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TECNICAS DE ENSEÑANZA DE LAS MATEMATICAS

La asignatura de matemáticas es una de las más complicadas de impartir, puesto que la


complejidad que entrañan muchas de las formulas y los problemas a solucionar puede
provocar hastío entre parte de los estudiantes. La impotencia de los alumnos al
encontrar dificultades en resolver ejercicios puede lastrar el ritmo y el dinamismo de la
clase, por lo que es importante que conozcas algunas técnicas para mejorar cómo
profesor de matemáticas y conseguir que tus clases sean tan entretenidas como
didácticas.
Saberse al dedillo todas las formulas algebraicas, ecuaciones y ser un experto en la
resolución de problemas numéricos es fundamental para ser un buen profesor de
matemáticas, pero también debes aplicar una serie de técnicas para acercarte más a
los alumnos y transmitirles tu pasión por esta asignatura. A continuación compartimos
con fines educativos – pastorales  la publicación del portal Emol (Chile) que ofrecen
10 consejos que pueden ser de utilidad.
Éstas son 10 técnicas que usan los buenos profesores para enseñar
matemáticas
Matemáticas es una asignatura clave en el aprendizaje de los niños. Agiliza su mente y
los ayuda a razonar. Sin embargo, la serie de mitos que la rodean dificultan su
enseñanza en el aula, y hacen que tenga una carga emocional para los estudiantes.
Que hay gente buena y gente mala para las matemáticas, que sólo le va bien al que es
muy inteligente y que es más para los hombres que para las niñas, son algunas de las
creencias con que los profesores deben lidiar.
Sin embargo, hay docentes que logran sortear esas dificultades y, utilizando creativas
estrategias, consiguen que sus alumnos aprendan mejor y hasta disfruten la clase.
Muchas de estas técnicas fueron recogidas en el libro “Matemática en el Aula:
Docentes en Acción”, que consistió en grabar clases reales de profesores
experimentados en el área y luego rescatar los mejores momentos, con el fin de que el
material pueda ser utilizado por las facultades de Pedagogía, para formar a los futuros
docentes.
Según indica Salomé Martínez, autora del libro e investigadora del Centro de
Modelamiento Matemático de la U. de Chile, un buen profesor de matemáticas “hace
sentir a los niños cómodos en la clase y los alienta a participar”. Para eso es importante
que no entregue todas las respuestas, sino que inste a los niños a razonar y discutir,
planteando ejercicios atractivos y “con significado” para los alumnos.
Afirma que para lograr eso “no hay una sola receta”, sino que depende mucho de la
situación, del estilo del profesor y del carácter del curso, pero sí hay algunas prácticas
que se pueden recomendar.

1. Hacer preguntas que los hagan pensar


Las preguntas que realmente sirven a los niños son las que los hacen pensar y no
aquéllas donde todo el mundo ya sabe la respuesta (como ¿cuánto es 2+3?). Esto no
implica hacer preguntas más complejas, sino “ricas” y, por ejemplo, pueda tener más
de una respuesta, se pueda resolver de varias maneras o se pueda extender y, a partir
de la respuesta, se continúe con otra pregunta.
2. Que no respondan los que levantan la mano
Para fomentar que todos participen y no sólo los más aventajados, una buena práctica
es elegir al azar quién debe responder. Por ejemplo, hay profesores que tienen papeles
con los nombres de los niños y sacan uno sin mirar. “Esto obliga a mantener la
atención de todos los niños, porque puede ser cualquiera”, señala la experta. Dice que
si, al contrario, “les doy la palabra a los niños que siempre levantan la mano, hay
grupos que van a ser dejados de lado”.

3. No esperar respuestas muy rápidas


Para que todos los niños puedan participar, el profesor no debe esperar respuestas
muy rápidas, sino que debe dar más tiempo para que puedan pensar. “Si yo pregunto
y espero la respuesta en cinco segundos, el único que puede participar es el niño que
tiene la respuesta en la punta de la lengua, el que justo sabía, pero dar tiempo hace
que la participación sea más equitativa”, señala Martínez.

4. Discutir con el compañero antes de responder


Una buena técnica es hacer una pregunta y pedir que los niños discutan con su
compañero antes de responder. “Eso produce más participación, los niños se
entretienen tratando de convencer al compañero, y comentar su respuesta con otro
antes de hacerlo frente al curso hace que sea menos intimidante para el alumno”,
afirma.
5. No sentar al que le va bien con el que le va mal
Si bien es bueno que los alumnos aprendan de sus compañeros, sentar
deliberadamente al buen estudiante con el que le va mal, para que uno le enseñe al
otro, podría tener un efecto negativo. “Etiquetar a los alumnos hace que el niño que se
supone que no sabe tenga un rol pasivo, de sólo escuchar, copiar o preguntarle al
compañero”, afirma Martínez. Sentarlos al azar produce mucha más participación.

6. No entregar siempre la respuesta correcta


No entregar siempre la respuesta correcta y hacer que los propios niños descubran sus
aciertos y errores también puede ser positivo. Por ejemplo, una profesora pidió
resolver un problema y escogió tres respuestas que habían dado los estudiantes –dos
correctas, aunque distintas, y una con un error–, y las expuso en el pizarrón, para que
los mismos alumnos las corrigieran. Esto fomentó que pensaran, discutieran y se
“engancharan” con la situación.

