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CL
© MAURICIO DUCE J.
CRISTIAN RIEGO R.
© EDITORIAL JURÍDICA DE CHILE
Ahumada 131,4" piso, Santiago
Registro de Propiedad Intelectual
Inscripción N* 166.126, año 2007
Santiago - Chile
Se terminó de imprimir esta primera edición
de 800 ejemplares en el mes de octubre de 2007
IMPRESORES: Imprenta Salesianos S. A.
IMPRESO EN CHILE / PRINTED IN CHILE
I S B N 978-956-10-1816-7
MAURICIO DUCEJ.
CRISTIÁN RIEGO R.
PROCESO PENAL
RNRTF SUPREMA
e 1
18701
BIBLIOTECA
E D I T O RI AL
JURIDICA
D E C H I L E
w w w . t i itoViMm m c a ,
SUPREMA
BIBLIOTECA
PROCESO PENAL
MAURICIO DÜCE
CRISTIAN RIEGO
CORTE
SUPREMA
BIBLIOTECA
CHILE
1
Así, por ejemplo, puede verse, entre otros. RAFAEL F O M E C l l . L A , Tratado de Derecho
Procesal Penal, tomo I, Editorial Jurídica de Chile, Santiago. 1 9 7 8 , pp. 2 5 a 2 8 ; J O S É Q U E -
ZADA Mu F.NDEZ, Tratado di Derecho Procesal Penal, Editorial Jurídica Conosur Limitada,
Santiago, 1 9 9 4 , pp. 2 7 y 2 8 ; E U G E N I O N E I R A A L A R C Ó N , Manual de Derecho Procesal Penal,
Editorial Fallos del Mes, Santiago, 1992, pp. 11 a 13.
t DITORI AL J U R I D I C A DE CHILT 14
EL. PROCESO PF.NA1.YF.L DERECHO PROCESAL PENAL EN C O N T E X T O
2
Véase C A R L O S PEÑA, "Entre la Elección y la Duda", Revista Sistemas judiciales N y 1,
Buenos Aires, 2001, s / p .
3
El sistema de justicia criminal, a su vez, podría insertarse en un marco mayor,
c o m o lo es el del sistema legal. No es el objetivo detenernos en un análisis de un tema
tan vasto. Sin embargo, nos parece pertinente revisar someramente su fisonomía, ya que
nos ayudará a comprender mejor al sistema de justicia criminal. De acuerdo a Friedman,
todo sistema legal estaría compuesto por tres elementos: 1) estructura; 2) substancia, y
3) cultura legal. La estructura sería el esqueleto del sistema, su parte durable o la parte
que le da la forma y definición al sistema c o m o un todo. Por ejemplo, a través de la
organización judicial y la forma en que el poder legislativo es estructurado, entre otras.
La sustancia del sistema estaría constituida por las reglas vigentes, las normas y los pa-
trones de comportamiento de las personas al interior del sistema. Finalmente, la cultura
legal incluiría las actitudes de las personas hacia el sistema legal, sus creencias, valores,
ideas y expectativas respecto del mismo. Con más d e t e n c i ó n sobre los c o m p o n e n t e s del
t DITORI AL J U R I D I C A DE CHILT 16
EL PROCESO PENAL Y EL DERECHO PROCESAL PENAL EN C O N T E X T O
4
Con más detalle sobre estas distintas perspectivas de análisis del sistema dejusticia
criminal, aun cuando con algunas variaciones, véase G E O F R E Y H A Z A R D Jr., "Criminal
Justice System: Overview", en Encyclopaedia of Crime and Justice, vol. 2, The Free Press,
New York, 1988, pp. 450ysgtes.
17 EDITOR.JAL J U R I D I C A DE CHILE
PROCESO PENAL
5
GEOFREY H A Z A R D Jr.,
"Criminal Justice System: Overview", p. 4 5 0 .
h
Véase JORíit M E R A , "Derecho Penal Sustantivo y Proceso Penal. Consideraciones
Político-Criminales", en Introducción al Sistema Penal, Ediciones Universidad Diego Por-
tales, Santiago, 1996, pp. 299 y sgtes.
19
P R O C E S O PENAL
7
Véase JULIO \1AIER, Derrrho Piornal Penal tomo I, Editores del Puerto Buenos
Aires, 1996, p. 163.
tnuoRiAi J U R I D I C A DE CHILE 20
EL. PROCESO PF.NA1.YF.L D E R E C H O PROCESAL PENAL EN C O N T E X T O
8
Baste para ello revisar el artículo 19 n a 3 inciso quinto que reduce la fórmula de
debido proceso a "proceso previo legalmente tramitado" y abandona al legislador el
establecimiento de las garantías de un "procedimiento y una investigación racionales
yjustos".
9
Una crítica a la pasividad que sobre este tema han tenido la doctrina yjuris-
prudencia nacionales véase en ALEX CAROCCA, "Las Garantías Constitucionales en el
Nuevo Proceso Penal", en Nuevo Proceso Penal, Editorial Jurídica Conosur, Santiago,
2000, pp. 31 y siguientes.
10
No es esta la oportunidad para referirnos a lajerarquía con la cual se incorporan
estas normas. Una parte importante de la doctrina sostiene que ellas lo hacen con rango
constitucional, en tanto que otra sostiene el rango simplemente legal de las mismas.
Por último, hay otros que sostienen que los tratados en sí mismos no tendrían rango
constitucional, pero sí los derechos humanos en ellos contenidos.
se les asignan a los diversos actores que participan del proceso, aspecto
que se asocia más directamente a la manera en que normativamente se
estructuran las instituciones del sistema y a los diversos poderes y roles
que la ley les confiere a los distintos actores. En segundo lugar, cubre las
relaciones específicas que se producen entre esos actores. Esta segunda
dimensión es descrita bajo la noción de "Criminal Court Community" por
David Jonhson con el objeto de resaltar que un elemento esencial para
entender los resultados del sistema y los poderes efectivos que cada
actor dispone en la práctica sólo es posible de ser adquirido a través del
análisis de las relaciones que se producen entre los distintos actores en
un escenario de trabajo que se caracteriza por ser un ámbito compartido
por todos y en el cual existe interdependencia entre unos y otros. 12
En consecuencia, teniendo presente rsta dimensión del sistema es
posible captar que buena parte de los resultados de la tramitación de
casos se explican por la interacción de varias agencias estatales que tienen
roles y objetivos diversos, incluso antagónicos entre sí (por ejemplo,
fiscalía y defensa). De otra parte, nos indica que todas estas agencias
estatales crean ciertas culturas corporativas y prácticas que permiten
explicar sus dinámicas de comportamiento más allá de las definiciones
normativas acerca de sus objetivos y funciones. Todos estos elementos
deben considerarse al analizar las distintas etapas del proceso penal.
El objeto central de nuestro estudio en el presente libro se vincula
a las agencias estatales que intervienen en la etapa de aplicación de
las normas penales. Otras agencias que intervienen en la creación de
las mismas (Poder Ejecutivo y Congreso, fundamentalmente) y en su
ejecución (gendarmería y otras autoridades penitenciarias) no van a
ser parte de nuestro análisis.
Respecto de las agencias estatales que intervienen en la aplicación
de las normas penales, u n o de los problemas que ha producido la
aproximación procedimentalista es que tradicionalmente ha reducido
el análisis de los actores al estudio de los tribunales. En efecto, para el
procedimentalismo la idea de proceso penal, consiguientemente de
aplicación de normas penales, se asocia fuertemente a la idea de un
tribunal que dicta fallos. En este contexto, el proceso sólo se constituye
como un objeto relevante de estudio a partir de la intervención formal
de un juez. Lo que ocurre antes de eso, principalmente la actividad
investigativa policial, no constituye una actividad del "profeso penal"
y, por tanto, queda fuera del objeto de estudio.
De otra parte, la intervención de otras agencias que colaboran en la
producción de información (por ejemplo, el caso del Servicio Médico
1S
Más adelante, a propósito del análisis de la discrecionalidad en el nuevo sistema, ten-
dremos oportunidad de profundizar esta idea aportando algunos datos específicos.
14
Desde este punto de vista más general, las funciones que debiera cumplir el
Ministerio Público en Chile para consolidar el sistema propuesto por la reforma son
al menos tres. En primer lugar, debe colaborar en forma decisiva en la abolición del
sistema inquisitivo vigente. En segundo lugar, debe constituirse en el motor que impulse
el trabajo del nuevo sistema. Finalmente, debe asumir un liderazgo en el proceso de
cambio cultural que importa la reforma. Con más detalle sobre esto véase M A U R I C I O
DUCE, "El Ministerio Público en la Reforma Procesal Penal", en Nuevo Proceso Penal,
Editorial Jurídica Conosur, Santiago, 2000, pp. 388 a 391.
15
Véase LAWRENCE FRIEDMAN, "Is There a Modern Legal Culture?", Ratiojuris
a
N 7, 1984, p. 118.
16
Véase A L B E R T O B I N D E R , "La Reforma Procesal Penal en América Latina", en
Justicia Penaly Estado de Derecho, Editorial Ad-Hoc, Buenos Aires, 1993, pp. 204-208.
25 EDITORIAL J U R I D I C A DE CHILE
PROCESO PENAL
destaca que la cultura inquisitiva se caracteriza por ser una forma par-
ticular de comprender cómo debe aplicarse el poder penal del Estado,
basada en una mentalidad eminentemente formalista y burocrática,
que genera un lenguaje absolutamente oscuro, una actitud temerosa
de jueces y abogados frente a la innovación, en fin, una mentalidad
eminentemente conservadora y muy poco creativa. Algo similar, y a la
vez complementario, es planteado por Peña cuando nos habla de una
cultura legal fetichista en nuestros países y particularmente referida al
estudio de lo procesal. 17
Esta cultura inquisitiva, en opinión de Binder, es una de las causas
que permite explicar la vigencia y persistencia del modelo inquisitivo
en la región. En consecuencia, un esfuerzo serio de transformación del
sistema inquisitivo pasa por considerar que el cambio cultural constituye
una parte tan central de la reforma como el reemplazo de su estructura
y de las reglas substantivas que lo regulan. Esto es, evidentemente, una
tarea de largo aliento, pero que requiere un trabajo específico, no se
da por osmosis o como consecuencia inmediata del cambio legal. Por
el contrario, muchas veces la principal razón del fracaso de reformas
legales, que en el papel aparecen como adecuadas técnicamente y opor-
tunas políticamente, no ha sido su falta de calidad, sino que su falta de
absorción cultural por parte de los operadores llamados a llevarlas a
cabo y por la comunidad en su conjunto.
l
' En términos bastante similares Máximo Langer ha sostenido que "...los sistemas
adversarial e inquisitivo pueden ser entendidos como dos estructuras de interpretación
y significado a través de las cuales los actores de un determinado sistema de justicia cri-
minal entienden tanto el proceso penal como su rol dentro del sistema". Véase, "From
Legal Transplants to Legal Translations: The Globalization of Plea Bargaining and the
Americanization Thesis in Criminal Procedure", Harvard InternationalLuwJournal N'J 45.
p. 10, 2004 (la traducción es nuestra).
27 EDITORIAL J U R I D I C A D E C H I L E
P R O C E S O PENAL
t DITORI AL J U R I D I C A DE CHILT 28
EL. PROCESO PF.NA1.YF.L DERECHO PROCESAL PENAL EN CONTEXTO
L4
' Véase ALBERTO B I N D E R , Introducción al Derecho Procesal Penal Editorial Ad-Hoc,
Buenos Aires, 1993, p.
manente conflicto entre estas fuerzas, por lo que cada sistema proce-
sal, o la regulación que del mismo se realice en cada país, depende
fundamentalmente de cómo se resuelve culturalmente ese conflicto
en ese momento y en esa sociedad determinada. Incluso más, Binder 25
sostiene que la síntesis de estas fuerzas (el proceso penal) no es está-
tica, sino que se encuentra en permanente estado de ebullición antes
que en estado de equilibrio. Esto lleva a que diversos factores, como la
condición social de los involucrados, establezcan diferencias en cómo
se resuelve el conflicto entre eficiencia y garantías en un mismo país en
un mismo tiempo. Así, el proceso penal funcionará probablemente de
formas bastante distintas tratándose de un personaje público relevante
que respecto de una persona socialmente marginalizada.
A esta altura, conviene detenernos brevemente en los significados
más concretos que tienen estas fuerzas en el funcionamiento del sistema
de justicia criminal para comprender un poco mejor esta dinámica de
contradicción.
Cuando nos referimos a garantías en materia procesal penal, lo
que estamos haciendo es referirnos a un conjunto de derechos funda-
mentales que hoy día se agrupan bajo la noción de debido proceso. El
debido proceso consiste fundamentalmente en el establecimiento de
ciertos parámetros o estándares mínimos que debe cumplir cualquier
proceso penal en un Estado de Derecho para asegurar que la discusión
y aplicación de sanciones (penales en este caso) se haya realizado en un
entorno de razonabilidad y justicia para las personas que intervienen
en su desarrollo. Esta noción, ciertamente vaga en esta formulación
preliminar, encuentra desarrollos más específicos en los tratados in-
ternacionales de derechos humanos que contemplan un conjunto de
derechos, según ya tuvimos oportunidad de mencionar previamente,
y, especialmente, en la jurisprudencia que ha surgido de su aplicación
en el ámbito internacional. En consecuencia, si se quiere analizar cuan
garantista es un proceso penal, normalmente el primer paso será con-
trastar la vigencia de esas garantías internacionales con ese proceso
determinado (ya sea normativa o empíricamente).
La eficiencia, en cambio, suele ser normalmente asociada a la idea
de la capacidad del sistema de justicia criminal de condenar a perso-
nas. La lógica de esta afirmación está en la idea de que si detrás de la
eficiencia se encuentra la noción de aplicación de la coerción estatal,
será más eficiente en la medida que exista mayor nivel de coerción efec-
tivamente aplicada. No creemos, sin embargo, que esta idea sea del todo
correcta. Efectivamente un componente de la eficiencia se debe referir
a la capacidad que tenga el sistema de esclarecer los hechos delictivos
t DITORI AL J U R I D I C A DE CHILT 30
EL PROCESO PENAl. Y EL DERECHO PROCESAL PENAL EN CONTEXTO
31
PROCESO PENAL
estos modelos en el trabajo de análisis del proceso penal. Como estos tér-
minos serán de uso frecuente en este libro, creemos conveniente señalar
desde ya qué es lo que entenderemos por cada u n o de ellos.
1. M O D E L O S O SISTEMAS PROCESALES
RNITOKIAI J U R I D I C A DICHJU 32
EL P R O C E S O PENAL Y EL D E R E C H O PROCESAL PENAL EN C O N T E X T O
26
Así, por ejemplo, véase a HERBERT PACKER, Two Models of Criminal Process, Univer-
sity of Pennsylvania Law Review, 1964, pp. 1 a 68 (quien propone la distinción entre el
modelo de debido proceso y el de control del crimen) y a MIRJAN DAMASKA, ob. cit. (en
donde propone la distinción entre ideal de coordinación e ideal jerárquico).
27
Así, por ejemplo, Langer distingue al menos seis sentidos en los que es utilizado
conceptualmente "lo acusatorio" y "lo inquisitivo". Véase MÁXIMO LANGER, "La Dicoto-
mía Acusatorio-Inquisitivo y la Importación de Mecanismos Procesales de la Tradición
Jurídica Anglosajona. Algunas Reflexiones a Partir del Procedimiento Abreviado", en
E£ Procedimiento Abreviado, Editores del Puerto, Buenos Aires, 2001, pp. 97 a 133.
33 EDITORIAL J U R I D I C A DE CHILE
PROCESO PENAL
28
Véase MIRJAN D A M A S K A , ob, cit., pp. 1 2 a 1 7 ,
29
Véase J O H A N E S S NtjBOER, "The American Adversarial System in Criminal Cases:
Between Ideology and Reality", en Cardozo Journal of International and Comparative Law
N a 5, 1997, p. 92. En un sentido parecido también se pronuncia Merryman, en J O H N
MERRYMAN, The Civil Law Tradition, Stanford University Press, Second Edition, 1985,
p. 126.
30
Para ver ejemplos del uso grueso de la noción de sistema inquisitivo en parte de
la literatura comparada norteamericana, véase M A R V A N N G L E N D O N y otros, Comparative
Legal Traditions, West Publishing, Nutshell Series, 1982, pp. 94 a 96.
EDITORIAL J U R I D I C A DECH1LÍ 34
EL. PROCESO PF.NA1.YF.L DERECHO PROCESAL PENAL EN CONTEXTO
Paraguay o Bolivia, hasta antes de las reformas que éstos han empren-
dido en los últimos años. Este mismo joven abogado probablemente
identificaría el proceso penal inglés como algo más cercano a su país
que el proceso penal de estos otros países de la región. Utilizar en este
contexto la etiqueta sistema inquisitivo como un modelo que agrupa a
países y sistemas tan disímiles como Chile y Alemania resulta un grave
error o, al menos, no nos ayuda mucho para entender la dinámica de
sus respectivos procesos penales.
No obstante reconocer lo problemática que resulta la distinción
entre modelos inquisitivos y acusatorios, nos parece que ella sigue siendo
útil. No parece posible en esta introducción entrar en una polémica
detallada con los autores antes citados, pero pensamos que la etiqueta
de sistema inquisitivo aún tiene bastante sentido para describir a los
sistemas de justicia criminal latinoamericanos, al menos hasta antes
del proceso de reforma que se ha emprendido a los mismos a partir
de finales de los años 80 del siglo pasado. Esta afirmación nos parece
quedará más clara cuando el lector termine el capítulo histórico del
presente libro, en donde podrá apreciar una estrecha vinculación entre
esos modelos y el proceso penal que ha regido en la región. Sin per-
juicio de ello, asumiendo en parte la crítica a esta clásica distinción de
modelos, creemos relevante precisar bien los alcances que damos a la
expresión de sistemas inquisitivos y acusatorios.
Cuando nos referimos a sistema inquisitivo en este trabajo, estamos
hablando principalmente del sistema desarrollado en los países europeo-
continentales a partir del siglo XV y que luego es exportado por los
mismos {fundamentalmente España) a Latinoamérica. Como veremos,
este sistema se ha mantenido rigente en sus estructuras centrales, sin
mayores cambios hasta hace muy poco, en la mavoría de los países de la
región. En consecuencia, se trata, en algún modo, del modelo inquisitivo
"histórico" al que nos estamos refiriendo, modelo sí que ha pasado por
el colador de las adaptaciones sufridas por éste en Latinoamérica. En
el próximo capítulo describiremos con más detalle sus características
centrales o definidoras. A la lu/ de esto, los sistemas procesales penales
rigentes actualmente en la mayoría de Europa no son considerados como
inquisitivos, en el sentido que nos h e m o s referido, sino como versiones
posteriores o evoluciones del mismo, más avanzadas históricamente
hablando, como por ejemplo, el denominado sistema mixto.
La etiqueta sistema acusatorio tampoco es pacífica o, dicho en
otros términos, sus contornos no son claros. 31 Así, por ejemplo, una
buena parte de la literatura procesal continental más tradicional suele
11
Así, MIRJAN DAM.VSKA, "Adversan- Svstem", en Enciclopedia of Crime and Justice
(vol. 1). IW3, p. 24.
32
MLRJAN DAMASKA,"Adversary System", p. 28.
En este sentido hay que acotar que una tendencia general de los sistemas proce-
sales penales europeos con los del m u n d o anglosajón en los últimos dos siglos ha sido
hacia una convergencia de modelos. En este sentido véase, entre muchos otros, JAN
STEPAN, "Possible Lessons from Continental Criminal Procedure", e n The Economía of
Crime and Punishment, 1973, p. 182.
t DITORI AL J U R I D I C A DE CHILT 36
Capítulo II
37 I NRIOI. I ••,. J U R I D I C A D I E M Ú
PROCESO PENAL
1
Una completa explicación de la Inquisición religiosa en la Edad Media, su fun-
cionamiento y organización puede verse en H E N R Y CHARLES LEA, The Inquisition ofthe
Middle Ages, Cita del Press, New York, 1963 (reimpresión de la obra original de 1887).
- A este respecto, Francisco Tomás y Valiente señala "Es claro que la Inquisición
fue una institución eminente y eficacísimamente represiva, un instrumento policial de
gran utilidad para la 'creación y el mantenimiento de una sociedad teocrática cerrada'",
FRANCISCO T O M Á S Y VALIENTE, "Relaciones entre la Inquisición con el Aparato Institucional
del Estado", en La Inquisición Española, Siglo XXI Editores, Madrid, 1980, p. 42.
3
Véase MORRIS PLOSCOWE, The Development of Present-Day Criminal Procedun inEitrope
and America, 48 Harvard Law Review, p. 447 (1935).
t DITORI AL J U R I D I C A DE CHILT 38
EL PROCESO PENAL Y SU REFORMA EN CHILE
Inocencio III (1198-1216), ya que habría sido él quien fijó las pautas
básicas que moldearon el nuevo procedimiento penal canónico en el
siglo XIII (con el punto más alto en el Concilio de Letrán de 1215),
valiéndose para ello de la ley imperial romana tardía. 4
El nuevo sistema representó un cambio completo respecto a la
situación existente con anterioridad. La persecución se organizó sobre
la base del trabajo en secreto de oficiales de la iglesia. Estos oficiales
fueron llamados inquisidores y, además dejugar el rol de perseguidores,
también actuaron en el rol de jueces. 5 El sistema también introdujo
reglas racionales de evidencia (el sistema de prueba legal o tasada)
como una reacción en contra de las ordalías. Junto con lo anterior, el
procedimiento fue escrito y altamente verticalizado, en cuanto permitía
un control jerárquico muy intenso de las decisiones adoptadas en los
niveles inferiores por parte de las autoridades superiores de la jerarquía
eclesiástica.6 En cuanto al ámbito de competencia del sistema inquisitivo,
en principio se tuvo la pretensión de regular el castigo de conductas
que eran consideradas como atentados en contra de doctrinas básicas
de la religión católica, tales como la brujería y la herejía, pero, en la
práctica, también cubrió hechos que hoy en día son consideradas como
seculares, 7 dándole un verdadero carácter mixto a su competencia. 8
Posteriormente, en los siglos XV, XVI y XVII, se verifica el surgi-
miento de los Estados Nacionales. Éstos, al igual que la iglesia católica
siglos antes, enfocan sus esfuerzos en concentrar el poder político y,
nuevamente, una de las herramientas empleadas en este proceso de
4
JULIO MAIER, Derecho Procesal Penal, tomo I, Editores del Puerto, Buenos Aires,
1996, pp. 291-292.
5
Una buena descripción del perfil de los inquisidores y su trabajo en España puede
verse e n J U L I O C A R O BAROJA, El Señor Inquisidor, Alianza Editorial, Madrid, 1994.
fi
Existe una vasta literatura acerca del procedimiento inquisitivo canónico en
España que contiene una descripción detallada de estas y otras de sus características,
e n t r e ellas, p u e d e revisarse: FRANCISCO TOMÁS Y VALIENTE, "El P r o c e s o P e n a l " , en Historia
16, Madrid, 1986, pp. 15 a 28; B R U N O A G U I L E R A , "El Procedimiento de la Inquisición
Española", en Historia de la Inquisición en España y América, Centro de Estudios Inquisi-
toriales, Madrid, 1984, pp. 334 a 557. Para el caso de América Latina, recomendamos
el excelente trabajo de Benjamín Vicuña Mackenna. Francisco Moyen o lo que fue la Inqui-
sición en América, Imprenta de El Mercurio, Valparaíso, 1868, en el que se realiza una
explicación del procedimiento inquisitivo canónico por medio del relato de un caso
verídico, el de Francisco Moyen, llevado a cabo en el tribunal de la inquisición de Lima
a principios del siglo XIX.
7
Véase J O H N L A N G B E I N , Prosecuting Cnme in the Renaissance, pp. 133-134 (1977).
Un ejemplo concreto de esto, fue la celosa persecución de la usura que "... se transfor-
mó en un aspecto muy rentable de explotación por parte de la Inquisición cuando la
disminución de la herejía la privó de su campo de acción legítima" (la traducción del
inglés es de los autores). H E N R Y CHARLES LEA, ob. cit., p. 5 5 .
8
En este sentido, ver FRANCISCO T O M Á S Y VALIENTE, ob. cit, cita 2, pp. 43 y 44.
39 EDITORIAL J U R I D I C A DE C H I L E
PROCESO PENAL
9
Existe diversa evidencia que da cuenta de este fenómeno. Entre otros ver J U L I O
MAIER, Derecho, ob. cit., p p . 288-289. Véase también FRANCISCO T O M Á S V VALIENTE, El
Derecho Penal de la Monarquía Absoluta (Siglos XVI, XVII y XVIII), {1992) en donde el autor
describe la situación del Reino de Castilla y muestra que uno de los principales esfuerzos
realizados por los reyes católicos fue la concentración de poder por medio de la imposición
del sistema inquisitivo. Sobre esto mismo, Ploscowe señada que "...el nuevo procedimiento
fue bien venido por quienes se encontraban en el poder como una arma más potente
para la destrucción de sus oponentes". M O R R I S PLOSCOWE, ob. cit, p. 448.
10
Véase FRANCISCO TOMÁS Y VALIENTE, Manual de Historia del Derecho Español,
p. 237.
11
Para una explicación más detallada de la Carolina, véase J O H N LANGBEIN, ob. cit.,
pp. 167-202.
12
Véase J O H A N E S S NIJBOER, "The American Adversarial System in Criminal Cases:
Between Ideology and Reality", en Cardozo Journal of International & ComparaHve Laxe
N A 5 , p. 9 1 .
ls
Para una explicación detallada del desarrollo del sistema inquisitivo francés,
puede verse el clásico trabajo de ADEMAR E S M E I N , History ojContinental Criminal Procedun,
Little, Brown and Company, Boston, 1913.
» Véase J O H N LANGBEIN, ob. cit., p. 131 (la traducción del inglés es de los au- <
tores)
15
Idem.
16
Una explicación de la tortura y de las reglas de evidencia, v é a s e J O H N LANGBEIN,
Torture and Law o/Prvof, The University of Chicago Press, Chicago, 1974.
41
PROCESO PENAL
17
Véase J U L I O ob. cit„ pp. 328 y siguientes.
MAIER,
18
"The Nature of the Judicial Reforms in Latín America and
FELIPE SÁEZ GARCÍA,
Some Strategic Considerations", 13 American University International Lau) Rtview N® 13,
1998, p. 1278. (La traducción del inglés es de los autores.)
19
En este sentido, véase JULIO MAIER, ob. c i t , p. 333.
EDITORIAL J U R I D I C A DÉ-CHILE 42
EL P R O C E S O PENAL Y SU REFORMA EN C H I L E
n
En este sentido, véase FELIPE SÁEZ GARCÍA, ob. cit., p. 67.
21
Véase L I N N HAMMERGREN, ThePolitics afjuslice andJustke rejorm in Latin America,
Westview Press, 1998, p. 47 (en adelante Politics).
- Véase L U I S SALAS & J O S É M A R Í A RICO, La Justicia Penal en Honduras, Editorial
Universitaria Centroamericana, San José, 1989, p. 23.
Para el caso peruano, véase F E R N A N D O DE TRAZECNIES, La Idea de Derecho en el Perú
Republicano del siglo XIX, Universidad Católica de Lima, 1980, pp. 151-165.
Esta tesis requiere algunas cualificaciones, toda vez que en bastantes países de la
región la situación de inestabilidad política se mantuvo también en la segunda mitad
del siglo XIX. La explicación a la codificación tardía del derecho procesal penal debe
buscarse en aspectos adicionales del desarrollo de los países latinoamericanos durante
el siglo XIX.
24
Por ejemplo, en Argentina el primer Código de Procedimiento Penal fue aprobado
en 1882, en Chile en 1906, en Costa Rica en 1836, en Guatemala en 1877, en Honduras
en 1880, en Paraguay en 1890 y en Perú en 1862.
43 EDITORIAL J U R I D I C A D E CHILE
PROCESO PENAL
26
Para una descripción general de la situación del proceso penal en Europa con-
tinental en el siglo XIX, véase GARRAUD, ob. cit., pp. 570-606.
27
En este sentido, véase GARRAUD, "French Criminal Procedure", en History of
the Continental Criminal Procedure, ob. cit., p. 571. Véase también MORRIS PLOSCOWE,
ob. cit., p. 462.
Un par de ejemplos son la Constitución de Guatemala de 1838 y la chilena de
1828. En el mensaje de esta última hay una fuerte defensa del sistema de jurados: "Es
indispensable que nuestras costumbres se pongan al nivel de los altos destinos que
nos aguardan. Nuestra reorganización alcanzará su verdadero complemento cuando
la institución de jurados restituya a) pueblo una de sus más importantes facultades, y
queden colocadas a la misma altura todas las delegaciones que hemos hecho de las que
la Providencia nos ha concedido. Apresuremos este momento venturoso fomentando
el progreso de las cualidades requeridas para tan saludable innovación" (citado por
Javier Barrientes, Notas sobre la Fijación del Proceso Penal en Chile (1810-1907), documento
no publicado en manos del autor). El ejemplo más paradigmático en este tema está
constituido por la Constitución argentina de 1853, la que con algunas modificaciones se
mantiene aún vigente. Esta Constitución contiene dos artículos diferentes que se refieren
al juicio por jurados como un principio general para la organización del proceso penal
en Argentina. No obstante estas normas, hasta el día de hoy el sistema de jurado no ha
sido implementado en Argentina.
45 EDITORIAL J U R I D I C A DE CHILE
PROCESO PENAL
29
Excepciones en este sentido fueron Cuba y Puerto Rico, cuya independencia
fue lograda con posterioridad a la introducción de las reformas liberales en España y
que, consecuentemente, introdujeron las reformas liberales del siglo XIX. República
Dominicana constituye otra excepción, ya que en 1882 codificó como propio para el
país el Código de Instrucción Criminal francés de 1808, considerado en la época como
un modelo perfecto. Una breve explicación de la evolución del procedimiento penal
en República Dominicana, con especial énfasis en el desarrollo del juzgado de instruc-
ción, véase en J U A N M I G U E L CASTILLO PANTALEON, ElJuzgado de Instrucción, Fundación,
Institucionalidad y Justicia, Santo Domingo, 1998, pp. 17 a 24.
M
Cfr. MICHAEL R . P A H L , "Wanted: Criminal Justice Colombia's Adoptíon of a pro-
secutorial System of Criminal Procedure", en Fordham International Law lournal N® 16,
p. 614.
S1
Véase Luis P A U L I N O M O R A , "Los Principios Fundamentales que Informan el
Código Procesal Penal de 1998", en Reflexiones sobre el Nuevo Proceso Penal, Asociación de
Ciencias Penales de Costa Rica, San José, 1996, p. 15.
t DITORI A L J U R I D I C A D E C H I L T 46
EL P R O C E S O PENAL Y SU R E F O R M A EN C H I L E
32
F E R N A N D O D E TRAZEGNIES, o b . c i t . , p p . 3 0 a 3 5 .
33
Por ejemplo, esto aparece muy claro en el caso de Costa Rica, donde uno de
los objetivos principales de la clase política y de los abogados en el siglo XIX fue el de
mantener el orden público y evitar los conflictos sociales. En este sentido véase JOSÉ
MARÍA Rico y otros, La Justicia Penal en Costa Rica, Editorial Universitaria Centroameri-
cana, San José, 1988, p. 47.
34
J U L I O MAIER, o b . c i t . , p . 2 6 0 .
4 7 EDITORIAL J U R I D I C A D E C H I L E
PROCESO PENAL
M
Citado por ANDRÉS JOSÉ D'ALESSIO, "The Function of the Prosecution IN the
Tramióon to Democracy in Latín America", en Tmnsitum lo Democracy m Latín Amerita:
The Role af thejudiaary, ob. CÍL, p. 189 (la traducción del inglés es de los autores).
M
ídem pp. 189 y 190.
37
Véase el mensaje del Código de Procedimiento Penal, edición 1990. p. 13.
38
En este sentido, véase ALBERTO BINDER, "La Reforma Procesal en América Latina",
en Justicia Penal y Estado de Derecho, Ad-Hoc, Buenos Aires, 1993. p. 204.
49 EDITORIAL J U R I D I C A DE CHILE
PROCESO PENAL
período. Casos más comunes son los de países que mantienen vigentes
o mantuvieron hasta hace muy poco vigentes sus códigos procesales
penales originales del siglo XIX. En Paraguay, el código ha regido sin
modificaciones importantes desde su dictación, en 1890, hasta marzo
del año 2000. En Nicaragua, el código vigente data del año 1879, y en
Honduras el código rigió entre los años 1906 y 1984. El Código de Pro-
cedimiento Penal Federal Argentino de 1888, sin perjuicio de algunas
reformas menores, rigió el sistema federal hasta la dictación del nuevo
código el año 1991.
Durante la primera mitad del siglo XX, países como Costa Rica
(1941) y Colombia (1938) reformaron completamente sus códigos
antiguos. Con todo, los códigos nuevos no representaron, tanto a nivel,
normativo como práctico, un cambio sustancial de los componentes
inquisitivos del sistema.
A mediados del siglo XX, varios países realizaron reformas más
importantes en sus códigos de procedimiento penal. Perú, en 1940, y
Venezuela, en 1962, aprobaron nuevos códigos que introdujeron una
suerte de juicio oral y otras innovaciones menores en el sistema; sin
embargo, el impacto de dichos cambios en el funcionamiento concreto
del mismo fue relativamente menor. 39
El esfuerzo más profundo de reforma en la región durante el siglo XX
fue el iniciado en la provincia de Córdoba en Argentina. Córdoba aprobó
un nuevo código en 1939, que introdujo el sistema mixto en Argentina,
regulando los juicios orales como parte central del procedimiento.
Este esfuerzo fue seguido luego por Costa Rica, que adoptó un código
basado en el de Córdoba el año 1973, y por varias provincias argentinas
que también reformaron sus legislaciones procesales penales. 40 Estas
reformas son comúnmente mencionadas como las precursoras del
movimiento actual de reforma en la región.
En conclusión, es posible afirmar que la mayoría de los países de
América Latina adoptaron un modelo inquisitivo de rasgos bastante
ortodoxos durante el siglo XIX, modelo que ya había sido objeto de una
reforma profunda en Europa como consecuencia de las ideas liberales
provenientes de la Revolución Francesa. Después del período de codi-
ficación, los países de la región mantuvieron las estructuras inquisitivas
heredadas en la colonia y también la ideología básica que inspiró el desa-
rrollo del sistema inquisitivo en la Europa medieval. Reformas sucesivas
en el siglo XX introdujeron ciertos cambios cuya extensión dependió
51 EDITORIAL J U R I D I C A DE CHILE
PROCESO PENAL
43
En este sentido, véase RAFAEL FONTECILLA, ob. cit., p. 5 2 , quien sostiene que
"Nuestro procedimiento penal está gobernado por la forma mixta".
44
Aun antes, en un editorial publicado el 5 de junio de 1850 por El Mercurio
de Valparaíso, el editor señalaba críticamente: "La parte más débil e insustancial del
Mensaje del Presidente es la relativa a reformas en la administración de justicia. Ella
no ofrece hoy más garantía en Chile que la conocida probidad de los magistrados. El
proceso escrito es oneroso, lento, peligroso. La justicia barata y breve es una necesidad
urgente...*.
t DITORI AL J U R I D I C A DE CHILT 52
EL PROCESO PENAL Y SU REFORMA EN CHILE
43
Mensaje Código de Procedimiento Penal, edición 1990, p. 13.
46
Mensaje sobre modificaciones a este código. Código de Procedimiento Penal,
edición 1990, p. 25.
47
Esta falta de claridad es d e n u n c i a d a p o r Manuel de Rivacoba en un trabajo del
año 1988, en el que señala "...para quienes rodean y asesoran a los poderes legifereantes
de estos años, e influyen en sus decisiones o las determinan, el Código existente es muy
bueno, no puede ponerse la mano en sus principios, fundamentos, orientación y estructura,
y sólo requiere para su perfección ciertos cambios n u n c a de f o n d o y siempre limitados,
es decir, meros retoques". MANUEL DE RTVACOBA, "La Reforma Penal de la Ilustración",
separata del Anuario de Filosofía Jurídica y Sociat N- 5, Valparaíso, 1988, p. 5.
48
Véase Decreto con Fuerza de Ley N° 426 de 1927, Suprime el Cargo de Promo-
tores Fiscales y Fija la Forma en que serán Reemplazados en sus Funciones.
49
U n a breve historia de los p r o m o t o r e s fiscales en el proceso penal chileno y
su supresión, p u e d e verse en A R M A N D O D E RAMÓN, "Promotores Fiscales. Su Historia
(1876-1927)", en Boletín de la Academia Chilena de Historia N° 100, Santiago, 1989, pp. 315
a 336.
53 EDITORIAL J U R I D I C A DE CHILE
PROCESO PENAL
50
Mayores antecedentes acerca de la evolución histórica de nuestro derecho pro-
cesal penal pueden ser revisados en RAFAEL FONTECILLA, ob. cit., pp. 7 1 a 1 2 5 ; ENRIQUE
PAILLAS, o b . c i t . , p p . 4 8 a 6 9 .
t DITORI AL J U R I D I C A DE C H I L T 54
EL PROCEM ) PEN A [ V SU REFORM A EN CHILE
fil
Antecedentes de este proyecto pueden revisarse en el Informe que sobre el mismo
elaboró la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia de la Cámara de Diputados
en su discusión legislativa publicada en Revista de Ciencias Penales N s 1, lomo XX11I,
enero abril de 1964, pp. 96 a 136.
52
Una explicación de los principales contenidos del proyecto, como también
su desarrollo, p u e d e verse en "Trabajo Preparatorio para una Reforma del Código
de Procedimiento Penal", Revista de Ciencias Penales Nrj 1, tomo XXVI, Tercera Época,
enero-abril 1967, pp. 336 a 346.
55
PROCESO PENAL
53
Una explicación de la evolución de este proyecto hasta su promulgación como
Ley N 5 1 8 8 5 7 , puede verse en W A L D O O R T Ú Z A R , "Historia de las Reformas a) Código
de Procedimiento Penal", en Revista de Derecho NB 186, Universidad de Concepción,
1 9 8 9 , pp. 9 a 1 6 .
54
Un desarrollo más completo de la política judicial emprendida por el gobierno
del General Pinochet, puede verse en C A R L O S PEÑA, "Informe sobre Chile", en Situa-
ción y Políticas Judiciales en Latinoamérica, Cuadernos de Análisis Jurídicos, serie especial
N° 2, Escuela de Derecho Universidad Diego Portales, Santiago, 1993, pp. 285 a 423,
especialmente pp. 391 a 410.
35
Sobre las Leyes Cumplido puede revisarse CRISTÓBAL EYZAGUIRKE, I^eyes Cumplido,
Editorial Conosur Ltda., Sandago, 1991, especialmente pp. 81 a 111.
56
U n a explicación sobre los antecedentes y contenidos de este proyecto p u e d e
verse en T I T O SOLARI, "Ministerio Público", en Revista de Derecho de la Universidad Católica
de Valparaíso, XV, 1993-1994, pp. 403 a 458. Un comentario crítico sobre la misma, en
ALBERTO BINDER, "Comentario Acerca del Proyecto de Ley sobre el Ministerio Público",
en Revista de Ciencias Penales, tomo XL, N s 1, Santiago, pp. 174 a 191.
57
En esta lógica, se orientan los trabajos y comentarios presentados en un seminario
organizado p o r la Corporación de Promoción Universitaria, la Fundación Paz Ciudada-
na y la Escuela de Derecho de la Universidad Diego Portales, en el mes de octubre de
1993, y q u e dieron lugar a la publicación del libro El Ministerio Público para una Nueva
Justicia Penal, Fundación Paz Ciudadana/Universidad Diego P o r t a l e s y Corporación de
Promoción Universitaria, Santiago, 1994.
58
Ver e n t r e otros, DANIEL SCHWEITZER, "El Proceso Penal", en Revista de Ciencias
Penales, a ñ o 1 9 4 9 , t o m o X I , pp. 4 a 1 6 . W A L D O ORTL'ZAR, "El Juicio Oral", y ALFREDO
ETCHEBERRY, "Exposición Crítica del Sistema Procesal Penal Chileno", ambos en Revista
de Ciencias Penales, a ñ o 1965, tomo XXIV, pp. 78 a 94 y 85 a 93, respectivamente. Véase
también, más recientemente, RAÚL TAVOLARI, "Necesidad Inmediata de una Reforma Pro-
cesal Penal", en Gaceta Jurídica N A 9 1 , 1 9 8 8 , pp. 3 a 8 y M A N U E L DE RIVACOBA, ob. cit.
57 EDITORIAL J U R I D I C A D E C H I L E
PROCESO PENAL
61
Al respecto, pueden verse las declaraciones del Departamento de Derecho Procesal
de la Universidad de Chile, del 26 de junio y del 26 de agosto de 1995, la declaración
del Departamento de Derecho Procesal de la Universidad de Concepción, del 4 de julio
de 1995, y la exposición del Ministro de la Corte de Apelaciones de Valparaíso, Rafael
Lobos, realizada con motivo de la 25a Convención Nacional de Magistrados, publicada
en el diario El Mercurio de Valparaíso, el 16 de noviembre de 1997.
62
Un ejemplo de lo anterior está constituido por un artículo de prensa publicado
en el diario La Tercera en el que Ministros de la Corte de Apelaciones de Santiago ma-
nifiestan diversos reparos al sistema de juicio oral, pidiendo mantener reserva de sus
identidades. Véase "Los Reparos al Nuevo Juicio Oral", en La Tercera, 3 de septiembre
de 2000.
61 EDITORIAL J U R I D I C A D E CMII I
PROCESO PENAL
EDITORIAL J U R I D I C A DE CHILE 62
EL PROCESO PENAL Y SU REFORMA EN CHILE
67
Véase RODRIGO D E LA BARRA, Adversariai vs. Inquisitorial Systems: TheRuk ofLaw and
Prospects Jar Criminal Procedure Fteform in Chile, 5 Sw. J.L. & Trade Am. 323, 326 (1998).
63 EDITORIAL J U R I D I C A D E CHILE
P R O C E S O PENAL
de los grupos que han apoyado con más fuerza han sido los medios de
comunicación que públicamente han presionado a favor de la reforma.68
Por otra parte, la necesidad de la reforma se justifica por los grupos
reformistas no sólo como consecuencia de demandas técnicas, sino
centralmente como un cambio político o de adecuación del sistema
de justicia criminal al ideario político del nuevo Estado democrático
chileno. 69 Estos dos elementos marcan una diferencia muy importante
con el tipo de estrategia que De la Barra describe en su trabajo.
No obstante lo anterior, es necesario reconocer que las reformas
legales han sido tradicionalmente concebidas en América Latina como
problemas de orden técnicojurídico o doctrinario, sin considerar las
importantes implicancias políticas que significan los cambios legales qi
la vida social. Así, la ideología predominante en relación a la reforma
del derecho procesal penal ha sido la de considerar la reforma como
un problema de modificación de asuntos de orden técnico del fenó-
meno legal. Ha contribuido en esta estrecha concepción de los cam-
bios legales la comprensión tradicional del proceso penal en la región
como una disciplina muy formalista que básicamente se preocupa del
estudio de reglas procedimentales, de los trámites y plazos regulados
en los códigos. Un elemento característico del actual movimiento de
reforma ha sido el intento por cambiar esta concepción limitada de
los cambios legales, considerando para ello que el proceso penal y el
sistema de justicia criminal forman parte de un sistema político social
que también se verá afectado por la reforma.
Retornando a nuestro p u n t o original, u n o de los elementos que
contribuyó a decantar un consenso en los diversos actores de la comu-
nidad jurídica nacional fue la elaboración de un conjunto de estudios
empíricos, que no se habían realizado hasta el momento en nuestro
país, que permitieron tener una aproximación a la realidad del fun-
cionamiento del sistema. Esto constituyó una diferencia fundamental
con anteriores procesos de reforma llevados adelante en Chile, ya
que en general ellos no contaron con antecedentes empíricos que
permitieran sustentar la necesidad de aprobación de las propuestas
68
Véase CRISTIAN RIEGO, "La Reforma Procesal Penal Chilena", en La Reforma de
la Justicia Penal, Cuaderno de Análisis Jurídico N° 38, Facultad de Derecho Universidad
Diego Portales, Santiago, 1998, p. 30.
69
Esta idea de los reformadores se refleja luego en el mensaje firmado por el
Presidente Frei con el que es enviado el proyecto de nuevo Código Procesal Penal al
Parlamento. En dicho mensaje el Presidente destaca: "La modernización del sector jus-
ticia en Chile ha sido definida, por el Gobierno que tengo el honor de presidir, como
una política que tiende a adecuar el conjunto de las instituciones que participan en
la administración de justicia a los procesos de desarrollo político y económico que ha
experimentado Chile en las últimas décadas". Véase, Mensaje, ob. cit., p. 1.
70
En este sentido, WALDO ORTLZAR, "Historia de las reformas al Código de Proce-
dimiento Penal", en Revista de Derecha N® 186, Universidad de Concepción, Concepción,
1989, pp. 9 a 16.
71
La Corporación de Promoción Universitaria es una de las ONG más antiguas del
país, que a partir de fines de los años 80 desarrolló un importante trabajo en materia de
capacitación, gestión y política judicial, contando para ello con un proyecto financiado
por la USA1D, según hemos mencionado precedentemente El prestigio adquirido en
el desarrollo de sus distintos programas de trabajo permitió que esta institución tuviera
una amplia llegada al mundo judicial y al Poder Ejecutivo. El Director del Proyecto de
Capacitación, Gestión y Política Judicial entre los años 1991 a 1996 fue Juan Enrique
Vargas, quien cumplió un rol central en el desarrollo del proyecto de reforma procesal
penal que suele ser desconocido públicamente.
72
La Fundación Paz Ciudadana, creada el año 1992, ha trabajado desde su naci-
miento en temas relacionados con la violencia y la administración del sistema de justicia
criminal. Sus vinculaciones son más bien con los sectores conservadores y empresariales
de la sociedad chilena, teniendo un importante acceso a los distintos medios de comu-
nicación social.
73
Las ponencias y presentaciones de este seminario fueron publicadas en el libro
Reformas Procesales en A mérica Latina: La Oralidad de los Procesos, Corporación de Promoción
Universitaria, Santiago, 1993.
65 EDITORIAL J U R I D I C A DE CHILE
PROCESO PENAL
74
El Foro se reunió finalmente en nueve ocasiones, entre agosto de 1993 y enero
de 1994, discutiéndose temas tales como una evaluación general del funcionamiento
de la justicia criminal chilena, principios generales del juicio oral y aspectos orgánicos
del mismo, régimen de prueba, sistemas de instrucción criminal, selectividad y discre-
cionalidad y rol del Ministerio Público.
71
Véase la opinión del Ministro de la Corte Suprema, Mario Garrido, "El Sistema
de Indagación Penal está en Total Colapso", en El Mercurio, 8 de octubre de 1993, C1
y C8.
EDITORIAL J U R I D I C A DE CHILE 66
EL PROCESO PENAI. Y SI' REFORMA EN CHILE
7B
La propuesta de anteproyecto de ley f u e publicada en e n e r o de 1995. Wase
Ministerio de Justicia. Fundación Paz Ciudadana y Corporación de Promoción l ni-
versitaria, "Propuesta Anteproyecto Nuevo Código de Procedimiento Penal", enero de
1995, 140 pp.
77
Un listado de las personas que participaron en el Foro puede encontrarse en el
Mensaje del proyecto de Código Procesal Penal.
78
Los miembros fueron: Crístián Riego, su director; María Inés Horvitz, Jorge Bofill
y Mauricio Duce, su secretario.
79
Con la incorporación del Ministerio de Justicia se integró al trabajo del equipo
Raúl Tavolari.
80
Para la redacción del anteproyecto sobre defensa penal pública, se integró un
nuevo equipo de trabajo en ei que participaron, también, con distintos roles, miembros del
equipo técnico y otras personas que se incorporaron específicamente para el tema.
Durante el desarrollo del trabajo del equipo técnico, éste contó con
asesorías permanentes y temporales de expertos nacionales y extranje-
ros. Dentro de ellas destaca la asesoría prestada por el jurista argentino
Alberto Binder, quien contribuyó decisivamente en la formulación de
las pautas generales de la reforma y en el desarrollo de una metodología
de trabajo para el equipo técnico. 81
- Grupo de Coordinación: El Grupo de Coordinación estuvo integrado
por los representantes de la Corporación de Promoción Universitaria,
la Fundación Paz Ciudadana y el Ministerio de Justicia y por el director
del Equipo Técnico. A esta instancia le correspondió la planificación del
trabajo en sus distintas dimensiones: técnico, comunicacional, político;
la adopción de las decisiones de estrategias a seguir en estas distintas
áreas; la evaluación periódica de los productos obtenidos por el Foro
y el Equipo Técnico y otras instancias de trabajo; y la coordinación del
trabajo técnico procesal con el resto de las dimensiones contenidas en
el trabajo para la reforma.
El trabajo coordinado de estas tres instancias permitió que en el
curso de 1995 se concluyera la redacción de casi todos los proyectos
de ley, no obstante muchos de ellos fueron presentados a su trámite
legislativo durante los años 1996, 1997, 1998 e incluso durante 1999,
según veremos más adelante.
Ahora bien, la estructura y requerimientos del nuevo sistema pro-
cesal penal importaban la necesidad de rediseñar por completo el
funcionamiento y gestión de los tribunales del crimen que presenta-
ban formas deficitarias de organización y distribución de la carga de
trabajo que las hacían incompatibles con los objetivos previstos para
la reforma. Lo mismo ocurrió respecto a la creación del Ministerio
Público, organismo no existente hasta ese momento, que por tanto
requería ser dotado no sólo de los mecanismos legales que le permitan
actuar en los procedimientos penales, sino que también del diseño e
implementación de la infraestructura humana y material necesaria
para su adecuado funcionamiento. Estrechamente vinculado a esto se
encontraba la necesidad de realizar estudios paralelos que permitieran
precisar con la mayor determinación posible el impacto económico que
el nuevo sistema involucraría.
En este entendido el trabajo por la reforma incorporó la elabo-
ración de un esquema de trabajo organizacional-económico, que se
tradujo en la entrega de varios informes preparados por especialistas
81
Una explicación de la metodología de trabajo del equipo técnico y su relación
con el foro puede verse en MAURICIO ÜUCE, "Las Salidas Alternativas y la Reforma Pro
cesal Penal Chilena", en La Reforma de la Justicia Penal, Cuaderno de Análisis Jurídico 38,
Escuela de Derecho Universidad Diego Portales, Santiago, 1998, pp. 171 a 263.
69 EDITORIAL J U R I D I C A DE CHILE
PROCESO PENAL
02
Dentro de los más relevantes realizados inicialmente, pueden verse: Departamento
de Ingeniería Industrial de la Universidad de Chile, Diseño Organizacional del Ministerio
Público y Tribunales del Crimen, 1995, 38 pp. y anexos; Fundación Paz Ciudadana, Sistema
de Simulación de la ReformaJudicial, Santiago, 1996,108 págs.; Fundación Paz Ciudadana,
Reforma Procesal Penal, Análisis Costo-Beneficio, Santiago, 1996, 138 págs.
EDITORIAL J U R I D I C A DECHILt 70
EL PROCESO PENAL Y SL' REFORMA EN CHILE
71 EDITORIAL J U R I D I C A n i a n u
PROCESO PENAL
EniTPIUAL J U R I D I C A D i U I I L l 72
EL PROCESO PENAL Y SU REFORMA EN CHILE
S
TABLA N L
ESTADO DE LAS R E F O R M A S LEGISLATIVAS Q U E INTEGRARON
EL PAQUETE ORIGINAL DE LA REFORMA PROCESAL PENAL
83
La gradualidad de la reforma generó alguna polémica respecto a la vigencia
del principio de igualdad en las regiones donde ésta no se aplicaba debido a que los
procesados del antiguo sistema se encontraban en una situación de menoscabo de sus
derechos y garantías constitucionales. Ello llevó a sostener que este sistema no era cons-
titucional y que, en consecuencia, podía exigirse la aplicación de normas de garantía
a regiones en donde no regía el nuevo sistema. En este sentido, aun cuando indirecta-
mente se pronunció un fallo de la Corte de Apelaciones de Santiago, de 9 de julio de
2001, en el que al decretar el sobreseimiento temporal del caso en contra de Augusto
Pinochet hizo aplicable el artículo 10 del Código Procesal Penal. Con posterioridad, la
Corte Suprema, en un fallo en el mismo caso de fecha 1 de julio de 2002, cambió dicho
sobreseimiento por uno definitivo, señalando expresamente que las disposiciones del
Código Procesal Penal no estaban en vigor fuera de las regiones en donde la reforma ya
estaba funcionando (véase especialmente considerandos 7® y 8 e ). Esla decisión clausuró
el debate sobre la materia.
TABLA N9 2
ETAPAS DE IMPLEMENTACIÓN DE LA REFORMA PROCESAL PENAL
34
Para quienes quieran tener una visión más completa de los resultados en las
distintas etapas se recomienda la lectura de diversos estudios de evaluación realizados,
además de la revisión de los Anuarios Estadísticos Interinstitucionales Años 2 0 0 3 , 2 0 0 4
y 2 0 0 5 y las memorias anuales del Ministerio Público y la Defensoría Penal Pública.
Dentro de los estudios de evaluación ver, especialmente: ANDRÉS BAYTELMAN (Redactor),
Evaluación de la Reforma Procesal Penal Chilena, Facultades de Derecho Universidad Diego
Portales y Universidad de Chile, Santiago 2 0 0 2 , 1 4 5 pp.; ANDRÉS BAYTELMAN y MAURICIO
D U C E , Evaluación de la Reforma Procesal Penal. Estado de una Reforma en Marcha, Facultad
de Derecho Universidad Diego Portales, Santiago, 2 0 0 3 , 2 8 9 pp.; A N D R É S RLTTER y
DETTLEC ACHHAMMER, Evaluación de la Reforma Procesal Penal Chilena desde la Perspectiva
del Sistema Alemán, Sociedad Alemana de Cooperación Técnica, Santiago, 2 0 0 3 , 9 5 pp.;
Ministerio Público y Vera Institute of Justice, Analizando la Reforma a lafusticia Criminal
en Chile, Santiago, diciembre de 2 0 0 4 , 2 8 pp.
75 EDiTORÍAL J U R I D I C A DE CHILE
PROCESO PENAL
EDITORIAL J U R I D I C A D E CHILE 76
EL PROCESO PENAL Y SU REFORMA EN CHILE
H9
La experiencia de reformas posteriores en nuestro país ha dejado en claro que
no se trata de un objetivo simple de lograr. Así, es de público conocimiento que la ins-
talación del nuevo sistema de tribunales de familia en octubre de 2005 ha enfrentado
problemas estructurales desde su inicio, siendo varios de ellos consecuencia directa de
una falta de planificación en la línea que estamos discutiendo. Un análisis crítico de
esta reforma y sus resultados en los primeros meses de funcionamiento puede verse en
LIDIA CASAS, MAURICIO D I C E , FELIPE MARÍN, CRISTIAN RIEGO y MACARENA VARGAS, El
Funcionamiento de los nuevos tribunales defamilia: resultados de una investigación exploratoria,
Santiago 2006, 27 pp., publicado en www.udp.cl
77 EDITORIAL J U R I D I C A D E CHILE
PROCESO PENAL
90
En materia de capacitación, junto con haberse desarrollado programas en cada
una de las instituciones se diseñó y ejecutó un innovador programa de capacitación
interinstitucional. Más detalles sobre este punto en esta primera etapa pueden verse en
MAURICIO D U C E , ALEJANDRA MERA y CRISTIAN RIEGO, "La Capacitación Interinstiiucional
en la Reforma a la Justicia Criminal en Chile", en Revista SistemasJudiciales NH 1, Buenos
Aires, 2001. pp. 76 a 93.
91
Con detalle sobre este punto puede revisarse MAURICIO D U C E , "Percepción Pública
y Reforma Procesal Penal", en Boletín Jurídico N™ 2-3, Ministerio de Justicia, Santiago,
diciembre de 2002, pp. 177 a 200. Ver especialmente pp. 183 a 187.
79 I DITOR1AL J U R I D I C A DE CHILf
PROCESO PENAL
EDITORIAL J U R I D I C A DE CHILE 80
EL P R O C E S O PENAL Y SU REFORMA EN C H I L E
prisión preventiva respecto a los procesados por el sistema antiguo en el primer año de
funcionamiento de la reforma en las primeras cinco regiones del país. Esto se ratifica
con las cifras del Ministerio Público, que indican que los fiscales solicitan la prisión
preventiva en menos de 30% de los casos en los que se ha iniciado formalmente una
investigación en contra de un imputado determinado.
94
Véase A N D R É S BAYTELMAN y MAURICIO D U C E , ob. cit., pp. 1 5 1 a 1 5 6 ; Facultad de
Derecho Universidad Diego Portales, Informe Anual sobre Derechos Humanos en Chile 2003
(Hechos de 2 0 0 2 ) , Santiago, 2 0 0 3 , pp. 4 1 a 51; Facultad de Derecho Universidad Diego
Portales, Informe Anual sobre Derechos Human os en Chile 2004 (Hechos de 2 0 0 3 ) , Santiago,
2 0 0 4 , pp. 1 5 9 a 1 6 6 ; y, Facultad de Derecho Universidad Diego Portales, Informe Anual
sobre Derechos Humanos en Chile 2005 (Hechos de 2 0 0 4 ) , Santiago, 2 0 0 5 , pp. 1 8 9 a 1 9 9 .
95
Véase A N D R É S BAYTELMAN y M A U R I C I O D U C E , ob. cit. pp. 1 5 6 a 1 8 6 .
81 EDITORIAL J U R I D I C A D E CHILE
PROCESO PENAL
97
Un ejemplo de esto es el debate en segundo trámite constitucional sostenido en
la Cámara de Diputados durante el año 2003 acerca de la postergación de la entrada
en vigencia de la reforma procesal penal en la Región Metropolitana, en donde varios
diputados manifestaron una posición muy crítica a la misma respecto a sus impactos
en materia de seguridad ciudadana (documento en archivo electrónico en poder de
los autores).
as
Esta preocupación incluso fue parte central del diagnóstico realizado por la
Comisión de Expertos que se formó a partir del debate de la postergación de la reforma
en la Región Metropolitana y, por lo mismo, parte importante de las propuestas de la
misma se orientaron a solucionar problemas en este tema. Véase Documento de la Comisión
Nombrada para Revisar y Evaluar la Puesta en Marcha y Funcionamiento del Nuevo Sistema de
Enjuiciamiento Criminal, diciembre de 2003. Copia del documento puede encontrarse
en www.pazciudadana.cl
83 EDITORIAL J U R 1 D 1 C A D E CHI11
PROCESO PENAL
w
Véase Sentencia de la Corte Suprema de 27 de marzo de 2002. En un fallo
posterior, la Corte Suprema amplió el mismo criterio a los delitos de acción privada
tramitados en conformidad a las reglas del procedimiento simplificado aumentando el
problema descrito. Véase Sentencia de la Corte Suprema de 30 de abril de 2003, causa
rol N e 4,611-02.
EMRORIAL J U R I D I C A DE CHILE 84
EL PROCESO PENAL Y SU REFORMA EN CHILE
85 EDITORIAL J U R I D I C A DE CHILE
P R O C E S O PENAL
sexuales, 213 días; en los delitos en contra de la ley de drogas; 163 días. Véase Ministerio
Público, Boletín Estadístico Primer Semestre de 2006, p. 29.
lfl4
Información entregada por la Fiscal Regional Metropolitana de Santiago Norte
Sonia Rojas en la Cuenta Pública de 18 de enero de 2006 y publicada en, "Tres Mil Nuevos
Condenados por la Reforma", El Mercurio, viernes 19 de enero de 2007, p. Cl,
105
Los autores disponen de una copia electrónica con el power point que presenta
los resultados de la encuesta.
EDITORIAL J U R I D I C A DE CHILE 86
EL P R O C E S O PENAL Y SU REFORMA EN CHILE
,we
Uno de los temas que más debate suscita es el uso de la prisión preventiva. Sobre
alguno de los temas debatidos durante 2005 sobre la materia véase MAURICIO D U C E ,
"Delincuencia y Libertad Personal: Mirando Alrededor de la Puerta Giratoria", en Revista
UDP N° 2, Santiago, 2005, pp. 30 a 33. Así, por ejemplo, durante el segundo semestre
de 2005 el FICED (Oficina de Fiscalización del Delito) dio a conocer públicamente
un informe en el que se criticaba el criterio judicial que se traducía en opinión de los
autores en uso bajo de la prisión preventiva en los Delitos de Tráfico de Drogas, Véase
FICED, "Estudio sobre las Investigaciones de Tráfico de Drogas realizado en la Zona
Poniente de Santiago desde la Entrada en Vigencia de la Reforma Procesal Penal, 6 pp.
Este documento fue originalmente publicado en www.emol.com una copia electrónica
se encuentra en poder de los autores.
107
En el capítulo referido a las medidas cautelares personales tendremos oportu-
nidad de revisar con algo más de detalle los contenidos de este proyecto.
1,18
Un análisis de la situación de las víctimas a esa fecha puede verse en KAREN
L U N D Q U I S T , "Víctimas: Problemas e Insatisfacciones. Buenas prácticas e Innovaciones",
Foija Serie de Investigación para la Acción, Santiago, marzo de 2006, 67 pp.
109
Varios de estos desafíos fueron expuestos en una mesa redonda realizada en
octubre de 2006, de la cual se realizó una publicación de las ponencias. Véase, Seguri-
dad Ciudadana y Reforma Procesal Penal, Centro de Estudios de Justicia de las Américas,
Fundación Paz Ciudadana, Facultad de Derecho Universidad Católica y Facultad de
Derecho Universidad Diego Portales, Santiago, enero de 2007, 22 pp.
87 EDITORIAL I U R I D 1 C A DEC1IILI
PROCESO PENAL
H1ITOJUAL J U R I D I C A D E CHILE 88
Capítulo III
1
Alberto Binder complejiza los componentes de la etapa de investigación seña-
lando que ella está compuesta de cuatro tipos de actividades diferentes: 1) actividades
puras de investigación; 2) decisiones que influyen sobre la marcha del procedimiento;
3) anticipos de prueba; y 4) decisiones o autorizaciones de actos que pueden afectar
garantías procesales o derechos constitucionales. Véase ALBERTO BlNDER, Introducción
al Derecho Procesal Penal, Editorial Ad-Hoc, Buenos Aires, 1993, p. 214.
89 EDITORIAL J U R I D I C A DE CHILE
PROCESO PENAL
a
Morris Ploscowe, en un artículo clásico de derecho procesal penal comparado del
año 1935, apunta a este mismo hecho cuando, a propósito de un estudio acerca del rol del
juez instructor en los procesos criminales de Europa y de algunas propuestas de reforma
existentes en la época sobre el mismo en Francia y Alemania, señala que, en caso de reali-
zarse esas modificaciones, los términos sistema inquisitivo y sistema acusatorio perderían
sentido. Véase MORRIS PLOSCOWE, T h e Investigating Magistrate (Juge D'Instruction) in
European Criminal Procedure", Michigan Law Review N" 7,1935, p. 1036.
