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CAPITULO 4

CUESTIONES DE METODOLOGÍA EN EL ANÁLISIS DE LOS PROBLEMAS SOCIALES

MODESTO ESCOBAR MERCADO Y LUÍS MENA MARTÍNEZ

Como aparece en los distintos capítulos de este libro, bajo el concepto de problemas
sociales se incluye una amplia diversidad de realidades sociales y diferentes formas
de abordar metodológicamente el estudio de ese ámbito sociológico. A continuación,
se intenta reflexionar sobre las cuestiones metodológicas más relevantes implicadas
en su análisis. Para ello se plantean tres temas. El primero afecta primordialmente al
enfoque construccionista se pregunta cómo una realidad social se convierte en pro­
blema. El segundo trata de abordar cómo se conoce la realidad social definida como
problema. Finalmente, nos ocuparemos de la utilidad del análisis sociológico en la
solución de los problemas sociales.

LA CONSTRUCCIÓN SOCIOPOLÍTICA DEL PROBLEMA SOCIAL

Estudiar los problemas sociales implica una primera pregunta sobre cómo se origi­
nan y/o construyen. Para analizar cómo un hecho social llega a considerarse un pro -
blema, ha de estudiarse tanto el proceso de su formación como la evolución de su
importancia. En consecuencia, al considerarlos problemas sociales como una cate­
goría de fenómenos que no ha sido definida por el investigador, sino por los actores
protagonistas y afectados, la primera cuestión que hay que plantear es cómo una de­
terminada realidad social se convierte en problema.
Hay diversos modos de enfrentarse al paso de un hecho social a un problema
social. En el segundo capítulo de esta obra y en otros lugares, Best feo 15) y Loseke
(20o3,2015) han abordado el enfoque construccionista, pero hay otros enfoques po­
sibles (y complementarios). Desde la teoría sistémica, una propuesta interesante es
la metodología de los sistemas blandos (Gheckland, 1993). Lo que hace este autor es
partir de que la aplicación de la teoría de sistemas a los sistemas sociales tiene limi­
taciones, dado que enlas situaciones sociales nos encontramos con problemas no es­
tructurados, que además modifican su percepción con el paso del tiempo. Desde esta
óptica, los problemas sociales se entienden como desajustes de percepciones entre lo
que es y lo que debería ser.
Desde una perspectiva inicialmente muy diferente, las metodologías comuni­
tarias que apuestan por la deliberación —véase Ganuza, Francés, Lafuente y Garrido
(30x3), por ejemplo—, en la línea de la investigación acción paiticipativa, la defini­
ción del problema es también una cuestión central. El punto de partida es similar:
las situaciones sociales son complejas y dinámicas, y no hay soluciones totales a los
problemas sociales. La definición interactiva (deliberativa) del problema es una de
las cuestiones clave, y su orientación hacia la acción desde el debate de estrategias,
actores y alternativas es parte esencial del modo de tratar los problemas.
En estos enfoques se cuenta con los actores en el proceso de la definición del
problema de un modo inmediato (en una empresa, en un barrio), pero el análisis de
problemas sociales como tales implica el reto de poder hacer análisis (incluyendo la
definición de lo que se considera problema) desde un enfoque más global. Hay que
contar, pues, de modo entrelazado con tres áreas de estudio que resultan útiles a la
hora de abordarla definición de un hecho social como problema: la opinión pública,
la agenda mediática y la agenda política.
Lo que interesa destacar sobre la opinión pública es que hay realidades socia­
les que se perciben como problemas ("fase del problema” como primer momento de
creación del público para Fo ote y Hart, 1953) sóbrelos que no hay un acuerdo ni en su
importancia, ni en su contenido concreto, ni enlas propuestas de solución. Los estu­
dios de opinión pública en la actualidad se centran en sondeos de opinión como suma
de opiniones individuales estadísticamente representativas, frente al sentido discur­
sivo y colectivo en que inciden otros clásicos de los estudios de opiniónpública, como
Blumer (1983) o Park (como se citó en Berganza, 3000), que recogen las opiniones
agregadas de la ciudadanía o de los potenciales votantes para comparar analíticamen­
