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Terapia Colaborativa
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Terapia Colaborativa
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notification, to make appropriate acknowledgement in future editions of the book. Inquiries should be addressed
to Taos Institute Publications at info@taosinstitute.net or 1-440-338-6733.
ISBN: 978-1-938552-76-2
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Taos Institute Publications
Kenneth J. Gergen
President, Board of Directors
The Taos Institute
WorldShare Books Senior Editors - Kenneth Gergen, Dan Wulff and Mary Gergen
Books for Professional Series Editor - Kenneth Gergen Taos Institute Tempo Series
Editor - Mary Gergen Focus Book Series Editor - Harlene Anderson Executive
Director - Dawn Dole
For information about the Taos Institute and social constructionism visit:
www.taosinstitute.net
Terapia Colaborativa
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Terapia Colaborativa
Índice
Traducción y agradecimientos 9
Contribuciones 11
Prefacio 13
Harlene Anderson
Prólogo 17
Diane Gehart
Prólogo 21
Adela G. García
Prólogo 25
Jorge Sanhueza Rahmer
CAPITULO 1 31
El paraguas posmoderno: lenguaje y conocimiento como transformadores
inherentemente relacionales y generativos
Harlene Anderson
CAPITULO 2 47
Influencias Históricas
Harlene Anderson
CAPÍTULO 3 57
Diálogo: gente creando significados con cada uno y encontrando maneras de
seguir adelante
Harlene Anderson
CAPITULO 4 67
El corazón y el espíritu de colaboración.
Terapia: la postura filosófica "un modo de estar" en la relación y conversación
Harlene Anderson
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Terapia Colaborativa
CAPITULO 5 87
El arte del “ser con": una idea brillante
Lynn Hoffman
CAPITULO 6 103
Humanos participando: “siendo” humano es el paso para “devenir” humanos en
el paso siguiente
Tom Andersen
CAPITULO 7 117
Se hace camino al andar: trabajando en colaboración con personas con
trastornos de la alimentación
Elena Fernández, Alejandra Cortés y Margarita Tarragona
CAPITULO 8 131
Triálogos: un medio para la capacidad de respuesta y diálogo en el contexto de
una prisión
Judith Wagner
CAPITULO 9 149
Diálogo Abierto: una aproximación al tratamiento psicoterapéutico de la
psicosis en Finlandia del Norte
Kauko Haarakangas, Jaakko Seikkula, Birgitta Alakare, Jukka Aaltonen
CAPITULO 10 163
El desarrollo de una comunidad de aprendizaje colaborativo
en un ambiente escolar: una invitación a incluir las diferencias
Sylvia London, Irma Rodríguez-Jazcilevich
CAPITULO 11 177
Prácticas relacionales en la educación: la enseñanza como conversación
Sheila McNamee
CAPITULO 12 199
Una aproximación colaborativa a la investigación e indagación
Diane R. Gehart, Margarita Tarragona, Saliha Bava
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Traducción y agradecimientos
Traductora:
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Terapia Colaborativa
Contribuciones
Tom Andersen, M.D., Ph.D. (Noruega), Profesor de Psiquiatría Social del Instituto de
Medicina Comunitaria, Universidad de Tromsø, Noruega; y autor/editor de El Equipo
reflexivo. Diálogos y diálogos sobre los diálogos.
Harlene Anderson, Ph.D. (U.S.) cofundadora del Houston Galveston Institute y del Taos
Institute. Autora del libro Conversaciones, lenguaje, y posibilidades: una aproximación
postmoderna a la Terapia.
Saliha Bava, Ph.D. (U.S.), directora asociada del Houston Galveston Institute, Houston,
Texas; y académica adjunta de Our Lady of the Lake University - Houston.
Elena Fernández, M.A. (México) cofundadora del Grupo Campos Elíseos, un instituto de
entrenamiento en Ciudad de México y miembro académico del Houston Galveston
Institute, Houston, Texas.
Kauko Haarakangas, Ph.D. (Finlandia), Psicólogo Jefe del Distrito de Salud del Oeste de
Lapland, Finland.
Sylvia London, M.A. (México), Cofundadora y Profesora del Grupo Campos Elíseos,
Ciudad de México; profesora del Departamento de Psicología, Universidad de las
Américas, Ciudad de México; y profesora del Houston Galveston Institute, Houston,
Texas.
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Terapia Colaborativa
Sally St. George, Ph.D. (U.S.), Codirectora del Programa de Terapia Familiar de la
Escuela de Trabajo Social de Kent, Universidad de Louisville, Kentucky.
Dan Wulff, Ph.D. (U.S.), Codirector del Programa de Terapia Familiar de la Escuela de
Trabajo Social de Kent en la Universitdad de Louisville, Kentucky.
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Terapia Colaborativa
Prefacio
Harlene Anderson
Terapia Colaborativa: Relaciones y conversaciones que hacen una diferencia reúne una
colección rica y diversa de aplicaciones, innovaciones y expansión de muchos supuestos
posmodernos. Incluye el trabajo de una amplia variedad de profesionales de diversas
disciplinas, contextos y culturas que detallan lo que realmente hacen en sus prácticas
cotidianas. Demuestra y documenta la versatilidad y la extensión del enfoque basado en
la colaboración, el diálogo posmoderno, el construccionismo social y los dominios de la
terapia con individuos, parejas, familias y grupos, así como su aplicación en ámbitos
sociales más amplios, como la educación, la investigación, las organizaciones, las
comunidades, las empresas y otros tipos de sistemas relacionales.
Durante más de 25 años, yo (Harlene) he mantenido intereses en los relatos de las
experiencias de terapias exitosas y no exitosas de consultantes, profesionales y
estudiantes. La experiencia de aquellos más íntimamente involucrados no se puede
despreciar. Lo que he aprendido de sus observaciones colectivas ha influido en el
desarrollo de un enfoque colaborativo posmoderno que, en mi experiencia, es congruente
con una tendencia social que valora, invita, e incorpora las perspectivas de lo que es
importante para ellos en su vida diaria, y su participación en el diseño de productos,
implementación y evaluación. Estas voces han confirmado una mirada de los seres
humanos como resilientes, como con el deseo y el esfuerzo hacia relaciones y cualidades
de vida saludable y exitosa, y que tienen el potencial y la capacidad de contribuir al bien
de la sociedad.
Lo que he aprendido de los consultantes también me ha llevado a cuestionar los
conceptos de terapia familiar como verdades universales, el conocimiento y el conocedor
como individuos independientes, el lenguaje como representación, y que la palabra
contiene el significado. Estos conceptos se arriesgan a colocar la conducta humana en los
marcos estrechos de la comprensión, la promoción de los discursos de la patología y la
disfunción, seduciendo a los terapeutas para crear y apoyar estructuras jerárquicas
experto-no experto, y la creación de un mundo profesional de este cuerpo de ideas.
El posmodernismo, como nosotros, los editores, usamos el término, se refiere a
una metáfora interdisciplinaria dentro de las ciencias sociales que exige el escepticismo
y cuestionamiento crítico de nuestras construcciones de conocimiento y sobre todo la
relevancia asumida de conocimiento social y psicológico universal de la conducta
humana y la complejidad de la vida humana contemporánea. Tiene un hilo conductor
central que atraviesa diversas perspectivas posmodernas como el construccionismo
social, la hermenéutica contemporánea, y las teorías del diálogo haciendo énfasis en el
papel omnipresente de la definición del lenguaje (hablado y formas tácitas de
comunicación y de expresión) en la vida de los seres humanos y en la forma en que
percibimos o conocemos nuestro mundo.
Este énfasis indica un movimiento desde las tradiciones del lenguaje como
representativo y objetivo y el conocimiento como detectado y construido individualmente
a un lenguaje y conocimiento como procesos y productos de relaciones creadas. En él se
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como los problemas organizadores de sistemas son una parte tan importante de mi
pensamiento que sin darme cuenta no lo pienso ni lo resalto. A veces, recreo la historia
tal como la recuerdo, y en otras ocasiones, puedo crear nuevas ideas sobre mis supuestos
y trabajos actuales. Sin lugar a dudas, contaría esta historia de manera diferente en otro
momento del tiempo y del contexto. Espero que mi relato invite al lector a unirse conmigo
y a los demás en las conversaciones y que tengan en cuenta que el enfoque colaborativo-
dialógico ilustrado en este libro tiene muchas expresiones y seguirá evolucionando, como
lo hace el mundo en el que vivimos.
Aunque yo extendí las invitaciones a los autores, la idea de este libro surgió de
Diane Gehart. Dijo que es necesario que haya un libro de práctica para la terapia
colaborativa: los terapeutas lo necesitan, los estudiantes lo solicitan, y los educadores
están ansiosos por él. Diane fue muy paciente y diligente, como yo estaba ocupada con
tantos compromisos en mi vida, ella pudo ocuparse más del libro. Le estoy muy
agradecida por su iniciativa, paciencia y diligencia.
Aprecio el tiempo y esfuerzo de numerosas personas que ayudaron con la lectura
y edición de los capítulos manuscritos, incluyendo a las estudiantes de la Universidad
Our Lady of the Lake (OLLU) Kristen Mauro, Adrienne Albright, y Glen Hilton, y a las
graduadas de la OLLU Nancy Baxley y Colleen Paxton. Estoy profundamente en deuda
con Greg Fenberg, un estudiante de la Universidad de Houston Clear-Lake quien hizo un
trabajo enorme con numerosos capítulos y dió formato al manuscrito. Y, por último, a mi
querida colega Sylvia London cuyos comentarios y sugerencias para mis capítulos
introductorios fueron de gran valor. Más que todo, expreso mi enorme respeto a cada
autor y mi profunda gratitud a su generosidad, a las conversaciones interesantes que he
tenido con ellos, y por ser mis colegas.
Harlene Anderson
Houston, TX
Enero 2006
Harlene Anderson
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Prólogo
Diane Gehart
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Muchas de estas referencias se pueden encontrar en la Web a través de los siguientes sitios web y sus
enlaces: www.harleneanderson.org , www.talkhgi.com , www.taosinstitute.org , y
www.masterswork.com .
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diálogo profesional con los compañeros, así como en la sesión y a apreciar el valor de las
múltiples voces en contextos más amplios de mi disciplina.
En 2004, acepé un puesto en la Universidad del Estado de California - Northridge,
donde ahora trabajo con colegas que tienen diversas orientaciones y con el firme
compromiso de trabajar juntos en colaboración. Una vez más, yo soy el único miembro
de la facultad que está trabajando desde un enfoque colaborativo formal. Sin embargo, el
departamento cuenta con un notable compromiso de trabajar de esa manera —un
recordatorio para mí que estas prácticas no son propiedad de nadie, sino que surgen de
las relaciones y de la comunidad—.
Mi comprensión de este enfoque y sus aplicaciones sigue evolucionando a medida
que me encuentro con otras personas que trabajan con estas ideas. Aprendo acerca de la
evolución dentro y fuera de la psicoterapia. Y aplico estas ideas en mi salón de clases y
en la práctica. Estoy continuamente asombrada y pasmada por cómo esta postura
filosófica se puede aplicar en casi cualquier contexto, y aunque los contextos pueden
parecer muy diferentes —una prisión, hospital, sala de clase, sala de juegos —, el proceso
es el mismo. Este enfoque no ofrece una cura milagrosa, pero siempre inspira compasión,
humanidad y creatividad. Y creo que nada es más importante en el proceso de la terapia.
En otoño de 2001, me acerqué a Harlene con la idea de editar un libro que muestre
las muchas maneras en que estas ideas han sido puestas en práctica. La idea vino de mis
alumnos pidiendo saber más acerca de los ejemplos que usaba en clase de los compañeros
de trabajo de los que yo había aprendido en las conferencias en Estados Unidos y el
extranjero. En los últimos 4 años, la idea ha crecido para incluir las voces de más de 30
colegas de seis países. Cada capítulo comparte cómo la terapia colaborativa y las ideas
relacionadas se han puesto en acción para hacer una diferencia en la psicoterapia, la
educación, la investigación y la comunidad. Con frecuencia me conmovió hasta las
lágrimas y me impresionó leer acerca del profundo impacto que estas ideas han tenido en
la vida de las personas, a menudo terminando un sufrimiento extraordinario y creando
esperanza donde antes no había.
La evolución de este libro ha sido un viaje asombroso. Estoy especialmente
agradecida a Harlene por su orientación y tutoría en el proceso. Su atención al lenguaje
fue notable e inspiradora. Por encima de todo, he apreciado su liderazgo en clarificar y
fomentar la evolución de estas ideas. Trabajar con ella en este proyecto ha sido un punto
culminante de mi carrera. También me gustaría agradecer a Randy Lyle, mi antiguo
profesor, colega, y querido amigo, que me animó y me apoyó, especialmente durante la
primera fase de este proyecto. Además, aprecio sinceramente las contribuciones de Lori
Granger-Merkle, mi exalumno, quien dedicó muchas horas a la edición de capítulos de
autores extranjeros; su trabajo fue excelente. Diana Pantaleo, mi querida amiga y colega,
ha proporcionado comentarios sobre la obra y me apoyó en todo, mi agradecimiento es
interminable. Y, finalmente, me gustaría agradecer a los muchos estudiantes y colegas
que han servido como mis maestros en el proceso de colaboración y sus potencialidades.
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Diane Gehart
Northridge, CA
Enero, 2006
Referencia
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Prólogo
Adela G. García
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En esta experiencia pude estar sin sentirme condicionado a tener que dar una respuesta
insuperable, tuve la libertad de apalabrar y expresar aquellos pensamientos que creía
apropiados, sin que los mismos sean juzgados. Otra característica notoria que permitió
convertir mis inquietudes y nervios en tranquilidad fue que en esta conversación
colaborativa Harlene me ofrecía su compañía, su serenidad y tiempos de silencio, lo que
permitió que lograse madurar mis pensamientos.
Pude vivir cómo el proceso se desplegaba a través del diálogo, la escucha, el silencio y
de este modo liberar mis pensamientos y encontrar soluciones a mi problemática
planteada.
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Esta postura nos invita desde el diálogo, la colaboración, el “hacer con” las
personas, a una “manera de estar” con otros que favorezca el respeto y las prácticas
sociales orientadas a intercambios pacíficos.
Considero la práctica terapéutica como una práctica política en la que somos
actores sociales. Si de este modo contribuimos a estimular intercambios humanos
respetuosos, donde cada uno tiene su lugar, no estaremos cambiando el mundo, sin
embargo, estaremos haciendo nuestra parte.
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Prólogo
Jorge Sanhueza Rahmer
El cambio radical que estamos viviendo en la teoría del conocimiento ha traído, entre
muchas otras discusiones, la emergencia de un conjunto de discursos de orden práctico
que se derivan de una construcción generativa de la condición dialógica propia de la
estrategia de colaboración.
Por lo tanto, hemos reflexionado hace unos días en la Comunidad de Aprendizaje
desde Santiago, a partir de los muchos aprendizajes y experiencias que habíamos tenido.
Uno de ellos tal vez de los más significantes hasta el momento, ha sido el encuentro con
Harlene Anderson y sus prácticas dialógicas de colaboración.
Desde su primera visita a Chile en 2010, nos quedamos sorprendidos por la
capacidad de observación y acompañar los procesos dialógicos, desde entonces, un
conjunto de buenas coincidencias nos ha llevado, en septiembre de 2013, un seminario
privado con ella.
Reconstruir lo que hemos vivido y lo que se narra de la vida, es un ejercicio que
recuerda las múltiples conversaciones que se han generado en cada uno de nosotros y
entre nosotros a partir de ese encuentro. El paisaje era casa de mis padres, en el Balneario
de las Rocas de Santiago Domingo, situado cerca de 100 Km de Santiago de Chile y,
como era habitual, este espacio físico fue profundamente transformado en un diálogo, la
colaboración y el espacio de aprendizaje.
Hemos participado en grupos de prácticas distintas, por unos días, viviendo la
experiencia de la comprensión como el aprendizaje de las comunidades alrededor de las
ideas, las preguntas y las invitaciones formuladas por Harlene, para pensar la práctica.
Desde una posición radical de colaboración, la reflexión de la práctica y de la
propia experiencia, dio paso a contemplar el propio compromiso y de sostener
conversaciones que transformaron en los nuevos conocimientos y la acción conjunta con
múltiples consecuencias y repercusiones a lo largo de los meses posteriores que siguen a
esta reunión.
La conducción planteada por Harlene, caracterizado porque refleja las preguntas
y una posición real de "no saber" (además de las barreras idiomáticas), dio paso a la
aparición de un conocimiento financiado en el diálogo-auto diálogo, en la relación y en
el transformador. Estoy seguro de que esto es lo que ocurre en la terapia y en las diversas
aplicaciones que lideran las prácticas propuestas por los distintos autores, unidos en este
texto.
Nosotros, no pudimos participar de todo el proceso, estábamos sorprendidos al
observar la forma en el uso del tiempo y la continua invitación a dar forma al diálogo con
uno mismo y buscar una posición que permite la reconstrucción de las posibilidades,
cuando somos capaces de entrar en relación auténtica con el otro.
Recuerdo haber descrito la situación como una emergencia relacional, donde el
significado de cada uno permite la evocación de múltiples voces, y la melodía de un
diálogo polifónico de todos los presentes, dado a conocer por la pregunta recurrente y
transformacional.
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CAPITULO 1
Harlene Anderson
El paraguas posmoderno
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consistente que la atraviesa. Esta idea contrasta con la marcada tradición occidental del
individualismo: el individuo como un conocedor autónomo, que puede crear o descubrir
conocimiento que puede transmitir a otras personas. El conocimiento, en esta tradición,
representa una realidad objetiva que es independiente del observador: quien conoce es
independiente de lo que él o ella observa, describe y explica. Es alguien fijo y tangible.
En esta tradición, el conocimiento es transmitido en el lenguaje y el lenguaje puede
representar correctamente el conocimiento. El lenguaje representa o refleja la Verdad. Es
la descripción externa de un proceso interno.
Conocimiento
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Lenguaje
Desde una tradición postmoderna, el lenguaje (es decir, cualquier medio por el cual nos
comunicamos o nos expresamos o respondemos a otras personas – verbal y no verbal) es
el principal vehículo a través del cual construimos y damos sentido a nuestro mundo.
Como el filósofo Richard Rorty (1979) sugiere, el lenguaje no refleja la verdad. El
filósofo Ludwig Wittgenstein (1953) de forma similar, sugiere que el lenguaje no es una
descripción exterior de un proceso interno, y no describe con precisión lo que realmente
sucede. Más exactamente, el lenguaje permite una descripción y atribución de
significados a lo que sucede. El lenguaje adquiere su significado y su valor a través de su
uso: el significado de una palabra, por ejemplo, está en su uso. Siempre estamos en el
proceso de tratar de entender y de buscar significado. El proceso y la búsqueda en sí
misma crea significado. El lenguaje, desde esta perspectiva, es el vehículo del proceso y
la búsqueda a través de la cual tratamos de entender y crear significado - conocimiento
sobre nuestro mundo y sobre nosotros mismos. El lenguaje, por lo tanto, limita y forma
nuestros pensamientos y nuestras expresiones.
Lo que es creado en, y a través del lenguaje (por ejemplo, las realidades tales como
el conocimiento, verdad y significado) es el resultado de múltiples autores en una
comunidad de personas. La realidad que atribuimos a los eventos, experiencias y personas
en nuestras vidas no existe dentro de las cosas o personas, sino, que es socialmente creada
dentro de una cultura particular y está continuamente formándose y reformándose en el
lenguaje. Lo que se crea, por lo tanto, es sólo una de múltiples y, tal vez, infinitas
posibilidades. El lenguaje, por lo tanto, es fluido y creativo. Como Gergen, no sugiero
que nada existe fuera de nuestras construcciones lingüísticas; lo que existe simplemente
existe de manera independiente de las prácticas lingüísticas (Gergen, 2001). Como se
indica en mi discusión sobre el construccionismo social, mi foco está en el significado de
las existencias y de las acciones que conllevan, una vez que comenzamos a describirlos,
explicarlos, e interpretarlos.
Tanto Wittgenstein como el filósofo ruso Mikhail Bakhtin adoptan un enfoque dialógico
del lenguaje, del conocimiento y de las palabras. El psicólogo social John Shotter (2005)
hace referencia al enfoque dialógico del lenguaje de Wittgenstein: "...el lenguaje como
principalmente enraizado en las actividades encarnadas y dialógicas y en sus actividades
sociales, y no en sus mentes o en los mundos alrededor de ellos" (p. 182). Shotter (2004,
2005) también ejemplifica la perspectiva de Wittgenstein sobre el lenguaje y las palabras
con las siguientes citas: "Sólo en la corriente del pensamiento y de la vida las palabras
tienen significados" (2005, p. 123), "el significado de una palabra es su uso en el lenguaje
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"(2004, p. iii), y "permite que el uso de palabras le enseñen su significado” (2005, p. 6).
La perspectiva de Bakhtin (1981) de las palabras es similar: "La palabra nace en el diálogo
como una réplica viviente; la palabra se forma en la interacción dialógica como una
palabra ajena que ya está en el objeto. Una palabra forma un concepto de su propio objeto
de una manera dialógica" (p. 279). Desde estas perspectivas, las palabras no son las cosas,
ni representan los objetos a los cuales se refieren. Estamos siempre luchando con otros
para entender las palabras que usamos, sus significados. Siempre somos extranjeros
tratando de aprender el lenguaje de los nativos locales.
Transformación
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Construccionismo Social
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significa que todo vale. Por el contrario, propone que adoptemos una postura crítica
reflexiva, teniendo en cuenta las trascendencias de los supuestos que aceptamos y de no
confiar ciegamente en ellos2.
A veces los términos construccionismo social y constructivismo se utilizan
intercambiablemente, pero este último difiere del primero. El Constructivismo3 se
concentra históricamente en el concepto de individuo autónomo y en la mente individual
que construye y no en lo social. Aunque ambos rechazan la noción de que la mente refleja
la realidad, y sostienen que el conocimiento es una construcción, el construccionismo
social se mueve más allá de la noción constructivista de autoría individual hacia la autoría
múltiple o plural. Como se discutió antes, esta enfatiza el proceso social de construcción,
y el contexto comunitario y de interacción en el cual este proceso ocurre. Asimismo, la
mente, desde una perspectiva de construcción social, es relacional y el desarrollo del
significado es de naturaleza discursiva. Shotter (1993b), quien está particularmente
ocupado con la relación sí mismo-otro y las formas en que la gente espontáneamente
coordina sus actividades cotidianas con los demás, se refiere a esto como "realidades
conversacionales". Él está interesado en cómo es ser una persona particular que vive
dentro de una red de relaciones con los demás, una persona posicionada o situada en
relación a los otros de distintas maneras y en diferentes momentos. Él llama a esta
dimensión de interacción si mismo-otro, como acción conjunta, sugiriendo que "todas las
acciones de los seres humanos involucrados con otros en un grupo social, de esta forma,
están vinculados dialógica o responsivamente de alguna manera, tanto con acciones
anteriores que ya han sido ejecutadas como con la anticipación de las próximas acciones
posibles" (Shotter, 1984, p. 52-53).
Inherente a estas perspectivas de la comprensión como un proceso interpretativo,
y del desarrollo relacional y comunal del conocimiento y del significado, son las ideas de
las autorías múltiples o plurales, la promesa de múltiples realidades, y la posibilidad de
la novedad que puede emerger del diálogo. Estas ideas les dieron a mis colegas y a mí,
un nuevo lenguaje para describir nuestras experiencias clínicas, de cómo las historias son
contadas y recontadas, y de cómo las nuevas versiones o nuevos significados de lo antiguo
surge de estas narraciones y re-narraciones.
La Hermenéutica Relacional4
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anteriormente, acerca de que el significado no está en la palabra, sino que las palabras
obtienen su significado a través de su uso.
Para mí, la principal influencia de la hermenéutica fue una apreciación (a) de lo que
el intérprete aporta al proceso de interpretación y a los significados producidos; (b) que
la interpretación es un proceso relacional, la extensión de un foco en el individuo a un
foco entre las personas; (c) que en el proceso de tratar de comprender, algo puede ser o
es formado, y (d), el papel del lenguaje en la comprensión. La hermenéutica también
influyó nuestras ideas acerca de lo “no dicho" y “aún-por-decir” en la terapia: A través
de estar en el lenguaje, tratando de comprender, "el desarrollo, a través del diálogo de
nuevos temas y narrativas, se crean nuevas historias” que emergen (Anderson y
Goolishian, 1988, p. 381). Al poner énfasis en los intentos por conocer la visión de otras
personas y entenderlas, hemos experimentado que en ese proceso participativo de dos
vías de articular y tratar de entender una mirada sobre algo que ocurrió, la mirada es
alterada, nuevas miradas emergen y otras se disuelven para nuestros consultantes y para
nosotros mismos. También por esta época, empezamos a pensar que este proceso de
entendimiento se produjo en un "espacio" metafórico entre nosotros. Además, estar
inmersos en este proceso de comprensión nos ha ayudado a tener una apreciación de la
incertidumbre y una confianza que el proceso nos llevaría a posibilidades aún no
conocidas. El cambio más significativo en el que la hermenéutica influyó fue alejarnos
de pensar en términos de sistemas humanos como sistemas cibernéticos para pensar en
los “sistemas humanos como sistemas lingüísticos” (Anderson y Goolishian, 1988;
Anderson y Goolishian, 1989; Anderson, 1997). Nosotros determinamos que, como
sistemas de lenguaje, los humanos somos sistemas en búsqueda de significados, la terapia,
por lo tanto, es una clase de sistema de construcción de significados.
La teoría del construccionismo social (Gergen, 1985, 1994, 1999) agrega el
énfasis en la influencia de la hermenéutica, especialmente el aspecto relacional de la
construcción de significado y lo extiende más allá de ésta. A pesar de que, la hermenéutica
pone el foco, principalmente, en la naturaleza de la comprensión y la construcción social
pone el énfasis en la naturaleza del conocimiento, ambos comparten el punto de vista de
que estas verdades están situadas en la historia, la cultura y la tradición, y se alcanzan a
través del diálogo y la conversación.
Paralelamente, a nuestro interés por las filosofías posmodernas y afines, fue la
atracción por la metáfora narrativa. La Conferencia de Narrativa y Psicoterapia
organizada por el Instituto Houston Galveston en 1991 resaltó esta atracción y exploró el
papel de la narrativa en la teoría y práctica de la psicoterapia5. Esta fue nuestra
introducción a John Shotter quien estaba vivamente interesado en la forma en que las
personas espontáneamente responden y coordinan sus actividades cotidianas con los
demás a través del diálogo y las actividades corporales. A través de Shotter, hemos
desarrollado una comprensión más profunda de Wittgenstein y fuimos introducidos a
autores como Bakhtin, Billig, Vygotsky, y Voloshinov. A partir de este momento, nos
volvimos abiertamente críticos de las tradiciones de la psicoterapia, en especial su
lenguaje basado en las deficiencias, su tradición de clasificar a las personas, y su
confianza en el “conocimiento” del terapeuta (Anderson y Goolishian, 1988). Hemos
ganado mayor respeto, por el conocimiento local de las personas y sus narraciones en
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primera persona. (Hablo acerca de las experiencias clínicas relacionadas con este tema en
el capítulo 2.) También dentro de este marco de tiempo, Kenneth Gergen, Lynn Hoffman
y yo colaboramos en nuestro artículo "¿Es el diagnóstico un desastre?" (Gergen, Lynn
Hoffman, y Anderson, 1995).
La metáfora narrativa 6
...ser y convertirse, a través del lenguaje y de contar historias .... Esto hace la naturaleza
del sí-mismo y de nuestras subjetividades, fenómenos intersubjetivos... La red de
narrativas cambiantes es un producto social de intercambios y prácticas sociales, del
diálogo y la conversación .... Nosotros nunca somos más que los coautores de la identidad
que construimos narrativamente.... Siempre somos tantos “yo” potenciales como los que
están involucrados en las conversaciones (Goolishian y Anderson, 2002, pp. 221-222).
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Notas finales
2. (Ver Gergen, 1999, Hacking, 1999 y Shotter, 1993 para discusiones más completas de
la construcción social.)
3. El constructivismo tiene sus raíces en las matemáticas: "... los objetos matemáticos no
existen hasta que hayan sido construidos por las pruebas de su existencia ... construidos
por operaciones mentales (Hacking, 1999, p. 46).
5. Desde esta perspectiva, la idea de que algo está detrás de las palabras o acciones no
encaja; no hay nada oculto que descubrir.
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6. Invitamos a Kenneth Gergen, John Shotter, y Rachael Hare Mustin-a participar con
nosotros en esta exploración.
7. Mis ideas sobre la narrativa, el yo y la identidad son influidos por autores Benveniste,
Bruner, Gadamer, Gergen, Harré, Rorty y Shotter, entre otros.
Referencias
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CAPITULO 2
Influencias históricas
Harlene Anderson
Raíces
El MIT era un enfoque de corta duración, centrado en la familia, creado para trabajar con
adolescentes de una variedad de grupos étnicos y socioeconómicos, con graves problemas
psiquiátricos. Fue un esfuerzo colaborativo, colectivo y colegiado en el que equipos
multidisciplinarios trabajaban intensivamente con adolescentes, sus familias, y otras
personas relevantes en sus vidas (por ejemplo, los miembros significativos de la familia
extensa y profesionales de la comunidad como el consejero, sacerdote, o entrenador de
fútbol) en un periodo de 2 a 3 días. Su desarrollo fue inspirado por el desafío de las
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tempranos, las explicaciones teóricas acerca de los problemas y la terapia vinieron más
tarde cuando los clínicos buscaron describir, comprender y explicar su trabajo.
Hilos
Puedo rastrear los hilos de mi enfoque colaborativo en algunos de los supuestos básicos
y las características del MIT, incluyendo: (a) el equipo valora la importancia del individuo
y sus sistemas relacionales, (b) el equipo cree que la creatividad y el ingenio humano es
ilimitado, (c) el papel del equipo es movilizar los recursos de la familia y miembros de la
comunidad en lugar de ser el experto en el uso de los recursos, (d) el equipo cree en la
importancia de la autorreflexión y el auto cambio, y en el aprendizaje junto con la familia,
(e) el equipo valora la multiplicidad y diversidad de voces, (f) el equipo considera que es
importante entender los distintos puntos de vista en lugar de rechazarlos o juzgarlos , (g)
los miembros del equipo abiertamente prueban y analizan sus puntos de vista frente a la
familia; (h) el equipo valora la formación y supervisión en vivo con los alumnos
trabajando junto a terapeutas experimentados; (i) el equipo no piensa que ellos empoderan
a la familia, sino que les ayuda a encontrar y utilizar su potencial inherente, y (j) el
"equipo" es un concepto más amplio que el número de terapeutas en la sala de terapia o
detrás de un espejo.
El comportamiento preferido del equipo es también notable: (a) el equipo piensa de
sí mismo como un modelador de comunicación saludable especialmente modelando los
desacuerdos sin perder el respeto uno por el otro2, (b) los miembros del equipo, con la
ayuda de los consultantes, continuamente chequean a cada miembro del sistema para estar
seguro que cada miembro entiende cada perspectiva, (c) la familia y los miembros de la
comunidad son invitados a exponer en sus propias palabras, sus puntos de vista acerca de
las crisis inmediatas, y el paciente es invitado a participar en esta recapitulación y hacer
las correcciones necesarias; (d) un terapeuta resume lo que el equipo ha aprendido y un
segundo terapeuta responde al resumen por medio de la reflexión, y (e) los miembros del
equipo son conscientes de que su forma de ser abierta con las familias podría ser distinta
de experiencias previas con otros profesionales señalando: "La mayoría de las familias
no están acostumbrados a esta nueva forma de intercambio " (p. 6). Usted se dará cuenta
más adelante y en los capítulos 3 y 4 cómo estos presupuestos, características y
comportamientos han evolucionado a lo largo de los años mientras han sido influidos por
nuestras experiencias y búsquedas continuas para encontrar un nuevo lenguaje
descriptivo.
El enfoque del MIT era parte de un cambio paradigmático emergente en el margen
del campo de la psicoterapia. El cambio representa un paso de ver el comportamiento
humano como un fenómeno intrapsíquico, a verlo en el contexto de las relaciones
interpersonales, es decir, la familia. La familia se convirtió en el principal objeto de
indagación y explicación del problema de un individuo. Los terapeutas familiares
adoptaron varias teorías de sistemas como sus metáforas explicativas. Este cambio
influyó la teoría de la psicoterapia así como la educación de los terapeutas.
