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SALA TERCERA DE DECISIÓN LABORAL

AUDIENCIA DE JUZGAMIENTO

Medellín, dos de julio de dos mil veinte

S18-268
Proceso: ORDINARIO LABORAL- APELACIÓN
Demandante: PABLO EMILIO ARANGO RIOS
Demandado: COLPENSIONES
Radicado No.: 05001-31-05-006-2017-00721-01
Tema: pensión invalidez
Decisión: REVOCA ABSOLUCIÓN

La Sala Tercera de Decisión Laboral del Tribunal Superior de Medellín, conformada por los
Magistrados LUZ AMPARO GÓMEZ ARISTIZABAL, MARTHA TERESA FLÓREZ SAMUDIO y
como ponente ORLANDO ANTONIO GALLO ISAZA, procede a resolver el recurso de apelación
formulado por la parte actora dentro del proceso de la referencia.

En los términos del poder allegado, se reconoce personería al Doctor HÉCTOR LEONEL
ARISTIZÁBAL MARÍN, identificado con C.C. 1.022.096.010 y T.P. 264.290 del CS de la J. del
C.S. de la J., para que continúe representando los intereses de Colpensiones de acuerdo a la
sustitución realizada por la Dra. VICTORIA ANGÉLICA FOLLECO ERASO.

El Magistrado del conocimiento, doctor ORLANDO ANTONIO GALLO ISAZA, declaró abierta la
audiencia. A continuación la Sala, previa deliberación sobre el asunto, como consta en el ACTA
14 de discusión de proyectos, adoptó el presentado por el ponente, el cual quedó consignado en
los siguientes términos:

1. SÍNTESIS FÁCTICA y ANTECEDENTES


1.1. LO PRETENDIDO

Solicita el demandante el reconocimiento de la PENSIÓN DE INVALIDEZ junto con las mesadas


adicionales, los intereses moratorios regulados en el art. 141 de la Ley 100 de 1993 y las costas
del proceso.
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1.2. PARA FUNDAMENTAR SUS PRETENSIONES, EXPUSO LOS SIGUIENTES HECHOS:

 Que el día 28 de abril de 2017, mediante derecho de petición, solicitó a Colpensiones,


entidad a la que se encuentra afiliado, el reconocimiento de la pensión deprecada, solicitud
radicada bajo el Nro. BZ2017- 4351072 el 2 de mayo del mismo año.
 Que acudió a las instalaciones de COLPENSIONES averiguando el estado en que se
encontraba el trámite, entidad que le indicó que debía presentarse a Medicina Laboral para la
calificación de su merma de capacidad laboral, solicitud radicada con el numero BZ2017-
5139274, lo que a la fecha no ha sucedido.
 Que padece una merma considerable de su capacidad laboral, calificada en un 55.20%, con
fecha de estructuración del día 2 de julio de 2015, de origen común, según dictamen
realizado el 30 de enero de 2017 por la Facultad Nacional de Salud Pública, Área de Salud
Ocupacional, de la Universidad de Antioquia.
 Que tiene las semanas suficientes, con anterioridad al 2 de julio de 2015, para disfrutar de su
pensión de invalidez.
 Que nació el día 8 de diciembre de 1951.

1.3. CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA

Controvirtió COLPENSIONES el derecho pretendido e indicó frente a los hechos que no le


constaban la mayoría, precisando que el demandante no tenía derecho al reconocimiento y pago
de la pensión de invalidez, dado que NO reunía los requisitos necesarios para acceder a la
misma conforme los parámetros establecidos en el art. 41 de la Ley 100 de 1993, al no haber
agotado el trámite correspondiente ante la entidad, pudiendo apelar la decisión para ser calificado
por las juntas de calificación de invalidez. Añade que la Facultad Nacional de Salud Pública de la
Universidad de Antioquia NO es una entidad competente para la emisión del dictamen inicial
ordenado en la normatividad en mención, por tanto no podía tenerse en cuenta el mismo para el
reconocimiento de la prestación.

1.4. DECISIÓN PRIMERA INSTANCIA

Mediante sentencia proferida el 30 de noviembre de 2018, el Juzgado Sexto Laboral del Circuito
de Medellín ABSOLVIÓ a COLPENSIONES de la totalidad de pretensiones incoadas en contra.

