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resumiblemente de espíritu tan inquieto,
andariego, creador y rebelde como Max
Jiménez, pero a la vez mucho más
misterioso y esquivo que éste, Manuel Cano
de Castro es el único artista nacido en Costa
Rica que llegó a vivir experiencias tan
singulares como la de ser reconocido como
parte del llamado “noucentismo” catalán, el
llegar a codearse íntimamente con el círculo
de los dadaístas y surrealistas en Paris durante
los años 20 y 30 del siglo pasado (En realidad
esa experiencia también la tuvo en parte Max
Jiménez, pero por menos tiempo y quizás de
modo no tan intenso) o el haber sido internado
en un campo de concentración nazi durante la
segunda guerra mundial.
1 En los Archivos de Paris, no he encontrado la inscripción del matrimonio, aunque esto puede ser natural si se casaron en otro lugar. Lo
cierto es que en ciertos documentos epistolares conservados en Francia se le identi ca como Thérèse Cano de Castro.
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movimiento surrealista, sino también el teatro y la literatura. Así mismo espero poder contribuir a referenciar
material fotográfico disperso sobre Cano de Castro a partir de imágenes que no aparecen en los sitios antes
mencionados. Se trata en todo caso de una aproximación personal, centrada sobre algunos aspectos que me
interesa destacar y que no pretende de ningún modo ser exhaustiva ni perfectamente rigurosa. Considérese este
trabajo, pues, como un conjunto de apuntes preliminares para una investigación de mayor calado o bien como
una breve monografía de compilación con algunos rasgos de ensayo especulativo. Sobre todo quedan pendientes
algunas consultas de libros, documentos y archivos que no están en línea, pero sobre los cuales sí hay referencias
indirectas. Si esta aproximación suscita un interés por conocer más la vida y obra de Manuel Cano de Castro y
ayuda a valorar mejor a este artista tan olvidado me daré por satisfecho.
Una página de Wikipedia en idioma catalán brinda los datos más nutridos que hasta el momento he encontrado
sobre Cano de Castro. Ese mismo texto es igual a otro que se encuentra en un documento informativo del
Museo de Arte de la Cerdanyola, escrito por su director Txema Romero, a propósito de una retrospectiva
itinerante sobre la obra de nuestro artista, llamada “Coincidencias insólitas”. Como ambos textos son de noviembre
del 2012 supongo que la página de Wikipedia se elaboró con motivo de la exposición y por eso se utiliza el
mismo texto (Aquí, además, se puede ver al propio T. Romero haciendo una presentación muy similar). A
continuación paso a transcribir lo que refiere de él Wikipedia y lo ilustro con algunas imágenes que me parecen
pertinentes, pero que no están en la enciclopedia electrónica:
“Manuel Cano de Castro (San José de Costa Rica, 1891 - París, 1959) fue un artista “noucentista” catalán, de
origen costarricense. Fue uno de los artistas más enigmáticos del novecentismo catalán. Lo poco que hay escrito sobre él
es completamente contradictorio. Prácticamente no se ha localizado obra suya a excepción de los dibujos que se
conservan en varios museos de la Red. Unas obras que, por su rareza, adquieren un valor excepcional para el estudio y
conocimiento del misterioso y olvidado artista.
Biografía
El diccionario Ràfols describe Cano como un pintor y dibujante de la Escuela de Decoración de Torres García,
que practicó un arte simple con colores planos de un "primitivismo personal y decorativo". Ràfols destaca los
desaparecidos murales de su estudio2. Togores menciona ampliamente a Cano a su biografía, ambos se conocían
de Cerdanyola. Entre 1909 y 1911 cursa las asignaturas científicas de acceso a la carrera de arquitectura y en
1915 colabora con Torres García en un artículo en la revista Arte y Decoración. Junto a Togores y Manuel
Fontanals conforma un grupo artístico al que se añadía, puntualmente, Esteve Monegal. Provenientes de la
Academia Galí, Cano y Fontanals, "eran conocidos por los de su generación, que temían a Fontanals sin admirarlo
mucho y que creían en Cano, antes de que hubiera pintado nada." Los tres alquilaron un estudio en la calle de los
Plateros. Con Togores, Cano compartía la admiración por Cézanne, Matisse, Manolo y Sunyer. Eran unos
apasionados del arte de vanguardia y realizaron juntos algunos carteles de las películas de José de Togores y
Muntadas (a no confundir con el pintor Josep de Togores i Llach). Cano también fue amigo de Ismael Smith y de
Josep Mompou. En 1918 expuso en las Galerías Laietanes y 1920 en las Galerías Dalmau. Varias
publicaciones de la época, como La Voz de Cataluña, la Página Artística y la Revista Nueva se hicieron eco.
En los años veinte y treinta Cano integra en la vida cultural y artística de París. Según el diccionario Bénézit,
había expuesto ya antes del estallido de la Primera Guerra Mundial, presentado por el célebre crítico de arte
Félix Féneon, el amigo de Seurat y teórico del
neoimpresionismo. Allí se relaciona con círculos
vanguardistas. Fue muy amigo de Antonin Artaud,
para quien ilustró un libro3 y al que enseñó a leer
las cartas del tarot. En 1932 se casa con la modelo
y musa Thérèse Maure (o Thérèse “Treize” como
la había apodado el poeta Robert Desnos con quien
tuvo un corto romance) gran amiga de Kiki de
Montparnasse y aparece a menudo en las
publicaciones de la época vinculado a surrealistas y
dadaístas, como Calder, André Breton o Man Ray.
Con la ocupación nazi, Cano es deportado a un
campo de concentración y será canjeado como
prisionero de guerra en mayo de 1944. Por aquella
época realiza una serie de aguafuertes muy duros
con escenas del campo de concentración.
Posteriormente se documenta su paso por Nueva
York y en 1945, instalado ya en Costa Rica realiza
una exposición. En su país será uno de los
responsables de la renovación artística moderna y
trabajará el grabado de temática popular
Obra
2En el Archivo Barboza-Grasa hay fotos de ese mural aparecidas en la Revista Nova en 1914, no las he incluido aquí porque el archivo, al
momento de la conclusión de este texto, no había contestado a rmativamente a mi pedido de autorización para reproducirlas.
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novecentista que desarrolló Cano, cercana a la escuela de Torres García y Sunyer, pero también a su amigo Josep
de Togores, con el que compartió taller. Uno de los dibujos de la Fundación Palau está fechado en 1919 y es
una vista de un pueblo de Mallorca que presenta la característica influencia cubista y sunyeriana. El
tratamiento de este paisaje es paralelo a los dibujos del artista que conserva el Museo Abelló, como Paisaje con
vacas. Cano comparte con los paisajes y dibujos del Togores de la época el tratamiento geométrico y el suave
sombreado, fruto del interés común por el cubismo. El otro dibujo a tinta y aguada de la Fundación Palau
describe un perfil femenino, primitivo y esquemático. La influencia clásica de Torres García ha cedido el paso a
la línea sensual de las figuras de Matisse y Derain, del Picasso azul y, sobre todo, de las refinadas acuarelas
coetáneas de Manuel Humbert. El Museo de Arte de Sabadell conserva la única pintura localizada, un cuadro
de pequeño formato de dos chicas que reciben un tratamiento cercano a la pintura mural de la Escuela de
Decoración de Torres García, con un dibujo simple y colores planos.
