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Tema 31. Los reinos peninsulares en los siglos XIV y XV. Conflictos sociales. Diversidad cultural.

Hacia el año 1300 se detiene el proceso de reconquista en la península.


Aragón alcanza el límite de sus territorios. Portugal conquista en 1249
el Algarve y Castilla se encuentra con la taifa de Granada. Los reinos
peninsulares se aglutinan en torno a dos coronas, la de Castilla y la de
Aragón. Portugal y Navarra, serán reinos independientes, pero con muchas
relaciones con Castilla, Aragón y Francia. Además, se consolida el reino
nazarí de Granada.

1. La Corona de Aragón

La Corona de Aragón es uno de los reinos que se imponen en la


península ibérica durante el medievo. El territorio abarcaba los reinos
de Aragón, Mallorca, Valencia y el principado de Cataluña. A lo largo de
la Baja Edad Media se extendería por el Mediterráneo, incluyendo a los
reinos de Sicilia, Nápoles y Neopatria.

1.1. El Estado

El siglo XIV es, para la Corona de Aragón, un período de expansión


y crecimiento económico. Aragón ya ha terminado la Reconquista y en los
tratados de Tudillén (1152) y Cazorla (1179) se fijan las zonas de
expansión entre las coronas de Aragón y Castilla; y se aísla a Navarra
en su expansión hacia el sur. Las fronteras definitivas se fijan en 1304
en el Tratado de Ágreda (Soria). La Reconquista supone un proceso de
repoblación y dominio administrativo, que se extiende también a los
reinos mediterráneos.

La expansión económica del reino favorece la aparición y el


asentamiento de la burguesía urbana. Durante el siglo XIV los señores
feudales intentan dominar el poder real, generando una fuerte
diferenciación entre territorios feudales y de realengo. Esta situación
favorece el localismo jurídico. El rey intentará recuperar su poder
creando una legislación uniforme, a través de la concesión del mismo
fuero a distintas ciudades, y extendiéndolo a todo el territorio de su
alfoz. Estos fueros determinan los usos y costumbres de las villas y de
ellos dependen los conceptos de naturaleza y extranjería. Las
instituciones de los reinos más poderosos se van instalando en los
conquistados. De esta manera se crea un incipiente Estado. Los reinos
conquistados asumen las leyes (a través del fuero), los jueces, etc.
Pero no hay integración de los reinos, sino una relación de vasallaje
feudal. Los conflictos entre el rey y el reino se resuelven pactando.
Los oficios que se encargan de mantener el orden público y ejecutar las
sentencias reales son: el lugarteniente, el gobernador y el
sobrejuntero, que evolucionarán hasta llegar a ser los virreyes. En
Cataluña siguen vigentes las castellanías y las bailías, que eran
administraciones locales, aunque hay una tendencia hacia la
concentración. Las Cortes de todos los reinos permanecen separadas, y se
crean los Consejos del Rey en todas las ciudades. A estos consejos
pertenece, principalmente, la burguesía. Pero el rey tiende a no cumplir
los compromisos que adquiere con las Cortes o con los consejos. Estos,
para obligar al rey, tienden a recoger por escrito las decisiones, en
documentos que se conocen como constitucions. Estas constitucions eran
concedidas por el rey, ya que él era el único con poder para crear
leyes. Las leyes las creaba a través de las pragmáticas. Estas
soluciones de compromiso serán una constante en la corona, y las
ciudades las reclamarán siempre. A finales del siglo XV aparecen
tensiones entre el autoritarismo real y el pactismo medieval.

Los recursos económicos llegaban al rey a través del cobro de


impuestos y de parias. Aunque el ingreso por parias se termina con la
Reconquista, se continúan cobrando como ingresos extraordinarios.
Además, se imponen parias a los reinos del norte de África.

Aragón es una gran potencia que intenta crear un estado a ambos


lados del Pirineo; y expandirse por el Mediterráneo. El impulso de la
expansión mediterránea se debe a la burguesía mercantil, sobre todo
barcelonesa. En 1230 se conquista Baleares, en 1283 Sicilia, en 1380 una
expedición mercenaria conquista Atenas y Neopatria, en 1443 Nápoles, que
entra en la Corona de Aragón por herencia. También se intentará
conquistar Albania. Aragón pretende controlar la ruta de las especias
con un tratado entre Jaime II y el rey mongol Kasán, en 1300. Con el
dominio aragonés la seguridad de navegación por el Mediterráneo aumenta.
También se dominará el norte de África, con la conquista de Bugía,
Trípoli y Túnez. Sin embargo, este dominio se tambalea tras la caída de
Constantinopla a manos de los turcos en 1453.
En 1412 tiene lugar el Compromiso de Caspe, según el cual a la
muerte sin herederos de Martín el Humano, y ante la falta de una
legislación sobre sucesiones en la corona, se nombró rey al regente de
Castilla Fernando de Trastamara. Está es una solución típicamente
aragonesa, en la que se pone de relieve el pactismo de los reyes: una de
las características de la corona. Las dos monarquías más poderosas de la
península tienden a unirse.

