desertificación estaría
incrementándose (Ref. 1). Con registros hidrométricos antiguos de inundaciones como en el río
Moche y Viru desde 1914 (Ref. 2), es muy frecuente el daño en la infraestructura civil, así como una
inexistente planificación territorial en ríos y quebradas generalmente secos por largos periodos de
tiempo (Figura 1).

La condiciones climáticas y geológicas forman rasgos geomorfológicos caprichosos, capaces de


desafiar a la ingeniería. La Figura 2 muestra la típica configuración de una cuenca hidrográfica de la
vertiente del Pacífico peruano, considerando el contexto climático y la definición de sus cursos de
agua. Desde la caracterización de ríos o quebradas perennes, estacionales, intermitentes y hasta
efímeros, bien podrían replantear el diseño previsto para un proyecto determinado. La incomprensión
de la respuesta hidrológica en cada una de estas zonas, genera problemáticas específicas. Un curso de
agua perenne presenta una superficie de agua persistente a lo largo del año, un curso estacional
presenta una superficie de agua solo durante la época húmeda todos los años, un curso intermitente
presenta una superficie de agua en un periodo de la época húmeda (días, semanas) y solo algunos
años, y un curso efímero (llamado también “wadi”) solo presenta una superficie de agua de corta
duración (horas, días). Nótese el inicio de los cursos de agua generalmente en cabeceras perteneciente
a un clima árido de índice superior.
Articulo presentado en el VII Congreso internacional de Hidráulica, Hidrología, Saneamiento y Medio Ambiente. ICG. Instituto de la Construcción y
Gerencia. 2019, 1 Noviembre. Lima.
Aportes en ingeniería hidrológica de zonas áridas P. Rau

Figura 1. Colapso de puentes en la costa norte hiper-árida. Cruce del rio Moche en 1925 (Foto
superior: Ref. 3) y del rio Viru el 2017 (Foto inferior: RPP) con la carretera Panamericana.

Figura 2. Zonas climáticas y cursos de agua dentro de una cuenca hidrográfica típica de la Vertiente
del Pacifico peruano (Fuente: Elaboración propia).

3. El concepto de aridez
La aridez es un fenómeno climático, relacionada a la escasez de precipitación, o a la proporción entre
la precipitación (P) siempre inferior a la evapotranspiración potencial (ETP) en una región o cuenca
y en un paso de tiempo determinado. Obviamente todo dependerá del método usado para el cálculo
de P y ETP. Esto puede ser efectuado a través de métodos operacionales prácticos, en donde una
región es considerada árida, si P/ETP < 1 (Ref. 4). Por otro lado, con el avance científico y
tecnológico, se puede emplear métodos con mayor base física y apoyado por la percepción remota y
reanálisis climático para afrontar el problema de falta de información. De esta forma se puede
emplear, por ejemplo, la ecuación de FAO Penman-Monteith para el cálculo de la ETP (Ref. 5).

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Aportes en ingeniería hidrológica de zonas áridas P. Rau

Uno de estos productos grillados que cubren el periodo de 1970 al 2000, se detalla en la Ref. 6, el
cual fue procesado para el Perú y es visualizado en la Figura 3. La aridez a paso de tiempo anual, se
categoriza en 4 niveles o índices: Hiper-árido (P/ETP < 0.03), Árido (0.03 < P/ETP < 0.2), Semi-
árido (0.2 < P/ETP < 0.5) y Sub-húmedo seco (0.5 < ETP < 0.65). Dependiendo de la metodología
empleada para el cálculo de P y ETP, estos valores podrían cambiar ligeramente. En el presente
artículo nos referimos a “zona árida” como el término que engloba a todas las categorías mencionadas
anteriormente.

