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Universidad del Sinú Elías Bechara Zainum


Extensión Bogotá
Facultad de Derecho
Seminario 2
Docente: Dr. Miguel Rujana Quintero
Estudiante: Jaime Romero Rodríguez1

LA ACCION DE TUTELA: UN ESTUDIO SOBRE EL INCIDENTE DE DESACATO QUE


HACE INEFICAZ EL MECANISMO DE AMPARO

Sumario:
. Introducción.
1.reseña histórica de la tutela en Colombia.
2. reformas a la acción de tutela: y perdidas de eficacia.
3.reseña jurisprudencial sobre avances y retrocesos: de la acción de tutela.
4. incidente de desacato a la tutela: perdida de eficacia del instrumento.

RESUMEN:
Este trabajo hace un estudio acerca de la tutela en Colombia,
específicamente sobre el incidente de desacato que hace ineficaz el
mecanismo de amparo. analizaremos si es un mecanismo de protección
constitucional o un procedimiento ordinario. Se parte del hecho de que el
constituyente primario de 1.991, quiso resolver una deuda jurídica y social
con la nación colombiana, marginada y excluida, a quien desde la
independencia no se le resolvía sus principales y prioritarios derechos. como
decía, Jorge Eliecer Gaitán “la ley es para los de ruana”. Entonces se
decidió que el pueblo colombiano podría tener unos derechos que se llamaron
fundamentales, que se resolverían en un aquí y en un ahora, es decir, no más
de diez días a través de lo que se llamó la acción de tutela. Sin embargo, hoy
día sucede que el que fuera un derecho de protección constitucional, se
parece a un “procedimiento ordinario” por la ineficacia de el incidente de
desacato.
Palabras clave: tutela, procedimiento ordinario, incidente de desacato,
derechos fundamentales.

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Abstract:
This work is about an investigation on the guardianship, specifically on
whether the guardianship is a protection mechanism based on the fact that the
1991 constituent wanted to resolve a legal debt with the primary constituent
who, since independence, did not resolve its main and priority rights as I said,
Jorge Eliezer Gaitan "the law is for those of Rwanda" then it was decided that
the Colombian people could have rights that would be resolved in a here and
now, that is, no more than ten days through the They called "fundamental
rights." However, today it happens that what was the right of constitutional
protection today resembles an ordinary procedure
keywords: guardianship, ordinary procedure, contempt incident, fundamental
rights.
Introducción:
El presente artículo está enfocado en dar a conocer cuál ha sido la evolución
de la acción de tutela desde su inicio que está inscrito en el artículo 86 de la
constitución nacional y en el decreto 2591 de 1.991 que recoge cabalmente
la concepción y finalidad del mecanismo como reza el “Artículo 1º: Toda
persona tendrá acción de tutela para reclamar ante los jueces, en todo
momento y lugar, mediante un procedimiento preferente y sumario, por sí
misma o por quien actúe a su nombre, la protección inmediata de sus
derechos constitucionales fundamentales, cuando quiera que éstos resulten
vulnerados por la acción o la omisión de cualquier autoridad pública o de los
particulares en los casos que señale este Decreto. Todos los días y horas son
hábiles para interponer la acción de tutela”.
Se parte del hecho de que el constituyente primario de 1.991, quiso resolver
una deuda jurídica y social con el constituyente primario a quien desde la
independencia no se le resolvía sus principales y prioritarios derechos, como
decía, Jorge Eliecer Gaitán “la ley es para los de ruana”. Entonces se
decidió que el pueblo colombiano podría tener unos derechos que se
resolverían en un aquí y en un ahora, es decir, no más de diez días a través de
los que se llamó la acción de tutela. Sin embargo, hoy día sucede que el que
fuera un derecho de protección constitucional, se parece a un “procedimiento
ordinario” por la ineficacia de el incidente de desacato.

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Esta investigación asume que el problema consiste en que el constituyente de


1.991 entregó un instrumento para la protección de los “derechos
fundamentales” de los ciudadanos, que se debían resolver en un aquí y en un
ahora no mayor de 10 días. sin embargo, se observa que la acción de tutela
está siendo mediada por un sin número de reglamentos, leyes y reformas que
la han hecho paquidérmica e igual o similar a una “acción ordinaria”,
perdiendo el sentido que el Constituyente le dio, al parecer, por una indebida
legislación relacionada con el incidente de desacato, que ha. perjudicado al
ciudadano del común, ya que no solo no recibe respuesta oportuna a sus
peticiones, sino que además por la variación de las características de la
tutela, se ha abierto la posibilidad de que cualquier persona, interponga la
acción ante cualquier situación.
Eso indudablemente ha generado como lo menciona Alvis (2008) el concepto
de la llamada “tutelitis”, lo cual, no se puede decir que es culpa de los
ciudadanos que se quejan por cualquier cosa, y que inundan los juzgados
con muchos procesos, sino que es una brecha que ha abierto el mismo poder
judicial, por sus diferentes interpretaciones de la norma, lo que evidencia
unos fuertes vacíos, en tanto que algunos jueces pueden aceptar un recurso
por la violación de algún derecho, así como otros no, lo que indica una falta
de equidad y respeto por las necesidades que reclaman las personas.
Las reformas a esta acción se debaten entre los aciertos y dificultades. Como
afirma Charry: “la acción de tutela permite la materialización de las
disposiciones superiores en casos particulares y concretos, la interpretación
de la norma fundamental y la construcción de espacios jurídicos antes
inexistentes”.
Con el argumento de que es necesario controlar el abuso que se hace de ella
el gobierno ha propuesto incluir varias reformas a la tutela, se dice que hay
que ponerle límites a su utilización para evitar que sus despachos judiciales
se congestionen con el elevado número de ellas, antes de restringir su empleo
convendría pensar en las razones por la que tantos ciudadanos se valen de
ella.

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La gente recurre a la tutela porque es un instrumento Estudiante: Jaime Romero Rodríguez1
amigable para la solución de sus conflictos, de fácil
empleo, respuesta rápida y protección efectiva de sus

derechos. Debemos tener en cuenta que cuando se instaura una acción de


tutela se le está vulnerando un derecho fundamental y que no tiene a su
disposición un mecanismo más eficiente para hacerlo respetar, la solución no
es ponerle más trabas al ejercicio de la tutela, lo único que consigue es hacer
más difícil al personal la protección de sus derechos y aumenta su
desconfianza en la justicia. Si por el contrario se invierte más tiempo y
recursos en mejorar la atención de las personas o en conseguir que los
derechos de petición se respondan de manera adecuada y dentro de los
tiempos legales. El uso de la tutela se reduciría considerablemente, pero eso
solo es posible si se entiende que el problema no es la tutela si no el síntoma
del mismo. La enorme cantidad de violaciones de derechos fundamentales
frente a lo que el ciudadano, no dispone de un mecanismo de solución rápido
y eficiente. El auténtico problema central en la ineficacia en la que ha caído
el trámite de incidente de desacato.
Inicialmente se hará una reseña histórica del origen de la tutela en Colombia,
de sus debates al interior de la constituyente de 1.991, sobre las distintas
ponencias del mecanismo y la forma como se decidió, por la consagrada en el
artículo 86 de la constitución de 1.991. incluye el desarrollo legal
jurisprudencial y social de la acción de tutela y de la corte constitucional
como medio para su protección.
En seguida se hará un análisis de las reformas a la tutela empezando por el
decreto 2591 de 1.991 que da origen al incidente de desacato, su naturaleza
jurídica y análisis acerca de su eficacia. Incluye otras reformas legales y
gubernamentales y los reglamentos y resoluciones proferidos por entidades
judiciales y administrativas.
Mas adelante se hará un estudio sobre la jurisprudencia constitucional que
ha unificado los criterios para el buen uso del instrumento constitucional;
también sobre aquellas que resaltan la ineficacia y mal uso del mecanismo de
protección.

