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ALIENÍGENA
STUART APELLE, STEVEN JAY LYNN, AND LEONARD
NEWMAN
Elisabeth Barnes (un seudónimo) es tranquila, retirada, y de 60 años de edad; ella vive sola
en una pequeña pero confortable casa cerca de Castleton, Vermont. Elisabeth es una
persona profundamente privada, es una buena cocinera, y se describe a sí misma como una
artista y artesana”. Una tarde, en una pequeña carretera ella tomó un atajo hacia su casa,
ella recordó haber visto una luz brillante en el cielo. Al principio ella pensó que era un
meteorito. Cuando la luz parecía la “cara de una moneda de diez centavos”Elisabeth sintió
muy cansada fue sacada de la carretera y se quedó dormida. Ella despertó un tiempo más
tarde y, luego de haber llegado a su casa y ver su programa favorito de televisión, se dio
cuenta de que había experimentado dos horas de “tiempo perdido que no podía recordar.
También se quejó de tos y de sentir una extraña picazón por todo su cuerpo. Una semana
más tarde, Elisabeth vio un programa de televisión acerca de una mujer mayor que fue
abducida por alienígenas. La mujer fue hipnotizada por agentes del gobierno para recordar
la experiencia. La Sra. Barnes inmediatamente se identificó con la persona del programa
que experimentó un enigmático episodio de “tiempo perdido”en conjunción con su
abducción. La curiosidad le picó. La Sra. Barnes habló con varios de sus amigos y siguió
su sugerencia de contactar a un hipnoterapeuta de su comunidad. El hipnotista
inmediatamente aceptó usar la hipnosis para ayudar a Elisabeth a recuperar los recuerdos
de lo que ella supuso era una posible abducción alienígena..
Durante la hipnosis, una historia emergió en la cual Elisabeth fue levitada y transportada a
una nave espacial por pequeños pero eficientes alienígenas grises quienes estaban
desprovistos de afecto los cuáles la examinaron con una variedad de tecnológicos y
avanzados instrumentos médicos, los cuáles ella nunca había visto antes. Elisabeth también
reportó que recuperó recuerdos durante la sesión; de que su auto se desplazaba a una
increíble velocidad, de estar rodeada por una luz brillante, y de ser alzada en el aire y
confrontada con “demacrados y delgados” alienígenas que la sometieron a un examen
médico. El examen incluyó remoción de varias partes de su cuerpo que fueron examinadas
desde todos los ángulos y reemplazadas con intrincados procedimientos quirúrgicos. Luego
de los procedimientos médicos, ella reportó haber estado levitando y flotando de regreso
hacia su auto.
La hipnosis también evocó un reporte de que ella había sido abducida y examinada en dos
ocasiones anteriores y de que ella había estado haciendo un “viaje del alma”al mundo de
los alienígenas donde ella escuchó una música etérea y sintió una paz total con el universo.
Después de estos eventos le fue ordenado telepáticamente olvidar estos eventos ocurridos;
Desde ese momento, ella estuvo amnésica, y además estuvo supuestamente transpirando
hasta que se usó la hipnosis para recuperar sus recuerdos.
Uno de los amigos de la familia de Elisabeth era un psiquiatra que proporcionó un prosaico
informe de lo que ocurrió. Explicó que la inusual experiencia de ella fue debido
alucinaciones hipnagógicas (p.e., imágenes y sensaciones algunas veces experimentadas en
un estado entre despierto y dormido) que ocurrió mientras ella conducía y trataba de
permanecer despierta. Él explicó que la interpretación de ella de la experiencia como
estando asociada con alienígenas era enteramente consistente con su larga reputación en la
creencia de visitantes alienígenas en la tierra y fue posteriormente elaborada y solidificada
por sugestivos procedimientos hipnóticos para conformar un escenario de abducción
OVNI. El psiquiatra también señaló que Elisabeth ha sufrido durante largo tiempo terribles
alergias y que su tos y picazón podrían ser resultado de haber conducido por el campo
cercano a su hogar que su esposa había curado de la cizaña. Aunque la Sra. Barnes escuchó
atentamente la explicación alternativa ofrecida, sin embargo continuó “confiando en sus
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sentimientos” y manteniéndolos firmemente, frente a sus amigos cercanos por lo menos, de
que ella se ha encontrado repetidamente con formas de vida alienígenas.
DEFINICIÓN
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detalles contextuales, con considerables concomitancias físicas, preceptúales,
psicológicas, y cognitivas.
PREVALENCIA
Es imposible proveer un número fijo estimado de gente que cree que ellos han sido
abducidos por aliens, pero el número reportado de EsAA no es pequeño. Muchos
abducidos pueden ser renuentes a divulgar sus percepciones de encuentros con aliens
por temor a ser desacreditados y posiblemente ridiculizados o estigmatizados. No
obstante, cuando Bullard (1994) examinó 13 investigadores de fenómenos OVNI
relatadas, encontró que aunque este pequeño número de investigadores tenían más de
1700 reportes de abducciones diferentes en sus archivos. Whitley Strieber (autor del
bestseller de 1987 Comunión, un informe detallado de una serie de supuestas
abducciones) afirmó que él recibió “cerca de un cuarto de millón de cartas afirmando
contacto alien, con más de treinta mil de ellos ofreciendo descripciones detalladas de los
encuentros” (1998, p. 86). Aunque más sorprendente es la sugerencia de Jacobs (1992)
de que 15 millones de Americanos han tenido dichas experiencias. Su estimación, sin
embargo, estuvo basada en una simple extrapolación de una encuesta de estudiantes de
una universidad.
Otros escritores han afirmado que los propios reportes de abducciones no pueden ser la
base de una valoración acertada de la extensión del fenómeno, porque en su opinión, la
mayoría de los protagonistas de las abducciones han tenido claros recuerdos de la
experiencia de ser manoseados por sus captores aliens. Hopkins y col. (1992) también
incluyó múltiples preguntas indirectas en una encuesta nacional conducida por la
organización Roper designada para estimar el número de protagonistas de abducciones
en los Estados Unidos (p.e., respuestas a preguntas como si ellos recordaban alguna vez
“despertarse paralizados con una sensación de que una persona extraña o una presencia
de algo más en la habitación”). Sobre la base de los datos proporcionados Hopkins y
col. Concluyeron que 3.7 millones de Americanos han sido abducidos desde 1992. Klass
(1993) estimó que si su estimación fuese correcta, entonces 340 Americanos han sido
abducidos todos los días desde 1961, un número que él considera altamente imposible.