Exposiciones (contemporáneas):
(Nota: Los textos entre paréntesis son aclaraciones mías, salvo el inicial referido a las fechas de nacimiento.)
Hasta aquí los datos de Wikipedia. Llama la atención que se le identi que como “artista catalán de origen
costarricense”. Habría que investigar más para entender cómo se establece esa liación con Cataluña.
Sobre todo habría que profundizar más en su historia familiar, porque ahí es posible que esté la clave que
permita desentrañar mejor su relación con aquella tierra y saber si verdaderamente era también catalán.
El Archivo Barboza-Grasa de ne a Cano de Castro como “el pintor más internacional de Costa Rica en los años
20”, pero yo no lo consideraría un artista tan relacionado culturalmente con nuestro país, de donde salió
seguramente con sus padres siendo apenas un niño de ocho años, sino fuera porque después de la
segunda guerra mundial decidió regresar a Costa Rica y crear obra inspirada en temas locales, además
de llegar a reconocer públicamente el genio de artistas nacionales como Max Jiménez y a su vez ser
reconocido por ciertas personalidades culturales de la época. Tal vez más bien se podría decir, con otro
énfasis, que Cano de Castro es el pintor internacional más costarricense… Y no solo en los años 20. Imagino
que en su edad madura ha de haber sentido en su ser más íntimo el jalón de alguna profunda raíz para
querer volver a este país después de tantísimos años pasados en Europa… “Como cincuenta” dice don
Joaquín García Monge, editor del Repertorio Americano (en lo sucesivo R.A.), siendo quizás el drama de la
guerra lo que lo empujó a refugiarse en Costa Rica. Ese sentirse costarricense o quizás más precisamente
la conciencia de tener un ligamen estrecho con Costa Rica lo expresó Cano de Castro en 1947 en un
texto titulado “Solo tu, Musiké”, aparecido en el R.A. en memoria de Max Jiménez a quien había conocido
en Paris. El pasaje es breve y dice así: “La guerra nos separó para volvernos a unir aquí en nuestra tierra”.
Tres años antes, también en R.A., el mismo Max Jiménez había escrito sobre su amigo y colega: “Hay
costarricenses sumamente particulares. De Manuel nada sabíamos; un buen día me contaron en el Dome de Montparnasse
que había un pintor costarricense: era Manuel Cano, de ojos azules, con los cuales ve como los videntes, al través de
las paredes, a través de los cuerpos, él ve las almas”. (Los énfasis son míos). Lo más probable es que ese
encuentro haya tenido lugar durante la segunda estancia de Max Jiménez en Paris en 1939, que es el
año en que Max Jiménez expone en Berheim-Jaune, porque aunque Cano de Castro explica que lo
conoció “en los años que precedieron a la guerra”, no he visto constancia de un viaje a Paris de Max Jiménez
entre 1925 y 1939, aunque también se podría pensar que hizo otros viajes no documentados o que su
llegada a Paris haya tenido lugar antes de 1939 y su exposición sea el fruto de su trabajo ahí. De hecho
doña María Enriqueta Guardia me contó que ella sabe, por referencias familiares, de un viaje de Max
Jiménez a Paris entre el 25 y el 30.
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El Diccionario de Pintores, Escultores, Dibujantes y Grabadores de Emmanuel Bénézit proporciona algunos datos
adicionales entre los que destaco los siguientes: Para empezar su fecha exacta de nacimiento: 12 de junio de
1891. También dice que sus estudios los realizó en Italia, Madrid y Barcelona. En esta última ciudad estudió
con Francisco Galli. Refiere exposiciones en Barcelona en 1913 y 1919, pero me queda una duda porque T.
Romero no menciona esas fechas y en su lugar habla de exposiciones en 1918 y 1920. Otro dato que no
concuerda es cuando se habla de la revista Arte y Decoración. Mientras que T. Romero dice que colabora en un
artículo con Torres García, Bénézit le atribuye el haber sido cofundador de la revista con él. Donde sí me parece
que hay un pequeño error en el texto de T. Romero es cuando habla de la exposición de Paris, porque no es
antes del estallido de la primera guerra que habría expuesto ahí según Bénézit, sino en 1916, es decir en mitad
de la guerra. Bénézit añade que Cano de Castro visita New York en 1918 y expone en el Pinguin Club4 junto a
Jules Pascin, apodado “El Príncipe de Montparnasse” (aunque no fue el único que recibió ese sobrenombre,
también Modigliani lo tuvo). Participando adicionalmente en otra exposición colectiva con telas y acuarelas.
Bénézit también refiere que en 1919 trabajó en las Islas Baleares, lo que confluye con lo que dice T. Romero
cuando habla de una vista suya de Mallorca conservada en la Fundación Palau. Por último, Bénézit dice que
Cano de Castro, al volver a Costa Rica, hace numerosas exposiciones, pero lamentablemente no cita ni años ni
lugares. Trataremos de ver si esto es así y qué obra suya ha quedado en nuestro país.
DUES DONES.
PINTURA AL ÓLEO DE CANO DE CASTRO. 1918
MUSEO DE ARTE DE SABADELL
4Este dato he tratado de corroborarlo consultando los archivos en línea del artista Walt Kuhn, fundador del famoso Pinguin Club, pero no he
encontrado nada que lo con rme. En cambio sí he encontrado catálogos que prueban que Pascin expuso junto a otros artistas.
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Cano de Castro en Costa Rica… Y en otros lugares
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i en el Museo de Arte Costarricense ni en las colecciones del Banco Central existe obra de Cano de
Castro, según me han respondido los curadores de colecciones de ambos sitios. Y en el Teatro Nacional,
la otra institución pública con un acopio importante, lo más probable es que no exista5. Esto indicaría
que la poca obra de Cano de Castro que se encuentra en el país probablemente está en manos privadas.
Documentación sí hay pero es poca y está dispersa. En el R.A. hay algunas referencias e ilustraciones y tres
artículos firmados Cano de Castro. Dos son sobre Max Jiménez: uno publicado en 1946 sobre su obra pictórica6
y el segundo es el que cité anteriormente titulado “Solo tu, Musiké”, con motivo de su fallecimiento en 1947, texto
muy hermoso que me parece de lectura indispensable. Hay además un tercer texto publicado en 1944 referido a
su carpeta de litografías llamada Front-stalag 122, pero de esto hablaré casi enseguida. Por otra parte, entre los
papeles de don Joaquín García Monge (a los que tengo acceso directo porque se trata de mi abuelo) existen dos
carpetas completas en muy buen estado con obra litográfica de Cano de Castro: Una reúne un conjunto de 14
grabados llamado Via Crucis y la otra denominada Costa Rica agrupa 12 litografías inspiradas de escenas y
ambientes nacionales. Es una lástima que no exista en ese archivo ninguna traza de una tercera carpeta que
Cano de Castro realizó en Costa Rica, la que se titula precisamente Front-stalag 122 y que es una colección de 12
litografías editadas a 50 ejemplares por el R.A. según se anunció en el número 12 del año 1944:
“En las escenas del campo de concentración las figuras fuertes y armónicas revelan un cruel dolor que no
llora porque se ha sublimado, que no maldice porque se sabe fecundo. Los personajes quietos y silentes
espectadores imparciales de una pena que los transforma en autómatas abocetados son la superficie plástica
de un drama hondo y terrible”
El hecho que se feche el trabajo en Compiègne en 1942 da un buen indicio del año en que es hecho prisionero su
autor. El sitio PINCEL refiere que el tiraje de la carpeta con las 12 litografías fue de 58 ejemplares. La diferencia
con el número de carpetas mencionadas en el R.A. se explica en virtud de que el tiraje comercializable es de 50 y
que además se imprimieron 8 carpetas más, no comercializables, en otros tipos de papel (6 en Montgolfier y 2 en
papel japonés). Es interesante destacar que la edición está dedicada al artista francés Louis Feron.
