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RELIGIÓN, CULTURA Y VALORES

Profesora: Leonor Rodríguez Domínguez

TEMA 1
EL HECHO RELIGIOSO

CURSO 2018-19

Programa de “Teología católica y su pedagogía”


para la obtención de la Declaración Eclesiástica de
Competencia Académica (DECA)
en Educación Infantil y Primaria
Curso Académico
2018 | 2019

BLOQUE I: EL HECHO O FENÓMENO RELIGIOSO

Introducción

La religión ocupa un puesto central en la vida de los hombres de todos los tiempos. Ella
ofrece una respuesta al problema del origen y del destino de la humanidad, responde a la gran
incógnita de la existencia del mal y de la muerte y se constituye como una de las claves
fundamentales de interpretación de la actividad humana, ya sea ética, social, individual, etc.

Incluso cuando una cultura pasa por un momento de crisis religión y valores, surge la
aspiración religiosa con más fuerza y claridad. Se puede constatar en la cultura occidental:
muchos que han abandonado la fe de sus padres, que dicen no creer en Dios, se abandonan a
las creencias más extravagantes, a los brujos tecnócratas, a las ideologías, consultan los
horóscopos, caen en las redes de las sectas...1.

En este bloque de la asignatura nos adentramos en el estudio del fenómeno religioso.


La religión es un hecho con una clara dimensión cultural y a la vez se constituye como el
corazón de la cultura, pues el hombre, a través de la expresión cultural busca dar en última
instancia una respuesta satisfactoria al interrogante más profundo: su destino último. Y la
respuesta del hombre es, en definitiva, la expresión religiosa. Esta dimensión de la cultura
humana da prueba inequívoca de que el hombre es un ser que trasciende la esfera animal para
establecerse en el mundo del espíritu.

Nuestro estudio de la religión lo haremos desde una perspectiva fenomenológica. Para


establecer los rasgos comunes a todas las religiones se echará mano de las diversas ciencias
que se ocupan de la religión (sociología, psicología religiosa, etnología, etc.). Este estudio nos
permitirá clasificar los diversos aspectos de la religión en vistas a una visión comprensiva y
sintética del fenómeno religioso.

Este bloque lo trataremos en dos temas con estos cinco apartados:

Tema 1:
I. El fenómeno religioso, ¿es universal?

II. La fenomenología de la religión. La definición de la religión.

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Tema 2:
III. Lo sagrado. El Mysterim

IV. La expresión religiosa

V. Las principales religiones en la actualidad

Objetivos:

En esta unidad se pretende que el alumno:

1. Descubra la amplitud y la trascendencia del estudio del fenómeno o hecho religioso.


2. Comprenda que la religión es un fenómeno propiamente humano.
3. Sepa en qué consiste el método fenomenológico y cómo se aplica a la religión.
4. Pueda definir la religión y distinguirla de otras formas de expresión humanas y de otras
formas pseudo religiosas que no son auténtica religión.

Contenidos:

1a parte: El fenómeno religioso, ¿es universal?

1. La pregunta acerca de la religión.


A. El subjetivismo y la crítica teórica.
B. La preocupación por los orígenes.

2. La aportación de las ciencias positivas.


A. Etnología y arqueología.
B. Literatura y arte.
C. Historia.

2ª parte: La fenomenología de la religión y definición de la religión


3. La fenomenología de la religión.
A. Qué es la fenomenología y cuál es su método
B. Tesis de Mircea Eliade

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4. La definición de la religión.
A. Etimológica.
B. Descriptiva.
C. Fenomenológica.

5. Una religión puede pervertirse


A. El fundamentalismo religioso.
B. La desacralización.
C. La idolatría.
D. Las sectas religiosas.

1. La pregunta acerca de la religión

A lo largo de la historia siempre ha estado presente la preocupación por descubrir los


orígenes de la religión: ¿desde cuándo el hombre es religioso? ¿Lo es por naturaleza o la
religión es una invención humana, un producto cultural?