te las opiniones en función de variables independientes diversas. Además, los estu­
dios de opinión pública permiten analizarla importancia percibida de determinadas
realidades como problemas sociales y su evolución temporal.
La selección de temas considerados dignos de atención tiene una enorme rele­
vancia, ya que estructuran la atención. Para Luhmann (3000), los actores claves
en este proceso son los medios de comunicación, que crean una "agenda mediática” (en
términos de McCombsy Shaw, 1973), prestando atención a algunos temas e ignorando
otros. El mundo social es demasiado grande, demasiado complejo y demasiado fugaz
para conocerlo directamente (Lippmann, 1965), tenemos un tiempo y una capacidad
de atención limitados y los medios hacen esa selección. Los estudios de contenido de
Los medios han desarrollado toda una metodología de análisis, que va desde análisis
cuantitativos de muéstreos de noticias —por ejemplo, Vives-Gases, Ruiz, ÁLvarez-
Ipardet y Martín (2-005) s°fcre violencia de género— a la aplicación de tests de corte
psicológico sobre la percepción de programas audiovisuales —por ejemplo, Sánchez
Castillo (3013) entorno a los valores déla serie Cuéntame—.Además, en diversos es-
tudios realizados desde el artículo germinal de McCombs y Shaw (1973) se ha consta­
tado la relación entre la agenda mediática y la agenda publica en temas considerados
relevantes. Lo que los medios presentan como problemático de forma sistemática es
muy probable que acabe considerándose un problema (aunque no necesariamente en
lós términos en los que es presentado).
Una tercera área con posibilidad de definir una situación como un problema son
los actores políticos. Esto nos sitúa en el área de estudios sobre la agenda política,
es decir, aquellos problemas públicos que son considerados prioritarios y objeto de
análisis y toma de decisiones por parte de quienes detentan el poder político (aun­
que no siempre lleguen a generar una política publica). Hay diversos modelos para
explicar por qué algunos temas entran en la agenda política y otros no1. En cualquier
caso, la agenda política implícala definición de determinados hechos sociales como
problemas sociales sóbrelos que se tiene la competenciay la voluntad de intervenir,
y la mayoría de los estudios analizan cómo un tema determinado es incluido o no en
la agenda política.
La relación entre los problemas definidos por la opinión pública, la agenda me­
diática y la agenda política es estrecha y multidireccional, pero no rígida. La relación
entre los medios y los políticos ha sido muy analizada (Dader, 1990), y la influencia
de los medios en la opinión pública también goza de una amplia variedad de teorías y
estudios empíricos, como hemos señalado. Pero no todos los problemas percibidos
por los ciudadanos pasan a la agenda política, ni las prioridades de los gobiernos son
percibidas como tales por la opinión pública en todos los casos. Lo que sí es claro es
que los tres definen una serie de hechos sociales como problemas sociales y este pro­
ceso ha sido y está siendo estudiado y tiene sus propios retos metodológicos.
Para los investigadores sociales hay dos posiciones posibles a la hora de iniciar
el análisis de un problema social. Por un lado, se encuentra la posición reactiva, que
asume los problemas sociales'como establecidos, analizando los hechos sociales
que constituyen el problema. El protagonismo suelen tenerlo los problemas defini­
dos por la agenda política, que demandan estudios específicos para orientar la toma
de decisiones. Pero también los problemas definidos desde la opinión pública supo­
nen un foco de atención para los investigadores y para potenciales financiadores de
estas investigaciones. Por otro lado, hay investigadores expertos en un ámbito de­
terminado que adoptan una postura proactiva, anticipando una problemática social
desde un conocimiento sistemático de la realidad, partiendo de la realidad de que los
hechos definidos como problemas sociales son cambiantes, y analizan los problemas
sociales, aunque no estén presentes ni sean relevantes como tales en la opinión pú­
blica o en la agenda política, asumiendo que en algún momento llegarán a ser consi­
derados problemáticos por ciudadanos o políticos.