Aunque si el número es mucho más bajo que alguna de estas estimaciones, es claro que
muchos miles de Americanos creen que han sido abducidos por aliens. Indudablemente,
de EsAA reportados es suficientemente grande como para tener una considerable y
atrayente atención de los medios y de la industria de entretenimientos en general.
También ha atraído la atención de la comunidad científica, incluyendo, entre otras
cosas, una conferencia dedicada al asunto en el Instituto Tecnológico de Massachussets
(ver Pritchard, Pritchard, Mack, Kasey, & Yapp, 1994) y temas relacionados en el
periódico Psychológical Inquirí (vol. 7, No. 2, 1996).
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EFECTOS POSTERIORES
Bullard (1987, 1994) catalogó las condiciones físicas y psicológicas reportadas como
consecuencias de EAA. Las siguientes estadísticas están basadas en su análisis de 1987
de 270 reportes de abducciones y es apoyado por su más reciente estudio (Bullard,
1994) de investigadores de EAA. Bullard advirtió que estas estadísticas podrían no ser
representativas de los efectos actuales en los que la atención sistemática a los efectos
posteriores es rara, algunos pocos investigadores se han preocupado de registrarlos o
reportarlos, y un seguimiento a largo plazo es poco común. Atendiendo esas
limitaciones, las siguientes descripciones proveen de una visión del rango y frecuencia
de las condiciones físicas y psicológicas que han sido reportadas al seguir las EsAA.
Los análisis de Bullard (1987, 1994) revelaron un número de condiciones físicas
reportadas como consecuencias inmediatas de una EAA. Estas incluyen las siguientes
lesiones- cortes, cardenales, raspaduras, heridas punzantes (11casos); problemas en los
ojos y problemas de visión- quemaduras, ojos inflamados o con derrames o regueros,
irritación, conjuntivitis, sensibilidad a la luz, dilatación de pupilas, visión deteriorada o
nublada (22 casos); piel quemada e irritación-“como quemadura solar”o enrojecimiento
de la piel, ampollas, picazón, rash (23 casos), dolor gastrointestinal- nausea, diarrea,
constipación, dolor gástrico (13 casos); problemas de equilibrio y coordinación-
balance, desorientación, desmayos (14 casos): y sed y deshidratación (12 casos). Los
efectos físicos posteriores intermedios y a largo plazo incluye 13 ejemplos en los cuales
el protagonista afirma haber sido curado de alguna dolencia preexistente, 5 ejemplos de
pérdida de peso, y 9 casos de condiciones recurrentes como problemas en la piel o en el
equilibrio, que siguieron inmediatamente a la EAA.
Entre los efectos posteriores reportados por Bullard (1987, 1994), fueron comunes el
temor, la anticipación, la ansiedad, y las pesadillas recurrentes. Estas y otras
características similares han sido descriptas como consistentes con el trastorno por
estrés postraumático (Laibow & Laue, 1993; Powers, 1994a; J. Wilson, 1990).
Las experiencias paranormales (p.e., visiones de apariciones o eventos interpretados
como aparente telepatía) y cambios en la personalidad son ampliamente reportados.
Estos acontecimientos han atraído la atención de Ring (1992), quien encontró que los
protagonistas de abducciones compartían estos resultados con individuos que han tenido
experiencias cercanas a la muerte (ver Greyson, en este volumen, cap. 10). Estos hechos
que Ring marcó, reflejan una propensión hacia las consecuencias de estos “encuentros
extraordinarios” (p. 13).
MARCADORES BIOLÓGICOS
Excepto por los múltiples casos de abducción (en los cuáles más de una persona afirma
haber estado involucrada en una abducción), no ha existido casi ningún caso en el cual
un individuo ha sido observado durante el período de tiempo en el cual él o ella han
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reportado que la EAA ha ocurrido. Así, la condición de un protagonista de una
abducción, en el momento de una EAA es desconocida, y las especulaciones acerca de
las concomitancias de una EAA podrían ser hipotéticas. Por ejemplo las teorías causales
de alteración del sueño, experiencias relacionadas con hipnosis, labilidad lóbulo-
temporal, o tecnología alien, cada una de estas corrientes nos lleva a su propia y única
predicción acerca de las características de un estado psicofisiológico de un protagonista.
En la ausencia de condiciones controladas para generar y observar una EAA, cada
especulación permanecerá sin testear, aunque los antecedentes de las condiciones
podrían posibilitar la manipulación experimental.
DIFERENCIAS INDIVIDUALES
Factores Culturales
Una encuesta reciente de Time/CNN (1997) reveló que el 22% del público Americano
cree que la tierra está siendo visitada por alienígenas del espacio. Varios investigadores
han examinado la disponibilidad de narrativas imaginativas y culturales derivadas de las
creencias asociadas con narrativas OVNI. Lawson (1980) hipnotizó a voluntarios y les
dijo que imaginaran encuentros con aliens. Aunque la hipótesis de Lawson que ada uno
de los reportes podía ser fácilmente distinguido de los reportes de los reportes de
personas que afirmaban que habían tenido genuinas experiencias de contacto, el
concluyó que las sugestiones hipnóticas no fueron, en efecto, substancialmente
diferentes. Desafortunadamente, Lawson proveyó a sus participantes hipnotizados con
sugestiones específicas al reportar información pertinente de lo que los abducidos
afirman, como lo es imaginar que ellos fueron abducidos por aliens. Así que no es de
sorprenderse que los reportes que obtuvo con sugestión hipnótica habrían tenido mucho
en común con los reportes de EAA llegados de la población general. Esto hace difícil de
concluir que las fantasías de los participantes provinieran de creencias derivadas de lo
cultural.
En un estudio diseñado para dar a los participantes más de una oportunidad de
interpretar y describir un evento misterioso y ambiguo, Lynn y Pezzo (1994) partió del
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estudio de Lawson (1980) pidiéndole a los participantes de simular (role-play) la
función de excelentes sujetos hipnóticos en respuesta a una inducción hipnótica y a
ejercicios de sugestión. Se les leyó a los participantes un escrito explicándoles que ellos
habrían de ser hipnotizados y que habrían de recordar un enigmático evento que
involucraba (a) manejar en el campo, (b) dejando el auto al presenciar misteriosos
movimientos de luces en el cielo, y (c) después de esto, no tener recuerdos claros de
estar en el auto dándose cuenta de que hubo 2 hs. De tiempo del cuál ello s no pudieron
dar cuenta.