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Finalmente se pondrá en evidencia la ineficacia del Estudiante: Jaime Romero Rodríguez1
incidente de desacato a través de la jurisprudencia y
la dotrina.
Este trabajo anticipa que el constituyente de 1.991 estuvo bien inspirado; sin
embargo, fueron las reformas y el incidente de desacato que le han hecho

perder eficacia al instrumento más sagrado de la juridicidad colombiana: la


acción de tutela. convirtiéndola en un “procedimiento ordinario”.

Capítulo I: Origen de la tutela


Inicialmente se hará un análisis de la creación de la acción de tutela, en
que se basa y el fin para el cual fue creada esta acción.
Tal vez el antecedente político más próximo a la promulgación de la
Constitución colombiana de 1.991 que da vida a la acción de tutela fue la
fallida reforma constitucional en 1.988 y el consiguiente surgimiento de un
movimiento estudiantil que cambió el rumbo constitucional del país casi
inesperadamente. La negativa a dicha reforma constitucional tiró por tierra
la incorporación de la democracia participativa al texto constitucional de
1.886 (entre otras cosas), lo que llevó al movimiento estudiantil universitario
a proponer la convocatoria de una asamblea constituyente que renovara el
consenso constitucional. El mecanismo utilizado fue la inclusión de la
denominada "séptima papeleta" en las elecciones de 1.990. Aunque la
iniciativa no fue aceptada oficialmente por el Consejo Electoral colombiano,
a la postre se contabilizó extraoficialmente dicha votación reconociendo
finalmente la Corte Suprema de Justicia su validez, ante la clarísima mayoría
que apoyó la convocatoria. Así, en diciembre de 1.990 se eligieron
democráticamente a los representantes de la Asamblea Nacional
Constituyente, la cual promulgó la nueva Constitución en 1.991.
Esta Constitución vino a remplazar a la carta fundamental de 1.886. Aunque
dicho texto fue objeto de varias reformas en su proceso de adaptación a las
nuevas realidades económicas, políticas y sociales del país, lo cierto es que
durante sus más de 100 años de vigencia y desde una perspectiva comparada

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del derecho procesal y constitucional relativa a los Estudiante: Jaime Romero Rodríguez1
derechos humanos no se produjo en Colombia ningún
acercamiento o aproximación real a las instituciones del derecho de amparo
hasta 1991. Esto resulta especialmente contrastante si se compara con el
desarrollo que dichas instituciones tuvieron en países como México,
Venezuela, Brasil o Argentina, en donde la justicia

constitucional y las instituciones de amparo puntualmente con efectos


interpartes resultaban para aquel entonces ya un hecho.
Hasta 1.991 este incomprensible apego al formalismo jurídico tradicional y
reaccionario colombiano, impregnó sistemáticamente de sospecha cualquier
intento de reconocimiento de instrumentos procesales autónomos, específicos
y directos de protección de los derechos constitucionales. Sin duda, desde su
instauración en la Constitución de 1.991 (y no obstante sus detractores, la
resistencia política e incluso judicial a la misma), la acción de tutela se ha
convertido en la más importante institución procesal de rango constitucional
en la historia colombiana; ha supuesto una verdadera revolución judicial que
ha traído aparejada el avance democrático más tangible en el país al
materializar la eficacia de los derechos constitucionales en el día a día, en la
cotidianidad más evidente de los colombianos.
Ha permitido el desmonte de privilegios, la promoción de una cultura
democrática fundada en la persona y sus derechos, en los valores del Estado
social al adoptar el camino de la fundamentalización de algunas
manifestaciones de los derechos sociales y económicos y aun que otros
derechos colectivos, bajo las reglas de su conexidad con los derechos
fundamentales y el mínimo vital que se han proyectado en materia de
protección de los derechos a la salud, a la seguridad social y a la
remuneración mínima, vital y móvil. Ha ahondado en el abandono de la idea
de subordinación del ciudadano al poder per se, ya sea público o privado.
Después de casi 20 años de vida de la Constitución colombiana, la acción de
tutela ha sido, sin duda, el mecanismo más importante consagrado por ella en
materia de defensa de los derechos fundamentales y el más cercano a los
ciudadanos tal y como puede extraerse de las estadísticas que en el 2.010 dio
a conocer el Consejo Superior de la Judicatura, La que señalan que desde la

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entrada en vigencia de la Constitución, cuatro Estudiante: Jaime Romero Rodríguez1
millones de acciones de tutelas han sido instauradas
en los distintos despachos judiciales del país, convirtiéndose así en la acción
más utilizada por los colombianos. Tutelas sobre temas muy disímiles:
situación de presos, homosexualismo, quejas de estudiantes, tragedia de los
desplazados, peticiones de pensión y salud, derechos de los trabajadores,

alcance de la libertad de información, etcétera, representan el día a día del


ejercicio de este instrumento de amparo.
No obstante, el reconocer la importancia jurídica, social e histórica de la
acción de tutela en Colombia no puede significar abstraerse tercamente de
algunas de las duras realidades que su instauración ha hecho en la práctica.
La tutela, al ser intuida por los ciudadanos como una garantía eficaz,
expedita y desprovista de formalidades, ha relegado e incluso deslegitimado
el sistema de acciones ordinarias ya sean civiles o administrativas, por su
lentitud, complejidad e ineficacia. A la congestión que esto ha supuesto,
muchos le achacan también una preocupante desarticulación institucional y
una grave inseguridad jurídica. Sin embargo, lo cierto es que, sin desmentir
la realidad "traumática" en cierta medida que ha supuesto la instauración de
la tutela y las competencias del Tribunal Constitucional, resultaría totalmente
incierto culpabilizar a la tutela, sin reconocer que más bien ella se ha
constituido en la a veces problemática solución a un sistema de justicia
ineficaz.
La acción de tutela es considerada la más efectiva herramienta de defensa de
los derechos fundamentales y el artículo más popular y más invocado de la
Constitución de 1.991. A partir de su aparición se convirtió rápidamente en
una medida de uso común, en el mayor hito de la nueva Constitución y, a la
vez, en el mecanismo que dio a conocer masivamente la Carta Política y la
acercó, como ninguna otra en la historia, a todos los colombianos.
La tutela fue instaurada como una acción, no como un recurso, que se ejerce
por la violación de un derecho fundamental ante cualquier juez de la
República. Es un mecanismo sencillo, sin mayores consideraciones técnicas,

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al punto que se puede invocar oralmente y, como es de Estudiante: Jaime Romero Rodríguez1
su esencia, sin abogado.
La Asamblea Nacional Constituyente, consciente de la importancia de
entregar una herramienta ágil y eficaz a los ciudadanos, en el marco del
nuevo modelo de Estado social y democrático de derecho, para garantizar el
cumplimiento de los derechos y garantías constitucionales, incluyó la
herramienta judicial más innovadora, accesible y contundente de la historia
constitucional contemporánea en Colombia: la acción de tutela.

