Sie sind auf Seite 1von 3

CLASIFICACION DE LOS SALMOS

Para los fines de este Comentario, la siguiente clasificación -con notas a manera de
definición y ejemplos típicos de cada clase- servirá para demostrar la variedad de ideas y extensión
de temas del Salterio:
a. Naturaleza. Sal. 8, 19, 29, 104. Los hebreos, que vivían apegados a la tierra, eran amantes
de la naturaleza. Sin embargo, su amor a la naturaleza nunca fue un fin en sí mismo, sino un
medio que les señalaba al Dios de la naturaleza y los inducía a magnificar su majestad y
poder creadores.
b. Históricos y nacionales. Sal. 46, 68, 79, 105, 106, 114. De los grandes incidentes del
pasado, por deprimentes o reanimadores que hubieran sido, los salmistas extraían
amonestaciones en cuanto a la conducta diaria e inspiración para el futuro. Su lealtad a Dios
era siempre el punto central de su patriotismo. Era él quien los inspiraba en tiempos de
crisis nacional.
c. Didácticos. Sal. 1, 15, 35, 71. Los salmos abundan en consejos morales, éticos y religiosos.
d. Mesiánicos. Sal. 2, 22, 69, 72, 110. Se presenta al Mesías en su carácter divino-humano, en
su humildad y exaltación, en su sufrimiento y gloria, en su servicio sacerdotal y dignidad
como Rey, y en el triunfo final y la bienaventuranza de su reino eterno. El cuadro que
presenta el NT de Cristo como Profeta, Sacerdote, Redentor y Rey está predicho en los
salmos. Se ha dicho que de los salmos casi podría compilarse un tratado sistemático sobre
el Mesías. Demás está decir que los salmos mesiánicos son también salmos proféticos.
David no solamente fue cantor, sino también profeta (Hech. 2: 29, 30).
e. Penitenciales. Sal. 6, 32, 38, 51, 102, 130, 143. David se destaca como uno de los grandes
penitentes de la Biblia. Es verdad que pecó gravemente, pero también es cierto que repudió
enérgicamente su pecado, rindiéndose con dolor y contrición a los pies de su Salvador. Es
significativo que de los siete salmos penitenciales, cinco 630 son atribuidos al rey-poeta,
quien, cuando tuvo que hacer frente a la parábola de] profeta Natán respecto a la corderita,
confesó inmediatamente: "Pequé contra Jehová" (2 Sam. 12: 1-13).
f. Imprecatorios. Sal. 35, 52, 69, 83, 109. Varios salmos censuran o maldicen a los enemigos
de Dios y de su pueblo, por lo cual su tono parece contrario al espíritu con el cual Cristo
declaró que debiéramos tratar a un enemigo (Mat. 5:44). Para aclarar esto, expositores muy
diversos han ofrecido las siguientes sugestiones, de valor variado:
1. La expresión de amenaza puede entenderse más como profética que como imperativa. El
salmista prevé el castigo; éste no sobreviene en respuesta a su petición. Los verbos que
expresan vivo deseo de venganza pueden considerarse como advertencias más bien que
como expresiones de anhelo.
2. El carácter concreto del pensamiento y la expresión de los hebreos tendía a asociar al
pecado con el pecador como una sola cosa. A la mente hebrea le resultaba difícil
albergar la idea abstracta del pecado, salvo en la forma en que lo veía personificado en el
pecador. El pecado y el pecador no eran separados, sino compañeros inseparables.
Destruir al pecado equivalía a la destrucción del pecador.
3. Los hebreos creían que eran representantes escogidos de Dios entre los impíos. Por eso
consideraban que un ataque de los paganos dirigido contra ellos era un pecado contra
Dios y, por lo mismo, se sentían obligados a contraatacar. El salmista, consciente de ser
ungido de Dios, siempre habla en nombre de Dios. Cuando el enemigo lo acosa, en
realidad persigue a Dios. En relación con esto nótese que Moisés, en la apasionada
intensidad del vibrante discurso de Deuteronomio, a veces deja de usar el pronombre de
tercera persona y, por así decirlo, sin transición o frase explicativa alguna, habla
directamente de la boca de Dios (ver Deut. 11: 13-15; 29: 5, 6). Puesto que el salmista
escribía bajo la inspiración divina, tenía el derecho no sólo de censurar el pecado sino de
pronunciar una sentencia contra el pecador. Estas imprecaciones contra el enemigo
pueden compararse con las maldiciones contra los israelitas mismos por caer en el
pecado, que se registran en Lev. 26, Deut. 27 y 28; con las censuras de Isa. 5: 24, 25; 8:
14, 15; Jer. 6: 2 l; 7: 32-34; con las vigorosas expresiones mediante las cuales Jesús