1.2. Instituciones

La no integración de los reinos de la Corona suponía que el rey no


estaba en su reino durante la mayor parte del tiempo. Pero el rey era la
máxima autoridad legal, gubernativa y judicial, por lo que tuvo que
nombrar a quien le representase. En un principio estos se llamaron
lugartenientes, y después virreyes, y con este nombre pasarían a la
Administración española. La actuación de los virreyes se controlaba por
medio de la visita y la purga de taula (o juicio de residencia).

El modelo municipal aragonés fue exportado a los reinos


mediterráneos. Tienen mucha autonomía frente al rey y los señores
feudales, gracias a sus fueros. El representante del rey en el municipio
era el veguer, que tenía funciones judiciales, gubernativas y militares.

El matrimonio seguía el régimen dotal, en el que ambos esposos eran


dueños de todos los bienes gananciales, y la mujer los podía
administrar. Además, se generaliza el mayorazgo en la herencia. Es la
época de la recepción del Derecho romano.

También se organizan los gremios profesionales, particularmente los


de comerciantes, y se crean en todas las ciudades con mercado los
consulados, como el Consulado del Mar, en Barcelona o en Valencia. Estos
consulados son asociaciones privilegiadas, con su jurisdicción y sus
jueces.

2. La Corona de Castilla

La Corona de Castilla no termina la Reconquista hasta 1492. El


proceso reconquistador castellano es largo y complejo, pues implica la
guerra y la repoblación, pero con diferentes modelos: municipal o
señorial, principalmente. Al sur del Tajo predomina el régimen señorial,
concedido a las órdenes militares, ya que es una tierra más
problemática. De esta forma, los reyes van perdiendo poder frente a los
señores feudales, lo que tendrá como resultado un enfrentamiento
permanente entre los nobles y el rey. El rey tiende al autoritarismo, y
para quitar poder a los señores feudales se apoya en la naciente
burguesía, con dinero y que le proporcionará recursos para mantener un
ejército real. Este sistema compromete al rey, puesto que implica la
existencia de unas Cortes, ya que son las Cortes quienes le dan el dinero.

La Corona de Castilla también mantiene la vigencia de sus reinos:


León, Castilla, Galicia, Toledo, Extremadura, Sevilla, Córdoba, Jaén y
Murcia; pero a diferencia de la de Aragón hay una sola Corte, y sólo
unas Cortes para todos los reinos. Aunque se mantienen dos Cancillerías,
la de León y la de Castilla, y cuatro notarios: el de Castilla, el de
León, el de Toledo y el de Andalucía.

La Corona de Castilla crea algunas instituciones centrales como: la


Audiencia, en 1371, el Consejo Real en 1385, la Casa de Cuentas y las
Cortes, que representan al Reino. Para evitar que los señores feudales
adquieran demasiado poder se les conceden señoríos jurisdiccionales, que
no tienen poder sobre los súbditos de las tierras y pueden volver a la
corona, una vez muerto el señor.

Se intenta que haya una cierta uniformidad jurídica, sobre todo a


partir de la llegada de los Trastamara en 1369, concediendo el mismo
fuero a todas las poblaciones nuevas, (el fuero de Sepúlveda de 1076).
Sin embargo, las nuevas poblaciones debían tener alguna ventaja
suplementaria para que la gente se estableciese en ella. Es también la
época de la recepción del Derecho romano, que se plasma en el
Ordenamiento de Alcalá, en 1348, y que tienen como modelo las Partidas
de Alfonso X el Sabio de 1270. Las Cortes de Segovia de 1386 regulan un
cuerpo especial para perseguir a los delincuentes, que tiene
jurisdicción en toda la Corona: las hermandades.

Las Cortes no se convocan con regularidad, y los compromisos del


rey eran rotos con frecuencia; por eso la convocatoria de Cortes tenía
un protocolo: los Capítulos de Cortes, entre los que estaba la petición
de prerrogativas al rey. El rey creaba leyes por medio de las pragmáticas.

Al frente de cada reino (administrativamente: León, Castilla,


Galicia, Andalucía y Murcia) había un merino mayor (los antiguos
adelantados de la Reconquista), pero a finales del siglo XIV aparecen en
territorios con personalidad propia, como Asturias, Álava, Guipúzcoa y
Castilla la vieja, los merinos. El modelo municipal castellano fue el
concejo: en el que todos los habitantes de un lugar podían debatir y
decidir. Pero estaba controlado por la burguesía. El rey intentará
imponer sus delegados, como los alcaldes y los jueces de salario frente
a los alcaldes de fuero, lo que producirá muchas tensiones. Alfonso XI
creará la figura de los corregidores, como representantes del poder real
en los municipios y con funciones judiciales, policiales y militares.
Estos oficios reales eran controlados a través de la visita, y del
juicio de residencia.

A pesar de resistirse el reino nazarí de Granada, la Corona se


extendió también por el norte de África y las Canarias (1402-1496); y en
1492 se descubre América, y se organiza su Administración, lo que
convierte la Castilla en el reino más poderoso de Occidente.

El matrimonio es de régimen comunitario; y en la herencia es


impone, también, el mayorazgo.

