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B3-1 Define el concepto de “unión dinástica” aplicado a Castilla y

Aragón en tiempos de los Reyes Católicos y describe las


características del nuevo Estado.

Formación de la Monarquía Hispánica

La Península Ibérica estaba formada a fines del siglo XIV por cinco reinos: Castilla,
Aragón, Portugal, Navarra y Granada. Estos reinos han ido conformándose a lo largo del
proceso de guerra contra los musulmanes que ocupaban la Península desde el siglo VIII.

En 1474, tras una guerra civil en Castilla, Isabel es proclamada reina y reconocida
por sus rivales (Portugal entre ellos) por el tratado de Alcaçovas de 1479. En este
mismo año murió Juan II de Aragón, con lo que Fernando se convirtió en rey de Aragón
y sus posesiones: Sicilia y Cerdeña. Años antes, en 1469 se había celebrado en
Valladolid el matrimonio de Isabel y Fernando.

Así se inicia el reinado de los reyes que han pasado a la historia con el apelativo de
“Católicos”, distinción otorgada por el papa Alejandro VI en 1496 en base a los méritos
contraídos por la unificación y pacificación de sus reinos, la expulsión de los judíos, la
conquista de la Granada musulmana, la liberación de Nápoles y de los estados
pontificios del yugo de los ejércitos franceses y la promesa de iniciar una cruzada contra
los otomanos.

UNIÓN DINÁSTICA:

El matrimonio de los Reyes Católicos ha sido visto por muchos historiadores como
el paso definitivo en el nacimiento de la nación española, toda vez que supondría la
unión de Castilla y Aragón, a la que se sumaría después la conquista de Granada y la
anexión de Navarra, dando lugar así al conjunto de territorios peninsulares de la España
actual. Sin embargo, esto no fue así. El matrimonio de los Reyes no supuso la
unificación territorial ni mucho menos el nacimiento de la nación española. La unión fue
una unión dinástica que instituía una monarquía compartida o asociada en la que Isabel
era reina de Castilla y reina consorte de Aragón y Fernando rey de Aragón y rey
consorte de Castilla, pero cada uno de los dos reinos conservaba sus leyes, usos,
costumbres e instituciones de gobierno, cuyos cargos eran nombrados por su respectivo
rey. Las fronteras entre ambos reinos obligaban al pago de derechos sobre mercancías
y la moneda era distinta.

CARACTERÍSTICAS DEL NUEVO ESTADO:

El nuevo Estado de los Reyes Católicos se puede calificar como una monarquía
autoritaria, constituyendo una etapa de transición a la monarquía absoluta característica
de la Edad Moderna. La unidad de Castilla y Aragón se produce en la medida que ambas
coronas estaban unidas, pero no existe una unificación total del territorio, ya que se
mantenía su independencia en política interior y se conservaban las instituciones
propias de cada una.

La gran aportación de los Reyes Católicos a la Historia de España es que pueden


considerarse los iniciadores del proceso que llevará a la transformación de la monarquía
medieval en monarquía autoritaria y, después, absoluta. Los RRCC pueden considerarse
como los creadores del Estado Moderno en la Península, es decir, de una estructura
política por encima de la autoridad de los señores feudales, la Iglesia y las ciudades.

Al aumentar las competencias del Estado y el poder político de la monarquía, la


administración central se hizo más compleja y requería una numerosa burocracia que
integraba cada vez más a juristas y letrados de formación universitaria.

Por sus pretensiones autoritarias los Reyes Católicos evitaron convocar las Cortes
de la Corona de Aragón, cuyas atribuciones podían limitar su poder. En cambio, las
Cortes de Castilla, más fáciles de dominar por la monarquía, fueron reunidas con cierta
frecuencia e incluso se promulgaron numerosas leyes ante ellas y con su
consentimiento, para darles mayor solemnidad, a pesar de que las Cortes castellanas
carecían de función legislativa.

El Consejo Real, hasta entonces meramente consultivo y acaparado por los


magnates de la nobleza y el clero, se convirtió en el órgano de gobierno más importante
y desde 1495 todos sus miembros eran letrados. Este organismo solía reunirse en
diversos comités, según la naturaleza de los asuntos que debía tratar. Los Reyes
Católicos convirtieron algunos de estos comités en Consejos independientes y, además,
crearon otros en respuesta a las nuevas necesidades de la monarquía.

De este modo se constituyeron los primeros Consejos especializados en ciertas


materias: Consejo de la Suprema Inquisición, Consejo de la Mesta, Consejo de las
Indias, el de Órdenes, el de Aragón o el de Hermandad (extinguido en 1498). Los
demás asuntos los seguía tratando el Consejo Real, que estaba por encima de todos los
demás y que acabó denominándose Consejo Real de Castilla, como clara manifestación
del predominio de esta Corona sobre el conjunto de la monarquía.

En el ámbito de la administración de justicia, los Reyes Católicos abandonaron la


práctica medieval de juzgar en persona allí donde se encontraban en cada momento y
desarrollaron las instituciones creadas por sus predecesores: en la Corona de Castilla se
establecieron dos Chancillerías y dos Audiencias, con sedes fijas en diferentes ciudades;
y en la Corona de Aragón, Fernando creó una Audiencia en cada uno de los tres reinos
con Cortes (Aragón, Cataluña y Valencia).

Para controlar el orden público crearon un cuerpo armado permanente pagado por
la monarquía que ya no dependía de los nobles; la “Santa Hermandad”. Asimismo,
disminuyeron la autonomía municipal generando el cuerpo de “corregidores” que,
designados directamente por los reyes gobernaban las ciudades (administración, justicia
y ejército) limitando el poder de las oligarquías locales a favor de los monarcas.