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Condenó en costas al demandante y solidariamente a su apoderado, fijando como agencias en


derecho la suma de $1.100.000.

Dentro del término concedido por la ley, la parte actora interpuso y sustentó recurso de apelación.

2. ARGUMENTOS DEL JUEZ

Expuso que el demandante NO cumplió el trámite legal requerido para obtener la calificación de
su estado de invalidez por una de las entidades autorizadas por el sistema, sin que para el caso
fuera competente la Facultad Nacional de Salud Pública de la Universidad de Antioquia, de ahí
que al no haber acreditado dicha condición, no le era dable acceder a la pensión de invalidez, ni
le era oponible a Colpensiones el dictamen allegado.

Precisó que según el carácter de la prestación que se pretenda, se acudía bien ante la entidad
prestadora del servicio de salud, las administradoras de pensiones o de riesgos profesionales, y
en caso de inconformidad resolvía en primera instancia la junta regional y en segunda instancia la
junta nacional, procedimiento que no se surtió, pese a que Colpensiones le indicó de manera
clara y precisa al afiliado la entidad a la que se debía acercar para efectos de ser calificado, así
como el horario de atención y los documentos requeridos, aunado a que a voces de lo expuesto
en el interrogatorio, el actor se presentó a lugar disímil, apartándose de los procedimientos
previamente regulados, tanto así que ni siquiera se apegó a los formularios prestablecidos para
elevar alguna solicitud, pues envió fue un derecho de petición a la administradora solicitando el
reconocimiento de la pensión de invalidez, aunque ello no fue óbice para que la entidad le
indicara de manera expresa el trámite requerido para obtener la calificación.

Concluyó que el demandante se sustrajo de sus deberes y actuó según sus particulares
consideraciones, reprochando además la conducta del apoderado, que estimó de irresponsable,
al inducir a su representado a desconocer el conducto legal para ser calificado, alargando la
imposibilidad del asegurado de acceder las prestaciones que otorga el sistema, por lo que
consideró procedente condenar solidariamente al abogado al pago de las costas.

3. APELACIÓN DE LA PARTE ACTORA

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Presentó reparos al análisis procedimental realizado por la falladora, tomando como una
confesión del accionante el hecho de que no hubiera ido a reclamar al lugar referenciado por la
entidad, desconociendo el despacho que la realidad era muy distinta por cuanto ello sí sucedió y
en forma insistente durante más de 4 meses como la propia hija lo podía corroborar, no dentro de
este proceso pero sí por fuera de él, reiterando que la ausencia de calificación no era por falta de
asistencia a determinada sede.

Aduce que la situación del accionante incluso le imposibilita expresarse elocuentemente, porque
sí fue a la sede y se cansó de rogar e insistir, encontrándose ante las talanqueras que le puso la
demandada, pasando 4 meses sin que se efectuara o se facilitara el trámite para la calificación, y
es que estábamos acostumbrados a que ello fuera rogado cuando debía ser el Estado el llamado
a facilitar los trámites.

Insiste en que hay una indebida valoración de los hechos y de las pruebas, pues incluso había
agotado la reclamación de la que trataba el art. 6 del CPT y la SS. Aunado a ello, refiere que el
demandante cumplía con todos los requisitos para acceder a la prestación y en todo caso el
despacho contaba con la facultad de practicar en forma oficiosa el dictamen ante la entidad, así
como lo hizo con el interrogatorio de parte, por demás no conducente.

Finalmente solicita que se revoque la decisión y en segunda instancia se utilicen dichas


facultades oficiosas, en atención a la palpable situación del actor.

4. ALEGATOS:

4.1. PARTE ACTORA

Señaló que con un grado incuestionable de certeza, mediante documentos y dictamen pericial
idóneo, se demostró que el demandante tenía una merma de capacidad laboral superior al 50%,
así como la fecha de estructuración, el origen de su incapacidad y que contaba con 50 semanas
cotizadas a la AFP en los tres años anteriores contados a partir del estado de invalidez.

Frente al dictamen pericial señaló que tras un arduo desgaste y agotadora labor para que
Colpensiones calificara al actor, no tuvo opción diferente a acudir a la Universidad de Antioquia
para que a costa de su propio peculio lo evaluara, dado que a través de la AFP ello nunca se

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llegó a lograr, dictamen que en todo caso gozaba de presunción de legalidad y era el soporte
principal para que se pudiera dictar sentencia condenatoria.