5 Naturalmente también pregunté ahí, pero al parecer, por la forma en que manejan el acopio, la respuesta de nitiva no es fácil de obtener.
6 El título de este texto: “La pintura de Max Jiménez (y su doble)” se inspira, sin duda, del título del libro de Artaud: “El Teatro y su Doble”, de 1938.
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7He encontrado en la Biblioteca Literaria Jacques Doucet de Paris, la referencia de tres cartas que le dirigió Cano de Castro a Desnos y a su
esposa Youki entre 1933 y 1939. Lamentablemente su contenido no está en linea.
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El mismo Cano de Castro se encarga de presentar la carpeta Front-stalag 122, en el número del R.A. de
1944 antes referido, y lo hace con palabras que muestran su recato y una actitud oscilante entre el
desapego y cierta losó ca ligereza, especialmente cuando se tiene en cuenta el triste destino que
tuvieron otros artistas y compañeros de cautiverio:
“Nunca he trabajado tanto como cuando estuve prisionero. A mí me parece que no hay hombre más libre que
el prisionero. Su vida interior le proporciona goces ilimitados, que las alambradas protegen. Sus
preocupaciones andan afuera, donde viven los seres queridos, que por vernos cautivos, pueden sentirse más
desgraciados aún.
He tenido que construir de memoria las escenas de la vida del campo de concentración porque los originales
me los quitaron los alemanes al salir.
Cuando se han tenido impresiones fuertes no hay más que trabajar de memoria. Recuerdo un día en París, de
eso hace ya varios años: Picasso y yo fuimos a visitar a Iturrino, enfermo en el Hospital de la Charité,
adonde iban otros de sus amigos: Paco Durrio, Ramón Pichot y Celso Lagar. Caminábamos juntos a orillas
del Sena, y en el Pont des Arts nos detuvimos un momento a contemplar el curso de las aguas. Picasso me
dijo entonces que cuando se quisiera pintar algo triste, no habría más que recordar la melancolía que de este
paisaje se desprende. Bastaría solo el recuerdo par hacer algo bello.
Me he empeñado en sacarle a la vida de Compiègne cuanta tristeza tenía, evitando la anécdota. Está de más
otro comentario al respecto.”
“No maldice porque se sabe fecundo” recordemos que dijo sabiamente doña Emilia Prieto. Este texto es
interesante no solo porque evoca un Cano de Castro cercano a Picasso a través de un recuerdo casi
cinematográ co, sino sobre todo porque revela que los originales de Front-stalag 122 fueron incautados
por los nazis y que la obra que conocemos hoy con ese nombre fue ejecutada en nuestro país “de
memoria”. El resto del texto lo dedica a hacer algunas re exiones sobre el arte, la ciencia y la técnica, para
rematar con un reconocimiento a la destreza de los impresores y obreros que le ayudaron a ejecutar las
piezas litográ cas: “Este trabajo de que estoy tan satisfecho, he podido hacerlo aquí y estoy como extrañado de su
perfección impecable (En Europa no se habría podido hacer mejor). Gracias al espíritu tan comprensivo y a la colaboración
de buenos impresores y obreros por haberme hallado dichosamente todos los recursos que aquí existen y que permitirían, si se
supieran explotar, hacer cosas muy buenas. Hay por delante una gran tarea que realizar”.
Con esta última re exión coincide el pintor-grabador Carlos Barboza cuando comenta en octubre del
2019 sus impresiones al conocer la carpeta por medio de PINCEL: “Al ver reproducidas sus litografías, me
causó una grata sorpresa, por dos motivos; primero el ver que el gra sta y pintor dominaba el o cio de litógrafo, que
seguramente aprendió e España o París. Luego saber que en Costa Rica habían los materiales y artesanos litógrafos que
dominaban la técnica de las piedras litográ cas y el uso de las prensas necesarias para traspasar a éstas los dibujos grasos
del artista Cano y luego a una hoja de papel, todo un descubrimiento”. Barboza consigna enseguida unos datos que
no creo del todo exactos cuando dice: “Esta carpeta titulada Front Stallag 122, con 12 litografías, fue editada por
la Casa Grá ca en 1942. También con la misma Editorial ilustra con litografías el libro titulado Costa Rica, una edición
de 70 ejemplares.” Me parece que en este punto es preciso diferenciar quien realiza la impresión de quien
funge como editor. Si bien es cierto que Casa Grá ca imprime la carpeta Costa Rica (no es un libro), el
editor realmente es L’Atelier (tengo a mano la carpeta y así consta)8, no ocurre lo mismo con Front-stalag 122, ya
que como hemos visto fue un trabajo editado por R.A., aunque el impresor haya sido de nuevo y
8L’Atelier fue una galería fundada por Arturo Echeverría Loría, poeta, editor, crítico de arte y bisnieto de Juanito Mora según re ere don
Francisco Amiguetti.
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presumiblemente Casa Grá ca. Sobre este último punto no tengo otra fuente más que lo escrito por
Barboza, así que no puedo con rmarlo o desmentirlo. Lo que si puedo señalar es que la atribución a
Casa Grá ca de la impresión el año de 1942 carece de consistencia cronológica y espacial si se tiene en
cuenta, según lo ya visto, que para ese año Cano de Castro estaba apenas siendo internado en el campo
de concentración de Compiègne, y en particular si se considera lo que él mismo re ere cuando explica
que el trabajo fue recreado en Costa Rica en 1944.
En ocasiones hay eventos que separan décadas y miles de kilómetros y que sin embargo parecieran unidos por
un hilo íntimo e invisible que los relaciona y los dota de un significado especial que se mantiene a lo largo del
tiempo. El 25 de julio de 1940 el Diario de Costa Rica publicó junto a la noticia de la capitulación de Francia
ante la Alemania nazi una foto tomada precisamente en Compiègne, donde se encontraba un monumento
que conmemoraba la victoria francesa sobre los alemanes en la primera guerra mundial y que estaba
dedicado a los liberadores de Alsacia y Lorena. Fue además, en ese preciso lugar, donde se firmó el armisticio
que dio fin a la primera guerra mundial y fue ahí también donde se firmó el nuevo armisticio entre Francia y
Alemania el 22 de junio de aquel año, bajo la despótica férula de Hitler. El monumento original que aparece
en la foto fue enseguida dinamitado por los nazis y luego reconstruido de modo idéntico por los franceses al
finalizar la segunda guerra mundial. Lo que encuentro llamativo desde la perspectiva de estos apuntes es que
ya se mencione en esa publicación a Compiègne, porque es a escasos 11 kilómetros de ahí que se encuentra el
cuartel de Royallieu, el cual sería convertido en campo de concentración nazi como consecuencia directa de ese
“armisticio” y que hoy es un sitio de memoria histórica.