EL CONOCIMIENTO DE LOS PROBLEMAS SOCIALES

Afrontada la definición de una realidad social como un problema, la siguiente tarea


es hacer su análisis. La sociologíay sus herramientas resultan especialmente útiles en
este proceso (y nos centraremos en su enfoque) pero no es la única disciplina que se
ocupa del análisis de los problemas sociales. Tenemos que señalar la importancia de
las aportaciones desde disciplinas como la ciencia política, el trabajo social, las cien­
cias de la salud, la psicología, la pedagogía, la criminología y la economía, entre otras.
Para estudiar la dinámica y la estructura de los problemas así como para com­
prenderlos, pueden empleárselas herramientas metodológicas déla sociología. Aho­
ra bien, al definir una realidad social como problema se adopta la perspectiva de la
investigación aplicada y, en esa misma medida, el objetivo se traslada desde el cono­
cimiento al planteamiento de su solución.
Ello implica el replanteamiento de la relación entre lo teórico y lo práctico. Er
el repaso histórico del concepto de sociología aplicada que hace Fernández Esquina:
(2006), la descripcióny resolución de problemas sociales es una constante (como re­
formadores sociales al principio, desde la demanda de las organizaciones después,
desde la demanda de los poderes públicos más tarde). A$í, una de las definiciones de
la sociología aplicada es la "investigación orientada por problemas sociales” (p. 18)
Esto no significa que la investigación básicay la aplicada hayan funcionado de manera
aislada, sino en continua interrelación, siendo el papel de la sociología aplicada no
una mera aplicación de teorías, sino la búsqueda de generalizaciones empíricas que
llevan (o pueden llevar) a teorías contrastadas. Para este autor, los proyectos de sociología
aplicada de centros públicos de investigación contribuyen a "mejorar el conocimiento
de la realidad social y aumentar el acervo de conocimientos sociológico
ofrecer conocimientos útiles para la toma de decisiones y mantener la legitimidad de
la disciplina” (p. 3 6).
En este sentido, la metodología de análisis de los problemas sociales no di
fiere de los planteamientos de la sociología aplicada, es decir, de la adquisició
de conocimientos originales mediante indagación empírica dirigidos a resolve
asuntos prácticos, con el matiz de que esos asuntos se han definido como pro
blemas sociales. Estos estudios pueden ser descriptivos, analíticos o evaluativo:
y pueden limitarse a una mejora del conocimiento sobre el problema que ha de
ser abordado o a avanzar propuestas sobre cómo traducir esos conocimiento
en la acción práctica. En definitiva, la metodología de análisis sociológico de
los problemas sociales puede abarcar la metodología sociológica aplicada ensi
conjunto, aunque en la práctica hay espacios metodológicos propios que desarro­
llamos a continuación.
Es innegable que el universo de los problemas en el complejo mundo social
tiene dos facetas: una objetiva, que puede estudiarse con estrategias no invasivas, y
otra subjetiva, que implica la interrogación de los agentes sociales y la reflexión sobre
cómo se construyen los significados- La metodología del análisis de problemas socia­
les debe abarcar ambos marcos para afrontarlos de modo completo. Ya Denzin (1970)
abogó por la triangulación de metodologías para evitar sesgos, pero, en el caso del
estudio de problemas sociales, la cuestión va más allá. Gomo se apuntaba en capítulos
previos, los problemas sociales son producto de un proceso de definición colectiva,
es decir, una representación (subjetivay colectiva) de un objeto social. Pero esta de­
finición no es independiente del contexto (objetivo) y sus transformaciones.
Metodológicamente, el conocimiento del contexto social nos obliga al uso de la
investigación cuantitativa, de recopilación y análisis de hechos que permitan descri­
bir y explicar el problema social concreto. Sin embargo, como antes se ha señalado,
la dimensión subjetiva y activa del estudio de los problemas es esencial y conlleva
implicaciones metodológicas sustanciales.
La más central de todas es que el análisis de los problemas sociales implica tener
en cuenta a los agentes que tienen interés en la solución del problema. Ello implica
la consideración de: a) los ciudadanos y ciudadanas con problemas, que en algunos
casos pueden ser la población en general (problemas ambientales, por ejemplo); b)
las organizaciones y grupos que causan o solucionan los problemas; y c) los políticos,
en la medida en que son mediadores de los intereses y se presentan como quienes
solventan los problemas sociales.
Metodológicamente, esto supone contar con las herramientas que nos permitan
acceder a la construcción de la realidad y a la consecuente definición del problema
según los distintos agentes (ciudadanos, organizaciones, políticos). El acceso puede
ser primario, tanto cuantitativo (a través de estudios de opinión pública) como cuali­
tativo (entrevistas, técnicas grupales). Pero también a través del estudio documental
(técnicas hemerográñcas, análisis de declaraciones y documentos políticos) o me­
diante la explotación de datos secundarios.
Pero, además, como apuntábamos al hablar de la sociología aplicada, implicate-
ner en cuenta las consecuencias del interés social del conocimiento de los problemas.
Es decir, analizar los problemas sociales no es una cuestión abstracta o meramente
académica que intente explicar el funcionamiento de las realidades sociales, sino que
incluye en su planteamiento y en sus decisiones metodológicas cuestiones tan im­
portantes como las consecuencias políticas de la investigación social, el énfasis en la
efectividad más que en la validez y las expectativas de que la investigación presente
resultados inmediatos.
La utilidad del análisis de los problemas sociales se aborda con detalle más ade­
lante. Lo que aquí queremos destacar es que, como sociología aplicada, teniendo en
cuenta los agentes y las potenciales transformaciones de la realidad problemática, es
importante centrarse en el análisis de aquellas cuestiones que puedan ser modifica­
das (más que en un análisis explicativo más global y válido délas realidades sociales),
con el añadido de la presión temporal de obtención de resultados visibles y rápidos
por parte de los interesados. Por consiguiente, los resultados de los análisis socioló­
gicos sobre los problemas sociales no deberían limitarse a un mero informe, sino qué
habrían de aspirar a tener consecuencias en la realidad del problema. En este senti-
do, tanto el diseño como el análisis y la presentación de resultados deberían tener er
cuenta las potenciales consecuencias (políticas) de la investigación social sobre los
problemas sociales concretos.

ESTRATEGIAS DE INVESTIGACIÓN

Comenzamos comentando de modo somero las estrategias simples empleadas para el


estudio délos problemas sociales. Empezaremos con las más elementales, los análij-
sis secundarios y los análisis hemerográñcos, y continuaremos con otras más comp
plejas como las encuestas, las entrevistas y las técnicas grupales, para abordar en el
siguiente apartado los diseños más empleados para diagnosticar la realidad social.

Análisis secundamos (indicadores sociales)