Luego de una breve inducción hipnótica, se les leyó, un escrito de regresión en el
tiempo que les presentó a los participantes instrucciones acerca del “regreso en el
tiempo” al momento en el que ellos fueron testigos de las luces en el cielo y el período
de 2 hs., y se les dijo que describieran que podían ver, sentir, y escuchar. Le siguió una
entrevista estructurada, la cual comenzó con preguntas abiertas-cerradas y así llegó a
ser cada vez más específica y directa.
Los experimentos de Lynn y Pezzo (1994) fueron también diseñados para examinar los
efectos de preparar o instruir a los participantes para construir la misteriosa experiencia
en términos de un encuentro OVNI. A un grupo de participantes (grupo a) se les dio un
cuestionario al comienzo del experimento que fue ideado por la revista OMNI, con la
asistencia de Budd Hopkins y que tuvo la intención de servir como una “primera”
forma de preguntar a los sujetos acerca de sus creencias en OVNIs, si ellos han
observado o creyeron haber visto un OVNI, o tuvieron huecos de memoria asociados
con este encuentro, y así sucesivamente.
Un segundo grupo (grupo b), no sólo recibió el cuestionario, desde los comienzos del
experimento sino que también se les proveyó de sugestiones aún más específicas,
seguidas de una instrucción de role-play de un “encuentro cercano del tercer tipo” en el
cuál tuvieron contactos con alienígenas en una nave espacial. Un tercer grupo de
participantes (p.e., grupo c) no recibió instrucciones de antemano de la entrevista. Los
tres grupos de participantes recibieron el cuestionario OMNI al final del experimento.
Lynn y Pezzo (1994) encontraron que el 19% de los participantes en el grupo C
identificaron lo que ellos habían visto como un OVNI en respuesta de un cuestionario
abierto-cerrado inicial. Cuando se les hizo preguntas más directas en la entrevista, el
52% identificaron las luces con OVNIs, 24% indicaron que habían interactuado con
aliens y el 14% reportó haber estado a bordo de un OVNI. Cuando los participantes
recibieron el cuestionario OMNI antes de la entrevista (grupo a), el 62% de los
participantes reportaron haber sido testigos de un OVNI, y la mayoría de los
participantes, o el 95%, reportaron ser testigos de una aparición OVNI, como repuesta a
una pregunta directa. En suma, 62% de los participantes reportaron haber interactuado
con aliens, y el 33% reportó que habían abordado la nave.
En el grupo b, compuesto por individuos específicamente instruidos para un role-play
de un encuentro con aliens, el 95% de los participantes identificaron las luces como un
OVNI, y el 91% mantuvo que había tenido interacción con aliens y abordado la nave.
Como Lynn y Pezzo (1994) hipotetizaron, los participantes avalaron items más
frecuentemente así como ellos recibieron más sugestiones para reportar experiencias
consistentes con la cultura basada en las narrativas OVNI.
Finalmente los reportes estimulados de muchos de los participantes contuvieron muchos
de los rasgos (p.e., contacto telepático, pequeños cuerpos, grandes ojos y cabezas de los
ocupantes, forzados o compelidos a acciones, contacto sexual con aliens y operaciones)
reportados por individuos que afirman que han hecho contacto actual o que fueron
abducidos por los ocupantes del OVNI.
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Randles (1994a) notó un número de inconsistencias entre las prototípicas EsAA
comentadas por los protagonistas Americanos de abducciones y las historias contadas
por 20 participantes británicos a los que se les pidió imaginar un encuentro cercano. No
obstante, como fue el caso de sus colegas Americanos, los compositores de las historias
Británicas fueron consistentes con los reportes de abducción de los protagonistas
británicos.
Tomados juntos, estos estudios implican que ciertos elementos de las narrativas de
contacto alien son ampliamente conocidas (ver Dean, 1998 para una extensa cobertura
del tema alien en la cultura Americana). Sin embargo, porque muchos individuos los
cuales avalaron la creencia de que alienígenas están abduciendo humanos no implica
creer que ellos han sido abducidos personalmente, las creencias culturales, no pueden
constituir una explicación suficiente de las EsAA. La creencias culturales pueden, sin
embargo, ser asocias con la distribución geográfica de los reportes de abducción y las
variaciones de su contenido. Bullard (1987) notó que el 47% de los reportes de
abducciones que él estudió vienen de los EEUU. Argentina, Brasil, Australia, y el Reino
Unido también proveyeron aun gran número de reportes, contando colectivamente un
33% de reportes en archivo. África, Asia, Europa continental, y el Medio Oriente,
fueron apenas representados, aunque el servicio de noticias de la Associated Press
(1996) reportó “una conmoción en los medios por reportes de ... abducciones por
extraterrestres” en Israel. No se conoce si estas variaciones geográficas reflejan
diferencias en la prevalencia de las EsAA o sólo diferencias en los reportes o
investigaciones en sí mismas. En cuyo caso, los factores culturales podrían llegar a ser
relevantes.
Similarmente, el contenido típico de la EAA varía con el origen geográfico. En
particular Bullard (1994) reportó una comparación con informes Norteamericanos,
Británicos y Australianos, y estos difieren en los términos de la descripción de la
narrativa , y las reacciones de los protagonistas a los eventos reportados. Moura (1994)
una psicóloga Brasilera, encontró que comparado con los protagonistas Americanos, ,
los de su país eran más tendientes a ver su experiencia como amistosas, y para el
beneficio de la humanidad. Sin embargo, en muchos de los elementos contenidos
permanecen constantes los cruces culturales, y uno de los más prominentes terapistas de
abducciones, sostiene que su comparación de sucesos de Inglaterra, México, Brasil,
Chile, y Australia revelaron “los mismos tipos de criaturas, naves, procedimientos...
reacciones emocionales, y respuestas psicológicas” (Carpenter, 1997, p. 18). Aunque
sistemático, comprehensivo y con gran escala de cruce cultural, el contenido de los
casos analizados es pobre, los cultural permanece como una variable interesante con
respecto a la experiencia de abducción. Su rol, tanto en los reportes como en su
ocurrencia merecen atención adicional.
