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UNA de las características más admirables del cristianismo genuino, es su equilibrio y sentido
práctico; la perfecta correspondencia entre los deberes y los derechos, entre la fe y las obras, las
exigencias de Dios y las provisiones de su gracia, la Ley y el Evangelio. Ese equilibrio fue puesto de
manifiesto en la vida práctica de Cristo y de sus verdaderos seguidores, y puede manifestarse en
nosotros. El estudio y la asimilación de este capítulo pueden resultarnos muy útiles.
EL PROPOSITO DE LA LEY
“Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio
de la ley es el conocimiento del pecado” (Romanos 3: 20).
“Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de
todos” (Santiago 2: 10).
“Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel
que cree" (Romanos 1: 16).-’
“Y llamarás su nombre JESUS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (S. Mateo 1:21).
“Nosotros predicamos ... un Cristo que es potencia de Dios, y sabiduría de Dios” (1 Corintios 1:
23,24, VHA).
“Está escrito de mí; el hacer tu voluntad. Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi
corazón” (Salmo 40: 7, 8).
“Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido
sobre mejores promesas”. “Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel después de
aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las
escribiré” (Hebreos 8: 6, 10).
¿Qué debemos hacer nosotros a fin de beneficiarnos por la obra de Cristo?
“Porque con el corazón se cree para justicia; mas con la boca se hace confesión para salvación”
(Romanos 10: 10, VHA).
“Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por... ser hallado en él, no teniendo mi
propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la
fe” (Filipenses 3: 8, 9).
“¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley” (Romanos
3: 31).
“La ley demanda obediencia, pero no puede producirla; es santa, pero no puede hacernos santos a
nosotros; convence de pecado, pero no puede curarlo; revela la enfermedad, pero no proporciona
el remedio; mientras que el Evangelio requiere y capacita, salva y santifica (Romanos 3: 19-22; 4:
15; 5: 20, 21; 7: 7-13; 2 Corintios 3: 7-9; Calatas 3: 21-24; 1 Timoteo 1:8-11)...
“Mientras que está en la misma naturaleza de toda ley el provocar oposición a ella, a causa de
nuestras díscolas mentes y voluntariosos corazones, es la esencia del Evangelio apelar a los dos
motivos más poderosos que actúan en los hombres y mujeres: la gratitud y el amor (contrástese
Romanos 7: 5, 7-11 con 6: 1-15 y 2 Corintios 5:14,15)...
“El Evangelio nos muestra al Salvador que necesitamos, y declara que él ha obedecido plenamente
los preceptos de la ley en su vida inmaculada como nuestro gran representante, tamo como ha
sufrido exhaustivamente sus penalidades en su muerte expiatoria como nuestro gran sustituto (2
Corintios 5: 21)... ¡La justicia y la rectitud divinas han sido vindicadas más enteramente mediante
su obra a favor de los hombres de lo que pudieran haberlo sido por la obediencia y el sufrimiento
de toda la raza humana!
“Es la meta tanto de la ley como del Evangelio lograr la obediencia, pero la ley nos compele a
hacerlo como un deber, fastidioso y desagradable, mientras que el Evangelio nos constriñe a
hacerlo como un privilegio, tornándolo fácil y delicioso. La ley coloca ante nosotros la obediencia
como un medio de salvación, y condiciona estrictamente a ella la bendición. El Evangelio la revela
como la consecuencia natural de la redención, y prescribe la obediencia como el resultado
inevitable de la bendición” (William C. Procter, Moody Bible Institute Monthly. Derecho de
propiedad, noviembre de 1933, págs. 107, 108. Usado con permiso).
¿Qué quita Cristo?
“He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (S. Juan 1: 29).
“Cristo Jesús,... ha abolido la muerte, y ha sacado a luz la vida y la inmortalidad por medio del
evangelio” (2 Timoteo 1: 10, VM).
Nota. —"El hombre... necesita que se le recuerde solemnemente que la ley del espíritu de vida en
Cristo lo ha librado de la ley del pecado y de la muerte, pero no de la ley de Dios” (G. Campbell
Morgan, The Ten Commandments [Los Diez Mandamientos], Revell, ed. 1901, pág. 12).
“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor,
somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (2
Corintios 3: 18).
Nota. —A veces se sostiene que Cristo cambió, abolió o quitó la ley moral y puso el Evangelio en su
lugar; pero esto revela falta de comprensión de la obra real de Cristo. El creyente, en forma
individual, es transformado por la contemplación de la gloria revelada en el Evangelio (2 Corintios
4: 4; S. Juan 1: 14); la muerte ha sido abolida por la muerte de Cristo; y el pecado ha sido quitado
por Aquel que cargó con el pecado; pero la ley de Dios todavía permanece inalterable como el
mismo fundamento de su trono.
“Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio.
Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio” (S. Mateo
5: 21, 22). “Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira
a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón ” (vers. 27, 28).
“Jehová se complació por amor de su justicia en magnificar la ley y engrandecerla’’ (Isaías 42: 21).
Nota.—Cristo no sólo dio a la ley una interpretación espiritual, y la observó de esa manera, sino
que mostró la santidad y la naturaleza inmutable de la ley, al morir en la cruz para pagar la
penalidad de su transgresión. Por este medio, más que por ningún otro, magnificó la ley.
LA GRACIA Y LA LEY
“Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue vcontado por justicia" (Romanos
4:3).
¿Qué declaración de las Escrituras elimina toda esperanza de justificación por las obras?
“Por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la
ley es el conocimiento del pecado” (Romanos 3: 20).
“Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús”
(vers. 24).
“¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveramos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna
manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” (Romanos 6: 1, 2).
“No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para
cumplir” (S. Mateo 5: 17). “Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como
yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor” (S. Juan 15: 10).
¿Qué declaración bíblica muestra que el pueblo remanente de Dios comprenderá la correcta
relación entre la Ley y el Evangelio?
“Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús”
(Apocalipsis 14: 12).
“La expiación de Jesucristo ... mantiene una eterna relación con la ley de Dios, la ley que es santa,
justa y buena... [Al ser el creyente] librado por la obra de Cristo de la penalidad de una ley
quebrantada, y al dársele un nuevo corazón por el Espíritu Santo, por el cual el ama el camino de
la obediencia que una vez rehuía, se ven la Ley y el Evangelio obrando en gloriosa armonía en
beneficio del hombre redimido.
“Lograr esto es el gran propósito de la proclamación del Evangelio” (O. C. S. Wallace, What
Baptists Believe, págs. 83, 84. Derecho de propiedad, 1934, de la Junta de la Escuela Dominical de
la Convención Bautista del Sur. Usado con permiso).