Respecto al control de legalidad, indicó que el juez de conocimiento tenía las herramientas
necesarias, antes de trabar la Litis, para controlar la legalidad, la pertinencia y conducencia de los
medios de prueba que el actor quería hacer valer con su escrito de demanda. Que si el operador
por cualquier motivo o circunstancia la admitía, incurriendo en presuntos errores de
procedimiento o valoración, la ley le daba la oportunidad de sanear y adecuar antes de llegar a la
etapa de proferir sentencia. Que lo que se puede sanear y se deja pasar, quiere decir que el juez
lo quiso convalidar.

Es así como considera que no es jurídicamente posible argumentar en la etapa decisiva para
proferir sentencia, que una prueba que tuvo control directo del juez en etapas previas, pudiera ser
atacada o descalificada en el fallo, atentando así con el principio universal de la preclusión,
configurándose un grave error de tipo procesal que no podía ser justificado al proferir la sentencia
salvo que se decretara una nulidad como remedio para enderezar el procedimiento

4.2. PRESENTADOS POR COLPENSIONES

Solicitó que se confirmara la determinación adoptada en primera instancia, toda vez que revisado
el expediente pensional no se evidenciaba calificación de pérdida de capacidad laboral del
demandante, quien argumentaba que padecía una merma 55.20%, con fecha de estructuración
del 02/07/2015, de origen común, según dictamen emitido por la Facultad Nacional de Salud
Pública, Área de Salud Ocupacional de la Universidad de Antioquia. Al respecto, citó el contenido
del artículo 142 del Decreto 019 de 2012, a través del cual se regulaba lo pertinente a la
calificación del estado de invalidez.

Por último señaló que NO era de recibo que el apoderado de la parte demandante pretendiera
darles efectos jurídicos al dictamen expedido por la Facultad de Salud Pública de la Universidad
de Antioquia cuando la ley determinó expresamente que los únicos facultados para calificar la
pérdida de capacidad laboral son en primera oportunidad la Administradora Colombiana de
Pensiones, las Administradoras de Riesgos Profesionales - ARP, las Compañías de Seguros que
asuman el riesgo de invalidez y muerte, y las Entidades Promotoras de Salud EPS; en primera
instancia las Juntas Regionales de Calificación de Invalidez del orden regional y en segunda y
última instancia la Junta Nacional de Calificación de Invalidez.

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5. DETERMINACIÓN DEL PROBLEMA JURÍDICO EN ESTA INSTANCIA

De los argumentos esbozados por la Juez de primer grado en la providencia y lo señalado en la


apelación y en los alegatos, a juicio de la Sala el análisis inicialmente se contrae a determinar si
el no sometimiento del demandante a las entidades administrativas determinadas por la ley para
dictaminar la pérdida de capacidad laboral, el origen y la fecha de estructuración, impide que se
valore el allegado con la demanda y proferido por la Facultad Nacional de Salud Pública de la
Universidad de Antioquia para efectos de examinar si es procedente el reconocimiento de la
pensión de invalidez.

En caso afirmativo, se establecerá a partir de cuándo, estudiándose además la viabilidad de los


intereses moratorios consagrados en el artículo 141 de la Ley 100 de 1993.

6. CONSIDERACIONES

Sea lo primero recalcar algunos hechos cronológicamente:

1. Que el 30 de enero de 2017 el señor Pablo Emilio Arango Ríos fue calificado por la
Facultad Nacional de Salud Pública de la Universidad de Antioquia con una pérdida de
capacidad laboral del 55.20%, de origen común y estructurada desde el 2 de julio de
2015, fecha en la que evidenció lumbago con ciática, siendo esta una de las patologías
que motivó la calificación además de la disfunción de una extremidad superior por
alteración del SNC (cerebro o médula), deficiencia por trastornos de postura y marcha,
deficiencias por rangos de movilidad del hombro, aunado a la ya mencionada deficiencia
de la columna lumbar, siendo estas las que fueron objeto de la calificación, aunque
existían más patologías que engrosaban el diagnóstico motivo de la aludida calificación
(cataratas, hemorroides).