La “Inquisición” fue un Tribunal eclesiástico creado por el papa en 1478 para


perseguir las herejías, a su cabeza estaba un inquisidor general nombrado por el rey. En
España se aplicó con dureza a perseguir a los judíos y mudéjares (musulmanes que se
habían quedado en la península tras la toma de Granada en 1492) y dado que era la
única Institución común a Castilla y Aragón fue utilizada por los monarcas para reforzar
su poder.

En Aragón destaca la creación en 1517 de los “virreyes” para controlar los distintos
territorios de la corona. Esta misma figura será usada en América posteriormente por la
Corona de Castilla.
B3-2 Explica las causas y consecuencias de los hechos más
relevantes de 1492.

Tres fueron los hechos más destacados que marcaron el año 1942: la caída del
reino nazarí de Granada, la expulsión de los judíos y el descubrimiento de América.

Conquista del reino nazarí de Granada:

La caída de Constantinopla en 1453 había generado en el Mediterráneo oriental


una gran tensión entre los estados cristianos próximos (Venecia, Génova, Caballeros
Hospitalarios, etc.) y los Otomanos. Una de las consecuencias de esta situación fue la
dificultad de comunicaciones por vía marítima con los territorios musulmanes
occidentales entre los que se encontraba el reino nazarí de Granada.

De esta manera, el reino nazarí deja de tener importancia como puerta de entrada
a la península de productos orientales, pasando su frontera con Castilla a convertirse en
un foco continuo de conflictos y fricciones, a pesar de que sus emires se declarasen
vasallos de los reyes castellanos y tributasen por ello.

La Guerra de Granada (1482-1492) constituye el último episodio bélico entre


reinos cristianos y musulmanes en la Península Ibérica. El reino nazarí llevaba varios
años con gran cantidad de luchas internas por el poder. Esta situación fue aprovechada
por Castilla para intervenir sometiendo a un cerco el reino, que fue perdiendo poco a
poco terreno. En 1485 la situación empezaba a ser insostenible para los granadinos, que
envían embajadas de auxilio a los soberanos de Fez y al sultán mameluco de Egipto,
que declinan su intervención directa.

Boabdil, último rey nazarí, terminó rindiéndose el 2 de enero de 1492, pasando


este territorio a incorporarse a la Corona de Castilla con el nombre de Reino de
Granada. Aunque inicialmente se garantizó a los musulmanes el mantenimiento de sus
costumbres, propiedades, leyes y religión, en 1499, el Cardenal Cisneros impulsó los
bautismos obligatorios y a partir de 1518 (ya en el reinado de Carlos I) se les prohibió
el uso de su lengua y sus hábitos culturales.

Expulsión de los Judíos:

La política religiosa de los Reyes Católicos, así como una creciente animadversión
social hacia judíos y conversos, fueron los principales motivos para la decisión de
expulsar a los judíos en el Edicto de Granada del 31 de marzo de 1492, por el que se les
obligaba a convertirse al cristianismo o abandonar el país en el plazo de cuatro meses.

Las causas de esta expulsión son difíciles de comprender si tenemos en cuenta la


importancia económica de esta comunidad. En general, pueden ser enmarcadas dentro
del proceso integrador desarrollado por la monarquía, que pasaba por que todos los
súbditos practicasen la misma religión, para ello se había creado en 1479 el Consejo de
la Suprema Inquisición. Todo parece indicar que los reyes confiaban en una conversión
masiva que no llegó a producirse, siendo las consecuencias muy negativas:

- Una pérdida cuantitativa de población (alrededor de 100.000 personas).

- Una pérdida cualitativa importante, pues la mayoría de los judíos se dedicaba a


actividades y servicios muy especializados: médicos, artesanos especializados,
comerciantes, funcionarios… en este sentido, serán las ciudades quienes más van a
notar su ausencia.
- Además, se generó entre la población una mentalidad antiburguesa de rechazo
hacia las actividades comerciales, ya que se consideraban propias de judíos.

La Diáspora de los judíos sefardíes se produce teniendo diferentes territorios como


destino: Magreb, Francia, Europa Central, América… Muchos de los que se dirigen a
Navarra y Portugal van a ser nuevamente expulsados de esos estados.

Descubrimiento de América

La política exterior de los Reyes Católicos se orientaba a la unificación total de la


península (Granada, Navarra y Portugal), al control de parte del Mediterráneo (Italia y
norte de África) y a la expansión por el Atlántico empezando por las Islas Canarias y
llegando a América.

El encarecimiento de los productos orientales y la inseguridad de las rutas


comerciales por tierra (expansión turca) utilizadas hasta entonces hacen más necesaria
una vía marítima hacia Oriente. Los avances en cartografía (mapas), instrumentos de
navegación (brújula, astrolabio) y nuevos barcos (carabela) así como la idea de la
esfericidad de la tierra harán posible, teóricamente, llevar a cabo la empresa.

Serán los portugueses y los españoles los que se disputen las nuevas conquistas
por la costa africana primero y por el nuevo continente más tarde. Ya en 1479 firman el
“Tratado de Alcaçovas” que impide a los castellanos avanzar hacia el sur del continente
africano pero les otorga a cambio el control de las Islas Canarias, punto intermedio
importante para futuros viajes de exploración y conquista.

El 17 de abril de 1492 se firman entre Cristóbal Colón y los Reyes Católicos las
“Capitulaciones de Santa Fe”. En virtud de este acuerdo, todas las tierras por él
descubiertas se incorporarían a la corona Hispánica. Serían pues propiedad de los Reyes
Católicos, que tendrían plenos derechos sobre las mismas. Colón obtendría los títulos
vitalicios y hereditarios de Virrey, Almirante y Gobernador, con poderes jurisdiccionales
sobre las tierras a descubrir; y se le adjudica además el 10% de las riquezas halladas.

