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COLABORACIÓN

£L PERITO GRAfOLOGO ANTE LOS TRIBUNALES


DE JUSTICIA
Por ANGELINA LADRÓN DE GUEVARA y SILVIA RAS

(Conclusión.)

CIRCUNSTANCIAS SOMATÜPSÍQUICAS EN QUE SE REDACTÓ


EL ESCRITO O UNA FIRMA.

Siempre hay que tener presente la valorización y las circunstan-


cias somatopsíquicas en que se redactó el escrito o se estampó una
firma.
Unas veces la impugnación afecta a todo el escrito, otras sólo a
una parte de él; a algunas palabras añadidas entre líneas, un codicilo,
la fecha o la firma. En este último caso, nos podremos encontrar que
el demandante sostiene que el acto no tiene valor por haberse añadido
después la fecha y la firma a lo que en un principio sólo era un proyec-
to. Psicológicamente esta tesis puede ser admisible si en una época
dada el sujeto, influenciado por la cólera que le domina en esos mo-
mentos redacta un testamento, pero después una vez tranquilizado y
sin resentimiento contra la persona a quien quería beneficiar, sea fa-
miliar o no, no firmó ni fechó el documento ya inútil, pero en cambio
se le olvidó destruirlo. En este caso el falsario siente tentación, al des-
cubrir este documento, de añadir los elementos que faltan para que
pueda repercutir en él los beneficios de una herencia.
Es muy difícil reunir escritos de prigen cierto para poder llevar a
^bo la verificación de una escritura con textos de comparación. Cada
parte interesada propone muchas piezas, aunque la adversa puede re-
chazarlas. Al no existir acuerdo, sólo son eficaces las Actas del Regis-
tro Civil y las escrituras notariales, pero éstas no llevan más que la
«raía de la persona interesada y todo lo más una inscripción muy
breve, por lo que es insuficiente para un buen cotejo. Otro de los in-
convenientes con que tropezamos es que las referencias no son de la
misma época del texto litigioso y fácil es de comprender las dificulta-
os con que se tropieza, obligando a menudo a estudiar sólo la firma,
^entras que el escrito posee muchos más elementos identificadores.
Tenemos que tener presente que en muchos casos el «estilo» de la
nna de escribir, puede cambiar bajo la influencia del estado de hu-
~Or y las emociones de quien escribe. Por el contrario, las «caracterís-
ücas propias de la letra de cada persona son hábitos que se han ido
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.4.

formando a lo largo de los años a fuerza de escribir; el interesado pue-


de no tener la menor idea de que los posee, ya que el hecho de escri-
bir llega a ser tan inconsciente como el de respirar.
Las divergencias existentes entre los tipos de escritos se deben es-
tudiar a fondo y no dictaminar un fraude sin tener presente las obser-
vaciones siguientes: algunas personas redactan un escrito sin modifi-
car su letra habitual; otros, por el contrario, las modifican de forma
más o menos acusada.
Las diferencias habituales entre escritos dubitados e indubitados
no prueban obligatoriamente una diferencia de origen, lo que se debe
tener presente antes de dictaminar en su verdadero valor los argumen-
tos a favor o en contra que se presenten.
Hay que diferenciar los temblores morbosos de los simulados por
el falsificador, y de las vacilaciones de éste en el curso de su redac-
ción. Un perito digno de ese nombre debe apreciar la diferencia entre
el defectuoso funcionamiento de un bolígrafo y lo que se denomina
«los titubeos del falsificador».
Suelen ser excepcionales en los documentos auténticos los retoques;
porque están trazados maquinalmente sin poner atención, al estar to-
talmente concentrados en el contenido del texto, y es para darle mayor
legibilidad o elegancia al escrito si se hacen. Estos retoques son fácil-
mente puestos de manifiesto, salta a la vista; mientras que los reali-
zados con alevosía, lo hacen con la mayor pulcritud.
Puede inducir a error al no darse cuenta de que una pieza es falsa,
cuando el falsificador ha imitado las formas de las letras con habilidad
de dibujante. Como también se pueden considerar como falsas las pie-
zas verdaderas en las que las formas de las letras han podido ser des-
figuradas por querer hacer más legible el escrito, lo que hace que lle-
guen a veces a imitar la letra de imprenta. Otras, por circunstancias
anormales producidas por enfermedad, mala postura al redactar el es-
crito, emotividad ante el acto trascendente que supone una decisión;
ira, estado de embriaguez o de otras intoxicaciones, que hacen que
bajo estos influjos y por razones inconscientes, la persona pueda verse
impulsada a trazar ciertas palabras sueltas o frases enteras de distin-
to modo al habitual, con alteración del calibre, de inclinación, de direc-
ción, de repetición, de subrayados, etc.