Varios constituyentes coincidieron en la necesidad de instaurar una acción


vigorosa de defensa efectiva de los derechos humanos, una herramienta
judicial con mayores alcances que el recurso de amparo, traído a colación
por las referencias de algunos de ellos a la legislación comparada. La acción
de tutela se estipuló para llenar los vacíos de protección, y nunca como un
medio alternativo o suplente de las herramientas ordinarias del derecho, que
serán las llamadas a aplicarse preferentemente, con la excepción de las
tutelas que buscan evitar un perjuicio irremediable.
Los principales proyectos que sustentaron la configuración de la acción de
tutela fueron: El proyecto 2, del Gobierno Nacional; el proyecto 7, de la
Alianza Democrática M-19, AD-M19; el proyecto 9, del constituyente Juan
Gómez Martínez; el proyecto 67, del constituyente Misael Pastrana Borrero;
el proyecto 81, del constituyente Juan Carlos Esguerra Portocarrero; el
proyecto 87, del copresidente de la Asamblea Nacional Constituyente,
Horacio Serpa Uribe; el proyecto 113, de los constituyentes, Alfredo Vásquez
y Ayda Avella; el proyecto 116, del constituyente, Antonio Galán Sarmiento;
el proyecto 126, del constituyente, Iván Marulanda Vélez; y el proyecto 130,
del constituyente, Eduardo Espinosa Facio-Lince. Además, a los debates
efectuados, en la comisión correspondiente y en la plenaria de la Asamblea
Nacional Constituyente, se sumaron los de diversos sectores políticos y
sociales, con argumentos y propuestas que terminaron por concretar lo que
sería la actual Acción de Tutela, del artículo 86 de la Constitución Nacional.

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El desarrollo legal, jurisprudencial y social de la Estudiante: Jaime Romero Rodríguez1
acción de tutela:
Luego, y una vez expedida la Constitución, la acción de tutela fue
desarrollada por el decreto con fuerza de ley número 2591, de noviembre 19
de 1991, expedido por el Presidente César Gaviria, en virtud de la facultades
otorgadas por el literal b) del artículo 5 transitorio de la Carta Política; y,
posteriormente, este decreto-ley fue reglamentado por el decreto presidencial
306 del 19 de febrero de 1.992, dictado, con base a las facultades otorgadas
por el artículo 189,numeral 11 de la Constitución. Al poco tiempo de ser
reglamentada la tutela fueron muchas las personas que acudieron a su
amparo para hacer

respetar y cumplir sus derechos: los jóvenes se enfrentaron por esta vía al
poder de los colegios, logrando por primera vez ser sujetos de derechos y
colocando fin a los abusos que los planteles educativos ejercían ante, los
estudiantes.
Niñas en embarazo no volvieron a ser expulsadas, jóvenes de pelo largo
reclamaron por su libre desarrollo de la personalidad, campesinos e
indígenas derrotaron a los que parecían imbatibles terratenientes y
acaudalados empresarios, trabajadores reclamaron con éxito y
oportunamente sus salarios retenidos injustamente, muchos presos la
invocaron para lograr su libertad ante medidas de aseguramiento ilegales,
personas de la tercera edad lograron su pensión, enfermos graves lograron
obligar a las EPS a atenderlos y brindarles procedimientos y medicamentos
sin los cuales hubieran muerto, desplazados accedieron a ayudas
humanitarias por esta vía, lo que hizo que la tutela se fuera rápidamente
convirtiendo en un patrimonio invaluable de todas y todos los ciudadanos de
Colombia, sin importar la raza, el origen, la edad, el sexo, la condición
económica o política. Tan sólo en su primer año de funcionamiento los
juzgados y tribunales recibieron más de 10.000 acciones de tutela, gracias a
que cualquier persona, por humilde que fuera podía interponer el recurso sin
necesidad de un abogado, ni trámite especial alguno. Además, su rápida y
oportuna eficacia, contrastó con un sistema judicial que dejaba sin piso los
derechos tras años de engorrosos litigios.

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La Tutela y la Corte Constitucional


En el mismo espíritu garantista que originó la tutela, la mayor parte de la
Asamblea Constituyente entendió que el Estado Social de Derecho podría
quedar en el papel y serían imposibles de desarrollar los cambios
revolucionarios que implicaba dejar atrás un régimen político sustentado en
un modelo autoritario, centralista, mono-cultural y signado por el estado de
sitio, en detrimento de los derechos fundamentales, y erigió, bajo este aire
renovador, a la Corte Constitucional como un alto tribunal especializado en
velar por el cumplimiento de los nuevos derechos constitucionales, y guardar
la preeminencia y supremacía de la Carta de 1.991.

Es por esto, que la Corte Constitucional fue creada para establecer las
pautas generales de todo el ordenamiento jurídico, a través de sus sentencias
de constitucionalidad, y también para que, a través de su jurisprudencia,
asegure el cumplimiento y desarrollo del Estado social y democrático de
derecho; la división y equilibrio de las ramas del poder público; el
funcionamiento y la colaboración armónica entre los diferentes poderes del
Estado; y vigile la efectiva protección de los derechos fundamentales,
especialmente, a través de su competencia en la revisión de los procesos de
tutela.
En este sentido, la Corte Constitucional, para el cumplimiento de su misión,
se manifiesta bajo tres tipos de sentencias: a) las sentencias de tutela,
dirigidas a proteger efectiva y oportunamente los derechos fundamentales,
donde la Corte ejerce esta competencia por su labor de revisión de los fallos
de tutela; b) las sentencias de unificación de jurisprudencia, que se presentan
cuando un proceso de tutela representa, en su análisis e interpretación, un
cambio jurisprudencial respecto a la posición tradicional de la Corte y
amerita una sentencia de unificación, o cuando la importancia del caso
implica una decisión de sala plena; y, c) Sentencias de control constitucional,
por medio de la cuales la Corte garantiza que algunos actos y leyes se ajusten
a los postulados de la Carta so pena de declararlos total o parcialmente
inexequibles.

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En medio de estas facultades, la Corte Constitucional Estudiante: Jaime Romero Rodríguez1
ha generado una revolución política y social, con una
jurisprudencia de avanzada que ha logrado empujar al legislativo y al
ejecutivo hacia una modernización estatal sobre la construcción de un Estado
progresivamente garante de los derechos humanos. En este proceso, dadas
las asimetrías entre los avances jurisprudenciales en materia de derechos
humanos de la Corte Constitucional y las tardías o nulas respuestas del
Gobierno Nacional y el Congreso de la República, la Corte ha llegado a
afectar con sus fallos las políticas públicas, rebasando los límites ortodoxos
en que se ha encasillado al poder judicial en un Estado de derecho.