EDITORIAL J U R I D I C A D E CHILE 90
LA ETAPA DE INSTRUCCIÓN O INVESTIGACIÓN PRELIMINAR...
tado introducir en los últimos años han tenido que enfrentar, como
obstáculo principal, la persistencia de las prácticas de la instrucción
tradicional. Incluso, aquellos procesos de reforma que más énfasis han
puesto en la pretensión de imponer un sistema de instrucción liviano
y desformalizado, han enfrentado la tendencia a la reproducción de
las prácticas tradicionales.
Por las razones expuestas, nos ha parecido indispensable, antes de
iniciar un estudio en detalle de la nueva regulación normativa conte-
nida en el Código Procesal Penal, destinar un capítulo introductorio a
presentar en forma más general los distintos modelos de instrucción que
constituyeron alternativas para la regulación de esta etapa en el nuevo
sistema y, luego, dar cuenta de las razones por las cuales se optó por
el sistema que en definitiva se plasmó en el Código. En consecuencia,
el análisis de las instituciones procesales específicas contenidas en el
nuevo sistema quedará para capítulos posteriores al presente.
3
Un análisis general de ambos modelos puede verse en F A B R I C I O G U A R I C L I A , "La
Investigación Preliminar en el Nuevo Código Procesal Penal de la Nación: Instrucción
Jurisdiccional vs. Investigación Fiscal Preparatoria", en El Ministerio Público en el Proceso
Penal Editorial Ad-Hoc, Buenos Aires, 1993, pp. 205 a 215.
4
Al respecto, pueden verse las propuestas contenidas en las declaraciones del
Departamento de Derecho Procesal de la Universidad de Chile del 26 de junio y del
26 de agosto de 1995.
91 EDITORIAL J U R I D I C A DF CHILE
P R O C E S O PENAL
5
En este mismo sentido MORRJS PLOSCOWE, ob. cit., p. 1010.
HXTORIAI J U R I D I C A DECHILF 92
LA ETAPA DE INSTRUCCIÓN O INVESTIGACIÓN PRELIMINAR...
6
Al respecto, DelmásAlarty señala "...la institución del juez de instrucción ha sido
cuestionada en todos los países que la importaron desde Francia. Ha sido prácticamen-
te abandonada en Alemania, Portugal, y más recientemente en Italia. En Francia está
siendo progresivamente marginalizada". Véase MLRELLLE DELMÁS-MAKTY, "Toward an
European Model of Criminal Trial", en The Criminal Process and Human Rights, Marinus
Nijhoff Publishers, 1995, p. 193.
93 EDITORIAL J U R I D I C A n r C H I L E
P R O C E S O PENAL
7
Incluso durante el siglo XIX hubo un movimiento importante en términos de
dar un mayor reconocimiento a los derechos de los imputados durante la etapa de
investigación. Un ejemplo de esto lo constituye el mensaje de la Ley de Enjuiciamiento
Criminal española de 1882.
H
En el caso italiano se trató de un conjunto de decisiones del tribunal constitu-
cional de dicho país, entre los años 1965 y 1972, las que limitaron el secreto absoluto y
permitieron una participación mayor del imputado en la etapa de investigación. Véase
ELISSABETTA GRANDE, "Italian Criminal Justice: Borrowing and Resistance", en American
Journal of Comparative Law N® 48, 2000, p. 229.
9
Un avance interesante respecto a este tema lo constituye la sentencia de la Corte
Interamericana en el caso Palamara contra Chile. A propósito del funcionamiento de
la Justicia Militar en Chile, con reglas muy parecidas a las del Código de Procedimiento
Penal de 1906, la Corte consideró que el secreto del sumario es contrario al derecho de
defensa, ya que impide el acceso efectivo al expediente y a las pruebas que se recaban
en contra del imputado, lo cual le impide defenderse adecuadamente en contravención
con el artículo 8.2 c) de la Convención Americana de Derechos Humanos. Véase Corte
Interamericana de Derechos Humanos, Caso Palamara Iribarne vs. Chile, Sentencia de
22 de noviembre de 2005, párrafo 170.
EDITORIAL J U R I D I C A D E C H I L E 94
LA ETAPA DE INSTRUCCIÓN O INVESTIGACIÓN PRELIMINAR...
1(1
Con más detalle sobre la lógica, funciones y efectos del expediente en el proceso
judicial ví a s e MARÍA JOSEFINA MARTÍNFZ, "Expedientes", e n Revista Sistemas Judiciales
N s 7, Buenos Aires, 2004, pp. 4 a 7.
11
Esta situación se da, por ejemplo, en el proceso penal español, en donde se
habla de la "hipervaloración" de los actos sumariales. Una discusión de este punto
puede encontrarse en PERFECTO ANDRÉS IBÁÑEZ, "El Ministerio Fiscal entre el "Viejo"
y el "Nuevo" Proceso", en El Ministerio Público, Editorial Jurídica Conosur, Santiago,
1995, pp. 83 a 87.
95 EDITORIAL J U R I D I C A DF CHILE
PROCKSO PENAL
12
Una visión general acerca del estado de los Ministerios Públicos en la reforma
procesal penal en América Latina p u e d e verse e n M A U R I C I O D U C E y CRISTLÁN RIEGO,
Desafíos del Ministerio Público Fiscal en América Latina, Centro de Estudios de Justicia de
las Américas, Santiago, 2006, 135 pp.
FDITORIAL I U R I D I C A D E C H I L E 96
LA ETAPA DE INSTRUCCIÓN O INVESTIGACIÓN PRELIMINAR...
11
En este punto existen divergencias relevantes entre los modelos europeo continen-
tales y el norteamericano. Por ejemplo, en el caso alemán todavía el expediente judicial
juega un rol importante e, incluso, es puesto a disposición del presidente de la sala del
tribunal antes del inicio del juicio oral. En buena medida se debe a que, no obstante el
sistema alemán ha evolucionado en las últimas décadas hacia formas más acusatorias
de estructuración de su proceso penal, todavía mantiene en su estructura importantes
componentes inquisitivos. Como se puede apreciar, esto hace que sea difícil encontrar
un solo paradigma de estructuración de este modelo de instrucción.
97 EDITORIAL J U R I D I C A DF CHILE
PROCESO PENAL
14
En el caso de nuestro país, esta situación se produce a partir de la supresión de
los promotores fiscales el año 1927.
EDITUIUAI I U R Í D I C A NT-cmit 98
LA ETAPA DE INSTRUCCIÓN O INVESTIGACIÓN PRELIMINAR..
Ir
' Esta tradición ha cambiado modernamente en los sistemas de Europa continental,
muchos de los cuales han introducido el llamado principio de oportunidad que permite
a los fiscales cerrar algunos casos sobre la base de criterios establecidos en la ley. Sobre
esto volveremos con más detalle en el capítulo destinado a analizar la discrecionalidad
en el nuevo sistema de justicia criminal.
99
PROCESO PENAL
16
Véase MARÍA ANGÉLICA JIMÉNEZ, "El Proceso Penal Chileno y los Derechos Hu-
manos, volumen II: Estudios Empíricos", Cuaderno de Análisis Jurídico serie especial NB 4,
Escuela de Derecho Universidad Diego Portales, Santiago, 1994, pp. 184 a 188.
101 e d i t o r i a l J U R I D I C A nr CHILE
PROCESO PENAL
17
En este sentido, véase JULIO MAIER, Derecho Procesal Penal, tomo I, Editores del
Puerto, Buenos Aires, 1997, p. 739.
18
Por ejemplo, véase el artículo 8.1 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, el artículo 6.1 del Convenio Europeo de Derechos Humanos y el artículo 14.1
del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
19
J U L I O MAIER, o b . c i t . , p p . 7 3 9 y 7 4 0 .
20
Corte Europea de Derechos Humanos, Sentencia de 1 de octubre de 1982, Caso
Piersack vs. Bélgica, párrafo 30.
21
ídem párrafo 30.
22
El desarrollo de estos criterios puede verse en STEPHANOS STAVROS, ob. cit., p. 144,
Cabe hacer notar que una aproximación similar también ha sido desarrollada por la
Corte Suprema norteamericana, la cual ha decidido que el estándar que guía la materia
es el de "probabilidad o apariencia de prejuicios" ("tikelihood or appearanre ofbias") y no
"prueba de prejuicios actuales" ('proof of actual bias"). Véase JEROLD ISRAEL y WAINE LA
FA\T, Criminal Procedure: contitucional limitations, West Pubiishing, 1988, pp. 431 y 432.
23
Corte Europea de Derechos Humanos, sentencia de 26 de octubre de 1984.
Esta jurisprudencia ha sido también aplicada en países europeos por parte de las Cortes
internas. Véase la sentencia del Tribunal Constitucional Español del 12 de julio de 1988,
en la que se decretó que resultaba inconstitucional la norma (art. 2 de la Ley Orgánica
10/1980) que impide en los procedimientos por delitos dolosos menos graves y flagrantes
recusar al juez que ha intervenido en la instrucción al momento de fallar.
103 EDITORIAL J U R I D I C A n r C H I L E
PROCESO PENAL
miembro del tribunal del fallo afecta la imparcialidad del tribunal desde
el p u n t o de vista objetivo. Esta situación inspira legítimas dudas en orden
al respeto del principio de imparcialidad. Así, la Corte señala que la
justicia no sólo d e b e ser imparcial, sino q u e también parecerlo. En los
casos BEN YAACOUB v. BÉLGICA, en HAUSCHILDT v. DINAMARCA24 y en
CASTILLO ALGAR v. ESPAÑA,25 la Corte sostuvo q u e incluso el ejercicio de
algunas funciones judiciales específicas de u n o o más jueces del tribunal
de juicio en la etapa de investigación p u e d e constituir u n a violación de
la garantía de imparcialidad desde el p u n t o de vista objetivo.
De acuerdo a las sentencias de la Corte Europea que hemos revi-
sado someramente, uno de los objetivos centrales de la imparcialidad
es proteger al imputado frente a una decisión judicial basada en pre-
juicios o que al menos pueda aparecer como basada en prejuicios del
juzgador. Las personas que deben ser imparciales, de acuerdo con
esta garantía, son todos los miembros del Poder Judicial cuando ellos
deben tomar decisiones acerca de los derechos de las personas en los
casos que conocen. Fuera de este contexto, la imparcialidad no es un
derecho básico del imputado. Una segunda idea detrás del concepto
de imparcialidad en el desarrollo de la jurisprudencia del sistema euro-
peo de protección de derechos humanos, es que la contaminación que
produce la intervención anterior del juez (en la etapa de investigación)
en casos que ellos deben decidir, pone en peligro su imparcialidad en
el juicio o, al menos, su apariencia de imparcialidad de una manera tal
que resulta siempre conveniente evitar la participación de tales jueces
en la adopción de decisiones futuras en esos casos.
A la luz de estas consideraciones, nos parece que la situación del
juez del crimen chileno (qu&no sólo investiga, sino que acusa y luego
24
Acerca de estos casos p u e d e revisarse STEPHANOS STAVROS, ob. cit., pp. 150
a 154. En Ben Yacoub v / s Bélgica (Corte Europea, sentencia del 27 de noviembre
de 1987) el problema se había g e n e r a d o por la participación del j u e z del fallo en la
revisión de decisiones preliminares, tales c o m o la prisión preventiva y la decisión de
correccionalizar o no el caso. En el caso Hauschildt v / s Dinamarca (Corte Europea,
sentencia del 24 de mayo de 1989) la Corte señaló q u e la intervención del juez en la
toma de decisiones acerca de la prisión preventiva en la etapa de instrucción afecta
su imparcialidad para participar posteriormente c o m o j u e z del tribunal de juicio.
En este caso, el artículo 762 de la Ley procesal danesa establecía dos causales para la
mantención de la prisión preventiva: 1) Cuando a prima fácie aparece culpabilidad del
sujeto, y 2) cuando hay sospecha particularmente confirmada que cometió el delito.
La Corte sostuvo q u e sólo en caso de u n a decisión basada en la segunda causal, la
intervención del j u e z afecta su imparcialidad para el juicio debido a la naturaleza del
pronunciamiento q u e ha d e b i d o formular. Esto ocurrió en el caso específico y, por
tanto, se declaró cometida la violación.
25
Un análisis detallado de este caso, c o m o también de los precedentes puede
encontrarse en MARCELO SANQNETTI, La Violación a la Garantía de la Imparcialidad del
Tribunal, Editorial Ad-Hoc, Buenos Aires, 2001, 218 pp.
J7
Coolidge v. New Hampshire, 403 U.S. 443 (1971).
2H
Lo-Ji Sales, Inc. v. New York, 442 U .S. 319 (1979).
EDITORIAL J U R I D I C A r i E C H U F 106
LA ETAPA DE INSTRUCCIÓN O INVESTIGACIÓN PRELIMINAR..
107 EDITORIAL J U R I D I C A D E C l i n
PROCESO PENAL
b) El Derecho de Defensa
Una segunda garantía que resulta mermada en el diseño del modelo de
instrucción inquisitivo nacional es el derecho de defensa. Este derecho
constituye u n o de los elementos básicos y evidentes de todo proceso
penal e incluye la posibilidad de conocer los cargos que se formulan en
contra del imputado, la oportunidad de rebatirlos frente al tribunal, el
derecho a presentar pruebas, a confrontar las pruebas que se presen-
ten en su contra, de contar con los tiempos y los medios para preparar
la defensa y el de contar con la asistencia de un letrado, además de
otro conjunto de manifestaciones específicas reguladas en tratados
internacionales de derechos humanos. 2 9 El derecho de defensa es muy
relevante, ya que, además de su carácter de derecho individual, es una
garantía que torna operativo al resto de los derechos en el proceso, los
que suelen quedar en un ámbito puramente declarativo mientras no
son hechos valer por el imputado o su defensor.
Más allá de un conjunto de infracciones específicas al derecho de
defensa que son fácilmente constatables, como, por ejemplo, la impo-
sibilidad de acceder a la información de cargo durante todo el período
del sumario, 30 nos parece que el principal problema entre el modelo de
instrucción inquisitivo nacional y el derecho de defensa, se encuentra
en una contradicción de intereses que no es asumida claramente por el
diseño de este modelo. En efecto, todo proceso penal representa una
pugna entre el interés estatal de ejercitar el poder punitivo y el interés
del ciudadano afectado por proteger su ámbito de derechos y facultades.
Sin embargo, el interés de persecución penal pareciera que es el pri-
mordialmente satisfecho en este modelo, debido a que la intervención
29
Véanse en particular los artículos 8.2 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos y 14.3 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
s
" Recordemos el pronunciamiento de la Corte Interamericana en el caso Palamara,
que hemos citado precedentemente, que se pronuncia exactamente sobre el punto.
c) La Presunción de Inocencia
Una tercera garantía que se pone estructuralmente en cuestión en el
modelo de instrucción inquisitivo nacional es la presunción de ino-
cencia.
La presunción de inocencia es reconocida universalmente como
un principio básico del enjuiciamiento criminal, más allá de su falta de
regulación normativa expresa tanto en nuestra Constitución como en la
legislación interna, hasta antes de la reforma. De hecho, es contenida
en su formulación genérica en casi todos los tratados internacionales
de derechos humanos. 31
No es oportunidad de analizar con detalle el concepto y alcances de
la presunción de inocencia, pero parece que un punto de partida básico
para nuestro análisis es reconocer que, según ella, ninguna persona
puede ser considerada como culpable mientras no exista una sentencia
condenatoria que establezca tal situación. Según Maier, esta garantía
constituiría un punto de partida político de las legislaciones procesales
penales de un Estado de Derecho como reacción frente a la forma de
llevar adelante la persecución penal en los sistemas inquisitivos, cuyo
31
Así, por ejemplo, el artículo 11.1 de la Declaración Universal de Derechos Hu-
manos y los artículos 8.2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y 14.2
del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
EDIIORIAL J U R I D I C A D E C H I U 110
LA ETAPA DE INSTRUCCIÓN O INVESTIGACIÓN PRELIMINAR...
32
Véase JULIO MAIER, ob. cit., p. 4 9 2 .
33
Por ejemplo, una persona procesada no puede acceder a un empleo público ni
puede ser director sindical.
34
Así, por ejemplo, el año 1999, del total de 30.051 personas que estuvieron en
promedio recluidos en el sistema penitenciario chileno, un 50,1% lo estuvo en calidad
de procesado o detenido, en tanto que sólo un 49,9% en calidad de condenado,
35
Véase Mensaje Modificaciones a este Código, 14 de diciembre de 1942, en Código
de Procedimiento Penal, Editorial Jurídica de Chile, Undécima Edición Oficial, 1990,
p. 26.
36
ALFREDO ETCHEBERRY, "Exposición Crítica del Sistema Procesal Penal Chileno"
en Revista de Ciencias Penales, tomo XXIV, Santiago, 1965, pp. 80 y 81.
87
En este sentido, por ejemplo véase CRISTIAN RIEGO, "Aproximación a una Evalua-
ción del Proceso Penal Chileno", en Reformas Procesales en América Latina, Corporación de
Promoción Universitaria, Santiago, 1993, pp. 261 a 288. En dicho artículo se entregan
cifras que dan cuenta de que en la mayoría de los delitos el sistema demuestra una escasa
capacidad de producir sentencias condenatorias.
38
A L B E R T O B I N D E R , "Perspectivas de la Reforma Procesal en América Latina", en
Justicia Penal y Estado de Derecho, Editorial Ad-Hoc, Buenos Aires, 1993, p. 209.
39
Sobre distintos aspectos del Estado de Derecho puede consultarse el volumen Es-
tado de Derecho y Democracia, Fundación Konrad Adenauer, Buenos Aires, 1999, 425 pp.
tnuoRiAL J U R I D I C A [)U..ini.I 1 1 6
LA ETAPA DE INSTRUCCIÓN O INVESTIGACIÓN PRELIMINAR...
Desde el punto de vista del modelo procesal que se intenta crear por
medio de la reforma, se puede afirmar que un objetivo central de la
misma es el establecimiento de un juicio oral público, contradictorio e
inmediato como la etapa central del proceso. Esto obedece al hecho de
que, dentro del nuevo diseño procesal, el juicio oral constituye la etapa
en la que se da un mayor nivel de satisfacción de garantías y, por lo tanto,
la que se considera en principio como la única alternativa legítima de
imposición de sanciones penales en un Estado de Derecho.
No obstante lo anterior, la experiencia histórica del proceso penal
en Europa continental, como también lo que ha ocurrido en nuestra
región, dan cuenta de que el solo establecimiento de un juicio oral
dentro del diseño procesal no es suficiente garantía para asegurar
que éste se transforme efectivamente en el centro del modelo. Por el
contrario, lo que nos demuestra esta experiencia histórica es que en la
medida en que se mantenga un modelo de instrucción cercano al de la
investigación inquisitiva, éste tiende a engullirse eljuicio oral y quitarle
toda relevancia práctica en su funcionamiento concreto.
De acuerdo a esta experiencia histórica, si un objetivo central del
nuevo sistema es realzar al juicio oral como etapa central del proceso, lo
primero que es necesario hacer es instalar un modelo de instrucción que
reserve la centralidad que eljuicio debe tener en el funcionamiento del
sistema. En este contexto, el modelo de Ministerio Público Investigador
nuevamente aparece como superior al de instrucción formal.
LA ETAPA DE INVESTIGACIÓN
EN EL NUEVO SISTEMA PROCESAL PENAL:
ASPECTOS GENERALES
119
PROCESO PENAL
1
El artículo 296 del CPP refuerza esta idea al señalar que "La prueba que hubiere
de servir de base a la sentencia deberá rendirse durante la audiencia de juicio oral, salva»
las excepciones expresamente previstas en la ley".
2
Eventualmente esa declaración permitirá justificar algunas decisiones judiciales
en las etapas previas al juicio. Nuestro punto aquí es enfatizar el rol de esa declaración
en el juicio, que es la instancia en d o n d e el sistema toma las decisiones definitivas sobre
el caso.
3
No obstante la fuerza de esta idea, todavía es posible encontrar múltiples prácticas
en donde los actores del sistema llevan a formalizar el procedimiento. Tal vez si uno de
los ejemplos más fuertes se da respecto al acceso por parte de la defensa y querellantes
a las carpetas del caso. En la práctica se da la situación en ciertas fiscalías locales que
para acceder a ésta, los intervinientes se ven sometidos a una serie de trámites de índole
burocrádca que dificultan este acceso. Es así, a modo de ejemplo, que se exige presentar
escritos formales con bastante anticipación al fiscal solicitándolo, se establecen horarios
restringidos para poder acceder a la carpeta, entre otros.
de cada una de las instituciones para que éstas desarrollen los mecanis-
mos y sistemas que resulten más idóneos de acuerdo a sus necesidades
y disponibilidades de recursos.
Otra área donde puede verse la desformalización del nuevo proce-
dimiento está en materia de notificaciones, citaciones y comunicaciones
entre las distintas instituciones del nuevo sistema. En general, se trata
de un área que, en nuestro país, tradicionalmente ha generado dinámi-
cas extremadamente ritualistas, que constituyen uno de los principales
cuellos de botella en nuestro sistema de administración de justicia.
En materia de notificaciones, nos parece que una norma central en
una lectura del nuevo sistema como uno esencialmente desformalizado,
al menos durante la investigación, está en el artículo 31 del Código.
Esta norma permite que cualquier Ínterviniente en el proceso pueda
proponer para sí formas de notificación distintas a las tradicionales, en
la medida que eljuez estime que ellas son suficientemente eficaces y
no causen indefensión. En nuestra opinión, una lectura adecuada de
esta norma debiera llevar a que los jueces, en la primera audiencia que
presidan, pregunten a los intervinientes la posibilidad de proceder de
conformidad a esta disposición en lo sucesivo. Normalmente, los in-
tervinientes estarán interesados en utilizar formas de notificación más
rápidas que las tradicionales. Por otra parte, por lo normal se tratará de
actores institucionales (fiscales v defensores públicos) respecto de los
cuales será fácilmente posible acordar procedimientos de notificación
diferentes a los tradicionales, ya que permanentemente litigan ante
los mismos jueces. En este contexto, el artículo 31 permite utilizar
mecanismos más rápidos y baratos de notificación (por ejemplo, fax,
correo electrónico, llamados por teléfono u otros) que, resguardando
las finalidades de las mismas, aumentan fuertemente la eficiencia del
sistema y descongestionan uno de las cuellos de botella tradicionales en
nuestros procesos judiciales. La regla general, a la luz del artículo 31,
debe ser entonces, al menos a partir de la primera audiencia, estable-
cer mecanismos flexibles, rápidos y eficientes de notificación. A cinco
años de funcionamiento de la reforma desde su puesta en marcha, este
proceder se ha convertido en la regla general del sistema.
Algo similar ocurre con el sistema de solicitudes entre tribunales,
materia regulada por los artículos 20 y 21 del Código Procesal Penal. De
acuerdo a éstos, las comunicaciones que se deban realizar para solicitar
diligencias u otras actividades entre tribunales de distintas jurisdicciones
se pueden realizar por cualquier medio idóneo, sin peijuicio del poste-
rior envío de la documentación que fuere pertinente. Como se puede
apreciar, aquí se privilegia nuevamente, por sobre los formulismos, un
mecanismo informal para apurar la realización de lo solicitado, pero, a
la vez, se resguardan ciertas formas de garantía, como el env ío posterior
1 2 3 I n i [I.1HAI l U K I O I C A !•• m i l i
PROCESO PENAL
4
Así, por ejemplo, en el nuevo Código Procesal Penal del Ecuador, que entró en
vigencia en julio de 2001, se establece que las actuaciones de esta etapa son escritas.
Específicamente el artículo 66 inciso final de dicho Código establece que el fiscal "debe
proceder oralmente en eljuicio y en la audiencia de la etapa intermedia y por escrito
en los demás casos". Similar es la situación regulada por el nuevo Código Procesal Penal
de la Provincia de Córdoba en Argentina.
5
Al respecto véase FRANCISCA ZAPATA, "Autorizaciones Previas Expedidas Verbal-
mente: entre la Eficacia y las Garantías", en La Semana Jurídica N® 12, Santiago, enero
de 2001, pp. 1 4 y 15.
6
Un ejemplo paradigmático de este debate se puede ver en la audiencia llevada a
cabo en el Juzgado de Garantía de Calama el 16 de noviembre de 2001 en causa RUC
N s 0100059805-0 (en poder de los autores). Una visión crítica a dicha práctica puede
revisarse en ANDRÉS BAYTELMAN y MAURICIO DUCE, "Fotocopias, Jueces de Garantía y
Fiscales", en El Mercurio, p. A2, diciembre de 2001.
7
En esta materia la discusión en el Congreso se centró en establecer si los otros
intervinientes tenían derecho a obtener copias de la investigación del fiscal y de los an-
tecedentes de la policía. Respecto de este punto la unanimidad de la comisión estableció
que sólo tenía derecho a sacar copias de los antecedentes del fiscal, mas no de la policía.
Esto se debió a que la investigación policial era más "abarcadora" que los antecedentes en
la carpeta del fiscal, por ende se pondría en riesgo el honor de personas que no tienen
necesariamente relación con el caso, así c o m o al contener en determinadas ocasiones
información relacionada con otros casos, esto podría peijudicar su desarrollo. Véase
Informe de la Comisión Mixta, Boletín N 9 3.465-7, p. 31, en www.hcn.cl
B
El Fiscal Nacional, en el instructivo general N B 14 de 24 de octubre de 2000,
sostuvo que no existía un principio general de publicidad de las audiencias en el nuevo
sistema, por lo que los tribunales no deberían permitir la asistencia de terceros ajenos
al procedimiento en las mismas. No obstante, en el a ñ o 2 0 0 3 el Ministerio Público emir
tió un oficio en el cual e n m e n d a b a su antigua opinión: "Sobre la base de lo expuesto
precedentemente, se rectifica el criterio de actuación del Instructivo N 9 14 sobre pu-
blicidad de las audiencias de la investigación. En consecuencia, instruimos a los fiscales
en el sentido de instar por la publicidad de las audiencias de la investigación y apreciar
restrictivamente las circunstancias excepcionales a que se refiere el art. 289 del CPP,
que limitan dicha publicidad". Véase oficio N® 4 6 3 de 6 de octubre de 2003 (oficio en
poder de los autores).
9
En este mismo sentido, también se ha pronunciado la Corte Suprema en su acuerdo
del 17 de e n e r o de 2001. Véase oficio N° 003260, de 17 de e n e r o de 2001.
5. LA O B L I G A T O R I E D A D DE LA P E R S E C U C I Ó N P E N A L O EL PRINCIPIO
DE LEGALIDAD COMO REGLA GENERAL
EDITORIAL ( U R I D 1 C A D E C I I I L [ 1 3 0
1.A ETAPA DE INVESTIGACIÓN EN EL N U E V O SISTEMA PROCESAL PENAL...
3. LA EFICACIA DE LA INVESTIGACIÓN
1. LA FASE A N T E R I O R A LA F O R M A L I Z A C I Ó N DE LA INVESTIGACIÓN
10
Al inicio de la reforma en prácticamente todas las regiones el Ministerio Público
planteó una tesis según la cual existiría una categoría procesal distinta a la de imputado,
la de "afectado", que cubriría a personas que están siendo objeto de una investigación,
pero respecto de las cuales no se han formulado cargos o formalizado la investigación.
Este estatus procesal no les concedería a los afectados los derechos que el Código con-
templa para los imputados, como por ejemplo, el derecho de acceder a la información
recopilada por la policía y el Ministerio Público antes de la audiencia de formalización de
la investigación. Véase Instructivo N° 4 de 20 de septiembre de 2000, en Reforma Procesal
Penal: Instrucciones Generales N* 1 a 25, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2001, pp. 73
a 82. En nuestra opinión esta tesis contraviene expresamente el artículo 7 a del Código y
los objetivos del nuevo sistema. Afortunadamente, esto fue entendido así por losjueces
de garantía, ya que se ha consolidado una jurisprudencia en el sentido que la calidad de
imputado se adquiere antes de la formalización de investigación. A m o d o de ejemplo,
véase la resolución de la Jueza de Garantía de Vicuña del 24 de diciembre del 2000,
publicada en la Semana Jurídica N s 36, semana del 16 a 22 de julio de 2001, p. 5.
2. LA FASE P O S T E R I O R A LA F O R M A L I Z A C I Ó N DE LA INVESTIGACIÓN
Ya hemos mencionado que uno de los aspectos más novedosos del nuevo
modelo de investigación preliminar está constituido por la división de
funciones jurisdiccionales y persecutorias. En este sentido, una de las
principales funciones del Ministerio Público es el de ser responsable
de la persecución criminal.
De acuerdo a lo anterior, tanto la Constitución, en su artículo 83,
como la Ley Orgánica del Ministerio Público, en su artículo 1Q, señalan
como una función principal del Ministerio Público dirigir en forma
exclusiva la investigación de los hechos constitutivos de delito. Estas
normas luego se repiten en el Código Procesal Penal, como, por ejem-
plo, en los artículos 77 y 180, al señalar que le corresponde al fiscal
dirigir la investigación.
Dar la función de dirigir la investigación al Ministerio Público re-
presenta uno de los cambios más importantes de la reforma, ya que
FDITORIAL [ U R 1 D I C A D F l MILE 1 4 0
1.A ETAPA DE INVESTIGACIÓN EN EL NUEVO SISTEMA PROCESAL PENAL...
11
Al respecto ver LlNN HAMMERGREN, The Politics offustice andJuslice Refarm in Latín
America, WestviewPress, 1998, p. 275.
u
Así, por ejemplo, la doctrina española suele llamar indistintamente al principio
de objetividad como principio de imparcialidad. Aun cuando no se hace estrictamente
equivalente la imparcialidad judicial a la del Ministerio Público, se les trata como con-
ceptos muy cercanos. Véase, por ejemplo, I G N A C I O F L O R E S P R A D A , El Ministerio Fiscal en
España, Tirant lo Blanch, Valencia, 1999, especialmente pp. 597 a 623.
n
En este sentido, véase J A N S T E P Á N , "Possible Lessons from Continental Criminal
Procedure", en TheEconomics of Crime and Punishment, Washington D.C., 1973, p. 83.
14
En este sentido, véase ALBERTO BOVINO, "El Ministerio Público en el Proceso de
Reforma de la Justicia Penal en América Latina", en Problemas del Derecho Procesal Penal
Contemporáneos, Editores del Puerto, Buenos Aires, 1998, p. 37, y JAN STF.PÁN, ob. cit.
p. 83.
15
En e s t e s e n t i d o , v é a s e ALBERTO BOVINO, o b . cit., p p . 36 a 40.
145 i n n o R i A t JURIDICA de c h i l i
P R O C E S O PENAL
1. ASPECTOS GENERALES
1
Véase H U G O F R L HI . I N C , "Carabineros y Consolidación Democrática en Chile", en
Revista Pena y Estado, año 3, número 3, Buenos Aires, 1998, pp. 83-84.
2
Sobre este punto, un estudio realizado a principios de los años 90 por la Uni-
versidad Diego Portales muestra que en un 72% de las causas que se tramitaban en esa
época bajo la vigencia del sistema inquisitivo existían órdenes de investigar decretadas
por eljuez. Ver M A R Í A A N G É L I C A J I M É N E Z , El proceso penal chileno y los derechos humanos,
volumen II, Estudios Empíricos, Cuadernos de Análisis Jurídico, serie publicaciones
especiales Ns 4, Santiago, 1994, p. 179.
3
Artículos 251 y siguientes del Código de Procedimiento Penal.
4
Artículos 156 y siguientes del Código de Procedimiento Penal.
2. R E G U L A C I Ó N DE LA F U N C I Ó N A U X I L I A R DE LA POLICÍA
n
Artículos 176 y siguientes del Código de Procedimiento Penal.
6
Sobre este punto, durante la tramitación del Código Procesal Penal en el Senado,
a instancia de los Senadores Canessa, Martínez, Stange, Ríos, Zurita, Matthei, Vega,
Carióla, Cantero y Prat, se presenta una indicación tendiente a equiparar legalmente
la situación de Carabineros e Investigaciones como auxiliares del Ministerio Público.
Esta indicación fue Finalmente rechazada, aprobándose el artículo 79 en los términos
en que se ha expuesto en el texto. Sin embargo, en la práctica, el Ministerio Público
acude a ambas policías para llevar adelante sus investigaciones. En este se nudo vease
ANDRÉS BAYTELMAN y MAURICIO DUCE, "Evaluación de la Reforma Procesal Penal: Es-
todo de una Reforma", en Marcha, Facultad de Derecho Universidad Diego Portales,
Santiago, 2003, p. 110.
3. ACTUACIONES POLICIALES A U T Ó N O M A S
7
En esta misma lógica es posible constatar c ó m o el sistema ha ido desarrollando
en la práctica ciertos métodos de trabajo. Es así c o m o en algunas fiscalías regionales
se ha creado un software y una dinámica de trabajo que potencian, por una parte, el
registro inmediato de la información otorgada por la policía al Fiscal y las instrucciones
que éste les da y, por otro, una comunicación inmediata entre una denuncia realizada
ante Carabineros y el Ministerio Público.
EDITORIAL I U R I D I C A n r C H I I F 156
INTERVENCIÓN Y FACULTADES DE LA POLICÍA EN EL NUEVO SISTEMA PROCESA!, PENAL
8
Véase Mensaje N B 108-345 de S.E. el Presidente de la República con el que se
inicia un proyecto de ley que introduce modificaciones al Código de Procedimiento
Penal, de 31 de octubre de 2001 . En particular el mensaje señala: "Se ha detectado, sin
embargo, que la principal dificultad radica en el tratamiento de la delincuencia menor,
precisamente aquella que mayor impacto causa en la vida cotidiana de la gente, lo que
ha comenzado a generar una percepción negativa en la comunidad".
9
En el mundo académico la ampliación de las atribuciones de la policía no fue algo
pacífico. En este sentido véase entrevista "Contrapunto", en Revista Apuntes de Derecho
IX: Reforma Procesal Penal, Facultad de Derecho Universidad Diego Portales, Santiago,
2002, pp. 32 a 34. U n a visión crítica del proyecto puede verse también en MARÍA INÉS
H O R V I T Z y J U L I Á N L Ó P E Z , Derecho Procesal Penal Chileno, Editorial Jurídica de Chile, San-
tiago, 2002, pp. 591 a 609.
a) Contenido de la Denuncia
La denuncia está constituida básicamente por el relato de los hechos que
hace quien la presenta, en esto consiste la comunicación a la autoridad
del hecho delictivo. Este relato está constituido por el señalamiento de
los hechos que dan lugar a la existencia de u n o o más tipos penales. La
comunicación de un h e c h o delictivo de m o d o abstracto o impreciso
no constituye u n a verdadera denuncia y, a lo más, podría constituir
b) Rechazo de la Denuncia
En principio, la policía está obligada a recibir cualquier denuncia que
presente cualquier persona. No obstante, esta obligación sólo se genera
cuando la denuncia es tal, esto es, en cuanto constituye un verdadero
relato q u e da cuenta de un h e c h o delictivo. En tal sentido, los agentes
policiales cuentan con u n a cierta discrecionalidad q u e les permite no
consignar aquellas denuncias que, p o r u n a parte, no contengan un re-
lato de hechos con u n a mínima precisión o en que, por otra, de la sola
relación de los hechos se evidencie q u e éstos no se enmarcan en uno o
más tipos penales. Ejemplos de las situaciones anteriores son aquellos
en q u e alguien acusa a otro de hechos imprecisos: "Juan es un ladrón y
me ha robado varias veces", sin agregar detalles. O cuando se imputan
a) Objetivo
El objetivo de la detención en caso de flagrancia es el de asegurar a
quien aparece como sospechoso del hecho, identificarlo y ponerlo a
disposición del Ministerio Público para q u e éste resuelva acerca de si
va a formular cargos o no en su contra.
Existe también otro objetivo implícito q u e en realidad no se vin-
cula estrictamente a la detención y que, c o m o se verá más adelante, se
puede separar perfectamente de ésta, pero q u e nos parece necesario
explicitar aquí, éste es el de interrumpir la ejecución del delito y evitar
la producción de sus consecuencias.
b) Plazo
La policía cuenta con un plazo máximo de 12 horas para poner al im-
putado a disposición del fiscal y luego, si es q u e este último considera
10
Esta última hipótesis del artículo 130 fue modificada a propósito de la Ley
N" 20.074. La versión actual de la letra e) señala lo siguiente: "e) El que las víctimas de
un delito que reclamen auxilio, o testigos presenciales, señalaren como autor o cómplice
de un delito que se hubiere cometido en un tiempo inmediato". En comparación a la
versión previa de esta letra, la modificación introducida tiene como efecto ampliar la
hipótesis. Así, la versión previa sólo contemplaba la hipótesis en delitos determinados,
concretamente hurto o robo. Asimismo ya no sólo se refiere a información proporcio-
nada por la víctima, sino que se amplía a testigos presenciales.
11
Artículo 134. Citación, wgistrv y detención en casos deflagrancia. Quien fuere sorpren-
dido por la policía in fraganli cometiendo un h e c h o de los señalados en el artículo 124,
será citado a la presencia del fiscal, previa comprobación de su domicilio.
La policía podrá registrar las vestimentas, el equipaje o el vehículo de la persona
que será citada.
Asimismo, podrá conducir al imputado al recinto policial, para efectuar allí la
citación.
No obstante lo anterior, el imputado podrá ser detenido si hubiere cometido
algunas de las faltas contempladas en el Código Penal, en los artículos 494, N™ 4 y 5, y
19, exceptuando en este último caso los hechos descritos en los artículos 189 y 23S; 494
bis, 495 N» 21, y 496, N os 5 y 26.
En todos los casos señalados en el inciso anterior, el agente policial deberá infor-
mar al fiscal, de inmediato, de la detención, para los efectos de lo dispuesto en el inciso
final del artículo 131. El fiscal comunicará su decisión al defensor en el momento que
la adopte.
El procedimiento indicado en el inciso primero podrá ser utilizado asimismo
cuando, tratándose de un simple delito y no siendo posible conducir al imputado in-
mediatamente ante el juez, el funcionario a cargo del recinto policial considerare que
existen suficientes garantías de su oportuna comparecencia.
ser utilizadas en las etapas posteriores del proceso. Esta regla se tomó
de una anterior del Código de Procedimiento Penal, 12 no obstante se
complementó extendiéndose la autorización de registro al equipaje y
al vehículo del detenido. La mencionada Ley N B 19.789 amplió esta
facultad de registro a los casos de control de identidad.
165
P R O C E S O PENAL,
MITOMU J U R I D I C A DICHIH 1 6 6
INTERVENCIÓN Y FACULTADES DE LA POLICÍA EN EL NUEVO SISTEMA PROCF.í
MIRORIAI J U R I D I C A D F C H I I I 1 7 6
Capítulo VI
1
Sobre la persecución penal en Inglaterra (también en Estados Unidos) puede
revisarse el excelente texto de A L B E R T O B O V I N O , "La Persecución Penal Pública en el
Derecho Anglosajón", Pena y Estado N° 2, Buenos Aires, 1997, pp. 35 a 79. Acerca del
Crown Prosecution Service inglés (Servicio de Persecución de la Corona) puede revisarse
DAVID G A N D Y , "The Crown Prosecution Service: its organization and philosophy", en
The Role of the Prosecutor, Avebury, Londres, 1988, pp. 7 a 18.
2
Vale la pena detenerse brevemente para esclarecer los alcances del principio de
legalidad. El principio de legalidad no obliga a perseguir hechos que no sean constitu-
tivos de delito. Tampoco obliga a llevar adelante la investigación en casos en que luego
de haber realizado alguna investigación no existe una mínima sospecha acerca de su
esclarecimiento. En este sentido, WLEGEND remarca que "Entendida correctamente,
sólo existe discrecionalidad cuando el fiscal puede abstenerse de formular cargos en
casos en donde existe alguna probabilidad de obtener una convicción". Véase THOMAS
WEIGEND, "Prosecution: Comparative Aspects", Encyclopedia of Cñme andjustice, T h e
Free Press, 1983, p. 1300. En este mismo sentido Roxin señala que "...la fiscalía debe
realizar investigaciones cuando existe la sospecha de que se ha cometido un hecho
punible y, por otra parte, que está obligada a formular la acusación cuando después
de las investigaciones sigue existiendo esa sospecha vehemente". Véase CLAUS ROXIN,
Derecho Procesal Penal, Editores del Puerto, Buenos Aires 2000, p. 89.
impunidad", esto es, la creencia de que este principio puede ser cumpli-
do en la práctica, es decir, que todos los delitos pueden ser investigados
y eventualmente sancionados en el funcionamiento concreto de los
sistemas de justicia criminal. Nos in teresa detenernos en este aspecto,
ya que ha sido objeto de fuertes cuestionamientos.
Uno de los aportes más interesantes de la criminología contem-
poránea ha sido el describir a los sistemas de justicia criminal como
sistemas fundamentalmente selectivos, es decir, sistemas que, ya sea en
su práctica y / o en sus definiciones normativas, operan con un nivel muy
importante de selección de los casos que conocen. Al respecto, resulta
común observar en la literatura comparada que los diversos autores
grafican el funcionamiento del sistema de justicia criminal come un
embudo, en el que la parte más ancha corresponde al total de delitos
cometidos en una sociedad determinada y la parte angosta, al número
final de casos que llegan ajuicio, con una inmensa cantidad de escalas
intermedias en donde se van descartando casos.3
La criminología también ha permitido describir con alguna preci-
sión las distintas etapas del circuito de selectividad de los sistemas de
justicia criminal.
£1 primer eslabón sería la gran cantidad de delitos que los sistemas
de justicia criminal no conocen, número denominado "cifra negra". Esta
está constituida por la diferencia entre los delitos cometidos con los que
son efectivamente conocidos por el sistema de justicia criminal. No es
posible determinarla con precisión, ya que ella presenta importantes
variaciones en distintos países y en los diferentes tipos de delitos de que
se trate. Así, por ejemplo, en delitos contra la propiedad no violentos
la cifra negra suele ser mucho más alta de lo que ocurre en delitos mis
graves, como los homicidios. Más allá de estas diferencias, los estudios
empíricos indican que la cifra negra siempre representa un número
altamente significativo de casos.4
Si bien en Chile sólo recientemente disponemos de algunos estu-
dios empíricos detallados que nos permitan tener una aproximación
sistemática acerca de las dimensiones de la cifra negra, no existen
3
Véase, por ejemplo, GÜNTER KAISER, Introducción a la Criminología, 7 * edición,
Editorial Dykinson, Madrid, 1988, p. 1 4 8 ; ISRAEL, KAMISAR Y LAFAVE, Criminal Procedan,
Constüutionai LimiUitions, West Publishing Co„ St. Paul, 1994, p. 32; y Graeme Newman
(editor), Global Report on Crime andJu&tice, Oxford University Press, 1999, p. 75.
4
Por ejemplo, en Inglaterra se estima que de cada 100 delitos sólo 41 son denun-
ciados a la policía. Véase VIVIEN STERN, "Las Alternativas a la Privación de Libertad
en Gran Bretaña", en Acerca de ¡a Cártel, Cuaderno de Análisis Jurídico Na 24, Escuela de
Derecho de la Universidad Diego Portales, Santiago, 1993, p. 30.
En el caso alemán, se estima que sólo la mitad de los delitos cometidos son regis-
trados por el sistema penal. Véase GÜNTER KAISER, ob. cit, p. 217.
5
Véase Fundación Paz Ciudadana, índice de Paz Ciudadana-Adimark y Encuesta
de Victimización, noviembre de 2005, p. 13, disponible bajo el nombre índice Noviembre
2005 en World Wide Web: http://www.pazciudadana.cl/documentos/IndiceNoviem-
bre%202005.pdf, formato PDF (enero 15, 2007).
6
Véase Fundación Paz Ciudadana, índice de Paz Ciudadana-Adimark y Encuesta de
Victimización, noviembre de 2006, p. 11, disponible bajo el nombre índice Noviembre 2006
en World Wide Web: http://www.pazciudadana.cl/documentos/lndicenoviembre2006.
pdf, formato PDF (enero 15, 2007).
7
Estas cifras suelen superar el 90% del total de casos que conocen los sistemas de
justicia criminal. Sobre esto, véase G Ü N T E R KAISER, quien, refiriéndose a estudios reali-
zados en Alemania, señala que, d e p e n d i e n d o de la categoría de delitos, entre el 91% y
98% de ellos fueron iniciados por denuncias de privados y que entre un 73% y 86% de
los casos, la víctima y el denunciante son la misma persona. Véase G Ü N T E R KAISER, ob.
ciL, p. 142. Véase también J O S É LUIS S A N G R A D O R , "La Victimología y el Sistema Jurídico
Penal", en Psicología Social y Sistema Penal, Alianza Universidad, Madrid, 1986, p. 70.
8
Así, por ejemplo, en un estudio realizado por la Corporación de Promoción Uni-
versitaria (CPU) y el Departamento de Sociología de la Universidad Católica (DESUC)
a sectores populares, el 55% de los entrevistados que habían denunciado delitos en los
cuales habían sido víctimas manifestaron que ello no les había servido de nada o, peor
aún, que la denuncia sólo les había causado molestias. Vé ase Jorge Correay Luis Barros
(editores), Justicia y Marginalidad, Percepción de los Pobres, Corporación de Promoción
Universitaria, Santiago, 1993, pp. 87 y 88. Esto mismo se repite en un estudio posterior
del año 1997, en el cual el 44% afirmó lo mismo. Véase Luis BARROS, Opinürnny Expe-
riencias de los Sectores Populares Urbanos en Torno a la Justicia, Corporación de Promoción
Universitaria, Santiago, 1997, p. 33.
9
Una revisión de los principales resultados de dichos estudios en relación con
este tema pueden verse en HERMÁN GOLDSTEIN, "Confronting the Complexity of the
Policing Function", en Discretion in Criminal Justice, State University of New York Press,
New York, 1993, pp. 23 a 71.
10
Véase JORGE CoRRFAy LUIS BARROS, ob. c i t , p. 87.
11
Véase Luis BARROS, ob. cit., p. 33.
12
Las cifras de los años 1985 a 1988 p u e d e n revisarse en CRISTIAN RIEGO, "Aproxi-
mación a una Evaluación del Proceso Penal Chileno", en Reformas Procesales en América
Latina, Corporación de Promoción Universitaria, Santiago, 1993, p. 269.
13
Una conceptualización más compleja puede verse en Cafferata, quien sostiene
que "El Principio de Oportunidad p u e d e expresarse c o m o la atribución que tienen los
órganos encargados de la promoción de la persecución penal, fundada en razones diversas
de política criminal y procesal, de no iniciar la acción, o de suspender provisionalmente
la acción iniciada, o de limitarla, en su extensión objetiva y subjetiva, o de hacerla cesar
definitivamente antes de la sentencia, aun cuando concurran las condiciones ordinarias
para perseguir y castigar". Véase JOSÉ IGNACIO CAFFERATA ÑORES, Cuestiones Actuales sobre
el Proceso Penal, Editores del Puerto, Buenos Aires, 1997, p. 16. Una diferencia relevante
entre la noción presentada en el texto principal y la defendida por Cafferata dice relación
con el vinculo que él establece entre la oportunidad y las razones de política criminal
y procesal. Roxin, por su parte, describe al Principio de Oportunidad c o m o la facultad
"...que autoriza a la fiscalía a decidir entre la formulación de la acusación y el sobresei-
miento del procedimiento, aun cuando las investigaciones conducen, con probabilidad
rayana a la certeza, al resultado de que el imputado ha cometido una acción punible".
Véase CLADS ROXIN. ob. cit., p. 89.
1. M O D E L O DE DISCRECIONALIDAD ABSOLUTA
14
En este sentido Bovino señala que "... la discreción ejercida por los fiscales para
perseguir penalmente es un e l e m e n t o determinante y estructurante de lajusticia penal
estadounidense". Véase ALBERTO BOVINO, ob. cit., p. 60. Por lo mismo, puede resultar
una equivocación llamarlo caso paradigmático, ya que la extensión que presenta la
discrecionalidad de los fiscales en dicho país lo transforma en un caso único.
,s
Cabe señalar que estudios recientes realizados ai sistema de justicia crimina)
de Japón indican que en dicho país el alcance de la discrecionalidad que poseen los
fiscales sería incluso superior a la de sus colegas norteamericanos. Véase DAVIDJOHN-
SON, TheJapanese Way of justire; Prosecuting Crime in Japan, Oxford University Press, New
York, 2002, p. 37.
16
Información general sobre esta acción puede encontrarse bajo el término "Manda-
mus" en el Black's LawDictionary SixthEdíticm, West Publishing, St. Paul, 1991, p. 663.
17
En este sentido, véase FABRICIO GUARICLIA, "Facultades Discrecionales del Minis-
terio Público e Investigación Preparatoria: El Principio de Oportunidad", en El Ministerio
Público en el Proceso Penal, Editorial Ad-Hoc, Buenos Aires, 1993, p. 90.
lf
El mecanismo del Gran Jurado sólo está previsto en alrededor de 20 estados, en
tanto que la Audiencia Preliminar en bastantes más. Casi todos los estados prevén u n o
U otro mecanismo y, algunos, ambos. Véase ISRAEL, KAMISAR Y LAFAVE, ob. cit., p, 10. El
sistema federal cuenta con Gran Jurado.
19
Para estos efectos, la jurisprudencia norteamericana ha entendido por causa
probable "pruebas suficientes para determinar a una persona de prudencia y precau-
ción ordinarias a admitir conscientemente su creencia razonable en la culpabilidad del
acusado". Traducción de Alberto Bovino, en ob. cit., p. 61, cita 119.
20
Con un poco más detalle sobre la audiencia preliminar véase JosHL'A DRESSLER.
Undersianding Criminal Procedan, Matthew Bender, 1998, pp. 8 y 9.
I NITORRAL J U R Í D I C A D E C H I L E 1 8 8
L A D I S C R E C I O N A L I D A D D E L O S F I S C A L E S D E L M I N I S T E R I O P Ú B L I C O E N ETAPAS,
21
Ejemplos de esta expresión p u e d e n encontrarse en D A V I D H E I L B R O N E R , Rought
Justice: Days and Nights o/a YoungD.A, 1 9 9 0 , y en BARRY S L O T N I C K en un artículo publi-
cado por U.S. News and World Report del 8 de abril de 1985, p. 14, "Subway Vigilante:
From Hero to Felón?".
- - S T U A R T T A Y L O R Jr., "Enough of the Grand Jury Charade", Legal Times, 18 de
mayo de 1992, p. 23.
2S
Así, por ejemplo, respecto a la forma de designación de los fiscales, se estima
que cerca del 95% de los fiscales jefes a nivel de los sistemas estatales (no el Federal)
son electos localmente. Ello establece un nivel de supervisión popular relativamente
intenso. Véase Carol DeFrances y Greg Steadman, Prosecutm in State Courts 1996, U.S.
Department ofjustice, julio de 1998, p. 1.
24
Existe una vasta literatura sobre el tema que resulta imposible resumir. Por
ejemplo, acerca de los orígenes historíeos del Plea Bargaining puede verse ALBERTALS-
CHULER, "Plea Bargaining and its History", en Columbio Law Revtete, vol. 79,1979, pp. 1
a 4 3 ; LAWRENCE FRIEDMAN, "Plea Bargaining in Historical Perspectíve", Law andSocúty
N s 13, 1979, pp. 247 a 259; J O H N LANGBEIN, "Undersianding the Short H i s t o r y of Plea
Bargaining", Law and Society N a 13, 1979, pp. 261 a 271. Una explicación panorámica
actualizada puede revisarse enJosHUA DRESSLER y ALAN MLCHAELS, Undmtandxng Crmmal
Procedure, vol. 2, LexisNexis, 2006, pp. 175 a 206.
Para una descripción general de la institución en castellano véase NICOLÁS CABEZUDO
RODRÍGUEZ, El Ministerio Público y la Justicia Negociada en los Estados Unidos de Norteamérica,
Editorial Comares, Granada, 1996, y NICOLÁS RODRÍGUEZ GARCÍA, La Justicia Negociada-
Experiencias de Derecho Comparado, Ediciones Universidad de Salamanca, Salamanca,
1996, p p . 2 7 a 118.
as
Cifras del Departamento de Justicia norteamericano del año 1988 indican que
el 95% de los casos son resueltos sin juicio y en el 91% se impone una condena por
medio del Plea Bargaining. Datos citados por John Langbein, "La Desaparición del Juicio
por Jurados", en Nueva Doctrina Penal 1996/A. Buenos Aires, p. 47. Datos citados en la
nota a pie de página 7 . Datos similares son citados por diversos autores, véase STEVEN
DONZINGER (editor), "The Real War on Crime", The National Repon of the Nal tonalJustire
Commission, Harper PerenniaU USA, 1996, p. 182; ISRAEL, JEROLD / KAMISAR, YALE / LA-
FAVE, WAYNE, o b . c i t . , p p . 1 2 y 5 3 4 .
26
Al año 1997 la tasa era de 648 presos por cada 100.000 habitantes, !o que repre-
sentaba el total de 1.785.079 presos. Véase Loíc W A C Q U A N T , Las Cárteles de la Miseria,
Manantial, Buenos Aires, 2000, p. 90. Elliot Currie sostiene que la tasa del año 1996 fue
87
Para cifras del a ñ o 1997 véase LOIC WACQUANT, ob. cit., p. 90. Para cifras del año
1988 y 1991 véase "Anexo Estadístico", e n Acerca de la Cárcel, Cuaderno de Análisis Jurídico
N a 24, Escuela de D e r e c h o Universidad D i e g o Portales, Santiago, 1993, pp. 91 y 92.
28
Véase PETER GREENWOOD, "Investing in Prisons or Prevention: The State Polícy
Makers Dilemma", en Crime and Delinquency N a 4 4 , 1998, p. 136.
29
Loic WACQUANT, ob. cit., p. 94.
30
Este debate es extensísimo, una revisión resumida de los principales argumen-
tos en pro y en contra p u e d e n verse en JOSHUA DRESSLER, ob. cit., pp. 576 a 582, y en
NICOLÁS CABEZUDO, o b . cit., p p . 2 5 5 a 2 7 6 .
31
Sobre esta crítica, con mayor detención, véase JOHN LANGBEIN, ob. c i t
3Í
Bovino indica que de acuerdo con algunos autores norteamericanos la mayor
penalización por ejercer el derecho constitucional al juicio sería cercana al 40 o 50%
de las penas impuestas. ALBERTO BOVINO, ob. cit., p. 68.
193
PROCESO PENAL
33
En este sentido, véase ALBERT ALSCHULER, ob. cit., pp. 38 a 40.
34
En este sentido, J O H N LANCBEIN, ob. cit., pp. 48 a 50.
EDITORIAL I U R I D I C A D E C l l I U 194
LA DISCREC T O N A L I D A D DE L O S FISCALES DEL MINIS TERIO P Ú B L I C O EN ETAIY
•ir' En este sentido, por ejemplo, véase- FABRICIO GUARIÜI.JA, ob. cit., pp. 9 4 y 95.
2.1. Descriminalización
De acuerdo con el criterio de descriminalización, se intenta, por medio
del uso de la oportunidad, despenalizar conductas delictivas en casos
en que otras formas de reacción son capaces de producir mejores re-
sultados q u e el sistema penal o d o n d e la intervención de éste reátüta
innecesaria.
Dentro del criterio general de descriminalización, se suele regular
la posibilidad de q u e los fiscales p u e d a n a b a n d o n a r la persecución
penal o no llevarla adelante en aquellos casos conocidos como casos
de adecuación social de la conducta. Es decir, en situaciones que, no
obstante prima facie p u e d e n aparecer c o m o conductas tipificadas en una
figura penal, no satisfacen en el f o n d o esta descripción penal deWido
al contexto histórico-cultural en q u e se d a n , entregándosele, así, la
facultad al Ministerio Público para no llevar adelante la persecución
penal de ellas. 37
Una segunda posibilidad es permitirles a los fiscales no llevar ade-
lante la persecución en casos de insignificancia del hecho. Se trata aquí
de conductas que, en estricto rigor, p u e d e n ser subsumidas en un tipo
penal específico, p e r o q u e por la insignificancia de los bienesjurídicos
afectados o su escasa relevancia social, se autoriza al Ministerio Público
a no seguir adelante con ellas. Un ejemplo de esta facultad se puede
encontrar en el nuevo Código Procesal Penal boliviano (art. 21 N s 1),
en el que no se establece un límite claro a su ejercicio. En cambio, en el
Código Orgánico Procesal Penal de Venezuela (art. 31 N 9 1) se dispone
la posibilidad de prescindir de la persecución penal siempre y cuando
la pena para el caso no exceda de cuatro años de privación de libertad.
En el caso del artículo 25.1 del Código Procesal Penal de Guatemala,
se limita esta facultad indicando q u e ella no procede respecto de casos
36
JULIO MAIER, ob. cit., pp. 837 a 840. En este texto, Maier distingue sólo dos
criterios, el de descriminalización y el de eficiencia. Un tercer criterio es incorporado
por los autores del presente trabajo, el de priorización de intereses. Si bien es cierto
seguimos de cerca los ejemplos planteados por Maier en los dos primeros criterios, no
nos apegamos estrictamente a los mismos.
37
Una breve explicación desde el punto de vista penal y con varios ejemplo» de
adecuación social, puede verse en ENRIQUE RACIGALUPO, Manual de Derecho Penal, Edi-
torial Temis, Bogotá, 1989, pp. 115 y 116.
2.2. Eficiencia
Un segundo criterio general de oportunidad es el de eficiencia. En virtud
de este criterio se les entregan facultades a los fiscales, en los distintos
modelos comparados, para no llevar adelante persecuciones penales,
con el objeto de descongestionar al sistema y permitir q u e se focalice
en áreas en d o n d e su actuación resulta indispensable.
Por razones sistemáticas incluimos dentro de estas facultades, aun cuando técni-
camente no constituye una excepción al principio de legalidad, la facultad de no iniciar
la investigación contemplada en el artículo 168 del Código Procesal Penal.
sal q u e no serán objeto de análisis en este l i b r o . " Nos parece que esta
concepción amplia de salidas alternativas es un tanto promiscua y no
sirve para caracterizar c o r r e c t a m e n t e los distintos mecanismos que
hemos mencionado. En este trabajo, nosotros reservamos el c o n c e p t o
salidas alternativas para la suspensión condicional del procedimiento
y los acuerdos reparatorios, t e m a sobre el cual ahondaremos en el
capítulo específico dedicado a ellos. Estimamos q u e los mecanismos
de descongestión o selección de casos, si bien es cierto comparten con
las salidas alternativas la característica de representar un ahorro de
recursos para el sistema, implican sólo la manifestación transparente
de u n a decisión acerca de la imposibilidad de hacerse cargo de ciertos
casos, ya sea p o r q u e no resulta posible debido a la información limita-
da de la q u e se dispone o p o r q u e no resulta conveniente socialmente
hacerlo o, sencillamente, p o r q u e no se está d e n t r o de las hipótesis que
p e r m i t e n al sistema seguir investigando hacia adelante. En cambio,
c o m o veremos posteriormente, las salidas alternativas representan un
tipo de respuesta del sistema de alta calidad, pero u n a respuesta muy
diferente a la respuesta tradicional. Este elemento, entonces, es el que
marca una diferencia sustancial entre ambos mecanismos. Por lo mismo,
nos parece que ubicarlos a todos bajo la rúbrica de salidas alternativas es
conceptualmente erróneo. Con todo, es necesario precisar que cuando
señalamos q u e detrás de los mecanismos de descongestión hay una
decisión de no hacerse cargo de ciertos casos, ello no significa que d
sistema no p u e d a entregar otras respuestas para el tipo de problemas
q u e se le presentan.
Antes de iniciar el estudio detallado de los mecanismos de descon-
gestión, es importante tener presente las expectativas que se tuvieron al
m o m e n t o de diseñar la reforma en relación con el uso de los mismos.
Así, sobre la base de un modelo de simulación computacional del nuevo
proceso, se estimaba q u e ellos debían descargar cerca de un 60% a 70%
del total de ingresos al nuevo sistema y, además, ello debía ocurrir en
un m o m e n t o muy inicial de la persecución penal. Esto era lo que per-
mitía proyectar q u e estos mecanismos se constituirían en herramientas
útiles para el desarrollo, p o r parte de los fiscales, de u n a política de
control adecuada de la carga de trabajo del sistema. En la actualidad,
el sistema ha sido capaz de concretar dichas estimaciones, como tuvi-
mos o p o r t u n i d a d de ver en términos generales en el capítulo II. En
39
En este sentido, por ejemplo, JULIÁN LÓPEZ, "Formas Alternativas de Solución
del Conflicto Penal", en Las Reformas del Proceso Penal, Colegio de Abogados de Chile,
Santiago, 2000, pp. 43 a 69. Cabe hacer notar que el autor citado realiza una distinción
entre un concepto restringido de salidas alternativas y u n o amplio, advirtiendo que eite
s e g u n d o podría ser objeto de críticas conceptuales y metodológicas.
40
Véase ANDRÉS BAYTELMAN y MAURICIO DUCE, Evaluación de la Reforma Procesal
Penal: Estado de una Reforma en Marcha, Universidad D i e g o Portales, 2003, p. 235. El
porcentaje de desestimaciones indicado abarcó a las regiones IV y IX (período 16 de
diciembre de 2000 al 15 de diciembre de 2002), y las regiones II, III, VII (período 16
de octubre de 2001 al 15 de diciembre de 2002).
41
Boletín Estadístico del Ministerio Público, A ñ o 2005, Tabla N s 16, p. 46, y Tabla
N° 26, p. 67.
LMirOKIAL J U R I D I C A D E C H I U 2 0 2
LA D I S C R E C I O N A L I D A D DE L O S FISCALES DEL M I N I S T E R I O P Ú B L I C O EN ETAPAS.
42
Véase Instmctivo N° 42, 'Sobre el Archivo provisional y la Facultad de no Iniciar la
Investigación", en Reforma Procesal Penal: Instrucciones Gntrraks 26 a 50, Editorial Jurídica
de Chile, Santiago, 2001, pp. 261 a 268.
" ídem, p. 267.
44
Véase Instructivo N° 75, "Fija texto sustitutivo del Instructivo N a 42 sobre archivo
provisional y facultad para no iniciar investigación, en Reforma Procesal Penal: Instrucciones
Generales 51 a 75, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2002, pp. 343 a 350.
2. ARCHIVO PROVISIONAL
46
Boletín Estadístico del Ministerio Público, Año 2004, Tabla Na 1, p. 22, y Tabla
N® 5, p. 26.
47
Boletín Estadístico del Ministerio Público, Año 2005, Tabla N a 5, p. 18.
48
Las cifras que contienen los boletines que ya hemos citado dan cuenta que en
el año 2004, considerando como universo total el 90,5% de los casos terminados en
dicho año, un 51,2% de los términos aplicados correspondió a la utilización del archivo
provisional. En el año 2005, partiendo del 87,1% de los casos cerrados, un 4996 de los
términos lo fue por esta facultad discrecional.