Tendencia a la fantasía
Una posible explicación para las EsAA, es que las creencias culturales acerca de visitas
alienígenas son transformadas en un profundo sentimiento de experiencia personal por
un relativamente pequeño número de quienes exhiben una tendencia de producir
experiencias imaginativas que parecen “tan reales como la realidad” por eso confunden
fantasía con realidad. Indudablemente, tal grupo de individuos propensos a la fantasía,
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también conocidos como fantaseadores, como han sido identificados por S. C. Wilson y
Barber (1981, 1983a).
La tendencia a la fantasía es teóricamente relevante en la EAA, no sólo como un recurso
de experiencia imaginativa sino por las similitudes de las experiencias de las personas
con tendencia a la fantasía y los protagonistas de abducciones..
Por ejemplo, los fantaseadores reportan una alta incidencia de falsos embarazos,
experiencias paranormales y extracorporales, y la aparición de apariciones, sueños
vívidos con imaginería que se siente “como si ellos estuvieran viendo algo que
realmente existe allá afuera o que ellos están mirando dentro de otra dimensión” (S.C.
Wilson & Barber, 1981, p. 365). Cada una de estas experiencias tiene paralelo con
aquellos reportados por protagonistas de abducciones (Bullard, 2987, 1994), sugiriendo
que los fantaseadores y los protagonistas de EsAA pueden pertenecer a la misma
población. Sin embargo, el soporte empírico para estas hipótesis es en el mejor caso,
una mezcla.
Ring y Rosing (1990) usaron una batería de tests para comparar un grupo de
protagonistas de abducciones y otros que reportaron encuentros OVNI con un grupo
control de participantes quienes solo expresaron interés por los OVNIs. Aunque los
participantes de encuentros fueron significativamente más propensos a reportar
experiencias infantiles de fenómenos paranormales, de “seres no físicos” y de “ver
dentro de otras realidades de la que otros no parecen ser conscientes” (p. 70; factores
consistentes con características de tendencia a la fantasía reportados originalmente por
S.C> Wilson y Barber, 1981), ellos no tenían tendencia a la fantasía en sentido general.
Bartolomew, Basterfield, y Howard (1991) estudiaron más de 100 casos de
protagonistas de abducciones y concluyeron que la vasta mayoría (87%) tuvieron
historias consistentes con una o más de las características mayormente asociadas con el
perfil de tendencia a la fantasía. Sin embargo ellos evaluaron la tendencia a la fantasía
por un análisis retrospectivo de los datos biográficos más bien que por un test
independiente de tendencia a la fantasía. Y, contrariamente a la conclusión de los
autores, de todas las características de la tendencia a la fantasía que ellos examinaron,
solo la frecuencia de los fenómenos paranormales reportados se ha aproximado a la
frecuencia encontrada por S.C. Wilson y Barber (1981), en su población de tendientes a
la fantasía.
En otro estudio, Rodeghier , Goodpaster y Blatterbauer (1991) evaluaron tendencia a la
fantasía con el Inventario de Recuerdos Infantiles e Imaginación (ICMI o Inventory of
Childhood Memories and Imaginings; C.S. Wilson & Barber, 1983b), un instrumento
adaptado de otro usado por S.C. Wilson y Barber en su estudio inicial de personas con
propensión a la fantasía. Rodeghier y col. No encontraron diferencias entre los puntajes
del ICMI para su grupo de EAA y para los de una muestra randomizada de población.
Similarmente, Spanos, Cross, Dickinson y Dubreuil (1993) no encontraron diferencia
estadística en o entre grupos EAA y de no EAA en la tendencia a la fantasía medidos
por el ICMI, Ellos, sin embargo, encontraron una correlación entre puntajes del ICMI y
de la escala de Intensidad de la Experiencia (Intensity-of-Experience scale). No obstante
incluso para el grupo de personas que reportó “experiencias intensas” (p.e., tiempo
perdido y comunicaciones con aliens), el puntaje medio fue sólo 22.4, un puntaje que es
el rango medio de la distribución de la población general (Lynn & Rhue, 1988),
llevando a Spanos y col. (1993) a concluir que sus “encuentros contradicen claramente
la hipótesis de que los informes... ocurren primariamente en individuos que tienen alta
tendencia a la fantasía”(p. 629).
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Sin embargo, es prematuro concluir que la tendencia a la fantasía, no está asociada con
las EsAA. Primero, los estudios en esta área tienen limitaciones metodológicas (p.e.,
mediciones invalidadas ad hoc y muestras de pequeño tamaño) que evitan conclusiones
fuertemente desviadas. Segundo, es cuestionable, si alguno de los participantes de la
investigación de Spano y col. afirmaban tener experiencias clásicas de abducción,
limitar la potencial relevancia de estas investigaciones a la tendencia a la fantasía y
EsAA. Tercero, los sujetos en dichos estudios estaban indudablemente conscientes de
que muchos de los marcadores de los marcadores de la propensión a la fantasía podrían
indicar desviación o psicopatología (ver Lynn & Rhue, 1988). Por consiguiente, las
características o experiencias asociadas con tendencia a la fantasía podrían no ser
reportadas en situaciones que dispararan respuestas socialmente deseables, resultando en
una desestimación de las correlaciones entre propensión a la fantasía y EsAA (Newman
& Baumeister, 1996a). Ahora, la hipótesis de la tendencia a la fantasía merece una
atención extensa en el contexto de estudios más rigurosos que tomen en consideración
las limitaciones metodológicas de investigaciones previas, incluyendo la posible
operación de juegos de respuesta que moderen la relación entre tendencia a la fantasía y
EsAA. En conclusión, la idea de que la tendencia a la fantasía está asociada con reportes
de abducciones alienígenas permanece como una plausible pero aún no bien confirmada
hipótesis.
Hartmann (1984) encontró que individuos con una historia de frecuentes pesadillas
comparten una constelación de rasgos caracterizados por una débil discriminación entre
categorías cognitivas básicas como el sí mismo o el no sí mismo, fantasía y realidad, y
experiencias de sueño y despertar. Estos delgados “límites” se muestran como
resultados en individuos quienes son sensitivos, artísticos, empáticos, vulnerables,
imaginativos, quienes tienen un débil sentido de identidad personal o sexual, y que
tienen dificultades distinguiendo períodos de tiempo, o quienes son percibidos por otros
como “diferentes”.
