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Las personas que trabajan sentadas, en oficinas, o los estudiantes que pasan muchas horas
en el escritorio son población de riesgo para este dolor.
¿Cómo se realiza? Esta postura de yoga para calmar el dolor de espalda alta está diseñada
para contraer y estirar casi todos los músculos de la espalda, pero es especialmente
beneficiosa para el dolor en la espina dorsal. Permite estirar músculos sobre los que,
generalmente, aplicamos una tensión constante pero sin dales recorrido. Es decir, los
utilizamos para soportar peso.
Para ejecutarla, debemos colocarnos a cuatro patas sobre manos y rodillas fijas. Una vez
situados, moveremos el tronco hacia arriba, arqueando la espalda todo lo posible (postura
del gato). A continuación, ejecutaremos el movimiento contrario, arqueando la espalda
hacia abajo (postura de la vaca). Podemos repetir los movimientos cuantas veces
queramos, siempre de forma controlada.
¿Cómo se hace? Sentados sobre las pantorrillas, estiramos los brazos y los colocamos
alejados del cuerpo, hacia delante. Presionamos hacia el suelo de forma firme pero relajada.
Si deseamos estirar los músculos intercostales (entre las costillas), podemos pasar uno de los
brazos por debajo del cuello.
Posturas de yoga para calmar el dolor de espalda baja
¿Cómo se hace? Nos colocaremos tumbados boca arriba con las piernas enteramente
apoyadas en la pared, con alguna almohada o toalla que nos ayude a mantener la postura si
lo consideramos necesario. Es importante que las piernas se mantengan lo más vertical
posible.
Esta postura de yoga para calmar el dolor de espalda puede realizarse de pie o sentados y
puede ayudarnos a ganar flexibilidad. Hay que tener en cuenta que nos e trata de forzar o de
buscar nuestro límite, especialmente si nuestros músculos no están calientes.
¿Cómo se hace? En cualquiera de las dos posturas iniciales, debemos inclinarnos hacia los
pies para tratar de tocarlos, intentando estirar los músculos lumbares lo máximo posible. Es
esencial que encontremos la comodidad en la postura para poder mantenerla en el tiempo:
se trata de estirar, no de sobrecargar, así que podemos apoyarnos con las manos en la altura
que alcancemos de las piernas.
Esta técnica milenaria no solo nos sirve para calmar el dolor ya presente, sino también
podemos evitar que aparezca. Algunas posturas están diseñadas para fortalecer la
musculatura de determinadas áreas musculares.
5. La postura de la cobra
Esta postura nos permite fortalecer los músculos lumbares, con el fin de evitar que se
carguen en malas posturas o movimientos bruscos.
¿Cómo se hace? Tumbados boca abajo, debemos levantar nuestro torso todo lo que
podamos, ejerciendo fuerza con la espalda baja. No necesitamos alzarnos al máximo, solo lo
que nos permita nuestra espalda. Lo ideal sería repetir la postura con frecuencia para
fortalecer la zona.
¿Cómo se hace? Desde la postura de la cobra, alzaremos más el pecho y, a continuación, las
caderas. De esta forma, nos encontraremos con los muslos ligeramente levantados. Es
importante no contraer los hombros en esta postura; estos deben encontrarse separados
del cuello.
Al final, si contamos con una espalda resistente y fuerte, es probable que afrontemos las
dolencias de forma óptima. A veces es necesario recordar que la prevención nos ayuda en
muchas dolencias y nos permite evitar futuros dolores.