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Ir hacia atrás y leer acerca del proyecto del MIT fue como entrar en un polvoriento
desván y aprender de los antepasados. Cuando miras este trabajo y tomas conciencia del
tiempo en que fue producido, era algo increíble. Fue una terapia adelantada a su tiempo.
Me detengo aquí para destacar algunos aspectos de sus condiciones teóricas, para mostrar
los hilos que se mantuvieron a través del tiempo, para honrarlas, y para compartirlo con
aquellos que no están familiarizados con ella.
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Terapia Colaborativa
uno tenía su descripción del problema y su solución, así como una descripción de la
familia y las expectativas de la terapia. Y, a menudo un miembro podía tener múltiples
descripciones, no necesariamente compatibles. No había tal cosa, por lo tanto, como "un"
problema", “una” solución, o incluso "una" familia para esta cuestión. Había por lo
menos, tantas descripciones de estos, como miembros del sistema. Estábamos fascinados
por estas diferencias en el lenguaje, incluyendo las diferencias en las descripciones,
explicaciones, y significados que se atribuyen a un mismo acontecimiento o persona.
Sentimos que, de alguna manera, estas diferencias eran valiosas y abrían posibilidades,
aunque en ese tiempo no sabíamos de qué manera. Nos dimos por vencidos de tratar de
negociar o borrar las diferencias o buscar un consenso y en cambio decidimos dejarlos
ser.
Escuchamos de forma diferente. Nos interesamos en cada persona y su versión de
la historia y nos encontramos a nosotros escuchando intensamente y hablando con cada
persona a la vez. Descubrimos que mientras estábamos hablando con una persona, los
demás parecían escuchar de una manera que era nueva para nosotros. Ellos escuchaban
con atención y de forma no defensiva, aparentemente interesados por escuchar más de lo
que el otro estaba diciendo y con menor intención de interrumpir, corregir, o negar al
otro. Entendimos esto de dos maneras: En primer lugar, transmitimos en nuestras palabras
y acciones que estábamos interesados sinceramente en ellos y que respetábamos lo que
cada persona tenía que decir, dando tiempo suficiente para, y tratando de comprender, a
cada uno. Entonces, quienes contaban las historias no tenían que trabajar tan duro para
hacernos entender o convencernos de su versión de la historia. En segundo lugar, la
historia familiar estaba siendo contada y escuchada en forma diferente. Los clientes dirían
que a pesar de que habían oído la historia del otro antes, de alguna manera era diferente
en este momento. Como una persona dijo, era como si el contenido fuera el mismo pero
de alguna manera las piezas hubieran sido ensambladas de forma diferente. A través de
este nuevo ensamblaje, las personas tuvieron un sentido alternativo de sus experiencias y
de ellos mismos. Nuevas formas de entender la lucha por la vida y las relaciones, parecía
que evolucionaron, tanto para ellos como para nosotros, como una consecuencia natural
de esta nueva forma de hablar y escuchar. Nosotros no tratamos propositivamente de
influenciar sus historias ni su forma de darle sentido.
Aprendimos y hablamos el lenguaje cotidiano del consultante. Encontramos que
cuando hablábamos con nuestros colegas de nuestros consultantes tendíamos a
presentarlos naturalmente en términos de sus historias, sus descripciones, y sus palabras
en lugar de utilizar el lenguaje profesional habitual. Y, cada vez menos, utilizábamos la
reproducción de descripciones, explicaciones y diagnósticos profesionales. Por ejemplo,
cuando Presentábamos a nuestros consultantes en las reuniones clínicas del hospital,
utilizábamos su lenguaje cotidiano, en lugar de nuestro lenguaje profesional para
describirlos. Nuestros estudiantes notaron que cuando nosotros contábamos la historia del
consultante utilizando las palabras del consultante, los estudiantes sintieron que se
captura la humanidad y la singularidad de cada consultante, haciendo que la situación
cobre vida. Dado que lo "especial" de cada consultante emerge, la igualdad se desvanece.
(Luego pensaríamos que la única manera de aproximarnos la riqueza de la voz de otra
persona y de respetar la autoridad es invitándolos en lugar de tratar de representarlos).
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Cambiando metáforas
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el nivel de la culpa. Esto nos llevó a cuestionar la teoría de la cebolla y a desarrollar una
forma alternativa de comprender los sistemas familiares y profesionales más amplios y
su relación con la terapia. Otros en el campo de la terapia familiar exploraron estos
contextos y refirieron a ellos como sistemas ecológicos, el sistema más amplio, el sistema
significativo, y el sistema relevante.
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humanos como sistemas lingüísticos, como sistemas que evolucionan, fluyen, y existen
en el lenguaje. El sistema de la terapia es simplemente un tipo de sistema de lenguaje.
(Ver Anderson, Goolishian y Winderman, 1986; Goolishian y Anderson, 1987, y
Anderson y Goolishian, 1988; para discusiones a profundidad acerca de estos cambios y
la idea de los sistemas determinados por el problema/ organizados por el problema/
sistemas disueltos por el problema).
Notas finales
1. Sutherland fue el director de la Fundación Hogg, que financió el proyecto del MIT.
2. Actualmente yo hablo de “ser público”, lo cual se discute en el capítulo 4. Una diferencia
entre volverse público y las acciones del MIT es que yo no tengo una intención, como por
ejemplo modelar.
3. Más tarde se decidió, pensando relacionalmente, que incluso es imposible para una persona
que tiene su propio lenguaje.
4. Para obtener más información sobre la influencia de estos autores y sus ideas, ver Anderson,
1997.
Referencias
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CAPÍTULO 3
Harlene Anderson
Con los años, he tenido un interés constante por las voces de los consultantes -sus
experiencias y las descripciones de las terapias con y sin éxito, y de los terapeutas que
eran eficaces y no tan eficaces. Me he entrevistado y consultado con los consultantes,
terapeutas y estudiantes de mi entorno local y en todo el mundo. Yo frecuentemente
termino mis conversaciones con ellos con un "¿Qué consejo les daría a los terapeutas?"
Estas voces y sus respuestas a esta pregunta han influido significativamente mi
comprensión de la terapia y mi acercamiento a ella. Si tuviera que resumirlo, diría que
los consultantes hablan de lo que yo pienso como "conversaciones relacionales." Ellos
describieron formas particulares en que los terapeutas escuchaban, oían y hablaban -
indicando las costumbres de los terapeutas, las acciones y las respuestas que comunicaban
a los consultantes que eran importantes y respetados y que valía la pena escuchar lo que
tenían para decir. Lo que aprendí destacó el significado de la relación en el diálogo y en
parte han influido el corazón de mi enfoque, un terapeuta es una "forma de ser", a la que
yo llamo una "postura filosófica". Me referiré a la posición filosófica en el capítulo 4.
Pero, primero voy a discutir el papel del diálogo y la importancia de escuchar, oír y hablar
en una relación, a partir de una pregunta que es influida por estas voces de los consultantes
y que está siempre presente: ¿Cómo pueden crear los terapeutas practicantes tipos de
conversaciones y relaciones con sus consultantes que permitan a todos los participantes
acceder a sus creatividades e incrementar las posibilidades donde no parecía existir
antes?
Lo central en la hermenéutica, el construccionismo social, y las filosofías
posmodernas es la noción de diálogo. El diálogo en la sociedad griega hacía referencia a
día (a través) logos ("palabra"). Se refería a los intercambios sociales y la generación de
significado y la comprensión a través de él. Yo uso el "diálogo" de manera similar, para
referirme a una forma de conversación: hablar o conversar con otro o con uno mismo, en
busca de significado y la comprensión. Pongo énfasis en el "hacer con". Los participantes
se involucran unos con otros en una investigación, mutua o compartida: considerando,
examinando, cuestionando y reflexionando conjuntamente.. En y a través de esta
búsqueda dialógica, significados e interpretaciones son continuamente interpretadas,
reinterpretadas, clarificadas, revisadas y creadas. Como novedad en los significados e
interpretaciones emergentes, las posibilidades son generadas por el pensamiento, los
sentimientos, las emociones, las expresiones y las acciones. El verdadero diálogo no
puede ser otro que el generativo. En otras palabras, como ya he dicho en el capítulo 1, la
transformación es inherente al diálogo. Asimismo, hago hincapié en la importancia de
tener un "espacio" para el diálogo en el que la gente puede conectarse y hablar entre sí.
Como también se menciona en el capítulo 1, creo en él como un espacio metafórico que
el cliente y el terapeuta ocupan juntos y en el que se produce el diálogo.
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Muy pocas personas saben escuchar. Su prisa les saca de la conversación, o tratan
internamente de mejorar la situación, o están preparando lo que su entrada será cuando
se calla, y es su turno de paso en el escenario. ... Es distinto con un hombre parado frente
a mí. Cuando yo hablo, él escucha sin distracción lo que digo, y sólo lo que digo (Peter
Høeg, 1993, pp. 44-45).
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falta de respuesta es una respuesta que es una comunicación que el receptor interpreta del
mismo modo que haría con cualquier otro tipo de respuesta. En mis entrevistas, los
consultantes comentaban que el hecho de que un terapeuta no responda, a veces los hacía
sentir poco importantes, desacreditados, dudosos, y así sucesivamente. Los consultantes
también refirieron preocupación si el terapeuta tenía una respuesta privada en silencio y
no compartía lo que pensaba. En este último caso, los consultantes a menudo pensaban
que la respuesta debería haber sido demasiado crítica, como para no compartirla. Me
acuerdo de oír a una colega charlar sobre una discusión que había tenido cuando ella no
estaba de acuerdo o no valoraba lo que el otro había dicho. Vivamente y un poco
orgullosamente, dijo, "yo era un" buen "oyente, yo no he dicho nada”. La escuché y esperé
pacientemente hasta que finalizara. No sé cómo la otra persona en esta situación recibió
la respuesta del oyente. Doy este ejemplo para destacar la importancia de una respuesta
y que al parecer no responder es una respuesta. La "dificultad de la diferencia" es parte
del proceso dialógico. En lugar de rechazar lo que se está en desacuerdo, ya sea a través
del silencio o reprimenda, pueden aprovechar la oportunidad para el diálogo, por ejemplo,
tratando de darle sentido a la perspectiva del otro y sentir curiosidad por las distintas
opiniones que reprodujeron de distinta forma. Un buen oyente responde, como John
Shotter (1995) señala, "en" la conversación; actuamos responsablemente "en" una
situación, haciendo lo que 'eso' pide "(p. 62). He oído a Tom Andersen (2003) hablar de
cómo responder es "crítico para invitar y alentar tanto en la relación como en el diálogo."
También he oído a Jaakko Seikkula (2003) decir: "No hay nada más terrible que la falta
de respuesta".
Esta perspectiva de escuchar difiere de la escucha como es históricamente discutida en la
literatura de la psicoterapia, puesto que su función principal ha sido obtener la
información clínica. Sobre todo, tal escucha ha sido una tarea pasiva. La parte activa ha
sido la clasificación de silencio y dar sentido a lo que se escucha a través del oído de la
interpretación del terapeuta.
En mi experiencia, se aprende más sobre la otra persona y su situación cuando se
le escucha como si estuvieras escuchando una historia. Cuando uno escucha una historia,
primeramente atiende a la totalidad de la historia, cuando está absorto en ella, no
necesariamente registra los datos, detalles y los hechos. Es interesante que,
sorprendentemente, y tal vez paradójicamente, cuando uno deja de centrarse en los
detalles y los hechos, desarrolla una memoria mejor para ellos también. Del mismo modo,
creo que es difícil prestar plena atención a una historia cuando se está ocupado tomando
nota mientras la otra persona está contando su historia. Además, en mi experiencia,
cuando te imaginas que la otra persona habla acerca de su historia, y conozco una nueva
historia, comienzas a involucrarte en ésta y con el narrador. Imagina cómo escucharías
una historia, que de verdad creías que no habías oído antes y se escucha por primera vez.
El desconocimiento de la misma invita a la curiosidad y a la anticipación.
Recuerdo el momento en que la ganadora del Premio Pulitzer, Jhumpa Lahira leyó
de su novela El Buen nombre. Me cautivó cuando leyó el capítulo sobre el nombre del
niño protagonista, Gogol. Esperé pendiente cada palabra, imaginando los personajes y
sus acciones. El capítulo fue una colección de escenarios de la influencia que su nombre
tenía en sus relaciones y su identidad. Cuando terminó de leerlo, estaba ansiosa de
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Terapia Colaborativa
Esta especie de escuchar, oír y responder requiere que el terapeuta entre en el dominio
del tratamiento con una postura real caracterizada por una apertura a la base ideológica
de la otra persona, su realidad, sus creencias, y experiencias. Esta postura de escucha y la
manera de involucrarse mostrando respeto, humildad, y creyendo que lo que un
consultante tiene que decir vale la pena que sea escuchado. Se trata de atender con
consideración, mostrando que valoramos el conocimiento del consultante acerca de su
dolor, la miseria o el dilema. E implica que indica que queremos saber más acerca de lo
que un consultante acaba de decir, o aún no ha dicho. Esto se logra mejor interactuando
activamente y respondiendo a lo que un consultante dice, haciendo preguntas, haciendo
comentarios, extendiendo las ideas, preguntando y compartiendo pensamientos privados
en voz alta. Estar interesado en esta forma, ayuda al terapeuta a clarificarse y prevenir la
falta de comprensión de lo dicho y aprender más acerca de (y participar en la creación de)
lo no dicho...
Tales comentarios y preguntas que no buscan malinterpretar deben ser entregados
de manera tentativa, curiosa, que transmita un genuino interés en hacerlo bien.
La escucha activa de la respuesta oída no significa simplemente sentarse y no
hacer nada. Esto no significa que un terapeuta no puede ofrecer una idea o expresar una
opinión. Tampoco significa que es sólo una técnica, la escucha activa de la respuesta oída
es una forma terapéutica natural y la actitud que se comunica y demuestra es un interés
sincero, de respeto y curiosidad. El terapeuta da tanto espacio y tiempo para la historia de
un consultante cuanto sea necesario, y sí, por momentos, sin interrumpir. Es decir, no me
molesta ni elaboro una inferencia si un consultante decide hablar durante mucho tiempo.
(Anderson, 1997, p. 153-154).
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Terapia Colaborativa
Diálogo Interno
Debo decir explícitamente que el diálogo se refiere tanto al diálogo externo como al
interno. El diálogo interno es la conversación que tenemos con nosotros mismos o un otro
imaginado. El diálogo interior del terapeuta es el primer paso hacia el diálogo y es
fundamental para fomentarlo. Yo a menudo digo a mis alumnos que las conversaciones
más importantes en la sala de terapia o el aula son los silencios interiores que el
consultante y los estudiantes tienen cuando el terapeuta o el maestro hablan. La expresión
del pensamiento en silencio en sí mismo es generativo, es decir, la expresión del
pensamiento, ya sea mediante la articulación o un gesto en el espacio relacional, es un
proceso interpretativo y de generación de significado. El proceso de expresión forma más
allá y da forma a la idea que aún no se habla. La articulación de un diálogo interno puede
ayudar al terapeuta a tomar conciencia y claridad en sus pensamientos. Harry Goolishian
solía decir: "Nunca sé lo que quiero decir hasta que lo digo." Esta articulación puede tener
lugar en la sala de terapia o en una conversación después de la terapia con los colegas o
con uno mismo. Mi preferencia es mantener siempre al consultante en estas vueltas
dialógicas interiores. Las conversaciones privadas, en voz alta o en papel, como la
revisión de cintas de vídeo de las sesiones sin la presencia del consultante, puede correr
el riesgo del monólogo del terapeuta. Las interpretaciones privadas de un terapeuta
también corren el riesgo, aunque a veces sin darse cuenta, de asumir una posición de saber
y autoridad. En la supervisión de los equipos de estudiantes clínicos encuentro que los
estudiantes quieren hablar, aparentemente sin fin sobre el consultante después del período
de sesión. Propongo que esa conversación carece de relevancia porque la persona más
importante para la conversación no es parte de ella. Le sugiero que guarde sus
comentarios y preguntas y se los planteen a los consultantes en la próxima sesión.
Compartir sus pensamientos privados con y hablar con, no sobre ellos. Por lo general, sin
embargo, cuando la próxima sesión está por venir, las cosas que ocupaban a los
estudiantes en ese momento no tienen la misma importancia.
Escuchar, oír, y hablar son todas igualmente importantes. Como he mencionado
anteriormente, el terapeuta escucha al consultante, pero debe preguntar para determinar
si las palabras se oyen en la forma en que el consultante quiere que el terapeuta las oiga.
¿Cómo puede el terapeuta indagar para cotejar si él o ella lo ha entendido bien, en parte
ha comprendido, ha entendido mal o se ha quedado sin expresar y articular sus
pensamientos más íntimos? De nuevo, si el oyente se limita a repetir de nuevo las palabras
del orador, el orador puede confirmar solo haber hablado esas palabras. Ninguno de los
hablantes ni los oyentes tendrá idea si el oyente entiende el significado de esas palabras
del hablante. Lograr la comprensión y la promoción del diálogo son parte de un proceso
activo en el que el oyente interactúa con las palabras y por lo tanto la persona que las dice
(Anderson, 1997). El riesgo radica en las posibilidades de malentendidos generalizados
en el diálogo (un malentendido no es más que una comprensión que difiere de las
intenciones del hablante). (Hablo más sobre el diálogo interno en el terapeuta como "ser
público" en la sección del capítulo 4.)
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dialógico y, a veces somos más. No quiero sugerir que los diálogos siempre son
armoniosos o fáciles. No siempre resuenan entre sí. Cuando se produce una disonancia
yo encuentro útil pensar acerca de la distinción dialógica-monológica. (Esto se discute en
el capítulo 4.) En ese momento también encuentro útil para los terapeutas hacer una pausa
y reflejar de su diálogo interior: ¿cómo podría la conversación interior del terapeuta
(monólogo) estar contribuyendo a la dificultad? No obstante, buscar o pensar, por
ejemplo, en las puntuaciones en una conversación como momentos dialógicos o
monológicos. Lo que cuenta es la totalidad o valor general de la conversación y la
relación.
Parafraseando a Wittgenstein, el diálogo nos permite encontrar maneras de
ir/seguir adelante-continuar de aquí allá/en más. Por lo tanto, tal vez esto es lo que es útil
para el diálogo: Encontrar una forma de seguir adelante. O, al menos, tener una sensación
o una esperanza de que es posible que seamos capaces de seguir adelante.
Notas finales
1. Este capítulo fue escrito originalmente como una presentación de la Octava Conferencia
Anual de Diálogo abierto: "¿Qué es útil en el tratamiento del diálogo? Tornio, Finlandia,
el 29 de agosto de 2003, y fue revisado para este libro.
2. Mi colega Glenn Boyd también discute esto en el arte de la escucha-Agape.
Referencias
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CAPITULO 4
Harlene Anderson
La postura filosófica es una manera auténtica y natural de estar que fluye de la perspectiva
postmoderna del conocimiento y el lenguaje. La postura encarna una creencia que
comunica a otros a través de la actitud, el tono, los gestos del cuerpo, la elección de
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palabras, los ritos y tiempos, entre otras expresiones, la importancia especial que ellos
tienen para usted. Se transmite a los demás que son valorados como un ser humano único
y no como una categoría de personas; que tienen algo digno de decir y escuchar; que uno
se encuentra con ellos sin un juicio previo acerca del pasado, presente o futuro; y que uno
no tiene una agenda secreta de investigación, táctica, direccional u otras. Cuando un
terapeuta sostiene esta creencia, ésta forma y da forma a la naturaleza esencial de su
posición en la medida que conecta, colabora y construye con el otro en relación y en
conversación. La palabra significativa aquí es con, estar ”con“, un proceso de “hacer con”
que es intrínsecamente más participativo y recíproco y menos jerárquicos y dualista.
La característica distintiva de la posición filosófica es su característica de "estar
interconectado" que influye en la experticia y participación del terapeuta: creando y
fomentando un "espacio" metafórico para una conversación dialógica y una relación de
colaboración. Aunque cada característica es identificable y puede ser elaborada, ninguna
se sostiene sola. Esta noción de su interrelación es la clave fundamental para la terapia
colaborativa. Es importante destacar que las características no son reglas o técnicas.
Igualmente es importante destacar que, aunque la postura puede tener expresiones
comunes identificables, esta es única para cada terapeuta y sistema humano y para las
circunstancias y los deseos de cada uno: la terapia colaborativa no tiene una fórmula.
Consiguientemente yo identifico y hablo de las características interconectadas de la
postura filosófica que forman el corazón y el espíritu de la terapia colaborativa.
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encontrar y saludar al consultante de una manera que comunique que son bienvenidos y
respetados, (b) mostrar que uno está interesado en participar con ellos y aprender de ellos
como ellos elijan presentarse a sí mismos y (c) entrar en la relación como un aprendiz que
escucha y responde tratando de entender al consultante desde su perspectiva y en su
idioma. El consultante, junto con su agenda y su historia, toma el centro de atención. Por
ejemplo, ¿qué quieren ellos que sepas acerca de ellos?, ¿De qué quieren hablar, y qué
historia quieren ellos contar y cómo?
Me resulta útil usar una metáfora anfitrión-huésped: es como si el terapeuta es un
anfitrión que se reúne y da la bienvenida al consultante como un invitado mientras
simultáneamente el terapeuta es un invitado a la vida de éste.
Pido a mis estudiantes pensar acerca de cómo les gusta ser recibidos como un invitado.
¿Qué hace el anfitrión que les hace sentirse bienvenido o no, cómodo o no, y especial o
no? ¿Cómo se sintió la calidad de la reunión y el saludo? Estas no son preguntas retóricas.
No espero respuestas específicas. En cambio, quiero que los estudiantes piensen acerca
del sentido de su experiencia en la relación y conversación y lo qué les comunicó. A
veces muestro a los estudiantes "El Saludo" en un video del artista Bill Viola. El
espectador ve a dos mujeres que hablan y llega una tercera. Los cuarenta y cinco segundos
de video son presentados en cámara lenta (ampliado a cinco minutos), permitiendo que
los matices del saludo sean vistos y resaltados. Los estudiantes consideran y reflexionan
acerca de sus descripciones e interpretaciones de lo que piensan que ven y discuten el
significado de los, tantas veces, desapercibidos momentos pasajeros en encuentros y
saludos4.
Es importante tener en cuenta, como sea, que, aunque cada uno de nosotros tiene,
lo que puede pensarse como un estilo propio, tenemos que ser capaces de adaptarnos
espontáneamente a cada relación y conversación nueva y continua (por ejemplo,
asociación conversacional) y a las circunstancias de su ocurrencia. Cada relación es única,
se forma y evoluciona, y mutuamente se readapta y se redefine a sí misma periódicamente
en el tiempo.
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mejor de sí mismos y hablan de lo que es importante para ellos, qué, cuándo y cómo. Esta
prominencia del conocimiento del cliente contrasta con otros enfoques terapéuticos en los
que, conocimientos profesionales llevados desde el exterior, definen los problemas,
soluciones, resultados, y el éxito externamente - creando dicotomías de experto y no
experto.
Si uno lo piensa, el terapeuta está sólo en relación y conversación con el
consultante por una fracción de segundo en su vida. Es imposible conocerlos a fondo en
ese período de tiempo. El terapeuta está a menudo frente a la tentación y el riesgo asociado
de llenar las lagunas o la creación de piezas faltantes de una historia con sus propios
conocimientos. Aunque algunos terapeutas están convencidos que ellos tienen esta
experticia, el terapeuta colaborativo confía en la experiencia del consultante. Esto no
quiere decir que el conocimiento del terapeuta no se valora; sino, simplemente significa
que el terapeuta no es considerado como el experto en la vida del cliente: el cliente lo es.
En lugar de ser un experto en el cliente (incluyendo su problema, los recursos, soluciones
preferidas, etc) la competencia o experticia del terapeuta está en establecer y promocionar
un ambiente y condiciones que naturalmente inviten a una relación de colaboración y los
procesos conversacionales generativos. Mientras se crea una cultura en la que los
participantes exploran y comparten experticia y conocimientos mutuamente, se esfuerzan
en comprenderse y alcanzar futuros deseados. En y mediante esta actividad, novedades
en significados, entendimientos y agenciamiento – novedad en experticia y
conocimientos –que tienen relevancia local y utilidad ya que son colectivamente creadas.
(El conocimiento del terapeuta y el no-conocer se discutirá extensamente más adelante).
A veces, un terapeuta trabaja con más de un miembro de la red de ayuda personal
o profesional del consultante. El terapeuta multi-parcialmente y simultáneamente aprecia,
reconoce, respeta y valora cada voz, cada realidad, y la experticia de cada uno. Las
diferencias --las múltiples voces y descripciones distintas—que a menudo son vistas
como “con necesidad de resolución” desde esta perspectiva son vistas como una fuente
inherente e infinita de riqueza y posibilidad. En otras palabras, las diferencias son vistas
como que vale la pena explorarlas y aprender de ellas. A través de este proceso de
aprendizaje (el proceso generativo de la interrogación mutua como se comenta más
adelante) las diferencias no se resuelven, sino que algo viene de ellas.
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Ser Público
Los terapeutas a menudo aprenden a operar a partir de los pensamientos internos privados
- profesionalmente, personalmente, teóricamente, o por una conversación interna
informada por la experiencia - entendimientos tales como diagnósticos, juicios, o
hipótesis. Estos pensamientos pueden influenciar cómo el terapeuta escucha y oye, y
pueden guiar las preguntas y las respuestas del terapeuta. Desde una postura colaborativa,
los terapeutas están abiertos y convierten sus pensamientos invisibles en visibles. El
terapeuta puede compartir cualquier idea, por ejemplo, una cuestión de opinión o una
sugerencia, con el cliente. La intención de compartir o hacer públicos sus pensamientos
internos es ofrecerlos como un alimento para el pensamiento y el diálogo. No es una
cuestión de que los terapeutas pueden o no pueden decir, comentar o preguntar, más bien,
lo que es importante en el fomento del diálogo lo es a partir del modo, la actitud, el tono
y el momento en que lo hacen.
Hacer públicos los pensamientos privados, invita a lo que Bakhtin (1981) se
refiere como a la comprensión responsiva. Sugiere que, "Una comprensión pasiva de
significado lingüístico, es no comprender en absoluto" (p. 281). Shotter, influido por
Wittgenstein, sugiere un tipo de comprensión responsiva relacional. En otras palabras, la
comprensión no puede tener lugar a menos que ambos, el hablante-oyente y el oyente-
hablante, son responsivos uno con otro. Una conversación interna no responsiva está en
peligro de llevar a una comprensión errónea o a una comprensión que no calza con la del
hablante o sus intenciones (es decir, las del consultante).
Poner una conversación privada interna o pensamientos en palabras habladas
produce algo que no es el pensamiento o la comprensión misma. La expresión del
pensamiento, lo organiza y reforma; o sea, se altera en el proceso de articulación. La
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presencia del consultante y el contexto, junto con otros factores, afecta las palabras
elegidas y el modo en que se presentan. Además, el consultante tiene la oportunidad de
responder al pensamiento interno del terapeuta. Su respuesta en las múltiples formas que
puede tomar, expresando interés, confirmando, preguntando, o ignorándolo – a su vez
influirán en los pensamientos internos del terapeuta.
Cuando un terapeuta no pone sus pensamientos internos en palabras habladas, es
posible que el diálogo interno del terapeuta, así como su hablar, se convierta en un
monólogo con el riesgo de contribuir a la creación o mantenimiento del monólogo
terapeuta-cliente. Mantener pública la plática interna del terapeuta minimiza el riesgo de
que él mismo sea atrapado en una conversación monológica interna y externa. Por
monológica, me refiero al mimo pensamiento continuado, como tener una melodía en la
cabeza que escucho una y otra vez. En otro lugar he hablado de duelo de monólogos o
realidades: cuando una o ambas partes ponen más energía en defender o persuadir a los
otros de su punto de vista (Anderson, 1987, 1997, Anderson y Goolishian, 1988). Las
voces monológicas son como rascacielos de lado a lado sin ventanas, puertas o puentes,
cada uno cerrado a los otros. En tales casos, la conversación llega a un punto muerto, ya
no existe el entrecruzamiento o fertilización cruzada de las perspectivas del terapeuta o
la perspectiva del consultante que está presente cuando las personas están en el proceso
de tratar de entenderse unos a otros. Poner diferenciadamente diálogo o "pensar con"
puede fácilmente colapsar en un monólogo o "pensar acerca de."
No quiero sugerir que todos los pensamientos privados deben ser hablados en una
sesión. Esto sería imposible. Lo importante es tener cuidado con el riesgo de monólogo,
cómo lo que se escucha y se dice, es filtrado a través de él, y cómo volver al diálogo
interno. Le sugiero a mis alumnos que si tienen dificultad para poner sus pensamientos
monológicos en palabras habladas puedan hablarse o hacerlo desde una persona
imaginaria en el consultorio; tomar un descanso durante la sesión; o hacer algo no
relacionado con lo terapéutico entre sesiones tales como leer un libro, ir al cine, o hablar
con un colega. Yo no ofrezco estas sugerencias con la expectativa de que las sigan, sino
para ayudarlos a comenzar a tener acceso a su propia creatividad sobre lo que podría
ayudarles a cambiar de un monólogo interno al diálogo. Cada terapeuta tiene su manera
de tratar con la voz monológica interna, y cómo lo hacen varía de cliente a cliente y de
una situación a otra.
Una nota de aclaración: Yo uso la palabra monólogo para hacer una distinción.
Pero creo que todo es dialógico, en cierta medida, aunque a veces no lo parezca.
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Y es en nuestra propia respuesta activa a las expresiones del otro que podemos
encontrarnos, inesperadamente confrontados a nuevas conexiones dentro de nuestras
experiencias que no habíamos tomado en cuenta antes ... y llegamos a ver las
circunstancias relevantes bajo una nueva luz.
Confiando en la incertidumbre
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y dejaron de lado la necesidad de conocer y, por ejemplo, la presión para hacer las
preguntas correctas o tener la mejor solución. Expresaron un nuevo sentido de autonomía,
flexibilidad, y creatividad y la liberación de las restricciones de la certeza a las
posibilidades de la incertidumbre.
Tal vez deba hacer una advertencia. La experticia del consultante, el no-saber del
terapeuta, y la incertidumbre no sugieren que un terapeuta actúe o hable sin confianza,
que niegue la respuesta al pedido de un consultante que busca respuestas, o ignore la
necesidad de certezas que alguien busca. En su lugar, lo que quiero destacar es que la
manera en que los terapeutas se posicionan y responden por sí mismos invita al
consultante a unirse a ellos y, eso a su vez, invita y mejora la auto agencia del consultante.
76
Terapia Colaborativa
(Anderson, 1992, 1997). Debido a que la postura filosófica se convierte en una forma
natural y espontánea de estar como terapeuta, la teoría no se pone en práctica y no hay
técnicas terapéuticas y normas, tal como los conocemos. En su lugar: las características
ponen énfasis a un conjunto de valores y sus implicaciones para la acción. La postura
filosófica es el "tono" de las relaciones colaborativas y las conversaciones dialógicas
como se sugirió anteriormente: una manera particular en el que nos orientarnos a estar,
hablar y actuar con otra persona que invita al otro a la participación compartida y la acción
conjunta, la interrogación mutua, el proceso de diálogo generativo y la transformación
(Anderson, 1997, 2003). En otras palabras, la persona tiene prioridad sobre las técnicas y
las normas: los seres humanos están en relación y conversación con los demás.
Competencia y posibilidades
77
Terapia Colaborativa
utilidad está determinada por el valor del terapeuta de sus supuestos centrales y su
habilidad de vivir la postura filosófica que fluye desde ellos.
La aplicación se extiende más allá de la sala de terapia. El enfoque tiene utilidad en
sistemas y contextos diferentes de la terapia. Los terapeutas llevan las premisas de la
terapia colaborativa y la postura filosófica a otros sistemas en los que frecuentemente
trabajan, como la educación (por ejemplo, la enseñanza y la supervisión) y las
organizaciones (por ejemplo, consultoría y formación de equipos) y extienden sus
prácticas colaborativas para incluir actividades como el coaching8 y las tutorías
(mentoring). Otros profesionales, como los de medicina, derecho, y la organización
comunitaria, reportan que el enfoque ha demostrado ser útil en sus prácticas.