Sobre la base de los constructos de Hartmann sobre límites delgados, Kottmeyer (1988)
defendió que las características de lo que él denominó Déficit de personalidad
Fronteriza, también describe al protagonista de una abducción. Spanos y col. (1993)
administraron un número de escalas relevantes a la hipótesis de Kottmeyer y
encontraron que comparados con los puntajes de los participantes control, los grupos de
protagonistas de encuentros cercanos/OVNI de Spano y col. Mostraron la más alta
autoestima, la más baja esquizofrenia, el más alto bienestar, la más baja aberración
perceptual, la más baja percepción de un mundo hostil, la más baja agresión, y ninguna
diferencia en potencia social. Es más, Spanos y col. No encontraron diferencias entre el
grupo control y el de los participantes de encuentros cercanos, en las mediciones de
absorción, tendencia a la fantasía, y propensión imaginativa, todos los cuáles deberían
ser elevados de acuerdo a la teoría del déficit fronterizo, o de límites delgados.
Cada uno de estos hallazgos es también inconsistente o claramente opuesto a aquellos
que predicen el déficit fronterizo o de límites delgados. Sin embargo, otros estudios han
encontrado características de los protagonistas de EAA consistente con el déficit de
personalidad fronteriza. Estos incluyen un sentido débil de identidad personal o sexual
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(Slater, 1985), tendencias esquizoides (Parnell & Sprinkle, 1990), mayor sensibilidad a
realidades no ordinarias (Ring y Rosing, 1990), y un alto rango de reportes de intentos
de suicidio (Stone-Carmen, 1994). Así, el lázo entre déficit fronterizo y los reportes de
abducción garantizan atención contínua.
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Personalidad “Psíquicamente Sensitiva”
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de presión y pesadez sobre el cuerpo o, alternativamente, sensaciones de falta de peso y
flotación, y sentimientos de desorientación y temor que se extienden hacia el pánico
porque el soñador está imposibilitado para moverse (Baker, 1992a, 1992b, 1995).
Hufford (1982) prestó atención a las similitudes de las EsAA y a una variedad de
experiencias de sueño a través de un amplio rango de culturas.
A pesar de estas analogías, no ha habido pruebas directas de un vínculo entre anomalías
del sueño y EsAA, y la prevalencia de los trastornos del sueño en la población de
protagonistas de abducciones permanece desconocida. Sin embargo, Gotlib (1996)
proveyó un simple caso de estudio de un cliente con trastorno del sueño y EsAA.
Spanos y col. (1993) reportó que, comparado con participantes con menos
involucramiento en experiencias OVNI, los participantes que reportaron intensos
encuentros aliens han estado más a menudo relacionados con experiencias relacionadas
al sueño (p.e., repentinos despertares). Sumado a esto, Rodeghier (1994) reportó alguna
mayor incidencia de imaginería hipnagógica en un subconjunto de protagonistas de
abducciones, aunque no presentó evidencia aún de que el contenido de esta imaginería
pueda tomar la forma de una EAA. La relación entre ciertas anomalías del sueño y las
EsAA garantizan claramente estudios posteriores.
Hipnosis e Hipnotizabilidad
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Rodeghier y col. (1991) usó la Escala de Imaginación Creativa (Creative Imagination
Scale, S. C. Wilson & Barber, 1978) para evaluar la sensibilidad en un grupo de
protagonistas de abducciones. Los autores encontraron que, como grupo, los
protagonistas de abducciones no fueron más sensibles a la sugestión hipnótica que lo
que fue la población en general. Spanos y col. (1993) usó la Escala de Sensibilidad a la
Sugestión de la Universidad de Carleton (Carleton University Responsiveness to
Sugestión Scale, Spanos, Radtke, Hodgins, Stam, & Bertrand, 1983) para medir la
hipnotizabilidad. Los investigadores encontraron que su población de protagonistas no
fue diferente de los controles individuales sobre mediciones subjetivas y
comportamentales de hipnotizabilidad.
Más allá del hecho de que los protagonistas de abducciones no son particularmente
hipnotizables en situaciones de prueba formal, en situaciones clínicas la mayoría de
hipnotistas de abducciones los consideran fáciles de hipnotizar. Una interesante
posibilidad es que hay algo acerca de la EAA que la hace particularmente maleable en
respuesta de procedimientos de sugestión. Alternativamente, hay poca o ninguna
relación entre hipnotizabilidad y la respuesta a ciertas sugestiones hipnóticas, una
observación consistente con la posibilidad de que el contexto hipnótico en sí mismo
pueda ser una fuente influenciante de EsAA, independiente del nivel de hipnotizabilidad
de la persona.
Aunque ninguna conexión entre la hipnotizabilidad y las EsAA se haya establecido, esto
no descalifica al contexto hipnótico como una influencia determinante de EsAA.
Considerando que la evidencia disponible indica una relación entre hipnotizabilidad y
sensibilidad a sugestiones de falsa-memoria, no es necesaria una relación lineal. A
través de los estudios, los participantes de alta y media hipnotizabilidad reportaron más
pseudorecuerdos que los participantes de baja hipnotizabilidad (ver Lynn y col. 1997).
El hecho de que muchas personas de un nivel de hinotizabilidad media, quienes
representaron el modal de participantes de la población general, reporten
pseudorecuerdos, indica que el efecto puede ser realmente persuasivo. Es más, aunque
los participantes de baja hipnotizabilidad pueden ser vulnerables a los falsos recuerdos
en condiciones hipnóticas (Orne, Whitehouse, Dinges, & Orne, 1996). En síntesis, es
posible que aún las personas con baja hipnotizabilidad puedan ser influenciadas por
sugestiones hipnóticas que engendren o refuercen creencias en las EsAA. Si esto fuese
verdad, habría una explicación de porqué no hay un alto grado de asociación entre las
EsAA y los niveles de hipnotizabilidad.
En ese caso, si la hipnosis es indudablemente responsable por las falsas EsAA, su
influencia puede estar relacionada más con la cantidad de recuerdos que con el
contenido. Bullard (1989, 1994) comparó las EsAA que emergieron durante la hipnosis
con aquellas que fueron obtenidas sin asistencia hipnótica. Sobre la base de estos
hallazgos, concluyó que “la forma y el contenido de las historias de abducción parecen
independientes de la hipnosis” (Bullard, 1989, p. 3). En su examinación más reciente,
Bullard (1994) concluyó que la hipnosis es un factor significante en relación a la
cantidad de material reportado, pero no en relación directa a su contenido. Estos
hallazgos son consistentes con la literatura, la cual indica que la hipnosis a menudo
incrementa la productividad del volumen completo de respuestas, en vez de la exactitud
de las respuestas obtenidas (ver Lynn y col., 1997). Si los factores culturales o
sugestiones de un terapeuta u otra figura de autoridad moldea el contenido de una
narrativa de abducción, esto no debería importar aunque estas narrativas se revelen en
un contexto hipnótico o no-hipnótico.