Nunca se imaginaron los editores del Diario de Costa Rica que un artista costarricense sería hecho
prisionero ahí y que luego haría una obra inspirada de esa vivencia, la cual sería exhibida en nuestro
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Teatro Nacional cinco años más tarde. Tampoco se podía
imaginar Cano de Castro que 75 años después del final de la
guerra parte de su obra ahí expuesta iba a hacer un viaje sin
retorno de Costa Rica a Compiègne para nutrir con un
testimonio artístico de primera mano la memoria histórica de
un sitio visitado por personas de todo el mundo. Esa iniciativa
se la debemos a de doña Maria Enriqueta Guardia quien el
año pasado generosamente les donó un ejemplar de la carpeta
Front-stalag 122 de Cano de Castro, según consta en una
publicación hecha tan solo hace tres meses por la
administración del memorial. Es un evento con una
circularidad interesante porque fue el abuelo de doña María
Enriqueta, el abogado don Victor Guardia Quirós quien hizo,
a petición de la familia de Cano de Castro, las gestiones
necesarias para que pudiera venir al país luego de ser liberado
del campo (al parecer durante un canje de prisioneros). Cano
de Castro le había regalado a don Victor una carpeta
dedicada de Front-stalag 122 en reconocimiento de su ayuda.
Desgraciadamente esa carpeta se perdió durante un incendio
en la oficina de don Víctor. La carpeta que donó doña Maria
Enriqueta es otra que logró adquirir años más tarde9.
10 Es probable que Cano de Castro haya abandonado el país antes o durante los eventos del 48. Huir de una guerra para caer en otra no
tiene mucho sentido.
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que yo sepa, en ninguna parte al momento de concluir la redacción del presente texto, incluiré la serie
completa en la sección de anexos, al nal del presente documento.
En el sitio PINCEL se pueden ver, al día de hoy, 36 imágenes referidas a Cano de Castro, en particular las
12 litografías de la carpeta Costa Rica (más su portada) y las 12 de la carpeta Front-stalag 122, en parte
repetidas porque se han incluido 5 reproducciones aparecidas en el R.A. Además, aparece el óleo Dues
Dones conservado en el Museo de Sabadell; tres ilustraciones aparecidas en R.A. (ver anexo 1 y 4); así como
un retrato de Cano de Castro pintado por Joaquim Sunyer; una foto suya que parece de pasaporte y
también una invitación de la L’Atelier, para una exposición de Max Jiménez, invitación donde también se
anuncian futuras exposiciones de varios artistas nacionales tales como Amighetti, Luisa González, Manuel
de la Cruz Gonzáles, Fausto Pacheco, Gonzalo Morales, Flora de Amighetti, Juan Rafael Chacón y por
supuesto, Cano de Castro. Finalmente, hay también una obra (en tintas y acuarela sobre papel)
representando a dos figuras frente a una mesa con cartas. Según PINCEL, esta obra pertenece a la
descendencia de la señora Julia Mangel
quien la habría comprado durante una
exposición. La única de la que tenemos
referencia cierta es la exposición que tuvo
lugar en el Teatro Nacional en 1945 entre el
23 y el 30 de junio. En ella Cano de Castro
presentó un conjunto de acuarelas y
litografías. En el R.A. del mes agosto del
mismo año se puede leer una presentación
de don Joaquín García Monge y además
opiniones de Max Jiménez, Francisco
Amighetti, Arturo Echeverría Loría,
Abelardo Bonilla y Emilia Prieto (El sitio de
PINCEL únicamente refiere las opiniones de
los tres primeros). Solo los artículos de Max
Jiménez y de Francisco Amighetti fueron
escritos originalmente para el R.A. los otros
fueron retomados de otros medios. Por la
importancia de todos esos autores en nuestra
cultura muestro a la derecha una imagen de
la presentación de Joaquín García Monge y
los demás textos los incluiré en el anexo 5.
Vale la pena leerlos porque contienen
valiosas reflexiones sobre el valor estético de PRESENTACIÓN DE CANO DE CASTRO
la obra de Cano de Castro, aspecto que solo POR JOAQUÍN GARCÍA MONGE
Por otra parte pregunté en el Teatro Nacional si en sus archivos guardaban algún documento referido a
esta exposición y para mi gran satisfacción la gestión resultó sumamente fructífera: Aparecieron dos
recortes de periódico, el programa de mano de la exposición de 1945 con la lista completa de obras
presentadas y hasta dos fotografías (de autor desconocido). No puedo estar más contento de este
descubrimiento. Pero también agradecido y orgulloso de que esta institución haya conservado en tan
excelente estado toda esta documentación porque esto quiere decir que el olvido institucional sobre este
artista no ha sido total.
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A continuación paso a presentar estos documentos con la amable autorización del Teatro Nacional. En
la primera imagen se puede ver la portada del programa de mano de la exposición de Cano de Castro y
dos fotografías, incluyendo una del artista posando frente en la entrada del teatro. Es la única fotografía
que conozco de Cano de Castro en Costa Rica. Ambas fotos las reproduzco a continuación a mayor
tamaño para una mejor apreciación. La segunda foto es muy interesante porque muestra dos imágenes
de una cuarta carpeta en la que trabajaba Cano de Castro y de la que presentó una muestra parcial en la
exposición del Teatro Nacional. De esa carpeta dedicada al circo hay pocas referencias y es una
verdadera lástima. Es probable que las litografías que ahí se aprecian sean pruebas de autor o bien algún
tipo de reproducción de menos valor porque es extraño que se jen con pines en un panel informativo
en el exterior del teatro a la intemperie.
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IMAGEN PROPIEDAD DE LOS ARCHIVOS DEL TEATRO NACIONAL
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CANO DE CASTRO FRENTE AL TEATRO NACIONAL
IMAGEN PROPIEDAD DE LOS ARCHIVOS DEL TEATRO NACIONAL
LA PERSONA QUE FOTOGRAFIÓ A CANO DE CASTRO TUVO EL BUEN TINO DE HACER OTRA FOTOGRAFÍA
DEL PANEL QUE SE ENCUENTRA A SUS ESPALDAS Y QUE MUESTRA TRES REPRODUCCIONES DE SU OBRA,
INCLUYENDO DOS PIEZAS DE UNA CARPETA LLAMADA CIRCO 1945 DE LA QUE HOY NO SE SABE MUCHO
IMAGEN PROPIEDAD DE LOS ARCHIVOS DEL TEATRO NACIONAL
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La siguientes imágenes
corresponden a las
páginas interiores del
programa de mano de la
exposición donde se
puede leer el mismo texto
de presentación de
Joaquín García Monge
que apareció en el R.A. y
que incluí más arriba.