2. Que el 28 de abril de 2017, es decir, tres meses después de surtida la calificación,


entregada el día 17 de ese mes y año al demandante (fl. 29), aquel solicitó a
Colpensiones el reconocimiento de la pensión de invalidez, derecho de petición en el que
en parte alguna mencionó la existencia de la calificación aludida, solicitud que en todo
caso NO fue resuelta de fondo dado que mediante misivas que datan del 2 y 19 de mayo
de ese año, Colpensiones expresamente señaló, de un lado, que era necesario gestionar
correctamente la solicitud a través del diligenciamiento de los formularios establecidos

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para ello y radicarlos en uno de los puntos de atención de la entidad, y de otro lado, que
para continuar con el trámite debía presentarse a la sede de ASALUD más cercana en
los horarios y con la documentación que referencia (copia del documento de
identificación e historia clínica completa o epicrisis que incluyera valoraciones de
especialistas tratantes y exámenes complementarios de acuerdo a las patologías).

Bajo este panorama, es claro para la Sala que el demandante pretende a través del presente
proceso acceder a la pensión de invalidez con sujeción al dictamen que en forma particular se
realizó, relatando que múltiples fueron las trabas administrativas a las que se enfrentó en aras de
obtener el ordenado por Colpensiones, conforme lo relatado no sólo en el líbelo genitor, sino
además lo expuesto por el recurrente en consonancia con lo indicado por el señor Pablo Emilio
Arango en el interrogatorio de parte absuelto cuando adujo que nunca fue capaz de conseguir la
cita con dicha entidad, pues para ello era necesario que su EPS le expidiera la correspondiente
orden, consultando en múltiples oportunidades en MEDIMAS de Bello, llamaba y no obtenía
nada. Acepta que el abogado le dijo que necesitaba una calificación de pérdida de capacidad
laboral y que estuvieron bregando un poco de días y no, que no estaba disponible el médico para
la calificación, que eso le decían en la EPS, que entonces por recomendación de su apoderado
se presentó a la Universidad de Antioquia tras bregar como 4 meses con lo de la cita y la orden
para presentarse en ASALUD, donde nunca fue con los documentos requeridos por
Colpensiones.

Ahora, aunque el recurrente expone que vago es el recuerdo del demandante, quien múltiples
veces y en forma infructuosa intentó directamente en la sede en mención obtener la calificación,
lo cierto es que para esta Magistratura no resulta congruente su relato con lo acontecido
cronológicamente, pues la calificación realizada por la Facultad Nacional de Salud Pública se
efectuó con antelación no sólo a la reclamación de la pensión de invalidez sino además a la
respuesta que en tal sentido emitió Colpensiones cuando remitió al asegurado a una entidad
calificadora. En otras palabras, se apreciaría veracidad en la tesis en mención si la calificación
por lo menos se hubiese efectuado con posterioridad a la remisión a ASALUD, pero no fue ello lo
que aconteció.

Valga aclarar en éste punto que la Sala es conocedora de la competencia que por Ley se asignó
a Colpensiones para determinar en una primera oportunidad la pérdida de capacidad laboral,
calificar el grado de invalidez y el origen de la contingencia de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 142 del Decreto Ley 019 de 2012, concepto que a su vez sirve de fundamento para que
las entidades que administran el Sistema de Seguridad Social decidan sobre el reconocimiento y

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pago de determinadas prestaciones económicas, pues incluso un juez no estaría facultado para
dictaminar en forma definitiva y sin el apoyo de especialistas en la materia, asuntos tan técnicos
que apareja determinada patología, toda vez que es un hecho que debe ser establecido
científicamente, lo que claramente escapa al resorte de las competencias de un operador jurídico.

De existir discrepancias puede acudirse a las Juntas de Calificación de Invalidez, quienes


conocen en primera y segunda instancia respectivamente, y su dictamen que debe contener los
fundamentos de hecho y de derecho para su expedición, analizando los sucesos que dieron lugar
a la causación de la enfermedad o accidente según sea el caso, indicando las circunstancias de
tiempo, modo y lugar respectivas, examinando además el DIAGNÓSTICO CLÍNICO de carácter
técnico-científico soportado en la historia clínica y ocupacional, con las ayudas de diagnóstico
requeridas de acuerdo con la especificidad del problema, en cumplimiento de lo establecido en el
MUCI o Manual Único de Calificación de Invalidez, vigente para la época de los hechos.