LA GRAPOLOGÍÁ AUXILIAR EN EL ESTUDIO DE LA AUTENTICIDAD


O FALSEDAD DE ESCRITOS.

En materia de anónimos existe una gran preocupación de llegar


a culpar a un inocente por consecuencia de semejanzas fortuitas, que
sólo existen a la vista y sin haber realizado un estudio grafológico que
corresponda a la verdad científica y que pueda corregir esta equivoca-
da impresión puramente óptica.
La Grafología es un magnífico auxiliar para comprobar la auten-
ticidad o la falsedad de un testamento ológrafo, falsificaciones y otros
escritos que, como todos sabemos, han sido siempre origen de tantos
pleitos por aquéllos que se han creído perjudicados ante la última vo-
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Juntad de un testador, o por aquéllos que «a río revuelto...», se quieren
aprovechar de las circunstancias.
Es indispensable auxiliar en el descubrimiento de crímenes, suici-
dios, falsificaciones y responsabilidades de los delincuentes. Es una de
las ramas en la actuación judicial dentro de la Medicina Legal.
La Grafología aporta datos complementarios de sumó interés, por-
que al mismo tiempo que registra los fenómenos gráficos, tiene en
cuenta las causas que los produce, que en muchos casos excluye el
error, «si se suprimen los principios sobre los que se apoyan las leyes
descubiertas por la Grafología, no es posible tener en cuenta todo lo
que la escritura posee de vital y revelador; se le extirpan los más esen-
ciales elementos de orden biológicos y psicológicos, y el observador,
sin este apoyo, es inevitablemente inducido en muchos casos al error»
(Matilde Ras).
El estudio grafológico debe realizarse en su forma completa, por-
que aunque hay veces que con un simple examen se resuelva, puede,
sin embargo, no ofrecer la necesaria seguridad para un análisis de pe-
ritación forense, por no ajustarse a las leyes de la prueba. Es preciso
que se den conjuntamente la Grafonomía y la Grafotecnia. La primera
comprende el estudio de las leyes naturales de la escritura, no consi-
derándose al individuo nada más que para extraer lo que no le es per-
sonal; en la segunda, se hace el retrato moral de la persona según su
escritura, es decir, el individuo es el eje central.
En el estudio grafonómico se observa sin interpretación psicológi-
ca un texto: si la letra es dextrógira, vertical, sinistrógira, grande,
mediana, pequeña, microscópica, espaciada, estrechada, con mayúscu-
las proporcionadas o desmesuradas; si las líneas son ascendentes, des-
cendentes, horizontales, cóncavas, convexas, sinuosas, rectas; si las
letras están ligadas o desligadas; si la presión es vigorosa, floja, lige-
ra, de neto relieve o emborronada, etc. Es el estudio considerando los
fenómenos bajo su aspecto objetivo.
El estudio grafonómico unido a la grafopatología es el más pre-
cioso auxiliar en lo relativo a los testamentos ológrafos. «Los que dis-
cuten la autenticidad de estos documentos postumos, es decir, los des-
heredados descontentos, consiguen a veces un certificado médico donde
se declara que el testador era incapaz, por la gravedad de su estado, de
escribir en la fecha que señala el testamento. Los Tribunales deben des-
confiar de testimonios de este género, aunque estén redactados con
perfecta buena fe por el médico, porque están lejos de responder siem-
Pre a observaciones completas y de carácter científico. He aquí las
razones que pueden oponerse: «ciertos enfermos tienen momentos de
Mejoría, aunque pasajera, antes de morir; otros, esconden sus inten-
ciones y esperan el instante de verse solos para trazar precipitadamen-
te algunas líneas sobre un papel; otros, bajo el impulso de una idea
"ja, realizan esfuerzos que sorprenderían a todos los que los vieran y
pe los dejan después completamente agotados; otros, toman excítan-
os para poder escribir, etc.» (Matilde Ras).
a
Por lo anteriormente expuesto no podemos establecer de antemano
nte un problema documentoseópico pericial y grafológico tan comple-
jo» cual será el camino a seguir y el método o técnica que debemos
aplicar.
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CONDICIONES EXÍGELES EN UN ESCRITO PARA SER ANALIZADO.