La expedición de Colón salió del puerto de Palos de la Frontera (Huelva), el 3 de


agosto de 1492, con la nao Santa María y las carabelas Pinta y Niña; y con una
tripulación de unos noventa hombres. El viaje se va a caracterizar por una navegación
difícil, haciendo que cunda un gran desánimo entre las tripulaciones, que en varias
ocasiones llegan a amotinarse. El 12 de octubre de 1492 la moral cambia, al avistar
tierra en la isla de Guanahaní (en las Antillas), a la que denominó San Salvador.
Después descubrió Cuba y La Española (Haití). En este primer viaje ya se establece
contacto con los primeros indígenas.

Una vez en marcha la exploración y colonización de América, las disputas con


Portugal se resuelven con el “Tratado de Tordesillas” (1494) por el que se establece un
meridiano (línea imaginaria) dividiendo el Atlántico y el continente americano, las
tierras al oeste de dicho meridiano serían para Castilla y las tierras al este serían para
Portugal. En virtud de este tratado Portugal se establece en Brasil a partir del 1.500.

Colón realizaría tres viajes más. En el segundo se establece la primera colonia


estable La Isabela, en isla La Española (Rep. Dominicana). En el tercero y cuarto se
exploran diferentes partes del continente americano en sus costas caribeñas. Aunque
los contemporáneos pronto se percataron de que se había descubierto un nuevo mundo,
Colón murió convencido de que había llegado cerca de las costas orientales de Asia, en
las proximidades de la isla de Cipango (Japón).
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Explique las causas y consecuencias de la expulsión de los judíos (junio de 2018)

Motivo fundamental fue la política de unidad religiosa: abandonando la relativa –y


precaria- convivencia y tolerancia religiosa que habían caracterizado a los reinos
medievales, ahora todos los súbditos deberán practicar la misma religión y se crea como
organismo responsable de velar por ese proceso el Consejo de la Suprema Inquisición
(1479).

La política de unidad religiosa se concretó, en 1492, en el decreto de expulsión de


los judíos: entre 80.000 y 100.000 hispanojudíos (la diáspora sefardí) debieron
abandonar los reinos hispánicos y otros 50.000 aproximadamente se convirtieron al
cristianismo para permanecer en su tierra, en la que serán vigilados y perseguidos por
la Inquisición.

B3-3 Compara los imperios territoriales de Carlos I y el de Felipe


II, y explica los diferentes problemas que acarrearon.
Los dominios de Carlos I

Carlos I, hijo de Juana la Loca y de Felipe el Hermoso. Por tanto, era nieto de los
Reyes Católicos y de Maximiliano de Austria. La temprana muerte de su padre y la
enfermedad de su madre harán de él el monarca más poderoso de su tiempo al recibir
una gran herencia territorial:

• Por parte de los Reyes Católicos –sus abuelos maternos–, heredó la


Corona de Castilla (con el Reino de Navarra y América) y la Corona de
Aragón (Aragón, Cataluña, Valencia, Cerdeña y el Reino de Nápoles y
Sicilia).

• Por parte de María de Borgoña –su abuela paterna–, heredó los Países
Bajos y el Franco Condado.

• Y desde 1519, a la muerte del emperador alemán Maximiliano I –su


abuelo paterno–, de la dinastía de los Habsburgo, recibió sus territorios
patrimoniales de Austria, que formaban parte del Sacro Imperio
Romano Germánico. Y ese mismo año fue elegido emperador, como
Carlos V, sucediendo así a su abuelo Maximiliano.

Por consiguiente, la gran extensión de los dominios de Carlos I le dotaban de un


gran poder y de la hegemonía en Europa, pero ese gran imperio presentaba también
dos inconvenientes: una gran vulnerabilidad, ya que estaba compuesto de territorios
muy dispersos, que podían ser atacados por numerosos frentes; y una considerable
dificultad de gobierno no solo por su dispersión, sino sobre todo porque cada territorio
tenía sus propias leyes e instituciones.

En 1516 llega a España desde los Países Bajos donde se había criado, aunque ni
siquiera hablaba español heredaba las Coronas de Castilla y Aragón con sus posesiones
en Italia, norte de África y América; en 1515 ya había heredado Borgoña y los Países
Bajos y muy pronto luchará por el título de emperador del Sacro Imperio Romano
Germánico que también le corresponde. Son territorios esparcidos por Europa, África y
América que intentará integrar de alguna manera sobre todo sirviéndose de la religión y
de la idea de monarquía universal.

El “rey extranjero” llega a España acompañado de consejeros flamencos y además


pide dinero para financiar su elección como Emperador de Alemania. Tendrá que hacer
frente a revueltas y protestas, siendo las más importantes las de las comunidades en
Castilla y las de las germanías en Valencia y Baleares.

La revuelta de las comunidades en Castilla está protagonizada por las ciudades


castellanas que no quieren pagar más impuestos (para financiar la elección de
Emperador), la revuelta se extiende y los nobles viendo que las protestas van también
en contra de los privilegios señoriales deciden ayudar al monarca-emperador y unen sus
tropas para sofocar la revuelta.

El de las germanías no fue un conflicto político sino social entre burgueses


(artesanos) y nobles por el control de las ciudades, y entre campesinos y señores en el
mundo rural. Finalmente los nobles, con apoyo de tropas castellanas derrotan a los
sublevados.

Ambos conflictos refuerzan el poder del monarca, que se impone a las Cortes y que
se da cuenta de la importancia de los territorios hispanos, por lo que empieza a
apoyarse en consejeros españoles.

En política exterior Carlos I luchó contra Francia (a la que derrotó) por el control
del norte de Italia. Luchó contra el Imperio Otomano que se extendía por Europa y el
Mediterráneo y sobre todo luchó contra la expansión del protestantismo (sobre todo de
Lutero) que consiguió romper la unidad de la Iglesia Católica. La Paz de Augsburgo
(1555) pone fin a la lucha entre los príncipes alemanes y Carlos V (nombre con el que
es coronado como emperador en 1518) y les concede la libertad religiosa. El fracaso
ante los protestantes lleva a Carlos V a renunciar al poder dividiendo sus posesiones
entre su hermano (que ostentará el título imperial) y su hijo Felipe (que recibe los
reinos peninsulares y otras posesiones europeas).