De la protección ciudadana a la tutela social


Es en ese vacío institucional la jurisprudencia de la Corte se ha convertido en
la fuente que sostiene, en la práctica, los postulados del Estado social y
democrático de derecho, la vigencia material de los derechos fundamentales y
el cumplimiento de las obligaciones internacionales del Estado colombiano
relativos a derechos humanos.
Bajo esas premisas, la tutela, de la mano de la Corte, se ha consolidado
durante todos estos años como una herramienta ciudadana de transformación
pacífica de la sociedad.
Como dice el ex Magistrado de la Corte Constitucional, Manuel José Cepeda:
“la tutela se convirtió en un puente entre la realidad y la Constitución que va
más allá de un mecanismo jurídico, para convertirse en una fuente material
de goce efectivo de derechos.” Por eso, la tutela es vista es su sentido más
amplio como un reto permanente a la Constitución frente a una realidad
contraria a los derechos fundamentales.
De ahí, que, ante violaciones masivas y generalizadas de derechos humanos y
la imposibilidad de proteger los derechos constitucionales de grandes franjas
de la población a través de tutelas individuales, surge, por la jurisprudencia
de la Corte, el desarrollo social de la acción de tutela a través de sentencias

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estructurales como la T-760 de 2008, que obliga al Estudiante: Jaime Romero Rodríguez1
gobierno colombiano a construir un Plan Obligatorio
de Salud más incluyente. O la forma más elaborada de tutela social, los
estados de cosas inconstitucionales, donde la Corte evidencia una violación
masiva de derechos humanos de un grupo determinado y la falta de voluntad
e incapacidad del Estado para poner fin a esa realidad contraria a la
Constitución. Es el caso de la sentencia T-025 de 2004, que declara el estado
de cosas inconstitucional frente a la situación de la población desplazada y
obliga al gobierno colombiano a disponer de los recursos necesarios, generar
políticas públicas integrales y coordinar la acción del Estado para atender
oportuna y eficazmente a la población víctima del desplazamiento forzado.
Como podemos observar, la apropiación de los ciudadanos y ciudadanas de
la acción de tutela y la jurisprudencia progresista y visionaria de la Corte
Constitucional, han generado una verdadera revolución social y han

modernizado al Estado colombiano, en medio de un constante conflicto con


poderosos intereses económicos, políticos, sociales y hasta espirituales que
vieron amenazados sus privilegios históricamente impuestos en Colombia.
Es por esto que, aún hoy, y a pesar del reconocimiento generalizado de la
Corte y la acción de tutela como instituciones imprescindibles en la
protección efectiva de los derechos humanos y la materialización del Estado
Social de Derecho, las críticas, ataques y propuestas de reformas regresivas
no se detienen. Es necesario que los veinte años de la Constitución Nacional
sean un punto de partida para la organización ciudadana en pro de la
defensa y salvaguarda de la Carta Política, la acción de tutela y la Corte
Constitucional.

Capítulo II Reformas a la tutela


Críticas a la tutela:
En seguida el trabajo indagara sobre, sus críticas, reformas y porque se
parece a un procedimiento ordinario.

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Si bien la acción de tutela fue una gran conquista del Estudiante: Jaime Romero Rodríguez1
constituyente primario que dio las herramientas para
pagar la deuda jurídica con el pueblo colombiano permitiéndole que sus
derechos fundamentales pudieran ser amparados en un aquí y un ahora.
También es cierto que esta hazaña se empezó a derrumbar rápidamente con
las primeras reformas.
Reformas a la tutela:
Seguramente al consultar al interior de las altas cortes, se encontrarán
diversos argumentos con los cuales se justifica las reformas hechas al
mecanismo de acción, tal como se menciona en el Auto 101 de 2013, de la
Corte Constitucional, en el que se menciona que una decisión de un juez no
puede ser revocada o el hecho de creer que se está dejando sin autonomía las
disposiciones emitidas por el sistema judicial; sin embargo, aunque existan
estos medios de defensa por parte de quienes han traumado cada día más el
poder de decisión del recurso, no se puede ocultar, que desafortunadamente
estos criterios únicamente han perjudicado al ciudadano del común, ya que
no solo no recibe respuesta oportuna a sus peticiones, sino que además por la

variación de las características de la tutela, se ha abierto la posibilidad de


que cualquier persona, interponga la acción ante cualquier situación.
(Zaldívar 2012). Eso indudablemente ha generado como lo menciona Alvis
(2008) el concepto de la llamada “tutelitis”, lo cual, no se puede decir que es
culpa de los ciudadanos que se quejan por cualquier cosa, y que inundan los
juzgados con muchos procesos, sino que es una brecha que ha abierto el
mismo poder judicial, por sus diferentes interpretaciones de la norma, lo que
evidencia unos fuertes vacíos, en tanto que algunos jueces pueden aceptar un
recurso por la violación de algún derecho, así como otros no, lo que indica
una falta de equidad y respeto por las necesidades que reclaman las
personas. Por consiguiente, se evidencia el elevado número de tutelas, que
Sólo en 2020 la Corte Constitucional recibió 607.500, lo que equivale a 1.664
acciones al día, que por lo general, como lo menciona Uprimny (2014) son
presentadas ante el sector de la salud teniendo en cuenta la necesidad y
urgencia de cada una de las personas que desean un tratamiento médico
oportuno, que les permita garantizar la vida propia o de los suyos, y que no

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poseen el respaldo y la garantía suficiente por parte Estudiante: Jaime Romero Rodríguez1
de las entidades prestadoras del servicio; para lo cual
la Sentencia 316 de 2008, manifiesta que: “Este fenómeno obedece a la
eficacia de la acción y la negativa continuada de los aseguradores,
principalmente, en garantizar el acceso a los servicios de salud generando un
desequilibrio evidente en la relación de salud (asegurador-asegurado) y el
desespero ciudadano en recibir una pronta solución a un padecimiento”. Sin
embargo, a pesar de que existe un conocimiento pleno de estas anomalías, se
puede decir, que sigue y seguirá existiendo la ineficiencia de la norma, ya
que, si bien es cierto, existe un número ilimitado de tutelas, también lo es el
hecho de que muchas personas no conocen este mecanismo, lo que ocasiona
que nunca acudan a él y por ende no se eleven los costos de las empresas de
salud, esto sin mencionar que en algunas ocasiones, es requisito interponer la
acción de tutela, para que se puedan adelantar los trámites administrativos
de entrega de medicamentos o atención de enfermedades. siendo lo anterior
irracional, ya que con este argumento no solo se llenarían los juzgados de
tutelas, originando trámites innecesarios, desgaste judicial y costos excesivos,
que no corresponden a un resultado diferente más que el de ordenar la
atención del

paciente, por tratarse del derecho a la vida y a la salud. Tal argumento, tiene
sus antecedentes en las cifras que maneja la Defensoría del Pueblo quien
señala que “cada cuatro minutos se interpone una tutela para obtener
asistencia médica o invocar el derecho a este fundamental servicio de salud,
frente a la indiferencia o negligencia de las EPS, alcanzando en el año 2013
más de 454.500 acciones interpuestas por los ciudadanos que advertían
vulneraciones a sus derechos, frente a 424.400 que interpusieron en 2012”.
Esto sin mencionar, las múltiples situaciones de vulneración de derechos que
se presentan en los diferentes aspectos, tales como los centros carcelarios, y
de reclusión, en lo referente a los derechos de la integridad física y moral, así
como con la vulneración de derechos sobre la dignidad, quejas de
estudiantes, tragedia de los desplazados, derechos de los trabajadores,
alcance de la libertad de información, etc. Defensoría del Pueblo (2013) cada