Sin duda alguna, en principio SÓLO estos conceptos constituyen el fundamento para que las
entidades que administran el Sistema de Seguridad Social, para el caso COLPENSIONES,
decida sobre el reconocimiento y pago de determinada prestación económica como lo es la
pensión de invalidez deprecada por el demandante, sin que sea admisible que la accionada
administrativamente se acoja a un concepto externo, calificativo que ostenta la evaluación
realizada por la Universidad de Antioquia, dictamen que administrativamente no es vinculante,
toda vez que la facultad aludida NO se encuentra incluida dentro del listado que expresamente
regula la ley como autoridades en materia de calificación.

No es que se discuta su idoneidad, sino la ausencia de un conducto regular que prevé la norma
al dirigir a los afiliados a una serie de pasos que deben agotar para efectos de obtener un
pronunciamiento de fondo por parte de la administradora de fondo de pensiones, quien soportó
su tesis de defensa no en la ausencia del derecho, sino en la ausencia de un documento emitido
por órgano competente en la materia.

En la vía judicial, SÍ puede ser cuestionado y valorado no sólo el dictamen que anexa la parte,
sino además todos aquellos que se decreten y practiquen en el trámite judicial, al que por regla
general se acude con la finalidad de controvertir aquellos proferidos administrativamente, que no
es el caso presente, toda vez que Colpensiones, a través del área de Medicina Laboral, no
realizó ninguna valoración, por lo que la parte actora consultó en forma particular, sin agotar el
procedimiento que consagra la ley, siendo ello lo que precisamente resaltó la administradora al
contestar esta acción.

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Ahora, abstrayéndonos de la que podría tildarse como una posición un tanto caprichosa del actor,
habrá de señalarse que tal omisión sólo está llamada a afectar al afiliado, pues bien pudo
suceder que el dictamen realizado por Colpensiones le permitiera acceder rápida y
oportunamente a la pensión aquí pretendida, panorama bajo el cual no tendría que acudir a la
jurisdicción, pero en todo caso ello no fue lo que aconteció, pues el señor Pablo Emilio Arango
decidió instaurar la correspondiente acción judicial, saltándose el procedimiento usual y
sometiéndose así al tiempo que judicialmente toma la resolución del conflicto.

En todo caso, como se dijo, el escenario judicial, a diferencia del administrativo, SÍ permite
realizar cualquier debate en torno a la viabilidad de acoger o no lo que frente a un asunto
especializado preceptúe quien para el caso funge como perito a voces de lo normado en el art.
227 del Código General del Proceso, disposición que permite a la parte que pretenda valerse de
un dictamen, aportarlo en la respectiva oportunidad para pedir pruebas, oportunidad que para la
actora no es otra que la presentación de la demanda, lo que en efecto hizo.

Ahora, para ahondar en garantías procesales, de alguna forma sometiendo la experticia aportada
a un control judicial, bien pudo Colpensiones, siguiendo el procedimiento establecido en el
artículo 228 ibídem, controvertir dicha experticia (solicitar la declaración del responsable de la
calificación Dr. Jaime león Londoño Pimienta o pedir una nueva evaluación por parte de quien
fungiría como auxiliar de la justicia), pero ninguna oposición real efectuó pues tal y como se dijo,
únicamente discutió la competencia que en dicha materia había asignado el art. 41 de la Ley 100
de 1993 a otras entidades, obviando lo que en dicha materia dispuso el estatuto procesal al que
por analogía se acude en materia laboral. Ello hubiese nutrido el debate probatorio brindando
elementos de juicio en aras de determinar una posible equivocación del evaluador o del dictamen
pericial, dado que NO es resorte del operador jurídico examinar asuntos tan técnicos como la
distribución porcentual que apareja determinada dolencia, precisamente nos debemos valer de
especialistas en la materia para efectos de esclarecer hechos técnicos, de ahí que NO se espere
del juez un análisis médico.

Es ahí donde resulta dable ceñirnos a la experticia que para el caso rindió el perito, la Facultad
Nacional de Salud Pública de la Universidad de Antioquia, que realizó una valoración integral del
accionante, según la cual sus patologías realmente superaban el margen del 50% estipulado bien
en la Ley 100 de 1993 para ser catalogado como inválido.