3. Navarra, Portugal y Granada

3.1. Navarra

El reino de Navarra es muy similar, en su organización, al de


Aragón, no en vano fueron un mismo reino hasta la separación definitiva
en 1135. El reino de Navarra toma cuerpo con Sancho Garcés I entre el
905 y el 925, y es extendió por el reino de Aragón. Tras los tratados de
Tudillén (1152) y Cazorla (1179), Navarra se queda sin la posibilidad de
continuar la Reconquista en tierras de moros. Pone sus ojos en el sur de
Francia y llegó a pertenecer a su corona hasta 1328. El sobrejuntero
aragonés era, en Navarra, el merino. Había cinco merindades, y el merino
tenía funciones judiciales, de orden público y militares. En algunos
lugares era elegido. Navarra se incorpora a la Corona de Castilla por
conquista en 1512; lo que es ratificado por sus Cortes en 1515.
3.2. Portugal

Portugal nace como reino en 1143. Al año siguiente Alfonso Enríquez


I se hizo vasallo de la Santa Sede, con lo que se confirmó su
independencia. Sin embargo, la historia de Portugal durante la Baja Edad
Media sigue muy unida a la Corona de Castilla. Su reconquista va pareja
con ella. En 1147 conquistan Santarem y Lisboa, y en 1162 Beja. La
Reconquista se detiene hasta la victoria de 1212 en las Navas de Tolosa,
y en 1249 se conquista Faro, con lo que termina la recuperación en la
península.

El clero y la nobleza incrementarán su patrimonio a costa de la


monarquía, pero esta intentará recuperar su poder a lo largo de los
siglos XIV y XV. Sin embargo, la monarquía es débil e inestable y hay
numerosas luchas por el poder. Se buscarán apoyos en la nobleza
portuguesa, en Castilla e incluso en Inglaterra. Estas guerras no
terminarán hasta la paz de Santarem en 1373. Las arcas de la corona
estaban vacías, y el rey impulsará el comercio marítimo para
recuperarlas. Con Juan I de Avís se consolida la monarquía portuguesa,
al coincidir los intereses de la nobleza y la burguesía en los dos
pilares de la economía: la agricultura y el mercado internacional.

En el siglo XV continúa la expansión de Portugal, esta vez por


África y el Atlántico, con Enrique el Navegante. En 1415 conquista
Ceuta, en 1434 se dobla el cabo Bojador, en 1420 se ocupa Madeira y en
1427 las Azores. Los portugueses han descubierto la volta, que les
permite la navegación en alta mar y penetrar en las costas africanas.
Juan II alentó los descubrimientos y los viajes al sur del ecuador, para
descubrir una ruta hacia las Indias. En 1487 Bartolomé Díaz dobla el
cabo de Buena Esperanza. Portugal creará un gran imperio marítimo que
rivalizará con Castilla. En 1494 firmará con Castilla el Tratado de
Tordesillas, en el que se reparten el mundo en dos zonas de influencia.
Son las dos potencias más poderosas de Occidente.

3.3. Granada

El reino nazarí de Granada se consolida en 1232 tras la derrota de


las Navas de Tolosa. Es el último estado islámico de la península y se
mantendrá hasta 1492. Hay pocos datos sobre su organización estatal y
sus instituciones, pero eran, fundamentalmente, las que se desarrollaron
con el califato de Córdoba: visires, cadíes, agentes fiscales, etc., con
el malik como fuente de leyes y con poder absoluto; mucho más absoluto
que el de los reyes cristianos, ya que no tenían una nobleza que se les
opusiese.

El reino nazarí fue perdiendo territorio poco a poco, a lo largo de


todo el siglo XIV y XV. En 1246 pierde Jaén ante Fernando III y
comenzará a firmar paces de 20 años. La política de los nazaríes se
caracteriza por una intensa labor diplomática entre los benimerines del
Magreb y el pago de parias a Castilla. Los reyes de Granada utilizaban
el título de sultán o emir pero prestaban vasallaje a los reyes de
Castilla.

4. Unificación de las coronas de Castilla y Aragón

La historia de las coronas de Aragón y de Castilla está íntimamente


ligada a lo largo de la Edad Media, no sólo porque tuviesen como empresa
común: la Reconquista, sino porque las casas reinantes en ambas coronas
eran las mismas, sobre todo desde la llegada de los Trastamara. La casa
de Trastamara alcanza el trono con Enrique II, hijo bastardo de Alfonso
XI, en 1368, tras la muerte de Pedro I el Justiciero (o el Cruel); lo
que supuso la liquidación de la vieja nobleza castellana y leonesa en
favor de una nueva nobleza más sumisa al rey. Los Trastamara fueron
reyes autoritarios que intervinieron en los asuntos europeos.

La casa de Trastamara entronizará con la dinastía de la corona de


Aragón a partir de 1412 con la elección del infante don Fernando como
rey de Aragón, en el Compromiso de Caspe. Los Trastamara de ambos reinos
pretendieron, desde el principio, unificar los dos reinos bajo la misma
familia, por lo que iniciaron una política matrimonial tendente a ello.