Nótese que se mencionan
cuatro litografías de la
car peta sobre temas
circenses agrupados en
una carpeta llamada Circo
1945, que en ese
momento se consigna
como “en ejecución” y que
constaría de 12 piezas. La
carpeta Front-stalag 122 se
presentó completa, es
decir, con sus 12 piezas y PROGRAMA DE MANO CON PRESENTACIÓN DE JOAQUÍN GARCÍA MONGE Y LISTA DE LAS
tituladas con sus nombres OBRAS EXHIBIDAS. IMAGEN PROPIEDAD DE LOS ARCHIVOS DEL TEATRO NACIONAL
originales en francés.
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Esta obra de Cano de Castro bien podría estar muy in uenciada por las temáticas de Torres García y del
modernismo catalán. En todo caso, existen otras obras que se le atribuyen en otras páginas que me dejan
aún más dudoso con respecto a su autoría.
Lo que es muy irónico en el caso de Cano de Castro es que se conozca más obra de él hecha en los pocos
años que estuvo en Costa Rica que de los muchos que pasó en el extranjero, y más que irónico es incluso
trágico porque eso sugiere que debe haber muchísima obra perdida o no referenciada, lo que impide
conocerlo más a fondo.
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Flashback al Montparnasse surrealista
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a extraordinaria fotografía que encabeza el presente texto (la del artista sacándose el sombrero, pág. 1) es
la única foto de autor que conozco de Cano de Castro y fue tomada por Émile Savitry, un
fotógrafo muy vinculado a los surrealistas, quien fuera asistente del gran Brasssaï durante dos
años y que además tuvo el inmenso privilegio de colaborar con el cineasta de culto Friedrich W. Murnau
en su lm “Tabú”, considerado una obra maestra. Savitry también retrató a personalidades como Edith
Piaf, Giacometti, Brigitte Bardot, Colette, Chaplin, Django Reinhardt y Jacques Prévert entre muchos
otros. La foto de Cano de Castro no solo es muy hermosa sino que re eja algo del espíritu surrealista de
aquellos años. La otra foto que conozco de Cano de Castro -que incluiré más adelante- parece más bien
una foto de pasaporte y aunque menos interesante ello obviamente tiene la ventaja, a diferencia de la
anterior, de dejar perfectamente visible su sonomía.
11 El nombre de Cano de Castro es citado en varios libros que se re eren a Artaud, siempre con respecto a esta enseñanza del tarot.
12 Ese es el nombre tal cual aparece en el manuscrito. En la Revista K cambia a: “Rencontre d’Artaud Avec les Tarots”.
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A partir de la primavera de 1937, Artaud recibió lecciones de tarot del cubano13 Manuel Cano de Castro, a
quien se describe como un especialista en tarot y es una figura algo opaca. Durante este tiempo estuvo
constantemente ocupado con las cartas del tarot, ya sea con su
maestro o solo. Se utilizó un juego de cartas que data del siglo
XIV, un Tarot de Marsella. Un pequeño texto escrito por Cano
de Castro en un número de la revista K8 sobre el encuentro de
Artaud con el Tarot muestra cuánto estuvo involucrado Artaud.
Cano de Castro relata, entre otras cosas, el entusiasmo de
Artaud por la analogía, por la precisión analógica de cifras y
números, y por las diversas correspondencias que salen a la luz
en el juego y que convierten al conjunto en un instrumento de
adivinación. Cano de Castro da fe de Artaud como un
"étonnant sens divinatoire", un asombroso sentido adivinatorio.
Desde el principio, Artaud tomó el Tarot con tanta facilidad y
naturalidad que uno podría haber creído que ya había
adquirido los conocimientos más intensos antes. Si se entiende
que la adivinación es un sistema de "previsión" de los efectos
inherentes a las causas, entonces el poeta con su intuición puede
ser en realidad un excelente adivino. En cualquier caso, los dos
parecen haber tenido sesiones inolvidables en el cuartito de Cano
REVISTA DE POESÍA K. NÚMERO SOBRE ARTAUD
de Castro, que no olvida mencionar que estaba orientado al CON MOTIVO DE SU MUERTE. 1948
norte. Artaud, escribe, lo convirtió en "una cueva sibilina en la EL NOMBRE DE CANO DE CASTRO APARECE EN LA PORTADA
que quedó atrapado el flujo astral".
A pesar de que el texto de Cano de Castro se re ere básicamente a Artaud, hay también un corto pasaje
que da luz sobre la propia vida de su autor. Pero sobre esto volveré más adelante.
Resulta tristemente irónico, a la luz de la historia personal de Cano de Castro, que su amigo Artaud le haya
dedicado las “Nuevas Revelaciones del Ser” -trabajo al que Bauer hace referencia en el título de su texto- nada menos
que a Hitler14. Artaud decía que había conocido al führer una tarde de mayo de 1932 en el desaparecido
Romanishes Café en Berlin. Ahora bien, la dedicatoria de Artaud está redactada de tal modo que resulta más bien
una petición a Dios para que Hitler pueda acordarse, por gracia divina, de las “maravillas” que el creador le
concedió ese día y habla de una “resurrección” de su corazón15. Si ese encuentro realmente se dio, solo ellos dos
habrán sabido de qué cosas hablaron para que esta dedicatoria parezca más bien un mensaje encriptado. En
todo caso, hay que señalar que Artaud escribe la dedicatoria presumiblemente una segunda vez en 1943, estando
internado en la clínica psiquiátrica de Rodez, donde había sido trasladado luego de hacer un periplo de seis años
por diversos hospitales tras su escabroso viaje a Irlanda. Esa clínica estaba situada en la zona “libre” de Francia y
fueron Desnos y Breton quienes intercedieron para que fuera llevado ahí. De otra forma Artaud hubiera quizás
sido eliminado por los nazis en la zona ocupada, ya que practicaban la eugenesia con quienes consideraban
alienados mentales.
13Aquí como en otras referencias más (por ejemplo ésta) se tiene a Cano de Castro por “cubano”, tal vez porque sus padres lo fueron o
quizás simplemente por algún malentendido. Esto hay que investigarlo más porque no he hallado ningún documento que establezca algún
nexo de él o su familia con Cuba.