Al respecto, esta Magistratura avala los hallazgos del perito por sendas razones:

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La primera de ellas porque no es de resorte del operador jurídico examinar asuntos tan técnicos
como este, precisamente se vale de especialistas en la materia para efectos de esclarecer los
hechos objetos de controversia. Así lo consagra la ley estatutaria de administración de justicia,
Ley 270 de 1996, cuando se refiere a la conformación de las listas de auxiliares como apoyo a los
falladores dados sus conocimientos técnicos y científicos, con medios idóneos para la calificación
a partir de un grupo interdisciplinario, sujetándose a los lineamientos que para el caso regula el
Manual Único de Calificación de Invalidez, el que contempla una serie de condicionamientos para
la valoración de patologías, de ahí que las juntas de calificación no sean las únicas facultadas
para emitir dictámenes válidos al interior de un proceso judicial.

En segundo lugar, no se aprecia que lo argüido por Colpensiones ataque las conclusiones a las
que arribó el perito, máxime si tuvo en cuenta la historia relatada por el afectado, a quien valoró
personalmente, enlistó cronológicamente diversos apartes de la historia clínica, relacionó los
documentos en los que fundaba la calificación, valoró el diagnóstico motivo de la calificación y
describió las deficiencias, discapacidades y minusvalías para determinar el porcentaje total y la
fecha de estructuración, sin que encuentre esta Magistratura razones atendibles para desconocer
el concepto técnico según el cual la pérdida de capacidad laboral del accionante alcanzó el
55.20%, máxime si es el operador jurídico quien determina en el trámite ordinario si una
calificación obrante en el expediente se sujeta a los parámetros legales y se aviene a la realidad
de un afiliado, no estando atado a una tarifa legal ni a una prueba técnica en específico,
encontrándose facultado para optar por aquel medio que le genere convencimiento.

Ello no quiere decir que automáticamente cualquier experticia que rinda una entidad o incluso
persona natural, inexorablemente conlleve su acogimiento en el trámite judicial, pues dependerá
de las circunstancias particulares del caso, con sujeción además a lo dispuesto en el art. 61 del
CPT y la SS atinente a la libre formación del convencimiento, inspirándose en los principios
científicos que informan la crítica de la prueba y atendiendo a las circunstancias relevantes del
pleito y a la conducta procesal observada por las partes.

Bajo tal panorama, encontramos que el señor PABLO EMILIO ARANGO RÍOS tiene una pérdida
de capacidad laboral del 55.20%, de origen común, con fecha de estructuración del 2 de julio de
2015, fecha para la cual, en los tres años inmediatamente anteriores, conforme se aprecia en la
Historia Laboral expedida por Colpensiones (fl.59) cuenta con mucho más de 50 semanas
cotizadas exigidas por la Ley 860 de 2003 para acceder a la pensión de invalidez, concretamente
154.26, toda vez que ha realizado aportes en forma permanente y continua al régimen pensional
en calidad de independiente desde el año 2009.

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Lo anterior teniendo en cuenta que el requisito de fidelidad que traía la norma fue declarado
inexequible mediante sentencia C-428 de 2009 por contrariar el principio de progresividad.

En este orden de ideas se REVOCARÁ la decisión objeto del recurso de alzada y en su lugar se
condenará a Colpensiones a reconocer y pagar al actor la pensión deprecada a partir del 2 de
julio de 2015, fecha de estructuración, en atención a lo que en este aspecto regula el art. 40 de la
Ley 100 de 1993, según el cual la prestación comenzará a pagarse, en forma retroactiva, desde
la fecha en que se produzca tal estado. Ello por cuanto no logró obrar el fenómeno jurídico de la
prescripción conforme lo dispuesto en los artículos 448 del Código Sustantivo del Trabajo y 151
del Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social, dado que la demanda se presentó el 1º
de septiembre de 2017 según sello de la oficina Judicial de Medellín (fl.8), para el caso dentro de
los tres años siguientes al conocimiento que tuvo el actor de su estado de invalidez (17 de abril
de 2017 fl. 29).