Los grandes filósofos de la antigüedad clásica, desde Tales de Mileto, Parménides y


Heráclito hasta Platón y Aristóteles, hablaron del tema de la religión. La consideraban implícita
o explícitamente ligada a la naturaleza del hombre. Tampoco faltaron pensadores que criticaron
el sistema religioso de su tiempo. Criticaron las formas en que se expresaba la religión, pero
no negaban esta dimensión trascendente del hombre.

La negación sistemática y absoluta de una dimensión sobrenatural vino más adelante y


llegó a su cima durante el siglo XIX.

A. El subjetivismo y la crítica teórica.

En el siglo XVIII, Kant sostuvo que Dios escapa a las categorías humanas, a la ciencia
pura. Según él no se puede conocer. ¿Cómo podemos conocer a Dios? Lo único que el hombre
puede hacer es ser bueno cumpliendo una serie de preceptos y normas. El creyente, por tanto,
es el que se comporta de una manera buena, el que cumple sus deberes humanos y los preceptos
morales. Dios queda reducido a los límites de la razón y la religión se reduce a un código de
conducta. Hegel llevaría a sus últimas consecuencias este subjetivismo kantiano.

En el s. XIX y principios del XX, los así llamados “autores de la sospecha” hicieron
una dura crítica de la religión. En el fondo, la religión sería una mera consolación del hombre
por aquello que no puede alcanzar por sí mismo; entonces, el hombre inventa un ser superior

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en el que pone su confianza. Sobresalen los siguientes autores: Marx2, Freud3, Feuerbach 4,
Nietzsche5.

B. La preocupación por los orígenes.

Durante este mismo periodo (s. XIX-XX) destaca la preocupación por los orígenes de
la religión. Algunos autores, apoyándose en distintas tesis, llegaron a la conclusión de que el
hombre sería en un principio arreligioso y la religión, un fenómeno no universal, sino más bien
un producto accidental del primer estado de la evolución social del hombre, un apéndice que
poco a poco iría desapareciendo.

Veremos muy brevemente cuatro de estas propuestas6.

La mitología natural. Max Müller 7


Según esta escuela, los dioses no son otra cosa que las cualidades o atributos
que se han asignado en un principio a los fenómenos naturales sorprendentes (la fuerza
de los truenos, el esplendor de los rayos, la devastación de los terremotos, etc). De este
modo cuando, por ejemplo, el primitivo veía un volcán en erupción atribuía a éste el
adjetivo de poderoso. Este atributo con el paso del tiempo se personificaba y se
convertía en la mente del primitivo en el Poderoso, un ser sobrenatural con la
característica de la potencia.

El animismo. E. B. Tylor8
Para Tylor el elemento más común a todas las religiones era la creencia en seres
espirituales. Esta creencia surgiría de la experiencia que el hombre hace de su dualidad
alma-cuerpo. Esta alma sobrevive a la muerte y sigue actuando benéfica o
negativamente en el mundo de los vivos. Esta dualidad alma-cuerpo no se aplica sólo
al hombre, a los espíritus de los muertos, sino también a las cosas del mundo, la
naturaleza, los fenómenos ambientales, etc. El hombre primitivo habría sentido la
necesidad de venerar estos espíritus para salvarse de cualquier daño que éstos le
pudiesen infringir, dando así origen a la religión.

2
Karl Heinrich Marx, economista, filósofo y periodista revolucionario alemán de origen judío
3
Sigmund Freud, médico neurólogo austriaco de origen judío, padre del psicoanálisis.
4
Ludwig Andreas Feuerbach, filósofo alemán, antropólogo, biólogo y crítico de la religión. Es considerado el
padre intelectual del humanismo ateo contemporáneo, también denominado ateísmo antropológico.
5
Friedrich Wilhelm Nietzsche fue un filósofo, poeta, músico y filólogo alemán, considerado uno de los
pensadores contemporáneos más influyentes del siglo XIX
6
Sigo en esta parte la síntesis elaborada por J. Martín Velasco op. Cit., págs. 25 y ss.
7
Cfr. M. Müller, Introduction to the science of religion, London, 1873; Natural Religion, London, 1889
8
Cfr. E. B. Tylor, Primitive Culture, 2 vol. London, 1871