Los dominios de Felipe II

Felipe II heredó todos los territorios de Carlos I, excepto los que pertenecían al
Imperio de los Habsburgo (Austria, Alemania, etc.), habiendo perdido el derecho a
aspirar a la corona imperial. Pero tras la muerte sin descendencia del rey de Portugal en
1580 forzó su designación como nuevo rey de este país, ya que, como hijo de Isabel de
Portugal, era el candidato con más derechos. Tras la incorporación del imperio
portugués, la monarquía hispánica alcanzó su máxima extensión, con dominios en todo
el planeta.

Felipe II tuvo igualmente que hacer frente a problemas internos y exteriores.


Dentro de España se enfrenta a la sublevación de los moriscos de las montañas
(Alpujarras) granadinas que aunque se habían convertido al cristianismo para
permanecer en la península recibían presiones para que abandonaran también sus
costumbres y su lengua. Una vez vencidos son expulsados desde Granada hacia Castilla.
En Aragón sofocó otra revuelta de aquellos que consideraban que no respetaba sus
leyes y fueros.

Respecto a la política exterior, la situación internacional había cambiado respecto a


la de Carlos I y, por tanto, los escenarios eran diferentes. Por la paz de Cateau-
Cambrésis (1559), Francia renunció a reclamar sus derechos sobre Italia; y el Imperio
alemán ya no incumbía a la monarquía hispana. En cambio, surgieron nuevos
problemas:

• La sublevación de los Países Bajos (1568-1648). En las provincias del norte, el


protestantismo de Calvino había ganado numerosos adeptos y Felipe II, al perseguirlo,
desencadenó una rebelión que aglutinaba a amplios sectores descontentos con la
dominación española (los disidentes religiosos, los ricos burgueses cuyos impuestos
financiaban una política ajena a ellos e incluso ciertos sectores de la nobleza). La guerra
contra los rebeldes holandeses se convirtió en uno de los mayores problemas de la
monarquía y absorbió una gran cantidad de recursos militares y financieros. Al final del
reinado de Felipe II las siete provincias del norte, bajo el nombre de Provincias Unidas,
se habían independizado de hecho.

• La guerra contra Inglaterra (1585-1604). Hasta mediados de siglo, las relaciones


con Inglaterra habían sido cordiales, pero tras el ascenso al trono de Isabel I en 1558
las relaciones amistosas dieron paso a la rivalidad. A lo largo de la segunda mitad del
siglo XVI, Inglaterra experimentó un importante crecimiento demográfico y económico
que la impulsaba al comercio colonial, en el que España era su máximo rival, sobre todo
desde la incorporación del imperio portugués en 1580. Para debilitar a la monarquía
hispánica, Inglaterra apoyaba a los sublevados holandeses y hostigaba mediante la
piratería el comercio en el Atlántico. Hasta 1585 la guerra había sido encubierta, no
declarada, pero desde ese año las hostilidades fueron abiertas. En 1588 Felipe II decidió
invadir las Islas Británicas con una gran flota, la Gran Armada (o Armada Invencible),
pero la campaña acabó en un rotundo fracaso. La paz con Inglaterra no sería posible
hasta 1604, tras la muerte de Isabel I, en el reinado de Felipe III.

El único foco de conflicto que permaneció igual que en tiempos de Carlos I fue el
Imperio turco. Los dominios de Felipe II en Italia obligaban a estar vigilante ante la
amenaza de expansión turca en el Mediterráneo, cuyos ataques en la zona eran
constantes. Por ello, la monarquía hispánica, Venecia y la Santa Sede formaron en 1570
la Liga Santa y organizaron una flota que se enfrentó a los turcos en las costas griegas
de Lepanto (1571), victoria que frenó el avance turco, pero que no supuso en absoluto
su derrota definitiva ni el fin de la piratería musulmana en el Mediterráneo.

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Conflictos internos del imperio de Carlos I: comunidades y germanías (julio de 2018)

El proyecto imperial de Carlos I generó conflictos internos de contenido político, social y


antiseñorial, como las Comunidades de Castilla (1520-1522) y las Germanías de la Corona de
Aragón (1519-1523). En Castilla las clases medias urbanas y la hidalguía rechazaban los gastos
del proyecto imperial y las ausencias del rey; a las reclamaciones de mayor participación política
y protección de las artesanías textiles se sumaron protestas campesinas antiseñoriales. Por los
mismos años se produjeron revueltas en la Corona de Aragón, sobre todo en Valencia,
reclamando también la democratización de los cargos municipales y la mejora de las condiciones
del campesinado. Unos y otros fueron aplastados por la fuerza.

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Caracterice el imperio territorial de Felipe II (julio 2019)

El conjunto de territorios que hereda Felipe II son de facto un imperio, pese a que él
nunca heredó el título de emperador. Conservó territorios en Europa (Países Bajos, Sicilia,
Nápoles, Cerdeña, Milán), África (Melilla, Orán, Argel, Túnez), Asia (Goa, Ceilán, Macao,
archipiélago de Filipinas) y América (Virreinatos de Nueva España y Perú, Brasil, Florida). La
extensión por todo el planeta contribuyó a la difusión de la máxima “en sus dominios no se ponía
el sol”. La vacante del trono portugués al morir el rey sin descendencia animó a Felipe II a
reclamar los territorios de aquella corona, de ahí que se incrementara la extensión territorial del
monarca más poderoso en la segunda mitad del siglo XVI .
B3-4 Analiza la política respecto a América en el siglo XVI y sus
consecuencias para España, Europa y la población americana.

El gobierno y la administración de América

Las tierras conquistadas fueron incorporadas a la Corona de Castilla, que había


financiado el descubrimiento y controlaba su colonización. En las Indias se adaptó el
sistema administrativo castellano, con las siguientes instituciones:

Consejo de Indias: organismo creado en la línea de otros muchos “Consejos” que


existían en Castilla se crea para la administración de los nuevos territorios americanos
que se controlan desde Castilla. El Consejo fue el autor de las Leyes de Indias.