209 m n o i u A L J U R I D I C A D I CMIIL
P R O C E S O PENAL
49
Véase Oficio 096 (2004) del 10 de marzo de 2004.
51
Véase Instructivo N° 35, "Que Imparte Criterios de Actuación e Instrucciones en
Materia de Principio de Oportunidad", en Reforma Procesal Penal- Instrucciones Generala
N" 26 a 50, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2001, pp. 179 a 190. Además, puede
consultarse el Oficio 435 (2004) del 6 de septiembre de 2006, que hacía referencia a Iw
criterios de actuación de delitos contenidos en la antigua ley de drogas (Ley N" 19.366).
Con todo, llama la atención q u e no existan a estas alturas criterios estratégicos pan
la utilización del Principio de Oportunidad, lo q u e da a entender que su uso es m»
bien formal. También llama la atención que sólo se disponga de estos instrumento) o
instrucciones para afrontar la aplicación de esta facultad discrecional.
1. C O N C E P T O Y P R O B L E M A S DE SU D E F I N I C I Ó N NORMATIVA
1
Estos acuerdos están transcritos en el Instructivo N® 49 de la fisc alía nacional, conte-
nido en Reforma Procesal Penal: Instructivos Generales N" 26 a 50, Editorial Jurídica de Chile,
Santiago, 2001, pp. 383 a 402. Sobre el tema específico véase especialmente p. 395.
2
A pesar de la claridad del punto, han existido varios casos en que jueces no
han admitido formalizaciones de la investigación c o m o consecuencia de su propia
3
Véase Instructivo N® 27, "Sobre la Audiencia de Formalización de la Investigación y
eljuicio Inmediato", en Reforma Procesal Penal: Instrucciones Generales N* 26 a 50, Editorial
Jurídica de Chile, Santiago, 2001, p. 42.
4. O P O R T U N I D A D DE LA FORMALIZACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN
4
El artículo 191 señala Anticipación de prueba. Al concluir la declaración del testi-
go, el Fiscal le hará saber la obligación que tiene de comparecer y declarar durante la
audiencia del juicio oral, así c o m o de comunicar cualquier cambio de domicilio o de
morada hasta esa oportunidad.
Si, al hacérsele la prevención prevista en el inciso anterior, el testigo manifestare
la imposibilidad de concurrir a la audiencia del juicio oral, por tener que ausentarse a
larga distancia o por existir motivo que hiciere temer la sobreviniencía de su muerte, su
incapacidad física o mental, o algún otro obstáculo semejante, el fiscal podrá solicitar
del juez de garantía que se reciba su declaración anticipadamente.
En los casos previstos en el inciso precedente, el j u e z deberá citar a todos aquellos
que tuvieren derecho a asistir al juicio oral, quienes tendrán todas las facultades previstas
para su participación en la audiencia del juicio oral".
5
Sosteniendo este punto de vista, puede verse la Sentencia de la Corte de Apela-
ciones de T e m u c o de 28 de noviembre de 2003, causa rol N" 669-2003. En dicho caso la
Jueza de garantía decretó el sobreseimiento definitivo del caso por incumplimiento del
plazo establecido en virtud del artículo 186, resolución que fue apelada por el Ministerio
Público y revocada por la Corte. La misma postura ha sido sostenida por la Corte de
Apelaciones de Concepción en un fallo de 15 de noviembre de 2004.
6
Véase resolución del ¡" Juzgado de Garantía de Santiago de 16 de marzo de 2006
(documento en archivo electrónico en poder de los autores).
5. E F E C T O S DE LA F O R M A L I Z A C I Ó N DE LA INVESTIGACIÓN
6. LA D I N Á M I C A DE LA A U D I E N C I A DE FORMALIZACIÓN
DE LA INVESTIGACIÓN
7
Véase la Convención Americana sobre Derechos Humanos en sus artículos 8.1
y 7.5 y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en sus artículos 14.1 y 9,
ambos tratados ratificados por Chile e incorporados a nuestra legislación interna.
8
La redacción específica de la norma citada es la siguiente: T o d a persona tiene
derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un
juez o tribunal...".
9
La redacción específica de la norma citada es la siguiente: "Toda persona detenida
o retenida... tendrá derecho a ser juzgada dentro de un plazo razonable o a ser puesta
en libertad, sin petjuicio de que continúe el proceso".
10
Una presentación sistemática de dicho desarrollo puede verse en S T E P H A N O S
STAVROS, The Guarantees for Accused Persons Under Artkle 6 of the Eumpean Conven tion on
Human Rights, Martinus Nijhoff Publishers, Netherlands, 1993, pp. 77 a 116.
11
Para un análisis de la jurisprudencia del sistema interamericano se recomienda
revisar DANIEL PASTOR, El Plazo Razonable en el Proceso del Estado de Derecho, Editorial Ad-
Hoc, Buenos Aires, 2002, pp. 205 a 222. Dicho análisis debe ser complementado con
la lectura del caso más reciente de la Corte que no fue incluido en el texto. Se trata de
Tibí vs. Ecuador, del 7 de septiembre de 2004.
12
Esto se traducía en un promedio de duración de los procesos inquisitivos en
nuestro país bastante largo. Varios estudios indican que la duración promedio de los
procesos en primera instancia, en las ciudades grandes del país, es equivalente o supe-
rior a dos años. Véase M A U R I C I O D U C E y C R I S T I A N R I E G O , "La Reforma Procesal Penal
en Chile", en Sistema Acusatorio, Proceso Penal y Juicio Oral en América Latina y Alemania,
Fundación Konrad Adenauer, Caracas, 1995, p. 162.
13
Como tuvimos oportunidad de analizar en un capítulo previo, este potencial
efectivamente se ha ido consolidando a través de promedios de duración de los procesos
muy inferiores a los que existían con anterioridad a la reforma.
14
Sobre esto, el Ministerio Público discrepa en su Instructivo N s 12, en el cual se
señala que el único momento en el que se puede fijar un plazo judicial inferior sería
en la audiencia de formalización de-la investigación. Véase Instructivo N" 12, "Sobre
Diligencias de Investigación Pedidas por los Intervinientes e Intervención del Juez de
Garantía", en Reforma Procesal Penal: Instrucciones Generales /V'! I a 25, Editorial Jurídica
de Chile, Santiago, 2001, p. 178.
233
PROCESO PENAL
15
No disponemos del texto completo del Instructivo N H 57, con todo, este párrafo
puede revisarse en "Defensor Cuestiona Lentitud a! Investigar", El Mercurio, 7 de sep-
tiembre de 2001, p. C 1.
lh
En un caso de solicitud de ampliación de plazo vencido u n a j u e z a de garantía fijó
un marco interesante para determinar la razonabilidad de la solicitud, que en nuestra
o p i n i ó n constituye una e x c e l e n t e guía. Así sostuvo que era necesario revisar cuatro
elementos: a) que efectivamente se necesitan realizar diligencias de las cuales se va a
F Oí I ORI AL J U R I D I C A DE C H I L E 240
LA ETAPA DE INVESTIGACIÓN P O S T E R I O R A L A I N T E R V E N C I Ó N J U D I C I A L
241 11 • T O R I A I JURIDICA D f u i m
PROCESO PENAL
( M T O M L J U R I D I C A DECHIll 242
LA ETAPA DE INVESTIGACIÓN P O S T E R I O R A LA INTERVENCIÓN JUDICIAL
17
Juzgado de Garantía de La Serena, 24 de octubre de 2001, en Boletín dd Ministerio
Público N- 7, pp. 24 y siguientes, disponible en World Wide Web: www.minísteriopublico.
el en link Estadísticas yjurisprudencia, Boletín de Jurisprudencia, formato PDF (enero
06, 2007),
1
Desde el año 1991 es posible identificar 8 modificaciones relevantes a las reglas
que regulan la prisión preventiva, además de varios proyectos presentados que no pros-
peraron. Las leyes que han introducidomodificacionesson: Ley N- 19.047, de 1991; Ley
N B 19.055, de 1991; LeyN* 19.164, de 1992; L e y N 5 19.385, de 1995; Ley N a 19.503, de
1997; Ley N a 19.661, de 2000; Ley N s 19.696, de 2000 (nuevo Código Procesal Penal),
y Ley N u 20.074, de 2005.
I. EL CAMBIO DE PARADIGMA
ésta y la prisión preventiva era una facultad judicial que no podía ser
restringida por la ley.2
No obstante la importante evolución que representó el paso desde
un régimen de delitos inexcarcelables a otro en que la decisión entre
libertad provisional y prisión preventiva es una facultad judicial, el siste-
ma del Código de Procedimiento Penal continuó funcionando sobre la
base de lo que podemos calificar como un sistema de coerción necesaria.
Esto es, que el proceso penal supone, en todo caso y necesariamente,
un régimen de coerción sobre el imputado, sea por la vía de la prisión
preventiva (régimen de coerción cerrado) o por la de la libertad pro-
visional (régimen de coerción abierto). La coerción constituida por la
primera es obvia, ya que se traduce en la privación de libertad, pero la
segunda también es una forma de coerción, ya que quien está en libertad
provisional no está en libertad plena, como el resto de los ciudadanos,
sino sujeto a una serie de restricciones: no puede salir del país, no puede
ejercer derechos políticos, recibe una anotación en su prontuario, así
como una serie de otros detrimentos en sus facultades.
El eje del sistema de coerción en el Código de Procedimiento Penal
está constituido por el sometimiento a proceso. Esta resolución juega en el
sistema inquisitivo antiguo una función determinante. Por su intermedio,
eljuez declara la existencia de un conjunto de antecedentes probatorios
en contra del imputado (está acreditada la existencia del delito y existen
presunciones fundadas de su participación). A partir de esta declaración,
el imputado queda sustraído al régimen general de libertades propias
de todo ciudadano y sometido al proceso penal en uno de sus dos regí-
menes de control posibles: la prisión preventiva o la libertad provisional.
Estos dos regímenes se comienzan a aplicar necesariamente una vez que
el proceso ha alcanzado este estadio y dan cuenta de una concepción
propia del sistema inquisitivo, en que no aparecen claramente separadas
las nociones de proceso y castigo. En esta forma de organizar el proceso
penal, su desarrollo importa también el comienzo del castigo.
En esta lógica, resulta comprensible que el proceso conlleve siempre
formas de control, así como que éstas no deban justificarse en objeti-
vos cautelares, esto es, destinados a proteger el desarrollo del proceso
y la posibilidad de que éste consiga sus objetivos. Aquí, la cautela no
constituye el fundamento de la coerción, puesto que habrá siempre
coerción haya o no necesidad de cautela, ya que ésta se fundamenta en
2
Así, el artículo 19 N® 7 letra e) de la Constitución establecía en su redacción
original que "la libertad provisional procederá a menos que la detención o la prisión
preventiva sea considerada por eljuez c o m o necesaria para las investigaciones del suma-
rio o para la seguridad del ofendido o de la sociedad. La ley establecerá los requisitos
y modalidades para obtenerla".
' Nos referimos a la Ley N" 19.789, publicada en el Diario Oficial el día 30 de enero
de 2002, y a la Ley N y 20.074, publicada el día 14 de noviembre de 2005. La primera de
ellas modificó algunas normas referentes a la citación y la detención. La segunda, en
cambio, introdujo tanto modificaciones a las dos medidas cautelares anteriores como
a la prisión preventiva.
4
Nos referimos al proyecto de ley denominado "Agenda Corta Antidelincuencia",
que inició su tramitación legislativa el 7 de julio de 2006 y que fue aprobado el 18 de
octubre de 2006 por la Cámara de Diputados, pasando a segundo trámite legislativo. Al
momento de publicarse este libro dicho proyecto no ha sido aprobado en definitiva y no
sabemos con exactitud cuáles serán sus contenidos definitivos. Con todo, nos parece que
puede ser ilustrativo conocer sus alcances al momento en que concluimos la redacción
de este trabajo, ya que ilustra los vaivenes que ha experimentado el debate sobre el uso
de las medidas cautelares personales en nuestro país, en especial la prisión preventiva.
Para colocar en contexto las modificaciones que se pretenden, es necesario indicar
que la agenda corta plantea la incorporación del nuevo art. 78 bis al Código Penal,
señalando que se consideran de la misma especie los delitos de secuestro (art. 141),
sustracción de menor de 18 años (art. 142), violación (arts. 361 y 362), abuso sexual
(art. 365 bis), parricidio (art. 390), homicidio calificado (art. 391), robo con violencia
o intimidación (arL 433), robo simple (art. 436 inciso primero) y robo con fuerza en
las cosas (art. 440). Pues bien, las reformas más significativas al Título V del Código
Procesal Penal son las siguientes:
1) En el art. 130, el proyecto agrega un nuevo inciso final que señala: "Para los
efectos de lo establecido en las letras d) y e) se entenderá por tiempo inmediato todo
aquel que transcurra entre la comisión del h e c h o y la captura del imputado, siempre
que no hubieren transcurrido más de seis horas".
2) El proyecto incorpora el nuevo art. 132 bis, que señala:"Apelación de la resolución
que declara la ilegalidad de la detención. Tratándose de los delitos contemplados en el ar-
tículo 78 bis del Código Penal, será apelable la resolución que declare la ilegalidad de
la detención. Dicha apelación se concederá en el solo efecto devolutivo. En todo caso,
la declaración de ilegalidad no impedirá que el fiscal proceda a formalizar la investiga-
ción y a solicitar las medidas cautelares que sean procedentes, de conformidad con lo
dispuesto por el inciso segundo del artículo 132.
En los demás casos, la declaración de ilegalidad no será apelable, lo que no impedirá
que el fiscal proceda a formalizar la investigación y a solicitar las medidas cautelares que
sean procedentes, en los términos señalados en el inciso precedente".
3) En el proyecto se incorporan tres nuevos incisos al art. 140 que señalan: "Se en-
tenderá que la libertad del imputado resulta peligrosa para la seguridad de la sociedad,
cuando los delitos imputados sean aquellos señalados en el artículo 78 bis del Código
Penal; cuando el imputado hubiere sido condenado con anterioridad por delito al que
la ley señale igual o mayor pena, sea que la hubiere o no cumplido, o cuando se encon-
trare sujeto a alguna medida cautelar personal, en libertad condicional o gozando de
algunos de los beneficios alternativos a la ejecución de las penas privativas o restrictivas
de libertad contempladas en la ley.
No obstante lo señalado en el inciso anterior, si el tribunal estimare que la libertad
del imputado no resulta peligrosa para la seguridad de la sociedad, podrá así declararlo
denegando la prisión preventiva.
En los demás casos, para estimar si la libertad del imputado resulta o no peligrosa
para la seguridad de la sociedad, el tribunal deberá considerar especialmente alguna
de las siguientes circunstancias: el número de delitos que se le imputare y el carácter
de los mismos; la existencia de procesos pendientes y el hecho de haber actuado en
grupo o pandilla".
5
La excepcionalidad en el uso de las medidas cautelares personales, y en especial
de la prisión preventiva, constituye u n o de los aspectos básicos de la regulación del
Código Procesal Penal. Así su artículo 122 establece que ellas proceden sólo cuando es
absolutamente indispensable para asegurar los fines del procedimiento. Esto también
constituye un aspecto central destacado en el sistema internacional de protección de
derechos humanos. Así, por ejemplo, la Corte Interamericana ha sostenido "...las medidas
cautelares que afectan, entre otras, la libertad personal del procesado tienen un carácter
excepcional, ya que se encuentran limitadas por el derecho a la presunción de inocencia
y los principios de legalidad, necesidad y proporcionalidad, indispensables en una socie-
dad democrática". Véase Sentencia de ta Corte Interamericana de Derechos Humanos
Caso Palamara Iribarne vs. Chile, de 22 de noviembre de 2005, párrafo 197.
1. SUPUESTO MATERIAL
h
Anuario Estadístico In terinsl itu cío na l, A ñ o 2005, p. 30.
7
Información entregada por la Fiscal Regional Metropolitana de Santiago Norte
Sonia Rojas en la Cuenta Pública de 18 de enero de 2006 y publicada en "Tres Mil Nuevos
Condenados por la Reforma", El Mercurio, viernes 19 de e n e r o de 2007, p. C1.
w
En otros sistemas legales de tipo acusatorio, se usan diversos estándares que re-
sultan relativamente equivalentes, así, por ejemplo, en el sistema alemán se exige que
2. NECESIDAD DE CAUTELA
9
La Ley Orgánica Constitucional del Ministerio Público señaUi en el artículo 1"
que a este organismo le corresponde adoptar medidas para proteger a víctimas y testigos
en el proceso.
constituye un objetivo legítimo del proceso y por eso satisface una real
necesidad de cautela procesal. Además, el Código Procesal Penal es
bastante preciso en establecer de manera restrictiva las condiciones
para su utilización. Sin embargo, hay un aspecto sobre el cual es nece-
sario poner especial atención. Nos referimos a las consideraciones que
deberá tomar en cuenta eljuez para estimar el peligro para la seguri-
dad del ofendido. Estimamos que las consideraciones para evaluar el
peligro para la seguridad del ofendido pueden presentar problemas,
especialmente cuando no aparezca un peligro manifiesto y se prive de
libertad al imputado en atención a circunstancias que, por su gravedad
o carácter, no justifiquen la imposición de una medida tan lesiva de los
derechos del imputado como es la prisión preventiva. En este seatido
debe tenerse en cuenta que el legislador ha establecido una exigen-
cia alta para conceder la prisión preventiva por esta causal al señalar
que es necesario que existan "antecedentes calificados" que permitan
presumir que la libertad del imputado puede generar un riesgo para
la víctima. En consecuencia, se exige bastante más que simple temor o
nociones vagas de riesgo.
Otro tema que conviene tener presente, ya que constituye una
ampliación de la causal que tradicionalmente se había regulado en
Chile, se refiere a la posibilidad de decretar la prisión preventiva para
la protección de los bienes del imputado. En principio, nos parece que
dicha posibilidad debe reservarse para casos extremos, ya que la pura
protección de bienes no resulta, prima facie, como un interés jurídico
que pueda limitar tan severamente a la libertad personal. En general,
el sistema cuenta con varias herramientas que podrían perfectamente
permitir la protección de tal objetivo con medidas restrictivas de menor
intensidad que la prisión preventiva. Por lo mismo, es difícil imaginar
un caso en donde dicha manifestación de la causal justifique la prisión
preventiva.
lu
La letra c) del texto del artículo 363, introducido por el Decreto Ley N° 2.185,
decía: "No se concederá la libertad del detenido o preso cuando la detención o prisión
sea considerada por eljuez, en resolución someramente fundada, estrictamente necesa-
ria:... c) para la seguridad de la sociedad por haber antecedentes graves de que tratará
de eludir la acción de la justicia o continuará su actividad delictiva".
a) Peligro de Fuga
Tanto por la historia de esta causal en nuestro derecho como por alusio-
nes de otros artículos del Código Procesal Penal, 15 resulta claro que esta
13
El texto introducido por la Ley N a 19.503 al inciso segundo del artículo 363 decía:
"Eljuez podrá estimar que la libertad del imputado resulta peligrosa para la seguridad
de la sociedad tomando en consideración alguna de las siguientes circunstancias: la
gravedad de la pena asignada al delito; el número de delitos que se le imputare y el
carácter de los mismos; la existencia de procesos pendientes; el hecho de encontrarse
sujeto a alguna medida cautelar personal, en libertad condicional o gozando de alguno
de los beneficios contemplados en la Ley N s 18.216, y la existencia de condenas ante-
riores cuyo cumplimiento se encontrare pendiente, atendiendo a la gravedad de los
delitos de que se tratare".
M
El nuevo texto del inciso segundo del artículo 363 introducido por la Ley N® 19.661
decía: "Para estimar si la libertad del imputado resulta o no peligrosa para la segurir
dad de la sociedad, el juez deberá considerar especialmente alguna de las siguientes
circunstancias: la gravedad de la pena asignada a) delito; el número de delitos que se le
imputaren y el carácter de los mismos; la existencia de procesos pendientes; el hecho de
encontrarse sujeto a alguna medida cautelar personal, en libertad condicional o gozando
de alguno de los beneficios contemplados en la Ley Nfi 18.216; la existencia de condena»
anteriores cuyo cumplimiento se encontrare pendiente, atendiendo a la gravedad de
los delitos de que se trataren, y el haber actuado en grupo o pandilla".
15
Entre otros, se encuentra el artículo 146 del Código Procesal Penal, que establece:
" Caución para reemplazar la prisión preventiva. Cuando la prisión preventiva hubiere sido
b) Peligro de Reiteración
Este segundo objetivo, que tradicionalmente ha estado vinculado a
esta causal de peligro para la sociedad, es el de evitar que el imputado
pueda cometer delitos durante el desarrollo del proceso. En efecto, el
texto del Código de Procedimiento Penal que estuvo vigente hasta los
años ochenta establecía que esta causal de peligro para la seguridad
de la sociedad contemplaba, además de la posibilidad de que el impu-
tado "eluda la acción de la justicia", la de que "continúe su actividad
delictiva".
Desde el punto de vista teórico, es altamente debatible que este
objetivo, evitar que el imputado cometa otros delitos, esté entre aquellos
que justifican la adopción de medidas cautelares en su contra. En primer
1(5
Experiencias en este sentido pueden verse en OLGA ELENA RESUMIL yJoSÉ RAFAEL
LOZADA, "La Oficina de Servicios con Antelación al Juicio: Nuevo Acercamiento para
la Integración del Sistema de Justicia Crimina", en Revuta Jurídica de la Universidad de
Puerto Rico, \ ol. 6 7 . N" 3 , pp. 5 0 7 a 5 3 3 , 1 9 9 8 , y CHRISTOPHER STONK, Bail Information for
the Cwiun Prosecution Service, Vera InstituLe o f j u s t i c e , Londres, 1988, 81 págs.
lugar, desde el punto de vista de las normas del Código, este objetivo no
aparece explicitado y se podría entender, como explicamos, que cuando
se derogó el desarrollo de la causal en 1991, este objetivo dejó de formar
parte de la misma. Además, las reformas más recientes incorporadas
al nuevo Código, que explicitan los elementos a ser ponderados por el
juez, podrían perfectamente ser entendidas como una enumeración
de los elementos que permiten evaluar el riesgo de fuga.
Ahora bien, desde el punto de vista de los principios, una medida
de coerción contra el imputado dictada en virtud del riesgo de comi-
sión de otros delitos no constituye en realidad una medida cautelar,
puesto que no es éste un objetivo del proceso. Se trata, por el contra-
rio, de una medida de seguridad, dictada con objetivos de prevención
especial, y su determinación en forma previa a la condena vulnera
flagrantemente la presunción de inocencia y el conjunto de garantías
procesales y penales.
No obstante lo señalado, pensamos que en la práctica este objetivo
tiene mucha aplicación en la determinación de medidas cautelares y
seguirá probablemente teniéndola en el futuro debido a la presión
pública por respuestas inmediatas frente a algunos tipos de situaciones
bastante comunes, que generan gran preocupación en la población.
Esto mismo hace que, no obstante ser bastante contradictoria con los
objetivos de las medidas cautelares y con la lógica de las garantías del
debido proceso, se trata de una causal utilizada con frecuencia en el
ámbito del derecho comparado. Así, por ejemplo, en el caso de los
Estados Unidos, país que tradicionalmente ha tenido una regulación
muy restrictiva del uso de la prisión preventiva, por medio de la Federal
Bail Reform Act de 1984 se introdujo la posibilidad de utilizar esta me-
dida en casos en que otras medidas de cautela no sean suficientes para
"asegurar razonablemente la seguridad de cualquier persona o de la
comunidad", lo que se ha entendido precisamente como un peligro
de reiteración de conductas delictuales de parte del imputado. 17 En
el caso de Alemania, no existe una cláusula que de manera explícita
justifique la prisión preventiva por peligro de reiteración, sin embargo
autores como Hassemer 18 y Roxin 19 dan cuenta de la existencia de una
práctica de sobreutilización de la prisión preventiva justificada por lo
17
Detalles sobre esta ley, su impacto y el debate en el contexto del sistema de justicia
criminal de los Estados Unidos p u e d e revisarse en JosHUA DRESSLER Y ALAN MlCHAELS,
Understanding Criminal Procedure, vol, 2, LexisNexis 2006, pp. 103 a 108.
18
Véase WLNFRIED HASSEMER, "LOS Presupuestos de la Prisión Preventiva", en Critica
al Derecho Penal Hoy, Universidad del Externado de Colombia, Bogotá 1998, p. 103.
19
Véase, CLAUS ROXIN, ob. cit., p. 259. Véase también su explicación acerca del
sentido de la cláusula "gravedad del hecho" c o m o justificación de la prisión preventiva
en p. 261.
20
El sistema procesal penal canadiense es un claro ejemplo de lo que se viene
señalando. En efecto, las causales de procedencia de prisión preventiva en Canadá se
clasifican en motivos primarios, secundarios y terciarios. El motivo primario vela por la
comparecencia del imputado, ya que existe una alta probabilidad de que él no compa-
rezca si es que se lo deja libre (sea porque sencillamente no quiso ir al tribunal o porque
se escapó de la jurisdicción). El motivo secundario señala que la prisión preventiva es
necesaria para garantizar la protección y seguridad del público. También es necesaria
cuando existe una alta probabilidad de que si al imputado se lo deja en libertad, come-
terá un nuevo delito o que obstruirá la administración de justicia. Por último, el motivo
terciario indica que la prisión preventiva es necesaria para mantener la confianza de la
opinión pública en la administración de justicia.
21
Nuevamente los casos de los Estados Unidos y Alemania p u e d e n servir c o m o
ejemplo de países en d o n d e en la práctica del sistema pareciera ocuparse esta justifica-
ción, aun cuando no de manera explícita. Para estos efectos se p u e d e n revisar las mismas
fuentes citadas en la notas a pie de página 17 y 19.
1. EL PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD
22
El artículo 124 del C ó d i g o Procesal Penal señala: "Cuando la imputación se
refiere a faltas, o delitos que la ley no sancionare c o n penas privativas ni restrictivas de
libertad, no se podrán ordenar medidas cautelares que recaigan sobre la libertad del
imputado, salvo la citación.
Lo dispuesto en el inciso anterior no tendrá lugar en los casos a que se refiere el
inciso cuarto del artículo 134 o cuando procediere el arresto por falta de comparecencia,
la detención o la prisión preventiva de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 33".
25
El artículo 141 del Código Procesal Penal dispone: "Improcedencia de ¡a prisión
preventiva. No se podrá ordenar la prisión preventiva: c) Cuando el imputado se encon-
trare cumpliendo efectivamente una pena privativa de libertad. Si por cualquier motivo
fuere a cesar el cumplimiento efectivo de la p e n a y el fiscal o el querellante estimaren
necesaria la prisión preventiva o alguna de las medidas previstas en el Párrafo 6°, podrá
solicitarlas anticipadamente, de conformidad a las disposiciones de este Párrafo, a fin
de que, si el tribunal acogiere la solicitud, la medida se aplique al imputado en cuanto
cese el cumplimiento efectivo de la pena, sin solución de continuidad".
24
El artículo 183 inciso 2 a del proyecto original señalaba: "Eljuez estará asimismo
obligado a ordenar la cesación de la prisión preventiva cuando su duración alcanzare
la mitad de la pena privativa de libertad que se pudiere esperar en el evento de dictarte
sentencia condenatoria o la que se hubiere impuesto exisdendo recursos pendientes.
La prisión preventiva no podrá exceder en caso alguno de dieciocho meses, a menos
que se hubiere dictado sentencia condenatoria".
25
El artículo 152 inciso 2° dispone: "En todo caso, cuando la duración de la prisión
preventiva hubiere alcanzado la mitad de la pena privativa de libertad que se pudiere
esperar en el evento de dictarse sentencia condenatoria, o de la que se hubiere impuesto
existiendo recursos pendientes, el tribunal citará de oficio a una audiencia, con el fin
de considerar su cesación o prolongación".
26
La regla de juzgamiento en un plato razonable en relación con la prisión pre-
ventiva se encuentra consagrada en el a r u ' c u l o 9 N ' S del Pacto de Derechos Oviles
y Políticos. En la Convención Americana de Derechos Humanos una regla similar se
encuentra consagrada en el artículo 7 N a 5. Un análisis de esta garantía, en el contexto
del Sistema Interamericano de Protección de Derechos Humanos, puede verse en AL-
BERTO BOVINO, "La Limitación Temporal al Encarcelamiento Preventivo en la Doctrina
de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos", en Problemas de Derecho Procesal
Contemporáneo, Editores del Puerto, Buenos Aires, 1998, pp. 169 a 183.
w
En el d e r e c h o comparado se ha extendido la utilización de plazos fijos máximos
de duración de la prisión preventiva c o m o medida de control. Por ejemplo, en el caso de
Alemania éste no p u e d e exceder de seis meses, los que en todo caso son ampliables.
28
El texto completo se puede encontrar en MAURICIO DUCE, "Sentencia de la Corte
de Apelaciones de La Serena de 17 de febrero de 2004, Rol N® 17-2004. Comentario
sobre la garantía del 'plazo razonable*", en la revista electrónica Política Criminal, N a 2,
D3, 2006, pp. 7 a 12, disponible en World Wide Web: www.politicacriminal.cl, formato
PDF (enero 14, 2007).
29
El juez de garantía demarca el debate en cuanto el imputado tiene derecho a
que el plazo de duración de su proceso sea razonable o a que sea puesto en libertad.
Un aspecto llamativo es la escasa capacidad argumentativa presentada por los intervi-
nientes. El fiscal sostuvo que éste era un delito que lleva aparejada una pena grave y que
ello justifica la prisión preventiva y que, en todo caso, la última diligencia se completó
a fines de enero y que por tanto está en condiciones de acusar. Por su parte, la defensa
expuso que el plazo de duración de esta causa es extendido, sin perjuicio que sostiene
que la existencia del delito no está justificada. C o m o se aprecia, no hay construcciones
de estándares ni exposición de argumentos que g u í e n al j u e z de garantía para una
resolución a favor.
EDITORIAL J U R I D I C A ni r u i n 272
PRISIÓN PREVENTIVA Y D E M Á S MEDIDAS C A U T E L A R E S P E R S O N A L E S EN EL PROCESO.
80
El artículo 142 del Código Procesal Penal dispone: " Tramitación de la solicitud de
prisión preventiva. La solicitud de prisión preventiva podrá plantearse verbalmente en
la audiencia de formalización de la investigación, en la audiencia de preparación del
juicio oral o en la audiencia del juicio oral.
También podrá solicitarse en cualquier etapa de la investigación, respecto del
imputado contra quien se hubiere formalizado ésta, caso en el cual e l j u e z fijará una
audiencia para la resolución de la solicitud, citando a ella al imputado, su defensor y a
los demás intervinientes.
La presencia del imputado y su defensor constituye un requisito de validez de la
audiencia en que se resolviere la solicitud de prisión preventiva.
Una vez expuestos los fundamentos de la solicitud por quienes la hubieren formu-
lado, el tribunal oirá en todo caso al defensor, a los demás intervinientes si estuvieren
presentes y quisieren hacer uso de la palabra y al imputado".
31
Así, el artículo 131 inciso segundo del Código establece: "Cuando la detención
se practicare en virtud de los artículos 129 y 130, el agente policial que la hubiere rea-
lizado o el encargado del recinto de detención deberán informar de ella al ministerio
público dentro de un plazo máximo de doce horas. El fiscal podrá dejar sin efecto la
detención u ordenar que el detenido sea conducido ante e l j u e z dentro de un plazo
máximo de veinticuatro horas, contado desde que la detención se hubiera practicado.
Si el fiscal nada manifestare, la policía deberá presentar el detenido ante la autoridad
judicial en el plazo indicado".
32
El artículo 132 del Código dispone: " Comparecencia judicial. A la primera audien-
cia judicial del detenido deberá concurrir el fiscal o el abogado asistente del fiscal. La
ausencia de éstos dará lugar a la liberación del detenido.
33
Esta disposición fue introducida por la Ley N s 19.708, publicada en el Diario
Oficial el 5 de enero de 2001, y señala expresamente: "b) Resolver, en su caso, sobre la
libertad o prisión preventiva de los acusados puestos a su disposición".
M
Cabe señalar que hasta antes de la dictación de esta norma del Código Orgánico
de Tribunales, la determinación del tribunal competente era un tema bastante ambiguo y
polémico en el Código Procesal Penal y en el propio Código Orgánico de Tribunales.
35
El artículo 150 del Código dispone: "Ejecución de la medida de prisión preventiva.
El tribunal será competente para supervisar la ejecución de la prisión preventiva que
ordenare en las causas de que conociere. A él corresponderá conocer de las solicitudes
y presentaciones realizadas con ocasión de la ejecución de la medida.
La prisión preventiva se ejecutará en establecimientos especiales, diferentes de los
que se utilizaren para los condenados o, al m e n o s , en lugares absolutamente separados
de los destinados para estos últimos.
El imputado será tratado en todo m o m e n t o c o m o inocente. La prisión preventiva
se cumplirá de manera tal que no adquiera las características de una pena, ni provoque
otras limitaciones que las necesarias para evitar la fuga y para garantizar la seguridad
de los demás internos y de las personas que cumplieren funciones o por cualquier otro
motivo se encontraren en el recinto.
El tribunal deberá adoptar y disponer las medidas necesarias para la protección de
la integridad física del imputado, en especial aquellas destinadas a la separación de los jó-
venes y no reincidentes respecto de la población penitenciaria de mayor peligrosidad.
Excepcionalmente, el tribunal podrá conceder al imputado permiso de salida durante
el día, por un periodo determinado o con carácter indefinido, siempre que se asegure
convenientemente que no se vulnerarán los objetivos de la prisión preventiva.
Cualquier restricción que la autoridad penitenciaría impusiere al imputado deberá
ser inmediatamente comunicada al tribunal, con sus fundamentos. Este podrá dejarla
sin efecto si la considerare ilegal o abusiva, convocando, si lo estimare necesario, a una
audiencia para su examen".
16
Entre ellas, los arts. 5 a y 19 N s 3 de la Constitución Política de la República; el
art. 14 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; el art. 8 de la Convención
Americana Sobre Derechos Humanos.
" J u z g a d o de Garantía de Valparaíso, causa RIT 727-2004, acta de audiencia rea-
lizada el 24 de marzo de 2004.
M
Juzgado de Garantía de Valparaíso, causa RIT 831-2004, acta de audiencia rea-
lizada el 26 de marzo de 2004.
VI. LA FIANZA 39
M
El Código Procesal Penal regula esta materia en los artículos 146 a 148.
40
El inciso primero del artículo 146 del Código Procesal Penal establece: "Caución
para reemplazar la prisión preventiva. Cuando la prisión preventiva hubiere sido o debiere
ser impuesta únicamente para garantizar la comparecencia del imputado al juicio y la
eventual ejecución de la pena, el tribunal podrá autorizar su reemplazo por una caución
económica suficiente, cuyo monto fijará".
Otra innovación del Código Procesal Penal está constituida por la crea-
ción de medidas cautelares alternativas a la prisión preventiva que deben
ser utilizadas con preferencia a ésta, cuando el objetivo perseguido
pueda ser cumplido razonablemente con restricciones a la libertad de
menor intensidad. De este modo, cuando, por ejemplo, la razón para
solicitar una medida cautelar sobre la persona del imputado consista
en amenazas que éste haya proferido contra la víctima y el temor de
que éstas puedan concretarse, e l j u e z podrá decretar medidas como
la prohibición al imputado de acercarse al domicilio de la víctima o
a lugares que ésta frecuente, reservándose la prisión preventiva para
casos extremos o para cuando el imputado no respete las restricciones
impuestas.
Otras medidas cautelares alternativas contenidas en el Código,
establecidas en el artículo 155, son: el arresto domiciliario; la sujeción
a la vigilancia de una persona o institución determinada; la obligación
de presentarse periódicamente ante eljuez o ante otra autoridad que
se determine; la prohibición de salir del país, de la localidad en la cual
resida o del ámbito territorial que fije eljuez; la prohibición de con-
currir a determinadas reuniones o de visitar determinados lugares; y
la prohibición de comunicarse con ciertas personas, siempre que esto
no afecte el derecho a defensa.
En general, se trata de que eljuez construya una combinación de
medidas que constituya un cierto marco de restricciones al imputado,
41
El artículo 155 inciso tercero del Código establece: "El tribunal podrá imponer
una o más de estas medidas según resultare adecuado del caso y ordenará las actuaciones
y comunicaciones necesarias para garantizar su cumplimiento".
42
Artículo 155: "Enumeración y aplicación de otras medidas cautelares personales. Para
garantizar el éxito de las diligencias de investigación o la seguridad de la sociedad,
proteger al ofendido o asegurar la comparecencia del imputado a las actuaciones del
procedimiento o a la ejecución de la sentencia, después de formalizada la investigación,
el tribunal, a petición del fiscal, del querellante o la víctima, podrá imponer a! imputado
una o más de las siguientes medidas...".
I. INTRODUCCIÓN
1
Un ejemplo de lo anterior, a propósito de la crítica a la p e n a privativa de libertad
y la necesidad de sustituirla por otros mecanismos c o m o la reparación de la víctima,
puede verse en JULIO MAIER, "El Ingreso d e la Reparación del D a ñ o c o m o Tercera Vía
del Derecho Penal Argentino", en El Derecho Penal Hoy, Editores del Puerto, Buenos
Aires, 1996, pp. 27 a 52, especialmente ver p. 46.
2
Ilustrativos al respecto son los análisis y propuestas realizados por el movimien-
to abolicionista y por la criminología crítica. En la corriente abolicionista, ver LOÜK
HULSMAN, Sistema Penal y Seguridad Ciudadana: Hacia una Alternativa, Editorial Ariel S.
A., Barcelona, 1984. En materia de criminología crítica p u e d e revisarse el trabajo de
Alessandro Baratta, Criminología Crítica y Crítica al Derecho Penal, Editorial Siglo XXI,
México, 1986.
s
Un claro ejemplo dt* esta tendencia a nivel de doctrina comparada puede encon-
trarse en las opiniones vertidas en una entrevista al diario El Mercurio por CLAUS ROXIN.
Véase "Los Desafíos de la Reforma Procesal Penal", El Mercurio, 8 de septiembre de 1996,
pp. E 14 y E 15. También puede apreciarse la misma idea reforzada con abundantei citas
bibliográficas en Miguel Soto, "Ministerio Público y Política Criminal", en El Ministerio
Público para una Nueva Justicia Criminal, Fundación Paz Ciudadana, Universidad Diego
Portales y Corporación de Promoción Universitaria, Santiago, 1994, pp. 135 a 157,
especialmente pp. 137 a 139.
4
Véase Consejo de Europa, Decriminalización: Informe del Consejo Europeo sobre Pro-
blemas de la Criminalidad, Estrasburgo, 1980, Ediar, Buenos Aires, 1987. Véase también
TERESA ARMENIA DEL , Criminalidad de Bagatela y Principio de Oportunidad: Alemania y
España, Editorial PPU, Barcelona, 1991, pp. 25 a 27.
5
Véase MYRIAM HERRERA MORENO, La Hora de la Victima, Compendio de Victimoiogía,
Edersa, Madrid, 1996, pp. 241 y siguientes. En Latinoamérica véase MIGUEL LANGÚN
CUÑARRO, "Mediación Penal: una Alternativa a la Violencia", en Revista de Ciencias Pénala
N H 2, Montevideo, 1996, pp. 267 a 270.
6
Sin perjuicio que este tema será el desarrollo central del presente trabajo, pue-
de verse una visión panorámica de algunos de estos mecanismos consagrados a nivel
comparado en EDMUNDO HENDLER, "Justicia Alternativa no Penal: Procedimientos de
'Diversión'", en Revista de Ciencias Penales NH 2, Montevideo, 1996, pp. 83 a 88, y MARÍA
INÉS HORVTTZ, "Algunas Formas de Acuerdo o Negociación en el Proceso Penal; Tendencias de
Derecho Comparado" en Revista de Ciencias Penales, tomo XL, N" 2, Santiago, 1994, pp. 27
a 40. Para una visión de este tema en Europa recomendamos revisar HANS ALBRECHT,
Settlements out of Court: A Comparative Study ofEumpean Criminal Justice Systems, South
African Law Commission Research Paper N E 1 9 , 2 0 0 1 , 5 6 pp.
7
Al respecto véase W A A . "Acerca de la Cárcel", Cuadernos de AnálisisJurídicoti* 24,
Escuela de Derecho Universidad Diego Portales, Santiago, 1993.
8
Véase el interesante debate acerca de la introducción de la reparación como
tercera vía sancionatoria del derecho penal entre CLAUS R O X I N , "La Repararión en el
Sistema de los Fines de la Pena", y HANS JOÁCHIM HIRSH, "La Reparación del Daño en
el Marco del Derecho Penal Material", ambos en De los Delitos y de las Víctimas, Editorial
Ad-Hoc, Buenos Aires 1993. También puede revisarse el trabajo de JULIO MAIER, ob.
cit., cita 1.
285 EDITORIAL J U R I D I C A N T C H I L E
PROCESO PENAL
9
No estamos hablando de una tesis revolucionaria o completamente original, no
obstante lo cual pareciera que no existen trabajos que la desarrollen específicamente.
Así, por ejemplo, ver MARÍA INÉS HORVITZ, ob. cit., cita 6, pp. 28 a 32, q u i e n plantea
esta misma idea, pero sin hacerse cargo de ella en forma explícita. En un trabajo más
reciente, la misma autora toca el tema en forma más explícita, sin embargo, lo hace
analizando el tema desde la perspectiva de los sistemas en que rige el principio de
legalidad o el de oportunidad c o m o regla general de funcionamiento, ver MARÍA INÉS
HORVITZ, "Ministerio Público y Selectividad", en Revista Pena y Estado 2, Editores del
Puerto, Buenos Aires, 1997, pp. 11 a 124.
nar "si los resabios inquisitivos que, aún hoy, perduran en los sistemas
procesales de muchos países latinoamericanos, son o no compatibles
con esa alternativa" (refiriéndose a la introducción de mecanismos de
diversión). 10
El análisis de esta interrogante debiera llevarnos a estudiar la com-
patibilidad de las salidas alternativas con los distintos modelos sobre
los cuales se suelen agrupar los diferentes sistemas procesales penales.
De acuerdo con el análisis tradicional en la materia, éstos pueden ser
históricamente agrupados en dos grandes sistemas contrapuestos, el
inquisitivo y el acusatorio. 11 Adelantándonos a las conclusiones de este
capítulo, un régimen abierto y eficaz de salidas alternativas al proceso
penal, en el sentido que las hemos entendido precedentemente, sólo
es compatible con un modelo procesal de marcados componentes
acusatorios y, por el contrario, resulta ajeno a la lógica un sistema de
acento inquisitivo.
No podemos adentrarnos en este momento en el análisis de las ca-
racterísticas definitorias de los sistemas inquisitivos y acusatorios, sobre
lo cual algo ya hemos discutido en capítulos anteriores de este libro,
sin embargo, sí parece posible analizar en forma breve un aspecto de
una característica central del modelo inquisitivo clásico que sirve para
sustentar la idea de que éste resulta incompatible con las salidas alter-
nativas. Nos referimos al principio de obligatoriedad de la persecución
penal o también llamado de "legalidad". 12
En virtud del principio de "legalidad", a los órganos de persecución
penal estatal les correspondería, en forma obligatoria, perseguir todos
los delitos de que conocen hasta las últimas consecuencias. A partir de
esta definición nos interesa rescatar la idea de que, de acuerdo con su
concepción más extrema, la vigencia irrestricta de la legalidad impedirá
a los agentes del sistema disponer una solución del caso diferente al
proceso penal y la eventual absolución o condena.
La idea extrema de vigencia irrestricta del principio de legalidad se
asocia al sistema inquisitivo por dos razones: una institucional y otra de
carácter ideológico. La institucional dice relación con que un modelo
10
EDMUNDO HENDLER, o b . cit., p . 8 8 .
11
Así, por ejemplo, en la doctrina nacional, Fontecilla, en la pane inicial de su obra,
señala que para estudiar al proceso penal chileno primero resulta necesario estudiarlas
"dos formas históricas, por cuanto el proceso penal es la resultante de estas dos formas
umversalmente reconocidas". Véase RAFAEL FONTECILLA, Tratado de Derecho Prvaui,
tomo I, segunda edición, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1978, p. 33.
12
Sobre la legalidad c o m o elemento central y característico de los modelo» in-
quisitivos de enjuiciamiento criminal, puede verse JULIO MAIER, Derecho Procesal Penal,
tomo I, Fundamentos, Editores del Puerto, Buenos Aires, 1996, pp. 288 y siguientes, y
pp. 825 y siguientes.
13
JULIO MAIER, o b . c i t . , c i t a 1 2 , p. 2 6 1 .
14
C i t a d o p o r KARL HEINZ GOSSEL, o b . cit., p. 10.
13
Resulta claro que esta ideología se encuentra asociada o puede considerarse
una derivación directa de la función retributiva asignada a l a pena estatal, cuya vigencia
histórica también corresponde a la vigencia de los modelos inquisitivos más ortodoxos.
Sobre la asociación entre la función retributiva de la pena y las finalidades del sistema
inquisitivo, puede verse, en el mismo sentido señalado, aJULlo MAIER, "El Sistema Pe-
nal Hoy: Entre la Inquisición y la Composición", en Revista Derecho Penal N° 2, Editorial
Juris, Rosario, 1993, p. 53.
16
En este sentido, véase HANS ALBRECHT, ob. cit.
17
ABRAHAM GOLDSTEIN, "Reflections on Two Models: Inquisitorial Themes in
American Criminal Procedure", Stan/ord Law Review, vol. 26, p. 1022, quien se refiere al
"gtiilty plea "y al "plea bargaining".
18
Acerca de la finalidad del proceso penal y la verdad, Maier señala: "El procedi-
miento penal, en verdad, alcanza su objetivo aunque no se arribe al conocimiento de
la verdad (no se alcance la certeza, positiva o negativa, sobre la imputación) y pese a
que se conozca claramente esa situación. Desde el punto de vista social él está concebi-
do c o m o uno de los instrumentos para arribar a la paz jurídica, como un medio pata
lograr una solución acerca del conflicto social que está en la base de un caso penal,
c o m o una herramienta para poner fin a ese conflicto mediante una decisión dotada
de la autoridad del Estado (método de control social)". Ver JULIO MAIER, ob. cit., rita
12, pp. 852 y 853.
19
Es necesario aclarar que no deseamos confundir este problema con el conflicto
de legalidad versus oportunidad, sino que, simplemente, marcar que la aplicación
extrema de! principio de legalidad trasunta un tipo de finalidad procesal, asociada nor-
malmente a los sistemas inquisitivos clásicos, que resulta incompatible con la ideología
que representa la introducción de salidas alternativas al proceso, tal como las hemos
entendido, es decir, no c o m o simples mecanismos de descarga de casos del sistema, sino
como respuestas menos represivas deseadas por el mismo.
En el fondo, estamos abordando un problema anterior a la disputa legalidad/
oportunidad, ya que nos estamos refiriendo a los diversos modelos político-criminales
de justicia penal. Incluso, este tema nos plantea el análisis del fundamento del castigo
penal, ya que un sistema basado en la retribución, c o m o claramente lo son los inqui-
sitivos ortodoxos según se ha señalado, no permite ideológicamente la coexistencia
de alternativas, las que más bien corresponden a un sistema penal fundamentado en
concepciones distintas (utilitarias) del castigo penal. Éste es un tema fundamental que
da pie a una discusión m u c h o más profunda y extensa que la que resulta posible de
realizar en esta parte del trabajo.
20
Sobre la imposibilidad de encontrar modelos normativos puros en la práctica,
pero a la vez justificando su necesidad para el estudio del proceso penal, véase el clásico
trabajo de HERBERT PACKER, "TWO Models of the Criminal Process", Umversity ofPennsyl-
vania Law Review, vol. 113, noviembre de 1964, pp. 5 y 6.
'¿1 Por ejemplo, las modificaciones sufridas por la Ordenanza Procesal Penal ale-
mana, el nuevo Código de Procedimiento Penal italiano de 1989, el nuevo Código de
Portugal de 1989 y las modificaciones jurisprudenciales y legales que ha sufrido la Ley
de Enjuiciamiento Criminal española a partir de la década de los 80.
" Sobre el sistema alemán, puede verse una breve pero interesante síntesis histórica
d e l b i n o m i o l e g a l i d a d / o p o r t u n i d a d e n TERESA ARMENTA DEU, o b . c i t . , p p . 5 1 a 6 4 , e n
donde queda de manifiesto que la oportunidad ha ido teniendo un paulatino recono-
cimiento y ampliación a partir de la segunda mitad del siglo XIX, abandonando así la
vigencia absoluta del principio de legalidad que ha regido desde el m o d e l o procesal
penal originario de la Edad Media.
23
Ya hemos visto en un capítulo anterior que estudios en la materia realizados en
los Estados Unidos demuestran que entre el 90% y el 95% de los casos resueltos en el
sistema lo son por medio del Plea Bargaining.
24
Pareciera que en el caso de los sistemas europeos esta afirmación no necesita
fundamentarse mayormente. En el caso norteamericano, esta afirmación puede resultar
novedosa, sin embargo, sobre este punto puede revisarse a ABRAHAM GOLDSTEIN, ob.
cit., pp. 1024 y 1025, o a FRASE, RLCHARD/WEIGEND, THOMAS, "Germán Criminal Justice
as a Cuide to American Law Reform: Similar Problems, Better Solutions?", Boston Colltge
International and Comparative Law Review, Summer 1995. t
!5
Antecedentes y comentarios críticos sobre esta reforma y sus principales conte-
nidos pueden encontrarse en W.AA. (compilador: Julio Maier), El Nuevo Código Prtxxuü
Penal de la Nación. Análisis Crítico, Editores del Puerto, Buenos Aires, 1993,
26
Sobre la suspensión del proceso a prueba en Argentina puede revisarse: ALBERTO
BOVINO, La Suspensión del Procedimiento Penal a lYueba en el Código Penal Argentino, Editores
del Puerto, Buenos Aires, 2001, 271 págs.; YJUUO DE OLAZÁBAL, Suspensión del Proceso a
Prueba, Astrea, Buenos Aires, 1994,191 págs.
a7
Sobre este punto véase ALBERTO BOVINO, ob. cit., cita anterior, p. VI, y MIGUEL
ANGEL CAMINOS, "El Código Procesal Penal y la Implementación del Proceso Oral*, en
La Implementación de la Reforma Procesal Penal, Centro de Desarrollo Jurídico Judicial de
la Corporación de Promoción Universitaria, Santiago, 1996, pp. 63 a 78, especialmente
pp. 75 y 76.
18
Véase CRISTIAN RIEGO (Autor) yJUAN ENRIQUE VARGAS (Editor), Reformas Proct-
sales Penales en América Latina: Resultados del Proyecto de Seguimiento, Centro de Estudios
de Justicia de las Américas, Santiago, 2005, 229 pp.
29
Una explicación del nuevo Código italiano, de los procedimientos especiales que
éste contempla y un análisis crítico de por qué su escaso funcionamiento, esbozándose
una idea similar a la planteada por nosotros, puede verse en PLZZL, WILLIAM/MARAFIOTI,
LUCA, T h e New Italian C o d e of Criminal Procedure: T h e Difficulties of Building an
Adversaríal Trial System on a Civil Law Foundation", en The Yale Journal of International
Law, vol. 17, N s 1, invierno de 1992, pp. 1 a 40. Información estadística sobre la escasa
utilización de estos procedimientos p u e d e encontrarse en Marco Fabri, "El Proceso
Criminal en Italia después de la Reforma de 1989", en La Implementación de la Reforma
Procesal Penal, Centro de Desarrollo Jurídico Judicial de la Corporación de Promoción
Universitaria, Santiago, 1996, pp. 98 y 99. Véase también a Nicola Boari, "On the Efficecy
of Penal Systems: Several Lessons from the Italian Experience", International Review of
Law and Economía W 117,1997, págs. 1 1 5 a 125.
50
Es importante destacar en forma expresa que la experiencia comparada, por
ejemplo el caso italiano, demuestra que el problema de la compatibilidad de las salidas
alternativas con un m o d e l o procesal penal no solamente está referido al diseño nor-
mativo de dicho proceso, sino que, además, se encuentra fuertemente vinculado a la
cultura de los operadores llamados a aplicarlo. Así, un país con un sistema formalmente
acusatorio, pero en el cual perviven prácticas inquisitivas fuertes, presenta dificultades
para el desarrollo de salidas alternativas, ya no por el diseño normativo, sino que por
la operativa concreta del mismo.
Sin perjuicio de lo anterior, pareciera que la única forma de superar estos problemas
de adaptación de una cultura inquisitiva a un sistema de justicia criminal m o d e r n o es,
precisamente, a través de la introducción de cambios procesales radicales que permitan
la formación de una nueva manera de pensar y actuar a los distintos operadores del
sistema. Una descripción de las principales características de la cultura inquisitiva, así
como de la dificultad para utilizar salidas alternativas en ese contexto cultural véase en
ALBERTO BINDER, "La Reforma Procesal Penal en América Latina", en Justicia Penal y Estado
de Derecho, Editorial Ad-Hoc, Buenos Aires, 1993, pp. 201 a 230, especialmente pp. 204
a 208. Sobre el rol de la "cultura legal" en la introducción de mecanismos de negociación
en el proceso penal de Alemania, Italia, Francia y Argentina, puede revisarse el completo
trabajo de MÁXIMO LANGER, "From Legal Transplants to Legal Translation: T h e Globa-
lization of Plea Bargaining and the Americanization Thesis in Criminal Procedure", en
Harvard International Law Journal N a 45, 2004, pp. 1 y siguientes.
31
Véase, por ejemplo, GÜNTER KAISER, ob. cit., p. 148, e ISRAEL, KOMISAR y LAFAVE,
ob. cit., p. 32.
295 [ D I R O M - U J U R I D I C A n i CHILE
PROCESO PENAL
33
Por ejemplo, véase CÉSAR BARRIENTOS, "La Desjudicialización en el Nuevo Pro-
ceso Penal Guatemalteco", en Justicia Penal y Sociedad, Revista Guatemalteca de Ciencias
Penales N 5 5, agosto de 1994, p. 63. En el caso chileno, sigue esta misma línea MARÍA
INÉSHORVTTZ, ob. cit., cita 9, especialmente ver pp. 112 a 115.
33
De acuerdo con Bustos, el carácter de ultima ratio y la subsidiariedad de la in-
tervención punitiva estatal tienen un c o n t e n i d o equivalente, y ambos, a su vez, son una
derivación del "principio de la necesidad de la intervención", en virtud del cual, en su
opinión, la intervención penal del Estado sólo está justificada en la medida que resulte
necesaria para la mantención de la organización política dentro de una concepción
hegemónica democrática y todo lo que va más allá de tal medida lo encauza por la vía
autoritaria, que termina inevitablemente en la supresión de las bases democráticas del
Estado. Ver JUAN BUSTOS, Manual de Derecho Penal, parte general, Editorial Ariel, 33 edición,
Barcelona, 1991, pp. 43 y 44. Un análisis similar, pero con referencia a los derechos
humanos, puede encontrarse en JORGE MERA, "Adecuación del D e r e c h o Penal Chile-
no a las Exigencias de los Derechos Humanos", en Sistema Jurídico y Derechos Humanos,
Cuadernos de AnálisisJurídico, serie de publicaciones especiales N 9 6, Escuela de Derecho
Universidad D i e g o Portales, Santiago, 1996, pp. 364 y siguientes.
por una vía distinta de la penal, cuando ella sea posible",34 agrega un
elemento adicional a la argumentación formulada precedentemente
que fortalece el fundamento en desarrollo.
Dicho en otras palabras, una concepción amplia de la subsidiarie-
dad, que entendemos es la que resulta más coherente con su carácter
de límite al iuspuniendi, supone que los agentes del Estado encargados
de la persecución penal, al intentar resolver o solucionar el conflicto
de que conocen, deben privilegiar la utilización de mecanismos que
ofrezcan respuestas diferentes a las punitivas tradicionales. Por lo mis-
mo, su aplicación no sólo resulta indispensable para definir qué casos
ingresarán al sistema penal, sino que también para decidir, una vez que
un caso ha ingresado al mismo, la aplicación de una respuesta diferente
a la penal tradicional.
A la luz de lo anterior, el fundamento para la introducción de las
salidas alternativas al proceso penal no radica sólo en la necesidad de
regularlas porque la selectividad del sistema penal es un hecho incontra-
rrestable, sino que, además, porque las finalidades y características del
sistema penal (subsidiariedad o ultima ratio) le imponen la obligación
de diversificar sus respuestas frente a los casos en que sea posible el
logro de una solución que evite su intervención o que, al menos, genere
una menos intensa por parte del mismo. Es decir, la subsidiariedad del
sistema penal impone la introducción de alternativas en todas sus etapas,
incluido el proceso, con el objetivo de ofrecer respuestas que eliminen
o morigeren su intervención en todos los casos en que ello sea posible
y aparezca conveniente a los fines de pacificación social.
Resumiendo los elementos antes expuestos, a saber:
a) La escasez de los recursos estatales disponibles para la persecución
penal con que cuentan todos los sistemas de justicia criminal;
b) El necesario carácter selectivo de los sistemas de justicia criminal
derivado de la imposibilidad de perseguir y sancionar todos los delitos
que se cometen, y
c) El carácter subsidiario que debe tener la intervención punitiva
estatal.
Es posible concluir sobre la necesidad de establecer salidas alter-
nativas en el proceso penal o, dicho de otra forma, mecanismos que
permitan racionalizar la persecución penal por medio de la focalización
de los recursos a aquellos ámbitos de la criminalidad más relevantes y
que causan mayor preocupación ciudadana, dejando de lado una serie
de casos que hoy día copan al sistema y que deberían encontrar mejores
soluciones en otras áreas del derecho o en otros ámbitos de la actuación
estatal, distintos a la respuesta punitiva tradicional.
M
JULIO MAIER, o b . cit., c i i a 1, p. 3 5 .
2. R A Z O N E S DE C O N V E N I E N C I A O UTILIDAD SOCIAL
35
No es nuestra intención volver al análisis del argumento desarrollado en el punto
anterior, pero creemos necesario destacar nuevamente que el carácter subsidiario o de
ultima ratio (incluso extrema ratio) del d e r e c h o penal se fundamenta en buena parte en
la consideración precedente.
56
Sobre los procesos de etíquetamiento, así c o m o los de desculturización y prisio-
nización producto de la aplicación de penas privativas de libertad, véase ALLESANDRO
BARATTA, o b . cit., p p . 1 9 3 a 1 9 8 .
37
Análisis y comentarios sobre las medidas alternativas contempladas en la Ley
N 18.216, ver e n MARÍA I N É S HORVITZ, "Las Medidas Alternativas a la Prisión (algunas
A
38
Baste para demostrar esta afirmación el h e c h o de que las cifras oficiales anteriores
a la reforma indicaban que cerca de un 60% de la población recluida en recintos peni-
tenciarios estaba en calidad de procesados, es decir, personas que se encontraban con
un proceso penal pendiente en su contra y no habían sido condenadas. Para mayores
antecedentes sobre este f e n ó m e n o en Chile, ver CRISTIÁN RIEGO, "La Prisión Preventiva
enChile", en Cuadernos de Análisis Jurídico N s 16, Escuela de D e r e c h o Universidad Diego
Portales, Santiago, 1991. Con todo, esta cifra se ha visto alterada por el impacto que ha
tenido la implementación de la reforma procesal penal en nuestro país. En efecto, en la
Región Metropolitana durante el a ñ o 2006, del total de personas recluidas en recintos
penitenciarios, un 35% corresponde a personas sometidas al régimen de prisión pre-
ventiva. Es decir, un 65% de las personas en dichos recintos se encuentran en calidad
de condenados. Esta información fue entregada por la Fiscal Regional Sra. Sonia Rojas
en la cuenta pública del 18 de e n e r o de 2007.
mayor bienestar social. Así, desde este segundo punto de vista, también
nos parece posible fundamentar la introducción de salidas alternativas
al proceso penal en atención a la utilidad social que éstas prestarían
como mecanismos de resolución de los conflictos sociales más agudos,
los delitos.
42
Así, por ejemplo, esta afirmación puede ser encontrada en la gran mayoría de
los textos que se refieren al tema, entre otros, se p u e d e n señalar: ANTONIO GARCÍA-PA-
BLOS DE MOLINA, Manual de Criminobgía, Editorial Espasa Calpe, Madrid, 1988, p, 76.
GERARDO LANDROVE DÍAZ, Victimofogía, T i r a n t lo B l a n c h , V a l e n c i a , 1 9 9 0 , p. 2 2 . HEINZ
ZLPF, Introducción a la Política Criminal, Editoriales de D e r e c h o Reunidas, Madrid, 1979,
p. 173. JOSÉ LUIS SANGRADOR, "La Victimologíay el Sistema Jurídico Penal", en Psicología
Socialy Sistema Penal, Alianza Universidad, Madrid, 1986, p. 61.
43
JULIO MAIER, "La Víctima y el Sistema Penal", en De los Delitos y de las Víctimas,
Editorial Ad-Hoc, Buenos Aires, 1992, pp. 183 a 249.
44
NIELS CHRISTI, "LOS Conflictos c o m o Pertenencia", en De los Delitos y dé las Víctimas,
Editorial Ad-Hoc, Buenos Aires, 1993, pp. 157 a 182.
43
Dentro de estos enfoques se encuentra el desarrollo de una nueva disciplina
denominada victimología. Desde otro ángulo, el abolicionismo penal también ha plan-
teado una fuerte preocupación por la posición de la víctima en el sistema. U n a breve
reseña de estas t e n d e n c i a s p u e d e verse en DUCF., MAURICIO / RIEGO, CRISTIAN, "Las
Víctimas de los Delitos en el Proceso Penal Chileno", en El Proceso Penal Chileno y los
Derechos Humanos, Cuaderno de AnálisisJurídico, serie de publicaciones especiales N- 4,
volumen I, Escuela de D e r e c h o Universidad Diego Portales, Santiago, 1994, pp. 124 a
128. V e r t a m b i é n e l c o m p l e t o t r a b a j o d e MYRIAM HERRERA MORENO, o b . cit.
46
Un breve, pero muy explicativo desarrollo de estos mecanismos, puede encontrar*
en FERNANDO CÓRDOVA, "La Posición de la Víctima", en El Nuevo Código Procesal Pml
de la Nación, Editores del Puerto, Buenos Aires, 1993, pp. 81 a 101. Más extensamente
puede revisarse JULIO MAIER, ob. CÍL, cita 42, pp. 214 a 244.
47
V e r JOSÉ LUIS SANGRADOR, o b . cit., p. 7 0 , y GÜNTER KAISER, o b . c i t , p. 137. En
el caso de Chile, pueden verse algunos antecedentes empíricos en CORREA, JORGE /
BARROS, LUIS ( e d i t o r e s ) , o b . c i t .