El procedimiento más inmediato parala diagnosis de los problemas sociales pasa por
recurrir a los estudios emprendidos por instituciones publicas o privadas, académi­
cos e investigadores, o los agentes interesados (o desinteresados) en su solución.
En el estudio de problemas sociales es común emplear estadísticas oficiales para
obtener un conjunto (o sistema) de indicadores sociales, que en muchas ocasiones
son utilizados como instrumentos para la detección de las fortalezas y debilidades de
los colectivos de los que pretenden ser expresión: regiones mundiales, países, esta­
dos, naciones, divisiones administrativas o municipios.
La principal ventaja de este tipo de materiales parala detección y evaluación de
los problemas sociales reside en el mínimo esfuerzo que se requiere para la reco-
lección de los datos. Además, se trata de una herramienta casi ineludible cuando si
quieren estudiar hechos y realidades delpasado. Finalmente, con todas las cautelas
precauciones posibles, son un buen procedimiento para poder hacer comparaciones
entre muy diversos lugares. En los diseños comparativos es casi ineludible el empleo
de estadísticas al estilo que inaugurara E. Durkheim en su estudio sobre el suicidio.
Ahora bien, además del empleo de datos secundarios, un buen análisis de los
problemas sociales también deberá incluir, de modo amplio, el uso de cualquier in-
vestigación previamente realizada. Bien es cierto que, al estar analizados por otra
personas o instituciones, esos datos pueden introducir ciertos sesgos? pero no ha
duda de que el primer paso que ha de realizarse antes de emprender una investiga-
ción es revisar lo que ya se ha hecho anteriormente, entre lo que habría que consi-
derar entre otros materiales: a) la literatura académica en revistas de prestigio; b) la
monografías publicadas en editoriales profesionales; c) los informes de instituciones
independientes que se dediquen a realizar estudios y d) las publicaciones de organis­
mos oficiales.

Estudios hemerográficos (agendamediática)

De particular relevancia para el estudio de los problemas sociales es el empleo de


fuentes hemerográficas bajo un doble prisma: el primero es el realista, que presupo­
ne que el contenido de los medios de comunicación es un reflejo de lo que ocurre en
la realidad y, en consecuencia, pueden investigarse los problemas mediante el exa­
men de las noticias que se publican en periódicos y revistas en la medida en que son
considerados reflejo de lo que ocurre en la realidad. La otra perspectiva, más cons-
tructivista, lo que rastrea son las agendas mediáticas de los agentes sociales, haciendo
más hincapié en los intereses de estos en su divulgación, enfoque y solución.
En la actualidad, estamos asistiendo a la proliferación del empleo de otras fuen­
tes más amplias que las de los medios de comunicación. Nos referimos atodas las in­
formaciones difundidas a través de la red, sea en la forma de páginas institucionales
de organizaciones públicas o privadas, sea a modo de páginas personales u otros mo­
dos de expresión como los propiciados por Facebook, Twitter, YouTube o Instagram,
solo por mencionar los más populares de cada clase.

LA ENCUESTA (opinión pública)

Si se está interesado en averiguar la percepción subjetiva de los problemas sociales,


una de las estrategias posibles es la encuesta. Una exclusiva aportación de este instru­
mento es la obtención de medidas reproducibles de un conjunto amplio de personas
y la cuantificación de la preocupación que un conjunto de ciudadanos sustenta de un
posible repertorio de problemas sociales. Ello puede plantearse de un modo totalmente
abierto o bien aportando una lista de problemas a fin de que los entrevistados juzguen
cuáles consideran más o menos importantes, además de solicitar queprioricen a cuáles
se debe dar más urgente solución, así como las soluciones que se estiman más eficaces
para su erradicacióny a quiénes se percibe como más capacitados para afrontarlos.
De modo alternativo, generalmente, también se puede emplearla encuesta para
ver el grado de implicación que tienen los ciudadanos en la resolución de problemas.
Los cuestionarios que versan sobre el grado de participación en manifestaciones,
huelgas, organizaciones de interés, o el grado de simpatía por ciertos movimientos
sociales, climas de opinión o ideologías permiten un conocimiento del grado de im­
plicación de los actores sociales en la dinámica social.
De especial interés en el conocimiento de la opinión pública sobre los proble­
mas sociales, de sus efectos y del comportamiento ciudadano ante su existencia sería
su evolución en el tiempo. De este modo, barómetros o series de encuestas perió­
dicas pueden proporcionar imágenes dinámicas de cómo evoluciona la percepción
subj etiva de los problemas sociales y basta qué punto determinadas reivindicaciones
legitimas de los grupos sociales tienen un impacto o encuentran eco en el conjunto
de la sociedad.
Otro aspecto importante de las encuestas es que permiten diferenciar los dis­
tintos grados de percepción de los problemas sociales o compromiso para su solución
que tienen diferentes categorías sociales. Así, puede verse si el género, la edad, la
ideología, la educación, la clase social o el territorio, por solo mencionarlas más clá­
sicas variables de clasificación sociológica, pueden o no ser buenos predictores de las
diferentes posiciones que adopta la gente ante los problemas sociales. Posiblemente,
el mecanismo que mej or explique tales diferencias sea el interés: en la medida en que
distintos grupos sociales mantengan intereses en conflicto, su posición reivindicati-
va será también antagónica.