Figura 3. Mapa de aridez y principales desiertos del Perú (Fuente: Elaboración propia con datos
proveídos por la Ref. 6).
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4. Tratamiento de datos hidrometeorológicos escasos


El tratamiento de la información hidrometeorológica (i.e. caudales; precipitaciones, temperaturas,
humedades relativas y otras variables meteorológicas) debe considerar la variabilidad temporal y
espacial. Existen dos limitantes principales en las estimaciones de caudales de diseño y balances
hídricos, estos son la escasez de datos a lo largo del tiempo y la variabilidad de la precipitación a lo
largo y ancho de una región. Sin embargo, en las regiones áridas como en las zonas identificadas en
la Figura 1, estas limitantes se agravan por los siguientes factores:

a. Marcada variación de la distribución de la lluvia en época húmeda y seca.


b. Marcada variación entre un año a otro, siendo esta variación más fuerte a nivel mensual. La
precipitación anual promedio no podría representar un indicador muy significativo.
c. Marcada intensidad a pasos más finos de tiempo (horario, diario).

Se sabe que algunos eventos puntuales de precipitación pueden ser tan elevados que sobrepasen el
promedio anual de precipitación de toda una región, como el ocurrido en la zona árida de la cuenca
del rio Piura que registro 258 mm/día el 22 marzo del 2017, superando en más de 4 veces lo que
puede llover durante todo un año normal (60 mm/año). Sin necesidad de la ocurrencia de eventos
climatológicos como el FEN, hay regiones en la costa sur como en la zona semi-árida de la cuenca
del rio Chili en Arequipa donde el 8 febrero del 2013 registro 123 mm/día superando cerca de 2 veces
lo que llueve durante todo un año.

El tratamiento de datos debe efectuarse bajo el contexto climático de aridez. La Ref. 7, analiza las
precipitaciones a escala mensual desde 1964 hasta el 2011 obtenidos del Servicio Nacional de
Meteorología e Hidrología del Perú (SENAMHI). Las más de 120 estaciones pluviométricas se
encuentran esparcidas a lo largo de la vertiente del Pacifico, muy lejos de la densidad recomendada
(Ref. 8) por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) donde se recomienda mínimo 1 estación
cada 250 km² en zonas montañosas y cada 900 km² en zonas costeras. Estas limitaciones hacen
posible en uso de una metodología capaz de asimilar la alta variabilidad espacial y temporal. Se
plantean las siguientes recomendaciones, así como las etapas indicadas en el Diagrama de Flujo de la
Figura 4, para la completación de datos faltantes mediante la homogenización y finalmente la
validación de datos (Ref. 7, Ref. 9):

a. Se propone el empleo de un registro de datos mayor o igual a 30 años en regiones


climáticamente no estacionarias, en donde la influencia de la variabilidad climática interanual
tal como el FEN es frecuente. Un análisis con un mínimo de 3 décadas (normal climatológica),
hace posible comprender la evolución de estos eventos.
b. Se plantea el empleo de un registro inferior a 30 años y superior o igual a los 15 años, en zonas
climáticamente estacionarias.

Se plantea el uso de métodos geoestadísticos de regionalización como el método del Vector Regional
(MVR) para la definición de regiones climáticamente homogéneas y la construcción del patrón
pluviométrico estacional y anual, sugerido en la Figura 4. La Ecuación 1 muestra la función objetivo
J la cual tendrá que ser minimizada considerando un número de años N y un número de estaciones
M, con precipitaciones anuales Pij para el año i y estación j, a través de la generación de un índice,

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vector o patrón pluviométrico Zi. Esta minimización requiere de iteraciones hasta alcanzar
estadísticos de calidad como la desviación típica de las desviaciones con un valor recomendable
inferior a 0.4 y un coeficiente de correlación entre estación y vector mayor a 0.7 (Ref. 10). El MVR
se encuentra automatizado en el software HYDRACCESS (Ref. 11).

𝑃
𝐽= −𝑍 (Ecuación 1)
𝑃
Una vez completado los registros mediante el proceso de homogenización descrito, se procede a
realizar el análisis de consistencia, lo cual actualmente representa un elemento clave para la
identificación de tendencias y puntos de quiebre o saltos en las series de tiempo. Esta consistencia se
relaciona con diversos impactos del clima y las actividades humanas en las mediciones. Actualmente,
no es muy recomendable la corrección por consistencia, una práctica muy común en décadas pasadas
con metodologías basadas en consideraciones estacionarias (al menos que la metodología de diseño
lo requiera). Los eventos caóticos del clima a diversos pasos de tiempo, cambian el escenario en la
aplicación de las metodologías. Las tendencias y quiebres encontrados enriquecen la interpretación
estadística de las series de tiempo y cualquier corrección conllevaría a una mala interpretación de la
historicidad pluviométrica en un proyecto.