Isabel de Castilla es nombrada heredera al trono de su reino en


1468; cuando muera de su hermanastro Enrique IV. Fernando de Aragón era
el heredero de la Corona de Aragón. En 1469 se casan en Valladolid. En
1474 muere Enrique IV, e Isabel se convierte en reina de Castilla como
Isabel I. Ambos esposos se convierten en reyes de Castilla, Fernando
reinará como Fernando V y se repartirán las competencias es mismo año,
en la Concordia de Segovia. En ella que se establece que todas las
decisiones se toman en nombre de ambos cónyuges; aunque la guerra civil
contra Isabel I incrementó el poder de Fernando V. La guerra no terminó
hasta la firma del Tratado de Alcaçovas en 1479. Será también en este
año cuando Fernando II herede la corona de Aragón, con lo que se unen al
fin las dos coronas en una misma familia y con un sólo heredero. Los
reyes inician una intensa labor legislativa, invaden Granada en 1492, y
se lanzan a la exploración del mundo, con la conquista definitiva de las
Canarias en 1496 y el descubrimiento de América de la mano de Colón en
1492. Se pretende la unificación religiosa del reino: con la expulsión
de los judíos en 1492, y se obligó a la conversión a los moriscos, en
1502. La labor diplomática de Fernando V consigue que el papa Alejandro
VI les conceda el título de Reyes Católicos, en 1494. Durante el reinado
de los Reyes Católicos se creó la Santa Hermandad (en 1476) que tenía
jurisdicción en todo el territorio, y se introdujo la Inquisición en
1478, que permitía aplicar la legislación eclesiástica a todo el Reino;
y en todos los reinos, aunque la ejecución correspondía al poder civil.
Isabel I muere en 1504 y Fernando V es nombrado regente de Castilla,
hasta que en 1506 es nombrada reina Juana I, casada con Felipe I,
heredero de la casa de Habsburgo (la casa imperial). Pero Juana es
declarada incapaz, por loca, y Fernando vuelve a asumir la regencia en
1507, y hasta su muerte en 1516.

Los Reyes Católicos hicieron de Castilla y de Aragón un Estado


moderno, acorde con la nueva sensibilidad renacentista que apuntaba.
Siempre se nombraron reyes de Aragón y de Castilla, y de los distintos
reinos, gobernados por una misma familia, pero no un mismo reino. Su
heredero Carlos I, el emperador Carlos V, ya utilizará el título de rey
de España, y ambas Coronas serán un sólo reino.

5. La economía en los siglos XIV y XV

El ciclo secular de la economía de las coronas de Aragón y de


Castilla tiene una fase creciente y otra decreciente. La fase creciente
en Aragón es el siglo XIV, y en Castilla el siglo XV, la fase
decreciente en Aragón es el siglo XV y en Castilla el siglo XIV.
Portugal tiene el mismo ciclo que Castilla y Navarra tiene el de Aragón.

5.1. Ganadería

La ganadería en España está dominada por el tipo de explotación


extensiva. La organización más representativa es la Mesta, que practica
la trashumancia entre el norte y el sur de la península. La Mesta se
crea en España en 1273, por Alfonso X el Sabio, a partir de las
asociaciones y cofradías de ganaderos que existían en el siglo XIII,
tanto en Aragón como en Castilla, y que en Castilla se unieron en una
sola. Era una asociación privilegiada que tenía libertad para pastar en
todo el territorio, podían castigar a todo el que atentase contra los
pastores, estaban exentos de pagar montazgos y pontazgos y demás
impuestos de paso, tenían sus propios jueces y el rey refrendaba sus
decisiones.

También en la Corona de Aragón surgieron asociaciones pastoriles o


mestas, pero de mucha menor importancia política y económica. Estas
asociaciones practicaban la transterminancia más que la trashumancia.

La Mesta fue acumulando privilegios a lo largo de los siglos, pero


el periodo de máxima expansión fue el reinado de los Reyes Católicos, ya
que en esta etapa la seguridad aumentó gracias al fin de la Reconquista
y a la creación de la Santa Hermandad. Además, la Mesta siempre fue
mimada por los reyes, ya que era una fuente muy importante de ingresos y
un instrumento para homogeneizar el régimen agrario del reino. La Mesta
dominó la producción agrícola hasta el siglo XVI, en que empezaron los
problemas serios con los agricultores ante la disyuntiva de roturar
nuevas tierras o conservarlas para pasto del ganado. Además de los
numerosos privilegios, funcionó muy bien la solidaridad mesteña, y si en
algún sitio eran maltratados no pasaban por allí, y los campesinos no
podían alquilar sus tierras a los pastores.

La Mesta estaba organizada en cuadrillas, en las que había serranos


y riberiegos (excluidos de los cargos, pero con derechos para su
ganado). Elegían a sus alcaldes, que eran procuradores en Cortes. Una de
las salas de la Cancillería estaba dedicada a la Mesta. Además, había
procuradores de puertos y entregadores, que vigilaban por el
cumplimiento de los acuerdos y los privilegios de la Mesta. El cargo más
importante de la Mesta era el alcalde mayor entregador, que era
electivo, aunque a partir del siglo XVI fue el miembro de más edad del
Consejo Real. Los cargos de la Mesta tenían autoridad real, pero debían
respetar la siembra, las viñas, las huertas, los prados de siega y las
dehesas boyales.
5.2. La agricultura

La agricultura de los siglos XIV y XV era fundamentalmente la misma


que la de la época romana. Durante la Edad Media no se han producido
cambios tecnológicos de importancia en este campo. El utillaje era muy
elemental: arado romano tirado por bueyes, hoz, guadañas, etc.,
generalmente de madera y hierro; y hechos en la misma aldea. Sin
embargo, sí se difunde el molino hidráulico y el de viento, según zonas,
y algunas de las invenciones árabes.

