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Ideas fundamentales
- El primer Adviento, la llegada del Salvador, significó para José un montón de dudas y sobresaltos.
Dios le exigió mucho y él le respondió a Dios enteramente.
- San Lucas relata los acontecimientos que rodean el nacimiento del Salvador, desde la perspectiva de
su madre María. En este Evangelio de San Mateo, sin embargo, José no es el hombre que queda al
margen de la historia; no es ninguna figura de sombra no más. En los dos primeros capítulos de
San Mateo su actuación es muy importante. Aparece como el modelo del “justo”, el hombre que
“ajusta” todo su pensar y actuar a la voluntad de Dios.
- Detrás de José aparece por todas partes la acción de Dios. Es Dios quien actúa valiéndose de sueños
y mensajeros, y sobre todo del Espíritu Santo, para hacer presente a Jesús en medio de la historia de
los hombres.
- En realidad todo el relato es una presentación de Jesús. Se trata de su origen. Al comienzo de su
Evangelio, que es el texto que precede, Mateo trae el árbol genealógico de Jesús. Allí se dice que
Jesús es el hijo de Abraham y de David. Ahora se nos desvela que es sobre todo el Hijo de Dios, el
“Dios con nosotros” la presencia viva de Dios en medio de su pueblo.
- El texto dice que María, mientras “estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían
vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo”. También se llama a José, Esposo de
María. Esto tiene una explicación.
- En aquellos tiempos la celebración del matrimonio constaba de dos partes. En la primera se hacía
toda la parte legal, lo que llamaríamos el “contrato matrimonial”. Después de esta ceremonia los
novios ya eran legalmente esposos, pero todavía no iban a vivir juntos, sino cada uno de ellos seguía
en casa de su familia, y así transcurrían a veces varios meses. A esto nos referimos al decir que
María estaba comprometida con José. En otro momento se realizaba la segunda ceremonia, que era
más festiva y familiar. El esposo iba acompañado de sus amigos a la casa de la esposa y la traía en
alegre procesión a su propia casa. Allí se realizaba la fiesta de bodas, y a partir de ese momento
comenzaban a vivir juntos.
- En caso de infidelidad, la ley de Moisés preveía dos soluciones: la denuncia pública y la ejecución
por pedradas (Dt 22,13-21), o la separación en privado (Dt 24,1). José, sin dejar de ser obediente a
la ley, elige la segunda.
- Si entre las dos ceremonias de casamiento la pareja tenía un hijo, éste era considerado hijo legítimo
de ambos. El Angel, al hablarle en sueños, lo llama a José “hijo de David”. José, a pesar de su
pobreza y humildad, pertenece a la descendencia de David. A ese rey se le prometió que de su
familia vendría el Mesías, el Salvador de todos los hombres. Por la descendencia de José, el niño
que nacerá es de la familia de David, es “hijo de David”.
- La misión de Jesús aparece anunciada en el nombre que José le debe imponer por mandato de Dios.
“Jesús” significa “El Señor salva”. Este niño no solamente indica la presencia de Dios junto a su
pueblo, sino él mismo es Dios, es “Emmanuel” “Dios con nosotros”. Jesús es Dios entre nosotros
y para siempre.
-
3. MEDITACION (Qué me dice el texto?)
En este cuarto domingo de Adviento, estamos llamados a escuchar y obedecer la voz de Dios para ser
verdaderamente justos, a ejemplo de José, y a reconocer que Dios está con nosotros, por medio de su Hijo
Jesucristo, que vino para salvarnos.
Tomo decisiones a la ligera?, o escucho la voz de Dios en momentos de dificultad? Estoy preparado para recibir
a Jesús que me salva en esta Navidad? He experimentado que Jesús es el “Dios con nosotros”? De qué manera?.
Ideas Fundamentales
- Este breve relato de la huida y vuelta de Egipto se desarrolla en una doble situación: por un lado, la
persecución que sufre Jesús; y por el otro lado, la constante presencia de Dios que se sirve de su
mensajero y de los sueños para avisar a José lo que debe hacer.