Al completar satisfactoriamente todas las etapas anteriores, una base de datos se encontraría
homogenizada y validada.

Figura 4. Diagrama de flujo para la completación de datos faltantes en zonas áridas (Fuente:
Elaboración propia).
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5. Análisis basado en eventos


5.1. Crecidas repentinas
Definitivamente el fenómeno más común en las regiones áridas, son las crecidas repentinas o “flash
floods”. Los eventos climatológicos en la zona de estudio se presentan en diversas magnitudes de
frecuencia: desde eventos raros casi centenales como el FEN Costero de 1925 y 2017 (Ref. 12),
pasando por eventos de frecuencia entre cuadrienal y decenal como los años FEN (entre débiles,
moderados y fuertes, Ref. 9, Ref. 13), hasta experimentar el desarrollo de eventos máximos
recurrentes durante la época húmeda. Todos ellos logran generar láminas de escorrentía a lo largo de
quebradas secas o de poco caudal, causando mucho daño a la infraestructura diseñada o planificada
con las limitaciones del caso.
El origen y desarrollo de una crecida repentina, son diferentes si los comparamos a una crecida
estándar. Las primeras suelen durar no más de seis horas y el tránsito de flujo es indudablemente de
tipo no-permanente. Por otro lado, las crecidas estándar pueden durar días o semanas. Generalmente
las inundaciones son asumidas bajo este último criterio de conservadurismo, al considerar
condiciones de flujo permanente, sin embargo, esto está muy fuera de la realidad en el sentido estricto
del volumen y caudal máximo generado para el caso de una crecida repentina.

Es posible redireccionar el diseño hacia experiencias y metodologías basados en mediciones y con


intentos de dar un sentido físico a la fenomenología de eventos (ver Ref. 14, método del coeficiente
de escorrentía infinitesimal, hidrograma unitario adimensional estándar, etc). Por citar un ejemplo,
existe una metodología de amplio uso como el SCS Numero de Curva (NRCS). Se sabe que en
condiciones semi-áridas, la escorrentía es sobrestimada durante tormentas de baja intensidad y
subestimada durante tormentas de alta intensidad (Ref. 15). La Figura 5, resume las características de
la generación de un hidrograma de avenida para una zona árida. La presencia del flujo base es
reducido o en algunos casos casi inexistente, lo cual limita el empleo de metodologías de amplio uso
basados en climas húmedos, donde el flujo base es importante. Precisar también la predominancia de
escorrentía del tipo Hortoniano en zonas áridas, es decir la generación de flujo superficial por exceso
de infiltración y no por exceso de saturación del suelo. Las metodologías para climas húmedos no
serían capaces de generar un hidrograma más empinado y de mayor duración, tal como sucede en una
zona árida. Aun considerando un mismo caudal máximo (ver Figura 5), la forma del hidrograma
podría redefinir el diseño hidrológico.
Q En zona árida
(m3/s)

horas
En zona húmeda

Figura 5. Comparación de hidrogramas típicos en zona árida y húmeda (Fuente: Elaboración propia).

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Analizando las mediciones existentes, por ejemplo, para el rio Moche en la estación Quirihuac, se
sabe que durante el FEN Costero de 2017 se registró una crecida de 406 m3/s, y en 1933 y 1948 se
registraron crecidas de 550 y 557 m3/s respectivamente, solo superados por el evento de 1998 con
850 m3/s. Así también el rio Virú (vecino sur del rio Moche) en la estación Huacapongo, registró
durante el FEN Costero de 2017 una crecida de 93 m3/s, en 1967 y 1972 hubieron crecidas de 200
m3/s, solo superados por el evento de 1998 con 380 m3/s. Los desastres nefastos causados aguas abajo
de estas estaciones son conocidas (Figura 1) y es probable el efecto de un desarrollo más rápido y
duradero de las crecidas repentinas y por consiguiente un mayor volumen de escorrentía generado.