El sistema de cultivos, predominante, es extensivo de secano. Se


cultiva, principalmente, cereal, en sistema de barbecho. En las zonas de
mayor población musulmana, o de origen musulmán, se cultivaba de manera
intensiva y con regadío las huertas de frutas y hortalizas.

Las tierras se dividían en hojas que se disponían alrededor del


pueblo y que se iban cultivando alternativamente. Las más cercanas eran
las huertas de frutas y hortalizas, que frecuentemente eran regadas,
incluso con aguas negras. Luego estaban los cultivos de secano,
cereales, y más allá los pastos, comunales, dehesas boyales y las
suertes. Y por último el bosque, que tenía una importancia fundamental
en la economía rural de la Edad Media. El ganado de gran tamaño, escaso,
pastaba en las dehesas boyales y en los campos que se dejaban en barbecho.

Los cambios que se observarán en este sistema en la Edad Moderna se


harán en el sistema de cultivos. Pero la distribución de las parcelas y
las explotaciones no cambiarán hasta que en 1950 se comience la
concentración parcelaria.

Si durante los siglos anteriores había habido una tendencia a la


disgregación de la propiedad, en el siglo XIV comienza la tendencia a la
concentración, sobre todo en manos eclesiásticas y en el mayorazgo. La
concentración de la propiedad generaliza los métodos de explotación
indirectos. Los principales tipos de contrato eran: el prestimonio, en
el que el dueño retenía el dominio, pero entregaba a un campesino el
usufructo de manera vitalicia, quedando sometido a una relación feudal.
Los censos enfitéuticos y foros, contratos de larga duración (a veces
indefinida) en la que el dueño retenía el dominio directo y el campesino
el dominio útil, a cambio de un canon y una cantidad en caso de
transmisión hereditaria. En Aragón se generaliza la aparcería, en la que
el dueño y el campesino son propietarios, a porcentaje, de la
explotación y tiene participación en los beneficios. Este tipo de
contrato derivaría en la rabassa morta en Cataluña. Pero el tipo de
contrato más común fue el arrendamiento.

Había, también, fórmulas de explotación estrictamente familiares,


que producían la mayoría los productos que necesitaban, son: el casal
gallego, la casería asturiana, el solar montañés, la casería vasca, la
masía catalana y la heredad castellana.

Los campesinos estaban obligados a realizar trabajos comunales en


favor del señor feudal o las órdenes monásticas, son los trabajos de
sernas, labores y obrerizas. Aunque entre los señores feudales era más
habitual el empleo de trabajo asalariado. Para atender las explotaciones
orientadas al mercado contrataban jornaleros. Los salarios, a veces,
eran pagados en excusa o pasto gratuito. Sin embargo en los lugares de
mayor tradición feudal, como Cataluña se generalizaron los malos usos/
/feudales, que el señor imponía a los campesinos en virtud de sus
derechos de posesión. Los malos usos son: la intestia, por la que el
señor cobrará la tercera parte, o más, de los muebles del labriego si
moría sin testamento; la exorquia, por la que es señor recibía parte de
los bienes del labriego si no dejaba descendencia, en el manso, al
morir; la cugucia, por la que el señor tenía derecho a parte de los
bienes, o a su totalidad, del labriego si su mujer era adúltera; la
arsina, o indemnización al señor en caso de incendio del manso; la firma
de spoli por la que el señor recibía una cantidad para autorizar una
dote; y la remensa, por la que el payés no podía abandonar el manso si
no se pagaba una redención.

La agricultura de la Edad Media era, básicamente, de subsistencia y


su producción dependía de la disponibilidad de fuerza de trabajo. La
escasez de mano de obra provocaba crisis de subsistencia como la
producida tras la peste negra de 1349-1350.

5.3. Industria

En general, la política industrial de los reinos peninsulares de


los siglos XIV y XV es proteccionista. Pero también depende de la
coyuntura económica. La conclusión de la Reconquista significó el fin de
los beneficios de guerra y de las parias.
El siglo XIV conoce el auge económico e industrial de Aragón, en
Cataluña. Continuamente se pide, desde la burguesía barcelonesa, el fin
de los conflictos con Castilla, para poder comerciar libremente. En
Barcelona se empiezan a elaborar paños de lana en grandes compañías, y
su mercado natural es Castilla. Siempre hubo dos tendencias en la
ubicación de la fábrica: la localización urbana al amparo de los
gremios, y la rural en busca de las fuentes de energía y un menor
control de la calidad. La política seguida por los reyes era
proteccionista, con la prohibición de importaciones y con exenciones
fiscales. La burguesía mercantil barcelonesa estaba dominada por los
señores del drapSeñores del paño que controlaban los cargos municipales.
La industria textil catalana se caracterizaba por tener una pañería de
imitación. Imitaban a los paños flamencos y genoveses con una calidad
media y alta, lo que les llevó a poner en sus productos la «B» de
Barcelona para identificarlos. Los gremios textiles estaban
privilegiados, y pedían el libre cambio con el exterior.