censuró a los escribas y fariseos (Mat. 23), y con las palabras de los escritores del NT en
Hech. 5: 3, 9; Gál. l: 8, 9; 5: 12; Sant. 5: 1-3. Como lo indican estas referencias, las
imprecaciones de la Biblia no se limitan a los salmos, ni siquiera al AT. Se las encuentra
también en el NT.
4. Hay que entender las acusaciones contra el pecador en armonía con el marco histórico de
los tiempos en los cuales se escribieron. Entonces la gente se expresaba con vigor y con
vívidas figuras de lenguaje. Los escritores de la Biblia expusieron sus ideas en lenguaje
humano y en un estilo familiar para sus contemporáneos. "La Biblia está escrita por
hombres inspirados, pero no es la forma del pensamiento y de la expresión de Dios. Es la
forma de la humanidad. Dios no está representado como escritor. Con frecuencia los
hombres dicen que cierta expresión no parece de Dios. Pero Dios no se ha puesto a sí
mismo a prueba en la Biblia por medio de palabras, de lógica, de retórica. Los escritores
de la Biblia eran los escribientes de Dios, no su pluma" (1MS 24).
g. Oración, alabanza y adoración. Sal. 16, 55, 65, 86, 89, 90, 95-100, 103, 104, 107,142,143,
145-150. La voz del salmista se oye de continuo en oración: "Con mi voz clamé a Jehová"
(Sal. 3: 4); "Oye mi oración, oh Jehová" (Sal. 39: 12); y en alabanza y adoración: "Te
exaltaré, mi Dios, mi Rey" (Sal. 145: l), "Bendice, alma mía, a Jehová; y bendiga todo mi
ser su santo nombre" (Sal. 103:l). Todas las vicisitudes de la 631vida se elevan por encima
del medio ambiente y se las presenta como un tema de alabanza.
h. Peregrinación. Sal. 120-134. Son, en esencia, canciones populares, llamadas "cántico
gradual" [canción de las subidas] en el sobrescrito. Estos cánticos tal vez eran entonados
por los peregrinos mientras iban a las grandes fiestas en Jerusalén.
En hebreo estos salmos se llaman shir hamma'aloth (se designa al Sal. 121 como
shir lamma'aloth). Ma'alah deriva de la raíz 'alah, que significa "subir". Ma'alah se usa para
referirse al ascenso o regreso a la patria desde Babilonia (Esd. 7: 9), para indicar
"escalones" o "escaleras" (Exo. 20: 26; 1 Rey. 10: 19) y "grados de un reloj de sol" (2 Rey.
20: 9). En el título de estos salmos, ma'alah quizá se refiera a las peregrinaciones a las
fiestas de Jerusalén (cf. su uso en Esd. 7: 9). La Mishna dice lo siguiente: "Quince gradas
llevaban ... [del atrio de las mujeres] al atrio de los israelitas, y éstas correspondían a los
quince cánticos de Maaloth en los Salmos, y sobre ellas cantaban los levitas" (Middoth 2.5).
En Sukkah 5.1-4 se describe la primera noche de la fiesta de Tabernáculos. Se dice que los
levitas tocaban arpas, liras, címbalos y trompetas sobre las quince gradas. La escena estaba
iluminada por candeleros de oro en el atrio de las mujeres y la música seguía hasta el
amanecer.
i. Salmos alfabéticos o acrósticos. Las letras iniciales de los versos de los Sal. 9, 10, 25, 34,
37, 111, 112, 119, 145 tienen en el texto hebreo una sucesión alfabética. Los nombres de
estas letras iniciales se mantienen en algunas versiones. En la RVR encontramos los
nombres de estas letras al comienzo de cada estrofa del Sal. 119. Los salmos acrósticos son
de tres clases:
1. En unos, la primera letra de cada verso está en orden alfabético (Sal. 25, 34, 111, 112,
145; con unas pocas excepciones menores en Sal. 25 y 34).
2. En otros, las letras del alfabeto dan comienzo a versos alternados (Sal. 37) o están al
principio de versos que se hallan a intervalos más amplios (Sal. 9 y 10).
3. El Salmo 119 se divide en 22 estrofas de 8 versos cada una, y cada línea de cada estrofa
comienza con una misma letra del alfabeto. Las estrofas están precedidas
alfabéticamente por las 22 letras hebreas.
El acróstico se usaba, sin duda, para ayudar a memorizar, lo cual se anticipó a nuestros
abecedarios en más de 2.000 años. Por regla general, no se usan los salmos acrósticos para mostrar
el desarrollo de un tema, sino para hacer repeticiones con palabras diferentes e ilustraciones
variadas. Estilísticamente se caracterizan por la riqueza de expresión.

La presencia del acróstico -en los salmos donde se lo emplea- se ha indicado en


este Comentario mediante los caracteres del alfabeto hebreo, colocados en el
margen (ejemplo, Sal. 119). Hay una lista de las 22 letras del alfabeto hebreo
en la pág. 15.

Das könnte Ihnen auch gefallen