Lamentablemente todas las cifras indicadas anteriormente ostentan una elevada incertidumbre
operacional, debido a que todas las estaciones hidrométricas presentan curvas de descargas de
caudales con un límite máximo de operación. Por encima de estas cotas o límites, cualquier
extrapolación resulta inexacta, sobre todo en los eventos de crecidas repentinas. Por lo cual queda
mucho trabajo de investigación en hidrometría, así también en el análisis de eventos a paso de tiempo
corto (minutos, horas, días) en el marco de la hidrología estadística. Recordar que el diseño
hidrológico va más allá de la sola aplicación de metodologías y normas para resolver un
dimensionamiento, “sino también incorpora la comprensión del proyecto en su totalidad, con sus
funciones y objetivos” (Ref. 16).

La medición directa de una crecida repentina siempre ha sido considerada imposible por el elevado
riesgo de daño, sin embargo, actualmente la tecnología ofrece nuevas alternativas para mediciones
indirectas o “no intrusivas” como el empleo de cámaras LSPIV - Velocimetría por imágenes de
partículas a gran escala (Ref. 17), de esta forma se estiman los campos de velocidades durante un
evento extremo, previamente calibrado en una curva de descarga, dando como resultado la estimación
del caudal. Si se logra medir el caudal máximo de una crecida repentina, definitivamente se
replantearían las suposiciones y planteamientos para la definición y estimación de una avenida
extraordinaria y una avenida máxima.

6. Análisis continuo
Ante el escenario de variabilidad, cambio climático y desertificación, los balances hídricos en zonas
áridas presentan un desafío al momento de determinar variables tan complejas como la
evapotranspiración. Siendo la característica fundamental de estas regiones, el de presentar una mayor
evapotranspiración que la precipitación a diferentes escalas de tiempo y espacio, resulta complejo la
selección de los métodos y la obtención de una serie consistente continua diaria, mensual o anual. Así
también, las series de caudales presentan diversas características dependiendo de las ubicaciones de
las estaciones hidrométricas, dependiendo de la escala de tiempo, la consideración del flujo base
recobra importancia principalmente en zonas semi-áridas.

6.1. Balance Hídrico


En una escala de cuenca hidrográfica, un problema recurrente que poco se presta atención en el
cálculo hidrológico, es la generación de “agua ficticia”. Esto provoca un desbalance malinterpretado
como un balance, lo cual se ve reflejado en una modelación hidrológica fuera de contexto (Ref. 18).
Esta sobreestimación o subestimación en la precipitación, se debe al uso no adecuado de metodologías
sin prestar atención a su alta variabilidad espacial. Se hace necesario una corrección de las variables
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de precipitación y temperatura en función de parámetros como el relieve, así como el empleo de


metodologías acorde a la escasez de información, y sobre todo el trabajo a nivel espacial o grillado.
Por ejemplo, un reajuste adicional a una interpolación como el realizado por el método de Kriging,
quedaría limitado solo a ciertas aplicaciones, lo cual abre la posibilidad a otras metodologías como el
inverso del peso de la distancia (IDW). Se plantea el método de corrección por gradiente de
precipitación y de temperatura para asemejar a condiciones reales, estos gradientes son fácilmente
estimados con las estaciones in-situ y extrapolados a nivel grillado, más detalles de la metodología
se puede encontrar en la Ref. 18, el cual fue aplicado a las cuencas de la vertiente del Pacifico (Ref.
4, Ref. 19).