La evaluación se convierte en parte de la práctica cotidiana. El profesional y el
cliente evalúan su trabajo juntos a medida que avanzan uno con otro. Lo que aprenden
se utiliza para informar su trabajo, apreciando y construyendo sobre lo que es útil y
reconsiderando lo que no lo es (Anderson, 1997). Esto es parte de asegurarse de que la
terapia y otras prácticas colaborativas sean apropiadamente adaptados y que continúe la
utilidad para el consultante.
El agotamiento del terapeuta es reducido. Los terapeutas muestran un renovado
aprecio y respeto por sus consultantes y un renovado entusiasmo y energía por su trabajo.
Ellos reportan un descubrimiento de creatividad desconocido o sin explorar. También
informan que están más abiertos y compartiendo su trabajo con colegas encontrando
apoyo al hacerlo. Combinadas, estas experiencias influyen en la reducción del desgaste.
Consultantes y terapeutas tienen una sensación de libertad y esperanza. Los
consultantes tienen un sentido de pertenencia, participación y de ser dueños de su terapia.
Esto, a su vez, invita a compartir la responsabilidad del proceso y el resultado. El
resultado -si se trata de algo tangible y factible, o si es simplemente una sensación de algo
así como un sentido de la libertad o esperanza- sorprendentemente se convierte en un
sentimiento que yo, que nosotros podemos ir hacia adelante desde aquí.
Las relaciones con los colegas se han realzado. Los terapeutas reportan que, ya que
viven la postura filosófica con sus colegas, como lo hacen con sus clientes, están en
mejores condiciones para apreciar, sentir curiosidad acerca de, y estar abierto a las
diferencias (véase San Jorge y Wulff, el capítulo 24 en este volumen). Con el apoyo de
la creencia de que no hay una manera correcta de ver o hacer cualquier cosa, potencial o
a veces incómodamente, las relaciones tensas comienzan a ser menos problemáticos, más
compatibles y, a veces, incluso agradables.
Efectividad
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Terapia Colaborativa
(Anderson, 1991; Anderson y Goolishian, 1986, 1991; Anderson y Levin, 1997, 1998,
Levin, Reese, Raser, y Niles, 1986).
La evidencia preliminar de la efectividad de la terapia colaborativa se centra
principalmente en las experiencias de consultantes, terapeutas y estudiantes, es
principalmente anecdótica y basada en la investigación cualitativa5. La utilidad del
enfoque se ilustra en los artículos sobre el abuso infantil y otros tipos de violencia
doméstica, trastornos alimenticios, abuso de sustancias, y supervisión (Anderson, 1997;
Anderson y Levin, 1997, 1998, Anderson, Burney, y Levin, 1999; Bava, 2001; Chang,
1999; Levin, 1992; London, Ruiz , Gargollo, y MC, 1998, Roberts, 1990; St. George y
Wulff, 1999; Helms, Plotkin, y Betty, 1998).
A diferencia de la práctica habitual en el que la/el terapeuta comunica una terapia
exitosa, los terapeutas colaborativos y los investigadores han invitado a los consultantes
a realizar la revisión de la terapia (London, Ruiz, Gargollo y MC, 1998; Helms, Plotkin
y Betty, de 1998; Weisenburger, 2003). Los estudios cualitativos de investigación han
mirado la efectividad de la terapia colaborativa y han analizado si los comportamientos y
actitudes de los terapeutas eran consistentes con su filosofía de tratamiento (Gehart-
Brooks y Lyle, 1999; Swint, 1995). Algunos han estudiado la aplicación de las ideas en
supervisión y educación (Anderson, 1984; Bava, 2001; St. George, 1994; Tinez, 2002) y
en el trabajo comunitario (Weisenburger, 2003). El psicólogo finlandés Jaakko Seikkula
y sus colegas han demostrado el acierto de la efectividad en el diálogo abierto a través de
un proyecto de investigación cuantitativa/cualitativa con cinco años de seguimiento con
los pacientes psicóticos y sus familias (Seikkula, 1993; Seikkula, Aaltonen, Alakare,
Haarakangas, Keränen y Sutela, 1995; ver también Haarakangas, Alakare, Aaltonen y
Seikkula, capítulo 14 de este volumen).
Lo que encontré más interesante es el creciente número de estudiantes de todo el
mundo que han optado por la terapia colaborativa (o un enfoque sistémico de lenguaje
colaborativo). Tanto como el tema de las tesis de sus maestrías y disertaciones doctorales
y el uso de la investigación colaborativa en sus metodologías. Específicamente, los temas
se han centrado en la utilidad de la terapia colaborativa con una variedad de poblaciones
clínicas (por ejemplo, los niños con enfermedades somáticas, las mujeres jóvenes con
trastornos de la alimentación, y el dolor) y con el trabajo en las comunidades. Algunos se
han concentrado en las descripciones del terapeuta de la influencia de una perspectiva
colaborativa en sus vidas profesionales y personales y algunos de su propia experiencia
de aprendizaje de un enfoque colaborativo.
¿A dónde vamos?
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Notas finales
Referencias
Andersen, T. (1996) Language is not innocent. In F.W. Kaslow (Ed.), The handbook of
relational diagnosis and dysfunctional family patterns. Oxford. England: John
Wiley & Sons.
Anderson, H. (1984). The new epistemologyin family therapy: Implications for training
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Swim, S., Helms, S., Plotkin, S., and Bettye (1998). Multiple voices: stories of rebirth,
heroines, new opportunities and identities. Journal of Systemic Therapies, 17(4),
61–71.
Swint, J. A. (1995). Clients’ Experience of Therapeutic Change: A Qualitative Study.
Unpublished doctoral dissertation, Texas Women’s University, Denton, TX.
Dissertation Abstracts International, 56,1123
Roberts, H. (1990). The Experiences of Black Families Who are Involuntarily Involved
in Family Therapy Treatment. Unpublished doctoral dissertation, Union Institute,
Cincinnati, OH.
Tinez, D. (2002). Relational Transformation in Family Therapy Supervision: An
Emerging Inquiry in a Postmodern Collaborative Learning Community. Tesis
doctoral sin publicar, Iowa State University.
Weisenburger, G.A. (2003) Dialogical Conversations in Community Transformation.
Thesis, Universidad de las Americas, A.C., Mexico City, Mexico.
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CAPITULO 5
Lynn Hoffman
La idea que impulsó a este título me fue dada por Tom Andersen que me decía que tenía
que ir al norte de Noruega en los días previos al sol de medianoche. Así que me invitó
para el primer día de primavera, justo cuando el sol va a aparecer. La ocasión fue una
conferencia "de la red del Norte" de Andersen integrada por equipos que trataban crisis
agudas en hospitales de los países de toda frontera del norte de Europa. Andersen me
llevó a su piso superior de la oficina de la Universidad de Tromsø la mañana de la
conferencia, y por fuera de la ventana, vi los primeros rayos. Aparecieron en la hendidura
de dos montañas cubiertas de nieve y luego se desvanecieron, seguidos por los colores de
malva, rosa, y oro que iluminaban los bordes del paisaje y el cielo.
De vez en cuando, como he visitado varias veces esta zona, se me ha dado la
oportunidad de volver a ver esos primeros rayos. Y de alguna manera he conocido o
adivinado cuándo puede establecerse por sí misma una nueva aproximación y persistir.
Una va tomando forma ahora, como un barco que aparece en el horizonte. Me refiero a
las terapias que ya han sido denominadas como “conversacionales" o “dialógicas”,
término usado por Roger Lowe (2005) en un artículo reciente. Lowe distingue entre
aproximaciones que utilizan las "preguntas estructuradas", como la narrativa y la terapia
centrada en las soluciones, y las orientadas a la práctica y lo que él llama, siguiendo a
John Shotter (Shotter y Katz, 1998), el enfoque de “momentos sorprendentes", que no
utiliza técnicas previstas. Estoy interesada en el establecimiento de una línea de los
antecedentes de este último concepto, que ahora se desvía hacia el futuro de una manera
interesante, pero incluye algunos ancestros distinguidos.
La base de estos antecedentes fue anunciada por Gregory Bateson (1972) quien,
al final de su vida, hizo hincapié en los estilos de comunicación preverbal de lo que llamó
la "Creatura", o el mundo de los vivos. Poniendo estas ideas a trabajar, Harlene Anderson
y Harry Goolishian (1986) dan un brusco giro lejos de las intervenciones propositivas en
su postura del “no saber”. Luego Tom Andersen (1990) introdujo el "equipo reflexivo",
que inspiró a aquellos de nosotros como Peggy Penn y yo, que tratábamos de trabajar de
un modo menos instrumental.
Más recientemente, hemos sido introducidos a un abundante cuerpo de tesoros
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Terapia Colaborativa
En el siglo pasado hubo varios pioneros filosóficos que dedicaron sus vidas a estudiar
cómo nos enredan las formas del discurso de Occidente. Los dos más importantes, en mi
opinión, son Ludwig Wittgenstein y Gregory Bateson. En el famoso libro de Wittgenstein
(1953) de las discusiones consigo mismo, Investigaciones filosóficas, explora maneras de
salir de la trampa invisible de la lingüística que él llamaba la "botella voladora". Su
trabajo ha generado una industria de explicaciones. Los escritos de Bateson aún no han
sido llevados hacia tal industria, pero asumió un trabajo similar en la descripción de un
estilo de comunicación prelingüística que los animales utilizan y que es común a la
religión, el humor, algunas formas de locura, alegría y arte.
Este tipo de comunicación sostiene Bateson, aplicado específicamente a lo que
Jung llamó la "Creatura", el mundo de los vivos, en oposición al "Pleroma", que tiene
que ver con el mundo de Newton, la fuerza y la masa. El Pleroma no tiene un proceso
mental, no hay nombres, no hay clases. La Creatura, por el contrario, se basa en patrones
y se comunica a través del lenguaje del “como si", utilizando la similitud y la metáfora
en una variedad de formas y contenidos incorporados. Catherine, hija de Bateson
(Bateson y Bateson, 1987), nos dice que, al final de su vida, su padre estaba fascinado
con lo que él llamaba "silogismos de la metáfora". La idea, explica, estaba vinculada con
la preocupación central de su investigación, que fue "el comienzo de una gramática
creatural". (Bateson y Bateson, 1987, p. 192).
Entonces, ¿que podría esto significar esto? Al contrastar las verdades de la lógica
con las verdades de la metáfora, Bateson explica que la lógica clásica describe las
palabras causales estructuradas llamadas silogismos que se basan en clasificaciones y las
cuales siguen la forma "Si esto es cierto, entonces eso es cierto." Si Sócrates es un hombre,
y si todos los hombres mueren, entonces Sócrates morirá. Pero hay otra estructura de las
palabras que Bateson describe que se basa en la semejanza, el ejemplo de estas es "la
hierba muere, los hombres mueren, [pues] los hombres son hierba". Los lógicos
88
Terapia Colaborativa
desaprueban este tipo de silogismo, ya que no tiene sentido (lo llaman "afirmando la
consecuencia"), pero Bateson cree que esta fórmula indica la forma en que el mundo
natural se comunica. Señala que:
89
Terapia Colaborativa
psicología moderna nos enseña a mirar, y los puntos en lugar de los hilos que vinculan a
cada uno a la red social. Si te quedas con la psicología moderna, estarás por siempre
tratando de ver tu trabajo como un asunto de construcción de caminos forestales,
colocación de puentes, y varios otros proyectos de ingeniería. Si te mudas a una psicología
postmoderna, tienes que ir, como Alicia, por el charco de lágrimas con las otras criaturas.
Esta situación es como un gran ecualizador y conlleva algunos peligros, pero es la única
fuente de información con el poder de transformar.
Pero permítanme pasar a lo que yo llamo mis Tres Pilares de la Sabiduría, las tres anclas
principales del tipo de trabajo que mi comunidad y yo realizamos. Estas son las prácticas
que han señalado el paso de una visión modernista que ve problemas emocionales a modo
de fenómenos dentro de la persona como problemas médicos, y el punto de vista
postmoderno que propone que somos relacionales y dialógicos por naturaleza. El primer
pilar es la idea de "no saber" introducida en el campo por Harry Goolishian y Harlene
Anderson. Una vez le pregunté a Harlene si lo tomó de los escritos del filósofo francés
Gaston Bachelard (1964), que habla de "no saber" y lo define "no como una forma de
ignorancia, sino como un difícil ir más allá del conocimiento". Sin embargo, me
equivoqué. Harlene me dijo que comenzaron a utilizar la frase debido a que sus
estudiantes les preguntaron por sus ideas o hipótesis acerca de los clientes: ¿por qué el
cliente hizo esto o aquello? ¿No creen que el cliente debe hacer x, y o z? Ellos siempre
decían que "no sabían", y sugieren que la mejor persona para hablar acerca de sus
curiosidades es el cliente. Por último, hicieron la propuesta del "no saber”, obteniendo el
desprecio y la burla de muchos en el campo. Pero este simple concepto hizo una diferencia
básica muy poderosa en esta postura.
Una advertencia relacionada contra el "saber" viene desde el filósofo francés Jean
Francois Lyotard. En un pequeño libro llamado Drift works (1984) se pregunta:
¿Desde dónde criticar? ¿No ves que la crítica es aún sabiduría, mejor, conocimiento? ¿Que
la relación de la crítica sigue estando dentro de la esfera del conocimiento, de la
"realización" y por tanto de la toma del poder? La crítica debe desviarse de sí misma. Mejor
aún: la deriva es en sí misma el final de toda crítica. (P. 13).
90
Terapia Colaborativa
y que yo llamo, siguiendo Goolishian, "testigos de proceso"” Hay que reportar un poco
de historia interna en este asunto. Poco después de que Tom Andersen hizo público su
formato reflexivo, el terapeuta narrativo Michael White también lo adoptó. De acuerdo
con su preferencia por la antropología en lugar de lenguaje psicológico, White (1995)
utilizó el término de la antropóloga Barbara Meyerhoff, "la ceremonia de definición" para
describirlo. Vio que el tener una audiencia apreciativa para una entrevista terapéutica
fuertemente reforzaba la creación de una identidad más inspiradora. Sus experimentos
con esta forma de trabajar lo llevaron a crear lo que llamó un "Registro de testigo
externo", donde una persona que ya había trabajado con él, podría ser invitado de nuevo
para ayudar a otros en situaciones similares.
Tan pronto como comencé a utilizar los equipos reflexivos, fui golpeada por el
poder de las capas de las muchas voces y grupos que ponían en duda el proceso. Fue un
esfuerzo prismático, donde el testigo de un momento se convirtió en el receptor de otro
momnet de otro momento. Pero la versión de White amenazó con enturbiar las aguas. Al
igual que con el equipo reflexivo, necesitábamos un término que no perteneciera a
ninguna persona o escuela. "Dar testimonio del proceso" fue una tienda de campaña
suficientemente grande bajo la cual muchos de nosotros podríamos caber, a pesar de
nuestras alianzas terapéuticas.
Y aquí me gustaría dar las gracias a la filósofa/clínica Lois Shawver (2005) por
una nueva visión. Ella pasó años estudiando las ideas de Wittgenstein y aplicándolas a
sus puntos de vista acerca de la terapia posmoderna. Recientemente, durante una
conversación acerca de su "Lista de terapias posmodernas", hizo una distinción entre
"teorías" y "juegos de lenguaje" (que es una propuesta de Wittgenstein [1953]), diciendo
que ésto último es más útil para aquellos de nosotros que tratamos de describir enfoques
distintos de la terapia porque se elige un conjunto específico de descriptores: palabras,
frases, o prácticas. Al invocar grandes categorías abstractas como el posmodernismo en
la definición de un enfoque de tratamiento específico se pone el discurso en el nivel
equivocado y confunde el asunto. En cuanto al uso de White de reflexionar y dar
testimonio, me hace sentir mejor decir que sus ideas salen de un juego de lenguaje
diferente al que realiza Andersen, en lugar de decir que White es un deconstruccionista y
Andersen un construccionista social, por ejemplo. Pero permítanme avanzar hacia
algunas ideas novedosas que están llamando nuestra atención.
Una fuente principal de esta nueva brillante arista de la que estoy hablando proviene de
John Shotter (1993), un pensador postmoderno social cuyos escritos sobre la naturaleza
de la comunicación dialógica se han vuelto cada vez más relevantes para las terapias
relacionales como las que estoy describiendo. Él ha estado creando un pequeño remolino
intelectual tornando las ideas de dos filósofos, en particular, de Mikhail Bakhtin y Ludwig
Wittgenstein, y su aplicación a la práctica clínica. Además, él y Tom Andersen han estado
dando seminarios juntos, y estos han tenido un buen desarrollo.
91
Terapia Colaborativa
Por mi parte, sentí que Shotter era nuestro filósofo. Él nos llevaba lejos de la
creencia de que podemos cambiar la realidad social por medios puramente lingüísticos.
En su lugar había una imagen de la comunicación como más activa, con iniciativa
emprendedora. Shotter (2005a) habla de "conocimiento encarnado" frente a
"conocimiento basado en el lenguaje" y lo describe como "el sentido que se dirige a los
sentimientos de “estar de pie”, “interioridad o exterioridad” en cualquier gurpo social".
Dice que no es una habilidad o un saber teórico, sino que tiene que ver con las
anticipaciones que aportamos a una conversación, y la influencia de estas impresiones
sobre nosotros y los demás.
Este desarrollo parece haber llevado a Shotter (2005b) a alejarse del
construccionismo social, que fue la teoría a la que había dado más credibilidad. Se sintió
que estaba atrapado en cualquier descripción de las exigencias inherentes al intercambio
social. En su opinión, la comunicación es como un clima social. Lleva nuestra
navegación, nos tranquiliza, o, a veces nos hace naufragar. Sintiendo lo que se pide en un
contexto particular, respondiendo correctamente a los gestos como el de una mano
extendida, sintiendo una nube negra asentándose en una discusión, son ejemplos de un
sistema meteorológico que nos puede impactar en formas concretas y materiales. La
verdad es que el famoso "giro lingüístico" de la posmodernidad nos da demasiada
flexibilidad en relación a lo que está permitido o no. Esta es la razón por la que muchas
personas lo han acusado de ser "relativista", y casi moralmente delincuente. Y hay
razones particulares de por qué los terapeutas pueden sentirse liberados al dejarla. Una
movida a un vocabulario sublingual, como píldoras que se disuelven debajo de la lengua,
frecuentemente nos trae más cerca de los asuntos que en terapia tratamos de abordar.
De hecho, Shotter señala que las personas con problemas emocionales hacen
muchos gestos y muchas veces el problema en sí es el hablar gestual. Por esta razón, él
está muy interesado en la apreciación de Wittgenstein de esta realidad más oculta. Cita a
Wittgenstein como diciendo: "El origen y la forma primitiva del juego de lenguaje es una
reacción, y sólo a partir de esto formas más complicadas pueden desarrollarse".
Wittgenstein continúa diciendo que "este tipo de comportamiento es "prelingüístico": que
un juego de lenguaje se basa en él, que es el prototipo de una forma de pensar y no el
resultado del pensamiento". En este sentido, los intereses de Wittgenstein y de Bateson
fueron muy similares.
Shotter considera que el movimiento hacia incorporar conocimientos también nos
aleja de Descartes y de la tradición occidental. La Ilustración valoró la mirada objetiva
del observador. Por el contrario, la realidad dialógica se basa en la subjetividad
compartida de los participantes. En lugar de una comprensión "representacional", Shotter
ofrece una comprensión "relacional". En lugar de tratar de ser un maestro y poseedor de
la naturaleza, como Descartes favoreció, Shotter quiere que respetemos sus cualidades
"conformadas y vectoriales". Se observa además que en los asuntos que afectan al mundo
que vivimos, muchas cosas importantes ocurren en los “encuentros". Razón de más para
examinar el tipo de habla que sucede en ellos. No todos los encuentros hacen el tipo de
diferencias que los psicoterapeutas están buscando, y nos corresponde examinar cuál es
la naturaleza especial de los que lo hacen.
Una de las mayores contribuciones de Shotter, desde este punto de vista, ha sido
92
Terapia Colaborativa
la de traducir las abstracciones que Bakhtin y sus colegas nos han dado en términos que
son más comunes. Me gusta sobre todo su vuelta a los conceptos de pensamiento
“dialógico" versus pensamiento "monológico", pensando ”con”4 versus pensar “acerca
de“. De acuerdo con Shotter (2005b), "pensar con" es una forma dinámica de interacción
reflexiva que implica entrar en contacto con otro ser vivo, con sus declaraciones acerca
de, con sus expresiones corporales, con sus palabras, sus obras. En la descripción de
"pensar acerca de", dice que convierte a la otra persona en un objeto que no tiene
conciencia propia
La belleza de la noción de "dialogicidad" o "estar con" es que aborda el
entrecruzamiento de voces fusionadas y superpuestas, y sus silencios también, en un
normal y común intercambio. En lugar del "experto" individual que es el asignado a la
mayor influencia en esta actividad, como suele ocurrir en la psicoterapia, una
conversación "con" permite surgir voces que han sido tantas veces sofocadas o retenidas.
Los intentos de manejar el significado puede ser la norma en nuestras sociedades, y
muchos modelos de psicoterapia se han construido en estos intentos, pero en esas
circunstancias "el ser con" no se produce automáticamente. De hecho, hay algunos que
dicen que es más lógico que "no" se produzca. Al pensar de nuevo en una entrevista, el
mejor resultado es que la gente sintiera que la conversación en sí misma fue la autora de
lo dicho.
Estas ideas se alimentan en mi propia creencia de que nuestra teoría tenía que tomar más
en cuenta el misterioso mundo de los sentidos. Yo estaba usando la idea del "río bajo
tierra" para describir los canales sensoriales de flujo entre las personas cuando parecen
estar conectadas entre ellas. También volví a mirar mi propio viaje, con un énfasis en la
mirada de "Un arte de lentes", a un énfasis en escuchar en Intercambiando voces, (1993),
al énfasis actual en el tacto y el sentimiento. Andersen, por supuesto, siempre había estado
convencido de este énfasis. Influido por Aadel Bülow-Hansen y Gudrun Øvreberg, dos
fisioterapeutas muy conocidos en Noruega, Andersen (1986) siempre ha puesto el cuerpo
en el centro de su obra. Como resultado, está atento a la respiración, la postura, el tono
de voz, así como a su propia voz interior y exterior, y lo que está pasando en su propio
cuerpo. Él ha dicho:
El oyente (el terapeuta) que sigue a la persona que habla (el cliente), no sólo escucha las
palabras, sino también ve cómo las palabras se pronuncian, se da cuenta de que cada
palabra es parte del movimiento del cuerpo. Las palabras habladas y la actividad física se
unen en una unidad y no se pueden separar ... el oyente que ve tanto como él o ella escucha
se dará cuenta de que las palabras distintas "tocan" al hablante de distinto modo ....
Algunas palabras pueden tocar al hablante de modo que el oyente puede verlo moverse
4Withness: refiere al “estar con” o “ser con”, en las traducciones al español no existe palabra exacta
para referir al término. La palabra contiguidad connota la cercanía física de. Por tanto, preferimos dejar
el término en su idioma original o referirnos como “con”.
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Terapia Colaborativa
(1996, p. 121).
En otro artículo, Andersen siguió paso a paso las acciones de una entrevista que
mantuvo en Finlandia. Él se describe primero hablando con el equipo anfitrión, quien
habla de una madre con sus dos hijas, una de las cuales, de 19 años, está “escuchando
voces”. El equipo dijo que ellos están preocupados porque muchas otras personas en la
familia han sido hospitalizadas por psicosis. Andersen dijo que él siempre se podría juntar
con el equipo a solas, si eso era sobre lo que ellos quieren preguntarle, pero sería mejor
preguntarles a la madre y la hija directamente cuál es su preocupación. El equipo estuvo
de acuerdo.
Después de preguntar a la traductora qué método de trabajo prefería, Andersen
siguió describiendo el lenguaje del cuerpo de la madre y la hija cuando llegaron a la
consulta. La madre parecía muy preocupada de que la hija se retirara. Después de
escuchar sobre varias preocupaciones – el rechazo de la hija a ir a la escuela, la historia
de hospitalizaciones de los miembros de la familia, el divorcio de la madre del padre 10
años atrás – Andersen le pregunta a la madre si tiene más niños. Ella dice que si, de un
primer marido, cuyos padres criaron a esa hija y la mantuvieron alejada de la madre. La
hija se ha convertido en una persona de la calle, se droga, pero ahora ella le ha escritoa
su madre, pidiéndole ir a vivir con ella. Andersen le pregunta a la madre si ella pensaba
que había perdido a su hija, y le dijo que sí. ¿Ella a su vez la extrañó? Sí. La hermana
asintió también con la cabeza.
Andersen entonces señala, “parece como si tu hija estuviera sola”. Cuando la
madre confirma esto, él le pregunta si ella también estaba sola. En ese momento ella dice
“yo tengo mucho dolor”. Andersen le pregunta dónde siente el dolor en su cuerpo. “En el
corazón y en los pensamientos”. ¿Si el dolor encontrara una voz, ¿qué diría?” “Sería un
grito”. “¿Con palabras o sin palabras?” La madre tan solo lo mira. Andersen le pregunta:
“¿Quién te gustaría que recibiera tu grito?” Ella dice: “Dios.” ¿Cómo respondería Dios a
tu grito? Ella dice que esperaría que Dios pudiera cuidar de sus tres hijas. Siguió una larga
pausa y un largo silencio. La audiencia parecía muy conmovida, tanto como lo estaba
Andersen mismo.
En la próxima parte de la entrevista. Andersen encontró que esta madre no tenía
adultos en su vida con quienes poder hablar; no tenía a nadie más que sus hijas. Se sentía
cercana a los padres de su padre, pero ambos estaban muertos. ¿Si ellos estuvieran aquí,
tal vez ellos la ayudarían? ¿Tendría que gritarles a ellos en vez de a Dios? Ella comenzó
a sollozar, diciendo sí. Andersen le preguntó “¿Si tu abuela estuviera aquí qué te diría?”
La madre respondió: ”Pequeña hija, tú has sido muy buena con tus hijas”. Andersen:
“¿qué le responderías?” “Abuela, te amo mucho”. “¿Y qué haría tu abuela entonces?”.
“Pondría los brazos sobre mí y podría olerla. Ella huele muy bien”. Mucha gente en la
audiencia estaba ahora abiertamente sollozando. Andersen pregunta a la hija cuáles eran
sus pensamientos. Ella dijo que ella sabía que su madre tenía un dolor, pero no sabía
mucho acerca de sus abuelos. Dijo que prefería escuchar del dolor a no escuchar nada.
Andersen cierra la entrevista sugiriendo a la madre que lleve a sus hijas a la tumba
de sus abuelos y les hable de ellos. Entonces Andersen le pidió al equipo y a la audiencia
que compartieran sus pensamientos con él, mientras la madre y la hija escuchaban. El
94
Terapia Colaborativa
equipo dijo que ellos estaban muy conmovidos por los sentimientos de la madre hacia sus
hijas. Andersen les preguntó si estaba la voz de la abuela en la audiencia, y encontró una;
entonces preguntó por la voz del abuelo. Estas personas dijeron que ellos también han
sido conmovidos, y la abuela dijo cuán importante era para la nieta tener abuela y para
la madre tener una madre. La madre y la hija dejaron la sesión “con un firme apretón de
manos”. Andersen fue informado por un miembro del equipo tres meses más tarde que la
hija ya no tenía más miedo ni voces y que en el otoño estaba yendo a la escuela.
Andersen (capítulo 6 de este volumen) describe su obra como una empresa
comunitaria en lugar de una orientada a la persona, y muestra este punto muy interesante
sobre el lenguaje:
El lenguaje es aquí definido como todas las expresiones, las cuales son de gran
significación en el punto de vista comunal antes mencionado. Hay muchos tipos de
expresión, por ejemplo, hablar, escribir, pintar, bailar, cantar, señalar, llorar, reír, gritar,
pegar, etc; son todas actividades corporales. Cuando estas expresiones se llevan a cabo
en presencia de los demás, el lenguaje se convierte en una actividad social. Nuestras
expresiones son ofertas sociales para participar en los vínculos de los otros. (p.82).
Me gusta esa idea, ya que pone de relieve las "redes hablando con las redes" idea
que vamos a estar viendo en la labor de Jaakko Seikkula y de sus colegas que describiré
luego. Pero primero, quiero hacer un comentario acerca de la habilidad de conectar a nivel
de mente y cuerpo. El fallecido (y muy extrañado) Gianfranco Cecchin solía burlarse de
mí por mi interés en la idea de “empatía”. “¿Para qué necesitas la empatía? me
preguntaba. “¿Qué es tan importante relativo a la empatía?” Yo trataba de decirle que eso
es lo que yo llamo “empatía viajera (tempathy)”, para hacerla interactiva.
Mi visión fue respaldada cuando, recientemente, leí acerca de las células dentro
del cerebro que investigadores como Antonio Damasio (2003) llaman “neuronas espejo.”
Por ejemplo, científicos en la Universidad de Groningen (The Economist, mayo 14, 2005)
han encontrado un tipo de células sensibles a la acción que disparan no solamente cuando
el mono rhesus busca comida, sino en un mono rhesus diferente que ve al primero cuando
llega. Experimentos descriptivos con humanos están encontrando lo mismo. En otras
palabras, cuando yo veo a alguien que se conmueve y tiene una reacción, alguna pequeña
pieza dentro de mi cerebro también se conmueve. Son estas células sensibles a la acción
que se están moviendo. Es interesante observar que los investigadores que estudian
autismo dicen que a los chicos autistas, sorprendentemente, les faltan estas células. Así
que está empezando a haber un respaldo a la idea que la empatía es más que un rasgo en
el individuo sino que es central en la formación y refuerzo de la red social.
Permítanme continuar y hablar sobre el Diálogo Abierto. Este término se refiere al trabajo
de un grupo del Hospital de Keropudas al norte de Finlandia, que incluye pioneros de la
terapia familiar como Jukka Altonen, Yrj Alanen, y Jaakko Seikkula (1995), entre otros.
En las últimas décadas, estos equipos se iniciaron con un nuevo abordaje para personas
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Terapia Colaborativa
con una primera crisis psicótica aguda, donde el tratamiento en la sesión en si misma
conlleva un cambio radical transformándose en un esfuerzo abierto y compartido entre la
red social de la persona afectada y el equipo del hospital.
Un equipo dirigido por Jaakko Seikkula en el citado hospital concluyó
recientemente los resultados de un estudio de cinco años sobre Diálogo Abierto en el que
los sujetos del Keropudas eran comparados con aquellas personas que recibían
“tratamiento tradicional” en otro hospital de Suecia. Por “tratamiento tradicional”, se
refería a uso de hospitalización más medicación neuroléptica, lo cual se había convertido
en el método aceptado de tratar crisis agudas en muchos hospitales a lo largo de Europa,
sin mencionar a los Estados Unidos. Este grupo estaba interesado en el concepto de
“dialogicidad” del filósofo ruso Mikhail Bakhtin porque ponía su énfasis en la creación
de un lenguaje común en lugar de en curar una enfermedad.
Este estudio generó un enorme interés. Cinco años después de haber comenzado,
el 80 por ciento de los pacientes de Diálogo Abierto estaban trabajando, estudiando o
entrenándose para algún trabajo y solo el 20 por ciento tomaba medicación neuroléptica.
En el grupo de comparación, por el contrario, el 80 por ciento utilizaban neurolépticos y
estaban discapacitados. Por diseño, la hospitalización ocupa una parte mucho más
pequeña en el grupo de Diálogo Abierto que el tratamiento habitual, y a veces se evita
completamente. Repetir hospitalizaciones es muy poco habitual. Y me pregunté a mí
misma: ¿cuál es el secreto de este enfoque y cómo funciona?
