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CARTAS CATÓLICAS Y APOCALIPSIS

Contenidos
1. Apocalipsis: estructura y principales contenidos teológicos. Comentario
y exégesis de textos escogidos.
2. Cartas Católicas. Se estudian las cartas católicas partiendo de una
introducción general en su conjunto, la estructura y el contenido básico
de cada una de ellas, con una atención particular a sus dimensiones
pastorales y sus principales temas teológicos.
Bibliografía
 BOTTINI, G.C, Giacomo e la sua lettera. Franciscan Printing press,
Jerusalem 2000.
 KOT, T, La fede, via della vita. Composizione e interpretazione della
Lettera di Giacomo. Centro editoriale dehoniano, Bologna 2002.
 TUÑÍ, J-O – ALEGRE, X, Escritos joánicos y cartas católicas.
Editorial Verbo Divino, Estella (Navarra) 1995.
 BIGUZZI, G, Apocalisse, nuova versione, introduzione e commento.
Paoline Editoriale Libri, Milano 2005.
 ROSSANO, P – RAVASI, G – GIRLANDA, A, Nuevo diccionario de
Teología Bíblica, San Pablo, Madrid 1990.
 BROWN, R.E – FITZMYER, J.A – MURPHY, R.E, Nuevo
Comentario Bíblico San Jerónimo. Editorial Verbo Divino, Estella
(Navarra) 2004.
Artículos
 E. NORELLI, Sulle origini della raccolta delle Lettere Cattoliche.
EDB, Ottobre-Dicembre 2011.
 M. NICOLACI, Significato e scopo del ricorso al linguaggio dualistico
in Gc 3,13 – 4,10. EDB, Gennaio-Marzo 2012.
 S. ROMANELLO, Chiavi narrative per l’interpretazione di Ap 17,1 –
22,5. EDB, Luglio-Settembre 2014.
 G. BALDANZA, L’euloghia di 1Pt 1,3-12 e il suo dinamismo
trinitario. EDB, Luglio-Settembre 2015.
CARTA DE SANTIAGO
Premisa
Esta carta representa un escrito importante en el cristianismo primitivo, ya que
conoce las tradiciones del Nuevo Testamento: tanto la del cuerpo paulino
como la de Mt, Mc, Lc y la fuente Q.
Santiago viene a iluminar lo que ya san Pablo decía sobre la justificación de la
fe, pero ahora desde el punto de vista de las obras, que le dan su complemento.
Esto lo hallamos en St 2,14-26: Fe y Obras (tr.ing. Faith and Works). Otro
texto que causa bastante discusión es St 1,19-25, sobre la Ley como norma
moral de la conducta del cristiano y como medio de salvación ante el juicio de
Dios (St 2,1-13).
“Con otras tradiciones la relación ha resultado más problemática. Santiago
parece extraño a la tradición teológica atribuida a la llamada escuela joánica
(Evangelio de Juan y 1–3 Juan), en el que, sin embargo, no parece ser
ignorado. Pero, demuestra que conoce la tradición del Apocalipsis y tiene
afinidades teológicas con la carta a los Hebreos. Con la llamada escuela de
Pedro (1Pedro), que luego está en deuda con Pablo, no tiene relaciones
teológicas directas. Pero la estrecha relación literaria entre St y 1Ped da fe de
que era conocido y admirado, pero probablemente cuestionado”1.
Por otro lado, la “verificación filológica pone al estudioso frente a un texto
que traiciona múltiples relaciones literarias y lo obliga a reconocer como
válida la hipótesis de la pseudonimia y de una datación tardía”2.
Es probable que Santiago fuese un hombre versado en el conocimiento de la
literatura cristiana primitiva (la paulina y evangélica). De aquí seguramente ha
sacado lo mejor y esencial para llegar a esa visión teológica, que en su carta
tiene forma parenética y exhortativa, pero no teórica.
“Esta elección genérica ya da fe que Santiago no siente mucha simpatía por la
pura discusión teológica, que probablemente considera vana (cf. St 1,26 y
2,20), ante la consecución de la salvación final, que hace depender sólo de las
obras de misericordia, según la más pura tradición evangélica (cf. St 1,27 y
2,14-26 con Mt 25,31-46). El hecho permite explicar por qué en su discurso
1
CLAUDIO BOTTINI, G, Giacomo e la sua lettera, Franciscan Printing Press, Jerusalem 2000, 10.
2
Idem.
trata raramente los principios teológicos que lo sostienen, y cuando los
recuerda, lo hace sólo para justificar la exhortación y la corrección ética (cf. St
1,5-8; 1,16-18; 3,13-18; 4,4-6; 5,7-11)”3.
En este sentido, “se debe quizá a esta sobriedad en la doctrina y en la sabiduría
teológica por él manifestada en las normas de la conducta práctica, lo que le
ha procurado estima y honor en la tradición espiritual de la Iglesia”4.
“Por otro lado, no se puede desconocer que precisamente este valor suyo fue
un escándalo para los demás, que continúa incluso ahora y se manifiesta en el
vano intento de quitarle cualquier valor a su discurso para el cristiano, hasta
relegarlo a un “Apéndice” a los libros del Nuevo Testamento, como si no
perteneciera en absoluto al “Canon” de la fe que hemos recibido”5.
Santiago, “supo unificar el Antiguo y el Nuevo Testamento, tomando de éste
la fe genuina en Jesucristo y del otro la ley con los mandamientos de Dios que
educan al que cree para conseguir la salvación del juicio divino al final”6.
1. Introducción General
En esta introducción general analizamos el origen histórico y literario de la
carta, de modo que nos lleve a situar y apreciar las aportaciones teológicas y