La estimación de la evapotranspiración en un contexto de calentamiento regional de la vertiente del


Pacifico peruano, en el rango promedio de 0.2 °C/década (Ref. 4), es posible con el empleo de
fórmulas más operacionales a escala de cuenca hidrográfica, es decir con menos variables. A
diferencia de los métodos que involucran más variables físicas y que son más útiles a escalas pequeñas
o donde se requiera una mayor precisión, como en el caso de los proyectos de irrigación. Se plantea
el uso del método de Oudin (Ref. 20) el cual solo requiere los datos de la temperatura media y
radiación solar extraterrestre y que fue aplicado a la vertiente del Pacifico. La Figura 6 muestra el
comportamiento mensual de la precipitación, evapotranspiración potencial y caudales de la cuenca
del rio Rímac, hasta la estación hidrométrica Chosica, desarrollando un área de 2352 Km². Esta
cuenca presenta una fuerte antropogenización causado por proyectos de regulación y
aprovechamiento hídrico, lo cual se refleja en una irregularidad en los caudales. Sin embargo, la
precipitación mantiene un comportamiento influenciado principalmente por la variabilidad climática
y reflejada en los eventos extremos de 1972, 1976, 1983 y 1998. Se plantea este tipo de análisis de
tipo espacial y agregado, hasta cualquier punto de medición de una cuenca. De esta forma se evita
criterios operacionales arbitrarios como el análisis de cuencas húmedas contribuyentes, e isoyetas
estacionarias.
350 0
50
300
100
P y ETP (mm/mes)

250 150
Q (m3/s/mes)

200 200
250
150 300
100 350
400
50
450
0 500
1970
1972
1974
1976
1978
1980
1982
1984
1986
1988
1990
1992
1994
1996
1998
2000
2002
2004
2006
2008
2010

Caudal (Q) Precipitacion (P) Evapotranspiracion Potencial (ETP)

Figura 6. Series de tiempo de Precipitación, Evapotranspiración y Caudales para la cuenca del rio
Rímac hasta la estación Chosica (Fuente: Elaboración propia con datos proveídos por la Ref. 4).

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Aportes en ingeniería hidrológica de zonas áridas P. Rau

6.2. Recomendaciones para una modelación hidrológica conceptual


Un aporte interesante del avance de las ciencias hidrológicas es la acuñación del término “cambio
hidroclimático”, el cual engloba el cambio en el clima y el cambio en la cuenca, como variables
principales para entender la evolución de los caudales a la salida de una cuenca (Ref. 4). Con el
empleo de la percepción remota (imágenes MODIS, LANDSAT y otros), es posible indagar como ha
sido el cambio en la cobertura y el uso del suelo a lo largo de los últimos años y su influencia en la
generación de inundaciones y/o sequias. La detección de puntos de quiebre y saltos adquiere otra
dimensión de categoría espacial, con lo cual se definen periodos de calibración y validación para una
modelación hidrológica. Una cuenca con una baja disparidad hidroclimática, es decir donde el cambio
en la cuenca y clima no son significativos, se considera como una cuenca “semi-natural”.

La modelación conceptual, por su versatilidad y parsimonia, se considera como una potente


herramienta para la comparación de múltiples escenarios de cambio en la cuenca y en el clima, algo
que es casi imposible de efectuar con un modelo distribuido de base física o con un modelo semi
distribuido, por el elevado consumo de recursos y tiempo. A partir de esto, se podría afirmar que no
existe “el mejor modelo” tan solo por el elevado grado de complejidad que represente, todo dependerá
del caso de estudio, la escala de tiempo y espacio requerido y los objetivos.
Existe una gran variedad de modelos hidrológicos conceptuales construidos por muchos laboratorios
alrededor del mundo. Podemos referirnos a uno de ellos por su parsimonia y los pocos parámetros
empleados tal como el GR2M (a paso de tiempo mensual) desarrollado por el IRSTEA - Francia (Ref.
21). Este modelo emplea dos parámetros (X1 y X2) que relacionan respectivamente a la máxima
capacidad de un reservorio de producción de agua en el suelo (S’); y el intercambio de escorrentía
con capas inferiores del suelo o desde fuera de la cuenca (R’), ver esquema en la Figura 7.

Figura 7. Modelo GR2M (Fuente: Modificado de Ref. 21, Ref. 22).