Las condiciones que se deben exigir de un escrito para ser analiza-


do son: es preciso que sea la escritura habitual, natural y espontánea,
no estar trazada durante una enfermedad, ni en cama, ni bajo alguna
impresión penosa o de profundo disgusto; que no esté bajo los efectos
de ninguna sustancia tóxica: alcohol, estupefacientes, etc.; que no sea
demasiado lenta ni demasiado rápida, como es un escrito realizado con
una gran prisa.
Es preferible la escritura con pluma, aunque también es admisible
el bolígrafo, pero en modo alguno el lápiz por ser éste menos expresivo
que el trazado a pluma, por no tener la fluidez de la tinta.
Una copia es inferior al original y, por lo tanto, menos útil (no nos
referimos a la copia hecha al mismo tiempo que el original con un pa-
pel calco, sino a la nuevamente reproducida del original), porque en el
trabajo de reproducción la escritura es más lenta y se tiene la preocu-
pación de copiar sin error. Una carta a un pariente o un amigo, es
preferible a la de un subordinado a su superior, porque el individuo
se preocupa menos de escribir bien y de modo muy legible, como lo
haría en el segundo caso, que es un poco la aptitud de quien hace una
visita de cumplidos. Un borrador, sobre todo cuando se trata de un
escritor, es un documento extraordinariamente expresivo, pero lo que
no puede faltar en este caso, ni en ninguno, es la firma con su rúbrica,
porque ésta es la representación más patente de la verdadera perso-
nalidad.
Si quien firma no acostumbra a rubricar, debe consignarlo. En mu-
chos países es frecuente el caso de no rubricar. Hay quien lo hace sólo
con un punto, signo de desconfianza.
Un sobrescrito es, aunque insuficiente, un excelente complemento
que merece nuestra atención, por lo cual nos ocuparemos en otro mo-
mento.

SE DEBEN ANALIZAR TODAS LAS PARTES DE UN GRAFISMO


AUNQUE SE DESCONOZCA SU IDIOMA.

¿Qué partes de la escritura son las que deben estudiarse? Todas.


Cuando hay que estudiar una escritura cuyo idioma se desconoce
e incluso cuando se desconoce el alfabeto, siempre que éste entre en e
mapa geográfico de los cuatro alfabetos más importantes europeos: da
latino, el helénico, el alemán y el cirílico o eslavo, por de pronto se h
de considerar que lo que debe observarse es la forma material de la es-
critura y no el estilo del contenido. i
Lo principal a estudiar es: |
— El conjunto de la escritwra. La impresión que nos causa antes ¡
de entrar en el detallado examen de las letras. !
— Los márgen0s o su ausenoia. Su ensanchamiento o estrecha-
miento, de alto a abajo.
— La forma de tas líneas. Su espaciamiento entre ellas. Su recti-
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fj