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cuatro minutos se interpone una tutela para obtener Estudiante: Jaime Romero Rodríguez1
asistencia médica o invocar el derecho a este
fundamental servicio de salud, frente a la indiferencia o negligencia de las
EPS, alcanzando en el año 2013 más de 454.500 acciones interpuestas por
los ciudadanos que advertían vulneraciones a sus derechos, frente a 424.400
que interpusieron en 2012. (séptimo informe sobre la tutela y el derecho a la
salud). por tal motivo, al hacer un breve análisis de las reformas a este
mecanismo, se evidencia que los motivos de cambio como lo menciona
Mauricio García y Rodrigo Uprimny (2002) han provocado tres grandes
controversias:
1. En qué medida ella ha sido un factor de congestión y qué hacer con la
posible congestión que ha provocado.
2. En qué medida esa acción judicial ha provocado inseguridad jurídica y ha
afectado la cosa juzgada, debido a la existencia de tutela contra providencias
judiciales, y qué se debe hacer frente a ese fenómeno.
3. Si debe o no mantenerse la tutela para los derechos sociales. Sin lugar a
dudas, existen grandes debates al respecto, originados desde el año 1992, que
vienen siendo tratados por diferentes autores, pero que no generan la fuerza
suficiente para dar una solución acertada.
En qué medida ella ha sido un factor de congestión y qué hacer con la posible
congestión que ha provocado. En qué medida esa acción judicial ha
provocado

inseguridad jurídica y ha afectado la cosa juzgada, debido a la existencia de


tutela contra providencias judiciales, y qué se debe hacer frente a ese
fenómeno, Si debe o no mantenerse la tutela para los derechos sociales (La
Reforma a La Tutela: ¿Ajuste o Desmonte? revista Derecho Público No 15 de
la Universidad de los Andes). artículo que ha sido fuente de discusión, ya que
su aplicación obedece al concepto que aplique la corte constitucional, la cual,
muchas veces no es aceptada por otras cortes, lo que impide un eficiente
desarrollo del mecanismo. (Porras, 2011). Teniendo en cuenta lo anterior,
nuevamente se requiere su reglamentación, por medio del Decreto 306 de
1992 "Por el cual se reglamenta el Decreto 2591 de 1991" mediante el cual

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se señala las condiciones que deben aplicar para los Estudiante: Jaime Romero Rodríguez1
casos en que no existe perjuicio irremediable. Por otro
lado, confirma que la acción de tutela debe ser aplicada únicamente para los
derechos fundamentales y que no puede ser aplicada para hacer respetar
derechos que sólo tienen rango legal, ni para hacer cumplir las leyes, los
decretos, los reglamentos o cualquiera otra norma de rango inferior.
(Younes, 2014); Por último, da a conocer la invalidez de las providencias
cuando se emite una decisión de tutela y las sanciones que se pueden aplicar
a quien desecha tal decisión. Así mismo, teniendo en cuenta que la acción de
tutela se puede instaurar en cualquier lugar del país y ante cualquier
juzgado, fue necesario establecer una regulación para la atención de las
solicitudes, expidiendo de esta manera el Decreto 1382 de 2000 "Por el cual
establecen reglas para el reparto de la acción de tutela". Con esta norma, se
logra incorporar a dicho proceso, todas las instituciones que hacen parte del
poder judicial, integrando directamente a los tribunales superiores de distrito
judicial, administrativos y consejos seccionales de la judicatura, jueces del
circuito, jueces municipales, Tribunal Contencioso Administrativo de
Cundinamarca, otorgando algunas especializaciones para cada caso, como
se observa en las salas especializadas para restitución de tierras, debiendo
ser recibidas y repartidas en el menor tiempo posible.
Además de las recurrentes campañas de algunos sectores -convencidos de
que la tutela es un instrumento peligroso- para que se la restrinja
legislativamente o inclusive para que se la inutilice mediante reforma
constitucional, hoy tenemos que a algunos jueces les da pereza examinar el
fondo de los hechos en cada proceso, y prefieren negar el amparo de plano,
por razones formales,

llegando inclusive a usar formularios preconcebidas que ya vienen en sentido


negativo.  Pero el aspecto más débil del actual panorama que ofrece la tutela
es el incumplimiento de los fallos mediante los cuales se concede. Eso, que se
denomina desacato en el Decreto 2591 de 1991, y que es sancionable con
arresto hasta por seis meses o con multa hasta por veinte salarios mínimos, es
hoy frecuente, y los mismos jueces que deberían hacer cumplir sus decisiones,
optan en muchos casos por sancionar el desacato con dos o tres días de

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arresto  -y el arrestado los paga folclóricamente, Estudiante: Jaime Romero Rodríguez1
llevando las cámaras de televisión y los fotógrafos, y
proclamando que en todo caso insistirá en su posición, es decir, seguirá
incumpliendo la orden de tutela-,  y asunto concluido. Otros jueces prefieren
decir que no hay desacato, aunque lo haya.
 
Capitulo III jurisprudencia sobre la acción de tutela
Mas adelante esta investigación se ocupará de las jurisprudencias sobre la
acción de tutela.
Atendiendo la necesidad de que no se presentara la existencia de un
mecanismo que dejara sin fundamento las decisiones tomadas, aparece en el
ordenamiento jurídico la Sentencia C-543 de 2002, donde se demandan los
artículos 11 y 40 del Decreto 2591 de 1991, para que sean declarados
inexequibles, los cuales tratan acerca de la caducidad de la acción de tutela y
de la competencia especial respectivamente, de acuerdo a lo anterior, la corte
considera que resulta palpable la oposición entre el establecimiento de un
término de caducidad para ejercer la acción y lo estatuido en el artículo 86
de la Constitución cuando señala que ella puede intentarse "en todo
momento", de igual forma como señala Ugarte (2009), excede el alcance
fijado por el Constituyente a la acción de tutela, quebranta la “autonomía
funcional” de los jueces, obstruye el acceso a la administración de justicia,
rompe la estructura descentralizada y autónoma de las distintas
jurisdicciones, impide la preservación de un orden justo y afecta el interés
general de la sociedad, además de lesionar en forma grave el principio de la
“cosa juzgada”, inherente a los fundamentos constitucionales del
ordenamiento jurídico. (Hernández 2013). De esta manera, la sentencia
manifestó que la tutela no había sido

concebida para impugnar decisiones judiciales y que la tutela contra


sentencias vulneraba los principios de la cosa juzgada y la seguridad
jurídica, y el de la autonomía funcional del juez. Por esta razón, por un
tiempo la Corte declaró improcedentes las acciones de tutela instauradas
contra providencias judiciales, sin embargo, a partir de la sentencia T-079 de