LAS ENTREVISTAS (OPINIÓN Y AGENDA política)

En el caso de adoptar un enfoque constructivista en el abordaje de los problemas so­


ciales tendente a descubrir el proceso de elaboración de las reivindicaciones de los
grupos sociales es casi de obligado cumplimiento la elaboración de entrevistas a los
actores que participan en el proceso social que tiene lugar en la emergencia y abor­
daje de la problemática. Si se desea estudiar, por tanto, cuáles son las posiciones de
los diversos implicados en los problemas sociales, es lógico que, en lugar de plan­
tear muchas preguntas de respuesta breve, se propongan menos interrogantes a ñn
de que las personas implicadas —stakeholders, Freeman (2010) o claims-mdkers, Best
(2015)— elaboren su propia visión de los problemas que le atañen.
Frente al cuestionario, el centro de atención no son las variables con sus po­
sibles valores, sino los sujetos y sus posturas ante los temas; las preguntas no están
estandarizadas, sobre todo en sus respuestas, y la muestra no está basada en criterios
de representatividad estadística, sino en cobertura temática, lo que implica que el
proceso solo se acaba cuando el investigador considera que la información que va ob­
teniendo en las sucesivas entrevistas es redundante.
En el análisis de problemas sociales pueden distinguirse cuatro tipos distintos
de actores a los que entrevistar. En primer lugar, puede entrevistarse a la población
general —de modo similar al que se plantea en la mayor parte de encuestas— con el
ñn de descubrir cuál es la posición de los miembros de ana sociedad en relación con
lo que se desea investigar. Existe un segundo planteamiento que es el de entrevistar
solo a los afectados por los problemas, deunmodouotro, como afectado, contrapar­
te, observador o líder de opinión. En tercer lugar, pueden dirigirse las preguntas a
técnicos implicados en el estudio o solución según la posición que ostenten (apoyo
de los afectados o de las contrapartes, técnicos de servicios sociales). Finalmente,
el abordaje mediante entrevista puede dirigirse a las autoridades o políticos que se
encargan de la prevención, solución y distribución de recursos públicos para paliar
los problemas sociales.
Estrategias gruíales (opinión e intervención)

De modo más complejo que en las entrevistas a individuos, se puede recoger no solo
la opinión, sino también el discurso de los distintos grupos sociales implicados en el
marco de los problemas sociales. Mediante las técnicas grapales puede obtenerse in­
formación o debate sobre un tema bajo la dirección o control de un moderador. Si el
propósito se centra en la obtención de información u opiniones, la estrategia grupal
puede encuadrarse en los llamados "grupos focalizados” (Morgan, 1988), mientras
que si está más orientada al debate y a la expresión de ideas, estaríamos ante los de­
nominados "grupos de discusión” (Ibáñez, 1979).
En la medida en que afloran en su dinámica discursos e imaginarios colectivos
que diñcilmente se plasman en cuestionarios o entrevistas, los grupos proporcionan
una información muy valiosa para el estudio de los problemas sociales, pues al propi­
ciar el debate éntrelas personas que participan en ellos, los consensos y los conflictos
sociales emergen de modo más fluido que en las técnicas donde la información se
obtiene individualmente.

DISEÑOS DE INVESTIGACIÓN

Por diseños de investigación entendemos el conjunto de esquemas metodológicos


de cualquier investigación que contienen la adecuada combinación de estrategias
de producción o recolección de información, análisis de datos e intervención en la
realidad y posibilitan la consecución de los objetivos propuestos (Aivira y Serrano,
3015: 77). El diseño de investigación forma así parte de un todo que es el proyecto,
cuyos otros contenidos esenciales sonlos objetivos, las preguntas y las hipótesis. An­
tes de emprender cualquier estudio nos hemos de preguntar qué se quiere estudiar
exactamente, por qué vale la pena el esfuerzo para llevarlo a cabo, la existencia de
utilidad práctica en aquello que se quiere estudiar y las contribuciones que se van a
aportar, sea a la formulación de teorías sociales, sea a la descripción, interpretación,
explicación o predicción del mundo social, sea ala resolución de problemas sociales.
Según sean los objetivos y los recursos disponibles para la investigación, así deberá
conformarse el diseño empleado.
Para el estudio de problemas sociales, como en general para la investigación so­
cial, cabe destacar cinco grandes tipos de diseños: estudios de casos, diseños compa­
rativos, diseños experimentales, investigación-acción participativa y evaluación de
programas.

LOS ESTUDIOS DE CASO (s)/PROBLEMA(s)

El diseño más elemental para la investigación es el estudio de un caso, que es la selec­


ción de un solo elemento para el estudio. Yin (1989) definía estos estudios como in­
vestigaciones que estudian un fenómeno contemporáneo en su contexto real, cuando
los límites entre el fenómeno y el contexto no están claramente establecidos, y en
las que se usan múltiples fuentes de evidencia. Suponiendo que se desea conocer las
repercusiones del uso de drogas durante la juventud, si el objeto de investigación
central es el problema del uso de drogas, estaríamos ante un estudio de un caso. En
cambio, si se desea describir una serie de sujetos y su relación con las drogas, esta­
ríamos ante un estudio de casos múltiples. Es decir, si la investigación se centra en el
problema y se recogen distintos indicadores de su manifestación, entonces el diseño
es el de un caso, para el que se recopila documentación múltiple con estrategias di­
versas. Por el contrario, si interesa la agregación de las características individuales
de determinados casos, que podrían ser personas, reivindicaciones, movimientos,
estaríamos ante el segundo tipo de diseños. Otra distinción similar reside en el tra­
tamiento de cada caso, pues, según Yin, pueden ser considerados globalmente como
una unidad de análisis o pueden tratarse de modo inclusivo, examinando en su inte­
rior múltiples unidades de análisis, como podría ser el análisis de un caso de política
pública, o sanitaria, que se aborde teniendo en cuéntalos distintos programas de sa­
lud elaborados por un determinado gobierno.
En la trayectoria del análisis de los problemas sociales, es recomendable (Spee-
tory Kitsuse, 1977) y común (Best, 2015) el uso del estudio de casos único empleando
estrategias de naturaleza cualitativa. Lo crucial en el estudio de caso es la selección
de este. De este modo, tan lícito es el empleo de un caso ejemplar que represente un
conjunto de problemas sociales e ilustre una teoría, como el de un caso extremo, que
sea poco representativo, pero que pueda ser útil en la discusión de un argumento
que dé cuenta de su excepcionalidad.