tud o su sinuosidad. Su dirección: normal, ascendente o descendente


o, a veces, con alternativas de la dirección.
— El estudio de las palabras separadamente. Cada una de por sí,
con su igualdad de letras o éstas en aumento o bien ensiformes o ter-
minadas en punta. Su espaciamiento entre sí o su densidad. O bien, el
modo confuso con que se entrecruzan los cabos de alto a abajo, con
las líneas anteriores o posteriores.
— Observar con rmmimosidad tas letras mayúsculas y las minúscu-
las. Su altura, amplitud, tamaño, inclinación o verticalidad, su direc-
eión hacia la izquierda; su ligadura o la separación entre las letras,
género llamado en Grafología «letras yuxtapuestas»; o bien lo que con-
sideramos como escritura equilibrada, mitad ligada mitad yuxtapues-
ta, lo que se advierte muy especialmente en las palabras largas y en la
separación de la primera letra minúscula de una letra mayúscula.
— Tener en cuenta que todas las mayúsculas no son tan suscepti-
bles de ligarse con la letra que le sigue, unas con otras.
Este acto es lo que llaman los franceses l'arrét du p&nseur: el que
escribe se detiene aunque no sea más que un segundo para pensar en
lo que va a seguir. Puede obedecer también la ligadura a un movi-
miento de espontaneidad y más bien de altruismo, siempre que no esté
contrariado este movimiento por un género de ligadura que, retorcién-
dose primero de un modo convergente, prosigue ligándose a la termina-
ción, en cuyo caso la significación es una especie de asociabilidad por
egoísmo, es decir, es el movimiento del que arrima el ascua a su sar-
dina, es acercarse al prójimo para ver de sacar de él lo que pueda.
Anotar los cabos horizontales largos del final de las palabras o su
terminación en seco. El aspecto armónico o vulgar, simplificado o com-
plicado, la igualdad o la desigualdad de las letras entre sí o la unifor-
midad en su nivel.
— La presión. Esta condición es primordial en el análisis. Puede
ser muy marcada y neta; recia pero confusa, con hinchazones que le
dan un tono muy desigual de gruesos y perfiles; su finura puede lle-
gar al extremo. Para observar con certeza la presión, se requiere, más
que
a
para cualquier otro signo, tener varios grafismos del mismo autor
la vista, porque esto depende muchas veces del papel, del instru-
mento escritor y hasta de la comodidad o incomodidad con que se
escribe.
— Las curvas y Tos ángulos. En unos casos la escritura es comple-
tamente angulosa y en otros curva en las bases; hay también el caso
mixto formado por letras, angulosas y curvas. Pensar bien el predomi-
no de las unas sobre las otras. En lo que se refiere a las curvas, ob-
servar bien, sobre todo en las mayúsculas, las diferencias que producen
¿os rasgos de una gran imaginación a la ampulosidad desaforada y
implicada, vulgar, de la vanidad.
— Debe advertirse que cuando el documento a observar es una
carta, o escrito, de dos o más caras, la que se debe estudiar con pre-
sencia y mayor detenimiento es la cuartilla final; primero, porque
contiene el más importante de todos los elementos gráficos, que es la
^rma
ana
(Sin e j c u a i n i n gún perito grafólogo serio debe comprometerse en
lizar un grafismo como es debido); segundo, porque el escritor
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g
empieza a no vigilarse, a no tener el cuidado inconsciente de hacer una
caligrafía correcta y se abandona más a su natural impulso.
— La puntuación cuidada o descuidada, regular o irregular; los
puntos colocados muy altos o muy bajos, finos o recios, bien trazados
o mal fachados, muy a la derecha o muy a la izquierda.
Estudiar muy detenidamente las tildes de las «t», que casi siempre
están en consonancia con las terminaciones horizontales; fijarse si
están altas o bajas, finas o gruesas, rectas o hacia abajo; o hacia arri-
ba, fuera del palo de la «t», muy finas y largas, en maza.
Todos estos datos serán apreciados en el conjunto del grafismo,
puesto que como insiste Crépiéux-Jamin, los signos aislados tienen
siempre escaso valor si no obedecen al conjunto y al movimiento de
la escritura.
— Hay que hacer, sin embargo, una excepción con el signo de la
«o» cerrada por abajo. Signo revelador de tan absoluta falsedad que
hasta en el grafismo que nos parece más inofensivo o más dulce, que-
dan anuladas todas las cualidades, porque se trata de una absoluta fal-
sedad e hipocresía, y da a entender claramente que toda cualidad que
se vea en dicho grafismo es absolutamente fingida.

E L IDIOTISMO COMO PUNTO CAPITAL DE LA ESCRITURA.