48
Así lo indica u n o de los estudios más importantes realizados en Estados Unidos
sobre la materia, el que arrojó los siguientes resultados: la aclaración de los delitos más
graves se produce preferentemente por información entregada por la víctima del delito
y no por el desarrollo de una investigación policial; en más de la mitad de los casos la
identidad del sospechoso es conocida o p u e d e ser fácilmente determinada al m o m e n t o
de la denuncia del delito ante la policía; el tiempo de investigación que invierte la poli-
cía se consume en gran parte en labores administrativas c o m o la revisión de reportes y
documentos, documentación de antecedentes y entrevista con la víctima; y, finalmente,
una pane importante de las investigaciones son realizadas con el objeto de satisfacer
las expectativas de las víctimas, no obstante no existir ninguna esperanza de encontrar
resultados positivos. Ver en HERMAN GOLDSTEIN, Policing a Free Society, University of
Wisconsin Law School, Madison, 1990, pp. 54 y 55.
305 EDITORIAL J U R I D I C A D E C H I L I
PROCESO PENAL
1. F U N D A M E N T O S Y OBJETIV OS DE I .AS S A L I D A S A L T E R N A T I V A S
E N E L C Ó D I G O P R O C E S A L PF.NAI.
r,]
Véase Mensaje N° 110-331 de S.E. el Presidente de la República con el que inicia
un Proyecto de Ley que establece un Nuevo Código de Procedimiento Penal, 9 de junio
de 1995, p. 23 (en adelante se mencionará sólo como el "mensaje").
\ CORTt 3 0 7
EDITORIAL JURIDICA IHCHIIF
1 S1IPRFMA.
PROCESO PENAL
52
Véase Fundación Paz Ciudadana, Sistema de Simulación de la Reforma Judicial, Santia-
go, 19%, 108 páginas, inédito. En dicho documento se puede acceder a una explicación
más detallada del modelo, así como de los parámetros usados en el mismo.
53
Boletín Estadístico del Ministerio Público, año 2004, Tabla N2 1, p. 22 y Tabla N* 5,
p. 26.
pensión condicional y un 1,7% por la vía del acuerdo repara torio. 54 Con
todo, el dato más relevante es el q u e indica que desde el inicio de la
reforma hasta el a ñ o 2005, el porcentaje de términos aplicados alcanzó
un 87,(>f o, del cual un 4% corresponde a la suspensión condicional, y
un 1,5% al acuerdo reparatorio.' , > C o m o se aprecia, el sistema ha sido
capaz de otorgar cifras muy cercanas a las proyectadas, aun c u a n d o
el uso de estas instituciones no ha llegado al óptimo establecido con
anterioridad a la puesta en marcha del sistema.
El segundo estudio complementario vinculado a este tema es el de
análisis de costo-beneficio de la reforma.™ Dicho estudio tuvo como ob-
jetivo central realizar u n a evaluación desde el p u n t o de vista económico
y de la rentabilidad social para el país de las principales instituciones
del nuevo sistema propuesto, en comparación con el antiguo sistema
de enjuiciamiento criminal. El estudio abarcó diversos aspectos del
nuevo sistema procesal penal y, en la materia que nos interesa, llegó a
algunas conclusiones de interés.
Trillándose de la suspensión condicional del procedimiento, los
resultados del estudio arrojaron q u e el funcionamiento de esta insti-
tución representaría un ahorro de US$ 55,8 millones por concepto de
recursos fiscales destinados a la operación del sistema de justicia criminal.
A ello se le debe sumar un ahorro de US$ 9,7 millones por concepto
de recursos fiscales que debieran destinarse a gastos penitenciarios en
caso de no haberse utilizado dicha institución. J u n t o con ello, el país
ganaría adicionalmente l.'S$ 14,4 millones derivados de un a u m e n t o
de la productividad por los recursos liberados por la utilización de la
medida (días de libertad valorizados al ingreso mínimo).
El estudio de costo-beneficio no cuantificó el a h o r r o que podría
significar para el país la utilización de los acuerdos reparatorios, pero
es posible pensar, a partir de las cifras precedentes, q u e ellos debieran
ser proporcionales a los generados por la suspensión condicional, es
decir, una cantidad bastante relevante de recursos fiscales.
Los estudios complementarios dan cuenta que, tanto desde la pers-
pectiva del posible funcionamiento del sistema c o m o de su viabilidad
económica, la introducción de la suspensión condicional del procedi-
miento y de los acuerdos reparatorios se constituyen en parte central
del nuevo diseño procesal.Junto con lo anterior, cumplen con el rol de
7,4
Boletín Estadístico del Ministerio Público, a ñ o 2005, Tabla 1, p. 14 y Tabla Na
p. 18.
Boletín Estadístico del Ministerio Público, a ñ o 2005. Tabla N fl 16, p. 4 6 y Tabla N'-' 26,
p. 67.
S6
Véase, Reforma Procesal Penal: Análisis Costo-Beneficio, Santiago, 1996, 138 pp.,
inédito.
309 M I T O R I A L J U R I D I C A n i CULI H
PROCESO PENAL
57
Sólo en el ámbito latinoamericano se pueden mencionar, a modo ejemplar,
el artículo 293 del Código Procesal Penal de la Nación, complementado por la Ley
Nfi 24.316, de 1994, que reguló la suspensión del proceso a prueba en el sistema federal
argéndno; los artículos 25 a 29 del nuevo Código Procesal Penal de Costa Rica, aprobado
por la Asamblea Legislativa de dicho país en marzo de 1996; los artículos 27 a 30 del
nuevo Código Procesal Penal guatemalteco; los artículos 37 a 42 del Código Orgánico
Procesal Penal de Venezuela de 1998, y los artículos 21 a 23 del Código Procesal Penal
del Paraguay del año 2000.
SS
MARIO HOUET VEGA, "La Suspensión del Proceso a Prueba", en Inflexiones sobre
el Nuevo Proceso Penal, Corte Suprema de Justicia y Asociación de Ciencias Penales de
Costa Rica, Costa Rica, 1996, pp. 150 a 152.
Bovino controvierte lo anterior y sostiene que la institución de la suspensión con-
dicional no presenta similitudes de importancia con la "diversión " norteamericana.
Véase ALBERTO BOVINO, "La Suspensión del Procedimiento en el Código argentino y
la "Diversión" estadounidense (un análisis comparativo/*, en La Ley, año LXI, NE 42,
Buenos Aires, viernes 28 de febrero de 1997, pp. 1 a 5.
5a
En este sentido, véase JEAN PIERRE MATUS, "La Justicia Penal Consensuada en el
Nuevo Código de Procedimiento Penal", en Revista Creáis I, Universidad Católica de
Temuco, Temuco, 2000, p. 130, quien, en todo caso, se refiere a la versión del proyecto
aprobada por la Cámara de Diputados.
60
Para estos efectos, utilizaremos la traducción de la OPP alemana de J U A N LUIS
G Ó M E Z C O L O M E R , El Proceso Penal Alemán: Introducción y Normas Básicas, Editorial Bosch,
Barcelona, 1985. Lamentablemente, la traducción de J U L I O MAIER, La Ordenanza Procesal
Penal alemana, Ediciones Depalma, Buenos Aires, 1982, se refiere al texto vigente en
1973, es decir, anterior a la introducción del actual artículo 153a.
Para tener una idea de la utilización de esta institución, resulta ilustrativo c o n o c e r
estadísticas oficiales alemanas, las que indican que el a ñ o 1989 los fiscales de ese país
utilizaron el artículo 153a para sacar del sistema un 11 % de los casos que contaban con
suficiente evidencia c o m o para obtener una condena. Ver FRASE, RLCHARD/WELGEND,
THOMAS, ob. cit., nota al pie de página n ú m e r o 138 del respectivo texto.
Kl
Estos objetivos se encuentran explicitados en TERESA ARMENTA DEU, ob. cit.,
p- 123.
62
Ob. cit., p. 315.
65
Así, por ejemplo, G U S T A V O VITALE, "Suspensión del Proceso a P r u e b a y Condena
Condicional (a propósito de la LeyN® 24.'316)", en Revista Nueva Doctrina Penal 1996/A,
Editores del Puerto, Buenos Aires, 1996, pp. 329 a 342. Ver especialmente la p. 331, en
la que el autor citado enumera las finalidades de la suspensión del proceso a prueba en
Argentina, señalando expresamente en la letra b) "la de brindar protección a la víctima,
a través de la reparación de los daños que el delito investigado le causó". Ver también
J U L I O M A I E R , ob. cit., cita 42, pp. 2 3 1 y 232. En el caso d e Costa Rica, ver MARIO H O L T D
VEGA, ob. cit., p. 149. Para el caso de Paraguay, véase CHRISTY Russo, Guía Práctica dd
Procedimiento Penal Ordinario, Editorial Arte Nuevo, Asunción, 2000, pp. 45 y 46.
64
El artículo 312 del proyecto aprobado por la Cámara de Diputados señalaba
textualmente en su letra c): "Si los antecedentes personales del imputado, su conducta
anterior y posterior al h e c h o punible y la naturaleza, modalidades y móviles determi-
nantes del delito permitieren presumir que no volverá a delinquir".
313 EDITORIAL J U R I D I C A D I I T 1 1 1 I
PROCESO PENAL
65
Acerca de la infracción al principio de proporcionalidad de las penas en el sis-
tema penal chileno, puede verse J O R G E MERA, ob. cit., cita 32, pp. 394 a 405. Sobre la
desproporción de las penas en el caso de los delitos contra la propiedad, puede verse
al mismo autor, en "Hurto y Robo. Estudio Dogmático y Político-Criminal. Hacia una
Reforma Legal. Posibilidades Rectificadoras de la Dogmática", Cuadernos de Análisis
Jurídico, serie de publicaciones especiales N s 3, Escuela de Derecho Universidad Diego
Portales, Santiago, 1993, pp. 35 a 42.
66
Véase Instructivo N" 36, "Sobre Criterios de Actuación e Instrucciones en Materia
de Suspensión Condicional del Procedimiento", en Reforma Procesal Penal Instrucciones
Generales 26 a 50, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2001, p. 196.
67
Véase, CLAUDIA N E G R Ó N , Estudio Empírico sobre las Salidas Alternativas al Procedi-
miento en el Nuevo Proceso Penal, Seminario presentado a la Facultad de Derecho de la
Universidad Diego Portales, septiembre de 2001, p. 23.
EDITORIAL J U R I D I C A D E C H I L E 314
SALIDAS A L T E R N A T I V A S O F O R M A S A L T E R N A T I V A S DE R E S O L U C I Ó N DEI. C O N F L I C T O . . .
68
Ver Oficio N° 163 (2002) de la Fiscalía Nacional del 12 de abril de 2002.
69
Véase CLAUDIA NEGRÓN, Estudio Empírico sobre las Salidas Alternativas al Procedi-
miento en la Ciudad de Antofagasta, II Seminario presentado a la Facultad de D e r e c h o de
la Universidad Diego Portales, 2002, p. 46.
70
Véase ALBERTO GUTIÉRREZ F U E N T E S , Suspensión Condicional del Procedimiento y
Fiscalía Regional Metropolitana Zona Centro Norte, Seminario presentado a la Facultad de
Derecho de la Universidad D i e g o Portales, e n e r o de 2006, p. 57.
71
Véase capítulo V 1.4 del mensaje.
' 2 Esta causal de improcedencia estaba regulada en el artículo 311 inciso cuarto
del proyecto.
7:1
Si bien esta no es una opción que se haya planteado con fuerza en las reformas
emprendidas en Latinoamérica, ella está presente en la institución de la "probation"
norteamericana, a partir de la cual se construyen los mecanismos de suspensión con-
dicional.
74
Véase capítulo V 1.4 del mensaje.
75
Esta misma opción es seguida en el nuevo Código Procesal Penal de Costa Rica,
véase MARIO HoUED VEGA, ob. cit., pp. 1 5 3 y 1 5 4 . También en el artículo 2 1 del ante-
proyecto de Código Procesal Penal del Paraguay. Cabe señalar que la fundamentación
de esta opción se encuentra en el hecho de que al poder eventualmente reiniciarse la
persecución en caso de revocación de la suspensión, podría producirse una pérdida de
antecedentes probatorios a raíz del transcurso del tiempo, que no puede perjudicar a la
vícdma ni al acusador, porque, o si no, haría fracasar a la institución. Sobre esto último,
véaseJUUO MAIER, ob. cit., cita 42, pp. 231 y 232.
76
Véase Instructivo N- 36, ob. cit., p. 200. Discrepa con esta interpretación también
Marín, quien, recurriendo a la historia legislativa de la norma que establece la apela-
ción del imputado, concluye que ella no fue establecida para eliminar la aceptación
del imputado a las condiciones concretas impuestas por e l j u e z . Véase FELIPE M A R Í N ,
"Posibles Problemas en la Suspensión Condicional del Procedimiento", en Seminario
Reforma Procesal Penal Editorial Jurídica Conosur, Santiago, 2001, pp. 164 y 165.
319 EDITORIAL J U R I D I C A D E C H I L E
PROCESO PENAL
77
En este sentido, para el caso de Guatemala, véase ALBERTO BOVINO, Temas de Derecho
Procesal Penal Guatemalteco, Fundación Mima Mack, Guatemala, 1997, pp. 104 y 105.
7S
Véase JORGE MERA FIGÜEROA, "Discrecionalidad del Ministerio Público, Califi-
cación Jurídica y Control Judicial" en Informe de Investigación, Número 12, Centro de
Investigaciones jurídicas. Universidad Diego Portales, Santiago, abril 2002, pp. 6 a 8.
79
JORGE MERA FIUUEROA, "Discrecionalidad del Ministerio Público..., ob. c it., p. 15.
8(1
Juzgado de Garantía de Villarrica, 7 de mayo de 2002, en Boletín del Ministerio
Público N-11, pp. 31 y siguientes, disponible en World Wide Web: www.ministeriopu-
blico.cl en link Estadísticas y Jurisprudencia, Boletín de Jurisprudencia, formato PDF
(enero 06, 2007).
81
La práctica de acordar suspensiones condicionales tratándose de delitos sexuales,
especialmente en caso de víctimas niños, presenta varios riesgos si es que esta salida no
se utiliza como una forma de responder sustantivamente a las necesidades del caso (por
ejemplo, un mecanismo para evitar ir a juicios orales difíciles). En cambio cuando ella,
c o m o en el ejemplo, es consecuencia de una evaluación seria acerca de sus beneficios
se constituye en una herramienta importante para mejorar la respuesta del sistema en
este tipo de casos. Frente a un diagnóstico crítico de c ó m o se usaba este mecanismo en
la práctica en este tipo de delitos restringió su uso en un oficio de 21 de agosto de 2003
que cambió los criterios originales regidos por el oficio N 8 148 de marzo de 2003. Sobre
este tema se recomienda revisar LIDIA CASAS y ALEJANDRA MERA, "Violencia de Género
y Reforma Procesal Penal Chilena", Cuadernos de Análisis Jurídico, Serie Especial N" 16,
Facultad de Derecho Universidad Diego Portales, Santiago, 2004, pp. 45 a 55.
82
Véase CLAUDIA Nk.GRÓN, ob. cit., p. 64.
83
La posición que sustentaba el Ministerio Público era indicar que tas condiciones
del art. 238 eran taxativas, argumentando que no correspondía aplicar una condición
distinta de las enumeradas en la disposición legal, aun cuando pudiere ser de una menor
intensidad de las enumeradas en la ley (Instructivo N B 36, ob. cit., p. 206). Discrepaba
de esa posición Marín al manifestar que no existía la causal genérica, que el catálogo
de las condiciones no era taxativo, ya que e l j u e z de garantía estaba en la posición y
posibilidad de fijar algunas distintas a las que la ley imponía, siempre y cuando estas
últimas no fuesen más gravosas que las señaladas e n el Código (FELIPE MARÍN, Suspensión
Condicional del Procedimiento: elJuez, y las Condiciones, Seminario presentado a la Facultad
de Derecho de la Universidad Diego Portales, marzo de 2000, especialmente pp. 14 a
18 y 63 a 70).
84
Véase ALBERTO GUTIÉRREZ FUENTES, ob. cit., especialmente pp. 70 a 79.
85
Sobre ello, puede revisarse TERESA A R M E OTA D E U , ob. CÍL, pp. 129 a 132; GUSTAVO
VITALE, ob. cit., p. 338; también puede verse N I C O L Á S GONZÁLEZ-CUÉLLAR, Proporciona-
lidad y Derechos Fundamentales en el Proceso Penal, Editorial Colex, Madrid, 1991, pp. 206
a 222, quien analiza instituciones muy similares a las condiciones del Código chileno a
propósito de medidas alternativas a la prisión preventiva en el proceso penal desarro-
lladas por el derecho comparado.
85
Véase TERESA A R M E N T A D E U , ob. cit., p. 125.
87
Véanse GUSTAVO VITALE, ob. CÍL, p. 332; LUIS GARCÍA, ob. cit., pp. 350 a 355; MARIO
HOUED, ob. cit., p. 153. También puede verse el énfasis que le otorga a este tema ALBERTO
BOVINO, ob. cit., para diferenciar a esta institución de la "diversión"norteamericana.
2.4. Efectos
Una vez decretada la suspensión condicional del procedimiento, los
efectos pueden distinguirse en inmediatos y mediatos.
a) Efectos Inmediatos
- Se suspende la persecución penal contra el imputado respecto
al delito por el cual fue formalizado mientras ejecute las condiciones
exigidas en el plazo que le hayan señalado.
- Se suspende el plazo legal de dos años para el cierre de la inves-
tigación por parte del fiscal (art. 237 inciso 6 9 in fine en relación con
el art. 247 inciso final CPP).
- Se suspende el curso de la prescripción de la acción penal (art. 237
inciso 6fi, segunda parte CPP).
- El imputado queda sometido inmediatamente a la o las condicio-
nes en el plazo determinado por el juez de garantía y si no lo hiciere,
procederá la revocación de la medida si las condiciones se incumplen
sin justificación, grave o reiteradamente, o si al imputado lo han for-
malizado de la investigación nuevamente por hechos distintos.
88
Véase CLAUDIA NEGRÓN, ob. cit, p. 59.
09
Véase ALBERTO GUTIÉRREZ FUENTES, ob. cit., p. 65.
b) Efectos Mediatos
- Se extingue la acción penal siempre y cuando haya transcurrido
el plazo impuesto por el j u e z para el otorgamiento de la suspensión
condicional del procedimiento, sin que haya sido revocada. El tribunal,
de oficio o a petición de parte, dictará el sobreseimiento definitivo
(art. 240 inciso final CPP). Esto significa que al imputado no se le podrá
iniciar o continuar un proceso por los hechos materia de suspensión
condicional.
- Las acciones civiles de la víctima o terceros no se extinguen (art. 240
inciso l e CPP). Tampoco imposibilita el derecho a perseguir por la vía
civil las responsabilidades pecuniarias que son consecuencia del mis-
mo h e c h o (art. 237 inciso final CPP). No obstante, si la víctima recibe
pagos en virtud de q u e el imputado cumple la condición de pagar una
determinada suma a título de indemnización, se imputará dicha suma a
la indemnización de peijuicios que le pudiere corresponder civilmente
a la víctima (art. 240 inciso l 3 CPP).
90
Instructivo N B 36, ob. cit., p. 204.
91
Ver Oficio N s 163 (2002) de la Fiscalía Nacional de 12 de abril de 2002 (la
cursiva es nuestra).
2.6. Revocación
C o m o hemos visto, si d u r a n t e el p e r í o d o de suspensión el imputado da
cumplimiento a las condiciones impuestas por e l j u e z de garantía, se
p r o d u c e la extinción de la acción penal y la consiguiente terminación
del respectivo proceso.
Si, por el contrario, el i m p u t a d o incumpliere, sin justificación, gra-
ve o reiteradamente las condiciones impuestas o f u e r e objeto de una
nueva formalización de la investigación p o r hechos distintos, eljuez
d e b e revocar la suspensión y reiniciar el curso del proceso suspendido
de a c u e r d o a las reglas generales (art. 239).
Se trata de dos causales diferentes de revocación. La primera de ellas
supone que el imputado, sin causa q u e lojustifique, no da cumplimiento
a las condiciones impuestas de f o r m a sistemática o no da cumplimien-
to en f o r m a grave, es decir, en f o r m a relevante o alejándose en forma
extrema de sus fines. Esta misma causal era f o r m u l a d a en términos
más estrictos en el proyecto a p r o b a d o p o r la Cámara de Diputados, ya
q u e allí se exigía q u e los requisitos f u e r a n copulativos, es decir, que se
tratara de un incumplimiento grave, reiterado e injustificado.
La segunda causal de revocación de la suspensión condicional del
procedimiento es que el imputado sea objeto de una nueva formalización
de la investigación por un h e c h o diferente al q u e dio lugar al proceso
suspendido. Para q u e proceda la revocación no basta que el imputado
esté siendo investigado por la comisión de un nuevo delito, sino que,
12
Véase CLAUDIA N E O R Ó N , ob. cit., p. 49.
93
Corte de Apelaciones de La Serena, 18 de enero de 2005, en Boletín del Ministerio
Público JVs 22, pp. 142 y siguientes, disponible en World Wide Web: www.ministeriopu-
blico.cl en link Estadísticas y Jurisprudencia, Boletín de Jurisprudencia, formato PDF
(enero 06, 2007).
333 EDITORIAL J U R I D I C A D I I T 1 1 1 I
PROCESO PENAL
94
Véase ALBERTO GUTIÉRREZ FUENTES, ob. cit., p. 81.
95
Sólo como ejemplo, puede señalarse que en el Código Modelo, la legislación
procesal penal de Argentina y la OPP alemana, sistemas utilizados como referencia de
la suspensión condicional del procedimiento, no contemplan mecanismos similares a
los acuerdos reparatorios.
96
Así, por ejemplo, véase el artículo 30 letraj) del Código Procesal Penal de Costa
Rica que señala: "Artículo 30. Causales de extinción de la acción penal. La acción penal
se extinguirá:
j) Por la reparación integral, a entera satisfacción de la vícdma, del daño particular
o social causado, realizada antes del juicio oral, en delitos de contenido patrimonial
sin grave violencia sobre las personas o en delitos culposos, siempre que la victima o el
ministerio público lo admitan, según el caso".
Un análisis detallado sobre esta causal de extinción de la acción penal en el nuevo
Código Procesal Penal de Costa Rica puede verse en HENRY E L KHOURYJACOB, "La Re-
paración del Daño como Causal de Extinción de la Acción Penal", en Reflexiones sobre el
Nuevo Proceso Penal, ob. cit., pp. 191 a 212.
97
Dicha causal se encuentra regulada en el artículo 36, que señala;
"Artículo 36. Conciliación. En las faltas o contravenciones, en los delitos de acción
privada, de acción pública a instancia privada y los que admitan suspensión condicional
de la pena, procederá la conciliación entre la víctima e imputado, en cualquier momento
hasta antes de acordarse la apertura a juicio. También procederá en los asuntos por
delitos sancionados, exclusivamente, con penas no privativas de libertad, siempre que
concurran los demás requisitos exigidos por esta ley.
En esos casos, si las partes no lo han propuesto con anterioridad, en el momento
procesal oportuno, el tribunal procurará que manifiesten cuáles son las condiciones
en que aceptarían concillarse.
Para facilitar el acuerdo de las partes, el tribunal podrá solicitar el asesoramiento y
auxilio de personas o entidades especializadas para procurar acuerdos entre las partes
en conflicto, o instar a los interesados que designen un amigable componedor
Los conciliadores deberán guardar secreto sobre lo que conozcan en las delibera-
ciones y discusiones de las partes.
98
El contenido de estas normas es el siguiente:
"Artículo 54. Procedencia. Cuando el hecho punible recaiga sobre bienes jurídicos
disponibles de carácter patrimonial o cuando se trate de delitos culposos, el juez podrá,
desde la fase preparatoria, aprobar acuerdos reparatorios entre el imputado y la víctima,
verificando que quienes concurran al acuerdo hayan prestado su consentimiento en
forma libre y con pleno conocimiento de sus derechos.
El cumplimiento del acuerdo reparatorio extinguirá la acción penal respecto del
imputado que hubiere intervenido en él. Cuando existan varios imputados o víctimas,
el proceso continuará respecto de aquellos que no han concurrido al acuerdo.
Artículo 35. Incumplimiento. Cuando la reparación ofrecida se haya de cumplir
en plazos o dependa de hechos o conductas futuras, se suspenderá el proceso hasta la
reparación efectiva o el cumplimiento total de la obligación.
El proceso no podrá suspenderse sino hasta por seis meses. De no haberse cumplido
el acuerdo en dicho lapso, el proceso continuará.
Artículo 36. No restitución. En caso de incumplimiento que dé lugar a la reanuda-
ción del proceso, los pagos y prestaciones efectuados no serán restituidos".
89
Uno de los autores tuvo oportunidad de conocer una experiencia ocurrida en la
IV región, en la cual uno de los componentes de reparación acordados entre imputado
y víctima en un caso de violencia intrafamiliar, fue la petición de disculpas públicas del
agresor. La jueza de garantía evaluó muy positivamente tal componente de dicho acuerdo.
Asimismo, el estudio realizado en el tribunal de Antofagasta detectó que en un 72,48%
de los casos el contenido del acuerdo fueron las disculpas públicas y en un 49,66% fue
de carácter económico. Véase CLAUDIA NEGRÓN, ob. cit., cita 69, p. 87.
11)0
Jean Pierre Matus sostiene, en nuestra opinión erradamente y sin ninguna base
normativa clara, que la regulación del Código excluiría formas de reparación que no
b) Categoría de Delitos
Los acuerdos reparatorios no proceden indiscriminadamente respecto
de todos los delitos de acción pública, sino sólo respecto de aquellos
que se encuentren en tres categorías generales descritas en el Código
(art. 241 inciso segundo):
- Aquellos que recaen sobre bienes jurídicos disponibles de carácter
patrimonial;
- Las lesiones menos graves, y
- Los delitos culposos.
La idea de limitar la procedencia de los acuerdos reparatorios a
ciertas categorías de delitos se explica en atención a que se consideró,
de conformidad nuestro actual desarrollo cultural, que todavía existirían
ciertas categorías de delitos que, por su gravedad, debían ser investi-
gados y sancionados por el Estado, no obstante encontrarse la víctima
satisfecha con una determinada reparación. Es decir, que existirían
ciertos delitos en los que aun primaría el interés público por sobre el de
la víctima del caso concreto y que en el evento de no sancionarse, por
existir un acuerdo entre autor y víctima, se produciría una especie de
disconformidad social. En estos casos existiría un plus de injusto que no
respondería únicamente al interés privado. Por esto mismo se explica
que en la versión final del Código, aun dentro de estas categorías de
delitos, se le conceda al juez de garantía la facultad para rechazar un
101
Matus ironiza lo que él denomina c o m o "un inusitado entusiasmo por una
jurisprudencia uniforme y progresiva de los tribunales", invocando para ello el efecto
relativo de las sentencias judiciales en Chile, Véase J E A N PIERRE MATUS, ob. cit. p. 1 3 6 .
Con todo, pareciera que Matus olvida que en cualquier sistema jurídico (continental
o angloamericano, por incluir sólo a los más cercanos a nuestra tradición jurídica), la
consistencia, coherencia y predictibilídad de las decisiones judiciales constituyen un valor
central en el funcionamiento del sistemajudicial, más allá del efecto legal que tengan las
sentencias. Es decir, aun cuando el sistema legal regule el efecto de las sentencias como
relativo, resulta indispensable que los fallos creen estándares que se reproduzcan en el
tiempo. Acerca de la similitud práctica entre modelos continentales y anglosajones en
este punto véase MLRJAN DAMASKA, Las Caras de la Justicia y el Poder del Estado, Editorial
Jurídica de Chile, Santiago, 2000.
10í
En la doctrina penal contemporánea existen posiciones divergentes, que van
desde el sostener que la vida es un bien disponible por parte de su titular hasta aquellas
que sostienen posiciones más conservadoras, rechazando la disponibilidad de la mayoría
de los bienes que son de normal protección en los diversos sistemas jurídicos.
103
Con mayor detalle, véase JEAN PlERRE MATUS, ob. cit., pp. 136 a 139.
104
Juzgado de Letras y Garantía Chile Chico, 9 de diciembre de 2005, en Boletín
del Ministerio Público N125, pp. 18 y siguientes, disponible en World Wide Web: www.
ministeriopublico.cl en link Estadísticas y Jurisprudencia, Boletín de Jurisprudencia,
formato PDF (enero 06, 2007).
H)r
' Juzgado de Garantía de Lautaro, 4 de octubre de 2001, en Boletín del Ministerio
Público N°- 7, pp. 14 y siguientes, disponible en World Wride Web: www.ministeriopublico.
el en link Estadísticas y Jurisprudencia, Boletín de Jurisprudencia, formato PDF (enero
06, 2007).
106
Véase CLAUDIA NECRÓN, ob. cit., cita 69, p. 75.
m
Por ejemplo, ver J U L I O MAIER, ob. cit., cita 1 6 , pp. 6 1 y 6 2 , y MARÍA INÉS HOR-
\TTZ, ob. cit., cita 9, p. 121. Esta misma crítica también ha sido formulada en el caso de
la introducción de la conciliación en el ordenamiento procesal penal de Costa Rica,
en d o n d e se ha señalado que ésta haría que delitos graves "quedarían sin castigo penal
siempre y cuando el imputado cuente con el dinero suficiente para pagar a la víctima
o a sus familiares por el agravio cometido". Véase A L F O N S O CHAVES RAMÍREZ, ob. cit.,
p. 1 6 5 .
E D I IORIAL J U R I D I C A D E C H I L E 3 4 6
SALIDAS ALTERNATIVAS O FORMAS ALTERNATIVAS DE RESOLUCIÓN DEL CONFLICTO..
108
Así, el h e c h o de considerar, para los efectos de evaluar la procedencia de los
acuerdos reparatorios, c o m o "conductas anteriores" a hechos por los cuales no ha sido
condenado, es cuestionado por varios sectores c o m o problemático para la vigencia de la
presunción de inocencia, ya que se impediría acceder a los acuerdos basado en hechos
que no han sido formalmente probados y por los cuales el imputado no es considerado
culpable en un juicio previo.
109
Corte de Apelaciones de Talca, 16 de diciembre de 2004, en Boletín del Ministerio
Público N-22, pp. 130 y siguientes, disponible en World Wide Web: www.ministeriopu-
blico.cl en link Estadísticas y Jurisprudencia, Boletín de Jurisprudencia, formato PDF
(enero 06, 2007).
3.3. Efectos
En esta materia, el Código distingue e n t r e efectos penales, civiles y
subjetivos de los acuerdos reparatorios.
En cuanto a los efectos penales, el Código señala, en su artículo 242,
que una vez cumplidas las obligaciones contraídas por el imputado en
el acuerdo reparatorio o garantizadas debidamente a satisfacción de
la víctima, e l j u e z deberá decretar el sobreseimiento definitivo, total o
parcial, en la causa, con lo cual se p r o d u c e la extinción de la acción
penal en contra del imputado que lo hubiere celebrado y, consiguiente-
mente, se pone término al proceso en su contra. Aquí cabe señalar que
hubo un cambio importante en la ley. El Código, antes de la reforma de
noviembre de 2005, establecía que los efectos del acuerdo se producían
al momento de ser a p r o b a d o judicialmente. El cambio se debió a la
percepción que en algunos casos los imputados se aprovechaban de
dicha regla dejando sin cumplir todo o parte de los acuerdos al haberse
extinguido la acción penal en su contra. El legislador reaccionó frente
a abusos de este tipo y optó por un mecanismo que entrega mayores
garantías y posibilidades a la víctima para asegurarse del cumplimiento
del acuerdo.
Tratándose de los efectos civiles, el artículo 243 del Código señala
que, ejecutoriada la resolución judicial que aprobare un acuerdo re-
paratorio, es posible solicitar su cumplimiento ante e l j u e z de garantía
de conformidad a las normas del cumplimiento incidental de los fallos,
contempladas en los artículos 233 y siguientes del Código de Procedi-
miento Civil. J u n t o a lo anterior, se agrega expresamente en el inciso
segundo del artículo 243 q u e el a c u e r d o reparatorio no p u e d e ser
dejado sin efecto p o r n i n g u n a acción civil.
Finalmente, en lo que se refiere a los efectos subjetivos, el artículo 244
señala que si en la causa existiere pluralidad de imputados o víctimas, el
procedimiento continuará respecto de quienes no hubieren concurrido
al acuerdo. Es decir, que el acuerdo sólo p r o d u c e los efectos penales y
civiles descritos respecto de quienes hayan prestado su consentimiento
para su aprobación.
En caso que no se haya llegado a un acuerdo entre el imputado y
la víctima o, que habiéndose acordado, no haya sido admitido por el
juez de garantía, el proceso seguirá su curso regular y, en el evento de
llegarse ajuicio, no podrá invocarse ni darse lectura a los antecedentes
que den cuenta de éste {art. 335).
V. CONSIDERACIONES FINALES
1,11
Véase C L A U D I A N E G R Ó N , ob. cit., p. 38.
111
Véase C L A U D I A N E G R Ó N , ob. cit., p, 83.
Véase Mensaje, ob. cit., p. 23.
1,3
Pareciera que este f e n ó m e n o no es propio de nuestro país, sino que correspon-
de a una tendencia más o menos generalizada en d o n d e la clase política, recogiendo
esta percepción social hipertrofiada por los medios de comunicación, opta por diseñar
algunas políticas penales de emergencia que llevan a la restricción de garantías del
sistema. Sobre lo mismo, véase el excelente trabajo de WINFRIED HASSEMER, op. cit., en
el que se desarrolla con mayor extensión y lucidez tal fenómeno.
114
En este sentido, véanse J u u o MAIER, "Democracia y Administración de la Justicia
Penal en Iberoamérica: los Proyectos para la Reforma del Sistema Penal", y ALBERTO
BLNDER, "Crisis y Transformación de la Justicia Penal en Latinoamérica", ambos en Re-
formas Procesales en América Latina, Corporación de Promoción Universitaria, Santiago,
1993, pp. 25 a 66 y 67 a 95, respectivamente.
115
No queremos caer en una simplificación de los fines buscados por la reforma
procesal penal a efectos de mantener una argumentación coherente con nuestros pos-
tulados. Resulta evidente que los fines que inspiran la reforma son diversos e incluso
muchos de ellos pueden considerarse contrapuestos, pues se encuentran en las dos caras
de la tensión permanente entre eficacia y garantía que conforman al proceso penal.
Sin embargo, para los efectos de nuestra argumentación, sí creemos resulta posible
concordar que una de las finalidades tenidas a la vista en la reforma chilena es la que
estamos analizando y ella, además, estuvo presente en muchos de los actores que han
participado en el diseño original del proyecto.
1. EL M O D E L O INQUISITIVO O LINEAL
Uno de los cambios más importantes que la reforma del proceso penal
debe significar es el de cuestionar lo que podemos caracterizar como
la forma tradicional de entender los procesos judiciales. Esta manera
de comprender los procesos, que se expresa fundamentalmente en la
doctrina procesal tradicional, vía por la cual se ha transmitido al conjunto
de los operadores del sistema, entiende que los procesos judiciales están
constituidos por un conjunto de actuaciones sucesivas y necesarias, por
medio de las cuales se van cumpliendo las condiciones mínimas para
alcanzar un objetivo, que es el de la decisión judicial definitiva.
En nuestra opinión, esta visión del proceso judicial, y del proceso
penal en particular, se vincula estrechamente a varias concepciones
que están a la base del sistema inquisitivo y que la reforma cambia. En
primer lugar, esta manera de ver al proceso se vincula a la idea de que
el proceso, especialmente el proceso penal, es una actividad orientada
a un solo propósito, esto es, se trata de un mecanismo que es homogé-
neo, porque siempre está orientado hacia el mismo objetivo: obtener
una sentcnciajudicial que declare la existencia o no de responsabilidad
penal y, en su caso, aplique una pena. Pero, además, se vincula esta
concepción a un proceso penal que es homogéneo en cuanto al tipo
de casos que debe abordar y a la metodología más conveniente para
hacerlo, se supone entonces que todos los casos parten por una denun-
cia, luego es necesario un proceso de investigación, una acusación, una
discusión sobre la misma, y el fallo. Finalmente, esta concepción del
proceso, que podríamos llamar lineal, se vincula a la existencia de un
solo actor que aborda los casos sobre la base de una pauta de trabajo
preestablecida y en relación a la cual él no hace consideraciones de
oportunidad o de estrategia. Así, eljuez del crimen se limita a cumplir
el mandato del legislador de una manera neutral en la tramitación de
todos los casos.
La expresión más concreta de esta manera de entender el proceso
judicial se encuentra precisamente en el Código de Procedimiento Penal,
el que es, por sobre todo, una pauta de actuación del juez en su tarea
de llevar adelante el sumario. Si se analiza el Código, podrá observarse
cómo el legislador prepautea el trabajo de investigación del juez del
crimen en detalle e incluso por distintas categorías de delitos. Se trata,
entonces, de un método mtiv preciso por medio del cual el órgano le-
gislativo indica con detalle al actor principalísimo del proceso cada uno
de los pasos que debe llevar a cabo con el fin de cumplir con su tarea
de intentar reconstruir la verdad por medio de los registros que cons-
tituyen el expediente. Esta pauta de actuación en la práctica se integra,
junto con la ley, por unos ciertos usos de los funcionarios del sistema
judicial que le permiten operar de manera bastante estandarizada, lo
que a su vez le facilitó la tarea de manejar grandes volúmenes de casos
con recursos relativamente escasos. De esta manera, entonces, el proce-
so opera más bien como un aparato burocrático que va desarrollando
progresivamente las actuaciones judiciales con bastante automatismo y
con muy poca necesidad de conducción específica que implique decidir
respecto de cada una de las actuaciones a ser ejecutadas.
1
Estudios empíricos del año 1994 indicaban que el tiempo de duración de los
procesos penales sobre delitos de hurto y robo en Santiago que terminan con una
sentencia condenatoria bajo la vigencia del sistema inquisitivo, es en promedio de 662
días y la moda es de 325 de duración. Véase, "Libertad y Desarrollo, Seguimiento de
Causas Penales de Hurto y Robo", en Proceso Penal y Derechos Fundamentales, Corporación
Nacional de Reparación y Reconciliación, Santiago, 1994, p. 21,
2
Con respecto a la duración de la prisión preventiva en el proceso penal chileno
inquisitivo, un estudio realizado por Fundación Paz Ciudadana el año 2001, en el que
se analizaron más de 3.000 casos con sentencias condenatorias, arrojó que -tratándose
de delitos de hurto y r o b o - un 89% de los procesados estuvo en prisión preventiva y
que de ellos un 40% lo estuvo entre uno y seis meses, un 17% entre seis meses y un
año, y un 9% entre uno y dos años. Tratándose del delito de tráfico de estupefacientes,
el 95% de los procesados estuvo en prisión preventiva, de los cuales un 34% lo estuvo
entre uno y seis meses, un 41% entre seis meses y un año, y un 20% entre uno y dos
años. Este estudio también incluye datos en materia de homicidio, violación, abusos
deshonestos y lesiones. Véase, PAULA HURTADO y FRANCISCA JÜNEMANN, Estudia Empírico
de Penas en Chile, Fundación Paz Ciudadana, Santiago, 2001, 276 páginas (ver especial-
mente pp. 173 a 190).
3
Esta garantía se encuentra recogida en los artículos 7.5 de la Convención Ame-
ricana sobre Derechos Humanos y 9.5 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos. Un desarrollo de esta garantía en los pactos internacionales de derechos hu-
manos puede verse en ALBERTO BOVINO, "La Limitación Temporal al Encarcelamiento
Preventivo en la Doctrina de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos", en
Problemas del Derecho Procesal Penal Contemporáneo, Editores del Puerto, Buenos Aires,
1998, pp. 169 a 183.
4
Acerca del uso de la prisión preventiva con fines punitivos y no cautelares en el
proceso penal chileno inquisitivo, véase C R I S T I A N RIEGO, "La Prisión Preventiva en el
Proceso Penal en Chile", Cuaderno de Análisis Jurídico N 5 16, Escuela de Derecho Uni-
versidad Diego Portales, Santiago, 1991.
5
Establecida en los artículos 8.1 de la Convención Americana sobre Derechos Hu-
manos y 14.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Una explicación
detallada de la misma y su desarrollo en la jurisprudencia internacional puede verse
en DANIEL PASTOR, El Plazo Razonable en el Proceso Penal del Estado de Derecha, Editorial
Ad-Hoc, Buenos Aires, 2002, 700 pp.
6
Así, por ejemplo, estudios realizados en los Estados Unidos indican que en más de
la mitad de los casos resueltos por el sistema, la identidad del sospechoso era conocida
o, al menos, era fácilmente determinable al momento en que el delito es denunciado a
la policía. Además, dichos estudios indican que buena parte del tiempo de investigación
policial posterior se gasta en actividades rutinarias o administrativas de parte de los
investigadores. Estos trabajos son citados por HERMAN GOLDSTEIN, PolkingaFree Society,
University of Wisconsin Law School, Madison 1990, pp. 54 y 55. En Alemania, Kaiser
sostiene que más del 80% de los robos violentos, violaciones y estafes se esclarecen den-
tro del mismo día que se conocen. Véase GÜNTER KAISER, Introducción a la Criminobgta,
Editorial Dykinson, Madrid, 1988, p. 145.
7
Así, por ejemplo, en el año 1990, todavía en el contexto de funcionamiento del
sistema inquisitivo, del total de causas terminadas, un 42% correspondieron a delitos
contra la propiedad y un 20% a faltas de ebriedad. En ese mismo año, un 54,9% del total
hemos visto en otros capítulos de este libro, estos delitos se cometen muy
masivamente y sólo en una porción minoritaria de ellos se producirá
la situación descrita. En este contexto, el tema es que cuando ella no
se produce, muy difícilmente será posible un proceso de investigación
posterior que conduzca a la averiguación de lo ocurrido. Es decir, se
trata de delitos que, en caso de no estar aclarados en forma coetánea
o al menos muy cercana a su comisión, no podrán ser resueltos por el
sistema en forma exitosa. 6
Veamos primero el caso de los delitos contra la propiedad. Es-
tos delitos, que constituyen el n ú m e r o de denuncias más importante
en nuestro país, se cometen normalmente por personas que buscan
apropiarse de bienes pertenecientes a otros, sin que les imperte ma-
yormente la identidad de la víctima. Por el contrario, la selección de
la misma tiene que ver con la oportunidad, el lugar donde transita, su
vulnerabilidad y otros factores similares, pero no existe regularmente
un vínculo específico de conocimiento previo entre autor y víctima. Es
precisamente esta falta de vinculaciones lo que hace que las posibili-
dades de identificación del sospechoso, su captura y la producción de
pruebas en su contra esté muy fuertemente condicionada al hecho de
que la policía intervenga en un momento coetáneo o inmediatamente
cercano a su comisión. Así, el elemento central para esclarecer estos
8
Así, por ejemplo, refiriéndose a la capacidad investigativa de la policía en los
delitos más serios (que en general tienen un mejor panorama de esclarecimiento que
los delitos que estamos analizando), Goldstein afirma que la expectativa social acerca
de la capacidad para resolver crímenes de parte de los detectives es absolutamente
exagerada, debido a que la mayoría de estos delitos nunca son resueltos. Véase HERMAN
GOLDSTEIN, ob. cit., p. 56. En buena medida, esta situación se explica debido a la dismi-
nución en la probabilidad de realizar un arresto por el transcurso del tiempo entre la
comisión del delito y la intervención policial. Así, estudios indican que la posibilidad de
arrestar al sospechoso en el lugar del delito disminuye a menos de un 10% transcurrido
un minuto desde la comisión del delito y, por otra parte, que los esfuerzos policiales
no resultan muy relevantes a este respecto dado el h e c h o que las víctimas tardan en
promedio cuatro a cinco minutos y medio en denunciar el delito o hacer un llamado
a la policía. Véanse estudios citados por CRISTIAN RIEGO, "Las Reformas Judiciales y la
Seguridad Ciudadana", en Perspectivas N® 1, vol. 3, p. 48. Sobre las fuentes originales
puede verse WLLLIAM SPELMAN y DALE K. BROWN, "Response Time", en ThinMing About
Pólice, Me Graw-Hill, 1991, pp. 163 a 169.
9
Véase PAULA HURTADO y FRANCISCA JÜNEMANN, ob. cit.
10
Véase, GONZALÍ > VARGAS, Estudio Empírico de Penas: Aplicación de penas en Chile y
el Efecto de la Reforma Procesal Penal (Power Point utilizado en conferencia de prensa de
5 de julio de 2006), disponible en www.paMiudadana.cl/documentos_comunicado/es-
tudiopenas.pdf
363 IDI1 O M I . J U R I D I C A D L C H I I F
PROCESO PENAL
11
véase PAULA H U R T A D O y FRANCISCA J Ü N E M A N N , ob. cit.
Véase G O N Z A L O VARGAS, ob. cit.
13
Cabe señalar que la situación descrita cambia radicalmente cuando estamos en
presencia de otro tipo de delitos. Así, por ejemplo, en el delito de violación el estudio
de penas de 2001 que hemos citado indica que del total de condenados sólo un 21%
fue detenido al momento de la comisión del delito, otro 27% dentro de las 24 horas
siguientes y un 52 % con posterioridad. En el estudio de 2006, tratándose del delito
de violación sólo un 10% fue detenido en flagrancia y un 20% dentro de las 24 horas
siguientes a la comisión del delito. En relación a las agresiones sexuales el mismo estudio
arroja que en un 14,8% de los condenados fueron detenidos al momento de la comisión
del delito y un 33,3% dentro de las 24 horas siguientes.
14
Véase HERMÁN GOLDSTEIN, ob. cit., p. 54, quien cita en este punto estudios
conducidos por Rand Corporation.
15
Recordemos que al inicio de la reforma, de conformidad al Instructivo N° 36
del Ministerio Público, se recomendaba a los fiscales adoptar la decisión de suspender
condicionalmente el procedimiento en un momento cercano al cierre de la investigar
ción. Es decir, lejano a la audiencia de formalización. Este instructivo, junto con resultar
problemático a la luz de los objetivos de la institución, disminuía las opciones estraté-
gicas de los fiscales en casos como los que estamos describiendo. En alguna medida era
reflejo de la concepción lineal que hemos analizado previamente. Es afortunado que
tal instructivo se haya flexibilizado con posterioridad, como tuvimos oportunidad de
analizar en el capítulo sobre salidas alternativas.
16
Influidos tal vez por esta misma lógica lineal, los instructivos originales del Minis-
terio Público, al interpretar las reglas del CPP en la materia, limitaban las posibilidades
estratégicas de los fiscales en los casos que estamos analizando al instruir a los fiscales:
"...para que se abstengan en las audiencias de formalización de la investigación de efectuar
ninguna petición de procedimiento abreviado y rechazar todo intento de otro intervi-
niente para obligar al fiscal a negociar un procedimiento abreviado". Véase Instructivo
Ne 27, en Reforma Procesal Penal: Instrucciones Generales N^ 26 a 50, Editorial Jurídica de
Chile, Santiago, 2001, p. 49. La solución definitiva a este problema vino por la reforma
introducida en el artículo 407 del Código Procesal Penal por la Ley N s 20.074, la cual
367 EDITORIAL J U R I D I C A nf a m e
PROCESO PENAL
17
Así, por ejemplo, en el año 2000 los delitos de homicidio, parricidio e infan-
ticidio representaron 1.407 ingresos de un total de 757.008 causas, es decir, sólo un
0,18% del total de ingresos del sistema. En ese mismo año, las violaciones registradas
por el sistema fueron 2.798, representando el 0,36% de ingresos del mismo. Fuente:
Corporación Administrativa del Poder Judicial. Por ejemplo, el año 2006 el pocentaje de
los homicidios en el total de ingresos del sistema fue de sólo un 0,1%, el de los delitos
sexuales un 1,5% y los delitos de la Ley de Drogas un 1,1%. Véase Ministerio Público,
Boletín Estadístico, 2006, ob. cit.
punto de vista, debiera tener lugar lo más rápido posible, por las mismas
razones que se dieron para los casos por delitos flagrantes. Pensemos,
por ejemplo, en un caso del tipo de Aerocontinente, en el que se inves-
tigaba a u n a organización internacional de lavado de dinero. Desde el
punto de vista investigativo, se trata de un caso sumamente complejo, en
el que antes de estar en condiciones de p o d e r tener armada las piezas
básicas que permitan, entre otras cosas, decretar medidas cautelares
en contra de los imputados, los fiscales deberían haber avanzado sig-
nificativamente la investigación y estar en condiciones de adoptar una
decisión pronta u n a vez q u e h a n judicializado el proceso.
1
En los estudios preliminares que se realizaron para determinar la carga de trabajo
del nuevo sistema se estimó que sólo un 2,6% del total de los ingresos del mismo debía
terminarse por vía del uso de este mecanismo. El otro 97% debía ser terminado por vía
de la utilización de las salidas alternativas, los mecanismos de desestimación de casos y
a través de la utilización de procedimientos especiales. Así, el año 2004 se registró un
ingreso total de 485.796 casos y se realizaron sólo 2.177 juicios orales, en tanto que el
año 2005 los ingresos subieron a 710.586 casos y el total de juicios orales fue de 3.336.
Durante el año 2006 la cifra de juicios alcanzó a 4.852 en un contexto en donde los
casos ingresados fueron 944.547. Debe tenerse presente que la proyección originaria
se hacía antes que existiera el procedimiento simplificado para simples delitos. Para el
análisis más detallado de estas cifras véase Anuario Estadístico Interinstitucional. Reforma
Procesal Penal 2004 y 2005 y Boletín Estadístico del Ministerio Público año 2006.
2
En este mismo sentido véase también ANDRÉS BAYTELMAN, ElJuicio Oral, en el Nuevo
Sistema Procesal Penal, Editorial Jurídica Conosur, Santiago, 2000, pp. 228 a 231.
3
Ver Mensaje de S E. el Presidente de la República con el que inicia un Proyecto
de Ley que establece un Nuevo Código de Procedimiento Penal, Santiago 9 de junio
de 1995, en Código Procesal Penal, LexisNexis, 2003, pp. 10 y 11.
4
En este sentido Maier, uno de los promotores originarios del proceso de reforma
en la región sostiene, "...et juicio público representa la sublimación de todos los fines
del proceso penal, que en él se reflejan con todo su valor y alcanzan su dimensión y
grado de realización pleno". Véase J U L I O MAIER, Derecho Procesal Penal II, Editores del
Puerto, Buenos Aires, 2003, p. 165.
d e r e c h o s i n d i v i d u a l e s p o r m e d i o d e l a a p l i c a c i ó n d e s a n c i o n e s sin que
exista u n p r o c e s o p r e v i o e n e l q u e s e c u m p l a n u n o s ciertos mínimos. Estos
m í n i m o s s e a g r u p a n c o n t e m p o r á n e a m e n t e b a j o l a n o c i ó n d e "debido
proceso". L a i d e a d e d e b i d o p r o c e s o está c o n s t i t u i d a p o r u n conjunto
d e p a r á m e t r o s o e s t á n d a r e s b á s i c o s q u e d e b e n s e r c u m p l i d o s p o r todo
p r o c e s o ( p e n a l p a r a n u e s t r o s e f e c t o s ) p a r a a s e g u r a r q u e l a discusión
y eventual aplicación de sanciones se haya realizado en un entorno de
r a z o n a b i l i d a d y j u s t i c i a d e las p e r s o n a s q u e i n t e r v i e n e n e n s u desarrollo,
particularmente de q u i e n se ve e x p u e s t o a dichas sanciones.
S e t r a t a , e n t o d o c a s o , d e u n a n o c i ó n c o m p l e j a y q u e h a sido objeto
de e s t u d i o y d e b a t e i n t e n s o . En efecto, u n a característica central de la
n o c i ó n c o n t e m p o r á n e a d e l d e b i d o p r o c e s o e s q u e e s t á c o n s t i t u y a por
m ú l t i p l e s m a n i f e s t a c i o n e s e s p e c í f i c a s , las c u a l e s - a s u v e z - s e presentan
e n l a l e g i s l a c i ó n i n t e r n a c i o n a l m á s b i e n c o m o e s t á n d a r e s generales
q u e c o m o r e g l a s p r e c i s a s y q u e , p o r l o m i s m o , r e q u i e r e n d e trabajo
a r g u m e n t a t i v o p a r a s e r a p l i c a b l e s a s i t u a c i o n e s f á c t i c a s concretas. 5 E n
este m i s m o sentido, la C o r t e I n t e r a m e r i c a n a de D e r e c h o s Humanos,
a l d e f i n i r l a i d e a d e d e b i d o p r o c e s o h a s e ñ a l a d o q u e é s t e e s t á consti-
t u i d o p o r : "...el c o n j u n t o d e c o n d i c i o n e s q u e d e b e n c u m p l i r s e para l a
a d e c u a d a d e f e n s a d e a q u e l l o s c u y o s d e r e c h o s y o b l i g a c i o n e s están bajo
c o n s i d e r a c i ó n judicial".6 Es decir, ha evitado u n a conceptualización
o delimitación precisa de su c o n t e n i d o y lo ha e n t e n d i d o como un
c o n j u n t o r e l a t i v a m e n t e a b i e r t o d e m í n i m o s o c o n d i c i o n e s q u e deben
cumplirse.
E n e s t e c o n t e x t o , u n b u e n p u n t o d e p a r t i d a e n e l t r a b a j o d e delimi-
t a c i ó n d e las g a r a n t í a s i n d i v i d u a l e s q u e f o r m a n p a r t e d e l d e b i d o proceso
e s l a r e v i s i ó n d e las n o r m a s c o n t e n i d a s e n l o s t r a t a d o s i n t e r n a c i o n a l e s
d e d e r e c h o s h u m a n o s , las c u a l e s i n t e n t a n d e s a g r e g a r e s t a n o c i ó n ge-
n é r i c a en varios c o n t e n i d o s específicos. Los t r a t a d o s internacionales
y l a j u r i s p r u d e n c i a q u e h a n g e n e r a d o r e p r e s e n t a n u n c i e r t o consenso
i n t e r n a c i o n a l a c e r c a d e las g a r a n t í a s m í n i m a s q u e d e b i e r a n reconocerse
p o r t o d o s s u s E s t a d o s p a r t e s a las p e r s o n a s o b j e t o d e u n a p e r s e c u c i ó n
p e n a l . Así, los p r i n c i p a l e s e s t á n d a r e s q u e p e r t e n e c e n a l a n o c i ó n d e
debido proceso h a n sido desarrollados p o r la Convención Europea de
5
Sólo a modo ejemplar para graficar el punto obsérvese, entre otras, la redacción
del derecho a disponer del "tiempo y medios adecuados para preparar la defensa" regu-
lado tanto en el artículo 14.3 b) del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
como en al artículo 8.2 c) de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. En
este caso queda de manifiesto que los tratados internacionales sólo regulan un están-
dar general que debe ser precisado jurisprudencialmente en su aplicación caso a caso
dependiendo de las circunstancias específicas del mismo.
6
Véase Corte Interamericana de Derechos Humanos, Opinión Consultiva 9/1987
("Suspensión de las Garantías en Estados de Excepción").
7
Es importante recordar que los dos últimos han sido ratificados por Chile e
incorporados a nuestra legislación interna por medio de su publicación. Más allá del
debate doctrinario acerca del rango con el que ambos se incorporan a la legislación
interna, en lo que no hay dudas es que se trata de normas vigentes en nuestro país y
de obligatoria aplicación por parte de losjueces y, en consecuencia, vinculantes para
todos los actores del sistema.
fi
Véase Henry G. SCHERMERS en el prefacio de Stephanos Stavros, The Guarantess
for theAccused Persons Under Artick 6 of the Europea n Convention on Human Rights, Martinus
Nijhoff Publisher, 1993, p. ix.
9
Si bien Chile no es parte del sistema europeo de protección de derechos humanos,
los desarrollos del mismo son elementos muy significativos para la interpretación de las
normas internacionales vigentes en Chile, no sólo debido a la similitud de sus reglas, sino
porque se trata del sistema regional de protección de derechos humanos más avanzado y
con mayor nivel de influencia en el desarrollo de otros sistemas regionales, como el inte-
ramerícano. Steiner y Alston señalan respecto a este sistema: 7 í « of particular importance
within the context of international human rights for several reasons: it ivas the first comprehensive
treaty in the world in this field; it established the first international complaints procedure and the
first international court for the determination of human rights matters; it remains the most developed
oftke three regional systems; and its generated a more extensive jurisprudence than any other part
of the international system". Véase HENRY STEINER y PHILIP ALSTON, International Human
Rights in Context, Clarendon Press, Oxford, 1996, p. 571.
1,1
Un ejemplo de esto se encuentra en la Observación General N- 13 del Comité de
Derechos Humanos referida al artículo 14 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, en donde en su numeral 6señala: "La publicidad de la audiencia constituye una
importante salvaguardia de los intereses del individuo y de la sociedad en general".
11
Véase S T E P H A N O S STAVROS, ob. cit., p. 42.
11!
Un desarrollo más extenso de los alcances del principio de contradictoriedad
enjuicio véase en ANDRÉS BAYTELMAN, ob. cit.
1S
Véanse ALBERTO BLNDER, Introducción al Derecho Procesal Penal, Editorial Ad-Hoc,
Buenos Aires, 1 9 9 3 , pp. 9 6 - 9 7 ; ALFREDO VÉLEZ DE MARICONDF., Derecho Procesal Penal,
tomo I, Lerner Editores, Córdoba, 1 9 8 6 , pp. 4 1 9 - 4 2 0 ; CRISTIAN RIEGO, "El Proceso
Penal Chileno y los Derechos Humanos", en Proceso Penal y Derechos Humanos, tomo I,
Universidad Diego Portales, Santiago, 1994, p. 40.
14
El procesalismo tradicional ha usado la expresión juicio como sinónimo de
procedimiento o como sentencia. Ninguna de ambas nociones se adecúa a la lógica del
juicio como garantía del debido proceso en la medida en que no sean producto de una
audiencia de las características descritas.
379 EDITORIAL J U R I D I C A D E C 1 I I I f
PROCESO PENAL
15
Aun cuando no es nuestro tema, vale la pena señalar que cuando los tratados in-
ternacionales se refieren a la garantía de juicio no lo están haciendo de manera exdusiva
al ámbito penal, sino que imponiendo la necesidad de contar con una audiencia pública
y oral para la resolución de cualquier tipo de casos en los que se determinen derechos u
obligaciones para las personas, no importando la materia sobre la que recaigan. Como
se podrá ver más adelante, existe múltiple jurisprudencia al respecto en los sistemas
internacionales. Esto debiera llevar a cuestionar buena parte de los diseños procesales
que no contienen formas de juzgamiento oral en nuestro país.
16
Una revisión de la jurisprudencia de la Corte sobre este punto es realizada por
CECILIA MEDINA, La Convención Americana: Teoría y Jurisprudencia, Centro de Derechos
Humanos, Facultad de Derecho, Universidad de Chile, Santiago, 2005, pp. 273 a 283.
De ella se puede concluir que la Corte no ha tocado el tema de manera explícita. Lo
mismo puede apreciarse si se revisa el Repertorio de la Corte Interamericana de Dere-
chos Humanos 1987-2005, publicado por el Centro de Documentación de la Defensoría
Penal Pública, diciembre, 2005, 279 páginas Un fallo relativamente reciente en donde
la Corte destaca la importancia de la publicidad de los procesos penales y del principio
de contradicción puede verse en el caso Palamara Iribarne vs. Chile, sentencia de 22 de
noviembre de 2005. Véase especialmente párrafos 165 a 168 referidos a la publicidad
y 178 a la contradicción.
" A modo ilustrativo puede revisarse la sentencia del caso Bakker vs. Austria del 10
de abril de 2003, en el que la Corte, tratándose incluso de un caso no penal, señala que
la falta de una audiencia oral para decidir el caso constituyó una violación al artículo 6.1.
Otro caso ilustrativo puede revisarse en Miller vs. Sweden, de 8 de febrero de 2005, en
donde la Corte considera que Suecia violó el artículo 6.1 al no conceder la posibilidad
de debatir en audiencia oral y pública un caso en el que se reclamaban ciertos derechos
en el ámbito de la seguridad social. En la sentencia del caso Guisett vs. Francia, del 26
de septiembre de 2000, la Corte declara la violación del artículo 6.1 por una Corte
de Ofensas Administrativas por no haber realizado de manera pública la audiencia
respectiva del caso, destacando que la publicidad es una característica central de dicho
artículo. En materia de contradictoriedad se recomienda revisar el caso Bocos-Cuesta
vs. The Netherlands, de 10 de noviembre de 2005. Para una revisión general sobre el
tema, véase STEPHANOS STAVROS ob. cit., pp. 186 a 194.
DOMINIC MCGOLDRICK, The Human Rights Ctmmittee: Its Role in the Devehpment of
the International Covenant on Civil and Political Rights, 416-419 (1991).
L a C o n v e n c i ó n s o b r e D e r e c h o s d e l N i ñ o , t r a t a d o t a m b i é n vigente e n
n u e s t r o p a í s , e s t a b l e c e en su a r t í c u l o 40.2. b iii, r e f e r i d o a los procesos
e n c o n t r a d e n i ñ o s a c u s a d o s d e v i o l a r leyes p e n a l e s , q u e s u "causa será
d i r i m i d a ... e n u n a a u d i e n c i a e q u i t a t i v a " . D e b e l l a m a r s e l a atención
a q u e l a v e r s i ó n e n i n g l é s d e d i c h o i n s t r u m e n t o t i e n e u n a redacción
s i m i l a r a la de la C o n v e n c i ó n A m e r i c a n a ("fairhearing"), no obstante lo
c u a l l a t r a d u c c i ó n r e s p e t a m á s f i e l m e n t e e l s e n t i d o d e l a disposición a l
r e c o g e r c o n c l a r i d a d l a i d e a d e a u d i e n c i a c o m o c o m p o n e n t e central
d e l a m i s m a . Ello e s c o n s e g u r i d a d u n a c o n s e c u e n c i a d e l m o m e n t o e n
q u e e s t e t r a t a d o s e d i s c u t i ó (al f i n a l i z a r l a d é c a d a d e los 80), e l que e s
m u y p o s t e r i o r a l a C o n v e n c i ó n A m e r i c a n a ( d u r a n t e l a d é c a d a d e los
6 0 ) , p o r l o q u e e s p o s i b l e a s u m i r q u e y a existía m a y o r c l a r i d a d acerca
de la lógica del d e b i d o proceso en ese m o m e n t o .