Sin embargo, se generalizan las prácticas proteccionistas en toda


Europa, así como la estandarización de los productos. Esto termina con
la industria textil urbana, en favor de la rural, lo que implica un
rápido declive.

La guerra civil por la sucesión de Juan II, entre 1462 y 1472,


supone la ruina de la industria; pero todo el siglo XV es para Aragón un
periodo de crisis. Caen en crisis las industrias rurales, y los
productos extranjeros invaden los mercados aragoneses.

El siglo XIV es para Castilla un siglo de crisis, caracterizado por


la autarquía, sobre todo textil. Sin embargo, se empieza a exportar lana
en bruto. La industria textil en Castilla es principalmente rural y de
baja calidad. Se importan paños de calidades media y de lujo, pero
también de baja calidad. Para evitar la avalancha de productos
extranjeros, las Cortes de Madrid de 1419 solicitan la prohibición de
importaciones, lo que permite un cierto auge de la industria. Pero las
calidades de los paños castellanos son ínfimas y bajas. Las Ordenanzas
Generales de 1494 pretenden mejorar la calidad de los paños regulando su
producción. Pero había grandes dificultades para aplicarlas, ya que la
mayor parte de la industria textil era rural, sobre todo en el norte. No
así en el sur donde era más urbana y de mejor calidad.
Pero la gran estrella de la industria castellana era la siderurgia
vasca, de gran calidad, que es exportaba a toda Europa.

Durante el siglo XV la industria Aragonesa entra en declive,


mientras que la castellana conoce un auge sin precedentes.

5.4. El transporte

En la Edad Media el transporte y las comunicaciones son


deficientes, a pesar del relativo auge que experimenta el comercio.
Gracias a la diversidad ecológica de la península son muchos los
productos de intercambio. Los caminos no son seguros, y están en mal
estado. El relieve y el clima de la península dificultan la conservación
de los caminos; que es responsabilidad del municipio y a la que están
obligados todos los vecinos por medio de las sextaferias. Básicamente,
la red de caminos y vías pecuarias es la misma que la de la época
romana; con las mejoras introducidas por los árabes y a las que se
añaden la red de cañadas, cordales y veredas que utiliza la
trashumancia. Los más importantes, por su carácter internacional, son:
el camino de Santiago, la vía de la Plata y la vía Hercúlea. Hay muchos
caminos de herradura y muy pocas carreteras (un tercio). La red es más
densa en el centro castellano, en torno a Burgos, Astorga, Zamora,
Toledo, etc. Los dos grandes centros de la red son Toledo y Medina del
Campo. Abundan los impuestos de paso, que dificultan el transporte de
mercancías. Además, en algunas zonas, como en Cataluña, las personas
están vinculadas a la tierra y no pueden viajar. Por otro lado, siempre
fue un problema el paso de los numerosos ríos, que en la época se
solucionaba mediante barqueros y la reparación de puentes romanos o
árabes. Se construyen muy pocos puentes. El paso de los ríos en barcas
encarece mucho los viajes.

Los Reyes Católicos palian esta situación con la creación, en 1476,


de la Santa Hermandad (o Hermandad General) y la construcción de una red
de postas, ventas y nuevas poblaciones. También crearon la Real Cabaña
de Carreteros, para privilegiar a los transportistas.

Los transportistas son arrieros y carreteros, cada uno


especializado en un tipo de transporte. El caballo es el transporte
rápido, y el buey y la mula el animal de tiro de las carretas. Se
transportan mercancías de poco peso y alto valor añadido.
Frecuentemente, el mercader y el transportista son la misma persona, y
viaja en caravana como buhonero. El transporte está organizado de manera
regional: hay circuitos locales, regionales y extrarregionales. El
comercio internacional está copado por el transporte marítimo.

Los arrieros transportan mercancías de poco peso y alto valor. Los


grandes volúmenes son portados por transportistas ocasionales, gente de
un pueblo que ejerce esa función durante una parte de año para poner los
productos de la aldea en el mercado, mientras que el resto del año se
dedican a la agricultura. Había transportistas profesionales que
pertenecían a determinadas etnias, como los arrieros maragatos, los
cabañiles del sureste, o los moriscos.

La navegación marítima se desarrolla extraordinariamente a partir


del siglo XIV, gracias al control aragonés del Mediterráneo y el fin de
la piratería musulmana. Se comienza a utilizar la brújula, y los barcos
de vela aumentan su capacidad. Además, aparece en los barcos el timón.
La navegación está protegida gracias a las hermandades de mareantes, a
las cofradías y a los consulados del mar, compuestos por mercaderes.

