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La memoria, el libro y la economía capitalista

Borges no sólo convirtió a la memoria en tema central de su obra sino que además pudo
advertir que una memoria excesiva interfiere con el pensar. Es decir, se dio cuenta de que para
pensar en necesario abstraerse, en fin, olvidar los detalles. En ​Funes el memorioso,​ la memoria
es algo abrumador, y una metáfora del insomnio. Si el sueño opera como un depurador de
recuerdos, al no dormir, éstos no pueden eliminarse: ​“ Pensar es olvidar diferencias, es
generalizar, abstraer. En el abarrotado mundo de Funes no había sino detalles, casi inmediatos”.
También, se relaciona con el conocimiento y el aprendizaje como sucede en​ La casa de
Asterión.​ El personaje dice:​ ​"Como el filósofo, pienso que nada es comunicable por el arte de
la escritura"​. ​ ​Se enfrentan dos grandes antagonistas en el drama del Conocer: la oralidad y
la escritura. Asterión hace suyo el lejano punto de vista según el cual la escritura resulta
relegada a un segundo plano en el enfrentamiento con la riqueza verbal. Según Sócrates,
vale más el "verbo" que el signo escrito dibujado por la pluma, y el conocimiento del
personaje de este relato se ha de dar por el camino del encuentro con los otros, por la
efectividad de la palabra. Es cierto que muy poco dialoga con sus no semejantes, pero hay
instancias para ello, tales como cuando logra salir a la calle y cuando recibe a aquellos
nueve hombres que llegan cada nueve años. No hay que olvidar también los monólogos en
donde el triste prisionero aprende de sí mismo. En lo anteriormente dicho, aparece la
tensión entre la oralidad y la escritura: “​La escritura como transmisión de conocimiento fue,
entonces, el primer cambio de paradigma cultural, que puso a competir con ventaja la
cultura escrita con la oral” .
La oralidad y la escritura han adquirido nuevas formas y se han enriquecido de diversas
maneras. Por un lado, la oralidad ha estado siempre al servicio de la humanidad, tan
necesaria; tan nuestra, tan propia. Saussure la definió como ​concreta e individual y como el
producto social que es asimilado por el individuo; además, afirma que el habla precede a la
lengua. Por otro lado, la lengua, como producto cultural, ha adquirido un formato particular:
la escrituras y, luego, el libro. ​El libro impreso constituye un paso más en la historia de la
forma del libro. La historia moderna sería inconcebible sin la invención de la imprenta​ ​ya
que su uso cambió por completo la cultura occidental y posteriormente, la historia del
mundo. La imprenta revolucionó el libro como forma universal de comunicación al pasar del
manuscrito al ejemplar múltiple, lo que permitió una difusión del conocimiento humano
desconocido hasta la época. Este cambio trajo un nuevo paradigma: un nuevo receptáculo
para el conocimiento, llamado libro. Por el contrario, Sócrates (antes mencionado) en Fedro
dice: ​“(...). Porque es olvido lo que producirán en las almas de quienes las aprendan, al
descuidar la memoria, ya que, fiándose de lo escrito, llegarán al recuerdo desde fuera, a
través de caracteres ajenos, no desde dentro, desde ellos mismos y por sí mismos. No es,
pues, un fármaco de la memoria lo que has hallado, sino un simple recordatorio. Apariencia
de sabiduría es lo que proporcionas a tus alumnos, que no verdad. Porque habiendo oído
muchas cosas sin aprenderlas, parecerá que tienen muchos conocimientos, siendo, al
contrario, en la mayoría de los casos, totalmente ignorantes, y difíciles, además, de tratar
porque han acabado por convertirse en sabios aparentes en lugar de sabios de verdad.”.
Para Platón, la expresión oral es algo interno y constitutivo del propio hombre que en el
diálogo y relación con el otro admite la pregunta, la estimulación del oyente y constituye la
sabiduría y el conocimiento. En cambio, la escritura es algo externo que a lo sumo puede
servir de recordatorio, pero no provee sabiduría, es sólo información, pero no conocimiento.
Contrario a Sócrates, Walter Ong (​Oralidad y escritura: tecnologías de la palabra​) dice
que ​“La escritura, consignación de la palabra en el espacio, extiende la potencialidad
del lenguaje casi ilimitadamente, da una nueva estructura al pensamiento y en el
proceso convierte cierto dialecto en “grafolectos” ”. E ​ ste hecho no desprecia el
pensamiento del filósofo, pero sí viene a darle una vuelta de tuerca, en el sentido de
que la oralidad y la escritura van de la mano; no son rivales, no viene a suplantar una a
la otra sino que es una nueva perspectiva en tiempos modernos; es una
invención/necesidad de la comunicación social.
Sin embargo, la escritura vino a cambiar la forma en que se adquiere el conocimiento;
y no solo eso, en sus comienzos,​ “La producción del libro era ya en muchos sentidos un
verdadero montaje industrial en una cadena nada simple, en la que participaban desde
orfebres hasta gramáticos, pasando por grabadores, traductores y maquinistas,
sometidos todos ellos a la jerarquía del impresor. De manera natural, además, los
impresores se asociaban con papeleros, encuadernadores, libreros y comerciantes
extranjeros, y montaban pequeñas compañías de carácter internacional.”. ​Ese libro que
tenemos en nuestra biblioteca es el producto final que advierte la compleja red que se
desencadena entre el autor y el editor, el editor y la publicación, la publicación y el
consumidor, o sea, los lectores.
¿Y la memoria en la escuela? ¿Y la relación entre los estudiantes y el conocimiento?
¿Cómo lo adquieren teniendo en cuenta el mundo digital al que cotidianamente se
enfrentan? ¿Adquieren conocimiento o solo información? ¿Cómo se relacionan con los
libros?
En tiempos de aislamiento se advierte la importancia de la tecnología para seguir
teniendo acceso al conocimiento escolar: han cambiado las reglas y los roles para
adaptarse a la nueva realidad. Antes de la pandemia, el docente frente al salón con un
grupo de estudiantes; el docente con sus materiales (los libros, la pizarra/el pizarrón, la
exposición presencial, etc.). Ahora, la pantalla y las herramientas de las TICs, por
ejemplo, una propuesta de relato audiovisual: textos literarios adaptados a la televisión
(pantalla grande o chica), teniendo en cuenta las preferencias de los jóvenes por el
dibujo animado, series de ciencia ficción u otro género,etc. La idea es recorrer ambos
textos, el escrito (original) y su versión audiovisual, y realizar un análisis intertextual y
las particularidades de cada formato. En el resultado final se espera que puedan hacer
uso también de las TICs (YouTube, encuestas digitales, preguntados, etc.) y recrear
una escena, realizar un juego, etc., conciliando ambos textos (versión escrita y
audiovisual). Nuevos épocas requieren nuevos recursos: El conocimiento y su
adquisición cambia, pero sigue produciendo; el formato del libro cambia (por ejemplo,
de papel a digital), pero sigue siendo libro: nuevos tiempos, nuevos enfoques.
​A modo de cierre, Jorge Luis Borges dice sobre el libro​: "De todos los instrumentos del
hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro. Los demás son extensiones de su cuerpo.
El microscopio, el telescopio, son extensiones de su vista; el teléfono es extensión de la
voz; luego tenemos el arado y la espada, extensiones del brazo. Pero el libro es otra cosa:
el libro es una extensión de la memoria y la imaginación.”

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