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En el texto Geometría finita del espacio se argumenta la importancia que tienen las
ideas metafísicas sobre la manera en que los seres humanos construyen y organizan el
espacio. En este sentido destacan las aportaciones a la teoría arquitectónica por parte
del filósofo griego Platón. Su filosofía, como se expone en el texto, está en oposición a
otras filosofías como el taoísmo. En contraste con esta última platón considera que el
espacio es “solo lo visible y tangible, lo existente, puede ser considerado como real
[...]”. Esta concepción del espacio convertía a este en un elemento constituyente del
universo. De hecho Platón consideraba que el espacio era uno de los cuatro elementos
constituyente del mundo, visto como el aire. El renacimiento, que basó gran parte de
sus teorías sobre los conocimientos de los filósofos griegos, retomar estos conceptos
para desarrollar sus teorías. El Timeo, un libro de teoría arquitectónica del renacimiento
se basó en los sistemas proporcionales del cosmos de Platón para concebir las
proporciones de los edificios. En este sentido los arquitectos consideraban la
arquitectura como la representación del orden universal, encarnado en esa división
geométrica del espacio. Partiendo del relato de la creación de Platón, los arquitectos
renacentistas lograron un mejor manejo del espacio. Basándose en una estructura
matemática, lograron realizar teorías que mostraban un mejor manejo del espacio.
En relación a esto se puede decir que los giros en el campo arquitectónico no son
hechos aislados de su contexto histórico y filosófico dentro del cual se desarrollan. Esta
reconfiguración intelectual renueva la relación entre el espacio y su concepción, pero
también a cómo se experimenta. De esta manera son dos los términos que engloban la
percepción del espacio: la forma y la estructura. La forma se percibe a través de la
misma experiencia y se construye a partir de elementos visuales. Las experiencias
espaciales, están compuestas por la experiencia de la visión cercana y lejana, donde
por ejemplo en la cercana una sucesión de movimientos focales es la encargada de
crear la tridimensionalidad. Aún así, la profundidad de los objetos está constituida por
múltiples sensibilidades, y la visión está compuesta por la percepción y la emoción.
Esta complementariedad de los sentidos al momento de construir la percepción del
espacio hizo que el campo arquitectónico se preguntará nuevas formas de jugar con el
espacio.
Por otra parte, la estructura se construye con un proceso cognitivo y se construye con
elementos hápticos, es decir con a través del uso del cuerpo. Respecto a esto Gibson
dice que la tridimensionalidad sólo se puede componer gracias a la visión y a la
motricidad o la exploración. De esta manera, la arquitectura moderna considera que el
hombre debe participar en el espacio, y que el ser humano se enfrenta a nuevos
desafíos como crear el pasado, es decir la historia. Y no obstante la arquitectura
moderna está llena de imágenes, en esta sobresale la experiencia táctil.