Virreinatos: los territorios conquistados se dividieron en amplias zonas creadas


para la administración del territorio. Estos virreinatos estaban gobernados por virreyes
nombrados directamente por los monarcas. Los virreyes eran los representantes del rey
y por tanto la máxima autoridad (administración, ejército y justicia)

Gobernaciones: Las gobernaciones y las capitanías generales eran


circunscripciones equivalentes a provincias, regidas por gobernadores o capitanes
generales, respectivamente, subordinados a los virreyes. La diferencia esencial entre
unas y otras era que las capitanías generales se encontraban en las zonas fronterizas o
donde la presencia militar era más necesaria.

Corregimientos: eran similares a las gobernaciones en cuanto a funciones, pero de


menores dimensiones, generalmente una ciudad y su territorio circundante. Estaban a
cargo de un corregidor.

Cabildos: divisiones aún más pequeñas, a nivel municipal, equivalentes a los


ayuntamientos.

Audiencias: eran, como en otras partes de la monarquía, tribunales superiores de


justicia. Pero en América tenían, además, importantes funciones gubernativas al servicio
de los virreyes. En el siglo xvi se crearon diez Audiencias, a las que se añadieron otras
tres posteriormente. Sus límites jurisdiccionales coincidían a grandes rasgos con los de
los nuevos países que surgirían tras el proceso de independencia del siglo xix.

Casa de Contratación: institución creada en Sevilla para el control de monopolio


del comercio con América que estaba en manos de Castilla. Todos los navíos que salían
para América o llegaban de allí pasaban por la Casa de Contratación donde pagaban sus
impuestos, se controlaban sus mercancías, etc.

Política de explotación colonial de América

Mita: sistema empleado para la explotación de las minas americanas; los indígenas
eran obligados a trabajar en las minas a cambio de un salario. La explotación
sistemática de las minas americanas, especialmente las de plata de Zacatecas (México)
y Potosí (Perú), de cuya producción la Corona obtenía, en concepto de impuesto, el
20% o quinto real, que constituía uno de sus principales ingresos.

Plantación: forma de explotación agrícola de grandes dimensiones donde se


cultivaban productos tropicales para la exportación.

Hacienda: forma de explotación igual que la plantación pero destinada a la


ganadería o al cereal para consumo americano (no para la exportación).

Encomienda: forma de servidumbre creada para la explotación de haciendas y


plantaciones era el sistema por el que los colonizadores conseguían mano de obra
indígena. Los indígenas trabajaban para el colonizador o le pagaban impuestos a cambio
de protección y evangelización.

Monopolio del comercio con América: que se realizaba por el siguiente


procedimiento: cualquier mercancía, española o extranjera, que se quisiera vender en el
Nuevo Mundo debía ser registrada en la Casa de Contratación de Sevilla y pagar a la
Corona los impuestos correspondientes. De Sevilla partía la flota de Indias, que llevaba
las mercancías a los puertos centroamericanos y después regresaba nuevamente a
Sevilla con mercancías americanas, oro y plata. El oro y la plata eran acuñados en la
Ceca o Casa de la Moneda de Sevilla; una parte era para la Corona (el quinto real y
otros impuestos) y otra se destinaba al pago de las mercancías enviadas en el viaje de
ida a América.

la explotación española del Nuevo Mundo tuvo que enfrentarse a dos graves
problemas:

• Los ataques de piratas, corsarios y flotas de guerra de países enemigos,


que trataban de apoderarse de los importantes cargamentos de oro y plata
que traía la flota de Indias de regreso a Sevilla.

• El contrabando europeo con América, que burlaba el monopolio


español, lo que suponía privar a la monarquía de importantes ingresos en
concepto de impuestos comerciales.

Consecuencias de esta política:

A.- Para los Pueblos Precolombinos:

Aunque, en teoría, los indígenas eran libres y súbditos de la Corona, en la práctica


acabaron sometidos mediante formas semifeudales de explotación. Las disposiciones de
la Corona para evitar los abusos sobre la población, como las Leyes de Indias (1542),
fueron incumplidas de forma sistemática, a pesar de las denuncias, como las del fraile
dominico y misionero Bartolomé de las Casas.

La conquista y colonización del Nuevo mundo tuvo graves consecuencias


demográficas para la población indígena. En las Antillas, sus habitantes quedaron
prácticamente aniquilados debido a las condiciones de trabajo impuestas y a la falta de
defensas frente a las nuevas enfermedades de origen europeo. Esta situación impulsó el
tráfico de esclavos negros desde África, primero bajo control portugués y, más tarde
holandés.

La mezcla de indígenas, colonizadores y población africana configuró un mundo


multirracial, formado por criollos, mestizos y mulatos; que configuraron una sociedad
profundamente desigual en la que los criollos ocupaban los puestos más altos de la
administración y acaparaban riquezas y poder. La lengua castellana se consolidó como
idioma común y muchas de las costumbres de los colonizadores fueron incorporadas a
la cultura de los diferentes pueblos.

B.- Para España:

El monopolio del comercio americano lo tenía el puerto de Sevilla, del que partían y
llegaban todos los barcos de la ruta americana. En 1503, la Corona creó la Casa de
Contratación de Sevilla para controlar el tráfico de personas y mercancías; y para
asegurarse la recaudación de los tributos reales. Los viajes a América se organizaron
mediante un sistema de flotas (conjunto de buques que navegaban reunidos para darse
mutua protección). Se realizaban dos expediciones al año.
La principal consecuencia económica para la corona fue la entrada de grandes
cantidades de metales preciosos. En los primeros momentos llegaba mayoritariamente
oro procedente de los saqueos producidos durante la conquista. Posteriormente fue la
plata el metal que llegaba en grandes cantidades procedente de las distintas
explotaciones mineras. Los recursos económicos americanos se convirtieron en una
fuente de ingresos esencial para la monarquía: la propiedad de las minas americanas
era del rey de España, que concedía su explotación a cambio de un 20% de la
producción (“El Quinto Real”). Gracias a la entrada de estos capitales se podía mantener
el constante estado de confrontación bélica en el centro y sur europeos.