espirituales en la tradición cristiana.
- Origen histórico. En este punto miramos el problema de su origen para
así leerlo desde una perspectiva histórica y teológica coherente con la
intención que tuvo el autor.
La autoridad canónica de Santiago. Probablemente se tuvo que esperar
hasta el s.IV-V en occidente para que esta carta tuviera reconocimiento
canónico (Ambrosiaster, en Roma; Hilario de Poitiers). “Bajo la influencia de
san Jerónimo, también san Agustín reconoció la canonicidad de la carta. Sin
embargo, Jerónimo todavía sabe que existen algunas dudas y perplejidades
sobre la autenticidad de Sant (De vir. Ill. 2)”7.
Esta carta halla sus primeros testimonios seguros sobre su canonicidad “en el
siglo III en la Iglesia de Alejandría, donde Orígenes, bajo la influencia de su
3
Idem.
4
Idem.
5
CLAUDIO BOTTINI, G, Giacomo e la sua lettera, 10-11.
6
CLAUDIO BOTTINI, G, Giacomo e la sua lettera, Franciscan Printing Press, Jerusalem 2000, 11.
7
ROSSANO, P – RAVASI, G – GIRLANDA, A, Santiago (Carta de) en Nuevo Diccionario de Teología Bíblica,
Ediciones San Pablo, Madrid 1990, 1772.
maestro Clemente, menciona la carta como texto canónico: le siguen a
continuación los demás escritores y maestros de aquella Iglesia (Atanasio,
Cirilo)”8.
La carta de Santiago ha tenido problemas de acogida en las Iglesias de
Oriente, y es Eusebio de Cesarea quien refiere esta problemática. Él refiere la
historia de su martirio y recoge esta información: “Se le atribuye la primera
de las cartas llamadas católicas. Pero hay que observar que esa epístola no
es auténtica. En efecto, muy pocos de los antiguos la mencionan…Pero
sabemos que también esas cartas son leídas junto con las demás en un gran
número de Iglesias” (Hist. Eccl. II, 23,24b-25; cf. III, 25,3)”9.
1.1. Autor: ¿Qué perfil?
Frente a un escrito la primera pregunta que surge normalmente es la identidad
de su autor. Sabiendo esto, también se pueden dar respuestas más claras a
otras preguntas sobre la fecha y el lugar de la composición, el propósito y los
destinatarios del escrito.
- De los textos de la tradición neotestamentaria
El nombre del escrito se debe a su comienzo epistolar. En efecto, se abre con
las palabras: “Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, saluda a las
doce tribus que están en la diáspora” (St 1,1). Quién es este personaje no está
claro y su identificación es controvertida. Tratándose de un nombre de origen
bíblico y común entre los cristianos de tradición judaica, alguien piensa que el
autor del escrito sea un cristiano cualquiera, que lleva el nombre “Santiago”10.
No obstante, “la hipótesis no parece aceptable, porque el modo de presentarse
y la dirección “a las doce tribus en la diáspora” sugiere que se siente una
persona bien conocida por los destinatarios” 11. Asimismo, “su identidad hay
que buscarla dentro de la tradición cristiana, en la cual la expresión “doce
tribus en la diáspora” indica a todos los cristianos dispersos en medio de otros
pueblos”12.
“En efecto, esta designación simbólica aplicada a los creyentes en Cristo se
encuentra en el libro del Apocalipsis. En Ap 7,5-9 el término “tribus” es usado
8
Idem.
9
Idem.
10
CLAUDIO BOTTINI, G, Giacomo e la sua lettera, 13.
11
Idem.
12
Idem.
para indicar los 144.000 redimidos, llamados “hijos de Israel” (Ap 7,4) y
considerados provenientes de “toda nación, tribus, pueblo y lengua”, y en Ap
14,1 se dice que el mismo grupo de los 144.000, sin especificación, se
encuentra en el monte Sión junto al Cordero. Es evidente que se trata de
cristianos por él salvados. Por tanto, se debe decir que el autor del escrito se
presenta como un Santiago conocido por todos los cristianos, los cuales se
encuentran dispersos entre los demás pueblos, a semejanza del antiguo pueblo
de Dios”13.
a) Carta a los Gálatas
Según los textos de la tradición cristiana, en particular a los escritos del Nuevo
Testamento, se sabe que solo una persona conocida por este nombre tenía
fama y autoridad en las diversas iglesias. Se trata de Santiago, que el apóstol
Pablo en la carta a los Gálatas llama “el hermano del Señor” (Gál 1,19)14.
Otras referencias las encontramos en esta carta (cf. Gál 2,9; Gál 2,12). En 2,12
el apóstol añade: “Pues antes que llegaran algunos de parte de Santiago”.
b) Hechos de los Apóstoles
La noticia que ofrece Pablo en la carta a los Gálatas se confirma con la
información transmitida por la tradición de los Hechos de los Apóstoles. Hch
12,17 refiere las palabras de Pedro después de su liberación de la cárcel,
entorno al año 44, antes de ir a otro lado:

13
Idem.
14
El nombre de Santiago es referido otras cuatro veces en el Nuevo Testamento, sobre todo en los
evangelios: Santiago, hijo de Zebedeo (Mc 1,19; 3,17 par.; Hch 12,2); Santiago, hijo de Alfeo (Mc 3,18 par.);
Santiago, “el Menor” o “el Pequeño”, hijo de una tal María (Mc 15,40 par.); Santiago, padre del apóstol
Judas (Lc 6,16; Hch 1,13).

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