7. Aprovechar cuando un alumno se equivoca


Es sabido que “de los errores se aprende” y esto también se debe aplicar en clases. En
lugar de cuestionar al alumno, el profesor debe ser capaz de “manejar” esa
equivocación y aprovecharla en el aprendizaje. “La idea jamás es criticar, sino que
tratar de entender qué pasó y aprovechar eso, quizás el niño entendió de una manera
distinta y algo interesante se puede rescatar”.

8. Persistir con un alumno y darle pistas


Que un alumno responda mal y el profesor pida que pase el siguiente, no es muy
recomendable. Al contrario, es bueno que los profesores perseveren con un
estudiante, aún cuando se haya equivocado. Para esto, lo puede ir ayudando a resolver
el ejercicio o entregarle una pista. “Eso hace que no sea aceptable decir ‘no sé’, que el
niño no piensa que con eso basta para no contestar”, acota la experta.

METODO DE ENSEÑANZA DE LAS MATEMATICAS


Tradicionalmente y en la mayoría de los casos, la enseñ anza de las Matemá ticas ha
seguido métodos rígidos, que se basan en aprender los conocimientos de manera
sistemá tica y operar a partir de ahí, como las famosas tablas de multiplicar que se
tararean de memoria. 
 Pero, ¿es la ú nica forma de aprender esta disciplina? La respuesta es no, y en los
ú ltimos añ os han surgido varios sistemas de aprendizaje de las Matemá ticas que está n
revolucionando la enseñ anza debido a su faceta abierta y prá ctica. Te explicamos tres
de ellos:

Método de Algoritmo Basado en Números (ABN)


el creador de este plan es Jaime Martínez Montero, maestro y doctor en Filosofía y
Ciencias de la Educació n. Como explica en su blog ‘algoritmosabn’, sus iniciales no son
caprichosas y corresponden a las características principales del método. La ‘A’ hace
referencia a algoritmos ‘abiertos’, que implican que existen mú ltiples caminos para
llegar a la solució n de un problema, lo que favorece que cada alumno mantenga su
ritmo de aprendizaje.

Las letras ‘BN’, basados en nú meros, es la contraposició n al modelo conservador que


se basa en cifras. Esta metodología descompone o compone cada cifra en unidades,
centenas… trabajando siempre con nú meros redondos.  Ademá s, fomenta el cá lculo
utilizando utensilios cotidianos como bolígrafos, lapiceros, palillos, gomas…para
visualizar con ellos mejor las operaciones.
Con ello se pretende que la enseñ anza deje de ser monó tona y que los conocimientos
impartidos no sean dogmas, sino que los alumnos comprueben por sí mismos las
mú ltiples soluciones ante un problema y entiendan de manera visual las operaciones
que llevan a cabo, olvidá ndose así de la mera memorizació n de la teoría. También
fomenta que el estudiante desgaje cada operació n adecuá ndola a su nivel de dominio,
anteponiéndose él sobre el problema, y no al revés.

Estándares de Núcleo Común (Common Core Standars en inglés)


se trata de una metodología del sistema educativo estadounidense que se lleva
impartiendo desde 2009. Con su aplicació n se persiguen unos conocimientos mínimos
comunes por parte de todos los alumnos durante cada curso. Dentro del campo de las
matemá ticas, supone una vuelta de tuerca al concepto tradicional basado en sistemas
alternativos como el redondeo, las aproximaciones o las representaciones en forma de
imá genes.
Enseñ an al alumno a razonar de manera abstracta para entender la forma en la que
resuelven los problemas. Así pues, cuando se enfrentan a la suma 7+7=14 por
ejemplo, un algoritmo que nos sabemos de memoria gracias a las tablas de multiplicar
o de sumar que nos han inculcado, este método les enseñ a a razonarlo de otra manera
en la que el nú mero 7 se descompone en unidades má s pequeñ as como 3+4, haciendo
así má s sencilla la operació n y obligá ndoles a ‘ver’ lo que realizan. Un acercamiento a
las matemá ticas má s cotidianas, a saber utilizar el redondeo para simplificar
operaciones complejas mentalmente.
Con esto se pretende ir un paso má s allá de la resolució n mecá nica de los problemas, y
que logren ver la diferencia entre 4 x 5 o 5 x4, por ejemplo, que pese a tener ambas
cuentas la misma solució n (20), la forma de representarlas conceptualmente es
distinta.

Método Singapur

Esta metodología se ha expandido a lo largo del mundo durante los ú ltimos añ os


debido a las altas calificaciones de los alumnos de Singapur en las pruebas PISA.

Se conforma en base a tres conceptos: concreto, pictó rico y abstracto. Primero se insta
a los estudiantes a relacionarse con objetos cotidianos para llevar a cabo problemas
sencillos. A continuació n, se les enseñ a a dibujar esos conceptos mediante bloques que
representan valores numéricos. Una vez han superado estas etapas con soltura,
comienzan ya a realizar las representaciones abstractas tales como nú meros o
símbolos. El objetivo es que aprendan cada detalle de forma prá ctica y comprendan el
porqué de cada operació n.

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