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La magia. J. G. Frazer9
Según esta corriente, en la historia del hombre se habrían dado tres estadios: el
mágico, el religioso y el científico. La magia es una actitud emparentada con la ciencia
y diametralmente opuesta a la religión. Tanto la ciencia como la magia están basadas
en la convicción de unas leyes que, una vez descubiertas, pueden ser manejadas por el
hombre. La religión, por el contrario, sería la creencia en un mundo sometido al
capricho de los espíritus. Ahora bien, cuando el hombre descubre su incapacidad de
dominar la naturaleza mediante la magia, se abraza a la religión. Según éstos cuando el
hombre descubra las leyes de la naturaleza, no mediante la magia, sino mediante la
ciencia, abandonará la religión.

En resumen,
1. Estas escuelas aplicaban un método evolucionista: veían el hecho religioso como
un dato natural al que se podrían aplicar las mismas leyes de la evolución de las
realidades naturales.
2. La religión sería un producto cultural del hombre y este producto cultural apareció
en una época determinada de la historia.
3. La religión pertenece al primer estadio mítico de la humanidad, provisorio y
primitivo, que dejará paso al estadio metafísico y finalmente al estadio definitivo,
que es el científico.

El monoteísmo primitivo de W. SchmidtW10


W. Schmidt se opuso a estas corrientes con su método histórico y monoteísmo
primitivo Schmidt partió de la convicción de que el hecho religioso es una realidad humana
y, por tanto, histórica. Basado en una abundante documentación descubrió que en todos
los círculos de cultura primitiva aparece la figura del ser supremo, aunque con diversa
fuerza. Esta observación le llevó a postular la tesis de que hubo una revelación primitiva
de la que se derivarían las demás formas religiosas. Esta explicación es interesante pero se
puede replicar que muchos pueblos mantienen la existencia de un ser supremo junto a
numerosos dioses menores; y la revelación primitiva no es demostrable científicamente.

Estas teorías han quedado superadas con el progreso en los estudios de la religión
porque a fin de cuentas resulta científicamente imposible determinar cuál es la forma primera
y originaria de religión. La respuesta a la pregunta: ¿cuándo “comenzó” el hombre a ser
religioso?, no se puede dar de modo definitivo. Sólo sabemos que siempre que se han hallado
indicios de vida humana inteligente, allí ha habido indicios de simbolismo religioso.
9
Cfr. J. C. Frazer, The Golden Bough, MacMillan and Co. London, 1932
10
Cfr. W. Schmidt, Handbuch derr Vergleichenden Religionsgeschichte, (ed. Española: Manual de Historia
comparada de las religiones, Madrid, 1941).

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2. La aportación de las ciencias positivas11

En el estudio filosófico sobre la religión nos es de mucha utilidad la aportación de otras


ciencias que se ocupan del fenómeno religioso. Veremos sumariamente lo que estas ciencias
nos dicen sobre los restos que han dejado los primeros hombres, cómo se ha expresado la
religión en la literatura y el arte y qué relación existe entre religión e historia.

A. Etnología religiosa y arqueología

La etnología religiosa es una ciencia subordinada a la antropología que estudia las


creencias y cultos de los pueblos. Cuando se habla de pueblos nos referimos a los grupos
humanos que fundan su unidad en una parentela común o por elementos culturales comunes.

La arqueología es el estudio de los restos, las ruinas y los monumentos de las culturas
antiguas. Es, pues, una parte de la historia que trata, no de acontecimientos, sino de objetos
materiales.

En nuestra investigación tenemos que remontarnos al Paleolítico o Edad de la piedra


antigua. Se estima que este periodo duró alrededor de dos millones de años y terminó hacia el
9 mil a. C. En este intervalo de tiempo
nació el homo sapiens. Las señales de
religiosidad explícita y evidente se
remontan sin embargo, a 50 mil años a.C.
Entre los 35 y 9 mil años a. C. hay un
grande desarrollo artístico. De este periodo
son las grandes pinturas rupestres de
Altamira y Cogull (España), y Dodogne
(Francia), entre otras.