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Aportes en ingeniería hidrológica de zonas áridas P. Rau

A paso de tiempo mensual, es posible asemejar un reservorio de suelo para las condiciones semi-
áridas como una representación conceptual de toda una cuenca de diferentes grados de aridez, pero
con un mayor aporte proveniente de regiones semi-áridas. En el caso de la vertiente del Pacifico, la
mayoría de cuencas presentan sus estaciones hidrométricas al finalizar la cuenca media o al inicio de
la cuenca baja, hasta estos puntos no se llegan a presentar condiciones de hiper aridez.
A continuación, se listan unas recomendaciones para la modelación conceptual:
a. Validar las bases de datos de ingreso o input en el modelo, minimizando el efecto “agua
ficticia”.
b. Evitar realizar simulaciones con toda la serie histórica, sino definir periodos de calibración y
validación.
c. Definir un “periodo de calentamiento” que podría cubrir entre 1 a 3 años dependiendo de la
estabilización de las simulaciones para efectos de reservorios de humedad en el suelo. Es
decir, se deberá proceder a la calibración del modelo fuera del periodo de calentamiento.
d. Se deberá dar atención al método de optimización para la obtención de los parámetros. En
función del número de parámetros de un modelo, se puede emplear métodos estándares como
el Shuffled Complex Evolution (SCE-UA) (Ref. 23). De esta forma, se logra conocer la
incertidumbre asociada a los parámetros del modelo, evitando el enfoque de “mejor ajuste”.
e. Evitar seleccionar el “mejor grupo” de parámetros calibrados como solución final de la
modelación. La obtención de buenos estadísticos de eficiencia estará en función de la
prioridad de índices como Nash-Sutcliffe para máximos o NSE, Nash-Sutcliffe para mínimos
o NSE-ln, Bias, coeficiente de correlación, u otros más (ver Ref. 24 como referencia guía en
este tópico de validación). Esto debido al problema de equifinalidad muy común en los
modelos conceptuales, donde muchos juegos de parámetros podrían alcanzar la misma
eficiencia. Se deberá interpretar todos los grupos de parámetros, aun así, se hayan obtenido
eficiencias fuera del rango de algún criterio estadístico. Todos los resultados deberán
agruparse como escenarios de incertidumbre. Esto abre una perspectiva de la robustez y
capacidad del modelo para interpretar las condiciones reales.
f. Un método común es particionar la serie histórica en dos periodos de características diferentes
tanto climáticas como de uso y cobertura de suelo en la cuenca (ver Figura 8).
Calibración en 1 y validación en 2

Periodo 1 Periodo 2

Calibración en 2 y validación en 1

Figura 8. Partición estándar de periodos para la calibración y validación de modelos


hidrológicos (Fuente: Elaboración propia).

g. Un método recomendado en zonas climáticas no estacionarias, donde es común la observación


de muchos periodos de características diferentes (ver Figura 9), es la aplicación del SST
(prueba de periodos divididos, Ref. 25). Se recomienda una tabulación de los resultados de
las combinaciones.
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Aportes en ingeniería hidrológica de zonas áridas P. Rau

Calibración en 1 y validación en 2, 3, … n

Periodo 1 Periodo 2 … Periodo n


Calibración en 2 y validación en 1, 3, … n

Calibración en n y validación en 1, 2, … n-1

Figura 9. Partición SST para la calibración y validación de modelos hidrológicos (Fuente:


Elaboración propia).

h. Un método recomendado para zonas de alta estacionalidad como las zonas áridas y en estudios
de cambio climático, es la aplicación del DSST (prueba de periodos divididos diferenciados,
Ref. 25) para periodos climáticos marcados, no solo en precipitación (ver Figura 10) sino
también para la temperatura (en zonas no templadas), obteniéndose hasta 4 niveles de
calibración y validación. También se puede aplicar al punto “c”, definiendo un amplio
espectro de escenarios para validar la robustez de un modelo.

Calibración en seco y validación en húmedo

Periodo seco Periodo húmedo

Calibración en húmedo y validación en seco

Figura 10. Partición DSST para la calibración y validación de modelos hidrológicos (Fuente:
Elaboración propia).

