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Sin embargo, ante estas dos posturas van ha surgir pensamientos más conciliadores.
Fue un historiador del arte austríaco, clave miembro de la Escuela de Historia del Arte de Viena
y figura fundamental en los métodos modernos de historia del Arte.
En 1903 publica su obra más importante: “El culto moderno a los monumentos” donde analiza
cuáles son los valores propios de los monumentos, a los que clasifica de la siguiente manera:
VALORES REMEMORATIVOS
- Valor Histórico: para Reigl la obra debe ser preservada lo más intacta posible y cualquier
reconstrucción tiene que ser reconocible por las generaciones futuras, para que con el
tiempo puedan ser sustituídas o mejoradas.
VALORES DE CONTEMPORANEIDAD
simples y colores intactos. Puede ser juzgado por cualquier persona sin entrenamiento
cultural.
Sobre este valor se asienta la posibilidad de apreciar las obras de generaciones anteriores
Reigl propone una tabla de valores y subvalores que permiten analizar los monumentos
basados en esa Voluntad Artística en la que todo estilo tiene cabida, incluso los modernos, ya
que para él el respeto con el pasado no se plantea con la idea de su continuidad, sino a través
de su condición diferencial con la obra presente. Esta condición diferencial se expresa por
medio del contraste. Por tanto, la nueva sensibilidad moderna exige una actitud respetuosa
tanto con el mundo contemporáneo como al mundo histórico y esto sólo es posible
enfatizando el contraste entre los dos mundos.
En los años 50’s Roberto Pane figura como uno de los críticos más activos en la defensa de la
intervención contemporánea en los Centros Históricos. Defensa activa de una realidad urbana
efectiva y práctica, pues solamente la coexistencia entre lo antiguo y lo nuevo es capaz de
garantizar su salvaguardia de la destrucción y el abandono. Posición, pues enfrentada con los
defensores de la mera tutela pasiva de “ciudades museos” que Pane consideraba un perfecto
absurdo.
Esta edificación coral es la que otorga al ambiente su sello particular a la ciudad y debe ser
tutelada sin impedir la construcción de nuevos organismos arquitectónicos que permita la
continuidad de la estratificación histórica dentro de la ciudad, y con ello, garantizar su
continuidad vital.
Esta tutela ambiental debe realizarse en el marco del planeamiento y de la previsión del
crecimiento urbanístico de la ciudad.
Pane mantiene que todo trabajo de intervención debe estar subordinado a la determinación
del JUICIO CRÍTICO. De este modo se convierte en el principal precursor del RESTAURO
CRITICO, sistematizado con precisión teórica por Cesare Brandi, cuyos principios alteran la
metodología sistemática basada únicamente en los valores documentales para todos los
monumentos propuesta por Giovannoni. Se propone un NO-MÉTODO, genérico teniendo en
especial consideración la realidad completa del edificio, en general sus valores artísticos
relegando, no olvidando, en alguna medida los documentales.
Para Pane la intervención en los monumentos históricos debe ser enfrentada CASO por CASO,
ya que cada edificio es particular y único, por tanto el modo de actuación a emplear varía
indiscutiblemente en cada edificio a restaurar.