- Al componer este pasaje, Mateo tenía presentes a los judíos que no aceptaban a Jesús, pero ante
todo, deseaba confirmar la fe de su comunidad en Jesús, el Hijo de Dios. San Mateo invita a
descubrir la presencia de Dios incluso en las situaciones adversas.
- José sigue siendo aparentemente la figura destacada de esta historia, el representante de la familia
de David que colabora para llevar adelante el plan salvador de Dios.
- Cuando San Mateo relata la huida a Egipto y lo que se cuenta entre los dos textos que leemos en
esta fiesta: la matanza de los niños de Belén, lo hace con la intención de que sus lectores recuerden
otras escenas de la Biblia. Por el libro del Exodo nos enteramos que una vez hubo otro rey que
mandó matar a los niños de todo el pueblo de Israel; fue el faraón de Egipto; hubo un niño que se
salvó de la matanza y pudo salvar más tarde a su pueblo: ese niño era Moisés. También, otros
detalles recuerdan los comienzos de la vida de Moisés, aparte de la matanza de niños inocentes: la
huída del joven Moisés, porque el faraón trataba de acabar con él, y su vuelta a Egipto cuando
habían muerto los que intentaban matarlo. (Ex 1-4). El paralelismo entre Jesús y Moisés es
evidente. Jesús es el nuevo y verdadero Moisés que salvará definitivamente a su pueblo.
- San Mateo entrelaza otros elementos que establecen una relación entre Jesús y el pueblo de Israel.
La huida de Jesús y de su familia recuerdan el traslado de toda la familia de Jacob – Israel, que
emigró a Egipto por designio de Dios (Gen 46). La vuelta a la tierra de Israel recuerda el camino
que había recorrido el pueblo de Israel en sus orígenes. Dios había dicho que el pueblo de Israel era
su hijo, por eso intervino para salvarlo. Jesús, que es el verdadero Hijo de Dios, inicia desde Egipto
el nuevo y definitivo éxodo. La Pascua que salva de la muerte y da la vida eterna.
- Mateo relaciona los comienzos de la vida de Jesús con los comienzos del pueblo de Israel. El
pueblo de Israel, llamado hijo de Dios y perseguido por un tirano, es una figura profética de Jesús.
Con Jesús comienza un nuevo pueblo de Dios. El es el verdadero Hijo de Dios que vence a todos
los tiranos, inclusive a la muerte, e introduce definitivamente en la tierra prometida el Reino de
Dios.
- Se ve que San Mateo escribió este texto para demostrar de qué manera admirable se han cumplido
en Jesús los anuncios de los Profetas. Sin embargo, la Iglesia nos pone este trozo del Evangelio
para la fiesta de la Sagrada Familia.
- A María y José se les ha confiado el Hijo de dios. Ellos tienen que ocuparse de todo lo que este hijo
necesita para su sano desarrollo.
- María y José, dejando de lado toda conveniencia personal, asumen con responsabilidad el papel de
padres que Dios les encomienda. Con el riesgo de su propia vida, protegen y defienden la vida de
este hijo que es el Hijo de Dios.
- Lo que Dios les exige no resulta siempre claro, y a veces es extremadamente difícil. Herodes
prefiere la seguridad de su poder y posición adquirida cruelmente. María y José, al contrario,
prefieren la seguridad de la Palabra de Dios, aunque esto signifique tener que abandonarlo todo.
- María y José estaban mutuamente comprometidos y habían tenido sus propios planes para su vida.
Ahora los deben olvidar, lo único que interesa es Jesús. Ya no hay tranquilidad ni comodidad.
CANTO: TUTAINA
9 DE ENERO DE 2005
BAUTISMO DEL SEÑOR
TEXTO: MATEO 3, 13-17
“Este es mi hijo amado, en quien me complazco” (3,17)
Ideas fundamentales
- En la escena del Bautismo de Jesús, Juan Bautista está arriba, aunque preferiría estar abajo; y Jesús
está abajo, aunque debería estar arriba!. Jesús se pone, muy a propósito, abajo.