15« À Adolf Hitler, en souvenir du Romanische Café à Berlin, un après-midi de mai 1932. / Et parce que je prie Dieu / De vous donner la grâce
de vous ressouvenir de toutes les merveilles / Dont il vous a (sic) ce jour-là / Grati é (ressuscité) le coeur / Kudar dayro tarish ankhara /
Thabi... »
18
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Sería interesante poder discernir mejor hasta qué punto Cano de Castro influenció la trayectoria vital de
Antonin Artaud, porque hay algunos indicios de que pudo ser así. Y aquí no escondo que voy a entrar en un
terreno relativamente especulativo. No es solamente por lo referido antes a través de la cita de R. Bauer, sino
sobre todo lo que surgió de ahí. Y es que la vida de Artaud va a cambiar radicalmente tras la publicación de
“Nuevas Revelaciones del Ser”: “…pequeño opúsculo escrito después de las revelaciones efectuadas en sendas
tiradas de tarot que se articularía en torno a dos horóscopos” según lo describe en una tesis doctoral el autor
Carlos Carrilho. Por otra parte, en las notas16 al Preámbulo del tomo primero de las Obras Completas de Artaud
(escrito por el mismo Artaud) hay una curiosa referencia a Cano de Castro donde se explica que éste
acompañó a Artaud a visitar un herrero para que le pusiera un herraje (o punta de metal interpreto yo) a un
bastón místico que Artaud poseía. André Bretón, el papa del surrealismo, destaca que este bastón o bordón le
había sido ofrecido por el pintor René Thomas y que el mismo habría pertenecido a San Patricio, patrón de
los irlandeses, quien -según otras referencias- lo habría obtenido de un ermitaño en una isla del mar etrusco,
personaje que a su vez lo habría recibido de Jesucristo mismo. Esto parece mera leyenda, pero cualquiera que
fuera su origen, lo cierto es que el báculo existió y se le conoce como Bachal Isu, pero fue destruido en 1538
durante la reconquista inglesa (Tudor) de Irlanda, aunque Artaud pretendía que él lo poseía y le prestaba
capital importancia, no dejando que nadie lo tocara… Se cuenta que incluso una vez se peleó con el poeta
Tristan Tzara (fundador del dadaismo) porque él osó tomar el bordón. El herraje del que Artaud lo había
dotado servía para que durante sus paseos por las calles parisinas, él pudiera golpear con fuerza los adoquines
con la punta metálica, de modo que salieran chispas para mayor efecto teatral. Está documentado (Ver aquí y
aquí) que Artaud más tarde viajó a Irlanda con el propósito de devolver ese objeto a quienes consideraba que
eran sus legítimos dueños celtas, pero al parecer lo perdió en una disputa con la policía local y no se volvió a
saber más de ese objeto. Pero lo relevante de toda esta rocambolesca historia para nuestros propósitos es que
Artaud pensaba, a partir de esta lectura del tarot instruida por Cano de Castro, que él debía vivir una
transformación y una suerte de Via Crucis personal (Carrilho, pág.152), tema místico y crístico que
casualmente también está en la obra de Cano de Castro y del cual atestigua precisamente su carpeta de
grabados llamada Via Crucis de la que hablé antes.
17Doña Maria Enriqueta Guardia leyó una primera versión de este texto y estuvo de acuerdo con mi interpretación de que se trata de una
lectura de tarot, por lo que ahora la pieza aparece titulada como Tarot. Aunque sigue usando el TTC (también conocido como) “Dos Viejas”
por ser el nombre con que lo conoció la propietaria original y ahora sus sucesores.
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conocimiento, siendo este uno de los objetivos a alcanzar mediante el tarot. Quizás no sea del todo
descabellado avanzar la hipótesis de que Cano de Castro se representó a sí mismo tirando las cartas
frente a una gura que perfectamente podría remitir ni más ni menos que a Artaud. Esta hipótesis es
aún más plausible si se recuerda que Artaud actuó en varias películas y que uno de sus roles más inolvidables
fue el de Jean Massieu, deán de Rouen, en la obra maestra de Carl Dreyer “Juana de Arco”, donde
precisamente se le ve con una vestimenta que recuerda bastante a las representadas por Cano de Castro
en la acuarela en cuestión.
ANTONIN ARTAUD
FOTOGRAMA DE “LA VOIX DES POÈTES”
DOCUMENTAL DE JEAN-MARIE DRUOT, 1963
CENTRE NATIONAL DE L’AUDIOVISUEL
18 Tal como lo hace Toshinobu Kariya en su tesis doctoral “Antonin Artaud Épistolier”, pág. 211
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En cuando a la representaciones pictóricas que otros artistas hicieron de Cano de Castro solo conozco el
importante lienzo que le dedicó en 1916 el pintor catalán Joaquim Sunyer, el cual pertenece a la reconocida
colección privada Thyssen-Bornemisza en Madrid. Nótese la fidelidad de parecido con los rasgos de la foto de
Cano de Castro abajo a la izquierda, a tal punto que parece que lo hubiera pintado a partir de ella:
EL PINTOR CANO
RETRATO POR JOAQUIM SUNYER I DE MIRÓ, 1916.
COLECCIÓN THYSSEN-BORNEMISZA
21
Treize
N
o podría completar este esbozo de lo
que se sabe de la vida de Cano de
Castro sin hablar de un personaje
que aparece en los recuentos que se hacen de
aquella Paris festiva, hipercreativa y
turbulenta de los años 20 y 30, me refiero a
Thérèse Maure, apodada por el poeta Robert
Desnos “Treize” (trece)… Thérèse Treize19 (en
francés estas dos palabras suenan al oido casi
igual dichas rápidamente), quien luego se
convertiría en la esposa de Cano de Castro.
Su rol es quizás secundario pero no por ello
menos recurrente. El nombre de Treize
aparece a menudo asociado al de Alice Prin,
mejor conocida como Kiki de Montparnasse o
“La Reina de Montparnasse”, la gran musa del
fotógrafo Man Ray y de muchos de los
artistas que por entonces frecuentaban TREIZE CON LA MAQUETA DEL LIBRO DE MEMORIAS DE KIKI EN
UNA MANO Y LO RECAUDADO POR SU VENTA EN OTRA
aquella bohemia y que ter minaron EVENTO PROMOCIONAL EN EL FALSTAFF, 27 DE JUNIO DE 1929.
transformando para siempre y de modo A SU LADO BROCA (EDITOR) Y YOUKI FOUJITA (LUEGO DESNOS)
19 La fotografía de Treize con Kiki que aparece en esa página creo que está mal referenciada y quien aparece ahí no me parece que sea Treize.
22
LAS MONTPARNASSE GIRLS. DE IZQUIERDA A DERECHA: TREIZE, CLARA, INGO, KIKI, ZINAH Y SIRIA
20 En la página referida se pueden leer en francés varias anécdotas sobre Treize. También hay material fotográ co muy interesante.
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mismo Jockey de aquellos años, tan frecuentado por los bohemios y que varias páginas y testimonios refieren.
Aunque ciertamente las ubicaciones se parecen por ocupar ambos una posición esquinera.
En la siguiente foto, que data de 1927, se ve mejor a Treize y es muy interesante porque está al lado del pintor y
escritor Francis Picabia, referencia obligada de la época y quien fue parte de diversos movimientos artísticos y
culturales desde el postimpresionismo hasta el arte abstracto, pasando por el fauvismo, el cubismo, el dadaísmo y
el surrealismo.
Es famosa esta otra foto de la bohemia de Montparnasse con el poeta Robert Desnos y otros célebres personajes:
Treize fue también amante en los años 20 del pintor noruego Per Krohg quien la retrató varias veces y
dos de esos trabajos fueron expuestos en la Galería Pierre en mayo de 1925. Es de hecho gracias esos
retratos que pude tener mayor certeza sobre la sonomía de Treize en ciertas fotos, porque en algunos
casos si bien los pie de foto explican que se trata de ella, la persona que gura no me parece
corresponder de modo consistente con lo que se ve y dice en otras fotos.21
TREIZE EN LA ESCALERA. POR PER KROHG, 1925 THÉRÈSE. POR PER KROHG
MODERNA MUSEET. ESTOCOLMO (SEGÚN J. BERK) SIN FECHA NI REFERENCIA DE DÓNDE SE ENCUENTRA
22 En este diccionario hay casi dos páginas dedicadas a Treize que son fuente de valiosa información.
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También se menciona que Treize en esos días consultaba el tarot para saber si Krohg volvería con ella. ¿Sería
Treize quien inició a Cano de Castro en el ocultismo? Aunque este episodio pueda parecer anecdótico, es
importante porque ello de algún modo abrió la puerta para que surgiera Cano de Castro en la vida de Treize.