N o o b s t a n t e l a p o t e n c i a d e l a i d e a d e j u i c i o c o m o g a r a n t í a central
d e l d e b i d o p r o c e s o , e l d e r e c h o i n t e r n a c i o n a l d e los d e r e c h o s h u m a n o s
le e n t r e g a a c a d a E s t a d o la p o s i b i l i d a d de d e l i n e a r la e s t r u c t u r a especí-
f i c a d e l j u i c i o o r a l . E n l a m e d i d a e n q u e e l j u i c i o satisfaga las exigencias
básicas c o n t e m p l a d a s e n los i n s t r u m e n t o s i n t e r n a c i o n a l e s , c a d a Estado
e s libre p a r a r e g u l a r s u s p r o p i a s p a r t i c u l a r i d a d e s . E n este contexto, e s
posible e n c o n t r a r e n e l d e r e c h o c o m p a r a d o diversas f o r m a s d e organizar
e l j u i c i o , a l g u n a s m á s a d v e r s a r i a l e s q u e o t r a s , o c o n distintos arreglos
i n s t i t u c i o n a l e s , p o r e j e m p l o , a l g u n o s s i s t e m a s c u e n t a n c o n juicios por
j u r a d o s , otros no, otros con sistemas mixtos, etc.19
E x a m i n e m o s b r e v e m e n t e e n q u é c o n s i s t e l a i d e a d e l a vinculación
e s t r e c h a e n t r e la o r a l i d a d y el r e s t o de las g a r a n t í a s a p a r t i r d e l d e r e c h o
a l a d e f e n s a . E s t e d e r e c h o e s e l q u e m a y o r d e s a r r o l l o t i e n e e n e l propio
a r t í c u l o 8 de la C o n v e n c i ó n A m e r i c a n a y en el r e s t o de los tratados, dado
q u e s u r e c o n o c i m i e n t o d a l u g a r a u n a s e r i e d e e x p r e s i o n e s e n e l proceso.
Conceptualmente, la defensa es u n a derivación del reconocimiento de
l a a u t o n o m í a i n d i v i d u a l , e s t o es, e n l a m e d i d a q u e r e c o n o c e m o s que
las p e r s o n a s s o n e n t i d a d e s a u t ó n o m a s d e l E s t a d o , e s n e c e s a r i o admitir
s u p a r t i c i p a c i ó n e n e l p r o c e s o d e s t i n a d o a d e c i d i r a c e r c a d e cuestio-
n e s q u e las a f e c t a n r a d i c a l m e n t e . S e t r a t a e n t o n c e s d e u n d e r e c h o d e
participación, de a c u e r d o c o n el cual aquella p e r s o n a acusada de un
19
Con todo, en nuestra opinión los Estados no disponen de absoluta libertad, ya
que la lógica de las normas internacionales impone unos ciertos mínimos que crecien-
temente imponen un modelo de juicio más adversaria!. En este sentido, Pizzi sostiene
que en los países occidentales existe un consenso emergente en la necesidad de contar
con elementos adversariales en el diseño de los juicios orales como forma de asegurar
el juicio justo. En consecuencia, no sólo la idea de juicio es la que se encuentra con-
sensuada en los países occidentales, sino la que éste debe contener al menos mínimos
componentes adversariales. Véase WILLÍAM PIZZA, Triáis Without Tkruth, New York, Uni-
versity Press, 1999, pp. 93 y 94.
EDITORIAL J U R I D I C A D E C H I L E 382
EL JUICIO ORAL EN CHILE; ALGUNOS ASPECTOS ESTRUCTURALES DE SU DISEÑO
s i s t e m a p r o c l a m a y p r o m u e v e , p e r o q u e p a r a s u a p l i c a c i ó n práctica
r e q u i e r e n d e u n a c i e r t a p o n d e r a c i ó n . H a b i t u a l m e n t e esta noción s e
e x p r e s a e n l a l i t e r a t u r a p o r m e d i o d e l a i d e a d e q u e estas garantías
s o n p r i n c i p i o s y no r e g l a s y q u e p o r lo t a n t o su a p l i c a c i ó n supone su
p o n d e r a c i ó n e n r e l a c i ó n c o n o t r o s p r i n c i p i o s d e l sistema legal a l mismo
t i e m p o q u e e n r e l a c i ó n c o n l a c o m p l e j i d a d d e l a situación d e hecho
a q u e se a p l i c a n .
P e n s a m o s q u e esta característica se e x p r e s a m u y b i e n en la expresión
a c u ñ a d a p o r l a C o r t e S u p r e m a d e los E E . U U . , q u e p l a n t e ó q u e e l dere-
c h o de u n a p e r s o n a es a ser j u z g a d a en un "fairtriaV'y no a un "perfect
trial"20 C o n e s t o , s e p r e t e n d e e x p r e s a r q u e u n a d e las características
c e n t r a l e s d e l d e b i d o p r o c e s o t i e n e q u e v e r c o n l a n e c e s i d a d d e aplicar
e n c a d a caso u n c r i t e r i o d e r a z o n a b i l i d a d , e s t o es, p a r a c o n s i d e r a r s i e s
q u e e n u n a c i r c u n s t a n c i a c u a l q u i e r a s e h a n c u m p l i d o o n o las exigen-
cias d e las g a r a n t í a s , e s n e c e s a r i o c o n s i d e r a r e n c o n c r e t o los valores
q u e ellas p r o c l a m a n e n r e l a c i ó n c o n los d e m á s valores d e l sistema a l
m i s m o t i e m p o q u e las l i m i t a c i o n e s p r o p i a s d e l a r e a l i d a d , c o m o son l a
n a t u r a l t e n d e n c i a de las p e r s o n a s a c o m e t e r e r r o r e s , las limitaciones de
t i e m p o y r e c u r s o s , p o r e j e m p l o . D e este m o d o p o d e m o s decir entonces
q u e la e x i g e n c i a de un "fair trial " d e b e s e r a p l i c a d a en consideración a
las c i r c u n s t a n c i a s c o n c r e t a s , e n t e n d i e n d o q u e las i m p e r f e c c i o n e s que
n e c e s a r i a m e n t e e x i s t i r á n p u e d e n o n o c u e s t i o n a r l a legitimidad del
juzgamiento según afecte o no su razonabilidad.
En el caso c h i l e n o , la p r i m e r a m a n i f e s t a c i ó n de la n o c i ó n de debido
p r o c e s o s e e n c u e n t r a e n l a C o n s t i t u c i ó n d e 1980, q u e e n s u artículo 1 9
N s 3 se r e f i e r e a la n e c e s i d a d de un j u s t o y r a c i o n a l p r o c e d i m i e n t o .
H o y s a b e m o s q u e e s a c l á u s u l a f u e i n t r o d u c i d a c o m o p r o d u c t o d e una
i n q u i e t u d d e los m i e m b r o s d e l a c o m i s i ó n c o n s t i t u c i o n a l q u e funcionó
d u r a n t e e l g o b i e r n o m i l i t a r y q u e o b e d e c i ó a u n a i n f o r m a c i ó n bastante
g e n e r a l y vaga a c e r c a d e l c o n t e n i d o d e e s t a g a r a n t í a e n e l á m b i t o inter-
n a c i o n a l y c o m p a r a d o . A p a r t i r de esa c l á u s u l a c o n s t i t u c i o n a l , diversos
a u t o r e s h a n i n t e n t a d o a p r o x i m a r s e a c o n s t r u i r u n a n o c i ó n más clara
d e l d e b i d o p r o c e s o c o n e l f i n d e h a c e r l a o p e r a t i v a . N o o b s t a n t e , estos
e s f u e r z o s h a n t e n i d o l a l i m i t a c i ó n d e i n t e n t a r b u s c a r los e l e m e n t o s del
d e b i d o p r o c e s o e n l a p r á c t i c a j u d i c i a l n a c i o n a l , e n l a q u e esta noción
e r a h a s t a h a c e p o c o d e s c o n o c i d a y p o r l o t a n t o n o s e t r a t a d e u n camino
muy fructífero.
Un s e g u n d o m o m e n t o i m p o r t a n t e en c u a n t o al reconocimiento
d e l d e b i d o p r o c e s o e n C h i l e s e p r o d u c e j u n t o c o n e l d e b a t e acerca d e
l a r e f o r m a d e l s i s t e m a p r o c e s a l p e n a l . E s e n este c a s o q u e s í s e produ-
ce un debate m u y fuerte sobre el impacto q u e s u p o n e introducir en
N X T O R U I . J U R I D I C A DECHILF 3 8 4
EL JUICIO ORAL EN CHILE: ALL.L NOS ASPECTOS ESTRUCTURALES DE SU DISEÑO
21
Con posterioridad a la dictación del CPP se han dictado en Chile varias leyes
que han pretendido extender la noción de juicio oral a otras áreas, como son las de
familia por la Ley N" 19.968, y la ley que estableció un nuevo proceso laboral. En ambos
casos creemos que esia noción se ha debilitado tanto por problemas conceptuales cuino
operativos, pero en cuanto a los segundos, cabe cilar las respectivas leyes, en las cuales
no se hacen definiciones claras en cuanto al derecho de las personas a un juicio oral
como base del sistema. La misma crítica es posible hacerla respecto del provecto de
nuevo Código Procesal Civil redactado por el foro promovido por el gobierno, el que
en su artículo 3o se refiere al debido proceso, pero no explícita su contenido ni indica
la idea de que éste se expresa en un juicio oral, a pesar de que luego en sus normas sí
proclama esta noción.
n e x i ó n e n t r e d i v e r s o s e l e m e n t o s , y o t r o s m e d i o s d e i n f o r m a c i ó n , pero
t o d o s ellos, o a lo m e n o s su g r a n m a y o r í a , f o r m a n p a r t e de relatos o
explicaciones q u e se nos e n t r e g a n p o r p e r s o n a s vinculadas al hecho de
m u y diversas m a n e r a s . El p r o b l e m a es q u e estas versiones necesariamente
m e z c l a n l o q u e p u e d e s e r i n f o r m a c i ó n i m p o r t a n t e y útil c o n l o q u e son
las l i m i t a c i o n e s p r o p i a s d e l a c o n d i c i ó n h u m a n a , e s t o es, j u n t o con l a
i n f o r m a c i ó n útil estas v e r s i o n e s r e c o g e n las l i m i t a c i o n e s d e percepción,
el i n t e r é s , la s u b j e t i v i d a d , los p r e j u i c i o s , las i n c o m p e t e n c i a s , el deseo
de o c u l t a r las p r o p i a s l i m i t a c i o n e s y de e x a l t a r las p r o p i a s capacidades,
las l i m i t a c i o n e s d e los ó r g a n o s d e p e r c e p c i ó n d e l c u e r p o h u m a n o y d e
l a m e m o r i a , y así p o r d e l a n t e , s e r í a sin d u d a p o s i b l e e n u m e r a r muchas
m á s c a r a c t e r í s t i c a s d e las p e r s o n a s q u e h a c e n q u e sus versiones tengan
p r o b l e m a s d e c o n f i a b i l i d a d , y a s e a q u e s e t r a d u z c a n e n testimonios, e n
o p i n i o n e s e x p e r t a s , e n e l o t o r g a m i e n t o d e d o c u m e n t o s o d e cualquier
otra forma.
El p r o b l e m a de la p r u e b a en el p r o c e s o penal es entonces el de
c ó m o e s p o s i b l e t o m a r d e c i s i o n e s t a n graves c o m o p u e d e serlo l a d e
aplicar a u n a p e r s o n a u n a p e n a q u e i m p l i c a privarla d e g r a n parte d e sus
facultades, c o n t a n d o c o n u n a l t o nivel d e c e r t e z a . E l j u i c i o oral pretende
ser u n m é t o d o q u e r e s p o n d e a e s t e p r o b l e m a , e s decir, u n m é t o d o d e
d e p u r a c i ó n d e l a i n f o r m a c i ó n , e s t o es, q u e n o s p e r m i t e , p o r l o menos
h a s t a c i e r t o p u n t o , s e p a r a r l a i n f o r m a c i ó n c o n t e n i d a e n las versiones
d e los e l e m e n t o s d e d i s t o r s i ó n q u e p r o v i e n e n d e las p e r s o n a s q u e las
s u s t e n t a n o q u e d e a l g ú n m o d o las h a n p r o d u c i d o .
Este p r o c e s o d e d e p u r a c i ó n d e l a i n f o r m a c i ó n e s e l criterio que
g o b i e r n a t o d o el t e m a de la p r o d u c c i ó n de la p r u e b a y se basa en la idea
d e q u e l a m e j o r f o r m a d e d e p u r a r l a i n f o r m a c i ó n c o n s i s t e e n permitir
q u e t o d a s las v e r s i o n e s q u e c o n t e n g a n l a i n f o r m a c i ó n , c u a l q u i e r a sea e l
formato en que se expresen, p u e d a n ser objeto de un cuesüonamiento
s e v e r o p o r p a r t e d e a q u e l a q u i e n p e i j u d i c a n . E s decir, e l j u e z recibe
i n f o r m a c i ó n cuya c a l i d a d n o t i e n e c ó m o c o r r o b o r a r , e n t o n c e s l o que
h a c e e s p e r m i t i r q u e l a p a r t e a q u i e n esas i n f o r m a c i o n e s p e i j u d i c a n
d e s a r r o l l e sus m e j o r e s e s f u e r z o s c o n e l fin d e m o s t r a r l e los déficit, las
d i s t o r s i o n e s o los e r r o r e s q u e esas v e r s i o n e s c o n t i e n e n .
C o m o v e r e m o s en los c a p í t u l o s p o s t e r i o r e s , los p r o b l e m a s relativos a
la r e g u l a c i ó n de la p r u e b a en el j u i c i o oral están vinculados con el alcance
q u e se o t o r g a a estas f a c u l t a d e s de las p a r t e s p a r a p r e s e n t a r y c o n f r o n t a r
la p r u e b a con el fin de permitir este proceso de depuración.
D e s d e e s t e p u n t o d e vista l a p o s i b i l i d a d d e c o n f r o n t a c i ó n d e l a
p r u e b a e s a d e m á s d e u n d e r e c h o d e las p a r t e s , u n m e c a n i s m o d e de-
p u r a c i ó n d e l a p r u e b a q u e t i e n e o b j e t i v o s sis t é m i c o s , e s t o es, q u e están
e s t a b l e c i d o s e n favor d e t o d a l a s o c i e d a d e n l a m e d i d a e n q u e favorecen
22
Recomendamos dos textos que pueden ser útiles para quienes tienen interéi
en profundizar acerca del desarrollo y evolución histórica del juicio oral en el sistema
occidental: JOHN LANGBEIN, The Origins ofAdversary Criminal Triol, Oxford University
Press, New York., 2 0 0 3 , 3 5 4 pp., y SADAKAT KADRI, The Trial: A History jrtm Sócrates to 0.
J. Simpson, Random House, New York, 2 0 0 5 , 4 5 9 páginas. Una visión comparada que
explica elementos del desarrollo del juicio en las tradiciones francesa y norteamericana
puede revisarse en ANTOINE GARAPON y LOANNIS PAPADOPO ULOS, Juzgar en Estados Unidos
y en Francia, Le gis, Bogotá, 2 0 0 6 , 314 páginas.
389 EDITORIAL J U R I D I C A D E C 1 I I I f
PROCESO PENAL
N u e s t r a p r e t e n s i ó n a q u í n o e s l a d e r e f e r i r n o s a n i n g ú n sistema
n a c i o n a l e n p a r t i c u l a r , d e h e c h o t o d o s ellos, t a n t o los d e tradición an-
g l o s a j o n a c o m o los d e l a e u r o p e a c o n t i n e n t a l , e s t á n constituidos por
u n c o n j u n t o m u y c o m p l e j o d e r e g u l a c i o n e s e s p e c í f i c a s y prácticamente
n u n c a c o r r e s p o n d e n e s t r i c t a m e n t e a un m o d e l o p u r o o teórico. Además,
m u c h a s d e las c u e s t i o n e s q u e a n a l i z a r e m o s s u e l e n ser o b j e t o d e debate
e n c a d a u n a d e e s a s j u r i s d i c c i o n e s . L o q u e n o s i n t e r e s a e s mostrar cuá-
les s o n las r e g u l a c i o n e s y las p r á c t i c a s p a r a d i g m á t i c a s de cada u n o de
estos m o d e l o s c u l t u r a l e s d e o r g a n i z a c i ó n d e l j u i c i o o r a l p a r a explicar
c ó m o e l s i s t e m a c h i l e n o s e d e s e n v u e l v e e n u n c o n t e x t o d e creciente
i n t e r c a m b i o e h i b r i d a c i ó n e n t r e las diversas c u l t u r a s legales.
P a r a h a c e r este e j e r c i c i o e x a m i n a r e m o s l o q u e c o n s i d e r a m o s son
las r e g u l a c i o n e s y las p r á c t i c a s q u e en n u e s t r a o p i n i ó n resultan más
i m p o r t a n t e s a l a h o r a d e p e r f i l a r u n m o d e l o d e j u i c i o oral. Cada una
d e estas á r e a s d e d e f i n i c i ó n c o n d i c i o n a m u y f u e r t e m e n t e e l conjunto
d e l a i n s t i t u c i ó n , p o r q u e t i e n e i n f l u e n c i a s o b r e o t r a s á r e a s d e regula-
c i ó n y p r á c t i c a s y , s o b r e t o d o , p o r q u e c a d a u n a d e ellas g e n e r a efectos
m u y i m p o r t a n t e s s o b r e los i n c e n t i v o s q u e l o s diversos actores toman
e n c u e n t a p a r a o r d e n a r sus c o m p o r t a m i e n t o s a l i n t e r i o r del juicio y
d u r a n t e l a p r e p a r a c i ó n d e l m i s m o . Esas a c t i t u d e s q u e las partes asumen
c o n t r i b u y e n , a su vez, de m a n e r a d e t e r m i n a n t e , a c o n s o l i d a r un cierto
m o d e l o d e j u i c i o y g e n e r a n u n c o n j u n t o d e actividades, experticias y
expectativas q u e d a n l u g a r a t o d a u n a c u l t u r a legal local en t o r n o a esta
i n s t i t u c i ó n . Este c o n j u n t o d e e l e m e n t o s c o n s t i t u y e e l e n t o r n o e n e l que
n o s d e s e n v o l v e m o s los j u r i s t a s y l o q u e d e b e s e r o b j e t o d e análisis para
quienes estén interesados en c o n o c e r c ó m o f u n c i o n a un determinado
sistema de justicia penal.
m i i n w M J U R I D I C A m <.HII 390
EL JUICIO ORAL EN CHILE; A L G U N O S ASPECTOS ESTRUCTURALES DE SU DISEÑO
23
Un ejemplo de modelo mixto está constituido por el sistema alemán, que cuen-
ta con diversos modelos de tribunales de escabinos en los diversos niveles locales de
organización de su judicatura penal. Una descripción de este modelo puede verse en
Proceso Penal de Europa, Editorial EDIJUS, Zaragoza, 2000, pp. 93 a 96.
24
Un ejemplo de esto último está constituido por España, el año 1995 aprobó una
Ley de Jurado. Mayor información puede verse en "Stephen Thaman, Spain Returns
to Trial byjury", Hastings International and Comparative Law Review N" 21, 1998, pp. 241
a 412.
25
Sobre estos aspectos recomendamos revisar el capítulo VII de la obra de GARAPON
y PAPADOPOULOS, o b . cit., p p . 1 6 3 a 1 8 9 .
26
Por ejemplo, en los contextos de los procesos de reforma procesal penal varios
países de la región han introducido diversas modalidades de jurados en el nuevo sistema,
así Bolivia y Venezuela.
27
Durante el período de independencia se produjo un fuerte debate en torno a
la introducción del sistema de juicios por jurados en América Latina. Así, un aspecto
bastante común en las primeras Constituciones de la región fue el de contener pro-
visiones que regulaban el juicio por jurados para distintos tipos de casos. Un ejemplo
de ello fue la Constitución de Guatemala de 1838. Con todo, el ejemplo más paradig-
mático en este tema está constituido por la Constítución argentina de 1858, la que
con algunas modificaciones se mantiene aún vigente. Esta constitución condene dos
artículos diferentes que se refieren al juicio por jurados como un principio general
para la organización del proceso penal en Argentina. No obstante estas normas, hasta
el día de hoy el sistema de jurado no ha sido implementado en Argentina, al menos en
el ámbito del sistema federal.
Este debate no fue completamente ajeno en nuestro país y tuvo impacto en la
Consdtución chilena de 1828. En el mensaje de ésta hay una fuerte defensa del sistema
de jurados: "Es indispensable que nuestras costumbres se pongan al nivel de los alto»
destinos que nos aguardan. Nuestra reorganización alcanzará su verdadero complemento
cuando la institución de jurados restituya al pueblo una de sus más importantes facul-
tades, y queden colocadas a la misma altura todas las delegaciones que hemos hecho
de las que la Providencia nos ha concedido. Apresuremos este momento venturoso
fomentando el progreso de las cualidades requeridas para tan saludable innovación"
(citado por Javier Barrientes, Notas s obre la Fijación del Proceso Penal en Chile (1810-1907),
documento no publicado en manos de los autores.)
38
En este mismo sentido véase GARAPON y PAPADOFOULOS, ob. cit., pp-173 y 174.
W
GARAFON y PAPADOPOULOS, ob. cit., p. 1 7 4 , en donde los autores sostienen críti-
camente que, como consecuencia de esto, "El derecho probatorio se hace siempre más
complicado, y su administración cada vez más lenta y costosa..."
50
Sobre las barreras de admisibilidad de la prueba en el mundo anglosajón y su
comparación con el mundo continental recomendamos revisar el clásico trabajo de MLRJAN
DAMASKA, "Evidentiary barriers to Conviction and Two Models of Criminal Procedure: A
Comparative Study", University of Pennsytvania Law RevieicN- 3, 1973, pp. 506 a 588.
31
Las reglas de evidencia en el derecho anglosajón constituyen un tema amplio y
complejo. Para conocer su formulación en una versión clásica se r e c o m i e n d a JEREMÍAS
33
El artículo 295 del Código establece que todos los hechos y circunstancias rele-
vantes para la adecuada solución del caso pueden ser probados por cualquier medio
producido e incorporado en conformidad a la ley. Además, el artículo 297 señala que
dichas pruebas se apreciarán con libertad.
55
Así, por ejemplo, el artículo 297, referido a la valoración de prueba, señala en
su inciso segundo que el tribunal debe hacerse cargo en su fundamentación de toda
la prueba producida, incluso la que se hubiere desestimado, indicando en tal caso las
razones que se tuvieron en cuenta para ello. El inciso tercero de la misma norma con-
cluye que la fundamentación del fallo debe permitir la reproducción del razonamiento
utilizado para alcanzar las conclusiones a que llegare la sentencia. Todo lo anterior se
refleja en el artículo 342, referido al contenido de la sentencia definitiva, que exige en
su letra c) que el tribunal haga una exposición clara, lógica y completa de cada uno de
los hechos y circunstancias que se dieren por probados y de la valoración de los medios
de prueba que fundamentaren dichas conclusiones.
M
Ellos están establecidos en el artículo 297 inciso primero del Código.
35
En efecto, los defectos de fundamentación del ¿lio constituyen un motivo de
nulidad absoluto que puede ser conocido por la Corte de Apelaciones respectiva, según
establecen los artículos 374 e) y 376 del Código.
que l o s j u e c e s q u e h a n d e f a l l a r e l c a s o a l t é r m i n o d e l j u i c i o a c c e d a n a
álgunas p r u e b a s q u e e l s i s t e m a c o n s i d e r a q u e n o d e b e n ser v a l o r a d a s
del todo o q u e d e b e n s e r c o n o c i d a s s o l o d e d e t e r m i n a d a m a n e r a , c o n
e l fin d e evitar l a i n t r o d u c c i ó n d e a l g u n a i n f o r m a c i ó n q u e t e n g a b a j a
calidad o p o c a c o n f i a b i l i d a d y d e p r u e b a s q u e p o r s u o r i g e n s e p r e s e n -
ten c o m o d u d o s a s . E l c a s o m á s p a r a d i g m á t i c o e s t á d a d o p o r las r e g l a s
d e exclusión d e p r u e b a a j u i c i o c o n t e m p l a d a s e n e l a r t í c u l o 2 7 6 y q u e
deben ser a p l i c a d a s p o r e l j u e z d e g a r a n t í a sin q u e e l t r i b u n a l d e j u i c i o
pueda a c c e d e r a la p r u e b a e x c l u i d a . Las o b j e c i o n e s a las p r e g u n t a s q u e
formulan los a b o g a d o s e n j u i c i o s o n e j e m p l o d e l o s e g u n d o , o sea, d e
casos, e n q u e n o o b s t a n t e h a b e r s e a d m i t i d o u n a p r u e b a ( u n testigo, p o r
ejemplo) n o s e a d m i t e a l g ú n t r o z o d e i n f o r m a c i ó n q u e d i c h a p r u e b a
pueda a p o r t a r . L a s o b j e c i o n e s c u m p l e n así u n rol d e p e r m i t i r h a c e r
juicios d e a d m i s i b i l i d a d d e t r o z o s o p e d a z o s d e i n f o r m a c i ó n e n e l j u i c i o
a losjueces a cargo del m i s m o . C o m o veremos un p o c o más adelante,
e l Código t a m b i é n r e c o g e r e g l a s d e p r o d u c c i ó n d e l a p r u e b a e n j u i c i o ,
como e l e x a m e n d i r e c t o y c o n t r a e x a m e n d e testigos, q u e h a n s i d o d e -
sarrolladas e n e l c o n t e x t o d e l o s s i s t e m a s a d v e r s a r i a l e s a n g l o s a j o n e s .
Como se p u e d e observar, n u e s t r o n u e v o sistema procesal penal
representa c l a r a m e n t e d e s d e e l p u n t o d e vista e n análisis u n a m i x t u r a
entre los m o d e l o s a d v e r s a r i a l e s d e r a i g a m b r e a n g l o s a j o n a y los m o d e -
los d e j u i c i o o r a l q u e t r a d i c i o n a l m e n t e h a n i m p e r a d o e n e l m u n d o
continental.
395 EDITORIAL J U R I D I C A D E C 1 I I I f
PROCESO PENAL
p e r i t o s y la iniciativa p r o b a t o r i a de é s t o s d u r a n t e la a u d i e n c i a . La pri-
m e r a d e ellas s e t r a d u c e e n q u e e l j u e z p i d e a q u i e n d e b a entregar l a
i n f o r m a c i ó n , q u e p u e d e s e r u n testigo, e l i m p u t a d o o u n perito, que
m a n i f i e s t e d e m a n e r a a m p l i a l a i n f o r m a c i ó n q u e h a v e n i d o a entregar,
sólo u n a vez q u e e l c o m p a r e c i e n t e h a h e c h o e s t o l e dirigirá e l j u e z
p r e g u n t a s e s p e c í f i c a s a c e r c a d e a s p e c t o s p u n t u a l e s q u e l e parezcan
r e l e v a n t e s , y , f i n a l m e n t e , c u a n d o h a y a t e r m i n a d o s u interrogación,
o f r e c e r á a las p a r t e s la p o s i b i l i d a d de h a c e r p r e g u n t a s . En cuanto a la
iniciativa p r o b a t o r i a , e n u n j u i c i o inquisitivo e l j u e z p o d r á , d u r a n t e e l
d e s a r r o l l o d e éste, o r d e n a r l a p r e s e n t a c i ó n d e p r u e b a s q u e l e parezcan
relevantes, a u n q u e éstas n o h a y a n s i d o o f r e c i d a s p o r las partes o , incluso
e n casos m á s e x t r e m o s , c o n t r a l a v o l u n t a d d e ellas. 3 6
El s e n t i d o de t o d a s estas f a c u l t a d e s j u d i c i a l e s en el j u i c i o inquisitivo
se vincula d i r e c t a m e n t e a la n o c i ó n d e l j u e z c o m o un investigador, esto
es, a la i d e a q u e el objetivo d e l j u i c i o es la r e c o n s t r u c c i ó n de la verdad
histórica y a la e n t r e g a de esa r e s p o n s a b i l i d a d central a los jueces. A dife-
rencia de los sistemas inquisitivos m á s tradicionales, q u e e n t r e g a b a n dicha
f u n c i ó n e n f o r m a a l j u e z d e i n s t r u c c i ó n , e n los sistemas continentales
m o d e r n o s esa t a r e a l a realiza e l j u e z e n e l p r o p i o j u i c i o . C o n e l tiempo,
las f a c u l t a d e s j u d i c i a l e s de investigación y p r o d u c c i ó n de p r u e b a han
i d o m o r i g e r á n d o s e e n los sistemas e u r o p e o - c o n t i n e n t a l e s p o r entrar e n
c o n f l i c t o c o n d e r e c h o s de las partes. No o b s t a n t e lo anterior, el sentido
de la actividad j u d i c i a l en los países t r i b u t a r i o s de d i c h o m o d e l o sigue
f u e r t e m e n t e a t a d o a l a i d e a d e b ú s q u e d a d e l a v e r d a d histórica. 3 7
E n c o n t r a p o s i c i ó n , los sistemas a d v e r s a r i a l e s d e c u ñ o anglosajón
se s u e l e n c a r a c t e r i z a r p o r e n t r e g a r l e s un rol m u y pasivo a los j u e c e s en
m a t e r i a p r o b a t o r i a . Esto d e r i v a d o d e las r e g l a s q u e r e g u l a n s u inter-
v e n c i ó n e n los j u i c i o s c o m o p o r las p r á c t i c a s m u y a s e n t a d a s respecto
a l c o m p o r t a m i e n t o d e b i d o d e u n j u e z e n l a a u d i e n c i a . E n materia d e
reglas, u n o d e los p r i n c i p i o s básicos q u e g u í a e l s i s t e m a d e producción
d e p r u e b a e n e l m u n d o a n g l o s a j ó n e s q u e los j u e c e s n o t i e n e n iniciativa
probatoria y, en consecuencia, no tienen facultades para ordenar de
o f i c i o l a r e n d i c i ó n d e p r u e b a e n e l j u i c i o o r a l . E n m a t e r i a d e prácticas
36
Sobre este punto pueden ser citados múltiples ejemplos en los códigos procesales
penales reformados en América Latina. Así, por ejemplo, véanse los artículos 364,380y
381 del CPP de Guatemala, los artículos 352 y 355 del CPP de Costa Rica, el artículo 385.1
y 385.2 del CPP del Perú, entre muchos otros.
37
En este mismo sentido Horvitz analiza algunos ejemplos de la legislación alemana
y federal argentina. Véase MARÍA INÉS H O R V I T Z y JL'LLÁN L Ó P E Z , Derecho Procesal Penal
Chileno, tomo II, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2004, p. 269. Ellos se podrían
multiplicar con otros tantos de los Códigos reformados en la región, por ejemplo el de
Costa Rica del año 1998, el de Guatemala de 1994, el de Ecuador del año 2001, o el de
Perú del año 2004. los que contienen diversas normas que entregan distintos niveles de
protagonismo del tribunal en la producción de prueba en el juicio.
u n b u e n e j e m p l o e s l o q u e o c u r r e c o n las d e f a c u l t a d e s j u d i c i a l e s p a r a
f o r m u l a r p r e g u n t a s a t e s t i g o s e n j u i c i o . Así, n o o b s t a n t e q u e e n d i c h o s
sistemas e s c o m ú n q u e l o s j u e c e s t e n g a n f a c u l t a d e s d e realizar p r e g u n t a s
aclaratorias a los t e s t i g o s u n a vez r e a l i z a d o su e x a m e n y c o n t r a e x a m e n ,
ellas n o r m a l m e n t e s o n e j e r c i d a s c o n m u c h a e x c e p c i o n a l i d a d . E s t o
debido a u n a p r á c t i c a i n s t a l a d a s e g ú n la c u a l l o s j u e c e s e n t r e g a n a las
partes l a f u n c i ó n d e i n c o r p o r a r l a e v i d e n c i a a j u i c i o y m a n t e n e r s e a j e n o s
al d e b a t e adversarial e n t r e ellas.
En el caso c h i l e n o la m i x t u r a es clara. En g e n e r a l p o d r í a m o s decir
que las reglas básicas e s t á n o r i e n t a d a s m á s b i e n e n e l s e n t i d o d e u n
juez pasivo, l o q u e s e t r a d u c e p o r e j e m p l o e n q u e c a r e c e d e iniciativa
probatoria y en q u e su facultad de p r e g u n t a r está m u y limitada, sólo
p u e d e h a c e r p r e g u n t a s a c l a r a t o r i a s d e s p u é s d e l i n t e r r o g a t o r i o d e las
partes. Sin e m b a r g o , h a y i m p o r t a n t e s e x c e p c i o n e s e n q u e e l C ó d i g o
establece reglas t í p i c a m e n t e inquisitivas, c o m o las q u e d e t e r m i n a n l a
declaración inicial a m p l i a d e l i m p u t a d o a l i n i c i o d e l j u i c i o y d e los
peritos e n t o d o s los casos, c o m o l o v e r e m o s m á s a d e l a n t e .
397 EDITORIAL J U R I D I C A D E C 1 I I I f
PROCESO PENAL
Salvo l a s i t u a c i ó n d e l i m p u t a d o , q u e s e r á o b j e t o d e análisis e n e l
p u n t o q u e v i e n e a c o n t i n u a c i ó n , e l l e g i s l a d o r e n C h i l e o p t ó , e n estos
d o s a s p e c t o s b r e v e m e n t e revisados, p o r u n a p o s i c i ó n clara q u e acerca
n u e s t r o m o d e l o a j u i c i o a u n a versión m u c h o m á s adversarial q u e buena
p a r t e d e los países d e l a r e g i ó n l a t i n o a m e r i c a n a .
38
Esto ya que sin perjuicio de esta regla estimamos que el acusado podría perfec-
tamente decidir no declarar en dicho momento y reservarse para hacerlo cuando la
defensa esté presentando prueba, caso en el cual queda someüdo a las reglas generales
de declaraciones de testigos.
/
P R O C E S O PENAL
d e i n f o r m a c i o n e s q u e p u e d e n r e s u l t a r r e l e v a n t e s p a r a l a resolución
d e l a s u n t o d e b a t i d o e n e l j u i c i o . A p a r t i r d e allí s u r g e n e n t o n c e s varias
p r e g u n t a s q u e c a d a s i s t e m a d e b e c o n t e s t a r y c u y a r e s o l u c i ó n e s de-
t e r m i n a n t e p a r a e l f u n c i o n a m i e n t o d e l s i s t e m a . ¿Es posible leer esos
r e g i s t r o s p r e v i o s d u r a n t e e l j u i c i o ? ¿ B a j o q u é c o n d i c i o n e s ? ¿Cuál e s e l
v a l o r p r o b a t o r i o q u e s e p u e d e a t r i b u i r a l a i n f o r m a c i ó n q u e consta d e
esos registros?
T a n t o e n los s i s t e m a s c o n t i n e n t a l e s c o m o e n los anglosajones l a
r e s p u e s t a a estas p r e g u n t a s es c o m p l e j a , y en c a d a caso el e x a m e n del
t e m a a b r e u n a m p l i o e s p a c i o p a r a d i s t i n c i o n e s , reglas generales y excep-
ciones. Asimismo, m u c h a s d e estas c u e s t i o n e s h a n sido o b j e t o d e amplios
d e b a t e s , m u c h o s d e los c u a l e s n o e s t á n c o m p l e t a m e n t e resueltos hasta
e l d í a d e hoy. N o p r e t e n d e m o s d a r c u e n t a a q u í d e esa complejidad,
s i n o p r e s e n t a r s ó l o a l g u n o s d e los e l e m e n t o s m á s i m p o r t a n t e s q u e e n
ambos paradigmas p e r m i t e n aproximarse al problema, con el fin de
c o n t a r c o n e l e m e n t o s q u e n o s p e r m i t a n e n t e n d e r l a regulación que
está p l a n t e a d a en el sistema chileno.
D e m a n e r a m u y g e n e r a l p o d r í a m o s d e c i r q u e l a t r a d i c i ó n europea
c o n t i n e n t a l a p a r e c e e n g e n e r a l m u y c o n d i c i o n a d a p o r l a f u e r z a que
h i s t ó r i c a m e n t e h a t e n i d o e n e l j u i c i o o r a l l a p r e s e n c i a d e los registros
d e las e t a p a s previas. C o m o e s b a s t a n t e c o n o c i d o , estos sistemas han
e v o l u c i o n a d o d e l s i s t e m a inquisitivo, e n e l q u e los registros j u g a b a n
u n r o l c e n t r a l e n l a t o m a d e d e c i s i o n e s j u d i c i a l e s . E s posible graficar
e s t o d i c i e n d o q u e e l j u i c i o o r a l s e h a i d o f o r t a l e c i e n d o e n l a medida
q u e s e h a i d o l i m i t a n d o e l u s o y e l v a l o r d e los r e g i s t r o s d e las etapas
previas. N o o b s t a n t e , e n g e n e r a l e n los sistemas c o n t i n e n t a l e s los jueces
d e l j u i c i o r e c i b e n a n t e s d e l m i s m o u n l e g a j o c o m p l e t o q u e d a cuenta
d e t o d a s las a c t u a c i o n e s previas, t a m b i é n e s c o m ú n q u e los j u e c e s lean
esos r e g i s t r o s a n t e s d e l a a u d i e n c i a . 3 9 P o r ú l t i m o , e s t a m b i é n c o m ú n
q u e las p a r t e s h a g a n r e f e r e n c i a d u r a n t e e l j u i c i o a l c o n t e n i d o d e los
registros en relación c o n la p r u e b a q u e se p r e s e n t a directamente en la
a u d i e n c i a . Este e s e l c o n t e x t o g e n e r a l , p e r o d e n t r o d e este c o n t e x t o s e
h a n e s t a b l e c i d o diversas r e s t r i c c i o n e s d e s t i n a d a s a r e a l z a r el valor de
la p r u e b a p r o d u c i d a d i r e c t a m e n t e en la a u d i e n c i a y a limitar el uso de
los registros. P o r e j e m p l o , e n varías l e g i s l a c i o n e s e x i s t e n reglas q u e sólo
p e r m i t e n v a l o r a r los r e g i s t r o s l e í d o s p ú b l i c a m e n t e d u r a n t e l a audien-
cia, a su vez e x i s t e n r e g l a s q u e r e s t r i n g e n esa l e c t u r a a ciertas hipótesis
39
Un ejemplo paradigmático puede ser el caso italiano, en donde se realizó y K
dictó un nuevo Código Procesal Penal el año 1998 con el objetivo de instalar un siste-
ma acusatorio. No obstante ello, el análisis de las reglas y prácticas en tomo al uso del
expediente enjuicio y sus contenidos da cuenta del peso que todavía tienen los registro*
previos. Sobre este punto véase el análisis de FRANCESCO PLLON, El Debate en d Nuevo
Código de Procedimiento Penal, Editorial Mediterránea, Córdoba, 2001, pp. 24 a 39.
a s p e c t o s b i e n d e f i n i d o s . 4 0 P o r u n a p a r t e , u n d e b a t e p a r a e l estableci-
m i e n t o d e l a r e s p o n s a b i l i d a d d e l a p e r s o n a a c u s a d a , llevado adelante
e n u n j u i c i o o r a l p l e n o , e s decir, c o n t o d a s las características q u e hemos
v e n i d o d e s c r i b i e n d o . P o r o t r a p a r t e , u n p r o c e d i m i e n t o especial cuyo
p r o p ó s i t o e s i n d i v i d u a l i z a r l a p e n a e s p e c í f i c a q u e s e d e b e aplicar e n
c a s o d e q u e exista u n a d e c i s i ó n c o n d e n a t o r i a previa, e l q u e n o nece-
s a r i a m e n t e s e e s t r u c t u r a e n l a m i s m a f o r m a q u e t i e n e e l j u i c i o para l a
decisión de c o n d e n a .
Esta t e n d e n c i a a la división d e l d e b a t e o b e d e c e a complejos y diversos
a s p e c t o s , a l g u n o s v i n c u l a d o s al d i s e ñ o o r g á n i c o d e l sistema (la división
de f u n c i o n e s e n t r e j u r a d o y j u e c e s p r o f e s i o n a l e s la facilita o promue-
ve) y o t r o s q u e s u r g e n c o m o c o n s e c u e n c i a s n a t u r a l e s de las reglas más
estrictas d e e v i d e n c i a (la división d e l d e b a t e p e r m i t e h a c e r u n control
m á s e f e c t i v o d e r e l e v a n c i a o p e r t i n e n c i a d e l a p r u e b a q u e s e admite
p a r a d e b a t i r r e s p o n s a b i l i d a d ) , p o r l o q u e e s difícil identificarlas todas
sin i n c u r r i r e n g e n e r a l i z a c i o n e s . C o n t o d o , l o q u e n o s interesa destacar
es q u e la división o c e s u r a d e l d e b a t e p r o d u c e i m p a c t o s relevantes en
el d i s e ñ o d e l j u i c i o , ya q u e , p o r e j e m p l o , r e d u c e y simplifica las cues-
t i o n e s q u e t a n t o f i s c a l e s c o m o d e f e n s o r e s d e b e n p r o b a r y debatir e n
el j u i c i o p r i n c i p a l y t a m b i é n le e n t r e g a , p a r t i c u l a r m e n t e al defensor,
u n e s c e n a r i o m u c h o m á s c ó m o d o p a r a d e s a r r o l l a r teorías del caso
consistentes e n j u i c i o .
P o r e l c o n t r a r i o , los países q u e c u e n t a n c o n j u i c i o s d e tradición
inquisitiva h a n sido t r a d i c i o n a l m e n t e m u y r e f r a c t a r i o s a l e s q u e m a d e
la división y, c o m o r e g l a g e n e r a l , t i e n d e n a c o n c e n t r a r en el mismo
d e b a t e t a n t o los a s p e c t o s p r o p i o s d e d e t e r m i n a c i ó n d e responsabilidad
c o m o i n d i v i d u a l i z a c i ó n d e l a p e n a . 4 1 Esto t a m b i é n t i e n e impactos muy
significativos en el rol q u e c u m p l e n l o s j u e c e s en el j u i c i o y la evidencia
q u e s e a d m i t e p a r a s u d i s c u s i ó n . E n t r e o t r o s , M a i e r d e s t a c a que esta
s i t u a c i ó n h a r e l e g a d o los e j e r c i c i o s d e i n d i v i d u a l i z a c i ó n d e p e n a a
cuestiones muy abstractas o formales.42
E l caso c h i l e n o p a r e c i e r a n u e v a m e n t e u b i c a r s e e n u n a cierta mixtu-
r a e n t r e los d o s m o d e l o s b r e v e m e n t e d e s c r i t o s . E l m o d e l o original del
C ó d i g o e s t a b l e c í a l a p o s i b i l i d a d e n e l a r t í c u l o 3 4 5 d e q u e e l tribunal
o r a l , e n caso d e c o n s i d e r a r l o n e c e s a r i o , c i t a r a a u n a a u d i e n c i a e n e l
p e r í o d o i n t e r m e d i o e n t r e e l p r o n u n c i a m i e n t o d e l a decisión d e conde-
n a e n j u i c i o y l a l e c t u r a d e l a s e n t e n c i a . E l o b j e t i v o d e d i c h a audiencia
e r a a b r i r d e b a t e s o b r e los f a c t o r e s r e l e v a n t e s p a r a l a d e t e r m i n a c i ó n y
w
Véase GARAFON y PAPAD o POLLOS, o b . cit., p. 92.
41
Véase JULIO MAIER, Derecho Procesal Penal /, Editores del Puerto, Buenos Aires,
1996. p p . 382 a 385.
42
I d e m , p. 382.
43
Véase Propuesta de Anteproyecto Nuevo Código de Procedimiento Penal, Corporación
de Promoción Universitaria, Santiago, enero de 1995,140 páginas.
44
Por ejemplo el artículo 379 del anteproyecto establecía un orden en que debía
presentarse la prueba, el artículo 381 entregaba a losjueces facultades de oficio para
volver a llamar a testigos o peritos, entre otras.
403 EDITORIAL J U R I D I C A D E C 1 I I I f
P R O C E S O PENAL
d e A m é r i c a L a t i n a y b a s a d o s c e n t r a l m e n t e e n e l m o d e l o alemán, que
e r a n l a t r a d i c i ó n m á s c o n o c i d a p o r l a m a y o r p a r t e d e los expertos na-
c i o n a l e s q u e se i n v o l u c r a r o n en el t r a b a j o prelegislativo y legislativo. Sin
e m b a r g o , e n l a m e d i d a q u e e l p r o y e c t o f u e a v a n z a n d o e n sus distintas
e t a p a s , s e f u e p r o d u c i e n d o u n p r o c e s o d e a p r e n d i z a j e d e los distintos
a c t o r e s a c e r c a d e las i m p l i c a n c i a s q u e t e n í a r e g u l a r u n m o d e l o verda-
d e r a m e n t e a c u s a t o r i o y l a i n c o n v e n i e n c i a p a r a e s e m o d e l o d e man-
t e n e r varias reglas p r o p u e s t a s a n c l a d a s e n u n a t r a d i c i ó n diversa. Esto
llevó a q u e en el t r á m i t e legislativo, p a r t i c u l a r m e n t e en el Senado, se
h i c i e r a n v a r i o s c a m b i o s a las p r o p u e s t a s q u e l l e v a r o n al m o d e l o actual,
a b a n d o n á n d o s e así u n a b u e n a p a r t e d e las i n s t i t u c i o n e s m á s asociadas
a la t r a d i c i ó n inquisitiva q u e se c o n t e n í a n . Sin e m b a r g o , varias de ellas
s u b s i s t i e r o n , a u n c u a n d o n o n e c e s a r i a m e n t e c o n u n a c o n c i e n c i a clara
d e los p r o b l e m a s q u e ellas p o d r í a n g e n e r a r e n e l objetivo d e establecer
u n j u i c i o adversarial.
D e o t r a p a r t e , estas n u e v a s r e g l a s h a n i d o a d q u i r i e n d o vida e n u n
c o n t e x t o d e p r á c t i c a s e i n t e r p r e t a c i o n e s d e los distintos actores (no
sólo i n c l u i m o s a fiscales, d e f e n s o r e s y j u e c e s de distintas j e r a r q u í a s , sino
t a m b i é n a b u e n a p a r t e d e l a d o c t r i n a n a c i o n a l ) , e n d o n d e e l formato
de análisis o el m a r c o c o n c e p t u a l d e l m o d e l o inquisitivo ha estado más
p r e s e n t e a la h o r a de g u i a r su c o m p o r t a m i e n t o y sus decisiones. Esto
h a h e c h o q u e n o o b s t a n t e varias r e g l a s q u e h e m o s d e s c r i t o p u e d e n
ser s i t u a d a s e n t e o r í a c o m o m á s c e r c a n a s a los m o d e l o s adversariales,
l a p r á c t i c a c o t i d i a n a h a c e q u e e n l a o p e r a c i ó n d e esa regla s e asemeje
m u c h o m á s a l f u n c i o n a m i e n t o d e u n m o d e l o m á s inquisitivo d e juicio
o r a l ( p o r e j e m p l o , e l u s o q u e s e h a c e p o r u n a b u e n a p a r t e d e los tri-
b u n a l e s o r a l e s del i n f o r m e p e r i c i a l e s c r i t o a l e x i g i r s u i n c o r p o r a c i ó n
ajuicio).
P e n s a m o s q u e estas t e n s i o n e s e n t r e m o d e l o s n o d e s a p a r e c e r á n
l u e g o , s i n o m á s b i e n van a t e n d e r a i n c r e m e n t a r s e en el tiempo en la
m e d i d a q u e el nuevo sistema se consolide c o n más fuerza. Seguramente
e l r e s u l t a d o f i n a l d e este p r o c e s o s e r á i n d u d a b l e m e n t e e l d e u n a cierta
m i x t u r a . C o n t o d o , n o s p a r e c e clave q u e a l m o m e n t o d e e n f r e n t a r s e
a los p u n t o s de m a y o r t e n s i ó n e n t r e los m o d e l o s , el u s u a r i o o el intér-
p r e t e t e n g a c l a r o q u e u n e l e m e n t o c e n t r a l p a r a resolver e l significado
y a l c a n c e de la respectiva i n s t i t u c i ó n s i e m p r e d e b e b u s c a r s e en la lógica
d e f o n d o d e t r á s d e las r e g l a s y t e n e r p r e s e n t e q u e a l g u n a s prácticas
tienden a s e r m á s f u n c i o n a l e s q u e o t r a s a la i n s t a l a c i ó n d e l m o d e l o de
j u i c i o o r a l , p ú b l i c o y c o n t r a d i c t o r i o q u e s u p o n e e l d e b i d o proceso. E s
decir, q u e n o s e t r a t a e n t o d o s los casos d e p o s i b i l i d a d e s igualmente
legítimas de i n t e r p r e t a c i ó n y desarrollo de prácticas.
1
En este mismo sentido Alan Gold afirma: "Conocimiento y expertizaje han cre-
cido exponencialmente en nuestras sociedades y el incremento del consumo de los
tribunales de prueba pericial refleja esa realidad en nuestro mundo moderno". Véase
ALAN G O L D , Expert Evidente in Criminal Law: The Scientifie Approach, Irving Law, Canadá
2003, p. 4 (traducción de los autores). En el área de la justicia criminal Roxin señala:
"En el procedimiento penal moderno, en el que la aclaración científica de cuestiones
que no son jurídicas juega un papel cada vez más importante, el perito ha alcanzado,
con frecuencia, una posición dominante en la práctica...". Véase C L A U S RoxiN, Derecho
Procesal Penal, Editores del Puerto, Buenos Aires, 2000, p. 240. Para el caso de los Esta-
dos Unidos Clark ha afirmado que esta prueba es "el punto decisivo en todo caso que
haya elementos materiales de prueba", citado por F E R N A N D O RAMÍREZ, "Postulados del
Sistema Penal de los Estados Unidos y Prueba Pericial Comparada", en Derecho Penal
Contemporáneo Ne 16, Bogotá, julio-septiembre, 2006, p. 83.
2
Para el caso chileno véase SABAS C H A H U Á N , "Reflexiones sobre la Prueba Pericial
en el Nuevo Proceso Penal", en Revista Procesal Penal N- 11, LexisNexis, Santiago, julio
de 2003, p. 13.
3
Así, por ejemplo, el Fiscal Nacional en su cuenta pública realizada en el mes de
abril del año 2006 incluyó dentro del capítulo IV, destinado a revisar las dificultades
importantes experimentadas por el Ministerio Público, la tardanza del Servicio Médico
Legal en la confección de peritajes psiquiátricos y psicológicos. Véase, Séptima Cuenta
Pública, 28 de abril de 2006, pp. 32 y 33, en http://www.ministeriopublico.cl/Reposito-
rioMinpu/Archivos/minpu/CUENTA% 2ÜPUB LICA. doc (visitada en mayo de 2006).
4 0 5 EDITORIAL J U R I D I C A D I CHÍLE
PROCESO PENAL
Así, e n l a o p e r a c i ó n c o t i d i a n a d e l n u e v o p r o c e s o p e n a l e s posible
d e t e c t a r a l g u n a s p r á c t i c a s v i n c u l a d a s a l u s o d e e s t a p r u e b a q u e resultan
p e i j u d i c i a l e s t a n t o p a r a p r i n c i p i o s b á s i c o s s o b r e los q u e s e estructura e l
s i s t e m a j u d i c i a l c o m o p a r a u n a p r o v e c h a m i e n t o r a c i o n a l d e los recur-
sos e s t a t a l e s d i s p o n i b l e s p a r a s u r e a l i z a c i ó n y p a r a e l f u n c i o n a m i e n t o
d e l s i s t e m a e n g e n e r a l . 4 E n b u e n a m e d i d a d i c h a s p r á c t i c a s s e h a n ido
d e s a r r o l l a n d o a l a m p a r o d e u n a n o r m a t i v a legal q u e , p o r l a falta d e u n
d e s a r r o l l o i n t e r p r e t a t i v o claro, n o h a e s t a b l e c i d o limitaciones relevantes
p a r a evitar u n u s o d e e s t e t i p o d e p r u e b a s e n s i t u a c i o n e s o p a r a efectos
q u e d e b i e r a n resultar inadmisibles. 5 P a r t e d e este p r o b l e m a s e encuentra
e n l a f a l t a d e u n m a r c o t e ó r i c o c l a r o a c e r c a d e l u s o d e l a p r u e b a pericial
e n u n sistema a c u s a t o r i o q u e p e r m i t a g u i a r a d e c u a d a m e n t e las prácticas
de fiscales, d e f e n s o r e s y j u e c e s . En e f e c t o , el análisis d e l rol y función
d e l a p r u e b a p e r i c i a l e n e l n u e v o s i s t e m a p r o c e s a l p e n a l casi n o h a
g e n e r a d o n i n g u n a p r e o c u p a c i ó n a c a d é m i c a , s i e n d o u n t e m a respecto
d e l c u a l p r á c t i c a m e n t e n o existe i n f o r m a c i ó n salvo los análisis d e corte
m á s s u p e r f i c i a l q u e e s p o s i b l e e n c o n t r a r e n las o b r a s g e n e r a l e s sobre l a
r e f o r m a . E s t o a d q u i e r e a ú n m á s f u e r z a e n á r e a s c o m o los tribunales d e
f a m i l i a y e l n u e v o sistema d e r e s p o n s a b i l i d a d p e n a l j u v e n i l , los q u e han
a d o p t a d o u n a d i n á m i c a p r o c e s a l b a s a d a e n e l C ó d i g o Procesal Penal,
p e r o sin q u e h a s t a e l m o m e n t o h a y a e x i s t i d o u n a r e f l e x i ó n p r o f u n d a
d e s u i m p a c t o e n estas o t r a s á r e a s .
E n e l c o n t e x t o d e s c r i t o , e l p r e s e n t e c a p í t u l o d e este libro intenta
f i j a r u n m a r c o t e ó r i c o y u n a i n t e r p r e t a c i ó n d e las reglas q u e regulan e l
u s o d e l a p r u e b a p e r i c i a l e n e l C ó d i g o P r o c e s a l P e n a l c o n e l objetivo
d e o f r e c e r l e s a los a c t o r e s d e l s i s t e m a p a r á m e t r o s c l a r o s q u e permitan
o r i e n t a r sus p r á c t i c a s d e m o d o c o n s i s t e n t e c o n los valores y objetivo»
d e l n u e v o p r o c e s o y, a la vez, q u e p e r m i t a r a c i o n a l i z a r la inversión de los
r e c u r s o s d i s p o n i b l e s p a r a l a p r o d u c c i ó n d e p r u e b a d e esta naturaleza.
E n c o n s e c u e n c i a , e n e s t e c a p í t u l o n o s d e d i c a r e m o s c e n t r a l m e n t e a ana-
lizar c u á l e s s o n los r e q u i s i t o s e h i p ó t e s i s e n los c u a l e s e l u s o d e prueba
p e r i c i a l e s l e g í t i m o o a d m i s i b l e e n e l j u i c i o o r a l c o n t e n i d o e n e l nuevo
sistema. 6 Si b i e n no es n u e s t r o f o c o central, estas m i s m a s argumentaciones
4
Una visión panorámica de estos problemas será objeto de revisión en la sección
siguiente.
5
La Ley N® 20.074, del 14 de noviembre de 2005, denominada de Ajustes a la Refor-
ma, introdujo algunas modificaciones a los artículos 314 y 315 del Código Procesal Penal,
que han representado un avance en la materia, pero el problema básico subsiste.
6
El uso del conocimiento experto en etapas preliminares al juicio está básicamente
desregulado en nuestro sistema conforme con el carácter preparatorio e informal de la
etapa de investigación. En ese contexto, en este capítulo nos preocupamos del uso de
este tipo de prueba cuando ella se intenta introducir en un juicio oral como información
para fundamentar una sentencia definitiva en el caso. Ello, con todo, debiera tener un
impacto significativo en su uso en las etapas previas en la medida que las prácticas de
se h a c e n e x t e n s i b l e s al f u n c i o n a m i e n t o de los t r i b u n a l e s de f a m i l i a y a
los procesos d e d e t e r m i n a c i ó n d e r e s p o n s a b i l i d a d d e los a d o l e s c e n t e s
por c o m e t e r i n f r a c c i o n e s p e n a l e s , p o r l o q u e , c u a n d o sea p e r t i n e n t e ,
se realizarán las r e f e r e n c i a s n o r m a t i v a s a d i c h o s e s t a t u t o s . 7
Para e l c u m p l i m i e n t o d e los o b j e t i v o s p r o p u e s t o s , n o s ó l o n o s val-
dremos d e l análisis d o g m á t i c o d e las r e g l a s e s t a b l e c i d a s e n e l C ó d i g o
Procesal P e n a l , s i n o t a m b i é n d e l d e r e c h o c o m p a r a d o , e s p e c i a l m e n t e l a
situación d e países c o m o E s t a d o s U n i d o s y C a n a d á , e n d o n d e éste h a sido
un tema q u e ha g e n e r a d o un desarrollo doctrinario y jurisprudencial
muy i n t e n s o , p a r t i c u l a r m e n t e e n los ú l t i m o s 1 5 a ñ o s . E n f o r m a previa,
presentaremos i n f o r m a c i ó n de c o n t e x t o q u e resulta indispensable para
c o m p r e n d e r l a n e c e s i d a d d e f i j a r e s t e n u e v o m a r c o t e ó r i c o d e análisis.
Dicha i n f o r m a c i ó n e s t á c o n s t i t u i d a p o r u n a d e s c r i p c i ó n m á s sustantiva
d e los p r o b l e m a s q u e p r e s e n t a e l u s o i n d i s c r i m i n a d o d e l a p r u e b a pe-
ricial e n los p r o c e s o s j u d i c i a l e s c o n t e m p o r á n e o s , a l g u n a i n f o r m a c i ó n
básica a c e r c a d e l a n a t u r a l e z a y a l c a n c e s d e este t i p o d e p r u e b a e n e l
proceso p e n a l y u n a d e s c r i p c i ó n d e l c a m b i o d e p a r a d i g m a e n l a l ó g i c a
y regulación n o r m a t i v a q u e h a s i g n i f i c a d o l a r e f o r m a p r o c e s a l p e n a l
respecto d e l sistema a n t e r i o r .
1. ¿ Q U É PROBLEMAS P L A N T E A EL U S O DE LA P R U E B A PERICIAL?
E l rol d o m i n a n t e q u e c o m i e n z a a a d q u i r i r e l c o n o c i m i e n t o e x p e r t o e n
l a decisión d e los p r o c e s o s j u d i c i a l e s h a s i d o f u e n t e d e d o s p r o b l e m a s
d e distinta í n d o l e . E l p r i m e r o d e e l l o s t i e n e q u e v e r c o n l a p o s i b i l i d a d
que e l u s o d e esta p r u e b a , f u e r a d e los s u p u e s t o s q u e l a h a c e n n e c e s a -
ria, i m p o r t a u n a a f e c t a c i ó n a los p r i n c i p i o s b á s i c o s s o b r e los c u a l e s se
construye l a a c t i v i d a d j u d i c i a l e n u n s i s t e m a a c u s a t o r i o , g e n e r a n d o así
varios riesgos y p r o b l e m a s . El s e g u n d o , en c a m b i o , se v i n c u l a al t e m a
d e l a asignación r a c i o n a l d e r e c u r s o s e s t a t a l e s l i m i t a d o s p a r a e l c u m -
juicio oral moldean el comportamiento de los actores del sistema, incluso en los casos en
los que no se llega a esa instancia. Sobre la capacidad del juicio oral de moldear prácticas
véase con más detalle ANDRÉS BAYTELMAN, El Juicio Oral, en el Nuevo Proceso Penal, Editorial
Jurídica Conosur, Santiago, 2000, pp. 228 a 231. Tampoco nos referiremos al uso de la
prueba pericial para los efectos de determinación de la prueba en la audiencia prevista
por la reforma que se practicó al artículo 343 del Código Procesal Penal en noviembre
de 2005, que presenta algunos desafíos diversos a los que discutiremos en estas páginas
y que no se encuentran resueltos con claridad por nuestra legislación.
7
En el caso de la Ley N° 20.084 sobre Responsabilidad de los Adolescentes por
Infracción a la Ley Penal, su arü'culo 27 hace aplicables las normas del Código Procesal
Penal en forma supletoria a las disposiciones de dicha ley en materia de procedimientos.
Al no regularse reglas expresas sobre la prueba pericial, ella queda regulada por las
disposiciones del Código Procesal Penal.
9
Este tipo de situaciones se da cuando, por ejemplo, un perito psiquiátrico de-
clara sobre la inimputabilidad del acusado por problemas mentales haciendo juicios
sobre lo mismo. Típicamente, el juicio de imputabilidad corresponde a la valoración
de un estándar normativo entregado al juez. Para ello el perito tiene el rol de aportar
antecedentes para dicho juicio, pero no le corresponde formularlo. Cuando el perito
lo hace y eljuez lo permite, fallando luego sobre la base de dicha formulación sin hacer
un examen aparte de las exigencias del estándar normativo, se produce un problema
de sustitución de rol.
10
El caso típico es de los peritajes psicológicos de veracidad, los que serán objeto
de análisis más detallado en las secciones posteriores.
11
Estudios empíricos en relación al comportamiento del jurado en frente de evi-
dencia científica han indicado que un 25% de los entrevistados que han servido como
jurados han estimado que en caso de no haberse presentado ese tipo de evidencia ellos
habrían cambiado su veredicto de culpable a no culpable. Véase J o s E P H PETERSON et al.,
The Use and Ef/ects of Forensic Science in the Adjudictaion of Felony Cases, 1987, citado por
ALAN GOLD, ob. cit., p. 12 noto a pie 33.
n o o b s t a n t e s u p o c o v a l o r p r o b a t o r i o - d e b i d o a q u e n o corresponde
a i n f o r m a c i ó n c i e n t í f i c a a c e p t a b l e - e s c a p a z d e p r o d u c i r u n impacto
significativo e n e l j u z g a d o r a c e r c a d e l a c u l p a b i l i d a d d e los acusados y
m o t i v a r c o n d e n a s e r r a d a s . 1 2 E n C a n a d á , f r e n t e a u n c o n j u n t o d e casos
e n d o n d e s e o b t u v i e r o n c o n d e n a s p o r e r r o r j u d i c i a l , a nivel d e f i s c a l í a
s e c r e ó e l a ñ o 2 0 0 2 u n g r u p o d e t r a b a j o q u e e l a b o r ó u n extenso reporte
d e d i c a d o a p r e v e n i r s i t u a c i o n e s d e e s t e t i p o ; e n é l e l u s o d e peritajes
s u r g e c o m o u n o d e los a s p e c t o s p r o b l e m á t i c o s y e n e l q u e s e formulan
v a r i a s r e c o m e n d a c i o n e s . 1 3 C o m o c o n s e c u e n c i a d e esta realidad, los
p r o c e s o s legislativos y j u r i s p r u d e n c i a l e s e n a m b o s países h a n i d o e n l a
d i r e c c i ó n d e e s t a b l e c e r p o l í t i c a s d e a d m i s i b i l i d a d d e p r u e b a pericial a
j u i c i o c r e c i e n t e m e n t e m á s e s t r i c t a s e n los ú l t i m o s 1 5 años. 1 4 •
Es necesario destacar q u e en n u e s t r o país la preocupación por el
i m p a c t o q u e p u e d e c a u s a r u n m a l u s o d e l a p r u e b a pericial e n producir
c o n d e n a s e r r a d a s h a e s t a d o p r e s e n t e e n e l d e b a t e nacional durante
la v i g e n c i a d e l s i s t e m a inquisitivo. Así, el t r a t a d i s t a m á s relevante de
d i c h o sistema, R a f a e l F o n t e c i l l a , s e ñ a l a a l r e s p e c t o : " U n e r r o r pericial
p u e d e t o r c e r los d i c t a d o s d e l j u e z . Y e s p o r e s o q u e e l m a g i s t r a d o debe
o b r a r c o n l a d e b i d a c a u t e l a a n t e s d e a c e p t a r sus d i c t á m e n e s " . Luego d e
r e l a t a r u n c a s o o c u r r i d o e n n u e s t r o p a í s c o n c l u y e : " Y así, e n l a historia
j u d i c i a l s e r e g i s t r a n n u m e r o s o s casos e n q u e l a j u s t i c i a s e h a desviado
12
En e s t e sentido véase BARRY SCHECK. PETER NAUFELD y JIM DWYER, Actual Inno-
cence, Signet Books, New York, 2001. Este libro condene un resumen de los resultados
de las investigaciones llevadas a cabo en Estados Unidos en el seno del Innocence
Project destinado a obtener la liberación de personas condenadas por error judicial en
dicho país. Véase especialmente el capítulo 7, pp. 204 a 221, que describe varios casos
de error judicial motivados por el uso de conocimiento experto poco confiable. Véase
también la tabla contenida en la p. 361 del apéndice 2 en donde se listan los principales
factores que han llevado a condena judicial por error investigados por el Innocence
Project en los Estados Unidos, en donde se constata que un porcentaje muy relevante
está constituido por el mal uso de pruebas periciales.