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1993 se pasó a afirmar que sí cabía la tutela contra Estudiante: Jaime Romero Rodríguez1
las sentencias que incurrieran en vías de hecho y
empezó el desarrollo de la doctrina sobre ésta, teniendo en cuenta que esa
sentencia menciona y acepta la instauración de la acción, aun cuando el
móvil fundamental de la intervención estatal sea la protección del interés
superior del menor, las autoridades públicas no pueden olvidar que toda
decisión debe ser producto de un procedimiento respetuoso de las formas
propias de cada juicio. Para lo cual la corte sienta su posición en que la
decisión revestida de las formalidades de un acto jurídico encubre una
actuación de hecho cuando ésta obedece más a la voluntad o al capricho del
agente estatal que a las competencias atribuidas por ley para proferirla. El
criterio para evaluar qué conductas tienen fundamento en el ordenamiento
jurídico y cuáles no es finalista y deontológico. Por otro lado, la Sentencia
No. T-451 de 1992 señala que “El carácter fundamental de un derecho no se
puede determinar sino en cada caso concreto, atendiendo tanto la voluntad
expresa del constituyente como la conexidad o relación que en dicho caso
tenga el derecho eventualmente vulnerado con otros derechos
indubitablemente fundamentales y/o con los principios y valores que informan
toda la Constitución”. Al respecto, la corte considera que en el tránsito
normativo de los acuerdos municipales no hay un desconocimiento de los
derechos de los peticionarios ya que éstos se mantienen y además se
consagran mecanismos para solucionar posibles problemas. Así mismo, esta
instancia de decisión, “no puede desconocer totalmente la formación o
extinción de derechos o consecuencias, pues ello equivaldría a desconocer la
respectiva fuente (hecho jurídico) que le dio vida o muerte. Sin embargo, algo
diferente sucede con las leyes nuevas que sin desconocer los derechos,
estados o situaciones ya formados (o extinguidos) según la ley que se deroga,
se limitan a indicar nuevas condiciones de ejercicio”. Es decir, que a pesar
de que la decisión de la tutela sea contraria a la emitida en primera
instancia, la cual fue motivo de insatisfacción por parte del afectado, no
podrá tampoco desconocer el

argumento con el que se emitió el primer resultado, pues este pasaría a ser en
últimas, el antecedente para las disposiciones actuales que el juez considere.
Por tal motivo, la Sentencia T-008 de 1998: indicó que “hay lugar a la

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interposición de la acción de tutela contra una Estudiante: Jaime Romero Rodríguez1
decisión judicial cuando:
1) la decisión impugnada se funda en una norma evidentemente inaplicable
(defecto sustantivo).
2) resulta incuestionable que el juez carece del apoyo probatorio que permita
la aplicación del supuesto legal en el que se sustenta la decisión (defecto
fáctico).
3) el funcionario judicial que profirió la decisión carece, en forma absoluta,
de competencia para hacerlo (defecto orgánico).
4) el juez actuó completamente por fuera del procedimiento establecido
(defecto procedimental). lo anterior, es uno de los mayores conflictos que se
genera al interior de las cortes, ya que cuando se cambia una decisión o se
adiciona alguna parte a la sentencia ya emitida, se entiende como una falta
de respeto hacia el que la expidió por primera vez, generando inconvenientes
que en algunos casos solo terminan de perjudicar al afectado directo, ya que
estas pronunciaciones se demoran en su aplicación o simplemente no son
tenidas en cuenta por el órgano que debe acatar la resolución. Por
consiguiente, alrededor de la acción de tutela se han generado distintos
conflictos dentro de la Rama Judicial, concentrado fundamentalmente en la
obligación de la Corte Suprema de Justicia y del Consejo de Estado de
conocer sobre las acciones de tutela y en la existencia de la tutela contra
providencias judiciales, lo cual impide un desarrollo eficaz del mecanismo
utilizado para el restablecimiento de derechos, ya que en algunas solo se
tiene en cuenta el interés y beneficio de cada una de las cortes,
desconociendo la causa principal de la acción que es la protección de los
derechos fundamentales del individuo. Sin embargo, la Corte es prudente en
afirmar que, por razones sociológicas propias de la transformación
constitucional, al momento de resolver los casos concretos, los tribunales más
antiguos, cuya primacía resultaba indiscutible en el orden constitucional
precedente, se niegan a adaptarse al cambio constitucional y, por lo tanto, a
reconocer la competencia superior que la Carta le atribuye a la

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Corte Constitucional en materia de acción de tutela. Estudiante: Jaime Romero Rodríguez1
Tal fenómeno no es exclusivo de nuestro país, como
quiera que se ha presentado en todos los Estados que, en la segunda mitad
del presente siglo, modificaron, en forma sustancial, la estructura
constitucional del poder judicial. Sin embargo, lo cierto es que, en esos
Estados, más temprano que tarde, los más altos tribunales se adaptaron a los
cambios constitucionales, lo que, en nuestro país, al parecer, todavía no ha
terminado de suceder. siendo lo anterior, una de las principales y hasta ahora
no definidas circunstancias por las cuales se plantean las reformas a la
acción de tutela, quedándose en argumentos que difícilmente pondrán en
acuerdo a las diferentes partes intervinientes. No obstante, esta
pronunciación genera un apoyo para las personas que hacen uso de este
mecanismo, ya que a pesar de que existe inconformidad con la acción de
tutela, con la cual las cortes en muchos casos prefirieron cerrar o archivar
los procesos, esta sentencia obliga a conocer la situación,
independientemente de los intereses que se afectaran en las instituciones
involucradas.

Capítulo IV: Desacato de la tutela


Finalmente se hará un estudio sobre el desacato de la acción de tutela.
El Decreto 2591 de 1991 amparó la efectividad del fallo de tutela con dos
instrumentos jurídicos, por un lado:
1) el Incidente de Desacato: Este alude a un trámite incidental de carácter
disciplinario promovido por el accionante con la finalidad de procurar
mediante sanciones el cumplimiento de las obligaciones contenidas en el
amparo de tutela (Corte Constitucional, sent. T-171, 2009).
2) Trámite de Cumplimiento: resalta la facultad del juez para encausar todos
los mecanismos necesarios para garantizar materialmente el derecho tutelado
(Corte Constitucional, sent. SU-1158, 2003).
De lo anterior, se observa que el incidente de desacato es un instrumento
jurídico diferente al trámite de cumplimiento, sin embargo, ambas figuras
tienen por objeto la materialización del fallo de tutela, asegurando el
cumplimiento de las obligaciones a cargo del accionado en beneficio del