Y así lo ha dicho la Sala de Casación Laboral en sentencia del 6 de mayo de 2015, Radicación
53.600, M.P LUIS GABRIEL MIRANDA BUELVAS, cuando al reiterar el criterio esbozado en
otras que le precedían, la 28.821 y 39.867, adujo que:
En suma, para la Corte, el plazo prescriptivo de la acción tendiente al pago de la
pensión de invalidez… empieza a correr desde que el afectado ha tenido ‘conocimiento
acabado’ de su estado de invalidez laboral, o sea, no simplemente desde cuando se
causa el infortunio o se advierten los primeros síntomas de la afectación a la salud o
integridad de la persona o trabajador, sino desde cuando queda firme la ‘determinación’
de la incapacidad o invalidez laboral.

En consideración a lo expuesto, la entidad adeuda al actor la suma de $49.230.679,


correspondiente a las mesadas causadas entre el 2 de julio de 2015 y el 30 de junio de 2020, ello
teniendo en cuenta 13 mesadas anuales de acuerdo a lo previsto en el Acto Legislativo 01 de
2005.

A partir de 1 julio de 2020, la entidad continuará reconociendo la prestación en cuantía de un


SMLMV, dado que en la historia laboral del accionante no se aprecian cotizaciones con un IBC
superior, debiéndose ajustar al límite estipulado por el art. 40 de la Ley 100 de 1993.

SALARIO
AÑO MÍNIMO MESADAS TOTAL MÍNIMO
2015 $ 644.350 6,966666 $ 4.488.971
2016 $ 689.455 13 $ 8.962.915
2017 $ 737.717 13 $ 9.590.321
2018 $ 781.242 13 $ 10.156.146
2019 $ 828.116 13 $ 10.765.508
2020 $ 877.803 6 $ 5.266.818
TOTAL $ 49.230.679

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Aclarado lo anterior, esta Magistratura procede a examinar el asunto relativo a la procedencia de


los INTERESES MORATORIOS.

Sabido es que, al tenor de lo dispuesto en el art. 141 de la Ley 100 de 1993, los mismos se
causan por la simple mora o retardo en el pago de las mesadas pensionales. Inicialmente para su
concesión se acudió a un criterio objetivo, al examinar si la prestación se otorgó o no dentro del
término estipulado por la ley, sin atender a criterios de buena o mala fe de la entidad, en cuanto
se trataba simplemente del resarcimiento económico. Sin embargo, tal posición se fue
morigerando a partir de la sentencia con radicado 44.454 del 2 de octubre de 2013, dada una
nueva integración de la Sala Laboral de la Corte Suprema de Justicia, al considerar que dichos
intereses no eran procedentes en aquellos eventos en que las actuaciones de las
administradoras de pensiones al no reconocer o pagar las prestaciones periódicas a su cargo
dentro de los plazos estipulados, se encuentren justificadas, bien sea porque tenga respaldo
normativo o porque su postura provenga de la aplicación minuciosa de la ley, sin los alcances
que en un momento dado le haya dado la jurisprudencia en su función de interpretar las normas.

Bajo este contexto, la Sala estaría llamada a examinar el contenido de algún pronunciamiento de
la entidad, empero el mismo es inexistente, pues nunca se elevó una reclamación a
Colpensiones acompañada de un dictamen tendiente al reconocimiento de la pensión de
invalidez o por lo menos ningún documento da cuenta de ello. Desde tal óptica ni siquiera podría
predicarse una mora y mucho menos analizarse los argumentos de la entidad para efectos de
determinar la razonabilidad de una eventual negativa, aunque en gracia de discusión, de mediar
una decisión en tal sentido, a igual conclusión llegaría la Sala en torno a absolver a Colpensiones
del pago de los referidos intereses, dado que solo con la presente sentencia tuvo conocimiento,
no sólo de la fecha de estructuración sino además del origen y a la merma que se ha de aplicar,
aspectos que le permiten al actor acceder a la prestación reclamada, pues con antelación a la
emisión de esta providencia no acreditaba los requisitos exigidos para su otorgamiento, estando
vedado para la entidad administradora examinar los argumentos propuestos en esta vía o acoger
los planteamientos de un perito.