Estudiar los idiotismos, que son formas excepcionales propias de


un individuo; puede ser en una letra, en un punto sobre la «i», de una
tilde de «t» o de «ñ», de una rúbrica muy peculiar, etc.
El idiotismo es un punto capital de la escritura. A veces constitu-
ye un signo nuevo, que no está aún clasificado. En este caso, es pre-
ciso tratar de buscar su sentido. Cuando no da lugar a que se le tenga ¡
por un signo nuevo, corresponde a una originalidad, a alguna extra-
vagancia, incluso a una locura, según el grado de singularidad o de
intensidad. No se dan en todas las escrituras los idiotismos.
El perito no debe olvidar que la manera de escribir es inconsciente,
y que las variantes o las excepciones de la letra se deben a las circuns-
tancias o las condiciones en que ha vivido el que escribe.
Si firmamos diez o más veces en una hoja de papel, descubriremos
en ellas por lo menos veinte diferencias; sin embargo, sabemos que \
todas las firmas son auténticas. Nadie firma de la misma manera dos
veces seguidas por ser completamente imposible, y cuando se encuen-
tran dos firmas absolutamente idénticas se puede estar seguro de que
una de ellas es falsa y de que se la ha imitado calcándola.

ASESORAMIENTO A JURISTAS Y MAGISTRADOS EN LA PERITACIÓN


DE DOCUMENTOS.

Es conveniente demostrar con ejemplos a los Juristas y Magistta'


dos, que la identificación de las letras, la peritación de documentos)'
la capacidad de distinguir los documentos auténticos de los falsos °
falsificados, requiere el conocimiento de una ciencia exacta que sol"
poseen las personas a las que puede atribuirse el calificativo de <&'
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pertos; y para llegar a ello se exige largos años de estudio y de prác-
tica, como en cualquier otra rama de las ciencias: química, física, geo-
logía, anatomía, patología o psiquiatría.
Son muchos los países en los cuales la persona que afirma ser pe-
rito calígrafo o perito grafólogo no puede esperar que se atribuya a
su dictamen el mismo valor que al formulado por el Médico forense
que indica al tribunal la hora exacta de la muerte y le explica las cau-
sas a que se debe el fallecimiento, añadiendo a su testimonio las ob-
servaciones profesionales que haya hecho con respecto al caso; o que
el perito psiquíatra que dictamine en un proceso por un delito de per-
versión sexual o por varios asesinatos. No hay duda de que el presti-
gio de que gozan tales peritos ante los jueces es muy superior—y no
nos proponemos sostener que sea inmerecido—•, pero ¿qué razón hay
para que los tribunales adopten una actitud diferente con respecto a
los peritos en documentación y en caligrafía?
Tal vez es, que inconscientemente el Juez, el representante del Mi-
nisterio Fiscal y los miembros del jurado se plantean con respecto al
médico, al psiquíatra, al técnico, etc., que comparecen como peritos,
una ecuación en la que intervienen como factores los largos años de
estudios, de internado y de práctica, ante profesores competentes, que
les han sido necesario para ejercer su profesión. Es verdad que dentro
de ciertos límites la base de ese razonamiento tiene fundamento. La
mayor parte de los títulos universitarios exigen siete u ocho años,
cuando menos, de estudios.
Pero la mayor parte de los peritos calígrafos no gozan de la misma
consideración entre los magistrados. Es indudable que no es culpa de
quienes comparecen como peritos calígrafos. El error es imputable a
que hasta la fecha no han existido escuelas con responsabilidad cien-
tífica demostrable que puedan dictaminar cuándo está en condiciones
de ser perito para comparecer, en cuanto tales, ante los tribunales.
Por eso nos encontramos que la parte que pide su dictamen, presen-
ta al Juez un resumen de sus certificados «particulares» y sus méritos
profesionales (autodidacta). Pero el abogado de la parte contraria tra-
tará por todos los medios posibles de poner en tela de juicio su capaci-
dad, y en ocasiones logrará su propósito.
El perito grafólogo, que ha de pronunciarse sobre el valor de las
firmas y quiere mantener su dictamen en debido rigor científico, debe
abstenerse de opinar sobre cuestiones ajenas a su competencia. No se
le debe pedir que suplante al psicoanalista, sino que coopere con él, por
existir puntos de contacto entre ambas profesiones, pero sus métodos
s
on diferentes y la finalidad que persiguen no es la misma.
Por lo que se refiere a los documentos mecanografiados, el enfoque,
el estudio y la identificación son enteramente distintos. La mecanogra-
«a hace también que entre en juego los hábitos personales y las ca-
racterísticas de quién escribe. Por increíble que parezca, esas carac-
terísticas permiten no sólo indicar con qué máquina se sa escrito el
documento, sino también qué persona lo ha realizado.
En ocasiones, los falsarios someten al perito grafólogo el original
1esue han imitado, para hacerle creer que su texto es el auténtico. En
te caso es suficiente colocar los dos escritos sobre un cristal y exa-
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minarlos por transparencia en la posición en que superponen los tra-