Un dato interesante y también irónico a propósito de Krohg y de su carrera artística es que es el autor de la
pintura mural que decora el recinto del Consejo de Seguridad de la ONU en New York.
No podría dejar de incluir en este punto una hermosa fotografía que hizo Brassaï de Kiki con sus
amigas Treize y Lily tendidas en una estrecha cama o diván, en una actitud de gran con anza y
camaradería y acompañadas de dos mascotas. Se trata de una foto valiosa y puede ser vista en la página
del Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles. Nótese que en esta foto que data de alrededor de
1932, es decir, del año que Cano de Castro y Treize habrían contraído matrimonio, ya ella es
identi cada con su nombre de casada, aunque hay un error porque han escrito “Caro” en vez de Cano.
DE IZQUIERDA A DERECHA: THÉRÈSE, LILY (EN REALIDAD EMILIE CARLU, ESPOSA DEL PINTOR JEAN DUBUFFET) Y KIKI.
FOTO DE BRASSAÏ. CIRCA 1932
26
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Hay por otra parte, a no dudarlo, una referencia a Treize en un largo poema del poeta surrealista Louis
Aragon publicado en 1956 en el poemario “Le Roman Inachevé”. El poema se llama “Après l’amour” (“Después del
amor”) donde un verso dice:
Le pays me plut comme plaisent
Les gares que l'on voit du train
Mon adresse y fut
Chez
Thérèse
Treize
Place des
Tambourins23
Algunas opiniones (por ejemplo ésta o ésta otra) sostienen que relacionar Thérèse y Treize es una aliteración que
Aragon hace porque es agradable y musical y no porque haya una correspondencia con la realidad, sino solo una
especial resonancia entre las palabras; pero a mi me parece que Aragon, siendo parte de la banda de los
surrealistas, no podía no saber quien era Thérèse Treize y que esta mención en una obra llena de referencias
autobiográficas es a la vez un ingenioso homenaje a ella y quizás, de modo velado, al poeta Desnos. Treize es el
sobrenombre único y perenne de Thérèse inventado a su medida por Desnos, no hay referencia de nadie más en
la historia que haya sido bautizado así por un poeta surrealista, ni habrá otra Thérèse Treize en el futuro. Y si
llegara a haberla será, presumiblemente, en honor a ella o por usurpación del sobrenombre original. Ahora bien,
es cierto que en una pieza del teatro del siglo XVIII llamada “L’anglais, ou le fou raisonable” de Joseph Patrat hay un
diálogo donde se habla de un personaje llamado Thérèse y se juega con ese nombre y la palabra treize, pero sin
llegar a formar un conjunto nominativo. Tal vez esto haya inspirado a Desnos. El poema “Après L’amour” fue
musicalizado y cantado por Leo Ferré y también por Yves Montant bajo el título de “L’étrangère”, pero no incluyó
el verso referido. En todo caso, la canción en sí es -por decirlo de algún modo- un “lienzo cantado” y constituye
una pícara evocación de los míticos años veinte. Un verso que sí canta Ferré (siendo de hecho con el que inicia la
canción) menciona algo que recuerda a la actividad preferida de nuestro Cano de Castro “ocultista”: Ejercer las
artes adivinatorias… “Ellos dicen la buena aventura”… ¿Habrá sido Cano de Castro uno de ellos?:
El recuerdo de Treize como amiga de Kiki se ha reflejado recientemente en una ópera llamada “Tabula Rasa”
creada por Felix Jarrar y Brittany Goodwin y estrenada en el 2018 en el New York Opera Fest. También ella
aparece fugazmente en un simpático cortometraje de animación francés llamado “Mademoiselle Kiki et les
Montparnos” de Amélie Harrault estrenado en el 2013 y Cesar al mejor corto de animación en el 2014. En
Francia el ambiente y los personajes de aquellos locos años parisinos sigue estando muy presente en el
23El país me gustó como gustan/Las estaciones que se ven desde el tren/Mi dirección ahí fue/Donde/Thérèse/Treize/Plaza de las/
Panderetas.
24Existe cerca de las esclusas/Un barrio bajo de bohemios/Su hermosa juventud se desgasta al desmarañar lo tuyo de lo mío.
En banda vamos en coches/Ordinariamente en el mes de agosto/Ellos dicen la buena aventura/por pimientos y vino dulce
27
imaginario cultural y popular, a tal punto que en agosto de este año 2020, en plena pandemia de Covid-19, se
ha estrenado en la televisión francesa una miniserie policiaca llamada “La Garçonne” que se inspira de ese
mundo. Si bien en la serie no aparece Treize como personaje, ni mucho menos Cano de Castro, sí aparecen
algunos de los que he mencionado a lo largo de estos apuntes: Kiki, Man Ray, Foujita, Modigliani y Pascin.
Pero en realidad nada de eso suplanta el extraordinario documento fílmico llamado “Journal du voyage au temps
des années folles ou la fureur de vivre des années vingt”25, realizado en 1963 por Jean-Marie Drot, donde se puede ver y
escuchar a muchos de los protagonistas de esa época narrando sus vivencias, incluyendo a Treize.
25 El documental se ubica en los archivos del Institut National de l’Audiovisuel. Es consultable en línea pero mediante abono al servicio.
26 Se encuentra en la Biblioteca Literaria Jacques Doucet (Paris) y solo es consultable en persona. Hay también correspondencia que ella le
dirige a Robert Desnos entre 1927-40. Y en un lote adicional de los años 1924-27 se le identi ca como Thérèse Treize.
28
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“Cano como todos los artistas, de ser artistas y no de gurarlo, tiene su grado de locura. Reynal dice que los
artistas son sus propios médicos, se curan pintando o escribiendo. En una ocasión Manuel desapareció 10
meses, se llegó a pensar que se lo había llevado la corriente del Sena, hasta su admirable compañera Teresa
no sabía una palabra de él; Manuel se había venido aquí, a San José, y es curioso, en esos días venirse a
nuestra amable patria era como desaparecer”.
La anécdota es interesante no solo por lo que apunte antes, sino también porque querría decir que el
artista estuvo de vuelta en Costa Rica antes del año 42 al menos en una ocasión. Sin duda esta anécdotal
tiene relación con las cartas a Youki que mencioné antes ya que hay al menos una en la que se llega a
entender que Treize la escribe desde un hospital donde está internada: Concretamente en el 1 Rue
Cabanis, donde hoy está el centro hospitalario Santa Ana. Eso es en el distrito 14, es decir, la zona de
Montparnasse donde Treize vivía. En la carta ella le cuenta a Youki de sus sufrimientos y le con esa
haber pensado en matarse atravesando su corazón con un pedazo de vidrio, pero también le cuenta que
está más fuerte y con muchos deseos de vivir. Más adelante le pide a Youki que le lleve algunas cosas que
necesita tales como azúcar, menta, y golosinas. Si hubiera estado con su marido ¿Por qué no pedírselas a
él? En el texto menciona una fecha pero no se entiende bien cuál es el contexto: 15 de julio del 37.