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accionante (Corte Constitucional, sent. T744, 2013). El incidente de desacato


tiene su fundamento legal en el Artículo 52 del Decreto 2591 de 1991, allí se
describe la medida sancionatoria en caso de verificar el incumplimiento del
responsable de la orden:
“Artículo 52. Desacato. La persona que incumpliere una orden de un juez
proferido con base en el presente Decreto incurrirá en desacato sancionable
con arresto hasta de seis meses y multa hasta de 20 salarios mínimos
mensuales, salvo que en este decreto ya se hubiere señalado una
consecuencia jurídica distinta y sin perjuicio de las sanciones penales a que
hubiere lugar.”
El juez cuenta con facultades disciplinarias para decretar medidas
correctivas y sancionatoria en contra de quien incumple el fallo de tutela,
previa apertura de un trámite incidental promovido por el accionante (C.S de
la Judicatura, sent. Exp.1262-05, 2009). El trámite incidental emplea el
castigo para persuadir el cumplimiento del fallo y desincentivar la
desobediencia del responsable de la orden de amparo. Allí, la finalidad del
incidente va más allá de la sola sanción dirigida al accionado, pues en sí
mismo no es un instrumento de castigo sino, por el contrario, es un
dispositivo de garantía de los derechos fundamentales (Corte Constitucional,
sent. T-226, 2016). Bajo aquella orientación, la sanción es considerada como
un costo mayor por desatender la orden, es la advertencia de sancionar en
busca de persuadir al infractor de acatar la orden de amparo, la
jurisprudencia y la doctrina. Verbigracia, la Corte Constitucional en
Sentencia T-171 definió el desacato como un mecanismo de creación legal,
que procede a petición de la parte interesada, a fin de que el juez
constitucional en ejercicio de sus potestades disciplinarias sancione con
arresto o multa, quien con responsabilidad subjetiva desobedezca la orden
proferida. En cuanto a la doctrina, Quinche (2015) puntualiza “el desacato
es una medida judicial, de carácter sancionatorio, que se expide a petición de
parte y que se somete a la cuerda procesal de los incidentes, dispuesta en el
Código de Procedimiento Civil (actualmente Código General del Proceso)”
(p.125). Por otra parte, López (2009) elabora concepto genérico “El
incidente de desacato es un instrumento jurídico con el que cuentan todas las

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personas a quienes se les ha protegido un derecho Estudiante: Jaime Romero Rodríguez1
fundamental por vía de tutela. Su fin último es
presionar el cumplimiento inmediato de la orden

impartida por el juez, con la amenaza de una sanción jurídica…”. A partir de


estas definiciones y las características propias del incidente de desacato, se
precisa el carácter de instrumentalidad del incidente de desacato dispuesto a
favor del accionante para restablecer el goce efectivo de los derechos
vulnerados. El interés de dar apertura al trámite incidental radica en cabeza
del accionante, quien tiene especial preocupación por la realización de sus
derechos fundamentales. Además, por tratarse de un trámite que culmina con
la imposición de una sanción, el juez de tutela no puede decretar de oficio su
apertura. De acuerdo con la norma, el desacato surge en la escena procesal a
petición de la parte interesada en vista de la responsabilidad subjetiva del
obligado (Corte Constitucional, sent. T-512, 2011). En suma, el incidente de
desacato es un instrumento jurídico empleado por el titular de los derechos
agraviados para que, mediante la amenaza de causar un mal, el responsable
sea persuadido de cesar la amenaza o vulneración (Corte Constitucional,
sent. T171, 2009).
La Naturaleza del Incidente de Desacato es disciplinaria porque se encuentra
sujeta a la comprobación de una conducta negligente del infractor. La
inobservancia del fallo de tutela es sancionable en cuanto sea injustificada, se
condena la conducta caprichosa de quien, teniendo la facultad de cumplir
desobedece la orden de tutela (Corte Constitucional, sent. T-171, 2009). El
juez debe indagar las circunstancias originarias del incumplimiento y
determinar si estas son o no imputables al responsable de la orden. De
conformidad con la Corte Constitucional hay que demostrar una relación de
causalidad entre el comportamiento y el resultado, lo infracción del fallo de
tutela debe ser producto de una conducta activa o pasiva de carácter culposa
o dolosa del responsable de la orden (Corte Constitucional, sent. T-271,
2015). De acuerdo con esto, el incidente de desacato manifiesta un régimen
de responsabilidad subjetiva que exige la práctica de un debate probatorio
sobre la diligencia del accionado. Si el accionado demuestra la existencia de
circunstancias ajenas a su voluntad que dan origen a la vulneración de los

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derechos amparados, no hay lugar a sanción por Estudiante: Jaime Romero Rodríguez1
ausencia de responsabilidad, Según Rubio, existe
evidencia suficiente para mostrar lo mal que funciona hoy en día la tutela. En
sus propias palabras “La acción de tutela, a pesar de su popularidad, es
burda, desorganizada, poco predecible, a veces desconcertante y está
teniendo efectos

indeseables sobre el entorno jurídico. En buena parte porque sigue hundida


en la informalidad; es una especie de San Victorino de la justicia.” Para
Rubio la tutela funciona como un bazar, en donde predomina la
espontaneidad y el desorden y en “donde los errores no sólo se admiten, sino
que se toman como cuestiones leves e intrascendentales que se pueden
corregir con rapidez siempre que estén al alcance de un gran número de
usuarios dedicados a poner los programas a prueba en sus tareas cotidianas,
a detectarlos y a sugerir correcciones”. Adicionalmente, Rubio critica a
quienes hemos defendido la acción de tutela con el argumento de que nos
negamos a ver esos errores y, por ello mismo, tenemos una visión idealizada
de esta acción judicial.
Con ocasión de la publicación de ese artículo, la semana pasada Rodrigo
Uprimny y yo nos reunimos con Mauricio Rubio y tuvimos una larga
conversación sobre la tutela y sobre la justicia. Fue una charla interesante y
amena en la que cada uno expuso sus puntos de vista. A pesar de nuestras
diferencias (que todavía subsisten) la conversación sirvió para aclarar
algunos puntos, para poner de presente algunos malentendidos y para
identificar temas de acuerdo. No puedo entrar en los detalles de la charla,
pero me gustaría resumir algunas pocas impresiones que yo saqué de esa
conversación.
1.      En un país en donde se violan tanto los derechos y en donde los
mecanismos políticos y sociales de protección son tan débiles, la tutela ha
sido un alivio para una parte importante de la población.
2.      No obstante, la tutela no ha estado exenta de abusos; sobre todo de
abusos cometidos por abogados corruptos (parte importante de los problemas
de la tutela proviene de la falta de regulación y de control que en Colombia

