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La vulnerabilidad, pues, tiene dos caras: una externa, los riesgos, presiones, condiciones a las que un
objeto o sujeto se ve sometido; y una interna, la falta de estructura o recursos para afrontar la
situación con éxito. Esto último es lo que solemos llamar indefensión. Hablar de vulnerabilidad es
hablar de riesgos, habitualmente de tres tipos: el riesgo de verse expuesto a una situaci ón amenazante;
el riesgo de no tener capacidad para afrontarla; y el de sufrir consecuencias graves o incluso no
recuperarse. Luchar contra la vulnerabilidad es intentar incidir en estos tres niveles para evitar que se
produzca la catástrofe.
Podemos ver que este concepto nos invita a poner el énfasis en la prevención; a anticiparse, prepararse,
dotarse de armas. De eso trata el Apoyo al estudiantado en situaciones de vulnerabilidad.
Factores de Vulnerabilidad
Una situación de vulnerabilidad puede ser producto de múltiples factores que habitualmente se
refuerzan mutuamente y van de lo “macro” o estructural a lo “micro” o personal.
Condiciones personales: Cada ser humano por su propia realidad puede resultar más o menos
vulnerable a determinadas situaciones. Características que suelen influir son: edad, género, etnia,
religión, clase social, lugar de residencia, et. . Además, determinadas carencias en aspectos como
capacidades físicas, psicológicas, salud y nutrición, cualificación, habilidades de vida o capital social
(redes sociales y vínculos afectivos) pueden favorecer un estado de indefensión personal, que dificulta la
autoprotección y preparación frente al riesgo.
Condicionantes estructurales: Otro grupo de factores provienen del medio social que, a veces, genera
situaciones de peligro y desprotección, favoreciendo la indefensión social. Por un lado, carencias del
entorno social cercano como inseguridad familiar, falta de horizontes y modelos, dificultad de acceso a
recursos, falta de acciones de apoyo y solidaridad…) Por otro, aspectos más estructurales como políticas,
legislaciones, normativas y medidas de protección del Estado u otras instituciones, que no proveen de los
recursos necesarios para evitar o resistir los embates de las circunstancias.
Sistemas de vida: Factores relacionados con el estilo o forma particular de vida de un individuo o grupo,
que puede favorecer la exposición al riesgo o falta de recursos de afrontamiento: ocupación del tiempo,
lugares frecuentados, concepción del mundo, patrones de conducta, costumbres, hábitos, medios de
supervivencia, oportunidades de ingresos…
Procesos de recambio: Otros factores provienen de los propios cambios en sí: duración, intensidad,
complejidad, periodicidad, origen, período de gestación (Hay cambios lentos y otros de aparición
repentina), así como la cantidad de veces que nos vemos expuestos a ellos.
Esto quiere decir, desarrollar programas de intervención que favorezcan el desarrollo de competencias
y/o habilidades para para la vida, promover su desarrollo psicológico, social y afectivo, fomentar el
autoconcepto positivo, la autoestima, la inteligencia emocional y el manej o positivo de los conflictos
Violencia de género
Abuso infantil