Aunado a ello Colpensiones guió al actor instándolo a que siguiera el procedimiento que
establecía la ley, toda vez que conforme ya se analizó, inicialmente requería de la evaluación por
parte de las entidades que avalaba la ley. Si el demandante no agotó esta opción, sino que por el
contrario acudió a la vía judicial, no se pueden cargar a la entidad unos intereses moratorios,
dado que la mora en el reconocimiento de la prestación NO deviene de un actuar caprichoso de
la entidad que únicamente se sujetó a lo dispuesto en la Ley.

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Radicado: 05001-31-05-006-2017-00721-01
Radicado interno: 18-268

Mutatis mutandis, habrá de aplicarse el criterio referido por la Corte Suprema de Justicia,
mediante providencia de radicación 44.454, respecto de las costas procesales, pues el no
reconocimiento de prestaciones periódicas a cargo de Colpensiones, encuentra plena
justificación y tiene respaldo normativo.

No obstante lo anterior, es procedente el reconocimiento de la INDEXACIÓN de las sumas


adeudadas, atendiendo que efectivamente este dinero no entró ni ha entrado al patrimonio del
demandante y que cuando lo haga, por efectos de inflación, el mismo estará envilecido o
desvalorizado. Por ello, la entidad demandada debe indexar el retroactivo de la pensión de
invalidez adeudado al momento en que proceda a realizar el pago real y efectivo de la obligación,
tomando para ello el valor del IPC certificado por el DANE, entre la fecha de causación de cada
mesada y el momento del pago. Aplicando la siguiente fórmula: Indexación = índice final/ índice
inicial x capital – capital.

Igualmente se autorizará a COLPENSIONES a descontar del retroactivo pensional, el porcentaje


destinado a los aportes al Sistema de Seguridad Social en Salud, toda vez que conforme al
artículo 2 de la Ley 100 de 1993, la solidaridad es un principio general del sistema de seguridad
social y entendido este como la práctica de ayuda mutua entre las personas, generaciones y
sectores, no se trata de la prestación de un servicio sino de la contribución económica para el
fortalecimiento del sistema.

Véase para el efecto lo que sobre el particular razonó la Sala de Casación Laboral de la Corte
Suprema de Justicia en sentencias de radicación 46234, 55384, 49528 y 63823.

Así las cosas, inocuo se torna efectuar un pronunciamiento respecto de la prueba que la parte
actora solicitó se decretara en forma oficiosa en segunda instancia.

En este orden de ideas, se revocará la decisión apelada en los términos indicados.

7. DECISIÓN DEL TRIBUNAL

Por lo expuesto, el Tribunal Superior de Medellín, Sala Tercera de Decisión Laboral,


administrando justicia en nombre de la República de Colombia y por autoridad de la ley, DECIDE

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Radicado: 05001-31-05-006-2017-00721-01
Radicado interno: 18-268

PRIMERO: REVOCA la sentencia proferida el 30 de noviembre de 2018 por el Juzgado Sexto


Laboral del Circuito de Medellín dentro del proceso ordinario laboral de la referencia y es su lugar
se CONDENA a COLPENSIONES a reconocer y pagar al señor PABLO EMILIO ARANGO RIOS
identificado con la cédula de ciudadanía Nro. 3.618.740, la PENSIÓN DE INVALIDEZ de origen
común a partir del 2 de julio de 2015, cuantificándose un retroactivo que al 30 de junio de 2020
asciende a $49.230.679, ello teniendo en cuenta 13 mesadas anuales de acuerdo a lo previsto en
el Acto Legislativo 01 de 2005, monto que junto al retroactivo que se cause a la fecha del
cumplimiento de la obligación, será indexado, sumas respecto de las cuales se autoriza a la
entidad a efectuar los correspondientes descuentos en salud, conforme las razones expuestas en
la parte motiva de esta providencia.

A partir de 1 de julio de 2020, la entidad continuará reconociendo la prestación en cuantía de un


salario mínimo legal mensual vigente para cada anualidad, mientras subsistan las causas que le
dieron origen.

SEGUNDO: sin costas en este proceso.

Lo anterior se notificará en ESTADOS, y se firma por quienes en ella intervinieron.

CERTIFICO: Que el auto anterior fue notificado por


ESTADOS No. _083____fijados hoy en la secretaría de
este Tribunal a las 8 a.m.

Medellín 03 de JULIO DE 2020

______________________________________________
Secretario

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