De estos milenios no tenemos más


que pinturas, osamentas, sepulcros,
arreglos funerarios y utensilios de piedra.
No poseemos testimonios escritos, no
sabemos por tanto cómo se desarrolló la
religiosidad de estos primeros hombres.

11
Para un estudio más profundo del tema remitimos al lector a M. Eliade, Historia de las creencias y de las ideas
religiosas, Cristiandad, Madrid, 1978; o la obra de A. C. Bouquet, Comparative Religion, Penguin Books ltd.,
Middlesex, 1961.

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Sin embargo, podemos descubrir en estos testimonios la presencia de un simbolismo que va


más allá de la mera utilidad del momento. P.ej. las sepulturas con la cabeza mirando a oriente
y el uso del ocre rojo como simbolismo de la sangre. De los arreglos funerarios (modos de
adornar las tumbas), y del hecho mismo de sepultar a los muertos, podemos deducir la creencia
en una existencia más allá de la muerte. Las pinturas de las cavernas también nos hablan de un
simbolismo: la disposición claramente determinada de los animales en las paredes de una
caverna de difícil acceso y sin luz, nos deja entrever que se trataba de verdaderos santuarios
rupestres. Existió, por tanto, un simbolismo claramente sagrado de las representaciones
pictóricas en las cavernas. Hubo un culto relacionado con los animales ligados a una mística
que muestra un alto grado de reflexión por parte del hombre primitivo. Los estudiosos de la
religión concluyen que la documentación actualmente disponible nos permite afirmar que el
hombre de la piedra conocía mitos relacionados con el origen del mundo, la fertilidad, la
creación, etc., y por tanto era un ser profundamente religioso.

Entre el 9 mil y el 3 mil a. C. se sitúa el Neolítico. El hombre pasó de la recolección y


la caza a la agricultura. Se formaron los primeros pueblos y se adoptó el modo de vida
sedentario. De este periodo son los grandes monumentos de piedra o megalíticos, como por
ejemplo el templo circular de Stonenhenge en Inglaterra. Predomina el culto a la fertilidad,
propio de las culturas agrícolas.

La religiosidad neolítica era una religiosidad cósmica, centrada en la renovación cíclica


de la naturaleza en las cuatro estaciones. Al final de este periodo aparecieron los primeros
escritos que expresaban fundamentalmente las concepciones religiosas del hombre primitivo:
una religiosidad arcaica que nos sirve para comprender el periodo neolítico anterior, pero que
está ya modificada e influenciada por la nueva civilización; es decir, por la mitología de la
Edad del hierro.

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Debemos afirmar, por tanto, que el


homo sapiens que apareció hacia el 30 mil a. C.
diseñaba grutas y refugios, modelaba la arcilla,
esculpía la piedra, practicaba diversos cultos y
llevaba a cabo ritos fúnebres. Este hombre de
las cavernas nos ha dejado abundantes pruebas
de un pensamiento religioso que va más allá de
la necesidad de la supervivencia. Allí donde
existen indicios de vida humana, existen
indicios de actividad religiosa. El hombre
religioso está radicado en la historia y ha dejado huellas de sus múltiples experiencias ya desde
el Paleolítico.

B. Literatura y arte
Para confirmar lo anterior se sabe que las mayores y más antiguas obras literarias son
de carácter religioso. Alrededor del siglo XII a. C. se compuso el poema cosmogónico Enuma
Elis con la intención de exaltar el dios babilónico Marduk, a la vez que da una explicación
religiosa del origen del cosmos. Yendo hacia oriente nos encontramos con el Rig-Veda, la
colección más antigua de los escritos Veda, compuestos entre los siglos XVIII y VII antes de
Cristo en las cercanías del Punjab, India. La mayor parte de estos himnos están dedicados a las
divinidades. En 1850 se descubrió la Épica de Gilgamesh, el mayor trabajo de la literatura
mesopotámica de profundo carácter religioso. Por lo tanto, ya en el segundo milenio antes de
Cristo, los testimonios escritos más antiguos muestran un alto desarrollo religioso y una visión
del mundo y del hombre basada e inspirada en la religión.