Existe una red de ferias y mercados itinerantes alrededor del


camino de Santiago. Las ferias y mercados son privilegio de algunas
ciudades y están organizadas para que no coincidan ferias próximas, en
el tiempo. También hay dos circuitos de carreteros, uno al norte y otro
al sur del Tajo, que invernan el Toledo y circulan de abril a noviembre.
Los mercados eran una importante fuente de recaudación de impuestos. En
primavera están en el camino de Santiago, en verano se desplazan al
interior de la península, a la frontera o a la costa, y en septiembre
vuelven al camino de Santiago. La autoridad local garantizaba la
seguridad de las transacciones mediante el zabazoque, en Castilla (el
azoque, en Aragón). También hay ferias fijas, vinculadas a los talleres
de artesanía, como las de León, Burgos, Barcelona, Toledo o Córdoba. Son
muy importantes las ferias internacionales, entre las que destaca la de
Medina del Campo, donde se inventa la letra de cambio en el siglo XV.
6. Sociedad y conflictos sociales

La sociedad de la Baja Edad Media era estamental y feudal, en la


que el conocimiento de otras regiones era muy limitado. En esta época
estaban vivos varios idiomas en la península: castellano, leonés,
galaico-portugués, catalán, árabe, etc., y todos ellos se hablaban en la
Corte. La diversidad cultural se mostrara, además, en la pluralidad de
religiones: católica, judía y musulmana, que se truncará durante el
reinado de los Reyes Católicos: tras la llegada de la Inquisición en
1478, los intentos de conversión forzosa y la expulsión de los judíos.

Pero la característica más llamativa de la sociedad de la Baja Edad


Media era que, con el fin de la Reconquista, dejó de ser un pueblo de
frontera y guerrero. Esto implicó que la sociedad estamental pasó a ser
más cerrada, ya que había menos posibilidades de promoción por la
guerra, y cobró importancia el linaje de sangre.

Durante los siglos XIV y XV la población española aumentó gracias a


la coyuntura económica favorable. Aunque hubo épocas, y en ciertas
zonas, en las que la población disminuyó, como a causa la peste negra de
1349, la expulsión de los judíos en 1492 o la conversión forzosa de los
moriscos en 1502.

Había dos clases privilegiadas, la nobleza y el clero. La nobleza


continuó aumentando, aunque no con señoríos territoriales, como durante
la Reconquista, sino con señoríos jurisdiccionales, que permiten ejercer
al señor, ciertas funciones públicas, pero no tenía la posesión de la
tierra. La nueva nobleza, que aparecen con los Trastamara, forma la/
/Curia Regia: los grandes de España, y constituyen la cúpula de la
sociedad. Por debajo están los infanzones, caballeros e hidalgos, con un
menor poder económico, pero con honra y privilegiados. Mientras dura la
Reconquista hay una fuerte tendencia a la señorialización de la nobleza;
pero con el fin de aquella, y el proceso de creación de una monarquía
autoritaria, la nobleza se vuelve más cortesana. Los grandes de España
se convierten en una oligarquía dentro de la aristocracia. Los
privilegios de la nobleza se manifiestan, ante todo, por tener una
jurisdicción propia, con sus jueces y ser perceptores de impuestos.

El clero disfrutaba de similares privilegios, con una jurisdicción


diferente. Eran perceptores de impuestos, y estuvieron exentos de las
tasas. Pero también entre ellos hay diferencias sustanciales de rentas.
No era lo mismo un párroco de aldea que el obispo de Toledo, o
pertenecer a una de las órdenes religiosas. Las órdenes religiosas
tienen tintes señoriales, ejerciendo su jurisdicción en sus propiedades.
Son órdenes rurales, aún no han aparecido las órdenes urbanas ni
mendicantes.

La mayoría de la población pertenecía a las clases no


privilegiadas, es decir, que estaban sometidas a la legislación común y
pagaban impuestos, aunque dentro de ellos había asociaciones
privilegiadas, como la Mesta, o los ciudadanos honrados de las diversas
ciudades. La mayoría de la población era campesina, y la que más
tributos pagaba. Abundaron entre ellos los pequeños propietarios libres,
los ingenui, que debían prestar vasallaje. Algunas poblaciones eran de
behetría, y podían elegir como señor a quien quisieran (aunque durante
la Baja Edad Media tiende a desnaturalizarse). También estaban los
mansos, que estaban sujetos a la tierra y eran vendibles con ella. En
los mansos, principalmente catalanes, se generalizarán los malos usos,
lo que creará problemas sociales. Sólo tras el decreto de libertad de
1480, de los Reyes Católicos, los campesinos de Castilla se ven libres
para vender sus tierras y desplazarse a su antojo. En Aragón no se
resolverá hasta la Sentencia Arbitral de Guadalupe en 1486, con la que
se pone fin a la guerra de Remensa. Esta medida implica una progresiva
independencia de los hombres con la tierra. En el mundo rural abundan
los jornaleros, sobre todo en el sur.