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Porque más de un tercio de las EsAA no parecen provenir de intervenciones hipnóticas,
la hipnosis no es una condición necesaria para la emergencia de informes de abducción.
Lynn y Kirsch (1996) propuso el siguiente informe de cómo una narrativa de abducción
OVNI podría desplegarse en el contexto de una psicoterapia, independientemente de si
fue usado un procedimiento hipnótico:
PSICOPATOLOGÍA
Los trastornos psicológicos que podrían considerarse para las EsAA incluye lo
siguiente: psicosis (incluyendo alucinaciones e ilusionas), folie-á-deux (síntomas
psicóticos compartidos producidos por una cercana relación entre los percipientes),
reacciones de conversión (p.e., parálisis motora no explicada por una condición médica
y asociada con factores psicológicos), manifestaciones fisiológicas de naturaleza
psicosomática (p.e., marcas, manchas, y decoloraciones de la piel), trastornos
disociativos (amnesia, fuga, y otras condiciones resultantes de tiempo perdido,
distorsión temporal, y desorientación), trastorno disociativo de la identidad (el cual se
suma al “tiempo perdido”, puede caracterizarse por mensajes desde/o de identidades
duales”), y el síndrome de Munchausen (daño inflingido al self o falsas afirmaciones de
sintomatología física). Sin embargo, mientras la sicopatología es indicativa en algunos
de aislamiento, los casos de EAA, valorados tanto por la examinación clínica como por
pruebas estandarizadas, han mostrado que, como grupo, los protagonistas de
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abducciones no se diferencian de la población general en términos de prevalencia
psicopatológica.
Bloecher, Clamar, y Hopkins (1985) discutieron los hallazgos de Slater (1985), quien
hizo una evaluación “ciega” de 9 protagonistas de abducciones. Usando el Test de
Rorschach (Rorschach Test) y el Test de Apercepción Temática (Thematic
Apperception Test), Slater no encontró evidencia por la cual las EsAA reportadas
podían ser consideradas dentro de la base de un trastorno mental. Similarmente,
Jacobson y Bruno (1994) examinaron narrativas de EsAA de 12 individuos y no
encontraron elementos narrativos que pudieran sugerir “algún síndrome psiquiátrico
actualmente reconocido”(p. 306). No obstante, los registros hospitalarios mostraron que
2 participantes tuvieron una enfermedad psiquiátrica mayor en la época de su EAA,
ilustrando el peligro en el uso de métodos de valoración indirectos.
Parnell y Sprinkle (1990) usaron el Inventario de Personalidad Múltiple de Minnesota
(Minnesota Multiphasic Personality Inventory o MMPI) para testear a 200 participantes
quienes reportaron experiencias OVNI. Aunque los autores concluyeron que “ninguna
otra patología visible fue indicada” (p. 45), una examinación más cercana de sus datos
sugiere que entre aquellos participantes quienes describieron comunicación con
entidades, algunos han tenido puntajes sobre ciertas escalas del MMPI (p.e., escala 8, la
cual evalúa tendencias esquizofrénicas) que podrían ser consideradas dentro de un rango
anormal. Sin embargo, porque la escala 8 incluye algunos ítems que podrían definir la
experiencia de abducción, este hallazgo es difícil de interpretar. En un estudio similar,
Rodeghier y col. (1991) usó la MMPI-2 para evaluar a 27 protagonistas de. De nuevo,
ninguna patología manifiesta fue indicada para el grupo entero, pero los hallazgos
fueron sugestivos para varios individuos en la muestra.
Mack (1994) estudió a 76 protagonistas de abducciones, y proveyó detalles de 13 casos
estudiados. Mack concluyó que sus informes podrían no ser explicables en términos de
sicopatología. Spanos y col. (1993) comparó un grupo control con 49 personas que
habían reportados experiencias OVNI relatadas. Los reportes OVNI fueron divididos en
aquellos que meramente vieron luces no identificadas y aquellos quienes habían tenido
encuentros cercanos más elaborados. Los autores encontraron que su grupo de encuentro
no obtuvieron puntajes más bajos que el grupo control sobre algunas de las múltiples
mediciones de salud psicológica que fueron administradas.
Concluyeron que sus hallazgos “no proveen sustento en absoluto para las hipótesis de
que los reportes OVNI son el resultado de sujetos psicológicamente perturbados” (p.
628) y “la carga está sobre aquellos que favorecen la hipótesis psicopatológica para
sustentarse por ella” (p. 629).
A pesar de estos hallazgos, la implicación de normalidad general puede ser engañosa.
“Normalidad” puede entenderse en el sentido clínico como “no patológica” o en un
sentido estadístico como “no significativamente diferente del promedio”. Desde una
perspectiva clínica, los datos son lejos inequívocos: la mayoría de las EsAA no pueden
ser consideradas en términos de conocimiento psicológico como trastornos ni medidos
tests psicométricos estandarizados o ser interpretados por medios de la historia
terapéutica y personal del protagonista.
Sin embargo, un número de estudios han mostrado que los protagonistas de abducciones
no son representativos de la población general. Por ejemplo, Parnell y Sprinkle (1990)
encontraron que los participantes que afirmaban tener comunicación con aliens tenían
una tendencia a tener sentimientos inusuales, pensamientos, y actitudes; fueron
suspicaces, desconfiados, e imaginativos; y tenían tendencias esquizoides. Ring y
Rosing (1990) encontraron que sus participantes reportaron más sensibilidad a
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“realidades no ordinarias” como los niños. Rodeghier y col. (1991) los encontró más
soledad, menos felicidad, modelos de sueño más pobres en los sujetos.
Mack (1994) reportó estar “shockeado por como muchos abducidos vienen de hogares
rotos o tuvieron alguno de sus padres alcohólicos” (p. 17). Quizá lo más problemático es
el reporte de Stone-Carmen (1994) que encontró que el 57% de sus participantes habían
reportados intentos de suicidio. Esto comparado con el 1.28% de la población general
(Departamento de comercio de los EEUU, 1990).