Fue entonces que escuché que a Mary Olson, una colega que estaba enseñando en
la Escuela de Trabajo Social Smith School, le habían ofrecido adherirse a un programa
de investigación Fulbright en Universidad de Yvaskyla, Finlandia. Tom Andersen me
había invitado a una de sus conferencias en Noruega, y le pregunté si Olson podía ir
conmigo. Como era una buena escritora, así como también una buena maestra y
terapeuta, yo quería que ella conociera el trabajo de investigación de los noruegos y
finlandeses que yo había estado siguiendo por muchos años. Entonces la pude presentar
al equipo de crisis agudas de Andersen del Hospital de Tromso y al conseguir el Fulbright,
Mary fue a la Universidad de Jyväskylä y también conoció a Jaakko Seikula. Un resultado
de su encuentro fue el artículo que ellos co-escribieron describiendo el enfoque del
Dialogo Abierto (Seikkula y Olson, 2003). Ahora han creado una beca para desarrollar
un programa piloto usando el método del Diálogo Abierto con niños que ingresan al
Programa de Servicios Comunitarios del UMass Worcester Medical School. Como con
el estudio del Hospital de Keropudas, se compararían los resultados de los niños del grupo
de investigación, con aquellos niños que eran admitidos y tratados de la manera ordinaria.
Seikkula otorga gran importancia al engranaje entre el equipo de tratamiento del hospital
y las personas de la red social de la persona afectada. El equipo del hospital, generalmente
tres o cuatro personas, se encuentra con la persona lo antes posible, preferentemente en
el hogar del propio cliente. Dado que todo el personal del Keropudas debe tomar un curso
de tres años en terapia familiar, más allá de la disciplina, es posible armar en breve un
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Terapia Colaborativa
equipo ad hoc que está en el mismo hospital. La hospitalización es a menudo evitada, así
como también las drogas más fuertes, a pesar de que, por supuesto, están disponibles. La
red se encuentra diariamente, tan seguido como sea necesario, hasta que el malestar haya
desaparecido. Después puede ofrecerse terapia individual o familiar, pero el equipo del
hospital sigue monitoreando la situación.
Otro aspecto importante del proceso es que la conversación sea “sin rango”. Este
es un concepto propuesto por Bakhtin quien, en su descripción acerca de la dialogicidad,
habla sobre “el desarrollo de las formas de discurso de lo familiar e íntimo… más o menos
fuera del marco de las convenciones y las jerarquías sociales, `sin rango’” (1986 p.97).
Lo que hace al Diálogo Abierto interesante para los investigadores de la comunicación es
la firme esperanza de crear un lenguaje común. Esto significa no desafiar nunca las
palabras extrañas de los pacientes, no importa cuán irracionales sean, y continuar en la
creencia de que se va a evolucionar hacia una forma mutua de nombrar la situación. Esto
previene el efecto tradicional de la terapia familiar, que , a menudo consiste en resaltar la
distancia entre los miembros “enfermos” y “sanos” de la familia, o el espacio semejante
entre el paciente y el profesional. El fin de aceptar las disparidades, sin embargo, sería
una característica crucial del hablar juntos “sin rango”.
Seikkula dice que en sus primeros tiempos, el equipo seguía metodologías
estructuradas como el enfoque Sistémico de Milán, pero fracasaban en generar el
compromiso que fuera esperanzador entre el equipo y la familia. Luego oyeron que la
terapeuta familiar Yrj Alanen en Turku había empezado a organizar reuniones de
tratamiento abiertas que incluían al paciente en cada conversación sobre su problema, a
la vez que invitaban a las familias y demás partes interesadas. El grupo de Seikkula
descubrió que las ideas de conversaciones dialógicas propuestas por los filólogos rusos
Mijail Bakhtin, Lev Vigotsky y Valentin Voloshinov, les permitían crear una descripción
del proceso del tratamiento abierto que ellos habían empezado a utilizar. Seikkula
(Seikkula & Olson, 2002) explica el asunto con este detalle:
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Terapia Colaborativa
El significado de la cronificación
La impresión más sorprendente que recibí de los artículos que los miembros del equipo
de Keropudas (Seikkula, et. a.,1995) han escrito sobre su trabajo fue que el objetivo del
grupo de tratamiento parece ser no tanto para aliviar los síntomas como para evitar la
cronicidad. Me pregunté a mí misma, "¿qué pasaría si todos decidimos que la finalidad
del tratamiento de cualquier tipo fuera evitar la cronificación?". Luego se me ocurrió que
el término "calcificación" podría ser una metáfora más general. ¿Cuántas veces se utilizó
la palabra estancamiento para describir las dificultades de una familia? ¿Cuántas veces
los problemas de la gente vienen a desarrollar un caparazón de espesor y aislamiento que
se endurece con el tiempo, que encierra no solo a los miembros de la familia dentro de
ella, sino también a los profesionales? Este efecto parece ser uno de los descubrimientos
más sorprendentes del movimiento de la terapia familiar, aunque la mayoría de los
modelos de los tratamientos no han sido específicamente diseñados para combatirlos.
Tal vez nos estamos acercando a hacerlo. El proceso dialógico que he descrito
parece apuntar a este caparazón. Goolishian y Anderson (1988) describen el proceso de
calcificación habitualmente como “un problema que determina el sistema” y hablan de
no resolver los problemas sino disolverlos. El trabajo muy gestual de Andersen es un
ejemplo de la lucha contra el riesgo de calcificación, como es la práctica de colaboración
de Harlene Anderson y las redes dialógicas de Jaakko Seikkula y sus colegas. La idea
principal aquí es que un tipo de discurso puede disolver otro. Tal vez el ejemplo más claro
de esto es la forma del diálogo abierto trabajando en crear un lenguaje común que conecte
a las personas y las proteja contra el aislamiento que se establece cuando las unidades de
hospitalización y los medicamentos las separan, lo que frecuentemente deriva en
episodios de miedo.
La conexión de Rizoma
Pasemos ahora a la historia de mi relación con “Rock the Boat”, un trabajo poco común
de ayuda a cargo de Chris Kinman, un terapeuta de familia y comunidad, junto con su
compañero, el criminólogo Peter Finck. Durante 12 años he estado cruzando el continente
a Vancouver casi una vez al año para ver lo que Kinman y Finck están haciendo. Al igual
que en el trabajo que he estado hablando anteriormente, en este proceso también se trabaja
con las "redes que hablan con las redes". Voy a compartir algunas de mis experiencias
con ellos para ilustrar lo que estoy hablando.
Chris me puso en contacto con las poderosas tradiciones de los pueblos de las
Primeras Naciones, en particular el arte y la cultura de la Gwai Haida de las islas Queen
Charlotte. Chris estaba trabajando con jóvenes de las Primeras Naciones y sus familias y
estaba fascinado por el antiguo ritual del potlatch, donde la idea es "dar" en lugar de
recibir. No me sorprendió cuando me dijo que quería trabajar desde la idea de
"recompensa" en vez de la idea de carencias y discapacidades.
Chris también me mostró ejemplos de una "sabiduría local", conceptos que había
formado sobre la base de dichos de las personas con las que estaba trabajando. Algunos
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Terapia Colaborativa
de los títulos eran "La sabiduría local de las Madres" y "La sabiduría local de los niños".
Chris transcribiría lo que la gente le decía a él y lo pondría en una especie de librito. A
veces se intercalaban sus observaciones con pasajes que escribió o citas de escritores que
admiraba. Sentí que dio a la gente con la que trabajó una dignidad especial al establecer
una relación como esta.
Otra innovación (Kinman, 2001) había aparecido en lo que él ha llamado "Plan de
Acción Cooperativa". Este documento fue una alternativa a la determinación práctica
habitual de orientarse al problema, ampliamente utilizada por los servicios en su área. Lo
que era especial fue que se organizó en torno al "lenguaje de los regalos". En la primera
página preguntó: "¿Cuáles son los regalos y potenciales que esta persona puede dar a la
comunidad?". La segunda pregunta, "¿Cuáles son los regalos y potenciales que la
comunidad puede dar a la persona?". En la tercera página decía: "¿Cuáles son los
obstáculos con estos regalos y potenciales?". Esta fue la esencia de la innovación, aunque
variando con el tiempo. Kinman me dijo que sólo el uso de este documento ya había
alterado sus relaciones con la gente, con quien trabajaba de una manera muy positiva.
En una ocasión, me había sentado en una conferencia semanal dada por un grupo de
hombres que estaban a cargo de viviendas para jóvenes con problemas. Todos ellos eran
ciclistas y tenían tatuajes en sus antebrazos. No habiendo sido presentada, me sentí como
un objeto extraño, pero me sentaba y escuchaba con interés. Un perro grande debajo de
la mesa circular caminaba de un par de pies a otro, hasta que finalmente se colocó en el
mío. En este punto, el líder del grupo, aún sin presentarme, me pidió mi opinión acerca
del perro. Yo dije que lo que más me había impresionado fue su ternura.
Entonces me aventuré a algo más atrevido y dije: "Para mí, ustedes son sólo un
montón de Hados Padrinos". Un momento de consternado silencio, y luego el grupo
irrumpió en una risa enorme, generada sobre todo en el líder, el que tenía la mayoría de
los tatuajes impresionantes y que, por suerte, se reía también. Este hombre y un colega
vino a nuestra reunión comunitaria al día siguiente y comentó poderosamente su
experiencia pasada acerca de la clase de prejuicios de las personas en las agencias de
servicios sociales. Pero lo que más me llamó la atención fue una pequeña etiqueta pegada
en su camisa, que decía: "Hado Padrino".
La conferencia terminó con todos nosotros escuchando la “Clínica del estado de
ánimo”. Este era un club informal que jugaba un papel de promoción entre los pacientes
y los médicos en temas relacionados con la medicación y el tratamiento. Sus historias
generaron nuestras simpatías y un sentimiento de esperanza. Este evento, como todo, me
había dado un conocimiento profundo de los ayudantes y los trabajadores que laboran, se
podría decir, en las sombras de los clientes desesperados con problemas, pero que
mantienen su optimismo intacto.
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Terapia Colaborativa
El secreto de la charla que los patrocinadores de canales subterráneos usan es que opera
a nivel de sentimiento en lugar de seguir las reglas habituales de codificación para el
cambio. En el artículo de Lowe que he mencionado anteriormente, compara lo que él
llama la "cuestión estructurada" de los métodos utilizados por Michael White y Steve de
Shazer con el estilo más improvisado que preferimos Tom Andersen, Harlene Anderson,
Peggy Penn, yo y muchos otros. Lowe propone dos términos para este estilo de trabajo:
dialógico o conversacional. Me gusta el término coloquial. Se sugiere una cualidad de
carácter abierto, junto con un énfasis en la espontaneidad, más parecido a la forma en que
opera un artista creativo que un profesional capacitado. Como Andersen dijo: "Mi deseo,
en este momento, es que dejemos de hablar de la terapia como tal y hacerlo como arte
humano, el arte de participar en los lazos con los demás".
Con cualquier forma de llamar a esta nueva gran tienda de campaña me parece
evidente que hemos ido más allá de construccionismo social como "sistema lingüístico",
idea que tiene su énfasis en la maleabilidad de significado. En su lugar, estamos en busca
de "prácticas de estar con ". Estas implican un tipo especial de intercambio. Estar sin
"rango", pasar por alto la jerarquía implícita en la mayoría de la interacción social. No
conducen a una meta predeterminada o dependen de una tecnología preestablecida. Si la
sensación de haber "llegado allí" se produce, debe venir de forma espontánea, por mucho
que Wittgenstein sugiere cuando dice que el objetivo de la filosofía es que nos ayude a
"conocer cómo seguir adelante". Sobre todo, operan en un nivel de sentimiento, que es el
campo donde se lucha por los bienes y la contienda continúa, y donde sentido de justicia
que es una cosa constantemente viva.
Permítanme terminar con la historia del “cobertor curvado de Gee”, hecho de retazos de
ropa vieja por los compatriotas afroamericano de Gee, Texas, y ahora aclamado como
ejemplo de arte popular triunfante inesperado. El campo de la terapia familiar también
está hecha de retazos y parches. Así como en la Curva Gee los cobertores utilizan piezas
desgastadas de material, con sus acumulaciones de la historia, la creación de colchas de
cama, así nuestro movimiento está formado por piezas de la práctica de muchas etapas:
estructural, estratégica, centrada en soluciones, orientado a las posibilidades, narrativa,
sistémica, reflexiva, colaborativa, por nombrar sólo algunas. Ahora viene un nuevo
término, dialógica, o como yo prefiero, conversacional. Este título sugiere una calidad
esquiva llamada "ser con" y está representado por ese tipo especial de conversación o
"juegos de lenguaje" que nos nos orientan en el asunto de los lazos sociales. No hay un
punto final hacia el cual este movimiento nuestro tenga una tendencia.
Es sólo una colcha típica, y su único propósito es mantenernos calientes durante
la noche. Sin embargo, gran parte de este calor se debe al hecho de que está hecho de
varios parches de la historia de la terapia de familia, los recuerdos y las tradiciones.
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Terapia Colaborativa
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Terapia Colaborativa
CAPITULO 6
Tom Andersen
Percibiendo la realidad
Ver, oír, oler, saborear, sentir un golpe en la piel o un golpe en el cuerpo, esto es en lo que
se basa este capítulo: lo que podemos experimentar "en nuestros cuerpos", lo que
significa que nosotros podamos sentir en nuestros órganos de los sentidos, todo lo que
está en la superficie del cuerpo. Podemos pensar y decir: "Claro, yo puedo ver." Estas
"sensaciones", "en nuestros cuerpos" han sido vistas por algunas personas en ciertas
circunstancias, por ejemplo, de Lev Vygotsky en su estudio de los niños y mis colegas
fisioterapeutas noruegos durante sus actividades de fisioterapia.
Considere, por ejemplo, el procedimiento que llamamos "juegos." ¿Qué es común para
todos ellos? No diga: "Debe haber algo común, o no se llamarían "juegos", sino mire y
vea si hay algo común a todos. Porque si nos fijamos en ellos no se ve algo que es común
a todos, pero sí las similitudes, las relaciones, y toda una serie de cosas así. Repito: no
pienses, sino ¡mira! (P. 66).
Los aspectos de las cosas que son más importantes para nosotros están ocultos debido a
su simplicidad y familiaridad. (Uno es incapaz de notar algo, porque está siempre delante
de los ojos.) Las bases reales de una investigación no impactan a una persona en absoluto.
A menos que ese hecho en algún momento la haya impresionado. Y esto significa: no
somos capaces de ser golpeados por lo que, una vez visto, es más llamativo y más potente.
(P. 129).
103
Terapia Colaborativa
teoría está fuertemente relacionada con el "viendo", y ver es ver lo visible. Dos de las tres
partes de la realidad son visibles, una de las cuales no está en movimiento y la otra está
en movimiento. Un ejemplo de la primera es una montaña y la segunda, un hombre que
camina, por ejemplo, en la montaña. La tercera parte de la realidad es invisible, por
ejemplo, la soledad del hombre que camina en la montaña. No podemos ver su soledad,
pero podemos sentir en nuestros cuerpos cómo su mirada y los movimientos de la soledad
nos impactan. Podemos tener suposiciones acerca de qué es la soledad, no teorías. En
este capítulo, suposiciones es una palabra más grande que teoría; en realidad, la
suposición incluye la teoría como una parte racional, pero tiene una parte emocional
adicional. Por lo tanto, las suposiciones serán preferidas en lugar de las teorías.
Tampoco se mencionarán los métodos. El problema con los métodos es que son
planeados con anticipación en otro contexto y en otro momento diferentes a lo que sucede
en la práctica.
La realidad se compone de tres partes: (1) la visible, pero inmóvil, por ejemplo, un hueso
de una mano, (2) lo visible y móvil - por ejemplo, la mano que en un momento se abre y
suelta, y en el momento siguiente, se cierra y se aferra, y (3) lo invisible, pero en
movimiento - el apretón de manos, por ejemplo.
Nosotros podemos explicar qué "es" el hueso, pero sólo podemos explicar lo que
la mano "podría ser". En cuanto al apretón de manos, no sabemos qué es, pero esto no es
tan importante a menos que nosotros sepamos cómo relacionarnos con ello. Algunos
dirán: "Yo sé lo que es un apretón de manos, ¡es un encuentro entre dos manos!". Pero
¿”dónde” se llevará a cabo el encuentro? ¿En la piel? ¿En los apretones de los huesos?
¿En las miradas que siguen el apretón de manos?
Las primeras dos realidades pueden ser descritas de manera tal que el pensamiento
puede comprenderlas, mientras que la tercera solo puede ser experimentada por el cuerpo.
La parte de la realidad visible e inmóvil es descrita mejor mediante el uso de números y
sustantivos, mientras que las descripciones de la parte móvil de la realidad se describirán
con el uso de los verbos. En nuestros intentos de describir lo invisible, la realidad móvil,
será más útil el uso de metáforas que nos ayudan a sentir aquello con lo que estamos en
contacto.
Un periodista sueco, June Carlsson, ha hecho un film que consiste en quince fases de la
vida de los niños desde el nacimiento hasta la adolescencia. Se escucha una voz femenina
sueca que comenta a medida en que el film se desarrolla. La primera imagen es de Jessica,
que acaba de nacer, sostenida por las manos de alguien. Mientras ella llora es colocada
en agua caliente y los llantos se detienen. Se mueve en el agua con movimientos lentos.
Cuando es sacada del agua y luego envuelta en una toalla el fotógrafo enfoca la escena
104
Terapia Colaborativa
con su cámara. Vemos su rostro de cerca, y la voz dice: "Cuando Jessica vuelve su mirada
hacia nosotros, se genera nuestro amor". Entonces es levantada y recostada en el pecho
de la madre. Ahora podemos ver a Jessica, su madre y su padre juntos. La madre, que
está sosteniendo sus manos cerca de la bebé listas para ayudarla, pero dejando que se
mueva libremente, sonríe a Jessica. El padre está al fondo: lo vemos al lado de su esposa
tocándole sus mejillas con su mano, mirando intensamente a Jessica con los ojos muy
abiertos. No puede dejar que sus ojos se aparten de ella. Con movimientos pequeños y
lentos, la palma de su mano derecha toca el hombro derecho de su esposa con suavidad.
El milagro comienza. Sólo pocos minutos después de nacer, Jessica empieza a arrastrarse
sobre el pecho de su madre y, al poco tiempo, encuentra uno de sus senos y luego
encuentra el pezón y empieza a chupar. En su esfuerzo por encontrar el seno, podemos
escuchar a la madre con una voz alentadora y sonriente diciendo: "Fuiste un poco
demasiado lejos". Pero la madre permite al bebé encontrar su camino sin asistencia, y
Jessica lo encuentra.
La filosofía simplemente pone todo ante nosotros, y nunca explica ni deduce nada. Ya
que todo está a la vista no hay nada que explicar. Lo que está escondido, por ejemplo, no
es de interés para nosotros. (Wittgenstein, 1953, # 126).
¿Qué vemos? A veces vemos lo que estamos acostumbrados a ver, otras veces lo
que nos sentimos atraídos a ver, y otras veces lo que nos dicen ver, y así sucesivamente.
Podemos ver las diferentes partes de un acontecimiento de acuerdo a la perspectiva a la
que pertenecemos. Algunos se sienten atraídos por el padre que está en el fondo. Su
mirada a su hija es tan intensa, con tanta calidez, y nos podríamos preguntar, "Si sus ojos
pudieran hablar, ¿Cuáles podrían ser estas palabras?". Es probable que dijeran: "¡Gracias
Jessica por haber venido! ¡Me has hecho tan feliz! ¡Tú eres un gran regalo para nosotros!
¡Yo estoy imaginando todo lo que podemos hacer juntos!". ¿Y qué podría decir su mano
que toca el hombro derecho de su esposa? Tal vez, "¡Mi querida esposa, estoy muy
agradecido a ti! ¡Eres la mujer más fantástica del mundo! ¡Voy a proteger la relación entre
tú y Jessica con toda seguridad!".
Veo que la mirada del padre es parte de un vínculo relacional con Jessica, tanto como la
presencia de Jessica es parte del mismo vínculo. Su mano que roza es parte del vínculo
con su esposa, y sus palabras de aliento a Jessica, que también las oye, es parte de ese
vínculo. Las mismas palabras de la madre también son parte de su vínculo con Jessica,
como el cuerpo de la bebé que se arrastra, y que la madre siente en su cuerpo, forma parte
del mismo vínculo. El grito de Jessica crea un vínculo, con el que otros contribuyen,
poniéndola en agua tibia para consolarla. El grito de Jessica es su expresión de sentir "la
fría realidad", y la respuesta de los demás es ponerla en agua tibia. En realidad, la
expresión de Jessica es a la vez una respuesta y una expectativa de ser ayudado. ¡Este es
el círculo vital de la vida siendo jugado justo frente a nosotros!
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Terapia Colaborativa
Frente a nosotros, vemos que Jessica nace dentro de vínculos, como todos lo
hemos hecho, y permanecemos en ellos el resto de nuestras vidas. Hay muchos tipos de
vínculos en la vida: apretones de manos, conversaciones, abrazos, estar en silencio uno
al lado del otro, escribir cartas, y así sucesivamente. Participamos en vínculos todo el
tiempo. Nos expresamos a nosotros mismos en vínculos con otros, mientras que los
demás reciben nuestras expresiones y son tocados y conmovidos por ellas. Eso es lo que
sucede con los demás cuando son movidos y alcanzados por la experiencia de Jessica;
vuelven a Jessica y a otros con sus expresiones. Las expresiones contribuyen a vincularlos
a todos. Y creo que este círculo - donde las expresiones son dadas y recibidas y afectan
al receptor quien devuelve ese afecto- es el círculo básico en la vida.
La respiración
Cuando Jessica llora, está exhalando. Antes de la primera exhalación, hay una inhalación.
Eso es lo primero que hacemos en la vida - inhalamos. En Noruega, tenemos dos palabras
para respirar: la más cotidiana "respirar" (puste) y la "más sagrada" (ånde) que significa
“animar” o “admitir el espíritu”.
El primer acto que hacemos en la vida es "entrar en el espíritu", o dejar que el
espíritu venga, y el último acto que hacemos en la vida es poner el espíritu afuera, o
permitir que se vaya. Estos movimientos del cuerpo que son parte de la respiración son
extensiones de los movimientos que el niño ha realizado por más de cuatro meses en el
vientre de la madre. Los movimientos de la respiración de una persona tienen un patrón
que es tan personal como las huellas dactilares de la persona, los movimientos de la
respiración pueden ser proyectados como una curva en el papel, y esa curva de la
respiración de una persona es muy personal, diferente de las curvas de otras personas. El
oler de Jessica que la lleva al seno es acompañado por una inhalación, así como ocurre
con la succión.
Incluso el tragar sigue a la respiración, y se puede tragar tanto en inhalación como
en exhalación. Pero ocurre mucho más en el cuerpo si tragamos en la exhalación. ¡Haga
la prueba! ¡Inspire profundamente y empiece a exhalar, tome un sorbo de agua y tráguelo!
Cuando lo hace, todo el aire en el pecho se vacía. Después de eso viene una inhalación
grande, y después sigue un suspiro. Con ese suspiro, algo de la tensión en el cuerpo se
libera, "¡todo está a la vista, no hay nada que explicar!". También podemos ver que, justo
en frente de todos nosotros, nuestras emociones van con el exhalar. Lloramos en
exhalación; soltamos la ira en exhalación; reímos con alegría en exhalación; susurramos
con miedo en exhalación, y así sucesivamente. Cada vez que expresamos las emociones
en exhalación, algo de nuestra tensión desaparece. Sollozar es lo mejor, reír también es
bueno para el cuerpo.
El ciclo de la respiración a través de la inhalación y exhalación continúa
constantemente. Los fisioterapeutas pueden ver dos pausas que deben ser mencionadas:
una pausa más corta justo entre el fin de la inspiración y el inicio de la exhalación, y una
pausa más larga después de la exhalación antes que la inhalación se inicie. En ocasiones,
algunas personas están tan ansiosos por “ser inspiradas”, como queriendo tomar
106
Terapia Colaborativa
impresiones, que esa ansiedad ha tenido incidencia en las pausas. Otras veces pueden
estar tan impacientes por inspirar, que no pueden soltar el aire antes de tomar aire de
nuevo. La persona se ha convertido en "super-inspirada".
Voces sociales
Los bebés no tienen más de cuatro semanas de edad antes de hacer un sonido que los
padres reciben y devuelven. Este sonido es una fuerte conexión a través de la voz, y esta
voz es el comienzo de la voz social del niño, o mejor, las voces sociales ya que nosotros
tenemos muchas voces sociales. En la semilla de un ser humano hay una actividad de
imitación que se desarrolla muy temprano. El niño juega con e imita los sonidos que se
intercambian con otros, y a través de ese juego, el niño amplía su repertorio de sonidos.
Un día hay una palabra, y más palabras vienen pronto. Vygotsky nos recuerda pensar que
las primeras palabras son imitaciones de sonidos, y creo que podría ser difícil para el
bebé distinguir entre el sonido (la palabra), lo que representa el sonido, y el propio bebé.
Vygotsky - fue quien dijo que las palabras se dan a los niños a través de los padres u otras
personas quienes, a su vez, recibieron palabras de otros- vió al lenguaje como un regalo
de la cultura y la sociedad para el niño. Percibió el lenguaje como procedente del exterior,
que es lo contrario de lo que Jean Piaget pensaba, ya que éste creía que el lenguaje crecía
desde dentro como una semilla que se desarrolla en una flor.
Cuando el niño tiene muchas palabras y puede hablar con oraciones, Vygotsky nos hace
dar cuenta del momento en que el niño está solo, jugando y hablando consigo mismo.
Vygotsky y Piaget lo llamaron charla egocéntrica. Vygotsky dijo que se trata de
un juego de necesidad, no siempre un juego de disfrute. A través del juego, el niño
implementa reglas en su vida. Un ejemplo de mi ciudad natal, Tromsø, puede mostrarlo.
Una joven madre llegó a una tienda con su hija de cuatro años de edad. El dueño de la
tienda había puesto montones de chocolate en la caja registradora, y cuando la niña los
vio, dijo: "Mamá, ¿puedo comer chocolate?". Y la madre dijo: "No, no se puede!". La
niña dijo: "¡Pero mamá, quiero un chocolate!¡”. Y la firme y tranquila madre dijo, "no
puedes!". La niña empezó a gritar y todos en la tienda miraron a las dos cuando dijo,"
¡debo tener el chocolate!". La madre contestó, "¡Tienes que esperar hasta el sábado.
Entonces, tendrás chocolate cuando estés viendo el programa infantil de la televisión!".
Y salieron de la tienda con la chica llorando. Cuando llegaron a casa, la niña al jugar con
su muñeca habló en voz alta. De repente, hizo que una de sus muñecas dijera: "Mamá,
¿puedo comer chocolate?". "No", respondió la niña: "no se puede". Ella fingió que la
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Terapia Colaborativa
muñeca estaba llorando y elevando su voz, dijo: "Mamá, voy a tener chocolate!”. La niña
pequeña respondió de una manera tranquila y firme, "¡Tienes que esperar hasta el sábado,
y tendrás el chocolate cuando mires el programa de niños en la televisión!".
Aproximadamente en el momento en que un niño alcanza la edad escolar, el jugar
con lenguaje egocéntrico desaparece, y Vygotsky dice que el niño ha desarrollado una
tercera clase de lenguaje, el habla interna. En esa charla interna, hay muchas voces
interiores, y Vygotsky dice que: "Somos las voces internas que nos han habitado". La
vida interna de una persona, según las suposiciones de Vygotsky, está compuesta de voces
interiores que se mueven, mientras que la vida interna de acuerdo a las presunciones de
Freud eran "cosas" más permanentemente estructuradas. Peggy Penn (1994, 2001) es una
de las que ha prestado mucha atención a las voces internas. Ella se ha dado cuenta que
tenemos muchas de ellas, y que podrían oponerse unas a otras mientras hablan. Las
dificultades surgen con facilidad cuando una de ellas llega a ser dominante sobre otras y
marginaliza a las demás.
La Colaboración con los fisioterapeutas en los últimos años, especialmente con Aadel
Bülow-Hansen y Gudrun Øvreberg, ambas terapeutas noruegas, ha tenido una influencia
importante en el desarrollo de las descripciones en este capítulo (Øvreberg, 1986;
Ianssen, 1997). El encuentro con estas dos mujeres tuvo un impacto significativo en mi
manera de ver, primero, que los músculos tienen dos funciones, hacer movimientos y
detener los movimientos y, en segundo lugar, todos los movimientos están relacionados
con los movimientos de la respiración que son los movimientos más importantes del
cuerpo. Si tensamos en alguna parte del cuerpo -por ejemplo, presionando la lengua
contra la parte trasera de los dientes- nos daremos cuenta de que los movimientos
respiratorios en el abdomen paran. Si dejamos de presionar la lengua, la respiración
abdominal inmediatamente se libera.
Tenemos músculos que tienen funciones de flexión -por ejemplo, los de la parte
posterior de la rodilla y los de la parte frontal de la cadera- y aquellos con funciones de
estiramiento, como los de la parte frontal de la rodilla y la parte de atrás de la cadera.
Cuando todos estos músculos, que tienen funciones opuestas, están en actividad al mismo
tiempo, el cuerpo está en equilibrio, por ejemplo, podemos estar de pie en equilibrio. En
ciertas situaciones de la vida, como cuando nos asustamos, tendemos a "rearmarnos": los
músculos de la flexión dominan sobre los de estiramiento y todo el cuerpo tiende a
"arrastrarse" junto. Al mismo tiempo la respiración se contrae.
Aadel Bülow-Hansen murió en 2001, pero Gudrun Øvreberg está en plena
actividad. Cuando hablo aquí, elijo el tiempo presente de los verbos, porque a pesar de
que Bülow-Hansen ha fallecido, siento como si todavía estuviera presente.
Los músculos tensos empiezan a ponerse rígidos y dolorosos, y Aadel y Gudrun
hacen un masaje de enganche del músculo ... que produce un dolor que influye en ... el
estiramiento ... que estimula la inhalación ... que estimula el estiramiento ... estimula más
la inhalación ... y así sucesivamente, hasta que el pecho se llena de aire. Cuando el aire
108
Terapia Colaborativa
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Terapia Colaborativa
Lo que escribo aquí está muy condensado en comparación con las fuentes a las que hago
referencia: Ludwig Wittgenstein (Wittgenstein, 1953, 1980; Von Wright, 1990, 1994;
Grayling, 1988; Gergen, 1994, Shotter, 1996, 2004, 2005), Lev Vygotsky (Vygotsky,
1988; Morson, 1986, Shotter, 1993, 1996), Jacques Derrida (Sampson, 1989), Mkhail
Bakhtin (Bakhtin, 1993; Morson, 1986, Shotter, 1993, 1996, 2004, 2005) , y Harold
Goolishian (Anderson, 1995). Las fuentes también incluyen mis experiencias de
aplicación de estos supuestos en la praxis. En la formulación de estas ideas ha sido
significativo participar en una serie de procesos reflexivos en circunstancias muy
diferentes. Estos procesos son conversaciones abiertas durante las cuales las preguntas y
las respuestas vienen desde todas las perspectivas que están presentes (Andersen, 1995).
1. El lenguaje se define aquí como todas las expresiones, que son de gran
importancia en la perspectiva comunitaria antes mencionada. Hay muchos tipos de
expresiones -por ejemplo, hablar, escribir, pintar, bailar, cantar, recordar, llorar, reír,
gritar, golpear, y así sucesivamente- y todas son actividades corporales. Cuando estas
expresiones corporales tienen lugar en presencia de los demás, el lenguaje se convierte
en una actividad social. Nuestras expresiones son ofrendas sociales para participar en
vínculos con los demás.
2. Creamos significado a través de la expresión. Si un tipo de expresión -por
ejemplo, hablar- no está disponible, otro tipo de expresión -por ejemplo, pintar- podría
hacer posible la creación de significado.
3. Las expresiones vienen primero, y sólo entonces se crea el significado. Harry
Goolishian solía decir: "no sabemos lo que pensamos antes de que lo hayamos dicho".
4. El significado está en la expresión, no por debajo o detrás de ella. Los
significados en las expresiones -por ejemplo, en las palabras- son muy personales, y
algunas palabras, cuando las oímos, nos llevan de vuelta y nos ayudan a revivir algo que
hemos experimentado antes.