LOS DISEÑOS COMPARATIVOS

Los estudios comparativos se centran en la recolección de información, generalmen­


te obtenida mediante documentación secundaria, de unidades de tamaño medio o
amplio, en relación con más de un caso, con la finalidad de establecer semejanzas y
diferencias entre ellos.
Según Beltrán (1985:14), "el método comparativo es consecuencia de la diver­
sidad: la variedad de formas y procesos, de estructuras y comportamientos sociales,
tanto en el espacio como en el tiempo, lleva necesariamente a la curiosidad del estu­
dioso al examen simultáneo de dos o más objetos que tienen a la vez algo en común y
algo diferente”. Precisamente, los diseños comparativos pueden confundirse a me­
nudo con los diseños de casos múltiples. Su carácter distintivo reside en la selección
de los casos y en la estrategia de análisis basada en la "comparación explícita y siste­
mática para estudiarlas relaciones entre variables” (Anduiza, Crespo y Méndez, 25011:
120).
En el clásico libro de Przeworski y Teune (1970), siguiendo el tratado de lógica de
Mili, se distinguen dos lógicas diferentes en la selección de los casos que ban de ser
comparados: la primera estrategia consiste en la comparación de sistemas similares,
I

en cuya condiciónha de ser diferente lo que se quiere explicar (o variable dependien­


te) en los casos. En contraste, la segunda estrategia selecciona sistemas muy distintos
entre sí pero que comparten lo que ha de ser explicado y, en consecuencia, la explica­
ción se encuentra entre esos escasos factores coincidentes.
Hay otras estrategias comparativas más proclives a la selección de pocos casos de
contraste. Nos referimos a la tradición iniciada por Ragin (1987) y a su propuesta
de análisis comparado cualitativo basada en las lógicas booleana y borrosa, cuya uti­
lidad en el campo del análisis de los problemas sociales se evidenció ya en 1965, año
en el que Glaser publicó en Social Problems el artículo sobre el método comparativo
continuo de análisis cualitativo.

LOS DISEÑOS EXPERIMENTALES

Para Campbelly Stanley (1978), que desarrollaron sus investigaciones principalmen­


te en el campo educativo, los diseños se clasifican por su grado de experimentalidad.
Posteriormente, GookyGampbell (1979) destacan los diseños experimentales como
los más indicados para la comprobación de hipótesis causales. La gran paradoja de la
aplicación de este tipo de diseños al estudio de los problemas sociales es que el inves­
tigador debe efectuar una manipulación de la realidad para que se cumpla uno de los
dos aspectos esenciales del experimento, a saber, la aplicación del tratamiento para
que impacte en aquello que se estudia. ¿Debe o, mejor dicho, puede un investigador
carear condiciones que generen problemas a un conjunto de personas o soluciones a
solo un sector de la población? Podría argumentarse, en defensa de este método, que,
enlugar de emplearse para estudiarlas causas de los problemas sociales, se utilice en
ia resolución de estos o, como se verá más adelante, en la evaluación de programas o
intervenciones de organizaciones sociales.

La investigación acción-participativa

Gomo comentábamos antes, la investigación acción-participativa (Whyte, 1991) o


investigación social participativa, como la denominan Villasante, Montañés y Martí
(3000), constituyeunaperspectivametodológica enla que la definición (deliberativa)
del problema y la contribución a la solución/mejora del mismo son elementos cen­
trales. Las metodologías participativas en general nacen de los movimientos sociales
con pretensiones de transformar la realidad (Marebioni, 3001). La incorporación de
la investigación en este proceso parte de que cualquier recogida de información es
una intervención en lo social que provoca su modificación, y se propone, desde la
conciencia de este hecho (el habla es acción-función pragmática/performativa del
lenguaje), aprovechar los procesos de investigación social como parte del proceso de
transformación de la realidad (Colectivo IOE, 1993).
Desde su puesta en práctica se han ido generando una serie de herramientas
metodológicas interesantes ala hora de definir/construir los problemas sociales por
parte de quienes están directamente implicados en los mismos, y enfocadas no
solo al conocimiento sino también a la transformación (Callejo y Viedma, 3000;
Montañés, 2009). La participación se inserta en esta metodología en todas las fa­
ses de la investigación. Esto implica que está presente desde el principio: en la
decisión de poner en marcba el análisis del problema y, lo que más nos puede
interesar, en la propia definición del objeto de estudio (¿cuál es el problema?).
El punto de partida es un proceso de autorreflexión del propio equipo promotor
(refLexividad), con diversos formatos, más o menos estructurados, desde cuadros •
de doble entrada a juegos de rol (sociodramas), para intentar bacer explícitas las j
ideas previas (construcciones, definiciones, presupuestos) sobre el objeto y los
objetivos (Alberich, 2008). 1