zos, para darse cuenta de su gran semejanza y descubrir la falsedad.
No olvidemos que el recordar estas similitudes, concretarlas, obje-
tivarlas o, mejor, someterlas a una crítica rigurosa, a fin de que quien
debe fallar sentencias delicadas, pero socialmente trascendentes, no
pierda jamás de vista el cuidado que la interpretación grafométrica
exige, el perito grafólogo que sabe y comprende que de un informe
puesto en un papel pueden depender el honor y la dignidad de otro,
debe, no solamente reconocer, aunque fuese contra su gusto, que el
método grafométrico no posee un valor absoluto, sino más aún, de-
clararlo expresamente, reconocido y reservando su falibilidad y evi-
tando siempre afirmaciones categóricas.

AYUDA EFICAZ DE LOS EXPERTOS EN ESCRITOS A LOS TRIBUNALES


DE JUSTICIA.

Tradicionalmente vienen realizándose análisis y estudios peritoea-


lígrafos. Pueden existir diversas opiniones acerca de quiénes están
capacitados para realizar esta misión; pero lo que es incuestionable
es la necesidad de crear una Escuela donde se pueda estudiar las múl-
tiples facetas que ofrece esta técnica científica y de donde salgan
competentes peritos grafólogos.
Los Tribunales de Justicia se dan cada día más perfecta cuenta de
la eficaz ayuda que pueden reportar los expertos en escritos al escla-
recimiento de las más relevantes facetas de algunos intrincados proce-
dimientos, sobre todo de las falsificaciones, pero también luchan con la
dificultad de encontrar auténticos técnicos en conocimiento y análisis
de la escritura. Es también muy necesario el hacer especialistas dentro
de estos estudios, encaminados exclusivamente a crear psofesionales
competentes en este campo. La espeeialización, como única manera de
dominar los métodos, de adaptarse a los hechos concretos que se le
exijan, de una, pudiéramos llamar especie de «estudio clínico», que
requiere reflexión, experiencia e ingenio, se impone cada día más; de
ahí la necesidad de formar técnicos cualificados y seguir perfeccio-
nando los métodos en los trabajos de investigación.
Una inculpación errónea es causa de auténtica tragedia familiar.
La carencia de conocimientos en los pasados siglos hizo decir al pro-
fesor Sánchez Torrones: «Es terrible pensar que el porvenir y la honra
de una familia pueden depender del dictamen de un perito incapaz.»
Por todo lo expuesto, se hacía cada vez más necesario, como auxi-
liar de la Administración de Justicia, crear en un Organismo oficial,
para completa garantía científica de la formación de tales asesores a
Juristas y Magistrados, donde hubiese Gabinetes grafológicos para
proporcionar datos y Laboratorios especializados en peritajes de todo
tipo: psiquiátrico, médico-legal, etc.

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LA GRAFOLOGÍA Y SUS APLICACIONES HAN ENTRADO


EN LA UNIVERSIDAD.