5. Las expresiones son informativas. Dicen algo acerca de nosotros a los demás y
a nosotros mismos. Por el momento, creo que una persona que habla en voz alta a todos
primero que nada se habla a sí misma. La pausa que viene después de hablar, cuando se
piensa sobre lo que acaba de decir a sí misma, es una pausa muy importante que no
debemos perturbar. Como las palabras que expreso están tan fuertemente vinculadas a mi
entender, es posible que al escuchar atentamente lo que digo sea como investigar mi
propio entendimiento. Las expresiones son también formativas, llegamos a ser lo que
somos cuando nos expresamos a nosotros mismos del modo en el que lo hacemos. Sería
más apropiado decir, "el abuelo siempre hizo algo amablemente, por lo que se convirtió
en amable todo el tiempo", en lugar de decir "mi abuelo era amable" o "el abuelo tenía
tanta bondad". Mediante el uso de los verbos "ser" y "tener", sin incluir el tiempo y el
contexto, podemos fácilmente ser hechizados por nuestro propio hablar y creer que lo
descripto es estático: "Abuelo es "amable"”, "Él" tiene esa personalidad", o "El abuelo
tiene "mucha amabilidad"”, "Él" tiene "una personalidad amable"”. Cuando nos
110
Terapia Colaborativa
hablamos de esta manera a nosotros mismos, fácilmente podemos hacernos la idea de que
un ser humano puede "tener" carácter y personalidad.
6. Las expresiones, tanto en las conversaciones internas y personales como en las
conversaciones externas y sociales, se acompañan de movimientos. Los movimientos que
siguen las conversaciones internas son más pequeños y matizados, y los que siguen las
conversaciones externas son más grandes, como agitar las manos. A veces, tanto los
terapeutas e investigadores entienden mal cuando dicen que la palabra hablada no
"coincide con el lenguaje corporal". Por ejemplo, cuando alguien dice con una mirada
triste en la cara, "Estoy tan feliz", veo que las palabras "Yo soy muy feliz" es una ofrenda
social para vincularse con el otro, así como la mirada triste en la cara pertenece a la
conversación interna, probablemente habla de lo que la persona no está interesada en
contarle a la otra. Por lo tanto, siempre cuando la persona no quiera hablar de su discurso
interno, veo comúnmente como una cortesía "no ver" cómo esa charla interna se presenta
en las expresiones corporales. En consecuencia, debe ser un reto continuo para el
terapeuta e investigador evaluar qué expresiones son ofrecidas a la participación de la
persona en los lazos sociales y cuáles no. Laurence Singh, un psicoterapeuta y
participante en un taller que se celebró en Johannesburgo, marzo de 2001, me ofreció la
frase "una ofrenda social" para describir aquellas expresiones que contribuyan a un lazo
social en comparación con aquellas que son personales y no destinadas a un vínculo
social.
7. Los movimientos son personales. Los movimientos que acompañan a la
expresión y no menos importantes los movimientos respiratorios que forman y sacan a la
luz las voces internas y externas, son personales. Los movimientos respiratorios son tan
personales como las huellas digitales. Vygotsky, dijo, "Somos las voces que nos han
habitado" (Morson, 1986, p. 8). Tal vez se podría matizar eso a, "Somos los movimientos
que forman y sacan a la luz las voces que nos han habitado".
8. Todo está en el cambio. En su tiempo, Heráclito dijo: "Todo es cambio, pero el
cambio ocurre de acuerdo a una ley inmutable (logos), y esta ley comprende una
interacción mutua entre los opuestos de manera, sin embargo, que la interacción entre las
diferentes fuerzas hace una armonía"(Skirbekk, 1980, p. 29). Tal vez uno podría atreverse
a hacer algunos pequeños cambios: "Una persona es en movimientos, pero los
movimientos suceden ...", o incluso: "Una persona es movimientos, pero ...". Cuando
estamos parados, y estamos en equilibrio, los músculos que doblan las rodillas y las
caderas están activos, “al mismo tiempo”, como esos mismos músculos cuando extienden
las rodillas y las caderas.
9. Cuando se habla en voz alta, uno dice algo a los demás y a uno mismo. Por el
momento, creo que la persona más importante a la que le hablo es a mí mismo. Como se
mencionó anteriormente, las expresiones son formativas y forman nuestra comprensión.
Wittgenstein y Georg Henrik von Wright escribieron que nuestro propio hablar hechiza
nuestro entendimiento. No podemos "no” ser hechizados por nuestro habla. Cuando
pertenecemos a una comunidad, por ejemplo, una comunidad de profesionales, sin duda
tenemos que hablar el idioma de esa comunidad. Uno tiene que estar dispuesto a dejarse
ocupar por ese idioma si quiere permanecer allí. Si este lenguaje utiliza los verbos "ser"
y "tener" sin simultáneamente indicar el contexto y el tiempo, uno puede, como se dijo
111
Terapia Colaborativa
antes, fácilmente llegar a creer que los seres humanos son estáticos. Diferentes tipos de
lenguaje -por ejemplo, el lenguaje de la competencia, el lenguaje de la gestión estratégica,
el lenguaje de la patología, y así sucesivamente- todos tienen sus consecuencias, tanto
para los que son descriptos como para los que describen.
10. Los significados son problemas creados. En 1985, Harry (Harold) Goolishian
lanzó el concepto de "el sistema creado por el problema". Dijo que una situación
problemática atrae rápidamente la atención de muchas personas". Las personas atraídas
por lo general dan un significado a "¿Cómo puedo entender esto? " y "¿Qué haré?". Si
dos o más personas dan el mismo significado, y hablan entre ellas fácilmente repiten y
confirman su significado, y se desarrolla muy poco nuevo. Si dos o más personas tienen
un significado algo diferente y pueden encontrar difícil escucharse el uno al otro, una
conversación entre ellos crea nuevos y útiles significados fácilmente. Si dos o más
personas tienen significados muy diferentes, podrían encontrar dificultades para
escucharse el uno al otro y pueden incluso interrumpir y corregirse unos a otros. Cuando
eso sucede, a menudo las conversaciones se rompen, y si eso sucede, se crea un problema
muy grande.
Debemos ser conscientes de tres tipos de pausas: (1) la que viene después de exhalar
antes de que comience la inspiración siguiente (si nosotros como terapeutas vamos
despacio y no apresuramos al cliente a encontrar respuestas, podríamos contribuir a que
112
Terapia Colaborativa
Figura 6.1
Referencias
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114
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115
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116
Terapia Colaborativa
CAPITULO 7
¿Quiénes somos?
117
Terapia Colaborativa
Elena y Alejandra emprendieron el trabajo en equipo cuando Elena vio un cliente con
bulimia y le pidió ayuda a Alejandra como Médico/terapeuta. Siguieron viendo clientes
juntas y se percataron de que cada una de ellas tenía un conocimiento y experiencia
especial. Crearon una nueva forma de trabajar que resultó ser muy útil para los clientes.
Gracias a la invitación de Elena, Alejandra logró quitarse su “bata blanca” y
sentirse más cómoda en su rol como psicoterapeuta, tomando en cuenta aspectos no
médicos de las experiencias de sus clientes. Por el otro lado, Elena se pudo beneficiar
del conocimiento médico de Alejandra y pudo incorporar la parte biológica de los
trastornos alimenticios en su trabajo terapéutico. Esta colaboración les brindó nuevas
formas de trabajar.
Al mismo tiempo (1999), Gabriela Cortés, hermana de Alejandra, fundó a La
Asociación Mexicana de Trastornos de la Alimentación y les pidió a Elena y Alejandra
que entrenaran a los terapeutas de la asociación con su estilo de trabajo, el cual le parecía
adecuado para el contexto. Todo se dio para iniciar un programa de
investigación/entrenamiento que facilitara explorar las posibilidades de trabajar en el
futuro con personas con trastornos alimenticios.
El grupo se reunía una vez por semana para hablar de los problemas teóricos de
los trastornos alimenticios y ver clientes. Trabajaban con un equipo de reflexión. El
equipo estaba conformado por Alejandra, Elena y alrededor de15 alumnos, era un grupo
abierto, por lo que algunos de sus miembros participaron durante dos años y otros por
sólo tres meses. En promedio, había nueve miembros del equipo presentes durante las
conversaciones con los clientes. La mayoría de los miembros del equipo eran psicólogos,
aunque había también dos doctores, una nutrióloga y una artista.
Dividimos cada sesión en dos partes: Una hora para discusión teórica y una “consultoría
en vivo” con un cliente, la cual incluía un equipo de reflexión, generalmente duraba hora
y media. Después de que el cliente se iba, nos quedábamos a hablar acerca de la entrevista.
Durante las primeras sesiones, un integrante del equipo nos preguntó “¿Qué pasaría si el
cliente nos está escuchando detrás de la puerta después de haberse ido?” Elena respondió
que tal vez sería una buena forma de trabajar, hablar del cliente como si estuviera
presente. Esta se volvió nuestra manera de hablar acerca de las entrevistas: como si el
cliente estuviese presente. A veces, los clientes se quedaban y escuchaban lo que decía el
118
Terapia Colaborativa
5
Generalmente recomendábamos licuados de proteína y cualquier cosa que se adecuara a las
preferencias alimenticias de los clientes
119
Terapia Colaborativa
conversación con los clientes, en el lugar donde ellos estaban, desde su propia experiencia
y en la manera en la que ellos entendían su situación.
A través de las discusiones teóricas y las conversaciones que tuvimos con nuestros
clientes, encontramos una “cultura local” para nuestro grupo, de ella salieron varias ideas
acerca de cómo tratar los trastornos alimenticios que nos parecieron interesantes,
dividimos las ideas en tres categorías:
Después de leer y tener varias pláticas con el grupo, notamos que, en los últimos 30 años,
ha habido cambios desde una perspectiva social. Muchos de nuestros clientes, plantearon
que la influencia de los medios de comunicación tiene un gran impacto en la manera en
la que perciben su cuerpo. También nos dijeron que, “sólo las niñas delgadas son
populares” en la escuela y con los niños. Por ejemplo, Rebeca6, una de las clientes nos
contó que sus padres siempre estaban a dieta, “Desde que me acuerdo, siempre han estado
muy conscientes acerca de lo que comen o no comen”.
Cynthia, una joven casada dijo que todas las esposas de los amigos de su marido son muy
delgadas y que se sentía presionada para ser como ellas. La mayoría de las mujeres
mencionaron el componente socio/cultural como parte del problema.
En el grupo, leímos acerca de la perspectiva femenina de los trastornos
alimenticios y la naturaleza cultural del problema. Hablamos acerca de comerciales
televisivos que nos consternaron con su mensaje de “La flacura es buena y la gordura
mala”. Trajimos revistas y periódicos con escenas que hablaban del problema. Este
material, nos hizo reflexionar acerca de lo que las mujeres perciben y escuchan. Si nos
parecía necesario, mencionábamos aquello que estábamos aprendiendo en las
conversaciones con los clientes. Esto nos abrió nuevos caminos para conversar; algunos
clientes se mostraban muy emocionados al oírnos incluir esta información. Algunas
consultantes estaban completamente de acuerdo con la idea de que el contexto social ha
cambiado y las afecta. Mientras que otras dijeron que las ideas socioculturales de los
trastornos alimenticios no eran relevantes para ellas y su sufrimiento.
Les compartimos algunas de las ideas que las clientes y el grupo encontraron útiles
para trabajar con temas de cultura y género:
Mary Pipher (1995) dice que “Los medios populares de comunicación- películas,
televisión y revistas son los más grandes promotores de la apariencia femenina. Donde
6
Todos los nombres de los clientes han sido cambiados
120
Terapia Colaborativa
Quiero mis ojos de vuelta, a veces sólo me puedo ver con los ojos de las revistas que leo,
de los programas de televisión que veo y cuando me veo a mi misma me veo gorda.
Cuando me veo a través de los ojos de mi familia y amigos me veo muy delgada. ¿Cuáles
ojos estarán diciendo la verdad? Necesito mis ojos de vuelta. ¿Me puedes prestar tus ojos
para verme como tú me ves?
Tuvimos una conversación en el grupo con ella acerca de formas en las que podía
recuperar sus ojos. Algunas ideas útiles fueron tomarse fotos y escribir las percepciones
que tiene de ella para poder diferenciarse de los demás.
Fue Mary Pipher (1995) quien comenta que “Las investigaciones han demostrado
que los hombres tienden a evaluar sus cuerpos de forma realista y la manera en la que se
perciben coincide con la manera en la que los perciben los demás. El comportamiento de
121
Terapia Colaborativa
las mujeres es distinto, como grupo, las mujeres se ven a sí mismas más gordas y menos
atractivas de lo que las ven las demás personas” (p. 16).
Algunas de nuestras clientes recordaban momentos en los que tenían sobrepeso y
la crítica social que acompañaba esa experiencia. Y no sólo eso, también compartieron
con nosotros historias de como las personas les aplaudían cuando bajaban de peso. Una
de nuestras clientes, Alicia, nos dijo que era verdaderamente injusto y paradójico que
cuando continuó haciendo lo que todos le habían aplaudido tanto al principio (perder
peso), estas mismas personas se decepcionaron de ella después, aunque había logrado su
objetivo. No lo podía entender.
No todas nuestras clientes estaban interesadas en la hipótesis de los medios. Dos
de ellas, Lorena y Malinali, se hicieron amigas en la sala de espera de Alejandra. Las
habíamos visto separadas en el grupo, pero nos pidieron que las viéramos juntas. Dijeron
que tenían muchas cosas en común: las mamás de ambas son contadoras y sus papás
economistas, las dos estaban estudiando arquitectura, pero tuvieron que dejar la
universidad por los estragos de la bulimia. Cuando vinieron a la sesión, hablaron de todas
estas coincidencias y como el ser amigas y hablar de sus experiencias las ha ayudado a
manejar la situación. Comentaron que, a pesar de tener tantas cosas en común, los
orígenes de su aflicción eran diferentes. Para Lorena, parecía obvio que era un problema
de los medios: Ver a su actriz favorita en la televisión y en revistas le provocaba una
necesidad de ser lo más delgada posible para ser igual de atractiva que las actrices. Para
Malinali, la presión venía de una mala relación entre sus padres, ella “liberaba la tensión
a través del vómito”. Entender el argumento biológico del problema fue muy útil, así
como las conversaciones que tuvo con el grupo y con Alejandra.
Creemos que un aspecto único de nuestro trabajo es la forma en la que Alejandra incluye
conceptos médicos en nuestras conversaciones. Elena y Margarita le preguntaron a
Alejandra: “¿Cuándo comenzaste a compartir con tus clientes los aspectos fisiológicos de
la desnutrición? Esta es su historia:
Una cliente, a la cual voy a llamar Claudia, vino a verme en un estado terrible de
hambruna. Ella me dijo varias veces que no sabía por qué venía a verme, que no entendía
lo que le estaba pasando. Se sentía confundida, deprimida, enojada y algunas veces sentía
que se estaba volviendo loca. Ya no reflejaba luz interna en sus ojos. Sentía como si
estuviera tratando de comunicar algo profundo de su ser, pero solo me decía que quería
estar en paz consigo misma y que necesitaba que alguien escuchara su confusión. No sé
por qué, pero decidí abrir uno de mis libros de medicina y le mostré el diagrama de una
célula. Le explique que la célula es la unidad vital del funcionamiento humano y que, si
la célula estaba afectada, cada órgano del cuerpo también estaría afectado.
122
Terapia Colaborativa
vitales. Cuando no hay suficiente proteína o grasa, la célula pierde consistencia y los
procesos fallan. Esto a la larga producirá cambios en la química del cuerpo.
Le comenté a Claudia, que cuando esto ocurre en el sistema nervioso central se generan
alteraciones en el fluido espinal que pueden alterar los ventrículos laterales y el tercer
ventrículo del cerebro. Cuando hay desnutrición, existen cambios en el balance de
electrolitos en el cerebro (Lask, 1993, Szmukler, 1995). Este desbalance produce una
compresión de la masa cerebral, lo cual puede causar falta de atención y concentración,
insomnio, hiperactividad motora, alteración de estados emocionales, etc.
Claudia estaba muy interesada en la imagen corporal. Le enseñé en mis libros que cuando
el hambre produce cambios en el cerebro, ocurre una distorsión en la percepción del
cuerpo. Mujeres con anorexia o bulimia se ven gordas mientras que las personas alrededor
las ven extremadamente flacas.
También, le comenté a Claudia que cuando el cerebro se encuentra con mucho estrés,
puedes padecer lo que es interpretado como enfermedad mental o trastornos de la
personalidad. Y otra vez, le asegure que en mi experiencia y en la de otros médicos
(Szmukler, 1995), estos síntomas desaparecen cuando las personas se vuelven a nutrir.
Cuando terminamos de hablar, su cara cambió. Me contó que sentía que estaba
enloqueciendo cuando comenzamos la conversación, pero que se sentía mejor ahora que
entendía lo que le estaba pasando. Después de esa sesión continuamos hablando acerca
del funcionamiento del cuerpo humano.
Como suele suceder con los clientes, cuando Claudia empezó a ingerir comida otra vez,
surgieron otros problemas. El sistema digestivo se altera después de que las personas
dejan de comer por mucho tiempo. Muchas de las clientes presentan gastritis y un
metabolismo lento (Szmukler, 1995). Alejandra le explicó a Claudia que el metabolismo
se vuelve más lento porque la movilidad de los intestinos disminuye. Cuando se
consumen menos alimentos, las personas se acostumbran a sentirse satisfechas con muy
poca cantidad de nutrientes. Siguen sintiendo hambre, porque los alimentos no han
llegado al intestino delgado donde la mayoría de los nutrientes son absorbidos por el
organismo.
Otra desventaja de tener un metabolismo lento es que los intestinos se inflaman, haciendo
sentir a los clientes que están engordando. También sucede que los familiares no les creen
a las consultantes cuando dicen que están satisfechas después de comer muy poco.
123
Terapia Colaborativa
Claudia y yo platicamos acerca de estos problemas y me pidió una sesión especial para
sus padres para que les pudiera explicar la parte fisiológica del problema de su hija.
Para ver si algo está mal físicamente y complementar los análisis clínicos, Alejandra
sugiere hacer las siguientes pruebas:
124
Terapia Colaborativa
viene del alemán “sorge” que significa “cuidar”, “estar con” (Acevedo, G1985) Para
Alejandra lo que ella y el equipo hicieron durante esos dos años fue “estar con” los
clientes mientras ellos recuperaban su paz interior.
Muchos de nuestros clientes nos dijeron que el entender lo que les estaba pasando,
desde una perspectiva psicológica, fue extremadamente útil y creó una gran diferencia en
la experiencia que tuvieron con ellos mismos.
El tercer y último aspecto de nuestro trabajo tiene que ver con la postura que tomamos
ante nuestros clientes. Consideramos que es la característica más importante de nuestro
trabajo, lo que Harlene Anderson (1997) describe como una filosofía terapéutica:
Intentamos ser curiosos y abrir conversaciones dialógicas con todos los miembros del
grupo y con los clientes. Usamos la estructura de equipos de reflexión de Tom Andersen
y nuestro propio estilo de conversaciones reflexivas a la cual llamamos “Sentados en la
mesa cuadrada”.
Los clientes con los que nos reuníamos ya tenían una relación terapéutica con
alguno de los miembros del equipo. El equipo nunca fue el único contacto terapéutico del
cliente. Al principio trabajamos como un “equipo de reflexión”: Empezamos con uno de
los terapeutas conversando con un cliente por 30 minutos. Después, si el cliente estaba
interesado, trabajábamos en un equipo de reflexión tradicional de 10 a 20 minutos. No
contábamos con una Cámara de Gesel, pero teníamos una separación entre el “sistema de
entrevista” (terapeuta y cliente) y el equipo.
En algún momento Elena compartió con el grupo la experiencia que tuvo en otro
contexto de aprendizaje, donde algunos clientes preguntaron si se podían sentar en la
mesa con los terapeutas. Los clientes llegaron y vieron a un grupo de personas sentadas
alrededor de una mesa y les pareció natural sentarse a su lado. El grupo sintió que era de
mal gusto decirles que no se podían sentar ahí, por lo que realizaron la entrevista alrededor
de la mesa.
Nuestro equipo de Trastornos Alimenticios decidió experimentar con este formato
en el cual los clientes se sintieron muy cómodos. A este formato le empezamos a llamar
“sentados en la mesa cuadrada”. Las conversaciones alrededor de la mesa fueron
diferentes que las de las entrevistas con los equipos de reflexión. El terapeuta que traía al
cliente comenzaba la interacción, pero todo el equipo interactuaba en la conversación.
Hicimos muchas preguntas, algunas relacionadas directamente con el tema y otras no,
además tuvimos intercambios de reflexión o “mini reflexiones” entre dos o tres miembros
del grupo todo entretejido con la entrevista.
Al principio de cada entrevista se les daba a los clientes la opción de tener la
entrevista alrededor de la mesa o con un equipo de reflexión. Dadas las preferencias de
los clientes, terminamos usando los dos modelos, los clientes disfrutaron mucho lo que
describieron como “sentirse parte de un equipo de trabajo”, aunque tener la distancia
física y una posición de escucha también fue de gran ayuda.
125
Terapia Colaborativa
Escuchar las historias de nuestros clientes nos permitió generar curiosidad acerca
de sus vidas y de la forma en la que entendían sus problemas. Compartir con ellos lo que
estábamos leyendo nos dio nuevas oportunidades para hablar e incluirlos en este “estado
de aprendizaje continuo”.
Mientras estábamos en conversaciones con nuestros clientes, también éramos
aprendices. No sólo aprendimos acerca de sus historias, sino que a través de ellas,
reflexionamos acerca de lo complejas que son las vidas en nuestros tiempos. Además,
nos instruimos con las teorías que respaldan algunas definiciones socioculturales de los
Trastornos Alimenticios, de los mecanismos biológicos y la interacción entre nuestra
psicología y nuestra psique.
El poder conversar con nuestros clientes desde una postura colaborativa, nos
ayudó a crear un espacio de posibilidades y transformación. Nuestros clientes nos
mencionaron que esta forma de trabajar fue particularmente útil, porque había espacio
para aprender y ser escuchado.
Muchos de ellos tenían experiencia como clientes, tratando de encontrar una
salida a los trastornos alimenticios y encontraron que esta forma de trabajar es novedosa
y útil. A través de las conversaciones y reflexiones, los terapeutas y clientes desarrollaron
nuevas ideas para entender lo que estaba sucediendo y lo que podría pasar en un futuro.
Concluiremos con las voces de dos de nuestras clientes. En los siguientes párrafos nos
cuentan sus experiencias en terapia y con el grupo:
Brigitte
Brigitte es una mujer joven que vino a vernos porque tenía un problema de sobrepeso y
algunos comportamientos bulímicos como el uso de laxantes, anfetaminas y episodios de
vómito. Su terapeuta era parte del grupo, la invitó dos veces para que trabajara con el
equipo de reflexión. Unas semanas después fue entrevistada acerca de su experiencia en
terapia y durante sus dos visitas con el grupo:
Todavía no he bajado todo el peso que quería bajar originalmente, es un proceso lento y
complejo, pero he notado varios cambios: No he vomitado en cuatro meses, ni he usado
laxantes, ahora voy al gimnasio y me veo como muchas cosas más que sólo una mujer
gorda.
Esto es diferente a otras terapias más tradicionales a las que he ido. En esta terapia me
siento cerca de los terapeutas. Usamos las mismas sillas ya que hay menos diferencias
jerárquicas. Aquí me siento más cómoda y me puedo reír y decir groserías, es más como
una relación normal.
126
Terapia Colaborativa
El equipo tiene muchas ideas pero nunca dan consejos, cuando las personas me dicen que
hacer, yo no les hago caso y hago lo que quiero.
Esas dos sesiones me hicieron escribir mucho en mi diario (…) una de las cosas que me
gustaría resaltar es que mientras yo sólo veía una mujer gorda, el equipo veía en mi a otra
persona. Me preguntaron acerca de otras áreas de mi vida lo que me llevo a pensar y
cuestionarme ¿Por qué sólo veo a una mujer gorda cuando puedo ser mucho más?
Yo no sabía que era una mujer segura, aquí descubrí mi autoestima. El equipo comentó
acerca de esto y lo probé cuando fui al extranjero a presentar un estudio, en una
conferencia internacional. Lo hice con gran facilidad y seguridad personal, me acuerdo
haber pensado que el equipo tenía razón y sí era una mujer segura de sí misma.
Las dos sesiones con el equipo fueron muy significativas. Escuchar cómo me percibía el
equipo me hizo pensar que solo yo tenía una versión negativa de mi misma. Me recordó
a una escena de El Club de los Poetas Muertos, cuando Robin Wiliams se para en la mesa
y hace que los jóvenes se volteen y digan ¿Por qué mirar sólo en una dirección? ¡Hay
muchas maneras de ver las cosas! El equipo fue así, proporcionaban muchas perspectivas
para ver las cosas.
Natalia
Natalia es una mujer joven que vino a vernos después de una recaída de bulimia,
presentaba vómito y ansiedad hacia la comida. A continuación, algunas de los
comentarios que compartió con nosotras acerca del proceso terapéutico con Elena,
Alejandra y el grupo:
En la terapia me fue útil poder “descomprimir”, pude sacar mis miedos y emociones.
Hablamos de comida, pero no sólo de comida, nunca había hablado de tantos temas
diferentes.
Después de venir a terapia con el grupo, un día decidí que ya no iba a vomitar más. Hice
un trato con una amiga, vía correo electrónico, cada una de nosotras teníamos un
calendario y tachábamos los días que no vomitaba.
127
Terapia Colaborativa
Te tratan como un igual, como una persona que está pasando por una situación
complicada y no como alguien enfermo. Puedes usar las palabras para hablar de
enfermedades o sobre una situación. Aquí, hablamos sobre la situación y eso me ayudó a
entender que no es el fin del mundo. Pude soltar la presión que sentía y se volvió más
fácil tomar las decisiones correctas.
Nunca sentí que estaba con un grupo de psicólogos, para mí fue como una charla, una
plática con un grupo de mujeres que, aunque son profesionales, usan un lenguaje simple.
No es un espacio donde las psicólogas te analizan y te dicen qué es lo que está mal en ti.
El ser analizado genera una gran distancia, al no hacerlo lograron que sea más fácil para
mí abrirme.
Una de las cosas más importantes que pasaron fue que me dieron información de la parte
psicológica, no sól
He crecido mucho como persona, ya no me siento como una persona enferma.
En mi experiencia, los miembros del equipo son abiertos y sienten que aprenden de mi
mientras yo aprendo de ellos. En otras terapias lo terapeutas tienen la última palabra, aquí
hay una retroalimentación constante y así todos aprendemos.
o de anorexia y bulimia sino también de los cambios que ocurren una vez que te empiezas
a recuperar. Eso me dio mucha calma, entender el proceso psicológico me ayudó a
continuar mi camino. Esto es algo que no había recibido en ningún otro tratamiento y me
hizo toda la diferencia.
Al principio decía “tengo que” y ahora digo “quiero” Es la diferencia entre una obligación
y una decisión. Ahora me doy chance de pensar en lo que quiero y en lo que siento para
así actuar. Esto fue lo que me enseñó el grupo al hacerme preguntas que me hacían
conocerme mejor.
Natalia estaba en lo correcto, durante esos dos años aprendimos junto con nuestros
clientes. Aprendimos acerca de sus problemas, cómo es que vivieron con ellos y cómo
fueron capaces de superarlos. Leímos muchos materiales diferentes, pudimos compartir
algunas de las ideas con nuestros clientes y tuvimos su retroalimentación. Sus reacciones
y pensamientos estaban constantemente interactuando con nosotros y con los autores que
estábamos leyendo. Vimos que no existía “la forma correcta” de trabajar con anorexia,
bulimia y comedores compulsivos. Descubrimos que al trabajar desde una postura
colaborativa ayudamos a nuestros clientes a tomar en cuenta nuevas formas de entender
la vida.
Trabajar con las clientes nos abrió un mundo de posibilidades, incluyendo la idea
de que ellas se pueden recuperar por completo de un trastorno alimenticio. Encontramos
esperanza dentro de una cultura que nos ha enseñado que, una vez que caes en un trastorno
128
Terapia Colaborativa
alimenticio no queda más que aprender a vivir con él. Muchos de los clientes que vimos,
están liberados de éstos.
Juntos creamos una comunidad de aprendizaje, que cambió la forma en la que el
grupo percibía a mujeres que sufren de trastornos alimenticios y que alteró la manera en
la que las clientes se perciben a sí mismas. Esta nueva percepción les dio la oportunidad
de hacer los cambios que habían querido hacer en sus vidas.
Referencias:
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Terapia Colaborativa
130
Terapia Colaborativa
CAPÍTULO 8
Judit Wagner
Estoy escribiendo este capítulo en un lugar que conjura imágenes de los cuentos de hadas
de nuestra niñez. Es un lugar llamado Kalmar, un pueblo medieval, bien preservado, de
50.000 habitantes situado al sur de Suecia, cerca del Báltico. El castillo y otros
monumentos son del siglo XIII, una época en la que Kalmar era un centro mercantil con
un importante puerto. Permítanme ser su guía mientras ingresamos al lugar de nuestro
trabajo, una pequeña prisión con paredes amarillas altas, y un cerco de alambre de púa
que hospeda a 53 reclusos de alta seguridad. Es aquí donde instituimos una forma única
de terapia colaborativa, un sistema de terapia que llamamos “conversaciones
compartidas” o “triálogos”; es un trabajo en evolución.
El claro contraste de las paredes de la prisión con el encantador y antiguo castillo
como telón de fondo es obvio para cualquier visitante que llegue a Kalmar en tren. El
camino de la estación de tren hacia la prisión nos lleva por un camino de piedra antiguo
a través de la plaza del mercado, pasando por un puente y una torre de viejo ladrillo rojo
que alguna vez fue el límite de la antigua ciudad. Arribamos a un portón de metal,
tocamos timbre e informamos al guardia que teníamos un turno.
Él abre el portón, y pasamos una segunda puerta donde el guardia solicita nuestras
identificaciones y realiza una inspección de seguridad. Una vez que pasamos
satisfactoriamente dicha revisión, nos permiten entrar a la prisión.
La primera vez que crucé estas puertas de metal fue en 1991 luego de que el
inspector de la prisión me solicitara que asistiera al personal y a los guardias llamados
carceleros1 en las conversaciones con los reclusos. Antes de esto, pensaba muy poco en
esta prisión o sus residentes, aunque pasaba todos los días por allí en bicicleta camino a
mi oficina en la agencia de counseling familiar. Me recuerdo, sin embargo, sintiendo una
especie de lamento por ellos cuando finalmente llegaba el tan esperado primer día de
primavera cada año, y la ciudad comenzaba a florecer. Sentía el contraste del edificio de
la prisión contra la belleza de la naturaleza y sentía tristeza por cualquiera que no pudiera
moverse libremente en el esplendor de la ciudad primaveral.
Aquellas emociones resurgieron cuando me solicitaron asistir a las charlas
compartidos en la prisión de Kalmar. Si bien tenía cierta simpatía por la situación difícil
del presidiario, me encontré aceptando a regañadientes, pues no tenía experiencia con el
sistema de la justicia penal. Trabajar con 53 reclusos, 27 vigilantes, y varios inspectores
131
Terapia Colaborativa
detrás de estas puertas de metal sería un nuevo desafío y un gran salto alejado de mi
trabajo previo con parejas y familias. El primer paso era desarrollar un plan.
Fundamentos Teóricos
Al elaborar un plan, primero consideré el objetivo del proyecto: asistir a los carceleros en
organizar y optimizar sus conversaciones con los reclusos. Buscando un marco teórico
apropiado, volví a visitar los conceptos de la terapia psicodinámica, los modelos
sistémicos de Gregory Bateson y el equipo de Milán (Boscolo, Cecchin, Hoffman, &
Penn, 1987), el equipo reflexivo de Tom Andersen (1987, 1991, 1992), y el sistema del
lenguaje de Harlene Anderson y Harry Goolishian (1996, 1988, 1992). Eliminé
rápidamente el enfoque psicodinámico sabiendo que la terapia uno-a-uno no era lo que
buscaba implementar el administrador de la prisión. La terapia familiar como la practica
el equipo de Milán sería un modelo difícil ya que el personal de la prisión no tenía
experiencia con el pensamiento sistémico o la terapia familiar. Asimismo, los reclusos
están aislados, sentenciados como individuos y separados de sus familias y fuera del
mundo; uno podría pensar que la única compañía que tienen estos hombres son sus
antecedentes penales. Decidí que el objetivo de facilitar las conversaciones del personal
con los reclusos sería mejor abordarlo con las conversaciones reflexivas como están
descriptas por el equipo reflexivo y el trabajo colaborativo.
