Sie sind auf Seite 1von 6

UNIVERSIDAD FERMIN TORO

VICE- RECTORADO ACADEMICO


FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS Y POLITICAS
ESCUELA DE DERECHO

ENSAYO ANALÍTICO:

Terrorismo, y traición a la patria, tal como han sido descritos en la actualidad por los
órganos jurisdiccionales en el enjuiciamiento de detenidos durante manifestaciones en
Venezuela.

Integrante: Carole Molina Quijano


C.I.: V- 12.707.624
Sección: N - 611

BARQUISIMETO, JULIO 2017


Terrorismo en Venezuela.

Si yo menciono a Al-Qaeda, el Daesh o Boko Haram, usted identificará que


estoy hablando de grupos terroristas, sin embargo, las motivaciones que acompañan sus
sangrientas acciones casi nunca son analizadas. Si bien se ha sobreexpuesto el factor
religioso como un móvil, lo cierto es que todos buscan el poder económico, el poder
político y el poder territorial.

Cuando se les dificulta alcanzarlo, migran como células malignas, para atacar
en otro lugar. Estos grupos han resultado muy útiles para el nuevo mecanismo de
dominación del Pentágono a través del patrocinio e inoculación de células terroristas
cuyo objetivo único es destrozar el concepto de Estado-nación, implotar la unidad
política, territorial, económica y cultural que cohesiona a un país. Libia y Siria son
ejemplo de la toxicidad de la inoculación del terrorismo.

El terrorismo como instrumento político supone la ejecución de actos


violentos para propiciar una atmósfera de pánico colectivo con el objetivo de destruir el
orden de un Estado.

Un trabajo disponible en Internet, desarrollado por Eve Corvo Rivas, docente de


la Facultad de Derecho de la Universidad de Carabobo, asegura que, si se entiende al
terrorismo como violencia política organizada, habría que observarlo desde tres
perspectivas:

 Lesión o peligro de derechos individuales: dentro del cual se ubican actos contra la
vida, la integridad corporal, la salud, la libertad o el patrimonio de las personas.
 Situación de alarma o emergencia en la seguridad pública: que implica la
destrucción o interrupción de los servicios públicos, los atentados o crímenes que
tiendan a provocar una situación de terror por su carácter reiterado o causen un daño
extendido.
 Desafío al orden democrático y a la propia vida del Estado.

La Ley Orgánica contra la delincuencia organizada y financiamiento al


terrorismo, define:
Artículo 4. A los efectos de esta Ley, se entiende por:
“Acto terrorista: es aquel acto intencionado que por su naturaleza o su
contexto, pueda perjudicar gravemente a un país o a una organización
internacional tipificado como delito según el ordenamiento jurídico
venezolano, cometido con el fin de intimidar gravemente a una población;
obligar indebidamente a los gobiernos o a una organización internacional
a realizar un acto o a abstenerse de hacerlo; o desestabilizar gravemente o
destruir las estructuras políticas fundamentales, constitucionales,
económicas o sociales de un país o de una organización internacional”.

Entre los actos terroristas tipificados se encuentra: atentados contra la vida de


una persona que puedan causar la muerte.

Causar destrucciones masivas a un gobierno o a instalaciones públicas que


puedan poner en peligro vidas humanas o producir un gran perjuicio económico;
liberación de sustancias peligrosas, provocación de incendios, inundaciones o
explosiones cuyo efecto sea poner en peligro vidas humanas. La perturbación o
interrupción de servicios públicos también son considerados actos terroristas:

En el artículo 52 se señala que:

"El terrorista individual o quienes asociados mediante una organización


terrorista, realice o trate de realizar uno o varios actos terroristas, será
penado con prisión de veinticinco a treinta (30) años".

Sobre el financiamiento se establece en:

Capítulo IX Del Financiamiento al terrorismo

Artículo 53. Quien proporcione, facilite, resguarde, administre, colecte o


recabe fondos por cualquier medio, directa o indirectamente, con el
propósito de que éstos sean utilizados en su totalidad o en parte por un
terrorista individual o por una organización terrorista, o para cometer uno
o varios actos terroristas, será penado o penada con prisión de quince a
veinticinco años, aunque los fondos no hayan sido efectivamente utilizados
o no se haya consumado el acto o los actos terroristas. La pena señalada se
aplicará independientemente de que los fondos sean utilizados por un o una
terrorista individual o por una organización terrorista que opere en
territorio extranjero o con independencia del país donde se efectúe el acto o
los actos terroristas. El delito de financiamiento al terrorismo no podrá
justificarse en ninguna circunstancia, por consideraciones de índole
política, filosófica, ideológica, religiosa, discriminación racial u otra
similar.
La gravedad de estos delitos fue reconocida por el alcalde del municipio
Chacao Ramón Muchacho. En enero de 2015, compartió en su página de Facebook una
larga reflexión en la que acusaba a los "guarimberos" de utilizar como escudos humanos
a los vecinos de su municipio.

Si hablamos de traición a la patria, es un delito imperdonable.

La sanción legal por incurrir en el delito de traición a la Patria puede ocasionar


una pena elevada. La mínima, 16 años. La máxima, 30. Dependerá de la gravedad, pero
todos deben reunir estas condiciones: que existan enemigos externos, que se atente
contra la independencia de la República, la solicitud expresa de la intervención de algún
país extranjero en los asuntos internos de Venezuela, la revelación de secretos
militares o relacionados con la seguridad.