No obstante, esta entrada de metales terminó provocando un continuo crecimiento


de los precios que desencadenó unos altos niveles de inflación en la Corona Castellana,
que cada vez dependía más de prestamistas para desarrollar sus campañas militares.
Esta situación llegó a general varios procesos de Banca Rota en los reinados de los
austrias Felipe II, Felipe III, Felipe IV o Carlos II.

C.- Para Europa:

La masiva entrada de metales preciosos americanos en Europa durante el siglo


XVI, provocó una revitalización del comercio y una potente expansión económica,
debido a la importante cantidad de moneda circulante en muy pocos años.

Más tarde, el empleo generalizado de productos agrarios como la patata y el maíz


también supuso un importante avance para la mejora de la alimentación de los
europeos, provocando un continuo crecimiento demográfico generalizado en toda
Europa. El capitalismo no solo debe a América la expansión monetaria del siglo XVI,
sino también un intenso proceso de acumulación de capitales, que se invertirá
posteriormente primero en el comercio y luego en la agricultura y en la industria
británica, dando lugar a la revoluciones industriales de los siglos XVIII y XIX.

B3-5 Explica los principales proyectos de reforma del Conde Duque


de Olivares.

Gaspar de Guzmán, conde–duque de Olivares, asumió el papel de valido del joven


rey Felipe IV. El conde–duque tenía una amplia visión política, que se plasmó en una
serie de proyectos de reforma para mejorar la situación interna y externa de la
monarquía.

Su ideario se apoyaba en dos principios fundamentales, que inspiraban todo su


programa de gobierno:

• La «reputación», que exigía volver a la tradición imperial de prestigio


y recuperar el protagonismo en el exterior.

• La «reformación», que se plasmó en una serie de ambiciosos


proyectos cuya finalidad última era fortalecer la monarquía y evitar su
decadencia.

Sin embargo, la población recibió mal sus proyectos de reforma, que abarcaban
todos los ámbitos, desde la economía hasta las costumbres y la moral; y los grupos
sociales que podían salir perjudicados los boicotearon. Además, la situación de guerra
casi permanente exigía soluciones urgentes e inmediatas y obligaba a aplazar unas
reformas que requerían tiempo y paz para su realización.
El proyecto de un banco estatal: la red nacional de erarios.

Olivares pretendía crear una red nacional de erarios que liberase a la Corona de su
dependencia de la banca extranjera. La idea no era nueva, pero sí sus características.

Los erarios actuarían como bancos: pagarían un interés a quienes depositaran su


dinero y lo prestaría a la Corona, que así obtendría la ayuda de sus súbditos y no se
endeudaría con extranjeros.

Pero para constituir la red de erarios se necesitaba un capital fundacional, que


debían aportar, obligatoriamente y en proporción a su riqueza, todos los súbditos cuya
fortuna superase una cierta cantidad (2.000 ducados).

Las Cortes se opusieron a la obligatoriedad de esta aportación inicial, que habría


supuesto una investigación sobre las fortunas privadas, y a cambio aceptaron el
aumento de un impuesto que se pagaba sobre productos de primera necesidad. De este
modo fracasó un proyecto innovador y se sustituyó por un recurso tradicional de efectos
limitados.

El proyecto de unificación jurídica e institucional de la monarquía.

Para Olivares, el asunto político más importante era la unificación de la monarquía


bajo unas mismas leyes e instituciones, según el modelo de las de Castilla.

Para ello proponía tres vías posibles, de las cuales la primera, aunque la más lenta,
era la más conveniente: fomentar los matrimonios entre naturales de Castilla y de otros
territorios y conceder beneficios y dignidades en Castilla a los originarios de otros
reinos. Las otras dos recurrían a la amenaza o la imposición por la fuerza.

Sin embargo, este proyecto político no se intentó siquiera, ya que la primera vía
era demasiado complicada y lenta; y las otras dos, demasiado arriesgadas en un
contexto de guerra y amenaza exterior constante.

El proyecto de un ejército nacional permanente: la Unión de Armas.

La Unión de Armas pretendía ser un ejército permanente integrado por 140.000


hombres reclutados de todos los reinos de la monarquía, en proporción a su población y
riqueza. De ese modo, cualquier territorio que fuese atacado por el enemigo sería
socorrido por una fuerza de 20.000 hombres (la séptima parte de ese ejército) o, lo que
es lo mismo, se podrían atender hasta siete frentes simultáneos.

Olivares pretendía tres objetivos con este proyecto: la creación de un poderoso y


eficaz ejército; la distribución del coste de la guerra entre todos los territorios de la
monarquía, descargando a Castilla de un peso que llevaba prácticamente en solitario; y
el fortalecimiento, por medio de la colaboración en el ejército, de lazos de solidaridad
entre todos los súbditos, independientemente de su lugar de origen.

Sin embargo, en la Unión de Armas la distribución de la carga estaba muy lejos de


ser ajustada y proporcional a la población real de los distintos territorios: a Castilla le
correspondía una aportación de hombres solo tres veces superior a la de Cataluña,
cuando tenía una población quince veces mayor.

En cualquier caso, el proyecto fracasó por la oposición de las Cortes de la Corona


de Aragón, que recelaban de una monarquía a la que consideraban ajena y de una
medida que iba en contra de lo establecido en sus fueros.

Estas reformas se inscribían en un plan más amplio que pretendía unificar


políticamente el Imperio Español, suprimiendo las diferencias forales y repartiendo por
igual cargas y beneficios entre todos los territorios de la Corona. El plan buscaba crear
una estructura centralizada del Estado, más fácil de gobernar.