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existe de la profesión jurídica) por particulares Estudiante: Jaime Romero Rodríguez1
avivatos, por jueces inescrupulosos o poco
preparados, o por falta de regulación legal.
3.      Hace falta una gran investigación empírica que muestre la dimensión
real de los problemas de la tutela: ¿cuántas son las decisiones erráticas?;
¿cuánta es la corrupción?, etc.
4.      No es conveniente que quienes creemos en los beneficios de la tutela
adoptemos una actitud de “defensa de cuerpo”, frente a los problemas de la
justicia (es posible que los casos de tutela que producen escándalo no sean

simples “manzanas podridas”, como dicen en las Fuerzas Armadas o en la


Iglesia cada vez que hay un escándalo).
5.      Quizás el mayor problema de la justicia es su falta de transparencia
frente a la opinión pública. Esto se manifiesta en la dificultad que existe hoy
en día para obtener información básica sobre los jueces, sus hojas de vida y
sus decisiones. En ningún ámbito judicial este mal es tan notorio como en el
Consejo Superior de la Judicatura. Esta actitud (de alguna manera
relacionada con una de las grandes virtudes que tiene la justicia en
Colombia, como es la independencia) puede ser contraproducente para la
justicia misma y, en todo caso, no es una actitud sana en un sistema
democrático.
Ahora que logramos que la Justicia saliera avante de los ataques que sufrió
durante los ocho años del gobierno del presidente Uribe, me parece que es
hora de que asumamos una actitud más vigilante y crítica frente a la Justicia.
Esa también es una manera de defenderla.
Para efectos de considerar el desacato de la acción de tutela, y como lo
señala Moncada (2002), es necesario identificar la diferencia entre el
incumplimiento del fallo y el desacato ya que para el juez el simple
incumplimiento obedece a lo no materialización de la orden emitida, en
cambio que el desacato debe operar mediante una investigación, en la cual se
determine el grado de culpabilidad o negligencia de la autoridad que debe
dar cumplimiento a la decisión. Solo de esta manera, se podría identificar

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claramente cuál fue el argumento que motivo el no Estudiante: Jaime Romero Rodríguez1
cumplimiento de la decisión, teniendo en cuenta el
artículo 52 del Decreto 2591 señala que el que incumpla una orden de un juez
incurrirá en desacato sancionable, siendo impuesta una sanción por el mismo
juez mediante tramite incidental.

Conclusiones
El uso masivo de la tutela en Colombia, ha servido para crear personas
activas y consientes de la existencia de derechos fundamentales, así mismo,
que se cuentan con los medios constitucionales y legales para hacerlos
cumplir y exigir su protección, accediendo a la administración de justicia
fácilmente, en busca de que el juez de tutela analice el caso y el mismo sea
resuelto concreta y oportunamente a favor de la persona a la que le fueron
vulnerados sus derechos. El excesivo número de tutelas interpuestas, como
consecuencia de la inoperancia de las entidades públicas y privadas, así
como el incumplimiento de las normas nacionales, ha conllevado a que las
acciones de tutela se hayan incrementado de 344.468 a 498.240 que se
interpusieron en los años 2008 y 2014 respectivamente, donde el derecho
fundamental que se buscó tutelar fue el de salud. Las reformas que ha sufrido
el mecanismo de la acción de tutela como las reglas de competencia y
reparto, se presentaron como una solución temporal a problemas mediáticos
que se han presentado en las altas cortes, donde cada una tiene su punto de
vista, que incluye además intereses personales y políticos; por lo anterior,
dichas reformas no han generado un cambio de fondo atendiendo las
necesidades y esencia propia de la tutela, que en ultimas es la protección
eficaz y oportuna de los derechos fundamentales de las personas.
Es necesario pensar en la acción de tutela más allá de su consagración
constitucional, con el fin de poder generar un estudio juicioso y un debate

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acerca de cómo están funcionando los organismos y Estudiante: Jaime Romero Rodríguez1
entidades del país, quienes, con sus hábitos de
irrespeto y constante violación a los derechos fundamentales, han obligado a
utilizar la tutela como único medio encaminado a hacer efectivos sus
derechos y encontrar así respuestas oportunas a las necesidades que se
presentan a diario. La utilización de la acción de tutela para poder agilizar
trámites de la jurisdicción ordinaria debido a la implementación de
procedimientos lentos, dilaciones en los procesos y la congestión en los
despachos judiciales, han generado a las personas inseguridad jurídica
debido a que no se respeta ni se diferencia la competencia frente a la acción
de tutela, ya que la concepción que se tiene es que la única forma de
conseguir soluciones oportunas es a través de este mecanismo, todo
basándose en la idea de la jerarquía de la norma superior y de lo que la
misma contempla. de igual forma,

se requiere que se fortalezca y regule de una forma adecuada el incidente de


desacato, ya que el mismo al no tener un tiempo de ejecución, no permite que
el fallo se cumpla de forma inmediata y oportuna, quedando muchas personas
con derechos fundamentales tutelados, pero con una sentencia que nunca se
materializo y ejecuto debido a que las diferentes entidades se niegan a dar
cumplimiento a los fallos. Es así, que se deben tomar medidas serias y
estrictas en las reformas que se plantean en la tutela y el incidente de
desacato; con el fin de mitigar la inoperancia de los operadores judiciales
para su pronto estudio y decisión como de las entidades públicas y privadas
que fungen como accionadas por la vulneración de algún derecho
fundamental, lo anterior para que no se siga presentando el “mal uso” de
esta herramienta jurídica. De esta manera creando conciencia de la
importancia, uso y efectividad de este mandamiento constitucional.

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REFERENCIAS:

Bibliografía:
-constitución política de Colombia.

- artículo 86 de la ley 2591 de 1991 corte constitucional.

-la acción de tutela en Colombia por Liliana carrera silva.

-Legis constituyente de 1.991 ley de constitución política Legis ed. 2002 Colombia.

-acción de tutela: http://www.comitepermanente.org/index.php/escuela-de-ddhh/litigio/94-


que-es-la-accion-de-tutela-mecanismo-de-proteccion

-video acción de tutela Colombia: https://www.youtube.com/watch?v=0c1IMie8Aj0

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-legal app: como procede una acción de tutela: Estudiante: Jaime Romero Rodríguez1
https://www.legalapp.gov.co/temadejusticia/accion_de_tutela

-transformaciones de la acción de tutela:


https://repository.ucatolica.edu.co/bitstream/10983/2674/1/pdf%20LA%20ACCI
%C3%93N%20DE%20TUTELA%20EN%20COLOMBIA%20UN%20ESTUDIO
%20SOBRE%20SUS%20TRANSFORMACIONES%20JURIDICAS.pdf
-Charry Ureña, Juan Manuel “La Acción de Tutela”. Revista Credencial Historia. Edición
148. Bogotá, 2002.
- Moncada Roa, Patricia “Desacato de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia
frente a un fallo de tutela del Consejo Superior de la Judicatura” 2002.
- la acción de tutela en Colombia un estudio sobre sus transformaciones jurídicas.
-asamblea nacional constituyente por juan Carlos Esguerra Portocarrero

- Acción de tutela en Colombia: La desnaturalización de un mecanismo Constitucional


D´mar Córdoba Salamanca

-corte constitucional de Colombia ley 2591 art 52.

-Granda, Marín Alberto. Asamblea Nacional Constituyente y Constitucional Política.


Reforma Constitucional. 1991

-Constitución Política de Colombia. 1991.

-Convención Americana de Derechos Humanos. Artículo 25. 1969.

-Corte Constitucional Sentencia 316 de 2008. M.P. Dr. Jaime Córdoba Triviño.

-Corte Constitucional. Sentencia M. P. Dr. José Gregorio Hernández Galindo.C-543


(2002).

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-Corte Constitucional. Sentencia T-451 M. P. Ciro Angarita


Barón (1992).

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