13
Véase Repart on the Prevention of Miscarraiges of fustice, FTP Heads of Prosecutio-
ns Comittee, septiembre de 2004, 155 páginas, disponible en http://canada.justice.
ga.ca/en/dept/pub/hop/preventionofmiscarriageso§ustice.pdf. Véase especialmente
el capítulo 9, pp. 115 a 132.
14
A lo largo de este capítulo nos referiremos a este desarrollo. Con todo, como
referencia general, puede revisarse para el desarrollo en Canadá: DAVID PACIOCCO y
LEE STUESSER, The Law o/Evidence, Irwin Law, Canadá 2004, pp. 1 6 1 a 1 7 4 ; y DAVID PA-
QOCCO, "Coping with Expert Evidence about Human Behaviour", Queen 's Law Journal
N® 25, 1999, pp. 305 a 344. Un análisis del desarrollo de la jurisprudencia de la Corte
Suprema en los Estados Unidos puede revisarse en MARGARET BERGER, "The Supreme
Court Trilogy on the Admissibility of Expert Testimony", en Reference Manual on Scien-
tifk Evidente, Federal Judicial Cerner, Washington, 2000, pp. 9 a 38. Un breve análisis
sobre las Reglas Federales de Evidencia en este punto puede verse en MIGUEL MÉNDEZ,
"Prueba Pericial en Estados Unidos de América", en La Prueba en el Nuevo Proceso Penal
Oral, LexisNexis, Santiago, 2003, pp. 69 a 100, especialmente pp. 87 a 91.
15
Véase RAFAEL FONTECILLA, Tratado de Derecho Procesal Penal, tomo II, Editorial
Jurídica de Chile, Santiago, 1978, p. 286.
16
Véase LIDIA CASAS y ALFJANDRA MERA, Violencia de Géneroy Reforma Procesal Penal Chi-
lena, Facultad de Derecho Universidad Diego Portales, Santiago, 2004, pp. 140 a 165.
17
ídem, p. 150.
A partir de este caso se ha desatado una severa crisis institucional al interior
del Servicio Médico Legal, en donde ha sido posible constatar serios problemas con
C o m o s e p u e d e a p r e c i a r , e s t a p r i m e r a á r e a d e p r o b l e m a s n o sólo
se p u e d e generar en el proceso penal, sino q u e en cualquier tipo de
proceso judicial.
D e s d e e l p u n t o d e vista d e l s e g u n d o p r o b l e m a g e n e r a l q u e iden-
t i f i c a m o s , e l d e l u s o r a c i o n a l d e l o s r e c u r s o s d e l s i s t e m a d e justicia
c r i m i n a l , u n a p o l í t i c a q u e p e r m i t e u n a m p l i o u s o d e p r u e b a pericial
m á s allá de los casos en los q u e es necesaria p r o d u c e un impacto en
a u m e n t a r d e m a n e r a s i g n i f i c a t i v a los c o s t o s d e l s i s t e m a . Esto p o r varias
r a z o n e s . E n p r i m e r l u g a r , i m p o n e l a n e c e s i d a d d e q u e los ó r g a n o s es-
t a t a l e s d e p e r s e c u c i ó n p e n a l y d e d e f e n s a p ú b l i c a p u e d a n c o n t a r con
r e c u r s o s s u f i c i e n t e s (ya s e a n p r o p i o s o p o r vía d e c o n t r a t o s a terceros)
p a r a p r o d u c i r c o n o c i m i e n t o e x p e r t o e n j u i c i o . Ello, a l a vez, a u m e n t a
l o s c o s t o s a los l i t i g a n t e s q u e p a r t i c i p a n d e l p r o c e s o j u d i c i a l , quienes,
p a r a c o m p r e n d e r e l s i g n i f i c a d o d e l a i n f o r m a c i ó n e x p e r t a , rebatirla o
p r e s e n t a r s u p r o p i o p u n t o d e vista a l t e r n a t i v o a l d e s u c o n t r a p a r t e , s e
ven en la necesidad de adquirir c o n o c i m i e n t o experto independiente.
A e l l o , a d e m á s , d e b e s u m a r s e e l a u m e n t o d e l o s t i e m p o s d e litigación
y p r e p a r a c i ó n d e l o s j u i c i o s p r o d u c i d o s p o r l a i n c o r p o r a c i ó n masiva
d e e x p e r t o s , c o n e l c o n s e c u e n t e i m p a c t o d e m á s t i e m p o invertido d e
p a r t e d e j u e c e s , fiscales, d e f e n s o r e s , f u n c i o n a r i o s y testigos e n l a reso-
l u c i ó n d e l c a s o . E n c o n s e c u e n c i a , u n p r i m e r a s p e c t o p r o b l e m á t i c o que
s u r g e d e t e n e r p o l í t i c a s a b i e r t a s d e a d m i s i b i l i d a d d e p r u e b a pericial e n
j u i c i o s o r a l e s a d v e r s a r i a l e s e s e l t e m a d e c ó m o l i d i a r c o n los mayores
c o s t o s q u e e l l o g e n e r a , l o q u e e n l a o t r a c a r a d e l a m o n e d a significa
m e n o s r e c u r s o s p a r a h a c e r j u s t i c i a . 1 9 Esta n o e s u n a p r e o c u p a c i ó n que
sólo a d q u i e r a relevancia en c o n t e x t o s de escasos recursos, sino q u e la
m a g n i t u d q u e p u e d e a d q u i r i r e l p r o b l e m a e s i n c l u s o d e s t a c a d a e n paí-
ses d e s a r r o l l a d o s q u e c u e n t a n c o n m e n o s l i m i t a c i o n e s presupuestarias
q u e el nuestro.20
19
Queremos destacar que el punto de la preocupación no es el uso de la prueba
pericial en sí, sino más bien que un uso irracional de la misma, es decir, fuera de lo»
casos en los que se justifica, no es una cuestión neutra desde el punto de vista de los
recursos, siempre limitados, con que cuenta el sistema.
20
En este sentido, por ejemplo, el contexto del sistema de justicia criminal de
Canadá, la Corte Suprema de dicho país ha sostenido: "The significaría oftiu costo to tiit
parties and the resuliing strain uponjudirial resources cannot be overstated. When the door to the
admission of expert evidence w opened too uñddy, a triol has the tendencyto degeneróte into a 'contest
ofexperts'...". atado por ALAN GOLD, ob. cit., p. 13. ("El alto costo para las partes y el uso
21
Así, por ejemplo, en las evaluaciones de la reforma realizadas en los años 2001 y
2002 se destaca c o m o un factor negativo del funcionamiento de la reforma la lentitud
en la evacuación de peritajes, especialmente los del Servicio Médico Legal. Véanse AN-
DRÉS BAYRELMAN (redactor), Evaluación de la Reforma Procesal Penal Chilena, Universidad
Diego Portales y Universidad de Chile, Santiago, 2002, p. 63, y ANDRÉS BA^TEI MAN y
MAURICIO DUCE, Evaluación de la Reforma Procesal Penal: Estado de una Reforma en Marcha,
Universidad Diego Portales, Santiago, 2003, pp. 114 a 116, Más recientemente, el año
2004, el Fiscal Nacional manifestó públicamente su preocupación por el déficit en la
evacuación de peritajes psicológicos por parte del Servicio Médico Legal y la Policía
de Investigaciones. Véase El Mercurio, 16 de mayo de 2004, cuerpo C, citado por LIDIA
CASAS y ALEJANDRA MERA, Violencia de Género y Reforma Procesal Penal Chilena, Facultad de
Derecho Universidad Diego Portales, Santiago, 2004, p. 149. Esta misma preocupación
es manifestada a propósito de la falta de especialistas para la realización de peritajes
psicológicos en materia de delitos sexuales. Véase, "¿Cómo Saber Quién Miente?", Revista
El Sábado N- 337, El Mercurio, 5 de marzo de 2005, pp. 21 a 23.
22
En este sentido, la Comisión de Expertos formada por el Ministerio de Justicia
a fines del año 2003 en el contexto de la postergación, recomendó: "Se requiere un
importante fortalecimiento de las instituciones auxiliares en materia de recursos, per-
sonal, infraestructura y tecnología". Véase D o c u m e n t o de la Comisión nombrada para
Revisar y Evaluar la Marcha y Funcionamiento del Nuevo Sistema de Enjuiciamiento
Criminal, Santiago, 2003, p. 34. Una versión electrónica puede obtenerse en la página
web de la Fundación Paz Ciudadana: www.pazciudadana.cl
d e b a t e p ú b l i c o s o b r e l a m a t e r i a . 2 3 I n c l u s o , c o m o y a s e m e n c i o n ó , estos
p r o b l e m a s h a n s i d o r e i t e r a d o s r e c i e n t e m e n t e p o r e l Fiscal Nacional e n
su c u e n t a pública de abril de 2006.
E l c o n t a r c o n m á s y m e j o r e s r e c u r s o s h u m a n o s q u e p e r m i t a n res-
p o n d e r e f i c a z m e n t e a las d e m a n d a s p o r c o n o c i m i e n t o e x p e r t o e n los
p r o c e s o s d e l n u e v o s i s t e m a y f o r t a l e c e r e l t r a b a j o d e a g e n c i a s estatales
y p r i v a d a s c o n r e c u r s o s a d e c u a d o s p a r a p r e s t a r d i c h o s servicios con
c a l i d a d , p a r e c i e r a n s e r u n a n e c e s i d a d i m p e r i o s a p a r a l a consolidación
d e l n u e v o p r o c e s o p e n a l . C o m o s e s e ñ a l a b a e n e l p á r r a f o anterior, e n
a l g u n a m e d i d a este p r o c e s o h a c o m e n z a d o a d a r s e a p a r d r d e u n a mayor
i n v e r s i ó n y p e r f e c c i o n a m i e n t o d e las i n s t i t u c i o n e s c o n m o t i v o d e l a puesta
e n m a r c h a d e l a r e f o r m a p r o c e s a l p e n a l e n l a R e g i ó n Metropolitana.24
P o r o t r o l a d o , t a m b i é n e s p o s i b l e o b s e r v a r c ó m o e l m e r c a d o comienza
a r e a c c i o n a r en este e s c e n a r i o a través de u n a floreciente oferta para la
f o r m a c i ó n d e p e r i t o s d e d i v e r s a í n d o l e a n i v e l e s d e p r e y p o s t g r a d o por
p a r t e d e e n t i d a d e s d e e d u c a c i ó n s u p e r i o r . 2 5 C o n t o d o , n o e s razonable
p e n s a r q u e este p r o b l e m a se resolverá exclusivamente c o n el aumento
d e r e c u r s o s e s t a t a l e s o c o n l a r e s p u e s t a d e l m e r c a d o p r i v a d o . Primero,
p o r q u e n o s e trata d e u n p r o b l e m a q u e descanse exclusivamente e n
d i s p o n e r d e r e c u r s o s a d e c u a d o s p a r a c o n t r a t a r p e r i t o s o i n c l u s o e l contar
c o n e x p e r t o s suficientes, s i n o q u e , c o m o m e n c i o n a m o s , s e trata d e u n
p r o b l e m a q u e se p r o y e c t a en t o d o el r e s t o d e l sistema y ello hace que
los c o s t o s s e m u l t i p l i q u e n . E n s e g u n d o t é r m i n o , p o r q u e d e t r á s d e l a
decisión de inversión de mayores recursos hay s i e m p r e u n a pregunta
p r e v i a : ¿ C u á n t o e s s o c i a l m e n t e c o n v e n i e n t e d i c h o a u m e n t o ? E n algún
m o m e n t o l a r e n t a b i l i d a d s o c i a l d e d i c h a i n v e r s i ó n d e b i e r a s e r negativa.
E s t o h a c e q u e , a l m e n o s e n a l g ú n p u n t o , l a s o l u c i ó n d e b a p a s a r primero
25
Véase, NIEVES ARAVENA, Santiago, "La Prueba a la Capacidad Pericial", El Mercurio,
16 de junio de 2005, p. C3; "Médicos no están Preparados para ser Peritos", La Nación
27 de mayo de 2005, p. 22.
84
Así, por ejemplo, la inversión realizada en los años 2 0 0 4 - 2 0 0 5 en el Servicio
Médico Legal superó los 3 . 0 0 0 millones de pesos. Véase NIEVES ARAVENA, ob. ciL
25
Así, por ejemplo, se ha creado recientemente por varios institutos profesionales
y universidades la carrera de Perito Criminalístico. Entre otras, puede verse en la Uni-
versidad Tecnológica Metropolitana la carrera de Perito Criminalístico creada el 2002
en www.utem.cl/criminalistica/perito.html; en la Universidad Santo Tomás la carrera
de Técnico Perito Forense (de cinco semestres de duración) en www.ust.cl/link/cgl/
carreras/39?inst=/univ/. En materia de institutos profesionales pueden verse las carreras
de Perito Judicial (dos años de duración) y la de Investigación Criminalística (de 4 años de
duración), dictadas por el Instituto Profesional de Chile en w w w . i p d e c h i l e . c l / a _ c i e n c i a s .
asp. De otra parte, ha existido una suerte de explosión de diplomados en el área, por
ejemplo la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile se encuentra ofreciendo
el diploma "Psiquiatría y Psicología Forense en la Reforma Procesal Penal "(véase www.
dipfor.c1). La Escuela de Psicología de la Universidad Diego Portales ha ejecutado al año
2006 cuatro versiones del "Diplomado de Psicología Jurídica y Forense".
EN UN JI ICIO O R A L ?
26
Entre otros, pueden verse RAFAEL FC >NTECILI.A, ob. cit., pp. 2 7 8 y 2 7 9 ; JOSF. Q U E -
DADA, Tratado de Derecho Procesal Penal, Editorial Jurídica Conosur, Santiago, 1 9 9 4 , p. 3 6 0 :
MARIO CASARINO, Manual de Derecho Procesal: Derecho Procesal Civil, tomo IV, Editorial
Jurídica de Chile, Santiago, 1 9 9 7 , pp. 1 9 7 y 1 9 8 ; I G N A C I O R O D R Í G U E Z PAP1C, Procedimiento
Civil (sexta edición), Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2 0 0 3 , pp. 2 3 4 y 2 3 5 .
c o n o c i m i e n t o d e l j u z g a d o r y q u e e s c o n s i d e r a d o n e c e s a r i o p a r a decidir
e l c a s o . 2 7 L a e x p e r t i c i a q u e d e t e n t a e l p e r i t o e s l o q u e h a c e q u e las opi-
n i o n e s y c o n c l u s i o n e s q u e é l e n t r e g a , e n e l á r e a d e s u experticia, sean
a d m i t i d a s allí d o n d e a u n t e s t i g o c o m ú n y c o r r i e n t e n o s e l e permite
d a r opiniones p o r regla general.
E n e s t a m i s m a l í n e a s e i n s c r i b e e l C ó d i g o P r o c e s a l Penal. Así, a l
r e g u l a r l a p r o c e d e n c i a d e l o s p e r i t o s e n e l a r t í c u l o 3 1 4 inciso segun-
d o , s e ñ a l a : "Procederá el informe de peritos en los casos señalados en la ley y
siempre que para apreciar algún flecho o circunstancia relevante para la causa
fueren necesarios o convenientes conocimientos especiales de una ciencia, arte
u oficio".28 C o m o s e p u e d e a p r e c i a r , d e a c u e r d o a e s t a n o r m a e l énfasis
d e l o q u e c a r a c t e r i z a a u n p e r i t o e s e l c o n o c i m i e n t o especializado y l a
n e c e s i d a d d e ese c o n o c i m i e n t o p a r a a p r e c i a r c o r r e c t a m e n t e u n hecho
o c i r c u n s t a n c i a r e l e v a n t e d e l c a s o . E s i m p o r t a n t e , a d e m á s , llamar l a
a t e n c i ó n a u n p u n t o a d i c i o n a l . E l C ó d i g o d a u n e s p a c i o m u y amplio
p a r a d e t e r m i n a r q u é d e b e s e r o b j e t o d e p e r i t a j e s a l s e ñ a l a r q u e ellos son
p r o c e d e n t e s c u a n d o p a r a a p r e c i a r l o s h e c h o s d e l c a s o sea n e c e s a r i o u n
c o n o c i m i e n t o e s p e c i a l de u n a "ciencia, arte u oficio " En c o n s e c u e n c i a , la
especialización del p e r i t o no proviene sólo de lo q u e tradicionalmente
s e c o n s i d e r a r í a u n á r e a t é c n i c a ( c i e n c i a ) , s i n o q u e d e disciplinas o cual-
q u i e r t i p o d e actividades q u e g e n e r e n c o n o c i m i e n t o especializado (artes
u o f i c i o s ) . E n e s t e s e n t i d o , u n a r t e s a n o , e n s u r e s p e c t i v o oficio, p o d r á
s e r t a n e x p e r t o c o m o e l f í s i c o n u c l e a r q u e d e t e n t e l a m a y o r cantidad
de d o c t o r a d o s y p o s t d o c t o r a d o s en su respectiva disciplina.
L o q u e l l a m a l a a t e n c i ó n d e l a l i t e r a t u r a n a c i o n a l especializada e s
q u e , m á s allá d e e s t a d e f i n i c i ó n ( q u e n o r m a l m e n t e n o h a s i d o m á s q u e
e l f r a s e o d e l a n o r m a l e g a l r e s p e c t i v a ) y s u p r e o c u p a c i ó n p o r algunas
c u e s t i o n e s d e r i v a d a s d e l a r e g u l a c i ó n n o r m a t i v a d e los peritajes, n o exista
p r á c t i c a m e n t e n i n g u n a r e f l e x i ó n a c e r c a d e las f u n c i o n e s o á m b i t o s que
a b a r c a l a p r u e b a p e r i c i a l , n i m e n o s s o b r e las c o n d i c i o n e s d e admisibili-
d a d d e l a m i s m a . E n e f e c t o , s i s e r e v i s a n l o s t e x t o s d e d e r e c h o procesal
p e n a l o civil m á s t r a d i c i o n a l e s e n n u e s t r o p a í s , e s p o s i b l e c o n s t a t a r que
27
Una de las pocas notas disonantes en este estado de consenso en la doctrina na-
cional está contenida en la descripción que hace Rodríguez Papic, quien, al referirse a la
necesidad del conocimiento experto enjuicio, señala que éste procede cuando: "...eljuez
no está en condiciones de percibir ciertos hechos... a causa del peligro o desagrado que
la percepción lleva aparejada (como en el evento de una autopsia por e j e m p l o ) " . Véase
IGNACIO RODRÍGUEZ PAPIC, ob. cit., p. 234. En esta descripción pareciera más bien que
la necesidad no emana de la falta de conocimiento técnico de un juez para realizar una
autopsia, sino simplemente como una forma de evitarle el "desagrado" que operaciones
de esa naturaleza le podrían producir. Nos parece que la cita es autosuficiente como
para no tener que invertir tiempo en justificar lo errado de la misma.
28
Una redacción prácticamente equivalente se contiene en el artículo 45 inciso
segundo de la Ley Na 19.968 sobre Tribunales de Familia.
ellos se l i m i t a n a un a n á l i s i s s u p e r f i c i a l y p r i n c i p a l m e n t e d e s c r i p t i v o
d e las reglas l e g a l e s c o n t e n i d a s e n los r e s p e c t i v o s C ó d i g o s . 2 9 L o m i s m o
sucede, c o n d i s t i n t o s g r a d o s d e i n t e n s i d a d , r e s p e c t o d e l a l i t e r a t u r a
producida en t o r n o al n u e v o sistema procesal penal.30
En algunas páginas más t e n d r e m o s la o p o r t u n i d a d de analizar con
detalle los p r o b l e m a s q u e p l a n t e a l a a d m i s i b i l i d a d d e l a p r u e b a p e r i c i a l
a l juicio o r a l . P o r a h o r a , e s n e c e s a r i o t e n e r p r e s e n t e p a r a e s t e análisis
posterior u n a b r e v e n o c i ó n d e las a c t i v i d a d e s o e l t i p o d e o p i n i o n e s o in-
formación q u e c o r r e s p o n d e q u e e l p e r i t o incluya e n e l j u i c i o oral. E l t e n e r
claro esto, f a c i l i t a r á e n t e n d e r e l a l c a n c e d e las r e g l a s d e a d m i s i b i l i d a d .
Lo p r i m e r o q u e resulta n e c e s a r i o precisar es q u e el rol del testimo-
nio e x p e r t o e n j u i c i o e s e n t r e g a r l a i n t e r p r e t a c i ó n d e u n a i n f o r m a c i ó n
que exige u n c o n o c i m i e n t o e s p e c i a l i z a d o , c o n e l o b j e t o d e e x p l i c i t a r
sus s i g n i f i c a d o s e n t é r m i n o s c o m u n e s y e x a c t o s d i r i g i d o s a g e n e r a r l a
convicción d e l t r i b u n a l q u e , d e o t r a m a n e r a , n o p o d r í a g e n e r a r s e . Esta
información n o p u e d e ser e n t r e g a d a a l t r i b u n a l p o r c u a l q u i e r p e r s o n a ,
pues s e t r a t a d e u n t i p o d e c o n o c i m i e n t o q u e s e e n c u e n t r a f u e r a d e l
alcance d e u n a " p e r s o n a p r o m e d i o " . P o r l o m i s m o , e l a p o r t e c e n t r a l
d e los p e r i t o s n o r m a l m e n t e s e p r o d u c e e n e l l e n g u a j e d e o p i n i o n e s
que s u r g e n c o m o c o n s e c u e n c i a d e l a u t i l i z a c i ó n d e c o n o c i m i e n t o
experto p a r a c o m p r e n d e r ciertos h e c h o s o f e n ó m e n o s . No o b s t a n t e
l o sencillo d e e s t a i d e a , e s casi i m p o s i b l e e n c o n t r a r e n n u e s t r o p a í s
criterios m á s e s p e c í f i c o s q u e p e r m i t a n i d e n t i f i c a r c o n c l a r i d a d q u é
aporte d e b e e s p e r a r s e d e e s t e t i p o d e p r u e b a . P o r e l c o n t r a r i o , c u a n d o
s e revisa l a l i t e r a t u r a c o m p a r a d a e n e s t a m a t e r i a e s p o s i b l e i d e n t i f i c a r
bastante c o n s e n s o . Así, t o m a n d o u n p a r d e e j e m p l o s d e a u t o r e s c o -
rrespondientes a distintas tradiciones jurídicas es posible n o t a r q u e la
f o r m a d e d e s c r i b i r las c o n t r i b u c i o n e s d e u n p e r i t o e n u n j u i c i o o r a l
presenta b a s t a n t e s i m i l i t u d . U n e j e m p l o d e l a t r a d i c i ó n a n g l o a m e r i c a n a
39
A modo ejemplar pueden verse los mismos citados en la nota 26.
30
Entre otros véanse M A R Í A I N É S H O R V I T Z y J U L I Á N L Ó P E Z , Derecho Procesal Pe-
nal Chileno, tomo I I , Editorial Jurídica de Chile, Santiago 2004, pp. 295 a 304; SABAS
CHAHUÁN, Manual del Nuevo Procedimiento Penal, Editorial Jurídica Conosur Limitada,
Santiago, 2001, pp. 311 a 314; J . C R I S T Ó B A L NÚÑF.Z, Tratado del Proceso Penal y del Juicio
Oral, tomo I, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2003, pp. 350 a 359; A L E X C A R O C C A ,
Manual del Nuevo Sistema Procesal Penal, LexisNexis, Santiago, 2005, pp. 240 a 242; RAFAEL
BLANCO y otros, Litigación Estratégica en el Nuevo Proceso Penal, LexisNexis, Santiago, 2005,
pp. 186 a 192; R O D R I G O C E R D A , Manual del Nuevo Sistema deJusticia Criminal, Librotecnia,
Santiago, 2005, pp. 391 a 395; y F R A N C I S C O H E R M O S I L L A IRIARTE, Apuntes sobre la Prueba
en el Código Procesal Penal, Librotecnia, Santiago, 2006, 481 páginas. Uno de los pocos
trabajos especializados sobre el tema escrito en el contexto del nuevo sistema puede
verse en SABAS C H A H U Á N , "Reflexiones sobre la Prueba Pericial en el Nuevo Proceso
Penal", Revista Procesal Penáis 11, LexisNexis, Santiago, 2003, pp. 13 a 23, en el que se
desarrolla con alguna mayor profundidad alguno de los temas mencionados, pero sin
representar un quiebre importante en la tendencia descrita.
4 1 7 EDITORIAL J U R I D I C A D E CHILE
PROC.FSO P E N A !
e s t á c o n s t i t u i d o p o r l a o p i n i ó n L e w i s , 3 1 q u e d i s t i n g u e c u a t r o tipos o
especies de peritajes:
a ) A q u e l e n q u e e l e x p e r t o e n t r e g a u n a o p i n i ó n s o b r e h e c h o s di-
r e c t a m e n t e o b s e r v a d o s . S e t r a t a d e s i t u a c i o n e s e n q u e e l p e r i t o observa
h e c h o s s o b r e los q u e d e c l a r a , p e r o a la vez a p o r t a o p i n i o n e s acerca de
e s o s h e c h o s q u e s u p o n e n c o n o c i m i e n t o e x p e r t o , p o r e j e m p l o , tratán-
dose de un e x p e r t o en huellas digitales o balística.
b ) A q u e l e n q u e e l e x p e r t o e n t r e g a u n a o p i n i ó n s o b r e h e c h o s pre-
s e n t a d o s p o r terceros, e s decir, q u e n o h a n sido o b j e t o d e percepción
directa de su parte. T í p i c a m e n t e se p r o d u c e en casos en q u e el experto
e s c o n f r o n t a d o c o n h i p ó t e s i s d e d i v e r s a í n d o l e e n d o n d e s e l e pida
a s u m a c o m o verdadero ciertos h e c h o s q u e no ha tenido oportunidad
de presenciar.
c ) A q u e l e n q u e e l e x p e r t o e n t r e g a u n a o p i n i ó n b a s a d a e n principios
g e n e r a l e s d e l a disciplina q u e p r o f e s a , a u n c u a n d o n o estén relacionados
n e c e s a r i a m e n t e c o n h e c h o s c o n c r e t o s o e s p e c í f i c o s d e l caso, c o m o , por
e j e m p l o , c u a n d o u n p e r i t o e s c o n v o c a d o a j u i c i o p a r a r e l a t a r acerca
d e l o s p r o c e d i m i e n t o s a d e c u a d o s p a r a o b t e n e r c o n c l u s i o n e s o realizar
e x á m e n e s s o b r e d e t e r m i n a d o s o b j e t o s , t o d o l o cual s e h a c e p a r a pesar
credibilidad de otras pericias del caso.
d ) A q u e l e n q u e e l e x p e r t o d e c l a r a s o b r e u n h e c h o q u e é l observó a
través d e l u s o d e s u c o n o c i m i e n t o e s p e c i a l i z a d o . S e t r a t a d e d e c l a r a c i o n e s
s o b r e h e c h o s y no o p i n i o n e s , p e r o q u e sólo p o d r í a n ser entregadas por
a l g u i e n q u e t i e n e c o n o c i m i e n t o e x p e r t o q u e l o habilita p a r a percibir
c i e r t o s h e c h o s , c o m o , p o r e j e m p l o , c u a n d o u n p e r i t o h a c e análisis mi-
c r o s c ó p i c o de u n a sustancia m u c o s a e n c o n t r a d a en la víctima y afirma
q u e dicha sustancia contenía espermatozoides.
T a l c o m o s e ñ a l á b a m o s , s e p u e d e a p r e c i a r q u e e l é n f a s i s c e n t r a l del
a p o r t e del perito está d a d o p o r su capacidad de entregar opiniones al
t r i b u n a l b a s a d a s e n s u e x p e r t i c i a . E n u n a l í n e a m u y s i m i l a r , Roxin, 3 2
p r o v e n i e n t e d e l a t r a d i c i ó n c o n t i n e n t a l , d i s t i n g u e t r e s f o r m a s d e con-
tribución de un perito en un juicio:
a ) C u a n d o i n f o r m a s o b r e p r i n c i p i o s g e n e r a l e s d e l a disciplina.
b ) C u a n d o c o m p r u e b a h e c h o s q u e ú n i c a m e n t e p u e d e n s e r obser-
v a d o s , c o m p r e n d i d o s o j u z g a d o s e x h a u s t i v a m e n t e e n v i r t u d d e conoci-
mientos profesionales especiales.
c ) C u a n d o e x t r a e c o n c l u s i o n e s q u e ú n i c a m e n t e p u e d e n s e r averi-
guadas en virtud de conocimientos profesionales.
S e p u e d e o b s e r v a r q u e l a i d e a d e p e r i t o y c u á l e s s u f u n c i ó n o con-
tribución específica en un sistema procesal p e n a l son relativamente
S3
Así, por ejemplo, el artículo 471 del Código de Procedimiento Penal hace ex-
tensivas a los peritos las mismas tachas reguladas para los testigos, varias de las cuales
giran en torno a la idea de falta de imparcialidad (por ejemplo, las contempladas en
los numerales 6, 7 y 8 del artículo 460).
34
Esta lógica queda de manifiesto en el artículo 234 del Código de Procedimiento
Penal, que señalaba que en los delitos de acción pública el nombramiento del perito
su d e s i g n a c i ó n q u e d a b a e n t r e g a d a b á s i c a m e n t e a d o s hipótesis: a) casos
e n los q u e l a ley e x p r e s a m e n t e i n d i c a b a l a n e c e s i d a d d e c o n t a r con
u n a o p i n i ó n e x p e r t a , y b ) e n e l r e s t o , l a d e c i s i ó n q u e d a b a entregada
f u n d a m e n t a l m e n t e a la decisión discrecional del p r o p i o juez.
O t r o e l e m e n t o e n esta lógica e r a q u e e l sistema establecía u n a suerte
d e p r e c a l i f i c a c i ó n d e i d o n e i d a d d e q u i e n e s p o d í a n ser considerados
c o m o p e r i t o s . E n e s t a l ó g i c a s e e s t a b l e c í a u n s i s t e m a b a s t a n t e cerrado
e n e l q u e n o c u a l q u i e r a p o d í a s e r o b j e t o d e d e s i g n a c i ó n c o m o perito
p a r a u n caso. Así, e l a r t í c u l o 2 2 1 d e l C ó d i g o d e P r o c e d i m i e n t o Penal
e s t a b l e c í a q u e , a l d e s i g n a r u n p e r i t o , e l j u e z d e b í a privilegiar a los
i n t e g r a n t e s de servicios p ú b l i c o s o r e p a r t i c i o n e s estatales de distinta
n a t u r a l e z a . Sin p e r j u i c i o d e e s t o , e l j u e z p o d í a t a m b i é n d e ^ g n a r a
a l g u i e n d i s t i n t o , e n l a m e d i d a q u e s e h u b i e r e n a c r e d i t a d o a n t e los
t r i b u n a l e s y , c o m o e l e m e n t o e s e n c i a l , q u e f o r m a r e n p a r t e d e las listas
c o n f e c c i o n a d a s p o r las C o r t e s d e A p e l a c i o n e s y a p r o b a d a s cada dos
a ñ o s p o r la C o r t e S u p r e m a . C o m o ultima ratio el C ó d i g o establecía que
e l j u e z p o d í a d e s i g n a r a o t r a s p e r s o n a s f u e r a d e este sistema.
J u n t o c o n l o a n t e r i o r , l a v a l o r a c i ó n d e l a p r u e b a pericial estaba
s o m e t i d a a la lógica de la p r u e b a legal o t a s a d a . Es decir, en d o n d e el
l e g i s l a d o r e s t a b l e c í a e n a b s t r a c t o l a f o r m a e n q u e e l j u e z d e b í a apreciar
e l valor p r o b a t o r i o d e l a p e r i c i a , p o r e j e m p l o , e n e l a r t í c u l o 472 del
C ó d i g o d e P r o c e d i m i e n t o P e n a l , e l q u e s e p o n í a e n l a hipótesis d e dos
dictámenes de peritos acordes.35
F i n a l m e n t e , e n r e l a c i ó n a l a f o r m a d e r e n d i r s e l a p r u e b a pericial,
ésta e r a c e n t r a l m e n t e c o n c e b i d a c o m o un i n f o r m e o d i c t a m e n escrito. La
p r u e b a e r a d i c h o d o c u m e n t o y n o e l p e r i t o e n s í m i s m o . Ello e r a lógico
y c o h e r e n t e c o n e l c a r á c t e r e s c r i t o d e l p r o c e s o inquisitivo e n nuestro
país. E s p o r e s o q u e m á s q u e e l p e r i t o l a p r u e b a e s t a b a constituida por
e l " i n f o r m e p e r i c i a l " q u e s e e n t r e g a b a a l t r i b u n a l p o r escrito.
L a lógica d e s c r i t a c a m b i a d e m a n e r a r a d i c a l e n e l n u e v o sistema.
Así, e n éste los p e r i t o s s o n c o n c e b i d o s c o m o "peritos d e confianza d e las
p a n e s " y n o c o m o "auxiliares d e l t r i b u n a l " . E s t o q u i e r e d e c i r q u e son las
p a r t e s las q u e d e c i d e n si q u i e r e n llevar o no a un p e r i t o a j u i c i o y a q u é
p e r i t o e n p a r t i c u l a r . P o r así d e c i r l o , los p e r i t o s d e j a n d e estar a l servicio
d e l j u e z y p a s a n a e s t a r al servicio de las t e o r í a s d e l c a s o o versiones de
q u i e n e s los p r e s e n t a n . Ello e s u n a c o n s e c u e n c i a n a t u r a l del carácter
a c u s a t o r i o d e l n u e v o p r o c e s o , d e a c u e r d o a l c u a l los j u e c e s d e j a n d e
35
No se trataba de un sistema de prueba tasado absoluto, pero sí estaba presente
en la lógica del Código, tal como se deriva de la norma citada.
36
En esta misma línea Granados sostiene para el caso de la reforma procesal pe-
nal colombiana que "...la concepción en un sistema acusatorio de que el perito es de
las panes y no de la curia...". Véase JAIME GRANADOS, "La Prueba Pericial y la Prueba
Novel en el marco del Nuevo Proceso Penal en Colombia", en Revista de Derecho Penal
Contemporáneo Ntt 11, abril-junio 2005, Bogotá, 2005, p. 78.
37
Una regla idéntica se contiene en el artículo 45 inciso tercero de la Ley de
Tribunales de Familia.
38
En este sentido es interesante ver como los propios peritos perciben su función
en el nuevo sistema. Así, se ha escrito por parte de un especialista del Servicio Médico
Legal que "...al perito no le corresponde ponerse del lado de ninguna de las partes
litigantes, y que su única fidelidad es para con su informe pericial..." y luego agrega que
"...el perito debe tender a ser lo más objetivo y neutral posible (los estándares interna-
cionales ya no consideran posible la objetividad y neutralidad absolutas), y mantener
siempre la honestidad profesional". Véase Dr. RODRIGO DRESDNER, "El Juicio Oral: Un
Nuevo Escenario para el Perito en Chile. Enseñanzas y Desafíos", en Revista de Psiquiatría
Forense y Ley, año 2, vol. 2, NB 1, Santiago, julio de 2006, p. 41.
D u r a n t e l a v i g e n c i a d e l s i s t e m a i n q u i s i t i v o , las r e g l a s q u e r e g í a n l a
prueba pericial o p e r a b a n s o b r e d o s lógicas q u e , e n l a p r á c t i c a , h a c í a n
bastante i n n e c e s a r i o p r e o c u p a r s e d e c u e s t i o n e s sofisticadas v i n c u l a d a s
a la admisibilidad de la m i s m a . C o m o ya h e m o s visto, o se t r a t a b a de un
asunto q u e l a ley resolvía e n a b s t r a c t o a l e s t a b l e c e r reglas precisas d e
obligatoriedad d e l p e r i t a j e p a r a p r o b a r c i e r t o s h e c h o s e n d e t e r m i n a d a s
categorías d e delitos o , p o r o t r o l a d o , s e l e e n t r e g a b a d i s c r e c i ó n a l m e n t e
tal facultad a l j u e z d e l c r i m e n e n u n p r o c e s o q u e e r a c o m p l e t a m e n t e
d o m i n a d o p o r s u rol, e s p e c i a l m e n t e e n l a e t a p a d e s u m a r i o , e n d o n d e
s e i n c o r p o r a b a l a m a y o r c a n t i d a d d e p r u e b a e n los p r o c e s o s d e l a n t i g u o
sistema. E n a m b o s casos s e t r a t a b a d e s i t u a c i o n e s e n las q u e e l e s p a c i o
3y
La Ley de Tribunales de Familia pareciera flexibilizar este principio al establecer
en su artículo 49 inciso final la posibilidad excepcional de que eljuez, con acuerdo de
las partes, exima al perito de su obligación de comparecer para prestar declaración a
juicio y admitir el informe escrito como prueba. Con todo, esta disposición parece ser
un equivalente funcional a la posibilidad regulada en el artículo 331 b) del Código
Procesal Penal.
40
Desafortunadamente, parte de la lógica antigua parece haberse "colado" en la
redacción del Código Procesal Penal, que titula el párrafo respectivo como "Informe
de Peritos".
41
Como veremos, algo exactamente equivalente ocurre tratándose de las regula-
ciones contenidas en la Ley de Tribunales de Familia.
a) P e r t i n e n c i a o R e l e v a n c i a de la P r u e b a Pericial
S e trata d e u n r e q u i s i t o d e a d m i s i b i l i d a d c o m ú n e s t a b l e c i d o p a r a t o d o
tipo d e p r u e b a e n e l n u e v o s i s t e m a . S u r e g u l a c i ó n n o r m a t i v a s e e n -
cuentra e n e l a r t í c u l o 2 7 6 d e l C ó d i g o P r o c e s a l P e n a l e n f o r m a n e g a -
tiva. E n e f e c t o , d i c h o a r t í c u l o r e g u l a l o s casos d e e x c l u s i ó n d e p r u e b a
indicando q u e n o s e a d m i t e n a j u i c i o a q u e l l a s p r u e b a s q u e "...fueren
manifiestamente impertinentes... L e í d o en f o r m a positiva, el p r i m e r r e q u i -
sito d e a d m i s i b i l i d a d d e t o d a p r u e b a e s s u p e r t i n e n c i a . Este r e q u i s i t o
d e admisibilidad es, a d e m á s , r e a f i r m a d o e n e l a r t í c u l o 3 1 6 r e f e r i d o a
42
Vale la pena detenerse brevemente a justificar la utilización de los ejemplos
canadiense y de los Estados Unidos. Ambos representan ejemplos paradigmáticos de
sistemas adversariales con prácticas y reglas de admisión de evidencia muy asentadas
que son consecuencia o resultado de un largo y complejo proceso de ensayo, error
y aprendizaje. Por lo mismo, ofrecen un muy buen panorama de los desarrollos que
naturalmente debiera experimentar nuestro nuevo sistema procesal penal, el que ha
tenido expresamente la vocación de convertirse en un modelo de juicio adversarial.
Una duda que suele surgir al utilizar a ambos países como ejemplo es que se trata de
sistemas que cuentan conjurados, lo que marcaría una diferencia significativa en materia
probatoria con sistemas que operan sobre la base del juzgamiento de parte de jueces
profesionales. Esta diferencia es sólo aparente; en ambos países la regla general en la
práctica del sistema es el juzgamiento por jueces profesionales y no el jurado. Las reglas
que han desarrollado se aplican en ambos escenarios. De otra parte, tratándose de la
prueba pericial, la línea que marca diferencia entre jueces profesionales y jurados se hace
mucho más tenue, particularmente respecto de peritajes en disciplinas científicas o muy
tecnificadas. Por otro lado, la jurisprudencia desarrollada en ambos países abarca tanto
los procesos penales como los procesos civiles y de otra naturaleza. Ello debido a que
las reglas de evidencia en ambos países son generales para todo tipo de procedimiento
con algunas particularidades específicas dependiendo de las materias.
l a p r u e b a p e r i c i a l a l s e ñ a l a r q u e s e a d m i t i r á d i c h a p r u e b a c u a n d o "...
además de los requisitos generales de admisibilidad de las solicitudes de prue-
ba...". E s d e c i r , e s u n a n o r m a q u e h a c e a p l i c a b l e e n f o r m a expresa para
los p e r i t o s l a r e g l a g e n e r a l d e l a r t í c u l o 276. J u n t o c o n l o anterior, e l
a r t í c u l o 3 1 4 i n c i s o s e g u n d o , q u e d e s c r i b e l a p r o c e d e n c i a general d e
l a p r u e b a pericial, f o r m u l a t a m b i é n este r e q u i s i t o d e m a n e r a indirecta
p e r o en f o r m a positiva c u a n d o s e ñ a l a "Procederá el informe de peritos...
siempre que para apreciar un hecho o circunstancia relevante para la causa..."
(el s u b r a y a d o e s n u e s t r o ) . 4 3
C a b e s e ñ a l a r q u e l a p e r t i n e n c i a d e u n a p r u e b a t a m b i é n suele ser
c o n o c i d a c o m o l a r e l e v a n c i a d e l a m i s m a , p o r e s o o c u p a m o s ambos
t é r m i n o s e n f o r m a indistinta, c o m o t a m b i é n p a r e c i e r a h a c e r l o e l Código
e n s u a r t í c u l o 3 1 4 i n c i s o s e g u n d o , tal c o m o a c a b a m o s d e transcribir.
¿ C u á n d o u n a p r u e b a e s p e r t i n e n t e o r e l e v a n t e ? L a pertinencia
o r e l e v a n c i a d e u n a p r u e b a s e p u e d e d e t e r m i n a r e n varios niveles d e
análisis. E n e l nivel m á s s i m p l e y sencillo, e l q u e p o d r í a m o s d e n o m i n a r
c o m o " r e l e v a n c i a lógica" d e l a p r u e b a , s e e n t i e n d e q u e ella será perti-
n e n t e e n l a m e d i d a e n q u e exista v i n c u l a c i ó n d e l c o n t e n i d o d e dicha
p r u e b a c o n los h e c h o s a d e b a t i r e n j u i c i o . E n n u e s t r o país ésta h a sido
l a f o r m a p r e f e r e n t e d e c o m p r e n d e r este r e q u i s i t o d e admisibilidad. Así,
Bofill h a i n d i c a d o q u e u n a p r u e b a c a r e c e d e p e r t i n e n c i a c u a n d o "...no
es c o n d u c e n t e o c o n c e r n i e n t e a los h e c h o s m a t e r i a de la acusación o
d e f e n s a " . 4 4 H o r v i t z s o s t i e n e q u e p r u e b a i m p e r t i n e n t e "...es aquella que
n o g u a r d a r e l a c i ó n a l g u n a c o n los h e c h o s m a t e r i a d e l a acusación o
los a l e g a d o s p o r l a d e f e n s a , e s t o es, e n q u e n o existe n i n g u n a relación,
lógica o j u r í d i c a , e n t r e el h e c h o y el m e d i o de p r u e b a " . 4 5 C o m o se puede
apreciar, e n este p r i m e r nivel d e análisis e l f a c t o r c e n t r a l q u e determinará
l a r e l e v a n c i a d e u n a p r u e b a t i e n e q u e v e r c o n s u p o t e n c i a l i d a d para
p r o b a r h e c h o s q u e v a n a s e r o b j e t o d e d e b a t e e n e l j u i c i o , sin i m p o r t a r
c u á n r a z o n a b l e s s e a n o n o esos h e c h o s , c u e s t i ó n q u e será objeto d e
e v a l u a c i ó n f i n a l p o r p a r t e d e l t r i b u n a l a l m o m e n t o d e d e c i d i r e l caso.
Así e n t e n d i d a l a r e l e v a n c i a , c o n ella s e i n t e n t a evitar l a p r o d u c c i ó n d e
p r u e b a i n n e c e s a r i a e n e l j u i c i o h a c i e n d o u n u s o e f i c i e n t e d e los recur-
sos d i s p o n i b l e s p o r e l sistema.. 4 6 D e o t r a p a r t e , evita q u e s e introduzca
43
Estas mismas reglas están contenidas en los artículos 47 inciso primero y 45 inciso
segundo de la Ley de Tribunales de Familia, con lo que el argumento se hace extensible
a dicho procedimiento.
44
Véase J O R G E BOFILL, "Preparación del Juicio Oral", en Revista Chilena de Derecho,
vol. 29, Universidad Católica de Chile, Santiago, 2002, p. 274.
45
Véase M A R Í A I N É S H O R V I T Z y J U L I Á N L Ó P E Z , ob. cit., p. 45, en donde se cita a
Ciaría Olmedo en el punto específico.
46
En este mismo sentido, para el sistema de los Estados Unidos véase GRAHAM
LILLY, An Tntroduction to the Law of Evidence, West Publishing, Minnesota, 1987, pp. 23 y
EDITORIAL J U R I D I C A D E C H I L E 426
LA PRUEBA PERICIAL: SU ROL Y A D M I S I B I L I D A D EN EL J U I C I O O R A L
información a j u i c i o q u e n o e s i m p o r t a n t e p a r a d e c i d i r e l caso y q u e ,
e n cambio, p o d r í a c o n t a m i n a r o c o n f u n d i r a l j u z g a d o r .
P e r o a d v e r t i m o s q u e é s t e e s s ó l o u n p r i m e r nivel d e análisis y , p r o -
bablemente, e l m á s s e n c i l l o . E n e f e c t o , c u a n d o s e o b s e r v a e l d e s a r r o l l o
e x p e r i m e n t a d o e n p a í s e s c o m o l o s E s t a d o s U n i d o s y C a n a d á e n rela-
ción a este r e q u i s i t o g e n e r a l de a d m i s i b i l i d a d , es p o s i b l e i d e n t i f i c a r
u n s e g u n d o nivel m u c h o m á s s o f i s t i c a d o d e análisis q u e p o d r í a llevar
a limitar m u y f u e r t e m e n t e l a p r o c e d e n c i a d e p r u e b a e n n u e s t r o país.
Como s e t r a t a d e u n t e m a c o m p l e j o , q u e e x c e d e a l á m b i t o e s p e c í f i c o
de la p r u e b a pericial, sólo n o s d e t e n d r e m o s b r e v e m e n t e en él para
plantear a l g u n o s p r o b l e m a s y e j e m p l o s d e c ó m o u n análisis m á s estricto
d e admisibilidad p o r r e l e v a n c i a p o d r í a t e n e r u n i m p a c t o significativo
e n n u e s t r o país e n t é r m i n o s d e r e d u c i r l a p r u e b a p r e s e n t a d a p o r las
partes en los j u i c i o s o r a l e s .
Este s e g u n d o nivel d e análisis d e l a p e r t i n e n c i a d e l a p r u e b a p o -
dría d e n o m i n a r s e d e " r e l e v a n c i a legal". L a r e l e v a n c i a legal t i e n e q u e
ver c e n t r a l m e n t e c o n u n análisis d e c o s t o y b e n e f i c i o e n e l q u e e l j u e z
debe p e s a r los a s p e c t o s f a v o r a b l e s q u e l a i n t r o d u c c i ó n d e d i c h a p r u e b a
puede p r o d u c i r e n j u i c i o e n c o n t r a d e los p o t e n c i a l e s p e r j u i c i o s q u e
pudiera g e n e r a r s u i n c o r p o r a c i ó n a l m i s m o . "Este análisis d e c o s t o
beneficio t i e n e p o r o b j e t i v o d e t e r m i n a r s i e l v a l o r p r o b a t o r i o p o t e n -
cial d e l a e v i d e n c i a e s s u p e r a d o p o r e l ' p e r j u i c i o ' q u e ésta c r e a o p o r
los 'costos' q u e p r o d u c e " . 4 7 E n c o n s e c u e n c i a , e l j u e z , a l a d m i t i r u n a
prueba a juicio, no sólo d e b e m i r a r el vínculo lógico de la p r u e b a
concreta c o n los h e c h o s a d e b a t i r , s i n o q u e , a d e m á s , d e b e b a l a n c e a r
el aporte de dicha p r u e b a a la solución del caso en c o m p a r a c i ó n con
diversos p e r j u i c i o s q u e p o d r í a g e n e r a r p a r a l a r e s o l u c i ó n d e l m i s m o o
e l f u n c i o n a m i e n t o g e n e r a l d e l s i s t e m a . E n c o n s e c u e n c i a , allí d o n d e l a
relevancia lógica s e j u s t i f i c a c o m o u n m e c a n i s m o d e s t i n a d o a evitar e l
mal uso d e los r e c u r s o s d e l s i s t e m a , l a r e l e v a n c i a legal i n t e n t a p r o t e g e r
diversos valores d e l m i s m o , i n c l u i d o p o r c i e r t o e l u s o e f i c i e n t e d e sus
recursos. E s p o r e l l o q u e los p e r j u i c i o s o c o s t o s q u e s e p u e d e n c a u s a r
con l a a d m i s i b i l i d a d d e u n a p r u e b a p u e d e n ser d e diversa n a t u r a l e z a .
A c o n t i n u a c i ó n r e v i s a r e m o s c o n u n p o c o m á s d e d e t a l l e a l g u n a s d e las
situaciones m á s c o m u n e s q u e s e p r e s e n t a n e n e l á m b i t o d e l d e r e c h o
c o m p a r a d o c e n t r a n d o e l análisis e n l a p r u e b a p e r i c i a l . 4 8
24. HORVITZ, citando a Taruffo, llama a esto una aplicación del principio de economía
procesal, en ob. cit., pp. 45 y 46.
47
Véase DAVID PACIOCCO y LEE STUESSER, ob. cit., pág. 1 6 5 .
48
Con mucho mayor detalle en este punto véase A L A N G O L D , ob, cit., pp. 57
a 61.
49
Hasta hace poco este ejemplo era problemático debido a que no existía una re-
gla clara en nuestro Código Procesal Penal que distinguiera la prueba a presentar para
probar el hecho punible de la prueba para la determinación de la pena. La reforma
introducida al inciso cuarto del artículo 343 por la Ley Na 20.074 ha hecho una clara
distinción entre debate para la condena o absolución y debate para la determinación de
pena, lo que hace en principio irrelevante la introducción de los antecedentes penales
para el debate sobre el hecho punible.
5n
Esta situación no debe tomarse como una regla de inadmisibilidad de antece-
dentes previos, sino como un ejemplo en el que se deben balancear los dos valores en
juego. De hecho, existen reglas específicas, como en las reglas del sistema federal de los
ii) Valor P r o b a t o r i o V e r s u s C o s t o s M a t e r i a l e s y H u m a n o s
Hay situaciones en las q u e el análisis c o s t o b e n e f i c i o lleva a e x c l u i r u n a
prueba d e b i d o a q u e l a c o n t r i b u c i ó n q u e ésta e n t r e g a p a r a resolver e l
caso e s b a j a e n r e l a c i ó n a l t i e m p o y e s f u e r z o q u e e s n e c e s a r i o invertir
para lograr q u e ella s e p r o d u z c a e n e l j u i c i o . E s t o e s p a r t i c u l a r m e n t e
cierto t r a t á n d o s e d e p r u e b a p e r i c i a l , l a c u a l s u p o n e s i e m p r e i n v e r s i ó n
d e recursos p a r a s u r e a l i z a c i ó n y , a d e m á s , g e n e r a e n c a r e c i m i e n t o ge-
neral d e l sistema. E n c o n s e c u e n c i a , n o o b s t a n t e q u e las p a r t e s a s u m a n
e l costo q u e p a r a ellas g e n e r a l a p r o d u c c i ó n d e l a p r u e b a p e r i c i a l , s u
introducción a j u i c i o p o d r í a g e n e r a r costos altísimos a los d e m á s actores,
que n o s e justifican e n a t e n c i ó n a l escaso a p o r t e q u e ella p o d r í a e n t r e g a r
a l m o m e n t o d e p r o d u c i r s e e l j u i c i o , p o r e j e m p l o , q u e ella recaiga s o b r e
una c u e s t i ó n a c c e s o r i a a a q u e l l o q u e e s o b j e t o d e d e b a t e y r e a l m e n t e
n o significa u n a c o n t r i b u c i ó n i n t e n s a p a r a r e s o l v e r e l a s u n t o . S i e s t o e s
así, n o d e b i e r a a d m i t i r s e s u i n t r o d u c c i ó n a l j u i c i o o r a l .
iii) Valor P r o b a t o r i o V e r s u s I n f l u e n c i a I n d e b i d a e n e l J u z g a d o r
Hay otras h i p ó t e s i s e n d o n d e e l e x a m e n d e c o s t o b e n e f i c i o o b l i g a a
pesar e l a p o r t e p r o b a t o r i o d e l a e v i d e n c i a p r e s e n t a d a e n c o n t r a d e los
efectos q u e p u e d e g e n e r a r e n e l j u z g a d o r e n t é r m i n o s d e p r o d u c i r u n a
influencia i n d e b i d a o c r e a r u n t i p o d e p r e j u i c i o q u e l o lleve a v a l o r a r
d e s p r o p o r c i o n a d a m e n t e e l r e a l a p o r t e d e l a p r u e b a . N o s e trata d e u n
p r e j u i c i o e n c o n t r a d e l a c u s a d o , c o m o e n e l p r i m e r caso, sino q u e lle-
v e a v a l o r a r e q u i v o c a d a m e n t e e l r e a l p e s o q u e t e n g a l a p r o p i a prueba
pericial q u e se p r e s e n t a .
L a s i t u a c i ó n d e s c r i t a p o d r í a p r o d u c i r s e e n varias hipótesis. E n pri-
m e r lugar, s e p u e d e g e n e r a r e n s i t u a c i o n e s e n los q u e l a complejidad
d e l a p r u e b a p e r i c i a l q u e s e i n t e n t a i n t r o d u c i r d i f i c u l t e m á s q u e ayude
a l a s o l u c i ó n d e l caso, p o r e j e m p l o , d e b i d o a q u e r e s p e c t o d e ella n o
existe p o s i b i l i d a d r e a l d e c o n t r a e x a m i n a r ( t í p i c a m e n t e e n casos e n e l
q u e l a p e r i c i a s e b a s a e n i n f o r m a c i ó n q u e n o e s d e acceso público y
q u e , p o r t a n t o , n o e s s u s c e p t i b l e d e s e r c o n f r o n t a d a ) . T a m b i é n s e puede
p r o d u c i r e n casos e n q u e l a i n t r o d u c c i ó n d e l a p r u e b a p e r i c i a l g e n e r e
c o n f u s i ó n e n e l j u z g a d o r , c o m o p o r e j e m p l o , c u a n d o s e p r e s e n t a sólo
c o m o p r u e b a r e l e v a n t e p a r a m e d i r l a c r e d i b i l i d a d d e u n testigo, pero
l a i n f o r m a c i ó n q u e s u p o n e i n c o r p o r a r e n e l j u i c i o c o r r e e l r i e s g o que
s e a v a l o r a d a t a m b i é n c o m o p r u e b a s o b r e e l f o n d o , e s decir, permita
f u n d a m e n t a r a l g o p a r a l o c u a l n o f u e c o n s i d e r a d a admisible. L o mis-
m o o c u r r e e n casos e n q u e e l p r o b l e m a e m a n a c u a n d o e l prestigio del
e x p e r t o es d e s p r o p o r c i o n a d o r e s p e c t o a la c o n f i a b i l i d a d del peritaje
específico q u e s e i n t e n t a i n t r o d u c i r a j u i c i o . G o l d ejemplifica este último
caso d e u n a m a n e r a q u e n o s p a r e c e m u y gráfica: A l b e r t Einstein sería
n o r m a l m e n t e e x c l u i d o c o m o p e r i t o e n c u a l q u i e r t i p o d e materia, y a
q u e siendo c o n o c i d o c o m o la p e r s o n a más inteligente del m u n d o su
p u r a p a l a b r a n o r m a l m e n t e d e b i e r a s e r decisiva p a r a resolver u n caso,
a u n c u a n d o n o f u e r a e n las á r e a s m á s n u c l e a r e s d e s u c o n o c i m i e n t o
e x p e r t o . E l r i e s g o a q u í s e r í a q u e "el j u z g a d o r sea d e s p r o p o r c i o n a d a -
m e n t e i n f l u e n c i a d o , s i n o e n g a ñ a d o , p o r e l a u r a d e o p i n i ó n científica y
las prestigiosas c r e d e n c i a l e s d e l experto...". 5 1 En esta ú l t i m a hipótesis el
p r o b l e m a a d q u i e r e u n matiz, y a q u e n o e s e s t r i c t a m e n t e sólo relevancia,
s i n o d e r e l e v a n c i a e n r e l a c i ó n c o n l a c o n f i a b i l i d a d d e l peritaje, tema
q u e s e r á o b j e t o d e análisis e s p e c í f i c o u n p o c o m á s a d e l a n t e .
En resumen, el p r i m e r requisito de admisibilidad de todo tipo de
p r u e b a , su p e r t i n e n c i a o r e l e v a n c i a , es t a m b i é n a p l i c a b l e al m o m e n t o
d e d i l u c i d a r l a i n c o r p o r a c i ó n d e p r u e b a pericial a j u i c i o . D i c h o examen
d e b e realizarse a l m e n o s e n d o s test, p o r u n a p a r t e , e l j u e z d e b e analizar
l a r e l e v a n c i a l ó g i c a d e l a p r u e b a p e r i c i a l y l u e g o , e n s e g u n d o término,
s u r e l e v a n c i a legal. S i l a p r u e b a p e r i c i a l n o satisface a l g u n a d e ambas,
n o p u e d e s e r a d m i t i d a a j u i c i o . S i los j u e c e s y los litigantes d e nues-
t r o país m a n e j a r a n c o n a l g ú n g r a d o d e sofisticación estos conceptos,
t e n e m o s l a i m p r e s i ó n q u e y a a nivel d e e s t e p r i m e r c o m p o n e n t e d e
51
Véase A L A N GOLD, ob. cit., p. 58, citando en el punto a la Corte Suprema ca-
nadiense.
EDITORIAL J U R I D I C A D E C H I L E 430
LA PRUEBA PERICIAL: SU ROL Y A D M I S I B I L I D A D EN E L J U I C I O ORAL,
admisibilidad s e p o d r í a p r o d u c i r u n f i l t r o i m p o r t a n t e d e los p e r i t a j e s
que hoy i n g r e s a n a j u i c i o . Esta s i t u a c i ó n , n o s p a r e c e , s e r í a p r o y e c t a b l e
también a t o d o t i p o d e p r u e b a , y a q u e , c o m o h e m o s d i c h o , e l r e q u i s i t o
d e relevancia c o n las d i m e n s i o n e s e s t u d i a d a s d e b i e r a ser aplicable c o m o
test d e a d m i s i b i l i d a d a j u i c i o p a r a t o d o t i p o d e p r u e b a .
b) Necesidad del C o n o c i m i e n t o E x p e r t o
U n s e g u n d o r e q u i s i t o d e a d m i s i b i l i d a d d e l a p r u e b a p e r i c i a l está consti-
tuido p o r l a n e c e s i d a d d e c o n t a r c o n c o n o c i m i e n t o e x p e r t o p a r a p o d e r
resolver e l a s u n t o s o m e t i d o a d e b a t e e n j u i c i o . S e t r a t a d e u n r e q u i s i t o
que surge c o m o c o n s e c u e n c i a n a t u r a l d e l a lógica y f u n c i ó n q u e c u m p l e
la p r u e b a pericial en los p r o c e s o s j u d i c i a l e s y, p o r lo m i s m o , es sólo exigi-
óle para este t i p o e n p a r t i c u l a r d e p r u e b a . A u n c u a n d o p o r s u o b v i e d a d
n o sería n e c e s a r i o r e c o n o c i m i e n t o n o r m a t i v o e x p r e s o p a r a p r e d i c a r s u
existencia, n u e s t r o C ó d i g o P r o c e s a l P e n a l s e r e f i e r e d e m a n e r a explícita
a l m i s m o a l s e ñ a l a r e n e l a r t í c u l o 3 1 4 q u e p r o c e d e este t i p o d e p r u e b a
"...siempre que para apreciar un hecho o circunstancia relevante para la causa
fueren necesarios o convenientes conocimientos especiales de una ciencia, arte u
oficio" (e 1 s u b r a y a d o es n u e s t r o ) . I d é n t i c o s t é r m i n o s s o n utilizados p o r
e l inciso s e g u n d o d e l a r t í c u l o 4 5 d e l a Ley d e T r i b u n a l e s d e Familia.
Tampoco p a r e c i e r a existir d i s c r e p a n c i a a c e r c a d e este r e q u i s i t o e n l a
doctrina n a c i o n a l q u e , c o m o v i m o s e n f o r m a p r e c e d e n t e , i n c o r p o r a l a
necesidad e n l a p r o p i a d e f i n i c i ó n d e l a i d e a d e p e r i t o . L o c u r i o s o e s q u e
a pesar d e esto n o n o s f u e p o s i b l e e n c o n t r a r n i n g ú n m í n i m o d e s a r r o l l o
acerca d e los a l c a n c e s d e l a m i s m a . 6 2 E n e s t e c o n t e x t o , ¿cuáles s o n los
alcances d e este r e q u i s i t o d e a d m i s i b i l i d a d ?