B3-6 Analiza las causas de la guerra de los Treinta Años, y sus


consecuencias para la monarquía hispánica y para Europa.

La política exterior de Felipe IV se caracterizó por la agresividad: la monarquía


reinició la guerra contra las Provincias Unidas (Holanda) y se implicó de lleno en la
guerra de los Treinta Años para apoyar a los reinos católicos de Centroeuropa, en donde
reinaba la familia de Felipe IV, los Austria o Habsburgo. Ambos conflictos estuvieron
interrelacionados y llevaron también a la guerra con Francia.

La Guerra de los Treinta Años comenzó en 1618 a raíz de un conflicto entre


protestantes y católicos, limitado en principio solo al Imperio Germánico: los príncipes
protestantes alemanes se habían rebelado ante las aspiraciones políticas y religiosas del
emperador Fernando II, católico intransigente de la dinastía de los Habsburgo, a la que
también pertenecían los monarcas hispanos.

La Monarquía Hispánica intervino en la Guerra de los Treinta Años (1618 – 1648)


como aliada de los Habsburgo austriacos en su lucha contra los príncipes protestantes
germanos y las potencias que los apoyaban, como Suecia. Entrelazada con este
conflicto estuvo la guerra contra las Provincias Unidas, que se reanudó tras expirar la
tregua de los doce años en 1621.

La Guerra de los treinta años fue un conflicto de signo religioso, al oponer a


protestantes y católicos, pero también resultó una pugna política contra el dominio en
Europa de los Habsburgo austriacos y españoles. La guerra se inició con la rebelión
protestante de Bohemia, en el Imperio de los Habsburgo austriacos. España acudió en
su auxilio y los protestantes fueron derrotados en 1620. La contienda terminó afectando
a Flandes, donde los Tercios españoles obtuvieron algunos éxitos como la Rendición de
Breda (1625).

El temor de Francia a una posible hegemonía de los Habsburgo, le impulsó a


apoyar a los protestantes, a pesar de ser su rey católico. La intervención francesa
provocó el descalabro español, que se materializó en dos grandes derrotas militares
(Batalla de las Dunas y de Rocroi en 1643), en ambas España fue derrotada por Francia.
Con estas dos derrotas se marca el inicio del fin de España como la principal potencia de
Europa.

La Paz de Westfalia (1648) puso fin al conflicto en Centroeuropa (Guerra de los


Treinta Años). Significó la aceptación por España de la independencia de las Provincias
Unidas y el final de la hegemonía de los Habsburgo en Europa.

Otro de los objetivos fundamentales de la política exterior era la defensa del tráfico
marítimo con América, interrumpido por ingleses y holandeses por medio, sobre todo,
de ataques piratas. Ello obligó a mejorar los recursos de la armada y a fortificar los
principales puertos americanos: La Habana y Cartagena de Indias, etc.

Sin embargo, las dificultades financieras y las derrotas militares debilitaron la


defensa del imperio, especialmente en las colonias portuguesas. Las actuaciones de los
corsarios y de las flotas de Holanda, Inglaterra y Francia provocaron las primeras
pérdidas territoriales en América: Jamaica (1665), Bahamas (1672), etc.
B3-7 Compara y comenta las rebeliones de Cataluña y Portugal de
1640.

La rebelión de Cataluña (1640-1652)

La rebelión se originó cuando Olivares, en plena guerra de los treinta años, abrió
un frente militar contra los franceses en los Pirineos. Esto obligó a los catalanes a alojar
a las tropas, castellanas e italianas, y a contribuir al gasto militar, a pesar de que las
Cortes de 1626 se habían negado a pagar el subsidio demandado. Esto, junto a los
desmanes cometidos por los soldados reales, provocó una rebelión que desembocó en la
entrada de segadores armados en Barcelona durante el Corpus de la Sangre (7de junio
de 1640).

La rebelión se generalizó en Cataluña y tuvo el apoyo de Francia; incluso se llegó a


nombrar conde de Barcelona al rey francés Luis XIII (1641) y se pretendió integrar el
Principado de Cataluña (nombre con el que las cortes catalanas reconocen su territorio,
siendo el Princeps el que ostente el título de rey de Aragón) en la Corona Francesa.
Finalizó en 1652 con la rendición de Barcelona al ejército real, que estaba al mando de
Juan José de Austria.

La rebelión de Portugal (1640-1668)

También en 1640 se produjo la rebelión de Portugal, que proclamó rey al duque de


Bragança, emparentado con la antigua casa de Avis, que había reinado en Portugal
antes de su anexión a la corona hispana por Felipe II en 1580.

Amplios sectores de la sociedad portuguesa consideraban que la incorporación de


su reino a la monarquía hispánica en tiempos de Felipe II les había acarreado más
inconvenientes que ventajas: Portugal había atraído hacia sus territorios coloniales a los
enemigos de España, como los holandeses, que habían atacado Brasil y ocupado
algunas plazas; y España, en cambio, había sido incapaz de garantizarles una defensa
adecuada.

Los sucesores de Felipe II habían intervenido cada vez más en aquel país con el
propósito de anexionarlo totalmente a Castilla. Pero los portugueses no querían
permanecer unidos a la Corona Hispánica, entre otras razones porque la unión iba en
contra de sus buenas relaciones diplomáticas tradicionales con Inglaterra y Holanda,
que empezaron a atacar sus colonias, lo que les provocaba grandes pérdidas
económicas.

La rebelión portuguesa tuvo desde el principio un marcado carácter nobiliario,


anticastellano e independentista, que condujo a la proclamación del duque de Braganza
como rey con el nombre de Juan IV.

Esta inesperada rebelión sorprendió a Felipe IV y a Olivares, que ante la


incapacidad de atender dos frentes simultáneos optaron por concentrar sus esfuerzos en
la rebelión catalana, tal vez convencidos de que Portugal sería más fácil de recuperar
por su aislamiento geográfico.