Luego de contar con el permiso para este plan innovador, decidí dar raíces al
programa con una conexión sólida a un marco teórico bien fundamentado y una
investigación universitaria. El modelo de Andersen brinda la fundación epistemológica
necesaria para utilizar un abordaje innovador en un entorno no-tan-innovador, donde la
gente es más probable que cuestione los pensamientos reflexivos y colaborativo. Tom
Anderson, psiquiatra y profesor de la Universidad de Tromsø, Noruega, y un innovador
en la terapia de familia, asistió inicialmente brindando apoyo en la práctica y luego, en
una segunda instancia, con el proceso de evaluación. También en la Universidad de
Tromsø, Georg Höyer, un doctor de la comunidad de medicina quien se encuentra
profundamente involucrado con el sistema penal judicial a nivel internacional nos brindó
apoyo tanto en la práctica como en la teoría (Wagner, Höyer, & Andersen, 2002).
Andersen y Höyer, visitaron Kalmar de manera frecuente para las discusiones,
influenciando de manera directa en la evolución del proceso. También me conecté con
otros colegas incluyendo a Peggy Penn, Lynn Hoffman, Harlene Anderson, y Marty
Roberts (todos de los Estados Unidos); Gisela Schwartz (Austria); y Torbjörn Andersson
(Estocolmo). Cuatro de nosotros, Peggy Penn, Marty Roberts, Gisela Schwartz y yo nos
enviamos correspondencia de manera frecuente, a través de e-mail intercambiando ideas
y avanzando hacia una comprensión más profunda del proyecto.
El proceso de poner en práctica un concepto teórico como las conversaciones
reflexivas en nuestro trabajo en la prisión nos permite evaluar una vez más el vínculo
entre la teoría y la práctica. En estos encuentros circulares, ni la práctica ni la teoría son
considerados superiores; por el contrario, ambas coexisten lado a lado como en la
tradición Socrática (Skirbekk & Gilje, 1987/1991). El abordaje colaborativo crea un foro
132
Terapia Colaborativa
Invitación
En un esfuerzo para acercarte el proceso colaborativo a ti, lector, te invito a que imagines
que formas parte de las conversaciones reflexivas o los triálogos (diálogos de a tres)
iniciados en la prisión. Estas conversaciones involucran por lo menos a tres participantes
que alternan su participación entre conversación y escucha. Si visitaras la prisión, yo
pediría permiso a los reclusos para que pudieras participar de la conversación como un
invitado. Serías invitado a observarnos a nosotros tres – el recluso, el carcelero y yo – en
nuestras conversaciones reflexivas y probablemente notarías que generalmente dos de
nosotros hablamos mientras el tercero escucha y que alternamos los roles para adquirir
perspectivas diferentes. Al enlentecer nuestras conversaciones y eventualmente
terminarlas, pediríamos que compartas tus reflexiones sobre lo que escuchaste y
presenciaste. El recluso luego sería invitado a comentar sobre tus reflexiones y compartir
lo que pensaba mientras escuchaba, por ahí respondiendo a un comentario particular que
lo tocó, explayando sobre un punto que cree malinterpretaste, o solicitando que clarifiques
un punto específico de lo que compartiste. Mientras lees sobre nuestro trabajo en Kalmar,
te invito a imaginar no solo el castillo y las paredes de la prisión si no también lo que los
reclusos podrían preguntarte, compartir contigo, y enseñarte.
Triálogos
Un recluso que participó del proyecto durante un año describe su experiencia sobre el
proceso de triálogos:
133
Terapia Colaborativa
Invité a los reclusos a expresar sus experiencias en palabras comenzando con las
siguientes preguntas: ¿Cómo llegaste a encontrarte en prisión? ¿Por qué estás aquí y no
con tus seres queridos? ¿Por qué estás aquí y no estudiando en una universidad?3 Estas
preguntas los invitan a compartir con nosotros relatos, que son sus historias de vida.
Evitamos simplificar sus relatos para crear una versión prolija aunque unilateral de lo
sucedido. Inherente al contexto de prisión con encarcelado-carcelero, existe esta
contradicción; hay dos versiones de cada historia y los finales suelen ser solo el comienzo
de nuevas, más complejas preguntas. Nuestra intención es escuchar ambas versiones con
ambas orejas, una oreja para cada una, permitiendo la creación de nuevos paradigmas y
parábolas, más metáforas y más significados que formen nuevas conversaciones.
134
Terapia Colaborativa
van de lo bueno a lo malo con todas las alternativas que hay de por medio. Una y otra
vez, vemos que el trabajo de ensamblar sus propios detalles en un todo los ayuda a
entender mejor su propia historia y ayuda a los intentos del personal de pensar sobre la
situación del recluso con mayor respeto y compasión. Entonces, las conversaciones tienen
un propósito tripartito: (a) comunicar y ser escuchado mientras se construye el relato de
la historia de uno, (b) arribar a una comprensión de esa historia, y (c) ser influenciados
por estos, y aprender.
Preguntas
135
Terapia Colaborativa
Cuando era muy joven, era muy importante para mí y para mi familia ser exitoso, sobre
todo poder demostrarlo a través de la prosperidad económica. Como joven adulto, me
convertí en un inteligente corredor de bolsa. Pero empecé a perder dinero en mi negocio
de mercado de capitales, por lo que comencé a apostar para compensar las pérdidas. Una
cosa llevó a la otra y cometí un crimen. Ahora estoy aquí, y mi vida está hecha trizas.
136
Terapia Colaborativa
diálogo inmediato, la cual suele ser la tercera persona que presencia el proceso del
triálogo.
Nuestras preguntas están arraigadas en la intención de seguir el relato del
recluso y en formular la siguiente pregunta basada en lo que él dijo. Nos esforzamos por
mantener este objetivo puro en nuestras mentes mientras seguimos el relato y atendemos
nuestros prejuicios. Como declaró uno de los reclusos: “Una buena conversación es
aquella en la que ella –con quien estoy hablando– está escuchando y haciéndome
preguntas sobre lo que he dicho y no sobre lo que ella piensa de mí”. Este proceso
aparentemente sencillo puede tener profundos efectos:
Estar en conversación con tres personas fue un poco confuso para mí al principio. De
todas formas, después de un tiempo encontré que estos “triálogos” no solo eran
interesantes sino también fructíferos. La mejor parte para mí fue escuchar mientras las
otras dos personas llevaban adelante su diálogo sobre mí. Yo no tenía que defenderme ni
justificarme, y por lo tanto podía concentrar toda mi atención en escucharlos y decidir por
mí mismo cuál de los dos tenía más razón. Hasta descubrí una manera de pensar que no
había experimentado nunca. Ahora espero con ansia estas conversaciones. Hasta me han
permitido evitar dejarme llevar por pensamientos de injusticia. Han hecho lugar en mi
cabeza para reflexiones y revisiones. Comencé a utilizar esta nueva capacidad de
percepción (insight) cuando estoy junto con y en conversación con otra gente que está
cercana a mí. Esto era impensado para mí hace diez años.
Escuchando
Hasta este punto en el capítulo he venido hablando sobre las conversaciones iniciales con
tres participantes – un recluso, un personal, o un terapeuta conversando – y otro
observador escuchando. Cuando creamos estos triálogos utilizamos la escucha reflexiva
para poder escuchar el relato mientras se desarrolla y toma forma. Mientras escuchamos,
luchamos con y nos esforzamos por no ceder a nuestros prejuicios y preconceptos. Por
ejemplo, un carcelero reflexionando respecto al relato de un recluso sobre el conflicto
entre ellos podría estar pensando lo siguiente: “¿Por qué está este hombre tan ocupado
enfocándose en mis defectos? Es crítico de todo lo que digo cuando debería estar
agradecido de que quiero ayudarlo” El recluso podría estar pensando, “¿Cómo sé si puedo
confiar en estas dos personas conversando conmigo? ¿Qué quieren de mí? ¿Están
buscando llegar a algo?” Podrían ser los pensamientos sospechosos del recluso que llenan
sus significados con críticas, pero también podría ser que no puede soportar que está
cumpliendo tiempo por un crimen serio, posiblemente toda su vida. Podría ser que está
destinado a utilizar la etiqueta “malo” o “malvado”. Es difícil convivir con haber sido
encontrado culpable de lastimar a otro o de haber cometido algún acto que es considerado
aterrador para otras personas. Asimismo, creer que no hay futuro podría destruir la
esperanza, tornando a una persona a la desesperación.
En una última sesión, mientras un recluso era liberado de prisión luego de cumplir
una sentencia de muchos años, le pregunté, “¿Cuál fue el aspecto más difícil de tu
encarcelación?” Respondió:
137
Terapia Colaborativa
El sentimiento más difícil fue cuando perdí totalmente la fe en el futuro: cuando sentí que
podría perecer aquí, desaparecer, volverme loco, morir, y nadie me ayudaría. Nadie
podría sacarme del profundo sentimiento de deserción y pérdida. Eso fue lo peor. Ese
sentimiento viene cuando te han sacado todo, sientes que nadie cuenta contigo, nadie te
cree, nadie te toma en serio, a nadie le importa. Los “otros” hacen lo que quieren, como
han acordado, como han decidido, sin importar lo que pienses al respecto. Es como una
pérdida completa de tu libre albedrío, de tu integridad, tu autonomía, y tu determinación.
Podría ser más fácil para el recluso soportar estos sentimientos si ve a “otros”
(carceleros) como personas con defectos. Cuando los carceleros y yo reflexionamos sobre
esta perspectiva, logramos una mejor comprensión de los reclusos y formulamos nuestras
respuestas con mayor respeto. Un carcelero que trabaja con este proceso dijo, “tengo un
sincero deseo por entender a mi cliente y ayudarlo aquí adentro. Como un hombre de
contacto, tomo mi trabajo en serio y quiero entender al recluso.”
“Respuesta ante”
Un joven recluso relata la historia de sus relaciones antes de cometer su crimen. Habla de
relaciones basadas en la obediencia: obedeciendo a órdenes o siendo castigado como
resultado a su desobediencia. Le preguntamos cómo espera que otros se comporten en
relación a él. Él contesta que le gustaría que le muestren “respeto”. De todas formas, al
explorar el uso de esta palabra, nos dimos cuenta de que para él “que lo respeten” significa
que “le obedezcan”. Cuando compartimos esto con él, se sorprende y hace silencio,
obviamente reflexionando sobre lo que ha escuchado. Quiebra el silencio diciendo: “Yo
no creo que el respeto sea obedecer. Yo creo que el respeto es tolerancia hacia la otra
persona, sus opiniones y significados. Ahora sé que probablemente no entendía esto del
todo, cuando estaba afuera.
138
Terapia Colaborativa
La reflexión crea un momento de silencio, una pausa en la cual el recluso tiene la libertad
para pensar sobre sus propios pensamientos. Estas reflexiones crean sentido en dos
direcciones: (a) en la dirección del ayudante profesional y el carcelero y (b) en la dirección
del recluso. Las reflexiones deben ser una respuesta al contenido de la primera
conversación incluyendo las palabras elegidas, el significado de las oraciones, y cómo
estas se conectan a la vida del recluso. Las reflexiones que luego creamos juntos deberían
también volver de alguna manera a la primera conversación.
En nuestro proceso reflexivo, yo – como terapeuta – y el carcelero podemos ser
personales, pero evitamos ser privados. Incorporamos experiencias en la reflexión,
relacionándonos en un nivel personal sin descuidar nuestra adhesión a los límites sociales.
Ayudando al recluso a formular una idea sobre la “respuesta de uno ante”, la “respuesta”
como responsabilidad hacia otro ser humano es una parte muy importante de nuestro
trabajo. A menudo, las formulaciones son co-construidas como es evidente en esta
contribución por parte de un recluso que nos llevó a tomar el concepto de Bakhtin de
“answerability” para remplazar el concepto más tradicional de “conciencia”.
He aprendido a escuchar a mi voz interior, a mí ser, o cómo sea que deba llamarlo. Esto
es algo mucho más grande que una buena o mala conciencia. Yo le temía a esto antes,
entonces trataba de esconderlo o de convencerme de que no existía. No puedo explicarlo
mejor, pero creo que eso está presente en todo ser humano, de hecho, podría ser lo más
importante en la vida, algo esencial como es respirar, comer…
Comunión lingüística
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Terapia Colaborativa
Escribiendo
Ocasionalmente recibo pedidos por parte de los reclusos pidiéndome que evalúe
formalmente su progreso como parte de su solicitud para obtener una licencia temporal
o, en el caso de aquellos sentenciados de por vida, para su petición de clemencia al
Ministerio de Justicia. Yo, a cambio, les pido que escriban su propia declaración,
utilizando sus propias palabras para describir su progreso. Luego, accedo a escribir mi
evaluación en conjunto con el carcelero para que, como grupo, podamos trabajar de
manera colaborativa y crear una imagen detallada del individuo. Esta representación en
la mayoría de los casos es suficiente para realizar la petición del recluso.
A veces es difícil para todos seguir, o estar, “en el relato”. A veces nos llevan a un lugar
violento que da miedo – un lugar donde se ha cometido un crimen serio. Entonces solemos
enlentecer el relato para poder seguir los eventos en detalle. A veces ubicamos el evento
en un escenario que creamos en nuestras mentes, y los tres lo observamos mientras se
despliega (Vygotsky, 1992; Penn & Frankfurt, 1994; Penn, 1998, 2000). Podemos decidir
reemplazar a alguien en el relato, o sumar a una persona importante a la obra. Hasta
podemos detener la acción, a los efectos de evitar que suceda el crimen y conversar sobre
lo que podría haber ocurrido en vez de lo que podría haber sido. Este teatro de la mente
puede hacer que el relato sea soportable para todos y le permite al recluso hablar sobre
ese momento crucial en su vida. Le brindamos apoyo para que pueda reconciliarse con la
parte de él que cometió ese acto violento.
Esta parte del proceso a menudo es sumamente difícil para el recluso: ser
confrontado con la parte de él que es rechazada por la sociedad y contraria a los valores
de la humanidad. De todas formas, creemos que esta reconciliación es necesaria para
sanar y poder pasar de la desesperación a la esperanza por el futuro. Este trabajo requiere
paciencia; no puede ser forzado. Cuando comenzamos con este proceso los carceleros se
impacientaban y querían que los reclusos admitieran sus crímenes y mostraran
remordimiento inmediatamente. Las experiencias como la relatada debajo, nos enseñaron
que es una tarea sumamente difícil y que solo debe ser abordada cuando es el momento
indicado.
que tenía libertad para hablar. ¿Quién, sentía él, estaba dispuesto a escuchar? Si él tomaba
una decisión, ¿Quién la respetaba? A través de este proceso decidió tomar nuevas
decisiones en sus relaciones con mujeres y con un amigo en particular. Como resultado,
dejó de consumir drogas en prisión. Ahora, era capaz de hablar sobre el crimen en detalle.
Usando la visualización, fuimos juntos a la escena del crimen. Nos vimos como
observadores y vimos lo que sucedía, lo que estaba haciendo, y lo que querría hacer
diferente ahora que estábamos parados allí mirando la situación juntos en la visualización.
Él quería detener la acción y pudo decirse algo a sí mismo para lograr detenerse. Aunque
estaba extremadamente incómodo en ese momento, fue capaz de quedarse allí porque no
estaba solo.
Introduciendo la ética
Probablemente, sea inevitable que las conversaciones se tornen políticas, pues se llevan
adelante en un edificio que se posiciona como testimonio de la sociedad dominante del
exterior, con sus normas, ética y valores. Yo creo que, indistintamente de qué lado de la
reja te encuentres políticamente, nosotros como ciudadanos tenemos la obligación de
examinar nuestros valores y los valores de nuestra sociedad, e investigar si se encuentran
o no limitados al propósito de obtener y mantener justicia sin la correspondiente
comprensión de la motivación y los eventos aleatorios que precipitaron o acompañaron
la conducta humana que está siendo castigada.
Las conversaciones reflexivas pueden lograr mucho en sociedades que tienen una
profunda conexión ética con sus fracasos – sociedades que buscan entender las raíces del
crimen y de la persona que lo comete. Este camino requiere un incremento en la tolerancia
social para con gente cuyos estilos de vida, creencias y valores son muy diferentes,
acercándose a aquellos marginados. Nuestra perspectiva y el trabajo que hacemos se
encuentra arraigado en el paradigma de “humanidad.” Citando al inspector de la prisión,
“Cada recluso que pasa por esta terminal debería notar que esta prisión es un lugar donde
nos hablamos, y estas conversaciones influyen sobre todos nosotros.”
Cuando podemos crear un espacio abierto donde los pensamientos pueden
desarrollarse y existir “fuera de la ética y la estética,” entonces no solo estamos creando
una respuesta a nuestras reflexiones si no también es una respuesta-ante, lo que significa
que somos responsables en un doble sentido. Somos responsables por lo que le decimos
al otro y por como el otro responderá (Levinas, 1993).
Sistema participativo
Otro intento para abrir las conversaciones a la sociedad fue un proyecto iniciado por el
staff penitenciario que incluía la participación de la policía, estudiantes, reclusos y
personal de la prisión. Inicialmente, estos encuentros estaban basados en el modelo de
confrontación estadounidense, pero luego fue cambiado a uno que llamamos
“conversaciones mutuas”: una o dos personas del staff sumados a algunos reclusos
accedieron a participar. El objetivo no era utilizarla como una intimidación disuasiva de
la delincuencia, más bien simplemente conversar sobre la experiencia de cumplir tiempo
en prisión. En la conversación, se exploraba la lucha del recluso día a día – pensamientos
sobre su crimen y sus víctimas – y temas como la pérdida y el temor: pérdida de la
libertad, el futuro, y el control, en conjunto con la amenaza de la continuación de la
violencia dentro de prisión. Los carceleros también compartían sus experiencias
personales, sus rutinas diarias, las búsquedas, la obtención de especímenes, y las
conversaciones con los reclusos.
Al evaluar los resultados, los reclusos reportaron que le resultaron estimulantes y útiles.
Reconocieron que las conversaciones los incentivaron a considerar seriamente sus
propias identidades duales, como recluso y como persona con una membresía tenue a una
sociedad que presiona por justicia y responsabilidad. Cuando las puertas se abren a la
sociedad y el recluso no se siente aislado por la seguridad de aquellos que comparten su
misma condición, entonces “responder ante” se vuelve una verdadera posibilidad. Una de
las grandes ventajas de los triálogos es que proveen conversaciones atestiguadas, lo que
inevitablemente fomenta el respeto.
Todos aquellos que son testigos de la historia de una vida y un crimen buscan
respuestas a la pregunta: “¿A dónde vamos a partir de aquí?” Al responder la pregunta,
las conversaciones se vuelven participativas, no podemos “no” participar. Estamos
involucrados y participamos de una conversación con otros (Bakhtin, 1993). Estas
conversaciones participativas son la característica clave de nuestro trabajo. La naturaleza
participativa de las conversaciones ayuda a los reclusos a mantenerse conectados a una
sociedad a la cual muchos eventualmente se reinsertarán. Nos motiva la idea de que
estamos ayudando a fomentar ese proceso de reinserción.
Encontramos que estas conversaciones, en un sentido, se han auto perpetuado.
Mientras evaluamos la logística de espacio y horarios, nos encontramos con que estas
conversaciones se vuelven una prioridad y una parte integral de lo que significa “tiempo
cumplido”. El personal de la prisión ha adoptado una actitud inclusiva y abierta respecto
a las conversaciones, en lugar de una postura exclusiva y cerrada.
Estas conversaciones permiten la diversidad de perspectivas y opiniones. El
objetivo no es encontrar consenso sobre un significado primordial del bien y el mal, sino
142
Terapia Colaborativa
más bien facilitar nuevas construcciones que permitan una multitud de “aperturas” en una
situación. Este proceso quiebra la pared que antes hospedaba solo ideas partidarias que
venían de “nosotros” o de “ellos”. El objetivo primordial de las conversaciones es abrir
las puertas y permitir un nuevo espacio en el cual ambos lados experimentan un
incremento en la dignidad y el respeto del uno por el otro.
Uno de los jóvenes nos comentó que sabía que no podría haber actuado de manera
diferente en el momento en que cometió el crimen. No podría haberle dado la espalda a
su gente cuando estaban en problemas. Hablamos en profundidad sobre lo que hubiera
sido la manera más ética y responsable de abordarlo, y nuestras conclusiones diferían.
Solo recientemente, nos dijo que había tenido una discusión con otro recluso acerca de
dónde debería dibujarse la línea que marque el límite para el uso de la violencia.
Compartió su nueva opinión respecto de que uno podía tan solo darse vuelta e irse, darle
la espalda al problema, a fin de no lastimar a otra persona. Este es un ejemplo de cómo
nuestras conversaciones reflexivas dan lugar al cambio y la evolución. Las mismas
parecen haber marcado un cambio mismo en las conversaciones entre reclusos,
remplazando otras discusiones que previamente se enfocaban en el crimen como un estilo
de vida.
143
Terapia Colaborativa
libertad con búsquedas en sus celdas y al implementar disciplina; por el otro lado, deben
escuchar reflexivamente, realizando preguntas respetuosas y compartiendo sus
preocupaciones. Este conflicto se volvió más fácil de manejar luego de educar a los
carceleros sobre el pensamiento sistémico. Algunos carceleros eligieron no confundir sus
roles y no participaron de las conversaciones de los reclusos a los cuales les realizaban
búsquedas; otros trataban los problemas potenciales antes, a fin de evitar los conflictos
posibles.
Evaluación y seguimiento
144
Terapia Colaborativa
No olvidar
Cuando estaba enojado o decepcionado con algo o alguien trataba de ir a un lugar cerca
del pueblo en el que vivía. Este lugar tenía un barranco profundo con una punta. Yo solía
pararme en el borde de la misma y gritaba. Aquí, adentro, es imposible ir a un lugar donde
nadie me oiga. No puedo estar solo ni por un momento.
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Terapia Colaborativa
El propósito más importante de sanar las rupturas podría ser replantear un equilibrio en
esas relaciones rotas, a fin de poder rehabilitar tanto a las víctimas como al perpetrador.
Notas al Pie
1. En este artículo, utilizo la palabra “carcelero” para referirme a los guardias de prisión y
la palabra “personal” para referirme a otros empleados de la prisión incluidos enfermeras,
curas, e inspectores.
2. Todas las preguntas fueron transcritas y traducidas por el autor luego de la conversación.
3. Esto podría parecer una pregunta poco usual o atrevida. No en nuestro escenario. La
mayoría de nuestros reclusos muestran gran interés en la educación y están estudiando en
la secundaria de la prisión. También tienen la oportunidad de hacer cursos a larga
distancia o por internet, en asociación con alguna universidad. Como uno de ellos dijo,
“A través de los estudios puedo dejar la prisión. Los estudios, los libros que leo me dan
un sentimiento de libertad.”
4. Según la ley sueca, la regla de la confidencialidad no es válida si la información que
escuchamos es en contra de la ley y podría llevar a más de dos años de encarcelamiento;
el personal de prisión y los terapeutas (pero no el capellán) debemos reportar.
Referencias
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Terapia Colaborativa
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Terapia Colaborativa
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CAPITULO 9
Antecedentes
149
Terapia Colaborativa
La experiencia clínica y los estudios de investigación con este modelo han identificado
siete principios fundamentales, ambos práctica y contextualmente relevantes, que pueden
aplicarse en todas las crisis psiquiátricas sin importar el diagnóstico específico.
150
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151
Terapia Colaborativa
Reuniones de Tratamiento
152
Terapia Colaborativa
En este contexto, todos los miembros del personal que participó en las sesiones
de tratamiento en el hospital Keropudas fueron estimulados a expresar sus observaciones
y opiniones sobre el tratamiento de un paciente. Y, sobre todo, los terapeutas familiares
comenzaron a preguntar a las enfermeras sus impresiones sobre la situación, teniendo en
cuenta que no hay una sola verdad, sino más bien muchos puntos de vista que, cuando se
comunican, crean un sentido de experiencia compartida dentro de un equipo de
tratamiento. Así, el conocimiento tácito de las enfermeras se consideró junto con el
conocimiento de los psiquiatras y terapeutas, permitiendo finalmente que sus voces
fueran escuchadas.
Aunque las enfermeras en el Hospital Keropudas habían alcanzado cierta
influencia y el hospital buscaba un ambiente de democracia, las actitudes jerárquicas
parecían arraigadas y difíciles de cambiar. Una enfermera experta en salud mental
comentó sobre su transición desde el tradicional rol de no experto al de experto que
contribuye: "Me preguntaba por qué él (el psicólogo) me preguntaba (una opinión). No
sé de este tipo de cosas, ¿verdad?" Para facilitar la participación activa en el proceso de
diálogo abierto, la enfermera jefa animaba sistemáticamente a las enfermeras a comunicar
sus opiniones individuales aun cuando no fuera ese, tradicionalmente, su rol. En
consecuencia, la autoestima ocupacional de las enfermeras mejoró y su conocimiento se
convirtió en un recurso terapéutico.
Además, el paciente, durante mucho tiempo ha sido visto como un objeto de
tratamiento en vez de como un sujeto en tratamiento. Los pacientes no han participado en
las conversaciones ni en la toma de decisiones en relación a sus tratamientos. Después
que los profesionales decidían adoptar un plan de tratamiento los pacientes eran llamados
para oír esas decisiones. A los integrantes familiares se les ha considerado en un rol aún
más marginal. Su participación sólo podía limitarse a un nombre o una nota en caso de
registrar algo acerca de los familiares cercanos o como informante en una situación de
admisión.
Hasta finales de 1980, muchos hospitales no daban cabida a las visitas de
familiares a causa del estrés que se producía en el personal. Cuando la familia y el
paciente fueron finalmente invitados a ser socios colaboradores, las sesiones de
tratamiento se convirtieron en un espacio para la conversación terapéutica igualitaria. El
cambio hacia una cultura de tratamiento "polifónico" no fue fácil, donde los pensamientos
y opiniones de las diferentes personas podrían entremezclarse como voces
independientes, voces iguales sin una voz dominante, o simplemente acompañando a
otras voces (Bakhtin, 1984).
153
Terapia Colaborativa
los de los trabajadores en una sala de hospital. Los puntos de vista ocupacionales, la
ideología del tratamiento y la orientación psicoterapéutica varían con el nivel y tipo de
educación, formación y experiencia. Además, las voces del paciente y las de sus
familiares suelen representar la más íntima conexión con los temas de conversación en
las reuniones del tratamiento, dado que los miembros de la familia son los mejores
expertos en su propia vida. La voz de cada persona refleja las múltiples posiciones que
cada una mantiene simultáneamente en la vida. Teniendo en cuenta que los trabajadores
en el tratamiento son hijos de padres, padres de familia, y posiblemente abuelos, estas
variadas y contradictorias posiciones mejoran sus posibilidades de relacionarse
empáticamente con sus pacientes.
Las conversaciones de múltiples voces en la sesión de tratamiento contribuyen a
alcanzar acuerdos significativos y los objetivos terapéuticos, ya que permite un cuadro
más completo, terapéuticamente multifacético. Por ejemplo, en el tratamiento de un
paciente psicótico, la experiencia y preocupación de la familia y de los miembros del
equipo deben ser considerados desde una perspectiva biomédica, psicológica y social. La
propia voz del paciente incluyendo las ideas delirantes y las palabras deben verse como
una clave importante para entender el mundo que el paciente psicótico habita. Los
miembros de la familia pueden ayudar enormemente en las conexiones entre los
acontecimientos de la vida del paciente y las experiencias psicóticas. Cuando sea
necesario, se pueden integrar a las sesiones del tratamiento, varios otros puntos de vista
psicoterapéuticos o de rehabilitación. Desde el punto de vista de los terapeutas, las
múltiples voces en las sesiones para el tratamiento son un reto. ¿Cómo creamos equidad
entre las diferentes voces? ¿Cómo creamos un ambiente seguro donde los temas difíciles
se puedan debatir libremente?
La primera tarea en la organización de una sesión para el tratamiento es fijar una hora y
un lugar e identificar a los participantes. Cuando estos detalles están bien atendidos, los
pacientes tienen la sensación de que sus inquietudes se toman en serio, que se los escucha
y son cuidados. En una situación de crisis aguda, el primer encuentro de tratamiento tiene
que ser acordado dentro de las 24 horas a partir del primer contacto. Una visita a la casa
es a menudo una alternativa que aumenta la sensación de seguridad para los miembros de
la familia porque los pacientes están en su propio territorio y los miembros del equipo de
tratamiento son los visitantes. Una ventaja de las visitas domiciliarias es la posibilidad de
ver y experimentar el contexto de la vida del paciente más directamente que en una sala
de terapia del hospital o en una clínica psiquiátrica. En otros casos, la estructura y el
personal del hospital o centro de salud puede proporcionar seguridad física y psicológica
y los límites necesarios no disponibles en la situación en el hogar. La presencia de
familiares y profesionales conocidos en el tratamiento son especialmente importantes en
las sesiones de tratamiento de un paciente psicótico. La responsabilidad de los miembros
del equipo de tratamiento es asegurar que no se experimente amenaza física o psicológica.
154
Terapia Colaborativa
155
Terapia Colaborativa
156
Terapia Colaborativa
una verdadera empatía- con la capacidad de situarse en la posición y el punto de vista del
otro. Es una forma “suspensiva” de estar en interacción con otras personas (Bohm, 1996;
Ellinor y Gerard, 1998; Isaacs, 1999).
Lo que hemos propuesto hasta ahora es característico de un "diálogo" y de una
“conversación dialógica”. Yankelovich (1999) presenta tres características distintivas
de diálogo que diferencian una de otra forma de conversación. En primer lugar, en el
diálogo, todos los participantes deben ser tratados como iguales. En una sesión de
tratamiento es posible generar la cooperación entre los participantes desde una posición
de igualdad, porque todos, -incluso los miembros de la familia- son expertos. Todos están
en el mismo nivel de "no saber", y su objetivo colectivo es crear entendimiento. La
segunda característica es escuchar con empatía. En lugar de defender las opiniones
propias, el diálogo se caracteriza por entender los puntos de vista y sentimientos de un
interlocutor. La tercera característica es sacar a la luz presunciones subyacentes. El
propósito aquí es ser consciente y analizar los supuestos, tanto propios como del otro y
las fundamentaciones de pensamiento y trasladarlos a un diálogo abierto. El intento por
demostrar el propio punto de vista o refutar directamente el del otro, ocasiona que no se
capte la idea. El objetivo del diálogo abierto es llegar a un entendimiento compartido.
Diálogo se deriva de la palabra griega dialegesthai, que es la raíz de diálogos
(Graumann, 1990). Se refiere a la fusión de hablar y de pensar, compartir significados
"entre" dos o más pares. Graumann presenta una metáfora de moverse desde dos o más
posiciones hacia el mismo lugar, aún si hay un “acuerdo a no estar de acuerdo” a cuál
sería ese lugar. La metáfora de Bohm es que el diálogo es como una “corriente de
significados" fluyendo en, a través y entre nosotros. Lo que se necesita es espacio para el
libre flujo de significados. Tenemos que ofrecer un espacio para que la gente hable y
también para reflexionar sobre lo que han escuchado. En la sesión de tratamiento esto
significa que no hay que apresurarse a pensar, porque el proceso de pensamiento es
aplicable sólo al ritmo propio del individuo y su disposición.
157
Terapia Colaborativa
es una palabra grave y aterradora para muchas personas. ¿Qué palabras se conectan con
ella"? Como se desprende de la pregunta, este método es hábil y sensiblemente aplicado
por el profesor Tom Andersen de la Universidad de Tromsø que se especializa en la
captura de fugaces momentos dialógicos y en el movimiento de aquellas palabras que
definen la vida de un paciente en conversación.
Los terapeutas no flotan como piezas de madera a la deriva en una corriente de
significados. La habilidad terapéutica implica identificar cuestiones terapéuticamente
significativas sobre las cuales los pacientes todavía no pueden hablar. La conversación
mutuamente reflexiva en la cual los terapeutas consideran cuestiones difíciles pero
importantes, haciéndolas menos amenazantes para la familia. El concepto de Vygotsky
(1992) de zona de desarrollo proximal en la educación es similar a la idea del potencial
"Discurso en la terapia" (Haarakangas, 1997) o discurso creado por los terapeutas en el
"diálogo reflexivo".