7. Predicción de caudales en cuencas sin medición. El método del Índice de


Escorrentía
Ante la urgente necesidad de estimar caudales en cuencas sin medición, se han elaborado muchas
metodologías para el Perú. Los diversos métodos podrían diferir grandemente entre sí, sin embargo,
ofrecen un escenario de comparación de base. Desde la estimación de eventos extremos de
precipitación por periodo de retorno (método IILA, Ref. 26), la estimación de caudales mensuales
(método Lutz-Scholz, Ref. 27), hasta la estimación de caudales máximos (método de Creager en Ref.
28, método DIPEO en Ref. 29, método Gradex en Ref. 30, Ref. 31).

Las cuencas sin medición no solo es una problemática de países en desarrollo, ante la falta de
estaciones de aforo. La predicción en cuencas sin medición es un problema global donde cualquier
rio o quebrada no siempre cuenta con una curva de descarga calibrada, representando un tema de
investigación apasionante y que se desarrolla alrededor del mundo con diversos grupos de trabajo
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Aportes en ingeniería hidrológica de zonas áridas P. Rau

(Ref. 32). Gracias a las cuencas experimentales alrededor del mundo, también ha sido posible el
desarrollo de varios modelos conceptuales de diferente grado de complejidad.

Se propone el empleo del Índice de Escorrentía (Ref. 22) para la estimación de índices de caudales
semi-naturales, a través del modelo hidrológico conceptual GR2M (ver esquema en Figura 7). La
capacidad y el comportamiento de su reservorio de suelo, está en función de las características
fisiográficas de la cuenca hidrográfica tales como el área, perímetro y longitud del cauce principal.
De esta forma se logra obtener indirectamente una serie de índices de caudales, mediante la lectura
de datos de precipitación y evapotranspiración mensual en cualquier cuenca de características
geomorfológicas determinadas, especialmente en las cuencas con un mayor aporte proveniente de
zonas semi áridas.

La Ref. 22, representa el primer estudio científico para la predicción de caudales en cuencas sin
medición, con base conceptual en la vertiente del Pacifico peruano. La metodología se aplica en casos
donde se requiera saber los años de superávit o déficit de escorrentía y/o caudal para una cuenca
hidrográfica.

DATOS DE ENTRADA
a. Serie temporal de precipitación mensual (mm/mes) de la cuenca hasta el punto de interés.
b. Serie temporal de evapotranspiración potencial mensual (mm/mes) de la cuenca hasta el
punto de interés. Los pasos a y b pueden obtenerse por interpolación o con los métodos
descritos en el ítem 6. Ante la ausencia de datos, una alternativa es el uso de datos grillados
operacionales como el producto PISCO de SENAMHI (Ref. 33).
c. Parámetros morfométricos de la cuenca: Área (Km²), Longitud del curso principal de agua
de la cuenca (Km), Perímetro de la cuenca hidrográfica (Km).

PROCESAMIENTO
a. Estimar el valor de X1 según la ecuación 1
b. Asignar un valor referencial a X2 (teóricamente puede variar de 0.2 a 1.3, siendo mayor a 1
cuando hay ingreso de agua desde fuentes externas a la cuenca, ver Figura 7).
c. Obtener la serie de escorrentía mensual a través del modelo GR2M (ingresar los valores de
X1 y X2). Uso de hoja Excel o de script en lenguaje R y librería airGR. Mayor detalle en:
https://webgr.irstea.fr/modeles/mensuel-gr2m
d. Transformación de la serie obtenida en Índices estandarizados de escorrentía (IE) según la
ecuación 2. Un IE positivo significa superávit de agua, mientras que un IE negativo significa
déficit.
A. L . p .
X1 = (Ecuación 2)
64.5
Q; −u
IE , = (Ecuación 3)
σ

X1: Capacidad maxima del reservorio de suelo en el modelo GR2M


A: Area en Km²
L: Longitud del curso principal de agua de la cuenca (Km)

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Aportes en ingeniería hidrológica de zonas áridas P. Rau

p: Perímetro de la cuenca hidrográfica (Km)