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Kristiansen, 1996). No obstante, los clínicos deberían considerar los riesgos potenciales
y evitar implícita y explícitamente sugestiones en una EAA o usar procedimientos de
recuperación de recuerdos por sugestión con nadie que afirme haber tenido experiencias
relacionadas con una EAA o con sus potenciales antecedentes (p.e., parálisis de sueño o
imágenes hipnagógicas).
Mientras la terapia tiene estos riesgos, así también puede detener el tratamiento. Los
practicantes de la salud mental deben sentirse libres de ejercitar sus responsabilidades
profesionales con sus pacientes quienes tienen necesidad de sus servicios, para no
exacerbar los sentimientos de rechazo e impotencia del cliente y perpetuar las sanciones
sociales y profesionales contra la experiencia. Con esto en mente, los riesgos de proveer
terapia pueden ser minimizados y los resultados positivos asegurados, cuando el foco
del tratamiento se relaciona con clientes educados acerca de posibles explicaciones para
la EAA, alentándolos a comprender a la EAA en términos de su significado en su vida,
y por otra parte trabajar en estrategias de cobertura y trascender la inevitable
incongruencia acerca de la realidad objetiva de las EsAA. Por supuesto,, cualquier
tratamiento debería incluir una valoración completa por posibles antecedentes de
condiciones que provengan de anormalidades psicológicas u orgánicas.
TEORÍAS
Fraudes
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resistentes a abandonar el rol de pacientes; son renuentes, vagos e inconsistentes cuando
se les pide proveer información en detalle. Este y otros diagnósticos diferenciales no son
característicos de la vasta mayoría de protagonistas de abducciones.
Se ha sugerido (Sagan, 1995; Vallee, 1969) que temas similares aparecen en sucesos de
abducción tanto del folclore histórico (p.e., relatos de encuentros con hadas, duendes,
ángeles) como contemporáneos. Algunos han argumentado que esto indica un origen
común en el inconsciente humano (para una discusión de la dimensión folclórica de los
episodios de abducción, ver Bullard, 1991). Un número de teorías psicoanalíticas ha
sido propuesto para explicar la manifestación de dichos procesos en la EAA.
Una teoría está basada en la correlación entre EsAA reportadas y reportes de abuso
infantil (p.e., Laibow & Laue, 1993; Powers, 1994a, 1994b; Ring & Rosing, 1990;
Rodeghier y col., 1991). Algunos teóricos han sugerido que esta correlación refleja los
abusos infantiles manifestándose como una pantalla (falsa) de recuerdos de abducción
alien. Powers (1994a) sugirió que la EAA cumple esta función porque la abducción por
aliens “es menos estresante que confrontar los traumas de abuso infantil perpetrado por
parientes o amigos familiares” (p. 49), y “reinterpretar la experiencia [de abuso infantil
temprano] como una selección con semejanza a un gran propósito [p.e., para los
objetivos cósmicos de los aliens] y poder restaurar significado a sus vidas amenazadas
por recuerdos traumáticos” (Powers, 1994b, p. 46).
Se han presentado teorías alternativas. Lawson (1984, 1985) argumentó que la EAA es
la representación inconsciente de la experiencia de nacimiento”; Stacy (1992) sugirió
que la EAA es “ un revivir de la experiencia del aborto”, y Grosso (1985) extendió las
EsAA a la posición de Carl Jung (1959) de que algunos”encuentros con “platillos
volantes” podrían ser una manifestación de imaginería arquetípica asociada con el
inconsciente colectivo. Ninguna de estas teorías ha sido probada adecuadamente.
Finalmente Evans (1989) sugirió que algunos estados alterados únicos, podrían
proporcionar material inconsciente que emerge a la conciencia en la forma de una EAA.
En esta consideración, Bullard (1987) describió 11 casos (fuera de los 270 que él
evaluó) que podrían relejarse como una ocurrencia. Él se refirió a estos casos como “
una abducción psíquica” durante la cual el estado alterado “podría ser un disparador de
la conciencia... pasando desde el inconsciente... . El individuo se desliza en este [estado
alterado] desprevenido y no preparado a creer que [esto es] responsable de la vívida y
extraña pseudorealidad de la experiencia” (p. 361). Sin embargo valida la explicación
de los estados alterados tal vez para algunas de las EsAA, los casos de Bullard
representan sólo el 4% de la muestra. Es improbable que los estados alterados ocurran
para una significativa proporción de reportes de abducciones.
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Efectos electromagnéticos
Las respuestas anómalas a los campos electromagnéticos han sido sugeridas como una
causa de la EAA. Budden (1994) consideró dichas respuestas como una consecuencia
de reacciones alérgicas al ambiente de campos eléctricos de líneas de fuerza y equipos
electrónicos. Persinger (1990) consideró a ellas como una manifestación de una
actividad especial de labilidad lóbulo-temporal en respuesta a los efectos de un estrés
tectónico (una condición que él defendió como una propagación de campos
electromagnéticos).
Sin embargo, la presencia de dichos campos durante las EsAA no ha sido demostrada, ni
la prevalencia de actividad lóbulo-temporal entre protagonistas de abducciones ha sido b
establecida. Spanos y col. (1993) evaluaron la labilidad lóbulo-temporal con una
subescala de 52 ítems de lóbulo-temporal del Inventario de Filosofía Personal (the 52-
item temporal-lobe subscale of the Personal Philosophy Inventory), un instrumento
diseñado por Persinger y Makarec (1987) especialmente para medir este rasgo. Usando
los propios instrumentos de Persinger y Makarec, Spanos y col. No encontraron
diferencias entre los participantes del grupo control y los protagonistas de abducciones.