La respuesta a la i n t e r r o g a n t e s u p o n e n u e v a m e n t e un análisis en dis-
tintos niveles. E n u n p r i m e r o y m á s obvio, l a n e c e s i d a d d e c o n o c i m i e n t o
experto s e r e f i e r e a q u e l a c o n t r i b u c i ó n c e n t r a l d e l p e r i t o e n e l j u i c i o
será a y u d a r a l t r i b u n a l a d e c i d i r a l g o q u e e s t á f u e r a d e l á m b i t o d e s u
experiencia, sus c o n o c i m i e n t o s o s u c a p a c i d a d d e c o m p r e n s i ó n . D e s d e
este p u n t o d e vista, l a p r e s e n t a c i ó n d e u n p e r i t o a j u i c i o sólo s e j u s t i f i c a
cuando el tribunal p o r sí solo no estaría en c o n d i c i o n e s de apreciar un
hecho o circunstancia d e l caso, ya sea d e b i d o a q u e se e n c u e n t r a f u e r a
de la experiencia c o m ú n , f u e r a de su c o n o c i m i e n t o o no es susceptible
53
La mayoría de los autores nacionales revisados, tanto respecto del sistema an-
tiguo como el nuevo, no describen de manera explícita la necesidad de conocimiento
experto como un requisito específico de admisibilidad, aun cuando implícitamente todos
se hacen cargo de él al referirse a la naturaleza y función de la prueba pericial como
ya señalamos. Jorge Bofill, en cambio, destaca en forma expresa que "...la admisión o
no de la prueba pericial siempre está sometida a una calificación previa acerca de su
necesidad y pertinencia, sea por el legislador, sea por eljuez". Véase JORGE BOFILL, ob.
cit., p. 280.
53
Este criterio es también reconocido en el derecho comparado continental. Así,
por ejemplo, en Alemania la declaración de un perito puede ser rechazada cuando el
tribunal tiene la erudición necesaria para apreciar el hecho respectivo sin necesidad
de escuchar al perito, no siendo incluso necesario que todos los miembros del tribunal,
en caso de ser colegiado, tengan ese nivel de erudición. Véase CLAUS ROXÍN, ob. cit-,
p. 390.
54
En este sentido véase DAVID PACIOCCO Y LEE STUESSER, ob. cit., p. 1 6 3 .
55
ídem.
56
MIGUEL ÁNGEL MÉNDEZ, o b . c i t . , p. 7 1 .
57
Véase TAÑÍA BUBELA, ob. cit., p. 8 5 8 .
5H
Véase ALAN GOLD, ob. cit., p. 6 5 .
w
Véase A L A N G O L D , ob. cit., p. 66.
60
Véase LIDIA CASAS y ALEJANDRA M E R A , ob. cit., p. 1 4 9 .
fil
Estos peritajes son preferentemente realizados por el Servicio Médico Legal y
el Centro de Atención de Víctimas de Atentados Sexuales (CAVAS) de la Policía de In-
vestigaciones. Acerca de su preocupación por la gran demanda y su escasez de recursos
véase ¿Cómo Saber Quién Miente?, ob. cit. Deben recordarse en este punto también la
Cuenta Pública del Fiscal Nacional de abril de 2006, va citada.
62
Ella descansa fundamentalmente en el Análisis de Contenido Básico en Criterios
(CBCA) o también conocido como la pauta Seller y Koehnken. Para realizar el análisis
se requiere una entrevista previa con la persona. Dicha metodología se aplica prefe-
rentemente a menores entre 4 y 14 años. Más detalles sobre la misma ver e n PAULINA
PÉREZ, "Hacia una Metodología de la Pericia Psicológica del Testimonio de Niños y
Niñas Víctimas de Abuso Sexual", en Psicología Jurídica, Facultad de Ciencias Humanas
y Educación Universidad Diego Portales, Santiago, 2004, pp. 209 a 213. Una descripción
más resumida puede verse en KARINA ÁVILA, "Revisión Crítica de la Evaluación Psicoló-
gica en Casos de Agresión Sexual de Menores y Adolescentes en la Red Sename dentro
del Marco de la Reforma Procesal Penal en la ciudad de Talca", en Psicología Jurídica^
Facultad de Ciencias Humanas y Educación Universidad Diego Portales, Santiago, 2004,
pp. 171 y 1 7 2 .
68
V é a s e ALAN GOLD, o b . cit-, p. 69,
64
C o n m á s d e t a l l e v é a s e D A V I D P A C I O C C O y L E E STUESSER, o b . c i t . , p p . 1 5 7 a 1 6 1 ,
y ALAN GOLD, o b . cit., p. 7 2 .
65
Véase PAMELA K . S U T H E R L A N D Y D E L I A J . H E N D E R S O N , Expert Psychiatrics and Com-
ments on Witness Credibility, 1998, pp. 2 y 3, en http://www.smith-lawfirm.com/suther-
land_article.html. En el caso de estos peritajes tratándose de declaraciones de menores
véase BLLLIE W R I G H T DziECH y C H A R L E S B. S C H U D S O N , On Dial, Beacon Press, Boston,
1991, pp. 157 y 158.
M
Por ejemplo, en Canadá se hace una distinción entre prueba sobre credibilidad
y prueba relevante para la credibilidad. En principio, la primera es inadmisible en
tanto que la segunda eventualmente puede ser admisible. Véase con más detalle DAVID
P A C I O C C O y L E E STUESSER, o b . c i t . , p p . 1 5 8 a 1 6 0 .
67
Para el caso de Canadá véase D A V I D P A C I O C C O y L E E STUESSER, ob. cit., p. 338.
Para los Estados Unidos véanse las situaciones que expone PAMELA S U T H E R L A N D y DELIA
HENDERSON, o b . cit., p. 4.
en este país pareciera ser que la respuesta a este tema es un poco más
matizada, pero igualmente en la misma dirección q u e hemos sostenido
hasta el momento. Así, Roxin reporta que para apreciar la credibilidad
de un testigo sólo es admisible consultar a un perito en casos de excep-
ción, siendo discutido por la doctrina el alcance de esos casos.
Una segunda situación problemática se presenta con una práctica
muy habitual de la fiscalía de presentar como experto enjuicio a peritos
fotográficos (normalmente funcionarios de la Policía de Investigaciones
de Chile) con el objetivo de introducir ajuicio fotografías del sitio del
suceso o de las reconstituciones de escena practicadas por el Ministerio
Público.69 Se trata de un conocimiento experto que en nuestra opinión
debiera ser inadmisible desde el punto de vista de los dos niveles de
necesidad analizados. Desde el primer punto de vista, la pregunta que
debiera formularse un juez para decidir su admisibilidad ajuicio es qué
información es necesaria que aporte un perito de esta naturaleza. En
general, la única razón por la cual estos peritos debieran comparecer a
juicio es para producir las proposiciones fácticas exigidas para acreditar
que la fotografía contiene una representación fiel del objeto o lugar
respectivo con el propósito de poder introducirlas en la audiencia y
permitir que sean valoradas por el tribunal (proposiciones de este tipo
son, por ejemplo, "la casa que sale en la fotografía es la que la víctima
identificó como propia", "esa esquina es aquella en donde fue encon-
trado el cadáver de la víctima"). Las fotografías constituyen medios
de prueba autónomos que requieren para su valoración en juicio ser
acreditados por alguien que, óptimamente, debe ser un testigo idóneo
capaz de hacer el proceso de identificación y validación de lo que la foto
representa (el dueño de la casa, el funcionario policial que condujo la
investigación, etc.). Normalmente, quien sacó la fotografía per se no es
idóneo y, en caso que lo fuera, la importancia de su comparecencia a
juicio no es aportar conocimiento experto (actuar como perito), sino
entregar información que podría entregar cualquier testigo. Lo que
ocurre en realidad en estos casos es que no se está en presencia de un
peritaje en estricto rigor, ni menos de una hipótesis en donde exista
necesidad de conocimiento experto. Esto por sí solo sería una buena
70
En parte por este tipo de confusiones el Fiscal Nacional dictó un oficio el año
2001 con el objetivo de aclarar la diferencia y funciones de un informe pericial y de
un informe de investigación elaborado por la policía. Véase Oficio N B 310 del Fiscal
Nacional del Ministerio Público, Santiago 17 de j u l i o de 2001.
7]
Más detalle sobre esta lógica puede revisarse en ANDRÉS BAYTELMAN y MAURICIO
DUCE, Litigación Penal, Juicio Oral y Prueba, Ediciones Universidad Diego Portales, San-
tiago, 2005, pp. 215 a 219.
72
Sobre esta preocupación véase Nieves Aravena, ob. cit. Cabe agregar que la falta
de peritos químicos en materia de análisis de droga y la centralización del Instituto
de Salud Pública en Santiago constituyeron en un momento un problema serio para
asegurar la comparecencia de estos peritos a los juicios orales en las regiones del país.
A partir de este problema, se desarrolló una práctica de los tribunales orales de admitir
la declaración de los mismos por medio de videoconferencia. La Corte Suprema, en
conocimiento de un recurso de nulidad de un juicio oral, tuvo oportunidad de pronun-
ciarse sobre el punto el año 2003 y validó tal práctica. Véase Sentencia Corte Suprema
de 11 de agosto de 2003, causa rol N s 2662-03. Véase también un comentario de dicha
sentencia en Raúl Tavolari, "La Videoconferencia c o m o Mecanismo de Comparecencia y
la Garantía del Debido Proceso", en Boletín del Ministerio Publico N° 16, octubre de 2003,
pp. 142 a 152. La Ley N® 20.074 ha terminado de zanjar este tema autorizando expre-
samente la declaración por videoconferencia u otros medios tecnológicos para peritos
que por motivo grave y difícil de superar no puedan comparecer ajuicio agregándose
un nuevo inciso final al artículo 329 del Código Procesal Penal.
presentado para algo más que simplemente dar cuenta del resultado del
examen. Si no había debate, en principio, debiera declarar innecesaria
la comparencia del perito ajuicio y admitir sólo la introducción del do-
cumento con los resultados de los exámenes técnicos practicados.
Esta solución no es expansible a todo tipo de peritajes. Lo que la
justifica en estos casos es que en ambos la conclusión técnica del peri-
to es producto de un examen mecanizado y estandarizado en donde
no existe espacio real para q u e el experto formule una opinión, sino
simplemente para mostrar un resultado generado como consecuencia
de la aplicación de un procedimiento con poca o nula intervención
humana. Así, por ejemplo, en la alcoholemia la muestra de sangre se
pone en la máquina respectiva, la que arroja un resultado. El perito lo
único que hace es manipular la máquina y registrar el resultado. Por
lo mismo, si no hay discrepancia acerca de cómo se realizó el peritaje
de sangre, el aporte del perito al juicio es nulo y su comparecencia es
innecesaria. No ocurre lo mismo, por ejemplo, en un examen psiquiá-
trico, en donde la conclusión del perito se construye fuertemente a
partir de su opinión profesional, la que siempre debe ser explicada y
puede ser controvertida en el juicio. Ello no puede ser reemplazado por
el informe escrito del perito. En ese caso su comparecencia ajuicio es
necesaria en los dos niveles que hemos analizado. Dicho de otra mane-
ra, en estricto rigor no hay opinión experta en este tipo de exámenes
mecanizados que justifique la comparecencia de un perito ajuicio, a
menos que efectivamente exista controversia acerca de los resultados
o procedimientos empleados en el caso respectivo.
Esta solución no es desconocida en el derecho comparado. Así,
pareciera ser la respuesta a la que han llegado sistemas adversariales
con más desarrollo que el chileno. Este es el caso de Canadá. Allí se ha
resuelto legislativamente este punto. Por ejemplo, la ley de drogas de
dicho país (Controlled Drugs and Substances Act) establece en sus artícu-
los 45 y 51 que el inspector u oficial de paz en materia de drogas puede
realizar el examen de cualquier tipo de sustancias o muestras de drogas
para determinar su naturaleza elaborando un certificado o reporte con
los resultados. Dicho documento es admisible como evidencia enjuicio
sin necesidad de su comparecencia y en ausencia de prueba en contra-
rio es suficiente para acreditar sus conclusiones. Para que se admita el
documento ajuicio debe haberse entregado copia con anterioridad a la
parte contra quien se utilizará y, además, cumplir con ciertos requisitos
en su elaboración. En todo caso, la parte contra quien se utilizará puede
requerir la comparecencia del técnico ajuicio para efectos de practicar
un contraexamen, pero para ello debe esgrimir razones específicas y no
simplemente el deseo general de realizar el contraexamen. Una regu-
lación similar se puede encontrar en la sección 258 del Código Penal
de dicho país (Criminal Code) referida a los distintos test existentes para
determinar el nivel de alcohol de u n a persona. 7 3
Como se puede observar, se trata de una solución que compatíbiliza
por una parte el funcionamiento práctico del sistema con las necesida-
des de defensa en caso en que efectivamente este procedimiento pueda
afectar el derecho del acusado a contraexaminar.
En este contexto estimamos que este problema pudo haberse resuelto
sin necesidad de una reforma legislativa. Con todo, el hecho de que
la Ley N 9 20.074 haya introducido u n a regla especial sobre la materia,
agregando un nuevo inciso final al artículo 315 del Código Procesal
Penal, 74 facilita el desarrollo de u n a práctica más consistente sobre este
punto, aun cuando deja abiertos algunos elementos para el debate en su
uso. 75 Por lo mismo, a pesar de que en la Ley de Tribunales de Familia
no existe una regla equivalente al nuevo inciso final del artículo 315, la
regla general de necesidad puede permitir resolver este asunto.
Para cerrar el análisis de este requisito, nos parece claro que con los
casos problemáticos revisados, si se incorporara una práctica rigurosa
de análisis de necesidad de conocimiento experto en los dos niveles
que hemos sugerido que son exigidos por nuestra legislación procesal
penal, ello produciría un filtro muy importante de peritajes que hoy
día se presentan ajuicio y podría aliviar en forma significativa el trabajo
de los organismos auxiliares.
73
Agradecemos en este punto la colaboración de Marc Rosenberg, magistrado de
la Corte de Apelaciones de Ontario-Canadá, quien nos facilitó las normas legales citadas
y explicó su aplicación práctica en dicho país.
74
De acuerdo a dicha disposición se señala que "No obstante, de manera excep-
cional, las pericias consistentes en el análisis de alcoholemia, de ADN y aquellas que
recaigan sobre sustancias estupefacientes o psicotrópicas podrán ser incorporadas al
juicio oral en base al informe respectivo. Sin embargo, si alguna de las partes lo solicitara
fundadamente, la comparecencia del perito no podrá ser substituida por la presentación
del informe".
75
En este sentido nos parece que corresponderá a la jurisprudencia esclarecer en
qué tipo de hipótesis existe un fundamento relevante para obligar a la comparecencia
del perito, ya que no se debe tratar simplemente de la voluntad de un interviniente de
hacerlo comparecer. "Un par de ejemplos en donde se puede apreciar que los tribunales
no han incorporado con claridad esta nueva norma en su práctica se puede revisar en
las sentencias de la Corte de Apelaciones de Valparaíso en causa rol N® 47-2006 de 25 de
enero de 2006 y de la Corte de Apelaciones de San Miguel en causa rol N fl 457-2007 de
10 de abril de 2007. En ambos casos, aun cuando no referidos centralmente al tema en
estudio, los fallos contienen consideraciones sobre la norma que reflejan duda acerca
de la regla establecida por el legislador.".
76
Véase ALAN G O L D , ob. cit., p. 7 3 .
77
Así se ha sostenido que "Esta acreditación, de carácter formal mas no de mérito,
debe ser realizada ante el juez de garantía, sin peijuicio de la posibilidad que tienen las
partes de dirigir preguntas al perito de la parte contraria durante el desarrollo del juicio
oral, con el objeto de desacreditar el conocimiento experto o especial que el perito dice
poseer ". Véase RAFAEL BLANCO y otros, ob. cit., p. 1 8 9 .
E D I T O R ! A l J U R I D I C A D E CHILE 444
LA PRUEBA PERICIAL: SU ROL Y ADMISIBILIDAD EN EL JUICIO ORAL
vitae del experto, en otras, copias de los títulos y certificaciones que po-
sea, de su pertenencia a sociedades profesionales, en fin, todo aquello
que en un formato sencillo y no formalista permita al tribunal decidir
adecuadamente. 78 Los niveles de formalidades en este punto normal-
mente estarán asociados a la intensidad de la controversia. Cuando ésta
es baja, hay menos problemas acerca de los medios de acreditación de
la idoneidad. Cuando ésta es alta, en cambio, se eleva el estándar para
quien presenta al perito.
Para concluir, si las partes han realizado una adecuada selección
del perito, el requisito de idoneidad no constituye un obstáculo muy
serio para su admisibilidad. Es importante destacar que no basta con
la selección de un experto idóneo, sino también que se genere una
práctica, de quienes intenten introducir peritajes ajuicio, de acreditar
tal idoneidad al momento de discutir la admisibilidad de esta prueba.
El principal impacto, en consecuencia, de una exigencia más rigurosa
de este requisito no debiera traducirse en un filtro muy relevante, sino
más bien en un cambio de prácticas de fiscales y defensores al momento
de presentar prueba pericial para su admisión ajuicio que no debiera
significar un desafío mayor para ambas instituciones.
78
Hay un caso interesante que se produjo en el juzgado de garantía de Viña del
Mar, en donde en la audiencia de preparación del juicio la jueza de garantía a cargo
acogió una solicitud de exclusión de prueba de un perito presentado por la fiscalía por
falta de acreditación de su idoneidad. Se trataba de un perito químico presentado para
declarar sobre los exámenes de pureza de la droga efectuados (es un caso anterior a
la reforma de ajuste de noviembre de 2005). La fiscalía no había acompañado ningún
comprobante que acreditare su calidad de tal y al plantearse el debate por la defensa
señaló que su carácter de perito era un h e c h o público y notorio. Al resolver sobre una
petición de nulidad presentada por la fiscalía en la misma audiencia, la jueza argu-
mentó que "...a lo menos debe acreditarse la calidad que se invoca para los peritos de
una manera simple sin mayores formalidades-.-". Junto con excluir al perito se admitió
como prueba documental el protocolo de análisis de pureza de la droga. Véase Acta de
Audiencia del 1 de abril de 2005 caso RUC N a 0400293281-K del Juzgado de Garantía
de Viña del Mar. Con posterioridad, la Corte de Apelaciones de Valparaíso, en un fallo
bastante confuso, revocó esta decisión, pero no se pronunció sobre el aspecto destacado
en este punto. Véase resolución 20741 de la Corte de Apelaciones de Valparaíso del 17
de mayo de 2005.
?i
Véase ALAN G O L D , ob. cit., p. 25.
80
Junto con los trabajos ya citados recomendamos revisar como complemento de
esta sección ERNESTO CHIESA, Tratado de Derecho Probatorio, tomo I, Publicaciones JTS,
Puerto Rico, 1998, pp. 541 a 613, y Federal Judicial Center, Manual for Complex Litigation,
Washington, 2004, 798 pp., especialmente capítulo 23, pp. 469 a 484.
81
La identificación correcta del caso es Daubert v. Merrel Dow Pharmaceuticals,
Inc. 509 U.S. 579 (1993). El caso se refería a una acción de daños (tort)y no a un caso
penal. El foco del caso estuvo en la determinación de estándares de confiabilidad de la
prueba pericial de carácter científico.
82
Así, se ha generado en los Estados Unidos la audiencia Daubert, destinada a que
con anterioridad al juicio se pueda realizar un examen estricto de la admisibilidad del
peritaje.
83
Miguel Méndez cita un estudio de la Corporación Rand del año 2002 que da
cuenta que la aceptación a las impugnaciones a la admisibilidad de prueba científica en
la era post-Daufcres superior a la de la época anterior. Con más detalle véase MIGUEL
MÉNDEZ, o b . cit., p . 9 1 .
84
La identificación completa del caso es General Electric Co. v. Joiner, 522 U.S.
136 (1997).
85
La identificación completa del caso es Kumho Tire Co. v. Carmichel, 526 U.S.
137 (1999).
86
E n e s t e s e n t i d o v é a s e MARGARET BERGER, o b . cit., p . 3 8 .
87
La regla 702 podría traducirse de la siguiente forma: "Si conocimiento científico,
técnico u otro especializado ayuda al juzgador a entender la evidencia o determinar
un hecho en cuestión, un perito calificado por conocimiento, destrezas, experiencia,
entrenamiento o educación puede declarar como experto si 1) el testimonio está sufi-
cientemente basado en hechos o información confiable, 2) el testimonio es producto
de principios y métodos confiables, y 3) el experto ha ocupado principios y métodos
adecuados a las circunstancias del caso".
88
La identificación completa del caso es R. V. Mohán {1994) 2 S.C.R 9.
89
El caso paradigmático es R. VJ-L.J (2000) 2 S.C.R. 600.
EDITORIAL J U R I D I C A D E C H I L E 450
LA P R U E B A P E R I C I A L : SU R O L Y A D M I S I B I L I D A D EN EL J U I C I O O R A L
92
STATE v . MILBRADT, 7 5 6 P . 2 d 6 2 0 , 6 2 4 n . 3 ( O r . 1 9 8 8 ) , c i t a d o p o r PAMELA S U -
THERLAND y D E U A H E N D E R S O N , o b . c i t . , p . 3 .
P U E B L O V. C A N I N O O R T I Z , 9 3 J.T.S. 1 5 7 , p. 1 1 3 1 6 . Se trata de una sentencia
93
dictada por el Tribunal Supremo de Puerto Rico, que a la vez cita otros casos de la
jurisprudencia de los Estados Unidos. Este caso y su referencia aparecen en E R N E S T O
CHIESA, o b . c i t . , p . 5 5 6 .
94
PATRICIA CONDEMARÍN B U S T O S y GRETER M A C U R A N N O D A R S E , Peritajes Psicológicos
sobre los Delitos Sexuales, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2005, pp. 70 a 74.
95
Véase PAULINA PÉREZ, o b . cit.
96
Un ejemplo extremo de esta falta de homogeneidad de las metodologías se
produjo en un caso reciente de alta connotación pública en el cual la fiscalía requirió
un peritaje sobre estas materias a un destacado especialista nacional que vive en el
extranjero, el que realizó su pericia sin visitar Chile. Al preguntársele en la entrevista
cómo elaboró su informe, él señala: "Leyendo exhaustivamente todo", es decir, las 1.400
pp. de la carpeta del fiscal que le fueron enviadas. Véase, "Los Niños Dijeron la Verdad",
en La Tercera, Revista Mujer N® 1186, del 3 de julio de 2005, pp. 34 a 38.
97
Nos parece oportuno señalar que detrás de esta práctica también se esconde un
prejuicio muy habitual en contra de las víctimas de delitos sexuales, particularmente
cuando son niños o mujeres. De acuerdo a ese prejuicio se exigen elementos de veri-
ficación de veracidad especiales y distintos que tratándose de cualquier otro tipo de
delitos. Impedir el ingreso de los mismos, lejos de desproteger a dichas víctimas, debiera
corregir esta situación.
451 EDITORIAL J U R I D I C A D E C H I L E
PROCESO PENAL
98
Véase el artículo 61, especialmente el numeral 8, de dicha ley.
99
Véase, entre otros, MARÍA INÉS HORVITZ y JULIÁN LÓPEZ, ob. cit.. p. 2 1 ; RAFAEL
BLANCO y otros, ob. cit., p. 1 1 5 ; ALEX CAROCCA, "Etapa Intermedia o de Preparación del
Juicio Oral", e n Nuevo Proceso Penal, Editorial Jurídica Conosur, Santiago, 2 0 0 0 , p. 1 7 7 .
100
Corte de Apelaciones de Valparaíso, 17 de mayo de 2005, recurso 441/2005,
resolución 20741.
101
Otro de los problemas más extendidos ha sido que las partes introducen ajui-
cio el informe pericial escrito c o m o si se tratara de una prueba documental o que los
jueces del tribunal exijan que se acompañe dicho informe j u n t o con la declaración del
perito. La situación descrita se repite c o m o una prácdca habitual en varios tribunales
orales que, haciendo una lectura errónea del artículo 315 del Código Procesal Penal,
han considerado que, no obstante que el perito debe comparecer y declarar enjuicio,
de todas maneras debe ser entregado su informe escrito al tribunal al momento de su
comparecencia a la audiencia.
1<K
En este mismo sentido véase MARÍA INÉS HORVITZ y JULIÁN LÓPEZ, ob. cit,
p. 296.
103
Se trata de una interpretación eiTÓnea, ya que el artículo 315 está pensado para
la audiencia de preparación de juicio oral. Valga respecto de esta norma la explicación
histórica que realizamos acerca de la ubicación sistemática de las reglas de peritaje. El
litigante que desee presentar a un perito debe acompañar su informe en tal audiencia,
con el objeto de posibilitar al juez de garantía hacer el examen de relevancia (pertinen-
cia) del peritaje e idoneidad mínima del perito, que permitan admitir dicha prueba en
juicio. De hecho, en el proyecto original presentado en la discusión parlamentaria, las
normas de prueba, entre ellas el artículo 315, se contenían en el capítulo que regulaba
la etapa de instrucción.
Un desarrollo más detallado de la crítica a esta interpretación puede verse en AN-
DRÉS BAVTELMAN y MAURICIO D U C E , ob. cit., pp. 3 2 8 a 3 3 1 . La doctrina se ha uniformado
acerca de que la exigencia de entrega del informe escrito es para los efectos del examen
de admisibilidad que debe hacer el juez de garantía y no para ser presentado ante el
tribunal oral. Véase MARÍA INÉS H O R V I T Z y J U L I Á N LÓPEZ, ob. cit., p. 2 9 6 , y R O D R I G O
CERDA, ob. cit., pp. 3 9 2 y 3 9 5 . Nos parece que con las recientes modificaciones a los
artículos 314 y 316 este problema interpretativo ha quedado claramente resuelto en el
sentido de que es la audiencia de preparación de juicio en donde debe presentarse el
informe pericial y enjuicio sólo cabe su comparecencia personal.
455 EDITORIAL J U R I D I C A D E C H I L E
PROCESO PENAL
104
"Un ejemplo jurisprudencial en d o n d e se establece en forma clara esta regla
puede observarse en la sentencia de la Corte de Apelaciones de Valdivia en causal rol
N a 263-04 de 3 de enero de 2005 en el que la Corte no admite c o m o medio de prueba
no regulado del artículo 323 el informe escrito del SIAT y la autopsia practicada por el
Servicio Médico Legal".
10s
Esta función del peritaje escrito impone necesariamente que debe existir en
un tiempo oportuno que permita este upo de preparación a la contraparte. Ese mo-
mento oportuno es en nuestra legislación la audiencia de preparación de juicio oral.
Sobre este tema existe una decisión interesante emanada del Tribunal Oral Penal de
Angol en una sentencia de 8 de abril de 2002. En ella el tribunal decide no valorar la
declaración de un perito presentada por la defensa debido a que su informe escrito
fue evacuado sólo el día anterior ajuicio y la contraparte no tuvo acceso al mismo sino
sólo minutos antes de la realización del juicio. En opinión del tribunal esto lesionó la
posibilidad de ejercer la contradictoriedad sobre esta prueba. La sentencia completa
puede verse en ALEJANDRO ABUTER, Jurisprudencia de la Reforma Procesal Penal, tomo II,
LexisNexis, Santiago, 2004, pp. 629 a 643. El punto específico es desarrollado en las
pp. 641 y 642. Este mismo problema p u d o haberse presentado en el caso resulto por la
Corte de Apelaciones de San Miguel de 10 de abril de 2007 ya citado debido a que se
trataba de una situación en la cual un informe pericial de la fiscalía se había producido
con posterioridad al cierre de la investigación y la defensa había accedido a él tres días
antes de la audiencia de preparación del juicio. Seguramente la decisión hubiera sido
distinta a la del Tribunal de Angol. Lamentablemente las partes centraron el debate en
la exclusión de la prueba por ilicitud.
6. OBSERVACIONES FINALES
106
Véanse, entre otros, los datos estadísticos contenidos en Anuario Estadístico In-
terinstitucional Reforma Procesal Penal, 2005, Santiago, junio de 2006, 272 pp.; Ministerio
Público, Memoria Anual 2005, Santiago 2006, 72 pp., y Defensoría Penal Pública, Memoria
Anual 2005, Santiago, junio de 2006, 182 pp.
117
Marco normativo que, c o m o se ha revisado, incluso ha sido potenciado en esta
materia por las reformas introducidas por la Lev N'- 20.074.
1(W Véase LIDIA CASAS, M A U R I C I O DUCE, FELIPE M A R Í N , CRISTIAN RIEGO y MACARENA
VARGAS, El funcionamiento de los nuevos tribunales de familia: resultados de una investigan""
exploratoria, San riago, 2006, 27 pp.
EDITORIAL J U R I D I C A D E C H I L E 4 5 8
Capítulo XIII
A estas alturas, el sistema comienza a realizar casi cinco mil juicios orales
al año y, como es natural, la práctica de quienes intervienen en ellos ha
generado numerosas discusiones acerca de innumerables cuestiones del
funcionamiento práctico del nuevo sistema. Esto es particularmente
intenso tratándose de aspectos vinculados al régimen de la prueba en
el juicio en donde las normas del Código son relativamente pocas y
respecto de cuya interpretación se pueden apreciar las dificultades en
consolidar una cultura genuinamente adversarial en nuestro sistema.
En efecto, en materia de reglas de prueba enjuicio puede apreciarse
una cultura interpretativa de parte de distintos actores del sistema ex-
tremadamente formalista o que se detiene en forma principal en un
análisis exegético de las normas legales sin identificar los problemas que
se encuentran detrás de las respectivas interpretaciones. Como hemos
visto en el capítulo referido al juicio oral, esto constituye un problema,
ya que detrás de esas reglas hay una tensión fuerte de modelos que el
nuevo Código ha intentado imponer, de forma tal que el solo conside-
rar las reglas desprovistas de consecuencias y principios e n j u e g o es un
ejercicio que empobrece el debate.
En ese sentido, uno de los elementos más importantes del juicio
oral es la declaración del imputado. Tal como el sistema inquisitivo
estableció toda una concepción de la declaración del imputado, basada
en la idea de la búsqueda de la verdad y el sometimiento de la persona
del imputado al interés estatal, 1 el Código Procesal Penal, en cambio,
plantea otra lógica completamente diversa en que el principal valor es
1
De hecho, para Maier, la confesión se transformó en un fin del procedimiento
inquisitivo -"el precio de la victoria"- y, por ende, cualquier medio útil para obtenerla se
reputaba legítimo: la prisión, el ayuno obligado, la vigilancia para evitar actos privados
del imputado o sorprenderlo en ellos y, por fin, el tormento físico. Véase JULIO MAIER,
Derecho Procesal Penal, tomo I, Editores del Puerto, Buenos Aires, 1999, p. 292.
3
Una revisión completa del derecho de defensa - e n especial en su dimensión
material- puede verse en JULIO MAIER, ob. cit. pp. 539 y siguientes.
5
Diversas salas de juicio oral de distintas ciudades del país han sostenido con per-
sistencia tal interpretación. Incluso ella también ha sido sostenida por algunas Cortes
superiores. Un caso reciente está constituido por la decisión del día 20 de febrero de
2007 por la Corte de Apelaciones de Santiago en causa rol 34-2007. Se trata de un caso
en que el Ministerio Público interpuso un recurso de nulidad fundado en la causal
del artículo 373 b) del Código Procesal Penal en contra de una sentencia absolutoria,
argumentando que al no haber declarado el imputado al inicio del juicio sino en el
momento establecido en el artículo 338 hubo una errónea aplicación de normas de
oportunidad procesal e incorporación de prueba ajuicio. Al aceptar el recurso la Corte
acepta la idea que el momento central de la declaración del imputado es al inicio del
juicio de acuerdo al artículo 326. La Corte pareciera admitir declaraciones en momentos
posteriores al artículo 326, pero sólo con el objetivo de aclarar o complementar dichos
ya formulados con anterioridad.
6
De hecho en el caso citado de la Corte de Apelaciones de Santiago este es uno de
los argumentos esgrimidos por la fiscalía para obtener la nulidad de la sentencia.
puesto que podrían luego confrontarla con el resto de las pruebas. Por
el contrario, permitirle que declare después de la presentación de las
pruebas hace perder esa posibilidad de confrontar la declaración con
la prueba restante, porque le permite al acusado agregar a su declara-
ción todos los elementos destinados a explicar, justificar o desmentir
las afirmaciones de los demás testigos o demás medios de prueba, o
evitar incluir en su declaración componentes que sean contradictorios
con las declaraciones más creíbles,
El argumento anterior pierde algo de su fuerza en cuanto se piensa
que el imputado de hecho conoce el contenido de la prueba por medio
del acceso que ha tenido a la investigación del fiscal. 7 No obstante, el
principal problema de este argumento es que es contrario a la idea de
que la declaración del imputado es un medio de defensa tal y como
explícitamente lo establece la ley. Esto, porque como hemos dicho,
la defensa consiste precisamente en la posibilidad de responder, de
hacerse cargo, de contradecir la prueba y los planteamientos de la
parte acusadora y para hacer esto es oportuno cualquier momento,
especialmente aquéllos posteriores a la presentación de la prueba. Es
de hecho después de la prueba el momento en que el imputado cuenta
con una mayor información y tiene en consecuencia la oportunidad de
responder a la acusación de manera más completa.
Pero por otra parte, siendo el derecho a la defensa una expresión
de la autonomía individual, el imputado tiene derecho a ejercerla en
el momento en que le parezca oportuno, negarle esta posibilidad es
impedirle ejercer el acto fundamental de su manifestación como sujeto
procesal, precisamente en la etapa en que ésta cobra su máxima expre-
sión, que es en el debate. La tesis que comentamos pretende entonces
definir el momento de la declaración desde la conveniencia del sistema
cuando el principio de la autonomía supone que esa definición la hace
el imputado desde sus propios intereses.
Sobre la base de la idea del derecho a declarar como la expresión
central del derecho a defensa, descansa la regulación del artículo 285
complementado por el inciso final del 291. Estas normas proclaman, en
primer lugar, la necesidad de la presencia del imputado en eljuicio y
regulan detalladamente las excepciones a dicho principio, así como de
los resguardos que se deben tomar para asegurar que en todo momento
7
Recordemos que el Código contempla diversas normas que de manera muy fuerte
aseguran el derecho de la defensa a acceder a los antecedentes del caso recopilados por
el Ministerio Público y la policía desde etapas muy tempranas de la persecución penal,
como por ejemplo el artículo 182. Incluso dicha norma ha sido reforzada en reformas
realizadas al CPP en el sentido de entender que el acceso a la carpeta del fiscal involucra
el derecho de obtener fotocopia de la misma. A nivel de etapa de preparación de juicio
oral debe recordarse el artículo 260, entre otros.
8
En este mismo sentido se discutió esta norma en el debate parlamentario. Así, el
segundo Informe de la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento
del Senado señala que "El acusado y su defensor no están obligados a exponer su de-
fensa en este momento. El primero por hacer uso de su derecho a guardar silencio, y el
segundo, porque puede estimar conveniente esperar que el fiscal presente su caso. Sin
embargo, para que no pueda estimarse que hay indefensión, se estimó preferible señalar
que se le debe ofrecer la palabra al acusado y a su defensor para ejercer su defensa de
conformidad a lo dispuesto en el artículo 8a".
9
Sobre este punto existe una enorme literatura. De hecho, toda la disquisición
que se ha hecho del proceso crítico del modelo inquisitivo tiene su razonamiento en
esta situación que se observaba, donde el imputado, lejos de ser un sujeto del proceso,
devenía en un objeto que eljuez podía disponer a su antojo.
ln
Respecto del tema de la tortura, y su utilización en el ámbito del procedimiento
inquisitivo, véase J U L I O MAIER, ob. cit., en especial pp. 297 a 299; E N R I Q U E PAILLAS,
Derecho Procesal Penal, vol. 1, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, pp. 38 a 45.
11
La Ley N®18.857 de 1989 modificó el artículo 484 prescribiendo que el ejercicio
del derecho a guardar silencio del imputado no implicaría un indicio de participación,
culpabilidad o inocencia.
12
Sobre el carácter apremiante del proceso inquisitivo y c ó m o éste, aunque norma-
tivamente se suavizara, terminaba c o m o limitador de las garantías del imputado, véase
CRISTIAN RIEGO, "El Proceso Penal chileno frente a la Constitución Política del Estado
y a la Convención Americana de Derechos Humanos", en AA.W. Proceso Penal y Derechos
Fundamentales, Corporación Nacional de Reparación y Reconciliación, 1994.
EDITORIAL J U R I D I C A D £ C H I L E 472
LA DECLARACIÓN DEL IMPUTADO EN EL JUICIO ORAL
la declaración. Esta obligación del fiscal está dada por la lógica, quien
declara, especialmente si lo hace estando detenido, no tiene cómo probar
lo ocurrido, son los órganos del Estado quienes tienen el control total
de la situación y están en condiciones de preconstituir prueba acerca de
las condiciones de la declaración. Pero además esta obligación está en
nuestra opinión expresada con claridad en la regla del inciso segundo
del artículo 91 cuando indica que las declaraciones del imputado que
tome la policía se harán con su autorización y bajo su responsabilidad,
esto último significa que el fiscal responde frente al juez de la prueba
de la autonomía de las declaraciones.
El estándar de exclusión de las declaraciones del imputado en nues-
tra opinión es el de sospecha, esto es, las declaraciones sospechosas de
falta de autonomía deben ser excluidas y en general para configurar la
sospecha basta con la imputación del defensor más la falta de prueba
del fiscal. El fiscal por su parte puede valerse de cualquier medio para
despejar las sospechas, puede contar con testigos creíbles del modo en
que la declaración se obtuvo, por ejemplo, pero en general el modo
más efectivo de preservar una declaración de este tipo es por medio
de una filmación completa, sin ediciones, que dé cuenta detallada del
interrogatorio del imputado, sin duda también será muy relevante la
impresión que eljuez tenga de la transparencia del funcionamiento de
la policía en el lugar de que se trate.
Finalmente, hecha la depuración, la decisión de exclusión o inclusión
es válida para todos los usos que puedan darse a la misma en el juicio
oral, dependiendo de las circunstancias que se den, especialmente de
que el imputado declare o no. Asimismo esta decisión también debiera
afectar al contenido de la declaración cualquiera sea el medio por el
cual se pretenda ingresar; una declaración sospechosa no debiera poder
ser mencionada en el juicio oral de ningún modo.
Ya hemos dicho que no nos parece discutible que una vez prestada la
declaración del imputado en el juicio ésta pase a constituirse en un medio
de prueba y que en consecuencia puede ser valorada por los jueces en
la fundamentación de su sentencia. Dicho esto, surge el problema del
silencio, esto es, si el imputado no hace uso de su derecho a declarar
en el juicio. ¿Pueden los jueces al momento del fallo utilizar ese silen-
cio como un elemento de apoyo a la verosimilitud de la versión de la
acusación? ¿Pueden razonar válidamente los jueces en el sentido que
el silencio del imputado en el juicio puede significar temor al riesgo
de someterse al contraexamen y en consecuencia a mostrar las posibles
inconsistencias de su versión?
13
Son abundantes los fallos de la Corte Europea de Derechos Humanos sobre este
punto. De hecho, uno de los primeros casos d o n d e se discutió el silencio del imputado
fue en John Murray v. the United Kingdom, d o n d e la Corte señaló que no había algo así
c o m o un derecho absoluto al silencio y sostuvo la doctrina, por lo demás mantenida hasta
hoy, que para considerar si hubo una vulneración al art. 6 de la Convención Europea
de Derechos Humanos al inferir circunstancias negativas del silencio del imputado hay
que ver las circunstancias particulares del caso. Un fallo especialmente relevante en este
razonamiento puede verse en Condron v. the United Kingdom (2 de mayo de 2000).
14
La nueva regulación normativa sobre el tema se estableció con la CriminalJustia
and Public OrderAct 1994, que en la Sección 35 2) y 3) prescribe;
"2) Where this subsecüon applies, the court shall, at the conclusión of the evi-
dence for the prosecution, satisfy itself (in the case of proceedings on indictment, in
the presence of the jury) that the accused is aware that the stage has been reached at
which evidence can be given for the defence and that he can, if he wishes, give evidence
and that, if he chooses not to give evidence, or having b e e n sworn, without good cause
refuses to answer any question, it will be permissible for the court or jury to draw such
inferences as appear proper from his failure to give evidence or his reftual, without
g o o d cause, to answer any question".
15
En este senddo véase ClAUS ROXIN, Derecho Procesal Penal, Editores del Puerto,
Buenos Aires, 2003, pp. 108 y 109, quien sostiene en todo caso la posición que el silen-
cio en principio no debiera ser valorado, salvo en casos de silencio parcial, selectivo o
sobre puntos particulares.
sufrir diversas cargas, como la prisión preventiva u otras, las que hubiese
podido evitar con un esclarecimiento temprano de su inocencia.
Por otra parte, también es lógico presumir que cuando el imputado
plantea en el juicio una versión que no ha expuesto con anterioridad es
porque teme que su conocimiento por la contraparte le dé la oportu-
nidad de descubrir y develar sus debilidades en el momento del juicio,
o peor aún, todavía sería posible creer que el imputado construyó su
versión a partir de un conocimiento detallado de la investigación. Es por
todas estas razones que, en general y dependiendo de las circunstancias
específicas, el silencio en las etapas previas debilita las declaraciones
prestadas en el juicio y, por lo tanto, es un hecho relevante relativo a
la credibilidad del imputado.
1
El texto completo del artículo señala "Convicción del tribunal. Nadie podrá ser
condenado por delito sino cuando el tribunal que lo juzgare adquiriere, más allá de toda
duda razonable, la convicción de que realmente se hubiere cometido el hecho punible
objeto de la acusación y que en él hubiere correspondido al acusado una participación
culpable y penada por la ley.
El tribunal formará su convicción sobre la base de la prueba producida durante
el juicio oral.
No se podrá condenar a una persona con el solo mérito de su propia declaración"
(la negrilla es nuestra).
!
Ilustrativas, en este aspecto, son las expresiones de Rodríguez, quien al referirse
al modelo de juicio oral de Córdoba - q u e fue d o n d e se originó el proceso de reforma
hacia la oralidad en la región-, señala: "Quien sabe, lo que nunca entendieron los par-
tidarios de la Escuela Procesal de Córdoba, es el significado del juicio. Obsesionados
c o m o estaban en su idea fanática de la persecución de todos los delitos, de averiguar
precisa y exactamente la verdad real del h e c h o investigado (...), olvidaron de un modo
perverso, por su puro afán de poder, de ejercicio irracional del poder que el Estado
había delegado en lajurisdicción, los razonamientos más simples acerca de esta parte del
proceso: eljuicio", citado por ALBERTO BOVINO, "El Debate", en El Nuevo Código Procesal
Penal de la Nación, Editores del Puerto, Buenos Aires, 1993, p. 104.
s
De hecho, en el informe comparativo de CEJA (Centro de Estudios de Justicia
de las Américas), a propósito de un estudio empírico sobre la implementación de los
procesos de reforma en algunos países de la región, específicamente en Chile, Córdoba
(Argentina), Costa Rica y Paraguay, se señala q u e "Aparentemente, los resultados de
este aspecto de la reforma (lo relativo al m o d e l o de juicio) son bastante disímiles. En
el caso de Chile se ha logrado el establecimiento de un juicio oral cuyo desarrollo se
apega bastante a la noción adversarial, en que losjueces intervienen muy limitadamen-
te y en que el centro de la actividad probatoria está entregada a las partes". Informe
Comparativo Proyecto "Seguimiento de los Procesos de Reforma Judicial en América
Latina", en http://www.cejamericas.org/doc/informes/comparativos/infórmecompa-
rativo_completo.pdf, en especial pp. 46 a 60 (la negrilla es nuestra).
4
Así, por ejemplo, en la sentencia dictada por el Tribunal de Juicio Oral de Curicó,
del 11 de julio de 2002, contra Miguel Ángel Muñoz Atiendes y Juan Carlos Salgado
Lienan, por el delito de robo con violencia o intimidación, el magistrado Hermoailla
en voto disidente señaló: "49. Que, aun cuando toda la prueba producida haya sido
apreciada libremente por los folladores, c o n las limitaciones y en la forma antedichas,
debe traspasarse una barrera más alta aún, que es la convicción, más allá de toda duda
razonable, de que realmente se haya cometido el h e c h o punible motivo de la acusación
del Ministerio Público y que en él haya correspondido a los acusados una participación
culpable y penada por la ley;
5E. Que, cabe concordar las razones anotadas con la presunción de inocencia,
que protege a los encausados, de donde se desprende lógicamente que el estándar de
prueba que se necesita para condenar debe necesariamente ser mucho más alto que el
que se exigía a los falladores del antiguo sistema procesal penal (...). Véase también la
sentencia de la Corte de Apelaciones de Valparaíso en causa rol N e 967-2005 de 17 de
octubre de 2005, en donde la Corte realiza un paralelo algo confuso entre el antiguo
artículo 456 bis del Código de Procedimiento Penal y el art. 340 del Código Procesal
Penal señalando que ambas normas "...tienen la misma inspiración, pero a más (el
art. 340), agregó un factor más serio y garantíztico para la decisión de condena, cual es
la superación de cualquier duda razonable".
5
Sobre este tema en general véase MIRJAN DAMASKA, "Evidentiary Barriers to Con-
viction and Two Models of Criminal Procedure: A Comparative Study", University of
Pennsyhania Law Hevúw, vol. 121, N e 3,1973, pp. 506 y siguientes.
6
JOHN LANGBEIN, "Tortura y Plea Bergaining", en El Procedimiento Abreviado, Editores
del Puerto, Buenos Aires, 2001, p. 5.
7
Al respecto véase JOHN LANGBEIN, Torture and the Law ofPnofi Europe and England
in theAncient Regime, University of Chicago Press, 1977, 229 pp. En el mismo sentido vid
FERRAJOU, Derecho..., ob. c i t , p. 134.
8
Maier crítica esta posición, argumentando que la verdad es otra; que el sistema no
puede funcionar sin la autorización para obtener la confesión compulsivamente, mediante
la tortura, centro de gravedad de toda la investigación, y que la regulación probatoria
sólo cumple el fin de requerir mínimos recaudos para posibilitar el tormento". JUUO
MAIER, Derecho Procesal Penal, tomo I, Editores del Puerto, Buenos Aires, 1996, p. 448.
9
Para Maier, "la confesión se transformó en un fin del p r o c e d i m i e n t o - ' e l precio
de la victoria'- y, por ende, cualquier medio útil para obtenerla se reputa legítimo: la
10
Respecto del tema de la tortura, y su utilización en el ámbito del procedimiento
inquisitivo, véase, FRANCISCO M E L L O R , La Tortura Judicial en España, Centro de Estudios
Constitucionales, Madrid, 1 9 9 7 ; M I C H A E L F O U C A U L T , Vigilar y Castigar, Nacimiento de la
prisión, 3 6 - ed. Siglo X X I , México D . F . , 1 9 9 7 ; J U L I O MAIER, ob. cit., pp. 2 9 7 a 2 9 9 . Un
autor nacional puede revisarse en E N R I Q U E PAJLLAS, Derecho Procesal Penal, vol. 1, Editorial
Jurídica de Chile, Santiago, 1984, pp. 38 a 45.
11
LUIGIFERRAJOU, Derecho Razón, Editorial T r o t t a , p. 6 0 7 . En el mismo sentido, véase,
Ignacio Tadesco, "La Libertad de la Declaración del Imputado: un Análisis Histórico-
Comparado", en Las Garantías Penales y Procesales: Enfoque Histórico-Comparado, Editores
del Puerto, Buenos Aires, 2001, p. 34.
12
J U L I O MAIER, o b . c i t . , p . 2 9 9 .
13
J U L I O MAIER, o b . c i t . , p . 2 9 3 .
14
En la práctica, esta altísima exigencia de prueba había sido rebajada para los
casos de más común ocurrencia'por dos vías. En primer lugar, por medio de la intro-
ducción de cláusulas especiales aplicables a los procesos por algunos de los delitos más
comunes, c o m o son por ejemplo los delitos contra la propiedad o los delitos vinculados
a las drogas ilegales. En este sentido, véase el antiguo artículo 36 del D . F . L . 1, que fijaba
el texto refundido, coordinado y sistematizado de la Ley N B 19.366, que sancionaba el
Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Sicotrópicas, o bien el artículo 59 de la
Ley N® 11.625 sobre Estados Antisociales (para un completo listado de excepciones a la
prueba legal, en d o n d e el legislador contempla la apreciación de la prueba en concien-
cia, véase OSVALDO LÓPEZ, Derecho Procesal Penal Chilena, Editorial ConoSur, Santiago,
1993, p. 260). En estas disposiciones especiales se utilizó la fórmula de apreciación de la
prueba en conciencia, la que más allá de su ambigüedad ha sido siempre interpretada
en el sentido de otorgar a losjueces una amplia discrecionalidad en cuanto a la decisión
acerca de una posible condena. El segundo camino por la vía del cual se ha, de hecho,
restringido la aplicación de este estándar tan exigente fue el de la aceptación de un
mayor uso de la prueba indiciaría en los fallos condenatorios. Por medio de esta forma
se relativiza también la exigencia de plena certeza, porque si bien no se altera formal-
mente el estándar, al permitirse la condena por un solo indicio se admite en la práctica
que ésta se dicte sobre la base de antecedentes q u e por definición reconocen algún
margen de duda. Los indicios nunca prueban directamente el h e c h o en cuestión, sino
que requieren una conjetura a partir de otro h e c h o que sf aparece probado, por tanto,
siempre existe algún margen en el que la conjetura puede follar, por mínimo que sea.
EDITORIAL J U R I D I C A D E C H I L E 488
N U E V O ESTÁNDAR D E C O N V I C C I Ó N
15
Véase Repertorio de Legislación y Jurisprudencia Chilenas: Código de Procedimiento Pe-
nal, tomo II, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1981, pp. 117 y siguientes referidos
al antiguo artículo 456. En el mismo sentido la Corte de Apelaciones de Santiago, en
sentencia de 19 de julio de 1990, sin designación de condenado, para quienes el están-
dar requerido por el artículo en comento sería "...para el fallo condenatorio se exige la
plena certeza tanto sobre la realidad del hecho punible como...". Lo más probable es
que en la práctica muchas sentencias condenatorias se dictarán sin un nivel tan alto de
exigencias, como producto de diversos factores. Por ejemplo, las normas probatorias que
excluían las reglas de prueba tasada o por el h e c h o de la enorme presión de la prisión
preventiva que en muchos casos había sido resuelta y mantenida por el mismo juez con
un estándar mucho menos exigente. No obstante, el punto está en cómo esa exigencia
probatoria aunque teórica condicionaba el conjunto de la estructura del proceso.
16
Constitucionalmente la tortura fue abolida en la Carta Fundamental de 1828, la
que en su artículo 105 prescribía: "Se prohibe a todos losjueces, autoridades y tribunales
imponer la pena de confiscación de bienes y la aplicación de toda clase de tormentos.,.".
En el mismo sentido, el artículo 145 de la Constitución de 1833 ordenaba que "no podrá
aplicarse tormento ni imponerse en caso alguno la pena de confiscación de bienes.
Ninguna pena infamante pasará jamás de la persona del condenado".
17
La Ley N a 19.567, publicada el 1 de julio de 1998, tipificó el delito de tortura
añadiendo al Código Penal el siguiente artículo: "Artículo 150 A. El empleado público
que aplicare a una persona privada de libertad tormentos o apremios ilegítimos, físicos o
mentales, u ordenare o consintiere su aplicación, será castigado con las penas de presidio
o reclusión menor en sus grados medio a máximo y la accesoria correspondiente.
Las mismas penas, disminuidas en un grado, se aplicarán al empleado público que,
conociendo la ocurrencia de las conductas tipificadas en el inciso precedente, no las
impidiere o hiciere cesar, teniendo la facultad o autoridad necesaria para ello.
18
Respecto del uso de la tortura en el proceso penal chileno como mecanismo
para obtener confesiones y, al final, como instrumento para alcanzar una determinada
verdad, véase, Universidad Diego Portales, Tortura, Derechos Humanos y Justicia Criminal
en Chile, Escuela de Derecho, Universidad Diego Portales y Centro por la Justicia y el
Derecho Internacional, Santiago, 2002, pp. 15 a 46, en especial págs. 34 y 35.
19
Universidad Diego Portales, ob. cit., p. 24.
20
En este sentido, el informe Tortura, derechos humanos..., ob. cit., p. 35 señala:
"...en la práctica, la tortura se sigue utilizando como mecanismo de investigación policial
de delitos en un número no despreciable de casos. Además, ella resulta tolerada por la
agencia judicial, en parte por el reconocimiento de la imposibilidad material de ejercer
un control efectivo de la acdvidad policial...". Son igualmente ilustrativos los comentarios
del relator Rodley, quien, al referirse a la aplicación de la tortura en Chile, señaló: "Si
bien la tortura no es practicada en Chile de una manera sistemática ni como resultado
de una política gubernamental, los casos que se producen en la actualidad son suficiente-
mente numerosos y serios como para que las autoridades continúen otorgando atención
al problema, y el rechazo institucional hacia la tortura se traduzca en la adopción de
medidas específicas... no parece que los abusos sean sistemáticos o generalizados, pero
tampoco son aberraciones aisladas", en J O R G E M E R A y M A U R I C I O D U C E , Introducción al
Sistema Penal, Ediciones Universidad Diego Portales, Santiago, 1996, p. 325.
21
Véase MARÍA ANGÉLICA JIMÉNEZ, El Proceso Penal Chileno y los Derechos Humanos,
Estudios empíricos, volumen II, Ediciones Universidad Diego Portales, Santiago, 1994,
pp. 1 9 3 a 2 1 8 ; FELIPE GONZÁLEZ, MARÍA ANGÉLICA JIMÉNEZ y CRISTIAN RIEGO, "La Policía
y el Proceso Penal: Antecedentes Empíricos", en La reforma de la justicia penal. Ediciones
Universidad Diego Portales, Santiago, 1998, pp. 265 a 318.
52
Especial relevancia adquiere, en este sentido, el artículo 91 del CPP, que al pres-
cribir las declaraciones del imputado prestadas ante la policía lo hace de la siguiente
manera: "Declaraciones del imputado ante la policía. La policía sólo podrá interrogar autóno-
mamente al imputado en presencia de su defensor. Si éste no estuviere presente durante
el interrogatorio, las preguntas se limitarán a constatar la identidad del sujeto.
Si, en ausencia del defensor, el imputado manifestare su deseo de declarar, la policía
comará las medidas necesarias para que declare inmediatamente ante el fiscal. Si esto
no fuere posible, la policía podrá consignar las declaraciones que se allanare a prestar,
bajo la responsabilidad y con la autorización del fiscal. El defensor podrá incorporarse
siempre y en cualquier momento a esta diligencia".
23
Un razonamiento similar a éste puede verse en un fallo dictado por el Tribunal
Oral en lo Penal de Angol, del 25 de mayo de 2001, en contra de Marcelo Paíllal Colipí,
que en su considerando X señala: "Sipor certeza, se quisiera significar la aptitud de llegar a ¡a
verdad de modo irrefutable e inmutable, que no deje elemento posible de contradicción Juera de su
alcance, se estaría utilizando un concepto de certeza que es imposible de lograr tanto en el contexto
limitado del conocimiento humano, como en el contexto limitado del proceso judicial".
3. M A R G E N DE ERROR Y D U D A RAZONABLE
24
Sobre las dificultades prácticas de acceder a la certeza absoluta en los procesos
penales existe un interesante fallo de la Corte de Apelaciones de Concepción en el que
se señala: "La prueba, cualquiera que ella sea, no puede calzar cada una de sus piezas
matemáticamente, como un rompecabezas, y pareciera que los argumentos planteados
por la defensa pretenden que el tribunal hubiese establecido la verdad material del
hecho investigado, lo que resulta ajeno a la lógica.
Pretender arribar a una verdad material u objetiva, en materia criminal, es una meta
inalcanzable, en especial con la prueba testimonial, en cuanto la persona que la aporta
reconstruye los hechos, los que con el transcurso del tiempo se desdibujan o se borran,
por ello no basta sólo la verosimilitud para la condena, sino que ella sólo puede y debe
apoyarse en la convicción de la culpabilidad del acusado". Véase Sentencia de la Corte
de Apelaciones de Concepción en causa rol N" 454-2005 de 9 de agosto de 2005.
27
En Inglaterra el estándar de duda razonable ha sido desarrollado por los jueces,
a partir de los siglos XVII y XVIII, para instruir al jurado de sus deberes; sin embargo,
hasta hoy no existe consenso en su preciso significado. U n a revisión del desarrollo
histórico de esta cláusula en el m u n d o anglosajón puede verse en BARBARA SHAPIRO,
Beyond Reasonable Doubt and Probable Cause. Historical Perspectives on Anglo-American Laxo
of Evidence, University of California Press, California, 1 9 9 1 , 3 6 5 pp. En Estados Unidos
el estándar de duda razonable ha sido desarrollado a parür del concepto de debido
proceso. De hecho, la Corte Suprema de los Estados Unidos ha venido sosteniendo
que el debido proceso puede ser la fuente de algunos derechos que no están específi-
camente regulados en la Quinta y Sexta enmienda. Así, por ejemplo, en la sentencia In
re Winship, 397 U.S. 358 (1970), la Corte sostuvo que era obligatorio para los estados
establecer el estándar de condena en el de la duda razonable. En el caso nuestro parece
que no podemos optar por el mismo camino, dada la exigencia de fundamentación que
recae sobre nuestros jueces. Véase JOSHUA DRESSLER y ALAN MICHAELS, ob. ciL, y MARK
CAMMACK y NORMAN GARLAND, Advanced Criminal Procedure, West Publishing, St Paul
Minnesota, 2001, pp. 393 a 395.
28
La Corte Suprema de los Estados Unidos, de hecho, ha declarado que el término
"duda razonable" es un término que se autodefine y, por lo tanto, no sería necesario
definirlo. Así, por ejemplo, en HoUand v. Ohio, 348 U.S. 121,140 (1954) la Corte ha dicho
que "intentar explicar el término duda razonable normalmente no consigue hacerlo más
claro en la mente del jurado". En Inglaterra, en cambio, la fórmula que oficialmente
se utiliza para instruir a los jurados es la siguiente: "Antes de condenar al acusado es
necesario que estéis seguros de que es culpable. Lo que es igual a estar convencidos
de su culpabilidad más allá de u n a duda razonable". Citado por MireiUe Delmas-Marty,
Procesos Penales de Europa, Editorial Edijus, Zaragoza, 2000, p. 623. La utilidad de dicha
instrucción es, c o m o se aprecia, bastante discutible.
MARICONDE c o m o "un método (que) implica la inexistencia de toda norma legal acerca
del valor que el juzgador debe acordar a todos los elementos de prueba y, además, que
él no está obligado a explicar las razones determinantes de su juicio". ALFREDO VELEZ
MARICONDE, Derecho Procesal Penal, t o m o 1, Marcos Lerner Editora, Córdoba, pp. 254 y
siguientes. Una visión crítica a la íntima convicción, aunque en su versión no fundamentada,
en Feuerbach, quien sostuvo que "los jurados que se valen de su instinto semejan a una
reunión de metodistas o de cuáqueros. En un letargoso vacío de pensamiento aguardan
el rayo de luz de la revelación natural, tal c o m o éstos esperan la iluminación de arriba",
citado en FERNANDO DÍAZ, "El Control Judicial de la Motivación de la Sentencia", en Los
Recursos en el Procedimiento Penal, Editores del Puerto, Buenos Aires, 1999, p. 65.
35
En este sentido la jurisprudencia de los Estados Unidos ha señalado que "duda
razonable no es meramente una duda posible; debido a que todo lo relacionado con
los asuntos humanos, y dependiente de evidencia moral, está abierto a alguna duda
36
En este extremo la Corte Suprema de los Estados Unidos ha considerado que
una instrucción al jurado en la que se le informó que duda razonable era equivalente
a "grave incerteza" o "duda substancial" implica un nivel más alto que el exigido para
configurar la razonabilidad de la duda y, en consecuencia, resulta contrario al debido
proceso. Caso Cage v. Lousina 498 U.S. 39 {1990). Citado por JOSHUA DRESSLER y ALAN
MICHAEI^, ob. cit. p. 287 (la traducción es nuestra).
1. R E C U R S O S Y SISTEMA INQUISITIVO
1
En este mismo sentido véase JULIO MAIER, Derecho Procesal Penal, tomo I, Edito-
res del Puerto S.R.I.., segunda edición, Buenos Aires, 2002, pp. 706 y 707, y ALBERTO
BINDER, Introducción at Derecho Procesal Penal, Ad-hoc, segunda edición, Buenos Aires,
1999, p. 290.
2
En este sentido el Profesor Julio Maier señala: "Los Recursos... fueron mecanismos
nacidos históricamente durante el desarrollo del procedimiento inquisitivo, antes como
instancias de control burocrático que c o m o garantías de seguridad para los subditos...
Toda la organización )» estructura del procedimiento respondía a esta necesidad: de allí
que resultara imprescindible documentarlo en actas escritas y que, consecuentemente, el
fallo tuviera su única base de convicción en estos protocolos". Ob. cit., pp. 705 y 706.
3
Util puede ser para el lector revisar los artículos 527 y 528 del Código de Proce-
dimiento Penal.
2. R E C U R S O S Y PROTECCIÓN DE LA ORALIDAD
4
La importancia de la consulta se aprecia cuando se revisan algunos antecedentes
empíricos sobre el funcionamiento del sistema inquisitivo. Así, a mediados de la década de
los 90 cerca de la mitad del total de ingresos de la Corte de Apelaciones de Santiago estaba
constituida por esta forma de revisión de sentencias. Véase MAURICIO DUCE y CRISTIAN
RLECO, "La Reforma Procesal Penal en Chile", en Proceso Penal en América Latina y Alemania,
Konrad Adenauer, Caracas, 1995, p. 158. Una somera revisión de los artículos 533 y 534
del Código de Procedimiento Penal permite apreciar la amplitud con la que se regulaba
la utilización de este mecanismo. Así, por ejemplo, el artículo 533 señalaba:
Art. 533. (568). Las sentencias definitivas de primera instancia que no fueren revisadas
por el respectivo tribunal de abada por la vía de la apelación, lo serán por la vía de la consulta
en los casos siguientes:
¡\ Cuando ta sentencia imponga pena de más de un año de presidio, reclusión, confina-
miento, extrañamiento o destierro o alguna otra superior a éstas;
2*. Cuando el fallo aplique diversas penas que, sumadas, excedan de un año de privación o
de restricción de la libertad, debiendo, en uno y otro caso, considerarse consultable el fallo respecto
de todos los delitos sancionados, y
3e. Cuando el proceso verse sobre delito a que la ley señale pena aflictiva.
1
Es interesante en este punto recordar que una de las justificaciones que daba el
legislador en el mensaje del Código de 1906 para justificar un sistema amplio de recursos
era precisamente la falta de garantías a nivel de diseño horizontal del proceso, entre
otras, la no existencia de un juicio oral y la concentración de funciones de instrucción
v fallo en manos de un mismo juez. Véase Mensa je del Código de Procedimiento Penal, Deci-
moquinta Edición Oficial aprobada por Decreto N 5 714, de julio de 2001, p. 14.
6
De hecho un sistema de esta naturaleza es utilizado en Alemania, donde se admite
una apelación amplia frente a los fallos de tribunales unipersonales (Tribunal Municipal)
y del Tribunal de Escabinos (ambos conociendo infracciones de menor entidad), la que
supone repetir el juicio ante una corte superior (la denominada Pequeña Cámara Penal).
Una explicación más detallada de este sistema con sus matices puede verse en CLAUS
ROXIN, Derecho Procesal Penal, Editores del Puerto, Buenos Aires, 2003, pp. 456 a 4 6 4 .