Entonces me parece que ahí hay una pista para tratar de establecer el año de la desaparición de Cano de
Castro habla Max Jiménez. Para Treize esto ha debido ser algo tremendo porque era, al menos, la
segunda vez que sufría un abandono amoroso. La con rmación de esto la da el texto que Cano de
Castro escribe para la Revista K. Luego de explicar el efecto tremendo que tuvo para Artaud la lectura del
Tarot que hacía en su compañía dice:
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fi
fi
fi
fi
“Él (Artaud) había acumulado, concentrado, desencadenado, en mi casa, fuerzas horrorosas, él lucho
desesperadamente contra ese conjuro demoniaco, pero nada lo detuvo: En 1937 la casa nos expulsó. Yo huí
hacia América, mi mujer estuvo en el hospital y Artaud en Ville-Evrard27; he ahí el triángulo”
Por otra parte, la anécdota tal como la cuenta Max Jiménez contiene de algún modo una sentencia
profética, porque el segundo retorno de Cano de Castro a San José, inicialmente fulgurante, a la postre y
hasta la fecha representó para él una desaparición casi completa de la escena costarricense.
Después de la guerra, aquella Paris dorada que vivieron Cano de Castro y Treize también se evaporó (en
realidad ese proceso ya había empezado en los años treinta). El centro de actividades artísticas del
vanguardismo pasó a New York. “La bohemia” de Montparnasse no era para ese entonces más que un
recuerdo lejano parecido al de la célebre canción homónima de Charles Aznavour (que él situó sin
embargo en Montmartre). Kiki murió en 1953 a los 51 años. El pintor Foujita dijo entonces que “con ella se
enterraba para siempre la época gloriosa de Montparnasse” y también de una Paris que, como lo expresó
Hemingway, “es una fiesta”… O era. En cuanto a Treize, la última referencia que he encontrado en el
Diccionario de Artistas Modelos es que siguió dando clases de gimnasia en el estudio que había trasladado de
Montparnasse a Denfert-Rochereau, luego se fue a vivir a la Rue des Blancs Manteaux en el barrio Le
Marais y tuvo un pequeño puesto de libros a orillas del Sena28. En 1979 el poeta Alain Jouffroy tomó su
testimonio para un libro que dedicó a aquella época mítica. No sé en qué año habrá fallecido Treize, a
pesar de que he consultado los archivos franceses en línea, los cuales lamentablemente presentan algunas
lagunas porque varios años no han sido aún digitalizados. En cuanto a Cano de Castro, doña María
Enriqueta Guardia me dijo, tras lectura de una primera versión de este texto que omitía datos con respecto
a su fallecimiento (por no haberlos encontrado), que el artista se encontraba sepultado en el cementerio de
Thiais. Gracias a esa información pude encontrar el registro de su fecha del sepelio y la ubicación exacta de
la tumba: 9 de mayo de 1959; división 96, línea 4, número 53 Además, eso permite cruzar ese registro con
otro donde dice en qué distrito murió y a qué edad: en el número cuatro a la edad de 67 años. Y
finalmente el dato de distrito permite sobre todo encontrar el acta de deceso, el cual tuvo lugar el 6 de
mayo en el Hôtel Dieu (el hospital más antiguo de Paris el cual data del año 651). Esta acta de paso
confirma su nacimiento en Costa Rica (en la fecha que dice el diccionario Bénézit), confirma que su oficio
seguía siendo el de artista pintor y finalmente que seguía casado con Treize, con lo cual se comprueba los
indicios que daban sus cartas a Youki. También brinda información sobre su domicilio final: 43 Rue des
Blancs Manteaux (lo que confirma lo explicado lineas atrás por el enlace al Diccionario de Artistas Modelos) y
por último revela el nombre de sus padres: Emilio Cano de Castro y Rafaela de Castro.
Investigar sobre Cano de Castro en época de pandemia y con namiento me ha resultado no solo un
pasatiempo muy entretenido sino también muy instructivo. Además, he descubierto cosas sorprendentes
que ignoraba. La sorpresa más hermosa ha venido cuando ya tenía el presente texto prácticamente
terminado y la tomo como una recompensa. Mi madre que tiene noventa años tuvo un día de estos un
problema que requirió que yo fuera a verla a su habitación donde tenía muchísimos meses de no entrar,
primero porque no suelo visitarla en ese espacio y segundo, mucho menos ahora en tiempos de
distanciamiento social. Pero como esta vez se hacía indispensable ingresar lo hice y he quedado impactado
al descubrir, colgada en una pared, una litografía de Cano de Castro que yo había olvidado por
completo que estaba en posesión de nuestra familia. Se trata de “Ecuyère et Clown” que fue una de las que
estuvo expuesta en el Teatro Nacional en 1945 y cuya reproducción aparecen en el R.A. Cuando yo veía
esa publicación la litografía me parecía conocida, pero suponía que era porque la había visto antes en las
27 Se trata de un hospital psiquiátrico donde Artaud estuvo internado durante casi cuatro años.
28 Si éste anuncio es correcto y lo interpreto bien habría tenido su puesto frente al 47 Quais de la Tournelle hasta 1970
30
fi
Contacto:
eugeniogarciach@gmail.com
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Anexos 30
1.
2.
3.
TEXTO DE PRESENTACIÓN DE CANO DE CASTRO DE SU OBRA FRONT-STALAG 122. R.A. NOVIEMBRE 1944
34
4.
35
5.
36
37
38
39
6.
CAPTURA DE PANTALLA PÁGINA DE LA SUBASTA DE UN ÓLEO DE CANO DE CASTRO EN CHRISTIE’S EN EL AÑO 2000
7.
40
8.
9.
41
10.
11.
42
43
44
45
46
12.
13.
14.
Agradecimientos:
• A la señora Yara Mourelo por ayudarme con la revisión del texto y consejos diversos, así como por
haberme ayudado a establecer ciertos contactos.
• Al archivo histórico del Teatro Nacional y en particular a la señora Rocío Quilis quien me ayudó a
localizar los documentos provenientes de esa colección que he presentado en este texto. Y también
por haberme autorizado a usar imágenes de su archivo. También agradezco las gestiones de la
señora Carmen Marín.
• Al Museo de Arte Costarricense y en particular al señor Byron Gonzáles, curador de colecciones del
MAC, por su ayuda para tratar de localizar obra de Cano de Castro en el acopio del museo.
• A la señora María José Monge, curadora de colecciones del Banco Central por su ayuda para tratar
de localizar obra de Cano de Castro en ese acopio.
• Al señor Ronan Farrel a quien sin conocer yo tuvo la amabilidad, tras una lectura de una primera
versión de este texto, de enviarme desde Francia varias referencias importantes sobre Cano de
Castro, algunas de las cuales he incluido en una nueva versión actualizada.
Nota sobre las fotografías que aparecen en este texto: Siempre he tratado de consignar el
autor de la fotografía pero cuando no aparece es porque no hay referencia de la persona que la hizo. En
algunos casos se trata de imágenes que se repiten en diversos sitios siendo imposible saber cuál es su
fuente original.
He usado por comodidad las digitalizaciones del Repertorio Americano hechas por la Universidad Nacional
a la cual mi padre le cedió hace muchos años los derechos del uso del nombre. Pero igual conservo en
papel una colección completa de esa revista.
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