En el diálogo reflexivo, los miembros de un equipo de tratamiento se
comprometen en mutuo diálogo sobre las observaciones, pensamientos e imágenes que
se plantean en la sesión de tratamiento y, en la reflexión, dirigen sus palabras a otros
miembros del equipo más que al paciente y la familia. A los pacientes y a la familia se
les otorga además la oportunidad de escuchar la conversación de los terapeutas sin tomar
parte en ella, tomar una posición, o responder a ella. Desde el punto de vista del paciente
y de la familia, la conversación entre los terapeutas puede ser un contexto terapéutico en
el que se aclaren sus propias experiencias y significados. La habilidad de los miembros
del equipo encuentra su expresión en su capacidad de mantener el respeto por el paciente
y la familia, equilibrando cuidadosamente sus observaciones finales a fin de no ofender
o discrepar gravemente de los observadores (Andersen, 1991). En el mejor de los casos,
el diálogo reflexivo, está flexiblemente conectado a otras conversaciones para asegurar
que el paciente y su familia no lo experimenten como ajeno o embarazoso. Reflexionando
sobre imágenes subjetivas, los miembros del equipo ayudan a darle a la conversación una
forma para que el paciente y familia lo entiendan como una opinión y pensamiento
personal y no como una verdad psiquiátrica asentada y final.
Las preguntas de los terapeutas para el paciente y la familia también pueden ser
reflexivas en relación con sus objetivos. Algunas preguntas terapéuticamente efectivas
sugeridas por Tom Andersen son: Si su puño que está listo para golpear pudiera hablar,
¿qué diría? ¿Qué desearían decir sus lágrimas? ¿Qué otros sentimientos contienen el dolor
que usted ha mencionado? A los familiares también se les puede preguntar acerca de las
reflexiones suscitadas por la conversación o comentar sobre las opiniones de los otros
participantes.
La conversación en las sesiones de tratamiento es un proceso continuo reflexivo
donde se alterna el diálogo interno y el externo. Un terapeuta debería mantener el diálogo
interno con su propia mente y cuerpo durante el proceso, verificándolo con preguntas a
sí mismo, por ejemplo: ¿Por qué pienso y siento que esto es correcto en este momento?
¿Por qué me siento tan incómodo ahora? ¿Es debido a esta conversación o es a causa de
mi formación o presunciones? Un terapeuta puede mover su diálogo interior o la
experiencia emocional en la conversación con otros miembros del equipo de la terapia
durante la sesión de tratamiento. En un diálogo reflexivo entre terapeutas, se pueden
158
Terapia Colaborativa
Pensamientos de cierre
Desde principios de 1980, hemos desarrollado nuestro trabajo hacia el diálogo abierto.
En el proceso, hemos evolucionado de “expertos” a "dialógicos." Esta instancia actual
nos permite más flexibilidad, aumentando así nuestras opciones. El método del diálogo
abierto también ha transformado al paciente en un compañero de trabajo y los terapeutas
en oyentes activos. En el idioma finlandés, podríamos llamar al trabajo de apoyo a las
familias atrapadas en una crisis de salud mental: "caminando juntos".
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161
Terapia Colaborativa
162
Terapia Colaborativa
CAPITULO 10
Vine en busca de recetas y me encontré con una nueva forma de ver el mundo, donde me
siento más aceptado, menos ansioso, y con mayor capacidad de ver y utilizar mis recursos.
Un participante (2001).
Nos gustaría invitar al lector a compartir con nosotros las experiencias de crear y recrear
una comunidad de aprendizaje colaborativo que tiene la intención de incorporar ideas
posmodernas y socio-construccionistas en un ambiente escolar. En este capítulo están
presentes las diferentes voces que conforman la comunidad de aprendizaje; las
facilitadoras del proceso, las organizadoras de la comunidad, y los participantes que
incluyen maestros, directores, administradores y guías Montessori.
Los facilitadores
En los últimos 15 años, nosotras (Irma y Sylvia) hemos vivido y enseñado a través de las
ideas posmodernas y socio construccionistas en terapia y educación.
Gracias a nuestros intereses en común hemos desarrollado una relación
colaborativa con el instituto de Houston Galveston (HGI) y Harlene Anderson. Nuestra
sede es Grupo Campos Elíseos (GCE), Una institución independiente de posgrado en la
Ciudad de México dedicada al desarrollo, la aplicación y promoción de ideas
posmodernas en entrenamiento y supervisión de terapeutas, consultores, coaches y
educadores.
Los organizadores
Olga Dantus y Julie Rivera Río codirigen un instituto que forma guías Montessori, su
instituto es conocido dentro de la comunidad Montessori de México como un lugar que
estimula la creación de nuevas ideas. Irma Rodríguez ha colaborado con el Instituto
Montessori por muchos años y a través de ella se interesaron en tomar el diplomado de
Prácticas Colaborativas/Posmodernas que ofrece Grupo Campos Elíseos (GCE). A lo
largo de la formación en GCE, Olga y Julie descubrían la influencia que las ideas
163
Terapia Colaborativa
Olga y Julie se acercaron a Irma y a Sylvia y nos pidieron que diseñáramos un curso de
posmodernidad y construcción social para su centro de entrenamiento- Dada nuestra
experiencia, nos parecía una tarea fácil, ya que podíamos apelar a nuestros años de
experiencia en el entrenamiento de terapeutas y de estudiantes y aplicarlo en esta nueva
comunidad.
Así como lo habíamos hecho en otros contextos, pensamos que un taller
introductorio de un día sería la mejor manera de empezar a compartir los conceptos y
crear entre los participantes entusiasmo y curiosidad acerca de las ideas posmodernas. En
colaboración con el Instituto de Olga y Julie organizamos un taller para principiantes
titulado "Ideas Modernas y Posmodernas” Este taller fue planificado alrededor de los
siguientes objetivos: (a) dar a los participantes una visión global de los diferentes
paradigmas y sus implicaciones en la psicología y en la educación, (b) permitir a los
participantes familiarizarse con nuestro estilo de enseñanza, y, (c) generar interés sobre
el entrenamiento.
Después del taller, nos sentíamos tan confiadas y emocionadas que empezamos a
diseñar el programa de entrenamiento, incluyendo los ejercicios y las lecturas. Cuando
nos encontramos con Olga y Julie para mostrarles nuestro programa, nos sorprendió que
la retroalimentación que obtuvimos no fue lo que esperábamos. Los participantes
sintieron que el taller introductorio había sido una experiencia muy alejada de lo que ellos
conocían. Los participantes dijeron que:
El lenguaje que usaron para presentar las ideas posmodernas era muy ajeno y difícil de
seguir y entender (…) Yo no quiero ser parte de un programa donde no siento que
pertenezco.
Esta fue una experiencia reveladora para nosotras; nos dimos cuenta de que no
habíamos sido congruentes con nuestros principios de “vivir la conversación” y habíamos
implementado lo que nos era familiar sin tomar en cuenta las necesidades y los
conocimientos de los participantes. Esto nos recordó a la frase de Bateson citada en
164
Terapia Colaborativa
Anderson (1997) “Para poder acercarse a lo novedoso, debe existir lugar para lo familiar”
(p. 157).
Mientras escuchábamos a Olga y Julie hablar acerca de las experiencias de los
participantes nos dimos cuenta de que nos enfrentábamos con el reto de traducir y adaptar
las ideas posmodernas a textos y ejercicios accesibles para los maestros. Esta era una
tarea que no podíamos resolver solas, nuestras experiencias como supervisoras y
profesoras de universidad no nos servía para conectar las diferencias académicas y
contextuales con las que nos estábamos enfrentando.
Olga y Julie eran las guías adecuadas para resolver nuestra situación, ya que tenían
experiencia de vida en la comunidad Montessori y un conocimiento recientemente
adquirido de las ideas posmodernas.
Gracias a la retroalimentación de Olga y Julie aunada a nuestra postura filosófica
colaborativa- posmoderna, que valora y respeta la multiplicidad de voces y experiencias
pudimos reducir la velocidad, escuchar y co-diseñar juntas, paso a paso, el contenido, así
como el proceso del programa de formación. Esto nos hizo recordar las palabras de
Anderson (2000):
Pienso en mi acercamiento a la terapia como una postura filosófica en lugar de una teoría
o modelo. La filosofía se centra en preguntas comunes de la vida humana: la identidad
propia, las relaciones, la mente y el conocimiento. Se trata de un análisis continuo, la
investigación y la reflexión, en lugar de una búsqueda científica de la verdad. La postura
filosófica se convierte en una visión del mundo que no separa lo profesional y lo
personal... Esto se refiere a una forma de ser: una forma de pensar, experimentar, estar en
relación con, hablando con, actuando con, y responder con la gente que conocemos en la
terapia (p. 3).
165
Terapia Colaborativa
Una vez que nos sentimos cómodas con los objetivos de aprendizaje, nuestro siguiente
reto fue encontrar lecturas adecuadas que abordaran nuestra postura filosófica en un
lenguaje que fuera adecuado y accesible para nuestros estudiantes. Decidimos iniciar el
programa con el artículo de Harlene Anderson (1999) para introducir a los participantes
a nuestras ideas sobre la enseñanza / aprendizaje en un proceso colaborativo. En el
transcurso de la formación, utilizamos otros textos. A continuación, les presentamos el
orden y las razones por las cuales los elegimos: Empezamos con El Yo saturado de
Gergen (1991) para familiarizar a los participantes con las ideas posmodernas y de
construcción social. Elegimos este texto porque está escrito desde una perspectiva amplia
para que el público en general se pueda identificar. Además desafía las ideas dominantes
acerca de la salud, la normalidad, y el diagnóstico.
Después invitamos a los participantes a leer el libro En Busca de Soluciones de
O´Hanlon y Weiner Davis (1989), este libro lo elegimos por su simplicidad y claridad al
explicar los cambios en la psicología y porque ofrece una práctica guía para pensar acerca
de recursos y posibilidades. Concluimos con el artículo El Equipo Reflexivo: diálogo y
meta diálogo en el trabajo clínico de Andersen (1987). Este artículo nos fue útil para
darle al grupo una explicación teórica del formato que usamos durante el entrenamiento.
Este último artículo invitó a los participantes a reflexionar acerca de su proceso de
aprendizaje.
Tomando en cuenta el contenido de las lecturas y las características de los
participantes, fuimos navegando lentamente y con mucho cuidado por los textos. Nuestra
metodología de enseñanza incluía la conexión de los conceptos teóricos con ejemplos y
ejercicios para eliminar la brecha y construir puentes entre lo familiar y lo novedoso. De
esta manera ayudamos a los participantes a relacionar el conocimiento con sus propias
experiencias.
Los Participantes
La riqueza de la diversidad
166
Terapia Colaborativa
fuera del entrenamiento formal. Las preguntas y dilemas de los profesores más jóvenes
ayudaron a crear un ambiente de aprendizaje caracterizado por la curiosidad y la emoción.
Esto nos hizo recordar a Anderson (2000) respecto al rol de la diversidad en las
comunidades de aprendizaje.
La diversidad entre los participantes mejora la calidad y cantidad del aprendizaje que se
produce. Cada persona trae una perspectiva diferente en cuanto a la edad y etapa de la
vida, la experiencia personal y profesional, el nivel y área de educación, la orientación
teórica, trabajo y entorno educativo y estilo de aprendizaje o cualquiera diversidad
"ismos". Que brinde variedad en las voces para proporcionar una riqueza de perspectivas
y realidades (p. 7).
El formato y el proceso
167
Terapia Colaborativa
También usamos el ejercicio “Como si” de Anderson (1987) en el que los participantes
que escucharon la conversación son invitados a hablar y reflexionar desde la perspectiva
de uno de los actores involucrados en el dilema presentado (apéndice 2). Una vez que
termina la conversación, los participantes se juntan en grupos de acuerdo a la perspectiva
con la que escucharon la conversación. Cada grupo tiene una conversación entre ellos
usando el formato “pecera” enfrente del resto del grupo.
Estos procesos reflexivos resultan útiles en primer lugar para invitar la riqueza de
las múltiples voces y para familiarizar a los participantes con la polifonía de las ideas
posmodernas y de construcción social. A medida que los participantes se fueron
familiarizando con el proceso, sus contribuciones resultaban ser más fluidas y
espontáneas.
Por otro lado, conceptualizamos la reflexión como una herramienta de
aprendizaje, tal y como lo expresa Schön (1983) en su libro El Profesional Reflexivo.
Schön invita a profesionales a reflexionar acerca de sus actividades y ver el impacto que
tienen en sus vidas. Siguiendo las ideas de Schön y nuestro interés en los procesos de
aprendizaje, les pedimos a los participantes que escribieran reflexiones semanales acerca
de las lecturas, las clases y las consultorías. Estas reflexiones nos permitieron darle
seguimiento a las experiencias de aprendizaje del grupo y nos ayudaron a cambiar y
ajustar el entrenamiento de acuerdo a sus necesidades.
Algunos ejemplos
Durante la primera reunión los participantes se anotaron para las horas de consultoría. A
Jana le tocó la sesión número 10. En la primera sesión Jana expresaba que estaba pasando
por una situación muy difícil con uno de los niños de su clase y creía que el grupo no iba
a poder ayudarla a resolverlo. Durante las primeras semanas comentaba que su problema
era mucho más difícil que los que habían presentado sus compañeros. Ella decía “Esperen
a escuchar mi caso”. Por alguna razón, alrededor de la cuarta o quinta semana
comenzamos a notar un cambio en su discurso y actitud. Ella reportó que después de
haber escuchado las conversaciones y participado en los equipos reflexivos pudo ver su
situación y la del niño de su clase con otros ojos. Hablaba de los cambios que había hecho
168
Terapia Colaborativa
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Terapia Colaborativa
la mamá de Ana los cambio que ella iba presentando en el salón, y la invitaron a
relacionarse con ella apreciando y señalando las excepciones a su mal comportamiento.
Al finalizar las 15 semanas tuvimos una reunión donde pedimos a los participantes
conversar acerca de su experiencia en el entrenamiento. Los invitamos a hablar acerca del
proceso, lo que habían aprendido, cómo se sintieron y lo que les gustó y disgustó.
Tuvimos una conversación muy activa con el grupo en donde discutieron sus lecturas
favoritas, el estilo de la clase, la riqueza de la consultoría, los procesos de reflexión y el
impacto de estas ideas en sus vidas personales y profesionales.
Las voces de los participantes nos brindaron una descripción muy amplia acerca
del desarrollo de una comunidad de aprendizaje colaborativo y la introducción de las
ideas posmodernas y socio-construccionistas.
Para presentar lo que aprendimos de nuestra experiencia del grupo en un congreso
(Anderson, London & Rodriguez, 2001) organizamos las respuestas de los participantes
en tres categorías:
1. La experiencia de aprendizaje.
La capacitación fue un lugar que nos dio un ambiente relajado, seguro y acogedor, que
nos abrió a nuevas posibilidades, visiones y formas de llegar a nuestras metas.
La consultoría fue una nueva forma de trabajar que nos invitó a escuchar a los demás y a
pensar libremente con una actitud fresca ante las personas y los problemas, valorando las
múltiples realidades y la curiosidad.
2. El proceso de aprendizaje.
Como persona y en mi trabajo estoy descubriendo que hay diferentes formas de ver un
mismo problema, que las diferencias pueden existir sin conflicto.
170
Terapia Colaborativa
Nuestras Voces
Notas finales
Para obtener más detalles sobre las directrices de Tom Andersen véase el apéndice 1.
Para ver con detalle el ejercicio “como si” vease el apéndice 2, recuperado, adaptado y
traducido por las autoras de http://www.harlene.org, 12/04/2005.
171
Terapia Colaborativa
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172
Terapia Colaborativa
ANEXO 1
Me siento libre de hablar de todo lo que escucho, pero no todo lo que veo.
Si el equipo está en la misma habitación con la familia, les pido que hablen entre
sí, sin tener en cuenta que tratan con la familia.
Nuestro Código de conducta: Sea tentativo, breve y genere una conversación con
los miembros del equipo.
Ofrezca ideas que usted piensa que podría ser útil para el cliente.
Hable con el cliente con el mismo cuidado y respeto que usted desea que alguien
hable con usted.
ANEXO 2
173
Terapia Colaborativa
Formato
El formato combina varias fases para crear un proceso hacia el logro de esta oportunidad.
El formato incluye la presentación, "como si" la escucha, la reflexión y la discusión. El
"como si" puede ser adaptado a cualquier grupo de participantes de acuerdo a su tamaño,
agenda y programa Se puede utilizar con cualquier número de participantes. El siguiente
es un ejemplo de un formato.
1. Proporciona la lista de los actores en esta obra. Por ejemplo, ¿quiénes son los
miembros del sistema conversacional? (El facilitador registra los nombres)
2. Comparte tus expectativas, programa, o meta. Por ejemplo, ¿qué esperamos que
suceda en el proceso de presentación de su situación? ¿Tiene usted una pregunta
particular que usted quisiera que manejáramos? ¿Está buscando nuevas ideas? En
otras palabras, ¿cuáles son sus expectativas de nosotros? El objetivo no es tener
una agenda de contenido, sino una visión general al inicio del proceso (El
facilitador anota los objetivos.)
3. ¿Qué información cree que necesitamos saber para ayudarle con su situación?
174
Terapia Colaborativa
Reflexión General
1. Las personas que escucharon y ofrecieron ideas "como si" reflexionan acerca
de sus experiencias en el proceso.
Variaciones
4. El presentador puede visitar cada uno de los grupos “como si " y escucha
las reflexiones. Se pide a los miembros del grupo que no interrumpan su
conversación y no interactúen con el “presentador”.
175
Terapia Colaborativa
176
Terapia Colaborativa
CAPITULO 11
Sheila McNamee
Una de las historias favoritas de mi madre sobre mi infancia gira alrededor de mi primera
experiencia como actriz. Ella me llevó, con mi hermano y hermanas mayores, a ver La
Bella Durmiente. Mientras que mis hermanos se dedicaban por completo a la película, yo
me retorcía y lanzaba grandes suspiros de descontento en el regazo de mi madre. Cuando
la película terminó, en lugar de irme rápidamente a la puerta como se esperaba, mi madre
me describe como “volviendo a la vida”. Finalmente estaba totalmente comprometida; el
público aplaudía y por medio de los aplausos, también yo era capaz de hacer algo. Ella,
por supuesto, ha logrado durante años convertir esta historia en una ilustración de mi
necesidad de estar involucrada, partícipe de cualquier actividad. Y después de sufrir
durante años creyendo que esta observación de mi madre era, de alguna manera, un
insulto ligeramente velado a mi carácter, por fin he llegado a reconocer la sabiduría de la
historia de mi madre.
Creo que esta historia tiene mucho que ver con el tema de la enseñanza y el
aprendizaje como prácticas relacionales (colaborativas). A menudo pienso en esa niña de
dos años de edad, cuando miro las caras de mis estudiantes alrededor de mi mesa en la
sala de clases. ¿Con qué frecuencia me siento culpable de prestidigitar un brillante e
imaginativo "show" en el aula sólo para darme cuenta de que estoy haciendo dormir a mis
alumnos? ¿Con qué frecuencia tomo decisiones unilaterales acerca de cómo aquello que
yo juzgo como importante debe ser integrado en sus vidas? ¿Les estoy permitiendo entrar
en un proceso de aprendizaje cuando yo configuro no sólo lo que deberían aprender, sino
cómo y con qué propósitos? ¿Soy culpable de asumir que hay un conjunto de conceptos
o temas que debo conocer y decidir, por mí misma, la que será la mejor manera de
transmitírselos? En estos momentos de reflexión me pregunto cómo podría acoplarlos,
metafóricamente, en animados aplausos, en el tiempo que tengamos juntos, en lugar de
posponer semejante colaboración activa hasta el gran final de la clase.
Me gustaría proponer, por lo tanto, que apoyemos la metáfora de la enseñanza
como una técnica o método para transmitir conocimientos y considerar las posibilidades
que se abren mediante el enfoque de la enseñanza como una forma de conversación
colaborativa. Como quedará claro en mi argumento, un enfoque relacional de la
educación requiere que abandonemos la idea de que el conocimiento y la información
pueden ser transmitidos de una mente a otra y, en cambio, voy a describir el conocimiento
como construido en nuestras actividades que realizamos en conjunto con otros, -en lo que
la gente hace conjuntamente. Aquí, la conversación sugiere un "giro" juntos. Requerimos
(y necesitamos) uno del otro para lograr la conversación (el giro juntos). Así, la
conversación es una práctica relacional y, por extensión, la enseñanza como conversación
- el proceso colaborativo de aprendizaje- es también una práctica relacional. Es una
177
Terapia Colaborativa
178
Terapia Colaborativa
Hay muchos ejemplos de formas alternativas de educación. A pesar de una amplia gama
de programas experimentales y de escuelas que emplean diversas estrategias, -cada uno
con origen en muchas formas de educación tradicional- enseñar, aprender y la educación
en general permanecen en el discurso individualista dominante de nuestra cultura. Sólo
tenemos que mirar a las prácticas comunes y esperadas en la educación. La atención se
centra en los estudiantes y su comprensión individual, la capacidad y el rendimiento. Las
pruebas estandarizadas ayudan a medir cómo cada individuo “está a la altura de”. Estas
tradiciones educativas surgen cuando el enfoque incuestionado del aprendizaje está en los
individuos autónomos (Macpherson, 1962; Sampson, 1993). Canalizamos nuestros
esfuerzos en la educación para el estudiante único y juzgamos el conocimiento y la
capacidad solo de las personas singulares. Cuando nos fijamos en las actividades
dominantes que constituyen lo que llamamos "educación", vemos las formas de práctica
que son conducentes a la transmisión de conocimiento, mediante proporcionar
mecanismos de apoyo a nuestras estructuras ya existentes- en concreto, nuestro sistema
educativo y los aspectos políticos y económicos del sistema existente. Esta tradición se
basa en la esperanza de que la educación sirva como una institución estabilizante creando
los tipos de personas que se ajustarán en nuestro mundo ya existente.
La educación institucionalizada debe poner entre paréntesis la posibilidad
constructiva de la educación. La institución de la educación debe ser reconocida como
transformadora -uno que crea el mundo. Debemos educar a los niños para que puedan
aprender no sólo cómo vivir en el mundo, sino cómo crear el futuro. Debemos educar a
los adultos para que puedan proporcionar a los niños los recursos para una ciudadanía
comprometida. Sin embargo, cuando tratamos la enseñanza y el aprendizaje como un
dominio donde el conocimiento es entregado o enviado a la "mente ignorante", queremos
decir que una "mente" tiene conocimiento, mientras que otra, no. Mi argumento para la
construcción relacional de conocimiento y una transformación concomitante en la
práctica educativa tiene el apoyo del argumento de Lois Holzman en su libro Escuelas
para el Crecimiento (1997):
... ¿Será que los prejuicios filosóficos de siglos sobre lo que significa entender, significar,
aprender, -ser humanos- tiene que ver con cómo funcionan las escuelas tanto como las
políticas, las economías y las pedagogías? ¿Podría ser que la "sobre identificación" del
aprendizaje y la enseñanza con la producción, difusión y construcción de conocimiento
179
Terapia Colaborativa
esté en la raíz del fracaso escolar, el descontento docente y la mala gestión de la escuela?
(pp. 5-6).
180
Terapia Colaborativa
"calificada", más me alejaba de mis alumnos. En aquellos días, una "buena" clase
consistía en aquella en la que sentía que había “entregado" exitosamente la información
necesaria a mis alumnos y que documentaban mi éxito, así como el de ellos, produciendo
un conjunto de calificaciones en las pruebas y documentos que encajaban perfectamente
en la probada y verdadera curva de campana. Llevé este modelo para la enseñanza
conmigo cuando empecé en mi cargo como profesor asistente.
Estas relaciones de enseñanza precoz son tan diferentes de mi enseñanza en la
actualidad. En vez de poner mi atención en el contenido de mis cursos, ahora estoy más
centrada en la construcción de un sentido de comunidad en mis aulas. Entro en cada curso
preguntando cómo podemos conectarnos los estudiantes y yo a fin de que juntos podamos
crear un sentido de aprendizaje, de generar conocimiento y de transformación personal y
social. ¿Cómo puedo explicar mi cambio de enfoque como profesor? Me doy cuenta de
que mi propio aprendizaje y las competencias se incrementan cuando ambas, la relación
maestro estudiante y el contenido de un curso determinado, están, de alguna manera
conectados a mí. Además, como profesora, me encuentro motivada en mis cursos cuando
estoy enseñando material que me entusiasma. Me parece que cuando estoy motivada
acerca de un tema, mis estudiantes pueden compartir mi entusiasmo. Sin embargo, mi
entusiasmo puede distanciarse si es, un entusiasmo “serio”. Me parece que el uso del
juego y el humor, así como la capacidad de una a reírse de mi propia actitud
excesivamente entusiasta, invita a los estudiantes al aprendizaje colaborativo conmigo.
Por ejemplo, por lo general empiezo mis cursos presentándome a mis alumnos. En lugar
de darles la información estándar acerca de quién soy, les digo que probablemente me
encontrarán “un poco loca”. Continúo explicándoles lo mucho que me gusta el material
sobre el que conversaremos y que pudiera parecerles “un poco extraño” a ellos. Yo les
digo que porque me gusta mucho, prefiero leerlo en la cama, en la playa, durante mi
tiempo libre, etcétera. Pero, añado que éste no es por qué creo que podrían llegar a verme
como loca. Les digo que lo que yo imagino que los hará pensar que estoy loca, es porque
han elegido participar en mi curso, supongo que ellos, también, son muy apasionados
sobre el tema y el material. Me imagino que ellos están dispuestos a bucear en algunas
fascinantes lecturas y discusiones.
Esta conversación es divertida porque los estudiantes universitarios a menudo
seleccionan cursos basados en la hora y el día en que el curso se ofrece. Para muchos, el
tema es secundario. En el mejor de los casos, el tema es de interés; pero rara vez hace que
los estudiantes se definan como apasionados del material académico. Al burlarme de mí
y sugerirles que se imaginen ser como yo, seremos capaces de motivarnos juntos. Ya no
es una amenaza o distanciamiento, sino algo que podríamos ver cómo compartir en
común. Esta combinación de la conexión y motivación describe los puntos culminantes
en mi experiencia profesional, como también el proceso de colaboración. Daré ejemplos
de cómo he tratado de construir estas oportunidades colaborativas más adelante en este
capítulo.
De la técnica a la conversación
181
Terapia Colaborativa
social, como una opción discursiva, asume que el significado no es privado o está
encerrado bajo llave en el interior de un individuo. Más bien sugiere que el significado
surge en las actividades conjuntas de la relación de las personas. Para hablar del
significado como relacional, se requiere que reemplacemos nuestro énfasis en las
personas y sus motivaciones internas, intenciones y percepciones por un énfasis en la
"coordinación" de las actividades que las personas practican acoplándose entre sí (es
decir, las personas conversando unos con otros, donde "conversación" se usa en el sentido
más general para abarcar todas las formas de participación corporal y verbal). Por
ejemplo, cuando yo decido hacer un gesto de amistad hacia usted, tal vez al comentar que
linda se ve con la intención de tener una conversación cálida, realmente no importa mucho
lo que "yo intento o planeo hacer si usted responde cínica o sarcásticamente, o incluso a
la defensiva a mi gesto. Es mi acción y su respuesta los que otorgan significado a lo que
estamos haciendo. Por lo tanto, mi acción por sí sola no transmite ningún significado
predeterminado ni hace que sus respuestas controlen el sentido de nuestras acciones.
Considerando que podríamos estar interesados en la comprensión de las intenciones del
otro, esa comprensión falla si altera el significado de lo que ha ocurrido entre nosotros.
El significado es una relación y evoluciona a partir del logro de los participantes.
Cuando refiguramos la enseñanza como un fenómeno relacional (es decir, como
una conversación) y no como una facultad privada, individual (donde algunos tienen más
conocimientos para impartir o transmitir a los que tienen menos conocimientos y donde
algunas técnicas o métodos para la enseñanza tienen más éxito que otros) empezamos a
poner atención a las diferentes características de la enseñanza. En concreto, nuestra
atención se dirige hacia el proceso de enseñanza, así como a la "relación" de enseñanza.
"Estamos menos centrados en la “correcta "o" mejor" manera de enseñar o proporcionar
información. Nuestro enfoque, en cambio, se centra en las múltiples formas en que puede
tener lugar la enseñanza. Además, nuestro enfoque se centra en que los participantes
comprometidos en el momento inmediato y la amplia gama de voces comunes y diversas,
relaciones, comunidades y experiencias que cada participante aporta al contexto actual de
aprendizaje.
Esto es consistente con mi descripción anterior de mi evolución en la enseñanza.
Una vez que dejé mi intento de actuar como el profesor experto, enfoqué mis
preocupaciones en la creación de un ambiente de aprendizaje donde todas las voces se
oían. Para ello, tuve que tirar lejos mis determinaciones objetivas de los estudiantes ya
sea, como seres “inteligentes" o "menos inclinados académicamente." Tuve que
abandonar mi esperanza de que la única manera de evaluar mis propias habilidades como
profesor radicarían en mostrar la bonita curva en forma de campana de las calificaciones
de mi curso. Estos movimientos fueron radicales. ¿Cómo podría argumentar que era una
educadora competente, si todos mis alumnos (con todas sus diferencias en lectura,
escritura, pruebas, habla y capacidad creativa) fueron evaluados con las mejores
calificaciones? Tuve que aceptar la multiplicidad que enfrentaba cada vez que me reunía
con mis alumnos. ¿Podría la capacidad crítica y analítica de una persona estar a la par con
otra de facilidad inmediata al ver cómo el material del curso podría ayudarlos en sus
relaciones cotidianas? ¿Cómo podrían estos aspectos variados de aprendizaje ser
comparados, sopesados unos con otros, y juzgados para que, al final, todos supiéramos
182
Terapia Colaborativa
La necesidad de improvisar
183
Terapia Colaborativa
aproximación a la educación.
Como ilustración de lo que "se considera como conocimiento," mi universidad,
como la mayoría, tiene un programa separado -el Programa de Honores- para los
estudiantes que mantienen un alto promedio de calificaciones. Los estudiantes elegibles
pueden tomar seminarios avanzados en los que supuestamente cubren materias
académicamente más exigentes. Como estos cursos son muy pequeños por su diseño,
son muy costosos para la universidad, que prefiere la estrategia económica de la
alineación de un profesor con 300 alumnos al designar una clase. Por lo tanto, con fines
de beneficio económico, a los estudiantes se les honra permitiéndoles inscribirse en los
seminarios regulares y llevar a cabo contratos individuales con los profesores para
trabajos suplementarios avanzados.
Tengo muchos de estos alumnos en mis clases. Ellos son los que cada día
deben tener hechas todas las lecturas de una determinada clase, preparado cualquier
trabajo escrito y estar siempre listos con información objetiva sobre el material que se
está debatiendo. Lo que es interesante notar, sin embargo, es lo difícil que es para estos
estudiantes de honor ir más allá del texto. Cuando se les pide considerar cómo podría
estar relacionado el material que estamos discutiendo con un contexto completamente
diferente, o cómo podrían informar sus propias vidas, estos estudiantes tienen poco que
decir.
Además, cuando se le pidió colaborar con otros en la preparación de trabajos del
curso, estos estudiantes altamente evaluados muestran su decepción alimentada por su
anticipación temerosa a que sus esfuerzos de colaboración puedan ser menos que
perfectos, lo que en última instancia les ha impedido el logro de sus evaluaciones
habitualmente sobresalientes. Para remediar esta situación, cuando a los estudiantes de
honor se les pide trabajar colaborativamente, tienden a tomar las riendas y a hacer la
mayor parte, si no todo el trabajo ellos mismos, obteniendo con ello una mayor garantía
de una evaluación positiva, mientras que sin querer sabotean los esfuerzos del profesor
para fomentar prácticas de colaboración.
Estos estudiantes no son, en sí mismos, un problema. Más bien son víctimas de la
estructura institucional de la educación superior. La educación superior ha definido lo que
se considera como inteligencia. Aprender los hechos que se proporcionan en los libros de
texto y conferencias y ser capaces de identificarlos en las pruebas, documentos y en
debates en clases, es la cosecha de grados de muchos estudiantes destacados y de sus
identidades resultantes como estudiantes de honor. Y, sin embargo, la capacidad de
improvisar e ir más allá del texto se ve frustrada como práctica colaborativa. Solo el
rendimiento se ve recompensado, mientras que se ignoran las actividades de grupo, en el
mejor de los casos. Sin embargo, ¿no es la complejidad de la vida empresarial, los
intereses globales y las inversiones comunitarias que hoy en día demandan precisamente
la capacidad de trabajar con otros, para responder a las interrupciones momento a
momento y los cambios de planes y para colaborar en el trabajo hacia un futuro
indeterminado? Este es sólo un ejemplo de la forma en que las imágenes tradicionales y
las descripciones de aprendizaje afectan nuestra capacidad de ser la clase de profesionales
que esperamos ser -aquellos que responden al momento. La sola estructura del programa
de honor de una universidad puede realmente inhibir el aprendizaje colaborativo.