Quizá la más provocativa explicación de las EsAA es que al menos algunas de ellas son
esencialmente reportes verídicos de actuales abducciones por entidades ET. Los críticos
de estas hipótesis han sostenido que en la ausencia de una prueba tangible (p.e.,
evidencia física indisputable de contacto alien, artefactos de una civilización alien, y
contacto directo de una civilización alien con autoridades) requiere que la hipótesis ET
sea destituida. Sus defensores toman la posición deque una interpretación verídica de la
EAA es consistente con sus características reportadas. Además, ellos puntualizan en la
consistencia de los acontecimientos, puntualizando en su muy específicos detalles. Por
ejemplo, Jacobs (1992) consideró “la más fuerte evidencia presentada [siendo]... la
congruencia de la narrativa y la riqueza de los detalles exactos” (p. 239). En una vena
similar,, sobre la base de análisis exhaustivos de contenido de la EAA, Bullard (1987)
concluyó que “ni un accidente, fraude o azar, o fantasía puramente personal podría
explicar razonablemente tanta consistencia a lo largo de este regular cuerpo de reportes”
(p. 353). En su más reciente análisis, Bullard (1994) notó que los prominentes y oscuros
elementos de la EAA son consistentemente reportados por los investigadores: “el rango
de las diferencias entre los mayores rasgos y los modelos principales es realmente
estrecho... . Los reportes de abducciones parecen converger hacia una unidad de
contenido independientemente del investigador” (p. 615).
Aunque la consistencia está bien documentada, la fuente de dichas consistencias es aún
sujeto de debates. Por ejemplo. Kottmeyer (1989) sostuvo que la producción de fantasía
podría fácilmente perfilarse sobre de lectura disponible en la cultura media popular.
Previamente, hemos citado los datos que implicarían que las narrativas que circulan
ampliamente en la cultura podrían tener similitudes con los acontecimientos de los
reportes de abducción. Otros argumentos que se han erigido en apoyo de una
interpretación verídica de las EsAA incluye testimonios corroborativos de niños
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pequeños (Hopkins, 1994) y de múltiples protagonistas describiendo su participación en
el mismo evento de abducción (Haines, 1994). Sin embargo, Ceci, Loftus, Leichtman, y
Bruck (1994) citaron una evidencia corporal mostrando que los niños son
particularmente susceptibles a atribuciones falllidas de información proveniente de otros
como su propia experiencia, el error de múltiples participantes en una abducción común
puede ser en mucho, un asunto que debe resolverse por la metodología de un detective
así como por científicos o clínicos. De alguna manera, el debate que rodea la veracidad
de dichas experiencias no es tan simplista como podría imaginarse y está más allá del
alcance de este capítulo. Aquellos interesados en examinar esta controversia en gran
profundidad deben referirse a Apelle (1996).
PROBLEMAS METODOLÓGICOS
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Puede ser algo importante estudiar las circunstancias únicas y las autorepresentaciones
relativas a los protagonistas de la EAA quienes son enfrentados con mediciones que
podrían potencialmente desacreditarlos o invalidar su propia presentación en vez de
estudiar la naturaleza de sus experiencia.
Desafortunadamente, aún no hay estudios que manejen las características distintivas de
un escenario experimental y de la forma en que las escalas experimentales son
presentadas a los protagonistas de EsAA. Si las autorepresentaciones involucradas
fueran exaltadas en los reportes de los protagonistas de abducciones para los
investigadores, entonces las respuestas a las mediciones como tendencia a la fantasía
podría esperarse discrepancias como una función de que los participantes fueron
informados de la escala en la que fueron medidos (p.e., sicopatología vs. Imaginación).
Es claro que las escalas con validez y sutileza establecida indican que pueden detectarse
juegos de respuestas específicos, así como una tendencia a negar o minimizar síntomas,
podrían incluirse en los estudios en los estudios de los protagonistas de abducciones.
Varios teóricos han enfatizado el rol de la terapia y los terapeutas en la producción de
reportes de EAA. Sin embargo, sabemos poco acerca de cómo los terapeutas manejan
actualmente dichos reportes y a los protagonistas de abducciones en situaciones
terapéuticas. Porque el uso de hipnosis es a menudo sobreimpuesto en la extensa
dinámica de la psicoterapia, el rol específico de la hipnosis en el tratamiento no ha sido
aislado. Una investigación conducida en esta área debe considerar tanto las percepciones
como los comportamientos del cliente y el terapeuta en un informe completo de lo que
se desprende en la psicoterapia. Este es un esfuerzo complejo y desafiante.
CONCLUSIÓN
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La noción de que la EAA es multicausal nos guía a una posibilidad adicional: a saber,
que se requiere una constelación de factores presentes en un individuo (p.e., una persona
debe tener tanto tendencia a la fantasía como un trastorno del sueño). Aunque esta
aproximación puede también fracasar en proveer una completa explicación, hay mucho
que aprender en estudiar la interacción de variables. Esta aproximación sinérgica podría
examinar que la combinación de variables o mediciones, y que las circunstancias
específicas, son más efectivas en predecir los reportes de EAA. La tendencia a la
fantasía, por ejemplo, podría no ser una variable relevante a menos que esté combinada
con alta sugestionabilidad en el contexto de una persona que cree que los alienígenas
abducen regularmente a los humanos, que tiene experiencias de sueño anómalas, y que
busca a un terapeuta que refuerce la creencia de que dichas experiencias pueden ser
informadas en los términos de un escenario de abducción.
Las teorías disponibles de las EsAA deberían ser consideradas como provisionales e
incompletas. Se podría cuestionar mucho de una teoría o de una combinación de
variables identificadas como datos de acontecimientos por los detalles, riqueza, y
aspectos idiosincráticos de una EAA individual. Al mismo tiempo, no todas las hipótesis
permanecen siendo tan viables como otras, o son fuertemente sostenidas por evidencia
empírica. Por ejemplo, nuestra revisión encuentra solo un mínimo sostén de ciertas
hipótesis como la del déficit de personalidad fronteriza y la relación entre las EsAA y la
sicopatología. Por otro lado, la hipótesis deque las EsAA están asociadas con influencias
del medio, guiones culturales, expectativas, y las influencias formativas de los
procedimientos sugestivos merecen atención por la considerable base de datos
documentando el rol influenciante de estas variables en la extensa literatura psicológica.
Si las hipótesis ofrecidas hasta ahora, no pueden explicar completamente la EAA en
términos prosaicos, deberían ser requeridas explicaciones más esotéricas. Lo más
prominente en esto es que la EAA es verídica. Pero aquí nuevamente, no hay evidencia
sólida que sostenga esta explicación. Y en ausencia de dicha evidencia, el debate sobre
la credibilidad produce tirantez en muchos frentes. No obstante, podríamos hacer bien
en tener en mente la definición de Meachan de “sabiduría” (citada en Seppa, 1997, p.9)
y “mantener la actitud de que el conocimiento es falible y esforzarse en lograr un
balance entre el conocimiento y la duda”. Respecto a esto, el estudio de las EsAA podría
hacernos a todos un poco más sabios.
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