A los escritos antes mencionados hay


que añadir los testimonios escultóricos y
arquitectónicos que han ido saliendo a la luz
gracias a la arqueología. Ya desde el
paleolítico los hombres modelaron estatuillas,
pintaron las cavernas o santuarios y
construyeron edificios con una marcada
finalidad religiosa. Estos templos, santuarios
rupestres, etc. se encuentran esparcidos por los
cinco continentes y manifiestan gráficamente
la visión que tenían del cosmos, del universo sagrado y profano, de las diversas esferas de la
realidad. Ya hemos nombrado el templo circular de Stonenhenge en Inglaterra. Se podrían
nombrar además de éste, las pirámides egipcias o las mayas de Centroamérica, los templos de
Angkor Wat en Camboya, Borobudur en Indonesia, Ellora y Ajanta en la India, los zigurat

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babilónicos, entre otros.

Dada la monumentalidad de los templos y


santuarios, es necesario afirmar la importancia
que la religión ha tenido desde los inicios de la
civilización humana. La grandeza del templo
refleja, de alguna manera, el deseo de asegurarse
la protección de la divinidad en un determinado
lugar.

C. Historia

La historia de las civilizaciones está


marcada por la religión. Desde tiempos
inmemoriales la religión acompaña al hombre
a lo largo de su historia (visión diacrónica: a
través del tiempo) y en un momento
determinado de la misma en todas las culturas
(visión sincrónica).

Los avances, las conquistas, las


construcciones tienen la mayor de las veces
un claro carácter religioso. La religión se descubre a lo largo de la historia de los pueblos como
la fuerza unificadora de la cultura. Por este motivo es imposible comprender las grandes
culturas sin la concepción religiosa que éstas poseían. Se puede decir, en definitiva, que “el
corazón de cada cultura está constituido por su acercamiento al más grande de los misterios: el
misterio de Dios”12.

Ni la crítica teórica ni la violencia práctica han podido erradicar el fenómeno religioso


a lo largo de la historia.

3. La fenomenología de la religión

A. Qué es la fenomenología y cuál es su método

12
Juan Pablo II, discurso en la sede de la ONU el 5 de octubre de 1995

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El fenómeno religioso, como hemos visto, puede ser observado desde varias ópticas y
de acuerdo con diversos métodos de investigación (Sociología, Historia, Filosofía,
Teología…). Nosotros lo estudiaremos desde la fenomenología.

Fenómeno, del griego phainomenon, significa primariamente “lo que aparece” y es


sinónimo de manifestación o síntoma. De este modo hablamos de las manifestaciones que nos
descubren una causa que las produce; por ejemplo, cuando hablamos de los síntomas de una
enfermedad, nos referimos a un número de eventos específicos que nos hacen suponer la
existencia de una enfermedad determinada.

El fenomenólogo se interesa por los significados de los datos religiosos, es decir, busca
en esos datos el deseo del hombre de trascender lo temporal y tomar contacto con la realidad
última. Un fenomenólogo no es un arqueólogo: el arqueólogo encuentra un objeto, describe
cómo está hecho, su estructura, su datación, etc; mientras que el fenomenólogo es capaz de
descifrar la trascendencia de ese objeto.

Por tanto, la fenomenología es una ciencia interpretativa. Al mismo tiempo, es una


ciencia no normativa, puesto que no pretende dar juicios de valor sobre las diversas
manifestaciones religiosas. El método fenomenológico trata de hacer una lectura atenta y
objetiva, libre de prejuicios, de los fenómenos tal como se nos presentan13 y de buscar los
elementos generales comunes a todas las religiones.