184
Terapia Colaborativa
Tradicionalmente, los profesores creen ... que su trabajo consiste en "llegar" a los
estudiantes y llenar sus mentes con lo que ellos creen llenar la suya. ¿Se hacen preguntas
tales como: ¿Qué está pasando en la cabeza de mis alumnos? ¿Cómo puedo llegar allí y
cambiar lo que está pasando? ¿Cuál es la mejor manera de impartir lo que sé? (P. 72-73).
... implica que la enseñanza es una empresa totalmente diferente. En lugar de pensar en
qué poner en la mente de sus alumnos y cómo ponerlo allí, los profesores piensan de la
enseñanza como una ayuda a los estudiantes para conversar cada vez con mayor facilidad
en el idioma de las comunidades en que participan y piensan en qué hacer respecto de las
condiciones sociales de creación en las cuales los estudiantes pueden llegar a re-
aculturarse en aquellas comunidades. (p.73).
hacemos invisible la política del tema y la selección del método para cada nivel
académico, porque esas decisiones, creemos, tienen un mayor potencial para producir los
estudiantes cultos y competentes. De hecho, esto es todo con lo que la institución de la
educación tiene que ver: promesas de entrega de ciudadanos inteligentes y de calidad a
nuestras comunidades.
Esta última característica puede verse en prácticamente todos nuestros escenarios
educativos. Incluso contextos educativos fuera del ámbito académico, por ejemplo, los
programas de formación de posgrado en terapia -se esfuerzan por imitar el "rigor" de
nuestro sistema educativo. Y cuando lo hacen, estos programas son debidamente
recompensados con la certificación académica. A su vez, los que se han entrenado en este
tipo de programas aseguran puestos profesionales más prestigiosos, están autorizados a
cargar una tarifa más alta a los clientes y pueden aceptar pagos de terceros. El sello de
aprobación de la educación tiene poco que ver con vivir en colaboración con los demás o
realizar el trabajo de uno en forma competente y tiene todo que ver con cuestiones de
economía política.
Límites al individualismo
186
Terapia Colaborativa
Reggio Emilia (New, 1998) o el método Montessori (Montessori, 1964) encuentra sus
orígenes en la cultura italiana, donde el énfasis está puesto en la familia, la comunidad y
la colaboración entre niños y adultos. En la cultura norteamericana, estas y otras
innovaciones educativas similares son la excepción y no la regla. Podemos preguntarnos
qué tipo de valores, ética y códigos morales están siendo arrasados por la limitación de la
disponibilidad de estas alternativas dentro de la más amplia institución de la educación
con su prioridad en el ritual de la auto celebración.
187
Terapia Colaborativa
Aprender como "haciendo un mundo" vs. aprender cómo " conociendo un mundo"
Con nuestra historia de educación, es un poco absurdo para nosotros suponer que basta
con entrar en un contexto educativo y crear automáticamente un entorno de aprendizaje
relacional y colaborativo. Los alumnos esperan que los educadores evalúen sus
capacidades individuales. Esperan que el enfoque de la mayoría de los contextos
educativos esté en las habilidades cognitivas tales como la comprensión, la expansión y
la innovación. Los administradores académicos también albergan las mismas
expectativas. Los espacios de aprendizaje están diseñados principalmente para facilitar el
aprendizaje individual, el trabajo individual y la evaluación individual. La mayoría a
menudo sentamos a los alumnos en asientos separados, en escritorios individuales. Sillas
y escritorios enfrentan la misma dirección, hacia adelante, centrados en el profesor.
Dadas estas características, es necesario fomentar un ambiente diferente, si
queremos participar en las prácticas relacionales en la educación. No podemos esperar
que se desarrolle de forma automática. Por ejemplo, no debemos asumir que sentando a
los alumnos juntos alrededor de una mesa común producirá automáticamente un entorno
de aprendizaje colaborativo. La creación de un entorno colaborativo puede lograrse en
una variedad de maneras. Lo que ofrezco aquí no tiene la intención de servir como una
receta para la educación relacionalmente comprometida, sino que les insto a ver que
cualquier actividad específica se sugiere aquí como una entre muchas formas de participar
"relacionalmente" con los alumnos. No es tanto una cuestión de lo que hacemos como
educadores, sino cómo lo hacemos. En el contexto actual, el "cómo" es relacional. Ser
relacional sugiere invitar a los participantes al proceso mismo de construir
colaborativamente en cómo se llevará a cabo el aprendizaje y qué normas se utilizarán
para evaluar ese aprendizaje. Abrir cada una de estas conversaciones a todos los
involucrados privilegia los múltiples estándares para el aprendizaje y la enseñanza y
determina lo que se considera como conocimiento.
Me gustaría sugerir cuatro recursos relacionados entre sí que podríamos aprovechar para
invitar a otros a una conversación educativa colaborativa con nosotros: (a) evitar los
principios abstractos, (b) privilegiar las formas narrativas, (c) el fomento de la
comunidad, y (d) borrar las fronteras entre el aula y la vida cotidiana. Estos cuatro
recursos no son discretos. De hecho, podría ser más fructífero verlos como facetas de la
188
Terapia Colaborativa
Esta puede parecer una actividad poco común, pero la uso para ilustrar la idea, a
menudo abstracta, de que nuestros problemas, nuestras características, nuestros rasgos y
nuestras personalidades no están realmente "dentro" de nosotros, sino, más bien, son
traídos a la vida solamente por nuestros compromisos "colaborativos" con otros. Por
ejemplo, uno no sólo puede describir la timidez. Si la timidez es la dificultad identificada,
la pregunta es cómo puede uno sufrir de timidez y enseñar a otra persona para que lo
replique (es decir, "lo haga"), como se ha demostrado. La actuación de cualquier cualidad
o estado de estar/ser es siempre responsivo a otros. Así, en las actuaciones de mis
alumnos, por lo general encuentran que no importa qué tan bien "entrenado" hayan sido
por su pareja, no están preparados para responder a las preguntas espontáneas o
comentarios de los demás en el grupo. A cada alumno le ha sido "enseñada" la dificultad
de su socio, por el socio. Más aún, al momento de actuar la dificultad frente a todo el
grupo, cada estudiante entrenado debe ahora "improvisar" sus respuestas a las preguntas
y comentarios del público. Esta simple actividad ilustra muy bien cómo no se puede
simplemente "tener" un problema o dificultad. Uno necesita a otros para construir
colaborativamente la realidad de la dificultad. Si no respondemos a otros y si otros no nos
responden, no somos capaces de producir lo que se pretende y dejamos de crear algo
totalmente diferente. Por lo tanto, en el caso de timidez, alguien en el grupo más grande
podría decir: "Te ves ansioso porque no puedes estar quieto o concentrado." Otro podría
ofrecer: "Si usted tiene una dificultad pídales a otros si puede usar su baño!". Esta es una
pequeña ilustración de cómo tengo que evitar hablar desde posiciones abstractas. Como
podemos ver, el cambio de problemas individuales a “escenarios” de problemas
colaborativamente actuados es más fácil de entender situados en la actividad que a través
de la discusión abstracta.
Una forma muy eficaz de evitar las abstracciones es ubicar el tema del aprendizaje dentro
de una narrativa personal. Historias contadas por los participantes (profesores y alumnos)
en un entorno educativo ofrece muchas cosas. En primer lugar, el darles voz a los intereses
personales de todos los participantes en el tema en cuestión, subraya la amplia gama de
perspectivas que diferentes personas aportan a un mismo tema. Además, no todos los que
pueblan nuestros cursos vienen con una gran cantidad de información sobre, por ejemplo,
cuál es el comportamiento normal o anormal, lo que se considera como una comunicación
efectiva, lo que funciona mejor en las organizaciones o en familias o en pareja para
ayudarles a desarrollarse y crecer? Invitar estas historias de todos los miembros permite
dar voz a la complejidad de la vida social y, por lo tanto, abre nuevos recursos para
participar en esa vida.
Como se mencionó anteriormente, siempre empiezo mis clases con historias
acerca de mis propios intereses e intrigas en el tema. Les converso acerca de mi curiosidad
con el tema en cuestión desde el punto de vista de mi vida diaria en comparación con el
190
Terapia Colaborativa
A menudo olvidamos que nosotros y nuestros clientes llevamos las voces de otras
personas de nuestro entorno con nosotros y que estas voces llegan a formar parte de lo
que somos, parte de nuestros pensamientos y acciones ... La actividad experimental
["como si"] y la discusión proporcionan una oportunidad para que todos los participantes
puedan experimentar hacer un espacio a un otro y su importancia para dialogar. Escuchar
en silencio nos permite a ambos, miembros y presentadores "como si" escuchar de una
forma diferente que cuando se habla y escucha simultáneamente. Es decir, cuando en la
práctica del “como si” se les prohíbe a los miembros hacer preguntas, compartir ideas, o
hacer sugerencias, ellos sienten la diferencia entre escuchar lo que el presentador quiere
que ellos escuchen y lo que ellos piensan que deberían escuchar. ... Las voces “como si”
no ofrecen nueva" información "para el presentador, esa no es la intención. Los matices
y futuras posibilidades provienen de la fluidez de las interacciones en marcha, de ida y
vuelta de cada conversación (dentro y fuera de la sala de consulta) se convierten en parte
de y conducen a los otros "(p. 241-242).
Fomentando la Comunidad
191
Terapia Colaborativa
192
Terapia Colaborativa
situación. El lunes en la clase, mis estudiantes -los mismos que habían estado estudiando
la manera de ir más allá de los conflictos hacia el diálogo transformativo- se involucraron
en una acalorada discusión acerca de los hechos de la noche del sábado. La mayoría de
los estudiantes culpó a la policía, a los vecinos, y, por supuesto, a la administración
universitaria. Su sensación era que estos grupos simplemente no quieren que los
estudiantes universitarios se diviertan. Mientras los escuchaba, empecé a ver su pasión
por este tema y lo propuse como un foro ideal para su proyecto de clase. Aceptaron la
idea y organizaron varios grupos, cada uno compuesto por un conjunto diverso de
participantes de la universidad y de la comunidad y los alumnos incluidos (tanto dentro
como fuera del sistema de fraternidad), padres, los propietarios de bares locales,
residentes de la ciudad, policía, administradores de la universidad, profesores, etcétera.
Los estudiantes colaboraron en la organización, diseño y facilitación de varios grupos de
diálogo. El impacto fue impresionante. Los participantes escribieron notas que enviaron
a los estudiantes contándoles de lo que habían aprendido durante estos diálogos. Por su
parte, los estudiantes informaron lo que observaron:
Las historias eran palpables. Los participantes tomaron las cuestiones que los
estudiantes veían como "blanco y negro" e introdujeron una enorme cantidad de gris.
A partir de este proyecto, otras clases han seguido con similares grupos de diálogo.
Estos diálogos han llevado a diversos grupos juntos de una manera que evita la simple
comprensión negro y blanco entendiendo lo que es "correcto" o "equivocado". Las
complejidades del asunto se expresan. Estos diálogos no hacen que se altere mágicamente
la forma en que los estudiantes celebran los fines de semana. Ni cambian las políticas ni
procedimientos de los organismos oficiales. Lo que sí logran, sin embargo, es el inicio de
una conversación "diferente” y por lo tanto una "relación" diferente entre los
participantes. Desde que estos diálogos se iniciaron, más y más estudiantes están
invitados a las discusiones de formulación de políticas en la universidad. Lo más
significativo, es que los estudiantes aquí organizaron un encuentro nacional de
universidades convocado para el propósito de conversar acerca de "disturbios de las
celebraciones", -un reto que enfrentan los planteles en toda la nación.4
Mis estudiantes han proporcionado varias otras ilustraciones de este tipo de
aprendizaje. A partir de desafiarse a sí mismos para encontrar un grupo para trabajar, ellos
colaboran no solo con sus compañeros de clase, sino con un grupo de participantes con
quienes han optado por diseñar un proceso dialógico.
193
Terapia Colaborativa
Después de publicar estas imágenes para que todos la vean, hago una última
pregunta: "¿Qué tenemos que hacer para que esto suceda” Veo esto como un momento en
que todos los participantes en la sala empiezan a vislumbrar su enfoque en hacer de
nuestro aprendizaje un entorno exitoso, que vale la pena y colaborativo? Las respuestas
comunes a esta pregunta incluyen:
Por último, para facilitar las habilidades de los estudiantes para que vean su propia
parte en el hacer que nuestro curso sea un éxito, le pido a cada estudiante que escriba tres
cosas que cada uno está dispuesto a hacer para comprometerse con el fin de contribuir a
nuestro éxito. Al final de nuestro primer encuentro, los alumnos ya tienen un sentido de
su responsabilidad para construir un entorno relacional donde juntos podamos crear
significado y conocimiento. Como grupo, hemos construido colaborativamente un
entorno de aprendizaje muy diferente y único para los participantes. Es un contexto en el
que todos somos relacionalmente responsables (McNamee y Gergen, 1999), de lo que
aprendemos, cómo lo aprendemos, y de las normas que se utilizan para evaluar nuestro
aprendizaje.
Con un sentido a partir de nosotros mismos como una comunidad de aprendizaje,
cada uno contribuyendo a nuestro éxito o fracaso, comenzamos a hablar sobre el
contenido y estructura del curso. Supongo que algunos podrían decir que tengo la suerte
de estar enseñando "sobre" la comunicación. El tema de mi curso combina perfectamente
con el contexto de relación que establecemos juntos. Sin embargo, creo que,
independientemente del contenido del curso, el aprendizaje se ve reforzado por una
sensibilidad relacional, colaborativa. Cuando los participantes se sienten conectados el
uno al otro, se facilita la capacidad de hacer preguntas de una manera que nos hacen
195
Terapia Colaborativa
sentirnos vulnerables.
Con un sentido de comunidad en ciernes, luego empezamos a hablar del perfil de
nuestro curso. ¿Qué vamos a cubrir? ¿Qué se requiere? He tratado, en ocasiones, de
invitar a mis alumnos a la elaboración de las respuestas a estas preguntas en conjunto.
Un semestre mientras enseñaba un seminario sobre la comunicación organizacional,
propuse: "Estamos todos aquí, supongo, porque el tema de la comunicación
organizacional es interesante para nosotros. Si ese es el caso, entonces ¿qué les gustaría
saber sobre él? ¿Cómo les gustaría explorar este tema? ¿Qué les gustaría hacer para
demostrar lo que aprenden aquí?" Dí al grupo dos semanas para trabajar juntos en el
diseño de una propuesta. Una de las opciones que les aclaré, como una propuesta viable,
era decir, "Usted es el profesor. Queremos que usted tome estas decisiones". Pero no
asumí que lo haría.
En otros semestres, me han ofrecido un programa del curso como una forma de
"empezar" nuestra conversación. Les digo a los estudiantes que esta es mi invitación para
ellos. Los animo a modificar, editar, eliminar o añadir a la estructura y el contenido de
nuestros cursos. La respuesta general a estas sugerencias ha sido que los estudiantes me
pidan determinar las lecturas y los requisitos (documentos, exámenes, presentaciones,
etc). Sin embargo, a mediados del semestre, los estudiantes empiezan a proponer
alternativas. Siempre estoy abierta a sus propuestas, siempre y cuando participen en el
diálogo respecto a cómo su propuesta ilustrará el aprendizaje llevado a cabo y la forma
en que deberían ser evaluados.
Es interesante notar que no todos los detalles suelen ser "objeto de debate." A
menudo, me encuentro con que los estudiantes prefieren que su profesor tome ciertas
decisiones. También a menudo, solicitan una "conferencia formal" en lugar de un debate
abierto. Todas estas decisiones surgen en el dar y tomar de un diálogo abierto. No hay
nada inherentemente malo en conferencias formales o en la toma de decisiones jerárquica.
El punto importante aquí es que estas prácticas educativas tradicionales han sido
"colaborativamente" acordadas. Este proceso de colaboración produce un resultado muy
diferente, por ejemplo, dar una conferencia formal, porque es la forma en que un "buen"
maestro enseña.
Esta es una de las formas en que intento crear un conjunto de relaciones
colaborativas y un espacio de conversación en un contexto de aprendizaje. También puedo
abrir la discusión sobre las variadas razones para la presencia de los participantes en un
curso particular así como asumir que todos los alumnos están presentes por la misma
razón que limita el rango del diálogo y la transformación que puede ocurrir. O bien, podría
comenzar un curso, invitando a los estudiantes para hablar sobre la diversidad de
perspectivas, fundamentos, identidades y normas que cada uno trae a la comunidad de la
clase. Identificar y compartir las diversidades empieza por invitar y celebrar la diferencia
como una riqueza y un recurso más que como un estigma o déficit.
La metáfora de "la enseñanza como una conversación" es útil porque realiza la práctica
196
Terapia Colaborativa
Notas
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Terapia Colaborativa
CAPITULO 12
199
Terapia Colaborativa
Deissler, Sue Levin, Glen Garnder y Tony Neugebaur; Debbie Feinsilver; Eileen Murphy
y Harlene Anderson; Sylvia London e Irma Rodríguez; Marsha McDonough y Patricia
Koch; Kauko Haarakangas, Birgitta Alakare, Jukka Aaltonen y Jaakko Seikkula.
Antecedentes filosóficos
200
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201
Terapia Colaborativa
Anderson (2005) sitúa el punto de vista del lenguaje desde la terapia colaborativa
en la tradición post moderna de la hermenéutica y el construccionismo social, influidos
por las ideas de teóricos como Wittgenstein, Vygotsky, Bakhtin, Gergen, Shotter. Ella
también describe CLS como un enfoque post moderno que se refiere a una crítica amplia
que adopta una perspectiva crítica, desafiando “meta narrativas fijas, discursos
privilegiados, y verdades universales” (1997, p. 35-36) y haciendo hincapié en la
importancia del conocimiento local. Por otra parte, Anderson (s.f.) dice que, aunque la
"familia posmoderna" tiene muchas ramas, ellos comparten la idea de que el
conocimiento y el lenguaje son relacionales y generativos.
Anderson (1997) aboga por integrar la investigación al trabajo diario de los
terapeutas a partir de reflexionar continuamente acerca de las ideas y acciones que surgen
en las conversaciones terapéuticas, convirtiéndolas en lo que Schon (1991) llama un
"practicante reflexivo." En lugar de separar la terapia, la consultoría, la docencia, el
aprendizaje y la investigación, Anderson considera que estos procesos dialógicos son tan
similares, que se distinguen principalmente por su propósito o intención. Su contenido y
resultados puede diferir, pero la relación entre los participantes y el proceso de
investigación colaborativa, explorando juntos lo familiar y construyendo lo nuevo, es
esencialmente el mismo.
Anderson (2001) afirma que la cuestión central de la terapia colaborativa es
"¿Cómo pueden crear los terapeutas el tipo de conversaciones y relaciones con otros que
permitan a todos los participantes acceder a sus creatividades y desarrollar las
posibilidades donde no parecían existir antes?" (p. 20). Aplicando la pregunta a la
investigación colaborativa, nos la hacemos a nosotros mismos: ¿Cómo pueden los
investigadores crear el tipo de conversaciones y relaciones con otros que permitan que
todos los participantes tengan acceso a sus conocimientos, a crear conocimiento y
desarrollar la comprensión donde nada o muy poco parecía existir antes?
202
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pueden tomar muchas formas, las suposiciones informantes son las mismas. A
continuación se presentan las consideraciones para el diseñar proyectos de investigación
en colaboración.
203
Terapia Colaborativa
Tom Strong (2004), un médico investigador discursivo que se basa en las ideas
del construccionismo social describe su trabajo como "un` proceso poético’ en el que `los
encuestados´ son tan activos en los esfuerzos de construcción de significado” como lo es
el investigador" (pág. 214). Strong hace notar que las preguntas de investigación pueden
ser una invitación a un proceso conjunto de construcción de significados y que éste tiene
implicaciones pragmáticas y éticas. El describe una diferencia entre una "búsqueda
forense de los hechos" y una invitación al relato y opiniones de la gente. La primera se
trata de "hacer las cosas bien ", mientras que otras formas de conversación dan la
bienvenida a la subjetividad” (pág. 214). Influenciado por el teórico del diálogo Bajtín,
Strong enfoca escépticamente las conversaciones de investigación, cuestionando si tienen
una "inclinación" que proporcione al investigador una mayor influencia sobre los
procesos que los encuestados, a quienes se refiere como "nuestros reciprocadores”,
enfatizando la interdependencia entre los investigadores y los participantes.
Procesos generativos
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Sociedad Conversacional
205
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206
Terapia Colaborativa
y Lucas, en prensa). En este caso, la idea del proyecto, junto con la principal pregunta
de investigación, salió de la participante en lugar del profesional.
La indagación colaborativa es particularmente útil para informar la acción que
impactará las vidas de los participantes. Se informa a éstos que el proceso de acción social
conduce a investigar las preguntas que ellos indican como pertinentes. Se les informa
también que la acción social puede conducir, además, a investigar las preguntas que
requieren recopilación de datos cuantitativos.
Investigación Interna
207
Terapia Colaborativa
colaborativa usando la práctica que refleja el equipo conducido por Tom Andersen y sus
colegas en Norway, Anderson (1997), explica:
208
Terapia Colaborativa
hipertexto, es decir, trozos de texto que están vinculados el uno al otro en una estructura
narrativa que a veces es circular y en otros momentos, lineal. Asumo que usted, lector,
aporta a este texto, su contexto y marcos de significado a medida que participa en la
representación. Desde que he visto la tesis como una producción de una actuación, lo
invito al despliegue interactivo de las historias de mi experiencia de la pasantía y el
proceso de investigación (Bava,2001).
Las entrevistas cualitativas son una de las opciones más utilizadas para acceder a las
perspectivas de los participantes, ya que permiten a los entrevistados usar sus propias
palabras para describir su experiencia en lugar de categorías predeterminadas por los
investigadores. De acuerdo con otros enfoques de entrevistas cualitativas, en la tradición
Verstehen, no conceptualizamos las entrevistas como las preguntas que hace una persona
y que otro responde. En su lugar, conceptualizamos las entrevistas como un proceso
dialógico dinámico y orgánico. Tanto el investigador designado como el invitado
participan juntos en un proceso dialógico. Ellos conversan sobre los temas de
investigación y cada uno puede contribuir a su enfoque, que suele ser informado por la
conversación misma a medida que se desarrolla.
En la investigación cualitativa, los investigadores tienen muchas opciones para
estructurar las entrevistas, de las altamente estructuradas por el investigador hasta
aquellas en que se graban las voces de los participantes con una mínima influencia de
éste. (Fontana y Frey, 2000). Un investigador puede estructurar entrevistas de varias
maneras, dependiendo del tipo de conocimiento que el equipo de investigación espera
generar. Por ejemplo, el equipo de investigación puede decidir no desarrollar ninguna
otra pregunta al principio que no sea: "¿Qué piensas que nosotros o los componentes
identificados necesitamos conocer sobre el tema identificado?". En otro estudio, el
equipo de investigación puede desarrollar una serie preliminar de preguntas o lo que
Anderson, Silverstein, y Murphy (este volumen) se refieren como "preguntas iniciales" y
pedir la opinión de los participantes sobre la idoneidad y utilidad de las preguntas que el
estudio desarrolla. Además, desde el contacto inicial invitan a los participantes a conducir
las preguntas de la investigación con su voz e interés.
Las entrevistas de investigación se organizan en torno a los mismos principios que
guían las conversaciones terapéuticas y comparten los mismos objetivos: generar
conocimiento y entendimiento que sean útiles para los participantes. Sin embargo, en
marcado contraste con la terapia, es típico que el profesional (es decir, el investigador)
sea quien inicie la conversación con la mayor necesidad. Por lo tanto, es a menudo, menos
desafiante para los investigadores que para los terapeutas asumir una postura curiosa y de
no saber.
Similar a las preguntas de conversación (Anderson, 1997) en el proceso
terapéutico, las preguntas de investigación colaborativa surgen a partir del diálogo de la
investigación desde adentro y no de fuera de la conversación. Las preguntas que surgen
de lo que se dice mientras el investigador se esfuerza por mantener la coherencia con las
209
Terapia Colaborativa
Gusto en conocerlo. Estamos agradecidos de que usted esté dispuesto a hablar con
nosotros… Estamos muy interesados en comprender la perspectiva del paciente de la
terapia, su experiencia, lo que ha sido para usted, lo que ha funcionado para usted, lo que
no ha funcionado. No tengo una lista preparada de preguntas, estoy interesado en saber
acerca de su experiencia: ¿cómo describiría su experiencia en el tratamiento con [sus
terapeutas]?
210
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211
Terapia Colaborativa
al género, sino que les pidieron a los clientes describir con sus propias palabras lo que
quisieron decir cuando hablaron de que "las terapeutas femeninas son más cuidadosas" o
"los terapeutas varones nos hacen pensar más."
Algo paradójico es que, en la medida que el investigador trata de mantener la
coherencia y entender la historia de los participantes, se crean nuevos entendimientos
debido a que las preguntas de éste están imbuidas de sus precompresiones. El proceso
aparentemente inocuo del investigador y del entrevistado tratando de entenderse uno y
otro, es donde se crean nuevos significados, comprensiones y realidades. De este modo,
el investigador no se está acercando al significado "verídico" de los participantes, sino
más bien, está trabajando con ellos para negociar un nuevo entendimiento.
Una experiencia y el énfasis de nuestra investigación colaborativa está en que, a
través del proceso de investigación conjunta, se negocian y surgen nuevos significados,
tanto para los participantes como para el investigador. En la mayoría de los casos, el
investigador tiene la opción de aclarar aún más las descripciones emergentes mediante la
transcripción de las entrevistas y la organización de los temas que surgen en ellas.
Idealmente, los investigadores hacen ellos mismos la transcripción, creando el máximo
de familiaridad con el texto y en última instancia, permitiendo un análisis más completo
y eficiente. Anderson (comunicación personal, 24 de octubre, 2005) no sólo recomienda
que los investigadores transcriban ellos mismos, sino que también escuchen
cuidadosamente la cinta por lo menos una vez sin tomar notas o transcribir, para favorecer
plenamente la atención de los participantes, sin la distracción de estar en la conversación
escribiendo o codificando.
Los investigadores cualitativos tienen la opción de usar programas
computacionales para ayudar en el análisis creando versiones virtuales de los
tradicionales métodos corte y pegue en la ficha. La interfaz de los investigadores
inevitablemente da forma a su relación con el texto de la entrevista. Aunque hay pocas
investigaciones para indicar el efecto exacto, yo (DG) he encontrado que la versión del
computador anima a la identificación de más subtemas, ya que la mayoría de los
programas usa un árbol estructural para buscarlos.
Si el investigador genera un set inicial de temas escritos, es importante que se los
dé a conocer a los participantes para incluir sus comentarios y aclaraciones y, así, producir
un set final de temas o continuar en un proceso reflexivo en curso a fin de refinar las
descripciones y entendimientos. Por ejemplo Gehart y Lyle (1999) usaron una serie de
tres entrevistas para rastrear una “experiencia de vida” de cambio en los clientes y
terapeutas, durante el curso de la terapia. Los participantes reflejaron y comentaron acerca
de los temas emergentes, cada vez agregando nuevos entendimientos en relación a cómo
sus perspectivas evolucionaron desde la reunión anterior. El proceso de recolección y
análisis de datos se convirtió en un solo proceso armonioso y orgánico.
Varios investigadores han desarrollado formas específicas de análisis
colaborativos y presentación de datos. Uno de los autores, Bava (2001, 2005), presenta
métodos alternativos de análisis de datos a los que se refiere como formas estéticas de
presentación de datos (Piercy y Benson, 2005). Haciendo hincapié en el proceso de
escribir cómo hacer las preguntas (Richardson, 2003) y analizar, Bava (2001, 2005)
identifica lo siguiente como formas de análisis:
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Todos estos métodos pueden ser potencialmente utilizados ya sea para buscar
una verdad singular, o para mejorar el espíritu de colaboración del proyecto. Por lo tanto,
el método utilizado está determinado por la intención del investigador y se contextualiza
por las actuaciones de investigación localizadas (Bava, 2005). Si el investigador tiene la
intención de utilizar cualquiera de estos métodos para capturar el fenómeno estudiado,
entonces es más probable que él o ella estén situados en un paradigma positivista y esté
buscando la proximidad a la verdad. Sin embargo, para un investigador que busca la
polifonía y cree que cada "lectura" es una nueva lectura, los métodos anteriores nos llevan
a varias versiones del fenómeno estudiado, siendo cada uno ni más ni menos "exacto".
Más bien, cada versión es una "nueva" versión informada por la conversación actual y las
relaciones en que uno está involucrado en un momento dado. Con frecuencia, somos
capaces de utilizar el contexto temporal para situar la investigación en un contexto
histórico, especialmente si hay años o décadas de separación entre dos estudios de un
mismo fenómeno. Sin embargo, se pierde la perspectiva del tiempo en una investigación
que involucra a los participantes en la verificación, triangulación y lectura en contra de la
214
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de los participantes está apoyada por acciones consistentes con la afirmación. Por
ejemplo, si el participante describe un cambio particular en el comportamiento, este
cambio debería ser evidente en la entrevista o eventos en vivo. En el segundo tipo de
conocimiento, se promueve un cambio real en el comportamiento. En el caso de la
investigación colaborativa, los resultados son considerados "válidos" en la medida en que
inspiren al participante, investigador y/o consumidor a desarrollar nuevas comprensiones
y significados que generalmente informan nuevas maneras para que a la gente le vaya
mejor en conjunto.
Pensamientos adicionales
216
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Referencias
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Ordinary Life Therapy: Experiences from a Collaborative Systemic Practice, (2009) by Carina
Håkansson
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Mariane Knuth-Hollesen, and Colleen Magner
Positive Family Dynamics: Appreciative Inquiry Questions to Bring Out the Best in Families, (2008) by
Dawn Cooperrider Dole, Jen Hetzel Silbert, Ada Jo Mann, and Diana Whitney
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Coordinated Management of Meaning, CMM: A Research Manual, (2017) by Natalie Rascon and
Stephen Littlejohn (also available as an e-book)
When Stories Clash: Addressing Conflict with Narrative Mediation, (2013) by Gerald Monk and John
Winslade (also available as an e-book)
Bereavement Support Groups: Breathing Life into Stories of the Dead (2012) by Lorraine Hedtke
(also available as an e-book)
The Appreciative Organization, Revised Edition (2008) by Harlene Anderson, David Cooperrider,
Ken Gergen, Mary Gergen, Sheila McNamee, Jane Watkins, and Diana Whitney
Appreciative Inquiry: A Positive Approach to Building Cooperative Capacity, (2005) by Frank Barrett
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Jacqueline Stavros and Cheri B. Torres
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by Tojo Thatchenkery
Social Construction: Entering the Dialogue, (2004) by Kenneth J. Gergen, and Mary Gergen (also
available as an e-book)
Appreciative Leaders: In the Eye of the Beholder, (2001) edited by Marge Schiller, Bea Mah Holland,
and Deanna Riley
Experience AI: A Practitioner's Guide to Integrating Appreciative Inquiry and Experiential Learning,
(2001) by Miriam Ricketts and Jim Willis
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Positive Approaches to Peacebuilding: A Resource for Innovators, (2010) edited by Cynthia Sampson,
Mohammed Abu-Nimer, Claudia Liebler, and Diana Whitney
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Celebrating the Other: A Dialogic Account of Human Nature, (reprint 2008) by Edward Sampson
Conversational Realities Revisited: Life, Language, Body and World, (2008) by John Shotter
Horizons in Buddhist Psychology: Practice, Research and Theory, (2006) edited by Maurits Kwee,
Kenneth J. Gergen, and Fusako Koshikawa
Therapeutic Realities: Collaboration, Oppression and Relational Flow, (2005) by Kenneth J. Gergen
Experiential Exercises in Social Construction – A Fieldbook for Creating Change, (2004) by Robert
Cottor, Alan Asher, Judith Levin, and Cindy Weiser
For book information and ordering, visit Taos Institute Publications at:
www.taosinstitutepublications.net
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