IEi,j: Índice de Escorrentía en el mes i, año j


Qi,j: Escorrentía simulada en el mes i, año j
i: #mes 1 … 12
j: año (ejm: 1970, 1971 …2010)
μi: media del mes i
σi: desviación estándar del mes i

A través de la metodologia del Indice de Escorrentia (IE), se lograron obtener los indices de caudales
semi-naturales en las cuencas sin medicion en la región. Estos se basaron en un analisis de la robustez
del GR2M durante la calibracion y validacion en 7 cuencas medidas (Ref. 22) para el periodo 1970
al 2010. Los indices representan un gran alcance para la inferencia de caudales en la region de estudio,
asi como en la completacion y extension de datos en regiones con escasez de datos. La Figura 11,
muestra el promedio anual de los IE simulados, es decir en condiciones semi-naturales y su
comparacion con los IE observados en la estación Chosica, es decir en condiciones actuales de
antropogenización. Las lineas punteadas muestran las condiciones de la cuenca del rio Rimac en
condiciones semi-naturales, es decir sin cambio significativo en la cuenca ni en el clima, solo a
merced de la variabilidad climatica. Sin embargo, la linea continua muestra lo que realmente se
presentó en el periodo mostrado de 1970 al 2010. Siendo conocida la fuerte regulacion en esta cuenca,
es posible apreciar que la demanda del agua es intensa. Aun teniendo IE semi naturales > 0, se
alcanzaron valores de IE antropogenizados < 0 en algunos años. No obstante, posterior a 1999 (puesta
en marcha del proyecto Marca III) es donde se obtiene una estabilizacion logrando un superavit
consecutivo en lo observado (IE > 0) o pudiendo contrarestar el efecto de deficit natural respecto a la
normal.

2
Indice de Escorrentia (IE)

-1

-2
1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2010
12 per. med. móv. (Antropogenizado) 12 per. med. móv. (Semi-natural)

Figura 11. Índices de Escorrentía y la fuerte modificación hidrológica del rio Rímac hasta la estación
Chosica (Fuente: Elaboración propia).

El indice de escorrentia, a su vez se presenta como una herramienta util para la evaluacion y gestion
de recursos hdiricos. Las series de tiempo de caudales en cuencas con fuerte antropogenizacion han
perdido la señal natural del clima y de la cuenca, siendo dificil la evaluacion de la oferta y demanda
historica. Con esta herramienta es posible inferir la capacidad natural de una cuenca a la produccion
de escorrentia.

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Aportes en ingeniería hidrológica de zonas áridas P. Rau

8. Conclusiones
Se presentan los criterios para el tratamiento de la información hidrometeorológica escasa y la
predicción de caudales en cuencas sin medición. Estas se sustentan en investigaciones aplicadas a la
vertiente del Pacifico peruano. Estas no son limitantes y podrían ser aplicadas a otras regiones áridas.

Todo lo mencionado en el presente artículo seguramente permitirá el debate para la reconsideración


de metodologías, especialmente en zonas de marcada estacionalidad como las zonas áridas. Tanto el
cambio en el clima como el cambio en la cuenca por las actividades humanas ofrecen un universo de
estudio en las cuencas hidrográficas del Perú.

Actualmente la ingeniería hidrológica y la práctica ingenieril requieren de técnicas robustas capaces


de interpretar y hacer frente al caos climático. Las ciencias hidrológicas se presentan como el mejor
aliado, brindando constantes actualizaciones científicas y tecnológicas en los diversos tópicos.
Definitivamente se requiere un replanteo de los métodos conservadores y estacionarios o su
adaptación respectiva al contexto actual. Solo de esta forma se podrá ir renovando la normativa
técnica en diseño, planificación y construcción de proyectos relacionados al recurso hídrico.

Agradecimientos
Al trabajo en colaboración con investigadores de los laboratorios GET, HSM y LEGOS en Francia,
del Instituto de Investigación para el Desarrollo (IRD) y SENAMHI-Perú.
Agradecimiento póstumo a Arturo Rocha por su motivación al estudio aplicado de la hidrología en la
ingeniería.

9. Referencias

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