B. Tesis de Mircea Eliade

El gran padre de la fenomenología moderna es Mircea Eliade. Eliade se centra en el


dato fundamental del hecho religioso: el encuentro con lo sagrado. Este encuentro con lo
sagrado es lo que define la experiencia religiosa, y no tanto el comportamiento que genera
dicho encuentro. Dios, lo divino, el Ser supremo, el Mysterium… es, por tanto, una realidad
que se puede conocer y experimentar. La tesis de Eliade trata de comprender la esencia y la
estructura de este encuentro del hombre con lo sagrado. Encuentro que se realiza en un espacio
y en un tiempo, que ha tenido lugar en distintos espacios y en distintos tiempos.

4. La definición de la religión

13
Cfr. B. Mondin, Il problema di Dio, E.S.D. 1999, pág. 18

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A. Definición etimológica

Si nos atenemos a la etimología y a las definiciones clásicas (Cicerón, Lactancio, santo


Tomás de Aquino), el término religión proviene del latín religio y puede venir de dos verbos
latinos: relegere o religare. Para los que acepten el término relegere, la religión será un releer
o considerar atentamente lo concerniente a los dioses. Como dice Cicerón: “aquellos que
vuelven diligentemente con el pensamiento, por así decir, como si repasaran lo que concierne
al culto de los dioses, se les llama religiosi legendo, de la misma forma que elegantes viene de
eligendos y de diligendo los diligentes y de inteligendo los inteligenti14.

Si se prefiere deducir el término del verbo latino religare, la religión será un hallarse
unidos y vinculados (religati) a Dios por este vínculo de la piedad15.

Santo Tomás de Aquino privilegia la segunda definición y hace de la religión una virtud
por la cual los hombres rinden el culto debido a Dios. El hombre religioso por excelencia es
aquel que se ofrece totalmente a Dios como holocausto16. La religión es la recta ordenación
del hombre a Dios.

Estas definiciones clásicas ponen en evidencia la relación que se debe establecer entre
el sujeto de la religión: el hombre religioso, y el objeto o fin al que se dirige: Dios, la divinidad.

B. Una definición descriptiva:

Podemos definir la religión de una forma descriptiva como un conjunto de símbolos


(ritos y mitos) y leyes con los cuales el hombre expresa su relación de sumisión a la
divinidad17. De acuerdo con esta definición de Battista Mondin, la religión es ciertamente un
sistema de creencias y prácticas, pero además y principalmente es una respuesta del hombre
que se expresa a través de diversas acciones encaminadas a acercar la trascendencia a su vida.

En esta definición están implicados los siguientes conceptos:


1º Un sujeto: el hombre religioso, dentro de una comunidad.
2º Unos actos determinados que se concretan en ritos, mitos, leyes, instituciones, etc.
3º Un objeto de veneración: Dios único, o multitud de dioses, espíritus, y en definitiva,
todo lo que esté ligado a la trascendencia.

14
De Natura deorum, II, 72
15
Cfr. Lactancio, Divinae institutiones, IV, 28
16
S. Theol. IIª II ae, q. 186, a. 1; In III Sent. d. 33, q. 3, a. 4.
17
Battista Mondin, Il problema di Dio, op. cit., pág. 39

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C. Una definición fenomenológica

¿Qué es la religión, más allá de su descripción externa? Juan Martín Velasco, desde la
fenomenología, define a la religión como una experiencia humana específica, originalmente
primaria, de relación con una realidad suprema o misteriosa que confiere sentido a la
propia vida, a la vida social y a la vida histórica.

Veamos brevemente los elementos de esta definición:

1º Una experiencia humana específica: sólo el ser humano, porque es racional y libre,
tiene la capacidad de entrar en un diálogo con lo absoluto. El hombre es capaz de conocer a
Dios. ¡Aquí entra su dignidad! La propia naturaleza del hombre le exige dirigirse al horizonte
trascendental del ser.

2º Originalmente primaria: absolutamente original –no en el sentido de “rara”, sino


del origen–, es decir, diversa de cualquier otra realidad o manifestación humana primaria. No
tiene relación de necesidad con cualquier otra realidad humana primaria (puede tenerla pero no
tiene por qué tenerla). La experiencia religiosa no deriva de otras experiencias humanas.

