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Este mensaje para la Iglesia de Corinto, resguarda valiosas lecciones
Esto se explica claramente en el libro Expositor’s Bible Commentary (Comentario Bíblico del Expositor). A
continuación y para su comodidad, citaremos esta sección en su totalidad:
“En esta sección sobre la conducta en la adoración de la iglesia, Pablo insiste en que todas las partes de la
adoración deberían contribuir a la instrucción y la edificación. El don de lenguas, las profecías y otros dones
debían ser practicados bajo estricta regulación (26-33a). Además, en aras del decoro en las iglesias, a las
mujeres no se les era permitido hablar en el culto público (33b-36). Pablo declara que lo que él escribe es por
instrucción del Señor (37, 38). Y concluye animando a los cristianos de Corinto a que procuraran profetizar, y a
no prohibir el don de lenguas a la gente con dicho don, siempre y cuando todo el conjunto del servicio de
adoración sea decentemente y con orden (39, 40).
“Versículos 26-30; La tercera persona que demanda que ‘debe ser realizado’ muestra que Pablo no está
dirigiendo tanto sus comentarios a individuos en particular sino si al ente colectivo, la iglesia, que a su vez debe
mantenerse en este decoro. Todos estos mandatos están en tiempo presente, indicando que la iglesia debería
mantener una supervisión constante a lo largo de todos estos aspectos de su servicio de adoración.
«Versículos 29-33a.; En cuanto a las regulaciones para profetizar en la iglesia, solo un número limitado, no más
de tres deben hablar, no sea que de tantos que hablen causen confusión. La mención de la revelación de la que
habla el versículo 30 sugiere que la profecía en mente implicaba una revelación, una profunda enseñanza
especial, no obstante era distinta de la clase de revelación de las Sagradas Escrituras (2nd Timoteo 3:14-17).
Esta enseñanza debía ser escuchada, incluso por aquellos que no habían estado al frente para hablar. De alguna
manera la persona con esta revelación era un portavoz de Dios al dar algún mensaje edificante para la iglesia.
Los «espíritus de los profetas» (versículo. 32) son los espíritus de los profetas mismos que fueron guiados por el
Espíritu Santo en el uso de este don especial. Y estas declaraciones proféticas son sometidas a verificación
(hypotasso) por otros profetas para su fidelidad y ortodoxia. Todo esto lleva a la paz y el orden del cual Dios es
el autor (versículo 33). La palabra akatastasia es muy poderosa, ésta indica un gran alboroto, desorden, o
incluso la insurrección o revolución (Lucas 21:9). Pablo teme por la adoración sin regulaciones que podría
conducir a una conducta desordenada, desmintiendo así al Dios de paz quien los ha llamado para que
sean organizados.
“El mandato parece absoluto: Las mujeres no deben hacer ningún discurso público en la iglesia. Esta restricción
no debe ser interpretada como: degradar a la mujer, pues las expresiones: ‘estar sujetas’ (hypotasso, compare
con el versículo 32) y ‘sus maridos’ han de ser interpretadas simplemente como congruentes con el orden de
administración de Dios (vea con 1ro Corintios 11:7- 8; Efesios 5:21-33). ‘La ley dice’ debe referirse a la ley
como está descrita en la Biblia en lugares como Génesis 3:16; 1ro Corintios 11:3; Efesios 5:22; 1st
Timoteo 1:12 y Tito 2:5. Algunos han explicado el uso de la palabra ‘hablar’ del apóstol (versículo 34),
connotando solo el habla en general y no a la prohibición de dirigirse en público. Pero esto es incompatible con
otros usos de la palabra ‘hablar‘ de Pablo en el capítulo (versículos 5, 6, 9 y otros.), la cual implica
declaraciones públicas tales como la de profetizar (versículo. 5). La solicitud de una mujer con respecto al
conocimiento no ha de ser negado, pues ella es un ser humano igual al hombre. Sus preguntas pueden ser
contestadas en casa, y no solicitándoselo a su esposo durante el servicio público o posiblemente interrumpiendo
el sermón.
Pero, ¿qué hay con la aparente contradicción entre estos versículos y el de 11:5 y siguientes, cuando Pablo habla
de la mujer que ora y profetiza? La explicación podría ser que en el capítulo 11 Pablo no dice que las mujeres
estaban haciendo estas cosas en la adoración en público como se analiza en el capítulo 14 (ver B.B Warfield,
«Las mujeres hablan en la Iglesia» que apareció en El Presbiteriano del 30 de octubre de 1919, paginas 8, 9.)
«Las preguntas retóricas de Pablo (versículo 36) son irónicas y sugieren que los corintios tenían sus propias
costumbres distintas en cuanto al papel de las mujeres en la adoración en público y tendían a actuar con
independencia de las otras iglesias que también habían recibido estos mandatos. Estaban presumiendo de actuar
como si de ellos se hubiera originado la Palabra de Dios (es decir, el evangelio) y como si pudieran apartarse de
los mandatos de Pablo y hacer lo que quisieran en estos asuntos de la organización de la iglesia».