Así pues, la rebelión, a la que se unieron las colonias portuguesas, dio lugar a una
larga guerra que duró hasta 1652, en la que Portugal logró la independencia de la
Corona Castellana.

La nueva monarquía portuguesa se consolidó con la ayuda de Francia e Inglaterra,


y España tuvo que reconocer finalmente su independencia en 1668, ya bajo el reinado
de Carlos II.
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Comente la rebelión de Cataluña en 1640 (julio de 2018)

La revuelta catalana de 1640 fue uno de los conflictos internos de la época de los Austrias
menores, paralelo a la decadencia internacional de la monarquía hispánica. Cada uno de los
reinos conservaba sus leyes e instituciones de gobierno tradicionales, de modo que las cargas
fiscales y militares recaían principalmente sobre la Corona de Castilla. Las reformas proyectadas
por el conde-duque de Olivares (Unión de Armas) pretendían equilibrar aquella situación,
aumentando la centralización política y la carga fiscal. En el contexto de la guerra con Francia, la
sublevación de los segadores inició una revuelta contra la política autoritaria y castellanizante de
la monarquía que perduraría hasta la ocupación de Barcelona en 1652.

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Comente la rebelión de Portugal en 1640 (Junio de 2019)

El reino de Portugal se había integrado en la monarquía católica en 1580, reinando Felipe


II. Pero la decadencia de los Austrias menores en el siglo XVII tuvo una de sus expresiones en la
sublevación de este y otros territorios en 1640. Las revueltas eran una reacción contra el
autoritarismo castellano y contra las medidas de reforma proyectadas por el conde-duque de
Olivares: nuevas cargas fiscales que afectarían a la nobleza y la Iglesia, reclutamiento de
soldados –Unión de Armas–, incapacidad de la monarquía para proteger el comercio del azúcar
de las colonias portugués. Las revueltas condujeron a la proclamación del duque de Braganza
como rey de Portugal, cuya independencia fue reconocida en 1668.

B3-8 Explica los principales factores de la crisis demográfica y


económica del siglo XVII, y sus consecuencias.

El siglo XVII, hasta 1680 aproximadamente, fue una fase de depresión en toda
Europa, salvo en Inglaterra y Holanda, que mantuvieron una excepcional prosperidad
económica por su activo comercio a larga distancia con América y Oriente.

Los factores específicos de la crisis española fueron fundamentalmente dos, que se


reforzaron entre sí: el descenso demográfico y el agotamiento económico debido a las
continuas guerras.

La crisis demográfica

Las causas directas de la crisis demográfica fueron principalmente cuatro:

• Las grandes epidemias, que afectaron a toda Europa y fueron las más
virulentas desde la peste negra a mediados del siglo xiv. En España se
registraron tres oleadas principales: la del cambio de siglo (1597-1602),
que fue la más letal y recorrió la Península de norte a sur; la de
mediados de siglo (1647-1652), que afectó especialmente a Levante y
Andalucía; y la de finales de siglo (1676-1685), que se propagó por las
mismas zonas que la anterior y fue más prolongada, pero menos
mortífera.

• La expulsión de los moriscos (1609-1611), que perjudicó sobre todo a


Valencia y Aragón.

• Las guerras constantes, que aumentaron la mortandad, en especial entre


los hombres jóvenes reclutados.

• Las dificultades económicas, que provocaron un incremento de la


emigración y, de forma indirecta, incidieron en la disminución de la
natalidad, ya que se redujo el número de matrimonios por falta de
recursos y aumentó el de clérigos, atraídos a la vida religiosa no por
vocación, sino como medio de subsistencia.

La crisis económica

Los factores de la crisis económica fueron:

• El endeudamiento de la Corona, que, al no cesar las guerras, se fue


acentuando a lo largo de la centuria. Para empeorar aún más la situación,
disminuyó el volumen de metales preciosos que llegaban de América y la
Hacienda Real quebró en seis ocasiones entre 1607 y 1678.

• La caída de la producción agraria, debida en gran parte a la disminución


de la mano de obra campesina por las pérdidas demográficas.

• La disminución de la ganadería bovina, en especial de la trashumante.

• La crisis de la industria textil castellana, que había experimentado una


etapa de gran prosperidad en el siglo xvi.

• El acaparamiento por extranjeros del comercio con América no solo por


medio del contrabando, sino también a través de agentes españoles que
actuaban por cuenta de extranjeros y burlaban así el impedimento legal
que estos tenían de comerciar con América.

Las repercusiones sociales de la crisis

La crisis del siglo xvii afectó, en mayor o menor medida, a todas las capas sociales,
que reaccionaron de formas distintas en un afán de compensar y superar las dificultades
de la época:

• La nobleza experimentó un considerable aumento numérico, como


consecuencia de las ventas de títulos, hábitos de las Órdenes Militares e
hidalguías, a las que con tanta frecuencia recurrió la Corona en su
búsqueda desesperada de nuevas fuentes de ingresos. Por otra parte, el
descenso demográfico y la crisis agraria provocaron una disminución de
las rentas señoriales que obligó a la nobleza a endeudarse para poder
mantener su lujoso tren de vida.

• Igualmente creció el número de religiosos, ya que ingresar en el clero


era una buena solución, como medio de vida, en tiempos de dificultades
económicas.

• La escasa burguesía tenía como máxima aspiración abandonar sus


negocios e invertir sus beneficios en tierras, señoríos y rentas fijas –como
los juros o títulos de deuda pública– e incluso en la adquisición de un
título nobiliario.

• El campesinado, en especial el de Castilla, fue sin duda el sector social


más afectado por la crisis económica y por la voracidad fiscal de la
Corona. Muchos pequeños campesinos se veían forzados a endeudarse,
debido a una mala cosecha o a otras dificultades, y con frecuencia
perdían sus tierras y tenían que emigrar.

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