3º De relación: de comunicación, de encuentro. Es una vivencia profunda, una relación


que nace de la libertad del hombre. Es el encuentro de dos libertades: la divina y la humana.

4º Con una realidad suprema: con un Ser superior al ser humano, que lo trasciende
todo y que le hace “salir de sí”, trascenderse. Este Ser superior es quien tiene la iniciativa en
la relación, es el primero que se comunica; la religión es respuesta libre del hombre a esta
comunicación de lo divino, de Dios. Esta Realidad suprema no la elabora el hombre
mentalmente, sino que se le impone con una libertad absoluta. Porque ese Ser superior tiene
una cierta18 dimensión personal, es decir, no es algo abstracto, sino que aparece como un “tú”,
aunque el hombre no sea capaz de abarcarlo porque le sobrepasa.

5º Que da sentido a la propia vida, a la vida social y a la vida histórica: una relación
que no deja indiferente al ser humano sino que le exige una respuesta personal y activa, y que
le hace tener una visión de la realidad diversa. La religiosidad enraiza en el nivel interno de la
persona, ese santuario del alma, de la conciencia; pero por ser un elemento primario necesita
ser expresada. La religiosidad pone en juego todas las capacidades de la persona: la inteligencia

18
Decimos “cierta” porque no en todas las religiones la divinidad tiene el mismo carácter personal.

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para entender, la voluntad para adherirse, el corazón para amar, la creatividad y la corporeidad
para expresar, etc. Por eso, la religión es verdaderamente religión cuando llega a estructurar y
vertebrar la vida del hombre; si es algo indiferente en su vida, no será verdadera religión.
En la comparación con los animales se comprueba que en el hombre existen
determinados comportamientos como conocimiento, memoria o capacidad de reacción, que
pudieran tener elementos de semejanza con ellos, pero lo que hace al hombre un ser diverso y
distinto, donde no hay posibilidad de analogía, es respecto a lo que la religión significa para el
hombre; porque la religión es un fenómeno esencialmente humano (aunque no es lo único
esencialmente humano).

5. Una religión puede pervertirse

Hemos visto que la religión pone en relación al hombre y al Ser supremo o absoluto;
esta relación ha de ser recta, de lo contrario no es auténtica religión, sino que puede dar lugar
al fundamentalismo, la desacralización o la idolatría.

A. El fundamentalismo religioso

Se basa en la interpretación literal de los textos sagrados y en el estricto cumplimiento


de sus leyes o normas, cerrándose a la razón, la interpretación, incluso a valores esenciales de
la persona humana. “Lo divino”, por así decir, aplasta a lo humano.

B. La desacralización

Nace del efecto contrario: es una vivencia de lo divino tan desdibujada, que lo sagrado
no tiene relevancia sino que tiene más relevancia lo profano. El hombre apenas hace referencia
en su vida al Ser Absoluto.

C. La idolatría

Consiste en poner en el lugar del ser absoluto algo o a alguien que no es absoluto, como si
lo fuera (una cosa, un ser inferior al Absoluto, una ideología, el dinero, el poder, el placer, etc.).

D. Las sectas religiosas

Tampoco hay que confundir una religión auténtica con un grupo sectario o pseudo religioso
en los que están desviados uno o varios elementos implicados en la recta relación hombre-Dios.
(Cfr. Material de apoyo: cuadro con elementos que diferencian una religión de un grupo
sectario; presentación audiovisual sobre las sectas).

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Conclusiones:

A lo largo de la historia siempre ha estado presente la preocupación por descubrir el


origen de la religión. Sabemos que cada vez que se encuentran indicios de vida humana
inteligente, aparecen también indicios de simbolismos religiosos.

En el estudio filosófico de la religión es importante resaltar el aporte de otras ciencias


que se encargan del fenómeno religioso, las cuales demuestran que la religión acompaña al
hombre en el curso de su historia (visión diacrónica) y en un momento determinado de la misma
historia (visión sincrónica). La visión que aporta la fenomenología se centra en el hecho
objetivo del encuentro del hombre con lo sagrado; no pretende hacer juicios de valor sobre las
distintas manifestaciones religiosas, sino buscar los elementos generales comunes a todas las
religiones.

