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El evangelio no es sinónimo de estatus sino de sacrificio, esto quiere decir entrega por el bien de los
demás
El Apóstol Pablo tiene la intención de mostrar cómo deben ser las relaciones desde la perspectiva del
evangelio de Cristo, la sociedad, la familia, la iglesia.
Dios nos creó para vivir en sociedad, para cooperar unos con otros, no fuimos diseñados para vivir
solos. Hoy por circunstancias conocidas por todos nos toca estar en casa encerrados, pero eso no
significa que estemos aislados, tenemos que estar separados físicamente, pero aun así necesitamos
ese acompañamiento espiritual y/o emocional. No fuimos diseñados para estar aislados o solos,
fuimos diseñados para tener compañerismo e intimidad.
No estamos aquí en la tierra para servirnos a nosotros mismos, sino para servir a los demás, tenemos
una necesidad, busquemos compañerismo, ayudemos a otros, seamos parte de algo, que en estos
momentos trascienda el aspecto físico. Debemos cuidarnos o pastorearnos unos a otros.
Quiero compartir algunos principios para poder poner en práctica este cuidado mutuo:
Cada uno de nosotros somos ovejas y a la vez pastor. Efesios 4:7 (1 de Pedro 2:9)
Mientras más recibo, más responsabilidad tengo de enseñar a otros. Recibo para dar.
“Pero ustedes son miembros de la familia de Dios, son sacerdotes al servicio del Rey, y son su pueblo.
Dios mismo los sacó de la oscuridad del pecado, y los hizo entrar en su luz maravillosa. Por eso,
anuncien las maravillas que Dios ha hecho” 1 de Pedro 2:9 (TLA)
Hoy debemos poner en práctica, el apoyo, la ayuda, el acompañamiento, la consejería, el servicio por
medio del cuidado o pastoreo mutuo.
“Es mejor ser dos que uno, porque ambos pueden ayudarse mutuamente a lograr el éxito. Si uno
cae, el otro puede darle la mano y ayudarle; pero el que cae y está solo, ese sí que está en
problemas.” Eclesiastés 4:9-10