Aún no hay una diferencia clara entre lo urbano y lo rural, ya que


muchos habitantes de las ciudades viven del campo. Durante los siglos
XIV y XV la burguesía comienza a despuntar como grupo social importante.
Son mercaderes y artesanos en las ciudades, y controlan el poder
municipal. La ciudad prospera gracias al fuero y a su notable influencia
política en las Cortes. Los artesanos y los mercaderes se asocian en
gremios y cofradías para controlar la producción y su actividad
profesional. Estos gremios y cofradías asumen un código de conducta que
puede ser ratificado por el rey, con lo que se convierten en gremios y
cofradías privilegiadas.

En la sociedad de los siglos XIV y XV también hay minorías


perseguidas, generalmente urbanas. Los judíos y los mudéjares son las
minorías más importantes: la esclavitud está en declive. Contra ellos se
promulgan numerosos decretos, con prohibiciones sobre: el matrimonio, el
ejercicio de determinados oficios, etc. En 1412 se ordena el
encerramiento de los judíos y de los moros en barrios separados, se les
obliga a conversiones forzosas y se generalizan los pogromos contra ellos.

_Conflictos sociales_

La Baja Edad Media es un periodo socialmente convulso, pero se


pueden diferenciar dos etapas. Hasta el siglo XIV los conflictos se
centran en las ciudades, de creación muy reciente, y situadas en el
camino de Santiago. Se generalizan los pogromos contra los judíos, pero
en conjunto es un periodo de relativa tranquilidad. A partir del siglo
XV se intensifican los conflictos sociales que tienen un carácter más
global, incluso antiseñorial.

La coyuntura económica del siglo XIV es depresiva en Castilla, en


Aragón lo será en el siglo XV, lo que dispara los conflictos. La
detención de la Reconquista favorece las guerras civiles por el poder
municipal, señorial o por la sucesión de la corona. El aumento del poder
señorial durante la Edad Media provocó muchas protestas en numerosas
ciudades, quejas que llegarán a las Cortes, pero de ámbito local. Habrá
revueltas, por ejemplo, cuando un territorio de realengo pase a ser
señorial.

Los abusos señoriales se habían generalizado en Galicia, y el rey


no podía poner orden en la región. En 1418 los compostelanos se unen en
una irmandade y se levantan contra el señorío arzobispal. En poco tiempo
se generaliza una guerra, la primera guerra irmandiña, que se extiende
por todo el reino contra la nobleza y el clero. Esta fue una rebelión
antinobiliaria que enfrentó a los concejos con los señores, y que logró
la huida de los nobles del reino. Entre 1467 y 1469 se generaliza otra
rebelión irmandiña. La segunda guerra irmandiña enfrentó a los
campesinos, la burguesía y la baja nobleza y el bajo clero contra los
grandes señores feudales. La guerra Irmandiña llegó a extenderse por
todo el reino de Galicia. Pero a partir de 1469 el movimiento irmandiño
pierde vigor y la nobleza tratará de recuperar sus posesiones, con el
favor de la Isabel I.

En la Corona de Aragón las luchas campesinas alcanzaron su culmen


en Cataluña, con el movimiento de remensa. La remensa fue una
sublevación de los trabajadores rurales y payeses acomodados, de
carácter antiseñorial, para librarse de la vinculación a la tierra y los
malos usos. Se partió de una explosión espontánea y se llegó a una
rebelión generalizada y organizada, apoyada por los juristas y la
corona. Hubo dos guerras de remensa, una entre 1462 y 1472, y otra entre
1484 y 1486. Las guerras de remensa terminan con la Sentencia Arbitral
de Guadalupe en 1486, que proscribe los malos usos. Fue una solución de
compromiso típicamente aragonesa.

En Mallorca la revuelta más importante fue la de los forans, entre


1450 y 1452. Fue una rebelión de los forans (campesinos) contra los
ciutadans (ciudadanos) que culminó con el asedio de Palma, y que
consiguió el apoyo de los menestrales de la ciudad. Fue, ante todo, una
protesta contra el desigual reparto de los impuestos y el control del
gobierno municipal.

El resto de los conflictos fueron muy locales, generalmente una


lucha por el poder municipal, como en Córdoba y Úbeda en 1307,
Fuenteovejuna en 1476, y en casi todas las ciudades a lo largo del período.

Más generales fueron los pogromos contra los judíos y conversos,


tanto en el siglo XIV como en el XV. En ellos confluían causas
económicas y sociales. El estallido más importante se produjo en 1391.
Comenzó en Sevilla y en cuestión de dos meses se había extendido por
toda Andalucía, Levante, Cataluña y algunas ciudades castellanas. El
pogromo de Toledo de 1449 se extendió por toda Castilla. También se
generalizó el pogromo que comenzó en Córdoba en 1473.

Los movimientos rebeldes de la época tenían un escaso carácter


reivindicativo, y en general se limitaban a pedir el respeto a las
viejas costumbres. Frecuentemente terminaban con una solución pactada.

*BIBLIOGRAFÍA*

Dietrich Gerhard: «La vieja Europa. Factores de continuidad en la


historia europea 1000-1800». Alianza universidad. Madrid 1991

Miguel Artola: «Enciclopedia de historia de España». Alianza. Madrid 1988

Fernando García Cortázar, y José Manuel González Vesga: «Breve historia


de España». Alianza. Madrid 1994

René Fédou: «El Estado en la Edad Media». Edaf. Madrid 1977

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