- En los libros de los Profetas y en los Salmos se exige más que la pureza exterior, la pureza de
corazón, esta purificación del interior la tiene que realizar el mismo Dios, perdonando todas las
culpas.
- Juan el Bautista es un auténtico sucesor de aquellos profetas. Si bien realizaba un lavado exterior,
un bautismo, lo hacía solamente junto con la confesión de los pecados como signo de
arrepentimiento, de cambio de conducta, de una nueva actitud interior de conversión a Dios.
- Juan se resistía a bautizar a Jesús; no podía aplicar un lavado para pedir la purificación del pecado a
aquel que no tenía pecado; más bien, era Juan el que, a pesar de su austeridad y de su vida rigurosa,
debía ser purificado por Jesús.
- Entonces, ¿por qué Jesús insistió en ser bautizado por Juan? Sus palabras: “conviene que así
cumplamos todo lo que es justo” expresan muy bien su entrega total a la voluntad de Dios Padre.
El “ajustó” siempre y en todo su vida al plan salvador del Padre.
- Desde el principio Jesús se unía a la humanidad pecadora. Desde el comienzo hasta el final de su
vida se mostró solidario con los pecadores. Siendo inocente cargó con las culpas de todos para
morir como si hubiera sido un delincuente.
- Así como si fuera un pecador más, se colocó en la fila de los penitentes, como diciendo: “Yo soy
uno de ustedes”, “yo cargo con todos los pecados de ustedes”. Con esta actitud, además de mostrar
su solidaridad con todos los hombres, dejó en claro que todo el pueblo debía convertirse.
- El bautismo de Jesús no fue como el de los otros que confesaban sus pecados. El Evangelio no dice
que Jesús confesara pecados o que saliera del agua más purificado. En El no podía darse nada de
eso. El es el hombre perfecto, sin pecado alguno.
- Cuando Jesús fue bautizado se inauguró un nuevo bautismo. Jesús no descendió al agua para
purificarse, sino para purificar el agua, y comunicarle el poder de hacer que los hombres llegaran a
ser hijos de Dios.
- El bautismo de Juan sólo podía pedir una purificación. En cambio, el bautismo de Jesús está
rodeado de signos que demuestran una novedad: se abren los cielos, el Espíritu Santo desciende
sobre Jesús y se escucha la voz del Padre para proclamar quién es en verdad ese hombre que vivía
tantos años como uno más del pueblo allí en Galilea.
- Con Jesús se abrió definitivamente el cielo. Es Espíritu de Dios que descendió sobre El, es
representado “como una paloma”. Al comienzo de la Biblia se dice que el “soplo” o el Espíritu de
Dios “se cernía sobre las aguas”. Según la tradición judía, el Espíritu de Dios aleteaba o planeaba
sobre la superficie de las aguas “como una paloma”. Sabemos que esta primera creación se
corrompió por el pecado del hombre. En el bautismo de Jesús, el hombre perfecto, se inaugura una
nueva creación.
- La voz del cielo declara que Jesús es el Hijo de Dios. Las palabras: “Este es mi Hijo…” aluden al
Mesías del libro de los Salmos, el rey hijo de David (Sal 2,7). Para no dar lugar a equívocos, se
cita también una fórmula tomada de uno de los cánticos del Servidor sufriente (Is 42,1). Sí, Jesús
es el Hijo de Dios. En sus palabras y obras escuchamos y vemos a Dios, pero El es el Servidor de
Dios sufriente, que llevará la salvación a todas las naciones, y que será glorificado recién después de
padecer y morir. No es un Mesías triunfalista.
- Porque Jesús se puso en el último lugar, “Dios lo exaltó y le dio el Nombre que está sobre todo
nombre” (Flp 2,9).