En los análisis que se plantean, la dimensión relacional, no solo de los cons-


tructos sino sobre todo de las personas que los encaman, está muy presente en esta
perspectiva metodológica? nos referimos a lo que se suele llamar conjuntos de acción, j
que tienen redes de confianza entre ellos y comparten una visión y unas acciones so- ?
bre el problema a investigar. Desde la matriz de posiciones es habitual elaborar la
muestra para la recogida de discursos, normalmente a través de metodología cualita-.
tiva, mayoritariamente entrevistas y grupos de discusión, pero también con bastante
frecuencia observación participante.
Una última cuestión relevante es que el análisis final de estos datos externos;
al grupo no lo bace el equipo técnico, sino que participan los sujetos analizados. Es
lo que se conoce como devolución. Lo normal es que el equipo técnico baga un pri­
mer análisis y organice la presentación de resultados para su debate en grupos más
amplios. Este proceso de devolución usa diversas técnicas (tetralemas, pentalemas-
multilemas, modelo Transcendí flujogramas...) que tienen en común una organizan
ción gráfica y ordenada de la información recogida, que se presenta del modo más
literal posible (frases textuales).
Pero este anáfisis no solo busca comprender el problema y las distintas forma*}
de construirlo; pretende una transformación de la realidad por medio del empo-*
deramiento de los actores, por lo que el análisis final que se bace es estratégica
(Fals Borda, 1993): dónde se pueden encontrar puntos comunes, dónde estaráb
las resistencias, cómo actuar desde el conocimiento de la realidad. Se identifican
las partes controlables, influenciables y no controlables, en algunos casos ba+
ciendo un análisis causal (árbol de problemas). El final del proceso es siempre ej
diseño de planes de acción, más allá de unos meros resultados de investigación,
llegando a la planificación estratégica situacional, la programación de accione^
integrales y sustentables u otras acciones similares (Martín, 2001). Lo que int
teresa destacar es que el proceso no se queda en un mero análisis del problema,
sino que incluye propuestas de acción (elaboradas de modo participativo). Y estas
acciones de futuro suelen articularse en torno a una idea-fuerza de un escenarib
deseado que parte del análisis del problema social y trata de encontrar posibles
soluciones.
Evaluación de programas

Como planteábamos más arriba, considerar nn hecho social como problema nos en­
frenta al reto de su solución. Las soluciones tienen frecuentemente forma de progra­
mas sociales y políticas públicas (Rossi, Freeman y Lipsey, 2004,). La evaluación de
estos programas es así parte de la metodología de análisis de los problemas sociales.
Aunque hay muchos tipos/categorías/nombres de evaluación, podemos resumirlos
entres (AguilaryAnder-Egg, 1993): diseño, proceso y resultados o efectos.
La evaluación del dis eño (ex ante) tiene como obj etivo analizar el diseño del pro -
grama, su racionalidad y coherencia. El análisis trata de verificar la bondad del diag­
nóstico realizado (evaluación de necesidades), la existencia de objetivos claramente
definidos y medibles y su correspondencia con los problemas, y examinar la lógica
del modelo de intervención diseñado tanto de forma intema como en relación con
otras políticas y programas (Osunay Márquez, 2000:18).
La identificación de los problemas (y su definíción/construcción) es la cuestión
clave, así como si hay consenso social sobre su importancia (evaluación de la relevan­
cia). Existe un análisis de causas y efectos y, en paralelo, de medios y fines; es decir,
un análisis de los problemas sociales, de sus causas, y, como investigación aplicada,
de los aspectos en los que es posible intervenir y las herramientas que se consideran
más adecuadas, comprobando silos objetivos responden a esta conceptualizacióny si
son alcanzables y medibles (evaluación de la pertinencia). Al hilo especialmente de
la cooperación internacional se ha desarrollado una estrategia de planificación para
la realización de proyectos por objetivos que es conocida como enfoque del marco
lógico (PCI, 1979).
La evaluación de proceso aporta información sobre el conjunto de actuaciones y
actividades de un programa en su funcionamiento real, examinando la propia inter­
vención con sus fortalezas y limitaciones. Incluye el estudio déla organización encar­
gada de gestionar elprogramay de sus procedimientos y criterios de funcionamiento
interno, el análisis del personal en términos de actitud y formación, así como la do­
tación de recursos.
Por último, la evaluación de resultados (expost) trata de conocer hasta qué pun­
to la política o programa aplicado está consiguiendo los objetivos establecidos o está
alcanzando los parámetros o criterios de valores definidos (evaluación de eficacia), y
a qué coste se consiguen, en términos de tiempo, recursos humanos, recursos mate­
riales y monetarios (evaluación de la eficiencia).
Pretende determinar y cuantificar los cambios que se han producido en la po­
blación objetivo, midiendo sus características antes, durante y después de la inter­
vención. Una vez cuantificada la magnitud del cambio hay que deslindar en qué me­
dida este se debe al programa llevado a cabo y no a otros factores, azarosos o no. Es el
aspecto más problemático de la evaluación.
Metodológicamente, los retos de la evaluación se centran en la identificación de
variables, la construcción de indicadores y, sobre todo, en la validez interna (Alvira,
199i)- Que a la conclusión de un programa se observen modificaciones en el proble­
ma sobre el que se quiere intervenir no siempre significa que sea efecto del programa.
Puede deberse aúna relación espuria (una tercera variable que influye tanto en la causa
como en el efecto), o una relación interactiva (donde la dirección de la causalidad no
está clara). Y al contrario: que no se observen efectos puede deberse a una tercera varia­
ble que anule el efecto del programa (por ejemplo, una crisis general sobreun programa
de mejora de la empleábilidad). Este problema de las relaciones causales es común con
cualquier análisis de problemas socialesy sus potenciales causas.