La jurisprudencia del sistema europeo de DDHH es consistente con esta idea.
En el caso TIERCE & OTROS vs San Marino, de 25 de julio de 2000, la Corte señaló
que "wkere an appellale cauri has lo examine a case as to thefacts and the law and make a futí
assessment of tke issue ofguilt or innocence, it cannot determine Ihe issue witkout a direct assessment
of the evidentegiven in person by the accused for thepurpose of pwving that he did not commit the
act atlegedly constituting a criminal offence. The principie that hearings should be keld in publtc
entails the right for tke accused to give evidence in person to an appellale court" Tomando en
consideración lo expresado por la Corte Europea, cuando se plantea un sistema de doble
instancia se requiere una reevaluación directa de la prueba en condiciones similares a las
que tuvieron lugar en el juicio. Dicho de otra manera, de existir una apelación amplia
que revise y modifique todos los aspectos de hecho y de derecho es necesario que el
tribunal superior tenga contacto directo con la prueba, de no ser así, no sería acorde
con el Convenio Europeo y habría una violación al artículo 6. La única opción posible
es que se desarrolle nuevamente un juicio, ya sea ante otro tribunal de primera instancia
o la misma Corte de Apelación en donde haya un contacto directo con la evidencia y
el imputado. Idea que ha sido repetida en varios casos por la Corte Europea. Así, por
ejemplo, en el Caso KHALFAOUI vs Francia, de 1 4 / 3 / 2 0 0 0 , Párr. 37, se señaló: "The
Court furtker observes that Article 6 of the Convention does not... compel the Conlracting States
to set up courts of appeal or of cassation. Nevertheless, a State which does institute such courts is
requived to ensure thatpersons amenable to the law shall enjoy befare lhe.se courts the fundamental
507 EDITORIAL J U R - I D 1 C A D E C H I L F
PROCESO PENAL
3. EL DERECHO A UN RECURSO
Pero además de las garantías generales del debido proceso que se realizan
por medio del juicio, el debido proceso exige una cuestión específica
referida a los recursos y que consiste en el derecho del condenado a
obtener una revisión de la sentencia en su contra con el fin de corregir
los errores que se pudieren haber cometido y que pudieren conducir
a una condena injusta.
La Convención Americana sobre Derechos Humanos recoge esta
garantía en su artículo 8 NB 2 letra h), que señala que toda persona
inculpada de delito tiene derecho "de recurrir del fallo ante juez o tri-
bunal superior". El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
se pronuncia en el mismo sentido, pero con bastante mayor precisión
guaranttes contained in Article 6". Otros ejemplos lo constituyen los Casos DELCOURT VI
Bélgica, 1 7 / 1 / 1 9 7 0 , Párre. 14 y 25, y EKBATANI vs Suecia, 2 8 / 4 / 1 9 8 8 , Párr. 27.
7
Un ejemplo de esta tradición lo constituye el caso de Argentina. En la Argentina,
el Código Procesal Penal de la Nación Argentina señala c o m o motivo de casación en
el artículo 456 lo siguiente: "El recurso de casación podrá ser interpuesto por los siguientes
motivos:
1) Inobservancia o errónea aplicación de la ley sustantiva,
2) Inobservancia de tas normas que este Código establece bajo pena de inadmisibiiidad,
caducidad o nulidad, siempre que, con excepción de las casos de nulidad absoluta, el recurrente
haya reclamado oportunamente la subsanarían del defecto, sr era posible, o hecho protesta de
recurrir en casación
La teoría detrás de esta regulación es la de proteger al juicio oral como pilar del
proceso y en el evento de declararse la nulidad o casación por parte del tribunal que
revisa el juicio oral, dependiendo de la causal esgrimida, puede ordenar que se remita
el proceso al estado previo a la nulidad o simplemente que se realice un nuevo juicio
oral.
8
La situación no es similar en el Convenio Europeo. Esto se debe a que el Conve-
nio Europeo en el artículo 6 titulado "Derecho a un proceso equitativo" no contempla
expresamente el derecho a un recurso. De h e c h o es necesario para exigir esta garantía
que el Estado haya suscrito y ratificado el protocolo N° 7, que trata en su artículo 7 el
derecho a recurrir. En este sentido lo que ha realizado el sistema europeo de protección
es elaborar por medio de su jurisprudencia criterios respecto al derecho a recurrir a
través del estándar "el derecho a ser oído", contemplado el N e 1 del artículo 6. Ahora
bien, en el caso de que un Estado haya voluntariamente establecido Cortes superiores
deben dichos procedimientos ante estos tribunales acatar las garantías establecidas en
el artículo 6.
por los diversos procesos de reforma que han tenido lugar en la región.
Algún debate similar también se ha producido a propósito de algunas
decisiones del Comité de Derechos Humanos del Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos.9
El fallo más relevante es el del caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica.10
En este caso se presentó una demanda contra el Estado de Costa Rica
en virtud de una condena penal contra un periodista a partir de un
caso de difamación. Entre las imputaciones que se realizan al Estado
está la de no haber contado el condenado con un recurso que le per-
mitiera obtener una revisión suficientemente amplia en opinión de su
defensa. El derecho costarricense, como la mayoría de los otros países
latinoamericanos,11 contempla como único recurso contra la semencia
penal derivada del juicio oral, aun cuando con distintas denominacio-
nes, el de casación. Este recurso se basa en un conjunto determinado
de causales, no permitiéndose en general la presentación de pruebas
adicionales sobre los hechos ni una revisión amplia del modo en que
éstos fueron determinados por el tribunal del juicio. El imputado pre-
sentó recurso de casación contra la condena y éste fue declarado sin
lugar por la Corte local.
Frente a los hechos planteados, la Corte Interamericana resolvió que
el recurso de casación que el demandante planteó no cumplió con lo
requerido por la Convención, en el sentido de contar con un "recurso
amplio de manera tal que permitiera que el tribunal superior realizara
un examen comprensivo e integral de todas las cuestiones debatidas y
analizadas por el tribunal inferior".12
Desgraciadamente el fallo de la Corte Interamericana es un poco
oscuro en cuanto a cuál fue el fundamento del recurso de casación
planteado y hasta qué punto el fallo del recurso entró o se negó a entrar
a revisar las cuestiones planteadas. De este modo una interpretación
extensiva del contenido de este fallo parece llevar a la conclusión de que
la Corte Interamericana exige, en abstracto, que cualquier fallo penal
pueda ser revisado ampliamente, en todos sus aspectos, por medio de
un recurso amplio incluso frente a una petición muy general de revisión
por la parte afectada. Esa misma conclusión parece desprenderse del
9
Véase, entre otros, el Dictamen del 11 de agosto de 2000 en el caso de Cesario
Gómez Vásquez en contra de España.
10
Caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica. Sentencia de 2 de julio de 2004. Otro caso
relevante, pero menos explícito y claro, es Castillo Petruzzi vs. Perú, Sentencia de 30
de mayo de 1999, Páir, 161.
11
Esto es lo que ocurre en países como Argentina, El Salvador, Guatemala, entre
otros.
12
Caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica. Sentencia de 1 de julio de 2004, párra-
fo 167.
13
Con relación a este tema la doctrina es amplia. Véase ENRIQUE BACIGALUPO, La
impugnación de los hechos probados en el recurso de casación penal, Ad-Hoc, primera edición,
B u e n o s A i r e s , 1 9 9 4 , p p . 55 a 71; ALBERTO BINDER, o b . cit., p p . 2 8 9 y 2 9 2 ; FERNANDO DE
LA RÚA, La Casación Penal Depalma, Argentina, 1994, pp. 3, 38 y ss. ENRIQUE PAILLAS, El
Recuno de Casación, tomo I, Editorial Jurídica ConoSur Ltda., 1999, pp. 139 y ss.; DANIEL
PASTOR, La Nueva Imagen de la Casación Penal, Ad-Hoc, Buenos Aires, 2001, pp. 134-146.
14
En el caso del fallo objeto del pronunciamiento de la Corte, la Corte Suprema
de Costa Rica se hizo cargo explícitamente de esta cuestión ordenando a la Corte de
Casación evitar el formalismo y hacerse cargo de los cuestionamientos de fondo al fallo.
Caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica, Corte Interamerica de Derechos Humanos, ob. dt.
párr. 1 3 9 . 1 ) letra b.
15
Un cuestionamiento similar al de la Corte Interamericana frente a Costa Rica
formuló el Comité de Derechos Humanos de la O N U (dictamen de 20 de julio de 2000)
frente a la Legislación Española, el que ha sido respondido en términos similares a
los planteados aquí. JAEN VALLEJO, MANUEL: "La compatibilidad de la casación penal
española con los convenios internacionales sobre derechos fundamentales', 13 pp., en
Cuadernos de Doctrina y Jurisprudencia Penal, Ad-Hoc Buenos Aires, 2002.
16
El recurso incorporado por la Cámara de Diputados se regulaba bajo el siguiente
tenor:
"Art. 409. 'Procedencia del recurso extraordinaria'. La sentencia definitiva condenatoria
del juicio oral que se aparte manifiesta y arbitrariamente de la prueba rendida en la audiencia,
podrá impugnarse por medio de un recurso extraordinario".
Sobre las posturas a favor y en contra que suscitó tal recurso puede verse ALEX
CAROCCA, "Recursos en el Nuevo Sistema Procesal Penal", en El Nuevo Proceso Penal,
Cuaderno de Trabajo N® 2, Facultad de Derecho, Universidad Diego Portales, m a n o
de 2000, pp. 220 a 222.
EDITORIAL J U R I D I C A D E C H I L I 514
EL R E C U R S O DE N U L I D A D EN EL N U E V O SISTEMA PROCESAL
5. EL RECURSO DE NULIDAD
17
Véase Sentencia de la Corte Suprema de 4 de octubre de 2005 en causa rol
N s 3231-05, considerando d u o d é c i m o , publicada en Boletín del Ministerio Público
N* 24, pp. 143 a 147.
18
No incluimos en esta afirmación la posibilidad de utilizar el mal denominado
por nuestra tradición procesal "recurso de revisión", llamado más adecuadamente por
el Código "revisión de sentencias firmes" y regulado en el título sobre ejecución de
sentencia en los artículos 473 a 480, por no corresponder a una vía de impugnación
de las sentencia, sino más bien a una acción excepcional frente a casos graves de error
judicial.
19
Véase artículos 373 y 386 del Código Procesal Penal.
20
Según el artículo 385 el tribunal sólo puede hacer esto cuando la causal de nulidad
afecta únicamente elementos contenidos en la sentencia y no recae sobre formalidades del
juicio o sobre los hechos que se hubieren dado por acreditados. Pero se requiere, además,
que el error recaiga sobre circunstancias específicas que peijudican al imputado: que se
hubiere calificado como delito un hecho que no lo sea, cuando se hubiese aplicado una
pena cuando no procediere o se hubiese impuesto una superior a la legal.
21
Este inciso fue modificado por la Ley N s 20.074 de noviembre de 2005. Con
anterioridad establecía en su primera parte que "Cuando, en la tramitación del juicio o en
el pronunciamiento de la sentencia". Según se puede apreciar de la simple comparación
entre ambas reglas, es posible ver c ó m o esta reforma amplió el ámbito de procedencia
del recurso por esta causal, ya que basta que la infracción del derecho se haya producido.
Volveremos sobre este punto un poco más adelante.
12
Nos parece correcto entender que también quedan cubiertas dentro de esta cláusula
garantías como el derecho de la privacidad, aun cuando no pudieran necesariamente
ser consideradas c o m o integrantes del debido proceso, según lo sostiene Julián López,
pero nos interesa remarcar en esta parte lo que en nuestra opinión es el núcleo central
de esta causal. Véase MARÍA INÉS HORVITZ y JULIÁN LÓPEZ, Derecho Procesal Penal Chileno,
tomo II, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2004, pp. 412 a 414.
- ' Véase, por ejemplo, sentencia de 19 de diciembre de 2002 en causa rol N a 4290-
02 (considerando octavo); sentencia de 29 de octubre de 2002 en causa rol N°3.319-02
(considerando noveno); y sentencia de 16 de mayo de 2006 en causa rol N e 1443-06
(considerando noveno).
25
Véase causa rol N® 897-06.
as
Alguna doctrina ha entendido esto como equivalente a que la infracción haya
generado "una desventaja de la parte respecto de sus posibilidades de obtener una de-
cisión jurisdiccional favorable", haciendo equivalente a la idea de "influencia sustancial
en lo dispositivo del fallo" regulada e n la hipótesis del artículo 373 b). Véase HORVITZ
y LÓPEZ, ob. cit., p. 416,
27
Un ejemplo de esto lo constituye la sentencia del 14 de abril de 2005, causa rol
N® 505. Allí uno de los motivos de nulidad de la letra a) invocados por la defensa fue el
hecho que el imputado fue objeto de apremios ilegítimos en el cuartel policial, lo que
viciaría la información obtenida en tal momento y luego utilizada enjuicio. La defensa
argumenta que estos apremios estuvieron constituidos por la permanencia del imputado
por más de 8 horas en dependencia de la policía siendo interrogado en forma reiterada
en dicho periodo, sin comunicarse con el coimputado, que también fue detenido, y
con terceros y que durante su detención se le mantuvo mirando hacia el muro cuando
no era interrogado. La Corte rechaza la causal de nulidad invocada, argumentando
aspectos de prueba y señalando, además, en su considerando tercero que "... no cualquier
incomodidad o extensión del tiempo que una persona citada a la Policía a declarar deba esperar
para que se le tome su declaración constituye una infracción a lo previsto en el artículo 195... ni
menos que tales incomodidades o molestias constituyen una infracción sustancial a los derechos
que la Constitución les garantiza Como señalamos en este caso nuestro problema no es
con la eventual corrección o no de la decisión (eventualmente creemos que pudo ha-
ber sido acertada), sino más bien de la falta de hacerse cargo de los hechos específicos
invocados por el recurrente, fijando criterios más claros a ftituro.
De este modo, el artículo 383 establece que la Corte sólo puede hacer
una declaración de inadmisibilidad en un conjunto de situaciones muy
precisas que se vinculan por una parte a cuestiones formales como el
plazo para interponerlo o el reclamo oportuno del vicio invocado y, por
la otra, a la falta de los elementos mínimos necesarios para permitir que
la Corte pueda entrar al conocimiento del asunto como los fundamen-
tos del mismo. Esta regulación preiende que el recurso efectivamente
permita que todo condenado que tenga razones para impugnar el fallo
en su contra pueda obtener una oportunidad para hacerlo y no se vea
limitado a partir de exigencias formales. No obstante, nos parece ne-
cesario evaluar si la práctica de admisibilidad efectivamente está o no
funcionando de modo de permitir el ejercicio del derecho a recurrir
por parte de las personas condenadas que desean hacerlo. En caso de
no estar funcionando, esto podría efectivamente entrar en conflicto
con el derecho a un recurso.
521 M U I'RiAt J U R I D I C A D u m u
PROCESO PENAL
28
Un buen ejemplo de un trabajo en esta dirección lo constituye la Sentencia de la
Corte Suprema de 6 de septiembre de 2005 en causa rol N° 311ÍH)5, publicada en GaaUt
Jurídica, N11 303, pp. 183 a 186. Allí la Corte, conociendo un recurso con múltiples causa-
les invocadas por la defensa, constata que la fundamentación de la sentencia recurrida
es puramente formal, ya que no analiza la prueba rendida, sino que pone un listado
de evidencia acumulada y luego manifiesta su convicción. La Corte, en consecuencia,
anula la sentencia y ordena repetir el juicio.
29
Así, por ejemplo, véase MARÍA INÉS HORVITZ, "Estatus de la Víctima en el Proceso
Penal: Comentario a dos Fallos de la Corte Suprema", en Revista de Estudios de la Justicia,
N 5 3, Santiago, 2003, pp. 133 a 143, especialmente 136 a 138.
30
Véase RAÚLTAVOLARI, "¿Tiene el Ministerio Público derecho a un debido proce-
so?", en Instituciones del Nuevo Proceso Penal, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2005,
pp. 260 a 267, y GONZALO CORTEZ, El recurso de Nulidad, LexisNexis, Santiago, 2006,422
pp., especialmente en pp. 64 a 78.
31
Véase MARÍA INÉS HORVITZ y JULIÁN LÓPEZ, ob. cit., pp. 404 a 411.
32
Con todo, el darle la posibilidad al Ministerio Público de recurrir en contra de
sentencias desfavorables abre todo otro debate en torno a garantías como la prohibición
de doble persecución. Es por ello que autores se han manifestado derechamente en
contra de cualquier posibilidad del Ministerio Público de recurrir. Véase JULIO MAIER,
ob. cit., pp. 709 y siguientes.
33
Un registro de varios de estos fallos puede verse en MARÍA INÉS HORVITZ YJULIÁN
LÓPEZ, o b . c i t . , p p . 4 0 5 a 4 0 9 , y e n GONZALO CORTEZ, o b . c i t , p p . 6 6 a 7 8 .
34
Así, por ejemplo, en un fallo de 27 de marzo de 2002 -a propósito de un recurso
de nulidad interpuesto en contra de un procedimiento simplificado por el Ministerio
Público, invocando el principio de reserva o legalidad- la Corte señaló en su conside-
rando séptimo que le parecía "...bastante dudoso que el Ministerio Público con la intención de
sancionar más severamente a un imputado de un delito pueda fundar la nulidad en el principio
de reserva constitucional que históricamente se ha establecido para contener el poder del Estada
en el ejercicio del ius puniendi...", Como se puede observar, aun cuando el caso no era
exactamente referente al mismo punto que se está comentando, esta decisión de la
Corte cuestiona la titularidad del Ministerio Público en la invocación de garantías en
su favor. Debe señalarse que no obstante esta duda presentada por la Corte, el recurso
no fue rechazado por esa causal.
35
Esta posición fue adoptada por la Corte en diversos fallos. Así, por ejemplo, en
la sentencia causa rol N° 198902, de 2 de octubre de 2002, señala en su considerando
2B: "No es la sede apropiada para discurrir sobre la cuestión de si la garantía del debido proceso
alcanza también a la actividad del Ministerio Público, pero, en todo caso, una vez más debemos
expresar nuestras dudas sobre el particular...luego agrega: "... no puede excluirse par completo
la posibilidad que también el Ministerio Público esté en situación de invocar la garan tía del debido
proceso, pero... cabe afirmar que ello ocurrirá sólo en casos excepcionalísimos".
36
Véase sentencia de 11 de agosto de 2004 en causa rol N- 2600-04. Se trata de un
recurso de nulidad presentado por el Ministerio Público frente a una absolución del
Tribunal de Juicio Oral de Temuco en un caso por el delito de violación en el que se
invocan varias causales. Tratándose de la del artículo 373 a), la Corte en su considerando
quinto señala: "...contrariamente a lo que señala el recurrente, el 'debidoproceso'no tiene realmente
por objeto instaurar la igualdad entre contendien tes de poderío equiparable, sino asegurar el respeto
del más débil parparte de la potestad punitiva centralizada Luego, en el considerando sexto,
la Corte argumenta la falta de sustancialidad de la eventual infracción alegada por el
Ministerio Público. ¿Se rechaza entonces por ese motivo o por ambos el recurso?
57
Véase sentencia de la Corte Suprema del 26 de octubre de 2005 en causa rol
N® 4011-05. Se trata de un caso en el que el Ministerio Público recurre en contra de
la absolución dictada por el tribunal oral de Puerto Montt basado en el hecho que
durante eljuicio se le impidió presentar prueba "fundante" de la acusación, lo que
contraría el debido proceso. La Corte en su considerando quinto reproduce algunos
de los argumentos ya transcritos en las notas anteriores y concluye en su considerando
sexto lo siguiente: "Que, por lo antes dicho, las garantías a que se refiere el artículo 373 a) del
Código Procesal Penal están establecidas en beneficio del imputado y él es quien puede recurrir de
nulidad por esta causal". Se trata de un fallo tres contra dos, en cuya mayoría estuvieron
los ministros Benquis, Cury y Rodríguez Espoz y en el voto de minoría los abogados
integrantes Castro y Carrasco.
M
Un primer ejemplo es la sentencia de la Corte Suprema del 31 de marzo de
2003 en causa rol N D 4960-02, en donde sólo se plantea el problema de la legitimación
activa en el voto de minoría de los ministros Chaigneau y Juica. Otro caso interesante
lo constituye la sentencia del 21 de abril de 2005 en causa rol N s 5869-04, en donde
la Corte rechaza el recurso por considerar que el Ministerio Público convalidó el vicio
de nulidad y sin hacerse cargo ni en el voto de mayoría ni en el de minoría acerca del
problema de la legitimación activa. Otro caso está constituido por la sentencia de la
Corte de 14 de septiembre de 2005 en causa rol N H 3666-05, publicada en Gaceta Jurídica
N B 303, pp. 178 a 183, en d o n d e se concede el recurso a favor del Ministerio Público
al no habérsele permitido la incorporación de un documento en eljuicio acogiéndose
un incidente planteado por la defensa. Dicho fallo contó con voto de minoría de los
39
A poco andar de la reforma Jorge Bofill detectó una tendencia en este sentido.
Véase JORGE BOFILL, "Sentencias Relacionadas con el Nuevo Sistema Procesal Penal
Pronunciadas por la Excma. Corte Suprema Durante el Año 2001", en Revista de Estudios
de (ajusticia, N s 1, Santiago, 2002, pp. 179 a 185.
Dentro de los casos más recientes puede verse la Sentencia de la Corte Suprema de
1 de junio de 2006, en causa rol N" 2044-06, en d o n d e el recurso de nulidad es remitido
a la Corte de Apelaciones de Temuco por considerarse que algunas de las violaciones a
garantías argumentadas podrían caber dentro del artículo 374 letra c).
Véase sentencia de la Corte de Apelaciones de Temuco de 13 de diciembre de
2003, en causa RUC N- 0200116102-7 y RIT N° 066/2003. El caso tiene más elementos
de hecho que lo hacen complejo y muy interesante. En definitiva la Corte de Apelacio-
nes de Temuco dio lugar a la nulidad por considerar que no se permitió el ejercicio del
derecho de "Defensa efectiva". Recomendamos la revisión detallada de este fallo.
42
Creemos que aun antes de la reforma había buenas razones para sostener que el
recurso de nulidad permitía anular juicios por infracciones previas. Entre otras razones,
ya que esas infracciones siempre terminan impactando en ía realización del juicio y los
resultados del caso.
43
Nos parece útil en este punto transcribir los comentarios expresados en la Co-
misión Mixta al momento de aprobar este cambio, ya que son muy claros en el sentido
que el legislador dio a esta reforma: "El Honorable Senador señor Viera-Gallo expuso que la
modificación pretende ampliar la aplicación del recurso de nulidad a las gestiones desarrolladas
durante la investigación. Señaló que, en el actual sistema, es el juez de garantía el llamado a cau-
telar y hacer cumplir la Carta Fundamental y ley en esta etapa, por tanto, incluir aquí, además,
el recurso de nulidad, sería innecesario.
El abogado señor Bofi 11 explicó que esta norma obedece al imperativo de rectificar una interpre-
tación extremadamente restringida que hace la Corte Suprema del artículo 373, porque considera que
la expresión 'tramitación del juicio 'se refiere única y exclusivamente al juicio oral, en circunstancias
que en las etapas previas pueden ocurrir vicios o situaciones graves que redunden en la forma
en que se desarrollará el juicio oral. Agregó que, en virtud de lo dispuesto en el artículo 376 del
Código Procesal Penal, la Corte Suprema sólo es llamada a conocer de la nulidad por esta causal,
porque las demás son de cargo de las Cortes de Apelaciones, por tanto, la modificación propuesta
no supone un aumento en la congestión de estos tribunales
La Comisión Mixta aprobó por unanimidad el N e 49, nuevo, del texto de la Cámara
de Diputados, con los votos de los honorables senadores señores Espina, Chadwick, Fer-
nández, Viera-Gallo y Zaldívar, don Andrés y los honorables diputados señora Guzmán y
señores Burgos, Bustos, Ceroni y Uriarte. Véase Informe de la Comisión Mixta, Boletín
3.465-07 de 11 de octubre de 2005, pp. 51 y 52.
44
Véase sentencia de la Corte Suprema de 1 de junio de 2006 en causa rol N® 2044-
06 (considerando SB) y sentencia de la Corte Suprema de 6 de noviembre de 2006 en
causa rol NB 5513-06 (considerando 3°).
45
ídem.
46
Véase RAÚL TAVOLARI, "La Declaración de Testigos en la Investigación Como
Condición para su Testimonio enjuicio Oral", en Imtituciones del Nuevo Proceso Penai, ob.
cit., p. 110. Cabe destacar que esta opinión fue redactada con anterioridad al camino
de la Ley NB 20.074 y desconocemos si el autor mantiene en este nuevo contexto la
misma posición.
41
Expresamente dicho inciso señala: "Con todo, la declaración de nulidad no podrá
retrotraer el procedimiento a etapas anteriores a pretexto de repetición del acto, rectificación del error
o cumplimiento del acto omitido, salvo en los casos en que ello correspondiere de acuerdo con las
normas ¿d recurso de nulidad" (el subrayado es nuestro).
Hay otros fallos en que la Corte sigue un camino curioso en esta materia, que
por lo menos representa un avance respecto de la situación descrita, ya que se debate
el f o n d o de los recursos. En ellos, no obstante, la Corte razona en la misma forma que
hemos descrito, incluso reiterando el párrafo trascrito, luego decide abordar la cuestión
de f o n d o para no dar lugar al recurso. Un ejemplo de esto puede verse en la Sentencia
de la Corte Suprema de 30 de noviembre de 2005 en causa rol N® 4715-05. En ella, luego
de contener un considerando tercero equivalente al de los otros fallos revisados, agrega
en el cuarto: "Que sin perjuicio del defecto recién anotado, se procederá a examinar el recurso y
verificar si se han producido las anomalías denunciadas para la invalidación que se pretende".
Estando este libro en etapa final de publicación, la Corte Suprema parece haber
dado un giro en la jurisprudencia criticada, ya que en dos casos concedió la nulidad
por infracciones anteriores al juicio. Véase sentencia de 6 de junio de 2007, rol 67fW)7
y de 11 de junio de 2007, rol 1836-07.
1
Véase JL1LIO MAIER, "El Ministerio Público: ¿Un adolescente? ", en El Ministerio
Público en el Proceso Penal, Editorial Ad-Hoc, Buenos Aires, 1993, p. 29.
a
Véase ClAl'S ROXIN, "Posición Jurídica y Tareas Futuras del Ministerio Público", en
El Ministerio Público en el Proceso Penal, Editorial Ad-Hoc, Buenos Aires, 1993, pp. 40-42.
el sistema alemán vigente hasta hoy, quien tiene la facultad de interrogar en primer
término a un testigo es el juez y no las partes. Ello hace que el examen posterior de las
partes sea subordinado a la actividad realizada por losjueces.
h
Véase ALBERTO BlNDER, "Funciones y Disfunciones del Ministerio Público Penal",
en El Ministerio Público para una Nueva Justicia Criminal, Fundación Paz Ciudadana-
Corporación de Promoción Universitana-Universidad Diego Portales, Santiago, 1994,
f—r cin - ' O
pp. 67 a 88.
7
Véase LLNN HAMMERGREN, Tke Politics ofJustice and Justice Reform in Latín America,
Westview Press, 1998, p. 84 (traducción del autor).
8
LINN HAMMERGREN, Instüutvmal Strengtkening and Justice Reform, Center For De-
mocracy and Government USAID, 1998, p. 36 (la traducción es del autor).
9
ALBERTO BINDER, o b . cit., p. 6 9 .
EDITORIAL J U R I D I C A DE OI II t. 538
EL MINISTERIO P Ú B L I C O EN EL SISTEMA DE JUSTICIA CRIMINAL CHILENO
10
El peligro de judicialización importa la absorción del Ministerio Público por
parte del sistema judicial o, al menos, su identificación en demasía con el mismo. La
politización importa, por su parte, el riesgo del Ministerio Público de transformarse en
un instrumento de la clase política para la persecución de los enemigos políticos y para
asegurar la impunidad de la corrupción política y administrativa.
11
En efecto, frente a intentos de intervención, la reacción de muchos Ministerios
Públicos de la región ha sido la de aislarse del resto de los poderes del Estado y en
general este aislamiento también ha comprendido al conjunto de la comunidad- El
aspecto más problemático de esta reacción es que se ha confundido la. intervención
ilegítima de otros poderes del Estado en la fijación de políticas y gestión del trabajo del
Ministerio Público que se quiere evitar, con la necesaria coordinación que el trabajo de
esta institución supone con dichos poderes para el cumplimiento de sus funciones, que
2. FUNCIONES
12
Este modelo fue planteado por algunos sectores de la comunidad procesalista
nacional al inicio del debate legislativo del proyecto de nuevo Código Procesal Penal,
pero, como ya tuvimos oportunidad de revisar en los capítulos respectivos de este libro,
no fue acogida finalmente.
EDITORIAL J U R I D I C A DE OI II t. 542
EL MINISTERIO PÚBLICO EN EL SISTEMA DE JUSTICIA CRIMINAL CHILENO
3. PRINCIPIOS
EDITORIAL J U R I D I C A DE OI II t. 544
EL MINISTERIO PÚBLICO EN EL SISTEMA DE JUSTICIA CRIMINAL CHILENO
cial, creando varios problemas con ello. Por una parte, este modelo ha
producido una identificación entre el mundo judicial y el Ministerio
Público, impidiéndole a esta institución adquirir una identidad propia
o, en otras palabras, ha creado un escenario en el que el peso institu-
cional del mundo judicial ha absorbido al Ministerio Público. Por otra
parte, este modelo ha generado también una suerte de identificación
entre jueces y fiscales, creándose incentivos entre ambas instituciones
para relajar los controles recíprocos que supone el sistema de justicia
criminal para funcionar adecuadamente. Otro resultado negativo de
este modelo es que ha creado una organización que no resulta eficiente
para el cumplimiento de sus fines propios y, finalmente, que ha con-
tribuido a la confusión de los roles persecutores y jurisdiccionales al
interior del proceso penal.
La estructura y organización del Ministerio Público nacional con-
tenidas en la Constitución y la LOCMP optan por un modelo distinto al
modelo judicial. Sin embargo, se reproducen un conjunto de elemen-
tos de la organización judicial como, por ejemplo, la equiparación de
remuneraciones de los funcionarios del Ministerio Público con los del
Poder Judicial, según lo disponen los artículos 74 a 76.
De manera más específica, el Ministerio Público se estructura sobre
la base de cuatro órganos: Fiscalía Nacional, Consejo General, Fiscalías
Regionales y Fiscalías Locales (art. 12 L O C M P ) . Su actual estructura se
desglosa en 625 Fiscales Adjuntos, 16 Fiscales Regionales, un Fiscal
Nacional y 2.982 funcionarios de apoyo administrativo (art. 72 LOCMP).
A continuación revisaremos la composición de estos órganos y sus prin-
cipales funciones.
a) Requisitos
Como indicamos, el jefe superior y responsable de la institución es el
Fiscal Nacional. Para postular al cargo de Fiscal Nacional se requiere ser
ciudadano con derecho a sufragio, tener a lo menos diez años el título
de abogado, haber cumplido cuarenta años de edad, y no encontrarse
sujeto a alguna de las incapacidades e incompatibilidades previstas en
la L O C M P (artículos 85 inciso segundo de la Constitución y 14 L O C M P ) .
Electo el Fiscal Nacional, dura 8 años en el ejercicio de sus funciones
sin que pueda ser renovado para un período siguiente.13 Cesa en sus
funciones al cumplir 75 años de edad (art. 85 inciso tercero en relación
con el art. 80, ambos de la Constitución).
b) Procedimiento de Designación
El mecanismo y procedimiento para la designación del Fiscal Nacional
se encuentran contemplados en los artículos 85 de la Constitución y
1 5 de la L O C M P , el cual importa la intervención de los tres poderes del
Estado.
La Corte Suprema llama a concurso público para elaborar una
quina. Con los postulantes que se presentaron y que cumplen con
los requisitos revisados anteriormente, la Corte realiza una audiencia
pública dando a conocer a los candidatos. En la misma audiencia, se
procede a una votación, en la cual cada Ministro de la Corte tiene de-
recho a votar por tres personas, resultando elegidos los que obtengan
las cinco primeras mayorías. Esa quina es remitida al Presidente de la
República, quien debe proponer un nombre al Senado, el cual puede
aprobar el nombre con los dos tercios de sus miembros en ejercicio, o
bien, rechazar la proposición del Presidente de la República. En este
úlúmo caso, la Corte Suprema debe completar la quina, ya sea propo-
niendo un nuevo candidato en sustitución del rechazado, o convocará
a un nuevo concurso.
A nivel comparado es común que el mecanismo de designación de
la más alta autoridad del Ministerio Público importe la participación de
distintos poderes del Estado. Por ejemplo, en Argentina se requiere un
acuerdo entre el Ejecutivo y los dos tercios del Senado; en Colombia,
en cambio, la Corte Suprema elabora una terna dentro de la cual el
Presidente de la República elige; en Panamá, por su parte, el Presidente
de la República y su gabinete eligen un candidato que requiere apro-
bación por parte del Legislativo; en El Salvador, finalmente, se elige al
postulante que cuente con los dos tercios del Congreso.
13
Cabe señalar que antes de la reforma de la Lev N'J 20.050, de agosto de 2005, la
duración en el cargo era de 10 años.
c) Funciones
Las funciones del Fiscal Nacional están reguladas en los artículos 17 a
19 de la L O C M P . Dentro de ellas, las más importantes a considerar son
las siguientes:
i) Fijar, oyendo previamente al Consejo General, los criterios de
actuación de la institución para el cumplimiento de sus funciones
constitucionales. Para estos efectos, el Fiscal Nacional está facultado
para dictar instrucciones de carácter general. Por el contrario, no está
facultado para dictar instrucciones u ordenar actuaciones para casos
particulares.
Con todo, cuando se trate de delitos que generan conmoción so-
cial, el Ministerio Público está facultado para desarrollar políticas de
persecución penal diferenciadas en las distintas regiones del país, sobre
todo respecto a la aplicación de las salidas alternativas o de diligencias
inmediatas de investigación.
ii) Fijar, oyendo previamente al Consejo General, los criterios que se
aplicarán en materia de recursos humanos, remuneraciones, inversiones
y otros asuntos de carácter administrativo y organizacional.
E D I T O R I A L J U R I D I C A DE O I II t. 550
EL MINISTERIO PÚBLICO EN EL SISTEMA DE JUSTICIA CRIMINAL C H I L E N O
a) Requisitos
Para ser electo Fiscal Regional se requiere ser ciudadano con derecho a
sufragio, tener a lo menos cinco años el título de abogado, haber cum-
plido treinta años de edad y no encontrase sujeto a alguna incapacidad
e incompatibilidad (artículos 86 de la Constitución y 31 LOCMP). Dura
8 años en el ejercicio de sus funciones sin poder ser designado como
tal por el período siguiente, sin perjuicio de ocupar otro puesto en el
Ministerio Público (art. 30 L O C M P ) . Cesa en su cargo al cumplir los 75
años de edad (art. 30 inciso segundo L O C M P ) .
b) Procedimiento de Designación
La designación se produce a través de la preparación de una terna por
parte de la o las Cortes de Apelaciones de la región, dentro de la cual
el Fiscal Nacional debe elegir al Fiscal Regional respectivo. La terna
se conforma previo concurso público y audiencia pública realizada en
la Corte respectiva. Para estos efectos cada Ministro cuenta con dos
I niTilRIAL J U R I D I C A DE ( l l l l t 552
EL MINISTERIO PÚBLICO EN EL SISTEMA DE JUSTICIA CRIMINAL CHILENO
c) Funciones
Las principales funciones de los Fiscales Regionales son:
i) Dictar, conforme a las instrucciones generales del Fiscal Nacional,
las normas e instrucciones necesarias para la organización y el funcio-
namiento de la fiscalía y el desempeño de sus Fiscales Adjuntos. Esto
quiere decir que los Fiscales Regionales tienen facultades para dictar
instrucciones particulares que pueden importar una intervención en
la tramitación de casos específicos.
ii) Conocer y resolver las reclamaciones que se impetraren en
contra de la actuación de los Fiscales Adjuntos de su región.
iii) Supervisar y controlar el funcionamiento administrativo de
su fiscalía y de las fiscalías locales, como también velar por el eficaz
desempeño del personal a su cargo y la adecuada administración del
presupuesto.
iv) Comunicar al Fiscal Nacional las necesidades presupuestarias
de la Fiscalía Regional, y proponerle la ubicación de las fiscalías locales
y la distribución de los Fiscales Adjuntos y demás funcionarios.
v) Disponer medidas que aseguren el acceso expedito del público a
la Fiscalía Regional y a las Fiscalías Locales, así como la debida atención
de las víctimas y demás intervinientes del proceso penal.
Las Fiscalías Locales son las unidades operativas de las Fiscalías Regionales
para el cumplimiento de las tareas de investigación, el ejercicio de la acción
penal pública y la protección de víctimas y testigos (art. 38 L O C M P ) .
Las Fiscalías Locales se componen por un Fiscal Adjunto jefe, Fiscales
Adjuntos encargados del cumplimiento de las funciones de la fiscalía
respectiva y por el personal de apoyo requerido para su funcionamiento.
Su ubicación territorial se determina por el Fiscal Nacional previa pro-
puesta del Fiscal Regional respectivo, teniendo en consideración criterios
tales como carga de trabajo, extensión territorial, facilidad de comuni-
caciones y eficiencia en el uso de los recursos (art. 39 L O C M P ) .
553 EDITORIAL J U R I D I C A D E C H I L L
PROCESO PENAL
a) Requisitos
Para ser designado Fiscal Adjunto se requiere ser ciudadano con derecho
a sufragio, tener el título de abogado, reunir requisitos de experiencia
y capacitación especializada adecuada para el cargo y no estar sujeto a
las incapacidades o incompatibilidades contempladas en la ley {art. 42
LOCMP).
b) Procedimiento de Designación
Para su designación, el Fiscal Regional respectivo debe abrir un concurso
público que debe incluir exámenes orales y escritos y una evaluación
de los antecedentes académicos y laborales de los postulantes. Sobre
la base de los resultados del concurso el Fiscal Regional debe elaborar
una terna de la cual el Fiscal Nacional debe elegir a un Fiscal Adjunto
(art. 4 1 LOCMP).
5. SISTEMA DE C O N T R O L E S Y RESPONSABILIDADES
14
Una descripción con mayor detalle de las formas de organización de fiscalías
locales puede verse en A N D R É S BAYTELMAN y M A U R I C I O D U C E , Evaluación de la Reforma
Procesal Penal: Estado de una Reforma en Marcha, Universidad Diego Portales, Santiago,
2003, pp. 87 a 118.
EDITOR! U J U R I D I C A D E C H I L Í 5 5 4
KL MINISTERIO PÚBLICO EN EL SISTEMA DEJUSTICIA CRIMINAL C H I L E N O
des bastante más intenso que buena parte del resto de los organismos
que integran el Estado chileno. Esto se debe fundamentalmente a la
desconfianza que respecto del Ministerio Público existió en diversos
sectores que participaron en la formulación y aprobación legislativa
del proyecto de LOCMP. Un Ministerio Público como el que suponía la
reforma procesal penal era un organismo desconocido en la institucio-
nalidad chilena, que consiguientemente generó recelos institucionales
y desconfianzas de la más diversa índole.
La correcta estructuración de un sistema de controles de esta insti-
tución es clave para su funcionamiento. De una parte, el cumplimien-
to de los objetivos procesales y extraprocesales que se demandan del
Ministerio Público requiere contar con cierto espacio institucional
de autonomía. Este espacio puede verse en peligro con un sistema de
control y responsabilidad excesivo. Por otra parte, la inexistencia de
controles o la debilidad de los mismos puede dar demasiada autonomía
a la institución alejándola del cumplimiento de los objetivos tenidos
en cuenta para su creación y, consiguientemente, de la posibilidad de
hacer responsables a sus integrantes por el no cumplimiento de los
mismos. Nos parece que la clave en la materia no tiene que ver tanto
con la cantidad de los controles, sino en quiénes se pone el peso del
control. La posibilidad de tener un Ministerio Público que pueda cumplir
con las expectativas y roles estratégicos considerados para su creación
supone fortalecer el rol que la sociedad civil y las comunidades a nivel
local puedan tener en la función contralora de la institución. Esto re-
quiere no sólo de un diseño legal acorde, sino también de la voluntad
institucional del Ministerio Público de promover el involucramiento
de estos actores en dichas funciones.
a) Control Procesal
Este sistema de control nace de la actuación procesal del Ministerio
Público. En este sentido, la idea básica que organiza al proceso penal
es la de producir una horizontalidad de los controles a las actividades
procesales realizadas por los distintos intervinientes. Es decir, que los
controles del proceso se generan por permitir !a intervención activa de
b) Control Político
Este control se refiere al sistema de remoción del Fiscal Nacional y de
los Fiscales Regionales contemplado en los artículos 89 de la Consti-
tución y 53 de la L O C M P , que analizaremos más adelante. Estas nor-
mas establecen un verdadero sistema de control entregado a los otros
poderes del Estado y, particularmente, al Ejecutivo y a la Cámara de
Diputados, con causales amplias que de alguna manera asemejan a este
mecanismo de remoción con el sistema de responsabilidades políticas
contemplado en la Constitución. De hecho, este sistema de remoción
fue establecido como una alternativa a la responsabilidad política hoy
existente, por considerarse inoperante en la práctica y con causales de
extrema vaguedad.
c) Control Jerárquico
Este control se refiere al sistema de controles que a nivel interno rea-
lizará la fiscalía en sus distintos niveles de actuación.
Existen un conjunto de disposiciones de la L O C M P que delinean este
tipo de controles. El más explícito es el art. 7fi, que establece de manera
expresa que a las autoridades y jefaturas de la fiscalía les corresponde
ejercer un control jerárquico permanente del funcionamiento de las
unidades y de la actuación de los funcionarios de su dependencia. El
art. 33 complementa lo anterior al regular un sistema que permite
canalizar reclamos del público o de los intervinientes en un proceso
en contra de las actuaciones de los Fiscales Adjuntos ante las autorida-
des regionales del Ministerio Público. A nivel más general, el art. 20
e) Control de la Sociedad
Con este control nos referimos al potencial que tiene el sistema para
generar incentivos que permitan un involucramiento de distintos sec-
tores sociales en el control de la actividad de los fiscales del Ministerio
Público. Aquí hay varios ámbitos en los que resulta posible identificar
un potencial normativo dirigido en este sentido. En primer lugar, las
normas que establecen la obligación de la Fiscalía Nacional y de las
Fiscalías Regionales de dar una cuenta pública anual acerca de la ges-
tión de la institución (artículos 21 y 36 LOCMP). Complementan lo
anterior el principio de transparencia y fácil acceso a la información
del Ministerio Público. En ambos casos se trata de mecanismos desti-
nados a mantener informada a la sociedad acerca de la actuación de la
institución, que constituyen las bases mínimas sobre las cuales se puede
ejercer un control acerca de su eficiencia.
En segundo lugar, las disposiciones del Código Procesal Penal
(art. 111 incisos segundo y final del CPP) que autorizan en ciertos casos
la acción popular crean un incentivo para la participación de sectores
organizados de la sociedad civil (por ejemplo ONGs de derechos huma-
nos o medioambientales) en términos de supervisar la actuación del
5.2, Responsabilidades
El sistema de controles descrito anteriormente se encuentra comple-
mentado con un amplio sistema de responsabilidades, que abordaré
a continuación.
a) Responsabilidad Política
Esta responsabilidad sólo se aplica al Fiscal Nacional y a los Fiscales
Regionales en razón del mecanismo de remoción de los mismos con-
templado en los artículos 89 de la Constitución y 53 de la L O C M P .
De acuerdo a este mecanismo de remoción, la responsabilidad política
del Fiscal Nacional y de los Fiscales Regionales debe ser declarada por
los cuatro séptimos de los miembros en ejercicio de la Corte Suprema,
a requerimiento del Presidente de la República, la Cámara de Diputa-
dos o diez de sus miembros y el propio Fiscal Nacional tratándose de
los Fiscales Regionales. Las causales que autorizan la remoción son la
incapacidad, el mal comportamiento o la negligencia manifiesta en el
ejercicio de sus funciones. El art. 53 de la L O C M P reglamenta con mayor
detalle el procedimiento, el que a grandes rasgos exige que la solicitud
de remoción señale con claridad y precisión la causal invocada y señale
o acompañe los antecedentes que la fundaren. Además, se determina
un iter procesal para su tramitación, el que incluye la posibilidad de
traslado al fiscal inculpado.
Este mecanismo de remoción ha sido objeto de algunas críticas.
Así, se ha señalado que importa una nueva intervención de la Corte
Suprema en el Ministerio Público que puede lesionar severamente su
autonomía. También se ha criticado la amplitud y vaguedad de las cau-
sales que la autorizan que, sumadas al hecho que sólo diez diputados
pueden solicitarla, colocan en duda la verdadera independencia que
dispondrá la institución respecto al Poder Legislativo.
I N I T O R I A L J U R I D I C A OF C H I L T 558
EL MINISTERIO PÚBLICO EN EL SISTEMA DE JUSTICIA CRIMINAL CHILENO
b) Responsabilidad Penal
Todos los fiscales del Ministerio Público pueden ser objeto de respon-
sabilidad penal, ya sea por la comisión de un hecho punible común, ya
sea en ejercicio de sus funciones (en este último caso, el fiscal a cargo de
la investigación deducirá la respectiva querella de capítulos). La forma
en que esta responsabilidad se hace efectiva se encuentra regulada en
el art. 4 6 de la L O C M P , que establece quién es el encargado de dirigir
las actuaciones del procedimiento destinado a perseguir la responsa-
bilidad penal de un fiscal. Así, si el imputado es el Fiscal Nacional, le
corresponde a un Fiscal Regional designado por el Consejo General. Si
se trata de un Fiscal Regional, el Fiscal Regional que designe el Fiscal
Nacional oyendo previamente al Consejo. Finalmente, si se trata de un
Fiscal Adjunto, el Fiscal Regional que designe el Fiscal Nacional. Con
esta norma se pretende dar garantía que la investigación será llevada
en forma seria y estará exenta de presiones a nivel interno que impidan
arribar a resultados concretos.
c) Responsabilidad Civil
El art. de la LOCMP regula la responsabilidad patrimonial del Estado
en caso de actuaciones de los fiscales que resulten injustificadamente
erróneas o arbitrarias. Con esto se reproduce el esquema de la indem-
nización por error judicial contemplado en el art. 19 Ne 7 letra i de la
Constitución. El problema de ambas cláusulas es que establecen un
régimen restrictivo de responsabilidad, al menos en la interpretación
tradicional de la Corte Suprema respecto al significado de la frase "in-
justificadamente erróneo o arbitrario". Ello ha hecho que en el caso de
la indemnización por error judicial sólo sean algunos casos contados
con los dedos de una mano en los que se ha concedido. El problema,
entonces, es el del establecimiento de un sistema de responsabilidad
patrimonial del Estado que no funcione en la práctica y que transfor-
me a este tipo de responsabilidad en una declaración romántica del
legislador.
El art. 5e regula adicionalmente dos aspectos de esta responsabi-
lidad patrimonial. La prescripción de la acción en el plazo de cuatro
años desde la fecha de la actuación dañina y la posibilidad del Estado
de repetir en contra del fiscal o funcionario cuando haya mediado dolo
o culpa grave de su parte.
d) Responsabilidad Disciplinaria
Los artículos 48 a 52 LOCMP regulan con algún detalle esta responsabi-
lidad. El art. 48 establece el principio general de que la responsabilidad
563
PROCESO PENAL
trabajo concreto, los fiscales -al igual que losjueces por ejemplo-eligen
las interpretaciones y argumentos que les parecen más de acuerdo con
los principios del sistema jurídico, la racionalidad y la consistencia de
las diversas teorías legales. En la medida que el nuevo paradigma su-
pone una aproximación y un comportamiento estratégico, el discurso
jurídico de los fiscales se pone al servicio de los objetivos definidos para
el tratamiento del caso o para el cumplimiento de los otros objetivos
de la institución, según veremos más adelante. De este modo el fiscal
y el Ministerio Público, igual que todos los demás actores del sistema
legal con excepción de losjueces, si bien mantienen su lealtad básica
al derecho, dentro de ese marco construyen un discurso funcional
a sus objetivos estratégicos tanto respecto al caso concreto como en
relación con situaciones más generales que favorecen su trabajo en
muchos casos.
Para graficar mejor la diferencia que imponen ambos paradigmas,
se puede sostener que allí en donde en el tradicional la figura del fiscal
se parece más a la de un jurista con una opinión neutral acerca del
derecho, en el nuevo la figura del fiscal se vincula mucho más a la de
una parte que construye argumentaciones o interpretaciones que, con
base en la ley, permiten maximizar su posición en el proceso.
TABLA NA 3
MATRIZ DE PARADIGMAS DE MINISTERIOS PÚBLICOS
país, nos puede permitir graficar de manera más concreta que el nuevo
paradigma puede cambiar el trabajo en el área. En efecto, el Ministerio
Público es actualmente objeto de una expectativa ciudadana muy im-
portante en relación con el tema de seguridad, ya sea por el aumento
del temor y/o el aumento del delito en la realidad.
A partir del reconocimiento de la noción de que el Ministerio
Público debe responder a las expectativas sociales, nos parece que es
posible identificar de modo muy específico cuáles son las contribu-
ciones que esta institución puede hacer con el objetivo de mejorar las
condiciones de seguridad pública. Creemos que en esta materia ha
faltado una definición apropiada, sea porque la tendencia general del
Ministerio Público ha sido la de rechazar cualquier responsabilidad
en este tema, sea porque la demanda por mayor seguridad que realiza
la comunidad es relativamente general y vaga, por lo que resulta muy
difícil de satisfacer mientras no se traduzca en definiciones concretas
y cuantificables. Así, existen tres niveles de contribución del Ministerio
Público a la seguridad pública.
rnn.»RiM | U R I D 1 C A DECHILC 5 7 0
EL MINISTERIO PÚBLICO EN EL SISTEMA DE JUSTICIA CRIMINAL CH1 L.KNO
571 F . n n o m i . J U R I D I C A DECJIIII
PROCESO PENAL
Í 111 TOK.1 A I J U R I D I C A D E C H t i r 5 7 2
EL MINISTERIO PÚBLICO EX EL SISTEMA DE JUSTICIA CRIMINAL CHILENO
Prólogo 7
Capítulo I
EL PROCESO PENAL Y EL D E R E C H O PROCESAL
PENAL EN C O N T E X T O
I. EL PROCESO PENAL C O M O PARTE DEL SISTEMA DE JUSTICIA
CRIMINAL 16
1. El Sistema de Justicia Criminal c o m o Sistema Normativo 19
2. El Sistema de Justicia Criminal c o m o Sistema Burocrático 22
3. El Sistema de Justicia Criminal c o m o un sistema cultural 25
II. EL PROCESO PENAL EN EL C O N T E X T O HISTÓRICO Y POLÍ-
TICO 26
III. EFICIENCIA Y GARANTÍA EN LA BASE DEL PROCESO PENAL . 28
IV. MODELOS PROCESALES PENALES: SISTEMA INQUISITIVO V / S
SISTEMA ACUSATORIO 31
1. Modelos o Sistemas Procesales 32
2. Sistema Inquisitivo y Sistema Acusatorio 33
Capítulo II
EL PROCESO PENAL Y SU REFORMA EN CHILE
I. EL SISTEMA INQUISITIVO EN AMÉRICA LATINA 38
1. Auge y Consolidación del Sistema Inquisitivo en Europa Conti-
nental 38
2. El Procedimiento Penal Inquisitivo en América Latina en el Período
Colonial y el Siglo XIX 42
3. El P r o c e d i m i e n t o Inquisitivo en Latinoamérica durante el
Siglo XX 49
II. EL SISTEMA INQUISITIVO EN CHILE 51
1. El Establecimiento del Procedimiento Inquisitivo en Chile 51
2. Las Reformas Parciales del Sistema Inquisitivo en Chile 53
Capitulo III
LA ETAPA DE INSTRUCCIÓN O INVESTIGACIÓN PRELIMINAR:
ASPECTOS INTRODUCTORIOS
I. BREVE ANÁLISIS DE LOS MODELOS DE INSTRUCCIÓN O IN-
VESTIGACIÓN PRELIMINAR 91
1, El Modelo de Juez Instructor o Instrucción Formal 92
2. Modelo de Ministerio Público Investigador 95
II. ANÁLISIS Y CRÍTICA AL MODELO DE INSTRUCCIÓN INQUISI-
TIVO CHILENO 98
1, El Sistema de Instrucción Inquisitivo en Chile 98
2. La Crítica al Modelo de Instrucción Inquisitivo 101
2.1. Cuestionamientos desde el Debido Proceso 101
a) La Imparcialidad del Juez 102
b) El Derecho de Defensa 108
c) La Presunción de Inocencia 110
2.2. Cuestionamientos a la Eficacia 112
III. LAS RAZONES PARA LA ADOPCIÓN DEL MODELO DE MINIS-
TERIO PÚBLICO INVESTIGADOR 114
1. La Coherencia del Modelo de Instrucción con el Sistema Político
Chileno 115
2. La Coherencia del Modelo de Instrucción con el Modelo Procesal
de la Reforma 117
3. La Coherencia del Modelo de Instrucción con los Fines Persegui-
dos por la Reforma 117
Capítulo IV
LA ETAPA DE INVESTIGACIÓN EN EL NUEVO SISTEMA PROCESAL
PENAL: ASPECTOS GENERALES
I. CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA ETAPA DE INVESTIGA-
CIÓN EN EL NUEVO CÓDIGO PROCESAL PENAL 119
1. El Carácter Preparatorio de la Etapa de Investigación 120
EDITORIAL J U R I D I C A DE OI II t. 576
ÍNDICE
Capítulo VI
LA DISCRECIONALIDAD DE LOS FISCALES
DEL MINISTERIO PÚBLICO EN ETAPAS TEMPRANAS
DE LA INVESTIGACIÓN PRELIMINAR
I. EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD PROCESAL Y SU CRÍTICA 179
II. LOS MODELOS DE DISCRECIONALIDAD U OPORTUNIDAD DEL
DERECHO COMPARADO 185
1. Modelo de Discrecionalidad Absoluta 186
2. Los Modelos de Discrecionalidad Reglada u Oportunidad Restrin-
gida 194
2.1. Descriminalización 196
2.2. Eficiencia 197
2.3. Priorización de Intereses 198
III. MECANISMOS DE OPORTUNIDAD O DISCRECIONALIDAD EN
EL PROCESO PENAL CHILENO 199
1. Facultad de No Iniciar la Investigación 201
2. Archivo Provisional 206
3. Principio de Oportunidad en Sentido Estricto 212
Capitulo VII
LA ETAPA DE INVESTIGACIÓN POSTERIOR
A LA INTERVENCIÓNJUDICIAL
I. EL ROL DEL JUEZ DE GARANTÍA EN LA ETAPA DE INVESTI-
GACIÓN 217
II. LA FORMALIZACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN 219
1. Concepto y Problemas de su Definición Normativa 220
2. Tipos de Formalización de la Investigación 221
3. El Rol del Juez de Garantía en la Formalización de la Investi-
gación 224
4. Oportunidad de la Formalización de la Investigación 226
5. Efectos de la Formalización de la Investigación 228
6. La Dinámica de la Audiencia de Formalización de la Investi-
gación 228
7. La Audiencia de Formalización de la Investigación como la Etapa
Neurálgica del Nuevo Proceso 229
III. CONTROL DE LA DURACIÓN DEL PROCESO 230
IV. LAS AUDIENCIAS JUDICIALES DURANTE LA ETAPA DE INVES-
TIGACIÓN 237
EDITORIAL J U R I D I C A DE OI II t. 578
ÍNDICE
Capitulo VIII
PRISIÓN PREVENTIVA Y DEMÁS MEDIDAS CAUTELARES
P E R S O N A L E S EN EL PROCESO PENAL
Capítulo IX
SALIDAS ALTERNATIVAS O FORMAS ALTERNATIVAS
DE R E S O L U C I Ó N DEL C O N F L I C T O EN EL PROCESO PENAL
I. I N T R O D U C C I Ó N 283
II. SALIDAS ALTERNATIVAS Y FINES DEL PROCESO PENAL 287
III. F U N D A M E N T O S PARA LA I N T R O D U C C I Ó N DE SALIDAS ALTER-
NATIVAS AL PROCESO PENAL 294
1. La Selectividad de los Sistemas Penales, su Carácter Subsidiario y
la Necesidad de Racionalizar la Persecución Penal Pública 295
2. Razones de Conveniencia o Utilidad Social 299
3. Satisfacción Concreta de los Intereses de las Víctimas 303
IV. LAS SALIDAS ALTERNATIVAS EN CHILE: SUSPENSIÓN CONDI-
CIONAL DEL PROCEDIMIENTO Y A C U E R D O S REPARATORIOS
EN EL PROCESO PENAL 306
1. F u n d a m e n t o s y Objetivos de las Salidas Alternativas en el C ó d i g o
Procesal Penal 307
2. La Suspensión Condicional del Procedimiento (arts. 237 a 2 4 0 ) . . 310
2.1. Requisitos de Procedencia de la Suspensión Condicional . 312
a) Q u e el Delito y la Persona Imputada Reúnan Ciertas Ca-
racterísticas 312
b) Acuerdo entre el Fiscal y el Imputado 316
Capítulo X
VISIÓN ESTRATÉGICA DEL PROCESO PENAL Y DE LA ETAPA
DE INVESTIGACIÓN
1. El Modelo Inquisitivo o Lineal 355
2. El Paradigma Estratégico del Nuevo Proceso Penal 359
2.1. Procedimiento en Caso de Delitos Flagrantes o que no Re-
quieren Investigación 361
2.2. Procedimientos en Caso de Delitos que Requieren una In-
vestigación Compleja 367
2.3. Casos Residuales: La Versión Lineal en el Nuevo Código
Procesal Penal 369
Capítulo XI
EL JUICIO ORAL EN CHILE: ALGUNOS ASPECTOS
ESTRUCTURALES DE SU DISEÑO
1. El Juicio Oral como Elemento Central del Debido Proceso . . . . 375
2. El Juicio Oral como Sistema de Producción de Información de
Calidad 385
3. El Juicio Oral en Chile: la Tensión entre un Múdelo Adversarial
y uno Inquisitivo 387
3.1. Tribunal Profesional y Jurado 390
3.2. Fundamentación de la Sentencia y Reglas de Evidencia . . . 392
3.3. El Rol de losjueces en la Producción de la Prueba 395
3.4. Orden de la Prueba y Metodología de Producción . . . . . . . 397
Capítulo XII
LA PRUEBA PERICIAL: SU ROL Y ADMISIBILIDAD
EN EL J U I C I O O R A L
Capítulo XIII
LA DECLARACIÓN DEL I M P U T A D O EN EL JUICIO O R A L
Capítulo XIV
N U E V O ESTÁNDAR DE CONVICCIÓN
Capítulo XV
EL RECURSO DE NULIDAD EN EL NUEVO
SISTEMA PROCESAL
1. Recursos y Sistema Inquisitivo 503
2. Recursos y Protección de la Oralidad 505
3. El Derecho a un Recurso 508
4. El Problema de la Doble Instancia en la Corte Interamericana de
Derechos Humanos 509
5. El Recurso de Nulidad 5Í5
5.1. El Modelo Base 515
5.2. Causales de Procedencia: Algunas Cuestiones Problemáticas
Acerca de sus Alcances 516
a) Las Causales de Nulidad del Artículo 373 516
b) Los Motivos Absolutos de Nulidad 521
5.3. Legitimación Activa: El Problema de la Titularidad del Mi-
nisterio Público en la Causal del Artículo 373 a) 523
5.4. Tribunal Competente: Lógica General y el Problema de los
Motivos Absolutos que no lo son Tanto 526
5.5. Alcances de la Nulidad y el Problema de la No Procedencia
por Infracciones a Garantías Previas al Juicio 528
Capítulo XVI
EL MINISTERIO PÚBLICO EN EL SISTEMA DE JUSTICIA
CRIMINAL CHILENO
I. BREVES NOTAS ACERCA DEL ORIGEN DEL MINISTERIO PÚBLICO
Y SU SITUACIÓN EN AMÉRICA LATINA CON ANTERIORIDAD
AL PROCESO DE REFORMA 534
II. REGULACIÓN DEL MINISTERIO PÚBLICO EN CHILE 539
1. Definición Básica de la Institución 539
2. Funciones 542
3. Principios 544
3.1. Principio de Unidad 544
3.2. Principio de Objetividad 544
3.3. Principio de Control y Responsabilidad 545
3.4. Principio de Interdicción de Funciones Jurisdiccionales . .. 545
3.5. Principio de Eficacia, Eficiencia, Coordinación y Agilidad
Procedimental 546
3.6. Principio de Probidad Administrativa y Transparencia 546
3.7. Principio de Igualdad de Acceso 547
3.8. Principio de Legalidad en el Ejercicio de Funciones Pú-
blicas 547
EDITORIAL J U R I D I C A DE OI II t. 582
ÍNDICE
a) Requisitos 54g
b) Procedimiento de Designación 54g
c) Funciones 559
4.2. Consejo General (artículos 24 a 26 LOCMP) 551
4.3. Fiscalías Regionales y los Fiscales Regionales (artículos 27 a
3 7 LOCMP) 351
a) Requisitos 552
b) Procedimiento de Designación 552
c) Funciones 553
4.4. Fiscalías Locales y los Fiscales Adjuntos (artículos 38 a 45
LOCMP) 553
a) Requisitos 554
b) Procedimiento de Designación 554
c) Cesación del Cargo 554
Sistema de Controles y Responsabilidades 554
5.1. Controles del Ministerio Público 555
a) Control Procesal 555
b) Control Político 556
c) Control Jerárquico 556
d) Control de las Víctimas 557
e) Control de la Sociedad 557
5.2. Responsabilidades 558
a) Responsabilidad Política 558
b) Responsabilidad Penal 559
c) Responsabilidad Civil 559
d) Responsabilidad Disciplinaría 559
Paradigmas para Comprender la Función y Trabajo de los Fiscales
del Ministerio Público 560
6.1. Instrucción versus Recopilación de Información, Decisión y
Litigación 562
6.2. Posición de Neutralidad versus Posición Estratégica 564
6.3. Discurso Legal General y Neutral versus Discurso Legal Es-
pecífico de la Persecución 564
6.4. Orientación a los Casos Concretos versus Multiplicidad de
Objetivos 565
6.5. Responsabilidad por A p e g o a la Legalidad versus Responsa-
bilidad por Resultados Socialmente Cuantificables 566
6.6. Trabajo Basado en la A u t o n o m í a del Fiscal y la Jerarquía
versus la Necesidad de Generar Liderazgos Operativos . . . . 567
a) Persecución Oportuna y Eficaz de los Delitos 569
b) Maximización del Efecto Simbólico de la Pena y el Pro-
ceso 569
c) Persecución Penal Inteligente 570