El artículo 128 del Código Penal Venezolano, establece:


“Cualquiera que, de acuerdo con país o República extranjera,  enemigos
exteriores, grupos o asociaciones terroristas, paramilitares, insurgentes o
subversivos, conspire contra la integridad del territorio de la patria
o  contra sus instituciones republicanas, o las hostilice por cualquier medio
para alguno de estos fines, será castigado con la pena de presidio de veinte
a treinta años”.

De hecho, el Capítulo I del Código Penal trata únicamente “De la traición a la


Patria y otros delitos contra ésta”.

El parágrafo único del 128 agrega: quienes resulten implicados en cualquiera de


los supuestos expresados, no tendrán derecho a gozar de los beneficios procesales de la
ley ni a la aplicación de medidas alternativas del cumplimiento de la pena.

Más adelante, en el artículo 133, se establece que

“cualquiera que de la manera expresada en el artículo 128, estorbe o


impida, enerve o disminuya la acción del Gobierno Nacional o de los
Estados para la defensa nacional, sin atender ni respetar las intimaciones
de la autoridad pública, será castigado con presidio de cinco a diez años”.

El artículo 129 agrega más directamente el elemento de la intervención


extranjera, fuertemente utilizada por el chavismo como bandera antiimperialista. Dice:
“El que dentro o fuera de Venezuela, sin complicidad con otra nación,
atente por sí solo contra la independencia o la integridad del espacio
geográfico de la República, será castigado con la pena de  veintiséis años.
Con la misma pena será castigado quien solicite, gestione o impetre, en
cualquier forma, la intervención de un Gobierno extranjero para derrocar
al Gobierno venezolano”.

En su artículo 139 se explica que

“las penas determinadas por los artículos 128 y siguientes, se aplicaran


también si el delito se ha cometido con perjuicio de una Nación aliada con
Venezuela para la guerra  y en el Curso de ésta”.

La primera vez que un delito político apareció en el horizonte venezolano fue en


1837, en el Gobierno de Antonio Guzmán Blanco. La legislación venezolana recogió
entonces la necesidad de “proteger” las instituciones, el territorio y los connacionales
ante una eventual conspiración para intervenir o derrocar a los Gobiernos electos, en un
momento marcado por rebeliones e insurrecciones.

Enjuiciamiento de detenidos durante manifestaciones en Venezuela.

Los civiles que hoy en día están siendo privados de su libertad por las
manifestaciones están siendo llevados a los tribunales militares y son los funcionarios
de la Fuerza Armada Nacional quienes los detienen y son puestos a la orden de un fiscal
militar, para que un tribunal militar improvisado dentro del propio comando, incluso en
un comedor se ha llegado a armar el sitio del juicio. En la audiencia no hay civiles
excepto por el imputado; todos los demás son uniformados con armas.

Cabe destacar que esta situación que describe el director ejecutivo de Foro
Penal, Alfredo Romero, y que -denunció- se ha registrado en los
comandos militares desde el mes de abril.  Solo en los últimos días, el representante de
la ONG para la defensa de los derechos humanos informó que un total de 115 civiles
han sido sometidos a la jurisdicción militar en Carabobo. Resalta que: “En todo el mes
de abril hay un total de 11 personas presentadas y juzgadas: ocho son del estado Lara,
de las cuales seis fueron llevadas a Ramo Verde”, explicó Romero. Advirtió que la
situación ha empeorado en el estado Carabobo tras las declaraciones del mayor general
Antonio José Benavides Torres, comandante general de la Guardia Nacional
Bolivariana, quien informó el jueves 4 de mayo que el “Plan Zamora activó la justicia
militar para mantener paz y seguridad” en la entidad.

De acuerdo con el Código Orgánico de Justicia Militar, la rebelión militar es


penada de 24 a 30 años de presidio. Así lo señala el artículo 479 de referida normativa.
Para quienes instiguen la rebelión, el artículo 481 especifica que serán castigados
“con prisión de cinco a diez años y expulsión de las Fuerzas Armadas”.

Sin embargo, agredir a un policía o atacar a un centinela implica una pena aún
mayor. El código estipula entre 14 y 20 años de presidio para quienes incurran en
este delito.

Para Romero, juzgar a un civil en un tribunal militar es una violación al debido


proceso, artículo 49 contemplado en la Constitución. Además, precisó que los
manifestantes que están siendo puestos a la orden de la jurisdicción militar incurrieron
en delitos que difícilmente se acercan a la gravedad de los que les fueron imputados.

“Los hechos por los cuales estas personas han sido detenidas son
supuestos saqueos y alteración del orden público, mientras que los que se les imputan
son delitos como la instigación a la rebelión”, indicó.

El director de la ONG Acceso a la Justicia, Alí Daniels, advirtió que la


imposición de la jurisdicción militar es un endurecimiento de la represión y aseguró que
con esta medida se busca enviar un mensaje a los manifestantes. “El Ejecutivo no se
siente seguro de la Fiscalía o de los tribunales y, ante la duda de los jueces, prefiere irse
por la vía militar”, dijo.

Das könnte Ihnen auch gefallen