Sie sind auf Seite 1von 4

EL JUZGAR A LOS DEMÁS

No juzguéis, para que no seáis juzgados. (Mat 7:1)


Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. (Mat 7:2)

Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su
gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de
Israel. (Mat 19:28)

No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados. (Luc 6:37)

Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien perdonó más. Y él le dijo: Rectamente has juzgado. (Luc 7:43)

para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel. (Luc
22:30)

Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, (Jua 5:22)

No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio. (Jua 7:24)

Muchas cosas tengo que decir y juzgar de vosotros; pero el que me envió es verdadero; y yo, lo que he oído de él,
esto hablo al mundo. (Jua 8:26)

Pero yo no busco mi gloria; hay quien la busca, y juzga. (Jua 8:50)

Porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios. (Jua 12:43)

Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al
mundo. (Jua 12:47)

El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día
postrero. (Jua 12:48)

y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado. (Jua 16:11)

Entonces les dijo Pilato: Tomadle vosotros, y juzgadle según vuestra ley. Y los judíos le dijeron: A nosotros no nos
está permitido dar muerte a nadie; (Jua 18:31)

Mas yo juzgaré, dijo Dios, a la nación de la cual serán siervos; y después de esto saldrán y me servirán en este lugar
(Hch 7:7)

Y cuando fue bautizada, y su familia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa,
y posad. Y nos obligó a quedarnos. (Hch 16:15)

por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe
a todos con haberle levantado de los muertos. (Hch 17:31)

Entonces Pablo le dijo: ¡Dios te golpeará a ti, pared blanqueada! ¿Estás tú sentado para juzgarme conforme a la ley, y
quebrantando la ley me mandas golpear? (Hch 23:3)

Entonces Pablo, notando que una parte era de saduceos y otra de fariseos, alzó la voz en el concilio: Varones
hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseo; acerca de la esperanza y de la resurrección de los muertos se me juzga.
(Hch 23:6)

Intentó también profanar el templo; y prendiéndole, quisimos juzgarle conforme a nuestra ley. (Hch 24:6)

mandando a sus acusadores que viniesen a ti. Tú mismo, pues, al juzgarle, podrás informarte de todas estas cosas de
que le acusamos. (Hch 24:8)

a no ser que estando entre ellos prorrumpí en alta voz: Acerca de la resurrección de los muertos soy juzgado hoy por
vosotros. (Hch 24:21)

Pero Festo, queriendo congraciarse con los judíos, respondiendo a Pablo dijo: ¿Quieres subir a Jerusalén, y allá ser
juzgado de estas cosas delante de mí? (Hch 25:9)
Pablo dijo: Ante el tribunal de César estoy, donde debo ser juzgado. A los judíos no les he hecho ningún agravio,
como tú sabes muy bien. (Hch 25:10)

Yo, dudando en cuestión semejante, le pregunté si quería ir a Jerusalén y allá ser juzgado de estas cosas. (Hch
25:20)

¡Qué! ¿Se juzga entre vosotros cosa increíble que Dios resucite a los muertos? (Hch 26:8)

Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te
condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo. (Rom 2:1)

¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios?
(Rom 2:3)

Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley
serán juzgados; (Rom 2:12)

en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio. (Rom 2:16)

De ninguna manera; antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso; como está escrito:
Para que seas justificado en tus palabras,
Y venzas cuando fueres juzgado. (Rom 3:4)

En ninguna manera; de otro modo, ¿cómo juzgaría Dios al mundo? (Rom 3:6)

Pero si por mi mentira la verdad de Dios abundó para su gloria, ¿por qué aún soy juzgado como pecador? (Rom 3:7)

¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque
poderoso es el Señor para hacerle estar firme. (Rom 14:4)

Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su
propia mente. (Rom 14:5)

Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos
compareceremos ante el tribunal de Cristo. (Rom 14:10)

En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. (1Co 2:15)

Yo en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros, o por tribunal humano; y ni aun yo me juzgo a mí mismo. (1Co
4:3)

Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor. (1Co
4:4)

De cierto se oye que hay entre vosotros fornicación, y tal fornicación cual ni aun se nombra entre los gentiles; tanto
que alguno tiene la mujer de su padre. (1Co 5:1)

Ciertamente yo, como ausente en cuerpo, pero presente en espíritu, ya como presente he juzgado al que tal cosa ha
hecho. (1Co 5:3)

Porque ¿qué razón tendría yo para juzgar a los que están fuera? ¿No juzgáis vosotros a los que están dentro? (1Co
5:12)

Porque a los que están fuera, Dios juzgará. Quitad, pues, a ese perverso de entre vosotros. (1Co 5:13)

¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de
juzgar cosas muy pequeñas? (1Co 6:2)

¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida? (1Co 6:3)

Si, pues, tenéis juicios sobre cosas de esta vida, ¿ponéis para juzgar a los que son de menor estima en la iglesia?
(1Co 6:4)
Para avergonzaros lo digo. ¿Pues qué, no hay entre vosotros sabio, ni aun uno, que pueda juzgar entre sus
hermanos, (1Co 6:5)

Como a sensatos os hablo; juzgad vosotros lo que digo. (1Co 10:15)

La conciencia, digo, no la tuya, sino la del otro. Pues ¿por qué se ha de juzgar mi libertad por la conciencia de otro?
(1Co 10:29)

Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; (1Co 11:31)

mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo. (1Co 11:32)

Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo
que era de niño. (1Co 13:11)

Pero si todos profetizan, y entra algún incrédulo o indocto, por todos es convencido, por todos es juzgado; (1Co
14:24)

Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. (2Ts 1:2)

Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en
su reino, (2Ti 4:1)

Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su
pueblo. (Heb 10:30)

Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios.
(Heb 13:4)

Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad. (Stg 2:12)

Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la
ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez. (Stg 4:11)

Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor
todo el tiempo de vuestra peregrinación; (1Pe 1:17)

quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa
al que juzga justamente; (1Pe 2:23)

pero ellos darán cuenta al que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos. (1Pe 4:5)

Porque por esto también ha sido predicado el evangelio a los muertos, para que sean juzgados en carne según los
hombres, pero vivan en espíritu según Dios. (1Pe 4:6)

Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los
que moran en la tierra? (Apo 6:10)

Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos
los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que
destruyen la tierra. (Apo 11:18)

Y oí al ángel de las aguas, que decía: Justo eres tú, oh Señor, el que eres y que eras, el Santo, porque has juzgado
estas cosas. (Apo 16:5)

por lo cual en un solo día vendrán sus plagas; muerte, llanto y hambre, y será quemada con fuego; porque poderoso
es Dios el Señor, que la juzga. (Apo 18:8)

porque sus juicios son verdaderos y justos; pues ha juzgado a la gran ramera que ha corrompido a la tierra con su
fornicación, y ha vengado la sangre de sus siervos de la mano de ella. (Apo 19:2)

Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con
justicia juzga y pelea. (Apo 19:11)

Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por
causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que
no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años. (Apo 20:4)

Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual
es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras.
(Apo 20:12)

Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y
fueron juzgados cada uno según sus obras. (Apo 20:13)

Das könnte Ihnen auch gefallen