LA UTILIDAD DEL ANÁLISIS DE LOS PROBLEMAS SOCIALES

Una última reflexión metodológica antes apuntada en la que detenerse es el estudio del
impacto que tiene la investigación social en la realidad. Todo análisis de un problema
social, al definirlo como tal, aspira a una modificación de la realidad problemática. La
relevancia de los análisis de problemas sociales, desde la perspectiva de los investigado­
res, se debate entre la relevancia de la cientificidad (perspectiva académica) y el efecto
deseado del análisis (en términos sociales y políticos).
De un lado, quienes se ocupan del análisis de los problemas sociales, sobre
todo si lo hacen desde el ámbito académico, aspiran a que sus investigaciones y pu­
blicaciones sean valoradas en términos de relevancia académica, como cualquier
otro objeto de investigación (índices de impacto, presencia en congresos, formación
de posgrado...). Por otro, al analizar problemas sociales se quiere plantear una me­
jor comprensión, desde su análisis, de una realidad problemática para su potencial
transformación. Es decir, se buscan unos efectos sociales y políticos del análisis, una
contribución a la solución o mejora del problema estudiado. El problema estriba en
que estos dos tipos de relevancia no siempre avanzan juntos: el anáfisis de un pro­
blema social concreto que puede tener un impacto relevante en la realidad social y
política estudiada no siempre (por no decir rara vez) tiene una relevancia académica
equivalente. Y viceversa, un anáfisis de un problema social con un alto impacto aca­
démico puede tener muy escasa relevancia en términos sociales y políticos.
Nos interesa detenemos brevemente en la cuestión del impacto social y político
de los anáfisis de los problemas sociales (el impacto académico está, con sus debates,
mucho más claro), en concreto en la relevancia de tal impacto en términos de inter­
vención social desde las administraciones y servicios públicos. No es fácil valorar el
impacto de los análisis sociales en la intervención social, pero, metodológicamen­
te, al menos se pueden considerar dos tipos de impacto: uno instrumental, cuando
los análisis se ven reflejados en decisiones específicas, y otro conceptual, cuando los
anáfisis afectan a la comprensión del problema por parte de los decisores.
Un anáfisis de un problema social tiene un efecto instrumental cuando los re­
sultados del mismo son incorporados directamente (aunque no siempre en todas sus
dimensiones) a las decisiones sobre el diseño, ejecución o sistema de evaluación de
una intervención social concreta. Esto es más frecuente cuando el análisis del problema
parte de la demanda de quien tiene la responsabilidad, la voluntad o el poder de actuar
para solucionar o atenuar el problema. El impacto conceptual es menos evidente y no se
asocia tan directamente a la demanda (y financiación) por parte de quienes toman las
decisiones. Este impacto consistiría en que la forma de definir un problema social por
parte de un analista sea considerada como apropiadayútily, en este sentido, sea utilizada
como la forma de comprender esa realidad social por parte de quien tiene la posibilidad
de influir en ella. Las formas de lograr este impacto son diversas. En algún caso median­
te contacto directo con los expertos, a través de comisiones parlamentarias, grupos de
trabajo, u otras formas. Muy raramente a través de las propias publicaciones académicas
filtradas por los think tanks de partido. Otra de esas formas convierte a los analistas so­
ciales en elemento significativo de la opinión publica, tanto en lo relativo a la relevancia
del problema (su inclusión en la agenda) como en la toma en consideración de su forma
de construir el problema en el debate publico (no hay que olvidar que opinión pública
siempre hace referencia a un debate, no hablamos de opinión pública para referimos a
cuestiones sobre las que existe un consenso). En este sentido, los sujetos investigadores
pasarían a formar parte de su obj eto de estudio (como coprotagonistas de la construcción
social del problema).
En resumen, el análisis de problemas sociales no solo aspira a ser útil en tér­
minos de un mejor conocimiento del funcionamiento social en general con su corres­
pondiente reconocimiento académico, sino que su propio objeto de estudio también le
impulsa a intentar ser útil en términos sociales y políticos, aportando algo ala solución o
atenuación del problema social estudiado. Esta utilidad puede, enalgunos casos, ser ins­
trumental, directa, sobre todo si es contratado a tal efecto. Pero tambiénpuede aparecer
de forma conceptual, contribuyendo a una mejor comprensión del problema por parte
de la sociedad y, sobretodo, por parte de quienes pueden tomar las decisiones.

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