Desde la fenomenología, podemos definir la religión como una experiencia humana


específica, originalmente primaria, de relación con una realidad suprema o misteriosa que
confiere sentido a la propia vida, a la vida social y a la vida histórica.

Esa recta relación del hombre y Dios, que es la Religión, puede pervertirse dando lugar
al fundamentalismo, la desacralización o la idolatría. Atendiendo a estas posibles desviaciones
podemos distinguir una auténtica religión de un grupo sectario o pseudo religioso.

Vocabulario:

Conciencia religiosa: conciencia es el saber algo dándose cuenta de que se sabe. La conciencia
religiosa es, por tanto, la experiencia que el hombre tiene de la realidad que lo trasciende y que
se constituye como objeto de la religión.

Fe: es la virtud por la cual se acepta una verdad no por la evidencia de la misma sino por la
autoridad del que la trasmite. Aunque esté en relación, sin embargo, la fe no se identifica con
la creencia. Ésta última tiene más que ver con las conjeturas, a las que el hombre se adhiere
provisoriamente al no tener la certeza que proviene de la evidencia. La fe teologal es la virtud
que se recibe en el bautismo por la cual aceptamos con firmeza aquello que Dios ha revelado.

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Fundamento: lo que sirve de base. Son los principios evidentes sobre los que se construye la
ciencia o la certeza humana.

Homo religiosus: es el hombre que vive la experiencia religiosa.

Método: en términos esenciales es el camino que se ha de recorrer para llegar a un objetivo.


Las diversas ciencias se sirven de métodos específicos para estudiar sus objetos propios. Así
las ciencias naturales se sirven del método experimental, la filosofía del método argumentativo,
la matemática del método analítico.

Objetividad: se opone tanto a la subjetividad, como a la falsedad. Objetivo es aquello que es


conforme al objeto, que dice lo que el objeto es, evitando las deformaciones del punto de vista
del sujeto. Una objetividad absoluta, sin embargo, es imposible, pues todo sujeto contempla el
objeto desde su punto de vista y por tanto, captando más unos aspectos que otros.

Proprium: un “propio” es una característica que compete a un objeto por su misma naturaleza
y que por lo tanto no se encuentra en otras especies. Así la compasión, por ejemplo, es una
característica que se encuentra sólo en el hombre.

Revelado (revelación): la revelación es la amorosa comunicación de Dios y su misterio para


hacerlo partícipe de la redención. Lo que Dios ha revelado está contenido en las Sagradas
Escrituras y en la Tradición viva de la Iglesia.

Trasciende (trascendencia): aquello que trasciende se entiende como la realidad que está por
encima del mundo material; es decir, el mundo espiritual.

Universalidad: es la cualidad por la cual un determinado fenómeno se verifica en todos los


casos. Así la religiosidad se da en todos los hombres de todas las épocas, aunque no siempre
se dé en modo explícito y consciente.

Religión, Cultura y Valores – tema 1 – pag. 16


Curso Académico
2018 | 2019

Autoevaluación o preguntas guía:

1. Sintetiza brevemente las diversas respuestas a la pregunta acerca de la religión en los siglos
XVIII, XIX y principios del XX.

2. ¿Cuál es la conclusión a la que se llega después de estudiar la religiosidad de los primeros


hombres?

3. ¿Qué relación se puede establecer entre religión e historia?

4. ¿Por qué la religión es un fenómeno propiamente humano y no animal o vegetal?

5. ¿Qué es la fenomenología de la religión y cuál su método?

6. ¿Cuál es punto central de la tesis de Mircea Eliade?

7. Define la religión etimológicamente y di en qué sentido usan el término Cicerón y santo


Tomás de Aquino.

8. Explica la definición de religión que da Juan Martín Velasco desde la fenomenología.

9. Explica cómo puede pervertirse la recta relación hombre-Dios.

Religión, Cultura y Valores – tema 1 – pag. 17

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