La Escuela de Medicina Legal, como institución consultiva


de la Admmistración d& Justicia.
La Escuela de Medicina Legal de la Universidad de Madrid tiene
su emplazamiento en el edificio de la Facultad de Medicina, en la Ciu-
dad Universitaria. Unida a ella está la Cátedra y los Servicios de la
misma.
Los orígenes de esta Escuela se remontan al mes de diciembre
de 1914, siendo Ministro de Educación Pública y Bellas Artes don
Gabino Gugallal.. En los primeros años se la conoció por Instituto de
Medicina Legal, Toxicología y Psiquiatría Central de España, con la
única función específica de instaurar en nuestra Patria los estudios su-
periores de dichas disciplinas y fomentar la investigación médico-
legal. Fue dirigido desde su fundación por el sabio y precursor profe-
sor don Tomás Maestre, Catedrático de Medicina Legal de la Facultad
de Medicina de Madrid, quien hizo de ella un anticipo de lo que actual-
mente conocemos como Medicina aplicada a la Investigación Criminal
Policial, de Toxicología, Biología, Tanatología, Medicina Social, Psi-
quiatría, etc.
Tuvo su sede en el histórico edificio de la calle de Atocha, por
donde pasaron gran parte de nuestras señeras figuras de la Medicina
española.
Recogió esta comprometedora herencia y le dio impulso y avance
entregándose en un gran esfuerzo y afán, el internacionalmente cono-
cido y admirado don Antonio Piga Pascual, quien hizo posible con su
labor que la Escuela se pusiese a la altura que le correspondía.
Posteriormente fue el culto, polifacético, gran escritor y gran ob-
servador, hombre de ciencia, don Ricardo Royo-Vilanova quien manejó
con gran maestría este timón, perfeccionando y ampliando una nueva
ordenación, y, todo ello, acompañado por un cuadro de expertos fa-
cultativos.
a
El actual Director y Catedrático, don B. Antonio Piga, ha dado cima
lo que es hoy una de nuestras instituciones de más positivo valor.
Ha emprendido una ingente tarea ante el enorme volumen de informes
que le encomiendan los organismos de la Administración del Estado
y> sobre todo, los de la Administración de Justicia, y ha emprendido
una renovación en sus aspectos, principalmente en el pericial y docente
relacionado con la investigación científica y técnica.
e
La Escuela cuenta con unas magníficas instalaciones, en especial
& aparatos específicos y costosos, donde se puede desarrollar la tarea
^investigación, comprobación y demás, para hacer frente a las con-
quistas científicas y técnicas que nuestro tiempo exige, al progreso de
fuellas instituciones humanas que supone perenne perfeccionamiento.
. El Instituto de Medicina Legal no se condicionó a los límites de la
Jnvestigación científica y de la enseñanza superior de la Medicina Le-
§al. también llegó a sus laboratorios numerosas consultas y solieitu-
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des de informes de diversos problemas técnicos médico-legales. Esto
hizo que el profesor Maestre propusiera al Gobierno la reorganización
del Instituto, con el fin de poder atender a la creciente demanda de
informes periciales.
El antiguo Instituto de Medicina Legal, Toxicología y Psiquiatría
se transformó en Escuela de Medicina Legal en el año 1929, siendo
Ministro de Instrucción Pública el señor Callejo.
La Escuela está formada por diversas secciones especializadas en
resolver los problemas altamente determinados que se le plantean. El
Reglamento fue aprobado el 16 de agosto de 1929 y las funciones que
a ella compiten son:
— Como institución consultiva de la Administración de Justicia.
—• Como organismo para la enseñanza superior de la Medicina
legal.
—. Como centro para la investigación científica médico-legal.
Función consultvoa.—La Escuela de Medicina Legal está obligada
a realizar análisis, extender dictámenes y despachar consultas relacio-
nadas con la Medicina legal como institución consultiva de la Admi-
nistración de Justicia y, por lo tanto, al servicio de los Jueces del
Ministerio Público de los Tribunales de Justicia y de la Administra-
ción gubernativa.
Por este motivo, los laboratorios de las diferentes secciones pronto
se vieron invadidos de problemas médico-legales que les fueron remi-
tidos por todos los Juzgados y Tribunales de Justicia de España, y
fue tal el número, que se hizo necesario una nueva reorganización y
ampliación de secciones.
En un principio se pensó, dado el volumen de trabajos que procedía
de la Administración de Justicia, en una dependencia conjunta del Mi-
nisterio de Educación y Ciencia y del de Justicia; pero como en pro-
porciones crecientes acudían a los laboratorios y servicios de la Es- j
cuela organismos de otros Ministerios, se optó por una reorganización j
de urgencia que, dentro de las normas establecidas en el Reglamento,
permitiese hacer frente a las perentorias necesidades del momento en
espera de que, con la experiencia de esta reorganización, se proponga
al Poder público la total, y por ahora definitiva, estructuración de
aquel organismo.
Función docente.—Clase y forma en que se establece la enseñanza-
de esta especialidad, tanto de cursos para los alumnos de la Facultad
como aquellos otros cursos superiores para médicos y otros profesio-
nales que periódicamente viene dando la Escuela desde su fundación:
formación de médicos forenses, especialistas en Medicina Legal; cur-
sos de todo tipo que se dictan a universitarios; otros sobre investiga-
ción criminal, Psicopatología forense, Toxicología, embalsamamientos,
Grafología en sus diversas aplicaciones, siendo una de sus más espe-
cíficas en la Grafística médico-legal, etc.; a instituciones como la Aca-
demia de la Guardia Civil, Instituto de Criminología, Dirección Gene-
ral de Seguridad, etc.
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Función investigadora.—Es uno de los objetivos previstos desde su
fundación. Se reflejan en los numerosos libros, tesis doctorales y tra-
bajos científicos publicados en revistas nacionales y extranjeras.
Las secciones más estrechamente vinculadas a los problemas cri-
minales son:
Investigación criminal.
Tanatología.
Biología.
Psiquiatría.
Toxicología, y dentro de ésta:
Aleoholemia y drogas.
Química legal.
Materias solicitadas.—Prácticamente todos los organismos judicia-
les han requerido informes sobre criminalística, observándose un con-
tinuo ascenso de las peticiones, y de ellos, los que aportan un volumen
mayor son los Juzgados de Primera Instancia e Instrucción con un
85 por 100 de los informes de criminalística.
Es de gran interés realizar esta pequeña encuesta por la enorme
variedad de temas propuestos.
La investigación en Medicina legal siempre se plantea en circuns-
tancias adversas. Ello hace que cada cuestión, siendo semejante a otra,
venga desde distintos puntos de vista, obligando constantemente a un
cambio de técnica de enfoque, según el objetivo que se pretenda en
cada caso judicial.
Las materias objeto de la investigación más frecuente son:
— Documentos.
— Manchas.
— Pelo.
— Armas de fuego.
— Arma blanca.
— Huellas dactilares.
— Otros.

e
Las cuestiones referentes a documentos pueden agruparse a su vez
n otros tres subgrupos.
La mayor parte de las peritaciones solicitadas se refieren a la
identificación del grafisma, bien sobre textos o sobre firmas; inme-
diatamente a continuación vienen en frecuencia las cuestiones docum&n^
tl referentes a cronología, y, por último, a lo referente a lecturas
textos quemados, alteraciones fraudulentas, lectura de textos borra-
s, raspados, falsificaciones, etc.
Se observa un aumento progresivo y constante, con muy pequeñas
Nuetuaeiones, que hace que las demandas sobre documentos, que sólo
Aponían un 4,7 por 100 del volumen total de informes de la Escuela,
Pase a ser un 45 por 100 de ese total. En esto está reflejado el aumento
caracteriza criminológicamente nuestro tiempo: la delincuencia
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documental. También repercute en el endurecimiento de la pericia y
progresiva complicación y ampliación en lo que de ellas se pide.
Inicialmente el cotejo de textos solía realizarse con una firma o
firmas de un documento, un par de textos manuscritos, etc.; hoy lo
normal es que envíen en cada caso lotes enteros de letras de cambio,
masivas muestras de cuerpos de escrituras, etc. De tal forma es ello
así, que la Escuela se ha visto obligada a repartir la mayor parte de
sus casos de «criminalística» a las secciones de Biología, Tanatología
y Toxicología, encargándose la de INVESTIGACIÓN CRIMINAL, de
forma preferente, a la investigación doownwntdL, labor que obliga al
escaso personal especializado con que cuenta a una labor diaria anual
prácticamente exclusiva.

ESTA A LA VENTA

LA OBRA BE MIGUEL LÓPEZ REQUENA

LEGISLACIÓN DE PERSONAL
MINISTERIO DE JUSTICIA

En dos volúmenes. - Encuademación tela y oro.

Precio de la obra: 1.125 pesetas.

*
Pedidos al editor: CENTRO DE PUBLICACIONES
MINISTERIO DE JUSTICIA
San Bernardo, 66, 2.° - MADRID-8.

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